parásito - osvaldo vargas

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  • 8/15/2019 Parásito - Osvaldo Vargas

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    Parásito.

    I

    Desde que logro recordar, mis amigos y yo le tenemos miedo a la viejacasona al fnal de la calle principal. En ella vive la señora M. Una mujer de

    elegante apariencia, de fgura sensual y esbelta, que aparenta tener menos detreinta, pero que sin duda, por la historia local en otos y documentos, su edadreal debe rondar entre los setenta u ochenta. usta de leer !podemos deducirlopuesto que cada domingo hace viajes a la librer"a o a la biblioteca paraabastecer sus estanter"as#, y escucha mucho opera o m$sica cl%sica. &o tienemascotas, le o" decir a mi madre que en el supermercado le cont' que eraal(rgica al pelo de cualquier )bestia* como ella los suele llamar, y lo entiendode cierta manera, pues los animales tienen la man"a de enloquecer cuandoest% cerca. Es soltera, cosa harta rara tomando en cuenta su irresistibleaspecto "sico y la sutile+a de sus ormas, con las que nadie se disgusta en supresencia. ncluso a m", antes de que ocurriera lo de aquella noche, mesesantes de hecho, me hab"a tocado entablar una charla ormal en e-ceso corta,

    pero gratifcante, con la señora M.tenta y dulce en el habla, no pronuncia blasemias y casi siempre

    tuerce la boca, en adem%n despectivo cuando alguien cerca suyo dice alguna./orprendente comportamiento en comparaci'n a su verdadera naturale+a./iempre usa los cubiertos y rara ve+ alguien le ha escuchado siquieraestornudar o toser en p$blico0 mucho menos le escuchar"an una 1atulencia oun eructo. E-ageradamente pulcra y refnada, as" se resume a la señora M.

    Despu(s de lo poco ya narrado la pueden tomar de una persona quehomenajea la alta alcurnia, pero hay algo acerca de ella que nadie m%s sabe yque por ende decidimos hacer lo que hicimos hace ya m%s de dos meses.2&unca nadie nos crey'3 4ausa de eso me encuentro preso y en espera porcumplir mi condena en la c%mara de gas. /ally y 5ed !malditos cobardes#,

    prefrieron suicidarse en la v"spera del incidente a correr con (ste destino,decidiendo a costa m"a abandonarme a mi propia suerte0 y 4hester6 comoquisiera decir que le ue mejor de lo que me ir% a m", o que a /ally y 5ed. 7l estanto el fnal de un ciclo como el inicio de uno que acabar% conmigo.

    Debo, primero que nada, darle las gracias por apresarme en las actualescircunstancias y especifcarle agente Dantas, que, cuando encuentre y lea(stas p%ginas, no lo tome por ning$n motivo a una conesi'n de lo que aqu" llaman asesinato, puesto que me es imposible conesar lo que no hice aunquelo haya llevado a cabo, ya que refero lo que ocurri', tal cual /ully y 5ed lopresenciamos, aquella noche al tratar de librar su alma de aquel demonio.8ecalco9 s'lo trat%bamos de librar su alma.

    II

    Empe+ar( por redactar nuestras investigaciones.:os cuatro9 /ally, 5ed, 4hester y yo, ormamos una pequeña patrulla tras

    una serie de acontecimientos e-traños que desde niños hab"an sido el p$tridoaliento que abastec"a los pulmones de nuestras pesadillas.

    En el comien+o, /ally se opuso y 4hester se mostr' indierente, pero alfnal, tras repasar un tanto los hechos, accedieron.

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    El primer paso consisti' en visitar la biblioteca p$blica. :a vieja señoragnes, que vigila en las noches, nos dio permiso y acceso a la secci'n dearchivos pasadas las nueve, cuando se cierran las puertas.

    )4ualquier compañ"a suele acorta las largas noches solitarias.* /ol"adecir con una sangrienta y cadav(rica sonrisa.

    hora resumo nuestros primeros descubrimientos9

    ll% por ;, la vieja casona era un museo astron'mico !se sabe delejos por la enorme c$pula al fnal de la $nica torre que hace de observatorio, yque fguraba en el itinerario de visitas impreso en los archivos de la bibliotecap$blica#, y aunque por lo visto, o al menos en nuestra (poca, carece deatractivo, pose"a un valioso tesoro tur"stico9 un asteroide con perecta simetr"ay de orma oblonga, similar a una p"ldora de apro-imadamente treintacent"metros, con petroglios tallados sobre la fna roca pulida. En los registroslocales del peri'dico dicen que no se trataba de un objeto labrado a mano, sinode un 'sil, y que su posible lugar de procedencia, a boca de e-pertos, nopodr"a ser otro que el espacio. ?or lo que se pod"a apreciar en la oto, notamosque se trataba de alg$n arteacto alien"gena, pues los supuestos petroglios seconormaban por tejidos que asemejaban circuitos, y algunas salientes ten"an

    la pinta de nodos.En ;=@A la vieja casona ue vendida a una amilia rica que se mudo a

    4+ardas. Un matrimonio y su hija de apenas un año. En los registros delperi'dico encontramos un recorte del bolet"n e-clusivo al )Ruiseñor”, unsemanario que a la echa se mantiene vivo como negocio amiliar de losBa-ter. En la entrevista, el e-pedicionario ricach'n, de apellido 5renton, serefere a su hija como Margaret. menos que la señora M. en realidad seaEme, no me e-plico porque guarda tanto parecido con la niña de las otosposteriores a la llegada de la amilia, que datan de hace m%s de medio siglo.

    En ese mismo año, se habla de la subasta de materiales de e-posici'nen lo que antes era un museo. 5odo se vendi', a e-cepci'n del e-trañoarteacto, que por ende era propiedad de la sociedad cient"fca del estado, y

    del que no hay registro. Casta la hasta la echa su ubicaci'n es tomada pormisterio, y especialmente en su (poca levant' sospechas contra los 5renton0pero las investigaciones no llevaron a ning$n indicio, ni sopesaron conclusionesgratifcantes a pesar de las libertades que los 5renton proporcionaron a lapolic"a local para buscar hasta en el rinc'n m%s remoto de la casa, al punto desugerirles que de ser necesario la derribaran, pues el gasto no signifcaba nadapara ellos, aunque si la oensa de hacerles ver como ladrones o mentirosos.

    &o hubo demoliciones, ni avances en la investigaci'n.Die+ años despu(s ue abandonado el supuesto caso de robo y los

     5renton go+aron de una dichosa vida llena de pa+ y armon"a, en un pequeñopueblo donde ascinaban a sus escuchas narrando las incre"bles historias desus aventuras. 5res de esas historias publicadas en art"culos del Ruiseñor .:eones del rica salvaje, 4eremonias de la ndia y 4onquistando los lpes/ui+os.

    Decidimos pasarlos por alto.En ;=< que reportaron la desaparici'n del señor y la señora 5renton. /u

    hija, Margaret, entonces contaba con F años. lo largo de dos años huboreportes de avistamientos, pero nadie daba inormaci'n e-acta. :a polic"adecidi' cerrar el caso.

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    En ;=G;, e-actamente tres años despu(s de la uga 5renton, como lollamaron, pues cre"an que se deb"a a problemas monetarios con alguna mafa,el matrimonio reapareci'. En las otos, se pod"an apreciar sus restosdesmembrados y cubiertos de alguna sustancia viscosa0 la caja tor%cica,or+ada desde dentro, daba alas a la imaginaci'n de que alguien o algo, hab"areventado los cuerpos como si de un huevo se tratase. Entonces, Margaret, a

    sus F< años, ya contaba con reconocimientos de la sociedad cient"fca. 4ontabael peri'dico su indierencia ante la noticia. partir de aqu", no hubo m%s otosde ella, pues afrmaba no tolerar el 1ash del disparador. Datos proporcionadospor compañeros de trabajo, años m%s tarde, dec"an que estaba obsesionadacon los par%sitos y la mente colectiva de las colonias.

    En ;==

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    NEst%n vinculadas las muertes de los 5renton y su uturo renacimiento ale-traño arteacto desaparecidoO

    En un inicio cre"mos, en base a como sonaba la interrogante, quesucumb"amos a la paranoia, y decidimos dar por +anjado el asunto y vagar unrato por 4+ardas antes de regresar a la biblioteca y reunirnos con 4hester y 5edpara escuchar el inorme que hab"an preparado esa tarde. Entonces pens( que

    no me sorprender"a que racasaran tanto as" como nosotros y que s'loestuvi(ramos siendo supersticiosos. ?ero la e-presi'n del ?roesor ordon y lopoco que m%s tarde nos dir"an 4hester y 5ed, deb"an haber bastado paradetener todo ese circo de investigaci'n. ?ero no lo hi+o, y me arrepiento de nohaber escuchado a /ally cuando sugiri' detenernos.

    V

    ?erd" el tiempo con /ally hasta las nueve, hora que cierra la biblioteca yen que quedamos de reunirnos !no quer"amos ser en e-ceso puntuales, as" queemprendimos la lenta marcha de regreso#. En la acera opuesta al edifcioestaba aparcada la camioneta de 4hester, y apenas pusimos pie en la

    biblioteca, 5ed ue a recibirnos. Per su rostro, p%lido como los de un muerto, mehel' la sangre. 8%pidamente les ped" inormaci'n acerca de lo que all" vieron.

    4hester miraba con curiosa e-presi'n desde una mesa en la sala delectura.

     5ed tard' unos minutos en poder vocali+ar y hablar sin trabas. Bebi'alrededor de cinco vasos de agua, sin poder controlar sus nervios, moj%ndosela pechera de su chamarra avorita. En vista de aquello me adelante a hablarcon 4hester, quien tarde descubr", no sab"a nada al respecto0 lo $nico que medijo ue9

    )Ka que vivo cerca le orec" una cerve+a, (l acept' y ui a casa. Estandoah" aprovech( para pasar a orinar y preparar un par de s%ndQiches demantequilla de man" y mermelada. Cubiese estado mal que s'lo comiera yo,

    as" que sin preguntarle le prepar( uno. 4uando regrese al auto 5ed ven"a del jard"n de la señora M. hecho todo temblores y balbuceos, lo sub" al auto yconduje hasta aqu". :os esperamos desde las seis.*

    /ally les coment' sobre lo que hab"a pasado en el asilo y 5ed, a duraspenas y haciendo esuer+o sobrehumano, cont' lo que hab"a visto desde unventanal de la vieja casona. 4'mo un hombre de mediana edad, harto parecidoal alcalde 4urtis, de 4hac'n, el pueblo vecino, entraba a la casa hecho unafesta y las cosas en con la señora M. en el interior de la vieja casona sub"an detono, y entre gemidos ella6

    partir de ah", nada m%s dijo. /u vo+ se cort' en un hilo y sus ojos sedilataron. &o volvi' a pronunciar o escribir palabra alguna0 ni siquiera cuandose quit' la vida, cort%ndose las venas, dej' una nota o un mensaje escrito en lapared con su propia sangre. El suicidio de /ally ue m%s ortodo-o, en el sentidoindoloro, pues decidi' tomarse una caja entera de calmantes con alcohol, yecharse a dormir para nunca despertar.

    l terminar los relatos del d"a, 4hester no pudo m%s que romper a re"r anuestras narices y sugiri' sentenciarse bajo las palabras9

    )Payamos ahora mismo a la vieja casona. Peremos si a la señora M. leapetece la carne joven.*

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    VI

    Deb"a ser cuarto para las once cuando 4hester llam' a la puerta. :aseñora M. sali' al porche vistiendo un reducido camis'n de seda quetransparentaba y tonifcaba las proporciones de su cuerpo. :a lu+ golpeando suespalda cubr"a de sombras su fgura, cuando sali' a recibir a 4hester, pero

    pude advertir, a$n a trav(s de la densa penumbra ceñida sobre ella, unamaliciosa sonrisa. hora pienso que su plan consist"a en eso9 esperar6 esperara que nos precipit%bamos a hacer el primer movimiento. :e ahorrar"amos eltrabajo de buscarnos.

     5ed qued' a cargo del volante y /ally y yo nos aseguramos de seguirles,ocultos en los rosales, a lo largo del ventanal que permit"a la vista de la sala deestar.

    :as cosas sucedieron r%pido. M%s r%pido de lo que cab"a esperar.:a señora M. se despoj' del camis'n corto. &o tra"a puesta ropa interior0

    estaba completamente desnuda y por la seguridad de sus movimientos, y laorma en que miraba de ve+ en cuando la ventana, se ve"a dispuesta acomen+ar su e-traño ritual de apareamiento.

    Despoj' a 4hester de sus ropas y lo sujet' por el cuello, mientrasintroduc"a su pene en su vagina con celeridad y continuaba en lentasejecuciones durante unos minutos. Entre gemidos y moas escuchamos laagitada respiraci'n de 4hester y sus in$tiles orcejeos por librarse de las manosde la señora M. antes que, de s$bito, cesaran sus esuer+os y un abismalsilencio que pareci' prolongarse harto rato, se corrompiera con un desgarradorgrito de au-ilio.

    Cubiera querido entrometerme, pero estaba petrifcado, al igual que/ally, al presenciar la metamorosis de la seño6 de esa cosa que no paraba degemir.

    /us ojos se hincharon hasta transormarse en dos enormes eserascristalinas de color pardo0 su mand"bula inerior, dividida a la mitad, sumada a

    dos m%s pequeñas que brotaban de la tr%quea, dieron apariencia a la boca deun gran insecto0 los huesos de los bra+os crujieron a la par con que sus palmascrec"an progresivamente al punto de asemejar cuchillas en que los dedos,largos, delgados y aflados, hac"an de espinas !clav%ndose (stas en la clav"culade 4hester, parali+%ndole por completo tras inyectarle una especie de veneno#0las patas o piernas, retra"das como las de un perro, tomaron la orma de unauña que biurcaba en la punta en dos astillas curvas0 por $ltimo se encorv',sacando pinchos de cada vertebra en tanto el vientre se encog"a y las costillasse le pintaban en los costados, mientras la caja tor%cica se ensanchaba.

    ?ero esto ue s'lo cuando empe+' a devorarlo.Una ve+ termin' con (l, de entre sus piernas, brot' una enorme espora

    carnosa color a+ul gris%ceo, palpitando de un tenue ro+ado en cada una de lassecciones que bombeaban una sustancia viscosa, den entre la cual brot' unpequeño huevo oblongo, similar al 'sil del antiguo museo astron'mico, delcual, tal ve+ por las condiciones terrestres, eclosion', dejando a la vista unembri'n de la misma naturale+a de la señora M. y poseedora de ciertos rasgospertenecientes a 4hester. /u crecimiento, al igual que el periodo de gestaci'n,ue prematuro0 triplic' su estatura en cuesti'n de segundos y adopt' una poseerecta. 4on horrorosa sorpresa vi el momento e-acto en que moldeaba sus

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    acciones hasta convertirse en una replica e-acta de 4hester. Ci+o unareverencia y abandon' la vieja casona.

    :a señora M., en medio de su (-tasis, vomit' los restos que hab"atragado sobre la mesita de centro, y acto seguido, se desplom' jadeando deplacer.

    &aturalmente abandonamos nuestro puesto de vigilia y corrimos al auto.

    4hester hablaba con 5ed.5odo normal, 5eddy. /e dirigi' a nosotros. 4hicos, les dije que eran

    imaginaciones suyas. hora, Npor qu( no volvemos a casa, madre nos esperaO K señal' a la vieja casona.?or miedo o instinto protector, tras vislumbrar el uga+ destello de un

    rompecabe+as c'smico reci(n reconstruido, me abalanc( sobre (l y arremet" con uer+a sufciente para volcarlo. Entr( al auto, haciendo a un lado a 5ed yapresurando a /ally a que subiera0 encend" el motor. 4hester se asi' del espejolateral, pero lo derrib( de un porta+o. ?use marcha en reversa. Entretanto,contemplaba con asombro como aquella cosa de apariencia amiliar haciatorpes intentos por incorporarse. celer( cuando cay' de bruces contra elpavimento y vi mi oportunidad para machacar su cr%neo con las cuatro ruedas

    del auto de ser posible y necesario !estoy seguro que as" lo habr"a querido elverdadero 4hester de estar consciente#.

    8ecuerdo n"tidamente el crujido seco y el borboteo0 el estridente gritomet%lico y el gemido de satisactorio dolor que le sigui'. ?ero tambi(n recuerdohaber visto morir a mi amigo, y como era reempla+ado con un par%sito.

    VII

    qu" termina la historia de lo ocurrido, agente Dantas. :amento no poderser m%s espec"fco, pero en quince minutos vendr%n por m".

    &o con"o que crea mis palabras, ni le culpar( si me considera undemente, pero le dejo abierta la siguiente interrogante9

    NEs la ra+a humana la especie dominanteO