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Verdad # 1: El triángulo del dolorÉxodo 1:1-14Pasaje clave: Pero cuanto más los oprimían, tanto más se multiplicaban y crecían, de manera que los egipcios temían a los hijos de Israel.Texto de apoyo: Salmo 40:17

ESTE ES EL CONTEXTO DEL RELATO

Qué piensas si te digo que Dios puede usar las más hostiles condiciones para incomodarte de tal manera que se despierte en ti un profundo interés por buscarlo y salir de tu zona de confort. Te lo explicaré. El libro del éxodo es un continuo llamado a la libertad. Cada relato apunta a una nueva oportunidad para “hallar” al Dios de amor que todos queremos conocer. Los relatos de este maravilloso libro son un himno al Dios que libera y salva; que aunque para muchos pareciera estar oculto, la Biblia insiste es demostrar que en realidad nos ama, se interesa por nosotros y su deseo es que vivamos en libertad plena.

Hagamos un repaso. Todas las personas que le nacieron a Jacob fueron setenta. Luego muere Jacob, José, sus hermanos y todos aquellos que eran parte de esa generación. Sin embargo, los hijos de Israel, viviendo en Egipto, fructi�caron y se multiplicaron. Fueron tantos, que la prosperidad de aquella nación dependía del ejercicio de sus labores. De�nitivamente se hicieron indispensables en el progre-so de la nación. Fue entonces cuando un nuevo rey que no conocía a José, decidió oprimirlos, tratarlos con dureza y amargar su vida con duros y exigentes trabajos.

ASÍ SE RELACIONA EL RELATO CON NOSOTROS¿Quién no ha experimentado la opresión, la dureza debido a las difíciles circunstancias que nos golpean, o la amargura? La Biblia es hermosa por muchas razones, entre otras, porque es tan humana como nosotros. Ella no tiene reparo en mostrar a un pueblo afectado en su humanidad, que sufre y vive grandes crisis, pero a la vez, que Dios cuida y levanta con gran poder. Eso es maravilloso.

Volvamos al punto. Todos podemos encontrarnos en algún momento, dentro del “triángulo del dolor”. Por diversas razones podríamos llegar al centro de una profunda crisis capaz de robar todo nuestro aliento; y aun, cuando la crisis no nos afectara directamente, sino que alcanza a quienes amamos, por el simple hecho de ver a alguno de los nuestros viviendo bajo esa condición, experimentaremos gran dolor.

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ESTE ES EL PUNTODios, no ignora nuestro dolor. Él nos observa con cuidado en medio de nuestras luchas. Él nos abraza desde el lugar del sufrimiento y nos hace saber que tiene un plan. Cuando nos alcanza la opresión causada por un mal presentimiento, una deuda, una amenaza que despierta esa sensación abrumadora de incertidumbre e inseguridad, Él entonces es toda nuestra con�anza. Cuando las circunstancias se hacen difíciles y no hallamos más que dureza en el trato con otros o pareciera que todo conspira para probar nuestra paciencia, Dios entonces se convierte en nuestro mejor amigo ofreciéndonos su �el compañía. Pero cuando la amargura, por causa de una frustración captura el corazón, Dios entonces nos recuerda que Él es todo lo que necesitamos para ser felices.

El “triangulo del dolor” tiene tres equinas: la opresión, la dureza y la amargura. Podrías estar experimentando alguna de ellas, o tal vez, todas. Lo cierto es que Dios es �el para ayudarnos a enfrentarlas.

1. ¿Cómo enfrentar la opresión? Frente a la opresión siempre tendrás dos opciones. La primera es adaptarte a ella. La segunda es vencerla. El pueblo de Israel se acomodó a la prisión de la costumbre. Por tal razón, Dios diseñó un plan para librarlos de ella. Dios usó al mismísimo rey de Egipto para despertar en el pueblo de Israel un clamor por su libertad; Egipto no era su lugar, ellos debían salir, pero era necesario que sintieran profunda incomodidad. A decir verdad, nadie saldrá del lugar donde está si no despierta ante la inconformidad y experimenta la necesidad de avanzar.

Las circunstancias difíciles o los traumas permiten desarrollar recursos que están escondidos o simplemente desconocemos. A esto los psicólogos le llaman resiliencia que se de�ne como la capacidad que tiene una persona o un grupo de recuperarse frente a la adversidad para seguir proyectando el futuro. Guarda esto en tu corazón: Dios permitirá en muchas ocasiones que la opresión nos alcance; pero descansa, detrás de una mano que oprime, hay una mucho más grade que liberta, esa es la mano de Dios. 2. ¿Cómo enfrentar la dureza? La dureza nos hace débiles o nos fortalece. Escucho personas decir: “es que la vida se ha portado dura conmigo, realmente ha sido injusta con nosotros”. Este tipo de personas se sienten víctimas y creen que son incapaces de hacer casi cualquier cosa. Sienten que todas las puertas están cerradas para ellos y su mentalidad de derrota se percibe en su forma de hablar y actuar. Israel vivió en carne propia la dureza de un gobierno, de líderes y jefes. Sin embargo, cuanto más se les imponían cargas, ellos más resultados daban.

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Para muchos, la ausencia de un padre o una madre ha hecho que se dobleguen ante las circunstancias. Sienten que no pueden enfrentar ningún tipo de responsabilidad, el hecho de no haber tenido a su lado un modelo de autoridad les causa pavor. Fracasan en su matrimonio y el culpable es una madre o un padre muerto. Otros, le atribuyen a la escases económica que experimentaron siendo niños, la razón de todas sus desgracias. Otros piensan: “mi vida hubiera sido diferente si tan solo hubiese nacido en otro país”. La dureza que experimentas debe provocar un deseo de éxito, en vez de una actitud de fracaso.

3. ¿Cómo enfrentar la amargura? La amargura es una red que envuelve las emociones y reduce cualquier tipo de privilegio a un desalentador sentimiento de profunda tristeza y desdicha. Ciertamente es un sentimiento genuino y natural entre los humanos, pero la Biblia nos exhorta a evitarlo. La amargura “bloquea” todo camino a la felicidad, pues aunque existieran razones para disfrutar y ser felices, ella nos impide hacerlo. Es como una especie de anteojos lo su�cientemente oscuros como para no ver con claridad el paisaje de la gracia de Dios.

Cualquiera que tenga una raíz de amargura en su corazón luchará por ser feliz, sin embargo, no lo logrará a menos que se haga consciente del daño que ella produce y decida enfrentar su origen. Ahora bien, la amargura no solo afecta a quien la padece, sino también a los que están a su alrededor. La razón de la amargura del pueblo de Israel era la explotación laboral. Hoy, este mal continúa tan vivo como al principio. La gente llega a su casa trastornada porque se siente explotada, o cada vez que recibe el salario cae en el mismo estado de tristeza porque sus ingresos no alcanzan para cubrir sus gastos. La amargura se vence con la ayuda del Espíritu Santo pero se evita con la continua gratitud a Dios por todo y en todo.

TU DESAFÍO¿Estás oprimido? Piensa a donde Dios te quiere llevar. La opresión es una manera de incomodarte para que salgas del lugar donde te encuentras. Toda circunstancia hostil por dura que sea, te ofrece la oportunidad de ser más fuerte. Tú eliges si ella te fortalece o debilita. Jesús ganó por ti en la cruz el gozo ¿por qué has de renunciar a él? Si lo deseas, entonces agradece a Dios por todo lo que ha hecho por ti.

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