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año II agosto 2013 Un faro en la ciudad por el arq. Carlos Sanchez Saravia Este edificio, destinado a un Centro de Cultura y situado en un entorno urbano carente de referencias arquitectónicas, participa en un ejercicio compositivo en el que la liberación de las medianeras, junto con sus cambios volumétricos, le dan un papel central como un edificio público que se destaca en el paisaje urbano. Nace en Tarragona en 1941. Título de Aparejador en 1962. Título de Arquitecto, Esc. Técnica Sup. de Arquitectura de Barcelona (ETSAB) en 1968. Estudio profesional con Elías Torres desde 1968. N° 10 año II agosto 2013 tapa e-ArquiNoticias N°10 Entrada principal del Centro Cultural Recoleta donde se desarrolla la XIV Bienal Internacional de Arquitectura de Buenos Aires 2013.

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Page 1: Participantes de la bienal 13 jose antonio martinez lapeña un faro en la ciudad por el arq carlos sa

N° 10

año II agosto 2013

Un faro en la ciudadpor el arq. Carlos Sanchez Saravia

Este edificio, destinado a un Centro de Cultura y situado en un entorno urbano carente de referencias arquitectónicas, participa en un ejercicio compositivo en el que la liberación de las medianeras, junto con sus cambios volumétricos, le dan un papel central como un edificio público que se destaca en el paisaje urbano.

Nace en Tarragona en 1941. Título de Aparejador en 1962. Título de Arquitecto, Esc. Técnica Sup. de Arquitectura de Barcelona (ETSAB) en 1968.Estudio profesional con Elías Torres desde 1968.

N° 10

año II agosto 2013

tapa e-ArquiNoticias N°10Entrada principal del C e n t r o C u l t u r a l Reco le ta donde se desarrolla la XIV Bienal I n t e r n a c i o n a l d e Arquitectura de Buenos Aires 2013.

Page 2: Participantes de la bienal 13 jose antonio martinez lapeña un faro en la ciudad por el arq carlos sa

Nace en Tarragona en 1941. Título de Aparejador en 1962. Título de Arquitecto, Esc. Técnica Sup. de Arquitectura de Barcelona (ETSAB) en 1968.

Estudio profesional con Elías Torres desde 1968. Prof. de Proyectos en la ETSAB 1969-71 y 1978-83. Prof. de Proyectos en la ETSA Vallés desde 1983-2008. Prof. de Proyectos en el ETSA Ramón Llull desde 1 9 9 8 . P r o f . M a s t e r d e Arquitectura en la ETSA de Pamplona. Semestre 2001 y Semestre 2008.

Libros publicados: Park Güell, Editorial Gustavo Gili, 2 0 0 2 / P r e m i “ G u i l l e m Sagrera” 2009. Portalada Sant Gaietà, Ed. Ajuntament de Palma, 2010.

Un faro en la ciudadpor el arq. Carlos Sanchez Saravia

Este edificio, destinado a un Centro de Cultura y situado en un entorno urbano carente de referencias arquitectónicas, participa en un ejercicio compositivo en el que la liberación de las medianeras, junto con sus cambios volumétricos, le dan un papel central como un edificio público que se destaca en el paisaje urbano.

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Nace en Tarragona en 1941. Título de Aparejador en 1962. Título de Arquitecto, Esc. Técnica Sup. de Arquitectura de Barcelona (ETSAB) en 1968.

Estudio profesional con Elías Torres desde 1968. Prof. de Proyectos en la ETSAB 1969-71 y 1978-83. Prof. de Proyectos en la ETSA Vallés desde 1983-2008. Prof. de Proyectos en el ETSA Ramón Llull desde 1 9 9 8 . P r o f . M a s t e r d e Arquitectura en la ETSA de Pamplona. Semestre 2001 y Semestre 2008.

Libros publicados: Park Güell, Editorial Gustavo Gili, 2 0 0 2 / P r e m i “ G u i l l e m Sagrera” 2009. Portalada Sant Gaietà, Ed. Ajuntament de Palma, 2010.

Un faro en la ciudadpor el arq. Carlos Sanchez Saravia

Este edificio, destinado a un Centro de Cultura y situado en un entorno urbano carente de referencias arquitectónicas, participa en un ejercicio compositivo en el que la liberación de las medianeras, junto con sus cambios volumétricos, le dan un papel central como un edificio público que se destaca en el paisaje urbano.

Page 4: Participantes de la bienal 13 jose antonio martinez lapeña un faro en la ciudad por el arq carlos sa

Cultural Center "El Carme”ubicación: Badalona, Spain, 2012Àrea Metropolitana de BarcelonaCliente / promotor: Àrea Metropolitana de Barcelona. Contratista: Vías y Construcciones. Autores: José Antonio Martínez Lapeña y Elías Torres Tur, arquitectos. Arquitecto responsable: Luís Valiente Bermejo. Colaboradores: Estructuras: Gerardo Rodríguez, Ing. (STATIC), Instalaciones: Consulting Oficina Tècnica Lluís J. Duart. Colaboradores estudio: Pau Badia i Roca, Alex Borràs Torralba, Borja José Gutiérrez Febles, Jordi Hernández de Gispert, Francesc Martínez Cazorla, Luis Valiente Bermejo, Marc Marí Mayans, Jose San Martín Eraso, Jennifer Vera. Fotografía: Lourdes Jansana.

El Centro de Cultura sustituye a la antigua clínica de El Carme, situada en la esquina de la calle Sant Francesc d'Assis y Francesc Layret calle. Calle Sant Francesc d'Assis, después de cruzar la calle Francesc Layret, cambia y amplía su sección de 5 a 10 metros. Con el fin de lograr una mejor geométrica y visual entre estas dos anchuras, la planta baja del nuevo edificio disminuye y se ensancha para construir una esquina de la recámara con la calle Francesc Layret, donde está situada la puerta de entrada principal del centro. La mayor altura de la nueva construcción para el Centro de Cultura, en relación con la altura de la antigua clínica resultante de las necesidades de la nueva actividad, junto con la diferente geometría de cada planta, conduce a una superposición de diferentes volúmenes que caracterizan el aspecto externo del edificio. Las terrazas que aparecen en las diferentes plantas son el resultado de los diferentes cambios que se producen entre los diferentes volúmenes que forman el conjunto.

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Cultural Center "El Carme”ubicación: Badalona, Spain, 2012Àrea Metropolitana de BarcelonaCliente / promotor: Àrea Metropolitana de Barcelona. Contratista: Vías y Construcciones. Autores: José Antonio Martínez Lapeña y Elías Torres Tur, arquitectos. Arquitecto responsable: Luís Valiente Bermejo. Colaboradores: Estructuras: Gerardo Rodríguez, Ing. (STATIC), Instalaciones: Consulting Oficina Tècnica Lluís J. Duart. Colaboradores estudio: Pau Badia i Roca, Alex Borràs Torralba, Borja José Gutiérrez Febles, Jordi Hernández de Gispert, Francesc Martínez Cazorla, Luis Valiente Bermejo, Marc Marí Mayans, Jose San Martín Eraso, Jennifer Vera. Fotografía: Lourdes Jansana.

El Centro de Cultura sustituye a la antigua clínica de El Carme, situada en la esquina de la calle Sant Francesc d'Assis y Francesc Layret calle. Calle Sant Francesc d'Assis, después de cruzar la calle Francesc Layret, cambia y amplía su sección de 5 a 10 metros. Con el fin de lograr una mejor geométrica y visual entre estas dos anchuras, la planta baja del nuevo edificio disminuye y se ensancha para construir una esquina de la recámara con la calle Francesc Layret, donde está situada la puerta de entrada principal del centro. La mayor altura de la nueva construcción para el Centro de Cultura, en relación con la altura de la antigua clínica resultante de las necesidades de la nueva actividad, junto con la diferente geometría de cada planta, conduce a una superposición de diferentes volúmenes que caracterizan el aspecto externo del edificio. Las terrazas que aparecen en las diferentes plantas son el resultado de los diferentes cambios que se producen entre los diferentes volúmenes que forman el conjunto.

Page 6: Participantes de la bienal 13 jose antonio martinez lapeña un faro en la ciudad por el arq carlos sa

La fachada noreste, que conecta el edificio con el patio interior del bloque de la calle, se retira de los límites de la propiedad para permitir una serie de patios que permiten la luz natural en el interior de la planta sótano, destinada a exposiciones. Con la excepción del volumen que sostiene las comunicaciones verticales, que es opaco e iluminadas a través de un pozo de luz, el resto del edificio está formado por un muro cortina delgado, velada por una serie de persianas de aluminio, excepto en la fachada noreste. Estas grandes lamas de persiana son fijas, sino modificar su inclinación de acuerdo con un objetivo: permitir siempre la mirada que se dirige hacia el espacio exterior, de acuerdo con la altura de la vista. Por la noche el edificio se ve como una gran lámpara urbana formada por extraños y las tiras horizontales rebeldes de la luz mediterránea y oriental.

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La fachada noreste, que conecta el edificio con el patio interior del bloque de la calle, se retira de los límites de la propiedad para permitir una serie de patios que permiten la luz natural en el interior de la planta sótano, destinada a exposiciones. Con la excepción del volumen que sostiene las comunicaciones verticales, que es opaco e iluminadas a través de un pozo de luz, el resto del edificio está formado por un muro cortina delgado, velada por una serie de persianas de aluminio, excepto en la fachada noreste. Estas grandes lamas de persiana son fijas, sino modificar su inclinación de acuerdo con un objetivo: permitir siempre la mirada que se dirige hacia el espacio exterior, de acuerdo con la altura de la vista. Por la noche el edificio se ve como una gran lámpara urbana formada por extraños y las tiras horizontales rebeldes de la luz mediterránea y oriental.

Page 8: Participantes de la bienal 13 jose antonio martinez lapeña un faro en la ciudad por el arq carlos sa

José Antonio Martínez Lapeña: la vigencia de la arquitectura moderna Por la Arq. Marta García FalcóEntrevista realizada en Rosario en diciembre de 1994

José Antonio Martínez Lapeña, que vive y trabaja en Barcelona, discípulo de Oriol Bohigas y desde 1968 socio de Elías Torres, es un profesional enraizado en la tradición de la arquitectura moderna, dentro de la cual se formó, pero con la convicción de que lo auténtico solo se logra trabajando desde cada uno de los lugares para los que se proyecta. Martínez Lapeña se autodefine como el resultado de la educación que recibiera y, en ese sentido, “en nuestro despacho nos consideramos producto de la arquitectura del Movimiento Moderno”. Sus profesores, a través de quienes conocieron los estudiantes de entonces -década de 1960- aquella arquitectura, se constituyeron para ellos en constantes “guías de fondo”. Bohigas o Fargas –arquitecto catalán muy poco conocido en la Argentina- fueron los principales, tanto con obras construidas como con su pensamiento académico. “Ya entonces los italianos habían comenzado la revisión de la arquitectura moderna, con Aldo Rossí en su teoría e Ignazio Gardella en la práctica, considerando las preexistencias ambientales y respondiendo con la arquitectura a esas condicionantes. También Robert Venturi, desde los Estados Unidos, había lanzado su Complejidad y contradicción. Sin embargo, para los jóvenes españoles la época de oro del Movimiento Moderno era aún -gracias a los profesores- la más válida lección de arquitectura.”

Reflexionó también Martínez Lapeña -profesor él mismo desde que se graduara- sobre la arquitectura española de los '50 y '60. Poco conocida fuera de España tuvo, sin embargo, representantes valiosos como Coderch –“espejo cercano de mi generación”, acotó el entrevistado-, “la actividad de los arquitectos españoles a partir de los '80 se ha difundido no tanto por su expansión sino por la divulgación que representan las publicaciones que llegan hoy al mercado internacional”. Y este hecho es recíproco, agregó. “Conozco poco de la arquitectura argentina porque no llega información, más allá de los personajes paradigmáticos, publicados en España misma, pero no sobre lso profesionales jóvenes”.

Respecto a las posibles diferencias entre la arquitectura producida por

profesionales catalanes y madrileños, el entrevistado aseguró que ”hoy en día no es tan así. Sí fue cierto hace unos veinte años, pero habría que diferenciar el tipo de encargo que recibía el madrileño y el catalán, que le hacían asumir diferentes papeles frente al trabajo. En Cataluña –explicó-, hasta la autonomía, los encargos eran fundamentalmente edificios privados, -viviendas, casa de renta o para vender-, no había obras públicas. De hacerse, se encargaban a los arquitectos madrileños, ya que estaban controladas por el poder central. Esta centralización en Madrid –continuó Lapeña-, hizo que la arquitectura catalana fuese más modesta, más realista, que sirviera realmente a los objetivos económicos del cliente. De allí surgió aquel nombre propio: la Escuela de Barcelona, con gran influencia de los italianos -Ignazio Gardella en especial-, por la relación entre los arquitectos catalanes y milaneses. Esa fue entonces la manera de hacer que la distinguió de la madrileña, en la cual el tipo de encargo –oficial- permitió una mayor independencia del cliente –el Estado-. A partir de la autonomía de los gobiernos locales se comenzaron obras de equipamiento social –escuelas, centros de salud, edificios deportivos, urbanización de calles-, que tendieron a fortalecer los lazos entre los centros urbanos y las periferias, olvidadas y aisladas durante el régimen anterior. En ese momento se comenzaron a convocar concursos, alejándose del modo de contratación directo anterior. Así se realizaron casi todas las obras públicas, con un trabajo compartido entre el gobierno y los arquitectos”.

“A diferencia de otras actividades del hombre –concluyó Lapeña-, la arquitectura necesita siempre de la construcción –y de sus leyes- para hacerla aparente. Si se prescinde de estas leyes a favor de una abstracción total, sobreviene el fracaso. Si, por el contrario, se favorece una exacerbada especialización de la construcción, se convierte en algo banal”.

Publicado en La Prensa, 121/12/94

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José Antonio Martínez Lapeña: la vigencia de la arquitectura moderna Por la Arq. Marta García FalcóEntrevista realizada en Rosario en diciembre de 1994

José Antonio Martínez Lapeña, que vive y trabaja en Barcelona, discípulo de Oriol Bohigas y desde 1968 socio de Elías Torres, es un profesional enraizado en la tradición de la arquitectura moderna, dentro de la cual se formó, pero con la convicción de que lo auténtico solo se logra trabajando desde cada uno de los lugares para los que se proyecta. Martínez Lapeña se autodefine como el resultado de la educación que recibiera y, en ese sentido, “en nuestro despacho nos consideramos producto de la arquitectura del Movimiento Moderno”. Sus profesores, a través de quienes conocieron los estudiantes de entonces -década de 1960- aquella arquitectura, se constituyeron para ellos en constantes “guías de fondo”. Bohigas o Fargas –arquitecto catalán muy poco conocido en la Argentina- fueron los principales, tanto con obras construidas como con su pensamiento académico. “Ya entonces los italianos habían comenzado la revisión de la arquitectura moderna, con Aldo Rossí en su teoría e Ignazio Gardella en la práctica, considerando las preexistencias ambientales y respondiendo con la arquitectura a esas condicionantes. También Robert Venturi, desde los Estados Unidos, había lanzado su Complejidad y contradicción. Sin embargo, para los jóvenes españoles la época de oro del Movimiento Moderno era aún -gracias a los profesores- la más válida lección de arquitectura.”

Reflexionó también Martínez Lapeña -profesor él mismo desde que se graduara- sobre la arquitectura española de los '50 y '60. Poco conocida fuera de España tuvo, sin embargo, representantes valiosos como Coderch –“espejo cercano de mi generación”, acotó el entrevistado-, “la actividad de los arquitectos españoles a partir de los '80 se ha difundido no tanto por su expansión sino por la divulgación que representan las publicaciones que llegan hoy al mercado internacional”. Y este hecho es recíproco, agregó. “Conozco poco de la arquitectura argentina porque no llega información, más allá de los personajes paradigmáticos, publicados en España misma, pero no sobre lso profesionales jóvenes”.

Respecto a las posibles diferencias entre la arquitectura producida por

profesionales catalanes y madrileños, el entrevistado aseguró que ”hoy en día no es tan así. Sí fue cierto hace unos veinte años, pero habría que diferenciar el tipo de encargo que recibía el madrileño y el catalán, que le hacían asumir diferentes papeles frente al trabajo. En Cataluña –explicó-, hasta la autonomía, los encargos eran fundamentalmente edificios privados, -viviendas, casa de renta o para vender-, no había obras públicas. De hacerse, se encargaban a los arquitectos madrileños, ya que estaban controladas por el poder central. Esta centralización en Madrid –continuó Lapeña-, hizo que la arquitectura catalana fuese más modesta, más realista, que sirviera realmente a los objetivos económicos del cliente. De allí surgió aquel nombre propio: la Escuela de Barcelona, con gran influencia de los italianos -Ignazio Gardella en especial-, por la relación entre los arquitectos catalanes y milaneses. Esa fue entonces la manera de hacer que la distinguió de la madrileña, en la cual el tipo de encargo –oficial- permitió una mayor independencia del cliente –el Estado-. A partir de la autonomía de los gobiernos locales se comenzaron obras de equipamiento social –escuelas, centros de salud, edificios deportivos, urbanización de calles-, que tendieron a fortalecer los lazos entre los centros urbanos y las periferias, olvidadas y aisladas durante el régimen anterior. En ese momento se comenzaron a convocar concursos, alejándose del modo de contratación directo anterior. Así se realizaron casi todas las obras públicas, con un trabajo compartido entre el gobierno y los arquitectos”.

“A diferencia de otras actividades del hombre –concluyó Lapeña-, la arquitectura necesita siempre de la construcción –y de sus leyes- para hacerla aparente. Si se prescinde de estas leyes a favor de una abstracción total, sobreviene el fracaso. Si, por el contrario, se favorece una exacerbada especialización de la construcción, se convierte en algo banal”.

Publicado en La Prensa, 121/12/94

Page 10: Participantes de la bienal 13 jose antonio martinez lapeña un faro en la ciudad por el arq carlos sa

año 2 - numero 10 - agosto de 2013