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Minimalista y solidaria, la diseñadora de origen uruguayo posa en su atelier de Nueva York con diseños de su última colección.

Perteneciente a una de las familias más poderosas

de ESTADOS UNIDOS, confiesa: “Con mi firma

aprendí a seguir mi propia intuición y a no desviarme del mensaje

que quiero transmitir, que consiste en CREAR UNA MARCA de gran calidad

con un estilo definido, pero comprometida con el MEDIO AMBIENTE y los más necesitados”.

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MODA DE ÉLITEDos décadas, tres hijos y varias existosas aventuras empresariales separan a la joven que dejó su rancho en

Uruguay para convertirse en Gabriela Hearst, miembro de una de las familias más poderosas de Estados Unidos y una de las diseñadoras más aclamadas de la Gran Manzana. Minimalista, natural, muy solidaria; Gabriela

nos abre las puertas de su segunda casa: su atelier neoyorquino. Realización y texto: RODOLFO VERA CALDERÓN Fotógrafo: ANDREA SAVINI.

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“TODOS LOS DÍAS me repetía a mí misma: ‘¡Tienes que hacer

todo lo posible para que este proyecto funcione, porque, si

no, regresarás a URUGUAY y venderás ovejas y vacas!’”.

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Madre de TRES HIJOS, Gabriela no solamente está

completamente comprometida con

su trabajo como DISEÑADORA. Meses atrás viajó

a Kenia junto a la organización SAVE THE CHILDREN

para ayudar a frenar el hambre

en la zona de Turkana y decidió

donar las ventas de su línea de bolsos

para mejorar la vida de MÁS DE

DOS MILLONES de familias.

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Entre sus clientas se encuentran Meghan

Markle, Lauren Hutton, Laura Dern, Emma

Watson, Carmen Busquets y la atleta olímpica Gwen

Jorgensen. Los diseños de Hearst reflejan una perfecta mezcla de sastrería masculina (abrigos

estructurados, capas de inspiración militar) y

romanticismo femenino (faldas con pliegues de georgette, vestidos de

crespón de china, blusas de chifón). La diseñadora

(en la imagen de la izquierda) lleva un vestido

confeccionado con lana de su rancho de Uruguay.

Algunas de las prendas diseñadas por Gabriela están elaboradas con la

lana merina producida en su hacienda de Paysandú

(Uruguay), donde cría diez mil cabezas de oveja. “En

mi campo todo es orgánico y sostenible. He

querido traducir eso en mi ropa”, cuenta.

El pasado enero fue galardonada con el

prestigioso International Woolmark Prize, uno de los más importantes en el

mundo del diseño y que en el pasado ha sido

otorgado a grandes maestros de la moda como Karl Lagerfeld o Yves Saint

Laurent.

“Tengo UN PUNTO DE

HIPERACTIVIDAD. Me encanta mi trabajo,

me apasiona ir a la televisión, disfruto en una sesión de fotos y me siento una gran

privilegiada. Eso TE DA GANAS Y

FUERZAS”.

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Su nombre es hoy un referente obligado de la moda estadounidense. Desde que en 2007 lanzó Candela, su primera marca, ha caminado con paso firme en las pasarelas neoyorquinas. Y no podía ser de otra forma: Gabriela Hearst tiene un gusto exquisito y una visión particular del

diseño que la han hecho destacar desde un principio en uno de los escenarios más competitivos del mundo. Hoy triunfa con su segunda marca, a la que bautizó con su nombre y en la que ha volcado todo su amor por sus raíces uruguayas y su compromiso con la sostenibilidad del planeta. Su boda en el 2013 con el magnate Austin Hearst (nieto de William R. Hearst, uno de los iconos del periodismo del siglo XX y el personaje en el que se inspiró Orson Welles para dirigir Ciudadano Kane), fue todo un suceso en la alta sociedad neoyorquina. Madre de tres hijos, Gabriela hoy no solamente está completamente comprometida con su trabajo como diseñadora. Meses atrás viajó a Kenia junto a la organización Save the Children para ayudar a frenar el hambre en la zona de Turkana –aquí se encuentra una de las peores emergencias humanitarias desde la Segunda Guerra Mundial– y decidió donar las ventas de su línea de bolsos, entre la que se encuentra la deseada “Nina Bag”, para mejorar la vida de más de dos millones de familias. Comprometida con los más necesitados y de sólidas convicciones, Gabi –como la llaman sus íntimos–, nos recibe en su atelier de Manhattan.

“Es importante siempre intentar LUCHAR por lo

que uno más ama. De hecho, recuerdo que en mi primer día al frente de GABRIELA HEARST me enteré de que estaba embarazada de MI

HIJO JACK. Trabajé hasta el día antes de su nacimiento y tuve que regresar CUATRO

SEMANAS después”.

“Ahora que ya han pasado VARIOS AÑOS y que he heredado uno de los

campos de mi padre, me he enamorado de la VIDA RURAL, aunque en el

fondo estoy convencida de que haberme quedado en Nueva York fue lo mejor que

pude haber hecho”.

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En esta imagen, Eugenia con vestido, de Carolina Herrera; blazer, de Maison Margiela; botas, de Roger Vivier y anillos, de Suárez.

“Me gusta ver como PALOMO SPAIN se parece-

en cuanto a su teatralidad- a

los desfiles que hacía para JOHN

GALLIANO”.

-Gabi, ¿cómo fue tu llegada a NY?-Yo nací y crecí en Uruguay. La primera vez que vine a esta ciudad tenía dieciocho años, y recuerdo que desde que salí del aeropuerto quedé fascinada. Más tarde, en el año 2000, el padre de una amiga realizó una película en la ciudad y vine a trabajar durante un tiempo con él. Siempre pensé que estaría solamente un par de años, pero nunca más me fui. Es así como llevo ya más de un tercio de mi vida viviendo en Nueva York.-¿Cuándo decidiste dedicarte a la moda?-Sucedió mientras trabajaba como directora de ventas de un showroom, que fue donde conocí a las personas con las que me asocié para crear Candela, mi primera marca. Todos los días me repetía a mí misma: “¡Tienes que hacer todo lo posible para que este proyecto funcione, porque, si no, regresarás a Uruguay y venderás ovejas y vacas!”. Sin embargo, ahora que ya han pasado varios años y que he heredado uno de los campos de mi padre, me he enamorado de la vida rural, aunque en el fondo estoy convencida de que haberme quedado en Nueva York fue lo mejor que pude haber hecho, ya que necesitaba marcar mi propio camino.-¿Qué te ha enseñado tu firma?-Con Gabriela Hearst aprendí a seguir mi propia intuición y a no desviarme del mensaje que quiero transmitir, que consiste en crear una marca de gran calidad con un estilo definido, pero comprometida con el medio ambiente y los más necesitados. También me di cuenta de que, aunque la visión es enteramente mía, no podría haber logrado esto sin la colaboración y el trabajo creativo de mi equipo, que es fantástico y del que estoy muy orgullosa. -¿Cómo ha sido convertirte en una de las diseñadoras más destacadas?-Creo que lo he logrado gracias a la pasión, la dedicación, la generosidad y un inmenso esfuerzo. Nada se hace sin trabajo. Por eso es importante siempre intentar luchar por lo que uno más ama. De hecho, recuerdo que en mi primer día al frente de Gabriela Hearst me enteré de que estaba embarazada de mi hijo Jack. Trabajé hasta el día antes de su nacimiento y tuve que regresar cuatro semanas después. Creo que nunca desconecté del todo, pero, como mi marca es un sueño hecho realidad, cada vez que me siento cansada, me recuerdo a mí misma lo afortunada que soy.

Su atelier lo decoran imágenes del fotógrafo Leigh Johnson y piezas del escultor uruguayo Joaquín Torres García.

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