poemas

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Acepto todo lo que hubo... Cuanto más se quiere El viento irrumpe, aúlla la nieve... Hoy no recuerdo lo que ayer pasó... La bruma nocturna La noche, la droguería, la calle, el farol... Los poetas Madrugada en Moscú Oh, primavera inabordable y sin final... Qué difícil es caminar entre la gente... Se aproxima el sonido... Somos los olvidados, solitarios sobre la tierra...

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Page 1: poemas

Acepto todo lo que hubo...

Cuanto más se quiere

El viento irrumpe, aúlla la nieve...

Hoy no recuerdo lo que ayer pasó...

La bruma nocturna

La noche, la droguería, la calle, el farol...

Los poetas

Madrugada en Moscú

Oh, primavera inabordable y sin final...

Qué difícil es caminar entre la gente...

Se aproxima el sonido...

Somos los olvidados, solitarios sobre la tierra...

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Page 2: poemas

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Georgia

Acepto todo lo que hubo...

Acepto todo lo que hubo

Nunca busqué mejor suerte.

Page 3: poemas

Acaso hay algo mejor que haber amado

Algo mejor que haber ardido!

La felicidad y los sufrimientos

Impusieron sus huellas amargas,

Pero yo no desperdicié la antigua luz

En tempestades pasionales, ni en el tedio sin límites.

Y tú, a quien yo de nuevo he desgarrado

Debes perdonarme. Sé que nuestro destino es estar juntos.

Todo lo que no me has dicho con palabras

En tu semblante lo he adivinado.

Los ojos miran atentos

Y el corazón inquieto golpea en el pecho,

Continuando su camino ineluctable

En la fría oscuridad de la noche nevada.

Versión de Jorge Bustamante García

Page 4: poemas

Cuanto más se quiere

Cuanto más se quiere descansar

Tanto más horrible se hace la vida;

La neblina húmeda se arrastra desde los campos,

La neblina húmeda penetra al pecho.

Arrastrándose por el terciopelo de la noche...

Olvida que hubo la vida,

Que la vida habrá, olvida...

Se arrastran desde los campos las tinieblas nocturnas...

Solo uno, solo uno,

Quedarse dormido, quedarse dormido...

Pero de todas maneras

Alguien te despertará.

Versión de Samuel Feijoo y Nina Bulgákova

El viento irrumpe, aúlla la nieve...

El viento irrumpe, aúlla la nieve,

Page 5: poemas

Y en la memoria por un instante resurge

Aquel lugar, aquella orilla lejana...

Las flores débiles bajo la escarcha se marchitaron...

Y mis antiguas afecciones

Susurran como la hierba seca...

Es de noche. Y en la noche, por un sendero tupido

Voy hacia el abismo cubierto de nieve...

La noche, el bosque y la nieve. Y yo llevo

El peso odioso de los recuerdos...

De pronto, allá, se divisa una casita en un claro

Y una muchacha canta en el bosque.

6 de enero de 1912

Versión de Jorge Bustamante García

Hoy no recuerdo lo que ayer pasó...

Page 6: poemas

Hoy no recuerdo lo que ayer pasó

En la madrugada olvido lo de la tarde anterior

En los días blancos extravío el fuego

Y en las noches ya no evoco los días.

Pero, ante la muerte, en la hora decisiva,

Todos los días, y noches nos pasan por la mente

Y entonces ,-en el bochorno, en la estrechez-

Es sumamente doloroso soñar

En todo lo hermoso que se fue.

Deseas levantarte y no puedes

Es de noche.

3 de febrero de 1909

Versión de Jorge Bustamante García

La bruma nocturna

La bruma nocturna me sorprendió en el camino.

Page 7: poemas

Tras la espesura la luna lanzó su mirada.

El caballo fatigado daba inquietos golpes con las pezuñas;

tranquilo de día, extrañaba la noche.

Sombrío, inmóvil, soñoliento,

el conocido bosque me aterraba

y hacia el claro plateado por la luna

dirigí el paso del caballo resoplante.

Se extiende en la lejanía la neblina del pantano,

pero de plata fulgura la iglesia de la colina.

Y detrás de la colina del bosquecillo del valle,

en la oscuridad se oculta mi casa.

El caballo fatigado acelera el paso hacia su destino.

Centellean las luces de un pueblo extraño.

A la orilla del camino prenden en rojo

las hogueras de los pastores, como faros.

De "Los doce y otros poemas".

Versión de Clara Janés

La noche, la droguería, la calle, el farol...

Page 8: poemas

La noche, la droguería, la calle, el farol,

Mundo absurdo e insípido.

Vive aunque sea un cuarto de siglo más

Y todo será lo mismo. No hay salida.

Morirás -empezarás otra vez desde el comienzo

Todo se repetirá como antaño:

La noche, el helado escarceo en el canal,

La droguería, la calle y el farol.

1912

Versión de Jorge Bustamante García

Los poetas

En las afueras de la ciudad crece solitario un barrio

Sobre una tierra movediza y pantanosa.

Allí viven los poetas y se saludan

Page 9: poemas

Unos a otros con una sonrisa arrogante.

El día se levanta inútil y radiante

Sobre este triste pantano:

Sus habitantes lo dedican al vino

Y al trabajo arduo y persistente.

Cuando se emborrachan se juran amistad,

Conversan cínica y despiadadamente

Hasta el amanecer. Luego, entregados a su pasión

Trabajan cual necios sin remedio.

De pronto, salen a rastras de sus buhardillas

Para mirar cómo arde el mar entre la tarde:

Con los ojos abiertos quedan cautivados

Por las trenzas doradas de las muchachas que pasan.

Enternecidos sueñan el Siglo de Oro,

Amigablemente riñen a sus editores

Y lloran con amargura sobre una florecilla

O sobre alguna nubecilla perlada

¡Así viven los poetas, amigo lector!

Quizás tú pienses que todo esto sea peor

Que tus diarios débiles y vanos esfuerzos,

Que tu charco pequeño burgués.

Page 10: poemas

No, querido lector, mi crítico ciego

Por lo menos los poetas tienen

Sus musas sus nubecillas, su Siglo de Oro,

¡Todo lo que para ti es inaccesible...!

Tú estas a gusto contigo mismo, con tu esposa,

Con tu vida reducida,

Pero los poetas sufren de dipsomanía mundial

Y para ellos es poco una vida así.

No importa que mueran, como perros, tras la valla

O que la vida los haya enlodado.

Creen que algún Dios los trajo aquí

Para que besaran la ventisca y la nieve...

24 de julio de 1908

Versión de Jorge Bustamante García

Page 11: poemas

Madrugada en Moscú

Es delicioso levantarse muy temprano

Y percibir las huellas frescas en la arena.

Es delicioso recordarte así

Saber que estás conmigo.

Yo te amo, primor mío,

Despreocupada juventud mía

Y la transparente ternura del Kremlin,

En esta mañana, es como tu propio encanto.

Versión de Jorge Bustamante García

Oh, primavera inabordable y sin final...

Oh, primavera inabordable y sin final,

Inabordable y sin final como los sueños.

Te reconozco, vida. Te asumo.

Y bajo el tintineo de broqueles te saludo.

Page 12: poemas

Yo te acojo, mala suerte,

Y doy mi bienvenida a los aciertos

Pues no hay nada oprobioso en los encantados

Paisajes del llanto, ni en el misterio de la ventana,

Asumo las discusiones que desvelan

La madrugada en las oscuras cortinas de la ventana,

Para que la encantadora primavera

Excite mis miradas dilatadas.

Asumo las aldeas desérticas

Y los pozos de las ciudades terrenales,

La diáfana extensión de los cielos

y la candidez de los trabajos serviles.

Yo salgo, vida, a tu encuentro en el umbral

Con los cabellos rizados por el viento impetuoso

Y el enigmático nombre de Dios

En los labios fríos y apretados...

Ante la hostilidad de este encuentro

Siempre me defiendo,

Tú nunca eres accesible

¡Y el sueño embriagador se nos escapa!

Page 13: poemas

Y miro y sospecho esta hostilidad,

Odiando, maldiciendo y amando:

Por el suplicio, por la muerte,

Pero de todas formas yo te asumo, vida!

24 de octubre de 1907

Versión de Jorge Bustamante García

Qué difícil es caminar entre la gente...

Qué difícil es caminar entre la gente

Y simular que no se ha muerto

Y en este juego de trágica pasión

Confesar que aún no se ha vivido.

Y escrutando en la nocturna pesadilla,

Encontrar el orden como un desordenado torbellino

Para que en el inexpresivo resplandor del arte

Descubramos el mortal incendio de la vida.

Page 14: poemas

Versión de Jorge Bustamante García

Se aproxima el sonido...

Se aproxima el sonido. El alma vuelve a ser joven

Al someterse al susurro abrumador.

En sueños, sin respirar, aprieto contra mis labios

Tu mano pasajera.

Sueño que soy de nuevo un muchacho, otra vez un amante,

Veo un barranco y hierbas silvestres.

Y en esas hierbas un matorral espinoso

En la neblina del atardecer.

A través de las flores, las hojas y las ramas espinosas

La antigua casa mira en mi corazón

El cielo otra vez atisba, sonrosando de un lado a otro,

Tu ventana.

Page 15: poemas

Esta voz es tuya y yo daría la vida y el dolor

Por su sonido incomprensible,

Aunque en el sueño yo apriete contra mis labios

Tu amada mano pasajera.

2 de mayo de 1912

Versión de Jorge Bustamante García

Somos los olvidados, solitarios sobre la tierra...

Somos los olvidados, solitarios sobre la tierra,

A hurtadillas nos sentamos cerca al calor.

Desde este cálido rincón del cuarto

Miramos la bruma de octubre.

Por la ventana, como entonces, se ve el fuego.

Querido mío, ya estamos viejos.

Page 16: poemas

Todo lo que hubo, tempestad y desdicha,

Ha quedado atrás, ¿qué esperas del futuro?

¿Seguro quieres leer allá, todavía,

Alguna inesperada novedad?

¿Acaso esperas algún ángel tempestuoso?

Todo pasó. Nada podrás regresar.

Quizás las paredes, los libros, los días.

Querido amigo, ellos están habituados.

Yo no espero nada, no murmuro.

No añoro nada de la que se fue.

A la musa.

Музе, Alexander Blok (1880-1921)

Hay en tus melodías escondidas

de nuestro fin la noticia fatal.

Llevas la maldición de Dios, y llevas

la profanación de la felicidad.

Hay en ti una fuerza tan fascinante

que me apresto a acusarte yo también

de perder a los seres candorosos

Page 17: poemas

seduciéndolos con tu esplendidez.

Cuando te burlas de la fe sagrada

de golpe veo encenderse en ti

una corona que ya he visto antes,

sin forma clara, purpurina y gris.

¿Es del Bien o del Mal? Eres misteriosa,

y de mil modos se habla de ti:

Musa y Milagro eres para unos;

Infierno y Dolor eres para mí.

¿Por qué no he perecido en la mañana,

cuando el insomnio se llevó el vigor,

y en cambio al entrever tu rostro frío,

consuelos suplicaba a tu favor?

Desearía que fueses mi enemiga.

Pero, ¿por qué me brindaste el presente

de las flores, el cielo, las estrellas

y la maldición de tus bellas fuentes?

Más pérfidas que las noches del Norte,

más embriagantes que el vino de Aí,

más breves que el amor de las gitanas,

fueron tus viles besos para mí.

Page 18: poemas

En el violar las cosas más sagradas

tuve una maligna satisfacción,

y en tus amores, como la hiel amargos,

locas delicias tuvo el corazón.

La bruma nocturna.

Alexander Blok (1880-1921)

La bruma nocturna me sorprendió en el camino.

Tras la espesura la luna lanzó su mirada.

El caballo fatigado daba inquietos golpes con las pezuñas;

tranquilo de día, extrañaba la noche.

Sombrío, inmóvil, soñoliento,

el conocido bosque me aterraba

y hacia el claro plateado por la luna

dirigí el paso del caballo resoplante.

Se extiende en la lejanía la neblina del pantano,

pero de plata fulgura la iglesia de la colina.

Y detrás de la colina del bosquecillo del valle,

en la oscuridad se oculta mi casa.

El caballo fatigado acelera el paso hacia su destino.

Centellean las luces de un pueblo extraño.

A la orilla del camino prenden en rojo

las hogueras de los pastores, como faros.

Page 19: poemas

Las Sombras Desleales.

Alexander Alexandrovich Blok.

Las Sombras desleales del Día huyen,

y alto y claro es el llamado de las Campanas.

Los pasos sobre la Iglesia arden como el Relámpago,

sus losas están vivas, aguardando tus ligeras pisadas.

Tu pasarás por aquí, y tocarás la fría piedra;

vistiéndola con la horrible vitalidad de tu palma.

Deja que la Flor de Primavera sea aquí depositada,

en esta solitaria Penumbra, bajo los ojos del Santo.

Las Sombras de la Rosa crecen en la brumosa Noche,

y alto y claro es el llamado de las Campanas,

la Oscuridad yace en los escalones, siniestros y bajos.

Aguardo inmóvil en la Luz. Aguardo ansioso tus Pasos.

No temas a la muerte en viajes terrenales,

No temas a los enemigos o amigos,

Sólo escucha las plegarias

al pasar por todos los caminos del horror.

La Muerte vendrá hasta tí,

Page 20: poemas

Y nunca más serás esclavo de la vida,

Esperando la piedad de un amanecer,

En la noche de miseria y tribulación.

Ella les amará con una ley común,

Una voluntad del Eterno Reino.

Ya no estarás condenado al lento

Y eterno dolor mortal.