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Ricardo Ehrlich Ministro de Educación y Cultura Óscar Gómez Subsecretario de Educación y Cultura Pablo Álvarez Director General de Secretaría Ariadna Islas Directora del Museo Histórico Nacional CERRITO PIEDRAS 25 DE MAYO SARANDI JUAN CARLOS GOMEZ TREINTA Y TRES MISIONES ZABALA COLON RINCON ITUZAINGO PEREZ CASTELLANO WASHINGTON RAMBLA 25 DE AGOSTO ALZAIBAR SOLIS YACARE 1º DE MAYO PLAZA ZABALA PLAZA MATRIZ 2 3 4 5 6 CASA MONTERO 2 CASA LAVALLEJA 3 CASA GARIBALDI 4 CASA GIRÓ 5 CASA XIMENEZ 6 SEDES DEL MUSEO HISTÓRICO NACIONAL CASA RIVERA 1 1 HORARIO CASA RIVERA Lunes a Viernes: de 11:00 a 16:45 horas Coordinación de visitas guiadas: Tel.: 2916 8412 Líneas de ómnibus: 21 - 62 - 64 - 102 - 103 - 104 - 105 - 106 - 124 - 125 - 126 130 - 140 - 141 - 142 - 147 - 148 - 156 - 158 - 164 - 169 - 524 - CA1 Rincón 437 esq. Misiones Montevideo - URUGUAY - CP: 1000 Tel: (598) 29 15 10 51 Fax: (598) 29 15 68 63 www.mhn.gub.uy [email protected] Artigas en la meseta El Museo Histórico Nacional, cumpliendo su rol como conservador de su acervo, y observando una de sus obligaciones primordiales, como es ponerlo a disposición del público expone, luego de más de veinte años, una de las obras más emblemáticas del artista nacional Carlos María Herrera (Montevideo, 1875-1914), titulada Artigas en la Meseta o Artigas en el Hervidero. Pintada en el año 1911 con destino al Salón de Actos de la antigua Casa de Gobierno, el ex Palacio Estévez de la plaza Independencia, esta tela ingresó al Museo en 1987. Debido a sus grandes dimensiones, debió ser colocada en la sala de lectura de una de sus sedes, la Casa de Giró, donde era contemplada únicamente por quienes concurrían allí a consultar libros o iconografía. Para entonces era ya una imagen-arquetipo, reproducida reiteradamente en álbumes, libros de historia, cuadernos y hojas escolares. En el marco de la conmemoración de los Bicentenarios, a partir de 1811, cuando José Artigas cumplió un papel fundamental como conductor de las etapas iniciales de la revolución, el Museo Histórico Nacional organizó la exposición Un simple ciudadano, José Artigas, que reúne las obras más representativas sobre la iconografía artiguista que conserva en su acervo, relatando cómo se construyó la imagen del prócer en distintos momentos de nuestra historia. En ese marco, el Artigas en la Meseta de Carlos María Herrera constituye un hito fundamental en la vertiente de representación del prócer como estadista. Sobre su caballo, al borde de la Meseta del Hervidero en el Departamento de Paysandú, José Artigas fija su mirada preocupada en el conglomerado provincial del cual era protector, que se adivina al otro lado del río Uruguay, más allá del límite derecho de la tela. Se trata de una pintura esencialmente localista, creada en el marco de apropiación de la figura de Artigas como héroe nacional. La vestimenta del prócer, donde destaca el poncho como prenda típica rioplantese, los aperos del caballo, el tratamiento del cielo, la geografía y la geología, reflejan y exaltan elementos que se consideraban esencia de la nacionalidad . En este último aspecto, los tonos rosados visibles en la ribera del río Uruguay y en las playas de las islas reproducen la coloración natural que les otorga la concentración de guijarros, las denominadas playas de “ripio”. Acompañan a esta obra dos bocetos realizados por el artista, uno de formato cuadrangular (115 x 115 cm) correspondiente al caballo y el cuerpo del jinete, y el tondo (superficie circular, 48 cm de diámetro) donde el artista centró su atención en las facciones del prócer. Carlos María Herrera (Montevideo, 1875 – 1914) Inició su formación en Montevideo y Buenos Aires y fue becado en dos oportunidades, a Italia y España, siendo sus profesores, entre otros artistas, Salvador Sánchez Barbudo, Mariano Barbasán y Joaquín Sorolla. Cultivó la pintura al óleo y el pastel. En esta última técnica fue sumamente apreciado por una sociedad finisecular urbana en proceso de asimilación del espíritu novecentista. Característicos de esta corriente son sus retratos femeninos e infantiles. También incursionó en la pintura alegórica-decorativa para el plafón sobre la boca del escenario del teatro Solís. Sin embargo, y paralelamente, manifestó su interés por lo nativo, viajando al interior para inspirarse en el campo uruguayo y en el mundo del gaucho y la vida rural. Es evidente que esta vertiente local le ayudó en su abordaje del género histórico, ya que tanto los paisajes como los atuendos y enseres de la vida cotidiana mantenían todavía lazos importantes con los del periodo independentista, facilitando la reconstrucción de los escenarios y de la cultura material. En esta dimensión histórica destacan sus óleos “Grito de Asencio” y las representaciones de Artigas, de las cuales el Museo Histórico Nacional conserva un pequeño boceto del “Artigas a caballo frente a Montevideo”, óleo de gran formato destinado al Club Oriental de Buenos Aires, y la también gran pintura “Artigas en la Meseta”, junto a dos bocetos parciales de la misma. A su muerte dejó inconclusas otras telas de carácter histórico “Congreso del año XIII” y una nueva efigie de Artigas destinada al Palacio Legislativo, entonces en construcción. La temática histórica corresponde al periodo final de la vida del pintor, entre su regreso a Montevideo tras su segunda beca en Madrid, en 1905, y su muerte en 1914. Carlos María Herrera fue también Director de la Escuela del Círculo de Fomento de Bellas Artes, asociación iniciada como una agrupación de artistas preocupados por el desarrollo del arte en el medio local, que rápidamente se convirtió en el principal centro de enseñanza artística del Uruguay en la primera mitad del siglo XX. ... fue un año de discusión política. Los habitantes de las ciudades y pueblos de las Provincias del Río de la Plata fueron convocados para elegir sus representantes y decidir las formas del gobierno y la organización del o los Estados en la región. Monarquía constitucional, república confederal, independencia, derechos y poderes fueron algunos de los temas que estuvieron presentes en las sesiones de la Asamblea Constituyente reunida en Buenos Aires, en los Congresos de los pueblos para elegir los representantes provinciales, pero también en las casas, en las plazas, en las iglesias, en los colegios, en los cafés y pulperías, en el trabajo, en los juegos… Los acontecimientos políticos de 1813 marcaron a varias generaciones … recuerdos, memorias, aprendizajes que se proyectaron a lo largo de doscientos años … Carlos María Herrera. Artigas en la meseta Óleo sobre tela, 1911, 378 x 309 cm (C.A.I. 3832) Textos Ariadna Islas, Andrés Azpiroz, Ernesto Beretta - Fotografías Carly Angenscheidt - Diseño Jorge Sierra Carlos María Herrera. Estudio parcial para Artigas en la meseta Óleo sobre tela, ca.1910-1911, 115 x 115 cm (C.A.I. 1423)

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Ricardo EhrlichMinistro de Educación y Cultura

Óscar GómezSubsecretario de Educación y Cultura

Pablo ÁlvarezDirector General de Secretaría

Ariadna Islas Directora del Museo Histórico Nacional

CERRITO

PIEDRAS

25 DE MAYO

SARANDI

JUA

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WASHINGTON

RAMBLA 25 DE AGOSTO

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PLAZA ZABALA

PLAZA MATRIZ

2

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CASA MONTERO2

CASA LAVALLEJA3

CASA GARIBALDI4

CASA GIRÓ5

CASA XIMENEZ6

SEDES DELMUSEO HISTÓRICO NACIONAL

CASA RIVERA1

1

HORARIO CASA RIVERALunes a Viernes: de 11:00 a 16:45 horas

Coordinación de visitas guiadas: Tel.: 2916 8412

Líneas de ómnibus: 21 - 62 - 64 - 102 - 103 - 104 - 105 - 106 - 124 - 125 - 126130 - 140 - 141 - 142 - 147 - 148 - 156 - 158 - 164 - 169 - 524 - CA1

Rincón 437 esq. Misiones Montevideo - URUGUAY - CP: 1000Tel: (598) 29 15 10 51 Fax: (598) 29 15 68 63www.mhn.gub.uy [email protected]

Artigas en la meseta El Museo Histórico Nacional, cumpliendo su rol como conservador de su acervo, y observando una de sus obligaciones primordiales, como es ponerlo a disposición del público expone, luego de más de veinte años, una de las obras más emblemáticas del artista nacional Carlos María Herrera (Montevideo, 1875-1914), titulada Artigas en la Meseta o Artigas en el Hervidero.Pintada en el año 1911 con destino al Salón de Actos de la antigua Casa de Gobierno, el ex Palacio Estévez de la plaza Independencia, esta tela ingresó al Museo en 1987. Debido a sus grandes dimensiones, debió ser colocada en la sala de lectura de una de sus sedes, la Casa de Giró, donde era contemplada únicamente por quienes concurrían allí a consultar libros o iconografía. Para entonces era ya una imagen-arquetipo, reproducida reiteradamente en álbumes, libros de historia, cuadernos y hojas escolares.En el marco de la conmemoración de los Bicentenarios, a partir de 1811, cuando José Artigas cumplió un papel fundamental como conductor de las etapas iniciales de la revolución, el Museo Histórico Nacional organizó la exposición Un simple ciudadano, José Artigas, que reúne las obras más representativas sobre la iconografía artiguista que conserva en su acervo, relatando cómo se construyó la imagen del prócer en distintos momentos de nuestra historia. En ese marco, el Artigas en la Meseta de Carlos María Herrera constituye un hito fundamental en la vertiente de representación del prócer como estadista. Sobre su caballo, al borde de la Meseta del Hervidero en el Departamento de Paysandú, José Artigas fija su mirada preocupada en el conglomerado provincial del cual era protector, que se adivina al otro lado del río Uruguay, más allá del límite derecho de la tela.Se trata de una pintura esencialmente localista, creada en el marco de apropiación de la figura de Artigas como héroe nacional. La vestimenta del prócer, donde destaca el poncho como prenda típica rioplantese, los aperos del caballo, el tratamiento del cielo, la geografía y la geología, reflejan y exaltan elementos que se consideraban esencia de la nacionalidad . En este último aspecto, los tonos rosados visibles en la ribera del río Uruguay y en las playas de las islas reproducen la coloración natural que les otorga la concentración de guijarros, las denominadas playas de “ripio”.Acompañan a esta obra dos bocetos realizados por el artista, uno de formato cuadrangular (115 x 115 cm) correspondiente al caballo y el cuerpo del jinete, y el tondo (superficie circular, 48 cm de diámetro) donde el artista centró su atención en las facciones del prócer.

Carlos María Herrera (Montevideo, 1875 – 1914)

Inició su formación en Montevideo y Buenos Aires y fue becado en dos oportunidades, a Italia y España, siendo sus profesores, entre otros artistas, Salvador Sánchez Barbudo, Mariano Barbasán y Joaquín Sorolla. Cultivó la pintura al óleo y el pastel. En esta última técnica fue sumamente apreciado por una sociedad finisecular urbana en proceso de asimilación del espíritu novecentista. Característicos de esta corriente son sus retratos femeninos e infantiles. También incursionó en la pintura alegórica-decorativa para el plafón sobre la boca del escenario del teatro Solís. Sin embargo, y paralelamente, manifestó su interés por lo nativo, viajando al interior para inspirarse en el campo uruguayo y en el mundo del gaucho y la vida rural. Es evidente que esta vertiente local le ayudó en su abordaje del género histórico, ya que tanto los paisajes como los atuendos y enseres de la vida cotidiana mantenían todavía lazos importantes con los del periodo independentista, facilitando la reconstrucción de los escenarios y de la cultura material. En esta dimensión histórica destacan sus óleos “Grito de Asencio” y las representaciones de Artigas, de las cuales el Museo Histórico Nacional conserva un pequeño boceto del “Artigas a caballo frente a Montevideo”, óleo de gran formato destinado al Club Oriental de Buenos Aires, y la también gran pintura “Artigas en la Meseta”, junto a dos bocetos parciales de la misma. A su muerte dejó inconclusas otras telas de carácter histórico “Congreso del año XIII” y una nueva efigie de Artigas destinada al Palacio Legislativo, entonces en construcción. La temática histórica corresponde al periodo final de la vida del pintor, entre su regreso a Montevideo tras su segunda beca en Madrid, en 1905, y su muerte en 1914.Carlos María Herrera fue también Director de la Escuela del Círculo de Fomento de Bellas Artes, asociación iniciada como una agrupación de artistas preocupados por el desarrollo del arte en el medio local, que rápidamente se convirtió en el principal centro de enseñanza artística del Uruguay en la primera mitad del siglo XX.

... fue un año de discusión política. Los habitantes de las ciudades y pueblos de las Provincias del Río de la Plata fueron convocados para elegir sus representantes y decidir las formas del gobierno y la organización del o los Estados en la región.Monarquía constitucional, república confederal, independencia, derechos y poderes fueron algunos de los temas que estuvieron presentes en las sesiones de la Asamblea Constituyente reunida en Buenos Aires, en los Congresos de los pueblos para elegir los representantes provinciales, pero también en las casas, en las plazas, en las iglesias, en los colegios, en los cafés y pulperías, en el trabajo, en los juegos…Los acontecimientos políticos de 1813 marcaron a varias generaciones … recuerdos, memorias, aprendizajes que se proyectaron a lo largo de doscientos años …

Carlos María Herrera. Artigas en la mesetaÓleo sobre tela, 1911, 378 x 309 cm (C.A.I. 3832)

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Carlos María Herrera. Estudio parcial para Artigas en la mesetaÓleo sobre tela, ca.1910-1911, 115 x 115 cm (C.A.I. 1423)

...en el

Museo Histórico Nacional

1813 fue un año de intensa discusión política. Quienes habían sido hasta entonces súbditos enfrentados por sus opiniones políticas, europeos y americanos dentro de la nación española cuya monarquía estaba en crisis, comenzaron a sentirse y a llamarse entre sí como ciudadanos, pero ¿de qué estados, bajo qué forma de gobierno? En la Navidad de 1812, los orientales habían definido sus términos: “la cuestión es solo entre la libertad y el despotismo”.Para 1813, ya se había aprobado en Cádiz la Constitución de la nación española que se juró con honores en Montevideo. Los americanos se preguntaron si formar parte de ella u organizar otros estados en América: monarquía constitucional, república de soberanía nacional, confederación de repúblicas independientes fueron algunos de los proyectos que se discutieron. Derechos de los ciudadanos, división del poder público y reorganización de la economía no fueron temas que se quedaron atrás en la opinión de muchos.Las ideas de Montesquieu, de Rousseau, de Thomas Paine, de Emeric de Vattel circularon por los colegios y universidades, en periódicos, gacetas, proclamas y hojas volantes, en la amable conversación de los salones y tertulias, en el diálogo entre amigos y compadres, en el mostrador y las mesas de juego de cafés y pulperías, junto con el mate dulce o amargo, con el chocolate a la española o a la francesa, con el café, tomando un vino de Málaga, de Oporto, un “carlón” de Barcelona o uno “de la tierra”, junto a una ginebra o apurando una caña, en la rueda del fogón, en la yerra, en la trilla, en la cena de las familias, en los patios de las casas... en los “huecos”, plazas y esquinas... a la salida de misas en las iglesias, capillas y oratorios. En 1813 los antiguos vecinos llamados a ser ciudadanos tuvieron que decidir sobre experiencias inéditas: eligieron representantes y diputados de los pueblos o de la nación, pusieron por escrito las reivindicaciones locales ante un poder soberano que no era el Rey a quien levantaban una petición, sino la Asamblea General Constituyente de las Provincias Unidas. Los pueblos de la banda se organizaron por pacto como una Provincia nueva, denominándose Provincia Oriental, organizaron su primer gobierno y asistieron a distintos congresos en donde discutieron los límites del gobierno nacional.El Museo te convoca a asomarte a la forma en que las personas vivieron este año para comprender cómo los acontecimientos del mundo y la región transformaron sus vidas, por eso te invita a que recorras la exposición permanente mirando a todos sus protagonistas: qué edad tenían y qué hacían en 1813 quienes fueron luego presidentes, legisladores, generales, soldados, pero también sus madres, sus esposas, sus hijas...Podrás leer los principales documentos, los libros, las gacetas... y con un poco de imaginación, entrar en los cafés, las casas y las pulperías, participar de las tareas del campo y las ventas en las plazas, colarte en el juego de los niños... agitar las banderas que te representen y a opinar sobre los derechos de los ciudadanos y sobre la forma y la finalidad de los gobiernos... como en 1813.

Detalle del plano de Bartolomé Muñoz. Gentileza del Museo y Archivo Histórico Municipal.

Un escritorio de viaje…

Fabricado en madera de caoba, tiene el aspecto de un cofre o pequeño baúl. Cuenta con esquineras, cerradura y escuadras de bronce. En su interior, además de contar con una tabla entelada sobre la cual se escribía, contiene varias divisiones destinadas a distintos usos. Una para guardar las plumas, dos para los tinteros, y tres cajones donde poder guardar otros artículos de papelería. Debajo de la mesa de escribir, un contenedor guardaba tanto las hojas nuevas, como los documentos escritos. Su propietario era Miguel Barreiro. Integrante de una de las familias más antiguas de Montevideo, familiar de Artigas y primo hermano del cura José Monterroso. Barreiro se desempeñó como secretario de José Artigas desde los comienzos de la revolución y fue uno de los hombres de su mayor confianza. Había nacido en 1789 y estudiado en el Colegio de San Bernardino. El caso de Barreiro podría ser principalmente el de un autodidacta, ya que más allá de su asistencia al colegio de los franciscanos, se desconoce otra formación. De sus escritos se desprende que conocía también los principales documentos de la revolución de las colonias inglesas en América del Norte, así como de sus lecturas de la Gaceta de Buenos Aires.Barreiro se incorporó a la revolución en 1811, y en 1812 en el campamento del Ayui, integró el movimiento que tenía como objetivo separarse de Buenos Aires.En 1813 acompañó a Artigas en el Sitio de Montevideo, participando de todos los asuntos de gobierno. Entre sus trabajos como secretario conocemos muchos documentos que fueron escritos de su puño y letra, como la “Oración Inaugural” al Congreso de Abril. La incorporación del escritorio a la exposición, nos permite reflexionar acerca de lo complejo de la escritura en los cuarteles volantes, la precariedad y practicidad de la función asociada a un ejército en campaña militar, desplazándose. Estos escritorios de campaña le permiten al ejército solucionar, algo tan complejo y tan vital a la vez, como era la escritura de proclamas, bandos y órdenes. El escritorio permite recuperar la complejidad de la escritura en las condiciones de guerra.