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    2009, 32. 11-24 ISSN: 1577-0338

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    El peridico: el libro del pueblo.Prensa y pedagoga social enla Espaa de comienzos del siglo XX

    *Centro Superior de Estudios Universitarios La [email protected]

    Alejandro Martnez Gonzlez*

    ResumenA nales del Siglo XIX y comienzos del xxalgunos medios escritos intuyeron su importantepotencial socio-pedaggico y consideraron quepodran contribuir sobremanera, con el contenidode sus artculos y su difusin, a la promocinecaz del cambio y el desarrollo social, cadauno desde su particular perspectiva ideolgica.

    La prensa se consider as, ya entonces, unformidable instrumento para la transmisin decontenidos educativos, lo que llev a verla comouna gran tribuna para la enseanza y a denirla

    como el libro del obrero (Fuentes y Fernndez,1997:131). En este artculo se da cuenta delcarcter de aquellas iniciativas que, en Espaa yfundamentalmente en Madrid, se construyeronentonces con este sentido e/o intencionalidadsocioeducativa, entre los que destacaron losmedios de carcter eminentemente pedaggico,la prensa obrera socialista, anarquista y de lossindicatos catlicos, e iniciativas como la deOrtega y Gasset con la Revista Espaa.

    Palabras Clave:Prensa, educacin, socializacin, pedagoga.

    AbstractAt the end of the 19thcentury and the beginning ofthe 20thsome written media had an intuition abouttheir important socio-pedagogic potential. Theyconsidered that they could make a greatcontribution to the effective promotion of socialchange and development by means of the contentof their articles and their diffusion, each one fromtheir own particular ideological perspective.

    Press was then considered, even then, as a greatinstrument to transmit educational contents. It wasthus regarded as a great tribune for teaching and

    dened as the working-class book (Fuentes andFernndez, 1997:131). This article accounts forthe character of those initiatives in Spain, andmainly in Madrid, which were devised then in thissense and/or with this socio-educational intention.Among them, the outstanding media was thosewith a specic teaching character, the socialist,anarchist and Catholic union working-class press,and initiatives such as the one by Ortega y Gassetwith Revista de Espaa.

    Keywords:Press, education, socialisation, pedagogy.

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    Alejandro Martnez Gonzlez

    1. Introduccin

    La Espaa de nales del siglo XIXcontaba con un sistema educativo signicativamente

    precario, sealado por muchos como uno de los culpables de la decadencia y el retraso

    del pas en aquella poca. Segn el censo oficial de 1887 slo el 28,49% de la

    poblacin espaola saba leer y escribir, por lo que el tanto por ciento de analfabetos

    rondaba el 71%. Trece aos ms tarde este porcentaje se haba reducido un 7%. Para

    hacernos una idea de lo pauprrimo de la situacin, en 1900, frente a la tasa de

    analfabetismo del 63,78% de Espaa, la de Blgica se situaba en el 22,9%, la de

    Francia en el 19% y la de Italia en el 56%. Portugal, sin embargo presentaba una

    situacin aun ms decitaria, pues su tasa de analfabetismo a comienzos del siglo XX

    era del 78 % (Dez, 2002:21-27).

    El nmero de escuelas, tanto pblicas como privadas, era claramente deciente para las

    necesidades de enseanza del pas. En 1870, de los 25.584 pueblos y caseros de menos

    de 500 habitantes, 7.725 estaban sin escuela (Dez, 2002:28). A esta situacin se unan

    un profesorado sin preparacin y con sueldos miserables, unas escassimas instalaciones

    en condiciones lamentables, un sistema de enseanza pobre y un altsimo grado de

    absentismo escolar, pues en las zonas rurales era frecuente que los nios asistiesen a la

    escuela slo cuando no apremiaban las labores del campo y en las ciudades stos podan

    entrar a trabajar en fbricas, talleres, fundiciones y minas a partir de los 10 aos, segn

    la ley sancionada por las Cortes Constituyentes del 24 de julio de 1873 (Dez, 2002:30).

    Entre tanto, la prensa escrita experimentaba un auge considerable, como quedaba

    reejado en las estadsticas ociales: en 1879 existan 544 publicaciones, en 1900

    haba 1.347, en 1913 rondaban las 1.980 y en 1920 alcanzaban ya las 2.289 (Aranda

    y Barrera, 1992: 221). Y en ese crecimiento se vislumbra ya el importante papel que

    podra jugar como herramienta al servicio de la educacin. As lo sealaba en 1899

    Leopoldo Alas Clarn:

    Nunca me cansar de decirlo. En Espaa empieza a haber ahora una gran tribuna para la

    enseanza popular, y no se aprovecha: el peridico.

    Se trata mucho, a lo menos en teora, del maestro de escuela. Qu se quiere con esto? Que el

    pueblo sepa leer. Pero, leer por leer? No, leer algo que le ensee algo. Qu? Libros? Bello

    ideal lejano! Peridicos, eso lee el pueblo ahora. Pues bien, tanto como el maestro, que pone el

    medio, el saber leer, importa el periodista, que debe poner el n, lo que el pueblo debe leer.

    Y de m s decir, que cuando se me pregunta qu soy, respondo: principalmente periodista.1

    1 Alas Clarn, Los peridicos, en El Espaol, Madrid, 28 de octubre de 1899.

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    Adems, se distingue tambin una vocacin pedaggica en muchos tipos de medios

    escritos, que es ms explcita en la prensa especializada en pedagoga, pero que

    inspira a otros tantos peridicos de tipo ms generalista.

    La coexistencia de estas dos situaciones, el difcil acceso a la educacin por un lado y

    el amplio nmero y difusin de publicaciones peridicas, as como su vocacin

    y potencial socioeducativo, permiti a Emile Zola armar que la prensa es el mejor

    elemento para instruir al pueblo, aunque tambin consideraba quemientras est en

    manos de bandidos polticos y ladrones banqueros, slo servir para perturbarlo

    (citado enAccin Libertaria, n. 5 de 20 de junio de 1913, p. 1). En esta medida, nos

    parece importante sealar el destacado papel que pudo cumplir la prensa en la poca

    como agente educativo y socializador y, por tanto, la estrecha vinculacin que mantuvo

    con la pedagoga social.

    La labor socio-pedaggica de la prensa comenzaba a ser valorada ya a mediados del

    siglo XVIII, como subrayan Labrador y de Pablos (1989) destacando un texto publicado

    en el Diario Noticioso, Curioso, Erudito y Comercial: No hay persona, sea del estado

    que fuese, siga la profesin que siguiera, sirva a la sociedad de un modo u otro, que no

    necesite instruirse por este medio, si desea poseer todos los conocimientos que le

    interesan (Labrador y de Pablos, 1989: 48).

    El propio Nicols Mara de Urgoiti (1983: 343)2, se refera a ella como ese

    importantsimo rgano de educacin popular; y as, segn arma Snchez Agust(2002: 24), el peridico se convierte en una fuente de instruccin barata, asequible y

    cotidiana para el pueblo, por lo que las emergentes fuerzas de izquierda comenzaron a

    interesarse cada vez ms por este libro del obrero. Es a partir de 1881 cuando el

    ascenso de la difusin de los peridicos, permite hablar ya de la prensa como una

    fuerza de masas (Snchez Agust, 2002: 24). En el prembulo del decreto de Sagasta

    para reducir los derechos del timbre para el envo de peridicos en 1871, se refera a

    ella en estos trminos:

    La elevada misin de la prensa periodstica en todos los pases de adelantada civilizacin es

    en nuestra patria ms importante y trascendente que en ninguno, pues que estas publicaciones

    son las fuentes de instruccin del pueblo, a cuyo fcil alcance no se encuentra el libro por el

    excesivo precio que comparativamente aqu se seala. El peridico en Espaa es el libro del

    obrero, y en l encuentra la pauta de sus derechos, as como la norma de sus obligaciones

    (Fuentes y Fernndez, 1997: 131).

    2 Importante periodista y empresario del sector papelero, creador de La Papelera Espaola (1901) y de la

    Editorial CALPE (1918), e impulsor de los peridicos El Sol(1917) y La Voz (1920).

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    Desde esta perspectiva, resulta evidente la posibilidad de que estos medios puedan ser

    instrumentalizados con ecacia en funcin de determinados objetivos educativos y

    socializadores denidos. Algo que reclama ahora el propio Trilla a la pedagoga (1998),

    y que, como seala la cita de Leopoldo Alas, era por lo que se vena apostando desde

    nales del siglo XIX: la prensa al servicio de la educacin popular.

    1.1 Uso pedaggico e intencionalidad socio-pedaggica de la prensa

    La utilizacin de los Medios de Comunicacin, y ms concretamente de la prensa,

    como herramienta educativa por parte de quienes, en algn momento, asumen la

    responsabilidad de promover procesos de enseanza-aprendizaje pareci ser entonces

    y es hoy en da una prctica cada vez ms habitual. Sevillano y Bartolom (1998: 134)

    subrayan la clara rentabilidad de su utilizacin como instrumento didctico auxiliar delas reas tradicionales; como elemento de motivacin que contextualice informaciones

    o que pueda favorecer los tratamientos interdisciplinares; como transmisor de

    informacin exterior al aula; o como instrumento que el alumnado utiliza para transmitir

    su propia informacin, formndose as un espritu crtico y participativo.

    Martnez Snchez (1994: 39), por su parte, destaca como el peridico, un peridico,

    es una forma de interpretar la realidad () llega a nuestras manos diariamente y reeja

    multitud de hechos, opiniones, tendencias, noticias y sucesos de gran variedad. Un

    poco de todo cada da. Cuando hojeamos o leemos un peridico, percibimosglobalmente lo que pasa a nuestro alrededor. Debemos saber que el peridico es un

    cmulo de elementos dispares, unidos por una lnea ms o menos coherente, pero que

    indefectiblemente llegan al lector todos juntos, en el mismo momento. Esta es la

    realidad que el lector percibe y a partir de la cual debemos trabajar.

    Pero la vertiente socio-educativa de la prensa no slo estar en funcin de su utilizacin

    como herramienta pedaggica, sino tambin en base a la intencionalidad formadora

    de sus contenidos. Desde esta otra perspectiva, podramos clasicar los medios de

    comunicacin escritos en base a tres categoras: la prensa pedaggica propiamentedicha, hecha por maestros y pedagogos y dirigida fundamentalmente a maestros y

    pedagogos; la prensa cuyos contenidos pretenden contribuir a la socializacin de los

    individuos favoreciendo aprendizajes o difundiendo enseanzas; y la que, sin partir de

    ninguna de estas premisas, puede contribuir a la socializacin, de forma no

    intencionada, simplemente por los contenidos informativo y/o de entretenimiento que

    refleja y que forman, sin pretenderlo, a aquellos que, dndoles lectura, nutren

    inevitablemente parte de su conocimiento.

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    El peridico: el libro del pueblo. Prensa y pedagoga social en la Espaa de comienzos del siglo XX

    De estas tres tipologas, las dos primeras son las que establecen una relacin ms

    directa y explcita con la pedagoga social, y por ello nos interesa ahora detenernos en

    su descripcin con el objeto de terminar de dibujar el mapa que permita al lector

    formarse una idea de su dimensin y carcter en ese momento histrico de Espaa que

    qued acotado entre el desastre colonial y la Gran Guerra.

    1.2 La prensa pedaggica madrilea de nales del XIXy comienzosde XX

    La constatacin de las posibilidades tanto pedaggicas como difusoras de la pedagoga

    de la prensa a la que nos venimos reriendo, es la que seguramente contribuy al

    desarrollo en nuestro pas de la que se ha venido a denominar prensa pedaggica. Una

    prensa especializada con un carcter meramente educativo que tuvo numerososrepresentantes en Espaa desde hace ms de dos siglos, y cuyo referente fundamental

    es la educacin o la actividad acadmica. El primer peridico espaol de estas

    caractersticas data de 1778: La Gazeta de los Nios principios generales de moral,

    ciencias y artes, acomodados a la inteligencia de la primera edad (Nieto, 1986: 19).

    Se trata de una prensa que est muy profesionalizada, restringida a un colectivo

    concreto, de irregular aparicin y de incierta vida. Son, segn Checa (2002:19),

    esencialmente peridicos del Magisterio, porque los redactan maestros, se redactan

    para maestros y los avatares de la enseanza primaria dominan en sus pginas.

    Dentro de esta tipologa de prensa se pueden encontrar, adems, diversos modelos de

    peridicos y revistas. Si atendemos a la clasificacin que realiza Nieto (1986: 23),

    podemos distinguir: la prensa pedaggica de carcter profesional, que aborda la

    situacin y las preocupaciones o reivindicaciones del personal docente, calicable

    como corporativa; la prensa realizada por o en funcin de los alumnos, que resulta ser

    su medio de expresin, la que denominamos escolar; las publicaciones elaboradas por

    adultos que pretenden aleccionar a la poblacin infantil, conocida como prensa

    instructiva; o las que quieren ser representantes de un modelo educativo determinado

    o de la imagen de un centro escolar. En total, en 1887 haba en Espaa 72 publicacionespedaggicas (Checa, 2002: 26) y 33 aos despus su nmero se mantena en 78,

    editada mayoritariamente en Madrid (Nieto, 1986: 24).

    Para Nieto (1986: 24), la prensa pedaggica supone, precisamente, un esfuerzo por

    vincular la actividad educativa con el medio social, por divulgar aquello que ocupa y

    preocupa entre las cuatro paredes del aula. Tras su lectura, siempre comprobamos la

    actualidad social del hecho educativo.

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    Alejandro Martnez Gonzlez

    De las revistas de ste gnero publicadas en Madrid en el periodo que analizamos, que

    en 1913 rondaban la veintena, destacan: El Magisterio Espaol, que pasar a ser

    trimestral y que siendo el ms antiguo, presenta ya una tirada que oscila los diez mil

    ejemplares; El amigo de la infancia, con una tirada de 1.800; El Boletn de la Institucin

    Libre de Enseanza (BILE), que a pesar de su reducida tirada tendr un peso

    signicativo por su dimensin cientca, intelectual y losca; o La Escuela Moderna,

    prximo a las posturas del Partido Liberal (Checa, 2002), que no debemos confundir con

    el Boletn de la Escuela Modernaligado a la iniciativa pedaggica de Ferrer Guardia.

    En el siguiente cuadro podemos ver la relacin de la prensa pedaggica publicada en

    Madrid en 1913, donde tambin se reeja su fecha de aparicin, la frecuencia de su

    difusin y su tirada aproximada:

    LA PRENSA PEDAGGICA MADRILEA EN 1913

    TTULO APARICIN FRECUENCIA TIRADA

    El Magisterio Espaol 1867 Trimestral 11.500

    El Amigo de la Infancia 1874 Mensual 1.800

    Boletn de la Institucin Libre de Enseanza 1877 Mensual 600

    Gaceta de Instruccin Pblica y Bellas Artes 1889 Semanal

    La Escuela Moderna 1890 Mensual 3.000

    La Educacin 1897 Semanal 2.000

    La Enseanza 1898 Bisemanal

    El mundo Taquigrco 1900 Mensual 500

    Revista General de Enseanza y Bellas Artes 1909 Quincenal

    Revista Calasancia 1909 Mensual

    Boletn Ocial del Ministerio de Instruccin Pblica 1909 Bisemanal

    Anales de la Academia Universitaria Catlica 1909 Anual

    La Enseanza Catlica 1911 Bisemanal 500

    Boletn de los Amigos de la Educacin Infantil 1911 Anual

    Escuela y Trabajo 1912 Mensual 2.000

    Revista de Mecanografa 1912 Mensual 1.000

    La Escuela Dominical 1912 Mensual

    Vida Escolar 1912 Semanal 1.000

    Estudios Pedaggicos 1913 Semanal

    El Esperantista 1913 Mensual

    El Magisterio Nacional 1913 Quincenal

    Fuente: Estadstica de la Prensa peridica de Espaa referida al 1. de abril de 1913, Ministerio

    de Instruccin Pblica y Bellas Artes, Madrid, 1914 (en BN)

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    El peridico: el libro del pueblo. Prensa y pedagoga social en la Espaa de comienzos del siglo XX

    En el primer cuarto del siglo XXse produce, adems, un aumento de prensa pedaggica

    de orientacin catlica, que se suma al aumento de publicaciones catlicas de

    contenido general en las que la educacin es tema prioritario (Checa, 2002).

    No obstante, no quisiramos cerrar esta referencia a la prensa pedaggica sin

    detenernos, aunque sea brevemente, en la descripcin de la que consideramos ms

    relevante: el Boletn de la Institucin Libre de Enseanza, la prensa escolar racionalista

    espaola y La Revista de Pedagoga.

    1.2.1 El Boletn de la Institucin Libre de Enseanza (BILE)

    El BILE ser, como hemos indicado, una de las publicaciones con mayor peso cientco

    e intelectual del periodo. Creado el 7 de marzo de 1877 se mantendr hasta 1936.

    Francisco Giner de los Ros ser su primer director, entre 1877 y 1881 y para su

    elaboracin le servir de inspiracin otra publicacin pedaggica en la que colabor:La

    Revista de la Universidad de Madrid (RUM), creada en 1873 en sustitucin del Boletn

    Revista de la Universidad de Madrid (BRUM) que aparece en 1869 como primer rgano

    de expresin cientca de la Universidad Espaola y que, promovida por Sanz del Ro,

    aludir en sus contenidos a cuestiones cientcas y pedaggicas, alusivas entre otras

    a la Segunda Enseanza (Snchez Agust, 2002: 47).

    Convertido en el medio de comunicacin de la Institucin Libre de Enseanza, cuyosfundadores colaboraron ya en otras publicaciones como la mencionada RUM o la

    Revista Contempornea, creada en 1875 por Jos del Perojo y rgano del positivismo

    cientco (Snchez Agust, 2002: 48), recoga en sus pginas artculos y noticias de

    gran utilidad a docentes y educadores; se consolidaba como rgano difusor y lugar

    de encuentro de teoras, ensayos, experiencias, comunicaciones, y referencias a la

    cultura y educacin de su tiempo (Capitn, 1994: 237).

    A pesar de su escasa tirada, en 1914 apenas difunda 400 nmeros (Checa, 2002: 58),

    tuvo una innegable inuencia en los crculos acadmicos, cientcos e intelectuales,recogiendo gran parte de la obra de Giner de los Ros y signicativas aportaciones del

    pedagogo Manuel Bartolom Cosso. Entre 1904 y 1910, y de 1917 a 1926 Ricardo

    Rubio asumir su direccin, como hiciera tambin, entre otros, Joaqun Costa que lo

    lider entre 1881 y 1884.

    El BILE tambin cont con la colaboracin de socialistas como Besteiro, De los Ros,

    Llopis o Luzuriaga en un movimiento de colaboracin mutuo con el Partido Socialista

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    que llev tambin, como destaca Luis de Francisco (1994), desde nales del siglo XIXa

    notables personalidades del mundo de la institucin a escribir, principalmente sobre

    temas de educacin, en las principales revistas y peridicos socialistas.

    1.2.2 La prensa escolar racionalista en Espaa

    Se trata, junto con el BILE, de otra de las iniciativas ms signicativas con respecto a

    la Prensa de carcter pedaggico. Como complemento a las Escuelas Modernas

    promovidas por Ferrer en Catalua, el Pas Valenciano y Andaluca, cuyas principales

    caractersticas quedaron sealadas anteriormente, fue surgiendo una prensa

    denominada racionalista, que se constituye como portavoz de las diferentes

    experiencias educativas inscritas en la corriente escolar del racionalismo, y que se

    convierte en su instrumento de proyeccin exterior, de agitacin propagandstica, dedivulgacin de su credo pedaggico, y de defensa frente a sus adversarios polticos

    (Lzaro, 1995: 8).

    En este sentido y como subraya Luis Miguel Lzaro (1995) la prensa racionalista viene

    a enlazar con la labor de otras iniciativas escolares con vocacin alternativa como

    la Institucin Libre de Enseanzao las Escuelas del Ave-Mara, y sobre todo con la

    propaganda escrita del anarquismo.

    En el periodo que aqu analizamos (1898-1914) los principales medios racionalistas son,en Catalua: El Boletn de la Escuela Moderna(1901-1911), en su segunda poca,

    editado en Barcelona;la Revista de Pedagoga siolgica y experimental(1808), editada

    tambin en la Ciudad Condal; Lux(1907), editada en Badalona; Cultura (1908), editada en

    Sabadell. En Valencia: Humanidad Nueva (2907-1909), Escuela Moderna(1910-1911), y

    Humanidad(1912). En Valladolid se editar Escuela Libre(1911).

    1.2.3 La Revista de Pedagoga (1922-1936)

    Para concluir este apartado, consideramos fundamental hacer mencin de una

    publicacin que representa uno de los hitos del periodismo educativo en Espaa en el

    primer tercio del siglo XX (Checa, 2002: 65): La Revista de Pedagoga.

    Publicar su nmero uno en el mes de enero de 1922 y en su declaracin de intenciones

    seala: La Revista de Pedagogaaspira a reflejar el movimiento pedaggico

    contemporneo y, en la medida de sus fuerzas, a contribuir a su desarrollo. Dotada de

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    El peridico: el libro del pueblo. Prensa y pedagoga social en la Espaa de comienzos del siglo XX

    la amplitud de espritu que requiere el estudio cientco, est alejada de toda parcialidad

    y exclusivismo, e inspirada en el sentido unitario que tiene la obra educativa, dirige su

    atencin lo mismo a los problemas de la enseanza primaria que de la secundaria y

    universitaria.

    Recogi las aportaciones que en el campo de la pedagoga elaboraron desde el

    institucionismo pedaggico de Giner de los Ros, Cosso, Luzuriaga, Xirau..., al

    pensamiento y reflejos pedaggicos de la generacin de 1913, pasando por el

    espritu alentador de la Revista Espaay las doctrinas de sesgo culturalista y

    popular del socialismo obrero. Tambin prest especial atencin a los nuevos

    principios y modos de la escuela nuevaeuropea y a sus principales tericos:

    Claparde, Decroly, Dewey, Kerchensteiner, Monterssori, Cousinet, Kilpatrick o

    Ferrire (Capitn, 1994).

    Sus esfuerzos de actualizacin y la calidad y variedad de sus contenidos la convirtieron

    pronto en un medio de referencia, cuyo prestigio haca obligada su lectura a pedagogos

    y docentes (Capitn, 1994).

    1.3 La prensa con vocacin socio-pedaggica

    La Lucha de Clases hoy no es lo que fue; menos agresivo, habr podido perder en la masa de

    lectores que buscaban el escndalo; ha ganado en aquellos que creen que el peridico es el

    elemento ms importante y ecaz de la educacin obrera y socialista.

    (La Paz Social, n. 3, de 1 de febrero de 1901: 80)

    Junto con la prensa pedaggica y, como ya venimos sealando, encontramos tambin

    a nales del siglo XIXy comienzos del XXuna serie de medios escritos en cuyo ideario

    estaba fuertemente presente su vocacin por contribuir, con sus aportaciones, a la

    educacin social del individuo.

    As, algunas instituciones, como los ateneos, los centros culturales o los casinospusieron en marcha publicaciones peridicas que, no pudiendo ser clasicadas como

    pedaggicas, incluan artculos cientcos y tcnicos que les otorgaban un carcter

    socio-pedaggico y divulgativo y que tenan como objeto instruir, moralizar y defender

    los intereses de la clase trabajadora3.

    3 Segn justicaba su objeto La Solidaridad, Madrid, 1, n. 29, 30-VII-1870, pg. 3/II citado por Guerea (1986:

    218).

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    Podramos decir que son medios que, guiados por su vocacin educativa, tenan la

    clara pretensin de promover y contribuir a esa socializacin transformadoraa la que

    aluda Augusto Ivanga (1996), en la que la lucha por la mejora de las condiciones

    sociales de la clase trabajadora se consideraba como un requisito ms de la formacin

    del individuo para vivir en sociedad.

    En 1913, los miembros de la Liga de Educacin Poltica Espaola, creada el 13 de

    octubre de 1913 por Jos Ortega y Gasset, Manuel Azaa, Gabriel Gancedo, Fernando

    de los Ros, el marqus de Palomares, Leopoldo Palacios, Manuel Garca Morente,

    Constandio Bernaldo de Quirs y Agustn Viuelas4, con la intencin de fomentar la

    organizacin de una minora encargada de la educacin poltica de las masas,

    establecieron unos principios de actuacin poltica que daban al medio escrito un papel

    fundamental: Por el peridico, el folleto, el mitin, la conferencia y la privada pltica

    haremos penetrar en las masas nuestras convicciones e intentaremos que se disparencorrientes de voluntad(Ortega, 1983: 302-305). Con la intencin de atender este

    objetivo se crear en enero de 1915 la revista Espaa, de manos del propio Jos

    Ortega y Gasset, junto con el editor Jos Ruiz Castillo y Luis Garca Bilbao. El sentido

    de la revista queda claramente sintetizado en el artculo que aparece sin firma en

    la primera pgina del nmero uno, que comienza diciendo que nace del enojo y de la

    esperanza y cuya autora corresponde a Ortega. Su ttulo: Espaa saluda al Lector y

    dice: (Revista Espaa, del n. 1 de 29 enero 1915). El contenido, una sntesis del

    discurso regenerador de Ortega, una llamada a una vasta comunidad de gentes

    gravemente enojadas, al ms humilde de nuestros labriegos y el ms sencillo denuestros artesanos para que recapaciten sobre la realidad de la vida pblica espaola,

    e inicien desde las villas, los campos y las costas la reconstruccin de la Espaa

    nuestra. La revista pretender que el pueblo cobre de nuevo fe en s mismo, que

    logre hacer que se respeten sus deseos y empeos particulares, para comenzar

    denitivamente la restauracin de nuestra raza. Esta es la esperanza con la que

    sale, el enojo que anuncia es contra el imperialismo de los diputados sin prestigio,

    de los ministros sin autoridad, de los funcionarios burlescos y rapaces en denitiva,

    contra esa Espaa ocial dentro de la cual y bajo la cual vivimos, (...) una Espaa

    de alucinacin e inepcia. La publicacin fue una apuesta por difundir la vocacin de

    cambio de un sector de la intelectualidad espaola entre aquellos que consideraban los

    que podran ser los artces de la regeneracin de Espaa y que no se encontraban en

    Madrid, sino en las provincias, en la Espaa rural, a los que solicita su colaboracin e

    implicacin en la aspiracin de una Espaa mejor a la que se puede llegar mediante

    4 Manuel Tun de Lara. Espaa, Semanario de la vida nacional. (Artculo que aparece en la presentacin

    de la revista en su recopilacin microlmada de la Hemeroteca Municipal de Madrid) p. VII.

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    El peridico: el libro del pueblo. Prensa y pedagoga social en la Espaa de comienzos del siglo XX

    una rebelda constructora. En este sentido, se constituy con la expectativa de que se

    convirtiera en el instrumento capaz de potenciar y generar la movilizacin de las

    conciencias y el cambio hacia una nueva Espaa, atribuyndosele as una innegable

    capacidad socio-pedaggica.

    Pero, en este sentido, ser en la prensa obrera de la poca en la que a juzgar por

    las aportaciones de Lus (1994), Termes (1987), Serrano (1989) o Mainer (1977),

    mejor y ms se constate esta vocacin y poder socio-pedaggico, por su empeo en

    favorecer la elevacin intelectual, moral y poltica a travs de la organizacin obrera

    y no de la escuela (Lus, 1994: 88). Josep Termes (1987:41) subraya, por ejemplo, la

    capacidad de la prensa anarquista para favorecer la emancipacin mental y el

    acceso al conocimiento del mundo y de la sociedad de un signicativo nmero de

    obreros de la ciudad o del campo, en su mayora analfabetos o semianalfabetos.

    Carlos Serrano (1989) no deja de destacar como la prensa socialista o anarquista,cada una a su manera y con sus preferencias, divulga una cultura literaria, espaola

    o extranjera, (Serrano, 1989: 27). Y Jos Carlos Mainer (1977:227) hace especial

    hincapi en como las publicaciones o secciones de divulgacin cultural, cientca o

    losca fueron ampliamente promovidas en la prensa obrera socialista y sobre todo

    en la anarquista.

    Ya en la dcada de los ochenta del siglo XIX, publicaciones de carcter anarquista

    como Bandera Social(1885-1886) o La Revista Social. Eco del Proletariado(1881-

    1884) procuran dar un enfoque socio-educativo a alguna de sus secciones (Bernalte,1987: 190). En La Revista Social, por ejemplo, las secciones Arte y Ciencia y Datos

    curiosos recogan desde reglas de higiene y consejos para el cuidado de enfermos,

    a explicaciones geolgicas o teoras astrofsicas, sin obviar temas considerados

    entonces ms o menos tabes, como la informacin sobre el control de la natalidad;

    y en la seccin Apuntes Histricosestaban presentes las inquietudes culturales y

    formativas, enfocadas en este caso hacia los conocimientos histricos. De calidad muy

    diversa, iban desde la simple reproduccin de textos de poca importancia, a estudios

    de inters (Gutirrez Snchez, 1987: 177).

    Y en el periodo comprendido entre 1898 y 1914 las publicaciones obreras mantienen

    tambin, frecuentemente, este tipo de secciones, lo que permite ejemplificar

    nuevamente su nimo socio-pedaggico. De hecho, en un estudio concluido en 2006

    (Martnez, 2007) sobre la prensa obrera socialista, anarquista y de los sindicatos

    catlicos publicada en Madrid entre 1898 y 1914 pudimos constatar cmo nada menos

    que el 98% de su contenido tena un claro componente sociopedaggico, bien porque

    promocionaba hbitos, normas y valores, bien porque hacan divulgacin cultural,

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    cientfica o filosfica, bien porque hacan promocin y/o crtica de modelos sociales,

    o bien porque promovan la formacin poltica o sociolaboral de los ciudadanos.

    2. Conclusiones

    La conexin entre la prensa y la pedagoga social tiene que ver con su capacidad de

    inuencia en el proceso socializador de los individuos (Fermoso, 1994: 224), algo cada

    vez ms incuestionable en el momento actual por su potencial, junto con la radio y la

    televisin, para transmitir cultura, valores, creencias, cdigos ticos, etc. Y algo que

    parecieron vislumbrar, hace ya ms de un siglo, aquellos que, en busca de la

    regeneracin del pas o del cambio de modelo social, apostaron por este medio como

    herramienta fundamental para la difusin y consecucin de sus ideales.

    La prensa obrera, as como la ms vinculada a los esfuerzos de regeneracin poltica y

    social del pas, entre los que destacan la citada Revista Espaa, o la meramente

    pedaggica como el propio BILE, fueron sin duda los medios que ms clara y

    explcitamente apostaron por sacar partido a este potencial, y constituyen as uno de los

    principales referentes a la hora de ver a este medio escrito como otra institucin

    educativa, no organizada como la escuela tradicional ni en forma de sistema escolar, ni

    obligatoria, ni guiada o controlada por el Estado, pero que es, al n, otra escuela, de

    carcter permanente y de inmensos recursos materiales y didcticos (Zanotti, 1972:18).

    Hoy en nuestro pas los ndices de analfabetismo no llegan al dos y medio por cien y

    poco tiene que ver el panorama meditico espaol con el de hace un siglo. A la prensa

    se han sumado con fuerza la radio, la televisin e Internet, y muchas cabeceras y

    tipologas de peridicos de entonces son tan solo una parte de la historia del

    periodismo. La prensa puramente pedaggica mantiene similares niveles reducidos de

    difusin, ya no existe prensa obrera como tal, ni medios de gran difusin con la impronta

    que dio origen a la Revista Espaa,pero el poder socio-pedaggico de la prensa

    permanece intacto. A nales del siglo XIXy comienzos del XXen Espaa cristaliza una

    forma de ver la prensa como sntesis de informacin y cultura, (con) ilimitadasposibilidades educativas, con capacidad para desarrollar en el ciudadano un

    pensamiento crtico capaz de entender y dominar las claves sociales, polticas,

    culturales, econmicas... y con la posibilidad de contribuir creativamente en la

    construccin de nuevos modelos sociales (Nieto, 1986: 15). Pero ya entonces fueron

    excepciones los medios que se forjaron bajo esta concepcin y que fueron capaces de

    anteponer estos intereses a los econmicos o a los meramente propagandsticos y

    cabra preguntarse ahora cuntos se ajustaran hoy en da a esta denicin.

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