pierre de coubertin

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1 Comité Olímpico Colombiano Academia Olímpica Colombiana Sesquicentenario del natalicio del Barón Pierre de Coubertin, “Vida y obra del Barón Pierre de Coubertin en el marco de la convivencia y la paz en la competencia deportiva”. Por: Carlos Eduardo Villegas Estrada Asesor de Dirección - COLDEPORTES El presente artículo es producto de un trabajo de investigación para el cual se utilizó como fuente principal el libro “Coubertin´s writings on Olympism”, cuya traducción del francés al inglés, editada por el Comité Olímpico Internacional, fue una iniciativa de Geoffroy de Nevecelle, sobrino nieto del Barón Pierre de Coubertin, quien posee todos los derechos de la obra de Coubertin. En el prefacio del libro de 862 páginas, Juan Antonio Samaranch se refiere a esta obra como “una notable contribución a la educación Olímpica y al fortalecimiento del papel del Comité Olímpico Internacional como guardián del legado de Pierre de Coubertin”. Otras fuentes son mencionadas en el documento. Antes de tratar el tema que se nos ha encomendado, el de convivencia y paz en la vida del Pierre de Coubertin, quisiera, como admirador del Barón, resaltar algunos aspectos de su vida, quizás menos conocidos: Para muchos, Pierre de Coubertin es reconocido como el instaurador de los Juegos Olímpicos de la era moderna; pero como el propio Coubertin lo señaló en un fragmento de sus memorias, que tituló "La sinfonía inconclusa" el Olimpismo es tan sólo la mitad de sus objetivos en la vida, siendo la reforma educativa en Francia la otra mitad. Para el escritor británico David Miller, Coubertin, era un educador, un sociólogo, un intelectual, un filósofo; pero sobre todo, “era un líder moral”, no era un político, era un liberal adelantado a su tiempo con un agudo sentido de la historia y una gran visión del futuro. 1 El propio Coubertin describiéndose en una charla en el Politécnico de Zúrich en noviembre de 1935 comentaba: “Cada ser humano hace parte de la gran orquesta de la humanidad; muchos de nosotros, debemos admitirlo, interpretamos un papel menor; no todos son capaces de acoplarse, algunos ni siquiera encuentran su lugar en la orquesta. Unos pocos son favorecidos con la oportunidad de componer sus propias piezas; más raro aún, son aquellos que tienen el privilegio de oírse interpretándose a sí mismos”; yo sé que la gente me considera de este último grupo, concluyó Coubertin. Se estima que la producción literaria de Pierre de Coubertin está compuesta por más de 15.000 hojas impresas que incluyen 30 libros y cerca de 1.300 artículos, una producción notable teniendo en cuenta que 1 (Miller, 2008)

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Homenaje al baron Pierre de Coubertin en el sesquicentenario de su natalicio

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Page 1: Pierre de Coubertin

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Comité Olímpico Colombiano Academia Olímpica Colombiana

Sesquicentenario del natalicio del Barón Pierre de Coubertin, “Vida y obra del Barón Pierre de Coubertin en el marco de la convivencia y la paz en la competencia deportiva”.

Por: Carlos Eduardo Villegas Estrada Asesor de Dirección - COLDEPORTES

El presente artículo es producto de un trabajo de investigación para el cual se utilizó

como fuente principal el libro “Coubertin´s writings on Olympism”, cuya traducción del

francés al inglés, editada por el Comité Olímpico Internacional, fue una iniciativa de

Geoffroy de Nevecelle, sobrino nieto del Barón Pierre de Coubertin, quien posee todos

los derechos de la obra de Coubertin. En el prefacio del libro de 862 páginas, Juan

Antonio Samaranch se refiere a esta obra como “una notable contribución a la

educación Olímpica y al fortalecimiento del papel del Comité Olímpico Internacional

como guardián del legado de Pierre de Coubertin”. Otras fuentes son mencionadas en

el documento.

Antes de tratar el tema que se nos ha encomendado, el de convivencia y paz en la vida del Pierre de Coubertin, quisiera, como admirador del

Barón, resaltar algunos aspectos de su vida, quizás menos conocidos:

Para muchos, Pierre de Coubertin es reconocido como el instaurador de

los Juegos Olímpicos de la era moderna; pero como el propio Coubertin lo señaló en un fragmento de sus memorias, que tituló "La sinfonía

inconclusa" el Olimpismo es tan sólo la mitad de sus objetivos en la vida, siendo la reforma educativa en Francia la otra mitad.

Para el escritor británico David Miller, Coubertin, era un educador, un sociólogo, un intelectual, un filósofo; pero sobre todo, “era un líder

moral”, no era un político, era un liberal adelantado a su tiempo con un agudo sentido de la historia y una gran visión del futuro.1

El propio Coubertin describiéndose en una charla en el Politécnico de Zúrich en noviembre de 1935 comentaba: “Cada ser humano hace parte

de la gran orquesta de la humanidad; muchos de nosotros, debemos

admitirlo, interpretamos un papel menor; no todos son capaces de acoplarse, algunos ni siquiera encuentran su lugar en la orquesta. Unos

pocos son favorecidos con la oportunidad de componer sus propias piezas; más raro aún, son aquellos que tienen el privilegio de oírse

interpretándose a sí mismos”; yo sé que la gente me considera de este último grupo, concluyó Coubertin.

Se estima que la producción literaria de Pierre de Coubertin está compuesta por más de 15.000 hojas impresas que incluyen 30 libros y

cerca de 1.300 artículos, una producción notable teniendo en cuenta que

1 (Miller, 2008)

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no contaba con los medios tecnológicos de hoy a cuyo desarrollo tanto han contribuido los Juegos Olímpicos.

Pierre de Coubertin también era un artista, además de sus habilidades manuales, heredadas de su Padre, dedicaba tiempo a la pintura y al

dibujo. Y por supuesto, era un gran deportista, destacándose en natación, equitación, remo, tenis, boxeo y esgrima.

Entrando en materia, no podríamos hablar de Convivencia y Paz en la

competencia deportiva, sin remitirnos al año 776 A.C. cuando los Reyes Ifito de Elida, Licurgo de Esparta y Cleóstenes de Pisa, guiados por los

dioses, acordaron una tregua a las constantes guerras entre las Ciudades-Estado rivales, para realizar, en Olimpia, los primeros Juegos

Olímpicos de la antigüedad; tregua que sería respetada cada cuatrienio durante 1.200 ininterrumpidos años.

Justamente, en 1992 el Comité Olímpico Internacional retomó la iniciativa de revivir el concepto de la Tregua Olímpica para promover el

cese de hostilidades entre naciones durante la realización de los Juegos Olímpicos. En 1993 se suscribió, por 121 países una resolución

observando la tregua, lo que marcaria un hito en la historia del Olimpismo moderno; entendiendo que, si bien el deporte por sí sólo no

logrará la paz, si podrá inspirarla.

Desde entonces, significativos logros en materia de convivencia y paz se

han alcanzado con ocasión de los Juegos Olímpicos:

En los juegos de la XVII Olimpiada en Sídney 2000, las delegaciones de Corea del Norte y Corea del Sur desfilaron bajo la bandera de la

península coreana, unidas bajo el poder del Olimpismo;

El Lilliehammer, Noruega, durante los juegos de invierno de 1994,

proclamado por las Naciones Unidas como el año internacional del deporte y el ideal olímpico, se permitió la participación de atletas de la

antigua República de Yugoslavia, mientras una delegación conjunta del COI y la ONU visitó a Sarajevo, sede de los Juegos de 1984 para

solidarizarse con el pueblo y brindar ayuda humanitaria a los niños víctimas del conflicto.

En 2004, Atenas, sede de los primeros juegos de la era moderna, fue testigo de la participación de Afganistán e Iraq, dos países en pleno

conflicto, nuevamente unidos por el poder del deporte.

Pero para mí, sin embargo, el mayor ejemplo de convivencia y paz lo

protagonizaron Jesse Owens y Ludwin Long durante los Juegos

Olímpicos de Berlín en 1936, tras la victoria de Owens en la prueba de salto largo, que originó la salida del estadio de Adolf Hitler,

desconociendo el logro del atleta norteamericano de raza negra. La camaradería entre los dos atletas dejó en evidencia que el deporte está

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por encima de cualquier conflicto ideológico y político.

La convivencia y la paz, fueron temas recurrentes en la vida y obra de

Pierre Coubertin; veamos algunos ejemplos:2

En 1889, en el marco del Congreso de la Liga de la Paz, celebrado en

París, Coubertin criticó el modelo de resolución de disputas en la escuela primaria francesa, basado en el arbitramento. En cambio, Coubertin

explicó como el deporte podría contribuir, y utilizó el boxeo como

ejemplo, manifestando que: “unos pocos puños y patadas pueden ser necesarios en el colegio; los profesores no tienen que aprobarlo, pero si

son inteligentes, deben comprender cuando es prudente ignorarlos… y continua diciendo “este tipo de combate, que no tiene nada que ver con

grandes armamentos, genera una paz mucho mas duradera y sólida, y si se maneja con buen juicio, contribuye a forjar el carácter de los

jóvenes”. Justamente los Ingleses llaman a los guantes de boxeo “los precursores de la paz”, concluye Coubertin.

En noviembre de 1892, en el marco de un foro público sobre el deporte moderno, celebrado en la Universidad de la Sorbona en Paris, Coubertin

propone por primera vez, sin éxito, la restauración de los Juegos Olímpicos, con la idea, entre otras, de buscar la paz entre las naciones.

Justamente, en sus primeros escritos, Coubertin se refería a los encuentros deportivos internacionales como “el libre intercambio del

futuro” visualizando la participación de los atletas como “embajadores

de paz”. Para Coubertin, estas ideas de paz, estaban asociadas con la misión ética que tendría que liderar la educación, uno de los pilares del

Movimiento Olímpico, reflejados, hoy en día, en su misión de poner el deporte al servicio de la humanidad como medio para para promover la

paz.

El 24 de febrero de 1918, en un discurso pronunciado al Club Griego

Liberal de Lausana, Coubertin refiriéndose a la tragedia de la guerra, explica como el deporte puede hacer algo mas por nosotros, si lo

dejamos actuar: "El deporte podrá mañana salvaguardar el bien esencial de la paz social, sin la cual una durable reconstrucción no sería posible;

tenemos que restaurar el gimnasio municipal de la antigua Grecia y éste nos brindará la paz social”. Coubertin tenía la idea de que a través de

centros comunales deportivos inspirados en el gimnasio Griego se podría restaurar la unidad de cuerpo y mente en cuyo balance estaría la base

de una paz social para todos.

El 23 de junio de 1934, en uno de sus últimos escritos, Pierre de Coubertin envía un mensaje a los jóvenes de Norteamérica con motivo

de la celebración del cuadragésimo aniversario de la restauración de los Juegos Olímpicos en uno de cuyos apartes señala que la relación entre

2 (International Olympic Committee, 2000)

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la reforma educativa y la paz entre naciones y entre individuos es muy estrecha.

Ahora permítanme citar al Presidente del Comité Olímpico Internacional, Jacques Rogge en su discurso inaugural del XIII Congreso Olímpico

celebrado en 2009 en Copenhague:3

“Imagínense por un momento, cómo reaccionaría Pierre de Coubertin si

pudiera ver en lo que se ha convertido su creación:

El estaría, sin duda, muy orgulloso, de que su visión de un movimiento global se ha convertido en una realidad, con 205 Comités Olímpicos y

muchas Federaciones Internacionales actuando en los cinco continentes.

Estaría encantado de que los valores que más apreciaba -juego limpio,

respeto, amistad y excelencia- siguen siendo la prioridad del movimiento que fundó.

Estaría sorprendido de que más de 4 billones de personas tienen la oportunidad de experimentar, casi instantáneamente, a través de

diversos canales de los medios de comunicación, la emoción, la pasión y la magia de los Juegos.

Estaría satisfecho de que el Movimiento reposa sobre una sólida base financiera que puede, incluso, soportar una recesión económica mundial

y que permite a ricos y pobres reunirse y compartir valores comunes.

Estaría tranquilo de que compartimos su desprecio por los tramposos y

que estamos trabajando duro para erradicar el dopaje, la corrupción y el

arreglo de partidos.

Estaría muy satisfecho de que nos seguimos enfocando en la juventud;

al respecto, seguiría afligido por el problema de la inactividad de los jóvenes que él anticipó hace más de un siglo; pero estaría tranquilo de

saber que estamos haciendo mucho al respecto.

Estaría entusiasmado de saber sobre nuestros planes para los primeros

Juegos Olímpicos Juveniles el próximo año. Definitivamente estaría de acuerdo con que la parte educativa de estos juegos es la más

importante.

Finalmente, estaría muy sorprendido de que, está cerca el día en que

50% de los atletas en los Juegos Olímpicos serán mujeres.

Trasladándonos a Colombia, estoy seguro que Coubertin también estaría

orgulloso de lo que Coldeportes, como máximo ente rector del deporte, fiel a los postulados del Barón, está haciendo a través de Programas

tales como el de Convivencia y Paz; un programa de carácter

presidencial, con un enfoque estratégico que obedece, además a los

3 (Comité Olímpico Colombiano, 2009)

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lineamientos del Plan Decenal de Deporte 2009 – 2019. Un programa que busca prevenir y mitigar los riesgos y amenazas a los que está

expuesta la niñez en situación de vulnerabilidad en más de 40 municipios en Colombia. Hoy en día, gracias al programa, miles de niños

colombianos son multiplicadores de convivencia y paz en sus territorios y le han dicho no a la violencia y a la ilegalidad.

Permítanme finalizar con la siguiente anécdota que describe el

compromiso del Barón Pierre de Coubertin con la paz:

En los Juegos Olímpicos de Estocolmo de 1912, se introdujo, por

iniciativa de Coubertin las Competencias Artísticas; la medalla de oro en la categoría de literatura, le correspondió a la obra “Oda al Deporte”

compuesta por los señores Hohrod y Eschbach. En su novena y última parte hace referencia a la paz así:

¡Oh, deporte, eres la Paz! Estableces buenos contactos entre los pueblos, acercándolos con el culto a la fuerza

controlada, organizada y maestra de sí misma.

Por ti aprende a respetarse la juventud universal y así la

diversidad de las cualidades nacionales se transforman en fuente de generosa y pacífica emulación.

Con el tiempo se descubrió que el autor y ganador del concurso de literatura, había sido el propio Coubertin quien había participado usando

un seudónimo inspirado en los nombres de dos vías que conducían a la

villa donde habitaba la familia de su esposa Marie.

BIBLIOGRAFIA:

Comité Olímpico Colombiano. (2009). Recomendaciones del XIII Congreso Olímpico. (C. Villegas E., Ed., & C. Villegas E., Trad.) Bogotá.

International Olympic Committee. (2000). Pierre de Coubertin 1863-1937. (N. Muller, Ed., & W. H. Skinner, Trad.) Lausanne, Switzerland:

International Olympic Committee.

Miller, D. (2008). The Official History of the Olympic Games and the IOC: Athens to Beijing, 1894–2008. Great Britain: Mainstream Publishing.