pedro corominas

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LOS ESCRITORES ESPAÑOLES ANTE EL PROCESO DE MONTJUICH UNA PARTE de la crítica ha buscado definir el espíritu de la llamada generación del 98 como una serie de actitudes comunes ante los pro- blemas políticos y sociales de la España de fin de siglo. Para juzgar la validez de esta posición se requiere un estudio más minucioso de los compromisos políticos de aquellos jóvenes escritores. En este trabajo nos proponemos examinar, utilizando varios documentos inéditos, la participación de varios intelectuales en el proceso de Montjuich. Bus- caremos primero aclarar las previas circunstancias que llevaron a co- laborar a Unamuno y Corominas en publicaciones anarquizantes como Ciencia Social. A continuación, analizaremos la defensa que de los pre- sos hicieron algunos intelectuales de muy diversas filiaciones, para estu- diar seguidamente la extensión e importancia de la campaña de revisión del proceso. Terminaremos con un breve esbozo del eco de aquellos acontecimientos en algunas revistas americanas. En las conclusiones in- tentaremos establecer la importancia del proceso en la vida intelectual española; el papel que tuvo en la apertura internacional del horizonte cultural del país, y su significado en la formación y posteriores actitu- des de los escritores que en él participaron. LA CREACIÓN DE "CIENCIA SOCIAL" Y LA INICIACIÓN DEL PROCESO El grupo de jóvenes escritores catalanes de ideas avanzadas que se reunió en torno a UAvene, sintió la necesidad de crear un catalanismo de izquierda, de acabar el divorcio entre el mundo intelectual y el mun- do obrero, de integrar su regionalismo en una ideología de valor uni- versal. A esta tendencia responden ciertos acontecimientos, como la acogida del teatro ibseniano por grupos de intelectuales y obreros ilus- trados, entre ellos Cornelia e Iglesias; x y las actividades del Centro de 1 Véase Teatro Social, número único (23 de mayo de 1896), donde Corominas contribuyó con un escrito anónimo dedicado a Ibsen. Sobre la identificación de este escrito véase la correspondencia entre Unamuno y Corominas, Bulletin Hispanique LXI, 4 (sept.-nov. 1959), pp. 386-436 y LXII 1 (enero-marzo, 1960) pp. 43-77. Véase también Gregersen H., Ibsen and Spain. Cambridge, Mass., 1936. 685

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Un breve artículo sobre Pedro Corominas.

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  • LOS ESCRITORES ESPAOLES ANTE EL PROCESO DEMONTJUICH

    UNA PARTE de la crtica ha buscado definir el espritu de la llamadageneracin del 98 como una serie de actitudes comunes ante los pro-blemas polticos y sociales de la Espaa de fin de siglo. Para juzgarla validez de esta posicin se requiere un estudio ms minucioso de loscompromisos polticos de aquellos jvenes escritores. En este trabajonos proponemos examinar, utilizando varios documentos inditos, laparticipacin de varios intelectuales en el proceso de Montjuich. Bus-caremos primero aclarar las previas circunstancias que llevaron a co-laborar a Unamuno y Corominas en publicaciones anarquizantes comoCiencia Social. A continuacin, analizaremos la defensa que de los pre-sos hicieron algunos intelectuales de muy diversas filiaciones, para estu-diar seguidamente la extensin e importancia de la campaa de revisindel proceso. Terminaremos con un breve esbozo del eco de aquellosacontecimientos en algunas revistas americanas. En las conclusiones in-tentaremos establecer la importancia del proceso en la vida intelectualespaola; el papel que tuvo en la apertura internacional del horizontecultural del pas, y su significado en la formacin y posteriores actitu-des de los escritores que en l participaron.

    LA CREACIN DE "CIENCIA SOCIAL" Y LA INICIACIN DEL PROCESOEl grupo de jvenes escritores catalanes de ideas avanzadas que se

    reuni en torno a UAvene, sinti la necesidad de crear un catalanismode izquierda, de acabar el divorcio entre el mundo intelectual y el mun-do obrero, de integrar su regionalismo en una ideologa de valor uni-versal. A esta tendencia responden ciertos acontecimientos, como laacogida del teatro ibseniano por grupos de intelectuales y obreros ilus-trados, entre ellos Cornelia e Iglesias; x y las actividades del Centro de

    1 Vase Teatro Social, nmero nico (23 de mayo de 1896), donde Corominascontribuy con un escrito annimo dedicado a Ibsen. Sobre la identificacin de esteescrito vase la correspondencia entre Unamuno y Corominas, Bulletin HispaniqueLXI, 4 (sept.-nov. 1959), pp. 386-436 y LXII 1 (enero-marzo, 1960) pp. 43-77. Vasetambin Gregersen H., Ibsen and Spain. Cambridge, Mass., 1936.

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    Carreteros, donde, como lo indica Baroja, colaboraba la juventud radi-cal burguesa con los anarquistas.2 Es tambin significativa la aparicinde ciertos artculos como "Accio descentralisadora del socialisme", deGeorges Ghisler, publicado originalmente en la Revue Socialista y re-producido en UAvene? Como sabemos, idnticas preocupaciones tenaUnamuno, quien deseaba en esos aos encuadrar el regionalismo vascoen una concepcin intemacionalista marxista. Al parecer, sin embargo,el grupo cataln no conoca los escritos del catedrtico de Salamancaen La Lucha de Clases y en otros rganos del Partido Socialista, s le-yeron en cambio los que public en La Espaa Moderna y que despusrecogera bajo el ttulo de En torno al casticismo. La identidad depreocupaciones y la posibilidad de buscar juntos soluciones comunes,hicieron que Brossa y Corominas buscasen ponerse en contacto conUnamuno y solicitar su colaboracin para Ciencia Social.

    El primer nmero de Ciencia Social apareci en Barcelona el i deoctubre de 1895 DaJ ^a direccin del patriarca anarquista AnselmoLorenzo; desde su primer nmero colaboraron Brossa, Corominas yPompeyo Gener. Poco despus, propuso Corominas a su director elnombre de Unamuro para que solicitara de l colaboracin. Contesteste escritor afirmativamente con una carta en la que propona quejuntos profundizasen en el carcter y costumbres nacionales buscandoas la adecuacin de cualquier solucin al problema social con las tra-diciones populares, en buena parte colectivistas.4 El primer artculode Unamuno, "La dignidad humana", apareci en el nmero de ene-ro de 1896.

    Poco despus los jvenes intelectuales catalanes se dirigieron a Una-muno directamente, y el primero en hacerlo fue Jaime Brossa, quien encarta sin fecha, aunque probablemente de principios de febrero de 1896,le propona ponerlo en contacto con otros miembros de su grupo y re-suma sus teoras en los siguientes trminos:

    En Catalua, frente a los catalanistas histricos o fueristas hay la ten-dencia radical, con ribetes de socialismo anarquista extranjerista o in-ternacionalista . . . recuerdo haber ledo en sus citados artculos una fraseen la que pone de relieve la conjuncin del regionalismo y el interna-cionalismo.5

    2 Obras completas. Madrid, 1946, I, p. 623.3 L'Avenc (septiembre, 1893), pp. 273-279 y 291-295.* Carta indita conservada en el archivo de Unamuno, en adelante AU.5 AU.

  • LOS ESPAOLES ANTE EL PROCESO DE MONTJUICH 687

    En carta posterior le refera la inauguracin del Teatre Indepen-dent,6 y en otra le informaba sobre la propaganda oral emprendidapor l y Corominas en crculos y ateneos obreros para integrar a "loselementos dispersos de aqu".7 Poco despus el mismo Corominas sedirigi a Unamuno, iniciando la correspondencia el gi de mayo de1896.a

    Aquel intercambio intelectual pronto sera interrumpido. El 7 dejunio de 1896 estall la bomba de la calle de Cambios Nuevos. Comose sabe, este acto terrorista culminaba una serie de atentados y la indig-nacin popular produjo una indiscriminada represin. Entre los 400detenidos se contaban adems anarquistas, librepensadores y republica-nos; fue intervenido el Centro de Carreteros, y la polica detuvo a loscolaboradores y cajistas de Ciencia Social. Se iniciaba el proceso deMontjuich.

    Brossa dio cuenta de aquellos acontecimientos a Unamuno, infor-mndole del fin de Ciencia Social y de la huida de Oller. Entre otrascosas le deca:

    Es una lstima; este incidente ha destruido sanos proyectos. Ollerestaba influido por nosotros, usted, Corominas y yo, y hubiese dado ala revista la tnica que nosotros hubisemos credo ms ventajosa y seria....Adems el movimiento de ideas socialistas es importante en Cata-lua y ahora haba ganas de hacer verdadera propaganda, con tendenciaa la organizacin.8

    Poco despus la polica detena a Corominas, acusndole de hacerpropaganda anarquista en el Centro de Carreteros y de participar enlas suscripciones para la compra de dinamita que supuestamente sehacan all.

    LA DEFENSA DE LOS PRESOS DE MONTJUICH

    La detencin de Pedro Corominas caus honda impresin en el mun-do intelectual que se moviliz rpidamente para ayudarle. En una uotra forma lo hicieron Amadeo Hurtado, David Ferrer, Gumersindo

    Carta del i? de mayo, AU.7 Carta sin fecha, con anotacin manuscrita indicando "lleg 6 mayo", AU.8 Vase la correspondencia citada, A Zubizarreta, Tras las huellas de Unamuno.

    Madrid, 1960; y G. Cheyne "La intervencin de Costa en el proceso de Montjuich",Bulletin Hispanique LXVIII, 1, 2 (enero-junio 1966), pp. 69-85.

    9 Carta del 19 de junio de 1896, AU.

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    Azcrate, Emilio Riu, Francisco Giner de los Ros, Rafael Altamira yJoaqun Costa.10 Estos esfuerzos se vieron avivados por los informesque los prisioneros consiguieron hacer llegar al exterior describiendolas torturas con que se obtenan declaraciones falsas. El mismo Coro-minas era uno de los firmantes de una "Exposicin de los procesadosal Ministro de la Guerra" del 24 de noviembre, que no logr adecuadarespuesta.11 Unamuno fue una de las personas que ms trabaj paraayudar a Corominas.12 En el archivo de Cnovas se encuentra una cartaindita del escritor que ilustra estas actividades y que reproduzco acontinuacin:

    Exmo. Sr. D. Antonio Cnovas del Castillo.Muy seor mo:

    Sin ms pretexto que el pobrsimo de saber que no le soy un desco-nocido del todo, y sirvindome de los buenos oficios de mi excelenteamigo D. Francisco F. Villegas, pronto siempre a todo acto piadoso, voya distraerle la atencin por un momento con cuatro palabras de sinceraverdad en favor de un infortunado amigo mo, a quien creo inocentede lo que se le acusa. Doy este paso impelido no slo por sentimiento deamistad hacia l, sino tambin por espritu de la ms profunda caridad,de la que con justicia se confunde.

    Mi pobre amigo Pedro Corominas se halla preso a consecuencia delsalvaje atentado, vulgarmente llamado anarquista, de la calle de losCambios, de Barcelona; y parece ser que se pide la pena de muertepara l.

    Estimo que el sacrificar a Corominas, que es lo que suele decirse unanarquista platnico, por el natural deseo de servir a una opinin p-blica, que, tan justamente alarmada como grandemente extraviada, pidecaiga algn intelectual, llevara a un acto de escasa justicia y de menoscaridad. La accin de Corominas entre los elementos realmente anar-quistas de Barcelona ms era de provechosa canalizacin, desviadora debrbaros instintos, que excitadora del fondo brutal de todo hombre.

    Aunque me separo mucho en ideas de mi pobre amigo, crele taninocente como yo de lo que se le atribuye. Y si aduzco aqu mi convic-cin profunda de que no hay ideas buenas ni malas, ni es la profesinde stas o aqullas sino el modo de profesarlas lo que ennoblece o envi-lece al hombre, es tan slo para asegurar que profesaba las suyas Coro-minas con verdadera fe, y por lo tanto con verdadera caridad, habin-

    10 Adems de la bibliografa citada, vase: F. P y Margall, Historia de Espaaen el siglo xrx. Barcelona, 1902, VII, vol. I; J. F. Rafols, Modernismo y modernistas.Barcelona, 1949; y A. Hurtado, Quaranta anys d'advocat. Mxico, 1956, vol. I.

    H Documento reproducido en P y Margall, op. cit.12 Vase P. Corominas, "El trgico fin de Miguel de Unamuno", Atenea, XV.

    Lili, 157 (julio 1938), p. 3.

  • LOS ESPAOLES ANTE EL PROCESO DE MONTJUICH 689

    dol sido imposible, en consecuencia, incitar a nadie directa o indirec-tamente al crimen.

    Bien s lo delicado que es un asunto sub ndice, pero tambin co-nozco lo que puede la discreta insinuacin de quien tiene autoridad einfluencias personales y propias, ms que de oficio. S que sabe V. E.levantndose sobre el mezquino criterio de la muchedumbre, que, guiadade ciego instinto de conservacin, slo ve lo inmediato y aparente, pensary sentir sobre la opinin ms bien que contra ella, y en rigor con laopinin honda y callada que se sedimenta al cabo en los espritus deverdad, de caridad y justicia.

    Me atrevo a rogarle influya para que se ejerza con mi desventuradoamigo caridad de justicia, para que cobre, con serena aplicacin, todasu fuerza moral de ley de represin, con que debe la opinin pblicadarse por satisfecha.

    Seguro estoy> Sr. D. Antonio, de que sabr dispensarme la distrac-cin que le ocasiono, atendiendo a lo que a ello me mueve, y segurotambin de que no dejarn de hallar eco en su recto corazn y en suclara mente estas palabras que deseo sean evocadoras de sus sentimien-tos de caridad y justicia.

    Est, de su parte, seguro de que por ello le guardar gratitud suaftmo. ss.

    Q. 1. b. 1. m. Miguel de Unamuno.Salamanca, 28 noviembre de 1896.13

    A los pocos das de enviar esta carta, Unamuno emprendi unviaje a Madrid para interceder personalmente por Corominas. La pren-sa de Barcelona dio noticias del viaje; Bernardo Rodrguez Serra, encarta del 8 de diciembre de 1896, se lo agradeci notificndole la granimpresin que "su accin nobilsima y fraternal" haba causado y elagradecimiento de la familia Corominas.14

    13 Carta conservada en el archivo de Cnovas, legajo 62, carpeta 4.14 AU. No hemos podido localizar las cartas de Unamuno con otros jvenes de

    L'Avenc; encontramos entre los libros conservados por la nieta de Ramn Peres unvolumen de Paz en la guerra con una dedicatoria de Unamuno:

    "En prueba de amistad y de hermandad literaria. D. Ramn D. Peres / AmigoPeres.

    Dispnseme que no le escriba por extenso. Usted comprender mi estado, puesacaba de salir el libro y dentro de pocos das estar a la venta en Madrid; le envotres ejemplares, uno para usted, otro para Soler y Miquel y otro para que lleguea manos del pobre Corominas, y halle algn consuelo en su lectura. Deseo me digaa qu persona o peridicos de sa he de enviar ejemplares para que hablen de l,aunque prefiero lo hagan usted y Soler. / Lo que si le ruego es que me diga direc-tamente su opinin. / Pronto le escribir su amigo M. de U". Agradecemos laamabilidad de la Sra. Vda. de Rogent por permitirnos consultar su biblioteca.

  • 690 RAFAEL PREZ DE LA DEHESA

    A pesar de estas intervenciones, el proceso continu y el 14 de di-ciembre Corominas fue sentenciado a 8 aos, 8 meses y un da deprisin.

    Mientras tanto Brossa, que haba sido coautor con Ramn Sempaude varias proclamas antimilitaristas, haba logrado escapar primero aFrancia y luego a Inglaterra desde donde reanud su correspondenciacon Unamuno. En carta fechada en Londres el 29 de enero de 1897 lehaca algunas confidencias sobre sus relaciones con Corominas y las di-ferencias existentes entre ambos:

    1 haba concebido una sistema [sic] de organizacin social que lotitulaba "Sociedad no remunerativa" una especie de socialismo socrtico.Yo conceba la sociedad de otra manera. Adems, l era enemigo de laorganizacin y yo partidario de ella. En esto, a no venir la bomba miinfluencia hubiera sido mayor que la suya, pues la tendencia de la Cata-lua obrera es hacia la organizacin.15

    En esta carta le peda adems que le localizase a Martnez Ruiz y lecomunicaba que haba conocido personalmente a Kropotkin. Se inicicon este motivo un interesante intercambio intelectual entre Kropotkiny Unamuno, en que ste le peda a travs de Brossa informacin sobrelos aspectos sociales del movimiento religioso ingls, mientras Kropotkinle solicitaba datos sobre las cooperativas medievales espaolas para suobra La historia del apoyo mutuo,16 datos que finalmente le enviaraRafael Altamira.17

    Durante este tiempo, la casi totalidad de la prensa se manifest encontra de los presos o permaneci muda, situacin atacada por Una-muno.18 Pocos peridicos se atrevieron a defender a los acusados, en-contrndose entre ellos El Socialista, El Nuevo Rgimen, semanario deP y Margall, y El Pas, diario republicano progresista de Madrid, diri-gido entonces por Lerroux y que contaba entre sus colaboradores a es-critores noveles como Jos Martnez Ruiz.

    Martnez Ruiz se incorporara inmediatamente a la defensa de los

    15 AU.16 Carta del 22 de febrero de 1897, AU. Las relaciones entre Unamuno y Brossa

    se enfriaron, especialmente tras la crtica negativa que Unamuno hizo del drama decorte ibseniano de Brossa Els sepilieres blancs. Vase al respecto la carta del 15de mayo de 1900, AU.

    17 AU.!8 "Revista del movimiento socialista", Revista Poltica Iberoamericana, 5 (30

    marzo, 1897), p. 146.

  • LOS ESPAOLES ANTE EL PROCESO DE MONTJUICH 691

    presos. En Charivari anota en la entrada correspondiente al 30 de no-viembre: "Esta noche estaba escribiendo Fuente un artculo sobre elproceso anarquista de Barcelona... Me ha dicho que le ayudara, y heescrito unas cuartillas. Mi debut en el periodismo madrileo."19 Pocodespus en uno de sus artculos para El Pas reproduca el futuro Azo-rn una carta del preso Juan Montseny denunciando los martirios, yen varios otros escritos solicitaba donaciones para las familias de los con-denados y protestaba por los procedimientos seguidos. Muy significativa-mente templaba, sin embargo, sus crticas con la siguiente observacin:"Yo no odio a los autores de esas cosas de Montjuich; yo no odio a esosni a nadie, porque soy determinista convencido, creo que los hombresno pueden ser mas que como son, como quiere el medio que sean." so

    Esta actitud tiene puntos de contacto con la expresada por Unamunoen "La vctima Portas",21 y en los aos siguientes el mismo Unamu-no lleg a admitir la frase "Toda Espaa es Montjuich".22

    Los esfuerzos de estos peridicos tuvieron parcial xito, se redujoel nmero de sentencias de muerte a 5, y Corominas y 60 detenidosfueron absueltos por falta de pruebas desterrndoseles del pas. Todoslos esfuerzos se concentraran desde entonces a intentar la revisin delproceso.

    LA CAMPAA PARA LA REVISIN DEL PROCESO

    Juan Montseny, uno de los prisioneros desterrados, regres ilegal-mente a Espaa en noviembre de 1897 con el propsito de organizaruna campaa para lograr la revisin del proceso. Busc un diario degran circulacin para apoyar su proyecto y encontr a El Progreso, apa-recido el 31 de octubre del 97, dirigido por Lerroux quien haba de-jado El Pas llevndose con l a varios miembros de la redaccin, entreellos Azorn.23 Montseny contaba para la campaa con una impresio-nante documentacin a base de cartas y declaraciones de los presos,organiz estos documentos en crnicas annimas iniciando la campaael 15 de diciembre de 1897 c o n e^ encabezado general "Las infamias deMontjuich". Estos escritos lograron un eco favorable y pronto se unie-

    19 OC, Madrid, 1947, I, p. 249.20 Articulo publicado originalmente en El Pas y reproducido en El Despertar,

    165 (1? de marzo, 1897).21 Aparecido en La Publicidad, cit. por Zubizarreta, op. cit.22 "La crisis del patriotismo espaol", Madrid, 1956, III, pp. 239-42.23 OC, I, p. 264.

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    ron a la campaa otras publicaciones como Vida Nueva, hecho que re-porta Lerroux en sus memorias.24

    Esta revista, considerada por Maeztu y Unamuno como la ms re-presentativa del espritu noventayochista, apareci el 12 de junio de1898.25 Recoga en casi todos sus nmeros algn aspecto de la campaarevisionista, dedicando especial atencin a la propaganda de los mtinesde protesta. En sus pginas public el revolucionario poema de Eduar-do Marquina "A los hombres del pueblo" que su autor haba ledoantes en un mitin celebrado en Reus.

    Otra de las revistas creada casi exclusivamente con una finalidadrevisionista fue el semanario La Campaa, fundada en Pars por Bona-foux el 5 de enero de 1898, con colaboraciones de Unamuno, Azorn,Urales y Ricardo Mella. Entre las crnicas dedicadas al proceso hayuna firmada por Jos Martnez Ruiz, lo cual nos da pie para pensarque si bien estos escritos, casi siempre annimos, son en su mayor partede Urales, tambin Azorn escribi total o parcialmente alguno deellos.26

    Mientras tanto Urales decidi fundar su propio rgano, La RevistaBlanca, donde continu la campaa. En sus pginas encontramos lasfirmas de Unamuno, Corominas, Brossa, Clarn, Anselmo Lorenzo, Sal-voechea y Ricardo Mella.

    Otros jvenes intelectuales lucharon a favor de los presos, entreellos Ramiro de Maeztu, autor de "Los odiosos horrores de Montjuich",27Blasco Ibez y Rodrigo Soriano quien, como lo recuerda Rubn Daro,trat de que Emiliano Zol asistiese a un mitin de protesta en San Se-bastin.28

    Corominas, de vuelta en Espaa desde fines del 98, frecuentaba latertulia del editor Rodrguez Serra en Madrid.28 All se reunan l,Urales y algunos otros catalanes con los noventayochistas en un ambientedescrito por Po Baroja en novelas como Aurora Roja, La dama errantey La ciudad de la niebla.80 El mismo Rodrguez Serra public en 1899

    24 Mis memorias. Madrid, 1963.25 Vase nuestro libro Poltica y sociedad en el primer Unamuno. Madrid, 1966.2 La Campaa (11 de febrero de 1898).27 El Imparcial (noviembre, 1901).28 Espaa Contempornea (Madrid, s. f.) p . 122.29 Rodrguez Serra habla ayudado mucho a Corominas y a Brossa, vase por

    ejemplo la carta del editor a Unamuno del 25 de marzo de 1897 donde le refierelos esfuerzos que haca para conseguirle trabajo a Brossa en Londres.

    3 0 Vase por ejemplo OC, II , p . 231.

  • LOS ESPAOLES ANTE EL PROCESO DE MONTJUICH 693

    la revista La Vida Literaria, dirigida por Benavente, donde apareciuna traduccin castellana de Las prisiones imaginarias, donde Coromi-nas novelizaba sus experiencias en Montjuich.

    La campaa revisionista logr movilizar a una gran parte de laopinin liberal del pas, tuvo consecuencias en Espaa semejantes alas que produjo el proceso Dreyfus en Francia, fue apoyada por todoslos dirigentes republicanos y varios polticos monrquicos liberales. Lo-gr al final un xito considerable; tras un mitin revisionista en abrilde 1900 fueron puestos en libertad los presos.

    EL ECO DEL PROCESO EN ALGUNAS REVISTAS AMERICANAS

    Estos sucesos tuvieron un fuerte eco en Europa y Amrica, revistasprogresistas europeas recogieron detallados informes al respecto y al-gunas le dedicaron nmeros extraordinarios, como L'Incorruptible y LeLibertaire de Pars o Freedom de Londres. En Amrica exista un con-tinuo intercambio a travs de la prensa anarquista,31 y como era deesperar el proceso fue ampliamente cubierto. Revolucin Social y ElOprimido de Buenos Aires, El Esclavo de Tampa, El Despertar deNueva York reprodujeron artculos espaoles o escritos originales. Melimitar a un corto comentario sobre El Despertar de Nueva York yCiencia Social de Buenos Aires.

    El Despertar, rgano de los grupos anarquistas de habla espaoladel rea de Nueva York, reprodujo numerosos artculos de El Pas, ElProgreso, El Nuevo Rgimen y otras revistas espaolas; aparecieron tam-bin escritos originales de Mella, Lorenzo, Urales y del que era su di-rector, el cataln Jos Prat. Hay all 8 artculos de Azorn. Este pe-ridico editaba tambin libros y entre ellos se encuentra La barbariegubernamental en Espaa, por R. M. y J. P. (Ricardo Mella y JosPrat) aparecido en Nueva York en 1897.

    Es de mayor inters Ciencia Social de Buenos Aires. Est totalmenteolvidado el hecho de que tras la prohibicin de Ciencia Social en Es-paa, con motivo del proceso, esta revista pasase a continuar editndoseen Buenos Aires. El primer nmero de esta poca apareci el 1? deabril de 1897 Y sa regularmente hasta febrero del 99. En la listade colaboradores impresa en la portada encontramos a Azorn y aBrossa. En su primer nmero un artculo de Azorn, "Apuntes", defen-

    31 Vase la referencia al respecto que hace Daz del Moral en Historia de lasagitaciones campesinas andaluzas. Madrid, 1967.

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    da el derecho al uso de la violencia. En Buenos Aires como en Espaaesta revista defendi la vanguardia artstica y literaria y el proceso en-contr su adecuado lugar. Entre los libros y folletos de los que hacapropaganda se encuentran La inquisicin fin de siglo. Los verdugos deMontjuich ante la justicia popular, publicado en Buenos Aires sin fechay annimamente.

    La oposicin al proceso de Montjuich permiti a intelectuales detendencias izquierdistas pero de filiaciones ideolgicas sumamente di-versas, colaborar en una labor comn. La defensa de un caso de jus-ticia positiva logr unir a un grupo de jvenes que en muchos casosatravesaban un perodo de total desorientacin poltica. Si leemos elmanifiesto que firmaron Maeztu, Azorn y Baroja, podemos darnoscuenta de hasta qu punto aquella defensa encajaba en la situacinintelectual y humana de los noventayochistas. Por esas mismas razonessirvi este proceso para solidarizar aunque fuese brevemente, a la iz-quierda espaola, siendo un precedente de situaciones semejantes quehabran de repetirse en este siglo.

    El eco internacional que logr la campaa revisionista, hizo muchopara poner en contacto a varios intelectuales que en ella participaroncon algunos de los movimientos culturales progresistas de Europa. Poreste motivo, la firma de Azorn apareci en Freedom de Londres y lade Baroja en L'Humanit Nouvelle de Pars. Los intercambios de re-vistas como La Revue B lanche dieron a las publicaciones de aquellageneracin un matiz cosmopolita, y a escala nacional se cre un es-trecho contacto entre intelectuales catalanes y castellanos o castellani-zados. Creemos, por lo tanto, que aquel proceso tiene un puesto impor-tante en nuestra historia intelectual.*

    RAFAEL PREZ DE LA DEHESAUniversidad de California, Berkeley

    * Deseamos agradecer a la American Philosophical Socety por la beca que nospermiti en el verano de 1966 llevar a cabo estas investigaciones.

    InfoAIH: AIH. Actas III (1968). Los escritores espaoles ante el proceso de Montjuich. RAFAEL PREZ DE LA DEHESA