pleno filo . juan rodriguez

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En pugna Inquieta la desolación de esta página que una mano navega con impaciencia verbal y lentitudes de fuego. Empeño impredecible -probablemente hacia la nada-. La mano sufre, navega, suda. Inquieta la desolación de esta página. Sufre, navega, suda... La mano destapa aquel universo que daban por perdido.

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Poesía Rosarina

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En movimiento

En pugna

Inquieta la desolacin de esta pgina

que una mano navega

con impaciencia verbal

y lentitudes de fuego.

Empeo impredecible

-probablemente

hacia la nada-.

La mano sufre,

navega, suda. Inquieta

la desolacin

de esta pgina.

Sufre, navega, suda...

La mano destapa aquel universo

que daban por perdido.

En consecuencia

Los rotos bolsillos poblndose

de poemas a punto de ser

y desatarse tu nombre.

Andan otras memorias.

Otro tiempo sentido.

Una trama de intemperies.

Otro ir desapercibido

de eternidad en eternidad...

En movimiento

Otras blancuras estremecindose

sobre esta pgina.

La puerta que entreabre su ceguera.

Este vaso orillando una mesa insomne

puede terminar en arma

tranquilamente

sin suspiro de por medio.

Tambin la voz devuelta

ansiando rendijas donde aparecer.

Redobla su apuesta

la impredecible birome.

Cuerpo sudando por ser,

se resuelve, se desata...

Ya no me conozco.

Sin pedir permiso

Luminosa anomala

un poema cuando escucha. Transido de voces

respiraciones annimas

caras que deambulan olvidadas

da cuenta de un fulgor donde poblar el instante.

Lo extraa

vivifica

poema hasta lo inesperado.

A paso de hombre

En cada ir

respira cierto color

inhallable

que derraman los encuentros.

Una luz

como si luchara

adentro y afuera...

Esperndonos ah.

Leonardo Favio

Confiar un silbido con la mirada.

Lucir el fuego ms insumiso.

Gozar en contradiccin con el mundo.

Apenas despedirse por las dudas.

Veinticuatro horas para comenzar.

Cada deseo

encubre a un lobo rondando los campos.

Que an es cancin

Debe haber

(tiene que haber)

el paso que suspende

cada punto

Violento brillo gritando

al filo de tu mirada

por fulminarme

Esos dolores dulces

Diste el portazo final echndome en cara

que nunca dije te quiero.

A los ponchazos

espero tu vuelta

con paciencia de preso.

Una cosa es decir

y otra cosa querer.

Mas nao tem nada

Abre los ojos

en secreto

una voz

recin vuelta

de maana

En secreto

meloda

Entre reflujos y flujos

Calles hasta que estallan de pasos.

Grito donde una cruz enmudece.

Por lo pronto lo que vemos

arrimarse sin retorno

como si estuviese a punto.

Metfora insumisa

que no se deja.

Sobre inquietantes lentitudes

Cuerpos en pleno filo pierden la paciencia.

El aire se desvanece sin sosiego.

Lo inesperado sucede

apenas visible. Deshace mi nombre

esta calle que anochece al caminarme

y empieza nuevamente una vez y otra

cuando la luz de un fsforo.

Entreluz

Un poema pone el cuerpo.

Se adentra y afuera.

Poema hasta encontrarte

quin sabe dnde

en el momento justo.

Siempre est por ser

por venir.

Sobre cielos y dems precipicios

Hay algo en estos movimientos invisibles

que el tiempo no alcanza a trabajar.

Alguien reaparece y se nombra

donde fulgen los cuerpos abrazados al fin

al minuto que se rompe en silencio.

Trueno con la menor cantidad

de adjetivos posibles...

Cuando lo intraducible

Puede llegar a derrumbarte

un solo sonido

al dejarse ver.

Tramaste slabas mrgenes

para abrir la boca del papel.

Imagen llagalenguas

palpndote el corazn.

La pgina inadvertida

Alguien se pregunta

siglos de batalla

viajando por su sangre.

Hay un espejo donde fuimos

otra mirada.

Rota luz que titila

implacablemente...

El nudo

Llegar se hace lejos.

Tenete presente.

Vientos contrarios

donde la calma

parece pero no.

Nombrarte abisma

en voz baja.

Sin ir ms lejos

Esta ventana ya no alcanza.

Ganar la calle, perderse.

Caminarse a paso insumiso.

Ningn alma cay

acribillada a palabras

por ahora.

En cualquier momento amanece.

A plena luz

Pasos annimos atraviesan el umbral

y desanudan otra caminata

entre soledades parecidas

donde habita la ciudad

que es bella y duele.

Cada calle es una cicatriz

en su rostro desposedo.

Cicatriz en el espejo

Tapndose los ojos con una mano

la inocencia grita frente a lo cometido.

Una trama de fulgores que invitan a pasar.

El goce de unos rboles

mudndose de imagen.

Dios no conoce

quizs

La imagen detenindose

Parecieran lmparas

titilando

en disonante movimiento

sinfn de tanta intemperie

caminndonos

El atrevimiento

Ni bien la pualada de un poema

abra aquel misterio impostergable

manos heridas bullirn al revolver

el cajn de voces levantndose

como un viento que arremolina

palabras recin afiladas.

Hay mucho horizonte por palpar.

Por ah

Cunta belleza conspirando

donde no se la esperaba.

Cunto cuco irresoluto

anduvo mi soledad esta palabra.

Piel de gallina.

Donde la sed

Que se arrime el milagro

por fin y entreabra

las piernas de esos ojos

que lloraron demasiado.

Que titile con furia

sondose cuerpos...

Ah te quiero ver.

Tardecita

Los pasos destejindose la rutina de continuar

que cant desde las venas Javier Martnez.

Se preguntan si estn vivos (si estn realmente vivos).

Luchan por sentirse vivos

(realmente vivos)

aunque quiz no lo sepan. Yo s apenas el disparo

de una mirada donde fui.

Arrullo

Sol que apunta con su luz recin afilada.

El da ni siquiera peg el estirn

y como todo nene

comete sus primeras crueldades.

Este poema me abandona.

Un extrao ro contina

ocurrindome en las venas.

Siendo

Camino por camino

el cuerpo orilla

horizontes que le hacen seas.

Es una ruina

en movimiento

de otros horizontes derrumbados;

extraa unidad

de todos ellos

caminando hasta volverse tierra.

Una secuencia

La frase no tiene tiempo y se esconde

en otra boca. Lleva un pasado

para terminar. Alla su retorno

desde el barro de la nada

(materia sin fin). Lento rayo

la frase pugnando de boca en boca

nombre a nombre

un pasado por delante.

Una aproximacin

Al solitario lo toman por sorpresa

esas llaves en su mano

para abrir la puerta sin umbral de aquel decir

que se le empieza a impacientar

despus de tantos escondites.

Canta y se amalgama a la historia de otra voz

poblando su insomnio de extraas ausencias

que ni siquiera ante el brillo

del silencio ms filoso

atrevi a nombrarse.

Todo lo que le brota son retazos de infinito...

La noche es lenta manta para el solitario

reinventndose en los brazos de otra voz.

As se suea Dios, de vez en cuando.

Una cancin

Las manos de mi voz

urden y traman hilo por hilo

como quien aprende una pena.

No todo est dicho.

Que el viento hable por m.

Un registro

Entre eclcticos ambulares

ruidos de una obra en construccin

cayendo como un obrero ms

miradas tejiendo cruces

y distancias insalvables

carcajadas de universitarias ardientes

que vuelven cada vez menos a sus pueblos

guiadas de charcos

a nubes detenindose

con dolorosa ternura

nenes al pie del semforo

batallndose el plato malabar tras malabar

y tarjetita por tarjetita

En esa trama de voces

nombrndose el da a da

escribiendo en el viento

preguntas no perecederas

el poema desata su secreto chiflido

que me trae hasta este puado de palabras

calles con ventanas tan abiertas

como los ojos del extraviado.

Un destello

A vos tambin te detuvo

una frase. Demasiado vivir

adentro de una alegora.

Nadie se dice porque s. Nadie.

De repente, a pique, en pie, por fin...

Cuerpo de nombres inagotables

donde respira mi cancin.

Un escozor

De repente tras de repente

las habilidades del da

parecen un redondo desorden

inescrupulosamente premeditado.

Una sombra camina y su silbido

es el hilo de una luz que alguna vez escribir

hasta ver su propia cara.

De repente

como canto de ambulante trashumando la plaza

o tarascn de cuzquito longevo

en plena hazaa al soarse lobo

o bullir de colectivo cuando frena

hecho ballena que no duerme

o diminuta mano sucia

esperando con cara de hambre

la cada de esa moneda

que pesa igual al sol en su palma

De repente como pualada sutil

de una mirada de mujer que trae

todos los aires de terrible belleza

habidos y por haber

o cada ademn del corazn

o cada beso donde fui...

Todo sucede como un gran de repente

que ni bien aparece va yndose

y nunca termina del todo.

Arrinconada, una sombra

ve refucilos en su voz

por alumbrarle la cara.

El da se le muere en los brazos

dicindole al odo

su ltimo viento.

Las veinticuatro

El zumbido de una luz

y abrs mis ojos

hasta hacerme humo...

Los dos

Abrir el juego

desvelarlo.

Cada una

de tus bocas danza.

Los cuerpos viajndose

cielo abajo.

Tu amor desquicia.

Trama y urdido

Agona por agona

me recobro, apenas estoy siendo

tu ausencia no perecedera

Animal de hbito

En la arena del da a da de este da

las horas de cada hora me suceden

a un centmetro del alma

Fuera de tiempo

Escribo con tu voz en mi mano.

Intil pretender decirnos nada.

Con tu voz en mi mano te desnudo.

Tejemaneje

Umbral sin puerta aquel agujero

el agujero

ms agujero de todos.

El despierto ya sin borde

por tiempo indefinido.

Flor de labios

todo lo que tiene para parir.

Brbaro

Ninguna novedad. Apenas el ritmo incierto

de unos cuerpos bucendose la soledad,

hiperquinticos pjaros

toman por asalto un paraso,

esa lgrima secreta puteando a Dios

por el gol merecido y sin hacer

despus de tanto soarlo y soarlo...

Cada domingo

es un atardecer sin piedad

las veinticuatro horas.

Llueve y es un beso

para nada inocente

del cielo que todava

no sabe hablar.

Mil

La soante atraviesa

mil patios anochecidos.

Alguna vez fue

cierto nombre de su madre

para defenderse del mundo.

Despus vinieron

el da a da de vaco en vaco,

desamparos en seguidilla,

un cabalgar inexpugnables abismos...

Recobr

aquella luz que no se conoca

donde parir su propio nombre.

Mientras la noche contina

trazndole mil noches en una sola,

la soante arremolina

mil patios de su cuerpo

y estos pasos huyen

sin retorno tras ella

para deshacerse

en un puado infinito de besos

donde nos vemos por fin otra vez.

Dicho sea de paso

Haber sido consecuencia finita

de una pulsin de amor.

Saberse breve sombra

camino por camino,

contradiccin tras contradiccin.

Poema siempre a mano

(afilado por las dudas).

Ruidos molestos

Mudanza de cicatriz a cicatriz.

Abismarse duele en voz baja.

Fluyen quietudes inagotables

apenas termina lo que se daba.

Volver con otra cicatriz, otro viento.

Cancin sin dormir, penando

ausencias de una mujer.

Da a da

Manos paridas en el barro.

Cada callo de sus voces

dice mucho ms que ciertas bocas.

Sus das no transcurren: se amasan.

En las pginas del viento

un horizonte inadvertido

abriendo los ojos.

Por levantarse viento

Esta fe insumisa que adentro hoy

se debe a nada donde me nombro-

Este poema

trazndose

apenas es la sombra

de estos pasos

Ya no son mos

Humilde entender

Cuando la ms inesperada

se derrita sobre un reloj

y esta lluvia ascienda por las dudas

vivir va ser

Nada de otro mundo.

Guios y maas

No tens ms alas que tus brazos

poetita que vuela en secreto

donde el barro se subleva.

La fiebre

El da tornndote

necesidad

calles

donde el pie

se hunde.

Te quiero

porque no me pertenecs.

El tonito

Decimocuarto da

que alla desde el almanaque.

Habr que salir

a buscarse una sombra.

Los cuerpos juegan

a no jugarse.

El viento se nos parece.

Pgina traspgina

Las puertas

heridas

entreabiertas

te llaman a los gritos

desde el pasado

que nunca

nunca pega un ojo.

Bordes y suspensiones

Miro tu voz

entrando por las ventanas de este poema

que escribe una sombra.

La espiral

Qu fueron esos fulgores

extraos contra un rincn?

Tantas veces

uno se cruza a s mismo

en sitios inesperados.

Me par

cuando la tormenta.

El aire enrarecido

Florecen peligros.

El sol en la nuca.

Nunca faltan cicatrices

que se dejen farfullar.

Por hilos el instante

baja como un libro

donde estrellarse.

Lista de omisiones

Silencio recin cado desde una boca

encantando cada desierto de esta mesa.

Despliegue de escaleras en pleno patio.

Se asoman, bajan y suben mil almas que fui

buscando parte por parte para reunirme.

Fantasmas apenas

contenindose la carcajada.

Fragor de los hechos

Pero rengueando y todo

la Ilusin camin sus Tres Esquinas.

Mejor callate y escrib.

No te diste cuenta, amiguito,

que ahora sos ms otro que cualquiera?

Pero rengueando y todo

la Ilusin camin sus Tres Esquinas.

Hora libre

Reapariciones. Inquietantes lentitudes

entre tanta batallita mental.

Birome en cuyo trazo

un mar de afueras abre los ojos

mientras al ser lo tengo inverosmil

disparndome slabas

en las entraas del eterno olvido.

La ida

Manojo de luces

al entreabrirse.

Ojos de nadie

sin tiempo que moler.

Florecen intactos

laberintos

que invitan a perderse.

El hilo menos pensado

La impureza hace bella

aquella cancin...

Mutilado charco

devorndose al cielo.

Nunca se vio un viento as.

Somos impuros

y eso nos hace buenos.

Las insolencias

Baile de heridas

que le enjaulan el cuerpo.

Animal

en el fragor de un contraataque

descomunal y relmpago.

Nada inocente hay en su vctima.

Huele a maana por fin.

Los malentendidos

Pura ruina rejuntada

lleva la nube de tu sien.

El cielo ms brusco

le alfombra rengueras.

Siempre detrs de luces

citas

vos.

Sana costumbre

Tambin el cielo

es otro precipicio

insomne

Dara los ojos

Sin sombra, nombre ni pureza

fui palabra cayendo

hasta que tu boca

Quin te dice

Y as de a poco fue subiendo

a los suelos esa quimera

con la sensatez de un peligro

Lares

Cuerpos en su vrtigo de ser cuerpo

sabindose nada, ceniza por dar, camino...

Poblndose de nombres propios y extraos

que tiempo adentro se murmuran de todo.

Desanudndose cada punto suspensivo.

Aprendindose sombra, sus ritmos, desnudeces.

Pasos a punto de ser.

Bolacero

Es intil. Tu soledad pasa

por un momento histrico.

Y vos ah: escribiendo

(como si no lloviera).

Me hacs acordar al gallo

que afil su madrugada

y comenz una tristeza.

Duelo

Creo verte en cada espalda lejana.

Te chiflo, das vuelta.

Sos otra cara.

La fija

Un tumulto de silencios

aparece a los codazos.

Lento cascote por los aires

el suspiro interrumpido.

Mil perros en la lluvia

tarasconendole a Nada

lo que no fue devuelto.

El asunto

Mucha teora absoluta.

Mucho repetir saberes.

Ningn estruendo.

Creo creer que as

no vamos a ningn lado.

La verdad es un dios

cortado en mil pedacitos.

48

-Baj y juzgame, Dios

a ver si te la bancs-

ramos pocos a su alrededor

y agarrndose a pias con el aire

el muerto murmuraba

107

Cruzs al fin

ballena amarilla?

Nuevamente cuerpos

heridos de amanecer.

Lluvia de codazos

innegociables apuros

y pasos que desafinan.

Ser cuestin

de un parpadeo

y todo se viste

de chan chan.

Te vas yendo, ballena amarilla

a poblarte de cuerpos y distancias

ni ms ni menos...

56

El da cae

por su propio peso.

Un silencio desconocido

te abri la boca

y queds movimiento.

Nada cae

por su propio peso.

Las vueltas

Habrn sido mil noches en una noche

bebiendo de manos invisibles

que en voz baja o a las trompadas

abren puertas y puertas perdidas

de un poema. Adentro las voces

quedaron y miran

fuera de tiempo.

Los deseantes

Furias al hombro

deshojndose horas

esquinas ocultas.

Alegre

de alegoras

por impacientarse.

Sin cuerpo no hay discurso.

Estampas

Otro desarreglo solar

te refriega los ojos

visitante

de tibias honduras

que lo que menos hacen

es detenerte.

Un destello de peligros

atiza tu respiracin.

Te pesan cicatrices

horas desafinndose

afuera y adentro.

El corazn suele putear

con los dientes apretados

toda cosa que olvidaste;

para decirlo de una vez: todo

lo que pudiste haber sido.

Te olvidan amores

fiebres a punto

la sombra de tu sombra.

Una casa siempre en fuga

todo lo que pudiste haber sido.

Bien de golpe

Cierto juego de espritu.

Las voces bajas del retorno.

El gesto recin pulido.

Migas de anhelo

lloviendo con furia.

Restos vivos

invaden estas pginas.

Dios aparte

Un parpadear me fui luna abajo.

Entonces arenas entre dedos,

cruces, velocidades, apenas...

Vi titilar cada instante

que mejor estarse extrao.

Yo vi cada horizonte

que mejor no abrir la boca.

Las criaturas

Y esos ojos entregados al asombro

pasendose el espritu

con furia de paciente

que no pide permiso.

Misterios de annimo, luz anmala

bajo un cielo que tambalea

enrojecindose, borracho de perdn...

Los actos

Murmuran por qu respiro

secretas esperanzas

caminndome el cuerpo.

Nombres donde viaja mi voz

cuando comienzo de nuevo.

Palabras que me apualo

para seguir viviendo.