papa francisco la luz

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La homilía completa del Papa Francisco en la Fiesta de la Epifanía en San Pedro 06/01/2014 El Papa recordó que los Magos siguiendo una luz buscan la Luz con mayúscula: “La estrella que apareció en el cielo enciende en su mente y en su corazón una luz que los mueve a la búsqueda de la gran Luz de Cristo. «Lumen requi runt lumine». Esta sugestiva expresión de un himno litúrgico de la Epifanía se refiere a la experiencia de los Magos: siguiendo una luz ellos buscan la Luz. La estrella que apareció en el cielo enciende en su mente y en su corazón una luz que los mueve a la búsqueda de la gran Luz de Cristo. Los Magos siguen fielmente esa luz que los inspira interiormente, y encuentran al Señor. En este recorrido de los Magos de Oriente está simbolizado el destino de cada hombre: nuestra vida es un caminar, iluminados por las luces que iluminan el camino, para encontrar la plenitud de la verdad y del amor, que nosotros, los cristianos, reconocemos en Jesús, Luz del mundo. Y cada hombre, como los Magos, tiene a disposición dos grandes “libros” de los cuales deducir los signos para orientarse en la peregrinación: el libro de la creación y el libro de las Sagradas Escrituras. Lo importante es estar atentos, vigilar, escuchar a Dios que nos habla, siempre nos habla. Come dice el Salmo, refiriéndose a la Ley del Señor: «Para mis pasos tu palabra es una lámpara, una luz en mi sendero» (Sal 119, 105). Especialmente escuchar el Evangelio, leerlo, meditarlo y hacerlo nuestro alimento espiritual nos permite encontrar a Jesús vivo, hacer experiencia de Él y de su amor. La primera Lectura hace resonar, por boca del profeta Isaías, el llamamiento de Dios en Jerusalén: «¡Levántate, resplandece!» (60,1). Jerusalén es llamada a ser la ciudad de la luz, que refleja sobre el mundo la luz de Dios y ayuda a los hombres a caminar en sus caminos.

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discurso del papa de la iglesia catolica en el vaticano

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  • La homila completa del Papa Francisco en

    la Fiesta de la Epifana en San Pedro 06/01/2014

    El Papa record que los Magos siguiendo una luz buscan la Luz con mayscula:

    La estrella que apareci en el cielo enciende en su mente y en su corazn

    una luz que los mueve a la bsqueda de la gran Luz de Cristo.

    Lumen requi runt lumine. Esta sugestiva expresin de un himno litrgico de la Epifana se

    refiere a la experiencia de los Magos: siguiendo una luz ellos buscan la Luz. La estrella que

    apareci en el cielo enciende en su mente y en su corazn una luz que los mueve a la

    bsqueda de la gran Luz de Cristo. Los Magos siguen fielmente esa luz que los inspira

    interiormente, y encuentran al Seor.

    En este recorrido de los Magos de Oriente est simbolizado el destino de cada hombre:

    nuestra vida es un caminar, iluminados por las luces que iluminan el camino, para encontrar la

    plenitud de la verdad y del amor, que nosotros, los cristianos, reconocemos en Jess, Luz del

    mundo.

    Y cada hombre, como los Magos, tiene a disposicin dos grandes libros de los cuales deducir los signos para orientarse en la peregrinacin: el libro de la creacin y el libro de las

    Sagradas Escrituras. Lo importante es estar atentos, vigilar, escuchar a Dios que nos habla,

    siempre nos habla. Come dice el Salmo, refirindose a la Ley del Seor: Para mis pasos tu

    palabra es una lmpara, una luz en mi sendero (Sal 119, 105). Especialmente escuchar el

    Evangelio, leerlo, meditarlo y hacerlo nuestro alimento espiritual nos permite encontrar a

    Jess vivo, hacer experiencia de l y de su amor.

    La primera Lectura hace resonar, por boca del profeta Isaas, el llamamiento de Dios en

    Jerusaln: Levntate, resplandece! (60,1). Jerusaln es llamada a ser la ciudad de la luz,

    que refleja sobre el mundo la luz de Dios y ayuda a los hombres a caminar en sus caminos.

  • Esta es la vocacin y la misin del Pueblo de Dios en el mundo. Pero Jerusaln puede faltar a

    esta llamada del Seor. Nos dice el Evangelio que los Magos, cuando llegaron a Jerusaln,

    perdieron por un momento la vista de la estrella. No la vean ms. En particular, su luz est

    ausente en el palacio del rey Herodes: aquella morada es tenebrosa, all reinan la oscuridad, la

    difidencia, el miedo,, la envidia. Herodes, en efecto, se muestra desconfiado y preocupado por

    el nacimiento de un Nio frgil que l siente como un rival. En realidad Jess no ha venido a

    derrocarlo a l, miserable fantoche, sino al Prncipe de este mundo! Sin embargo, el rey y sus

    consejeros sienten que peligran las estructuras de su poder, temen que se inviertan las reglas

    del juego, que se desenmascaren las apariencias. Todo un mundo construido sobre el dominio,

    sobre el xito y sobre el tener, sobre la corrupcin se pone en crisis por un Nio! Y Herodes

    llega hasta asesinar a los nios. Un padre de la Iglesia deca: Matas a los nios en la carne

    porque el miedo te mata en el corazn - San Quodvultdeus (Disc. 2 en el Smbolo: PL 40,

    655). Es as, tena miedo y en este miedo enloqueci.

    Los Magos supieron superar ese peligroso momento de oscuridad ante Herodes, porque

    creyeron en las Escrituras, en la palabra de los profetas que indicaba en Beln el lugar del

    nacimiento del Mesas. De este modo escaparon del entumecimiento de la noche del mundo,

    retomaron el camino hacia Beln y all vieron nuevamente la estrella. El evangelio dice que

    experimentaron una inmensa alegra (Mt 2, 10). Esa estrella que no se vea en la

    mundanidad de aquel palacio.

    Un aspecto de la luz que nos gua en el camino de la fe es tambin la santa astucia. Es una virtud esta santa astucia. Se trata de aquella sagacidad espiritual que nos permite reconocer los peligros para evitarlos. Los Magos supieron usar esta luz de astucia cuando, en el camino de regreso, decidieron no pasar por el palacio tenebroso de Herodes, sino recorrer otro

    camino. Estos Magos venidos de Oriente nos ensean cmo no caer en las insidias de las

    tinieblas y cmo defendernos de la oscuridad que trata de envolver nuestra vida. Ellos, con

    esta santa astucia custodiaron la fe. Tambin nosotros debemos custodiar nuestra fe.

    Custodiarla de la oscuridad que tantas veces, es una oscuridad travestida de luz, porque el

    demonio, dice san Pablo, se viste de ngel de luz. Y aqu necesitamos la santa astucia para

    custodiar nuestra fe del canto de las sirenas que te dicen: hoy tenemos que hacer esto o

    aquello. Pero la fe es un don, una gracia, a nosotros nos toca custodiarla con este santa

    astucia, con la oracin, con el amor, con la caridad. Es necesario acoger en nuestro corazn la

    luz de Dios y, al mismo tiempo, cultivar esa astucia espiritual que sabe conjugar sencillez y

    astucia, como Jess pide a los discpulos: Prudentes como las serpientes, y sencillos como

    las palomas (Mt 10, 16).

    En la fiesta de la Epifana, en que recordamos la manifestacin de Jess a la humanidad en el

    rostro de un Nio, sentimos junto a nosotros a los Magos, como sabios compaeros de

    camino. Su ejemplo nos ayuda a levantar la mirada hacia la estrella y a seguir los grandes

    deseos de nuestro corazn. Nos ensean a no contentaros de una vida mediocre, de pequeo cabotaje, sino a dejarnos atraer siempre por lo que es bueno, verdadero, bello por Dios, que todo esto lo es de modo cada vez ms grande! Y nos ensean a no dejarnos engaar por

    las apariencias, por aquello que para el mundo es grande, sapiente, potente. No hay que

    detenerse all. No hay que contentarse con la apariencia, la fachada. Es necesario custodiar la

    fe, en este tiempo es muy importante. Es necesario ir ms all de la oscuridad, ms all del

    canto de las sirenas, de la mundanidad, de tantas modernidades de hoy. Es necesario ir hacia

  • Beln, all donde, en la sencillez de una casa de periferia, entre una mam y un pap llenos de

    amor y de fe, resplandece el Sol que ha nacido de lo alto, el Rey del universo. Siguiendo el

    ejemplo de los Magos, con nuestras pequeas luces, busquemos la Luz y custodiemos la fe.