podría acabar con el momento idílico (“ya está mamá o papá ... · 3. aprende a dar órdenes...

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PROGRAMA DE BARKLEY PARA HIJOS REBELDES Y DESAFIANTES PASO 1: PRESTA ATENCIÓN Muchos padres de hijos desafiantes dejan totalmente de prestarles atención, o bien, aplican la atención de forma errónea: ignorando el comportamiento positivo del chico (“para una vez que cumplen con su obligación…”) y regañándole (lo cual es una forma de dar atención) constantemente por su mal comportamiento. Este primer paso tiene como objetivo corregir esta espiral negativa, asignando un “tiempo especial”, que consistirá en dedicar 15 ó 20 minutos al día a un momento relajante con tu hijo, aprendiendo así- a prestar atención a lo positivo y a recuperar su confianza. Se trata de construir un escenario que permita no dar órdenes, instrucciones o hacer preguntas de prueba por tu parte, permitiendo que tu hijo tome el mando. Los beneficios que obtendrás son los siguientes: A- Te dará pruebas de que la forma en que te relaciones con tu hijo tiene una fuerte influencia en la motivación del niño para realizar sus tareas. B- Te enseñará a reconocer y elogiar el buen comportamiento y a ignorar el malo. C- Te ayudará a apreciar a tu hijo y el tiempo que pasáis juntos. D- Terminareis con el conflicto constante. PROCEDIMIENTO: 1. Busca un momento del día en que tu hijo o hija esté haciendo algo con lo que sepas que disfruta, un momento en el que puedas dedicarle ese cuarto de hora, sin que haya nada urgente que hacer más tarde. Dedica un par de minutos sólo a observar y tomar algunas notas mentales: - ¿Qué está haciendo el niño? - ¿Cuánto tiempo ha estado en ello? - ¿Tiene un objetivo o lo hace sólo con ánimo de divertirse? No le preguntes a él o ella, no le interrumpas con ninguna duda, pues esta actitud podría acabar con el momento idílico (“ya está mamá o papá preguntando”). 2. Pasados esos dos minutos, empieza a comentar lo que tu hijo está haciendo, se trata de realizar comentarios positivos, pero no excesivamente efusivos ni forzados, por ejemplo como si estuvieses retransmitiendo un evento deportivo: “bonito tiro… Ahora sales por la línea de fondo…”. 3. Después de los 15 ó 20 minutos, cuéntale a tu hijo lo mucho que has disfrutado estando con él y dile que te gustaría establecer un tiempo especial para hacer lo mismo cada día.

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PROGRAMA DE BARKLEY PARA HIJOS REBELDES Y DESAFIANTES

PASO 1: PRESTA ATENCIÓN

Muchos padres de hijos desafiantes dejan totalmente de prestarles atención, o bien,

aplican la atención de forma errónea: ignorando el comportamiento positivo del chico

(“para una vez que cumplen con su obligación…”) y regañándole (lo cual es una forma

de dar atención) constantemente por su mal comportamiento.

Este primer paso tiene como objetivo corregir esta espiral negativa, asignando un

“tiempo especial”, que consistirá en dedicar 15 ó 20 minutos al día a un momento

relajante con tu hijo, aprendiendo –así- a prestar atención a lo positivo y a recuperar su

confianza.

Se trata de construir un escenario que permita no dar órdenes, instrucciones o hacer

preguntas de prueba por tu parte, permitiendo que tu hijo tome el mando. Los beneficios

que obtendrás son los siguientes:

A- Te dará pruebas de que la forma en que te relaciones con tu hijo tiene una fuerte

influencia en la motivación del niño para realizar sus tareas.

B- Te enseñará a reconocer y elogiar el buen comportamiento y a ignorar el malo.

C- Te ayudará a apreciar a tu hijo y el tiempo que pasáis juntos.

D- Terminareis con el conflicto constante.

PROCEDIMIENTO:

1. Busca un momento del día en que tu hijo o hija esté haciendo algo con lo que

sepas que disfruta, un momento en el que puedas dedicarle ese cuarto de hora, sin

que haya nada urgente que hacer más tarde. Dedica un par de minutos sólo a

observar y tomar algunas notas mentales:

- ¿Qué está haciendo el niño?

- ¿Cuánto tiempo ha estado en ello?

- ¿Tiene un objetivo o lo hace sólo con ánimo de divertirse?

No le preguntes a él o ella, no le interrumpas con ninguna duda, pues esta actitud

podría acabar con el momento idílico (“ya está mamá o papá preguntando”).

2. Pasados esos dos minutos, empieza a comentar lo que tu hijo está haciendo, se

trata de realizar comentarios positivos, pero no excesivamente efusivos ni forzados,

por ejemplo como si estuvieses retransmitiendo un evento deportivo: “bonito tiro…

Ahora sales por la línea de fondo…”.

3. Después de los 15 ó 20 minutos, cuéntale a tu hijo lo mucho que has disfrutado

estando con él y dile que te gustaría establecer un tiempo especial para hacer lo

mismo cada día.

REGLAS:

1. No dar órdenes ni hacer correcciones. Si el chico se equivoca, hace trampas o

no sigue bien las reglas, no importa, se trata de que la relación no se base sólo en

mandatos; de hecho, eso es lo que –entre otras cosas- está impidiendo que la

interacción sea adecuada.

2. No hacer preguntas intrusivas. En general, hay que evitar preguntas del tipo:

“¿Por qué…?” (“¿Por qué le has pintado el pelo lila?”). Y buscar otras que sean

lo más parecidas posible a afirmaciones (“¡Anda! ¿le has pintado el pelo lila,

no?”).

3. Elogiar de forma selectiva. No queremos que, al volvernos exagerados, nuestros

hijos sospechen nuestra finalidad, sino que hay que buscar qué elogiar y hacerlo

de forma inmediata a su conducta.

PROGRAMA DE BARKLEY PARA HIJOS REBELDES Y DESAFIANTES

PASO 2: CONSIGUE PAZ Y COOPERACIÓN CON EL ELOGIO

Trabaja para aumentar la obediencia de tu hijo, utilizando tres importantes técnicas:

1. Presta atención y haz elogios siempre que tu hijo cumpla con lo que le has

pedido.

2. Planea unas “sesiones de entrenamiento” muy cortas donde expongas una serie

de órdenes extremadamente simples y apropiadas (“por favor, pásame el lápiz”)

para que tu hijo se acostumbre a lo fácil que es obedecer.

3. Aprende a dar órdenes más efectivas.

Anima a tu hijo a ser menos interruptivo cuando necesites que se haga alguna tarea,

ofreciéndole tu atención y elogios cuando el niño resista las interferencias.

PROCEDIMIENTO

1. AUMENTAR LA OBEDIENCIA

a. Pilla a tu hijo siendo bueno.

- Presta atención de forma muy detallada a cada momento en que tu hijo realiza

alguna acción que le hayas pedido. Esta semana, cuando le des una instrucción a

tu hijo, en lugar de alejarte para prestar atención a tus ocupaciones, quédate

junto a él y míralo.

- Si tu hijo desobedece, maneja la situación como lo harías normalmente, sin

poner –todavía- nuevos métodos de disciplina; pero si el chico empieza a

obedecer, reconóceselo inmediatamente.

- Si lo crees necesario, abandona la habitación por poco tiempo, pero asegúrate de

volver periódicamente mientras esté realizando la tarea, elogiándole por cada

paso adecuado.

- Fíjate en las instrucciones que tu hijo sigue de forma inconsistente, escoge dos o

tres, y haz un esfuerzo especial durante la siguiente semana para elogiar a tu hijo

por cumplir aquellas demandas en particular.

- Añade un pequeño premio al elogio cuando veas que tu hijo se porta bien sin

decirle nada

b. Enséñale a tu hijo lo fácil que es cooperar.

Lo rápido que aprendas la rutina de un ejercicio, y lo bien que tu hijo adquiera el

hábito de obedecer, dependerá de las ocasiones que tengan él o ella para ponerlo

en práctica.

La siguiente técnica a utilizar consistirá en establecer un “horario de ejercicios

de cooperación”.

- Encuentra como mínimo dos o tres momentos al día cuando tu hijo no esté

ocupado en actividades de ocio ni escolares, ya que a él no le gustaría que le

interrumpieran..

- Ahora empieza a dar series de cinco o seis órdenes en los siguientes tres o cinco

minutos, recuerda que estas órdenes deben ser extremadamente simples y fáciles

de seguir, requiriendo un esfuerzo mínimo por parte de tu hijo.

- Cuando tu hijo obedezca las órdenes, elógiale.

c. Da órdenes convincentes.

- Asegúrate de lo que quieres decir. No hagas demandas innecesarias, pidiendo en

exceso, ni tampoco dejes de pedirle cosas y prestarle atención; párate a pensar la

importancia relativa de las órdenes antes de darlas, piensa si estás dispuesto a

quedarte para ver cómo las lleva a cabo y apoyar cualquier cosa que pidas tanto

con consecuencias positivas como negativas. Según pase el tiempo y tu hijo

empiece a comprender lo que quieres decirle con cada orden que le das, su

obediencia aumentará.

- Dilo, no preguntes. No des una orden en forma de pregunta, como si le pidieras

un favor, ya que este tipo de términos dan la opción al niño de negarse a

obedecer. Esto no significa que seas descortés: un “por favor” nunca está de

más.

- Haz que sea fácil. La mayoría de los chicos, aunque sean mayores, se encuentran

confusos con una orden complicada o con varias órdenes al mismo tiempo y la

respuesta más habitual es no obedecer a nada de lo que se le ha pedido. Deberás

limitarte a una sola orden para cada momento, incluso si necesitas que tu hijo

termine varias tareas, así que si lo que vas a pedir es complejo, divídelo en tareas

más simples y ve elogiándole por cada orden.

- Asegúrate de que te escucha. Sin un contacto visual no puedes estar realmente

seguro de que tu hijo te ha escuchado, así que olvida eso de dar órdenes de una a

otra habitación o eso de seguir con tu ocupación mientras das una instrucción. Si

es necesario, incluso gira la cara de tu hijo hacia ti.

- Suprime la competición. Elimina todas las demás distracciones que pueden

competir con tu orden: televisión, consola, música… Le puedes decir a tu hijo

que lo apague todo o, incluso, para no dar una orden previa, hazlo tú mismo.

- Asegúrate de que te ha entendido. Si no estás muy seguro, pídele que te repita la

orden, esto es de mucha ayuda si tu hijo tiene problemas de atención, como en el

caso del TDAH.

Dos herramientas de ayuda para estos casos son:

• Utilizar un reloj. Es importante hacer advertencias al chico de que el tiempo es

esencial, para ello es muy útil decirle de cuánto tiempo dispone para realizar la

tarea. Indícale qué ganará en el caso de que complete la tarea en el tiempo

previsto y qué castigos recibirá por no hacerlo.

• Elaborar fichas de las tareas. Podemos recurrir a esta estrategia que ayudará al

niño a no perder el hilo de la tarea y evita cualquier discusión sobre qué le

habíamos pedido. Se escribirán en ella los pasos necesarios para poder realizar el

trabajo y el chico/a deberá llevar la ficha durante la realización de su cometido,

de forma que le sirva de recordatorio (se puede añadir el tiempo máximo en que

deberán llevarlo a cabo). Un ejemplo:

Trabajo: limpiar después de cenar.

Duración: 20 minutos.

1. Recoger la mesa. 5 minutos.

2. Retirar los restos de los platos. 5 minutos.

3. Aclarar los platos. 5 minutos.

4. Poner los platos en el lavavajillas. 5 minutos.

Premio por acabar: media hora de televisión.

Premio por acabar en 20 minutos: una hora de televisión.

2. REDUCIR LAS INTERRUPCIONES

Las quejas de no poder acabar las cosas sin interrupción son constantes entre los

padres con hijos desafiantes. Tu hijo persiste en interrumpir tus conversaciones o

trabajos porque recibe atención si lo hace y no la recibe si no te molesta.

La solución es obvia: hacer más atractivo que tu hijo te deje solo y no te interrumpa.

Préstale atención cuando así lo haga y haz lo que puedas por ignorar sus intentos de

interrumpirte.

Esta técnica requiere que le pidas a tu hijo que haga algo mientras tú estás ocupado

y que interrumpas tu tarea para elogiarle por no interrumpirte. Realiza este ejercicio

durante esta semana, incrementando el tiempo entre los elogios, ganando de esta

forma tiempo para hacer lo que necesitas.

- Cuando sepas que has de hacer una tarea con una duración determinada (como

una llamada telefónica), empieza pidiéndole que haga algo que requiera toda su

atención, proponle algo divertido.

- Ahora empieza con tu actividad, pero cuando pasen 30 segundos, para lo que

estés haciendo y felicítale por no interrumpirte.

- Vuelve a tu actividad y para ahora después de un minuto para volver a elogiarle.

- Continúa con este patrón, aumentando el tiempo entre los elogios, hasta que

hayas terminado.

Selecciona dos o tres actividades problemáticas para practicar esta técnica durante la

semana. La actividad que le des a tu hijo no debe ser complicada, sino algo con lo

que él disfrute; si te das cuenta de que tu hijo va a parar de hacer lo que está

haciendo para interrumpirte, para inmediatamente lo que estás haciendo y felicítale

por no interrumpirte.

El elogio que le debes dar al finalizar la tarea debe ser mucho mayor que los

pequeños elogios que le has ido dando, podrías darle un premio material, además de

éste.

3. SABER LO QUE NUESTRO HIJO ESTÁ HACIENDO

Necesitas interrumpir periódicamente tus actividades durante el día para controlar a

tu hijo cuando él o ella no estén en tu campo de visión. Dirígete a la habitación de

sus hermanos y felicítale por jugar de forma cooperativa.

Esto que parece una carga, en realidad no supone mucho tiempo. La parte más

difícil es recordar regularmente lo que hay que hacer; para ello, puede ayudarte

nuevamente un reloj con alarma, aunque intentando que tus observaciones no sean

demasiado previsibles.

La ausencia de control de las actividades de los niños por parte de los padres es uno

de los determinantes más decisivos del comportamiento desviado de los niños.

PROGRAMA DE MODIFICACIÓN DE CONDUCTA PARA ADOLESCENTES

PASO 3: DISCIPLINAR A LOS ADOLESCENTES

La adolescencia presenta problemas disciplinarios muy diferentes, sin embargo, por su

inmadurez o inexperiencia, los adolescentes aún necesitan:

• Control (no una vigilancia continua)

• Reglas (límites estrictos pero razonables)

• Una guía (vuestra experiencia puede prevenir errores)

• Alguien con quien hablar y en quien confiar

• Amor, aliento y alguien que crea en ellos

Con los adolescentes debemos recordar:

• Sus pensamientos son más complejos que los de un niño, lo que puede producir

más discusiones y peleas.

• Están impulsados por una mezcla de temores y deseos físicos y psicológicos, los

que pueden provocar mal humor, inseguridad, indiferencia,...

• Os necesitan más de lo que vosotros pensáis y de lo que ellos son capaces de

admitir.

• Están ensayando diferentes “personalidades” con el fin de prepararse a la vida

adulta.

• A menudo se sienten atrapados en la disyuntiva de resguardarse en la

inseguridad de la dependencia infantil o de comenzar a librar la batalla por la

independencia.

RESPONSABILIDAD Y LIBERTAD

La experiencia se obtiene aprendiendo de los errores propios y es natural que deseéis

protegerlos de los errores y peligros, pero si les tratáis como irresponsables como para

confiar en él, probablemente nunca madurará ni se hará cargo de sus acciones.

1- Dar la oportunidad de ser responsables, delegándoles responsabilidades.

La mejor manera de aprender ciertas “lecciones” es enseñárselas a otro. El asignarle una

responsabilidad, como cuidar de un hermano menor, hace que el adolescente se sienta

partícipe de las decisiones familiares y aceptará de buen grado el dar y recibir, y

alternará sus deseos con los vuestros..

Es más probable que vuestro hijo obedezca las reglas si vosotros las comentáis con

ellos.

2- Hacer que el adolescente participe en las discusiones familiares.

Hay veces en las cuales, los padres no explican a los hijos la verdadera razón de su

enfado porque creen que no son lo suficiente mayores para comprender ciertas cosas.

Los padres intentan mantener lejos del alcance de los hijos casi toda la información

referida a su vida y a sus propios asuntos. Pero estos secretos suelen producir más

ansiedad que la explicación clara y simple de los hechos.

Se debería informar a los adolescentes acerca de hechos futuros que los involucren- si se

mudan de casa, si alguno debe ser operado-, de modo que tengan tiempo a adaptarse a la

idea. Si se les da tiempo y se les explica y prepara de forma correcta, los niños pueden

sobrellevar la crisis sorprendentemente bien; el shock psicológico será mayor si la

noticia les sorprende.

A medida que los niños crecen, sería conveniente que la familia se reuniera para discutir

temas como las vacaciones, etc, y para conversar sobre cualquier cosa importante para

él, como su hora de regreso de las fiestas.

3- Decir a vuestro hijo adolescente cómo os sentís.

A parte de escuchar con atención lo que los hijos dicen, los padres tienen el derecho y la

libertad de expresar sus propios sentimientos con franqueza, sin sentir remordimientos.

Así se demostrará cómo reconocer, identificar y comunicar los sentimientos , sin perder

la serenidad.

Los psicólogos denominan mensajes “yo” a las afirmaciones acerca de los propios

sentimientos. Si vuestro hijo, una vez más regresa tarde a casa, podríais decirle:

“Cuando regresas tarde , yo me preocupo muchísimo” y no gritarle “¡ No se puede

confiar en ti ¡.

Por lo general, los mensajes “tú eres” agregan a la personalidad del adolescente una

característica o descripción negativa: “Eres malo”, “Eres egoísta”. El problema reside

en que las cosas malas que los padres dicen a veces a los hijos, suelen tener un efecto

perdurable. Muchos adolescentes se las toman en serio, las creen y en consecuencia,

actúan de acuerdo a sus “descripciones”.

El comportamiento de una persona está determinado tanto por lo que esa persona cree

de sí misma como por lo que es.

4- Cuidarse de poner “etiquetas” negativas a la personalidad de su hijo.

Trasmitir una idea razonable y coherente acerca de los objetivos que se pretenden lograr

con el control y la educación.

Los niños cuyos padres establecen límites estrictos desarrollarán una mayor autoestima

que aquellos a los que se les permite salirse siempre con la suya.

Es importante ofrecerle una libertad de elección razonable dentro de esos límites. Los

principios no deben olvidarse.

5- No dejar de exigirle en el plano moral ni en el social.

Los adolescentes que siempre se salen con la suya interpretan esta permisividad como

indiferencia. De modo, que si se oyen recriminaciones, insultos o comparaciones

ofensivas por parte de vuestro hijo, no hay que dejarse doblegar, aunque sea doloroso en

un principio se obtendrán resultados a largo plazo.

CONTRATOS Y NEGOCIACIONES

Uno de los factores que contribuyen a más problemas disciplinarios con los

adolescentes es su incapacidad para manejar conflictos con las figuras autoritarias,

aquellas ocasiones interpersonales en las que el joven y la autoridad (profesores y

padres) tiene deseos opuestos.

Los adolescentes no suelen reaccionar de manera adecuada a los conflictos. Si se

negocia, los ánimos pueden serenarse y obtenerse mejores respuestas por ambas partes.

Los contratos familiares ofrecen la oportunidad de que la familia haga una evaluación y

termine con el círculo vicioso de rencores.

El sistema debe ser tan imparcial y objetivo en lo que se refiere con las emociones,

como cualquier contrato de un empresario o un abogado.

El mero hecho de que la familia se reúna para elaborar un acuerdo, les da a sus

miembros la posibilidad de analizar la situación y de ser solidarios. Es un valioso

“taller”, durante el cual podemos enseñar a los chicos el arte del compromiso.

1- Enseñar al adolescente el arte del compromiso.

El sistema de analizar conflictos comunes a través del contrato familiar, puede aplicarse

a una serie de problemas familiares y disciplinarios.

Tiene ciertas reglas generales básicas: no es aconsejable discutir los problemas

financieros y de pareja delante de los hijos; es preferible concentrarse en un problema

específico y no en sentimientos de insatisfacción generalizados.

Para llevar a cabo la técnica del contrato familiar, debemos tener presentes los

siguientes puntos:

• Hacer que las discusiones sean positivas. En lugar de decir “Nunca me ayudas a

lavar los platos”, se podría elaborar una lista de tareas rotativas y sus

recompensas.

• Ser específico con los deseos. No decir “Nunca colaboras conmigo”; decir “Me

gustaría que me ayudases con las compras los fines de semana”.

• Prestar atención a los privilegios y a las condiciones de cada una de las partes.

Por ejemplo, permitiremos a los chicos regresar después de medianoche un

sábado, si lo acompañan amigos que conocemos y si regresa en taxi.

• Alentar actitudes positivas si deseamos que los hijos abandonen ciertos hábitos.

• Intentar que los cambios que se deseen sean fáciles de detectar. Si no nos damos

cuenta de que nuestro hijo a cumplido su parte, no lo podremos recompensar.

• Aclarar a todos los involucrados cuáles serán las sanciones si se viola un

cláusula.

• El contrato debe incluir principios de respeto mutuo, si no es una pérdida de

tiempo.

• No estropear el elogio, Por ejemplo, no decir “Gracias por sacar la basura;

¿Porqué no lo haces todas las noches?”.

• Intentar que las sesiones sean breves, aproximadamente 45 minutos, si no la

gente puede aburrirse.

• Llevar un registro de las mejoras. Es útil que lo miembros de la familia anotarán

cinco cosas específicas que les gustaría que se modificara.

En realidad, es el proceso de reunirse con la familia- las actividades compartidas de

discutir los objetivos comunes, de solucionar las diferencias en forma amigable y de

tratarse con respeto y dignidad- el que juega un papel constructivo y conciliatorio.

En el proceso de elaboración del contrato, queda implícito que los padres le

enseñarán al adolescente a negociar.

Ante los puntos de oposición, los padres deberían escuchar a su hijo con calma; lo

ideal sería mantener la mente abierta e intentar ver las cosas desde el punto de vista

del joven.

Si por suerte, todos coinciden en una determinada propuesta, se discutirá la manera

de resolver el conflicto. Hay cuatro etapas:

• Expresar con franqueza, pero con calma, lo que piensa.

• Escuchar con atención, a su hijo adolescente.

• Pensar en diferentes formas de solucionar el conflicto, de acortar la distancia

entre lo diferentes puntos de vista.

• Analizar las consecuencias de cada posibilidad ¿Dará resultados el

compromiso?.

2- Animar (con el ejemplo) a vuestro hijo para que negocie.

Es conveniente preparar la terreno cuando debamos enfrentarnos a una discusión:

o Analizar los sentimientos y actitudes acerca de la situación:

• Me (siento)... (“Me preocupo mucho...”)

• Cuando... (“cuando Sara llega tarde”)

• Porque... (“porque no se si está bien”)

o Determinar si vale la pena enfadarse por esa situación.

o Intentar un acercamiento:

• Expresar sentimientos sin agredir a vuestro hijo.

• Escuchar con atención la posición del joven.

o Elaborar un compromiso práctico:

• Tratar de determinar qué es lo que está en discusión. Decidir si va a correr o

aceptar un riesgo o no: La posibilidad de que reaccione en la forma temida, la

importancia o daños que la reacción pueda causar o lo que el adolescente tenga

que perder.

3- Estar atento: “vigilar” no es una palabra mala.

Es conveniente estar al tanto de los siguientes aspectos de la vida de vuestro hijo

adolescente, ya que la buena vigilancia de los padres es esencial para su seguridad:

• Los amigos.

• Paradero.

• Asistencia al colegio.

• Tareas escolares.

• Salud.

• Gozo de la vida.

4- Decirse que sois buenos padres.

Reforzar al reforzador. No ser modestos. Sois buenos padres.

EJEMPLO DE UN CONTRATO

Juan se propone firmemente:

- avisar a sus padres de lo que hace por las noches cuando sale; les informará con

quién y a qué hora regresará.

- mejorar su humor; no se enfadará cuando le contraríen.

- pedir perdón con mayor frecuencia; se disculpará cuando haga algo incorrecto.

- preocuparse por sus estudios; les dedicará por lo menos media hora.

- no ser grosero con el padre; por ejemplo, no le girará la cara cuando él intenta

darle un consejo.

Juan desearía que sus padres:

- no criticaran a sus amigos.

- admitan sus errores y se disculpen

- le aumentaran la mensualidad.

Todas las partes del contrato coinciden en que:

- los términos del contrato no podrán modificarse, con excepción de que exista un

intercambio y un acuerdo mutuo.

- poner como testigo (a la abuela) a quien todos consideran como objetivo justo, y

ponga fin a las riñas.

- el incumplimiento de los términos individuales del contrato sean penalizados:

una suma X cuando lo incumpla Juan y una suma Y para los padres,

respectivamente. El dinero se depositará en una caja custodiada por la abuela;

los fondos se destinarán a obras de caridad.

MODIFICACIÓN DE CONDUCTA PARA ADOLESCENTES

PASO 4: LA SOLUCIÓN DE PROBLEMAS EN LOS CONFLICTOS

A media que se utilizan nuevas formas para comunicarse con los hijos adolescentes, seestá más preparado para usar habilidades comunicativas en la resolución de conflictos ydesacuerdos. El primer área que se debería intentar mejorar es la manera que se tiene dediscutir los problemas.

Antes de comenzar, debéis estar de acuerdo tanto padres como hijos en el siguienteenfoque:

- Desde el rol de padres, se debe permanecer en calma e interesarse por el punto de vista del adolescente.

- Se debe conseguir obtener un plan razonable y no que uno sea el vencedor.- Cada parte debe de estar dispuesta a escuchar lo que las otras dicen.- Comenzar por temas en desacuerdos que no llevan a mucha crispación.- No intentar resolver todos los puntos en desacuerdo en una sola reunión. En una

misma sesión, trabajar una o dos áreas conflictivas. Hasta que un área no searesuelta, no pasar a la siguiente.

- Elegir un secretario entre los miembros de la familia, para que tome nota de loque se trate en la discusión.

LÍNEAS GENERALES PARA LA SOLUCIÓN DE PROBLEMAS

I. Definir el problema.

A. Decir a los demás qué es lo que molesta y el por qué. “Me pongo furiosacuando no te pones a estudiar por las tardes como habíamos acordado”.

B. Empezar la definición con un “Yo”; ser breves, claros y no acusar nidescalificar al otro.

C. Pedir a los demás que repitan con sus palabras el problema que se acaba dedefinir para comprobar que lo han entendido. “¿Lo habéis entendido?”. Encaso negativo, repetir la definición del problema.

II. Valorar las ideas y decidirse por la mejor.

A. Turnarse a la hora de dar las soluciones.B. Seguir tres reglas para elaborar soluciones:

a. Escribir todas las ideas que se les ocurran.b. No evaluarlas.c. Ser creativos: todo vale a la hora de proponer.

C. Una persona debe anotar las ideas en una hoja de trabajo.

III. Valorar las ideas y decidirse por la mejor.

A. Irse turnando a la hora de valorar cada idea.a. Decir qué sucedería, en vuestra opinión, si la familia sugiriera esa

idea.b. Someter a votación la idea, poner un “más” o un “menos” en la hoja.

B. Elegir la mejor idea.a. Ir a por todas las ideas valoradas con un “más” por todos.b. Elegir una de estas ideas.c. Combinarlas.

C. Si ninguna de las ideas ha sido valorada con un “más” por todos, negociaruna solución intermedia.

a. Seleccionar una idea valorada con un “más” por un progenitor y eladolescente.

b. Proponer el máximo número de soluciones de compromiso.c. Evaluar estos acuerdos, como se indica en los pasos III-A y III.-B.d. Llegar a una solución que sea aceptable para ambos.e. Si aún así no pueden llegar a un acuerdo, esperen a la próxima sesión

de terapia.

IV. Planificar cómo llevarán a la práctica la solución elegida.

A. Decidir quién lo hará, dónde, cómo y cuándo.B. Decidir quién supervisará la aplicación de la solución.C. Decidir cuáles serán las consecuencias del cumplimiento o no cumplimento

de la propuesta.a. Premios por obedecer: privilegios, dinero, actividades, elogio.b. Castigos por no obedecer; pérdida de privilegios, prohibiciones,

trabajos meticulosos.

Paso 1: Definir el problema

Cada miembro de la familia define el problema elaborando una explicación clara ybreve, en la que destaca su punto de vista. Los demás repetirán al emisor, paracomprobar si lo han entendido.

Al reformular las definiciones de una misma situación a veces salen a relucir diversosproblemas. Son problemas separados. Anotarlo en una hoja a parte, y serán problemas adiscutir en otras ocasiones.

Paso 2: Generar posibles soluciones

Ahora los miembros de la familia deberán generar por turnos, diferentes soluciones delproblema.

Para que las ideas fluyan, seguir estas tres reglas: a) hacer una lista de todas las ideasposibles; b) no juzgar las ideas, la crítica coarta la creatividad; c) ser creativos.

Si la atmósfera se vuelve tensa o la familia se queda sin ideas, intentar sugerir una ideadescabellada para descargar el clima de tensión con un poco de humor.

Hacer la prueba de escribir, primero las opciones más radicales, así se verá que las ideasno son tan extremistas como se pensaban. Al ser opciones tan extremas es fácil caer enla cuenta de que entre éstas hay soluciones intermedias que pueden ser útiles.

Paso 3: Valorar las alternativas

Ahora cada miembro de la familia evalúa las diferentes ideas y se decide por la mejor.Lo primero que se debe hacer es pensar en las consecuencias de cada solución y despuéspuntuar si os parece bien (+) o si no gusta (-).

Revisar la hoja por si hay acuerdo. Después seleccionar una de las ideas puntuadaspositivamente por todos o combinar varias en la solución.

Si no se llega a un acuerdo, fijarse en las partes de la opción que parecen ser la fuentedel desacuerdo. Ofrecer alternativas a esas partes para que los puntos de vista seacerquen.Se puede discutir el problema de nuevo a la semana siguiente y probar con otra opción.

Paso 4: Llevar a la práctica la solución

Subrayar la solución elegida.Se deberá decidir quién lo hará, cuándo, dónde y con qué tipo de supervisión paraconseguir que la solución funcione.

Importante con los adolescentes con TDAH, definir claramente las consecuencias queseguirán al cumplimiento o incumplimiento y recordarle, durante la semana siguiente,que haga lo acordado. No olvidar escribir al final de la hoja las consecuencias que sehayan predeterminado, para que no haya confusiones.Firmar la hoja de tal forma que se convierta en un contrato.

Antes de decidir si funciona o no, se debería probar durante una o dos semanas. Si elcontrato parece inviable, se puede retomar y renegociar la solución.

Poner a prueba este enfoque de solución de problemas durante varias semanassentándose una vez a la semana a discutir una o dos áreas problemáticas de la lista dedesacuerdos.

TDAH Y HABILIDADES DE SOLUCIÓN DE PROBLEMAS

- Hacer comentarios breves y dirigidos al asunto, haciendo participar aladolescente, hablando de forma animada y entusiasta con tono constructivo ypositivo. Las primeras veces se puede recompensar al adolescente por dialogarcon vosotros.

- Simplificar los pasos de solución de problemas, de manera que el adolescenteinmaduro pueda manejarlo.

- Elegir los temas de manera inteligente, decidiendo en qué basar los argumentosy que se ignorará.

- Algunas familias atajan las conductas perturbadoras que aparecen en lasdiscusiones, usando un sistema de puntos en el que premian las habilidadescomunicativas positivas.

EJEMPLO DE UNA HOJA PARA LA SOLUCIÓN DE PROBLEMAS

Nombre de la familia: FernándezCuestión: Tareas domésticas

Definición del problema:

MADRE: Me altero cuando tengo que decir a Juan diez veces que saque la basura yarregle la habitación.

PADRE: Me molesta llegar a casa y ver que la basura está todavía en casa y que losdiscos y libros de Juan están desperdigados por la habitación, mientras mi mujer le grita.

JUAN: Mis padres me dicen que saque la basura durante mi programa de televisiónfavorito. Me mandan que arregle la habitación cuando todos mis amigos se estándivirtiendo.

Soluciones y valoración: Madre Padre Juan

1- Hacer las faenas la primera vez que se le dice + + -2- Que no tenga ninguna faena. - - +3- Que no pueda salir durante un mes si no las hace. - + -4- Ordenar la habitación antes de las nueve de la noche. + + +5- Que los padres ordenen la habitación. - - +6- Cerrar la puerta de la habitación. + - -7- Dar un solo aviso para que haga las faenas + + +8- Elegir un horario más oportuno para que haga las faenas + + +

Acuerdo: 4, 7 y 8

Plan de ejecución:

Juan ordenará la habitación antes de las nueve de la noche, lo que significa colocar loslibros y poner la ropa en el cubo de ropa sucia o guardarla en el cajón.

Si Juan cumple el acuerdo sin la necesidad de que se lo digan en el primer aviso, ganará1 euro al día. Juan acuerda que los martes antes de las ocho de la noche recogerá la basura y lasacará. Si lo cumple ganará 2 euros.

Castigo por no hacerlo: al día siguiente castigado sin salir después de clase. Que elpadre controle la basura y la madre la habitación.

PROGRAMA DE MODIFICACIÓN DE CONDUCTA EN ADOLESCENTES

PASO 5: LA COMUNICACIÓN

BUSCANDO UN CLIMA DE COMUNICACIÓN EN LA FAMILIA

Cuando hablamos de habilidad, estamos haciéndolo de la posesión por unapersona de ciertas capacidades, competencias o aptitudes, necesarias para cierto tipo deejecución. Al hablar de habilidades sociales (Kelly, 1987) nos referimos a lasrelacionadas con la actividad social en general, con la conducta social en sus múltiplesmanifestaciones.

Así, habilidad social es la capacidad que la persona posee de percibir, entender,descifrar y responder a los estímulos sociales en general, especialmente a aquellos queprovienen del comportamiento de los demás; y comprendidas en este concepto estaríanlas habilidades de comunicación, habilidades verbales y no verbales que capacitan paraemitir y recibir mensajes de forma adecuada.

La competencia social consiste en que la persona, en sus relaciones con losdemás, sea capaz de producir en ellos, tanto en su comportamiento como en sussentimientos, los efectos que se proponga, sin utilizar ningún tipo de violencia, un físicani psicológica.

Los elementos que hacen que una persona sea competente socialmente seaprenden.

Así, se puede aprender:

La capacidad de captar emociones, sentimientos, actitudes expresados por losotros.

La capacidad de codificar los elementos componentes de tales emociones,sentimientos y poder expresarlos.

La capacidad de iniciar contactos verbales. La capacidad de gratificar al otro en una conversación escuchando y

empatizando. La capacidad de discriminar entre las varias alternativas comportamentales que

tenemos abiertas, aquellas que puedan ser más útiles e indicadas en unasituación cambiante para conseguir nuestros objetivos en la interacción social.

Muchos conflictos familiares se originan por la deficiencia de sus miembros en habilidades de comunicación.

Los padres frecuentemente utilizan tácticas de control basadas en el castigo y elreforzamiento negativo, es decir, se intenta influir en la conducta del hijo mediante lacoerción o la estimulación aversiva del tipo de: críticas, amenazas, regañinas, chantajes,etc., para obtener el cambio que se desea. Lo cual genera un clima mayor deinsatisfacción, interacciones tensas y desagradables y evitación de la situación. Estospadres no aciertan normalmente a aplicar los principios de reforzamiento positivo,

moldeamiento..., intentando modificar la conducta de sus hijos mediante el controlaversivo y no refuerzan las conductas que se desean.

La comunicación es un componente esencial en la negociación para el cambio de conducta.

La comunicación no debemos entenderla como un concepto vago, sino como unconjunto especificable de intercambios de conductas verbales y no verbales.

Para que el intercambio de mensajes entre receptor y emisor fluyaapropiadamente se requieren habilidades de expresión y recepción; de otro modo, sepueden producir conflictos.

Los déficits más frecuentes en el emisor son:

La propia inhibición de la emisión: no expresar sentimientos opeticiones, por temor a las consecuencia que pueden derivarse de unacomunicación directa y honesta.

Comunicación inadecuada para la consecución de un objetivo. El cómose emite un mensaje es también determinante en la efectividad de lacomunicación. El padre puede tener como objetivo expresar comprensiónpor un hecho que ha ocurrido, pero lo hace en un tono alto y con gestosbruscos, lo que determina que el hijo lo perciba de un modo muydiferente.

Las inadecuaciones en el receptor son:

Inhabilidad para escuchar o atender los mensajes del otro. Dificultad para conocer y recibir conductas o mensajes positivos. La

interacción puede haberse deteriorado tanto que cada uno se haconvertido para el otro en un estímulo que en el otro sólo producesucesos negativos. Lo positivo no se reconoce.

En lo que respecta al mensaje, el requisito fundamental es que sea reconocible ycomunicable, por tanto expresable en términos observables. Por ejemplo, el término“me gustaría que fueses más responsable” hace difícil que el hijo sepa exactamente aqué se refiere el padre; sería mejor decirle conductas concretas que se esperan de él,como “empieza a estudiar un examen al menos una semana antes”.

La primera forma de presentar el mensaje es de contenido subjetivo; la segunda,permite conocer perfectamente qué se espera del otro y cuál es el problema concreto.

ERRORES DE LA COMUNICACIÓN

o Utilización excesiva de referencias al pasado o a un futuro hipotético.o Hablar sobre un asunto que no muestra una clara conexión con el objetivo

inmediato dela discusión.o No utilizar suficientemente el lenguaje positivo, omitiendo alabanzas o cosas

agradables sobre el comportamiento del otro o sobre lo que el otro dice.o Hablar en exceso o con una latencia muy rápida e interrumpiendo al otro en sus

explicaciones.o Esforzarse en explicar un detalle irrelevante, tangencial o sin importancia.o Responder a una pregunta realizada por el otro, hablando durante un tiempo

considerablemente extenso.o Utilizar palabras complicadas, difíciles o raras.o Realizar afirmaciones radicales o dogmáticas (”blanco o negro”).o Generalizar en exceso, refiriéndose a conductas o hechos que ocurren de vez en

cuando como si ocurriesen continuamente.o Evitar ciertos temas en la conversación.o Insistencia en un tema o asunto.o Falta de especificidad, al utilizar un lenguaje inconcreto, tendiendo el mensaje a

ser general y abstracto.o Hablar con un tono muy bajo.o Exceso de conducta emocional durante el habla.o No admitir ni reconocer ninguna afirmación del otro, aunque sea parcialmente.o Responder a una queja con otra queja contra él, en lugar de admitirla o aclarar el

asunto.o Responder de malos modos al otro, de forma cortante, al iniciar una

conversación que no nos gusta.o Dirigir al otro una expresión ofensiva (insulto).o Suponer que uno sabe lo que está sintiendo o pensando y quiere decirnos.o Negarse a reconocer la parte de responsabilidad que a cada uno le corresponde

de un conflicto.o Descripción de los problemas en términos no operativos, que no ofrecen

conductas concretas a las que aplicar estrategias para cambiar.

Para una mejor comunicación familiar es importante:

1. EVITAR UN LENGUAJE INESPECÍFICO

Este lenguaje se presta a las interpretaciones que cada uno quiera darle, por loque se produce es una incomunicación: los mensajes no son efectivos. Ellenguaje debe ser operativo, para ello:

Debe estar basado en descripciones observables y cuantificables. Debe ser congruente, es decir, oportuno y conveniente según la situación

y el contexto en que tenga lugar (una broma delante de los amigos delniño puede ser entendida como un acto agresivo hacia él)

Debe hacerse énfasis en la información positiva. Por ejemplo; “baja lamúsica de la cadena de música” (información en positivo, afirmando), enlugar de “no pongas ese trasto tan alto”.

Debe estar basado tanto en la información verbal como no verbal (tonode voz, ceño, etc.)

2. APRENDER HABILIDADES CONVERSACIONALES

Los elementos básicos de la conversación son: hacer preguntas, dar informaciónadicional, escuchar, llevar la conversación (cambiar de tema, tomar la palabra, pasarla palabra), cerrar la conversación.

3. APRENDER HABILIDADES DE EXPRESIÓN

Significa saber expresar emociones del agrado del otro y reconocer aspectospositivos de su conducta y, por otra parte, ser capaces de expresar críticas ypensamientos negativos sin causar discusiones; para esto último es conveniente:

Especificar claramente la conducta del otro que ha causado lossentimientos negativos.

Expresar y admitir como propios los sentimientos negativos. Hacer una petición al otro que contribuya a mejorar la situación: cambiar

ciertas acciones en el futuro, comprometerse a estudiar el problema, etc. Reforzar al otro por haber escuchado nuestra petición y comprometerse a

realizar o plantear un compromiso alternativo.

Es importante crear momentos de comunicación con los hijos, se deben provocar tiempos de juego, de diálogo, de diversión, de relajación, en los que se generará un clima de confianza mutua que mejorará la comunicación.

ESTABLECER UNA COMUNICACIÓN EFICAZ

Malos hábitos de la comunicación----------------------------------------------------------------------------------------------------------Comprobar si la familia hace lo siguiente: Formas más positivas de hacerlo----------------------------------------------------------------------------------------------------------1- Insultarse mutuamente. –Expresar la ira sin palabras hirientes.

2- Menospreciar al otro. –“ Estoy enfadado porque tú hiciste...”

3- Interrumpir mutuamente. – Respetar el turno; intervención breve.

4- Criticarse continuamente. – Señalar lo positivo y lo negativo.

5- Ponerse a la defensiva cuando les atacan. – Comprobar si hemos oído bien.

6- Dar un sermón. – Ir directos al grano.

7- Apartar la mirada del que hable. – Establecer buen contacto visual.

8- Mala postura, mirada al suelo. – Derechos y actitud de escucha.

9-Hablar con tono sarcástico. – Hablar con tono normal.

10- Salirse del tema. – Terminar un tema, luego otro.

11- Pensar en lo peor. – No sacar conclusiones rápidas.

12- Sacar a relucir hechos del pasado. – Limitarse al presente.

13- Adivinar lo que el otro piensa. – Preguntar cuál es la opinión del otro.14- Mandar u ordenar. – Pedir las cosas adecuadamente.

15- Callar e ignorar al otro. – Decir lo que sienten.

16- Tener rabietas, perder los papeles. – Contar hasta 10, salir de la habitación.

17- Restar importancia al asunto. – Tomárselo en serio.

18- Negar que lo hicisteis. – Admitir que lo hicisteis.

19- Criticar los errores de los demás. – Pasar por alto pequeños errores.

PROGRAMA DE BARKLEY PARA HIJOS REBELDES Y DESAFIANTES

PASO 6: PIENSA EN VOZ ALTA Y PIENSA EN EL FUTURO. QUÉ HACER

EN PÚBLICO

Hasta el momento se han aplicado las normas de conducta en casa, pero es posible que

todavía vuestro hijo tenga algún comportamiento rebelde fuera de ésta; será en este paso

donde se aprenda a controlar estas conductas inadecuadas.

1. ¿DÓNDE ES MÁS PROBABLE QUE TU HIJO TENGA PROBLEMAS?

Lo primero que tienes que hacer es tomarte unos minutos para sentarte con una hoja de

papel delante y hacer una lista de lugares y momentos en que tu hijo es probable que

actúe de forma problemática.

¿Se pone tu hijo nervioso en un supermercado o cada vez que vais a un centro

comercial? ¿Son las salidas más fáciles en ciertos momentos del día?

A lo mejor un sábado a primera hora de la mañana es capaz de controlar bastante bien

su comportamiento, pero se vuelve un terremoto si las compras se realizan cualquier día

de diario por la tarde, después de haber estado muchas horas sentado en el colegio.

Es muy posible que si vuestro hijo duerme la siesta y planeamos una salida justo a esa

hora, el resultado sea catastrófico.

Un chico puede rechazar un largo viaje en coche si previamente no ha tenido un buen

rato de juego activo.

2. ¿CUÁNDO OCURREN LAS SITUACIONES MÁS EMBARAZOSAS?

Es posible que como padre o madre, temas el mal comportamiento de tu hijo en

situaciones públicas, que te resulte tremendamente embarazoso y que, por tanto, esto

interfiera con la manera de poner límites a estos comportamientos.

Coge una hoja de papel y escribe los lugares en los que, con mayor probabilidad puedas

sentirte avergonzado: igual no te preocupa en exceso que tu hijo “monte el número” en

el mercado, pero te sientes realmente horrorizado si esto ocurre en casa de algún amigo

tuyo.

Estas situaciones reclamarán especial precaución, probablemente distracciones e

incentivos extra para tus hijos.

3. ¿QUÉ HACER EN PÚBLICO?

a. Menciona las normas a tu hijo inmediatamente antes de entrar en un lugar

público.

Antes de entrar en el supermercado, párate y dale normas claras, breves y precisas a

tu hijo (“¡Quédate cerca, no toques nada y no pidas!”); sobre todo, no utilices

referencias vagas como “sé bueno”.

Haz repetir las normas a tu hijo para estar seguro de que te ha escuchado y

entendido.

Con el tiempo, antes de entrar en una tienda, sólo le tendrás que decir a tu hijo:

“¿Cuáles son las normas?

b. Ofrece un incentivo por cooperar.

Cuando tu hijo se comporta adecuadamente, la forma más sencilla de incentivar es

asegurarte de elogiarle a menudo por seguir las normas.

En ocasiones muy especiales, puedes ofrecerle el comprar algo al terminar el recado

que tengáis que hacer o, incluso, ir dando a tu hijo pequeños premios a lo largo de la

salida.

c. Explica cuál será el castigo por no cooperar.

De nuevo, el método más simple es avisar previamente de ello.

d. Dale a tu hijo algo para hacer.

A todos los chicos les gusta ayudar a sus padres, sentirse útiles, y aprecian el hecho

de que se les ponga una tarea para eliminar el aburrimiento.

Aprovecha el camino hacia la tienda para pedirle que te dé algunas ideas de cómo

podría ayudarte. Luego, aporta también tus propias ideas.

Empieza la semana realizando dos salidas de prueba (o test), escogiendo dos

lugares que sean problemáticos: una de la lista de situaciones donde es más

probable que nuestro hijo tenga problemas y otra de la lista de situaciones

embarazosas para nosotros. Prepara esta salida con el único objetivo de poner en

práctica este método. Una vez que hayas tenido éxito relativo en estas salidas,

puedes empezar a utilizar estas medidas en la vida real.

4. CASTIGOS DURANTE LOS VIAJES LARGOS EN COCHE

Revisa las normas antes de salir de viaje, lleva muchas distracciones y menciona las

consecuencias por romper las normas.

5. PENSAR EN EL FUTURO Y PENSAR EN VOZ ALTA EN OTRAS

SITUACIONES

Los chicos desafiantes tienen a menudo dificultades para realizar transiciones entre

actividades, como por ejemplo, del tiempo de juego a la cama. Saca una hoja de

papel y anota todas esas situaciones en que tu hijo tiene problemas: incluye no sólo

cambios hacia situaciones que le desagradan, sino también a aquellas actividades

que el adolescente anticipa con gran placer, ya que un joven rebelde contento por

una fiesta de cumpleaños corre el riesgo de comportarse mal.

Calma a tu hijo, mencionándole de manera dulce pero firme las normas y las

consecuencias por romperlas. Sé sensible a los esfuerzos que hace tu hijo para

contenerse en esas circunstancias y ofrece elogios e, incluso, algún premio extra.

SER PADRE DE UN ADOLESCENTE CON TDAH:REGLAS DE ORO

Barkley, 2002.

1. Comprender el desarrollo del adolescente y el impacto que el TDAH tiene enéste.

2. Desarrollar una actitud de afrontamiento y expectativas racionales.

3. Establecer normas bien definidas en casa y en la calle.

4. Controlar y hacer cumplir las normas de casa y de la calle, trabajando enequipo.

5. Establecer intercambios comunicativos positivos y eficaces.

6. Resolver las discrepancias conjuntamente.

7. Usar la ayuda profesional de forma inteligente.

8. No perder el sentido del humor y tomarse regularmente un descanso de su hijo.

DESARROLLO EN EL ADOLESCENTE CON TDAH

Los adolescentes con TDAH experimentan el mismo tipo de cambios en la maduraciónfísica y se enfrentan a los mismos retos que los demás adolescentes, pero con ladesventaja de que muchos no han madurado social o emocionalmente desde la infancia.

Están menos preparados para asumir las responsabilidades de su independencia, pero asu vez la desean tanto como cualquier otro adolescente, con lo que cierto grado deconflicto es inevitable.

El niño con TDAH carece de autocontrol y organización, con lo que está controlado porlas circunstancias del momento y no son capaces de dirigir su conducta hacia una metafutura. Estas habilidades de visión de futuro, previsión, planificación y conductadirigida a un fin las desarrollarán de forma más tardía que otros jóvenes.

Además, la impulsividad del adolescente con TDAH puede traer consigo cambios dehumos repentinos, incapacidad para tolerar la frustración o para considerar las

consecuencias de sus actos, lo que puede desembocar en arranques de cólera ydiscusiones continuas.

La hiperactividad persiste en un 30- 40% de los adolescentes. Su manifestación enforma de agitación nerviosa o actitud de aburrimiento durante las discusiones familiarespuede ser fácilmente malentendida como un signo de falta de respeto, activando unacadena creciente de comunicación hostil.

ACTITUD DE AFRONTAMIENTO Y ESPECTATIVAS RAZONABLES

En vista de lo anterior, si queremos que el adolescente cambie de actitud, primerodeberemos modificar nuestra propia manera de pensar. Veamos los errores depensamiento en los que solemos caer, después de haber comprendido el MODELOABC DE LAS EMOCIONES.

Expectativas frente a exigencias

Que el adolescente cumpla con los deberes sin excesivas complicaciones, siguiendonormas básicas de convivencia, constituirá una expectativa, un deseo de los padres,pero no debe convertirse en una obligación, pues esta visión sólo aportaráemociones contraproducentes al hecho de seguir la norma.

Anticipar lo peor

Ocurre con bastante frecuencia que los padres temen que su hijo, dada la cantidad deerrores que comete, arruine su futuro: temen que ocurra lo peor. Muchos de estosmiedos son exagerados, pero además pueden convertirse en profecíasautocumplidas, ya que si el menor capta esta falta de confianza, podrá vengarseprecisamente cometiendo aquellas acciones que tanto tememos.

Atribuir malas intenciones

Si tu hijo no saca la basura o no hace la cama, tal vez creamos que lo hace paramolestarnos, sin embargo su objetivo no es disgustar a los padres. Si interpretamosque la mayoría de las acciones del adolescente están hechas con malicia, siempreestaremos enfadados y nos será difícil tratarle como se merece.

LA SOLUCIÓN: CAMBIAR LAS EXPECTATIVAS

Para ello, se puede recurrir a los siguientes ejercicios:

1. Imaginar cómo nos sentiríamos si fuésemos nuestro hijo, es decir, practicar laempatía (el ponerse en el lugar del otro).

2. Imaginar qué es lo que ocurriría en el peor de los casos: ¿qué es lo peor quepodría ocurrir si ante un punto de desacuerdo cedemos y llegamos a un acuerdocon la otra persona? Tratemos de no reaccionar desproporcionadamente antecada golpe, sino en función de las circunstancias, decidiendo qué asuntos sonprioritarios para actuar de inmediato y cuáles son triviales y es mejor ignorarlos.

ESTABLECER NORMAS EN CASA Y EN LA CALLE

Cuando los padres descubren que no basta simplemente con dar órdenes a su hijoadolescente, a veces se desesperan y piensan en que hagan lo quieran, que ya sufriránlas consecuencias. Esta política no funciona, porque el adolescente con TDAH harárealmente lo que quieran.

Con el tiempo, los padres irán alternando entre actitudes de control excesivo y falta deéste, con lo que el adolescente aprenderá a reconocer este ciclo y se limitará a esperarque pase la etapa de las normas rígidas.

La investigación ha demostrado que lo ideal es un enfoque más democrático, en el queel chico se vea implicado, siempre que sea posible, en la toma de decisiones. Parece quela negociación favorece el que tome conciencia de su responsabilidad, quizás porqueconoce las razones que subyacen a esta decisión, con lo cual probablemente podrágeneralizar a partir de este hecho, utilizando este proceso para desacuerdos futuros,surgidos fuera del hogar.

Es cierto también que hay reglas negociables y otras para las que no existe acuerdoposible: se trata de unas pocas. Es conveniente realizar una lista con ellas, redactadas deforma breve, agrupadas en dos categorías: reglas para dentro de casa y reglas para lacalle. Es bueno colocarlas en un lugar visible y repasarlas frecuentemente con el hijo,discutiendo las razones que hacen necesarias estas reglas.

CONTROL Y CUMPLIMIENTO DE LAS NORMAS

Es necesario que los padres se pongan completamente de acuerdo no sólo en las normas,sino también en cuáles serán las consecuencias de su cumplimiento y de suincumplimiento y esto debe estar planificado previamente.

Es imprescindible también, por tanto, la supervisión del hijo adolescente, no lavigilancia, para – a partir de ahí- poner en práctica los siguientes procedimientos:

Usar refuerzos positivos y negativos (pensados y acordados de antemano). Hacer prevalecer la propia autoridad, nuestra actitud debe ser firme, sin “vueltas

atrás”. Estar preparado para pedir ayuda a un profesional. Es conveniente un

seguimiento a lo largo del tiempo, aunque sea en forma de “revisiones”.

SABER Y PODER MANDAR

(Maciá Antón, 2003)

La adolescencia, como se escucha habitualmente, es un período difícil de la vida, tantopara el adolescente como para aquellas personas que conviven con él. A esta edadcomienza el niño/ a a romper los lazos de dependencia con sus padres.

El concepto de adolescencia como etapa difícil en el desarrollo apareció en el sigloXIX, aunque ya Aristóteles calificaba a los jóvenes como apasionados, irascibles,categóricos en sus afirmaciones y propensos a dejarse llevar por sus impulsos: sicometen una falta, ésta será por exceso, pues lo llevan todo demasiado lejos, sea amor uodio.

Esto se debe fundamentalmente a que se trata de una etapa de cambios físicos, sexualesy psicológicos, así como a las demandas sociales que se le hacen al joven. En nuestrasociedad, si un joven desea convertirse en un adulto, no sólo necesita madurarfísicamente, sino que también ha de alcanzar una serie de objetivos:

- Conseguir independencia emocional de sus padres y adultos.- Lograr nuevas y más maduras relaciones con los iguales y con los adultos de

ambos sexos.- De ajuste sexual, alcanzando un papel social masculino y femenino.- Aceptar su físico y utilizar el cuerpo de manera efectiva.- De formación educativa y preparación vocacional.- Buscar y lograr conductas sociales responsables.- Desarrollar destrezas mentales y mentales necesarias para la independencia

económica y para las oportunidades de trabajo.- Desarrollar la capacidad para solucionar uno mismo sus asuntos.- Desarrollar la capacidad de consumidor de las riquezas culturales de la

civilización.- Desarrollar la capacidad para introducirse en la realización de una actividad con

un elevado grado de interés- Enriquecerse por experiencia con personas que difieren en edad, clase social y

cultura.- Enriquecerse a través de actividades en las que haya interdependencia, dirigidas

hacia metas colectivas.

Mientras intenta alcanzar estos objetivos, el joven ha de desarrollar de manera gradualun sistema ético, una “filosofía de vida” que guíe sus creencias y normas morales.

Estos objetivos deben alcanzarse en un tiempo relativamente corto y con pocas ayudasexternas, pues nuestra sociedad no tiene unos cauces claros para que el adolescente losalcance. De hecho, la adolescencia supone inicialmente un continuo conflicto entre ladependencia familiar y las nuevas demandas de independencia que surgen.

Educar es ayudar a ser libres. El problema en este momento de libertad condicionada ocontrolada es saber en qué se tiene que ceder y en qué se tiene que imponer la autoridad.

La libertad del hombre radica en que PUEDE DECIDIR. En los hijos es importantecrear un clima desde edades muy tempranas. Primero, haciendo que ejerciten lacapacidad de elegir en cosas pequeñas, pero intentando que razonen por qué decidenuna cosa u otra.

En un ambiente familiar adecuado, de comprensión y respeto, se reforzarán laselecciones acertadas y se pasarán por alto los pequeños errores consecuencia deelecciones incorrectas, exigiendo de forma cariñosa (no autoritaria) una nueva elección,en lugar de abandonar a la primera oportunidad.

Tomando constantemente nosotros las decisiones, nuestras hijos serán incapaces detomar cualquier decisión en su vida. De esta forma, estaremos dificultando que nuestroshijos:

- aprendan a tomar decisiones por sí mismos;- vayan conformando sus propios criterios;- ejerzan su responsabilidad personal.

Si no hemos sido capaces de establecer las condiciones para el desarrollo de laindependencia de nuestro hijo, la adolescencia y primera juventud puede ser un periodoparticularmente peligroso, ya que en estos momentos los hijos fácilmente desidealizan alos padres, poniendo en duda sus criterios y planteamientos, quedando así el adolescentea merced de de cualquier tipo de influencia externa.

Lo importante es crear las condiciones para que de forma gradual vaya decidiendo por símismo. Hay que aceptar que nuestros hijo sean distintos a nosotros, con ideas propias e,incluso, contrarias a las nuestras.

En un supuesto continuo en esta dimensión, podríamos encontrar distintos patrones deconducta entre los padres:

o Autocráticos: los padres simplemente les dicen a los jóvenes lo que tienen quehacer, sin dar razones de sus normas.

o Autoritarios: cuando el adolescente puede participar, pero no se le consulta parala toma de decisiones.

o Participativos: cuando el joven participa libremente en la discusión de cosas quetienen que ver con su conducta e, incluso, pueden tomar decisiones, pero laautoridad última es de los padres.

o Igualitarios: cuando existe una diferenciación mínima de papeles entre padres ehijos.

o Permisivos: cuando el fiel de la balanza en la toma de decisiones se inclina endirección del adolescente.

o Muy permisivos (padres despreocupados): cuando el joven puede aceptar orechazar las instrucciones de los padres a su propio deseo.

Las familias participativas forman hijos con confianza en sí mismos, con altos nivelesde autoestima y una independencia responsable. Mantener una conversación amplia ysincera con los hijos disminuye las tensiones y nos permite identificar cuándo ellosestán pasando por un momento de frustración, depresión u otras crisis emocinales,incluyendo la irascibilidad.

Los padres que adoptan un igualitarismo exagerado o una permisividad excesiva, sinembargo (“ya es mayor para tomar sus propias decisiones”) no proporcionan a sus hijosla clase de apoyo que necesitan.

Tampoco lo hacen los padres autoritarios, que tienen que apelar a la fuerza paraimponer sus criterios. El temor y el miedo nunca pueden ser formativos.

Parece, entonces que es difícil saber y poder mandar, pero he aquí unos consejos quepodrían ayudarnos a pasar a la práctica la participación de la que hablábamosanteriormente:

1. No se puede mandar hoy una cosa amparándonos en unas razones y mañana enotra distinta y contradictoria con las razones esgrimidas el día anterior. Elhecho de no mantener una norma nos hace perder credibilidad.

2. Cuando se ha tomado una decisión, hay que mantenerla. Previamente habráque razonarla, pero una vez tomada, por considerar la más conveniente,debemos mantenerla aunque cueste algún esfuerzo o sacrificio. Esto no suponetomar actitudes de obstinación, si en algún momento nos hemos equivocado,podemos cambiar la decisión, pero reconociendo públicamente nuestro error.

3. Exigir a los demás lo que nosotros podemos hacer: mantener una congruenciade vida ante los ojos cada vez más críticos de nuestro adolescente esfundamental.

4. Nuestros hijos deben apreciar y percibir que, aunque nosotros somos adultos,también luchamos para mejorar, aprender y corregir nuestros propios hábitosinadecuados. Y esto sólo se consigue con la práctica.

5. Mostrarnos como una persona que sabe controlar sus emociones, equilibrada;si no somos capaces quizás deberíamos acudir a la consulta de un psicólogo yaprender técnicas de relajación e inteligencia emocional.

6. Ser tolerantes con las pequeñas cosas para poder exigir en las fundamentales,para no caer en el error de estar continuamente haciendo reproches a nuestroshijos, lo que repercutirá no sólo en nuestra relación, sino también en suautoestima.

7. Mostrar nuestro interés por el resultado de las acciones, lo que implica elogiardespués del cumplimiento de una orden y prestar atención positiva a nuestrohijo mientras la cumple.

8. Dispones de una gran dosis de paciencia; siendo perseverantes conseguiremoslas cosas, más que planteándolas con malos modos.

9. Incorporar a nuestro hijo en el proceso de tomar una decisión. Así no perdemosautoridad, sino que demostramos lo difícil que resulta a veces decidir y acertaren una decisión.