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PLESIOSAURIOPrimera revista de ficción breve peruana

PLESIOSAURIOPrimera revista de ficción breve peruana

EL BOLO ALIMENTICIO

Lima - Perú

ab si es rm otiœd

PLESIOSAURIOPrimera revista de ficción breve peruana

Año IV, Nº 4, Vol. 2. Lima, diciembre de 2011.

Dirección: Rony Vásquez GuevaraComité Editor: Diana Cribilleros Ramos, Dany Doria Rodas,

Carolina Rodríguez Alzza, Rubén Roque AroniCarátula: Carlos Lavida

Diseño y diagramación interior: Dany Doria RodasIlustraciones: Diana Cribilleros

© PlesiosaurioAv. Santa Elvira, Urb. San Elías, Mz. «A», Lote 3, Lima 39

Teléfono: 51-1-5289229Celular: 997254851 / 996308452

Web: http://revistaplesiosaurio.blogspot.comE-mail: [email protected]

Facebook: www.facebook.com/RevistaPlesiosaurio

© abismoeditores, 2011Jr. Pablo Risso 351, Lima 30

Web: http://abismoeditores.blogspot.comE-mail: [email protected]

Facebook: www.facebook.com/abismoeditores

ISSN 2071-4114 (impresa)ISSN 2218-4112 (en línea)

Hecho el depósito Legal en la Biblioteca Nacional del PerúNº 2008-13407

Incluye Vol. 2: El bolo alimenticio

Impreso en Perú - Piru llaqtapi qillqasqa - Printed in Peru

Todos los textos son de pertenencia exclusiva de sus autores.

En este número…

EditorialMerecidos homenajes 9

Los nutrientes líquidos

David Lagmanovich 11

Emilio Adolfo von Westphalen 15

Carlos Eduardo Zavaleta 19

David Baizabal 23

Ingrid Basto Szklo 27

Alberto Benza González 31

Paulina Bermúdez Valdebenito 35

Raúl Brasca 39

Dorian Rodas 43

Lilian Elphick 47

Pedro Espinoza Pajuelo 51

Juan Carlos Gaspar 55

Marisol Herrera 59

César Klauer 63

Ybrahim Luna 67

Víctor Lorenzo Cinca 71

Sarko Medina Hinojosa 75

David Moreno Sanz 79

Diego Muñoz Valenzuela 83

Rubén Darío Otálvaro Sepúlveda 87

Alfonso Pedraza 91

Javier Perucho 95

Jorge Ramos Cabezas 99

David Roas 103

Juan Romagnoli 107

Fabián Vique 111

PLESIOSAURIO8

El bolo alimenticio

Merecidos homenajes

Este año, PLESIOSAURIO sí demoró en retornar a la superficie. Como presentamos en el volumen 1, estuvo ocupado en su presentación por diferentes lugares y en la organización de la Primera Jornada Peruana de Minificción.

Sin embargo, el camino también contó con sentidas pérdidas. Primeramente, una mañana del 26 de octubre de 2010, nos deja Josué David Lajmanovich (Córdoba, 1927 - Tucumán, 2010), maestro de la minificción, no podemos olvidar su La hormiga escritora (2004), y como autor de libros de teoría de la minificción, El microrrelato. Teoría e historia (2006).

Seis meses después, un 26 de abril, también a los 83 años y por la mañana, nos abandona el escritor de la Generación del 50 y catedrático sanmarquino Carlos Eduardo Zavaleta (Caraz, 1928 - Lima, 2011), introductor de las técnicas de vanguardia en el Perú y autor de un libro de minificción titulado Cuentos brevísimos (2007).

Al lado de estos dos personajes, no nos podemos olvidar de unos de los poetas que

consolidó la lírica peruana moderna: Emilio Adolfo von Westphalen (Lima, 1911 - Lima, 2001), cuyo centenario de nacimiento nos motiva a recuperarlo como autor de ficciones breves en libros como Máximas y mínimas de sapiencia pedestre (1982) y Nueva serie (1984).

De esta manera, el presente volumen de Plesiosaurio. Primera revista de ficción breve peruana les rinde un merecido homenaje a estos autores que han contribuido con sus trabajos en la difusión de la ficción breve, sea en la creación o en la crítica.

Ahora, los invitamos a servirse de este suntuoso banquete. Pero cuidado: no los prueben todos en un día, puede producir indigestión. VALE.

Dorian Rodas

PLESIOSAURIO

El bolo alimenticio

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DAVID LAGMANOVICH

David Lagmanovich (Córdoba, 1927 Tucumán, 2010). Escritor argentino, cultivó simultáneamente la crítica literaria, la poesía y el microrrelato. En este último género fue autor de La hormiga escritora (2004), Casi el silencio (2005) y Menos de cien (2007). Los cuatro elementos (2007) fue el primer libro de ficción que publica en España, tras haber editado también, en Menoscuarto, otros dos libros importantes: La otra mirada. Antología del microrrelato hispánico (2005) y El microrrelato. Teoría e historia (2006).

PLESIOSAURIO12

La poda

NUNCA me ha parecido mal que mi autor reduzca la hojarasca a través de la cual me comunico con el mundo. Al contrario: me gusta ser más esbelto y eficiente. Pero a veces se extralimita y, en la ambición de expresarme con menos palabras, corta una rama que yo amaba en mi pequeña arquitectura. Entonces ya no sufro una poda, sino una mutilación que me hace sangrar y me causa dolor. Lo peor de todo es que ni siquiera con ese sacrificio se me entiende mejor.

De: Memorias de un microrrelato. Buenos Aires: Macedonia Ediciones, 2010.

El bolo alimenticio

PLESIOSAURIO 13

Discusión

UN TEMA frecuente de discusión entre los sabihondos (ahora llamamos especialistas) es si represento un género moderno o si se me ha de c o n t a r e n t r e l a s m a n i f e s t a c i o n e s , necesar iamente ant igenér icas, de la posmodernidad. Esta disputa llegó a quitarme el sueño cuando me enteré de ella, pero ya no. Ahora, me contento con existir.

De: Memorias de un microrrelato. Buenos Aires: Macedonia Ediciones, 2010.

El bolo alimenticio

PLESIOSAURIO14

EMILIO ADOLFO VON WESTPHALEN

Emilio Adolfo von Westphalen (Lima, 1911 - Lima, 2001). Poeta, ensayista y promotor cultural, fue también autor de ficciones breves. Estudió en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, donde también ejerció la docencia. Su prestigio como escritor se debió a Las ínsulas extrañas (1933) y Abolición de la muerte (1935). Fue agregado cultural del Perú en el extranjero y dirigió las revistas Las moradas (1947-1949) y Amaru (1967-1971). En 1995, el Estado peruano le otorgó las Palmas Magisteriales y la Orden del Sol.

PLESIOSAURIO16

Ídolo

SE ARREMOLINARON de repente las palabras para formar un bloque compacto e indisoluble al cual no quedaba sino someterse.

De: Máximas y mínimas de sapiencia pedestre. En: Poesía completa y ensayos escogidos. Edición, prólogo y cronología de Marco Martos. Lima Pontificia Universidad Católica del Perú, 2004.

El bolo alimenticio

PLESIOSAURIO 17

Error de cálculo

EL MAR se ha deslizado en el poema como en su cueva y refugio natural sin tener en cuenta la diferencia de proporciones. Cuando cedan las costuras bajo el peso, ¿adónde irá a desaguar todo e azulverde acumulado?

De: Máximas y mínimas de sapiencia pedestre. En: Poesía completa y ensayos escogidos. Edición, prólogo y cronología de Marco Martos. Lima Pontificia Universidad Católica del Perú, 2004.

El bolo alimenticio

PLESIOSAURIO18

CARLOS EDUARDO ZAVALETA

Carlos Eduardo Zavaleta (Caraz, 1928 - Lima, 2011). Escritor de la Generación del 50, cultivó el cuento, la novela y el ensayo. La crítica ha señalado su condición de pionero, por introducir las técnicas literarias aprendidas de James Joyce y William Faulkner en el Perú. Entre sus obras destacan Los Ingar (1955), El Cristo Villenas (1956), Unas manos violentas (1968), Vestido de luto (1961), Muchas caras del amor (1966), Los aprendices (1977), Pálido pero sereno (1997). En el ámbito de la minificción publicó sus Cuentos brevísimos (2007).

PLESIOSAURIO20

El provinciano

LA CAPITAL de su país lo deslumbró por el tamaño de la ciudad y por las nuevas costumbres. La gente no andaba sino montaba en automóviles, motocicletas y aviones, no comía sino en comedores públicos y pintorescos, y soñaba sin dormir, sentada en vastos cines penumbrosos donde el sueño común transcurría al fondo, entre imágenes musicales y luces de colores.

Al anochecer, paseando por las calles, vio que la gente abría por turno las puertas de sus pequeños e idénticos departamentos y que un miembro de cada familia salía, muy cumplido, a depositar en los umbrales un paquete bien envuelto y aun, a veces, brillante y llamativo. Tuvo tiempo de elegir el paquete más pulcro y mejor hecho. Sólo faltaban unas cintas para convertirlo en un presente. Lo llevó a su casa para averiguar qué contendría esa muestra de las nuevas y bellas costumbres de la gran ciudad. Lo abrió y debajo del pulcro envoltorio halló la basura más pestilente y nauseabunda que un hombre podía imaginar.

De: Cuentos brevísimos.. Lima: Informática Brasa Eds., 2007.

El bolo alimenticio

PLESIOSAURIO 21

¡Sálveme, por favor!

UN HOMBRE pobre y hambriento ve desde lejos a una posible suicida prepararse a saltar de un puente de Miraflores.

Corre a disuadirla, pero es en vano, ella gesticula y avanza en sus deseos, tanto, que él dice una frase extraña, tal vez dictada por otro:

—¡No lo haga! —dice, forcejeando con la mujer— ¡No lo haga por usted, sino por mí, por favor, sálveme a mí!

De: Cuentos brevísimos.. Lima: Informática Brasa Eds., 2007.

El bolo alimenticio

PLESIOSAURIO22

DAVID BAIZABAL

David Baizabal (Puebla, México, 1989). Actualmente es estudiante de Lingüística y Literatura Hispánica en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Algunos de sus microrrelatos han sido publicados en los sitios y revistas electrónicas como Químicamente impuro, Ráfagas, parpadeos, Des-Borde Magazine y en la Antología virtual de minificción mexicana, de la cual es coautor. Su cuento «Tu estado actual es No conectado» se publicó en el N° 142 de la revista Crítica editada por la BUAP.

PLESIOSAURIO24

Erópteros

LOS ERÓPTEROS son criaturas quisquillosas más que interesantes, hacen un rito de apareamiento siempre distinto cuando encuentran a un nuevo individuo, sea de su misma especie, de otro género o de otra clase. Basta con un leve resplandor de verdad para que encuentren en su pareja en turno a un temible depredador y vuelan empecinados buscando refugio, emigran hacia cualquier dirección y se instalan en un rincón igualmente árido o cubierto de musgo. Los erópteros, confiados en la comodidad aparente de su nuevo hábitat, ríen cantan besan y emiten sonidos inauditos que reflejan una suerte de felicidad instantánea. El instante, sea dicho de paso, es el momento más largo del ciclo vital de los erópteros.

El bolo alimenticio

PLESIOSAURIO 25

Breve y rápida estampa de un caracol

EL CARACOL se refugia en una pregunta que carga sobre sí; el peso es tan grande que lo obliga a arrastrarse dejando un llanto inconsolable a modo de baba.

El bolo alimenticio

PLESIOSAURIO26

INGRID BASTO SZKLO

Ingrid Foelkel Basto Szklo (Río de Janeiro, 1972). Se graduó en Comunicación Social en 1995 por la Universidad Católica de Río de Janeiro (PUC-RIO). Trabaja en la Televisión desde 1997, cuando ingresó a TV Globo, y desde 2004 forma parte de Globo TV International. En 2001, su cuento corto «Múltipla Escolha» fue publicado en el Suplemento Literario de Minas Gerais Nº 71. En 2010 volvió a PUC-RIO para un curso de extensión llamado «Un paseo por la literatura latino-americana», en el que descubrió el universo de las microficciones.

PLESIOSAURIO28

Sin disfraz (91 + 2 = 93 palabras)

VIERNES, paré anoche en un semáforo. A mi lado, una camioneta negra. El conductor y yo nos miramos al mismo tiempo. Me vio con naturalidad, mientras yo intentaba disfrazar el desconcierto; ante el símbolo estampado en su pañuelo rojo amarrado en la cabeza, el parche negro inconfundible en el ojo, desvié mecánicamente la mirada hacia el frente. Recé para que se pusiera la luz verde antes de que él abriera la puerta y me mostrara su pierna de palo. No porque temiera el saqueo, sino porque era carnaval, después de todo.

El bolo alimenticio

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Predestinados (73 + 01 = 74 palabras)

¡JULIETA! ¡Romeo! Se reconocieron de la misma historia, bastó un intercambio de miradas maquilladas, medio desdibujadas. Entre confeti, serpentinas y sudor, driblaron a la multitud para abrazarse y salir bailando en un giro que avanzó por el salón. La alegría del encuentro duró el tiempo de una samba, pues cuando él le plantó un beso borracho, al final, ella lo empujó para siempre y lo cambió inmediatamente por el primer Shrek que pasó.

El bolo alimenticio

PLESIOSAURIO30

ALBERTO BENZA GONZÁLEZ

Alberto Benza González (Lima, Perú, 1972). Es encargado de la sección «El microcuento de la semana» en el Suplemento Cultural Sólo 4 del diario Correo de Huancayo. También ha sido organizador del I Concurso Nacional de Microcuento «Solo 4 2011» y de la Primera Jornada Peruana de Minificción (setiembre de 2011). Ha realizado cursos de Escritura Creativa en el Taller de Hiperbreves de la escritora argentina Clara Obligado. Sus microrrelatos han sido publicados en varios países. Es director fundador del Grupo Literario Micrópolis.

PLESIOSAURIO32

Fotografía

OBSERVÓ la fotografía de su esposa (ella había fallecido hace años). Siguió observándola pausadamente hasta que la foto quedó reposando en la mesa. Minutos después entró su hijo y pudo ver, sorprendido, a sus padres juntos por primera vez.

El bolo alimenticio

PLESIOSAURIO 33

Navidad

LUIS me contó un secreto: que su padre es papá Noel.

—¿Cómo que es tu padre? —repliqué.—En v í spe r a s de Nav idad ba j é

sigilosamente por las escaleras para ver mi regalo y divisé a mi madre haciendo el amor en la sala con un señor viejo y de barba blanca, era canoso y llevaba gafas. Al rato escuché que él le decía: «Aquí está el dinero, y también estoy dejando un regalo para tu hijo».

El bolo alimenticio

PLESIOSAURIO34

PAULINA BERMÚDEZ VALDEBENITO

Paulina Bermúdez Valdebenito (Viña del Mar, 1983). Egresa el 2007 de la carrera de Pedagogía en Castellano (Universidad de Playa Ancha) y se titula como Pedagoga Teatral en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso el 2011. Ha sido ponente en diversos encuentros y congresos de minificción nacionales e internacionales, y organizado seminarios de literatura contemporánea. Es miembro activo de la corporación Letras de Chile desde 2009, donde ha contribuido a potenciar su área de microcuento.

PLESIOSAURIO36

Baila

DIJO que a sus 67 años jamás había tenido un orgasmo.

Por eso cuando su compañero la atrajo hacia sí, no supo explicar el calor que la recorrió. Pensó que debía ser producto del tango.

Sin título

CUANDO despertó, había sido devorado por un hongo gigante. Dentro de él, tuvo maravillosas y sicodélicas alucinaciones.

El bolo alimenticio

PLESIOSAURIO 37

El dinosaurio

LO LLAMABAN así porque era un obeso, con una dentadura feroz y olía a demonios. Aún así era el más cotizado entre las chicas de la clase de literatura microficcional.

El bolo alimenticio

PLESIOSAURIO38

RAÚL BRASCA

Raúl Brasca (Buenos Aires, 1948). Ha publicado Las aguas madres (1994), Dos veces bueno. Cuentos brevísimos latinoamericanos (1996), y Antología del cuento breve y oculto (minificciones tomadas de la literatura universal, en colaboración con Luis Chitarroni, 2001). Sus cuentos, microcuentos y ensayos han sido publicados en revistas, suplementos literarios y antologías de diversos países. Ganador dos veces del Certamen internacional de cuento brevísimo de la revista El Cuento (México, 1988 y 1997. Fue miembro fundador y codirector de la revista literaria Maniático textual.

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Hombre que espera

NUNCA hizo nada. Lo acusaban de indolente y haragán, pero él sabía que no lo era. Sólo esperaba la oportunidad de su vida. Y la intuía tan grandiosa que rechazó, por pequeñas, algunas que ningún hombre hubiese podido rechazar. Cuando al fin la gran oportunidad llegó, quiso aprovecharla. Pero había otros que también la esperaban. Algunos mejor entrenados que él.

El bolo alimenticio

PLESIOSAURIO 41

Superyo

IBA por la mitad de la cuadra cuando me vi venir doblando la esquina. Sin duda yo venía por mí y mi cara me acusaba. Como siempre que me pasa esto, tuve miedo de mí mismo. También como siempre, no logré pasarme de largo ni hacerme rebotar. Irreparablemente, me metí en mí y me declaré culpable.

El bolo alimenticio

PLESIOSAURIO42

DORIAN RODAS

Dany Doria[n] Rodas (Lima, 1987). Egresado de Literatura por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos(2011). Ha sido organizador del evento Narradores en San Marcos. Un espacio para la prosa (2007). Dirigió la revista de creación Bosque de latidos (2007-2008) y actualmente es editor de Plesiosaurio. Primera revista de ficción peruana.

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PLESIOSAURIO44

Rechazo

LA NIÑA se encontró con palabras desconocidas en su texto. ¿Buscar en el diccionario de la RAE o en Wikipedia? De optar por lo primero, probablemente no tendría la oportunidad de hablar de las mismas cosas con sus compañeros del curso a distancia y se burlarían de ella.

El bolo alimenticio

PLESIOSAURIO 45

Libertad

LE ENTREGARON su nuevo documento de identificación al ciudadano Sólo, que ahora debería llamarse Solo.

No pudo reclamar, no le dejaron.Esto le costó caro: ahora está detenido por

homonimia. Sin embargo, no es el único caso registrado.

El bolo alimenticio

PLESIOSAURIO46

LILIAN ELPHICK

Lilian Elphick (Santiago de Chile, 1959). Escritora, directora de talleres literarios y editora de la página web de la Corporación Letras de Chile. Ha publicado La última canción de Maggie Alcázar (1990), El otro afuera (2002), Ojo Travieso (2007), Bellas de sangre contraria (2009). Su último libro de microrrelatos es Diálogo de tigres (2011). Ha sido publicada en numerosas antologías de cuento y microrrelato, tanto en Chile como el extranjero. Sus textos han sido traducidos a varios idiomas.

PLESIOSAURIO48

Monstrua III

ASPIRO pegamento echada en la última esquina de esta ciudad amurallada. Una «M» cosida a la espalda me identifica. No soy pordiosera, pero la gente insiste en arrojar basura a la geografía de mis cuatro faldas. Sé que el sol sale por ahí y que los perros cuidan mis cosas: el canasto vacío, la remendada capa roja. Mi abuela, antes de morir, me dijo: lleva en tu tobillo este ramito de romero. Y así lo hice. No me gruñen los malos espíritus, aunque a cada rato siento que el verdadero colmillo del lobo se entierra en mi estómago y retuerce los sueños del bosque, donde yo era una niña muy pequeña que estaba enamorada de su hambre.

El bolo alimenticio

PLESIOSAURIO 49

Monstrua IV

NO TENGO piernas; un accidente, ya saben. Pero, me movilizo en un carro. «Cortadita» me llaman los amigos, los que me suben al colectivo. A veces me lleva el bueno de Jonás y no fustiga al caballo para que yo no de tumbos entre lechugas desarmadas y tallos de zanahorias. Los que no me quieren me tiran piedras y aquí en el descampado hay muchas. Yo sé asustar; me defiendo. Lo que más me cabrea es el silencio. Viene a susurrarme tonteras: monstrua fea, remedo de hembra; mátate, lánzate cerro abajo. Por mientras, aceito las ruedas y afilo el cuchillo para trozarlo en dos cuando lo pille desprevenido.

El bolo alimenticio

PLESIOSAURIO50

PEDRO ESPINOZA PAJUELO

Pedro Espinoza Pajuelo (Perú). Arqueólogo y gestor cultural. Sus narraciones han sido llevadas al cómic por Miguel Det, en la revista Inocente Hecatombe. También han sido publicadas en las revistas Tinta Expresa 4 y en diversos números de Magenta (Piura), la misma que le otorgó el I Premio «Escarabajo de Oro» 2009 a Mejor Colaborador Novel.

PLESIOSAURIO52

Los dibujantes y sus creaturas

VEO un dibujo al carboncillo de un hombre sentado en el umbral de una puerta. Sobre su rodilla doblada descansa su brazo derecho extendido. Su palma izquierda hacia arriba, como si pidiera limosna, está abandonada en su regazo. Tiene la cabeza inclinada sobre el pecho y unas guedejas desordenadas le cubren el rostro. Pero, en realidad, no estoy viendo nada. Los sentidos y el cansancio de sentarme en umbrales a carboncillo me engañan.

El bolo alimenticio

PLESIOSAURIO 53

Nico

MIRO a Paola fumando distraídamente del otro lado de la mesa y entonces evoco una fotografía que Cartier-Bresson tomó a unas prostitutas en México. De inmediato le sucede en mi mente el rostro seco y duro de Nico. Poco a poco, mis ojos, a través de la ventana de la cafetería, van a perderse en la avenida. Paola se vuelve lentamente hacia mí y siento cómo su mirada seca y dura me muerde el rostro.

El bolo alimenticio

PLESIOSAURIO54

JUAN CARLOS GASPAR

Juan Carlos Gaspar Huauya (Lima). Estudiante de la Universidad Nacional Federico Villarreal. Ha participado en el CAELIT 2009 (UNFV) y en el VIII Encuentro Nacional de Escritores «Manuel Jesús Baquerizo» (Huamachuco, 2009).

PLESIOSAURIO56

El coleccionador

ESTOY dedicado a la docencia, a coleccionar pequeñas mujercitas. Estoy dedicado a subir los micros diariamente y sin un rumbo fijo, la misión es encontrar a mi pequeña doncella quinceañera. El promedio de posibles víctimas va aumentando al acercarse la hora pactada. Me gusta observarlas mientras leen; mientras juegan; mientras corren. La nostalgia de María me invade al saber quien será la próxima. Antes de bajar a su lado, observo detenidamente alrededores. Sé que no debo preocuparme, pero es un paso más que tengo que cumplir.

El bolo alimenticio

PLESIOSAURIO 57

La sombra de un conde

HACE algunos años nos conocimos. Tú me dijiste que me amarías para siempre. Yo te creí, por un instante. Un eterno instante. El tiempo no pasa en vano, y aunque nosotros nunca envejecemos, el amor sí. Tuve que matarte con lo único que me mataría, con lo que mataría cualquiera de nuestra especie: la soledad. No pude soportarlo tuve que llevar tu cadáver a miles de millas de esta ciudad. He vuelto a tu tumba, he notado que tu aposento no necesita de mis cuidados, ni de mis afectos. Algunos ilusos —a esos que cazábamos a mitad de camino, en esas épocas, te acuerdas— te veneran, te ponen velas y se juran amor eterno ante ti. Y hasta te han puesto un nombre: Sara Hellen.

El bolo alimenticio

PLESIOSAURIO58

MARISOL HERRERA

Marisol Herrera Rodríguez (Sevilla). Inició estudios de Sociología en Granada y se licenció en Humanidades, en el itinerario de Patrimonio Cultural. Hizo un Curso de Adaptación Pedagógica en la rama de Lengua y Literatura. Desde entonces ha participado en diferentes talleres literarios, como en el de Fuentetaja en Madrid. Ha asistido a seminarios y cursos, también sobre literatura iberoamericana. Actualmente vive en Sevilla y se dedica a la aventura del microrrelato.

PLESIOSAURIO60

Privilegio

RECONOZCO que desde niño soy un privilegiado. Mi padre era enterrador y viudo. Por las noches, íbamos con un farol buscando los huecos libres que había en el cementerio, con sus lápidas preparadas para recibir al nuevo huésped. Recorríamos las calles de esa ciudad silenciosa, con sus portales de mármol, sus rascacielos de nichos, sus adosados rutilantes, sus evocadoras o concisas inscripciones. Entonces mi padre me daba a escoger: —¿Dónde quieres dormir hoy?— Y yo, según mi ánimo o el atractivo del cubículo, le señalaba. En verano, dormía en agujeros excavados, abiertos a las estrellas. En invierno, cerraba la puerta de mi nicho, olor a caoba, a pino, a barniz, según el poder adquisitivo del encargo. Y toda la noche la pasaba soñando la vida que yo imaginaba para el muerto que vendría. Cuando yo muera, espero que alguien se entierre para soñar cómo podría haber sido mi vida.

El bolo alimenticio

PLESIOSAURIO 61

Traición

PAGUÉ a un detective por seguirme. Le di instrucciones precisas, debía hacerme fotos, esperarme a la salida del trabajo, disimular que era un conductor cualquiera en un coche, seguirme por la calle a la distancia precisa: ni muy lejos como para que no oyera sus pasos ni muy cerca como para que lo descubriera. Desde entonces, ya no me sentí sola. Incluso potenció mis dotes de actriz. Pero un día encontré en mi mesita de noche un sobre con unas fotos y una nota en la que decía: me has traicionado. Mi marido nos había espiado a los dos. En la foto aparecía mi espía con unos prismáticos observando desde la calle como yo me desvestía con la luz encendida y la ventana abierta, mientras le sonreía complacida.

El bolo alimenticio

PLESIOSAURIO62

CÉSAR KLAUER

César Klauer (Lima). Licenciado en Educación y profesor de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC). Es autor de un libro de cuentos Pura suerte (2009). Además, sus crónicas de la vida de los años 70 en su barrio de Magdalena han aparecido en La Revista de Magdalena. También ha publicado en la revista digital Generación. Sus crónicas gastronómicas y de viajes han sido traducidas al inglés y publicadas en Living in Peru. Ha cultivado, además, la literatura infantil: El perro Patitas, El gigante del Viento y El delfín de arena.

PLESIOSAURIO64

El Arca de Noé

NOÉ les había cerrado las puertas del arca en el hocico. Preocupada, su esposa abogó por ellas, pero recibió una respuesta definitiva: El mundo se libraría de esas plagas. Sus hijos también trataron de disuadirlo, pero el viejo se mantuvo firme: No hay lugar para ellas en el nuevo mundo. ¿Se lo había ordenado así Dios? No, había que aprovechar la coyuntura para deshacerse de la inmundicia. Por eso, su corazón casi estalla cuando vio los boquetes roídos en los sacos de grano de la bodega, el alimento derramado en el piso.

Aterradas por su bíblico enojo, las ratas huyeron.

El bolo alimenticio

PLESIOSAURIO 65

Carrera

LA TORTUGA ve a la liebre durmiendo bajo la sombra del árbol. Sonríe, el somnífero que le puso en el agua había sido una buena idea.

El bolo alimenticio

PLESIOSAURIO66

YBRAHIM LUNA

Ybrahim Luna Rodríguez (Cajamarca, 1979). Estudió Lengua y Literatura en la Facultad de Educación de la Universidad Nacional de Cajamarca. Ha publicado el poemario Criador de pilotos (2009) y el libro de cuentos De corresponsal a cómplice (2010). Actualmente colabora con la web del diario La República, con su columna «Hotel de paso».

PLESIOSAURIO68

Juntas

PRESIONA el suelo polvoriento con toda la fuerza de su taco nueve. Toma el puñal que lleva en la cartera, y no le importa romperse algunas uñas postizas. El vehículo de Serenazgo cruza como una ilusión toda la avenida. Está segura de dar el paso. Ese hombre la ha maltratado durante años, y ya es hora de hacer justicia. Además, hay que aprovechar que está ebrio. Nunca más la humillará por su condición de mujer rentada.

Mira a los costados, traga saliva y furiosa hunde el puñal en el pecho del hombre. Éste gruñe como un cerdo y se desangra sobre los colchones sucios que hay bajo el puente. Pronto deja de luchar. Está muerto. José se quita la peluca de Josefina y vuelve a ser el tendero masculino de siempre. Con la ayuda de sus amigas regresa al asentamiento humano donde vive. Busca el serrucho que tiene bajo la cama para liberarse de su siamés inerte.

El bolo alimenticio

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Abrazos

LA MADRE abraza a su hijo y le dice que el sol ya va a venir. Que mire cómo se asoma por ese techo de trapos y raíces. Unas manos ajenas los sujetan por las sienes y las vértebras. La madre alza a su hijo esqueleto para que salga primero, y pueda ver el sol después de doce años. Los peritos forenses sudan frío en las alturas de Huanta. La fosa es amplia. Hay muchas historias.

El bolo alimenticio

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VÍCTOR LORENZO CINCA

Víctor Lorenzo (Lleida, 1980). Licenciado en Filología Hispánica. Es director y redactor de una revista local. Publica sus microrrelatos en blogs y webs dedicados a la minificción y en diversas publicaciones periódicas, tanto digitales como en papel. Algunos de sus textos han sido recogidos en antologías. Alimenta las Realidades para Lelos.

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El bolo alimenticio

PLESIOSAURIO

Migraciones

CADA NOCHE, en los estantes de mi pequeña biblioteca, los personajes salen de los libros que protagonizan y se meten atropelladamente en otros. Lo sé. En los últimos capítulos de la Odisea, don Juan Tenorio y Casanova intentan en vano seducir a Penélope, que se abstrae tejiendo para no sucumbir al doble galanteo. En el canto noveno, frente a la gruta, Don Quijote da golpecitos con el codo a su compañero gordinflón, a la vez que repite con sorna, molinos, ¿no, Sancho? No es nada raro todo este ajetreo nocturno, esta agitación migratoria de personajes: es la única opción muy arriesgada, claro está- que tienen para escapar del determinismo de su existencia. En los primeros capítulos del Génesis, en la edición de bolsillo de la Biblia, Guillermo Tell tensa el arco para afinar su puntería, y un poco más allá Gregor Samsa, solo y aburrido, confía ciegamente en Noé para que le encuentre una pareja. Sherlock Holmes y el doctor Watson, hartos de los mismos casos, se cuelan en El código da Vinci y resuelven el misterio en la página doce. Muchos

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El bolo alimenticio

PLESIOSAURIO

prefieren cambiar a diario de libro, descubrir cada noche uno nuevo. Otros en cambio, como el enfermo imaginario de Moliére, se inclinan por refugiarse siempre en el mismo, un enorme vademécum editado en piel. Baterbly, el escribiente, es el único que prefiere no salir de su destino ya escrito.

Cada mañana, recojo los libros que han quedado tumbados en los anaqueles y antes de colocarlos bien derechos, cada uno en su sitio, les echo una hojeada, convencido de que algún día encontraré al personaje que, atrapado en una historia ajena, confirme mi hipótesis.

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SARKO MEDINA HINOJOSA

Sarko Medina Hinojosa (Arequipa). Periodista de profesión, es escritor de relatos desde los 8 años. Cuentos suyos han aparecido intermitentemente en revistas impresas y digitales. Ganador del primer premio del Concurso de Cuentos la revista Fantástico en el año 2004, ha quedado mencionado o finalista en varios otros. Actualmente está próximo a editar su primer libro de cuentos: 10 cuentos urbanos. Pertenece a la Asociación Cultural Minotauro y escribe artículos para diversos medios de comunicación escrita. Dirige el Programa Radial «Usted decide».

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Búsqueda

QUERÍA ser un superhéroe y no sabía cómo hacerlo. Buscó en las esquinas a quién salvar de un atropello pero el atropellado fue él. En las calles obscuras intentó salvar damiselas en peligro, pero terminó en el hospital por hacerse el vivo. Cambió de rubro y estudio abogacía y medicina y ya con casi cuarenta años encima, no encontró la justicia ni el heroísmo, sino tedio, corrupción y desprecio por la vida... Hasta que tuvo su primer hijo, en el momento de cambiarle el pañal y ver la mirada impactante que el bebe le regaló, descubrió que por fin era un superhéroe para alguien, por lo menos hasta que el chico entrara a secundaria…

El bolo alimenticio

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Manitas de puerco

LE HABÍAN enviado un mail donde le advirtieron que de tanto entrar a páginas pornográficas en Internet, acontecía el síndrome de las «manitas de puerco». Atormentado por la idea de despertar cual Gregorio Samsa transformado en una alimaña extraña, se cortó las manos. Cuando regresó del hospital su madre le develó el secreto, él no tenía necesidad de mutilarse, porque desde su nacimiento ya estaba marcado con el signo porcino: ella y su padre eran primos consanguíneos y la colita que siempre le molestaba al sentarse era de chancho.

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DAVID MORENO SANZ

David Moreno Sanz (España). Ha ganado diversos premios: Primer premio en el 5º Certamen Internacional de Relato Hiperbreve Universidad Popular de Talarrubias (2011), Primer Premio en el II Concurso de Microrrelatos «Claves en Diagonal» (2010) y ha sido finalista en otros como en el I Concurso Búcaro (2009), I Concurso El Escritor Errante (2009). Ha sido publicado en Más cuentos para sonreír, Cuentos alígeros, revistas digitales (A Contrapalabra, Atticus, Oblogo, Papirando) y en prestigiosas páginas web dedicadas al mundo de la minificción (Químicamente impuro, Breves no tan breves, minificciones.com.ar).

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Último viaje

EL TREN está a punto de ponerse en marcha. Los últimos pasajeros en subir toman asiento. El de mi lado sigue vacío. Aprovecho y miro a través de la ventanilla del vagón. Como de costumbre, ahí permanece ella, en el andén, ondeando su melena negra azabache, dirigiendo sus ojos verde esmeralda hacia mí, susurrándome adiós con sus labios esponjosos y sujetando con su mano en alto una refulgente guadaña.

Cuando la estación se pierde en el horizonte, noto sorpresivamente, el tacto gélido de una mano. Esta vez, ha decidido acompañarnos.

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Rescate fortuito

NO SÉ cómo llegué hasta aquí. Al principio fue complicado acostumbrarme a la soledad, pero pronto me fui adaptando a la tranquilidad de esta isla. Me empecé a aficionar al sol, al mar y a la frescura que daban las sombras de las palmeras. La comida no era un problema por la abundancia de cocos, plátanos y otras frutas. Pescar era siempre exitoso para un profano como yo. Y las noches, ¡oh! eran todas estrelladas.

Los días pasaban plácidamente, hasta que en medio de una de mis rutinarias siestas, tumbado en una hamaca, me despertó un movimiento brusco de caída libre seguido de una ola gigantesca que arrasaba con todo lo que a su paso encontraba. Un segundo después, que pareció una eternidad, un estruendoso crujido de cristales casi me revienta los tímpanos. Mil fragmentos de cristal se esparcieron por el suelo del salón. Y con la boca abierta quedaron los miembros de mi familia, cuando me vieron levantar del suelo, empapado, un poco mareado y con barba de meses, tantos como los que llevaba desaparecido en esta maltrecha bola de cristal que ahora acababa de tirar accidentalmente mi perro con su rabo.

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DIEGO MUÑOZ VALENZUELA

Diego Muñoz Valenzuela (Constitución, 1956). Ha publicado los volúmenes de cuentos Nada ha terminado, Lugares secretos, Ángeles y verdugos, Déjalo ser y De monstruos y bellezas y las novelas Todo el amor en sus ojos, Flores para un cyborg y Las criaturas del cyborg. Ha sido incluido en antologías y muestras literarias publicadas en Chile y el extranjero. Cuentos suyos han sido traducidos a diversos idiomas. Distinguido en diversos certámenes literarios, entre ellos el Premio Consejo Nacional del Libro en 1994 y 1996.

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El entomólogo torturador 1

SE QUEDÓ mirando fijo los ojos de la mariposa. Después la abofeteó con rudeza antes de preguntarle por última vez:

—Contesta, si aprecias tu vida. No sigas protegiéndolo. ¿Dónde está el maldito Chuang Tzu?

El entomólogo torturador 2

CLAVÓ nuevamente la cachiporra electrónica en los genitales del vencido escarabajo. Sin dejar de aplicársela, preguntó por última vez.

—No repetiré la pregunta, monstruoso insecto. ¿Qué le hiciste a Gregorio Samsa?

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El entomólogo torturador 3

OBSERVÓ con desprecio al díptero a través de la enorme lupa, a sabiendas que estaba condenado irremisiblemente. Disparó con precisión el láser sobre uno de sus ojuelitos, desintegrándolo. El insecto vibró de dolor.

—¿Cuántos pares son tres moscas? —aulló el interrogador.

Utilizó el rayo para seccionar una de sus patas traseras. Una mínima voluta de humo emanó del exoesqueleto y los élitros temblaron.

—Un mosquito mata un león. No te hagas el inocente y contesta. Antes he aniquilado a siete de un golpe —le quemó una docena de ojuelitos.

—En boca cerrada no entran moscas —replicó el díptero, sellando su suerte.

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RUBÉN DARÍO

OTÁLVARO SEPÚLVEDA

Rubén Darío Otálvaro Sepúlveda (Montería, 1961). Escritor. Magíster en Literatura por la Pontifica Universidad Javeriana (Bogotá).Licenciado en Idiomas y Literatura por la Universidad de Caldas. Profesor-investigador de Literatura en la Universidad de Córdoba. Director del Grupo de Investigación en Literatura del Caribe (GILC). Director del Diplomado en Escritura Creativa: Minificción.

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Suicida III

«LA BREVEDAD es el rostro de la muerte» —reflexionó en voz alta el hacedor de versos. El sepulturero continuó su arduo trabajo de sembrar el silencio y no se sobresaltó cuando escuchó el ruidoso sonido del disparo. No era la primera vez que veía a un poeta parlotear al borde de su tumba.

De: Tempus fugit. Bogotá: Río Ediciones, 2010.

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Cerilla

¡SÓLO los grandes hombres están destinados a hacer grandes cosas! —sentenció el Gran Maestro, consagrado sabio por todos. Acto seguido, su hijo, el idiota, que estaba entre la multitud, destruyó la población entera con una pequeña cerilla.

De: Tempus fugit. Bogotá, Río Ediciones, 2010.

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ALFONSO PEDRAZA

Alfonso Pedraza. Médico Cirujano egresado de la UNAM. Apasionado a la minificción desde su juventud. Creador y coordinador del Taller de Minicuento de www.ficticia.com. Coleccionó El cuento, revista de imaginación durante muchos años. Ahora publica las minificciones de esa a n t o l ó g i c a p u b l i c a c i ó n e n www.minisdelcuento.wordpress.com

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Cortesanías II

DESDE SIEMPRE, dada su alcurnia, había sido de extrema derecha. Ahora, sin miramientos y por exigencias de gobierno, la cuchara permanece estoica a la izquierda de la escudilla del nuevo monarca zurdo.

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Eu sei que vou te amar

ELLA PARTIÓ del hogar la tarde en que la jacaranda del patio trasero se negó a florecer y hasta el follaje perdió. Nunca, en treinta años había sucedido. Se llevó los gatos y mis chancletas que tanto le gustaban. Enrolló mis dibujos al carbón. Los echó a la basura. Salió de casa, no sin antes dejarme una pequeña flor al pie del enorme árbol corito. Justo donde sus raíces ciñen mis huesos.

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JAVIER PERUCHO

Javier Perucho (México). Doctor en Letras por la UNAM. Editor, ensayista e historiador literario. Ha escrito Dinosaurios de papel. El cuento brevísimo en México (2009) y El cuento jíbaro. Antología del microrrelato mexicano (2006), Estéticas de los confines (2003), Hijos de la patria perdida (2001) y Los hijos del desastre (2000). Destaca su texto «Pedro F. Miret, un raro del otro siglo», a la que seguirá una teoría de los raros.

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Fuera de lugar

NO ME DEJA escuchar la crónica del partido esta niña llorona, ya le di su biberón, la arrullé en su cama, le acerqué el muñeco de peluche que abraza antes de dormir, y nada, sigue berreando. La llevé a la recámara y mientras la recostaba, los blanquiazules metieron otro gol a la marea verde, gloria y ensueño de mi vida. Todo por atenderla, apenas me descuido, meten gol a mi equipo. Y en la repetición, clarito se ve que el delantero estaba en fuera de lugar. Ese maldito árbitro lo declaró bueno. Y la niña no para en su llanto, ¿qué tendrá? Su madre dejó la leche tibia en los biberones, la ropa preparada, pero no se calla, aunque sigue envuelta en su cobertor. De tardarse más, la llevaré con la vecina, pues en otro descuido perderá el equipo de mis sueños.

Cuando metieron el primero, palpaba su pañal que, aunque estaba seco, olía como a vegetales podridos, ya ni tiempo me dio de rabiar en la repetición de la jugada. Un gol ante mi descuido. En el intermedio fui a buscar a la vecina, toqué a su puerta, pero nadie salió.

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El segundo tiempo arranca, la madre no llega, pero la niña sigue en su llanto. Con otra distracción mía, perderemos el partido. ¿Y si la encierro en el cuarto de servicio, arropada, con su peluche y biberón? Al fin la leche sigue tibia.

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JORGE RAMOS CABEZAS

Jorge Ramos Cabezas (Lima, 1982). Egresado de Derecho y estudiante de Literatura en la UNMSM. Ha ganado una mención honrosa en el Concurso de Cuentos «Horas de Ágora» (UNMSM, 2006) y ha publicado en las revistas Ónice y Letras, en la Antología del I Encuentro de Agrupaciones Literarias (2010) y en las Actas del Coloquio Internacional «Lo fantástico en la literatura y el arte en Latinoamérica» (2010) Ha sido ponente en diversos eventos académico-literarios y actualmente es miembro de Ónice y director de Clemente. Revista peruana de literatura fantástica.

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Ultraposapocalíptica

… SIN EMBARGO, la máquina, la única con vida sobre el planeta, lamentablemente decidió volver atrás, muy atrás. Cogió un puñado de polvo y otro poco de aceites cósmicos, hizo un amasijo, creo figurines con él y sopló. Luego, decidió ser Dios.

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La mariposa

DESDE el día siguiente en que mi madre desapareció, se evaporó, se fue —sin que nadie sepa hasta ahora cómo ni adónde—, una mariposa de alas verdes y bolitas rojas no deja de visitarme por las noches en mi triste dormitorio, a pesar de que siempre termino por cortarle las alas, partirle la cabeza y destazarla en pedacitos, antes de tirarla al río. Así, ya van cincuenta años, estoy muy viejo, cansado y enfermo; sin embargo, no ha pasado una sola noche en que el insecto no aparezca por mis aposentos, revolotee por mis libros y se pose sobre mis cabellos. No ha pasado una sola noche tampoco en que yo vuelva a matarla.

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DAVID ROAS

David Roas (Barcelona, 1965). Doctor en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada y profesor de estas disciplinas en la Universidad Autónoma de Barcelona. Especialista en literatura fantástica, ha publicado diversos ensayos, antologías y artículos sobre dicho género. También ha publicado los libros de microrrelatos Los dichos de un necio (1996), la parodia de novela negra Celuloide sangriento (1996) y la antología Ciempiés. Los microrrelatos de Quimera (2005).

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Demasiada literatura

CUARTO día de vacaciones en Galicia y las cosas han empezado a tomar un extraño cariz. Algunos dirán que es una simple coincidencia, pero no deja de ser sorprendente que en los tres hoteles en los que hemos dormido (Ribadeo, Lugo y Muxía) nos hayan dado la habitación 201. Como queriendo quitarle importancia, Marta dice que parece una situación sacada de una novela de Paul Auster. O de Vila-Matas, apunto yo. Demasiado azar. Decidimos pasar la cuarta noche en Santiago. Tras varias llamadas infructuosas, conseguimos una habitación en un hotel del centro. Dedicamos el día a recorrer la Costa da Morte y llegamos a nuestro destino a las diez de la noche. Sé que parecerá imposible, pero nos dan la 201. Si en las ocasiones anteriores la coincidencia nos hizo reír, ahora la casualidad resulta excesiva. E inquietante. Inventamos una tonta excusa y pedimos otra habitación. Pero no podía ser de otra forma- ésa es la única que les queda libre. Nos miramos en silencio. Ambos sabemos que no hay otra opción: es tarde, estamos muy

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cansados y en estas fechas no va a ser tan fácil encontrar otro hotel. Y dormir en el coche está descartado. Aceptamos la 201. Subimos en silencio. Meto la llave en la cerradura y abro la puerta con un escalofrío. Marta aprieta mi mano. Con un rápido movimiento enciendo la luz y miro a ambos lados, esperando que suceda lo inevitable. Pero no ocurre nada. Todo es absolutamente normal. Maldita realidad.

De: Distorsiones. Madrid: Páginas de espuma, 2010.

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JUAN ROMAGNOLI

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Juan Romagnoli (La Plata, 1982). Entusiasta investigador e impulsor de la onirología. Lector crónico, ha cultivado sobre todo el género del cuento y del microrrelato. Colaboró en la revista mexicana El cuento y ha sido incluido en antologías como Dos veces bueno 3, De mil amores y Antología de microrrelatos amorosos, Ciempiés. Los microrrelatos de Quimera (2006), Microrrelatos en el mundo hispanoparlante (2006) y en El límite de la palabra. Antología del microrrelato argentino contemporáneo (2007).

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Jekyll y Hyde II

EL DOCTOR JEKYLL, noche tras noche, se convierte en el maligno Hyde. El experimento va bien, se asegura; pero sabe que no será un rotundo éxito hasta tanto no consiga perfeccionar la fórmula y mantener, tras la transformación, un aspecto exterior menos obvio, más suave, un rostro confiable, una sonrisa seductora que le permita dedicarse a los negocios sin despertar sospechas y, acaso con el tiempo, postularse a un cargo público.

De: Universos ínfimos. Murcia: Tres Fronteras ediciones, 2009.

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Retorno

EL HOMBRE había estado jugando con el escote de la dama sin saber cuál sería su reacción. Ella había permanecido pasiva, casi indiferente. Sin embargo, cuando él, decidido, buscó su boca, ella respondió con avidez. En acelerado trámite, fueron quitándose mutuamente ropa y traje, hasta que ya en interiores, él le separó las piernas con delicadeza. Entonces, con todo su sexo a disposición, introdujo primero un dedo casi obstétrico, luego la mano (ella, como entregada en éxtasis), luego el brazo y, poco a poco, con gran esfuerzo, todo él fue ingresando por el conducto hasta contenerse, acurrucado, en el útero húmedo y tibio de ella.

Sólo le restaba esperar nueve meses.

(Inédito)

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FABIÁN VIQUE

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Fabián Vique (Buenos Aires, 1966). Profesor de Literatura. Ha publicado La tierra de los desorientados (2008), Variaciones sobre el sueño de Chuang Tzu (2009) y La vida misma y otras microficciones (2010).

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Duda que sobrevuela

CUANDO uno mata por la mañana los mosquitos que por la noche bebieron nuestra sangre, ¿es un homicidio o una especie de suicidio?

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Aprendizaje

YO NO SABÍA qué cosa era la amistad y ella me enseñó. Me dijo que debíamos ser amigos porque la amistad, a diferencia de cualquier otro tipo de relación, era eterna. Y fuimos amigos durante muchos años.

Pero yo no sabía qué cosa era el amor, y entonces ella me enseñó. Me dijo que debíamos ser amantes porque el amor, a diferencia de cualquier otro sentimiento, era eterno. Y fuimos amantes durante muchos y muy felices años.

Pero yo no sabía qué cosa era el sufrimiento y entonces ella me abandonó. Me dijo que debíamos alejarnos porque el sufrimiento, a diferencia de cualquier otra sensación, era eterno. Y sufrimos por toda la eternidad.

De: La vida misma y otras microficciones. Buenos Aires: Macedonia Ediciones, 2010.

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PLESIOSAURIOPrimera revista de ficción breve peruanase terminó de imprimiren los talleres gráficos

de abismoeditoresel 25 de diciembre de 2011,

día de la Natividad.Jr. Pablo Risso 351, Lima 30.

Tiraje: 150 ejemplares