pedro casaldaliga hermano de los sin tierra
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“Voy a pasar la vida más o menos inútil, más o
menos poeta. No habré tenido un hijo. No habré
sido magnate ni gerente de lucros, ni albañil o
mecánico. Habré plantado unos contados árboles
y habré escrito unos libros, muchas cartas, hojas
hijos al viento. Procura que la Gracia y la Ternura
llenen de vino nuevo... tu ánfora de barro. Dios
mide a su manera la eficacia. Ama a todos los
hijos de los hombres. Di tus palabras como las
semillas que mueren pero brotan. Haz de tu
corazón célibe solo un ambulante hogar
desatrancado, una lona de circo bullanguero.
Deja las digitales de tus pies peregrinos como
besos en llama solidaria sobre la carne de la
Madre Tierra. Posa tus ojos, tibios ya de ocaso,
como lumbres de aceite, acurrucadas en la vigilia
universal del Tiempo”
(Confesiones, Pedro Casaldàliga)
Primera edición: Noviembre 2013
ISBN: 978-1-291-63988-9
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ÍNDICE
PREÁMBULO ................................................................ Pág. 18
I. INFANCIA Y JUVENTUD .............................................Pág. 13
II. ORDENACIÓN SACERDOTAL ................................ Pág. 20
III. SU ENCARNACIÓN EN MATO GROSSO .............. Pág. 25
IV. UN EJEMPLO QUE MARCARÁ SU VIDA ............. Pág. 31
V. ORDENACIÓN EPISCOPAL ..................................... Pág. 36
VI. LOS LATIFUNDIOS DE LA PRELATURA ............. . Pág. 41
VII. EDUCACIÓN Y SANIDAD EN EL TERRITORIO ... Pág. 47
VIII. COMPROMISO CON LOS SIN TIERRA ................ Pág. 59
IX. DIARIO DE 1975-1977 ............................................. Pág. 65
X. LOS XAVANTE QUIEREN VOLVER A SU TIERRA Pág. 71
XI. LOS VIAJES DE CASALDÀLIGA ............................ Pág. 82
XII. ALBORADA, EL BOLETÍN DE LA PRELATURA ... Pág. 107
XIII. LA GRAN BLASFEMIA DE NUESTROS DÍAS .... Pág. 115
XIV. TEOLOGÍA Y ESPIRITUALIDAD DE LA LIBERACIÓN 123
XV. SU RESPONSABILIDAD ECLESIAL Y SOCIAL .. Pág. 133
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XVI. SU FE EN EL DIOS DE JESÚS ......................... Pág. 143
XVII. SU OPCIÓN POR LOS POBRES ...................... Pág. 152
XVIII. SU RELEVO EN LA PRELATURA ...................... Pág. 161
XIX. SU SUEÑO ........................................ ................ Pág. 171
EPÍLOGO ................................................................... Pág. 185
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PREÁMBULO
Conocí a Pedro Casaldàliga por el año 1960, tenía entonces catorce
años y su discernimiento sobre mi vida ha sido crucial. Iniciaba
entonces el bachillerato superior en el Colegio Claret de Barcelona.
Fue mi director espiritual. Decir esto hoy suena a extraño, cuando
estamos vaciados hacia lo exterior y apenas queda vida interior.
Pues sí, interfirió en mi vida, aconsejándome en la orientación
vocacional. ¿Qué hubiese sido de mí sin aquellos consejos? Fue
como uno de esos ángeles que intervienen en nuestro camino a lo
largo de nuestra vida...
Por aquel entonces de la España franquista, Casaldàliga
animaba los Cursillos de Cristiandad con gran empuje. Noches
locas hablando con matrimonios, con personas muy interesantes
con las que no había tenido mucho contacto hasta aquel momento.
Esto le ayudó a conocer a los seglares y sus problemas. Conserva
grandes amistades de aquella época. Y vino el Concilio...
La idea de convocar y celebrar un concilio ecuménico se le
ocurrió al papa Juan XXIII. El Concilio no fue el resultado de un
proceso de análisis y de estudio. Fue el efecto inesperado de una
“intuición profética”. Este impulso representó un cambio radical en
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las posiciones hasta entonces admitidas y consideradas como lo
normal en la Iglesia. El día 11 de septiembre de 1962, es decir, un
mes antes de iniciarse los trabajos del Concilio, Juan XXIII dirigió un
radiomensaje a los cristianos de todo el mundo. En él decía que la
finalidad del Concilio no se debía limitar a la simple repetición de las
afirmaciones teológicas tradicionales, sino que lo importante era
una nueva formulación de la doctrina “en la forma y proporciones de
un Magisterio con un carácter sobre todo pastoral”. Su intención era
presentar a la Iglesia de manera que fuera una verdadera respuesta
a las profundas exigencias de la humanidad1.
Fue el mismo año de mi relación con Casaldàliga cuando lo
enviaron, junto a otros religiosos, a Guinea, para implantar los
cursillos de cristiandad. Allí fue su primer contacto con el Tercer
Mundo, teniendo que luchar ya entonces para que en los cursillos
pudiesen asistir tanto blancos como negros. Fue en el verano de
1961, teniendo el billete para ir de nuevo a Guinea, cuando lo
destinaron a Barbastro como director del seminario. Después cuatro
años a Madrid como director de la revista Iris de Paz. El impacto del
Concilio le llegó a él y aun grupo de misioneros que trabajaban en
equipo. Algunos artículos de la revista molestaban al gobierno
franquista, y el ministro de Información de entonces, Manuel Fraga
1 Cf. J: M: CASTILLO, La Iglesia que quiso el Concilio, Madrid 2001, 22-23
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Iribarne, amenazó con cerrar la revista si no se cambiaba la línea
editorial. Lo que motivó que le asignasen el encargo de fundar una
misión en la región norte del Mato Grosso. Cuando conocí la noticia
me sonó a exclaustración..., pero los caminos del Señor son
maravillosos: De la muerte puede hacer surgir vida.
Pedro Casaldàliga llegó a la región de Sâo Felix a finales de
julio del año 1968, año del mayo francés y de la primavera de
Praga, símbolos de un mundo que estaba en efervescencia y
transformación, donde la Iglesia acentuaba su proceso de
modernización, especialmente en América del Sur con la
conferencia de Medellín del año 1968, donde Pablo VI se reunió con
el episcopado latinoamericano y donde resonaron estas palabras:
“El Episcopado Latinoamericano no puede quedar indiferente ante
las tremendas injusticias sociales existentes en América Latina, que
mantienen a la mayoría de nuestros pueblos en una dolorosa
pobreza cercana en muchísimos casos a la inhumana miseria. Un
sordo clamor brota de millones de hombres, pidiendo a sus pastores
una liberación que no les llega de ninguna parte”2. Su llegada a
Brasil, junto con otro misionero, Manuel Luzón, no fue fácil. Y tres
años después le llegó el nombramiento de obispo del Vaticano. El
futuro obispo redactó la siguiente invitación: ”Tu mitra será un gorro
2 Medellín, Pobreza, 1,2
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de paja sertanejo, el sol y el claro de luna, la lluvia y el sereno, la
mirada de los pobres con quien caminas y la mirada gloriosa de
Cristo, el Señor. Tu báculo será la Verdad del Evangelio y la
confianza de tu pueblo en ti. Tu anillo será la fidelidad de la Nueva
Alianza del Dios liberador y la fidelidad del pueblo de esta tierra. No
tendrás otro escudo que la fuerza de la Esperanza y la Libertad de
los hijos de Dios, ni utilizarás otros guantes que el servicio del
Amor”. El 23 de octubre de 1971, el día de su consagración, como
no había ninguna catedral, las personas tuvieron que traer las sillas
de sus casas para sentarse junto al río Araguaia junto a un hombre
con un gorro de paja y un remo de madera que utilizan los indios
tirapé. He de confesar que esta imagen se convirtió para siempre en
mí como el símbolo que encarnaba las mejores aspiraciones del
Concilio Vaticano II.
Hoy, cuando Casaldàliga ya mayor, pero no descomprometido
con su gente, obispo emérito de Sao Félix do Araguaia (Brasil), que
ha realizado una meritoria labor entre los más desvalidos, en
especial los indígenas y campesinos sin tierra con los que ha
colaborado en la transformación social del Mato Grosso Brasileño,
quisiera rendir homenaje y hacer memoria de lo que, para mí, es lo
más importante de su biografía, más allá de nuestras creencias
personales: su coherencia de vida. Siempre he reaccionado ante
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aquellos que dicen, para justificarse, que de joven hay que ser
revolucionario, pero quien lo es de mayor es un iluso. Para mostrar
que esto no es así, baste este testimonio vital.
Antes de entrar en el recorrido biográfico de éste “hermano de
los sin tierra”, quisiera decir que Casaldàliga no es de una pasta
diferente a la nuestra, es hijo de una tierra como cada uno de
nosotros, que ha llegado a una plenitud de vida desplegando sus
alas al viento para ir dando respuesta, día a día, lo que los
acontecimientos le demandaban. Pero, eso sí, con total
generosidad de vida. No hubiese llegado a lo que es si hubiese
querido “guardar su vida” y no entregarla a los demás.
Vamos a estructurar esta narración en varios capítulos: En
primer lugar los años anteriores a su partida hacia Mato Grosso
(Brasil); y, después, su vida en Mato Grosso, su lugar de plena
encarnación como lo hizo en su día Jesús en Nazaret.
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EL CORAZÓN LLENO DE NOMBRES
Al final del camino me dirán:
¿Has vivido? ¿Has amado?
Y yo, sin decir nada,
abriré el corazón lleno de nombres3.
3 Los poemas que aquí se incorporan están extraídos de P. CASALDÀLIGA, Antología Personal, Editorial Trotta, Madrid 2006.
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I. INFANCIA Y JUVENTUD
La lealtad, la libertad y la profecía no se improvisan. Cada uno da lo
que es. El radicalismo de Pedro proviene de dentro, como de un río
secreto que irrumpe cuando circunstancias externas tratan de
desviarlo, pararlo, acallarlo. Cuenta Pedro: “Una vez, tras enterrar a
uno de esos peones asesinados, cogí un puñado de tierra de su
sepulcro, lo puse sobre el altar y excomulgué a esas haciendas.
Pero fue un acto contra las haciendas, no contra las personas”. Y,
ante la presión de ciertos latifundistas muy “cristianos”, que lo
invitaban a celebrar misa en las capillas de sus terrenos, decidió
evitar toda ambigüedad: “El Evangelio es para los ricos, pero contra
su riqueza, sus privilegios, su posibilidad de explotar, dominar y
oprimir. Si cada semana voy a la casa de un rico y no pasa nada, no
digo nada, no sacudo aquella casa, no sacudo aquella conciencia,
ya me he vendido y he negado mi opción por los pobres”.
En la vida de cada persona hay semillas que preparan su
futuro. Esas semillas brotaron en Pedro y le hicieron decir un día al
regreso de unos Cursillos de Cristiandad dados en Guinea: “Siento
furiosa la realidad y la llamada del Tercer Mundo. Traigo para
siempre en mi corazón, confusamente, como un feto, África, el
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Tercer Mundo, y esa nueva Iglesia, la Iglesia de los pobres, que
diríamos luego a partir del concilio”. ¿Cuáles fueron esas semillas?
Casaldàliga nació en Balsareny, comarca del Bages, un
pueblo de Cataluña, el 16 de febrero de 1928. Era el hijo del lechero
del pueblo, un hombre sobrio, silencioso y muy sensible. Le gustaba
mucho el cine, ordeñaba por la mañana y se escapaba, a veces, a
ver alguna película. Su madre, a la inversa, era muy habladora y
estaba muy influenciada por la tradición de una familia de tratantes
de animales. De sus recuerdos de infancia, Casaldàliga retiene el
de la sábana de color rosa que cubría el cadáver de su vecinita que
apenas tenía dos años. En España se vivían años difíciles. Los
Casaldàliga eran gente de orden y de tradición, pero no eran ricos.
Su padre no dejaba de repetir en casa que no eran ricos. No
pasaban gana pero no sobraba tampoco nada. En su casa se
valoraba mal el lujo y el dinero mal ganado.
La época de la República y posteriormente la Guerra Civil
cogieron a Casaldàliga en zona roja marcada por un ambiente
anticlerical. Se perseguía a los sacerdotes y a las monjas. En su
casa se vivía un clima de persecución. Las persianas siempre
estaban bajadas y se hablaba en voz baja. La escuela del pueblo
que era mixta y atea, la llevaba una maestra socialista, lo que
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motivo que algunas familias retiraran a sus hijos de la misma.
Durante esos años Casaldàliga asistía a clases particulares que
daban, a escondidas, mujeres voluntarias del pueblo, que
combinaban las matemáticas con la catequesis. Se vivía en un
ambiente de clandestinidad. Las muchas veces hacía de
monaguillo, se celebraban en masias alejadas del pueblo. En
definitiva, estos jóvenes, entre los que se encuentra Casaldàliga, no
tuvieron adolescencia.
No obstante, Casaldàliga mantiene un buen recuerdo de las
escapadas a Candàliga y a Cortés del Pi, dos masias de parientes
donde su familia lo enviaba para descongestionarlo del ambiente de
Balsareny y ara que pudiese alimentarse mejor. Allí Casaldàliga se
apasionó definitivamente por la naturaleza. De aquellos días
recuerda cuando con los amigos quemaron accidentalmente un
árbol y los remordimientos que tuvo. Este sentimiento, como el de
su vecinita, le revive cada vez que se encuentra con violencia o se
destruye con fuego la selva de Mato Grosso.
Pero lo que marcará con fuego a este niño de siete años fue
la muerte, en poco espacio de tiempo, de dos personas muy
queridas para él: el vicario de Navàs, amigo de la familia, y su tío
Luis, un sacerdote joven, que era motivo de orgullo a su abuela
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Francesca, que había sufrido persecución en la época republicana.
A su tío lo mataron cuando intentaba esconderse, con dos
compañeros religiosos, en un mas. Estaban a punto de salvarse
pero fueron descubiertos por un carbonero que los delató a los
milicianos. Por todo esto, Casaldàliga puede decir que es “hijo de
sangre de mártir”. Como no podían ir al lugar a donde mataron a su
tío, su madre lo llevó a la calle donde asesinaron al vicario de
Navàs. Casaldàliga recuerda perfectamente el impacto que le causó
el ver la sangre sobre la cera.
Por fin la guerra se acabó, pero la sangre de miles de
republicanos tardó muchos años en extinguirse. Los Casaldàliga
vivían ajenos a esta otra barbarie; para ellos la victoria de los
nacionales suponía el fin de la clandestinidad y de la persecución. A
Casaldàliga le decían que los rojos eran malos, pero pronto
descubrió que los nacionales distaban mucho de ser íntegramente
buenos. En su casa la familia le compró el uniforme falangista, pero
no se lo quería poner, porque, según le habían dicho, los requetes
eran mejores.
Al haber terminado la guerra, la familia Casaldàliga pudo ir a
traer a Balsareny los restos del tío Luis para ser enterrados en el
cementerio del pueblo. Fue una ceremonia solemne y emotiva.
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Antes de enterrarlo la madre de Pedro, que apenas tenía diez años,
le colgó en el cuello una bolsita de color verde que contenía un
diente e su tío como reliquia. Este hecho, junto con la insistencia de
su abuela que le pedía que se hiciese sacerdote, golpeaba su
conciencia infantil. Por todo esto, a los once años les dijo a sus
padres que quería ser sacerdote. Una vez asumido el hecho por la
familia, estudió un año de latín con el vicario de Balsareny y, al
verano siguiente ingresó en el seminario de la Gleba en Vic.
Era tiempo de postguerra, de hambre y de privaciones. Ser
seminarista en aquel tiempo y con aquella edad era toda una
prueba. En las cartas que enviaba a su familia repetía: “Enviadme
pan”. Desde el día en que Casaldàliga entró en el seminario hasta
el día de hoy, el tiempo que este ha estado en la casa familiar ha
sido mínimo. Casaldàliga, una vez habituado a soportar las
dificultades, descubre una de las pasiones más importantes de su
vida: la poesía. Para Casaldàliga su vocación natural es ser poeta.
Piensa que todos somos poetas, pero el poeta tiene la suerte de
poderlo decir. No se considera un buen poeta, pues no se ha podido
dedicar a la poesía. Casaldàliga respira poesías, pero no se dedica
a hacerlas. La poesía le ha ayudado mucho a lo largo de su vida,
especialmente en el Mato Grosso para gritar, cantar, reír o llorar,
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para maldecir y para rezar. Renunciar a la dedicación a la poesía,
es una de sus renuncias a favor de la vocación misionera.
En el seminario jugaban a misioneros que eran perseguidos y
martirizados por los indios. Casaldàliga siempre quería jugar al
misionero mártir. En casa notificó que “quería ser misionero”,
cuando tenía doce años. Una de las personas que más influyó en
esta decisión fue el padre claretiano Bertrans, un sacerdote que
custodiaba las reliquias de san Antonio Maria Claret, a quien había
acompañado durante la guerra haciendo de monaguillo por las
masias de la comarca. El padre Bertrans simulaba ser un
comerciante de tejidos e iba disfrazado con un gran bigote para
ocultar su condición de sacerdote. Para ser misionero Casaldàliga
tuvo que salir de Vic, durante el verano del año 1941, para ir a
Cervera. A partir de aquí seguirá su proceso que le llevará a
Barbastro, otra vez a Vic y, finalmente, a Solsona y a Valls, donde
finalizará sus estudios. A Casaldàliga le hubiese gustado mucho
dedicarse a la filosofía. En el seminario hizo una tesis sobre
Heidegger y el existencialismo de Unamuno y de Marcel. Además
de descubrir la filosofía, a casaldàliga le hubiese gustado ser
periodista. En este tiempo de formación pensaba apostólicamente
en la prensa, la radio y el cine. Años más tarde, estando en Madrid,
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pudo dirigir la revista Iris. Sus amigos le llamaban Pedro Palabra.
Gracias a esto en Mato Grosso ha podido publicar todo lo que iba
viviendo, lo que ha favorecido la resonancia internacional. Es una
manera, como decía Jesús, de gritar desde los tejados.
PERSONALIDAD
Pájaro que tiene personalidad,
quiere el aire, el riesgo, de la libertad.
No le van las jaulas, no le van.
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II. ORDENACIÓN SACERDOTAL
Fue ordenado sacerdote el 31 de mayo del año 1952, durante el
Congreso Eucarístico Internacional de Barcelona, con otros
ochocientos compañeros. Y desde entonces, la Iglesia ha cambiado
mucho. Principalmente, gracias al Concilio Vaticano II que, a pesar
de todos los frenazos que se han venido dando oficialmente,
significó una revolución histórica para la Iglesia. Ahora hay mucho
más laicado, mucha más libertad, concedida o conquistada, más
ecumenismo y diálogo interreligioso. Han surgido nuevas teologías,
se tiene conciencia clara de la necesidad de renovar profundamente
el ministerio de Pedro, la vivencia de la colegialidad y de la
corresponsabilidad, y se pide cada vez más incontestablemente el
diálogo entre la Iglesia y el mundo.
Sabadell será, después de un breve paso por Galicia, su
primer destino. Empieza a trabajar al colegio de los claretianos,
pero la dedicación a la enseñanza no le priva de dedicar algunas
horas a la radio, fundar la revista Euforia, realizar actividades con
los inmigrantes murcianos que van llegando a la ciudad, En el año
1958 es destinado en Barcelona, donde ejerce una múltiple
actividad pastoral, se encarga de los "Cursillos de *Cristiandad",
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escribe un programa de radio semanal que es retransmitido por
once emisoras y colabora en diferentes publicaciones: Otro Cine,
Universidad 61,... A pesar de traer un ritmo vertiginoso de trabajo le
queda tiempo para intentar hacer algo por los inmigrantes que van
llegando a Barcelona. Casaldàliga organiza con sus colaboradores
una bolsa de trabajo que consigue ocupación por más de quinientos
jóvenes, se abre un local con duchas y ropa en el Casal Claret y se
organiza una escuela nocturna gratuita por jóvenes analfabetos y
sin estudios.
De Barcelona es enviado a Guinea para promover los "Cursillos de
Cristiandad". Allá lleva a cabo la experiencia de lo que se denominó
“cursillos mixtos", en los que participan simultáneamente personas
de diferentes colores de piel. Pedro siente allí "furiosamente la
llamada del Tercer Mundo". Guinea deja impronta en Casaldàliga.
En el año 1965 es prefecto del Seminario claretiano de
Barbastro y al cabo de poco tiempo irá a Madrid para dirigir la
antigua revista Iris de paz. Madrid le abre nuevas puertas a la
prensa, a los cursillos, con los universitarios negros de Guinea, con
los submundos que ya le eran familiares de Sabadell y Barcelona.
Iris se convierte en una revista teñida de preocupación social. Tanto
que un artículo suyo calificando de "decepcionante" una declaración
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del Episcopado Español, supone su destitución. Asesor Nacional de
los Cursillos de Cristianismo, el obispo Pedro hace el que puede
para ir impregnando las comunidades cristianas al nuevo aire del
Concilio. Junto con otros compañeros juega un papel fundamental
en la renovación de su orden religiosa con su participación como
delegado al Capítulo General de Renovación de los Misioneros en
el año 1967, como exigía el Concilio Vaticano II.
Pedro, apodado el “Che” por capitanear entre los claretianos
la trinchera renovadora después del Vaticano II, tenía
encantamiento y credibilidad. La juventud lo admiraba por su
apertura, su compromiso con la justicia y los más marginados, su
sensibilidad poética y su capacidad de dialogar con los problemas
de la cultura moderna.
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DEJA LA CURIA, PEDRO
Deja la curia, Pedro,
desmantela el sinedrio y la muralla,
ordena que se cambien todas las filacterias impecables
por palabras de vida, temblorosas.
Vamos al Huerto de las bananeras,
revestidos de noche, a todo riesgo,
que allí el Maestro suda la sangre de los Pobres.
La túnica inconsútil es esta humilde carne destrozada,
el llanto de los niños sin respuesta,
la memoria bordada de los muertos anónimos.
Legión de mercenarios acosan la frontera de la aurora naciente
y el César los bendice desde su prepotencia.
En la pulcra jofaina Pilatos se abluciona, legalista y cobarde.
El Pueblo es sólo un «resto»,
un resto de Esperanza.
No Lo dejemos sólo entre guardias y príncipes.
Es hora de sudar con Su agonía,
es hora de beber el cáliz de los Pobres
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y erguir la Cruz, desnuda de certezas,
y quebrantar la losa—ley y sello— del sepulcro romano,
y amanecer
de Pascua.
Diles, dinos a todos,
que siguen en vigencia indeclinable
la gruta de Belén,
las Bienaventuranzas
y el Juicio del amor dado en comida.
¡No nos conturbes más!
Como Lo amas,
ámanos,
simplemente,
de igual a igual, hermano.
Danos, con tus sonrisas, con tus lágrimas nuevas,
el pez de la Alegría,
el pan de la Palabra,
las rosas del rescoldo...
...la claridad del horizonte libre,
el Mar de Galilea ecuménicamente abierto al Mundo.
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III. SU ENCARNACIÓN EN MATO GROSSO
Un año más tarde, el 1968, es enviado al Mato Grosso (Brasil) junto
con el padre Manuel Luzón. La Misión tiene 150.000 km2, de ríos,
"sertao" y floresta, al nordeste del Mato Grosso, dentro del
Amazonia llamada "legal", entre los ríos Araguaia y Xingú. En todo
el territorio viven entre cincuenta y sesenta mil habitantes. Por
entonces se está abriendo la única carretera existente, roja y
polvorienta. Lugar de extrema pobreza, sin médico, correo, luz,
teléfono, telégrafo... La profesora más cualificada es una mujer con
poco menos de un año y medio de estudios elementales. Los
misioneros empiezan a hacer de enfermeros, supliendo los
inexistentes médicos en la lucha contra la muerte: malaria, hepatitis,
tétanos, deshidratación, desnutrición. En la primera semana de
estancia tiene que enterrar cuatro niños en Sâo Félix, más tarde
tendrá que enterrar otros muchos. Poco a poco la situación va
ofreciendo su cara real. Las soluciones llegan poco a poco. Forman
una escuela de segundo grado, para hacer frente al analfabetismo y
un pequeño centro de asistencia médica. Se va construyendo un
pequeño equipo misionero. La Misión se convierte en Prelatura:
“Prelatura de Sâo Félix don Araguaia”
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Pedro Casaldàliga se toma en serio lo de que el amor a Dios
se verifica en el amor a la persona, el respeto u ofensa a la persona
es respeto u ofensa a Dios y, a mayor ofensa, más indignación y
compromiso: “Mi decisión última, escribe Pedro, fue el año 1967.
Había llegado mi hora. El testimonio laico del Che Guevara, muerto
por entonces, era una nueva llamada. Elegí el Brasil. Por fin, había
conseguido lo que tanto había soñado: un clima heroico para vivir
heroicamente. Uno encuentra natural que Pedro, ya en el Mato
Grosso, en uno de sus primeros entierros, los sepultados eran
cuatro niñitos de prostitutas, dijera a su compañero Manuel Luzón:
“O nos vamos de aquí inmediatamente, o nos suicidamos, o
hallamos una solución para todo esto”.
La Prelatura de San Félix do Araguaia es la Iglesia católica de
la región del Alto Araguaia, en Brasil. Situada en el nordeste del
Estado del Mato Grosso, abarca una extensión similar a la de
Portugal. Esta región amazónica se caracteriza por su aislamiento,
miseria y ausencia total de los más elementales derechos humanos.
Los núcleos urbanos más próximos, como Goiania o Barra de
Garças, se encuentran a treinta horas de Sâo Félix, la capital del
Estado del Mato Grosso. Cuiabá, está a dos días de viaje. En toda
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la región las carreteras son de tierra, y en la temporada de lluvias
quedan cortadas.
Este contexto de aislamiento favorece una situación de
corrupción generalizada en donde todos los órganos de poder,
como gobernadores locales, policía y jueces, cometen y consienten
torturas, asesinatos y esclavitud en toda la región. El propio
Casaldàliga, sufrió un intento de homicidio por parte de la policía
militar, que equivocando el objetivo asesinó con un disparo a
bocajarro al sacerdote que le acompañaba.
Uno de los orígenes de esta situación es la corrupción
electoral. El analfabetismo, la ignorancia, el miedo y las amenazas
son la práctica habitual de la compra-venta de votos a cambio de un
poco de dinero o comida. Así, son los más pobres los que sustentan
el sistema actual permitiendo con sus votos que auténticos
mafiosos y asesinos copen los distintos órganos de poder. En las
últimas tres décadas apenas se han conseguido avances
significativos en derechos humanos, a pesar de que hace ya
veinticinco años que finalizó la dictadura. Por el contrario, el nivel
adquisitivo de la población en la región y en el país entero ha
disminuido a menos de la mitad en este periodo. Hoy hay más
pobreza y es más extrema que hace treinta años. Tras una
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sucesión de gobiernos militares, el 15 de marzo de 1985 tomó
posesión el primer presidente civil, pero no como resultado de una
consulta popular, pues una de las últimas acciones de la dictadura
fue impedir que se tradujera en una acción práctica la amplia
movilización por elecciones directas desarrollada en el país. Sin
embargo, los militares no pudieron impedir que el colegio electoral
que diseñaron para confirmar cada cinco años al general escogido
para comandar al régimen, eligiera a Tancredo Neves en lugar de
su candidato Paulo Maluf, que fue hospitalizado la noche antes
debido a una enfermedad que en poco tiempo lo condujo a la
muerte, Neves no asumió el cargo, y en su lugar lo hizo el
vicepresidente José Sarney, que gobernó hasta 1990. Bajo su
mandato se aprobó una nueva Constitución que estableció la
elección directa para escoger, cada cuatro años, al presidente y
vicepresidente de la República, senadores, diputados y
gobernadores, y en fecha distinta a alcaldes y concejales por igual
período.
El fin de la dictadura, aunque no de la influencia de los
militares en la vida nacional, que hasta hoy es fuerte, comenzó con
la aprobación por el último de sus gobiernos de una ley de amnistía
en agosto de 1979.Esto fue impulsado por la reactivación de las
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luchas sindicales, dirigidas por el presidente Luis Ignacio Lula da
Silva, líder del Partido de los trabajadores (PT); del movimiento
estudiantil y de otros sectores profesionales y sociales y la
proliferación de los comités por la amnistía, a partir de 1977. La ley
se limitó a amnistiar a los varios miles de víctimas del régimen
militar instaurado el 1 de abril de 1964: Diez mil exiliados, casi cinco
mil privados de sus mandatos electivos y/o derechos políticos y
centenares de expulsados de sus trabajos o centros de estudio. El
hecho de que nadie haya sido juzgado por esos crímenes,
demuestra el poder real que siguen teniendo las Fuerzas Armadas
después de más de dos décadas de haber dejado el gobierno. La
cerrada oposición castrense se da a pesar de que no existen
exigencias de apertura de procesos contra los culpables, sino sólo
la demanda de que se esclarezca toda la verdad de lo ocurrido en
esas dos negras décadas para Brasil.
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NO TE HE NEGADO
Por causa de Tú causa me destrozo
como un navío, viejo de aventura,
pero arbolando ya el joven gozo
de quien corona fiel la singladura.
Fiel, fiel..., es un decir. El tiempo dura
y el puerto todavía es un esbozo
entre las brumas de esta Edad oscura
que anega el mar en sangre y en sollozo.
Siempre esperé Tú paz. No Te he negado,
aunque negué el amor de muchos modos
y zozobré teniéndote a mi lado.
No pagaré mis deudas; no me cobres.
Si no he sabido hallarte siempre en todos,
nunca dejé de amarte en los más pobres.
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IV. UN EJEMPLO QUE MARCARÁ SU VIDA
La casa de un artesano tapirapé se conoce rápidamente porque
tiene en la puerta un par de loros desplumados con más piel que
plumas. Los tapirapé se han dedicado siempre a la caza, la pesca y
a una agricultura muy rudimentaria, pero desde hace unos años la
artesanía se ha convertido en una buena fuente de ingresos
complementarios. Los tapirapé aprecian mucho estas aves porque
utilizan las plumas que cada año renuevan por hacer las grandes
mascares características de la tribu. En una de sus primeras visitas
al poblado, presentaron a Casaldàliga un viejo pâxé, una clase de
sacerdote-médico, el hombre de culto de la medicina tradicional,
quien le bendijo, le cogió las manos y le sopló insistentemente para
espantar a los malos espíritus que pudiera traer, como si fuera un
invasor que traía malos espíritus para sus tierras y sus culturas.
En todo el poblado no hay ni un solo signo religioso.. No hay
ninguna iglesia, ni ninguna cruz, pero hace más de cuarenta años
que se instaló una misión de las hermanitas de Foucauld, las que
trabajaban con el padre Jentel y que forman parte del equipo de la
prelatura de Casaldàliga. Actualmente viven aquí las hermanitas
Odile y Genoveva, que todo el mundo conoce como ‘Veva’. Ella fue
la primera religiosa que llegó al poblado y ha vivido de cerca todos
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los conflictos que han afectado los tapirapé. Como todos los
pueblos indios, estos también tienen problemas de tierra, en este
caso dificultades en lograr que el gobierno haga la demarcación del
territorio donde siempre han vivido y especialmente que los grandes
propietarios de la región la respeten. Veva y Odile viven en una
cabaña más del poblado. En su interior se puede descubrir la
primera señal de su condición religiosa: Hay una discreta capilla-
oratorio de poco más de dos metros cuadrados que tienen en un
rincón. Las hermanitas de Foucauld son una fraternidad
contemplativa, pero su estilo de vida les lleva a estar siempre al
servicio de los demás; por lo tanto, aunque sea la hora de la
oración, lo abandonan si entra alguien a la casa. Otra característica
de estas religiosas es la firme convicción que no pueden ni quieren
enseñar nada a nadie: la gente ha de aprender por ella misma, ellas
sólo quieren compartir. Veva es una mujer de setenta y cinco años
que ha pasado más de la mitad de su vida entre estos indios y
parece como si, del contacto, se le hubiera pegado incluso una
cierto parecido físico. El sol de la región le ha dorado y arrugado la
piel, tiene los cabellos cortos, lisos y plateados, una mirada
bondadosa y unas manos grandes y endurecidas por el trabajo.
“Nosotros queremos respetar y no imponer. Cuando llegamos a
este poblado la situación era muy difícil, intentamos ayudarles, pero
32
no nos limitamos a darles medicinas, sino que les hicimos ver que
había una salida, que no estaba todo acabado”. “Para dar confianza
a los tapirapé, añade Veva, decidimos asumir la vida que hacían,
porque entre ellos se había creado el sentimiento de que sus
creencias estaban equivocadas y empezaban a despreciar su
propia lengua y a pensar que su sistema de vida era malo.
Entonces, nosotras, por hacerlos ver que su vida sí que tenía un
sentido, decidimos asumir todo el que hacían y todo el que tenían”.
Casaldàliga reconoce la importancia de esta presencia de las
hermanitas.”Es una presencia misionera, afirma, de testimonio y de
plena encarnación. En aquella época todavía no se usaba la
palabra inculturación entre los misioneros, porque la Iglesia asumió
la necesidad de inculturación hace muy pocos años, mucho
después de que lo hicieran las hermanitas”. La inculturación para
aquellas dos monjas llegó en el momento en que decidieron no
intentar convertir los indios tapirapé al cristianismo, sino que más
bien fueron ellas las que se convirtieron a la manera de vivir de los
tapirapé. Lo hicieron simplemente como una respuesta a la realidad
que veían y como una consecuencia lógica del estilo de vida de su
carisma. Por entonces no era habitual encontrar misioneros que
actuaran de aquella manera, y descubrir esta realidad impresionó
profundamente a Casaldàliga, que ha aprendido mucho de estas
33
dos monjas, según el testimonio recogido por Francesc Escribano4
en su libro.
ME LLAMARÁN SUBVERSIVO
Con un callo por anillo,
monseñor cortaba arroz.
¿Monseñor "martillo
y hoz"?
Me llamarán subversivo.
Y yo les diré: lo soy.
Por mi pueblo en lucha, vivo.
Con mi pueblo en marcha, voy.
Tengo fe de guerrillero
y amor de revolución.
Y entre Evangelio y canción
sufro y digo lo que quiero.
Si escandalizo, primero
quemé el propio corazón
al fuego de esta Pasión,
cruz de Su mismo Madero.
Incito a la subversión
contra el Poder y el Dinero.
4 Cf. F. ESCRIBANO, Descalç sobre la terra vermella, Edicions 62, Barcelona 2001.
34
Quiero subvertir la Ley
que pervierte al Pueblo en grey
y al Gobierno en carnicero.
(Mi pastor se hizo Cordero.
Servidor se hizo mi Rey).
Creo en la Internacional
de las frentes levantadas,
de la voz de igual a igual
y las manos enlazadas...
Y llamo al Orden de mal,
y al Progreso de mentira.
Tengo menos Paz que ira.
Tengo más amor que paz.
...! Creo en la hoz y el haz
de estas espigas caídas:
una Muerte y tantas vidas!
! Creo en esta hoz que avanza
- bajo este sol sin disfraz
y en la común Esperanza -
tan encurvada y tenaz!
35
V. ORDENACIÓN EPISCOPAL
El año 1970, Pedro firmó el informe-denuncia sobre la situación de
explotación y abusos que reciben los peones, denominado
Esclavitud y feudalismo al Norte del Mato Grosso, que no pasó
inadvertido. Empieza a recibir advertencias de los terratenientes y
latifundistas, e incluso de "voces amigas" de la Iglesia, pidiéndole
que no se ponga en cuestiones ajenas al ministerio sacerdotal. El
informe fue secuestrado por la policía, donde se recogía en letanía
trágica “los casos en carne viva de peones engañados, controlados
a pistola, golpeados o heridos o muertos, cercados en la floresta, en
pleno desamparo de la ley, sin derecho alguno, sin humana salida”.
Hasta el mismo Nuncio le pidió que no lo publicase en el extranjero
y uno de los mayores terratenientes le advirtió que no debía
meterse en esos asuntos. Pero Casaldàliga continuó fiel a su misión
afirmando: “no podemos celebrar la eucaristía a la sombra de los
señores, no podemos aceptar signos externos de su amistad”. La
policía federal comienza a controlar sus pasos.
Ese mismo año el Papa Pablo VI decide nombrarlo obispo.
Casaldàliga quiere renunciar, pero sus compañeros lo convencen,
ayudados por la petición otros obispos brasileños. Al final acepta el
cargo con una condición: que el hecho de ser obispo no suponga un
36
cambio en su manera de actuar y convivir. El 23 de octubre del
1971 es consagrado obispo de la nueva prelatura de Sâo Félix. De
aquel día son estas palabras tan claras y significativas de su
proyecto: "Mi pobre vida no vale más que la de este peón de
diecisiete años que hemos enterrado esta mañana en el cementerio
del Araguaia, sin nombre y sin féretro; este joven es la persona más
importante de este día".
Su mitra es un sombrero de paja, su báculo un remo de madera, su
anillo episcopal lo envía a su madre. Esta decisión la valoraba él
más tarde con esta reflexión "Esto si, desde el primer momento
quise ser Obispo de otro modo; mi báculo, mi mitra, mi anillo tenían
que ser otros: por los pobres y los muertos que me rodeaban, por el
desafío que la Iglesia Latinoamericana y toda la Iglesia del
postconcilio vivía en aquella hora". Y esta es la razón profunda que
daba: “Yo, Pedro, soy incapaz de presenciar un sufrimiento sin
reaccionar. Yo nunca me he olvidado de que nací en una familia
pobre. Yo me siento mal en un ambiente burgués. Siempre me
pregunté que si puedo vivir con tres camisas por qué voy a
necesitar tener diez en el armario. Los pobres de mi prelatura viven
con dos, de quita y pon”. Y Pedro arroja aquí cierta luz para quienes
de verdad decidan ser revolucionarios: “Estoy doblemente
37
convencido de que no se puede tener una sensibilidad
revolucionaria y profética ni se puede ser libre sin ser pobre”.
Poco después de ser nombrado obispo de Sâo Félix, en los
años 70, a raíz de algunos de sus poemas, el arzobispo de
Diamantina (Brasil) D. Geraldo Proença Sigaud, íntimo amigo del
cardenal Lefèvre, descargó contra él tremendas acusaciones,
calificándolo de “comunista, subversivo, guerrillero, indeseable y
feroz enemigo del Brasil, renegado, hereje, blasfemo”. Todo ello
orquestado con el aparato oficial televisivo y periodístico.
Generalmente los jerarcas eclesiásticos se han llevado bien de la
mano del poder. Pero Pedro no puede, como lo dejo escrito el día
que fue ordenado obispo, siguiendo la estela de aquellos cuarenta
obispos que, al término del Concilio, el día 16 de noviembre de
1965, reunidos en la catacumba de Santa Domitila, en Roma,
firmaron el denominado “Pacto de las catacumbas de la Iglesia
sierva y pobre”5.
5 Pedro Casaldáliga, Cuando los días dan que pensar: memoria, ideario, compromiso, PPC, Madrid 2005; B. Forcano (coord.), Pedro Casaldàliga. Las causas que dan sentido a su vida. Retrato de una personalidad, Madrid 2008.
38
ALGUNOS PUNTOS DEL PACTO DE LAS CATACUMBAS
1. Procuraremos vivir como lo hace nuestro pueblo en lo que
respecta al alojamiento, alimentación, medios de transporte y todo
lo relacionado con ello. Cf. Mt 5,3; 6,33s; 8,20. [...]
3. No poseeremos bienes muebles ni inmuebles, ni cuenta
bancaria,
etc., a nuestro nombre; y si fuera necesario, pondremos todo a
nombre de la diócesis, o se destinará a obras sociales o
caritativas.
Cf. Mt 6,19-21; Lc 12,33s. [...
5. Nos oponemos a que se nos llame, de forma oral o por escrito,
con nombres y títulos que significan grandeza y poder (Eminencia,
Excelencia, Monseñor...). Preferimos que se nos denomine con el
nombre evangélico de Padre. Cf. 20,25-28; 23,6-11.
6. En nuestro comportamiento, en nuestras relaciones sociales,
evitaremos aquello que pueda parecer que nos confiere
privilegios, prioridades o incluso una preferencia por los ricos y
poderosos (por ejemplo, banquetes ofrecidos o aceptados, clases
en los servicios religiosos). Cf. Lc 13,12-14; 1 Cor 9, 14,19.
8. Dedicaremos todo lo necesario de nuestro tiempo, reflexión,
corazón, medios, etc., al servicio apostólico y pastoral; de las
personas
39
y de los grupos de trabajadores y económicamente más
desfavorecidos
y subdesarrollados. Cf. 4,18s; Mc 6,4; Mt 11,4s, etc.
9. Conscientes de las exigencias de justicia y caridad y de su
interrelación, procuraremos transformar las obras de
“beneficencia” en
obras sociales basadas en la caridad y la justicia. Cf. Mt 25,31-46;
Lc 13,12-14”
40
VI. LOS LATIFUNDIOS DE LA PRELATURA
La lucha por la tierra es una constante en todo Brasil. La Prelatura
está ocupada en su mayor parte por latifundios de hasta 2000 km2
de extensión. Los dueños son empresas multinacionales o
particulares de Sâo Paulo y otras grandes ciudades que se
encuentran a miles de kilómetros de la región. La injusta distribución
de la tierra provoca que apenas existan algunas áreas para
pequeños agricultores. Y éstos ni siquiera poseen el título de
propiedad de sus tierras debido a lamentables problemas
burocráticos causados por la indolencia, la incompetencia o los
intereses económicos de, la clase dirigente.
A partir del año 1960 el gobierno brasileño decidió fomentar la
“colonización” de la selva amazónica vendiendo grandes lotes de
"tierra de nadie" sin contar con que estas regiones estaban de
hecho ocupadas por indios y campesinos que llevaban viviendo y
cultivando en esas tierras durante generaciones. De la noche a la
mañana cosechas, casas, iglesias, escuelas y pueblos enteros
pasaron a ser propiedad de los latifundistas, cuyos objetivos son la
especulación inmobiliaria y la deforestación de la selva. Los
41
antiguos moradores pasaron a ser posseiros, inquilinos de las
tierras sin derecho legal a su propiedad.
La situación actual de los campesinos con pequeñas tierras es
realmente precaria. La vida en el campo se desarrolla sin luz
eléctrica, agua corriente o teléfono. Trabajan en medio de la selva
en condiciones insalubres, producen con medios obsoletos pues no
tienen recursos para comprar máquinas o fertilizantes, y el poco
excedente que consiguen resulta imposible de comercializar fuera
de la región, debido al estado de las carreteras de tierra. El difícil
acceso hace prohibitivo el coste del transporte. El hecho de carecer
de títulos de propiedad en regla cierra las puertas a posibles
préstamos bancarios o ayudas gubernamentales. Pero aún así se
pueden considerar afortunados con respecto a otros trabajadores.
Los asalariados con contrato de trabajo se ven obligados a
trabajar de sol a sol por un sueldo mensual ínfimo, si bien los gastos
sanitarios son muy altos ya que no tienen seguridad social. A parte
de recibir un salario de hambre, los trabajadores se enfrentan a
menudo a condicionas pésimas de seguridad e higiene,
tratamientos vejatorios y graves abusos sobre sus derechos
laborales.
42
En el escalafón más bajo se encuentran los trabajadores sin
contrato de trabajo, explotados con turnos de quince horas diarias y
salarios inferiores al de los asalariados. El 20% de la población de
esta región no tiene documento de identidad, y el 10% no está
registrado en ninguna parte: no existen a efectos legales. Son carne
de cañón para los patrones. El caso más extremo es el trabajo
esclavo, que termina con frecuencia con el asesinato de los
trabajadores.
El trabajo esclavo es práctica habitual en muchos puntos de la
cuenca amazónica. Los terratenientes captan peones en barrios
marginales de ciudades distantes. Bajo promesas de buenos
salarios y mejores condiciones de vida, los embaucan y transportan
hasta haciendas situadas en el interior de la selva, de muy difícil
acceso y alejadas de cualquier núcleo habitado. Una vez allí, les
obligan a trabajar como animales obligados por pistoleros al servicio
del capataz. Desde el primer día acumulan deudas con el patrón,
único abastecedor posible, que fija unos precios absurdos por
“atender” sus necesidades básicas, como alojamiento,
manutención, etc., y les cobra descontando de la paga mensual. Al
llegar a fin de mes descubren que no sólo no van a cobrar salario
alguno sino que además todavía adeudan parte del salario del
43
siguiente mes. Así sus deudas les encadenan al trabajo, que ya no
pueden abandonar. Los pistoleros que vigilan la hacienda reprimen
con torturas y asesinatos cualquier intento de fuga o protesta.
Aquellos que intentan dejar el trabajo y escapar son cazados como
conejos. Sus cuerpos son abandonados en la selva o enterrados en
la misma hacienda, como escarmiento para los demás. Al terminar
el servicio exigido por el patrón, en el mejor de los casos son
devueltos a la ciudad más próxima, a miles de kilómetros de su
antiguo hogar, sin un real en el bolsillo y bajo amenaza de muerte
en caso de irse de la lengua. En otras ocasiones una ejecución
masiva de toda la plantilla elimina el riesgo de denuncia.
Al miedo a denunciar de los supervivientes se une la
pasividad de las autoridades, demasiadas veces coautores de los
crímenes cometidos. Una denuncia local tampoco soluciona nada,
pues los terratenientes tienen el apoyo de policías civiles y militares.
En cárceles y comisarías la policía es la primera que comete
torturas y asesinatos. Los detenidos son encarcelados sin ni
siquiera ser interrogados, sin leerles sus derechos y sin darles
posibilidades mínimas de defensa. En ocasiones la misma policía
vende presos a los terratenientes para que trabajen de esclavos en
sus tierras. Los datos publicados por el propio gobierno brasileño
44
indican que en torno al 20% de estos esclavos no consigue salir con
vida.
Cuando Casaldàliga llegó a la diócesis faltaba de todo: en
sanidad, educación, administración y justicia; faltaba, sobre todo, en
el pueblo la conciencia de los propios derechos y el coraje y la
posibilidad de reclamar. Y comenzó a trabajar. Lo primero fue crear
escuelas, dispensarios, defender los derechos de los campesinos
sin tierra, gritar contra las atrocidades de los latifundistas. Defendió
a los indios tapirapés, gritó contra los incendios provocados de la
selva. Decía a quienes le acusaban de interesarse demasiado por
los problemas "materiales" de los pobres que no concebía "la
dicotomía entre evangelización y promoción humana". Desde el
primer día vive en una pobre casa de campesino, sin doblegarse
nunca, ni siquiera cuando vio asesinar a sus pies, por policías
militares, al jesuita Joâo Bosco Burniera, su colaborador. Siempre
se atuvo a su lema: "No poseer nada, no llevar nada, no pedir nada,
no callar nada y, de paso, no matar nada".
45
MI CUERPO ES COMIDA
Mis manos, esas manos y Tus manos
hacemos este Gesto, compartida
la mesa y el destino, como hermanos.
Las vidas en Tu muerte y en Tu vida.
Unidos en el pan los muchos granos,
iremos aprendiendo a ser la unida
Ciudad de Dios, Ciudad de los humanos.
Comiéndote sabremos ser comida,
EI vino de sus venas nos provoca.
El pan que ellos no tienen nos convoca
a ser Contigo el pan de cada día.
Llamados por la luz de Tu memoria,
marchamos hacia el Reino haciendo Historia,
fraterna y subversiva Eucaristía.
46
VII. EDUCACIÓN Y SANIDAD EN EL TERRITORIO
La Prelatura de Sâo Félix do Araguaia ocupa un área de 150 mil
Km2 en la Amazonia brasilera. Las condiciones sanitarias son
penosas Esta zona tiene el segundo foco mundial en índice de
lepra, sólo por detrás de algunas regiones de la India. La
leishmaniosis afecta a los braceros que desforestan la selva y
campesinos que viven colindantes con la selva. Produce úlceras
indoloras que en un periodo de ocho a diez años derivan en
metástasis de tabique nasal y pabellones auriculares, cayéndose
literalmente nariz y orejas. La malaria tiene especial incidencia en
las aldeas indígenas en los márgenes del río Araguaia. La
tuberculosis también afecta con fuerza a poblaciones indígenas. Se
sabe que el SIDA ha llegado a la región, pero no es posible realizar
ningún tipo de análisis. Otras dolencias comunes son la parasitosis,
como la sarna, y lesiones producidas por animales, como
serpientes, rayas, mandís, pirañas o caimanes.
Los hospitales y puestos de salud apenas tienen medicinas,
equipos ni material quirúrgico. Los pocos médicos que trabajan en
la región son corruptos, mal preparados y sin medios. Ganando
salarios bajos de la administración, obligan a los pacientes de los
47
puestos de salud a absurdas visitas en sus consultas privadas.
Realizan operaciones innecesarias o peor aún, falsas cirugías,
abriendo la piel para coser al instante y dejando al paciente
engañado y sin tratar su dolencia. Son médicos de medicina general
sin especializar que aprenden cirugía ensayando con sus pacientes,
usando técnicas rudimentarias y sin contar siquiera con anestesista.
Muchos pacientes mueren en los quirófanos por negligencia médica
o falta de medios y conocimientos.
Varios municipios no tienen ningún médico por su alto coste.
Aquellos que sí lo tienen sólo disfrutan de él en la capital del
municipio. Muchos puestos de salud rurales se están cerrando por
diversas alcaldías para desviar los fondos hacia particulares.
Numerosos núcleos rurales viven aislados y sin acceso a ningún
tipo de atención: hay zonas habitadas en las que nunca ha estado
ningún médico, enfermero o agente de salud.
La falta de escolarización de niños y adolescentes y las
precarias condiciones de las escuelas existentes lleva a una
tremenda tasa de analfabetismo. Al igual que sucede con los
puestos de salud, en toda la región se están cerrando escuelas
rurales, y las que funcionan carecen de medios. Varios municipios
deben salarios de hasta catorce meses a los profesores. El dinero
48
que debería ir destinado a Educación va directamente a los bolsillos
de los alcaldes, que logran no solo enriquecerse sino también un
objetivo más importante para ellos: mantener en el analfabetismo a
la población. Un pueblo ignorante es mucho más fácil de manipular,
de ahí que exista una situación de subdesarrollo promovida y
sustentada por la clase dirigente.
SE IMPONE UN NUEVO MODO DE SER
Hermanas, hermanos, compañeros de camino: otra vez nos
encontramos en la palabra, hecha carta circular y en la Palabra,
hecha carne, historia, vida.
A medida que el círculo de las amistades solidarias se ensancha, la
circular ha de hacerse, necesariamente, menos casera; pero todos
podemos irnos haciendo más generosamente universales. A todas
y todos un abrazo con mucha amistad, en medio de los comunes
desafíos y bajo la común Esperanza.
Este año (1994) ha crecido la marea amarga de las protestas y
reivindicaciones contra la exclusión, la corrupción y la violencia y
49
simultáneamente la otra marea clara de la ética, la participación y la
solidaridad.
«Clamor, clamor, clamor por la vida» había sido la consigna de la III
Asamblea General de la Asociación de Teólogos del Tercer Mundo.
«Etica: persona y sociedad" fue el documento central de nuestra
CNBB. El papa nos proponía, como referencia incuestionable, «El
esplendor de la Verdad».
Cuando se habla tanto de ética es porque la ética nos está
haciendo mucha falta, comentaba el cardenal Martini, de Milán. La
ética, efectivamente, pasó a ser para nuestra sociedad una
«dimensión perdida»; y sin ella no hay Sociedad Humana posible.
Estoy leyendo y meditando el libro de José Ignacio González Faus
«Proyecto de Hermano». González Faus tiene la ventaja de ser a
un tiempo filósofo, teólogo y periodista, y su grueso volumen se
hace leer con gusto. Pensaba yo: Un proyecto universal de
Fraternidad ¿no sería el único proyecto válido de Humanidad?
Utopía ¿cómo no? Sin utopía /la vida no vale la pena/ ni la alegría.
Oscar Wilde afirmaba, con más razón que un santo padre, que «un
mapamundi donde no constase el lugar (sin lugar) de la Utopía, no
merecía ser mirado una segunda vez».
50
Acontecimientos, estadísticos y propuestas han subrayado -en
positivo y en negativo- la actualidad de esos sueños.
Del 14 al 25 de junio se celebró, en Viena, la Conferencia Mundial
de los Derechos Humanos, con la representación de 171 países.
«Fue la cumbre de las ocasiones perdidas», según Pierre Sané,
secretario general de Amnistía Internacional; tuvo algo de «Babel»,
como se ha escrito; pero fue un espacio, y las ONGs pudieron,
encontrarse y hacerse oir con la denuncia concreta frente «al
lenguaje diplomático y aséptico de representantes oficiales de la
Conferencia».
En Brasil se ha lanzado -bajo el patrocinio de diferentes entidades-
la «cartilla» que recoge las propuestas de la Conferencia
Internacional: Tierra, Ecología y Derechos Humanos, celebrada en
Vitoria, Pentecostés, mayo de 1992, con la participación de 150
delegados de todo el mundo.
Las Naciones Unidas han convocado, para mayo de 1995, en
Copenaghe, a la Conferencia Mundial en la Cumbre para el
Desarrollo Social. Y, en este contexto, un conjunto de ONGs
crearon, en abril de 1993, la «Alianza de la gente», con el fin de
51
potenciar mejor la participación de la sociedad civil en esta
iniciativa de la ONU.
En todo caso, los Derechos Humanos se han puesto de actualidad
en la conciencia y en el programa de muchas personas y
entidades. Y ya no se trata sólo de aquellos derechos de los casos
excepcionales (presos políticos, torturas, desaparecidos...) sino de
los comunes, diarios, vitales Derechos Humanos de todos los
hombres y mujeres de la Tierra.
Las mismas Iglesias están asumiendo los Derechos Humanos, en
principio, como piedra de toque de su pastoral. Se habla incluso, en
ellas, de «el Evangelio de los Derechos Humanos». Para la Iglesia
Católica en América Latina, Santo Domingo se posesionó
abiertamente en la proclamación y en la defensa de los Derechos
Humanos.
A fines de setiembre, expertos de 18 naciones latinoamericanos se
reunieron, en Quito, Ecuador, en un simposio bajo el lema
«Democracia versus corrupción». Las caídas de Collor, de Andrés
Pérez y la mala facha de otros varios estadistas, la CPI de la
corrupción a que estamos asistiendo, indignados, en Brasil, y en
todo ese maremoto continental y mundial de saqueo del erario
52
público y de tráfico de influencias y drogas y armas o de
manipulación de las informaciones y de la ciencia y de la técnica...
es más que suficiente para que el simposio no se quede en Quito.
Brasil, nuestra América, el Mundo están llamados a realizar un
simposio no de palabras sino de hechos contundentes contra la
corrupción.
La entrada en la Democracia -con mayúscula, la pobre, para ver si
crece- no ha significado para nuestra América vapuleada un
ingreso en la vida y en la verdad. Hemos pasado del autoritarismo
militar al autoritarismo civil, de la dictadura militar a la dictadura
económica. Y estamos de elecciones, con muchos interrogantes:
15 países del Continente van a realizar elecciones mayores, en
estos 14 meses -finales del 93 y todo el 94-, cuando la política y los
políticos gozan de tan mala fama. La Democracia nos ha nacido
agusanada. «El principal problema que afronta América Latina
-sostenía Clovis Rossi- es que sus poblaciones identifiquen la
democracia política con la miseria y la corrupción».
Amnistía Internacional definía la situación de Venezuela como
«eclipse de los Derechos Humanos». Podría decirlo
desgraciadamente de otras muchas naciones de la tierra. Porque
en más de 60 países millares de civiles han sido asesinados o
53
«desaparecidos», desde enero de 1992. Esos asesinatos o
desaparecimientos, según Amnistía, han aumentado durante la
última década «en proporciones alarmantes». Y las investigaciones
de Amnistía demuestran que la aplicación del terror «está
sumamente organizada, extremamente centralizada». Se ha
calificado esa situación como “terrorismo de Estado”.
Pero hay otro modo, más moderno, plenamente neoliberal, de
asesinar o hacer desaparecer. Por exclusión programada, por
hambre mortal. De 30 a 40 millones de seres humanos mueren
anualmente por desnutrición. El 60% de la población mundial pasa
hambre. 200 millones de latinoamericanos han caído en el
empobrecimiento total. Nuestra Deuda Externa latinoamericana es
de 430 «billones» de dólares. El mundo está viviendo el mayor
desplazamiento humano masivo de toda su historia. 35 millones de
personas están refugiadas o son clandestinas en sus propios
países. Desde abril de 1992 el genocidio del pueblo Bosnio
sobrepasa los 140.000 muertos. Haití, Somalia, Angola, Liberia,
Sudán, Nicaragua, Guatemala, Timor... han dejado incluso de ser
noticia de interés. Hay países excluidos del mapa neoliberal.
«Europa, como realidad y como idea, está muriendo todos los días
en Sarajevo. Habrá muerto completamente cuando toda la
54
población de la ciudad haya sido exterminada», escribía Susan
Sontag. ¿Habremos de decir de la Humanidad entera eso que se
dice de Europa?
Conocemos las causas y los mecanismos. Hoy, sin contrincantes,
el capitalismo neoliberal: «una economía sin sociedad», según Don
Vital Wilderink; el folleto del Sector de Pastoral Social de la CNBB.
La exclusión de la inmensa mayoría y el privilegio de una minoría
insensible. Bajo la férula deshumana de esas instituciones que
rigen omnipotentemente los procesos económicos mundiales: el
Banco Mundial, el FMI y el GATT (Acuerdo General sobre
Comercio y Aranceles). «Los Estados han de prestar cuentas a
estas entidades -escribe Julio de Santa Ana, nuestro entrañable
asesor-; pero ¿a quién prestan cuentas el FMI, el Banco Mundial y
el GATT?»
Al sistema y a esas entidades maléficas no les falta la colaboración,
sumisa e interesada, de muchos de nuestros políticos, militares,
industriales y banqueros, diariamente; ni la impunidad, la violencia,
el individualismo, el consumismo o la ley de la ventaja,
generalizados, como una epidemia social.
55
Se impone un nuevo modo de ser, personal, familiar, social,
político, económico, espiritual. «Un nuevo modo de ser Iglesia»
quiere ser las CEBs. Un nuevo modo de ser Humanidad
deberíamos querer ser todos y todas. Reaccionando, juntándonos,
haciendo. «La sociedad civil debe dejar de ser un mito y convertirse
en realidad», ha escrito alguien oportunamente.
Betinho (Herbert de Souza), esa especie de ángel escuálido de una
cotidiana Navidad que nos ha enviado el Señor, proponía, en una
entrevista, estos cinco principios de acción: a) Todos somos
responsables de todo; b) Es necesario pensar mundialmente, pero
actuar localmente; c) Sólo se puede propagar una idea (ético-
política) viviendo de acuerdo con la misma; d) El proceso es
también el objetivo; e) Los medios deben ser tan dignos como los
fines; f) Lo que no se haga aquí y ahora no crea otro estado de
mundo.
La Acción de la Ciudadanía contra el Hambre y la Miseria y por la
Vida, ideada por Betinho precisamente, es mucho más que una
colecta de cestas básicas y es una lucha mayor que la lucha
puntual contra el hambre. Desenmascara, cuestiona, compromete.
Resitúa problemas y valores preteridos. «El sentimiento de
solidaridad -explícita el Informe INESC- se está contraponiendo al
56
de la violencia; la correcta y transparente utilización de los recursos
públicos a la corrupción; la descentralización y la libre utilización de
la creatividad a la centralización y a la burocracia». Sin que por eso
se dispensen ni la Justicia pública ni el Estado como un todo de
representación y gerencia ni un verdaderamente «Nuevo» Orden
Mundial.
La Eclesialidad Alternativa no es una Iglesia alternativa. Como
política o economía alternativas no significan necesariamente una
Sociedad alternativa, fuera de la Sociedad. El fermento es útil sólo
dentro de la masa. Pedirnos a nosotros mismos -primero, a
nosotros mismos- «un nuevo modo de ser Iglesia» es expresar, con
términos nuevos, la vieja conciencia de la Iglesia de tener que ser
«semper renovada».
Más o menos todos intuimos, en la sinceridad del corazón, por
donde irían las veredas de ese «nuevo modo de ser Iglesia». Y el
teólogo Demetrio Velasco ha conseguido definirlo, para Europa, en
la «XIX Semana de Pensamiento Cristiano y Diálogo», de Bilbao,
con unos rasgos que yo alargo para América Latina: a) Ser una
Iglesia que apuesta por una cultura de la solidaridad y que opta
incontestablemente por los empobrecidos y sus causas; b)
Construir la unidad de las Iglesias del Continente, contribuir al
57
intercambio con otros Continentes y potenciar decididamente el
Ecumenismo; c) Renunciar a las viejas fronteras (estructuras,
intereses, desconfianzas) y apostar por una inculturación que
afirme la identidad desde la diferencia; d) Asumir el reto de la
modernidad y aportar las virtualidades que la especificidad del
cristianismo tiene para criticarla, profundizarla y humanizarla; e)
Apostar abiertamente por la democratización de la vida y también
por la democratización de la Iglesia; f) Ofrecer una visión de la vida
no colonizada por la peor tradición de la racionalidad occidental; y,
g) Responder a las exigencias de la hora y del lugar, para ayudar
en la construcción de una «casa común» latinoamericana y
mundial.
Pedro Casaldàliga, obispo de Sâo Félix do Araguaia, Mato Grosso,
Brasil. En el año nuevo de 1994.
58
VIII. COMPROMISO CON LOS SIN TIERRA
Su primera carta pastoral fue: Una Iglesia de Amazonia en conflicto
con el latifundio y la marginación social. Más de 120 páginas de las
que sólo cuarenta y cinco son creación del obispo, el resto son
documentos en los que las víctimas del latifundio y sus testigos
narran la realidad y presentan denuncias: hechos, estafas,
chantajes, invasiones, malos tratos, torturas,...
La vida de Casaldàliga es puesta a subasta, se ofrecen
recompensas a quien consiga apartarlo para siempre. Son
amenazados tanto él como los demás miembros del equipo de la
Prelatura. El peón Vicente Paulo de Oliveira, de la compañía
Bordon Sano, declaró públicamente: "Benedito Teodoro Soares, el
día 1 de octubre me pidió que matara al obispo Pedro, y para hacer
esto él me daría una pistola del 38 y un pasaje hacia donde
quisiera. Y otra vez, el día 5 de octubre, me pidió insistentemente
que matara al obispo Pedro, y si yo lo descubría a él, sería él quien
me mataría".
El año 1972 se agudizaron los conflictos. Una empresa
latifundista destruye un pequeño centro de asistencia médica que la
Misión estaba construyendo en Santa Terezina. Casaldàliga y el
59
equipo de la Prelatura deciden reconstruirlo. Se produce un nuevo
intento de invasión y destrucción. Participa también la policía
estatal. Los "posseiros" se defienden a disparos. Hay heridos. A
finales de año Casaldàliga y su equipo publican los Objetivos y
líneas básicas de la pastoral de la Prelatura, para intentar
solucionar los problemas de la zona. Las líneas de acción son
claras: a) encarnación en la pobreza, en la lucha y en la esperanza
del pueblo; b) educación liberadora para la concienciación y la
promoción humana; y, c) denuncia profética.
El objetivo de Pedro y su equipo ha sido siempre dejar ser
protagonista al pueblo de su propia historia: La iglesia de Sâo Félix
no quiere sustituir la lucha y la organización popular; procura ser
instrumento de unión entre todos los trabajadores de la tierra, y así
"dando información se ha conseguido que estas organizaciones
populares: sindicatos, directorios políticos, clubes de madres, etc.
anden por sí mismos". En este mismo sentido se tiene que entender
la colaboración con otros organismos que han mantenido el obispo
y su equipo: la CNBB (Confederación Nacional de Obispos de
Brasil), la CPT (Comisión Pastoral de la Tierra) que prácticamente
nació a Sâo Félix y que después se extendió por todo el país, el
CIMI ( Consejo Misionero Indígena) y otros muchos.
60
LA GLOBALIZACIÓN DE LA SOLIDARIDAD
Este nuestro nuevo siglo, el nuevo milenio que nos viene a las
manos, ha de abocarse sinceramente al diálogo con Dios, con el
Dios de todos los nombres, con el Dios de todas las religiones,
con el Dios de todos los rostros y preguntas y esperanzas. Ha de
abocarse sinceramente a un diálogo fraternal con la naturaleza,
vida de nuestra vida, casa de nuestro lar. Ha de abocarse a un
diálogo abierto, alegre, enriquecedor, entre los hombres y las
mujeres, entre los pueblos y las culturas, entre los dos o tres o
cuatro mundos que trágicamente hay, para construir la otra
mundialidad, la globalización de la solidaridad, la humanidad
hermosamente plural y una.
Mis amigos agustinos y agustinas, en un reciente encuentro de
América Latina y el Caribe, soñando también con un nuevo milenio
"nuevo", proponían estas justas alternativas al neoliberalismo
inhumano:
1. Supremacía de lo social x supremacía del mercado.
2. Solidaridad eficaz x individualismo corrosivo.
3. Afirmación cultural x idolatría de la globalización.
61
4. Inclusión económica y social x desempleo en masa.
5. Derechos humanos x violencia e impunidad.
6. Estado social y participativo x estado mínimo y policial.
7. Ecumenismo respetuoso x sectarismo fundamentalista.
Acabamos de celebrar las bodas de oro (y de sangre) de la
Declaración Universal de los Derechos Humanos. Y con esta
ocasión se han reclamado en muchas partes con nueva fuerza y
ampliándolos incluso a áreas más preteridas. Sigue bochornoso el
problema de los derechos de los pueblos. Todavía asiste el mundo
pasivamente a genocidios, embargos, guerras prepotentemente
relámpagos; y la ONU continúa manipulada por siete "grandes", y
el mercado total viene sustituyendo totalmente al derecho, a la
justicia y a la ética.
De los más dispares sectores de la Humanidad, desde políticos
marxistas hasta el Papa Juan Pablo II, se levantan voces
unánimes contra la iniquidad de la Deuda Externa y por su revisión
o reducción o cancelamiento. No siempre situando correctamente
el problema: porque esa Deuda no es deuda; porque los
supuestos acreedores son de hecho los deudores; y porque las
víctimas de esa deuda la vienen pagando desde hace siglos con
hambre, miseria y muerte. Además, porque se olvida a veces
62
como ha observado insistentemente la Semana Social Brasileña-
que hay una conexión dialéctica entre la Deuda Externa y las
deudas sociales (de salud, educación, vivienda, trabajo,
igualdad… vida), que ésas sí han de ser pagadas como deudas de
lesa Humanidad.
En todo caso, el año 2000, que para los cristianos es además
jubileo, se ha transformado en una gran convocatoria mundial
contra la Deuda Externa y sus males. Nuestra Agenda
Latinoamericana del Año 2000 estará dedicada también a ese
tema: "Una Patria Grande sin Deudas"; sin la Deuda Externa y sin
las deudas sociales, se entiende.
En todo el mundo, también en el primero, el desempleo ha pasado
a ser una verdadera agonía, personal, familiar, social. Se calcula
que en este cambio de siglo como un billón de personas malvivirá
zarandeada por esa marea. El trabajo, en la actual economía de
mercado total y por la supravaloración de la técnica al servicio del
lucro, ha dejado de ser un derecho y ni siquiera se puede invocar
como un deber. ¡Simplemente "no hay trabajo"! El capital liberal, a
contrapelo, es verdad, tenía que discutir con el trabajo; el capital
neoliberal puede "prescindir" del trabajo. En Brasil, la Campaña de
la Fraternidad de este año, dedicada precisamente a este tema del
63
desempleo, pregunta muy oportunamente: "Sin trabajo, ¿por
qué?". A las causas hay que ir. Y esas causas son totalitariamente
estructurales. Los excluidos empiezan siendo primero excluidos
del trabajo.
Brasil se está preparando también, con muy contradictoria
preparación, para los 500 años del mal llamado descubrimiento y
de la ambigua evangelización de esta Tierra de Santa Cruz. Será
una nueva oportunidad -y no sólo brasileña- de revisar esa historia
de los 500 años y de valorar la historia de los millares de años
anteriores y una y otra herencia, como Sociedad y como Iglesia.
Aquí también, ante todo, hay que repetir con el cantor:
"Bienaventurados los que han hecho realidad esta resistencia de
500 años".
Pedro Casaldàliga, obispo de Sâo Félix do Araguaia, Mato
Grosso, Brasil. En el año nuevo de 1994.
64
IX. DIARIO DE 1975-1977
Los años siguientes no están exentos de sangre y de dolor. El
obispo poeta ha recogido sus experiencias de este periodo en un
libro cuyo título es muy significativo: La muerte que da sentido a mí
credo. Diario 1975-1977. A la lista de pequeños mártires de la lucha
de cada día por la defensa de los derechos de todos, de la tierra, de
la sanidad, se añadirá el nombre: Joâo Bosco Burnier, sacerdote
jesuita, asesinado por la policía cuando, junto con el obispo Pedro,
iban a interesarse por unas mujeres que estaban siendo torturadas
a la comisaría de Riberao Bonito. Joâo Bosco, su vicario, llegó a
ser asesinado por unos sicarios que confundieron a Bosco con el
propio Casaldàliga (1977). En esos momentos recibió total apoyo
del Vaticano, especialmente por parte del papa Pablo VI, pero esto
no siempre sería así. “Como le sucedió a Jesucristo, el Padre Joâo
fue muerto porque defendía la verdad, la justicia y la libertad. El era
una espina en los pies de los poderosos y opresores. Por eso
encontraron el modo de hacerlo callar: lo asesinaron. Esta muerte
no es aislada. En otras partes del Brasil, obispos, sacerdotes,
políticos, estudiantes, obreros y labradores son presos, torturados y
muertos por la misma causa: la causa de la Justicia, la causa del
Pueblo. Pero la muerte no es el fin. La muerte es paso para la Vida.
65
Y esta muerte nos hace despertar." Días después, el pueblo planta
una cruz en el lugar donde fue asesinado su pastor y destruye la
prisión. Desde entonces siempre se celebra el aniversario del
martirio del padre Joâo Bosco, con la "Romería de los Mártires
Latinoamericanos”.
La dictadura militar intentó por cinco veces expulsar a
Casaldàliga del país. Su prelatura fue invadida cuatro veces en
operaciones militares. Varios de sus sacerdotes fueron apresados y
uno de ellos, Francisco Jentel, fue condenado a diez años de
prisión "por atentar contra la Seguridad Nacional". El archivo de la
Prelatura fue saqueado y su boletín fue editado de forma apócrifa,
para incriminar al obispo. Pedro ha sido perseguido también por los
sectores conservadores de la Curia Romana, de la Iglesia de Brasil
y de América Central. El equipo de la Prelatura se encuentra
vigilado por personal armado. Varios seglares son detenidos y
traídos a Brasilia, otros en la sede de una conocida empresa
latifundista. Las gestiones del presidente de la Conferencia
Episcopal del Centro-Oeste hacen que los liberen cuatro días más
tarde. Al cabo de unos cuantos días es el propio obispo Pedro quién
es interrogado durante diez y seis horas en dos días. Las voces de
protesta se levantan por todo el país: la Conferencia Nacional de
66
Obispos, las Conferencias Regionales, sacerdotes, parte de la
prensa, la Nunciatura Apostólica de Brasilia... El nuevo papa Pablo
VI saca el caso a la toma de posesión del nuevo embajador
brasileño de la Santa Sede. El Tribunal Supremo Militar anula la
sentencia contra el padre Jentel, pero lo expulsa del país ya que es
francés. Casi treinta obispos van hasta Sao Félix a testimoniar su
espaldarazo al obispo Pedro, y otros diez y ocho envían a sus
representantes. El momento difícil se supera. Los seglares
detenidos son puestos en libertad. No se han encontrado cargos
contra ellos. Pese a los extensos rumores Casaldàliga no es
expulsado del país.
El obispo Pedro es llamado al Parlamento por la CPI, comisión
encargada de los problemas relacionados con la tierra. Allí no tiene
ningún inconveniente para denunciar la miseria, inseguridad y
desocupación permanentes. La defensa clara de la justicia en las
intervenciones del obispo de Sâo Félix implica una opción nítida por
la paz y la no violencia. "Nunca he defendido ni defiendo la lucha
armada ni la caída del régimen. Ni las guerrillas. Soy, eso sí,
totalmente contrario a toda dictadura, capitalista o comunista, militar
67
o civil. Estoy contra toda violencia y contra todo el que atenta contra
los derechos humanos, esté en América Latina o en la Siberia." 6.
El año 1977 también fue muy duro para casaldàliga. Durante
cinco meses el obispo Pedro es objeto de titulares de prensa,
polémicas nacionales, bajo la acusación de "comunista y
subversivo". Parece organizarse una campaña contra los obispos
de Goiàs y de Sâo Félix. Cada vez va quedando más clara la
importancia de la persecución contra la iglesia valiente de Brasil. El
24 de enero de 1978 el arzobispado de Sâo Paulo publica uno
informe: Represión contra la iglesia en Brasil 1968-1978. Los datos
son escalofriantes, donde se habla de religiosos detenidos, algunos
torturados, otros asesinatos, laicos arrestados, amenazas de
muerte contra obispos, expulsiones de sacerdotes extranjeros, etc.
Pese a toda esta presión sufrida, la vida de Casaldàliga y su
equipo, a finales de los años setenta, se desarrolla en un contexto
de trabajo cotidiano, atención a las personas en la gran variedad de
sus situaciones vitales, colaboración con movimientos y
coordinadoras de reivindicación social, compromisos con el CIMI y
la CPT.
6 Declaraciones a la revista Yelda, año 1977.
68
LA ESCALA DE JACOB
El bueno de Jacob huyendo, como a la deriva, perseguido por una
vocación radical, luchaba consigo, con la familia y con Dios; sin
saber, noche y tierras adentro, a dónde la vida le llevaba. La
tradición cristiana ha visto en esta lucha de Jacob con Dios, junto
al torrente Yaboc, una imagen del combate espiritual de la
Humanidad confrontada con el misterio del Dios Señor del Mundo
y de la Historia. Como Jacob nos sentimos un poco todos hoy, a la
hora de vadear el curso de un siglo, de un milenio, tan
amenazante como esperanzador. Los datos del PNUD, las
iniquidades estructurales, los cataclismos cósmicos, la violencia
-estructurada o espontánea- estallando desde todos los ángulos
de la sociedad, fácilmente nos sitúan en un camino
desconcertado, como a la deriva también. Todos, un poco, como
Jacob buscando el Día. En medio de esta noche de sueños y de
temores, dormidos quizá sobre la piedra de una realidad más que
dura, no nos falten los ángeles de la luz, la solidaridad y la
esperanza, que bajan y suben de Dios a nosotros, de nosotros a
Dios.
Y debemos empeñarnos, con toda nuestra pasión humana y con
todo el poder del Evangelio, para que la promesa esperanzada de
69
Romero tenga razón de verdad: "Y verán, queridos pobres…,
cómo a pesar de tantos pesares amanece la aurora de la
Resurrección!".
Pedro Casaldàliga, Sâo Félix do Araguaia, MT, Brasil, 1999.
70
X. LOS XAVANTE QUIEREN VOLVER A SU
TIERRA
Este hecho tiene su historia: Al inicio del año 1960, el latifundio
financiado entró en el área que posteriormente se llamó Suiá Missu,
cerca de un millón de hectáreas, adquirida gratuitamente del estado
de Mato Grosso por Ariosto da Riva. Entre los años 1963 y 1966 los
indios Xavante de aquella área denominada Marãwatsedé fueron
deportados en aviones de la FAB (Fuerza Aérea Brasileña) a las
tierras de la cuenca del río Das Mortes. En la operación murieron
noventa indios. Los Xavante siempre revindicaron aquella tierra
como suya y con frecuencia se hacían presentes en ella para cortar
la palmera puti para la construcción de sus arcos y flechas.
Ariosto da Riva vendió la tierra al grupo Ometto de Sâo Paulo,
ligado a Açúcar União. Este a su vez la vendió a ENI-AGIP,
empresa mixta italiana que tenía las filiales Liqüigás y Liqüifarm. En
la Eco-92 de Río de Janeiro, presionada por las ONG, la ENI-AGIP
prometió verbalmente devolver la tierra a los indios Xavante.
Conocedores de esto, políticos y latifundistas de la región y del
estado estimularon la invasión del área para impedir el retorno de
los indígenas y garantizar posteriormente para sí mismos la
propiedad de toda la tierra. El área fue oficialmente examinada,
71
demarcada y homologada como área indígena, en una extensión de
165.000 hectáreas.
A lo largo de estos doce años, los Xavante dieron indicios de
querer retornar al área. Ésta, mientras tanto, fue siendo negociada y
ocupada sucesivamente, creando hasta un distrito y pretendiéndose
crear el municipio Estrela do Araguaia. Todos los que allí entraron
sabían que es área indígena. Además de todos esos ocupantes
surgió un grupo ligado a la plantación de soja y algodón. La cabeza
más visible y agresiva se llama Gilberto Rezendo, “Gilbertão”, Su
grupo se autodenomina dueño de la Suiá Missu. A tal efecto él
adquirió ante notario el área de 165.000 ha., precisamente la
destinada a los indios. En el documento de compra este grupo
asume todas las obligaciones que graban el área, incluso reconoce
que puede ser revindicada por los pueblos indígenas.
Pero los Xavante nacidos en esta área y sus descendientes,
decidieron regresar a ella. Los ancianos Xavante manifestando su
deseo de volver a la tierra de sus ancestros antes de morir
despertaron en los jóvenes guerreros la obligación de propiciar este
retorno, instalando un campamento a la orilla de la carretera BR-
158, donde se manifiestan. Los ocupantes, por su lado, se
posicionaron en la misma carretera separados de los indios por las
72
policías militar y federal. Y para impedir el retorno de los xavantes,
los ocupantes quemaron dos puentes. Fue en ese ambiente en el
que surgieron las amenazas de muerte contra el obispo Pedro
Casaldàliga, y contra funcionarios de la FUNAI (Fundación Nacional
del Indio) en concreto contra Edson Beiriz. La Prelatura fue alertada
de esto por los organismos federales que vigilan el crimen
organizado en el Estado. Aparecieron pintadas en la iglesia de Alto
Boa Vista con expresiones de “obispo traidor”, “queremos
verdaderos padres” y una pancarta en la carretera diciendo “La
Prelatura está a favor del hambre del pueblo”.
El juez de la 5ª Vara del Tribunal Regional Federal de la 1ª
Región, Francisco de Deus, dictó un fallo preliminar
desaconsejando la vuelta de los Xavante alegando razones de
seguridad para ellos. El Ministro de Justicia, Márcio Thomaz Bastos,
ofreció protección a Pedro Casaldàliga, que optó por una posición
discreta.
La Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil (CNBB),
representada por el obispo de Goiás D. Eugenio Rixen; la Comisión
Pastoral de la Tierra (CPT), representada por D. Tomás Balduíno,
obispo emérito de Goiás y presidente de la misma, y el Consejo
Indigenista Misionero (CIMI), representado por Éden Magalhães,
73
secretario ejecutivo, junto con Carlos Abicalil, diputado federal del
PT, como miembro del grupo parlamentario de Defensa del Derecho
de los Pueblo Indígenas, manifestaron con su presencia en la
Asamblea Pastoral anual de la Prelatura la total solidaridad con el
obispo y su Iglesia. Junto con Pedro Casaldàliga manifiestan el
apoyo al Pueblo Xavante, legítimo dueño de esta área. Y con los
propios indios Xavante revindican una tierra apropiada para
aquellos ocupantes que sean legítimos beneficiarios de la reforma
agraria.
El problema de esta área xavante se une a otros varios
conflictos en tierra indígena que se están dando actualmente en
Brasil. Hay muchos intereses cruzados. El latifundio y la
monocultura depredadora son una plaga nacional. Los derechos de
los pueblos indígenas están siendo conculcados hace siglos. Y la
legislación que exigiría atender esos derechos casi siempre es
dejada de lado. La causa indígena y la Reforma Agraria son dos
deudas históricas y fundamentales de Brasil. Casaldàliga defiende
que la reserva Raposa/Serra do Sol, en Roraima, sea demarcada y
homologada como área indígena continua, sin enclaves blancos, y
que toda la población no-india sea removida. Para el obispo,
algunos indios tomaron como rehenes a tres religiosos por ser
aquellos colaboracionistas de terratenientes contrarios a la decisión
74
del gobierno federal. «Ellos quieren radicalizar el tema para que los
objetivos de demarcar la reserva se torne imposible.». Estos hechos
se producían en el año 2004.
Un obispo así iba a sentir como prioritario el problema de la
tierra, una tierra sin ley allá en el Mato Grosso, donde el latifundio
era área de inhumana desintegración de indios, posseiros y peones,
llegando a expresarse así: “Malditas sean todas las cercas!
¡Malditas todas las propiedades privadas que nos privan de vivir y
de amar! ¡Malditas sean todas las leyes, amañadas por unas pocas
manos para amparar cercas y bueyes y hacer la Tierra esclava y
esclavos los humanos! ¡Otra es la tierra, hombres, todos! ¡La
humana tierra libre, hermanos!”.
La maltratada tierra hizo que el obispo poeta escribiera: “Yo
digo siempre que cuando me hagan la autopsia me van a encontrar
tierra en el corazón y en el hígado. En el corazón por el amor a la
tierra, y en el hígado, por lo mal que la tierra me ha llevado
siempre”.
Analizar, escribir y firmar todo esto era firmar la propia pena
de muerte, un desafío. “Dejábamos, escribe Pedro, de ser amigos
de los grandes. Si ser obispo es ser la voz de los que no tienen voz,
75
yo no podía honestamente permanecer de boca callada al recibir la
plenitud del servicio sacerdotal. Yo me rebelo contra los tres
mandamientos del neocapitalismo, que son: votar, callar y ver la
televisión”.
Y siguieron las advertencias, las amenazas y las
persecuciones: “Voces latifundistas y eclesiásticas, ‘amigas’, me
decían que yo no debía entrar en esos asuntos, porque podrían
acusarme de subversivo y podrían matarme. Y pusieron precio a mi
vida, con insistencia. En la dictadura militar, nos perseguían
militares católicos. Nuestros presidentes eran católicos,
comulgaban. Nuestros terratenientes, católicos. Echan alambradas
para proteger sus tierras y, al mismo tiempo, inauguran en ellas una
capilla”.
76
LOS PUEBLOS INDÍGENAS
Terminado el año 1993, Año Internacional de los Pueblos Indígenas
y plazo límite para la DEMARCACION DE LAS TIERRAS
INDIGENAS EN BRASIL, más de 200 áreas están aún por
demarcar y la mayor parte de las áreas demarcadas continúan
invadidas o agredidas.
En nuestra región los indios Tapirapé urgen la devolución de sus
tierras de Urubú Branco, ahora en manos de una hacienda. Y los
indios Xavante postulan el regreso a la Suiá-Missú, de donde
fueron deportados en la década de los 60. De esa reivindicación de
los Xavante ha surgido el conflicto que todos vosotros conocéis. La
«portaria» del Ministro de Justicia, Maurício Corrêa, firmada el día
30 de setiembre último, está ahí, esperando su cumplimiento.
Entretanto, políticos, «fasendeiros» y otros interesados de la región
y del Estado de Mato Grosso han incentivado la invasión de esa
área Xavante y vienen soliviantando los ánimos contra la Prelatura
y su obispo.
Donde ha abundado la calumnia y la intriga, ha sobreabundado la
fraternidad. Quiero aprovechar esta circular para agradecer las
muchas manifestaciones de solidaridad que estamos recibiendo,
77
del país y del exterior. Y comunicados que seguiremos defendiendo
el derecho primero de los indios Xavante a sus tierras; así como
defenderemos también, porque siempre lo hemos hecho, el
derecho de los legítimos labradores a una tierra, en la mucha tierra
que Mato Grosso y todo Brasil tienen esperando ser compartida y
trabajada.
En B'okob', Chimaltenango, de Guatemala, se celebró, en mayo
pasado, la Primera Cumbre de los Pueblos Indígenas. Ese
encuentro forma parte de las conferencias satélites de la
Conferencia Mundial de Derechos Humanos, de Viena. Un segundo
encuentro tuvo lugar en octubre, en Oaxtepec, México.
Cuatro resoluciones importantes se tomaron, en la reunión de
B'okob': Establecer la Década de los Pueblos Indígenas, de 1994 a
2003.
Reafirmar el derecho de los Pueblos Indígenas a su desarrollo
político, económico, social y cultural, con base a su plena
participación en la toma de decisiones y en su autodeterminación.
Integrar el Alto Comisionado de los Pueblos Indígenas, para vigilar
el respeto a los derechos de estos mismos pueblos.
78
Declarar el 10 de diciembre de cada año «Día Internacional de los
Pueblos Indígenas del Mundo».
«¿Se estará gestando un nuevo sujeto histórico?», se preguntaba
Giulio Girardi, en un estudio sobre «El Movimiento Continental
Indígena, Negro y Popular de Abia Yala». Me atrevo a responder
que sí y más. Por lo que hace a los Pueblos Indígenas no se trata
sólo de «un nuevo sujeto histórico», sino de un sujeto «nuevo»,
combativo, acumuladamente consciente de su historia y de sus
derechos y celoso de su alteridad. Lo cual puede decirse también,
con otras modalidades, del Pueblo Negro del Continente
Americano.
Don Samuel Ruiz, obispo de San Cristóbal de las Casas y
presidente del SICSAL -«Secretariado Internacional de Solidaridad
con América Latina, Oscar A. Romero»-, con su equipo pastoral y
toda su Iglesia, tantas veces perseguidos, están pasando por una
prueba más. Oro bueno, mucho crisol. Una prueba absurda, por
otra parte. Después de una incansable lucha en la pastoral
indígena de Chiapas, de México y del Continente y con una
trayectoria episcopal, mundialmente reconocida, Don Samuel fue
«invitado», por el nuncio del papa en México, a renunciar a su
diócesis. El propio episcopado mexicano ha demostrado su
79
extrañeza y su solidaridad, y de todo el mundo les están llegando a
Don Samuel y a su Iglesia las más inequívocas expresiones de
amistad y de aplauso.
Uno espera que todo eso termine en un simple incidente,
diplomáticamente lamentable(!). Por mi parte, me sentí en el deber
colegial y en la necesidad fraterna de escribir al cardenal
Bernardino Gantin, prefecto de la Congregación para los obispos.
En esa carta le decía:
«... A muchos nos ha sorprendido profundamente el procedimiento
injustificable con que se le ha querido (a Don Samuel) retirar de su
diócesis. Un nuevo sufrimiento para nuestra Iglesia de América
Latina, un nuevo escándalo para la opinión pública y una nueva
sospecha acerca de la autenticidad de los procedimientos
vaticanos. Hemos acompañado muy de cerca la vida de Don
Samuel, su trabajo apostólico, las persecuciones que él y sus
agentes de pastoral han sufrido y las intrigas políticas que de
mucho tiempo vienen intentando manchar el nombre de ese pastor,
tan benemérito para la Iglesia, en México y en toda nuestra
América. Don Samuel Ruíz es hoy en día la personalidad
eclesiástica de mayor credibilidad entre los pueblos y
organizaciones indígenas y dentro de la pastoral indígena e
80
indigenista de todo el Continente. Los pobres, y particularmente los
indígenas de Chiapas y los refugiados indígenas de Guatemala,
son sus mejores testigos. Su última carta pastoral, «En esta hora
de Gracia», con motivo del saludo del papa Juan Pablo II a los
indígenas del Continente, refleja muy justamente el espíritu y la
práctica de la Iglesia de San Cristóbal de las Casas y de su buen
pastor, Samuel Ruiz...»
«Guiados por el Evangelio, caminemos juntos por el camino de la
nueva vida hacia la fiesta de la nueva tierra de Dios», reza el
mensaje navideño que me envían los monjes benedictinos del
Priorato de Weston, USA.
«Canta y camina», exhortaba San Agustín, mientras se venía abajo
el Imperio Romano.
Cantemos y caminemos, que otros imperios se vendrán abajo
también. Mientras el Reino prosigue.
Pedro Casaldàliga, obispo de Sâo Félix do Araguaia, Mato Grosso,
Brasil. En el año nuevo de 1994.
81
XI. LOS VIAJES DE CASALDÀLIGA
Desde su llegada el 1968, el obispo Pedro no había abandonado el
Brasil. Ni siquiera cuando su madre murió el año 1983. Las razones
eran muy claras: "No salí por miedo a no volver a ser admitido en el
país. Pero cuando llegué al Brasil por primera vez me hice el
propósito de no salir más. Era como quemar las naves". Aún así, el
1985, Casaldàliga viaja a Nicaragua a apoyar con su presencia al
ayuno empezado por Miguel De Escoto, Ministro de Asuntos
Exteriores de Nicaragua. El viaje no es particular, si no apoyado por
la Prelatura de Sâo Félix que celebra simultáneamente jornadas de
ayuno en apoyo a la huelga de hambre. En 24 horas doscientas
asociaciones cívicas, religiosas y sociales del Brasil, se unen al
ayuno de de Escoto. El viaje se convierte en noticia internacional y
de él se hacen eco los medios de comunicación social. Casaldàliga
deja bien claro el sentido de su gesto: gesto evangélico por la paz,
por la autodeterminación y la no intervención en Nicaragua y en la
América Central. "Quería contribuir de alguna manera a sacudir la
conciencia del Primer Mundo ante lo que sucede en América
Central"7 .
7 Declaraciones a La Vanguardia el 30 de julio de 1985.
82
Casaldàliga lleva en su corazón a América Latina, la Patria
Grande, pero esta primera salida lo reafirma más. Desde entonces,
de manera mucho más exteriorizada, su nombre se vincula a la
lucha siempre pacífica por una América recobrada por la verdadera
democracia, instaurada sobre la justicia, la paz, la libertad y el
respecto a los derechos humanos. Estas son sus palabras:
"Hay que sentir Centroamérica como una unidad de destino, como
una fraternidad. Hay que abrir los ojos a lo que de verdad sucede
en Nicaragua, El Salvador, Guatemala, Honduras y Costa Rica. Con
libertad de espíritu ante el imperio. Hay que inventar gestos de
solidaridad evangélica. Hay que vivir en insurrección evangélica
ante la agresión. Es hora de perder el miedo a la historia y a la
profecía"8.
El mayo del año 1987 Casaldàliga vuelve a salir del Brasil.
Esta vez visita en México a los refugiados guatemaltecos, a
Chiapas, Campeche. Vuelve a visitar El Salvador, Nicaragua y
Panamá. En declaraciones hechas a la revista Nunc, Casaldàliga
afirma: "Veo la necesidad de estar cerca de la gente que está
viviendo las consecuencias del difícil conflicto político-militar, en los
frentes de guerra, en los campos de refugiados"9.
8 Declaraciones hechas a Vida Nueva, al final de su viaje, en el año 1985.
9 Declaraciones hechas a la revista italiana Nunc, el 1988.
83
El 1988 hay un hecho importante en la historia de la Prelatura
y su obispo. Casaldàliga realiza por primera vez su visita "ad limina"
a la Santa Sede donde se entrevistó con Joan Pablo II. En
condiciones normales el obispo habría hecho esta visita antes. Las
opciones de vida de Pedro, sus dificultades para salir del país y su
visión crítica de la eficacia evangélica de estas visitas atrasan su
realización. El viaje de Casaldàliga al Vaticano se convierte también
en noticia internacional. No es si no otro gesto del obispo para
trasladar a las autoridades de la iglesia las preocupaciones, las
vidas y las muertes de los hombres y mujeres de América Latina,
especialmente de los más desfavorecidos. Antes de visitar al Papa,
el obispo Pedro se había dirigido por carta al papa para trasladarle
sus preocupaciones y las de su pueblo. La prensa internacional se
hace eco del viaje. En medio de noticias de supuestas tensiones
entre Casaldàliga y la Curia Romana son muchos los colectivos
cristianos que, en todo el mundo, levantan sus voces para expresar
su espaldarazo a la tarea del obispo de Sâo Félix. En el caso de
España son más de dos mil los católicos que escriben a Joan Pablo
II para pedirle que nadie cuestione, inquiete o interrumpa la enorme
labor evangélica que está realizando. Más de veinte obispos hacen
llegar también su voz: "nada los obligará a renunciar al servicio de
los pueblos indígenas, hacia el proceso de los campesinos y
84
obreros y hacia la solidaridad latinoamericana, especialmente a los
pueblos hermanos de América Central". Tampoco al dirigirse a las
jerarquías de la iglesia Católica el obispo Pedro abandona sus
convicciones:
"La solidaridad es más que un derecho. Es un deber. Es el amor
hecho público, colectivo, político. Ahora más que nunca tenemos
que asumir y concretar eficazmente nuestra solidaridad con los
pueblos e iglesias de Centroamérica y particularmente con la
prohibida de Nicaragua. Yo, de mi parte, seguiré siendo solidario
con todas mis posibilidades, hasta la muerte."
El año 1989 Casaldàliga vuelve a Centroamérica.
El año 1990 es el vigésimo aniversario de la constitución de la
Prelatura, momento de hacer balance de veinte años de camino. La
iglesia de Sâo Félix lo hace. Algunas cosas han cambiado, otras se
pueden mejorar. Van llegando reconocimientos a nivel mundial. La
Generalitat de Cataluña le otorga la "Cruz de Sant Jordi" por su
contribución a la cultura Catalana.
Pero el nombre de Pedro Casaldàliga vuelve a saltar a los
medios. Es a finales de 1990 cuando Adolfo Pérez Esquivel,
argentino, Premio Nobel de la Paz, presenta la candidatura de
Casaldàliga al Premio Nobel de la Paz. "Voz de los que no tienen
85
voz", "profeta y poeta", es como denomina Esquivel al obispo de
Sâo Félix. Un acto multitudinario sirve desde Cataluña para apoyar
esta petición. Son muchos los colectivos y personas que se
movilizan apoyando la iniciativa: más de sesenta ayuntamientos
catalanes, diputados y senadores, eurodiputados, personalidades
del mundo de la cultura, de la política, de la educación,
asociaciones y entidades de cooperación internacional, cristianas y
no cristianas, trabajadores de la información, profesores
universitarios, estudiantes, etc.
En Cataluña y a otros lugares de Europa el obispo Pedro
sigue siendo una reivindicación del que todavía es posible, un
llamamiento a la generosidad y al compromiso, al Hombre Nuevo.
Así lo entienden personas que van utilizando su nombre para
denominar sus organizaciones: "Amigos del obispo Pedro
Casaldàliga", "Comunidad Amerindia Pedro Casaldàliga". El
siguiente año Pedro hace su quinto viaje a Centroamérica. Esta vez
más especial. Va a El Salvador, para participar en la celebración del
aniversario de la muerte de Monseñor Oscar Romero. También
acompaña a los jesuitas de la UCA, donde pocos meses antes
habían asesinado a Ellacuria,10 otros compañeros jesuitas y
10 Ignacio Ellacuría Beascoechea S.J. Portugalete, Vizcaya, 9 de noviembre de 1930- † San Salvador, El Salvador, 16 de noviembre de 1989 fue un filósofo y teólogo español, nacionalizado también salvadoreño. El 16 de noviembre de 1989 fue asesinado por un pelotón del Batallón Atlacatl de la Fuerza Armada de El Salvador, en la residencia de la Universidad,
86
seglares que ayudaban en el mantenimiento de la Universidad. El
viaje, evidentemente, fue emocionante.
junto con los jesuitas Ignacio Martín Baró, Segundo Montes, Amando López, Juan Ramón Moreno Pardo, Joaquín López y López. Fueron también asesinadas Elba Julia Ramos, persona al servicio de la Residencia, y la hija de ésta, Celina, de 15 años. En la actualidad, el cuerpo de Ignacio Ellacuría yace enterrado en la capilla de la UCA.
87
CARTA DE PEDRO CASALDÀLIGA AL PAPA JUAN PABLO II
Fiesta de la Cátedra de Pedro.
Querido Papa Juan Pablo II,
hermano en Jesucristo y Pastor de nuestra Iglesia:
Hace mucho tiempo que quería escribirle esta carta, y hace mucho
tiempo que la estoy pensando y la medito en la oración.
Me gustaría que fuese un coloquio fraterno –en sinceridad humana
y con la libertad del Espíritu-, así como también un gesto de
servicio de un obispo para con el obispo de Roma, que es Pedro
para mi fe, para mi corresponsabilidad eclesial y para mi
colegialidad apostólica.
Hace dieciocho años que estoy en Brasil, a donde vine
voluntariamente como misionero. Nunca regresé a mi país natal, a
España, ni con ocasión de la muerte de mi madre. Nunca tomé
vacaciones en todo este tiempo. No salí de Brasil en diecisiete
años. En estos dieciocho años viví y trabajé en el nordeste del
Estado de Matto Grosso, como el primer sacerdote que se
estableció de forma permanente en esta región. Hace quince años
que soy obispo de la Prelatura de Sao Félix do Araguaia.
88
La región de la Prelatura está situada en la Amazonía legal
brasileña y abarca un área de 150.000 km2. Todavía hoy no cuenta
con un solo palmo de carretera asfaltada. Sólo recientemente fue
instalado el servicio telefónico. Frecuentemente la región queda
aislada o muy precariamente comunicada a causa de las lluvias e
inundaciones que interrumpen las carreteras. Es un área de
latifundios, nacionales y multinacionales, con haciendas
agropecuarias de centenas de millares de hectáreas, con
empleados que viven frecuentemente en régimen de violencia y de
semiesclavitud. Acompaño desde hace tiempo la dramática vida de
los indígenas, de los "posseiros" (labradores sin título de tierra) y
de los peones (braceros del latifundio). Toda la población en
general, dentro de la Prelatura, ha sido forzada a vivir
precariamente, sin servicios adecuados de educación, salud,
transporte, vivienda, seguridad jurídica y, sobre todo, sin tierra
garantizada para trabajar.
Bajo la dictadura militar, el Gobierno intentó, por cinco veces,
expulsarme del país. Cuatro veces fue cercada toda la Prelatura
por operaciones militares de control y de presión. Mi vida y la de
varios sacerdotes y agentes de pastoral de la Prelatura ha sido
amenazada y puesta a precio públicamente. En varias ocasiones,
89
estos sacerdotes, agentes de pastoral y yo mismo fuimos
apresados; torturados varios de ellos también. El P. Francisco
Jentel fue apresado, maltratado, condenado a diez años de prisión,
expulsado posteriormente de Brasil muriendo finalmente exiliado,
lejos de su país de misión. El archivo de la Prelatura fue violado y
saqueado por el Ejército y por la Policía. El boletín de la Prelatura
fue editado de forma falsificada por los órganos de represión del
régimen y así fue divulgado por la gran prensa, para servir de cargo
de acusación contra la misma Prelatura. Todavía en este momento
tres agentes de pastoral están sometidos a procesos judiciales bajo
acusaciones falsas. Yo personalmente tuve que presenciar muertes
violentas, como la del padre Jesuita João Bosco Penido Burnier,
asesinado junto a mí por la policía, cuando los dos nos
presentamos en la Comisaría-Prisión de Riberão Bonito para
protestar oficialmente contra las torturas a que estaban siendo
sometidas dos mujeres, labradoras, madres de familia,
injustamente detenidas.
A lo largo de todos estos años se han multiplicado las
incomprensiones y las calumnias de los grandes propietarios de
tierras –ninguno de los cuales vive en la región- y de otros
poderosos del país y del exterior. También dentro de la Iglesia han
90
surgido algunas incomprensiones de hermanos que desconocen la
realidad del pueblo y de la pastoral en estas regiones apartadas y
violentas donde el pueblo, con frecuencia, cuenta sólo con la voz
de la Iglesia que intenta ponerse a su servicio.
Además de estos sufrimientos vividos dentro del ámbito de la
Prelatura, siendo responsable nacional de la CPT (Comisión
Pastoral de la Tierra) y miembro del CIMI (Consejo Indigenista
Misionero), me ha tocado acompañar muy de cerca las
tribulaciones e incluso la muerte de tantos indígenas, campesinos,
agentes de pastoral y de personas comprometidas con la causa de
estos hermanos, a quienes la codicia del capital no les permite
siquiera sobrevivir. Entre ellos, el indio Marçal, guaraní, que le
saludó a usted personalmente en Manaus, en nombre de los
pueblos indígenas de Brasil.
El Dios vivo, Padre de Jesús, es quien nos va a juzgar. Déjame sin
embargo abrir mi corazón ante su corazón de hermano y de Pastor.
Vivir en estas circunstancias extremas, ser poeta y escribir,
mantener contactos con personas y ambientes de la comunicación
o de frontera (por edad, ideología, alteridad cultural, situación
social, o por servicios de emergencia que prestan) puede llevarle a
91
uno a gestos y posturas menos comunes y a veces incómodos para
la sociedad establecida.
Como hermano y como Papa que usted es para mí, le ruego que
acepte la intención sincera y la voluntad apasionadamente cristiana
y eclesial tanto de esta carta como de mis actitudes.
El Padre me concedió la gracia de no abandonar nunca la oración,
a lo largo de esta vida más o menos agitada. Me preservó de
tentaciones mayores contra la fe y la vida consagrada, y me
posibilitó el contar siempre con la fuerza de los hermanos a través
de una comunión eclesial rica en encuentros, estudios, ayudas.
Ciertamente por eso, creo que no me aparté del camino de Jesús, y
espero, también por ello, seguir hasta el fin por este Camino que es
la Verdad y la Vida.
Lamento incomodarlo con la lectura de esta larga carta, cuando
tantos servicios y preocupaciones pesan ya sobre usted.
Dos cartas del Cardenal Gantin, Prefecto de la Congregación para
los Obispos y una comunicación de la Nunciatura que hace poco
recibí, me han llevado finalmente a escribirle esta carta. Esas tres
comunicaciones urgían mi visita ad límina, interpelaban aspectos
92
de la pastoral de la Prelatura y censuraban mi ida a América
Central.
Me siento un poco pequeño y como distante en esta Amazonia
brasileña tan diferente, y en esta América Latina, tan convulsionada
y frecuentemente incomprendida.
He creído necesario hacerme preceder por esta carta. Me ha
parecido que sólo un contacto sosegadamente personal entre
nosotros dos, a través de un escrito pensado y claro, me daría la
posibilidad de aproximarme verdaderamente a usted.
La otra forma mayor de encontrarnos ya está garantizada: rezo por
usted todos los días, querido hermano Juan Pablo.
No tome como impertinencia la alusión que haré a temas,
situaciones y prácticas secularmente controvertidas en la Iglesia o
incluso contestadas sobre todo hoy, cuando el espíritu crítico y el
pluralismo atraviesan también fuertemente la vida eclesiástica.
Abordar nuevamente esos asuntos incómodos, hablando con el
Papa, significa para mí expresar la corresponsabilidad en relación a
la voz de millones de hermanos católicos –de muchos obispos
también- y de hermanos no católicos, evangélicos, de otras
religiones, humanos. Como obispo de la Iglesia Católica, puedo y
93
debo dar a nuestra Iglesia esta contribución: pensar en voz alta mi
fe y ejercer, con libertad de familia, el servicio de la colegialidad
corresponsable. Callar, dejar correr, con cierto fatalismo, la fuerza
de estructuras seculares, sería mucho más cómodo. No pienso sin
embargo que fuese más cristiano, ni siquiera más humano.
Así como hablando, exigiendo reformas, tomando posiciones
nuevas, se puede causar ''escándalo" a los hermanos que viven en
situaciones más tranquilas o menos críticas, así también podemos
acusar "escándalo" a muchos hermanos, situados en otros
contextos sociales o culturales, más abiertos a la crítica y deseosos
de renovación de la Iglesia –siempre una y "semper renovanda"-
cuando callamos o aceptamos la rutina o tomamos medidas
unívocas indiscriminadamente.
Sin "conformarse a este mundo", la Iglesia de Jesús, para ser fiel al
evangelio del Reino, debe estar atenta "a los signos de los
Tiempos" y de los Lugares y anunciarla Palabra, en un tono cultural
o histórico y con un testimonio de vida y de práctica tales, que los
hombres y mujeres de cada tiempo y lugar puedan entender esta
Palabra y se vean estimulados a aceptarla.
94
En lo que se refiere al campo social concretamente, no podemos
decir con mucha verdad que ya hemos hecho la opción por los
pobres. En un primer lugar, porque no compartimos en nuestras
vidas y en nuestras instituciones la pobreza real que ellos
experimentan. Y, en segundo lugar, porque no actuamos, frente a
la "riqueza de la iniquidad", con aquella libertad y firmeza
adoptadas por el Señor. La opción por los pobres, que no excluirá
nunca a la persona de los ricos –ya que la salvación es ofrecida a
todos y a todos se debe el ministerio de la Iglesia- sí excluye el
modo de vida de los ricos, "insulto a la miseria de los pobres", y su
sistema de acumulación y privilegio, que necesariamente expolia y
margina a la inmensa mayoría de la familia humana, a pueblos y
continentes enteros.
No hice la visita ad limina, incluso después de recibir, como otros,
una invitación de la Congregación para los obispos que nos
recordaba esta práctica. Yo quería y quiero ayudar a la Sede
Apostólica a revisar la forma de esa visita. Oigo críticas de parte de
muchos obispos que la hacen, pues aún reconociendo que ella
propicia un contacto con los Dicasterios romanos y un encuentro
cordial con el Papa, se revela incapaz de producir un verdadero
intercambio de colegialidad apostólica de los Pastores de las
95
Iglesias Particulares con el Pastor de la Iglesia universal. Se realiza
un gran gasto, es establecen contactos, se cumple una tradición.
¿Se cumple sin embargo la Tradición de "videre Petrum" y de
ayudarle a Pedro a ver toda la Iglesia? ¿No tendría hoy la Iglesia
otros modos más eficaces de intercambiar, de establecer
contactos, de evaluar, de expresar la comunión de los Pastores y
de sus Iglesias con la Iglesia Universal y más concretamente con el
obispo de Roma?
Nunca pretendería suponer en el Papa un conocimiento detallado
de las Iglesias Particulares o pedirle a él soluciones concretas para
la Pastoral de aquéllas. Para esto estamos los respectivos
Pastores, ministros y consejos pastorales de cada Iglesia. Para eso
están también las Conferencias Episcopales que, a mi entender y al
de muchos otros, no están siendo debidamente valoradas e incluso
están siendo preteridas o injustamente señaladas por ciertas
actitudes de algunas instancias de la Curia Romana. Si las
Conferencias episcopales no son “teológicas" o "apostólicas", como
tales –podrían no existir, sin ellas caminó la Iglesia – tampoco son,
en sí mismas, "apostólicas'' o "teológicas", las curias, ni siquiera la
Curia Romana: Pedro presidió y rigió la Iglesia, de modo diferente,
en las diversas épocas.
96
El Papa tiene necesidad de un cuerpo de auxiliares, como también
lo necesitan todos los obispos de la Iglesia, aunque debiera ser
siempre más sencillo y participativo. Sin embargo, hermano Juan
Pablo, para muchos de nosotros, ciertas estructuras de la Curia no
responden al testimonio de simplicidad evangélica y de comunión
fraterna que el Señor y el mundo reclaman de nosotros; ni traducen
en sus actitudes, a veces centralizadoras e impositivas, una
catolicidad verdaderamente universal, ni respetan siempre las
exigencias de una corresponsabilidad adulta; ni siquiera, a veces,
los derechos básicos de la persona humana o de los diferentes
pueblos. Ni faltan, con frecuencia, en sectores de la Curia romana,
prejuicios, atención unilateral a las informaciones, o incluso
posturas, más o menos inconscientes, de etnocentrismo cultural
europeo frente a América Latina, a África y a Asia.
Con ánimo objetivo y sereno, no se puede negar que la mujer
continúa siendo fuertemente marginada en la Iglesia: en la
legislación canónica, en la liturgia, en los ministerios, en la
estructura eclesiástica. Para una fe y una comunidad de aquella
Buena Noticia que ya no discrimina entre "judío y griego, libre y
esclavo, hombre y mujer", esa discriminación de la mujer en la
Iglesia nunca podrá ser justificada. Tradiciones culturales
97
masculinizantes que no pueden anular la novedad del Evangelio.
explicarán tal vez el pasado; no pueden justificar el presente, ni
menos todavía el futuro inmediato.
Otro punto delicado en sí y muy sensible para su corazón, hermano
Juan Pablo, es el celibato. Yo, personalmente, nunca he dudado de
su valor evangélico y de su necesidad para la plenitud de la vida
eclesial, como un carisma de servicio al Reino y como un
testimonio de la gloriosa condición futura. Pienso, sin embargo, que
no estamos siendo comprensivos ni justos con estos millares de
sacerdotes, muchos de ellos en situación dramática, que aceptaron
el celibato compulsoriamente, como exigencia, actualmente
vinculante, para el ministerio sacerdotal en la Iglesia latina.
Posteriormente, a causa de esta exigencia no vitalmente asumida,
tuvieron que dejar el ministerio, y no pudieron ya regularizar su
vida, ni dentro de la Iglesia ni, a veces, ante la sociedad.
El Colegio Cardenalicio está privilegiado, a veces, con poderes y
funciones que difícilmente se conllevan con los derechos anteriores
y con las funciones más eclesialmente connaturales del Colegio
apostólico de los Obispos como tal.
98
De las Nunciaturas tengo, yo personalmente, una triste experiencia.
Usted conoce mejor que yo la persistente reclamación de
Conferencias Espiscopales de obispos, de presbiterios, de grandes
sectores de la Iglesia, frente a una institución tan marcadamente
diplomática en la sociedad y. con frecuencia, con una actuación
paralela a la actuación de los episcopados.
Juan Pablo, hermano, permítame todavía una palabra de crítica
fraterna al mismo Papa. Por más tradicionales que sean los títulos
de 'Santísimo Padre", "Su Santidad"... –así como otros títulos
eclesiásticos tales como ''Eminentísimo", "Excelentísimo"- resultan
evidentemente poco evangélicos e incluso extravagantes
humanamente hablando. "No se hagan llamar padres, o maestros",
dice el Señor. Igualmente sería más evangélico -y también más
accesible a la sensibilidad actual- simplificar la indumentaria, los
gestos, las distancias, dentro de nuestra Iglesia.
Pienso también que sería muy apostólico que usted recabara una
evaluación suficientemente libre y participada, sobre sus viajes, tan
generosos y hasta heróicos en muchos aspectos, y sin embargo
tan contestados -y, a mi entender, no siempre sin motivos-: ¿no son
esos viajes conflictivos para el Ecumenismo –testimonio de Jesús
pidiendo al Padre que fuésemos uno- para la libertad religiosa en la
99
vida pública pluralista? ¿No exigen esos viajes grandes dispendios
económicos por parte de las Iglesias y de los Estados,
revistiéndose así de una cierta prepotencia y unos privilegios
cívico-políticos con relación a la Iglesia Católica, en la persona del
Papa, que se hacen irritantes para otros?
¿Por qué no reexaminar, a la luz de la fe, en favor del
Ecumenismo, para dar testimonio al mundo, la condición de Estado
con que se presenta el Vaticano, invistiendo a la persona del Papa
de una dimensión explícitamente política, que perjudica la libertad y
la transparencia de su testimonio de Pastor universal de la Iglesia?
¿Por qué no decidirse, con libertad evangélica y también con
realismo, por una profunda renovación de la Curia Romana?
Sé del dolor que le produjo su viaje a Nicaragua. Aún así, me siento
en el deber de confiarle la impresión, que otros muchos comparten,
de que sus asesores y la actitud de usted mismo no contribuyeron
para que ese viaje extremamente crítico, y necesario por otra parte,
fuese más feliz y, sobre todo, más evangelizador. Se abrió una
herida en el corazón de muchos nicaragüenses y de muchos
latinoamericanos, así como Ud. se sintió herido en su corazón.
100
El año pasado estuve en Nicaragua. Ha sido mi primera salida de
Brasil después de diecisiete años de permanencia en este país. Por
la amistad que tengo, hace tiempo, con muchos nicaragüenses, por
contactos personales o por carta, sentí que debía hacerme
presente, como persona humana y como obispo de la Iglesia, en
una hora de agresión político-militar gravísima y de profundo
sufrimiento interno.
No pretendí sustituir al episcopado local, ni subestimarlo. Creí sin
embargo que podía y hasta debía ayudar a aquel pueblo y a
aquella Iglesia. Así se lo comuniqué por escrito a los obispos de
Nicaragua, tan pronto como llegué. Intenté conversar
personalmente con algunos de ellos, pero no fui recibido. La
jerarquía nicaragüense está abiertamente de un lado; al otro lado
hay millares de cristianos, a los que también se debe la Iglesia.
Pienso sinceramente que nuestra Iglesia –yo me siento Iglesia de
Nicaragua también, como cristiano y como obispo de la Iglesia- no
está dando oficialmente en aquel sufrido país, y con repercusiones
negativas para toda América Central, el Caribe y para toda América
Latina, el testimonio que debería dar: condenando la agresión,
propugnando la autodeterminación de aquellos pueblos,
consolando a las madres de los caídos y celebrando, en la
101
Esperanza, la muerte violenta de tantos hermanos, católicos en su
mayor parte.
¿Sólo con el Socialismo o con el Sandinismo no puede dialogar la
Iglesia, críticamente, sí, como críticamente debe dialogar con la
realidad humana? ¿Podrá la Iglesia dejar de dialogar con la
Historia? Dialogó con el Imperio romano, con el feudalismo, y
dialoga, a gusto, con la burguesía y con el capitalismo, muchas
veces acríticamente, según ha tenido que reconocer una posterior
evaluación histórica. ¿No dialoga con la Administración Reagan?
¿El Imperio norteamericano merece más consideración de la
Iglesia que el proceso doloroso con que la pequeña Nicaragua
pretende ser ella, por fin, arriesgando y hasta equivocándose, pero
siendo ella?
El peligro del comunismo no justificará nuestra omisión o nuestra
connivencia con el capitalismo. Esa omisión o connivencia podrán
"justificar" dramáticamente, un día, la revuelta, la indiferencia
religiosa o hasta el ateísmo de muchos, sobre todo entre los
militantes y en las nuevas generaciones. La credibilidad de la
Iglesia –y del Evangelio y del propio Dios y Padre de Nuestro Señor
Jesucristo- depende, en gran parte, de nuestro ministerio, crítico,
sí, pero comprometido con la Causa de los pobres y con los
102
procesos de la liberación de los pueblos secularmente dominados
por los sucesivos imperios y oligarquías.
Usted, como polaco, está en condiciones muy personales de
entender dichos procesos. Su Polonia natal, tan sufrida y fuerte,
hermano Juan Pablo, tantas veces invadida y ocupada, privada de
su autonomía y amenazada en su fe por imperios vecinos (Prusia,
Alemania nazi, Rusia, Imperio Austro-Húngaro) es hermana gemela
de América Central y del Caribe, tantas veces ocupados por el
Imperio del Norte. Estados Unidos invadió Nicaragua en 1898 y
después volvió a ocuparla con sus marines de 1909 a 1933,
dejando a continuación una dictadura que duró hasta 1979. Haití
estuvo bajo ocupación de 1915 a 1934. Puerto Rico continúa
ocupado hoy día, desde 1902. Cuba sufrió varias veces invasiones
y ocupaciones, así como los demás países de la región,
especialmente Panamá Honduras y la República Dominicana. Más
recientemente Granada sufrió la misma suerte. El propio Estados
Unidos exporta para estos países sus sectas, que dividen
internamente el pueblo y amenazan la fe católica y la fe de otras
Iglesias evangélicas... allí establecidas.
Sé también de sus preocupaciones apostólicas respecto de nuestra
Teología de la Liberación, de las Comunidades cristianas en los
103
medios populares, de nuestros teólogos, de nuestros encuentros,
publicaciones y otras manifestaciones de vitalidad de la Iglesia en
América Latina, de otras Iglesias del Tercer Mundo y de algunos
sectores de la Iglesia en Europa y en América del Norte. Sería
ignorar su misión de Pastor universal el pretender que usted no se
enterase e incluso se preocupase con todo este movimiento
eclesial, máximo cuando América Latina, concretamente,
representa casi la mitad de los miembros de la Iglesia Católica.
De todas formas, una vez más, le pido disculpas para expresarle
una palabra sentida respecto al modo como están tratadas por la
Curia Romana, nuestra Teología de la Liberación y sus Teólogos,
ciertas instituciones eclesiásticas –como la propia CNBB, en
determinadas ocasiones- iniciativas de nuestras Iglesias y algunas
sufridas comunidades de este Continente, así como sus
animadores.
Delante de Dios puedo darle el testimonio de los agentes de
pastoral y de las comunidades con que establecí contacto en
Nicaragua. Nunca han pretendido ser Iglesia "paralela". No ignoran
a la Jerarquía en sus legítimas funciones, y tienen conciencia de
que son Iglesia, manifestando una sincera voluntad de permanecer
en ella. ¿Por qué no pensar que algunas causas de este tipo de
104
conflictos en la pastoral puedan provenir de la jerarquía también?
Nosotros, con frecuencia, los miembros de la jerarquía, no
reconocemos de hecho a los laicos como adultos y
corresponsables en la Iglesia, o queremos imponer ideologías y
estilos personales, exigiendo uniformidad o atrincherándonos en el
centralismo.
Acabo de recibir la última carta del Cardenal Gantin, prefecto de la
Congregación para los Obispos. En ella el Señor Cardenal, entre
otras amonestaciones, me recuerda ahora la visita apostólica que
recibí y recibió la Prelatura de Sao Félix do Araguaia en 1977.
Quiero simplemente comunicarle a usted que esta visita fue
provocada por denuncias o calumnias de un hermano en el
episcopado; que el visitador apostólico pasó apenas cuatro días en
São Félix, sin visitar ninguna comunidad, aceptando solamente
conversar con poquísimas personas y ver el Archivo de la
Prelatura, después de que le insistimos en que lo hiciese. Ni él, ni
la Nunciatura, ni la Santa Sede, jamás me comunicaron las
conclusiones de dicha visita, aún habiéndolo solicitado yo
expresamente.
Quiero, finalmente, reafirmarle, querido hermano en Cristo y Papa,
la seguridad de mi comunión y la voluntad sincera de proseguir con
105
la Iglesia de Jesús, en el servicio al Reino. Dejo a su criterio de
Pedro de nuestra Iglesia, el tomar la decisión que juzgue oportuno
sobre mí, obispo también de la Iglesia. No quiero crear problemas
innecesarios. Quiero ayudar, responsable y colegialmente, a llevar
adelante la misión evangelizadora de la Iglesia, particularmente
aquí en Brasil y en América Latina. Porque creo en la perenne
actualidad del Evangelio y en la presencia siempre liberadora del
Señor Resucitado, quiero creer también en la juventud de su
Iglesia.
Si usted lo considera oportuno, puede indicarme una fecha
apropiada para que vaya a visitarlo personalmente. Confío en su
oración de hermano y de Pontífice. Dejo en las manos de María,
Madre de Jesús, el desafío de esta hora. Le reitero a usted mi
comunión de hermano en Jesucristo y, con usted, reafirmo mi
condición de servidor de la Iglesia de Jesús.
Con su bendición apostólica, Pedro Casaldáliga, obispo de São
Félix do Araguaia, MT, Brasil. São Félix do Araguaia, 22 de febrero
de 1986.
106
XII. ALVORADA, EL BOLETÍN DE LA PRELATURA
Los escritos de Pedro acompañan sus hechos. Cada mes se dirige
a su pueblo a través del Alvorada, boletín de la Prelatura, que es el
vínculo de comunicación del pueblo y las comunidades durante
años. La represión, en sus mejores tiempos falsificó varias veces su
edición. Desde el boletín, cada mes, en Casaldàliga habla con su
gente.
El 1981 era una fecha simbólica: diez años de vida del obispo
Pedro al servicio de su pueblo. Los obispos brasileños aprovechan
estas fechas por nombrar a Casaldàliga "Vicepresidente de la
Comisión Pastoral de la Tierra", vinculada a la Conferencia
Episcopal, premiando así su constante trabajo en favor de la
defensa de los "posseiros". Los reconocimientos no impiden el
sufrimiento en el equipo de la Prelatura, ya que todos son
sometidos a persecución, en muchas ocasiones violenta. El mismo
Casaldàliga es agredido por dos "requesones", cuyas actividades
habían sido denunciadas en Alvorada. Vuelven a haber rumores de
expulsión. El 1983 el obispo Pedro recibe el reconocimiento de su
pueblo natal que lo denomina "Hijo Predilecto de Balsareny".
107
COMO IGLESIA, PARA LA IGLESIA
En este último año he soñado también mucho, con tantos
hermanos y hermanas de la gran Iglesia de Jesús. Y de diferentes
lugares me han pedido precisamente que explicitara esos sueños.
Comparto con ustedes aquí algunos de ellos, ya viejos conocidos
de nuestras vigilias:
-Rever en la fe, en la teología y en la espiritualidad el Dios que
venimos adorando, dogmatizando y predicando, porque quizás no
siempre corresponde al verdadero Dios, al Dios de Jesús,
hablando en cristiano.
-Vivir el ecumenismo, pero de verdad, pasando muy
concretamente del ecumenismo de las intenciones, encuentros y
generalidades, al reconocimiento mutuo de las Iglesias como
siendo la Iglesia de Jesús. ¿Por qué no? ¿Qué perdería la Iglesia,
qué perdería el Evangelio, qué perdería Dios, con un real
ecumenismo vivido en la libertad del Espíritu? Claro que
habríamos de relativizar muchas cosas y rever qué es fe, qué es
cultura, qué es historia, qué es prejuicio, y acoger
apasionadamente el testamento del Señor Jesús: "¡Que sean uno,
Padre!". Konrad Raiser, secretario general del Consejo Mundial de
Iglesias, sueña, como soñamos muchos, con un "Concilio
108
genuinamente universal". Y sienta cuatro elementos esenciales y
suficientes para definir la comunión del Cuerpo de Cristo, su
Iglesia:
la fe común en la Trinidad y en Cristo como Salvador nuestro;
el bautismo, uno para todos;
la eucaristía, una para todos;
el mutuo reconocimiento de los ministerios.
- Reconocer la opción por los pobres -hoy la mayoría de la
humanidad, excluida- como una opción esencial del Evangelio y
por eso mismo esencial también a la Iglesia de Jesús, una
verdadera "nota" de su identidad.
- Descentralizarse "católicamente", inculturándose en cada pueblo
y potenciando la identidad y la alteridad de las Iglesias locales, de
las conferencias episcopales; revisando, en consecuencia, el
modo de ejercer el ministerio de Pedro y toda la ministerialidad de
la Iglesia; y posibilitar la participación adulta y corresponsable de
los laicos y laicas. "La Iglesia -repetía el inolvidable P. Haring, que
acaba de pasar a la plena libertad del Reino- necesita cristianas y
cristianos mayores de edad, vanguardia de la verdadera libertad y
responsabilidad, pioneros en el mundo de la justicia social y de la
política de la paz".
- Aproximarse muy samaritanamente a todas las inquietudes y
109
desconciertos y sufrimientos y esperanzas de la Humanidad,
llevándole la luz y el óleo de la Buena Nueva del amor de Dios. El
patriarca Georges Hourdin, en su último libro "El viejo y la Iglesia"
parafraseando "El viejo y el mar" de Hemingway-, sueña con que
la Iglesia tenga cada vez más "la capacidad del Evangelio, llevado
por hombres y mujeres al mismo tiempo, de volverse al mundo
futuro con pensamientos de humanidad y felicidad". Hourdin, pues,
sintoniza, desde su fe y su cultura, con la desesperada fe y la
miseria del campesino de la canción: "¿Qué quiere decir
'bienaventurados'?… ¡que lo de 'pobre' me lo sé yo!".
A nuestra Iglesia Latinoamericana le pediría que retomara, como
un primer amor, las intuiciones y compromisos de Medellín,
"recepción" latinoamericana del Vaticano II; la conciencia y la
voluntad de ser una Iglesia "nuestra", sintonizando con las
culturas, dolores y esperanzas de nuestros pueblos; partiendo
proféticamente hacia una evangelización nueva de verdad por ser
inculturada, comprometida, libertadora. Acabamos de celebrar los
30 años de Medellín, y Medellín debe seguir siendo un marco
histórico decisivo para la Iglesia latinoamericana, nuestro
Pentecostés criollo, el mayor acontecimiento de toda la historia de
110
la Iglesia en América Latina, a mi entender, por lo que sintonizó y
desencadenó.
En nuestra Iglesia de Sâo Félix do Araguaia seguimos, entre fallos
y esfuerzos. En este cuatrienio tenemos como prioridades la
formación, la autonomía en personal y en economía, y la pastoral
sociopolítica. Despacito, claro. Eso de la autonomía sobre todo
tiene mucho aún de sueño realmente. Y la economía continúa
siendo un verdadero andar sobre la cuerda floja, aunque la
Providencia y las providencias solidarias a la hora tensa de la
verdad siempre nos echan una mano.
Durante este año de 1999 tendremos en toda la Prelatura
misiones populares, animadas casi exclusivamente por las mismas
comunidades de nuestra Iglesia.
En el último retiro espiritual, que realizamos a orillas del Araguaia,
en aquel cerro familiar de Santa Terezinha, destacábamos como
rasgos de familia de nuestra Iglesia; que lo son o que lo deberían
ser-:
a) la opción por los pobres, que es opción por el pueblo, que es
opción por la justicia y la liberación. De ahí también el desafío de
la inculturación y la vivencia de la pobreza evangélica o la
sobriedad, personal y comunitaria;
111
b) la convivialidad o convivencia fraterna; por la vida y la acción en
equipo, por la hospitalidad de casas y corazones abiertos, por la
compenetración y sensibilidad con el pueblo y sus andanzas;
c) la latinoamericanidad en la espiritualidad, la teología y la
pastoral de la liberación; por la memoria y la celebración de los
Mártires de la Caminhada; por la Biblia en manos del pueblo; en
comunidades eclesiales de base; potenciando la participación del
laicado y muy explícitamente de la mujer; asumiendo nuestros
"concilios latinoamericanos" y las pastorales específicas que la
Iglesia del Continente va suscitando; haciendo nuestras las
grandes Causas de la Patria Grande, como Pacha Mama, como
Amerindia, como Afroamérica.
A tiempo convidamos a los amigos y amigas solidarios para la
gran Romería de los Mártires de la Caminada que vamos a
celebrar en el mes de julio del año 2001, vigésimo quinto
aniversario del martirio de nuestro padre Joâo Bosco y fecha-cuna
de nuestro Santuario de los Mártires Latinoamericanos. Y, por
cierto, estamos lanzando para todos esos amigos y amigas el
proyecto de una "Hermandad de los Mártires de la Caminada";
para mantener viva su memoria, para celebrar sus fechas, para
112
seguir asumiendo las causas que los llevaron hasta dar "la prueba
del mayor amor".
Nuestra querida Centroamérica ha sido golpeada una vez más,
ahora por la violencia del huracán Mitch. Exceso de la naturaleza,
pero también injusticia humana, porque han sido una vez más
sobre todo los pobres los que han perdido viviendas, cultivos,
vidas. Ni las respectivas políticas nacionales ni la política
internacional, allá como en tantas otras partes del mundo
previenen, y hoy en buena parte sería posible, los efectos
mayores de esos cataclismos. Una vez más, afortunadamente,
Centroamérica, que enseñó la solidaridad como "ternura de los
pueblos", ha recibido verdaderas avalanchas de solidaridad sobre
los daños del huracán.
Ustedes habrán acompañado las celebraciones de Riobamba,
Ecuador, en agosto último, con ocasión del 10º aniversario de la
pascua del patriarca Leonidas Proaño. Fueron una hermosa
confluencia de amistades, de compromisos y de esperanzas, en la
línea de "las grandes causas que forjaron el alma y la acción de
Mons. Proaño": la opción por los pobres, los pueblos indígenas, la
comunidad, la solidaridad. "El grito de Riobamba" que se
promulgó, el 30 de agosto en aquellas blancas alturas del
113
Chimborazo, expresa abiertamente lo que allí sentimos y nos
propusimos, en esta hora del Pueblo y de la Iglesia de América
Latina. Me parece oportuno recoger aquí un alerta-compromiso
que hace el manifiesto con respecto a la celebración del Jubileo:
"Queremos que éste (asumir las Grandes Causas) sea el modo de
vivir y ayudar a vivir, en nuestras respectivas Iglesias y países, el
verdadero Jubileo permanente que instauró Jesús de Nazaret.
Concretando así, más allá de cualquier conmemoración triunfalista
y ocasional, lo que debe significar el Jubileo Bíblico en nuestros
contextos sociales y religiosos: por una conversión personal y
estructural de nuestras Iglesias y Sociedades, en la vivencia de la
fe con coherencia e inculturadamente, en la convivencia fraterna
de una paz con justicia y dignidad, en la satisfacción de las
reivindicaciones mayores de tierra, salud, vivienda, educación,
comunicación y trabajo..."
Pedro Casaldàliga, obispo de Sâo Félix do Araguaia, Mato
Grosso, Brasil. En el año nuevo de 2000.
114
XIII. LA GRAN BLASFEMIA DE NUESTROS DÍAS
Hoy la realidad de los pueblos es global, mundialmente
interconectada, pero se ha globalizado bajo el dictado y leyes del
neoliberalismo. Ante esa realidad poderosa, Casaldàliga se mueve
con un buen bagaje de racionalidad, dignidad humana, firmeza
ética, libertad evangélica y, sobre todo, experiencia inapelable, la de
aquellos que, con marcas, atestiguan la inhumanidad del rodillo
neoliberal. Son suyos los apotegmas de no a la propiedad privada
privadora, no al fundamentalismo del mercado, no al neoliberalismo
que mata la vida de la mayoría. Casaldàliga llama a las cosas por
su nombre: el neoliberalismo es, por esencia, pecado; la gran
blasfemia de nuestros días es la macroidolatría del mercado total; el
antidios es el dinero: “Creo que el capitalismo es intrínsecamente
malo: porque es el egoísmo socialmente institucionalizado, la
idolatría pública del lucro, el reconocimiento oficial de la explotación
del hombre, la esclavitud de muchos al yugo del interés y la
prosperidad de los pocos. Una cosa he entendido claramente con la
vida: las derechas son reaccionarias por naturaleza, fanáticamente
inmovilistas cuando se trata de salvaguardar el propio tajo,
solidariamente interesadas en aquel Orden que es el bien... de la
minoría de siempre”.
115
Si por algo resulta cautivante el lenguaje de Pedro
Casaldàliga es porque hay, tras él, una vida digna, coherente, libre,
insobornable.: “Yo moriré de pie, como los árboles // Me matarán de
pie”.
Un obispo sin poder, sin economía, sin burocracia
organizativa, ha sido capaz de poner en jaque a uno de los poderes
políticos mayores de América. El ha utilizado unas armas distintas:
la cultura. Sin cultura no subsiste ningún sistema, es la argamasa
que lo cohesiona y legitima. Casaldàliga mete su espada en el
corazón del sistema: “Se nos está queriendo imponer una cultura
única. Una macrocultura, que nos la pasan por televisión, nos la
pasan en la cama. En Brasil, en América Latina y en Europa, el 70 o
el 77 por ciento de las películas son gringas, norteamericanas. Y yo
digo que una macrocultura acaba siendo más asesina que muchas
armas. Culturas impuestas, no sólo matan a los cuerpos, matan las
almas, explosionan la salud de los pueblos”.
116
Viendo la vida de Pedro, resulta veraz lo que ha escrito: “Yo
me atengo a lo dicho: La justicia: a pesar de la ley y la costumbre, a
pesar del dinero y la limosna”. “El neoliberalismo es la idolatría de la
muerte”, afirma Mons. Pedro Casaldàliga, uniendo, en un solo
corazón y una sola esperanza, las angustias y las aspiraciones de
los indios del Araguaia y de los campesinos de Nicaragua, de los
agentes pastorales de Santa Terezina y de los misioneros de El
Quiché, en Guatemala. Casaldàliga dice que el neoliberalismo
profundiza el empobrecimiento de los pueblos de nuestra América,
al idolatrar al dios del mercado, y pide a la sociedad que tenga
vergüenza y venza el hambre de las mayorías.
117
UN CAMBIO ESTRUCTURAL
En este año de 1999, víspera del famoso 2000, estamos viviendo
un final de siglo, un final de milenio, que han revolucionado
espectacularmente a la Humanidad, para mal y para bien; con sus
descubrimientos científicos y geográficos; con sus luchas étnicas,
religiosas e imperialistas; con sus fundamentalismos, holocaustos,
gulags y masacres; con sus "sospechas" y la "muerte de Dios" y
"el desencanto del Hombre"; con su capitalismo y su comunismo;
también con sus avances en la libertad, en la ciencia, en la
comunicación, en la solidaridad…
Se cierra en este año un milenio de cristiandad, con sus cruzadas
y su inquisición y sus colonialismos y su poder centralizador; pero
también con su legión de mártires y santos y santas de las más
variadas condiciones; con su Concilio Vaticano II, con las nuevas
teologías contextuales, con una irreversible presencia cada vez
mayor del laicado en la Iglesia, y más concretamente de la mujer.
Se cierra pidiendo perdón, aunque muy tímidamente, y sin acabar
de reconocer que muchos de los grandes pecados eclesiásticos
de este milenio fueron de la Iglesia, como institución, y no
solamente de "algunos cristianos infieles a su bautismo".
118
Este final de milenio para la Humanidad, para la Iglesia- bien
podría ser un asomarse con lucidez y humildad y esperanza a la
respectiva historia y atreverse al cambio estructural, a la reforma
eclesiástica que nunca se acabó de hacer, a optar
verdaderamente por las mayorías empobrecidas y a dialogar con
sinceridad incuestionable, sacrificando privilegios, posibilitando la
dignidad y la participación de todas las personas y de todos los
pueblos. Tarea de la Humanidad si quiere ser verdaderamente
humana, tarea de la Iglesia si quiere ser verdaderamente
evangélica.
Nuestro profeta laico, el benéfico PNUD, en su informe último
recuerda que todavía -y la cifra crece espantosamente- hay 1200
millones de personas al margen de cualquier tipo de consumo,
aquellas que tienen que vivir con menos de un dólar al día. De
"grosera desigualdad" califica el PNUD el resultado de su informe.
De homicida y hasta suicida desigualdad se trata. Recuerda dicho
informe que para cubrir los servicios básicos de toda la
Humanidad (educación, salud, agua potable, nutrición…) harían
falta sólo 30.000 millones de dólares anuales. Digo "sólo" porque
los japoneses gastan en juegos recreativos 35.000 millones al
año; los europeos 50.000 millones en cigarros y 105.000 millones
119
en bebidas alcohólicas; y en drogas se gastan 400.000 millones;
en armas 780.000 millones; y en publicidad 435.000 millones…
Haciendo, pues, un buen examen de conciencia con propósito de
la enmienda, uno entiende fácilmente que el mundo no puede
seguir así. Hablando de su pueblo decía un indígena yanomami
del norte de Brasil: "Si seguimos así, vamos a morir todos". Entre
esos "todos" no estarían solamente los yanomami, si seguimos
así.
Venimos hablando mucho de proyectos alternativos, y se constata
gracias a Dios y gracias a la mucha Humanidad que todavía
queda- que los proyectos alternativos proliferan en todas las
escalas de la vida y de la organización humanas. Pero cada vez
se percibe con mayor claridad y más urgencia no sólo la
necesidad de proyectos alternativos, sino la ineludible necesidad
de una civilización alternativa, de una sociedad "otra", matriz,
ensayo y fruto de muchos proyectos alternativos, de muchas
buenas voluntades sumadas.
Frente a la tentación del fatalismo y contra la insensible
irresponsabilidad del consumismo y el privilegio y la prepotencia
se imponen la lucha y la esperanza por esa utopía de un mundo
120
fraterno donde quepamos todos y todas con la propia dignidad y la
propia alteridad. No es posible que tantos comunes sueños que
cada vez afloran más en organizaciones, manifiestos y
realizaciones concretas, sean apenas sueño. Hay ya mucha
Humanidad que sueña despierta, dispuesta a forzar el día de la
justicia y la paz.
Vamos a entrar pronto en el siglo XXI, en el tercer milenio
(cristiano). Ustedes recuerdan aquello de "…o será místico o no
será". Pensando en los cuatro grandes desafíos que nos
cuestionan la razón, la fe y la esperanza, yo reformularía el dicho
así:
-El siglo XXI o será místico o no será humano. Porque la
mística es ese sentido profundo de la vida, esa abertura al
horizonte de Dios, esa búsqueda de la respuesta última.
-El siglo XXI cristiano optará por los excluidos o no será
cristiano. A medida que crece la criminal desigualdad en el mundo,
excluidas de la vida y de la dignidad las mayorías humanas, la
opción por los pobres aparece cada vez más como constitutivo
esencial de la Iglesia de Jesús.
-El siglo XXI cristiano, o será ecuménico o no será eclesial.
121
Podrá ser una abigarrada eclosión de minicristianismos sin
consistencia evangélica y sin comunión testimoniante, pero no la
Iglesia de Jesús, testigo de la Pascua, enviada "para que el
mundo crea".
-El siglo XXI, o será ecológico o simplemente "no será". No
es que yo crea que esté llegando el fin del mundo en ese
cacareado año 2000; pero según las ciencias y las experiencias sí
que parece que estamos empeñados entre todos en acabar con el
aire, con el agua, con la floresta, con la vida. La ecología es la
gran política pendiente, y ha de ir siendo, cada vez más, ética,
teología, espiritualidad.
Pedro Casaldàliga, obispo de Sâo Félix do Araguaia, Mato
Grosso, Brasil 1999.
122
XIV. TEOLOGÍA Y ESPIRITUALIDAD DE LA
LIBERACIÓN
La dictadura militar intentó cinco veces expulsar al obispo
Casaldàliga del país. Se entiende esto al ver su posición frente al
neoliberalismo, que considera que es la negación de la utopía y de
toda posible alternativa. Es conocida la expresión de Fukuyama: el
“fin de la historia”, el no va más de la historia. Es también la mentira
institucionalizada, con base en la modernidad, de la técnica, de la
libertad y de la democracia. Bellos nombres que deberían tener su
auténtico valor, pero que son manipulados y tergiversados. Se trata
de una modernidad que ya es posmodernidad, en el Primer Mundo,
y una técnica que es puesta como valor absoluto, en función del
lucro y una seudolibertad y una seudodemocracia. “En América
Latina, afirma, salimos de las dictaduras para caer en las
democraduras: Así como el colectivismo dictatorial es la
degeneración de la colectividad y la negación de la persona, el
individualismo neoliberal es la degeneración de la persona y la
negación de la comunidad”.
El individualismo egoísta degenera la persona, que, por
definición, debería ser relación y complementación con los otros.
123
Este individualismo neoliberal es, pues, la degeneración de la
comunidad, que es participación y compartimiento. Como Iglesia,
como cristianos, delante de esta bestia fiera del neoliberalismo, es
necesario proclamar y promover el servicio del Dios de la Vida.
Hoy, más que nunca, la Teología de la Liberación, la Pastoral de la
Liberación y la Espiritualidad de la Liberación, proclaman, afirman y
celebran y practican el Dios de la Vida. Se trata también de
promover la responsabilidad y la corresponsabilidad de las
personas y de las instituciones sociales y de la propia Iglesia, a
todos los niveles. El mandamiento de Jesús vivido en la vida diaria,
política e institucionalizada. La opción por los pobres, que Jesús
mismo la formula diciendo: “He venido para que tengan vida y la
tengan en abundancia”.
Y la afirmación de la utopía, que refuerza la esperanza en la
acogida y en el servicio, ya, aquí y ahora, estimulando y
posibilitando la presencia y la acción de los nuevos sujetos
emergentes (el mundo indígena, el mundo negro, la mujer, la
juventud), el protagonismo de los laicos y el protagonismo de los
pobres. Esta es la política del Evangelio de Jesús. La verdad nos
hace libres, y la transparencia de vida debe aparecer como
testimonio. En términos de Iglesia, esto se traduce muy bien en la
124
Teología y en la Espiritualidad de la liberación, en las comunidades
de base, en las pastorales específicas que actúan en esas fajas
más prohibidas y más marginadas, por la Biblia en las manos del
pueblo. Por la Pastoral de la Frontera, la Pastoral de la
Consolación y la Pastoral del Acompañamiento. Y también, más
recientemente, por la Pastoral de la Supervivencia, sin caer en el
pragmatismo asistencialista que podría hacer nuevamente que el
pueblo olvidase las estructuras, las causas, los derechos.
La inculturación es el gran desafío para la Iglesia en América
Latina y en el Tercer Mundo. Se trata de esa encarnación en las
culturas, en los procesos, en la realidad de nuestro pueblo. La
deuda externa continúa siendo la sangría de nuestros pueblos.
Sigue siendo el gobierno real de nuestras democracias. No son
nuestras Constituciones las que mandan; es la deuda externa. Los
presidentes y los ministros de hacienda de nuestros países son
representantes del FMI. La deuda externa, con el pago de los
intereses, es lo que condiciona los salarios, los servicios públicos.
Mientras no resolvamos este problema, es prácticamente imposible
imaginar una economía democrática en nuestros países del Tercer
Mundo. Y, evidentemente, no será el neoliberalismo el que resuelva
125
el problema de la deuda externa. En América Latina salimos de las
dictaduras para caer en las 'democraduras'.
Resulta muy esclarecedor lo que comenta acerca de la
teología de la liberación: “La teología de la liberación no es un
invento moderno, ni está a punto de extinguirse. La teología de la
liberación nació en América Latina porque cuando el teólogo
pensaba se encontró con un clima de opresión y también de
liberación. Las cabezas pensantes de los teólogos iban precedidas
por los pies caminantes del pueblo. Han sido muchas las
barbaridades colgadas de la teología de la liberación. Nosotros no
hemos optado por Marx sino por el Dios y Padre de nuestro Señor
Jesucristo, por su Reino y sus pobres. La teología de la liberación
nos obliga a analizar la trágica situación de los dos tercios de la
humanidad, señalarla como contraria a la voluntad de Dios y asumir
compromisos prácticos. Sólo a los enemigos del pueblo no les gusta
la teología de la liberación. ¡Celebrarían tanto que los cristianos
pensasen sólo en el cielo...despreciando la tierra!”.
126
EL MUNDO VUELVE A EMPEZAR
Ha empezado un nuevo milenio, un tiempo nuevo, que llaman “un
cambio de época”. No tanto, precisamente, por las torres gemelas
del 11 de septiembre; que hay muchos otros días, muchas torres,
y muchos terrorismos, antes y después de ese 11 de septiembre.
Cuatro terrorismos, sin duda, hay que destacar para entender y
juzgar correctamente los actos terroristas y las guerras de terror,
los terrorismos enloquecidos y las sistemáticas guerras imperiales.
Hay un terrorismo individual, cometido por cualquier asaltante en
cualquier esquina o vereda; otro terrorismo, grupal, perpetrado por
cualquier facción; el terrorismo de Estado, que es a veces del
Estado propio de cada país o de los prepotentes Estados
imperialistas y colonizadores, sobre todo del más terrorista de
todos ellos, a lo largo de los dos últimos siglos; y el terrorismo del
Sistema, hoy de capitalismo neoliberal, que es el terror económico
y social para la mayor parte de la Humanidad, sometida al
hambre, a la marginación y al desespero.
Tres desafíos, concretamente, debe asumir con osadía profética y
libertad evangélica la Iglesia de Jesús, para ser creíble y
127
evangelizadora hoy: a) la descentralización mundializada; b) la
participación corresponsable; y, c) el diálogo solidario.
La mundialización, por gracia de Dios y por el humano proceso de
la historia, es “inevitable”. Y esa mundialización exige el
reconocimiento de los varios mundos como pueblos, culturas,
religiones, dentro de un solo mundo humano; sin primero, sin
tercero, sin cuarto. Ese reconocimiento reclama, para que sea real
y no apenas escrito, la descentralización de las instancias de
planificación y de decisión. Lo cual les debe ser exigido tanto a la
ONU y demás organismos mundiales como a la Santa Sede y a
las curias eclesiásticas. Solamente esta descentralización hará
posible la participación corresponsable y efectiva de los varios
pueblos y estamentos. Quien concretamente pide sólo la
democratización de la Iglesia, está pidiendo muy poco. A la Iglesia
hay que pedirle, y en la Iglesia debemos dar, más que
democracia: vida fraterno-sororal, cogestión adulta, ministerialidad
plural, libertad evangélica.
El muy probado teólogo Juan Antonio Estrada declara
lúcidamente: «Hoy el catolicismo está lastrado con una
institucionalización que ya no corresponde ni a las necesidades
actuales, ni a las exigencias ecuménicas, ni a la sensibilidad de
128
los fieles. Tampoco cuenta con el consenso global de la teología,
ya que cada vez abundan más las corrientes y escuelas que
impugnan el modelo vigente y proponen cambios desde un
conocimiento renovado de la Escritura y de la Tradición».
A propósito de la participación adulta en la Iglesia, se acaba de
celebrar el Sínodo dedicado al ministerio episcopal. Un sínodo que
se suponía coronación de todo un serial de sínodos por temas y
hasta por continentes. La verdad es que este último sínodo ha
confirmado la decepción que el instrumento-sínodo viene
provocando prácticamente desde su aplicación, por no ser
deliberativo y decisorio. Me permito contestar fraternalmente la
satisfacción que el cardenal Joseph Ratzinger manifestaba sobre
el curso de los debates, en este último sínodo: “Se podía temer –
dice el purpurado alemán- que el sínodo se bloquease en torno a
las relaciones entre la curia romana y los obispos, sobre los
poderes de la asamblea sinodal o la estructura de las conferencias
continentales y nacionales, estrangulando de este modo la vida de
la Iglesia”. Lo que estrangula la vida de la Iglesia es,
precisamente, señor cardenal, la falta de revisión a fondo de las
relaciones entre la curia romana y los obispos, el modo de
elección de los mismos, la restringida ministerialidad, la
129
inculturación no efectuada, la problemática entera de la
colegialidad y la corresponsabilidad. El que hayan sido tan
pacíficas y concordes las sesiones sinodales podría deberse a la
sistemática negativa de espacio oficial y a la omisión resignada de
los participantes. Más para un “nostra culpa” que para un “Te
Deum” de acción de gracias.
Afortunadamente, el Espíritu y la Iglesia continúan caminando; y
las bases se mueven. La conciencia y la práctica de que “somos
Iglesia” no es apenas un movimiento, es una “movimentación” a lo
largo y ancho de toda la Iglesia de Jesús, que son las varias
iglesias que profesan su nombre y anuncian su Reino. Nunca
como hoy, en la práctica, y a veces forzando barreras, diferentes
sectores de la Iglesia, y concretamente el laicado –masculino y
femenino-, han sido tan libres y creativos, tan adultos y
corresponsables en la lectura bíblica, en el pensamiento teológico,
en la liturgia, en los ministerios, en las pastorales, en la acción
social…
Están creciendo, en el mundo, un clamor y ya una acción en torno
a un verdadero proceso conciliar. Que continúe y actualice y
amplíe el Vaticano II; que responda a las grandes urgencias
130
eclesiales y a las grandes expectativas de la Humanidad, hija de
Dios.
Esa movilización de las bases se da también, en mayor escala,
dentro de la Sociedad como un todo. Ya van siendo cada vez más
los movimientos y acciones de ciudadanía, cooperación,
solidaridad; los varios forum libres y alternativos a la economía, al
pensamiento y a la política neoliberales, pasando de la simple
contestación a la propuesta, de la impotencia a la convocación
eficaz.
En esta hora kairós de mundialización y de madurez de
conciencia, que es, simultáneamente, una hora nefasta de nuevas
prepotencias, de macrodictaduras, de fundamentalismos y de
radicalizaciones, se nos impone, como un don y como una
conquista, el diálogo, interpersonal, intercultural, ecuménico y
macroecuménico. Un diálogo de pensamientos, de palabras y de
corazones. No la mera tolerancia, que se parece demasiado a la
guerra fría, sino la convivencia cálida, la acogida, la
complementariedad.
La caída de las torres debería ser también la caída de unas
escamas que empañan los ojos del Occidente cristiano frente al
131
mundo árabe y musulmán. Desde ese 11 de septiembre, traído y
llevado como si fuese el mayor terrorismo de la historia, el
Occidente, cristiano o no, está necesariamente obligado a
reconocer que el mundo árabe y el Islam existen, y que el Islam
congrega más de un billón de fieles de diferentes pueblos y
culturas. Durante muchos siglos la Sociedad occidental y la Iglesia
-demasiado occidental siempre- han sido prejuicio, hostilidad y
guerra con el Oriente musulmán. Pedro Casaldáliga, obispo de
Sâo Félix do Araguaia, Mato Grosso, Brasil 2002.
132
XV. SU RESPONSABILIDAD ECLESIAL Y SOCIAL
No es habitual que un obispo no visite Roma, cuando tiene
obligación de hacerlo cada cinco años; no es habitual oírle decir que
él no viaja porque los pobres no viajan y él es un pobre, que ni
siquiera vino a España cuando murió su madre; no es habitual que
un obispo no tenga vacaciones, pero él ha dicho que “las tendrá
bajo los parrales de la gloria”; no es habitual que un obispo se
entreviste con políticos “mal vistos”: Fidel Castro, Daniel Ortega,
etc.; no es habitual que a un obispo católico lo visiten, lo lean y le
pregunten ateos, agnósticos, periodistas, científicos, gentes de
otras religiones; no es habitual que alce su voz para corregir al
Papa y denunciar los pecados del sistema eclesiástico: “A Juan
Pablo II, escribe, al requerirme para que lo visitara, le hablé con
mucho cariño, pero con mucha libertad, ejerciendo el derecho de mi
corresponsabilidad eclesial y de mi colegialidad apostólica. Le dije:
en el campo social no podemos decir con mucha verdad que
hayamos hecho la opción por los pobres, pues no compartimos la
pobreza real que ellos experimentan ni actuamos, frente a ‘la
riqueza de la iniquidad’, con aquella libertad y firmeza adoptadas
por el Señor”.
133
Jesús fue ajusticiado por el poder político y religioso, la
sinagoga y el imperio. Y lo fue por su intolerable parcialidad: “No se
puede servir a Dios y al dinero”. El Dios de los señores no es igual
al Dios de los pobres. “O se sirve al sistema o se sirve al pueblo. En
todos hay un político: reaccionario, reformista o transformador”.
Casaldáliga lo dice claro: “Yo siempre he sido de izquierdas. Ya de
pequeño era zurdo, pero en aquellos tiempos estaba prohibido y no
nos dejaban escribir con la izquierda. De manera que incluso
biológicamente soy de izquierdas. Yo he pasado a las opciones del
socialismo. Por el contacto con la dialéctica de la vida, por las
exigencias del Evangelio y también por algunas razones del
marxismo. Qué socialismo, no lo sé a punto fijo, como no sé a
apunto fijo qué Iglesia será mañana la que hoy pretendemos
construir por más que sé que la queremos cada vez más cristiana”.
¿Qué sueña nuestro obispo? “Sueño con que las causas que
han motivado mi vida sean asumidas cada vez más: una Iglesia
ecuménica, servidora, liberadora; el fin de los varios mundos para
que exista un solo mundo humano; la socialización de los bienes
mayores de la existencia (tierra, comida, salud, educación,
comunicación, libertad...); el diálogo interreligioso y la gran
intersolidaridad humana...; el Reino de Dios, en fin, ya aquí en la
134
Tierra, preparándonos esperanzadamente para la plenitud en el
cielo”.
¿De dónde aflora tanta violencia en el mundo? Para
Casaldàliga el problema es fundamentalmente social. “Yo sé que
los conservadores, los capitalistas, se exasperan cuando insistimos
en que la raíz de la inseguridad es la gran desigualdad. A muchos
de ellos les gustaría que se dijera que es un problema de
perversidad humana, que algunas personas nacen perversas,
diabólicas, y que el único modo de curarlas es la cárcel, prisiones,
policía y cadena perpetua. No se atreven a decir pena de muerte
porque ya suena mal, pero, en el fondo, se les conoce en la cara
que quisieran la pena de muerte. Quizás sienten nostalgia de la
política social de EEUU”.
Entonces, ¿cómo se deshacer el abismo entre ricos y pobres?
“Me parece de sentido común que si no hay algún tipo de
socialización de la tierra, en el campo y en la ciudad, en la
educación, en la salud y en la comunicación, no habrá paz. Vendrán
esos desequilibrios en cada localidad, en cada país y en todo el
mundo. Y seguirán existiendo dos mundos. La humanidad no está
pidiendo barnices, sino un cambio radical. Pide igualdad de
derechos en las personas y en los pueblos, la socialización de
135
bienes fundamentales y espíritu ecológico. Eso ya está apareciendo
en la piel de la humanidad como una nueva sensibilidad. Hay
voluntad de cambio, muy dispar, pero clara. El lema del Foro Social
Mundial fue una bofetada al mundo del pensamiento único, el único
mundo posible en el capitalismo neoliberal”.
Nunca ha regresado a Cataluña y siempre se ha mostrado
reacio a viajar por miedo a no poder entrar de nuevo en Brasil, en
1985 realizó una polémica visita a Nicaragua. Casaldáliga se
trasladó hasta ese país para mostrar su solidaridad con los
religiosos nicaragüenses. En 1988 viajó hasta el Vaticano y fue
recibido en audiencia por el Papa Juan Pablo II. La visita no fue
plenamente satisfactoria y unos meses más tarde recibió una seria
advertencia por parte de la Santa Sede que criticó su apoyo a la
causa sandinista y a la Teología de la Liberación.
136
UTOPÍA NECESARIA COMO EL PAN DE CADA DÍA
«Poesía necesaria como el pan de cada día» dice el poeta. Poesía
y utopía riman bien, y ambas nos son totalmente indispensables
para atravesar el túnel. No aceptamos esa sociedad oficial que
reduce la vida humana a mercado o, en el mejor de los casos, se
propone el objetivo, siempre aplazado, de reducir el hambre a la
mitad…. Estamos indignados y perplejos. Muchas voces, desde
muchos ángulos, confiesan que estamos en crisis. Y que, así las
cosas, no le va ni a Dios ni al Mundo.
Estar en crisis, sin embargo, no es necesariamente una desgracia.
La crisis es la fiebre del espíritu. Donde hay fiebre hay vida. Los
muertos no tienen fiebre.
No se trata de ignorar la realidad. Más aún: hay que asumirla y
transformarla, radicalmente. Ahora ya no nos conformamos con
proclamar que «otro mundo es posible»; proclamamos que es
factible y lo hacemos. La Agenda Latinoamericana Mundial que
estamos preparando para 2007 se titula precisamente «Exigimos y
hacemos otra democracia». «Abajo –con el pueblo- y a la
izquierda», definen los zapatistas en «la otra campaña». Y ya se
137
ha anunciado que vamos «hacia el socialismo del Siglo XXI», con
«la Humanidad como sujeto» del cambio.
La utopía es necesaria porque la desigualdad entre ricos y pobres
aumenta, según la ONU, incluso en países del Primer Mundo.
Nuestra América, según la OEA, es la región más injusta, por esa
desigualdad sistemática. Hay más riqueza en la Tierra, pero hay
más injusticia. África ha sido llamada «el calabozo del mundo»,
una «Shoá» continental. 2.500 millones de personas sobreviven
en la Tierra con menos de 2 euros al día y 25.000 personas
mueren diariamente de hambre, según la FAO. La desertificación
amenaza la vida de 1.200 millones de personas en un centenar de
países. A los emigrantes les es negada la fraternidad, el suelo
bajo los pies. EEUU construye un muro de 1.500 kilómetros contra
América Latina; y Europa, al sur de España, levanta una valla
contra África. Todo lo cual, además de inicuo, es programado. Un
inmigrante africano, en una estremecedora carta, escrita «tras los
muros de separación», advierte: «les ruego que no piensen que es
normal que vivamos así, porque de hecho es el resultado de una
injusticia establecida y sostenida por sistemas inhumanos que
matan y empobrecen…No apoyen este sistema con su
silencio…».
138
Pero la Humanidad «se mueve»; y está dando un giro hacia la
verdad y hacia la justicia. Hay mucha utopía y mucho compromiso
en este planeta desencantado. Alguien ha recordado que el siglo
XX «ha sido un inmenso cementerio de imperios: el británico, el
francés, el portugués, el holandés, el alemán, el japonés y el
ruso». Queda, tambaleándose, el imperio estadounidense, que
caerá también. «América Latina se aleja de la tutela de Estados
Unidos» y Asia ha dado también la espalda a los Estados Unidos,
en la primera cumbre, organizada por la ASEAN. La UNESCO ha
declarado Patrimonio de la Humanidad la Diversidad Cultural. El
Siglo XXI –que ya sabemos que será un siglo místico- será
también el siglo del Medio Ambiente. El diálogo ecuménico y el
diálogo interreligioso crecen en varios niveles, como un nuevo
paradigma de la fe religiosa y de la paz mundial. Las Iglesias, las
Religiones, se van a encontrar necesariamente y habrán de
ponerse en paz para la paz del mundo. En la Iglesia Católica,
dentro de una monótona continuidad oficial, que ya era de
esperar, muchas comunidades y muchos colectivos de reflexión
teológica y de pastoral saben ser simultáneamente fieles y libres.
Vamos aprendiendo a ser Iglesia adulta, una y plural. Si
rechazamos la dictadura del relativismo, también rechazamos la
dictadura del dogmatismo. No permitiremos que el Concilio
139
Vaticano II sea un «futuro olvidado»; y hasta urgimos el proceso
de preparación de un nuevo Concilio, verdaderamente ecuménico,
que aporte desde la fe cristiana a la tarea mayor de humanizar la
Humanidad. En Nuestra América se está preparando la V
Conferencia Episcopal, llamada «CELAM V». Un primer texto, de
consulta, resulta muy poco estimulante, como escrito «por
teólogos que ya están en el cielo» ironiza un viejo teólogo. Nos
tocará suplir alternativamente y no permitir que ese CELAM V
olvide Medellín. Hay prioridades socio-pastorales, en Nuestra
América, que nos exigen realismo y utopía, coherencia y
compromiso, sin posible aplazamiento.
Aquí, en casa, en la Prelatura de Sâo Félix do Araguaia, seguimos
caminando, ahora con el obispo Don Leonardo. No nos faltan
desafíos. Continúan sin solución el acampamiento frente a la
Hacienda Bordolândia, ya desapropiada; la Gleba Liberdade, de
acampados también, cerca de 3 años a la espera; y la aldea
Xavante Marawatsede con 13 años de tensión. (Las políticas
agraria e indigenista de nuestro Brasil están atascadas, por
«respeto» al latifundio, al agronegocio y a la élite político-rural). En
la Asamblea Pastoral de este año hemos reafirmado las tres
prioridades de nuestra Iglesia particular: formación, autonomía,
140
pastoral socio-política. Nos estamos preparando para la gran
Romería de los Mártires de la Caminada, en Ribeirao
Casacalheira, los días 15 y 16 de julio, con ocasión del 30º
Aniversario del martirio del Padre Joao Bosco Penido Burnier. Con
nuestro P. Joao Bosco hacemos memoria también de todos
aquellos y aquellas que van dando su vida por el Reino,
particularmente en Nuestra América. El lema de la Romería es
«Vidas por el Reino de la Vida». Entre tantas memorias
destacamos la figura del patriarca de la causa indígena, Sepé
Tiarajú, en el 250 aniversario de su heroica muerte.
Hacer memoria del martirio es vital para cada pueblo, vital para la
Iglesia de Jesús. Si perdemos la memoria de los mártires,
perdemos el futuro de los pobres.
Yo sigo en mi sosiego de jubilado, experimentando «la pobreza
biológica» con sus limitaciones. En compensación he podido editar
algunos libros, como hijos de la vejez. ¿Se permite publicidad
comercial?: «Murais da Libertação», con Cerezo Barredo, ed.
Loyola; «Orações da Caminhada», ed. Verus; «Cuando los dias
dan que pensar», ed. PPC; «Cartas marcadas», ed. Paulus/Brasil;
«Con Jesús, el de Nazaret», con José Luis Cortés, ed. PPC; «Los
141
ojos de los pobres», con Juan Guerrero, en castellano y en
catalán, ed. Ediciones 62.
Sigamos editando utopía, compromiso, transparencia, vida. Y
recordemos que la utopía debe ser verificada en la praxis diaria,
que «la esperanza sólo se justifica en los que caminan» y que
«nos es dada para servir a los desesperanzados». Para este
servicio pienso que hoy se nos pide, sobretodo, un testimonio
coherente, una proximidad samaritana, una presencia profética.
A todos, a cada uno y a cada una a quien debo amistad, gratitud y
carta, un entrañable abrazo en la paz militante del Evangelio.
Pedro Casaldáliga
Sâo Félix do Araguaia, MT, Brasil circular fraterna, enero 2006
142
XVI. SU FE EN EL DIOS DE JESÚS
Hablando de Lluís Espinal y del arzobispo Oscar Romero, ambos
asesinados por su radicalidad evangélica, le preguntaron a
Casaldàliga ¿Cómo es esta fe en el Dios de Jesús? A lo que
respondió: “En la Biblia hay tres grandes expresiones que nos dicen
quien es Dios. Primera: Yo soy la liberación. Dios ve la opresión de
su pueblo y decide liberarlo. Segunda: la autodefinición de Dios a
Moisés: Yo soy el que seré, el que veréis. Dios es el futuro la
utopía, la gran utopía humana en el mejor sentido de la palabra.
Tercero: San Juan nos dice que Dios es amor”. Y Casaldàliga
concluye: “Yo creo en el Dios único de los derechos humanos de
todas las personas y de todos los pueblos. Creo en la única familia
humana de este Dios; padre, madre de la vida. De esta familia que
tiene genética divina”.
En una carta en fraterna comunión total con Jon Sobrino,
teólogo del Dios de los pobres, compañero fiel de Jesús de Nazaret,
testigo de nuestros mártires, Casaldàliga dialoga sobre la verdad11
¿Qué es la verdad? ¿Quién tiene la verdad? ¿Cuál es la política
11 Pedro Casaldáliga, Circular 24 de marzo, Pascua de San Romero 2007.
143
verdadera? ¿Cuál es la verdadera religión? Esas preguntas, con
diverso tono y a veces provocando desconcierto e indignación, son
preguntas universales y de cada día y no las podemos rehuir, ni en
la política, ni en la religión. La globalización, si por un lado nos
amarra al lucro desalmado, por otro lado nos proporciona espacios
nuevos de diálogo y de convivencia, en la verdad compartida.
Nuestra Agenda Latinoamericana Mundial, en estos años de
2007 y 2008, pregunta por la verdadera democracia y denuncia la
falsa política. En 2007, “Exigimos y hacemos otra democracia”; y en
2008 , “La política ha muerto, viva la política”. Aquí, en América, en
medio de ambigüedades, crispaciones y desencantos, se está
dando un viraje hacia la izquierda. Pero, en congresos y en
publicaciones, se hacen las preguntas inevitables: ¿qué es la
izquierda, qué es la democracia, cuál es la verdadera política, cuál
es la verdadera religión, cuál es la verdadera iglesia?
No hay duda que caminamos, a pesar de las dramáticas
estadísticas que el PNUD y otras instituciones de opinión nos dan.
Son 834 millones de personas las que pasan hambre en el mundo y
cada año son 4 millones más. Un 40% de la población mundial vive
en la pobreza extrema. En América Latina son unos 205 millones de
personas en la pobreza. En África Subsahariana son 47 millones. El
economista Luís de Sebastián recuerda que “África es un pecado
144
de Europa”, la mayor deuda actual de la Humanidad. El mundo
emplea
anualmente un billón de dólares en armas, cantidad 15 veces
superior a la cantidad destinada a la ayuda internacional… La
desigualdad en nuestra aldea global es una verdadera blasfemia
contra la fraternidad universal. Un ejemplo: la media de la renta
anual de las personas más ricas de EE UU es de 118.000 dólares; y
la media de la renta anual de las personas más pobres de Sierra
Leona es de 28 dólares.
Camina el diálogo ecuménico e interreligioso, todavía en las
márgenes, y minoritario aún. El fenómeno grave y mundial de la
migración está exigiendo respuestas y decisiones que afectan ya a
los diferentes pueblos y culturas y religiones. ¿De quién es la
verdad?, ¿de quién no es? La Iglesia, la Iglesia católica, celebra, en
Aparecida (Brasil), en este mes de mayo, la V Conferencia del
Episcopado Latinoamericano y Caribeño. Y ya se han levantado
voces, sinceras y dignas de toda participación, reclamando “lo que
no puede faltar en Aparecida”: la opción por lo pobres, el
ecumenismo y el macroecumenismo, la vinculación de fe y política,
el cuidado de la naturaleza, la contestación profética al capitalismo
neoliberal, el derecho de los pueblos indígenas y afroamericanos, el
protagonismo del laicado, el reconocimiento efectivo de la
145
participación de la mujer en todas las instancias eclesiales, la
corresponsabilidad y la subsidiaridad de toda la Iglesia, el estímulo
a las CEBs, la memoria comprometedora de nuestros mártires, la
inculturación sincera del Evangelio en la teología, en la liturgia, en la
pastoral, en el derecho canónico. En fin, la continuidad, actualizada,
de nuestra “irrenunciable tradición latinoamericana” que arranca,
sobre todo, de Medellín.
El tema del V CELAM es: “Discípulos y misioneros de
Jesucristo, para que en Él nuestros pueblos tengan vida. Yo soy el
camino, la verdad y la vida” (Las discípulas y misioneras ya que no
entran en el enunciado, esperamos que entren en las decisiones de
la Conferencia…). El discipulado y la misión son la vivencia
concreta y apasionada del seguimiento de Jesús, “al acecho del
Reino”. El teólogo A. Brighenti señala que el déficit eclesiológico del
Documento de Participación se expresa, sobre todo, en el eclipse
del Reino de Dios, citado sólo dos veces en todo el documento.
¿Por qué se le tiene tanto miedo al Reino de Dios, que fue la
obsesión, la vida, la muerte y la resurrección de Jesús? No está
todo tranquilo en esa Conferencia del CELAM. Con muy mala
sombra, como dirían los castizos, ahora, en vísperas de la
Conferencia, ha estallado el proceso de nuestro querido Jon
Sobrino. Muy sintomático, porque un cardenal de la Curia romana
146
ya ha declarado que antes de Aparecida estará liquidada la
Teología de la Liberación. Ese ilustre purpurado
habrá de aceptar, supongo, que después de Aparecida continuará
vivo y activo el Dios de los pobres, y continuará subversivo el
Evangelio de la liberación; y que desgraciadamente el hambre, la
guerra, la injusticia, la marginación, la corrupción, la codicia,
continuarán exigiendo de nuestra Iglesia el compromiso real al
servicio de los pobres de Dios.
Yo le he escrito a Jon Sobrino, recordándole que somos
millones los que lo acompañamos y es, sobre todo, Jesús de
Nazaret quien lo acompaña. Le recordaba a Jon aquella décima que
escribí a raíz del martirio de sus compañeros de la UCA: “Ya sois la
verdad en cruz / y la ciencia en profecía, / y es total la compañía, /
compañeros de Jesús”. Por tu santa culpa, le decía a Jon, muchos
estamos oyendo, traspasada de actualidad, la pregunta decisiva de
Jesús: “Y vosotros ¿quién decís que soy?” Porque es al verdadero
Jesús a quien queremos seguir.
Despectivamente Pilato le pregunta a Jesús qué es la verdad
y no se para a oír la respuesta y además lo entrega a la muerte y se
lava las manos. Maxence van der Meersch le responde a Pilato y
nos responde a todos: “La verdad, Pilato, es estar del lado de los
pobres”. La religión y la política han de acoger esa respuesta hasta
147
las últimas consecuencias. Toda la vida de Jesús, además, es esa
misma respuesta. La opción por los pobres define toda política y
toda religión. Antes era “fuera de la Iglesia no hay salvación”;
después, “fuera
del Mundo no hay salvación”. Jon Sobrino nos recuerda, una vez
más, que “fuera de los pobres no hay salvación”. Juan XXIII
abogaba por “una Iglesia de los pobres, para que fuese la Iglesia de
todos”. Lo cierto es que los pobres definen, con su vida prohibida y
con su muerte “antes de tiempo”, la verdad o la mentira de una
Sociedad, de una Iglesia. Dice nuestro Jon Sobrino: “Quien no sepa
explícitamente de Dios, lo ha encontrado si ha amado al pobre”; y el
Evangelio lo dice repetidamente en la palabra y en la vida de Jesús,
en su pesebre y en su calvario, en las bienaventuranzas, en las
parábolas, en el juicio final…
Hermanos, hermanas, gente querida y tan próxima en el
mismo desvelo y en la misma esperanza, sigamos. Intentando
“hacer la verdad en el amor”, como dice el Nuevo Testamento, en
comunión fraterna y en la praxis liberadora. “Con los Pobres de la
Tierra”. Siendo “vidas por el Reino de la Vida”, como pregonábamos
en la Romería de los Mártires de la Caminada”. Sea esta pequeña
circular un grande abrazo de compromiso, de gratitud, de esperanza
invencible, Reino adentro.
148
SAN ROMERO DE AMÉRICA, PASTOR Y MÁRTIR NUESTRO
El ángel del Señor anunció en la víspera...
El corazón de El salvador marcaba
24 de marzo y de agonía.
Tú ofrecías el Pan,
el Cuerpo Vivo
-el triturado cuerpo de tu Pueblo;
Su derramada Sangre victoriosa
-¡la sangre campesina de tu Pueblo en masacre
que ha de teñir en vinos de alegría la aurora conjurada!
El ángel del Señor anunció en la víspera,
y el Verbo se hizo muerte, otra vez, en tu muerte;
como se hace muerte, cada día, en la carne desnuda de tu
Pueblo.
¡Y se hizo vida nueva
en nuestra vieja Iglesia!
Estamos otra vez en pie de testimonio,
¡San Romero de América, pastor y mártir nuestro!
Romero de la paz casi imposible en esta tierra en guerra.
Romero en flor morada de la esperanza incólume de todo el
Continente.
149
Romero de la Pascua Latinoamericana.
Pobre pastor glorioso, asesinado a sueldo, a dólar, a divisa.
Como Jesús, por orden del Imperio.
¡Pobre pastor glorioso,
abandonado
por tus propios hermanos de báculo y de Mesa...!
(Las curias no podían entenderte:
ninguna sinagoga bien montada puede entender a Cristo).
Tu pobrería sí te acompañaba,
en desespero fiel,
pasto y rebaño, a un tiempo, de tu misión profética.
El Pueblo te hizo santo.
La hora de tu Pueblo te consagró en el kairós.
Los pobres te enseñaron a leer el Evangelio.
Como un hermano herido por tanta muerte hermana,
tú sabías llorar, solo, en el Huerto.
Sabías tener miedo, como un hombre en combate.
¡Pero sabías dar a tu palabra, libre, su timbre de campana!
Y supiste beber el doble cáliz del Altar y del Pueblo,
con una sola mano consagrada al servicio.
América Latina ya te ha puesto en su gloria de Bernini
en la espuma aureola de sus mares,
150
en el dosel airado de los Andes alertos,
en la canción de todos sus caminos,
en el calvario nuevo de todas sus prisiones,
de todas sus trincheras,
de todos sus altares...
¡En el ara segura del corazón insomne de sus hijos!
San Romero de América, pastor y mártir nuestro:
¡nadie hará callar tu última homilía!
151
XVII. OPCIÓN POR LOS POBRES
Cuando se van a cumplir cuarenta años de su ordenación
episcopal, Casaldàliga anda metido entre su gente y levantando su
voz al mundo entero recordando en sus cartas a los panameños
ocupados, a los del pueblo de Timor, a los palestinos, etc. En sus
escritos repasa al mundo entero: Guatemala, El Salvador, los
desaparecidos, Honduras, Brasil. Y afirma con rotundidad: "La post-
modernidad, el post-socialismo, el post-todo de ellos, puede ser
nuestro principio de todo. Quizás el principio de la Democracia, la
verdadera, para cada persona, para todos y cada uno de los
pueblos y no solamente para las personas privilegiadas o por los
privilegiados pueblos del primer mundo"12.
Durante el año 1992 el Nobel no llega, pero el premio que
recibió Rigoberta Menchú fue una gran alegría por el obispo Pedro.
El cambio de las instituciones en el Brasil no se tradujo en una
situación continuada. El boletín Alvorada se ve obligado a seguir
denunciando la injusticia. La Prelatura no se resigna a la producción
literaria. Verbo Films produce el año 1990 la película Ameríndia,
escrita por el mismo Casaldàliga, como contribución a la
conmemoración del V centenario del descubrimiento de América.12 Carta circular del enero 1991.
152
Desde su pequeño rincón del mundo tiene cabida todo el
Universo, Casaldàliga sigue haciendo sentir su voz, una voz
profética, acompañada por hechos y gestos. El obispo Pedro quiere
ir más allá la democracia: "Nosotros estamos viviendo ahora la
ilusión de la democracia, que cuando no es una democracia
económica, no es democracia. Ni es democracia política. Ni
evidentemente democracia social. Ni es democracia cultural. El
indio y el negro no caben. Las minorías étnicas, del tipo que sean,
tampoco. Sólo en la medida que el Primer Mundo deje de ser
Primer Mundo podrá ayudar en el Tercer Mundo. Para mí esto es
dogma de fe. Si el Primer Mundo no se suicida como Primer Mundo,
no puede existir humanamente el Tercer Mundo".
Sus grandes obsesiones siguen vivas: "los indígenas", "los
negros", "los campesinos". "El gran pecado económico-social de
América Latina es no haber hecho la reforma agraria". El mundo
obrero, las ciudades, siguen en su preocupación. Pero sobre todo
sus compañeros de camino: los pobres. Cuando mucha gente
empieza a anunciar la muerte de las utopías, Casaldàliga vuelve a
clamar suavemente: "Parece que cada día hay más gente en la
Iglesia, y en el mundo, que se muestra cansada de sentir a hablar
de pobres y de ‘opción por los pobres’. Sería importante, vital, que
estos señores entendieran que son muchos los que hace más
153
tiempo que están cansados de ser pobres"13.
En el año 1994, se refuerza la idea de continuar haciendo la
Romería al Santuario de los Mártires, puesto que todavía hoy son
muchas las personas que mueren por la lucha por las causas de la
defensa de la tierra, por los indígenas, por los derechos humanos,
etc. Durante estos años, gracias al equipo del obispado de Sâo
Félix se han llevado a cabo muchos proyectos para ayudar al
desarrollo de la región, muchos de los cuales ahora se aglutinan en
la asociación ANSA (Asociación Nossa Senhora de Assunçao),
minicréditos solidarios, gabinete de Derechos Humanos, producción
de zumos de fruta natural, colaboración con la Fundación Fontilles
pora la prevención y tratamiento de la hansiniasis o lepra, etc.
La credibilidad de la Prelatura ha hecho posible que
estamentos universitarios de Sâo Paulo se interesen en traer
algunas Facultades a la región, de forma que en el pueblo de
Luciara, la gente de la región puede estudiar algunas licenciaturas
como Matemáticas, Biología, Estudios Empresariales, etc. Durante
estos años la región de Sâo Félix se ha duplicado en número de
habitantes. Algunos pueblos que, cuando Pedro llegó no existían,
ahora tienen más de veinte mil habitantes. A pesar de que en
muchos aspectos ha habido una gran mejora, como la
13 Declaraciones extraídas de la revista Éxodo, Madrid 1990.
154
escolarización primaria que está bastante garantizada, hay algunos
médicos y algunos centros médicos del estado, muchos problemas
continúan vivos. Por eso, el equipo de la Prelatura tiene que
continuar velando y denunciando el cumplimiento de los derechos
humanos. Por ejemplo, los pueblos indígenas, que a pesar de tener
sus tierras reconocidas, continúan siendo ocupados por los
terratenientes y despreciados por parte de la población. La reforma
agraria continúa siendo una promesa incumplida.
El trabajo constante de denuncia hecho por Casaldàliga, ya
desde la primera Carta Pastoral sobre la existencia de esclavitud en
Mato Grosso, se hizo patente por ejemplo en el año 2005 con la
liberación a la "fazenda Gameleira" de mil doscientos trabajadores
de caña de azúcar en régimen de esclavitud.
Con motivo de su cumpleaños, Casaldàliga hace la siguiente
reflexión, que titula “Parar la rueda bloqueando los radios” 14: Estaba
pensando la circular de 2008, cuando me invade, como un río
bíblico de leche y miel, una auténtica inundación de mensajes de
solidaridad y cariño por ocasión de mis 80 años. No pudiendo
responder a cada uno y a cada una en particular, incluso porque el
hermano Parkinson tiene sus caprichos, les pido que reciban esta
circular como un abrazo personal, entrañable, de gratitud y de
14 Pedro Casaldàliga, Circular 2008.
155
comunión renovadas. Estoy leyendo una biografía de Dietrich
Bonhoeffer, titulada, muy significativamente, Tendríamos que haber
gritado. Bonhoeffer, teólogo y pastor luterano, profeta y mártir, fue
asesinado por el nazismo, el 9 de abril de 1945, en el campo de
concentración de Flossenbürg. Él denunciaba «la Gracia barata» a
la que reducimos muchas veces nuestra fe cristiana. Advertía
también que «quien no haya gritado contra el nazismo no tiene
derecho a cantar gregoriano». Y llegaba finalmente, ya en vísperas
de su martirio, a esta conclusión militante: «Hay que parar la rueda
bloqueando sus radios». No bastaba entonces con socorrer
puntualmente a las víctimas trituradas por el sistema nazi, que para
Bonhoeffer era la rueda; y no nos pueden bastar hoy el
asistencialismo y las reformas-parche frente a esa rueda que para
nosotros es el capitalismo neoliberal con sus radios del mercado
total, del lucro omnímodo, de la macro-dictadura económica y
cultural, de los terrorismos de estado, del armamentismo de nuevo
creciente, del fundamentalismo religioso, de la devastación ecocida
de la tierra, del agua, de la floresta y del aire. No podemos
quedarnos estupefactos delante de la iniquidad estructurada,
aceptando como fatalidad la desigualdad injusta entre personas y
pueblos, la existencia de un Primer Mundo que lo tiene todo y un
Tercer Mundo que muere de inanición. Las estadísticas se
156
multiplican y vamos conociendo más números dramáticos, más
situaciones infrahumanas. Jean Ziegler, relator de Naciones Unidas
para la Alimentación, afirma, cargado de experiencia, que «el orden
mundial es asesino, puesto que hoy el hambre ya no es una
fatalidad». Y afirma también que «destinar millones de hectáreas
para la producción de biocarburantes es un crimen contra la
humanidad»; el biocombustible no puede ser un festival de lucros
irresponsables. La ONU viene alertando que el calentamiento global
del planeta avanza más rápido de lo que se pensaba y, a menos
que se adopten medidas urgentes, provocará la desaparición del
30% de las especies animales y vegetales, millones de personas se
verán privadas de agua y proliferarán las sequías, los incendios, las
inundaciones. Uno se pregunta angustiado quién va a adoptar esas
“medidas urgentes”. El gran capital agrícola, con el agronegocio y el
hidronegocio cada vez más, avanza sobre el campo, concentrando
tierra y renta, expulsando a las familias campesinas y lanzándolas
errantes, sin tierra, acampadas, engrosando las periferias violentas
de las ciudades. Dom Edwin Kräutler, obispo de Xingú y presidente
del CIMI, denuncia que el «desarrollo en la Amazonia se tornó
sinónimo de deforestar, quemar, arrasar, matar». Según Roberto
Smeraldi, de Amigos de la Tierra, las políticas contradictorias del
Banco Mundial por un lado «prometen salvar los árboles» y por otro
157
lado «ayudan a derribar la Amazonia». Pero la Utopía continúa.
Como diría Bloch, somos «criaturas esperanzadas» (y
esperanzadoras). La esperanza sigue, como una sed y como un
manantial. «Contra toda esperanza esperamos». De esperanza
habla, precisamente, la reciente encíclica de Benedicto XVI.
(Lástima que el Papa, en esta encíclica, no cite ni una sola vez el
Concilio Vaticano II que nos dio la Constitución Pastoral Gaudium et
Spes –Alegría y Esperanza-. Dicho sea de paso, el Concilio
Vaticano II continúa amado, acusado, silenciado, preterido… ¿A
quién le da miedo el Vaticano II?). Nuestra militancia política y
nuestra pastoral liberadora deben asumir cada vez más estos
desafíos mayores, que amenazan nuestro Planeta. «Escogemos,
pues, la vida» como reza el lema de la Campaña de la Fraternidad
2008. El apóstol Pablo, desde su Carta a los Romanos, nos
recuerda que «toda la Creación gime y está con dolores de parto»
(Rom 8,22). Los gritos de muerte se cruzan con los gritos de vida,
en ese parto universal.
Es tiempo de paradigmas. Hoy creo que se deben citar como
paradigmas mayores y más urgentes, los derechos humanos
básicos, la ecología, el diálogo intercultural e interreligioso y la
convivencia plural entre personas y pueblos. Estos cuatro
paradigmas nos afectan a todos, porque salen al encuentro de las
158
convulsiones, objetivos y programas que está viviendo la
Humanidad maltratada, pero siempre esperanzada aún.
Con tropiezos y ambigüedades Nuestra América se mueve
hacia la izquierda; «nuevos vientos soplan en el Continente»;
estamos pasando «de la resistencia a la ofensiva». Los pueblos
indígenas de Abya Yala han saludado alborozados la Declaración
de la ONU sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, que afecta
a más de 370 millones de personas en unos 70 países del Mundo.
Y reivindicarán su puesta en práctica.
Nuestra Iglesia de América Latina y del Caribe, en Aparecida,
si no fue el Pentecostés que queríamos soñar, fue una honda
experiencia de encuentro entre los obispos y el pueblo; y confirmó
los trazos más característicos de la Iglesia de la Liberación: el
seguimiento de Jesús, la Biblia en la vida, la opción por los pobres,
el testimonio de los mártires, las comunidades, la misión
inculturada, el compromiso político.
159
JESÚS DE NAZARET
¿Cómo dejarTe ser sólo Tú mismo,
sin reducirte, sin manipularte?
¿Cómo, creyendo en Ti, no proclamarte
igual, mayor, mejor que el Cristianismo?
Cosechador de riesgos y de dudas,
debelador de todos los poderes,
Tu carne y Tu verdad en cruz, desnudas,
contradicción y paz, ¡eres quien eres!
Jesús de Nazaret, hijo y hermano,
viviente en Dios y pan en nuestra mano,
camino y compañero de jornada.
Libertador total de nuestras vidas
que vienes, junto al mar, con la alborada,
las brasas y las llagas encendidas.
160
XVIII. SU RELEVO EN LA PRELATURA
Actualmente, Casaldàliga se enfrenta problemas de salud. Sufre
mal de Parkinson, y necesita someterse a una dieta rigurosa para
controlar la presión alta. Casaldáliga ha aceptado el relevo en
silencio. De todo el mundo le llegan mensajes de solidaridad. Ha
recibido la visita de dos de los ministros considerados símbolos de
la renovación del presidente Lula: de Educación, Cristovam
Buarque, y la de Medio Ambiente, Marina Silva, una mujer que
aprendió a leer y escribir a los diez y seis años en un convento de
monjas. "Si el obispo que me suceda desea seguir nuestro trabajo
de entrega a los más pobres", dice Casaldáliga, "podría quedarme a
trabajar con él como sacerdote; de lo contrario, buscaré otro lugar
donde poder acabar mis días al lado de los más olvidados".
Recuerda que, cuando llegó a su diócesis, "faltaba todo: en
sanidad, educación, administración y justicia; faltaba, sobre todo, en
el pueblo la conciencia de los propios derechos y el coraje y la
posibilidad de reclamar". Y comenzó a trabajar. Lo primero fue crear
escuelas, dispensarios, defender los derechos de los campesinos
sin tierra, gritar contra las atrocidades de los latifundistas. Defendió
a los indios tapirapés, gritó contra los incendios provocados de la
selva. Decía a quienes le acusaban de interesarse demasiado por
161
los problemas "materiales" de los pobres que no concebía "la
dicotomía entre evangelización y promoción humana". Desde hace
más de treinta y cinco años que vive en una pobre casa de
campesino, sin doblegarse nunca, ni siquiera cuando vio asesinar a
sus pies, por policías militares, al jesuita Joâo Bosco Burniera, su
colaborador. Siempre se atuvo a su lema: "No poseer nada, no
llevar nada, no pedir nada, no callar nada y, de paso, no matar
nada".
En el año 2003 el obispo Pedro cumplió los setenta y cinco
años y presentó la renuncia al Papa, la cual le fue aceptada, pero
no fue hasta dos años después y después de muchas
incertidumbres sobre su futuro que el Vaticano nombró a su sucesor
en la Prelatura, el obispo Leonardo Ulrich Steiner, franciscano,
nacido en el estado de Santa Caterina, al sur del Brasil, quien
aceptó que Casaldàliga continúe viviendo en Sâo Félix y trabajando
a favor del Obispado.
Casaldàliga continúa siendo una voz referente de las causas
de los más pobres, y aprovecha su condición de Obispo emérito,
para escribir los libros que durante estos años al frente de la
prelatura no ha podido. Algunas de estas publicaciones son:
Antología Personal, Cartas marcada", Cuando los días dan que
pensar".
162
En el momento de su jubilación, han sido muchas las
organizaciones e instituciones que le han homenajearlo. Recibió el
premio Honoris causa por la Universidad de Campinas, por la
Universidad del Mato Grosso. Y en el año 2006 recibió con un
especial agradecimiento y satisfacción el Premio Internacional
Cataluña, otorgado por la Generalitat de Cataluña.
Casaldáliga ha sido en Brasil uno de los obispos más
valientes, defensor de la Teología de la Liberación, y ha chocado
muchas veces no sólo con los latifundistas de la Amazonia, que
atentaron varias veces contra su vida, sino también con la dictadura
militar y con el mismo Vaticano, que le convocó para un proceso de
la Congregación para la Doctrina de la Fe (ex Santo Oficio).
En estos tiempos globales y con sus más de cuarenta años de
apoyo al pueblo indígena, ¿cómo vislumbra el futro para ellos? “Su
futuro se tiene que ver como un problema y, a la vez, como una
riqueza mundial. Hay indígenas en todo el mundo. Se tiene que ver
de forma continental, por ejemplo los indios de América, y como una
complementariedad. Son pueblos diferentes, con su riqueza y
limitaciones, como todos los pueblos humanos. Hay que posibilitar
su identidad, su alteridad, su autonomía y que los miremos de tú a
tú, y no de arriba abajo”. Casaldàliga no teme a la globalización, en
163
el sentido de que esta les quite sus tatuajes, sus ritos y su esencia,
ya que “está visto que, cuanto más se globaliza el mundo, más se
aferran las identidades. La humanidad tiene necesidad de vivir con
los pies en el suelo y no perder las raíces”.
El año 2009, Casaldàliga, bajo el título “Hoy ya no tengo esos
sueños”15, dialoga con el cardenal Carlo M. Martini, jesuita, biblista,
arzobispo que fue de Milán y colega suyo de Parkinson, es un
eclesiástico de diálogo, de acogida, de renovación a fondo, tanto de
la Iglesia como de la Sociedad. En su libro de confidencias y
confesiones Coloquios nocturnos en Jerusalén, declara: «Antes
tenía sueños sobre la Iglesia. Soñaba con una Iglesia que recorre
su camino en la pobreza y en la humildad, que no depende de los
poderes de este mundo; en la cual se extirpara de raíz la
desconfianza; que diera espacio a la gente que piensa con más
amplitud; que diera ánimos, en especial, a aquellos que se sienten
pequeños o pecadores. Soñaba con una Iglesia joven. Hoy ya no
tengo más esos sueños». Esta afirmación categórica de Martini no
es, no puede ser, una declaración de fracaso, de decepción
eclesial, de renuncia a la utopía. Martini continúa soñando nada
15 Pedro Casaldáliga, Circular 2009
164
menos que con el Reino, que es la utopía de las utopías, un sueño
del mismo Dios.
Él y millones de personas en la Iglesia soñamos con la «otra
Iglesia posible»,al servicio del «otro Mundo posible». Y el cardenal
Martini es un buen testigo y un buen guía en ese camino alternativo;
lo ha demostrado. Tanto en la Iglesia (en la Iglesia de Jesús que
son varias Iglesias) como en la Sociedad (que son varios pueblos,
varias culturas, varios procesos históricos) hoy más que nunca
debemos radicalizar en la búsqueda de la justicia y de la paz, de la
dignidad humana y de la igualdad en la alteridad, del verdadero
progreso dentro de la ecología profunda. Y como dice Bobbio «hay
que instalar la libertad en el corazón mismo de la igualdad»; hoy
con una visión y una acción estrictamente mundiales. Es la otra
globalización, la que reivindican nuestros pensadores, nuestros
militantes, nuestros mártires, nuestros hambrientos…
La gran crisis económica actual es una crisis global de Humanidad
que no se
resolverá con ningún tipo de capitalismo, porque no cabe un
capitalismo humano; el capitalismo sigue siendo homicida, ecocida,
suicida. No hay modo de servir simultáneamente al dios de los
bancos y al Dios de la Vida, conjugar la prepotencia y la usura con
la convivencia fraterna. La cuestión axial es: ¿Se trata de salvar el
165
Sistema o se trata de salvar a la Humanidad? A grandes crisis,
grandes oportunidades. En idioma chino la palabra crisis se
desdobla en dos sentidos: crisis como peligro, crisis como
oportunidad.
En la campaña electoral de EE UU se enarboló repetidamente
«el sueño de Luther King», queriendo actualizar ese sueño; y, con
ocasión de los 50 años de la convocatoria del Vaticano II, se ha
recordado, con nostalgia, el Pacto de las Catacumbas de la Iglesia
sierva y pobre. En el 16 de noviembre de 1965, pocos días antes de
la clausura del Concilio, 40 Padres Conciliares celebraron la
Eucaristía en las catacumbas romanas de Domitila, y firmaron el
Pacto de las Catacumbas. Dom Hélder Câmara, cuyo centenario de
nacimiento estamos celebrando este año, era uno de los principales
animadores del grupo profético. El Pacto en sus 13 puntos insiste
en la pobreza evangélica de la Iglesia, sin títulos honoríficos, sin
privilegios y sin ostentaciones mundanas; insiste en la colegialidad y
en la corresponsabilidad de la Iglesia como Pueblo de Dios, y en la
abertura al mundo y en la acogida fraterna.
Hoy, nosotros, en la convulsa coyuntura actual, profesamos la
vigencia de muchos sueños, sociales, políticos, eclesiales, a los que
de ningún modo podemos renunciar. Seguimos rechazando el
capitalismo neoliberal, el neoimperialismo del dinero y de las armas,
166
una economía de mercado y de consumismo que sepulta en la
pobreza y en el hambre a una grande mayoría de la Humanidad. Y
seguiremos rechazando toda discriminación por motivos de género,
de cultura, de raza. Exigimos la transformación sustancial de los
organismos mundiales (ONU, FMI, Banco Mundial, OMC…). Nos
comprometemos a vivir una «ecológica profunda e integral»,
propiciando una política agraria-agrícola alternativa a la política
depredadora del latifundio, del monocultivo, del agrotóxico.
Participaremos en las transformaciones sociales, políticas y
económicas, para una democracia de «alta intensidad».
Como Iglesia queremos vivir, a la luz del Evangelio, la pasión
obsesiva de Jesús, el Reino. Queremos ser Iglesia de la opción por
los pobres, comunidad ecuménica y macroecuménica también. El
Dios en quien creemos, el Abbá de Jesús, no puede ser de ningún
modo causa de fundamentalismos, de exclusiones, de inclusiones
absorbentes, de orgullo proselitista. Ya basta con hacer de nuestro
Dios el único Dios verdadero. «Mi Dios, ¿me deja ver a Dios?». Con
todo respeto por la opinión del Papa Benedicto XVI, el diálogo
interreligioso no sólo es posible, es necesario. Haremos de la
corresponsabilidad eclesial la expresión legítima de una fe adulta.
Exigiremos, corrigiendo siglos de discriminación, la plena igualdad
de la mujer en la vida y en los ministerios de la Iglesia.
167
Estimularemos la libertad y el servicio reconocido de nuestros
teólogos y teólogas. La Iglesia será una red de comunidades
orantes, servidoras, proféticas, testigos de la Buena Nueva: una
Buena Nueva de vida, de libertad, de comunión feliz. Una Buena
Nueva de misericordia, de acogida, de perdón, de ternura,
samaritana a la vera de todos los caminos de la Humanidad.
Seguiremos haciendo que se viva en la práctica eclesial la
advertencia de Jesús: «No será así entre vosotros» (Mt 21,26). Sea
la autoridad servicio. El Vaticano dejará de ser Estado y el Papa no
será más Jefe de Estado. La Curia habrá de ser profundamente
reformada y las Iglesias locales cultivarán la inculturación del
Evangelio y la ministerialidad compartida. La Iglesia se
comprometerá, sin miedo, sin evasiones, en las grandes causas de
la justicia y de la paz, de los derechos humanos y de la igualdad
reconocida de todos los pueblos. Será profecía de anuncio, de
denuncia, de consolación.
La política vivida por todos los cristianos y cristianas será
aquella «expresión más alta del amor fraterno» (Pío XI). Nos
negamos a renunciar a estos sueños aunque puedan parecer
quimera. «Todavía cantamos, todavía soñamos». Nos atenemos a
la palabra de Jesús: «Fuego he venido a traer a la Tierra; y qué
puedo querer sino que arda» (Lc 12,49). Con humildad y coraje, en
168
el seguimiento de Jesús, miraremos de vivir estos sueños en el
cada día de nuestras vidas. Seguirá habiendo crisis y la
Humanidad, con sus religiones y sus iglesias, seguirá siendo santa
y pecadora. Pero no faltarán las campañas universales de
solidaridad, los Foros Sociales, las Vías Campesinas, los
Movimientos populares, las conquistas de los Sin Tierra, los pactos
ecológicos, los caminos alternativos de Nuestra América, las
Comunidades Eclesiales de Base, los procesos de reconciliación
entre el Shalom y el Salam, las victorias indígenas y afro y, en todo
caso, una vez más y siempre «yo me atengo a lo dicho: la
Esperanza». Los viejos aún tenemos visiones, dice la Biblia (Jl 3,1).
Leí hace unos días esta definición: «La vejez es una especie de
posguerra»; no necesariamente de claudicación. El Parkinson es
sólo un percance del camino y seguimos Reino adentro.
169
NUESTRA HORA
Es tarde
pero es nuestra hora.
Es tarde
pero es todo el tiempo
que tenemos a mano
para hacer el futuro.
Es tarde
pero somos nosotros
esta hora tardía.
Es tarde
pero es madrugada
si insistimos un poco.
170
XIX. SU SUEÑO
Nos encontramos ante un cristiano singular, que ha conciliado la
dicotomía entre Reino de Dios e Historia del mundo. Precisamente
por hallarse encarnado en el mundo, Casaldáliga capta
maravillosamente la inmisericordia del sistema capitalista, origen y
permanencia del mundo de los empobrecidos. Rara vez se ha visto
en el mundo eclesiástico un lenguaje vital, herido, sociológico, tan
atinadamente político, que lo estigmatice con tanta fuerza. Pedro
no es neutral, considera idolatría ser persona cristiana y flirtear con
falsos dioses.
Pedro Casaldàliga se niega a dejar de soñar en una Iglesia
pobre y libre. Se expresa así: “La Iglesia será una red de
comunidades orantes, servidoras proféticas, testigos de Buena
Nueva: Una Buena Nueva de vida, de libertad, de comunión feliz.
Una Buena Nueva de misericordia, de acogida, de perdón, de
ternura, samaritana a la vera de todos los caminos de la
Humanidad. La Iglesia se comprometerá, sin miedo, sin evasiones,
en las grandes causas de la justicia y de la paz, de los derechos
humanos y de la igualdad reconocida de todos los pueblos. Será
Profecía de anuncio, de denuncia, de consolación”16.
16 P. Casaldàliga, Nos negamos a renunciar a estos sueños, Carta circular, Jueves 19 febrero 2009.
171
Pero su siembra no ha caído en saco roto, como podemos ver
en la declaración final del simposio latinoamericano y caribeño
sobre "Espiritualidad cristiana de la ecología" organizado por el
Departamento de Justicia y Solidaridad del Consejo Episcopal
Latinoamericano (CELAM) del 21 al 24 de agosto en Buenos Aires
del 2010. “Nosotros, como discípulos misioneros de Jesucristo
nuestro Señor, convocados por el Departamento de Justicia y
Solidaridad del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM),
provenientes de 16 países de América Latina y El Caribe, Alemania
e Indonesia, reunidos en la ciudad de Buenos Aires, Argentina, los
días 21 al 24 de agosto de 2010, en estudio y oración, hacemos
llegar nuestra preocupación y reflexión a quienes tienen en sus
manos el poder de decisión, organismos multinacionales,
académicos, empresarios, comunicadores, líderes de diversas
organizaciones sociales, a nuestras comunidades cristianas y a
nuestros pueblos:
1. Nos interpela el proceso creciente de concentración de la
propiedad de la tierra en pocas manos, amenazando los territorios
de los pueblos. Parte de esta amenaza se debe al avance del uso
por industrias de producción de agrocombustibles, entre otras,
porque prevalece una lógica económica del mero interés o
172
beneficio, en detrimento del vivir bien de los pueblos. Nos preocupa
la ocurrencia frecuente de actos corruptos en el proceso de
concesión de territorios y sin la consulta debida a los pueblos que
los habitan.
2. La enorme biodiversidad de América Latina y El Caribe
ofrece servicios ambientales para todo el planeta, hecho que
trasciende la significación mercantilista actual y que brinda
verdaderos beneficios. Esta biodiversidad está siendo aniquilada
irreversiblemente: solamente en Amazonía, poco más del 17% de la
selva ha desaparecido y la tasa de extinción de especies llega a ser
mil veces superior a la histórica . Asistimos a una creciente
destrucción ambiental por deforestación, contaminación debido a
residuos industriales y urbanos, minería a cielo abierto, monocultivo
extensivo, el avance de la desertificación, extracción de
hidrocarburos, entre otros, que afectan asimismo recursos vitales
para los pueblos, como son el agua dulce y provisión natural de
alimentos, especialmente entre los más pobres.
3. Los estilos de vida predominantes en una parcela de la
humanidad, de consumo desmedido, conllevan a un desequilibrio
entre la creciente demanda de recursos naturales, renovables y no
renovables, y la disponibilidad de la tierra -junto al riesgo de
173
aniquilación de la biodiversidad, así como también, el agotamiento
de energías de bajo costo que amenazan el desarrollo de las
sociedades en el mediano plazo. Diversas catástrofes ambientales
sobre el planeta, tanto naturales como antropogénicas, en las
últimas décadas dan prueba de ello. Asimismo estas catástrofes, tal
como el calentamiento global y sus efectos de fenómenos
meteorológicos severos en el contexto de cambio climático
(sequías, inundaciones, tormentas, etc.) y la contaminación de
aguas y suelos, debido a la producción irresponsable, entre otras- y
el despojo forzado de territorio provocan la ocurrencia de
numerosos desplazados y refugiados ambientales que genera aún
más pobreza.
4. Unido a ello, la actividad económica predominante en las
culturas tecnológicamente desarrolladas, bajo la lógica de la
eficacia, maximización de la ganancia en pocas manos y
socialización de la pérdida, se caracteriza por el olvido de la
dimensión sagrada y espiritual de la naturaleza -como parte de la
creación amorosa de Dios fuente de Vida- y de la gratuidad de los
bienes y servicios ofrecidos por ella. Se evidencia la falta de
responsabilidad en el manejo de las fuentes de energía y recursos
naturales que se van agotando bajo patrones de producción y
174
consumo insostenibles que no asumen los costos ambientales
presentes que terminan siendo pagados por los pobres y ponen en
peligro la supervivencia de generaciones presentes y futuras .
5. Frente a esta realidad, reafirmamos nuestra fe en un Dios
Creador amoroso de todo lo existente, que es el único Señor de la
tierra (Cf. Sal. 23, 1-2). Él ha encomendado esta creación a los
seres humanos, semblantes de las cualidades de su Creador, para
su guarda y su cultivo (Cf. Gn. 2,15). En esto se sustenta el
principio del destino universal de los bienes. De ello se deriva la
lógica del don y la gratuidad que ha de regir las relaciones y
actividades humanas, entre ellas, la económica, bajo la forma de un
uso responsable de los ambientes con el fin de promover y
garantizar el bien común para todos los seres humanos así como la
Belleza, la Bondad y la Verdad presentes por doquier en el don de
la Creación.
6. Como seguidores creyentes de Jesucristo, que en su
camino por la historia unió el Cielo y la Tierra restaurando la
sacralidad de lo creado, aprendemos que la creación es camino
hacia Dios a través de los consejos evangélicos de justicia, paz y
reverencia. Aunque hoy por hoy es evidente que ella está afectada
por el pecado que la introdujo en un proceso de sufrimiento
175
comparable a los dolores de un parto, sin embargo la creación
conserva la esperanza de participar de la gloriosa libertad de los
hijos e hijas de Dios. Esta esperanza nos anima y se fundamenta en
la fuerza activa del Espíritu Santo presente en cada ser humano
que espera la redención (Cf. Rom. 8, 18-25). Para ello es necesario
tomar conciencia de la singularidad de la persona humana en
relación armónica con la creación y su Creador, encauzando una
nueva espiritualidad cósmica que recupere una sana convivencia
con la naturaleza. Promover la conversión ecológica nos permitirá
caer en la cuenta del valor intrínseco de la creación en la economía
global de salvación obrada por Dios Padre creador en Jesucristo.
7. Ante estos desafíos de la realidad en nuestro continente,
necesitamos recuperar la actitud contemplativa. Es nuestra tarea
ayudar a despertar en las personas y comunidades una conciencia
sensible al cuidado responsable de la naturaleza, como lugar
sagrado que provoca sensiblemente el descubrimiento de Dios para
nosotros y las generaciones futuras. Junto a los hombres y mujeres
de la tierra, el territorio, los ambientes naturales en ellos ubicados y
la respectiva biodiversidad, son todos aspectos intrínsecamente
unidos al don de la creación que Dios posibilita y sustenta para el
176
desarrollo integral de la persona humana y de los pueblos de todos
los tiempos.
8. Esto nos impele a la preservación de las cualidades que
garantizan la prolongación vital y la riqueza de la biodiversidad en la
tierra. Para ello todas nuestras tareas eclesiales, catequesis,
predicación, celebraciones y demás actividades pastorales,
técnicas, académicas y profesionales, deben orientarse a privilegiar
la conversión ecológica como dimensión integral de la fe. Asimismo
se deben favorecer experiencias de la fraternidad cósmica en
contacto con Dios Creador, en la dinámica que animó a San
Francisco de Asís, patrono de la ecología. La espiritualidad popular,
la oración personal y comunitaria, las celebraciones litúrgicas
inculturadas, y la profunda vivencia de los sacramentos en clave
ecológica, son lugares privilegiados para experimentar la acción del
Espíritu de Dios y la iniciativa gratuita de su Amor.
9. En este sentido, constatamos la necesidad de conocer
mejor y acoger la sabiduría milenaria de los pueblos indígenas de
nuestro continente; sobre todo de su experiencia de fe que nos
permite aprender de su relación de armonía y comunión con Dios,
los seres humanos, la naturaleza y los demás seres de la creación.
177
Esto supone cultivar la actitud contemplativa frente a los bienes de
la creación como don de Dios.
10. Como Iglesia profética, consideramos que es urgente
priorizar una economía de las necesidades humanas que sea justa,
solidaria y recíproca (Cf. CIV 35), y de políticas de desarrollo
humano integral que respeten el derecho de los pueblos y
preserven las cualidades vitales de los ambientes naturales. Para
ello es necesario denunciar el impacto negativo de los
megaproyectos económicos y de infraestructura, así como
promover y exigir el monitoreo empresarial, estatal y civil,
esclareciendo las situaciones ilegales e inmorales. Nos urge
encontrar mecanismos de incidencia en los poderes públicos
nacionales e internacionales en defensa de los derechos humanos.
11. Tanto en nuestras comunidades locales, dentro del marco
de la misión continental de la Iglesia en América Latina y El Caribe,
y especialmente en la familia, iglesia doméstica, es tarea promover
una cultura de la austeridad/sobriedad, sencillez y alegría como
alternativa saludable, ecológica, tanto individual como colectiva, a
través de la producción orgánica, eco-amigable, y el consumo
responsable, el reciclado, el uso adecuadamente aprovechado de
bienes, y la educación por el respeto de la naturaleza que posibilite
178
condiciones presentes de justicia social y la vida de las
generaciones futuras.
12. Finalmente reconocemos que el cultivo de la actitud
contemplativa, como camino de conversión personal que descubre
a Dios presente en cada criatura, no es tarea fácil pero es esencial
para una auténtica sanidad personal y ecológica. Este proceso de
cambio de mentalidad de la cultura dominante requiere que se
favorezcan experiencias de Dios como único Bien, irresistible,
supremo, frente a otras ofertas superfluas de la economía
consumista. Por tanto, debemos crear o facilitar espacios eclesiales
dentro de nuestras grandes urbes que nos permitan redescubrir el
paso de Dios en la creación, a través del contacto directo con la
naturaleza y el sufrimiento humano, lo cual será piedra de toque de
nuestra pequeñez y vulnerabilidad.
A la Virgen María, Nuestra Señora de Guadalupe, fiel
discípula del Señor y guardiana de los dones de Dios,
encomendamos el cuidado maternal de los bienes de la creación.
Con ella y como ella nos hacemos testigos portadores del Amor de
Dios que se manifiesta en la entera creación, para la vida de toda la
humanidad, especialmente los más pequeños amados de Dios.
179
MÍSTICA PARA EL CAMINO
Esos procesos de cambio, que son sueño y misión, reclaman de
todos nosotros y nosotras, cristianos o no, una fuerte
espiritualidad, una mística de vida. Cada cual la vivirá según la
respectiva fe, pero sin esa espiritualidad no se hace camino.
Pensando en ello, y a raíz del retiro espiritual que celebramos
cada año, el equipo pastoral de la Prelatura, a orillas del Araguaia,
en aquel cerro acogedor de Santa Terezinha, yo resumía así esa
espiritualidad, tan nueva y tan antigua, como espiritualidad de:
• Contemplación confiada. Abriéndose más gratuitamente al Dios
Abbá, que es, por autodefinición suprema, misericordia, amor. Una
contemplación, más necesaria que nunca en estos tiempos de
eficiencias inmediatas y de visibilidades. Confiada, digo, porque
tengo la impresión de que vuelve –o quizás nunca se fue- la
religión del miedo, del castigo, de la prosperidad o del fracaso,
según como uno se las haya con Dios. Nos falta, pues, confianza
filial, infancia evangélica, la descontraída libertad de los pequeños
del Reino.
• Coherencia testimoniante. Ya se ha repetido hasta la saciedad
que vivimos en la civilización de la imagen; que el mundo quiere
181
«ver». El testimonio fue siempre una especie de definición del ser
cristiano: “seréis mis testigos”, decía Él por toda recomendación,
por todo testamento. Y ese testimonio, hoy más que nunca,
cuando todo se ve y todo se sabe, ha de ser coherente, sin
fisuras, en la vida personal y en la gestión estructural de la Iglesia
(que podrá ser una Iglesia católica o evangélica, el Vaticano, una
diócesis, una congregación religiosa, una comunidad). Veracidad y
transparencia pide el mundo, tan sometido a la mentira y a la
corrupción.
• Convivencia fraterno-sororal. A eso se reduce el mandamiento
nuevo. Este es el mayor desafío, y el más cotidiano para las
personas, para las comunidades, para los pueblos. Convivir, no
coexistir apenas; convivir cariñosamente en fraternura y sororidad;
no sólo en tolerancia mutua. Ayudar a hacer agradable la vida. Ser
sal de la tierra debe de significar eso también…
• Acogida gratuita y servicial. Capacidad de encuentro y de
diaconía. No solamente bajarse del burro y atender al caído
cuando por casualidad uno se lo encuentra a la orilla del camino,
sino hacerse encontradizo. Acoger a veces sólo con una palabra o
una sonrisa, pero acoger siempre, gratuitamente. Hacer de todos
los ministerios y de todas las profesiones aquel servicio
182
desinteresado y generoso que nos proponía el Señor que no vino
a ser servido sino a servir. Es más fácil celebrar una Eucaristía
ritual que ejercer el lavapiés comprometido.
• Compromiso profético. Sigue siendo la hora y quizá más que
nunca de comprometerse proféticamente contra el dios neoliberal
de la muerte y la exclusión y a favor del Dios del Reino de la Vida
y de la Liberación. Hay que sacar de la fe todo su jugo político.
Hay que vivirla militantemente, transformadoramente. Hacer de la
profecía una especie de hábito connatural -fruto específico del
bautismo para los cristianos y cristianas- de denuncia, de anuncio,
de consolación. La caridad sociopolítica es la forma de caridad
más estructural. Va a las causas, no sólo a los efectos. Cuida la
Vida. Transforma la Historia. Hace Reino.
• Esperanza pascual. Después de “la muerte de Dios” y “la muerte
de la Humanidad”, en esa posmodernidad fácilmente sin sentido y
ya en el “final de la historia”, parece que la esperanza no tiene
mucho que hacer. ¡Hoy más que nunca se impone la esperanza!
Ella es la virtud de los “después de”. “Contra toda esperanza”
(productivista, consumista, inmediatista, pasiva), esperamos.
Debemos proclamar humildemente pero sin complejos nuestra
esperanza pascual y escatológica. Y debemos hacerla creíble aquí
183
y ahora. Porque esperamos, actuamos. El tiempo y la historia son
el espacio sacramental de la esperanza.
Pedro Casaldàliga, obispo de Sâo Félix do Araguaia, MT, Brasil,
2002.
184
EPÍLOGO
Terminamos esta memoria histórica con palabras de Pedro
Casaldàliga: “Estos días me acompañaban, como un ritornelo,
quizás por eso de la vejez y de la jubilación, aquellos versos de
Antonio Machado, cantados por Serrat: “... pero lo nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos, caminos sobre la mar”. Con el cariño y el
respeto que el gran Antonio merece, he de corregirle en su
angustiada visión: “pasar haciendo caminos”... ¡sobre la tierra,
maestro! Murió el poeta Martí i Pol, una especie de Machado
catalán, que nos advertía con humano realismo que “difícilmente
caminaremos / con los ojos vueltos hacia arriba”. Sobre la tierra,
pues, los ojos y los pies y las manos; aun anclando los corazones
en el cielo. Con una bien humorada humildad y con pragmatismo
histórico. Sabiendo, con Brecht, que “es precioso cambiar el mundo”
y que “después habrá que cambiar el mundo cambiado”. Pero
sabiendo, sobre todo, que el Amor tiene la última palabra. María
Pilar, una madre que perdió su joven hijo en los atentados de
Madrid, escribió en su carta pública: “Somos más los que amamos”,
y, entre esos más, está Dios”.
185
Nuestro obispo Pedro Casaldàliga, finalmente, lanza un reto a
la Iglesia: “Hoy día, la credibilidad de la Iglesia se enfrenta con
preguntas nuevas,con unas causas mayores que son patrimonio de
la mejor humanidad y que la Iglesia ha de asumir también, siempre
a la luz de la fe, como patrimonio suyo. Sólo en medio de la
humanidad acontece la Iglesia, como el fermento cristiano del Reino
en la masa. La catolicidad hoy ha de ser cada vez más
mundializada. En este mundo dividido en dos, cuando ya ha
empezado el tercer milenio, que es, dicen, con espantosa previsión,
"la guerra del Norte contra el Sur", la Iglesia como Jesús, siempre
como Jesús, ha de ayudar a derribar el muro de separación y a
hacer de los dos mundos un solo mundo humano. La Iglesia ha de
asumir también pastoralmente el cosmos. Debe hacer suya la causa
de la ecología, como la causa de la "casa" respetada y feliz de toda
la familia de Dios. Acariciando el ser humano como el gran tesoro
de la ecología divina. San Ireneo, el muy antiguo, lo sabría glosar
hoy con palabras bien modernas: la gloria de Dios es que todo lo
viviente viva y que la vida toda se encuentre a gusto en el
universo17.
17 TEÓFILO CABESTRERO, El sueño de Galilea. Confesiones eclesiales de Pedro Casaldáliga,Madrid 1992, 151.
186
LA MEMORIA SUBVERSIVA
Vamos a hacer verdad nuestra memoria, "y esa verdad será que no
hay olvido" (Mario Benedetti). Ni de la vida, muerte y resurrección
de Jesús, ni de la historia ambigua de su Iglesia, ni del clamor
secular, creciente, desoído, de los pobres de la tierra, ni de tantos y
tantas testigos de sangre que nos convocan a la fidelidad.
Son 2000 años de Jesús y 20 años de Romero. Dos fechas que
podrán parecer desproporcionadas en un mismo epígrafe, porque
Jesús es Jesús, y que sin embargo se relacionan íntimamente. En
América Latina, por lo menos, un buen modo, y muy nuestro, de
celebrar el Jubileo de la Encarnación y de la Redención, es
celebrarlo "a lo Romero".
Se está escribiendo mucho también acerca de la celebración del
Jubileo. Han empezado ya hace meses las grandes celebraciones
y se preparan otras mayores todavía. No han faltado sin embargo
voces oportunas que llamasen la atención.
"En el 2000, la opción por los oprimidos como sujetos, escribe
Giuglio Girardi, nos impone una toma de partido contra la
interpretación triunfalista del Jubileo que lo concibe como una
exaltación del cristianismo histórico. Esa opción exige una
187
reinterpretación del Jubileo como crítica severa no sólo a la
civilización occidental, sino (también) al modelo de cristianismo que
ha sacrificado la opción por los pobres a la opción por los imperios;
crítica inspirada en las imprecaciones contra la religión del templo,
lanzada por los profetas y sobre todo por el mismo Jesús en la
instauración de la época jubilar".
Naturalmente, caben las celebraciones, las romerías, el "júbilo" por
la venida de Dios en carne y en historia a nuestra tierra humana.
Pero deberían realizarse siempre según la humildad y la kénosis de
esa venida. Dándole al jubileo toda la sustancia bíblica que nos
viene ya de los profetas y que Jesús rehabilitó definitivamente para
que fuera un jubileo total y universal; para que respondiera -ésa es
la gran finalidad- al corazón de su Padre Dios, nuestro Padre.
Teóricamente todos entendemos que el Jubileo ante todo ha de ser
volver a Jesús de Nazaret, al Jesús del Evangelio, a su Causa, el
Reino. Para mi propio examen de conciencia y compartiendo con
tantos hermanos y hermanas que caminamos juntos, o que juntos
deberíamos caminar, yo subrayaría concretamente:
• El redescubrimiento del Dios de Jesús, que es el Dios-Amor,
Padre-Madre de toda la familia humana, una y plural. Un Dios,
188
capaz "de hacer salir de las piedras hijos e hijas suyos". Dios de
todos los nombres, adorado en todas las religiones, presente de
antemano y siempre en todos los corazones humanos.
• Como consecuencia de esta fe en ese Dios, una auténtica
fraternidad/sororidad universal, "en la cual se reconocerá que
somos los discípulos" de Jesús.
• Más allá de la ley, contra la ley a veces (y hablo de las leyes
civiles y también de las leyes religiosas), el amor-justicia, el amor-
solidaridad, el amor-misericordia. Un amor parcial, porque parte
siempre de los pobres, de los excluidos. Jon Sobrino acaba de
lanzar un volumen de cristología titulado significativamente "La fe
en Jesucristo. Ensayo desde las víctimas".
• La esperanza victoriosa, que se funda en la cruz del Resucitado y
que se traduce diariamente, a nivel personal y a nivel social, en una
fidelidad siempre coherente, en una militancia inclaudicable, en una
testimonialidad sin arrogancia pero sin miedo, que va hasta el fin,
como fueron tantos hermanos y hermanas mártires. Esperanza
vivida y celebrada "contra toda esperanza", a pesar de todas las
claudicaciones y fracasos, "a pesar de todos los pesares
neoliberales y eclesiásticos", me hace bien repetir.
189
Celebrar los 20 años del obispo Oscar Arnulfo Romero, mártir en
plena eucaristía, el 24 de marzo de 1980 en El Salvador, ha de ser
asumir la herencia de Romero, las causas por las cuales él dio la
vida. Su conversión a los pobres. Aquel Jubileo de tres años
definitivos que él selló con su sangre. Sus actitudes de escucha, de
acogida, de profecía, de esperanza, su modo tan ubicadamente fiel
y tan políticamente consecuente de ser pastor. El pueblo, amado,
buscado, asumido pastoralmente, en sus angustias y en sus
reivindicaciones, lo hizo santo. Y santo lo viene declarando desde
su muerte-martirio y como santo lo venera sobre todo en la
catedral-catacumba de San Salvador. El verdadero proceso de
canonización del buen pastor Romero ha de ser el proceso de la
asimilación de sus causas y actitudes.
En este final de siglo es interesante recoger la afirmación de
Ludwig Kaufmann, en su libro "Tres pioneros del futuro.
Cristianismo de mañana":
"Tres pioneros de la fe que miran cara a cara la realidad de su
presente respectivo..., que indican un camino para que nosotros
podamos ser cristianos mañana. Juan XXIII, que confiaba que Dios
sigue actuando en la historia, que supo leer los signos de los
tiempos y tuvo la valentía de situar a la Iglesia en el camino del
190
servicio a la humanidad. Charles de Foucauld, inspirador de la
comunidad de los hermanitos (y hermanitas), que en avances
sucesivos, trató de dejar atrás las fronteras y los privilegios de los
cristianos europeos. Oscar Romero, que se decidió de manera
radical en favor de los pobres y llegó a ser mártir de la Iglesia de
los oprimidos".
A la luz de esas dos fechas, tan nuestras, y de sus exigencias y
esperanzas, yo personalmente -y pienso que con millones de
hermanos y hermanas de ese soñador colectivo anónimo- quisiera
ver las siguientes transformaciones (radicales) en la Sociedad, en
las Religiones, en la Iglesia:
1º: Como Sociedad, contestar eficazmente esa mundialización
globalizada, de acumulación de lucro, de consumismo atolondrado
y de exclusión homicida, para construir la otra mundialización, a
partir de una actitud de mundialidad en todo y cada día. Contra "la
especulación, inversiones golondrinas, privilegio de la circulación
de mercancía sobre la circulación del trabajo, información
dispensable, darwinismo global", posibilitar "la transparencia y
abundancia de la información, la circulación y aplicación de las
tecnologías, las inversiones productivas, la universalización de los
derechos humanos", "y radicar estos derechos en las políticas
191
locales de educación, salud, comunicaciones, empleo" (Carlos
Fuentes).
Como alguien ha sugerido oportunamente, conjugar
constantemente y en nivel mundial los verbos "compartir, participar,
prevenir".
Un objetivo ineludible sería, evidentemente, sustituir la ONU actual
y sus instituciones por otras que sean mundiales de verdad,
equitativamente, sin privilegios y sin cinismo. Para una mundialidad
"donde quepan todos" y todos los pueblos, también los pueblos
indígenas, también los minoritarios.
Hace ya un cierto tiempo que se propaga la campaña por la
reforma del Banco Mundial. Y se propugna la creación del Tribunal
Penal Internacional. En nuestra Agenda Latinoamericana, que a
partir del año 2001 será "Latinoamericana-mundial", presentamos
un ideario y algunas realizaciones concretas de esa mundialidad
"otra". Hay muchas propuestas y ensayos que van abriendo ese
camino; desde la reivindicación insistente de Amnistía Internacional
por la abolición de la pena de muerte en el mundo entero (en un
sólo año se cometieron 1625 ejecuciones) hasta la creación del
"Banco de los pobres".
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Los países, evidentemente, habrían de tener su Estado, soberano y
servidor. Las "comunidades económicas" no existirían para
imponerse sino para complementarse. Y sobrarían la OTAN y sus
adláteres.
Auscultando proféticamente la situación de nuestros pueblos de
América Latina (de todo el tercer mundo) y anticipándose
proféticamente a la situación más dramática todavía que ha creado
el capitalismo neoliberal, Medellín denunciaba: "Queremos
subrayar que los principales culpables de la dependencia
económica de nuestros pueblos son aquellas fuerzas que,
inspiradas en el lucro sin freno, conducen a la dictadura económica
y al imperialismo del dinero" (2,9).
Como propuesta alternativa deberíamos cultivar, en todos los
niveles, una ciudadanía espiritualmente internacionalista, la
solidarización de las respectivas identidades y la
internacionalización efectiva de la solidaridad.
2º: Las Religiones habrán de ponerse de acuerdo, en nombre del
Dios de la Vida, del Universo y de la Paz, para el servicio común de
las grandes Causas de la humanidad, si quieren ser religiones
humanas, expresiones plurales, las más profundas, del alma de la
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misma humanidad. Esas Causas vitales que son el alimento, la
paz, la salud, la educación, la vivienda, todos los derechos
humanos, los derechos de los pueblos y las exigencias de la
ecología.
Ya se ha escrito la "Carta de las religiones unidas" y se ha
celebrado, el pasado mes de diciembre, en Sudáfrica, el
"Parlamento de las Religiones del Mundo".
Todo fundamentalismo, todo proselitismo, toda prepotencia en la
vivencia de la propia religión, la niega, porque niega al Dios vivo
que todas las religiones quieren cultuar.
El macroecumenismo, adulto, dialogante, fraterno, pasará a ser una
fundamental actitud de cualquier religión que merezca este nombre.
Desde la propia identidad, en la apertura a la pluralidad de la
adoración y la esperanza. Siguiendo el sabio consejo del sufí iraní
del siglo XIII: "Como un compás, tenemos un pie fijo en el Islam, y
con el otro viajamos dentro de otras religiones".
3º: La Iglesia, para ser la Iglesia de Jesús, ha de ponerse,
exclusivamente, al servicio del Reino y salirse de un autoservicio
obsesionado. Para eso, las Iglesias, sobre todo la Iglesia católica,
han de abrirse al ecumenismo real... ¡sin esperar al fin del mundo!
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e inculturarse de verdad, por causa del Evangelio, en los diferentes
pueblos y en las diferentes coordenadas históricas.
La revista "Foc Nou", de Cataluña, ha recogido una serie de
propuestas que respondían a la pregunta, tan actual, de "¿cómo
habrían de ser los cristianos del siglo XXI?". Espigo aquí algunas
de esas respuestas, que muchos cristianos y cristianas sin duda
hacemos nuestras también:
"Con sentido común", "desprendidos de todo lo superfluo que nos
ha invadido", "convencidos de que Dios quiere salvar a todos",
"interpelados por la humanidad de hoy", "los creyentes de la
poscristiandad", "haciendo causa vital de las grandes causas de la
humanidad", "con una vital experiencia del Dios de los pobres", "sin
ponerle medida al amor de Dios", "más fieles al Evangelio que
sumisos al Vaticano", "con una espiritualidad alejada de todo
integrismo", "personas que mantengan viva la esperanza",
"mientras se espera un Vaticano III", "profunda e íntimamente
agarrados por Jesús", "con madurez humana y de fe", "chispas del
fuego bendecido en la noche de la Pascua"...
Pensando ya más concretamente en nuestra Iglesia católica habrá
que rever en serio la corresponsabilidad y ministerialidad a partir de
195
una profunda revisión del ejercicio del papado y del poder de su
curia. No lo digo sólo yo, pobre de mí; lo decimos millones, y lo han
declarado abiertamente voces muy autorizadas. El cardenal
Ratzinger, en los tiempos de su famoso libro "El nuevo pueblo de
Dios", escribía: "Necesita la Iglesia hombres con pasión por la
verdad y la denuncia profética. Los cristianos deben ser críticos
incluso frente al propio papa, pues determinado panegirismo hace
un gran daño a la Iglesia y a él".
El cardenal Etchegaray, en la lección inaugural del encuentro
"Iglesias hermanas, pueblos fraternos", realizado el pasado
noviembre en Génova, hablaba de la gran paradoja planteada a los
últimos papas "conscientes de ser (como ministerio de Pedro) el
principio de la unidad de los cristianos y que (en realidad) se ven
como su dramático obstáculo". "El ministerio de Pedro -añadía el
cardenal- que sirve estructuralmente para promover la sinodalidad
de la Iglesia, es también de naturaleza sinodal: su función propia no
le sitúa fuera o por encima del colegio episcopal. El papa no es de
un grado superior al episcopado, y tiene sus raíces en el mismo
sacramento que hace a los obispos".
A su vez, el cardenal Martini, en Tierra Santa, presidiendo una gran
peregrinación, reconocía que la Iglesia católica debe dar pasos
196
muy fundamentales hacia el ecumenismo "entre ellos, el modo de
ejercer el primado de Roma, que debe ser repensado". "De hecho
-recordaba Martini lo que ha sido noticia mundial- el mismo Papa se
ha declarado dispuesto a repensar y a escuchar sugerencias sobre
la forma de ejercicio del primado".
La Iglesia está pidiendo perdón por muchos pecados suyos a lo
largo de estos dos milenios, pero seguimos siendo pecadores hoy
también. Los Sínodos continentales que se acaban de celebrar no
han sido precisamente sinodales; no han respondido a las
necesidades y a las contribuciones de las Iglesias de cada
continente. Los obispos japoneses, por citar un ejemplo, insistían
en que "se considerase bajo una nueva luz la relación entre las
Iglesias de Asia y la Santa Sede", y específicamente pedían "un
sistema de relaciones basado en la colegialidad y no en el
centralismo".
La reforma del papado y de su curia posibilitaría -con el
"automatismo" del Espíritu y por las expectativas de la Iglesia
universal- otras muchas reformas en corresponsabilidad, en
colegialidad, en inculturación, en legítimo pluralismo, en ministerios.
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En el ecumenismo hay algunas buenas noticias, pero es tanto el
camino que falta por recorrer que resultan muy lentas y tímidas. El
documento de Augsburgo, por ejemplo, entre la Iglesia católica y la
Iglesia luterana, viene después de cinco siglos de incomprensiones,
para acabar diciendo que ambas partes se complementan en la
inefable "Justificación"...
Urge sentirnos todos hermanos y hermanas "separados"; nosotros
los católicos también. Urge entender el ecumenismo como un ir y
venir al encuentro del único evangelio de Jesús de Nazaret. Y urge
reconocer las respectivas tradiciones, así como reconocer la
legítima autonomía de las iglesias locales, y descubrir en esas
tradiciones y en esa autonomía la acción del Espíritu "que sopla
donde quiere" y que nos "va manifestando la verdad completa".
Urge animar a los teólogos y teólogas en vez de espantarlos en su
servicio de sistematización de la fe y apertura de horizontes.
Lamentablemente, "durante el último papado, unos 500 de ellos (y
ellas) han sido silenciados de un modo u otro, por el Vaticano".
Ante el malestar generalizado, frente a la involución programada y
la obsesión por decretar, definir y cerrar el paso, querer un nuevo
Concilio Ecuménico -dentro de la próxima década, sugiere el
cardenal Martini- no es ninguna frivolidad eclesial.
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Que para este nuevo milenio no se pueda repetir la amarga
definición que hacía Rahner de la existencia de la Iglesia fuera de
Europa, como "el fruto de la actividad de una multinacional que
exportó la religión como un bien que no podía ser alterado y que
fue llevado a todas partes a través de una cultura y civilización
consideradas superiores".
No es derrotismo amargo ni hipercrítica irresponsable. Es amor a la
Iglesia y sobre todo al Reino. Es esperanza comprometida. El
cardenal Franz König, en la defensa que hacía el año pasado del P.
Jacques Dupuis, teólogo del diálogo interreligioso, se desahogaba
así, con emoción bien eclesial: "No puedo permanecer en silencio
porque mi corazón sangra cuando veo fallos tan evidentes contra el
bien común de la Iglesia de Dios".
Pedro Casaldáliga, Sâo Félix do Araguaia, MT, Brasil, 2000.
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