pedagogía de la decisión

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    EditanCIMAS - Observatorio Internacional de Ciudadanía y Medio Ambiente SostenibleDelegación de Participación Ciudadana - Ayuntamiento de Sevilla

    CoordinanJoaquín Recio Martínez Virginia Gutiérrez BarbarrusaMaría Bastante FernándezMaría Eugenia Cáceres NarbonaTomás Rodríguez Villasante

    Foto Portada

    María del Mar Mancheño Lupiañez

    Fotos InterioresPablo Cousinou.María del Mar Mancheño Lupiañez.

    ISBN-13: 978-84-611-2443-5ISBN-10: 84-611-2443-X 

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    I PARTEContexto teórico de lasDemocracias Participativas.

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    urbanas de transición estas tensiones a medio plazo. Estamos en la “nuevaedad media” (U. Eco, años 70) donde cada cual se refugia en sus castillos,sus bosques, sus chozas, sus gremios, etc.

    Las medidas de urgencia del Gobierno francés parece que no han

    entendido la cuestión que se plantea. Además de la represión sin más, detipo policial “duro”, aparecen otras de tipo “blando” que tratan derestaurar más de lo que ya tenían (y habían suprimido). Poner más dineropara empleo y para Agencias de Renovación Urbana y de Cohesión Social,y para Asociaciones civiles. Poner a 5.000 pedagogos en los colegios deestos barrios, y citar a entrevistas personales a “todos los jóvenes de menosde 25 años” al servicio de empleo. No aparecen medidas comunitarias niparticipativas con las redes sociales de estas poblaciones, más allá dealgunas reuniones simbólicas para la prensa. Son medidas cuantitativas en

    la cuestión del dinero, y cualitativas en la cuestión de las agencias profesio-nales, pero los poderes decisivos los siguen manteniendo lejos de estascomunidades barriales. Incluso se justifican contraponiendo los valores“republicanos” contra los “comunitaristas” (Vidal-Beneyto). Pero no escuestión de más profesionales o de más dinero, que traten de acallar elruido, sino del modelo de toma de decisiones, de que las redes sociales deestos barrios y de toda la ciudad puedan manifestar sus necesidades deforma integral y guiar planes que den soluciones a lo que plantean:aterrizar y concretar la Dignidad de cada lugar, las Democracias participa-tivas, y los Recursos disponibles.Existen metodologías participativas que permiten responder a estasexigencias en los barrios tal como las tratamos de poner en práctica, peroes necesario partir desde la implicación de importantes redes de la propiapoblación involucrada. No se trata de mitificar las comunidades, puesefectivamente pueden estar manipuladas por fundamentalismos, o porclientelismos varios, pero tampoco cabe escudarse en estas dificultadespara no contar con los síntomas manifestados por sus propios afectados.

    Hay que partir de donde duele, no porque sea la causa profunda del dolor,sino para poder llegar a construir el camino que nos permita que lasenergías fluyan creativamente por esas vías, en vez de bloquearlas. Lasrelaciones entre la administración y las entidades ciudadanas, entre lasentidades entre sí, y entre la ciudadanía de a píe y las entidades y laadministración suelen funcionar con muchas deficiencias. Es en estasrelaciones de la vida cotidiana dónde debemos fijar nuestra atención paraque las energías puestas en ellas consigan hacer más fluidos y eficientes losprocesos de toma de decisiones y de ejecución de las mismas. Lo que

    podemos avanzar en estos momentos va más allá de las grandes teorías defilosofía política, de los ideales de la democracia, para tratar de demostrarcon ejemplos concretos (seguramente parciales y limitados aún) cómo sepuede articular una planificación participativa eficaz, como se pueden

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    integrar colectivos de diferentes culturas, cómo se puede hacer seguimien-to y control de las decisiones públicas, cómo se puede medir con otrosindicadores que nos sea el dinero.

    2.- Distinciones sobre contradicciones en que nosmovemos. Antes de meternos en el cómo hacer las cosas, qué caminos emprender,conviene pensar un poco sobre el “para qué” de lo que pretendamoshacer. El “habitar” tiene que ver con el “habitat” pero no se reduce a susaspectos espaciales o tecnológicos. Es una distinción importante para quepodamos considerar los “para qué” unidos a los “para quienes”, loscontenidos espaciales que se pretenden en relación con los sujetos que hade vivir y sus redes de uso y convivencia. Estas cuestiones a veces se pasan

    con conceptos genéricos, como habitabilidad, calidad de vida, democra-cia, ... donde aparentemente todos coincidimos, pero que cada cualentiende cosas muy distintas cuando los concretamos a lo largo de losprocesos. Si no se aclaran los problemas y las paradojas que pueda haberescondidos en ellos, el campo donde nos hemos de mover, y al menos quees lo que no queremos, acabarán por surgir las disputas cuando menos selo piense. Al principio no es necesario precisar tanto que es lo que quere-mos, muy delimitado, pues cada cual acabaría por excluir incluso a losmás cercanos. Es preferible empezar por excluir lo que no queremos puesesto nos permite delimitar un campo con varias posibilidades de construc-ción colectiva. Así podemos mantener algunos objetivos generales, sobretodo si establecemos distinciones lo más claras posibles con lo que seríansus contrarios.

    Por ejemplo, en el campo del habitar, podemos establecer una primeradistinción entre el urbanismo de especulación y segregación que se havenido dando y el objetivo de desarrollo sostenible o sustentable. Es unprimer paso para empezar a rechazar lo que no queremos, aunque en esta

    dicotomía no quede concreto ni siquiera si es sostenible (tecnológicamentedesde arriba) o sustentable (sustentado desde abajo). Parece que necesita-remos construir participadamente indicadores que nos concreten en cadacaso cuanto de cada cosa se precisa para cada momento del proceso. Porejemplo, otro eje más emergente desde las practicas habituales estaríaentre los Planes Comunitarios de un lado, y las Ocupaciones (de familiasnecesitadas) y Okupaciones (de grupos alternativos) del otro. Comovemos dentro de cada práctica y concepto aparecen a su vez nuevasdistinciones que van precisando que es lo que vamos queriendo hacer,

    cuanto de tal o cual aspecto y cuanto de aquel otro. Son campos dondehemos de ir tomando decisiones en el proceso, y que no dependen de loidónea que sea en abstracto una idea, sino de lo que están dispuestos arealizar las personas y grupos implicados. Hay muchas formas de oponerse

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    a la especulación y la segregación de un territorio, pero cual sea lacombinación adecuada a cada caso es algo que sólo es viable y deseableque se construya con las propias redes sociales en presencia.

    Podemos seguir profundizando en estos juegos de distinciones, constru-

    yendo estos “tetralemas” que superan los dilemas iniciales. Siempre hay unprimer eje dominante que nos permite delimitar en contra de qué estamos,y que nos pone de acuerdo a los participantes en estas primeras tomas dedecisiones en un campo que debemos ir profundizando bastante más.Siempre podemos ir construyendo nuevos ejes emergentes, cuando vayansiendo planteados por los implicados, para que las decisiones puedan serparticipativas y así mejor asumidas por el conjunto. En el caso de los PlanesComunitarios sin duda hay muchas formas de realizarlos, y lo mismo es elcaso de las “ocupaciones” de tierras o de edificios. Lo más importante nosparece que es saber que estamos moviéndonos en campos de decisionesno cerradas, sino al ritmo de la construcción colectiva, dependiendo de lasfuerzas sociales en presencia y sus intereses. Los “tetralemas” entonces nossirven para no cerrar de antemano los procesos, y para devolver a losgrupos y sectores una democracia y un procedimiento anti-especulativo.

    Pero también debemos tener en cuenta los aspectos económicos para losprocesos de re-urbanización por ejemplo. La precariedad estructural demuchos de los habitantes de estos barrios segregados es un elemento clave

    para establecer estrategias viables que no se queden en el mero diseñoarquitectónico de viales y edificios. Hemos visto demasiados edificios conpremios a su diseño, que se han convertido por sus usos en todo locontrario de lo que se pretendía, ante la imposibilidad de las familias deatenerse a la capacidad de mantenimiento que se requería. Por ejemplo, loque se diseñó para garaje también se puede usar como almacén o comotaller o como tienda. Establecer distinciones sobre las iniciativas detrabajo que los sujetos de cada caso pueden asumir es prioritario para nohacer todos los diseños con tipologías iguales y poco concretas a los usos

    que se van a dar. Frente a la precariedad estructural del mercado en que sesitúan muchos sectores cabe plantearse una Regulación de espacios parala Formación y el Trabajo en las reurbanizaciones. Pero dentro de esteobjetivo también cabe otro eje emergente, entre sistemas de iniciativas

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    Cooperativas, o las Subvenciones planificadas aunque sean improductivasdesde el punto de vista del mercado. Más tetralemas se nos abren en estecampo.

    La organización de estos procesos es otro campo, por ejemplo, que nodebemos olvidar para poder aprovechar toda la potencialidad de lasiniciativas en juego. Por un lado tenemos a las administraciones públicas ysus profesionales que hacen Programas más o menos asistenciales enfunción de necesidades que creen observar en el mejor de los casos, y enfunción de las campañas de prensa y polémicas entre los partidos másfrecuentemente. En el otro polo de este dilema aparecen las Asociacionesde diverso tipo que reclaman formas participativas, dado su mayorconocimiento de las necesidades de los sectores que se ven involucrados

    en cada proceso. Pero tampoco aquí las cosas son tan sencillas como estapolémica sobre participación más o menos, pues dentro de lo participativotambién se dan redes informales que a veces son clientelares de tal o cualdirigente o grupo social o político. El eje emergente en estos procesos nosconfronta a las redes corporativas con sus intereses particulares con lasmetodologías participativas de los “conjuntos de acción”, por ejemplo.Pues hay metodologías para que los vicios profesionales, o de las asocia-ciones o de las redes informales puedan limitarse, y en cambio fomentarselos ambientes creativos y solidarios desde las iniciativas particulares.

    Las cuestiones culturales y simbólicas siempre están presente al considerarel habitar. Y hay diversas formas que no siempre han de pasar por laintegración a asimilación a la cultura dominante. Sin duda que lasprimeras dicotomías se plantean entre el afán de los que viven en un lugar y

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    que suelen pretender que los demás se acoplen a sus costumbres, y de otrolado el respeto a las multiculturales formas de vida de cada cual, y que a lomás que podemos llegar es a “traducir”, hacer inteligibles, unas y otrasculturas. En la práctica la cosa suele ser más compleja, y se dan diferentes

    grados de interculturalidad, porque se van produciendo diversas formas de“sistematización” entre lo que aportan unas y otras culturas. Pero en el ejeemergente se nos vuelven a plantear los problemas de saber cual sea labuena sistematización o las traducciones acertadas. Como muchopodremos rechazar el inmovilismo de la integración a una cultura que noacepta cambiar ni crecer, el regreso a una identidad pura, que porinexistente sólo puede encubrir una imposición a quienes no la compartanenteramente. Pero también se pueden plantear estilos creativos en el ejeemergente que no supongan una sola sistematización, sino la apertura de

    saltos “transductivos” a variadas propuestas desde las culturas vigentes.

    La presentación de estos tetralemas pretende, en primer lugar, desblo-quear los dilemas en que muy a menudo nos encierran en callejones sinsalida los planteamientos tanto de los promotores de los procesos comolos propios usuarios, cuando no se “levanta el foco” de lo más inmediato, yno se ve más allá de donde nos duele a cada uno. Estas distinciones no sonsólo conceptuales, sino que apuntan a un proceso de profundización enpracticas diversas y posibles. Sirven para hacernos algunas preguntas,

    muchas veces con las mismas frases recogidas de sectores de la poblaciónque no suelen ser oídos (jóvenes, minorías, etc.) y que abren los procesosmás allá de debates interminables entre dirigentes muy polarizados. Es enesta complejidad de contradicciones y paradojas donde surge la creativi-dad, cuando se consigue generar un ambiente adecuado a la confianza deque entre todos los presentes podemos construir caminos que nos resultenviables y que respondan a buena parte de nuestras necesidades. Construirlos “para qués” no es algo tan evidente que podamos hacer al principio deun proceso en toda su concreción. Se trata más de un proceso de cierta

    duración donde se van encadenando dilemas y tetralemas, donde lo másimportante es rescatar toda la creatividad de los sectores potencialmenteimplicados. Y no tanto por ser muchos los que acudan a asambleasmasivas, sino por poder aportar cada cual en conversaciones, en talleres o

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    3.- Los retos que vivimos de las democracias participativas.

    Ya existen suficientes experiencias, y modalidades diversas, para que no

    tengamos que hablar en abstracto de las democracias participativas. Peroeso no quiere decir que ya tengamos soluciones muy claras y contunden-tes, sino que estamos iniciando caminos diversos, con sus “pros” y sus“contras”, y que aún tenemos muchos retos por delante. Algunos de esoselementos problemáticos son los que queremos discutir en base a lascontroversias actuales de los Presupuestos participativos, de los ritosdemocráticos, de los sistemas de Planificación social, de los sistemas deindicadores, etc. Porque las causas profundas del malestar de muchascomunidades locales tiene que ver con la insatisfacción de las formas en

    que se ven marginadas en las actuales tomas de decisiones, en las formasde organizar el trabajo, en los valores que se declaran y no se cumplen, etc.Por eso vamos a tratar de comparar diferentes soluciones que se estánaportando, sus complementariedades y sus contradicciones. Muchas deestas contradicciones se formulan a veces de manera demasiado simple,en plan de dicotomías o dilemas, o esto o lo otro. Pero las cosas no suelenser tan simples, sino que además de esto y lo otro, suelen existir “ni esto nilo otro”, y “esto pero lo otro también”. Como vamos a ver estos “tetrale-

    mas” amplían el campo de discusión de lo que se puede hacer, y hacenemerger unos ejes nuevos de propuestas más allá de los habituales. Veamos algunos casos concretos.

    3.1-

    La descentralización se plantea como forma de llevar más cerca losservicios al ciudadano, pero no siempre da los mismos resultados. Lacuestión es que no siempre se trata de hacer lo mismo aunque la expresiónsea semejante, y resultan posiciones realmente contrapuestas y hastacontradictorias. Por eso hay que entrar en las formulaciones más concretasen cada caso y no quedarse en un debate de principios abstractos, algo asícomo la descentralización es buena o mala, muy cerca de discusionesideologizantes y maniqueas. Para empezar las formulaciones más habitua-les ya nos plantean una dicotomía restringida entre descentralización conreglas de mercado hacia empresas y ONGs, a quienes la autoridad delegaalgunas de sus responsabilidades, o bien desconcentración hacia algunasunidades burocráticas menores, con más funcionarios, para estar máscerca de los problemas cotidianos. Este debate se vuelve enseguida en el

    de privatización de lo público (con intereses particulares en juego) frente aburocratización (con falta de control y eficacia de los servicios). Este debateno deja ver muchas veces que tanto unos como otros tienen razón en suscríticas pero no tanto en las alternativas.

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    El modelo tradicional de que la administración ponga más funcionarios otécnicos contratados para solucionar cualquier asunto desde luego haceque se multipliquen las instancias de responsabilidad y de coordinacionesen el mejor de los casos, pero no garantiza la dedicación cualitativa a losproblemas por lo que surgió la problemática. Los sistemas de control y deincentivos de los trabajadores públicos dejan bastante que desear, puesdesde las autoridades no se es capaz de llegar a todas partes, desde lossindicatos se tiende más al corporativismo que a la autocrítica, y desde laciudadanía apenas hay formas de criticar o estimular un servicio. Elmodelo basado en delegar competencias en entidades privadas, conánimo de lucro o sin ánimo de lucro, tiene su lógica en la falta tradicionalde resultados de las burocracias estatales. Pero las experiencias de estetipo de mercado de servicios tampoco nos garantizan que se eliminen las

    burocracias sobre todo en el caso de grandes empresas, que aunquepueden dar servicios más baratos a veces, por las condiciones de explota-ción del trabajador traen también mala calidad en los servicios. En el casode las ONGs hay de todo, pues algunas no son más que empresasdisfrazadas, y otras en cambio ponen un voluntarismo que les permiteaportar unas calidades que pueden ser interesantes para los usuarios delservicio. Pero aún con todo, tanto las mejores ONGs como las mejoresempresas son controladas más por las reglas de la competencia delmercado que por los objetivos de planificación y control públicos. Así

    podemos ver en un territorio competir a varias ONGs por las subvencioneso los convenios en vez de establecer una cooperación más beneficiosapara los intereses de la gente.

    Por estas razones aparecen frecuentemente experiencias de luchaspopulares que surgen de las bases sociales enfrentándose con las adminis-traciones. Y si no surgen más luchas no es porque no haya un descontentolatente, sino porque no se cree que sirvan para algo, pues tras la reivindica-ción se suele contestar desde la administración con más funcionarios o con

    más servicios privatizados (como en el caso francés citado). Las cuestionespúblicas no se entienden como dar protagonismo a la ciudadanía sinocomo atender con dinero y trabajadores cuando hay algún brote deprotesta. Son escasos, y se cuentan como casos singulares en cadaciudad, algún Plan Comunitario surgido de demandas de la ciudadanía. Aveces consigue articular los diversos servicios implicados en la localidad, yprevee con tiempo, y a partir de un diagnóstico participativo, cómodeberían hacerse las cosas y que funcionen los servicios que existen.Evidentemente cuando se dan tales situaciones la eficiencia y se multiplica,

    y se pueden combinar elementos de la administración, de ONGs, religio-sos, privados, y de movimientos sociales, en una suerte de democraciaparticipativa si las metodologías son las adecuadas. Este camino sí entraen controlar a los funcionarios y a los no funcionarios, sí hace propuestas

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    desde la base, e incluso le discute a los políticos sus papeles a vecesdemasiado prepotentes. Razón por la cual desde las mismas administra-ciones o desde entidades privadas se prefiere seguir discutiendo sobre laprivatización o la burocratización en términos más ideológicos que

    prácticos.

    Los movimientos sociales y las protestas son los síntomas de que la cosa yano se aguanta más, pero no por eso tienen razón siempre. Sobre todocuando se parte de situaciones dónde un colectivo social se toma laprotesta en plan corporativista o sectorial, sin tener en cuenta a los otrossectores que conviven en la localidad. Es bueno que se parta de la base enprocesos continuos de retroalimentación que son los que pueden prevenirlos malestares, pero ha de hacerse de manera coordinada y no burocráti-ca. Esto requiere de formas concretas de democracia participativa apequeña escala que hay que estudiar en cada caso. Ni tan pequeña quenos ahoguemos en el conflicto de escalera o en la pelea entre familias, nitan grande que la mayoría de la ciudadanía no organizada se desentiendapor no sentirse cercana a la problemática. En las ciencias sociales estostemas están bastante estudiados y hay ejemplos varios sobre los que se

    puede ir construyendo y reconstruyendo como hacerlo de la mejor manera.El debate hoy está en el eje vertical entre las protestas y las propuestas delos Planes potenciales, para atender a la calidad de los servicios que se vanhaciendo necesarios en nuestras sociedades cambiantes. Avanzar en laarticulación horizontal y vertical de los sectores, recursos y responsabilida-des democráticas, es una primera condición para superar las ineficienciasdel actual sistema.

    En el caso de Sevilla, como en otros, antes de los PresupuestosParticipativos ya hay elaborados un Plan General de Ordenación Urbana,un Plan Estratégico, una Agenda Local 21 de Sostenibilidad, etc. quemarcan las grades líneas del modelo de ciudad. Pero entre esas líneas(propuestas por comités técnicos y de asociaciones) para bastantes años ylo que se ha de hacer cada año (con asambleas de la ciudadanía) caben

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    unos elementos intermedios que llamamos “grupos motores”. Estos gruposson de gente voluntaria que en los barrios quiere articular la democraciaparticipativa, o grupos motores de algún sector de la ciudad (mujeres,inmigrantes, etc.) que también quieren que las nuevas formas democráti-cas vayan tejiendo redes entre las Asambleas de cada año y las grandesdecisiones estratégicas de la ciudad. Son las personas que se mueven encada barrio o sector para promover los Planes Integrales, Sectoriales, oComunitarios, pero que no se quedan en luchas puntuales, sino queapuntan a articular todo lo que se mueve en cada ciudad. Desde distintostipos de reivindicaciones o propuestas, tratando de ampliar las redessociales, y no quedándose sólo en los intereses partidistas o de un colectivodeterminado. En la medida que actúan sobre redes y conjuntos de acciónplurales, tienen el apoyo de técnicos municipales para que se incorporen

    tanto nuevas asociaciones como sobre todo personas o colectivos nuevos.Se trata de que en cada zona o sector dónde las problemáticas son muyconcretas se puedan ir uniendo la mayoría de las personas interesadastanto para conseguir lo más urgente para el año siguiente, como paraproponer a medio plazo una mejora de la calidad de vida en dónde se vive.

    3.2.-

    En el tema de los ingresos de las entidades públicas y de los trabajadoreshay también polémicas que desbordan el tema de los gastos de las

    administraciones y su control. Porque no se trata sólo de gastar pararesolver los problemas sociales. La cuestión suele venir en primer lugar deun debate no resuelto sobre los incentivos requeridos para trabajar y darbuenos servicios. No está claro que por poner más trabajadores y mássalarios para un servicio esté vaya a estar mejor atendido, aunque deberíaestarlo con más medios y recursos. No se puede trabajar bien coninestabilidad laboral y con bajos salarios, por lo que esto es un requisitonecesario. Pero también es cierto que los trabajadores bien pagados yestables de las universidades o de del estado, o de las administraciones

    locales, no dan unos servicios mejores una vez que se han instalado en susrutinas burocráticas. Tampoco vemos que los sindicatos se afanen oaporten sistemas de incentivos para que los trabajadores sean máscreativos y atiendan mejor los servicios, más bien se instalan en la defensadel puesto de trabajo y del salario, oponiéndose a cualquier otra forma decontratación o estímulo. En Europa esto es un problema pues los funciona-rios ven pasar no sólo a la población, sino incluso a los políticos, con airede que casi nadie les puede controlar su trabajo, como mucho trasladar-los. En Latinoamérica y otras zonas el problema es más la inestabilidad,

    como aquí los contratos precarios,... pero a fin de cuentas no tenemos unsistema público que sea ágil y resolutivo.

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    Las soluciones que apuestan por el mercado tal como está, privatizandolos servicios, porque así sale más barato limpiar las calles o atender a losenfermos, no están pensando tanto en servicios de calidad para toda lapoblación, como en hacer un buen balance económico entre ingresos ygastos. Y es cierto que las economías públicas han de mejorar susdesequilibrios, controlando mejor sus ingresos y gastos, pero la cuestión escómo mejorar la eficiencia de sus trabajadores. Los incentivos actuales delmercado no se rigen por procesos democráticos de la ciudadanía, sinoque la gente ha de adoptar un comportamiento dependiente ante quienestienen capacidad de inversión. Por eso tampoco en el mercado de serviciosla ciudadanía en general puede encontrar respuestas a sus necesidades,sino la construcción de demandas mediante una oferta limitada unoscuantos pudientes en servicios de cierto lujo, o bien resolución de las

    demandas mediante trabajos muy precarios para atender a la generalidadcon bajas calidades. En cualquiera de los casos sólo las minorías quetienen dinero pueden sentirse protagonistas de la resolución de susnecesidades, y aún en estos casos las soluciones aportadas son más demarketing de productos de moda que de construcción participativa con lacreatividad necesaria. Los incentivos de la privatización tampoco son losidóneos para las cuestiones públicas que hay que resolver.

    El llamado “tercer sector” desde hace algún tiempo ha venido creciendoen este tipo de servicios, pues pareciera que tiene capacidad para resolverestas contradicciones que venimos planteando. Por un lado no sonempresas con ánimo de lucro, y sus motivaciones no están en la acumula-ción de capital, por lo que pueden hacer unos servicios más centrados enlas motivaciones sociales y humanitarias que les mueven. Y por otro ladotienen una estructura más centrada en las iniciativas sociales desdecolectivos que dicen tener una vocación de servicio no burocrática. Así conla agilidad que se supone de la pequeña empresa y con las motivacionesde un servicio público debieran suponer un avance sustancial en los

    incentivos para dar una mayor calidad a sus actividades. Pero no todo estan claro, pues en no pocos casos se sustituye a la burocracia estatal por unclientelismo más o menos encubierto. La concesión de servicios endespachos de una u otra administración a entidades afines a quién mandaes una práctica que en no pocos casos puede significar clientelismo y enotros corrupción directamente. Y además muchas de estas entidades, porno tener una finalidad lucrativa, y al ser no gubernamentales, se valen deun voluntariado y de una precarización de sus empleos, que están máscerca de la explotación que de la justicia social con sus trabajadores. Es

    necesario que se aclaren mucho más los mecanismos de este sector queestá llamado a ser una buena alternativa tanto a la burocratización como ala empresa capitalista.

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    La articulación pública entre colectivos de iniciativas de trabajadores esalgo que está muy cerca de lo que se llama tercer sector, pero que no sedefiniría en negativo (no lucrativo, no gubernamental), si no en positivo. Esdecir, un grupo de funcionarios o de trabajadores públicos que deciden

    mejorar sus servicio y presentan una iniciativa, y que resulta interesante ajuicio de la población y de los responsables. Hay que ver cómo se puedearticular una democracia de estas iniciativas dentro de la administración,cuales son las metodologías participativas para mejorar los servicios desdedentro del sistema, y no sólo desde protestas o propuestas de la ciudadaníadesde fuera. Estamos por defender las “asociaciones libres de trabajado-res” tanto fuera de la administración como dentro, y que puedan acceder aincentivos adecuados, por ejemplo de flexividad de horarios, o de recursosy medios mejores para su trabajo, etc. No todo tiene que pasar por unos

    salarios más altos, sino por un trabajo más digno y creativo. Se trata de unmercado de iniciativas regulado por otros incentivos no tan costosos.Nosotros mismos estamos funcionando en nuestro Instituto Universitariode esta manera, sometiendo la eficiencia de nuestros servicios ante lapoblación con la que trabajamos y ante las administraciones con las quehacemos convenios. Se puede desarrollar mucho más un “mercado” entreequipos de entidades públicas (estatales o sociales) siempre que se tenganclaros los elementos que incentivan y controlan.

    En el caso de los funcionarios en Europa se ha de estudiar cuales sonrealmente sus intereses más allá de garantizar el puesto de trabajo y unsalario digno. Un equipo de antropólogos en Sevilla estudian las culturasdel trabajo en relación a los Presupuestos Participativos de la ciudad, loscambios que ven desde dentro los propios trabajadores y como mejorar sueficiencia y sus condiciones de trabajo. Las nuevas formas de las democra-cias participativas no sólo movilizan a la gente, sino que también obligan aque se cuestionen las formas de trabajo tradicionales en la administración. Varios equipos universitarios en este caso estamos conveniados con el

     Ayuntamiento, unos para trabajar con los técnicos internos, otros paratrabajar con los niños y adolescentes, otros con los indicadores de calidaddel proceso, etc. La cuestión es que se conjugue el que pueda haber uncontrol de la ciudadanía (grupos motores, asambleas, etc.), que pueda

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    haber un control de la dirección política de la ciudad (renovación o no delos convenios), y que estas iniciativas se puedan articular entre sí y con lossectores interesados. Además también se ha de considerar que sale máseconómico que el contratar o hacer funcionarios a todos estos equiposdesde el punto de vista del presupuesto público. La cuestión no es tantoque seamos funcionarios o no, y de qué entidad, sino si se puedenarticular estos equipos para hacer viables las nuevas propuestas democrá-ticas. Las metodologías participativas no es preciso que sean de técnicosuniversitarios, pueden hacerse también desde distintas capacitaciones eincluso desde colectivos, siempre que se articulen para profundizar lademocracia.

    3.3.-

    Con estos temas llegamos a la cuestión de cómo las democracias partici-

    pativas pueden encuadrar tanto los Planes comunitarios o ciudadanos,como a los trabajadores de lo social y a las iniciativas de las bases.

    Hay distintas formas que queremos diferenciar pues las cuestiones deforma no son meramente formales. Es decir, detrás de cada forma dehacer las cosas siempre hay unos contenidos más o menos encubiertos quequeremos desvelar. No tanto para insistir en las criticas a las formas delmercado, o a las formas de las democracias representativas, como paraavanzar en las nuevas propuestas que estamos poniendo en marcha. No

    es lo mismo un mercado de valores financieros como la Bolsa que unmercadillo de barrio, pero los ritos de comprar y vender en un aparentecaos y con elecciones aparentemente libres es todo un símbolo delMercado. Son sistemas que se autorregulan según unas leyes que no sonmuy trasparentes y que subyacen sin ser del todo evidentes. No sólo hayproblemas democráticos en la capacidad desigual de compra, sinotambién en la capacidad de oferta. Los trabajadores que producen tienenpoco que decir en las grandes transacciones internacionales, los consumi-dores medios sabemos poco del marketing y de los productos que llenan

    los supermercados, y hasta en los mercadillos más tradicionales nosiempre compramos lo que necesitamos sino lo que la labia del mercadernos convence. Estos juegos desiguales sin embargo construyen una culturade la libertad del mercado en la que todos vivimos, y en la que hemosaprendido a tener cuidado para no ser engañados, y a convencer a otrosde que lo nuestro es lo mejor.

    Las votaciones cada cuatro años apuntan en cambio hacia otro lado. Sesupone que esto es lo más democrático pues no interviene el dinero en la

    compra, pero no se repara tanto en que la oferta sí que es muy cara demontar, pues las campañas de los partidos hacen que las pequeñaspropuestas ni se vean al lado de las grandes. De esta forma la pluralidad ycomplejidad social se reduce a unas pocas expresiones que tienen

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    posibilidades electorales. Posibilidades que además se presentan comoexcluyentes, pues sólo se puede votar a un partido o candidatura, aunqueno te acabe de convencer (recientemente un Catedrático catalán hapropuesto la posibilidad del voto negativo, pero no creo que prospere: porsi hay más negativos que positivos...) En todo caso si alguien quierepropuestas de una y otra opción no puede conjugarlas en ningunaproporción, ni puede alterar las listas cerradas y bloqueadas, etc. Hemosluchado muchos años contra una dictadura y no estamos por denigrar sinmás el sistema electoral, pero hemos de reconocer que tiene muchosdefectos. En general es más defensivo contra los abusos del poder, quepodemos corregir más o menos cada cuatro años, que propositivo deformas creativas y participativas de las iniciativas de la ciudadanía. Quiensale elegido se cree legitimado para atender en su despacho a diversos

    colectivos y poder conceder tales o cuales ayudas, siempre que noquebrante la ley. Estas prácticas han ido creando una muy mala opinión dela política y de los políticos, muy cercana al amiguismo o clientelismocuando no a la corrupción. Es necesario pensar en otros rituales o formulasdonde la ciudadanía pueda volver a encontrar confianza en el interés delas cuestiones públicas. Y no sólo por una cuestión de la ingenieríaelectoral entre partidos, sino para que la política pueda dignificar sussentido.

     Aparecen fuera del sistema habitual partidario otras formas de expresiónsocio-política como son los referéndums, las asambleas, las manifestacio-nes, la acción directa, las ocupaciones, etc. Hay una gran diferencia entreunas formas y otras de hacer cada uno de estos ritos de participación,aunque hay elementos comunes que no siempre resultan tan democráti-cos. Se suelen asociar varias de estas prácticas con la democracia directa,pero hay mucho que precisar cuando nos ponemos a profundizar en estasformas. Los refendums pueden ser una formula populista de legitimaciónde opciones poco discutidas, y tanto los han usado dictadores como

    movimientos sociales, por lo que hay que ver en qué condiciones se estánconvocando en cada caso. Una asamblea muy numerosa puedensignificar que sólo hablen quienes se atrevan o estén acostumbrados ahacerlo, y en no pocos casos volvemos a esquemas de la democraciarepresentativa. Además el conjunto de los asistentes no suele tener tantainformación como para poder discutir en pequeños grupos y hacerpropuestas para marcar de qué se ha de hablar o cómo tener en cuentanuevas iniciativas. Cuando las reuniones son de poca gente, o de gruposmuy concienciados, sí es posible una mayor debate, pero a veces se cae en

    unas discusiones muy sectarias, sin tener en cuenta los otros puntos de vistaque no están presentes. Por esto no basta decir que lo mejor es la democra-cia directa y tratar de legitimar así cualquier actuación, pues hay muchasvariantes y muy controvertidas.

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    Hay otras formas o ritos que tenemos que perfeccionar para que quienesparticipen se sientan que están siendo protagonistas de iniciativas que sontomadas en cuenta. No se trata sólo de que participen las redes asociativasya acostumbradas, sino de que participe la ciudadanía no organizada. Esla mayoría quien no está en asociaciones, pero no se pretende que toda la

    gente esté implicándose al tiempo en estos procesos, sino que tengaposibilidad de acudir en paridad de condiciones cuando haya un asuntoque le interese. Y además se trata de que se debatan las propuestas y notanto quienes las proponen, que la democracia sirva para impulsarasuntos candentes y no para hacer figurar a tal o cual persona. Muchos delos problemas se dan porque es tal o cual persona la que quiere figurar, yen estas formas participativas debemos primar más el contenido de lo quequeremos conseguir que quienes lo hayan propuesto o quién ha de hacerel seguimiento para que llega a realizarse. Lo primero es conseguir que un

    gran número de iniciativas surjan desde la propia gente, que se estimule lacreatividad y el protagonismo desde la pluralidad de sectores sociales. Yluego que se puedan ir poniendo de acuerdo en unas primeras reuniones,concretando y mejorando cada propuesta, hasta que se llegue a unasvotaciones ponderadas para priorizar entre ellas. Pero no como algoexcluyente entre unos y otros, sino como la posibilidad de que cada añovamos a poner en marcha esto o aquello, y al otro año otra cosa en la quecolaboremos desde la diversidad de intereses. En la escala local haymuchas cosas en la que puede coincidir una mayoría y que son de ciertaurgencia, y otras que se van haciendo paso promovidas por colectivos másminoritarios que pueden convencer en determinados casos. Así se puedenir educando unas redes en otras formas de democracias participativas, apartir de vivir las experiencias de tener protagonismo sin necesidad deaguantar reuniones agotadoras.

    El tema de las reuniones tan largas a que nos acostumbran las militanciassociales o políticas es un ritual que echa para atrás a la mayor parte de lagente. Son reuniones con ritos muy formalizados y aburridos, de los que

    tampoco se saca más que discusiones largas dónde algunos se empeñanen hablar lo que en otras partes no les aguantan. En Sevilla se estáintentando encontrar fórmulas que permitan agilizar esas asambleas tanlargas, y hacerlas más ágiles y productivas. Por un lado los niños y adoles-

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    centes de los colegios se han dotado de una suerte de “mercadillo” deiniciativas dónde ellos presentan lo que quisieran para el año siguiente ensu colegio y en su barrio. Los asistentes o electores pueden distribuir entrevarias de las iniciativas, ponderándolas, sus preferencias hasta un máximode puntos de que dispone cada cual. Hay que mejorar distintos aspectos deesta práctica, en el sentido de alejarla del “mercadeo” y acercarla a lacooperación, sobre todo para que a los chavales les tengan más en cuentalos adultos. También se están haciendo más asambleas de los PresupuestosParticipativos en cada Distrito, para que sean más ágiles al no ser con tantagente cada una, y que se puedan preparar previamente por los “gruposmotores” para que lo que sea iniciativas de la gente vengan bien presenta-das. Aún queda mucho por caminar en este reto, pues la democracia deiniciativas de miles de personas, que se puedan sentir protagonistas, no es

    fácil de construir, si no se quiere caer en las rutinas pasadas y desprestigia-das.

    3.4.-

    Para todos estos cambios se ha de ir cambiando la cultura que dominanuestras sociedades. No es que tengamos primero que hacer el cambio decultura, o que este venga después cuando cambien las normas, sino quetodos estos retos han de ir cambiando a la vez: las formas económicas deproducir, los sistemas de planificación participada, la manera de tomar

    decisiones, etc. El reto de cambiar la cultura no se puede quedar tampocoen un deseo general y abstracto, y por eso apostamos por cambiar losinstrumentos de medir, es decir, los indicadores. Pues estas unidades demanifestar el valor de las cosas y los servicios no son nada neutrales, y nosestán educando en que lo natural es luchar por acumular más dinero, máspoder, más territorios, etc. Siempre “más” de todo, no “mejor” de todo.Más nivel de vida, no mejor calidad de vida. Por ejemplo más dineroaunque luego no se tenga tiempo para disfrutar lo que se ha conseguido.Más consumo aunque luego no se tenga salud, y haya que seguir viviendo

    a base de medicinas. No sólo a título personal sino como región o país losindicadores se miden monetariamente, es decir, en dinero, en PIB (produc-to interior bruto). Y esta medida resulta efectivamente bastante “bruta”pues la zona puede estar perdiendo capacidad productiva al tiempo quepuede estar subiendo la circulación de moneda y las inversiones especula-tivas, lo que daría un incremento del PIB y posiblemente de la Renta percápita. Algunos pueden estar obteniendo plusvalias exageradas porcompra-venta de inmuebles, mientras se están cerrando fábricas, y otrospueden conseguir que sus movimientos de capital les den enormes

    dividendos, mientras los empleos precarios aumentan y la productividaddesciende. Las cifras macroeconómicas como podemos comprobarpueden ser muy engañosas.

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    Cómo ya se está teniendo en cuenta a escala internacional este desajusteentre indicadores monetarios y otros indicadores, varios organismos hanido proponiendo otros sistemas de medir el desarrollo. Y de esta forma haido apareciendo en la última década nuevos indicadores que integranotros parámetros que dan cuenta también de la esperanza de vida, delanalfabetismo, etc. Se trata de indicadores universales que intentancomparar unas naciones con otras, no sólo en términos económicos sinocon otros criterios más sociales y humanitarios. Pero también han resultadoproblemáticas estas medidas, pues no hay fácil coincidencia en cualesdeben ser las cuestiones a ponderar según las diversas culturas. Porejemplo ¿la salud la deberíamos medir con el número de médicos y deconsumo farmacéutico, o más bien porque no hace falta tomar esasmedicinas ni ir al médico? ¿El aumento de número de coches en una

    ciudad es un índice de progreso o de contaminación y de congestión deltráfico? Lo que puede ser interesante en unas circunstancias puede no serloen otras, cómo por ejemplo los metros cuadrados de áreas verdes en unaciudad, que en un pueblo rodeado de naturaleza no tienen la mismasignificación. O lo que en unas etapas puede ser significativo, como laalfabetización, en otras (cuando ya está básicamente resuelta) no viene adecirnos casi nada, y es mejor escoger otro indicador más adecuado a losnuevos retos. Porque la cuestión es qué se compara y con quién se compa-ra, y qué significan estas comparaciones desde el punto de vista pedagógi-

    co de los cambios culturales.Tienen bastante más sentido comparar una ciudad en una serie de años odécadas sucesivas y cómo ha ido mejorando (o perdiendo algunascaracterísticas), que hacerlo entre dos ciudades cuyas condiciones seandiferentes. No todas las regiones o localidades han de aspirar a los mismosparámetros de referencia pues los estilos peculiares de ser y de vivir decada cultura no tienen porque equipararse. Es decir, ¿cómo es posible quealguien piense en definir un único código de valores y de indicadores a

    imponer a toda la humanidad...? Incluso en las cuestiones de mínimos quedebería tener cada comunidad seguramente hay prioridades diferentessegún las culturas, las generaciones, etc. Este tipo de criterios no tendríaporque llevarnos a un relativismo generalizado, sino a otras formas deprecisar cómo se deben establecer los que deban ser índices de referenciapara cada caso. Algunas redes sociales están redactando sus códigos deética y sus valores referentes para sintetizar que “otros valores son posi-bles”, que se pueden mover por criterios de solidaridad, o religiosos, etc.Pero para poder contrarrestar la exclusividad del dinero como referente

    de valor, hay que aportar otros elementos que puedan ser manejados confacilidad tanto a la hora de establecer una planificación como para laevaluación de los resultados que se vayan consiguiendo a escala local. Esuna tarea que necesita de mucha experimentación aún, y de unas formas

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    pedagógicas al mismo tiempo para que sea la cultura de los nuevosreferentes de valor la que vaya marcando sus índices.

     A partir de la experiencia a principios de los 90 en Seattle se han venidoconstruyendo indicadores de sustentabilidad en algunas Agendas Locales21. No son indicadores universales para comparar ciudades o regionesentre sí, sino para establecer series bianuales que permitan hacer unseguimiento de los cambios de cada lugar. No son indicadores en términosmonetarios, sino en unidades que se eligen específicamente para cadacaso (número de peces el río, dispersión entre lo que gana el 20% más ricoy el mas pobre, etc.) Primero se agrupan según unos criterios, que sedefinen previamente un Foro Cívico, con respecto a un debate de qué es lomás sintomático y pedagógico para el cambio en esos años y esa ciudad. Yluego se miden unos índices que puedan reflejar de la mejor manera esos

    criterios, y estos resultados se publican y difunden por los medios decomunicación, se usan como referentes de la Planificación medioambien-tal, social, presupuestaria, etc. Estos Foros Cívicos están compuestos porpersonas y colectivos que surgen de la sociedad civil, del tipo de sindicatos,universidades, federaciones de asociaciones, prensa, movimientossociales, etc., y cada dos años proponen un número limitado de criteriospara indicar que es la calidad de vida para este conjunto de entidades.Luego ya es una cuestión más técnica como pasar a números o a unosdatos concretos las mediciones de cada uno de los parámetros, que

    perfectamente pueden hacer un grupo de profesionales universitarios, porejemplo. Aunque cada año pueda cambiar alguno de los temas referidos,siempre habrá otros que se mantengan para poder hacer comparables losdatos de unos años a otros.

    Estas unidades pueden usarse también para incidir en los PresupuestosParticipativos para calibrar los déficits existentes, o en las Planificacionescomunitarias para tener orientaciones generales que puedan sustituir loscriterios de eficiencia monetaria. En Sevilla se han venido usando unas

    criterios de Calidad democrática de la participación, con los que unequipo universitario ha puesto en marcha un proceso en paralelo parahacer el seguimiento de los Presupuestos participativos. Pero cabe mejorarestos tipos de procedimientos para que los referentes de valor de unproceso puedan estar más ajustados a lo que la gente pueda ir entendien-

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    do pedagógicamente por calidad de vida (no sólo el nivel de vida al uso).No es cosa de un día ni de una década, pero el reto está en que necesita-mos otros referentes de valor que no sean las simples unidades monetarias.Unos índices fáciles de manejar y de explicar, que muestren claramentecuales pueden ser los nuevos referentes que estamos construyendo. Apartir de ir teniendo este nuevo tipo de referentes o “equivalentes generalesde valor” ya podemos ir popularizando nuevos instrumentos de medir lacalidad de vida. Cierto que la calidad es algo muy subjetivo para cadapersona, pero a partir de ahí también lo podemos hacer como la construc-ción de valores compartidos de manera inter-subjetiva, para cadalocalidad y tiempo concretos. Y si esto son formas de construir las demo-cracias participativas, con las que habremos dado un gran salto parapoder articular Planes comunitarios e integrales, colectivos de iniciativas,

    votaciones ponderadas, etc. De tal manera que no sólo se proclamen demanera abstracta que otros mundos son posibles, sino que ya desde ahoraestemos en la construcción de estas herramientas de la transformaciónsocial.

     4.- Saltos a dar con las metodologías participativas.

    Estas propuestas que estamos planteando ante los retos de las democra-cias participativas hay que irlas construyendo con la gente de cadalocalidad, no idealizándola sino sabiendo de sus problemas, y tratando deencontrar respuestas adecuadas a cada situación. Por eso el ir dando lospasos o saltos metodológicos pertinentes, según la fuerza de cada cual yde quienes le rodean, es conveniente para no hacer propuestas inabarca-bles o idealistas. Hemos ido planteando en diversos tipos de prácticasestratégicas (Presupuestos Participativos, Planes Comunitarios, AgendasLocales 21, Cogestión de centros ciudadanos, Agencias de DesarrolloLocal, etc.) la necesidad de no olvidar algunas cuestiones clave en todoproceso participativo. Para no hacer muy extenso este escrito las resumi-

    mos a continuación en seis saltos de enfoque respecto a las formas mástradicionales de proceder. No todo lo que se llama metodologías partici-pativas responde a unos mismos criterios y hay bastantes diferencias quedebemos ir depurando para que cada vez podamos hablar y sobre todohacer con más conocimiento de causa. Esta es una de las posibilidadesque existen y desde luego la que tratamos de aplicar, fruto de haberconjugado otras muchas (socio-análisis, filosofía de la praxis, investiga-ción-acción-participativa, teoría de redes y de vínculos, diagnóstico ruralparticipativo, planes estratégicos situacionales, eco-feminismos, pedago-

    gía popular, etc.) Esto quiere decir que habrá que seguir cruzando resulta-dos para ir mejorando cada paso y cada salto, en una construccióncontinua de lo que precisamos para las democracias participativas.

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    Lo primero, según nos parece, es participar en lo que nos une de dolor o desíntomas, lo que queremos superar. Tiene que haber una predisposicióninicial que una a unas personas o grupos ante algo que no les convence, ypor lo mismo se abren caminos de convergencia entre los más decididos.La participación debe generarse desde el principio, aunque sea con pocagente, con un buen ambiente construir confianzas y luego ya se podrá irampliando. Es preferible ir cargando las “baterías” en el proceso, que noempezar con mucha gente, con mucha “batería”, e irse descargando pormal ambiente. Es probable que al empezar lo que aparezcan son dicoto-mías y dilemas, frente a esto esta aquello otro, y con estas confrontacionessimples echemos a caminar. Lo primero es saber cual parece ser elproblema que nos reúne, y para quién es un problema. No es preocupantesi a medida que avanzamos nos vamos dando cuenta que las cosas son

    más complejas, que hacen falta metodologías que no se queden en lasuperficie de los temas sino que profundicen y aprovechen la creatividadde la mayoría de las iniciativas posibles. Los análisis más complejos yconstrucción de los “tetralemas” puede venir más adelante. Para empezarcon que nos pongamos en lo que no queremos, y que haya un buenambiente de colaboración puede ser suficiente.

    Lo segundo es hacer un “plan de trabajo” con un “grupo motor”, es decir,con un grupo mixto de las personas voluntarias y de profesionales que sevan a poner a trabajar. Al principio aparecen distintos intereses que hayque saber manejar desde posiciones poco prepotentes, más bien auto-críticas, que se pueda saber que es lo bueno que aporta cada cual perotambién los límites que tiene cada aportación. Por ejemplo, no se puedeesperar de las administraciones que sepan de todo o que pretendan dirigirporque lo tengan escrito en un programa. Pero si se les puede pedir queaporten medios físicos y económicos, pues es el fruto de los impuestos de laciudadanía para hacer políticas públicas. No se puede esperar que losdirigentes sociales sean los más representativos, pero si que haya grupos o

    personas muy activas que se vengan a colaborar. La ciudadanía no tieneporqué tener la verdad sobre lo que está pasando y porqué es así o de otromodo, pero aporta dónde está el punto de arranque, la vivencia sin la cualno entendemos el fondo del problema. No se puede pretender que lostécnicos tengan la solución al momento, pero si que ayuden con metodo-logías en un proceso que vaya ganando en rigor y creatividad. Para quenos hagamos las preguntas que más convienen al proceso es para lo quese necesitan profesionales y no para que tener que aceptar que sepan detodo.

    En tercer lugar cabe estructurar y organizar las demandas, a partir de laspreguntas por las necesidades tanto las más sentidas como las másestructurales. Ni las demandas se pueden resumir igual para toda unacomunidad, ni son tampoco tan individuales que no constituyan conjuntos

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    de intereses de cierta similitud. Es decir, se puede ir a encontrar alguna“muestra” que responda a las distintas tipologías sociales de los grupos ysectores con presencia local, y que esto se pueda construir participada-mente con el grupo motor inicial o en algún taller para hacer un “mapeo”de la localidad. No sólo nos van a interesar qué grupos o sectores tienenintereses económicos diferentes, sino también qué posiciones culturalesmantienen a cerca del problema de referencia. Con estas dos variablespodríamos tener un cuadro de doble entrada, pero además también nosinteresa el tipo de relaciones de cotidianeidad, confianzas y desconfianzas,que históricamente se han ido construyendo. Así tendremos una análisis deredes además de un cuadrante de condicionantes más estructurales. Agrupar y auto-organizar las demandas según los conjuntos de acciónpresentes es lo que nos permitirá avanzar al siguiente paso.

    Pasar, en cuarto lugar, a devolver estas informaciones, sus protestas y suspropuestas, al conjunto más amplio que se pueda de personas involucra-das. Se trataría de técnicas para detectar de forma participada los “nudoscríticos”, los bloqueos, sobre los que prioritariamente debemos centrarnuestra atención. Ya que no vamos a poder resolver todos los problemas,empecemos por aquellos en que hay más consenso sobre su capacidad debloquear o de potenciar el proceso. Aquí cabe coordinar esfuerzos paraentrar en los tetralemas, más allá de quién formuló tal o cual posición.Priorizamos algunos caminos que puedan resultar más colectivos y máscreativos, coordinando intereses y voluntades, más allá de una votación demayorías y minorías, sino tratando de sumar consensos, con los conjuntosde acción más amplios posibles y más dinámicos. Coordinar redes socialespara un modelo de ciudad que supere los estrechos intereses particularesde tal o cual visión corporativa. Aquí los criterios del habitar entre losparticipantes deberían llegar a la mayor reflexividad posible, profundizan-do en sus propias razones, y construyendo posiciones comunes más allá delos intereses particulares de cada colectivo en particular. No se puede

    esperar que todo el mundo esté de acuerdo, pero si que las principalesposiciones se puedan articular en propuestas que desbloqueen losproblemas planteados, para que el proceso de un salto y tenga capacidadde ilusión en las personas que están participando y las potencialmentebeneficiadas.

    En quinto lugar hay que hacer aterrizar en programas y proyectos másconcretos todo lo que se está planteando. También esto se puede hacer demanera participada, ajustando a necesidades más específicas cadaproceso. Así, por ejemplo, concretando un esquema organizativo para la

    toma de decisiones que sea democrático participativo en su funcionamien-to interno; es decir, como aprovechar con una Comisión de Seguimientocomún las Mesas de trabajo específicas, y las tareas de coordinación entresí, y también con los sectores de la gente en sus redes informales y cotidia-

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    nas. Concretando una Idea-fuerza con capacidad de atraer a buena partede los afectados por el problema, que les anime en la puesta en marcha desus vidas implicándoles en el proceso emprendido; es decir, poner enmarcha “analizadores construidos” o eventos capaces de movilizar lasvoluntades a favor del proceso. También es necesario ir concretando losrecursos económicos (dónde poder obtenerlos); y concretar los medios(lugares disponibles y los medios de información); los tiempos que cadacual pude dedicar (de los profesionales y de los voluntarios), para quetodo ello tenga una credibilidad y viabilidad, más allá de los voluntarismosbienintencionados. Esto es hacer un “programa d e acción integral ysustentable”.

    El sexto y último punto a no olvidar es la participación en la ejecución ymonitoreo del proceso. Se trata de hacer el seguimiento con comisiones de

    control y apoyo a las rectificaciones que sin duda se tendrán que producir.Ningún plan o proyecto, por bien hecho que esté, ajusta a la realidad sinmás, sino que siempre hay que estar haciendo ajustes según las circunstan-cias que se van presentando. Así pues los cronogramas que hacemos noson para ser cumplidos tal cual, sino para saber, y justificar en cada caso,porqué nos desviamos en tal o cual momento. Disponer de un cronogramadel conjunto de los proyectos sectoriales nos permite poder compararlosentre sí en su grado de realización y de sinérgias, pero también paracompararlos con la marcha de un cronograma de tareas comunes. En elcronograma de las tareas comunes hemos de ir siguiéndole el ritmo a ladifusión hacia la población, y a la consulta a la misma en determinadosmomentos, a la auto-formación de los grupos y mesas de trabajo, y a latoma de decisiones, en sus momentos concretos. De esta forma se puedehacer una evaluación continua de cara al monitoreo, es decir, de cara apoder ir rectificando de forma participativa ante los imprevistos que se iránsin duda produciendo. El habitar es un proceso que ha de estar siempreajustándose a las nuevas realidades que la misma vida va produciendo.

    Habitar es algo más que alojarse, y democratizar es algo más que votar. Sipartimos de situaciones conflictivas que se están dando en algunos barriosde nuestras periferias y que acabarán por perturbar las ciudades enteras,es para que se vea con hechos contundentes que es lo que se está escon-diendo en las formas de urbanización y de organización que nos estamosprocurando en este cambio de siglo. Ni en las grandes urbanizacionessuper-protegidas se podrá estar a gusto, nunca sabiendo si se estáencerrado en jaula de oro, o si al salir alguien estará esperando paravengarse (con razón o sin ella). Las distinciones que proponemos es un

    ejercicio de salud mental para ver que no tenemos que quedarnos en losprimeros dilemas que se nos plantean. Que es posible ir construyendootros ejes emergentes, entrar en procesos de complejización de lasproblemáticas hasta dar con salidas y propuestas que se ajusten más a los

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    amplios conjunto de acción que están demandando las soluciones máscreativas y operativas para sus necesidades. Y que todo esto se puedehacer con muchas técnicas y metodologías participativas que hay disponi-bles y que están demostrando dar buenos frutos.

    La construcción de las democracias participativas no es un simple debateteórico, sino un debate con las realidades que están en marcha en variasciudades y regiones. Aquí no nos detenemos en ejemplos concretos ocasuísticas particulares porque para eso ya hay colecciones de libros quelas cuentan (algunos están en la bibliografía), sino que hemos queridodestacar algunos retos que nos parecen importantes de no olvidar, paraestablecer las distinciones y alternativas en las que nos estamos moviendo.Sin cerrar ningún proceso como el mejor o el único camino. Por suerte hayvariadas propuestas, aunque aún muy minoritarias, pero ya se puede

    establecer por dónde aparecen algunos caminos muy creativos. Ademáshemos añadido que hay que conocer los pasos importantes de un proceso,algo así como las preguntas que no se nos deben olvidar contestar, sobretodo para saber si estamos haciendo un camino con trampas o un procesoparticipativo y creativo.

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    Como consecuencia del diagnóstico participativo, está el presupuestoparticipativo: que la gente participe en la elaboración del presupuesto... Elmétodo, dividir el municipio en varias partes, en parroquias, la parroquiaen varias partes, hacer asambleas sucesivas. Ese es un instrumento omecanismo de participación comunitaria para darle poder al pueblo… Ahora yo quiero que todos los alcaldes que tenemos, todos, debemoscomenzar a aplicar el presupuesto participativo. Los que están llegandodeben aprender rápido y los que han sido reelegidos y no lo han hecho

    deben poner especial atención, porque como ya pasaron 4 años y no lohicieron. Me parece que pudieran estar ustedes invadidos por las viejascostumbres. Este es el momento de hacer un esfuerzo mayor. Los que estánasumiendo cargo arranquen ya y los que lo han hecho sigan haciéndolo y,además, irradien el ejemplo hacia los demás. (Presidente Hugo Chávez,Taller de alto nivel. “El nuevo mapa estratégico”, 12 y 13 de noviembre2004)

    Para desarrollar el tema del presupuesto participativo, hemos dividido el

    presente capítulo en cinco secciones. La primera está orientada a darrespuesta a un cuerpo de interrogantes asociados a la temática. Lasegunda aborda un conjunto de propuestas metodológicas para suimplementación. La tercera señala dos posibles formas de realizarlo. Lacuarta ofrece la estructuración de un cronograma. Y la quinta presentaalgunas consideraciones finales.

    Preguntas y respuestas

    ¿Qué es el Presupuesto Participativo?Es el proceso a través del cual la población participa en la definición de losvalores de los ingresos y gastos del presupuesto público municipal a invertiren las localidades, e indica en qué áreas deberán hacerse las inversiones y

    PRESUPUESTO PARTICIPATIVO

    Haiman El TroudiMarta Harnecker Luis Bonilla

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    Este capítulo dedicado a los Presupuestos Participativos forma parte

    de la obra “Herramientas para la participación”, editada en Venezuela para la promoción de la democracia participativa. Eloriginal tiene los párrafos numerados

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    cuáles deben ser las obras priorizadas. A su vez, establece las prioridadesde inversión del presupuesto público que manejan las Gobernaciones deEstado, los Ministerios y los órganos descentralizados de la AdministraciónPública.

    De esta manera, el presupuesto deja de ser una caja negra elaborada yadministrada por especialistas. Ya no son los técnicos o los gobernantessolos y a puertas cerradas, los que adoptan las decisiones sobre la políticade impuestos y definen dónde se deben invertir los recursos obtenidos, sinoque ahora junto a ellos participan en la toma de decisiones losrepresentantes elegidos directamente por la población.

    ¿De qué recursos materiales se dispone para los proyectos comunitarios?

    a) El presupuesto municipal

    El presupuesto municipal es administrado por las alcaldías y estáconstituido por las recaudaciones en el ámbito municipal (impuestos depatentes e industrias, derecho de frente, tributos a vehículos, etcétera) y porlas asignaciones que recibe del gobierno nacional (situado constitucional),variando éstas según el número de habitantes de cada municipio.

    b) FIDES y LAEE

     Además del situado constitucional y de las recaudaciones municipales, lasalcaldías y las gobernaciones, y también las comunidades organizadas

    pueden acceder a otras instancias de financiamiento pero únicamentepara proyectos de inversión. Estas son: el Fondo Intergubernamental parala Descentralización (FIDES) y fondos de la Ley de AsignacionesEconómicas Especiales (LAEE).

    Para acceder a estos fondos, los alcaldes, gobernadores y las propiascomunidades organizadas deben presentar proyectos, pero no cualquierproyecto sino aquellos que contengan objetivos específicos que apunten ala solución de problemas concretos de una determinada localidad.

    Todos los proyectos de inversión financiados por el FIDES, la LAEE o elpresupuesto municipal disponible para tal fin deberían, a nuestro juicio, ser

    1propuestos y avalados por las comunidades organizadas .

    c) Las misiones sociales

     Además de todos los recursos financieros disponibles, en cada municipioes importante considerar tomar en cuenta otras inversiones realizadas porel gobierno bolivariano, por ejemplo, todo lo que invierte en llevar adelante las misiones sociales, porque de hecho éstos son recursos quegobierno central ha otorgado a las comunidades a través de diferentes

    servicios: educación, salud, alimentación. Tal realidad no puede serolvidada al formular los proyectos y los presupuestos.

    d) Las obras que ejecutan los ministerios y gobernaciones

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     Adicionalmente, los diversos ministerios, sus entes adscritos, las empresasdel Estado y todo el conglomerado de entes y órganos de la administraciónpública nacional, descentralizada o desconcentrada, ejecutan acciones,adoptan medidas y realizan proyectos en los diversos municipios de lageografía nacional. Lo mismo procede con las gobernaciones.

     Al momento de formular el diagnóstico, la comunidad junto con lasautoridades correspondientes determinará las acciones, medidas yproyectos que, desde el nivel central y regional, deban ser implementadasen su localidad. Aunque los ministerios no están obligados a planificar lainversión con las comunidades, la implementación del presupuestoparticipativo municipal es una excelente oportunidad para crear esa nuevacultura.

    e) Los recursos no materiales

     Además de los recursos materiales ya señalados, las comunidades cuentancon otros recursos que muchas veces juegan un destacado papel para saliradelante: la creatividad de su gente, la iniciativa y de la audacia paraproponer ideas ingeniosas acerca de cómo pueden resolverse problemascon los recursos de la propia comunidad.

     Al respecto, revisemos algunas de las reflexiones del presidente Chávezsobre el tema: “Antes de los recursos financieros hay muchos otros recursosque hay que poner en juego, para la solución del grave problema que se

    nos presenta […] creo que mucho más que el dinero, hace falta:capacidad, conciencia, coordinación, inventiva, creatividad, ¡eso hacemucha más falta que dinero! El hombre o la mujer que pone el corazón en

    2lo que hace consigue recursos donde los incapaces se dan por vencidos ”.

    ¿En qué gasta la Alcaldía?

     Anteriormente nos referimos al origen de los recursos con que cuenta laalcaldía. Pero, ¿en qué gasta la alcaldía estos recursos?

    Suele ocurrir que la mayor parte el presupuesto de las alcaldías se destinaal pago de los salarios de los funcionarios municipales (nómina), almantenimiento del aparato y la prestación de servicios (redes de agua,iluminación, limpieza urbana, mantenimiento de locales públicos, salud,educación (sólo aquella mínima parte que corresponde a las alcaldías),transporte, cultura y recreación, etcétera), quedando generalmente muypocos recursos para la inversión en nuevas obras que beneficien a lascomunidades.

    Pero esta circunstancia no puede ser un obstáculo para el pueblo

    organizado ni para sus gobernantes, siempre y cuando ambos esténdeterminados a promover la transformación de su realidad y a promover eldesarrollo humano y económico sin atentar contra el medio ambiente.

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    Mientras más escasos sean los recursos, más importante es que el máximode vecinos participe en el proceso de toma de decisiones acerca de cómodistribuirlos y de cómo generar nuevos recursos.

    ¿Quién decide los proyectos que se ejecutarán?

    Los vecinos de cada comunidad deben ser quienes tomen las decisiones. Elprerrequisito para ello es su participación activa y decidida en las sesionesordinarias y extraordinarias de trabajo que se organicen para tal propósito.

    ¿Dónde se elabora el Presupuesto Participativo?

     A diferencia del diagnóstico participativo que se realiza en comunidadespequeñas, el área natural del presupuesto participativo es el municipio(aunque en el caso de municipios muy grandes es aconsejable realizar lamayor parte del trabajo por parroquia y, más aún, por subdivisiones dentrode las parroquias). Cada municipio o parroquia se puede dividir en zonasque contienen a su vez varios espacios comunales. En secciones siguientesse presentan los criterios para realizar dicha zonificación.

    ¿Cuál es el espacio ideal para el desarrollo del PresupuestoParticipativo?

    La forma de llevar adelante el presupuesto participativo municipal debeadaptarse a las condiciones concretas de cada lugar: hay que tomar encuenta la densidad de la población del municipio y el grado deorganización popular alcanzado en él. No es lo mismo un presupuestoparticipativo en un área rural poco poblada que un área urbanadensamente poblada.

    En las comunidades rurales pequeñas el presupuesto participativo puedetrabajarse directamente a nivel municipal o parroquial.

    En los centros poblados y ciudades pequeñas se puede trabajar a partir de3divisiones geográficas tales como la utilizada por las UBEs .

    En las ciudades grandes, las experiencias del presupuesto participativopueden darse a partir de una subdivisión del área geográfica quecorresponde a una UBE (circuitos, secciones, etcétera).

    Pero hay que tener en cuenta que las áreas que se establezcan en los iniciosprobablemente no tendrán que ver con definiciones acerca del espaciomás adecuado para desarrollar el proceso del presupuesto participativosino que estarán relacionadas con cantidad de cuadros con que se cuentepara impulsarlo. Mientras más organización previa exista en un municipioo parroquia, y mientras más cuadros preparados para promover la

    participación se tenga, hay más posibilidades de que el proceso puedarealizarse en los espacios más adecuados.

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    ¿Cómo garantizar el manejo transparente y colectivo de lainformación?

    El proceso del presupuesto participativo exige que haya una completatransparencia informativa acerca de los recursos con que cuenta laalcaldía, la forma en que se licitan las obras, el monto de recursosdestinado a cada obra, el cronograma de ejecución de la obra, etcétera. Además de la información que provenga de las autoridades de la alcaldíaen reuniones públicas, se debe procurar publicar estas informaciones enalgún órgano de difusión sea de la alcaldía o privado.

    Se puede aprovechar la tecnología de la información para dar mayor4difusión al proceso .

    ¿Con qué equipo humano debe contar la alcaldía para asumir el

    Presupuesto Participativo?Debiera existir, adscrito a la Dirección de Participación Popular de la Alcaldía correspondiente, un equipo que se ocupe de la promocióninstitucional de las jornadas de presupuesto participativo en todas lascomunidades que comprenden el municipio, así como de la facilitación detodos los procesos inherentes a él. Este equipo debería ser el responsabledel trabajo del presupuesto participativo asociado a la alcaldía y deberíaestar conformado por operadores de la Dirección de Participación Populary otros funcionarios de la alcaldía que puedan reforzarle.

    Para efectos prácticos, denominaremos EPPA al Equipo del PresupuestoParticipativo de la Alcaldía.

    ¿Quién anima a la comunidad a participar en el PresupuestoParticipativo?

    La animación a la comunidad para que participe es un procesopermanente, trasversal y compartido. Tanto los agentes de la alcaldía,como los promotores socioculturales, los miembros de los consejos locales

    de planificación pública, los líderes naturales e institucionales y todos losvecinos que quieran, deben contribuir a la animación.

    Por circunstancias propias de la especificidad vecinal, se observará unadiferenciación normal durante la animación comunitaria. Una promovidapor los agentes externos que intervienen en la localidad y otra asociada alas iniciativas populares. Ambas son complementarias, y deben articularse.

    Mientras el EPPA convoca a las comunidades a través de afiches,pancartas, perifoneo, cuñas radiales o televisivas, anuncios de prensa ydemás medios de difusión; los vecinos y sus liderazgos naturales apelarána la invitación casa por casa, a la información cara a cara, el uso demedios de comunicación alternativos comunitarios. Donde sea posible, losmedios alternativos deben trata de cubrir y divulgar los debates de lasplenarias.

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    Propuesta metodológica

     A continuación exponemos los pasos que, dentro de lo posible, deberíanser contempladas en todo proceso de formulación del presupuestoparticipativo.

    Eso no significa que ésta sea una receta inalterable, se trata, por elcontrario, de una propuesta de procedimiento que puede y debe serenriquecida con todas las ideas y sugerencias que hayan surgido a partirde la reflexión y de la experiencia práctica de los gobernantes locales y lascomunidades organizadas.

     Zonificación

     A efectos de facilitar la elaboración del presupuesto participativo, esconveniente dividir cada centro poblado por zonas. Dichas zonas son

    espacios territoriales menores claramente definidos, donde se deberíanrealizar las asambleas del presupuesto participativo.

    Nos parece recomendable usar como criterio para la demarcación de laszonas el mismo criterio que se ha usado para demarcar las áreaselectorales.

    Dentro de esa área geográfica hay que buscar el lugar más adecuado paraque la población se reúna. Probablemente el espacio más conveniente seauna escuela.

    En un municipio o parroquia podrán conformarse tantas zonas delpresupuesto participativo como áreas electorales existan.

    Teniendo muy claro que el presupuesto participativo es un proceso abiertoa todos los vecinos y no sólo a los que se sienten identificados con elgobierno, una zonificación basada en las áreas electorales permitiríaaprovechar todo el potencial organizativo acumulado en las UBEs duranteel proceso del referendo.

    Dentro de una zona pueden existir varias organizaciones comunitarias de

    base o consejos comunales.Distribución del Presupuesto por zonas

    a) Criterios de distribución: carencias, densidad, prioridades temáticas yparticipación

    Hemos dicho que la Alcaldía debe fijar la cuota del presupuesto municipalque le corresponderá a cada zona para la ejecución de proyectos del añosiguiente y debe hacerlo considerando una serie de criterios. A nuestrojuicio, al menos cuatro deberían ser considerados: aquel asociado a las

    carencias comunitarias, a la densidad poblacional, a las prioridadestemáticas elegidas por las comunidades y el grado de participación de losvecinos en las actividades de la zona.

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    Hay quienes preparan un mapa de carencias de cada zona. Este mapamuestra el cuadro general de la situación de la comunidad. Un diagnósticoparticipativo previo que analiza las carencias en infraestructura y serviciosde cada localidad ayuda a preparar esa información.

    También es importante considerar la cantidad de personas que habita encada zona y la prioridad temática elegida.

    Es conveniente agrupar los problemas en algunas temáticas como, porejemplo: saneamiento ambiental, vivienda, pavimentación integrada(asfalto, red de agua, red de desagüe pluvial), educación, asistenciasocial, salud, transporte y circulación, organización de la ciudad y pedir alos vecinos que establezcan tres prioridades temáticas. Conocer cuales sonlas principales temáticas elegidas a nivel de la ciudad es un indicadorimportante para los planificadores.

    Por último, ha dado muy buen resultado estimular la participación,asignando un mayor porcentaje de recursos financieros a aquellascomunidades que en igualdad de condiciones en cuanto a densidad ycarencia, muestren un mayor desarrollo organizativo y prácticas de mayorparticipación protagónica.

    Para establecer el grado de carencia de servicios e infraestructuras en unazona, se pueden asignar porcentajes a cada problema a través de unaescala determinada. Así, por ejemplo, el alumbrado público posee una

    carencia de 50 por ciento, representa que aproximadamente la mitad de lazona no posee en sus calles dicho alumbrado.

    Una zona densamente poblada y con grandes carencias debe recibirmucho más recursos que una zona con poca densidad. Sería muy injustoque el presupuesto se distribuyese en forma igualitaria entre las zonas quepresentan desniveles.

    Una zona cuyas comunidades practiquen ejercicios permanentes departicipación ciudadana en los asuntos públicos debería ser premiada con

    una asignación mayor que aquellas que poco o nada participan. Estapráctica promueve a la larga, la motivación a participar en todas lascomunidades.

     Ahora bien, ¿qué proporción debe dársele a las carencias, a la densidad ya la participación?

    Esta interrogante debe ser atendida por los gobiernos locales quienes, conbase a su especificidad concreta sabrán en qué cuantía hacer uso de los

    5tres criterios enunciados .

    b) Todos los recursos deben ser incorporadosTodos los recursos disponibles, sin excepción, deberían ser incorporados alpresupuesto participativo y distribuido a cada zona. Recordemos que talesrecursos provienen de aquella porción del situado que no se ha destinado

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    al gasto administrativo, del pago de impuestos, y de fondos del FIDES y laLAEE.

    Del mismo modo, los ministerios y sus entes adscritos, así como lasempresas del Estado y las gobernaciones que en sus planes operativos y

    presupuestos ordinarios tengan recursos destinados para ser ejecutadosen determinadas comunidades pertenecientes al municipio en referencia,deben evaluar con las propias comunidades la pertinencia de talesproyectos, para que no suceda lo que en el pasado ha ocurrido confrecuencia: que, desde el nivel central, se planifican obras que no estánconsustanciadas con los requerimientos inmediatos de las comunidades.

     Actores Del Presupuesto Participativo

    a) Los vecinos

    El proceso del presupuesto participativo es un proceso democrático,abierto a todos los vecinos interesados, sin color político o nacionalidad. Alas reuniones plenarias y a las reuniones por áreas más pequeñas puedeasistir el que quiera.

    b) Los delegados

    Pero no todos los vecinos tienen igual compromiso con el proceso. Los másentusiastas y comprometidos se transforman en sus activistas y deberíancumplir la función de delegados del presupuesto participativo.

    Los llamados “delegados” del presupuesto participativo, son aquellaspersonas en quienes la comunidad delega la tarea de recoger losproblemas de las distintas comunidades y de participar luego en elseguimiento de todo el proceso del presupuesto participativo. Ellos son losgrandes activistas del proceso: movilizan a la comunidad, actúan comocanal de conducción de sus aspiraciones, fiscalizan la aplicación de losrecursos a las obras priorizadas y la ejecución de las mismas.

    En los lugares donde existe tradición organizativa y de lucha, los activistas

    del presupuesto participativo suelen ser los líderes naturales de dichascomunidades.

    Los delegados deben ser electos en las reuniones del presupuestoparticipativo. Pueden elegirse tantos delegados como lo considereconveniente la comunidad, siempre y cuando su número no sea unimpedimento para realizar fluidamente las tareas. La idea es que el númerode delegados no entorpezca la fluidez de la comunicación en lasreuniones. Los delegados están obligados a rendir cuentas mensuales enasamblea a las comunidades que los eligieron.

     Al proponer este criterio de elección de los delgados lo que se busca esestimular la participación. La idea es que quien moviliza más gente a lasreuniones pueda elegir más delegados.

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    La principales funciones del delegado son:

    ! movilizar a la comunidad y recoger las prioridades temáticas y de obras6

    ! coordinar, junto con los consejeros , el proceso de debate con lapoblación acerca de las obras a jerarquizar 

    ! actuar como canal de conducción de las aspiraciones de la comunidadque representan

    ! fiscalizar la aplicación de los recursos a las obras priorizadas y lacalidad de su ejecución

    ! fiscalizar la actuación de los consejeros

    c) Los consejeros

    Mientras los delegados se preocupan de los problemas más inmediatos desu área: pavimentar una calle, una obra de alcantarillado, etcétera, elconsejero discute temas más amplios y debe pronunciarse sobre las obrasque deben realizarse en la ciudad como un todo tomando en cuenta lasprioridades establecidas en las reuniones del presupuesto participativo.

    Deben compatibilizar las demandas de la población con las de la alcaldíay puede ocurrir que tengan que priorizar obras que no corresponden a lazona por la que fueron electos. Deben tener la capacidad para analizar elconjunto de los problemas y para explicar y convencer a sus electores de locorrecto de sus decisiones, aunque ellas no los favorezcan en lo inmediato.

    Ellos son, entonces, los que toman las últimas decisiones sobre las obrasque deberán ser realizadas.

    La población, que ya eligió sus prioridades por democracia directa, delegasu representación en estos consejeros para que elaboren en cogestión conel gobierno municipal y el consejo local de planificación pública, elpresupuesto público y el plan de obras para el año siguiente.

    Deben elegirse dos consejeros por cada zona del presupuestoparticipativo. Su mandato dura un año, pero si llegan a perder la confianza

    de sus electores, como se trata de una representación delegada queemana de una democracia directa, los consejeros podrán ser revocadospor el foro de delegados en cualquier momento.

    Dentro de lo posible los consejeros deben recibir un pequeño curso de lasnociones fundamentales necesarias para entender el tema delpresupuesto. El EPPA debe contribuir en dicho curso.

    d) El equipo de la alcaldía que promueve el proceso

    Como ya hemos mencionado, debe haber un equipo de la alcaldía

    dedicado a promover y facilitar este proceso.El Equipo del Presupuesto Participativo de la Alcaldía (EPPA) será lainstancia responsable de articular todas las actividades inherentes aldesarrollo de las jornadas de presupuesto participativo.

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    Deberá preparar las grandes asambleas y las reuniones del Consejo del PP,y articular sus relaciones con la comunidad a través de los coordinadoreszonales.

     Al mismo tiempo deberá articularse con el Consejo Local de Planificación

    Pública. Del trabajo mancomunado de ambas instancias junto a lascomunidades dependerá el éxito deseado. En el caso de que el ConsejoLocal de Planificación no esté funcionando el alcalde deberá buscar unafórmula para que el proceso del presupuesto participativo no se detenga.

    e) Asesores zonales

    Para llevar adelante el proceso es conveniente que cada alcaldía tenga unpersonal exclusivamente encargado de atender una zona del presupuestoparticipativo, independientemente de que ese cuadro provenga de algunade las direcciones de la alcaldía.

    Estas personas deben hacer de puente entre la administración y lasrespectivas zonas en lo que se refiere a materias relacionadas con elpresupuesto participativo, manteniendo siempre una visión del gobiernocomo un todo y debe ayudar a articular los requerimientos de cada zonacon las respectivas direcciones. Debe desempeñar el papel de puente entreel gobierno y los habitantes de la zona sirviendo a la vez de parachoques yde punta de lanza del gobierno.

    Para evitar problemas no deben vivir en la región de la cual soncoordinadores.Sus tareas específicas serían:

    a) Convocar a quienes todavía no se han integrado al proceso

    b) Ayudar al proceso de organización (labor compartida con los líderescomunitarios y el EPPA)

    c) Suministrar a su zona informaciones proveniente s de la alcaldía y elConsejo del Presupuesto Participativo.

    d) Establecer contactos entre la población y las respectivas direcciones dela alcaldía

    e) Mediar en los conflictos que puedan crearse entre sectores de lacomunidad y con alguna de las entidades de la alcaldía. Por lo tanto, elasesor zonal debe ser una persona muy respetad