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La entrevista de la semana Por [email protected] «La gente en Zaragoza me quería un montón» Pepe Belman El destino quiso que este malagueño acabase en el filial del Zaragoza gracias a Santi Aragón y que fuera el portero suplente de Cedrún en la histórica final de la Recopa tras una lesión de Juanmi. Jugó poco, pero dejó un grato recuerdo entre 1994 y 1997. Siempre se arrepentirá de haberse marchado del club con el que debutó en Primera parando un penalti. —¿Qué tal le va por México co- mo entrenador de porteros del Cruz Azul? —Tengo ascendencia mexicana, por si no lo sabía. Después de re- tirarme en el Nacional de Madei- ra estuve un año como entrena- dor amateur y volví al Nacional como entrenador de porteros. Hi- cimos unos años muy buenos, co- gimos experiencia europea y me uní al equipo de trabajo de Pedro Caixinha. He estado en los últi- mos años con él y dimos el salto a México, al Santos Laguna. Fui- mos campeones de Liga y Copa antes de ir a Catar y al Glasgow Rangers y ya de ahí al Cruz Azul, donde estamos muy contentos. —Tiene el pasaporte lleno. —Es lo que hay… me hubiera en- cantado volver a España, pero ni he tenido oportunidad ni ofer- tas buenas. Algunas eran de risa. Ahora estamos muy valorados en México y es un mercado muy im- portante. Por cierto, con el Cruz reció. Aparecieron varios clubs como el Marbella o el Cádiz, pe- ro no salieron y terminé jugando en la Balompédica Linense, de Se- gunda B. Ya sabe cómo va esto… equipos de Segunda B que se gas- tan un dineral y si las cosas no van bien te dejan de pagar, por lo que a mitad de temporada me marché. —Entonces apareció el Zaragoza y con una historia peculiar. —Me marché para mi casa y re- cibí la llamada del Zaragoza por medio de Santi Aragón, que co- nocía a mi padre y que ya sabía de mí. Agarré un tren y me fui para allá con la idea de que fue- ra para el primer equipo. Una vez que llegué al Zaragoza me di- jeron que no, que era para el fi- lial, y yo dije: «Me voy para Má- laga otra vez», pero mi padre me llamó y me dijo que no fuera ton- to. Hice un entrenamiento con el filial y antes de acabarlo, y no le exagero, me metieron en un co- che y me llevaron a las oficinas. «Oye, que te queremos contratar para que juegues con el Zaragoza B ya», me dijeron. Fue un acuerdo rapidísimo porque no tenía nada que perder. —¿Cómo fue el salto al primer equipo? —Me fue muy bien con el filial y me ofrecieron contrato con el primer equipo. Cuando firmé ya me habían prometido que iba a hacer la pretemporada y a firmar con el primer equipo y me con- vencieron. No jugué muchos par- tidos, pero la gente me quería un montón para lo poco que jugué. No hubo continuidad, pero yo también metí la pata mucho. —¿Qué pasó? —Ahora se ve con otra perspecti- va, pero mi carrera en el Zarago- za podría haber sido más larga. Nunca debí haberme marchado del Zaragoza. El gran lunar de mi carrera fue el día en el que Bahía me llamó. Jugaba poco, llegó Víc- tor Espárrago y me puso la cruz. Otto Konrad al final se fue… Nun- ca debí haberme ido porque al fi- nal entre Juanmi y yo nos hubié- ramos disputado el puesto. Ade- más me fui al Valladolid. ¡Quién iba a jugar con César Sánchez de compañero, por el amor de Dios! Estaba en el mejor momento de su carrera deportiva, pero Petón me convenció. Además, seis me- ses antes me quiso Antic para el Atlético e incluso me reuní con Alfonso Soláns, el padre. —Todo un enamorado del Real Zaragoza. —Si aún viviera, el Zaragoza es- taría en Primera. El carácter era Alberto Bobed Azul también logramos ganar una Copa. —Más bonita es una Recopa, ¿no? —Es el título más importante de mi carrera entre entrenador y ju- gador, aunque la Liga en Méxi- co es muy importante. El nivel de competición es muy alto y, en cuanto al futbolista mexicano, ahora está mucho más profesio- nalizado que cuando llegué en el 2014, porque les costaba mucho. 33 Belman, en el imponente Estadio Azteca de México, hogar del Cruz Azul, club en el que trabaja como entrenador de porteros en la actualidad. SERVICIO ESPECIAL Junto con Brasil, diría que Méxi- co son las dos potencias de Amé- rica y la gente está muy prepa- rada. Y a nivel de afición… no se puede ni imaginar. —Es malagueño y allí comenzó su carrera. ¿Tuvo que salir por la desaparición del CD Málaga? —Sí. El año que subí al primer equipo para no frenar mi progre- sión me cedieron al Deportivo B y cuando acabó esa cesión volví al Málaga, pero ese verano desapa- 30 Deportes el Periódico de Aragón 17 DE JUNIO DEL 2019 LUNES

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Page 1: Por deportes@aragon.elperiodico.com Pepe Belman · nalizado que cuando llegué en el 2014, porque les costaba mucho. 33Belman, en el imponente Estadio Azteca de México, hogar del

La entrevista de la semana [email protected]

«La gente en Zaragoza me quería un montón»

Pepe Belman

El destino quiso que este malagueño acabase en el filial del Zaragoza gracias a Santi Aragón y que fuera el portero suplente de Cedrún en la histórica final de la Recopa tras una lesión de Juanmi. Jugó poco, pero dejó un grato recuerdo entre 1994 y 1997. Siempre se arrepentirá de haberse marchado del club con el que debutó en Primera parando un penalti.

—¿Qué tal le va por México co-mo entrenador de porteros del Cruz Azul?—Tengo ascendencia mexicana, por si no lo sabía. Después de re-tirarme en el Nacional de Madei-ra estuve un año como entrena-dor amateur y volví al Nacional como entrenador de porteros. Hi-cimos unos años muy buenos, co-gimos experiencia europea y me uní al equipo de trabajo de Pedro Caixinha. He estado en los últi-mos años con él y dimos el salto

a México, al Santos Laguna. Fui-mos campeones de Liga y Copa antes de ir a Catar y al Glasgow Rangers y ya de ahí al Cruz Azul, donde estamos muy contentos.

—Tiene el pasaporte lleno.—Es lo que hay… me hubiera en-cantado volver a España, pero ni he tenido oportunidad ni ofer-tas buenas. Algunas eran de risa. Ahora estamos muy valorados en México y es un mercado muy im-portante. Por cierto, con el Cruz

reció. Aparecieron varios clubs como el Marbella o el Cádiz, pe-ro no salieron y terminé jugando en la Balompédica Linense, de Se-gunda B. Ya sabe cómo va esto… equipos de Segunda B que se gas-tan un dineral y si las cosas no van bien te dejan de pagar, por lo que a mitad de temporada me marché.

—Entonces apareció el Zaragoza y con una historia peculiar.—Me marché para mi casa y re-cibí la llamada del Zaragoza por medio de Santi Aragón, que co-nocía a mi padre y que ya sabía de mí. Agarré un tren y me fui para allá con la idea de que fue-ra para el primer equipo. Una vez que llegué al Zaragoza me di-jeron que no, que era para el fi-lial, y yo dije: «Me voy para Má-laga otra vez», pero mi padre me llamó y me dijo que no fuera ton-to. Hice un entrenamiento con el filial y antes de acabarlo, y no le exagero, me metieron en un co-che y me llevaron a las oficinas. «Oye, que te queremos contratar para que juegues con el Zaragoza B ya», me dijeron. Fue un acuerdo rapidísimo porque no tenía nada que perder.

—¿Cómo fue el salto al primer equipo?—Me fue muy bien con el filial y me ofrecieron contrato con el primer equipo. Cuando firmé ya me habían prometido que iba a hacer la pretemporada y a firmar con el primer equipo y me con-vencieron. No jugué muchos par-tidos, pero la gente me quería un montón para lo poco que jugué. No hubo continuidad, pero yo también metí la pata mucho.

—¿Qué pasó?—Ahora se ve con otra perspecti-va, pero mi carrera en el Zarago-za podría haber sido más larga. Nunca debí haberme marchado del Zaragoza. El gran lunar de mi carrera fue el día en el que Bahía me llamó. Jugaba poco, llegó Víc-tor Espárrago y me puso la cruz. Otto Konrad al final se fue… Nun-ca debí haberme ido porque al fi-nal entre Juanmi y yo nos hubié-ramos disputado el puesto. Ade-más me fui al Valladolid. ¡Quién iba a jugar con César Sánchez de compañero, por el amor de Dios! Estaba en el mejor momento de su carrera deportiva, pero Petón me convenció. Además, seis me-ses antes me quiso Antic para el Atlético e incluso me reuní con Alfonso Soláns, el padre.

—Todo un enamorado del Real Zaragoza.—Si aún viviera, el Zaragoza es-taría en Primera. El carácter era

Alberto Bobed

Azul también logramos ganar una Copa.

—Más bonita es una Recopa, ¿no?—Es el título más importante de mi carrera entre entrenador y ju-gador, aunque la Liga en Méxi-co es muy importante. El nivel de competición es muy alto y, en cuanto al futbolista mexicano, ahora está mucho más profesio-nalizado que cuando llegué en el 2014, porque les costaba mucho.

33Belman, en el imponente Estadio Azteca de México, hogar del Cruz Azul, club en el que trabaja como entrenador de porteros en la actualidad.

SERVICIO ESPECIAL

Junto con Brasil, diría que Méxi-co son las dos potencias de Amé-rica y la gente está muy prepa-rada. Y a nivel de afición… no se puede ni imaginar.

—Es malagueño y allí comenzó su carrera. ¿Tuvo que salir por la desaparición del CD Málaga?—Sí. El año que subí al primer equipo para no frenar mi progre-sión me cedieron al Deportivo B y cuando acabó esa cesión volví al Málaga, pero ese verano desapa-

30 Deportes el Periódico de Aragón17 DE JUNIO DEL 2019

LUNES

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muy propio y le encantaba el fútbol y quería al Zaragoza. El hijo era un hombre más de ne-gocios.

—¿Cómo era la competencia con Cedrún y Juanmi?—Era muy sana. Cedrún es un pedazo de pan y a mí me ayu-dó muchísimo y de hecho, si tengo que agradecerle algo es que mi debut fue gracias a él, pero no porque le expulsa-ran, sino porque me orientó en el penalti del Compostela. Y Juanmi jugaba, pero cuando le quité el puesto se portó con-migo fenomenal. No hubo ma-las caras ni nada y les tengo en un altar.

—¿Se imaginaba en el vera-no del 94 todo lo que vino en aquella temporada en la que se ganó la Recopa?—Nada, la verdad. Era un or-gullo haber sido el único de

«Si Alfonso Soláns padre aún viviera, el Zaragoza estaría en Primera División. Le encantaba el fútbol y quería al equipo»

—¿Qué recuerdos le vienen de aquel mágico día de París?—Desde que salimos del hotel y llegando al Parque de los Prín-cipes había muchísima gente, fue una auténtica locura. Bueno, bueno, bueno… los pelos de pun-ta con el colorido de aquel día. Como entrenador he jugado fina-les con ambientes de 90.000 per-sonas, pero lo más fuerte que he vivido en cuanto a sensaciones fue en el Parque de los Príncipes.

—¿Qué hizo cuando metió el gol Nayim?—Todos saltamos al campo y yo me fui a abrazar a Andoni en el suelo. Los porteros morimos con los porteros.

—Si le impresionó el ambiente en París, aquella celebración en la Plaza del Pilar no debió andar lejos.—Eso me impactó, pero lo que más fue el momento de bajar del avión y empezar el recorrido ha-cia Zaragoza. Había mucha gen-te en aquella carretera desde ese aeropuerto que está en el quinto coño y lo recuerdo como si fuera la Vuelta Ciclista. No había vis-to una cosa igual, fue una locu-ra. ¿Sabe qué pasa? Que en aquel partido todo el mundo era del Real Zaragoza. Es un equipo que caía simpático. ¡Hasta en Navarra creo que lo celebraron!

—¿Cuál era el secreto de aquel equipo de la Recopa?—La amistad que había. Era un grupo muy sólido y tras cada en-trenamiento se hablaba de tomar unas tapas o una cerveza. Eso sí, no me puedo incluir en ese gru-po porque era muy jovencito y me gustaba entrenar e ir a casa, lo cual fue una gran equivoca-ción por mi parte. Era demasia-do profesional, pero no digo que el resto no lo fueran. No me invo-lucré tanto y me arrepiento mu-cho de ello.

—Dos semanas después llegó, al fin, su debut con el Real Zarago-za frente al Compostela.—No me lo esperaba y fue una ale-gría. Juanmi seguía fuera de com-bate y yo estaba en el banquillo, que para mí ya era un premio muy grande. Cuando vi que le sa-caban roja a Cedrún dije: «Hos-tias, ¡qué voy a debutar!». Recuer-do con mucho cariño que cuando Andoni me dio un abrazo me su-surró al oído el lado al que me lo iba a tirar. Aquel penalti se lo de-bo a él. La sensación de jugar en La Romareda… ese césped impe-cable… fue tremendo. Y la gente

aquel filial que subió y eso que había grandes jugadores como Roberto Martínez, Seba, Isidro... Esa pretemporada hu-bo un comentario que a mí me llega de Víctor Fernández en el que reconoce que yo había sido la sensación, pero eviden-temente empezó jugando An-doni. Aquel año Cedrún anda-ba muy bien y Juanmi, cuando entró, lo hizo bien también, pero se lesionó ante el Spor-ting y yo, que no fui convoca-do en todo el año, me estrené en toda una final de Recopa de Europa. ¡En la final! Hubo un choque en el que Cedrún quedó un poco conmociona-do y cuando me mandó Víctor a calentar… ¡Me cago en la le-che! Me temblaba todo. Fíjese que he vivido finales como en-trenador y tal, pero si hay un momento en el que sentí una sensación de frío, calor y ner-viosismo, fue aquel.

historia ha sido el de la Recopa. No fue casualidad meterle seis al Dream Team y quedó un año antes tercero con un fútbol que mara-villaba a España y en esa propues-ta tuvo culpa el entrenador.

—Al año siguiente de la Recopa sí que jugó más partidos y tuvo más continuidad, pero tampoco disputó demasiados minutos con el Zaragoza.—Tuve un valedor grandísimo, que fue el presidente Alfonso So-láns (padre). Hubo un momen-to en el que tuve la oportunidad de ir al Atlético de Madrid y él no me dejó, no quiso. Entonces em-pecé a jugar en la Copa y por lo que fuera tuve la oportunidad de jugar también en Liga. No me fue mal, pero como buen chaval que empieza hubo errores y, además, tuve la desgracia, en un partido que perdimos con el Deportivo, de tener un problema en la ro-dilla. Aquel partido forcé, me lo callé y jugué limitado y volvió a entrar Juanmi. Perjudiqué al Za-ragoza porque necesitaba victo-rias. A pesar de ello, la gente creo que el recuerdo que tiene de mí es bueno y se quedó con buena impresión de mí. Por eso nunca debí salir.

—¿Cuándo fue la última vez que vino a Zaragoza?—Honestamente, salí de Zaragoza y no he vuelto todavía y estoy lo-co por ir. Estoy siempre por el ex-tranjero y cuando vengo a Espa-ña para 20 o 25 días me voy a Má-laga o a Madrid a ver a mi hijo. Belsué siempre me dice que ten-go que ir y estoy loco por volver a ver La Romareda. No me gusta nada viajar y es lo que más hago en mi vida, pero por trabajo.

—¿Qué tal ve a su hijo Javi en el Real Madrid Castilla? Lo lleva en la sangre.—He visto su crecimiento y le he entrenado y cada día hablamos de aspectos técnicos. Es un cha-val que desde bien pequeño se lo ha currado a tope. Toda la carre-ra que ha tenido se la ha ganado a pulso y yo nunca he tenido que llamar a una puerta. No ha teni-do suerte en tener un respaldo fuerte detrás, pero siempre acaba jugando. Tiene calidad, competi-tividad y capacidad de trabajo y ya me está superando. En lo úni-co en lo que le gano es que yo a su edad había sido internacional cuando era juvenil, pero él me di-ce que no había estado en el Real Madrid. Y es verdad (risas). H

además, viniendo del filial, esta-ba muy bien conmigo. Solo tengo palabras de emoción.

—¿Cómo era aquel Víctor Fer-nández tan joven de la Recopa?—La propuesta futbolística era de él. Sí que es cierto en algunas co-sas quizá le faltaba madurez, por-que no es igual un entrenador con 30 que con 50 años, pero es normal, pasa lo mismo en los fut-bolistas. A nivel de experiencias o de cómo tratar al grupo sí que ha-bía algunas carencias. De los Mag-níficos hablaban maravillas, pero creo que el mejor Zaragoza de la

«Cedrún es un pedazo de pan y Juanmi, cuando le quité el puesto, se portó fenomenal. Era muy sana la competencia»

«La Recopa es el título más importante de mi carrera»

«Lo que más me impactó de la Recopa fue al bajar del avión. Había mucha gente en la carretera. No había visto una cosa igual, fue una locura»

33El malagueño, después de su debut contra el Compostela en el año 1995, en la Puerta del Carmen.

ARCHIVO EL PERIÓDICO

Deportes el Periódico de Aragón 3117 DE JUNIO DEL 2019LUNES

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La entrevista de la semana [email protected]

«Boskov creía en mí, pero la mili hizo que todo se torciera»

Ángel Lafita Garrido

Subió al primer equipo del Real Zaragoza con apenas 19 años, edad a la que firmó su primer contrato. Afirma que contaba con el entrenador ideal, Boskov, pero el servicio militar se convirtió en una piedra que se interpuso en su camino en el peor momento. Arrúa le encantaba, pero sus verdaderos ídolos fueron sus padres, de los que heredó unos valores que ahora transmite a sus hijos, también futbolistas, aunque uno de ellos, Ángel, acaba de retirarse

—¿Cómo llegó al Real Zarago-za?—Venía del colegio Dominicos, donde empecé a dar mis prime-ras patadas a un balón. Al segun-do año de juvenil me llamó el Za-ragoza.

—Algo vería en usted, pues.—Digo yo. Me cogieron y estuve dos años de juvenil. El primero jugábamos a nivel de comuni-dad, como era lógico, y en el se-gundo ya empezamos a competir con otras regiones. Lo pasé bien.

—¿Cómo fue su adaptación?—Todo cambió mucho. En el co-legio no había un entrenamien-to específico y, nada más llegar al Zaragoza, el preparador físico, Jo-sé Luis Torrado, me dijo que no sabía correr y me enseñó a darme fuerza con los brazos.

—Apenas jugó 400 minutos con el Real Zaragoza en Primera Di-visión. ¿Por qué?–Tuve un problema grave. Des-pués de un gran segundo año en el juvenil pasé al filial y jugué con asiduidad. Y, al final de la tempo-rada, cuando iba a venir Boskov, se hizo una gira por Rumanía y Bulgaria que me salió perfecta. Boskov lo vio y me dijo que su-biera al primer equipo, pero yo, anteriormente, había solicitado, por mediación del club, hacer el servicio militar como voluntario de tierra para quedarme en Zara-goza y poder seguir con mis estu-dios y con el fútbol. Y la persona que me dijo que estaba todo muy fácil no me echó ni una mano. Al final, no podía venir a entrenar porque me jugaba las salidas con castigos.

—¿Quién fue esa persona?—Ya falleció y no voy a decir su nombre. El caso es que acabó su-cediendo todo lo contrario de lo que me habían vendido y, des-pués de hacer la pretemporada

era muy lógico que cinco futbo-listas estuviéramos entrenando aparte en una esquina.

—¿Cómo era Boskov?—Transmitía las ganas de apren-der y su gusto por el buen fútbol. Este señor vino con sus ideas y las transmitió enseguida en el cam-po. El equipo jugaba bien.

—¿Cambió el fútbol?—Sí, veníamos de mucha prepa-ración física y no se veía mucho fútbol. Pero con Boskov primero y luego con Beenhakker empezó otra historia.

—Y eso que no se ganó nada...—Se ganó una forma de atraer a

Jorge Oto

33Ángel Lafita posa para EL PERIÓDICO en la zona recreativa de las instalaciones de la Ciudad Deportiva.

JAIME GALINDO

con el primer equipo, y de saber que Boskov contaba conmigo, to-do se torció y jugué muy poco.

—¿Qué le decía Boskov?—Me insistía en que contaba con-migo. Y yo lo sabía, porque había entrenado tres veces con ellos y en el primer partido me citó a pesar de que solo se podían con-vocar a 16 jugadores. Incluso me sacó quince minutos. Me demos-traba que quería contar conmigo pero no podía entrenar y así era imposible.

—¿Le sigue dando muchas vuel-tas a aquello?—Sí, porque estoy convencido de que esa fue la causa de que juga-

ra tan poco. Tenía a la persona idónea, que era Boskov, pero no era el momento adecuado.

—Luego estuvos dos tempora-das más en el club antes de ir-se a Huesca.—Acabé cedido en el Huesca, sí. No jugaba y en el equipo oscen-se, en Segunda B, coincidí con La-saosa, Petón, Camarón... buena gente. Luego volví ya con Been-hakker.

—¿Y qué tal?—Distintos. Lo bueno de ambos es que le daban mucha importancia al balón, tanto en los partidos co-mo entrenando. Yo era un juga-dor más bien técnico y a mí ese

estilo me interesaba. Pero mien-tras Boskov me daba mucha con-fianza, Beenhakker tenía el equi-po más bien hecho y yo venía de una cesión. Me iba dando minu-tos, pero ya se veía que no tenía confianza total en mí. No jugué mucho. Además, el último año nos apartaron a cuatro o cinco jugadores: Oñaederra, Saura, yo y alguno más. No contaban con nosotros y nos dejaban fuera de los entrenamientos.

—¿Qué pasó?—No lo sé. Pero era mi último año y ya no me volví loco. No vale la pena remover todo aquello y me da igual si fue una decisión de Beenhakker o del club, pero no

30 Deportes el Periódico de Aragón10 DE JUNIO DEL 2019

LUNES

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la gente. Cuando ibas a La Ro-mareda sabías que ibas a ver un partido de fútbol. Podías ganar o perder, pero no era como últimamente, que no vemos nada. Había jugado-res que interpretaban lo que el entrenador quería y que lle-garon a la internacionalidad. Todo eso le fue bien al Zarago-za. Es cierto que no se ganó na-da, pero fue una época que el aficionado recuerda con mu-cho agrado.

—¿Qué consejo se le quedó grabado?—Con Boskov hablaba más que con Beenhakker. Él siem-pre me llamaba picolo al ser el más joven de todos. Por eso mismo también me tocaba re-coger todos los balones. Son valores que ahora no existen y que se basan en el respeto al veterano. Ahora se ven las co-sas de otra forma.

—¿Y alguno de algún compa-ñero?—Me encantaba Arrúa. Coinci-dí con él en su último año y me tenía cariño porque inter-pretábamos el fútbol de una forma muy sudamericana, co-mo decía él. Me demostró ca-riño. García Castany también

«Arrúa me encantaba. Era listísimo. Le encantaba jugar aunque no tanto entrenar. Era un adelantado a su tiempo»

—¿En qué posición se encontra-ba más a gusto?—Por detrás del delantero. Me en-cantaba jugar ahí. Tenía esa ha-bilidad, creo que innata, de ver cosas que los demás no veían en cuanto a pases y demás. No era un jugador físico. Para mí, lo im-portante era la pelota.

—¿Cómo era el trato al futbolista en aquella época?—A unos se trataba mejor que a otros en lo que a los entrenado-res se refiere. No se trata igual al titular que a aquel con el que no cuentas. Forma parte del fútbol.

—¿Y entre compañeros?—Nunca he tenido problema al-guno con nadie. Siempre me he adaptado y he tratado de te-ner buen rollo en el vestuario. Es más, los mejores años en cuanto a resultados siempre se caracte-rizaron por un vestuario unido. Tanto en mi etapa en el juvenil del Zaragoza como en el Endesa Andorra estuve en grandes equi-pos humanos.

—Su hijo Ángel dijo en una en-trevista a este diario que el exce-so de responsabilidad le impidió ser feliz en el Zaragoza. ¿Usted lo fue o también tiene esa espi-na clavada?—No la tengo. Creo que llegué en el momento justo porque con 19 años firmé mi primer contra-to con el primer equipo aunque luego tuve la mala suerte del te-ma de la mili. También la tuve después, cuando, estando en Ma-drid con la selección sub-21 para jugar la Eurocopa estalló el 23-F y me llamaron del cuartel para presentarme a las 8 de la mañana del día siguiente bajo pena de ser considerado prófugo. Mi padre me dijo que no jugara y que vol-viera a casa y a las 8 estaba en el cuartel, pero ya no me volvieron a llamar de la selección. Mira que había días para dar un Golpe de Estado y tiene que pasar cuando a mí me llaman por primera vez para la sub-21. ¿Feliz? No, porque no jugué mucho. Eso sí, me chu-pé todas las inaguraciones y pa-changas del mundo.

—¿Qué es más duro, ser futbolis-ta o padre de futbolista?—Sin duda, lo segundo. Se sufre más. Cuando juegas te da igual hacerlo ante 1.000 que ante 25.000 espectadores. Si no eres ca-paz de aislarte y jugar, tienes que dedicarte a otra cosa. Pero cuan-do eres padre, estás arriba y no puedes ayudar, eso pone de muy mala leche. Yo lo soy por partida

me marcó. Y Amorrortu, Ama-rilla, Valdano, Señor... y tan-tos más.

—Pero se queda con Arrúa...—Es que era listísimo. Y le en-cantaba jugar al fútbol. Entre-nar no tanto, pero cuando en-traba al campo se transforma-ba. La mayoría de sus goles eran desde el segundo palo y yo me fijaba mucho en eso. Le decía que casi todo el mundo iba al primero y él veía eso y acudía al segundo. Sin duda, Arrúa era un adelantado a su tiempo.

—¿Cree que ahora al futbolis-ta no le gusta tanto el fútbol?—Se ha metido mucha gente en el fútbol viviendo de él. No es que antes se fuera mejor o peor profesional, pero ahora hay demasiados intermedia-rios, redes sociales... Se ha per-dido la esencia. Es un negocio puro y duro.

tidado al final.

—¿Le vio llorar muchas veces?—Muchas. La polémica tras el fi-chaje del Zaragoza cuando esta-ba en el Depor fue muy dura. Se las comió desde todos los lados sin tener nada que ver. El 31 de agosto, cuando el Zaragoza no puede fichar porque no encuen-tra jugadores, respesca a Ángel a última hora. De la noche a la ma-ñana se vio entre Agapito y Len-doiro y encima le pedían 25 mi-llones por un contrato mal re-dactado. Ambos podían tener razón, pero mataros entre voso-tros si queréis y dejad al chico en paz. Al final todo acabó, aunque los abogados los tuvo que poner Ángel y le aseguro que fue una pasta. ¿Sabe? Mis padres fueron mis verdaderos ídolos en la vida, los que me enseñaron los valo-res que tengo y que, junto a mi mujer, he tratado de transmitir a mis hijos. Estoy muy orgulloso de la familia que tengo. Ese es mi mayor legado.

—¿Se arrepiente de algo durante su carrera?—No. Nunca tuve representan-te, solo una vez para irme del Za-ragoza a Castellón, pero ya no lo volví a ver. Se llevó su comisión y hasta luego, Lucas. Vine a Zarago-za y me llamó el Endesa. Bendita la hora porque fui muy feliz allí. A los 32 o 33 años decidí retirar-me. Me costaba ya ponerme en marcha los fines de semana.

—¿Qué significa el Zaragoza pa-ra usted?—Lo ha sido todo. Mi primer em-pujón para buscarme un futuro, mi primer contrato e indepen-dencia económica... Siempre es-taré en deuda con el Real Zarago-za y lo defenderé allí donde esté.

—¿Cómo analiza la situación ac-tual del club?—Está claro que la época de Aga-pito Iglesias nos dejó muy toca-dos y nos está costando mucho recuperarnos. La Fundación ayu-dó en un momento muy difícil. A nivel económico se sigue bajan-do deuda, pero toda salvación pa-sa por ascender. Ahora empeza-mos a hacer patrimonio con los chicos de la cantera, pero acertar en lo que venga de fuera es lo que marcará el futuro. La renovación de Víctor Fernández debe ser la mejor campaña de abonados. Ya tengo ganas de que la juventud que va a La Romareda pueda ver algún día los triunfos de su equi-po, como pudimos verlo los más veteranos. H

—Estuvo a punto de ir a la selec-ción cuando estaba en el Depor. Era su segundo año y jugaba en su sitio, por detrás del punta. Co-mo yo, pero con 18 centímetros más y mucha más pierna. Pero en los demás equipos siempre jugó en banda y, aunque físicamente siempre ha sido de los que no se dejan nada por el camino, el des-gaste ahí es tremendo. Por ejem-plo, en el Bernabéu jugó detrás de Uche y marcó dos goles y provocó un penalti. Ojalá hubiera habido un entrenador que hubiese apos-tado siempre por él en la media-punta porque seguro que habría llegado más lejos.

—¿Cuánto sufrió Ángel?—Su segunda etapa no fue bue-na y le tocó ser capitán y capear el temporal y dar la cara delante de personas que no estaban en su misma sintonía. Y eso va minan-do y lo pasó mal. El zaragocismo sabe lo que pasó y aún lo estamos pagando. Ojalá acabemos pronto de hacerlo pero aquello fue una lástima porque la ilusión de Án-gel era tremenda y llegó muy fas-

doble: de Ángel, recién retirado, y de Nacho, ahora en el Ejea. Án-gel me llamaba siempre después de los partidos y admito que he sido bastante crítico con él. Am-bos han conseguido hacer un di-nero con el fútbol, sobre todo Án-gel, que ha llegado lejos, pero se lo ha currado. Aunque creo que podía haber llegado mucho más alto.

—¿Hasta dónde?

«Cuando iba a debutar con la selección sub-21 me llamaron del cuartel para que me presentara en Madrid. Había estallado el 23-F»

«Vi llorar a muchas veces a mi hijo Ángel. Lo pasó mal»

33Lafita, en su etapa como jugador del Real Zaragoza.

SERVICIO ESPECIAL

Deportes el Periódico de Aragón 3110 DE JUNIO DEL 2019LUNES

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La entrevista de la semana [email protected]

«Siempre ha habido buen nivel en la cantera del Zaragoza»

Miguel Ángel Belanche

Nació en Villahermosa del Campo, Teruel, y llegó directamente al filial desde Segunda Regional. Estuvo tres temporadas en el segundo equipo y cuatro en el primero (de 1978 a 1982) con técnicos como Manolo Villanova, Luis Costa, Vujadin Boskov y Leo Beenhakker, del que no guarda buen recuerdo. Después siguió jugando en Segunda y Segunda B logrando varios ascensos hasta que le retiró una grave lesión de rodilla.

–¿Sigue jugando al fútbol?–Eso no se pierde. A pesar de la edad que tenemos seguimos ju-gando, hacemos lo que pode-mos. Lo principal es jugar en un buen grupo, divertirte, las risas, los almuerzos. Te gusta ver parti-dos porque lo llevas dentro pero si puedes jugar, al nivel que sea, lo haces.

–¿Cómo empezó todo?–Fue curioso porque estaba jugan-do en el colegio en el pueblo y los veranos bajábamos a pasar la tar-de a Daroca y fiché por el Daroca. Alguien me debió de ver del Za-ragoza porque me llamaron para hacer una prueba y me cogieron. No pasé por ninguna categoría inferior, llegué directamente al filial. Pasé de Segunda Regional a Tercera División. Al principio fue un poco duro, me costó, pero me adapté y luego ya pues se trata de mostrar tus cualidades.

–¿Qué se encontró?–De ese filial creo que llegamos once o doce jugadores al primer equipo. Estaban Víctor Muñoz, India, Barrachina, Benedé, Cres-po, Güerri, Lafita, Vitaller, Casa-jús, Arjol, Abad, Blesa… Muy buen equipo. Creo que siempre ha ha-bido nivel en la cantera, otra co-sa es que lleguen. Entonces el Za-ragoza era un equipo comprador y había mucha gente de fuera. Creo que empecé el último año de Arrúa, Diarte, Violeta.

–¿Jugaba contra los Zaraguayos en los partidillos de los jueves?–Todos los jueves jugábamos con-tra el primer equipo. Que la ma-yoría de los jueves ganábamos (ríe). Recuerdo que el entrena-dor era Carriega y nos decía, cha-vales, tranquilicos que estos el domingo tienen partido. Había buenos piques y el partido esta-ba nivelado. Si ves los nombres de aquel filial es que la mayoría jugaron en Primera. Creo que los

fue televisado. Fue anecdótico. En el pueblo, que tenía cien habitan-tes, todos pegados a la televisión. Mi madre en la cocina, llorando. Y ahí empezó mi andadura en el Zaragoza. Jugué de titular por-que creo que hubo algún lesiona-do y ya no bajé al filial.

–¿De qué jugaba?–De interior izquierdo o lateral pero más en el centro del campo.

–¿Cómo era Boskov?–A nivel de entrenamientos a mí me llamó mucho la atención porque todo el trabajo era con balón. Normalmente se hace fí-sico al principio y luego balón y con Vujadin era todo pelota. Que realmente es lo que luego juegas y lo físico también lo haces con el balón. Aparte de que me dio la oportunidad de debutar, me dio toda la confianza del mundo. No se le entendía mucho pero era un tío muy majo (ríe).

–¿Cómo jugaba el Zaragoza?–Muy bien. Hay que reconocer que tenía muy buenos jugadores, Pichi Alonso, Valdano, Señor, ju-gadores de talento nacional. El equipo jugaba bien y había ni-vel, no era fácil hacerse un hue-co. Cuando yo debuté aún juga-ba Nino Arrúa, que posiblemente haya sido el mejor extranjero que ha pasado por aquí, quizá junto a Radomir Antic, que era otro fenó-meno. Te daban toda la confian-za del mundo, chaval no te pon-gas nervioso. Fuera del campo igual iban a lo suyo, pero dentro te ayudaban mucho.

–¿Cómo era el trato de los vete-ranos hacia los jóvenes y de los jóvenes hacia los veteranos?–La gente que lleva años tiene sus galones. La mayoría de jóve-nes cuando entras eres humil-de, ver, oír y callar. Y el trato era muy bueno hacia nosotros, siem-pre intentando ayudarte.

Raquel Machín

33Miguel Ángel Belanche posa delante del escudo del Real Zaragoza en las oficinas del club.

jaiMe gaLindo

primeros en subir fueron Víctor, India, Barrachina y eso nos ani-mó a los demás. Hasta entonces habían llegado muy pocos.

–¿Cómo le dicen que va a jugar con el primer equipo?

–La verdad es que fue un poco de sorpresa. Normalmente entrená-bamos por la tarde con el filial y al terminar me dijo Manolo Villa-nova, que era el entrenador, mira chavalín, el domingo vas convo-cado con el primer equipo. Te pi-

lla por sorpresa y te tiembla todo. Tenía 20 años. Pero como ya ha-bía subido más gente acabó sien-do fácil.

–¿Dónde debutó?–En Valencia, en un partido que

32 Deportes el Periódico de Aragón3 de jUnio deL 2019

LUneS

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–¿Alguno le sorprendió espe-cialmente?–El jugador que más me ha impresionado ha sido Nino Arrúa. El día que le daba por ganar un partido lo ganaba él solo. Es lo mejor que he visto en muchos años, comparable a las grandes figuras. Si ese ju-gador hubiera caído en el Bar-celona o en el Madrid hubiera sido una estrella mundial.

–Después de Boskov, le volvió a entrenar Villanova.–Boskov al año siguiente fichó por el Madrid, yo estuve con él media temporada. Al año siguiente estuvo Manolo Vi-llanova y después vino la épo-ca de Beenhakker, que para mí no fue una época muy bue-na. No tengo muy buenos re-cuerdos de él. Cada uno cuen-ta según le va y conmigo no fue justo.

–¿Qué pasó?–Al principio necesitaba tra-ductor. Yo por ejemplo estaba jugando de titular, vino él y ya no fui ni concentrado. Él no nos conocía, así que alguien por detrás tuvo que decirle al-go. No quiero dar nombres pe-ro sé quién es. A dos o tres nos limpió así por las buenas.

«Los jueves jugábamos contra el primer equipo y Carriega nos decía, chavales, tranquilicos, que estos el domingo tienen partido»

–¿Cómo era La Romareda?–No es como ahora, con la gen-te de casa era muy exigente. Te-níamos el doble de exigencia que cualquiera de fuera. Cualquier fallo nuestro la gente silbaba y a los de fuera se les perdonaba. Pe-ro eso lo llevas, sabes que la afi-ción puede manifestarse de la forma que quiera y hay que res-petarlo. Con el equipo estaban desde el principio a muerte por-que entonces el Zaragoza era un equipo que le podía ganar a cual-quiera y de hecho aquí se ganaba a cualquiera.

–¿Recuerda algún partido espe-cialmente bueno?–Recuerdo una semifinal de Co-pa del Rey contra el Madrid que me anularon un gol a mí. Perdi-mos 2-0 en la ida y aquí les enco-rrimos y tuvimos ocasiones pa-ra darle la vuelta. Ganamos 1-0 y me anularon el 2-0 que, como mínimo, nos llevaba a la prórro-ga. Fue un gol directo de córner y se supone que Pichi Alonso to-có un poco con la mano al porte-ro... pero nadie lo vio. Fue en el gol norte, un gol olímpico. Fue un partido que lo tuvimos graba-do durante un tiempo porque no merecimos esa eliminación y hu-biéramos llegado a una final.

–¿Jugó aquel amistoso contra el Boca de Maradona?–Ese partido fue un amistoso y hubo muchos cambios. Creo re-cordar que jugué medio tiempo.De lo que he visto en un campo de fútbol, lo mejor. No he visto nada igual. Entonces era una es-trella en Argentina y ese año fir-mó con el Barcelona. Media Euro-pa lo quería ya. Tuvimos la suerte de verlo jugar en España. Ha sido uno de los grandes talentos de to-dos los tiempos. Si se hubiera cui-dado un poco más (risas)...

–¿Por qué se marchó?–La verdad es que yo quería mar-charme después de estar un año entero sin jugar pero me dieron la baja. Te tienes que buscar la vi-da por ahí. Fue un año un poco triste para mí porque fue el año que falleció mi madre. Estuvo in-gresada aquí en el Miguel Servet nueve meses y al final falleció. De las ofertas que tenía como mi ma-dre estaba tan mal me daba pe-na irme y fiché por el Palencia de Luis Costa, en Segunda Divi-sión. Tuve otras alternativas pe-ro no me arrepiento porque fue un año tremendo.

–¿Ah, sí?–Los cinco primeros partidos de

–¿Con Villanova sí jugó?–Sí, un montón de partidos. La verdad es que tanto con él como con Boskov jugué bas-tante. Con este ya fue otra co-sa. El último año fue un desas-tre, apenas jugué y eso es muy frustrante para un jugador porque te esfuerzas cada día y ves que no va a llegar a na-da. No sé si sería algo personal porque tampoco me dio nin-guna explicación. Es más, en los entrenamientos decía que era el que mejor entrenaba y el que mejor estaba, y luego a la grada. Cada domingo.

–¿Había otro jugador en su puesto?–Ese año vino Señor, que fue internacional un montón de veces, y había muy buenos ju-gadores, pero yo no era peor que ellos. Y en una tempora-da tienes muchos partidos pa-ra ir citado, hay lesiones, par-tidos de Copa...

ra. Vivir un ascenso es impresio-nante porque ahí se refleja el tra-bajo y el sufrimiento de todo el año. Se vive muy intensamente. Luego estás una semana de fiesta (risas). Pero más que nada es ver la ilusión y la alegría de la gente, lo contenta que está. Eso no tie-ne precio. Así como los descen-sos son otra cosa, que también me han tocado, porque lo ves ve-nir y te preparas.

–¿Dónde más estuvo?–Un año estuve en Huelva, bien, los andaluces son otra historia. Y luego terminé en Segunda B, es-tuve cuatro años en Benidorm. Tuve una lesión y lo tuve que de-jar. Tuve una tríada en la rodilla y ahí terminó mi carrera. Tenía 35 años y ya lo dejé.

–¿Ha seguido ligado al fútbol co-mo entrenador?–Tengo carnet para Tercera Divi-sión, me falta el de Primera, pero no fue por ahí la cosa. Terminé con la baja casi dos años por la ro-dilla, porque tardé en recuperar-me incluso para andar. Me costó mucho y pensé que me quedaba hasta cojo. Me destrocé la rodi-lla. Si ya dejas el fútbol y conti-núas de entrenador todo segui-do pues estás ahí. Pero después de casi dos años y pico ya no me llamó. Antes además el título na-cional no te lo podías sacar en ac-tivo y ya no me lo saqué. Pero me hubiera gustado, creo que hubie-ra sido buen entrenador.

–¿Sigue al equipo?–Hubo años que venía todos los domingos a La Romareda pero a raíz del descenso ahora ya casi no vengo. Lo veo por la tele, quiero que gane siempre el Zaragoza pe-ro no voy al campo.

–¿Con qué Zaragoza ha disfruta-do más después?–El equipo de Víctor Fernández que ganó la Recopa era impresio-nante. La semifinal con el Chel-sea fue gloriosa. Entonces el Za-ragoza tenía muy buenos juga-dores, un equipazo. Esa época la disfrutamos todos.

–¿Qué balance hace?–Estoy agradecido al fútbol porque desde pequeño siempre ha sido la ilusión, lo ves muy lejano pero yo siempre tuve ilusión de jugar. He llegado al nivel que he llegado pe-ro he disfrutado, he hecho amigos por todos lados, creo que la gente me ha querido mucho y estoy re-lativamente feliz. Podía haber lle-gado a más, por supuesto, pero un poco la suerte también influye. H

Liga no se jugaron porque no ha-bían pagado el año anterior, tu-vo que jugar el filial y sumó cero puntos. Arreglaron la situación, empezamos a jugar, fuimos has-ta primeros, estuvimos a punto de subir, pero los últimos cinco partidos como tampoco pagaban dejamos de jugar. Íbamos segun-dos en posición de ascenso. Vol-vió a jugar el filial y tampoco ga-nó ningún partido y no subieron. Estaba Luis Costa de entrenador.

–Luis Costa y Manolo Villanova, dos instituciones.–A Luis Costa lo tuve en el filial y tuve una relación muy perso-nal con él, me ayudó bastante. Más que entrenadores han sido empleados del club, han estado ahí toda su vida. Manolo cuando yo firmé estaba en el filial y ten-go que agradecerle la confianza que me dio y todo. Y a Luis lo tuve también año y medio. Además de buenos entrenadores son grandes personas, con un trato exquisito. Siempre me acuerdo de ellos.

–¿Y después de Palencia?–Me fui a Elche. El primer año ascendimos a Primera División, también fue un año espléndido. Estuve tres temporadas. Es un equipo modesto que sube, baja, y es complicado estar en Prime-ra. A pesar de que tiene más de 200.000 habitantes y un campo impresionante. Guardo muy bue-nos recuerdos.

–También ascendió con el Logro-ñés a Primera.–Sí, también subimos a Prime-

«Me anularon un gol olímpico contra el Madrid en una semifinal de Copa. Se nos quedó grabado porque no merecimos esa eliminación»

«La época de Beenhakker no fue buena para mí. Estaba jugando de titular y con él no iba ni concentrado. Alguien tuvo que decirle algo»

«Debuté en Valencia en un partido televisado. Los cien habitantes del pueblo estaban pegados al televisor y mi madre, llorando en la cocina»

«El día que le daba por ganar, Nino Arrúa te ganaba él solo»

33Miguel Ángel Belanche, en La Romareda.

SERViCio ESpECiAL

Deportes el Periódico de Aragón 333 DE JUNio DEL 2019LUNES

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La entrevista de la semana [email protected]

«Siempre asumí que fue un gran fracaso y todavía siento pena»

Pier Luigi Cherubino

Nacido en Italia pero internacional con España, esta temporada ha sido el entrenador del Granadilla en la Liga Iberdrola. Este exdelantero pasó por el Sporting y el Betis antes de llegar como fichaje estrella al Zaragoza en el año 97. En su primera temporada no cumplió las expectativas y solamente anotó un gol en los 30 partidos que jugó.

–¿Le pondría algún pero a su campaña con el Granadilla? –Ha sido una temporada especta-cular, al principio hubo momen-tos complicados ya que era mi primera experiencia profesional en los banquillos pero el cuarto puesto lo recompensa todo.

–¿Tras la salida del club canario tiene algo planeado? –Ahora solo toca esperar como a todos los entrenadores. Lo bueno es que terminamos a lo grande y ahora estoy esperando nuevos proyectos para decidir.

–¿Los 23 goles en dos tempo-radas en el Betis fueron su gran aval para llegar al Zaragoza? –La verdad es que venía de hacer grandes campañas en un club im-portante con aspiraciones euro-peas. El Zaragoza necesitaba un delantero para tapar la salida de Morientes en los últimos días del mercado y me ficharon. Llegaba a uno de los grandes clubs de Es-paña con mucha historia pero la cosa no funcionó, fue una pena y siempre te quedas con esa espi-na clavada. –Una delantera mermada des-pués de las ventas de Morientes y Esnáider. –El Zaragoza siempre había teni-do grandes delanteros y cuando me llegó la oferta tenía mucha ilusión por hacer las cosas bien. Cuando firmé me sentía plena-mente capacitado. Sin embargo, fue un fracaso. A veces en el fút-bol pasan cosas así y por primera vez en mi carrera no me salieron las cosas deportivas nada bien. –¿Qué recuerda de su presenta-ción en La Romareda por el pre-sidente Soláns? –Estábamos a punto de acabar la pretemporada y teníamos un par-tido de presentación en La Roma-reda. Llegué con mucha ilusión y con la vitola de ser un fichaje muy importante. Estaba muy fe-liz por llegar a una entidad tan importante, era un paso adelan-

te en mi carrera y era una tem-porada muy ilusionante para la afición.

–Incluso sin tener mucha suerte de cara gol, fue indiscutible.–En la cuestión de goles, que es para lo que está el delantero, no me fue nada bien. Hice buenos partidos en la Copa del Rey don-de sí conseguí ver portería y ayu-dé al equipo a llegar hasta las se-mifinales en las que caímos ante

conejillo de indias. Seguramen-te con el VAR no hubiese sido ni expulsión aunque no quedó otra que aceptarla y tocó ver los par-tidos desde la grada. Fue terri-ble aguantar todo desde fuera sa-biendo lo que toda la gente espe-raba de ti.

–Pero el problema con el gol no era solamente una cosa suya, el máximo goleador del equipo fue Garitano con siete tantos. –Fue un año nefasto, tuve par-tidos notables pero el balón no quería entrar. Tenía grandes oca-siones y el balón o daba en el pa-lo o la fallaba incomprensible-mente. A veces esto sucede y solo queda pensar que esto es fútbol y cuando no quiere entrar, no en-tra. Fue la peor temporada que había tenido y fue una pena por-que el Zaragoza había puesto mu-chas esperanzas en mí y nada sa-lió como planeé. –Un delantero debe darle muchas vueltas a la cabeza si no consi-gue marcar. ¿Es difícil aceptar las críticas? –Cuando eres el delantero refe-rencia y te fichan de fuera tienes que asumir la responsabilidad. Siempre lo he dicho, pido discul-pas al Zaragoza y a la afición por-que no fue un año bueno. En esos duros momentos toca apechugar y a pesar de los buenos números de Copa, no eran justificables las estadísticas ligueras. Siempre asumí que fue un gran fracaso y todavía siento esa pena. –¿Le pudo la presión? –Cuando deberías ser el sustitu-to de grandes jugadores desde el principio sabes lo que tienes que hacer. No se dio la temporada y toca asumir todo lo que pasó. En lo personal lo llegué a pasar mal, estaba desanimado e incluso me-dité la opción de dejar de jugar a fútbol. No me había pasado nun-ca y me tocó pasarlo en Zaragoza. Salí reforzado de allí y tuve que salir del club para disfrutar del fútbol y de los goles.

Jesús Chueca

el FC Barcelona.

–En su segundo partido le expul-san y recibe una sanción de seis partidos por una supuesta pata-da en los testículos a Pompei, del Oviedo. –Fue una expulsión injusta. Pom-pei se me puso delante y le em-pujé cuando retenía el balón y con la pierna le di porque que-ría sacar rápido para sorprender-les. Él ya se tiró al suelo y comen-

33 Pier da ordénes a sus jugadoras en el último partido de la Liga Iberdrola.

LFP

zó a exagerar como que le había golpeado. Fue una sanción total-mente incomprensible que pro-vocó que me perdiese seis par-tidos y aquello también influyó mucho en mi trayectoria.

–¿Ahora con la ayuda del VAR quizás hubiesen sido más de seis partidos? –Ese año el comité anunció que iba a poner sanciones más du-ras. A mí me tocó ser un poco el

72 Deportes el Periódico de Aragón27 DE MAYO DEL 2019

LUNES

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–En su segunda temporada no jugó ningún partido.–Desde la pretemporada el club quería buscarme una sa-lida y no se consiguió un pre-cio beneficioso para el Zarago-za. Chechu Rojo no contaba conmigo desde el principio y me tocó ver toda la temporada desde la grada. Hasta que en el mercado de invierno me salió la oportunidad de salir.

–¿Cómo fue su salida del Real Zaragoza?–El Zaragoza había fichado a otro delantero de gran nivel como Milosevic y ya me dije-ron que no iba a jugar. Se ce-rró el mercado y no fue hasta enero cuando me salió la ofer-ta del Tenerife y por fin conse-guí marcharme.

–Su carrera estuvo ligada a la del carismático Juanele.–Cuando yo estaba en el Spor-ting, él se fue al Tenerife den-tro de la operación y después también está dentro del tras-paso cuando yo llego al Tene-rife, ya que él se marcha al Za-ragoza. Aportó mucho en los

«Fue un año nefasto. Tenía grandes ocasiones pero el balón o daba en el palo o la fallaba incomprensiblemente»

dos equipos y luego en la vida todo puede pasar y nadie sabe lo que te depara el futuro.

–¿Se puede decir que su pa-so por el Zaragoza estuvo in-fluenciado por asuntos extra-deportivos? –Fue un lío por una cláusula en mi salida del Sporting de Gijón. Fueron unos asuntos convulsos que por suerte se re-solvieron. Al final te afectan, tenía la posibilidad de entre-nar y de jugar para olvidarlo un poco pero son problemas que me afectaron en mi llega-da a Zaragoza y claro que tie-nen efectos secundarios en tu vida normal.

–¿El futbolista aunque esté en su propia atmósfera sigue siendo una persona con sen-timientos? –Por supuesto, lo que pasa fue-ra te marca en tu camino. Tu-ve ese problema extradeporti-vo que me afectó pero no sirve como justificación o como ex-cusa. No estuve bien y esa es la única realidad.

-¿Cómo sobrepasó esa mala ra-cha? –Con el tiempo te haces más fuer-te pero en el momento que lo es-tás viviendo no disfrutas de na-da de lo que haces. Tuve la suer-te que la gente de la ciudad me trató muy bien fuera del fútbol y siempre me ofreció su apoyo.

–«Míster, cámbieme a mí, que no hay manera. Dejo el fútbol». Fue una de sus frases al descanso de un partido. ¿Qué provoco esa de-cisión? –Fue en La Coruña, había tenido un par de ocasiones claras en las que no sé cómo el balón no entró y ya pensaba que estaba gafado. Además, tenía muchos proble-mas personales encima y en el descanso le dije a Luis Costa que no quería seguir jugando.

–Incluso meditó dejar el fútbol. ¿Es eso cierto? –Sí, fue un momento muy deli-cado pero desde el Real Zarago-za me ayudaron mucho y seguí jugando sin estar bien completa-mente.

–A pesar de esta mala dinámica después se volvió a sentir futbo-lista. –La verdad es que después volví a disfrutar con la pelota en el Te-nerife, en el Extremadura y Te-rrassa, donde volví a marcar go-les. Siempre había sido goleador y me había ido bien en todos los clubs donde había estado. No es que el Zaragoza había fichado a un futbolista que era muy malo y que no rendía, sino que vivió un año malo y ante eso solo puedes luchar porque son cosas que le pueden suceder a un futbolista.

–Luis Costa siguió confiando en usted en los malos momentos. –Guardo un buen recuerdo. Siem-pre ha estado ahí apoyando a to-dos los futbolistas. Fue un hom-bre que apostó por mí y me man-tuvo en el once durante todo el año. Siempre le estaré agradeci-do. Es un hombre que forma par-te de la historia viva del Real Za-ragoza.

–¿Considera que La Romareda tiene un público exigente? –Es un público exigente porque el Zaragoza es un grande de Espa-ña. Un club que estaba acostum-brado a luchar por los títulos co-mo la Recopa y la Copa del Rey. Cuando un futbolista juega bien y marca goles, el público le quie-re y cuando la cosa no va bien le van a silbar. Conmigo fueron crí-ticos pero lo asumo dentro de la

deportividad, era el primer ape-nado por la situación. –¿Sigue la situación en la que es-tá el equipo actualmente? –La llegada de Víctor Fernández les proporcionó la estabilidad necesaria y han conseguido sal-var la temporada. Deberían apos-tar por la cantera ya que están sa-liendo muchos jugadores jóve-nes. Tiene una buena formación en el fútbol base como ha demos-trado el División de Honor juve-nil. Espero que pronto podamos ver al Zaragoza en Primera.

–Uno de los problemas este año ha sido la falta de gol. –Es un problema que sufren to-dos los clubs. No tienen gente go-leadora pero el Zaragoza tiene futbolistas interesantes en esa posición. Lo que pasa es que ca-da temporada es distinta y cuan-do piensas que vas a luchar por una meta te encuentras con todo lo contrario.

–¿Cuál cree que es el problema del club aragonés para que lleve ya tantos años en Segunda? –Si lo supieran ya lo hubiesen arreglado. Hay muchos clubs his-tóricos en Segunda que quieren estar ahí arriba lo antes posible pero no lo consiguen.

–¿Cómo llega un italiano a jugar

con la selección española? –Llevo desde niño en Tenerife y me siento un canario más. Cuan-do haces tu carrera profesional en España te llega la oportuni-dad de ir con la selección y fue un sueño poder ir convocado.

–Incluso llegó a jugar un partido de portero. –Fue en el primer partido de la UEFA con el Tenerife ante el Auxerre. Se lesionó el portero y ya teníamos los cambios hechos. Cuando eres joven no piensas en las consecuencias, por lo que de-cidí ponerme. Viví todo con ale-gría porque ganamos nuestro pri-mer partido en esa competición y eso me quedó marcado.

–En Barcelona le recuerdan con agrado tras aquel gol al Real Ma-drid en el minuto 92. –Tuve la suerte de entrar en la historia del Tenerife y lo vives co-mo un gran recuerdo.

–El árbitro de aquel partido, Gra-cia Redondo, era aragonés. ¿Tan-ta polémica hubo?–Dentro de la polémica que pudo haber siempre que se decide una Liga y están inmersos el Barça y el Madrid todo se observa con lupa. Él se llevó muchos palos. Incluso hoy en día con el VAR no hubiese habido ninguna polémica y me-nos a favor nuestro. H

«No es que el Real Zaragoza hubiera fichado a un jugador muy malo y que no rendía, sino que solo viví un mal año»

«La Romareda tiene un público exigente porque el Zaragoza es un grande de España acostumbrado a luchar por títulos»

«Tuve que aceptar la sanción pero fue terrible aguantar desde fuera sabiendo lo que todo el mundo esperaba de mí»

«Incluso medité la opción de dejar de jugar a fútbol»

33Pier conduce el balón con la pierna derecha en su intento de zafarse de Nadal, del Barcelona.

áNgEL dE casTRo

Deportes el Periódico de Aragón 7327 dE MaYo dEL 2019LUNEs

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La entrevista de la semana [email protected]

«Vi que todo era desmedido y negativo, con tensión»

Luis Milla

Nacido en Teruel (12-3-66), dio el salto al Barcelona y debutó de la mano de Cruyff labrándose una carrera con títulos, con el Madrid y el Valencia como siguientes destinos. El Zaragoza le dio la oportunidad como entrenador que no le había otorgado de jugador, pero solo aguantó 11 partidos en la 2016-2017 antes de ser destituido tras un efímero paso por el club

—De jugar en el Teruel al Barce-lona, ¿cómo fue el proceso?—Empecé a jugar en el colegio, en La Salle, y llego al Teruel con 16 años, juego dos temporadas, en Regional y en Tercera, y des-pués me marcho a Barcelona. Vi-no un ojeador de ese club en la zona de Valencia y me dio la posi-bilidad de ir allí, estuve creo que tres días entrenando, hicimos el jueves un partido y el viernes al

volver ya me dijeron que querían contar conmigo. A las dos sema-nas de aquello ya estaba jugando en el juvenil del Barça. Era en la temporada 83-84.

—¿No llegó a hacer ni una prue-ba en el Zaragoza?—No. Jugué en la selección ara-gonesa y me imagino que en el Teruel también me vieron, pero el Zaragoza entendió que no es-

—Varios, he adaptado en mi idea-rio cosas que entendía buenas de unos o de otros, pero el que más me influyó fue Johan Cruyff, el primero que tuve en el Barcelo-na, el que me subió. Vino con una idea muy revolucionaria, que es-tá implantada y vinculada al Ba-rça desde entonces, aunque lue-go cada entrenador la ha matiza-do, para bien o para mal. Pero el que impuso esa forma fue él. Tu-ve la suerte de que le cuadró un jugador para ese centro del cam-po que pensara rápido, que aun-que no fuera fuerte físicamente sí fuera capaz de ser el iniciador y le diera juego al equipo, conec-tando la defensa con el ataque.

—Barcelona, Madrid y Valencia en su carrera, con muchos títu-los, aunque le faltó una Champio-ns que sus dos primeros exequi-pos ganaron al irse usted.—Cuando tienes una carrera de 15 años y estás en tres clubs co-mo esos si me tuviera que quejar sería terrible. Es verdad que no gané una Champions, pero sí dis-puté dos finales, gané tres Copas del Rey, dos Ligas, una Recopa... No me puedo quejar. Y también fui internacional, aunque no dis-puté el Mundial de Italia cuando me fui al Madrid porque tuve un choque con Cruyff, un enfrenta-miento particular y largo de con-tar. Si me quejo yo de mi carrera, la cantidad de futbolistas que se puedan quejar.

—En usted estaba claro que ha-bía alma de entrenador...—Sí, empiezo en las categorías in-feriores del Valencia y después de segundo de Laudrup en el Geta-fe. Hierro me ficha para la federa-ción, estoy dos años en la sub-19, dos en la sub-21, logrando el Eu-ropeo, y después la Olímpica.

—En Londres, en el 2012.—No fueron bien aquellos Juegos, tuve problemas extradeportivos y después me marché al Al-Jazira, en Emiratos Árabes, que fue una experiencia muy diferente.

—En septiembre pasado regresó de dirigir a la selección de Indo-nesia. Está claro que como técni-co no le pesa la maleta.—Soy decidido en ese sentido. Cuando te vas fuera te das cuen-ta de que en España tienes el me-jor fútbol que hay, con mucho ni-vel, pero todos no tenemos la po-sibilidad de dirigir aquí. A mí si el proyecto me convence y la ex-periencia creo que puede ser bue-na, me marcho. Siempre han si-do aventuras positivas.

—Al Zaragoza llega en el verano del 2016. ¿Quién le llama?

Santiago Valero

taba preparado para jugar en sus equipos. No sé si es que no tuvie-ron mucho ojo o es que sus técni-cos le daban la prioridad a otro tipo de virtudes y las mías no las veían tanto. En Barcelona empe-zaron a firmar el talento, yo era un chico delgadito, pero que el fútbol lo entendía bien, que téc-nicamente era buen jugador.

—Debuta en el primer equipo

33Luis Milla posa junto a las oficinas del Real Zaragoza en su época de entrenador en la temporada 2016-2017.

NuRia SOLER

azulgrana por la huelga de futbo-listas, siendo usted juvenil.—Y nos hizo mucha ilusión, a ve-ces lo hablo con Villarroya, que él jugó ese día también, aunque con el Zaragoza. Imáginese pa-ra unos juveniles poder disputar ese partido, que el Barcelona ga-nó además por 4-0.

—¿Qué entrenador le marcó más como jugador?

38 Deportes el Periódico de Aragón20 DE MaYO DEL 2019

LuNES

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—Narcís (Juliá). Hablamos en una reunión. Acababa de sa-lir del equipo Lluís Carrerras, que es muy buen amigo mío, le pregunté a él pero sabía lo que implicaba el Zaragoza, un equipo histórico en un mo-mento de dificultad, que tie-ne problemas de deudas, con un presupuesto de mitad de tabla y una exigencia máxi-ma. Cuando tienes esa exigen-cia tan alta y metes demasiada responsabilidad no es lo idó-neo. Cuando piensas que tie-nes que estar en Primera en la segunda jornada de Liga no es la mejor forma de llevar las co-sas. No puedes tener tanta pre-sión, porque al final la sensa-ción siempre es que el club no acaba de dar con la tecla.

—¿Y cuál es la tecla buena?—Hay que gestionar y pelear en Segunda de otra forma, sin tanta presión, mentalizándo-te de que estás en la categoría, de que no tienes que ir con esas urgencias y aunar esfuer-zos. Hay que pensar que la Se-gunda hay que pelearla cada día, dando continuidad. Por

«Lo del pepinazo y Juan Muñoz fue una forma de hablar, quise decir que nos podía dar mucho. Le costó engancharsey no salió bien»

ahí es el camino y no se sigue. Desde la lejanía yo sigo vien-do algo parecido, aunque aho-ra de la cantera sí se están me-tiendo jugadores interesantes. Eso está bien, pero todo pasa por la mentalización y por no meter una presión tan fuerte.

—¿Qué sintió al aceptar la oferta del Zaragoza? ¿Se qui-taba la espina por no haber ju-gado aquí?—No, es diferente. Entendía que era una gran oportunidad y, además, una motivación que fuera el equipo de mi tie-rra. No podía decir que no por eso y por lo que es el Zaragoza. Me sentí afortunado. Fue una alegría y un orgullo.

—La temporada la arrancan bien, líderes a la tercera jornada.—Sí, pero en Lugo empatamos un partido que me quedó mar-cado. Era la segunda jornada, es-tás ajustando cosas, el equipo ha-ce 70 minutos muy buenos y al final nos empatan. Empecé a ver la presión que había y, sin venir a cuento, vi que era todo negati-vo, muy desmedido, con tensión y ya intuí que iba a ser muy com-plicado todo. La verdad es que no entendía ya muchas cosas. Claro que tienes que meter presión en el equipo, pero que se pueda con-trolar, que sea llevadera. Dema-siada tensión y prisas...

—Contó en el arranque con un buen Lanzarote.—Nos daba mucho, entendí que tenía que darle mucha confian-za porque era un jugador con un talento especial y con una perso-nalidad que también lo es. Había que darle su sitio y en la pelota parada era diferencial.

—¿Por qué el equipo se cayó?—Hubo lesionados y teníamos un muy buen once, pero no una plantilla importante. Teníamos por ejemplo dos muy buenos cen-trales (Cabrera y Silva), pero des-pués faltaban sustitutos de garan-tías. Recuerdo que en la quinta jornada cayeron Cani y Xumetra y yo vi que teníamos muchos pro-blemas. A lo mejor otro entrena-dor no lo hubiera visto así, pero esa fue al menos mi percepción.

—Aquel verano regresaron Cani y Zapater, dos emblemas. ¿Qué tal fue su relación con ellos?—Conmigo estuvieron los dos ex-traordinarios, dos capitanes con letras mayores que me ayudaron en todo momento. Son diferentes de carácter, cada uno con un ta-lento distinto en lo futbolístico, pero en los cinco meses que estu-ve con ellos solo puedo tener pa-labras de agradecimiento. Guar-damos una muy buena relación.

—Juan Muñoz es un pepinazo. ¿Se arrepiente de decir aquello? —A ver... Los entrenadores in-tentamos dar mensajes positivos a los jugadores y a la gente. Fue una forma de hablar. Juan llegó a Zaragoza joven y ahora lo ha he-cho muy bien en el Alcorcón. Me parecía que podía hacer goles y a mí siempre me han gustado los jóvenes. Le costó engancharse y no salió bien, pero solo quise de-cir que era un punta que nos po-día ayudar mucho arriba.

—Con usted fue titular en la por-

bía tenido. Bueno, realmente ha-bía dos opciones, pero vino Irure-ta. Teníamos que apostar por él y es una posición vital que necesita minutos. No se dieron los resulta-dos y en el último partido en Va-lladolid decidí apostar por Ratón, que hizo muy buen partido.

—Es cesado en la jornada 11 tras seis partidos sin ganar. ¿Enten-dió la decisión?—Pensaba que lo podía sacar ade-lante. Competimos bien en Valla-dolid, con el Córdoba merecimos ganar, ante el Elche no estuvimos bien... La dinámica era mala, pe-ro hay equipos que aguantan a los entrenadores ocho o nueve se-manas y se remonta. Ahí se ve la confianza. Aquí no se dieron los resultados y no confiaron.

—¿Fue a Valladolid sabiendo que se la jugaba?

—Sí, sí, yo lo sabía. No por boca del club, pero es que ya dos par-tidos antes ya sabía que se esta-ba cuestionando todo. Era lo que intuía y este mundo lo conozco bien, a nivel periodístico y de en-torno. Aunque no te digan nada, que creo que hubiera sido ya gor-do, intuyes que ya se te cuestio-na. Yo trabajaba y buscaba solu-ciones, posiblemente me pude equivocar en algún partido, pero el equipo estaba conmigo.

—¿Se fue con amargura?—Cuando te cesan siempre te vas con una mala sensación porque trabajas con esa pasión para que las cosas salgan bien. Las palabras amargura y fracaso no me gus-tan, son decepciones y ya está.

—¿Cree que su estilo es dema-siado ofensivo para subir?—No estoy de acuerdo. El Huesca de Rubi era ofensivo y alegre y su-bió. Albacete, Granada y Osasuna poseen una forma creativa y ofen-siva y están arriba. Con buenos jugadores y si eres capaz de tener tranquilidad a partir de una es-tabilidad las cosas van a cuadrar mucho mejor. Si firmas un juga-dor de un estilo y luego otros de otro, la cosa deja de casar.

—¿Qué le parece la apuesta del Zaragoza por su cantera?—A mí me parece perfecto. Si el jugador joven aparece y el club entiende que es válido, adelante. Pero contar con la cantera tam-bién lleva su tiempo, no puedes exigirles una gran responsabi-lidad. Tienes que combinar fut-bolistas más veteranos con otros más jóvenes. Esa mezcla de expe-riencia y juventud y luego, insis-to, darle naturalidad, teniendo claro el estilo, pero también la necesidad de paciencia.

—Paciencia cuando va para el séptimo curso en Segunda...—Pero se ve claro que gestionan-do con esa presión por subir las cosas no funcionan y hay que dar un volantazo. Hay que ser exigen-tes, pero dejando trabajar y dan-do confianza y la presión justa.

—¿Ha tenido miedo de que el Za-ragoza bajara en este curso?—Estoy en BeIN Sports y más cen-trado en Primera y no he podido ver todo lo que habría querido. No veía al Zaragoza jugando mal, sobre todo con Víctor, pero sí más cómodo fuera de casa. Tienen la permanencia prácticamente he-cha y el Zaragoza debe hacer un buen proyecto y ojalá consiga vol-ver pronto a Primera. H

«Yo sabía que en Valladolid me la jugaba, no por boca del club, era lo que intuía y este mundo lo conozco bien»

tería hasta su último partido Xa-bi Irureta. —Nosotros buscamos otro tipo de portero y por las condiciones no pudimos traerlo, era además al-guien que yo conocía y que ha-

«Zapater y Cani fueron dos capitanes con letras mayores»

«Contar con la cantera también lleva su tiempo, no puedes exigirles una gran responsabilidad. Hay que combinar juventud y veteranía»

33El técnico turolense da instrucciones en un partido.

JaiME gaLindo

Deportes el Periódico de Aragón 3920 dE MaYo dEL 2019LUnES

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38 Deportes el Periódico de Aragón13 DE MAYO DEL 2019

LUNES

La entrevista de la semana

«En Zaragoza aprendí el estilo, el tiqui-taca como sistema de juego»

Georgios Samaras

Ídolo en el Celtic, habitual con la selección griega, la llegada de Samaras al Real Zaragoza en febrero del 2017 despertó una expectación sin precedentes por un fichaje en Segunda División. Apenas jugó y el año pasado se retiró para comprar el OFI Creta.

–¿Por qué dejó el fútbol profesio-nal a los 33 años?–Hubo dos factores fundamenta-les en la decisión. Primero, llevo tres años peleando con un pro-blema en la espalda que no me deja estar al 100% y, segundo, lle-vaba también tres años trabajan-do en este proyecto. A principio de temporada, por fin, se dieron las opciones de que pudiera sa-lir. Así que juntando ambas co-sas era el momento de no forzar el cuerpo más y aprovechar para el futuro.

–¿Por qué el OFI Creta necesita-ba su ayuda?–En primer lugar debo decir que el OFI es mi casa, Creta es mi ca-sa y la de mi familia. Mi corazón siempre ha estado aquí y siempre he tenido el sueño de acabar ju-gando aquí o trabajando para el club de alguna manera, lo he di-cho en muchas entrevistas a lo largo de mi carrera. Este es el úni-co club en el que hubiera vuelto a jugar en Grecia. A partir de ahí el OFI tiene problemas económicos, está en una baja división, como le ha pasado a muchos clubs con la crisis griega. El OFI no estaba esperándome sino que estaba ha-blando con varios inversores, es-tudiando diferentes propuestas y proyectos. Pero sobre todo el club buscaba gente limpia, que cuida-ra no solo el club sino también la comunidad, que forma parte de esta isla. Ahí es donde nuestros caminos se cruzan.

–¿Qué proyecto presentó?–El objetivo es estar cómodos eco-nómicamente. Y luego seguir cre-

ciendo para llegar a tener un ba-lance positivo. En cuanto a lo de-portivo sabemos dónde estamos en la tabla y la prioridad era man-tener la categoría. Pero lo priori-tario es construir la base porque sin una buena base el club no tie-ne apoyo. Tenemos un plan de-portivo, por mi experiencia en Europa y en todo el mundo, para construir una base muy europea.

–Habla de su experiencia euro-pea. ¿Toma algún club de los que ha estado como modelo?–Todos los clubs en los que he es-tado me han dado algo que me va ayudar en el futuro. Por ejemplo, en Holanda, en el Herenveen, aprendí muy bien cómo funcio-nan las academias dando oportu-nidades a los jóvenes. En el Man-chester City aprendí cómo estar en un gran club y que el jugador se sienta cómodo, no necesite na-da más y pueda estar enfocado en su fútbol porque está bien cuida-do. En Estados Unidos aprendí de la gestión, del márketing depor-tivo, de los requisitos para cons-truir un nuevo club y organizarlo bien porque era una nueva fran-quicia. En Zaragoza el estilo, el ti-qui-taca, cómo jugar y cómo es-to se plantea desde la base hasta arriba, convertirlo en una ideolo-gía, en un estilo de juego.

–Es el vicepresidente del OFI. ¿Qué funciones tiene?–Nuestro dueño inversor es grie-go americano y vive en Estados Unidos, así que este peso de la vi-cepresidencia cae en mis manos. Soy la persona que está en el club y todo lo que tengo que hacer con

la organización a nivel deporti-vo y económico viéndolo desde arriba, porque hay gente en cada puesto, es cosa mía. Es la típica función de un presidente.

–Su padre, Ioannis Samaras, es el nuevo director deportivo. ¿Cómo es estar por encima de su padre en la estructura del club?–Nuestra familia es fútbol. Mi pa-dre jugó en el club y con la selec-ción. No importa que estemos en casa o en el estadio, el fútbol siempre domina nuestras conver-saciones. Es una persona a la que conozco muy bien y es de los más leídos en el desarrollo del fútbol y las academias, sobre cómo orga-nizar esto y formar jugadores. Es-tamos trabajando juntos pero en diferentes puestos, nuestra ofici-na no está una al lado de la otra. Cuando estamos sentados en la mesa por la noche mi madre y mi hermana escuchan todas las broncas (ríe).

–Ioannis Samaras fue una estre-lla del fútbol. ¿Cómo lo vivió us-ted de niño?–En los ochenta y noventa con Gerards como entrenador fue un jugador importante del OFI y también en el Panatinaikos y en la selección. Durante mi juven-tud nunca sentí su fama en casa, él es de bajo tono y una persona muy sencilla, así que nunca nos afectó en casa. Seguramente me ha formado desde pequeño y ha puesto el fútbol en mi sangre. Él siempre ha buscado viajar por to-do el mundo para aprender más sobre cómo formar jugadores jó-venes no solo a nivel futbolístico Samaras, en las escaleras de acceso a los campos de la Ciudad Deportiva.

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Deportes el Periódico de Aragón 3913 DE MAYO DEL 2019LUNES

[email protected]

sino también en su educación, para formar jóvenes educados y juntar ambas facetas. Traba-jó también en Holanda, con la FA en Inglaterra. El traba-jo más importante que ha he-cho a nivel de formación han sido sus siete años en el Pana-thinaikos. El año pasado em-pezó en el AEK, comenzando de cero, pero se lo he robado para mi equipo (ríe).

–¿Su ídolo de pequeño era Mi-chael Jordan?–Mi padre me despertaba a las cinco de la mañana para ver el segundo tiempo del partido de los Bulls y luego me iba a la escuela directamente. Y por la tarde a jugar al fútbol.

–¿Usted se formó en el OFI cuando su padre formaba par-te de la primera plantilla?–Efectivamente. El OFI ha puesto la base de mi identi-

Raquel Machín

«Me gustaría estar más en contacto con Cani y Zapater pero hay un problema de idioma. José Enrique me ayudó mucho»

dad como futbolista, de có-mo amar un club y luchar por un escudo. A los dieciséis años me fui a Holanda y allí es don-de me completé en cuanto a aprender a jugar al fútbol. Di-ría que el OFI fue el colegio y el Herenveen, la universidad, futbolísticamente hablando.

–¿Cómo fue el cambio a Ho-landa con solo 16 años?–No fue nada fácil. La diferen-cia entre la vida diaria de Gre-cia y Holanda es muy gran-de. El idioma fue un proble-ma hasta que lo aprendí. Los primeros tres meses diré cla-ramente que tuve una depre-sión y pensamientos de qué hago aquí, tan lejos de mi fa-milia, mis amigos. Pero el fút-bol me mantuvo vivo. Por eso he hecho lo que he hecho, por-que he sido fuerte para aguan-tarlo, seguir para adelante.

«En los primeros tres meses en Holanda diré claramente que tuve una depresión, pensamientos de qué hago aquí tan lejos»

–¿Qué se encontró en la Premier cuando fichó por el Manchester City?–Un fútbol muy distinto, diferen-te de Grecia y de Holanda, dife-rente velocidad, diferente físico. Con 20 años ir a la Premier no fue nada fácil tampoco. El City es un grandísimo club y hubo mu-chos cambios en los tres años que estuve pero tuve la suerte de que aparecieron las personas adecua-das y el respaldo para llevarme a un club como el Celtic y poder enseñar mi mejor nivel y conse-guir logros.

–¿Qué significa el Celtic?–Dicho brevemente, puedo defi-nir el Celtic como mi fútbol. Es el equipo donde estuve siete años con muchos éxitos, me sentí muy querido por todos en Glasgow. Una relación de afecto por ambas partes y por muchos años, que es algo muy bonito.

–¿Se siente un ídolo del Celtic?–La verdad es que no me gustan esas palabras como ídolo o héroe. Fue una época muy muy feliz pa-ra mí a nivel personal y futbolís-tica donde di el 100%. Y si he po-dido añadir una página a la histo-ria del Celtic, genial. Si he dejado una línea o ninguna está bien también. Pero yo sigo queriendo al club y siempre estará en mi co-razón.

–¿Cómo surgió su amistad con Jay Beatty, el aficionado del Cel-tic con síndrome de down?–Estábamos jugando un partido de clasificación de Champions en Irlanda y en el calentamiento saltó y estuvo corriendo con no-sotros en el campo. Después del entrenamiento el padre se me acercó y me dijo que era fan del Celtic por mí y así empezó una relación con el niño y su familia. Antes de que lo supiera todo el mundo y fue una cosa que salió sin querer, una acción que salió del cariño que nos teníamos, no por mostrar nada.

–¿Cómo fueron sus experiencias en Arabia y Estados Unidos?–En Estados Unidos aprendí mu-cho de la vida sin el fútbol por-que pasé una lesión y te despier-tas un día y ya no puedes hacer lo que estás haciendo. Ahí empe-cé a pensar en lo que tenía que ser mi próximo paso con mi vi-da y lo que tenía que hacer pa-ra conseguirlo. Estados Unidos, en general, tiene una organiza-ción tremenda en sus deportes. Arabia supuso un cambio drás-

tico, también como forma de vida. Es difícil no tener la fami-lia cerca y algunas cosas allí que no puedes hacer por su cultura y esto hay que respetarlo, lo res-peto un montón. El club era un grande y estoy muy agradecido, una muy buena organización, te-nías lo que necesitabas. Jugué la Champions de Asia, peleábamos la Liga, pero no me sentía bien. Era muy difícil integrarme y eso fue culpa mía.

–¿Cómo le llegó la oferta del Real Zaragoza?–Jugaba en una franquicia del Ra-yo, en Estados Unidos, y por con-tactos y gente que me seguía, me llegó la oferta del Zaragoza. Es un club histórico de España y tenía mucha ilusión por jugar allí.

–Generó una gran expectación. ¿Recuerda su recibimiento?–Fue algo muy positivo, una lle-gada muy bonita por la que es-toy y siempre estaré muy agrade-cido. Me gustó la ciudad mucho, la gente también, el club... Todo era muy bonito. Me fui de allí con la idea de que es un club históri-co que no se merece estar en Se-gunda. Ha sido uno de los clubs de toda mi carrera en los que

más rápidamente me he relacio-nado con todo el mundo del club, del vestuario y de todo el entor-no. Me integré muy bien, inclu-so con el idioma hasta cierto pun-to. Me hubiera gustado poder lle-gar más arriba y que hubiera un futuro juntos, pero no era el mo-mento.

–¿Le hubiera gustado jugar más?–Lo que voy a decir es un comen-tario general, también por mi época en Zaragoza. Cuando cual-quiera tiene un objetivo necesita un poco de estabilidad también. Había muchos cambios en el club, de entrenadores, de directi-va, muchos futbolistas diferentes que llegaron, en general había mucho cambio intentando lle-gar al núcleo para lograr lo que el Zaragoza quiere y merece, que es subir. Lo adecuado es que haya una estabilidad. Cuando todos es-tán en el mismo plano, presiden-te, director, entrenador, equipo, todo funciona. Cuando la gente va cambiando es difícil también para los jugadores entender cuál es el camino.

–¿Una lección para el futuro?–Eso es algo que me ha dado una base muy importante para lo que quiero hacer ahora, que es tener una directiva muy muy es-table, de la misma filosofía des-de el principio, que tiene claro el camino por el que queremos ir y poder comunicar esto a nivel de-portivo a todos lo que vienen al club para que los jugadores se-pan en qué dirección vamos, lo que vamos a hacer por ellos y la comunidad. En el Celtic en sie-te años tuve tres entrenadores y nunca se cambió. Tuve 100 com-pañeros en el vestuario, pero la cultura y la ideología del equipo nunca se cambió.

–En el Zaragoza estabilidad no ha habido.–Los entrenadores, directivos y futbolistas vienen y van, por eso es muy importante que la idea y el plan sea muy claro para todos y no esté influido por lo que pue-da venir. Esto es lo que quiero pa-ra el OFI.

–¿Mantiene contacto con algún compañero del Zaragoza?–Me gustaría mantener más re-lación con jugadores como Cani y Zapater, pero hay un pequeño problema ahí con el idioma (ríe). Me sabe mal no estar más en con-tacto con José Enrique porque compartíamos habitación y me ayudó mucho con el idioma. H

«Mi padre me despertaba a las cinco para ver a Jordan»

33Samaras y Alves, en un partido de Champions League.

EFE

«Me gustó mucho el club, la ciudad, la gente. Me fui con la idea de que es un club histórico que no se merece estar en Segunda División»

«Hubo muchos cambios en el club intentando llegar al objetivo del ascenso, pero para conseguirlo hacefalta estabilidad»

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La entrevista de la semana [email protected]

Antonio Longás

–¿Qué vida lleva?–No me puedo quejar. Ahora an-do por Zaragoza haciendo el cur-so de primer nivel de entrenador. Vine tras cuatro o cinco años en Barcelona y haber acabado de ju-gar en el Sabadell porque mon-té una empresa con un par de amigos del colegio y otra chica de Mallorca. Hacemos mochilas. Lo compramos todo en Barcelo-na y las hacemos nosotros en un taller.

–Todo un emprendedor…–Ahora lo he dejado un poco y me he venido a Zaragoza, pero si-go siendo socio y voy a Barcelona cada semana para echar una ma-no en lo que pueda.

–Hace ya cuatro años que colgó las botas. Lo hizo sin hacer ruido, casi sin que nadie se diera cuen-ta…–Me pongo a pensar y la verdad es que todo ha pasado muy rápi-do desde entonces. Cuando juga-ba se me hacían las horas eternas y ahora los años se pasan volan-do. Mi última temporada en el Sa-badell, con 30 años, apenas jugué y recuerdo estar ese verano recu-perándome en el gimnasio, pero el cartílago es jodido y no regene-ra. Me estuvieron pinchando, pe-ro la rodilla no respondía.

–Le quedaba mucho fútbol...–Me quedaban varios años toda-vía. Me encontraba bien en Sa-badell y había hecho muy buena temporada. Casi habíamos entra-do en playoff, pero ya acabé ren-queante y, a la siguiente campa-ña, cada vez que iba a entrenar se me hinchaba la rodilla y había que sacar líquido. Me ofrecieron varios equipos para recuperar-me pero yo ya sabía que no había mucho que hacer.

–¿Cómo y cuándo tomó la deci-sión?–Coincidió con una época muy difícil en el plano familiar. Mi pa-dre estaba enfermo –luego falle-ció– y mi madre también se puso mala. Ellos estaban aquí en Zara-goza pasándolo mal y yo me es-taba operando en Barcelona. Era todo extraño. Cuando empezó la temporada murió mi padre y, al menos, tuve tiempo para pasar con él sus últimos meses. Así que no fue una retirada normal. Al menos, mi madre se recuperó, la operaron y ya está bien. Han pa-sado ya cuatro años. Parece men-tira.

–El palo fue gordo, pero había otros que lo eran más, pues.–Ahora que lo veo con perspecti-va pienso que es un palo gordí-

En cuanto a momentos puntua-les me quedo con mi debut en La Romareda. Fue contra el Mallorca y yo salí en el minuto 37 en sus-titución de Aimar, mi ídolo des-de pequeño. Ganamos y acabé re-ventado. Recuerdo que pensaba en la imagen que iba a dar ante los medios que requerían mi pre-sencia por haber debutado. Esta-ba agotado y a eso se sumaban los nervios del estreno. Pero fue in-olvidable. Como la ovación de la gente. Increíble.

–Jugó nueve partidos en Prime-ra con el Real Zaragoza. ¿Siente que no se creyó en usted?–Siempre tienes cierta espina clavada. Me habría encantado ju-gar aquí muchos años, pero te das cuenta de que ha habido un montón de jugadores que tam-bién se tuvieron que ir a buscar su trayectoria en otro sitio. Mu-chas veces pienso que si empeza-ra a jugar ahora creo que cambia-ría muchas cosas, pero también porque mi forma de verlo todo no es la misma que entonces. An-tes yo le daba muchas vueltas a la cabeza, me venía abajo cuan-do jugaba mal y creo que esa no era la mentalidad adecuada. Mu-chas veces me decían que era un empanado o que no me gustaba el fútbol, pero no era así. Por den-tro estaba jodido y sufría mucho. Ahora, tras los palos de la vida, actuaría de otra manera y disfru-taría mucho más.

–¿Ha sufrido con el fútbol más de lo que ha disfrutado?–Puede ser. No sabría decirle pe-ro, como dijo Zapater, en el fút-bol si no estás en el Madrid o el Barcelona se pierde más que se gana. En todo caso, es un privile-gio ser profesional, hacer lo que te gusta, jugar en Segunda y vivir bien. Pero sufres porque lo haces mal o pierdes y entonces no te das cuenta. Sin duda, ahora dis-frutaría mucho más del fútbol.

–¿Ese sufrimiento le acompañó siempre?–Mire, empecé jugando a fútbol sala en mi colegio, el Británico. Y recuerdo que cuando era peque-ño me salía a vomitar a mitad de partido y luego volvía. Eran los nervios. Me lo pasaba muy bien y era lo que más me gustaba. Siem-pre estaba con la pelota, pero a la hora de competir, mi exceso de responsabilidad y cumplir con los objetivos que me había mar-cado me jugaba malas pasadas. Veía que tenía aptitudes y me frustraba muchas veces.

–¿A usted le gustaba cómo juga-ba?–Sí. Era consciente de que había

Jorge Oto

«Me habría gustado jugar en el Zaragoza toda mi carrera, pero entonces había un equipazo. Víctor Muñoz quiso que volviera pero mi rodilla estaba mal»

–La sensación es que nos henos perdido a Longás y que el zara-gocismo no lo disfrutó.–Me habría gustado jugar aquí toda mi carrera, pero eran cir-cunstancias y una época diferen-te a la actual. La gente me dice que si yo jugara en este Zarago-za, tendría sitio seguro, pero es que entonces el Zaragoza tenía un equipazo y me tuve que ir ce-dido. Recuerdo que en mi última etapa en el Sabadell Víctor Mu-ñoz quiso reunirse conmigo pa-ra que volviera, pero lo tuve que dejar porque ya estaba muy fasti-diado con la rodilla.

–¿No vino porque no pudo?–Había varias causas, pero, sobre todo, llevaba varios meses con la rodilla mal. Y no quería venir al Zaragoza así. Se me inflamaba la rodilla, me dolía mucho y sa-bía que era algo grave. Pero, ade-más, el Sabadell había apostado por mí tras una mala etapa en el Racing, me fichó cuando peor es-taba y también les debía cierto compromiso.

–¿Con qué se queda?–Con muchas cosas. El fútbol te permite vivir muchas historias y conocer mucha gente. Cuando lo dejas te das cuenta de lo que has vivido y de lo bonito que ha sido.

simo dejar el fútbol con 30 años para cualquiera que le gusta es-to, pero como pasó todo aquello, le restas importancia.

–¿Lo echa de menos?–Sí. Intento jugar alguna pachan-ga con los amigos y veo fútbol en la tele. Y sueño. Sueño mucho con fútbol.

–¿Y con qué camiseta juega?–¿En mis sueños? Con la del Za-ragoza y en La Romareda. Luego no recuerdas muy bien el sueño, pero casi siempre visto la cami-seta de mi equipo. La del Real Za-ragoza.

33Antonio Longás posa para EL PERIÓDICO en las inmediaciones de la sede del diario.

Chus MARChADOR

«Me venía abajo cuando jugaba mal. Sufría mucho»Estaba considerado como la perla de la cantera zaragocista, pero se marchó con apenas 22 años tras jugar solo diez partidos en Primera y ya no volvió. La rodilla le obligó a colgar las botas a los 30 y ahora escribe y fabrica mochilas.

34 Deportes el Periódico de Aragón6 DE MAYO DEL 2019

LuNEs

Page 14: Por deportes@aragon.elperiodico.com Pepe Belman · nalizado que cuando llegué en el 2014, porque les costaba mucho. 33Belman, en el imponente Estadio Azteca de México, hogar del

partidos en los que no juga-ba bien o no participaba. Pe-ro cuando me salían bien las cosas disfrutaba mucho. Tam-bién sabía que tenía limita-ciones y que me faltaban mu-chas cosas. Por ejemplo, en la posición donde jugaba, de medioncentro ofensivo o me-diapunta, tenía un hándicap brutal: no metía goles. Tam-bién sabía que no tenía físico para correr todo el partido y defensivamente me faltaba, pero me gustaba jugar. Ahora me veo en vídeo y pienso que jugaba bastante bien, pero era muy autocrítico.

–Da la impresión de que us-ted quería hacer feliz a la gen-te pero usted no lo era.–Yo era feliz cuando jugaba y disfrutaba en el campo si me salían las cosas, pero con mi mentalidad de ahora lo habría sido mucho más y habría dis-frutado más. Supongo que tie-ne que ver con la madurez.

–¿Quién le dijo que no cabía en aquel Zaragoza que acabó descendiendo a Segunda?–Recuerdo qua hablé con Víc-tor Fernández en pretempora-da y me dijo que, con 22 años, lo mejor era que me fuese ce-dido y crecer. Había estado la anterior temporada en el pri-mer equipo pero entonces se fichó a Matuzalem y estaban Movilla, Celades o Zapater. Víctor me dijo que confiaba en mí, pero que era la mejor opción y yo así lo entendí tam-bién. Acepté porque no podía estar otro año jugando poco. El palo fue el año siguiente, cuando el Zaragoza, tras ha-ber bajado, me dice que no cuenta conmigo.

–Cuente.–Fue más una decisión del club que de entrenador. Fui a hablar con Marcelino y me di-jo que el club le había dicho que no iba a seguir pero que hasta que todo estuviera re-suelto, seguiría con él. Ya ha-bía hablado con Luis Enrique y Barberá, su segundo, para ir al filial del Barcelona. Me ofrecían hacer la pretempo-rada con el primer equipo, pe-ro el Zaragoza ni contaba con-migo ni me dejaba salir. Es el peor recuerdo que tengo. No entendía qué estaba pasando, pero hice la pretemporada con Marcelino y una semana antes de empezar la liga, me llamó Luis Enrique para pre-guntarme si había hecho algo gordo para que no me dejaran salir. Al final pude ir, pero lle-gué lesionado.

–Y ya no volvió….–Ya le digo que Víctor Muñoz me quería tras un último año en el Sabadell muy bueno en el que me salió un buen parti-do en La Romareda.

–¿Quién le falló?–Nadie se portó mal conmigo es-pecíficamente. Marcelino venía con sus ideas, y yo lo entendí. Fue sincero y de cara y me dijo que me quedara hasta que encon-trara el sitio adecuado porque el club le había dicho que me iba a ir, pero yo no entendía la situa-ción. Si no me querían ni conta-ban conmigo, solo pedía que me dejaran salir. No entendía que me hicieran eso.

–¿Cómo es Guardiola en las dis-tancias cortas?–Tuve la suerte de subir a en-trenar alguna vez con el primer equipo y realmente el trato es brutal. Noté mucha diferencia en lo que al contacto con los cante-ranos hace referencia. El respeto era absoluto cuando subías con el primer equipo y te trataban co-mo uno más desde el principio. Recuerdo que Guardiola me ve-nía a saludar, me llamaba por mi nombre y sabía qué había hecho en el último partido. Es un trato enorme y también por parte de los jugadores, que son los mejo-res del mundo. Era el primer año de Guardiola, cuando lo ganó to-do, y la verdad es que guardo un gran recuerdo. También de Luis Enrique, aunque son caracteres distintos.

–¿Apuntaba ya maneras de se-leccionador?–A mí me gusta mucho porque siempre dice todo muy claro. Va de frente y si se tiene que echar la bronca, lo hace. Eso lo valoro mu-cho. Estuve muy a gusto con él, jugué mucho y firmé dos años, pero, cuando terminó esa etapa tenía ya 25 y, tras no ascender, me dije que otro año en Segunda B no podía estar. Me llamó el Car-tagena, con un muy buen proyec-to y me fui allí. Me salieron dos años buenos, jugando a un buen nivel y disfrutando mucho.

–Hábleme de Messi.–Era una locura. En los partidi-llos de entrenamiento él y Pi-qué jugaban en equipos distin-tos y apostaban a ver quién gana-ba. Y Messi marcaba todo el rato. Es otra dimensión. En los rondos te ponías en el centro y estabas muerto. Y eso que a mí se me da-ban bien pero ya le digo que era una locura. Y cuando se metía en ellos Guardiola, ni le cuento. Le daba mucha importancia a los rondos. Puede parecer algo más lúdico, pero para él era funda-mental tener una concentración brutal y la importancia del pase y del control. Es que él entrena mu-

cho el espacio reducido para pen-sar rápido.

–Haber pasado por aquello le su-pondrá todo un privilegio, supon-go.–Tuve la oportunidad de jugar con Busquets aunque solo tres partidos, porque Guardiola lo subió al primer equipo y ya no volvió. Pedro, Nolito… ahora lo pienso y me siento afortunado. Hablaba mucho con Barberá, el segundo de Luis Enrique, y me decía que llevaban años intentan-do ficharme, pero siempre que preguntaban el Zaragoza cerra-ba la puerta. A veces pienso qué habría pasado si hubiera ido an-tes a Barcelona.

–¿Y el vestuario del Zaragoza, cómo era?–El año que estuve yo con el pri-mer equipo no hubo problema. Lo recuerdo como un buen año y un muy buen ambiente. Recuer-do la jerarquía de Gaby Milito y que yo era feliz al lado de Aimar en el vestuario. Me daba botas y todo. Imagínese, yo alucinaba. Lo tenía a mi lado y además me daba botas. Y los entrenamien-tos con Víctor eran divertidos. Yo disfrutaba mucho. Cuando estás rodeado de buenos futbolistas es cuando uno más disfruta. Yo era mejor con 22 años que con 30 al haber estado rodeado de Aimar, D’Alessandro, Busquets, Pedro… ellos te hacen mejorar.

–¿Tenía trato con Agapito?–Pues no mucho. Venía a algunos

viajes pero poca cosa. Un tipo pe-culiar. Creo que tenía más trato con los pesos pesados del vestua-rio. Yo, el saludo y poco más.

–Ahora Dorado y Linares están en el primer equipo. Usted los cono-ce bien.–Fuimos compañeros en el filial y con Linares también me he en-frentado en muchas ocasiones. Chechu es muy buena gente y un gran jugador. Creo que podría ha-ber jugado muchos años aquí en el Zaragoza. Me alegro por ellos. No sé cuánta gasolina les queda, pero han cumplido un sueño y al Zaragoza le viene muy bien tener este tipo de jugadores.

–La temporada ha salido torcida.–Son las vacas flacas y épocas que les toca pasar a muchos equipos, aunque no sé si tantos años como los que está sufriendo el Zarago-za. Pero es normal dadas las cir-cunstancias en cuanto a presu-puesto o plantilla. Y la Segunda es muy complicada. De este año ya nos olvidamos, pero lo bue-no es que está subiendo gente de-mostrando que es muy válida pa-ra jugar en el Zaragoza.

–¿Usted aquí sería capitán gene-ral?–Ni hablar. Aquí no hablamos de Messi o Iniesta. Cuando las cosas van mal en un equipo nadie mar-ca diferencias. Y en el Zaragoza hay muy buenos jugadores y yo estaría en el mismo lío que ellos.

–¿Hay algún futbolista de la ac-tualidad que le recuerde a us-ted?–Veo pocos partidos. Antes disfru-taba muchísimo viendo a Inies-ta. Por no hablar de Messi, que es otra cosa. Ahora hay buenos juga-dores pero no llegan al nivel de la época dorada del fútbol español, con Xavi, Iniesta o Silva. Creo que España nunca ha tenido jugado-res así. Modric me encanta. Y Ha-zard también. De Jong tiene una pinta tremenda, pero admito que me aburro viendo muchos parti-dos. Veo poco fútbol.

–¿Hacia dónde va?–Siempre me ha gustado escri-bir. Lo hago mucho. Y leer y con-tar historias buenas. Cuando es-taba en Barcelona hice un curso de guionista de cine y he escrito relatos. Ahora estoy con algo más largo: una novela. Siempre he ad-mirado a la gente que cuenta his-torias y en mi casa ha habido mu-chos libros. Esa es mi vida. Y las mochilas. ¿Entrenar? Solo a ni-ños. No a mayores. H

«El Zaragoza ni contaba conmigo ni me dejaba salir»

33Longás, durante un partido con el Real Zaragoza.

JESÚS CISNEROS

«¿Si yo sería capitán general en el Zaragoza actual? Ni hablar. No hablamos de Messi o Iniesta. Estaría en el mismo lío que ellos»

«Era feliz al lado de Aimar en el vestuario. Me daba botas y todo. Imagínese, yo alucinaba. Tenía a mi ídolo al lado y encima me regalaba botas»

«Messi era una locura. Apostaba con Piqué en los entrenos y ganaba siempre. En los rondos te ponías en el centro y estabas muerto»

Deportes el Periódico de Aragón 356 DE MAYO DEL 2019LUNES

Page 15: Por deportes@aragon.elperiodico.com Pepe Belman · nalizado que cuando llegué en el 2014, porque les costaba mucho. 33Belman, en el imponente Estadio Azteca de México, hogar del

La entrevista de la semana [email protected]

«No ir a la Champions nos sentó mal, nos lo habíamos merecido»

Marco Lanna

Defensa duro, contundente y típico italiano, el siempre cumplidor Marco Lanna llegó al Zaragoza del Salamanca, equipo al que le ‘mandó’ Víctor Muñoz, y tras haber perdido años antes con la mejor Sampdoria de la historia la final de la Copa de Europa del 92 contra el Barça. En el equipo aragonés fue un pilar básico de la campaña 99-00 en la que se peleó hasta el final por el título de Liga y en su palmarés como blanquillo está la Copa del 2001.

—¿Dónde vive y a qué se dedica ahora?—Estoy viviendo en Génova, mi ciudad natal. Tengo una empresa inmobiliaria, soy socio de un con-cesionario de coches de Jaguar Land Rover y además escribo ca-da semana un artículo en un pe-riódico de aquí hablando del ad-versario de la Sampdoria y anali-zándolo tácticamente.

—Precisamente en la Sampdoria, su equipo, comenzó a jugar y ob-tuvo sus mayores éxitos.—Tuve la suerte de entrar en el primer equipo en el 87, cuando llegó aquí Boskov. Tuve la suer-te de jugar todos aquellos años en un equipo que ganó una Liga, que llegó a dos finales de Recopa y ganó una, y que llegó a una fi-nal de la actual Champions. Ga-nábamos y jugábamos finales por todos los lados. Creo haber sido bastante afortunado por po-der jugar en un equipo así y ade-más soy aficionado de la Sampdo-ria desde pequeño. Crecer en la Sampdoria y jugar en aquel pe-riodo ha sido una combinación muy bonita para mí.

—¿Hay algo más bonito que ga-nar títulos con su equipo?—No creo que haya muchos juga-dores que hayan tenido esa suer-te y más en un equipo pequeño como la Sampdoria. Por ejemplo, si naces y creces en la Juventus, Milan, Inter o Real Madrid, aun-que te quedes uno o dos años sin jugar, puedes ganar algo. Hasta ahora ha sido el mejor periodo de la Sampdoria y haber podido ju-gar con aquel equipo… De hecho soy el único genovés que ha gana-do la Liga con la Sampdoria.

—De todos los trofeos que ha ganado, que por suerte son mu-chos, ¿cuál es el más especial?—Creo que ha sido el Scudetto (la Liga italiana). Fue una tempora-da muy complicada, había equi-

pos muy fuertes como el Milan de los holandeses, el Inter de los alemanes… La competencia era muy alta. Hace cosa de un mes nos encontramos todos en un res-taurante de Milán y nos lo pasa-mos como si fuera ayer la última vez que nos vimos. Era un grupo muy unido y nos lo pasábamos bien dentro y fuera del campo y además ganábamos.

—¿Todavía le duele la final de la Copa de Europa contra el Barce-lona en 1992?

a Inglaterra porque me gustaba mucho el fútbol de allí, pero no llegaron ofertas que me gustasen demasiado. En España tenía dos ofertas, una del Mallorca y otra del Salamanca y, a decir verdad, no conocía a ninguno de los dos porque en Italia echaban algunos partidos de la Copa de Europa y del Madrid o Barcelona, pero po-co más. Pedí consejo a Víctor Mu-ñoz porque jugó conmigo en la Sampdoria y además él había si-do entrenador del Mallorca. No se si no creía mucho en el proyecto del Mallorca, pero me dijo que la proyección del Salamanca podía ser más alta porque el presidente tenía un montón de dinero.

—¿Cómo fue su fichaje por el Real Zaragoza?—Tenía una opción por la que si el Salamanca bajaba a Segunda me quedaba libre y en el Zarago-za estaba entrenando Txetxu Ro-jo, que me llevó en el Salaman-ca al final de la primera tempora-da. Me llamó para decirme que si quería ir al Zaragoza y hablé con Pedro Herrera. No tenía represen-tante y fue una incorporación muy sencilla y rápida. Estaba en-cantado de venir al Zaragoza.

—Tardó en debutar por una le-sión, pero pronto se convirtió en casi indiscutible.—Sí, además con Txetxu Rojo ju-gaba muchas veces en el lateral. No era mi puesto preferido por-que siempre fui central o líbe-ro, un stopper. Me pedía exclusi-vamente que defendiera, no le interesaba que el lateral ataca-se mucho. Creo que lo hice bien, aunque en el segundo año tuve algunos problemas físicos por-que una rodilla no estaba del to-do bien y jugué menos partidos.

—Debutó poco después, por lo que se perdió por unos días el histórico 1-5 al Real Madrid.—Fue mejor que el 3-1 ante el Bar-

celona de la siguiente tempo-rada, en el que marqué un gol. Fue una pena porque no pude estar ni en el partido ni en el Santiago Bernabéu.

—¿Llegó a soñar con ganar la Liga en aquella temporada? Hasta la última jornada hubo opciones matemáticas.—La verdad es que sí. Además terminamos cuartos, pero no fuimos a la Champions por-que el Real Madrid, que acabó quinto, la había ganado y te-nía derecho a jugarla.

—¿Cómo les sentó aquello?—Bastante mal, porque era una clasificación muy mere-cida porque habíamos hecho una temporada fantástica, pe-ro cuando tienes que pelear contra la UEFA o quien sea re-sulta muy complicado.

—Aquel equipo tenía muchos puntos fuertes, pero uno de ellos era la defensa. De hecho terminaron como el segundo equipo menos goleado.

Alberto Bobed

«Teníamos calidad, fuerza y un grupo que se lo pasaba bien cuando estaba junto. Había ganas de vencer partidos»

—Sin embargo, su segunda tem-porada comenzó torcida, con la destitución de Lillo y la elimina-ción con el Wisla de Cracovia.—El de Cracovia fue un partido raro. Veníamos de ganar 4-1 en Zaragoza y fuimos allí, no diría que tranquilos, pero sí con una ventaja muy grande. Nos metie-ron tres goles en tres ocasiones y nos entró un poco de ansiedad. No lo pudimos rematar porque no tuvimos la fuerza mental ne-cesaria y eso que ellos no tenían nada de especial. Ellos entraron al campo con ganas y tuvieron al-go de fortuna y a nosotros se nos dio todo mal. Fue un mal día y creo que fue casi una vergüenza volver a casa, a Zaragoza, porque era complicado entender cómo podíamos haber caído elimina-dos de aquel modo.

—Pasaron de pelear por la Liga a hacerlo por no descender en una temporada. ¿Qué sucedió?—Por mala suerte ya peleé dos años seguidos por no descender con el Salamanca, aunque en uno no lo conseguimos. En el fút-bol una de las claves de un equi-po que gana es el equilibrio que se forma entre el club, los jugado-res, el entrenador… Es todo cues-tión de una buena química más allá de unos jugadores fuertes o de un club rico. Esta mezcla hace que se cree algo más positivo del valor oficial del equipo. Cuando empezamos la Liga, la sensación que tengo es que se había roto al-go, porque entender a Lillo no fue tan sencillo. Creo que fue más un problema de química más que de jugadores. Fue una lástima por-que era un equipo que con algu-nos ajustes no le digo que podía-mos haber ganado la Liga, pero sí estar arriba.

—¿Qué sucedió con el Milan en enero?—Fue una cosa bastante extraña. Me llamó el Milan y era complica-do decir que no. Me ofrecieron el mismo contrato que tenía en Za-ragoza. Iba a cambiar poco, pero jugar en el Milan era una buena oportunidad para mí, porque es un club con una gran tradición en Europa y muy grande. Pasé la revisión médica y firmé hasta el contrato, pero nunca supe qué pasó, pero ese contrato nunca fue depositado, por lo que nun-ca tuvo ningún valor. Volví a Za-ragoza sin nada.

—¿Lo pasó mal?—Sí, sobre todo porque no me pa-reció algo bien hecho por parte de un club que, se supone, era se-

—Teníamos muy buena defen-sa, éramos fuertes físicamen-te y nos gustaba pelear en los uno contra uno. Aparte esta-ba el Toro Acuña, que hacía de filtro y además tenía cali-dad para jugar.

—Y además jugaban muy bien.—Teníamos calidad, fuerza y un grupo que se lo pasaba bien cuando estaba junto, en todos los momentos. Era una buena mezcla de nacionalida-des distintas y de ganas de ven-cer partidos y alcanzar objeti-vos más grandes de lo que se podía pensar. Puede ser que el Real Madrid fuera más fuerte que nosotros en aquella tem-porada, pero la fuerza con que jugábamos nosotros pocos la tenían.

tres meses, pero solo entrenan-do. Sin embargo, era un club que acabó desapareciendo porque no tenían dinero para nada, ni para fichar, así que en diciembre en-trené con el Watford, pero un amigo me llamó diciéndome que había una posibilidad de volver a la Sampdoria porque había una sociedad que quería comprar el club. Esperé y en enero, al final, firmé un contrato de seis meses. Después decidí acabar mi carre-ra, porque los problemas de rodi-lla seguían, consideraba que ha-bía hecho buena carrera y que era el momento de decir adiós al fútbol y dejarlo.

—¿Sigue al Real Zaragoza?—Sí, de vez en cuando. Ahora un poco menos, porque me cues-ta mucho hasta seguir la Serie

A porque tengo demasiadas co-sas que hacer. El fin de semana si puedo estoy con mis hijos y difí-cilmente consigo ver un partido.

—¿Guarda un buen recuerdo del club y de la ciudad?—Absolutamente sí. Al final no me renovaron el contrato, pero si hubiera sucedido no hubiera tenido ninguna duda en firmar otro año porque me encontraba bien en la ciudad, con los compa-ñeros y amigos.

—¿Y de La Romareda?—Era la sensación como de estar en casa. Hubo momentos difíci-les, porque en la segunda tempo-rada hubo algún problema, pero siempre manteniendo una nor-malidad. Los hinchas estaban un poco exaltados con nosotros por-que los resultados no eran los esperados, pero es normal en el mundo del fútbol.

—Como defensa le ha tocado neutralizar a grandes jugadores. ¿Cuál fue el más difícil?—Era bastante joven, pero el más complicado ha sido Van Basten. Además de ser un jugador muy fuerte y muy técnico, era muy di-fícil marcarle. Yo era de los defen-sas que daban hostias, pero Van Basten empezaba primero. Te-nía unos 20 años y todas las ve-ces que intentaba pegarle acaba-ba dándome él. Aprendí mucho de aquel partido. H

rio, porque con un contrato fir-mado no depositarlo… Nunca me informaron de qué pasó ni el club me pidió perdón ni me di-jo que eso era algo que no se po-día hacer.

—Al final lograron ganar la Copa del Rey ante el Celta. ¿Es su me-jor momento como zaragocista aunque no la jugase?—Sí, es el mejor momento, aun-que es muy concreto. Un partido y ganar un título siempre es es-pecial, pero me quedo también con la temporada anterior, por-que fue muy emocionante en to-do. Como en la final de la Cham-pions que perdí con la Sampdo-ria, a pesar de haber perdido el recuerdo que te queda es todo lo que has hecho y nosotros hi-cimos una temporada fantásti-ca para llegar al cuarto puesto y con la posibilidad de llegar más alto. La Copa del Rey, como mo-mento único aunque no jugué, fue el mejor, pero la temporada anterior la recuerdo con mucha más emoción.

—Tras salir del Zaragoza tuvo un año muy movido y complicado.—Cuando me fui de Zaragoza fui al Chelsea, entonces entrenado por Claudio Ranieri y estuve diez días en Londres, pero tenían que deshacerse de Bogarde. No pasó y ya tenían bastantes defensas. Mancini estaba en la Fiorentina como entrenador y allí estuve

«Entender a Lillo no fue fácil, pero creo que fue más un problema de química que de jugadores. Podríamos haber estado arriba»

—Doler, duele. Fue un partido en el que no había un favorito. El Barcelona seguramente tenía más nombre que nosotros, pero fue un encuentro muy igualado, con ocasiones para ambas partes y al final metió Koeman esa falta en el 112 y ya faltaba demasiado poco tiempo para tratar de empa-tar. A pesar de todo fue un mo-mento de grandísima emoción por haber llegado a aquella final y jugando con la Sampdoria y no con otro club. Sí, perdimos, y era difícil aceptar esa derrota cuan-

do quizá lo más justo hubiera si-do llegar a penaltis, pero con el paso de los años puedo decir que fue una grandísima emoción lle-gar hasta allí.

—Tras su paso por la Roma dio el salto a España, al Salamanca. ¿Por qué decidió cambiar de país y cambiar de Liga y de reto?—Quería cambiar un poco todo y abrir la mente a otra cultura, idioma y modo de vivir. Quería tener una experiencia fuera de Italia. La idea inicial era la de ir

33Marco Lanna, en Génova, su ciudad natal y en la que vive actualmente.

SERVICIO ESPECIAL

62 Deportes el Periódico de Aragón29 DE ABRIL DEL 2019

LUNES

Page 16: Por deportes@aragon.elperiodico.com Pepe Belman · nalizado que cuando llegué en el 2014, porque les costaba mucho. 33Belman, en el imponente Estadio Azteca de México, hogar del

La entrevista de la semana [email protected]

«No ir a la Champions nos sentó mal, nos lo habíamos merecido»

Marco Lanna

Defensa duro, contundente y típico italiano, el siempre cumplidor Marco Lanna llegó al Zaragoza del Salamanca, equipo al que le ‘mandó’ Víctor Muñoz, y tras haber perdido años antes con la mejor Sampdoria de la historia la final de la Copa de Europa del 92 contra el Barça. En el equipo aragonés fue un pilar básico de la campaña 99-00 en la que se peleó hasta el final por el título de Liga y en su palmarés como blanquillo está la Copa del 2001.

—¿Dónde vive y a qué se dedica ahora?—Estoy viviendo en Génova, mi ciudad natal. Tengo una empresa inmobiliaria, soy socio de un con-cesionario de coches de Jaguar Land Rover y además escribo ca-da semana un artículo en un pe-riódico de aquí hablando del ad-versario de la Sampdoria y anali-zándolo tácticamente.

—Precisamente en la Sampdoria, su equipo, comenzó a jugar y ob-tuvo sus mayores éxitos.—Tuve la suerte de entrar en el primer equipo en el 87, cuando llegó aquí Boskov. Tuve la suer-te de jugar todos aquellos años en un equipo que ganó una Liga, que llegó a dos finales de Recopa y ganó una, y que llegó a una fi-nal de la actual Champions. Ga-nábamos y jugábamos finales por todos los lados. Creo haber sido bastante afortunado por po-der jugar en un equipo así y ade-más soy aficionado de la Sampdo-ria desde pequeño. Crecer en la Sampdoria y jugar en aquel pe-riodo ha sido una combinación muy bonita para mí.

—¿Hay algo más bonito que ga-nar títulos con su equipo?—No creo que haya muchos juga-dores que hayan tenido esa suer-te y más en un equipo pequeño como la Sampdoria. Por ejemplo, si naces y creces en la Juventus, Milan, Inter o Real Madrid, aun-que te quedes uno o dos años sin jugar, puedes ganar algo. Hasta ahora ha sido el mejor periodo de la Sampdoria y haber podido ju-gar con aquel equipo… De hecho soy el único genovés que ha gana-do la Liga con la Sampdoria.

—De todos los trofeos que ha ganado, que por suerte son mu-chos, ¿cuál es el más especial?—Creo que ha sido el Scudetto (la Liga italiana). Fue una tempora-da muy complicada, había equi-

pos muy fuertes como el Milan de los holandeses, el Inter de los alemanes… La competencia era muy alta. Hace cosa de un mes nos encontramos todos en un res-taurante de Milán y nos lo pasa-mos como si fuera ayer la última vez que nos vimos. Era un grupo muy unido y nos lo pasábamos bien dentro y fuera del campo y además ganábamos.

—¿Todavía le duele la final de la Copa de Europa contra el Barce-lona en 1992?

a Inglaterra porque me gustaba mucho el fútbol de allí, pero no llegaron ofertas que me gustasen demasiado. En España tenía dos ofertas, una del Mallorca y otra del Salamanca y, a decir verdad, no conocía a ninguno de los dos porque en Italia echaban algunos partidos de la Copa de Europa y del Madrid o Barcelona, pero po-co más. Pedí consejo a Víctor Mu-ñoz porque jugó conmigo en la Sampdoria y además él había si-do entrenador del Mallorca. No se si no creía mucho en el proyecto del Mallorca, pero me dijo que la proyección del Salamanca podía ser más alta porque el presidente tenía un montón de dinero.

—¿Cómo fue su fichaje por el Real Zaragoza?—Tenía una opción por la que si el Salamanca bajaba a Segunda me quedaba libre y en el Zarago-za estaba entrenando Txetxu Ro-jo, que me llevó en el Salaman-ca al final de la primera tempora-da. Me llamó para decirme que si quería ir al Zaragoza y hablé con Pedro Herrera. No tenía represen-tante y fue una incorporación muy sencilla y rápida. Estaba en-cantado de venir al Zaragoza.

—Tardó en debutar por una le-sión, pero pronto se convirtió en casi indiscutible.—Sí, además con Txetxu Rojo ju-gaba muchas veces en el lateral. No era mi puesto preferido por-que siempre fui central o líbe-ro, un stopper. Me pedía exclusi-vamente que defendiera, no le interesaba que el lateral ataca-se mucho. Creo que lo hice bien, aunque en el segundo año tuve algunos problemas físicos por-que una rodilla no estaba del to-do bien y jugué menos partidos.

—Debutó poco después, por lo que se perdió por unos días el histórico 1-5 al Real Madrid.—Fue mejor que el 3-1 ante el Bar-

celona de la siguiente tempo-rada, en el que marqué un gol. Fue una pena porque no pude estar ni en el partido ni en el Santiago Bernabéu.

—¿Llegó a soñar con ganar la Liga en aquella temporada? Hasta la última jornada hubo opciones matemáticas.—La verdad es que sí. Además terminamos cuartos, pero no fuimos a la Champions por-que el Real Madrid, que acabó quinto, la había ganado y te-nía derecho a jugarla.

—¿Cómo les sentó aquello?—Bastante mal, porque era una clasificación muy mere-cida porque habíamos hecho una temporada fantástica, pe-ro cuando tienes que pelear contra la UEFA o quien sea re-sulta muy complicado.

—Aquel equipo tenía muchos puntos fuertes, pero uno de ellos era la defensa. De hecho terminaron como el segundo equipo menos goleado.

Alberto Bobed

«Teníamos calidad, fuerza y un grupo que se lo pasaba bien cuando estaba junto. Había ganas de vencer partidos»

—Sin embargo, su segunda tem-porada comenzó torcida, con la destitución de Lillo y la elimina-ción con el Wisla de Cracovia.—El de Cracovia fue un partido raro. Veníamos de ganar 4-1 en Zaragoza y fuimos allí, no diría que tranquilos, pero sí con una ventaja muy grande. Nos metie-ron tres goles en tres ocasiones y nos entró un poco de ansiedad. No lo pudimos rematar porque no tuvimos la fuerza mental ne-cesaria y eso que ellos no tenían nada de especial. Ellos entraron al campo con ganas y tuvieron al-go de fortuna y a nosotros se nos dio todo mal. Fue un mal día y creo que fue casi una vergüenza volver a casa, a Zaragoza, porque era complicado entender cómo podíamos haber caído elimina-dos de aquel modo.

—Pasaron de pelear por la Liga a hacerlo por no descender en una temporada. ¿Qué sucedió?—Por mala suerte ya peleé dos años seguidos por no descender con el Salamanca, aunque en uno no lo conseguimos. En el fút-bol una de las claves de un equi-po que gana es el equilibrio que se forma entre el club, los jugado-res, el entrenador… Es todo cues-tión de una buena química más allá de unos jugadores fuertes o de un club rico. Esta mezcla hace que se cree algo más positivo del valor oficial del equipo. Cuando empezamos la Liga, la sensación que tengo es que se había roto al-go, porque entender a Lillo no fue tan sencillo. Creo que fue más un problema de química más que de jugadores. Fue una lástima por-que era un equipo que con algu-nos ajustes no le digo que podía-mos haber ganado la Liga, pero sí estar arriba.

—¿Qué sucedió con el Milan en enero?—Fue una cosa bastante extraña. Me llamó el Milan y era complica-do decir que no. Me ofrecieron el mismo contrato que tenía en Za-ragoza. Iba a cambiar poco, pero jugar en el Milan era una buena oportunidad para mí, porque es un club con una gran tradición en Europa y muy grande. Pasé la revisión médica y firmé hasta el contrato, pero nunca supe qué pasó, pero ese contrato nunca fue depositado, por lo que nun-ca tuvo ningún valor. Volví a Za-ragoza sin nada.

—¿Lo pasó mal?—Sí, sobre todo porque no me pa-reció algo bien hecho por parte de un club que, se supone, era se-

—Teníamos muy buena defen-sa, éramos fuertes físicamen-te y nos gustaba pelear en los uno contra uno. Aparte esta-ba el Toro Acuña, que hacía de filtro y además tenía cali-dad para jugar.

—Y además jugaban muy bien.—Teníamos calidad, fuerza y un grupo que se lo pasaba bien cuando estaba junto, en todos los momentos. Era una buena mezcla de nacionalida-des distintas y de ganas de ven-cer partidos y alcanzar objeti-vos más grandes de lo que se podía pensar. Puede ser que el Real Madrid fuera más fuerte que nosotros en aquella tem-porada, pero la fuerza con que jugábamos nosotros pocos la tenían.

tres meses, pero solo entrenan-do. Sin embargo, era un club que acabó desapareciendo porque no tenían dinero para nada, ni para fichar, así que en diciembre en-trené con el Watford, pero un amigo me llamó diciéndome que había una posibilidad de volver a la Sampdoria porque había una sociedad que quería comprar el club. Esperé y en enero, al final, firmé un contrato de seis meses. Después decidí acabar mi carre-ra, porque los problemas de rodi-lla seguían, consideraba que ha-bía hecho buena carrera y que era el momento de decir adiós al fútbol y dejarlo.

—¿Sigue al Real Zaragoza?—Sí, de vez en cuando. Ahora un poco menos, porque me cues-ta mucho hasta seguir la Serie

A porque tengo demasiadas co-sas que hacer. El fin de semana si puedo estoy con mis hijos y difí-cilmente consigo ver un partido.

—¿Guarda un buen recuerdo del club y de la ciudad?—Absolutamente sí. Al final no me renovaron el contrato, pero si hubiera sucedido no hubiera tenido ninguna duda en firmar otro año porque me encontraba bien en la ciudad, con los compa-ñeros y amigos.

—¿Y de La Romareda?—Era la sensación como de estar en casa. Hubo momentos difíci-les, porque en la segunda tempo-rada hubo algún problema, pero siempre manteniendo una nor-malidad. Los hinchas estaban un poco exaltados con nosotros por-que los resultados no eran los esperados, pero es normal en el mundo del fútbol.

—Como defensa le ha tocado neutralizar a grandes jugadores. ¿Cuál fue el más difícil?—Era bastante joven, pero el más complicado ha sido Van Basten. Además de ser un jugador muy fuerte y muy técnico, era muy di-fícil marcarle. Yo era de los defen-sas que daban hostias, pero Van Basten empezaba primero. Te-nía unos 20 años y todas las ve-ces que intentaba pegarle acaba-ba dándome él. Aprendí mucho de aquel partido. H

rio, porque con un contrato fir-mado no depositarlo… Nunca me informaron de qué pasó ni el club me pidió perdón ni me di-jo que eso era algo que no se po-día hacer.

—Al final lograron ganar la Copa del Rey ante el Celta. ¿Es su me-jor momento como zaragocista aunque no la jugase?—Sí, es el mejor momento, aun-que es muy concreto. Un partido y ganar un título siempre es es-pecial, pero me quedo también con la temporada anterior, por-que fue muy emocionante en to-do. Como en la final de la Cham-pions que perdí con la Sampdo-ria, a pesar de haber perdido el recuerdo que te queda es todo lo que has hecho y nosotros hi-cimos una temporada fantásti-ca para llegar al cuarto puesto y con la posibilidad de llegar más alto. La Copa del Rey, como mo-mento único aunque no jugué, fue el mejor, pero la temporada anterior la recuerdo con mucha más emoción.

—Tras salir del Zaragoza tuvo un año muy movido y complicado.—Cuando me fui de Zaragoza fui al Chelsea, entonces entrenado por Claudio Ranieri y estuve diez días en Londres, pero tenían que deshacerse de Bogarde. No pasó y ya tenían bastantes defensas. Mancini estaba en la Fiorentina como entrenador y allí estuve

«Entender a Lillo no fue fácil, pero creo que fue más un problema de química que de jugadores. Podríamos haber estado arriba»

—Doler, duele. Fue un partido en el que no había un favorito. El Barcelona seguramente tenía más nombre que nosotros, pero fue un encuentro muy igualado, con ocasiones para ambas partes y al final metió Koeman esa falta en el 112 y ya faltaba demasiado poco tiempo para tratar de empa-tar. A pesar de todo fue un mo-mento de grandísima emoción por haber llegado a aquella final y jugando con la Sampdoria y no con otro club. Sí, perdimos, y era difícil aceptar esa derrota cuan-

do quizá lo más justo hubiera si-do llegar a penaltis, pero con el paso de los años puedo decir que fue una grandísima emoción lle-gar hasta allí.

—Tras su paso por la Roma dio el salto a España, al Salamanca. ¿Por qué decidió cambiar de país y cambiar de Liga y de reto?—Quería cambiar un poco todo y abrir la mente a otra cultura, idioma y modo de vivir. Quería tener una experiencia fuera de Italia. La idea inicial era la de ir

33Marco Lanna, en Génova, su ciudad natal y en la que vive actualmente.

SERVICIO ESPECIAL

«Yo era de los defensas que daban hostias»

«Al final no me renovaron, pero no hubiera tenido ninguna duda en firmar otro año. Me encontraba bien en la ciudad y con los compañeros»

33El defensa, durante su etapa como zaragocista en un choque contra el Rayo Vallecano.

EDUARDO BAYONA

Deportes el Periódico de Aragón 6329 DE ABRIL DEL 2019LUNES

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La entrevista de la semana [email protected]

«Si jugásemos ahora seríamos

unos ídolos»

Rafa Latapia

Caracterizado por su olfato goleador, Rafa Latapia intentó hacerse un hueco en la delantera del Real Zaragoza que fue campeón de la Copa del Rey de 1986 y consiguió el histórico ascenso del filial a Segunda antes de marcharse al Logroñés, Levante y Hércules, entre otros. Tras 25 años como entrenador, ahora coordina la cantera de la UD Amistad.

–¿Qué siente un canterano al lle-gar al primer equipo? –Sientes que al final realizas el sueño que tienes desde niño, po-der jugar en el club de tus amo-res. Tuve suerte y a la vez mala suerte. Tuve fortuna de poder ver que ese sueño se hacía realidad pero mala en cuanto haber juga-do tan poco.

– ¿A qué se debió esa mala suer-te? –Tropecé con muy buenos juga-dores en el primer equipo. Prác-ticamente eran todos internacio-nales con España, Paraguay o Ar-gentina.

–Coincidió con algunos de los máximos goleadores de la histo-ria del Zaragoza como Valdano, Amarilla o Pichi Alonso.–Con esos delanteros que había en la plantilla era muy complica-do tener minutos pero a pesar de esta gran competencia pude ju-gar en el equipo de mi ciudad.

–Esto provocó que solo jugase 14 partidos en el primer equipo.–Debuté en el Zaragoza con 17 años y jugué hasta los 24 pero siempre estuve a caballo entre el filial y el primer equipo. El club buscó que el filial lograse el as-censo a Segunda División y final-

siblemente ídolos. A pesar de eso, coincidió con la mejor época del filial ya que conseguimos un as-censo meteórico desde Tercera hasta Segunda.

– Fue la única participación en la historia del filial en Segunda. –El Deportivo Aragón era un equipo completamente profe-sional. Antes de ascender conse-guimos llegar a la tercera ronda de la Copa del Rey donde fuimos eliminados por la Real Sociedad. Nuestras grandes temporadas me abrieron las puertas de otros equipos de Primera División pero decidí quedarme ya que la políti-ca del Zaragoza era clara. Estuve subiendo y bajando con el primer equipo e intentamos mantener al filial en Segunda pero no logra-mos la salvación.

–Ahora el filial está apurando sus opciones de ‘playoff’ a Segunda División B.

Jesús Chueca

mente lo conseguimos en el 85. –¿Qué recuerda del día de su de-but con la blanquilla? –Mi estreno fue una derrota (1-0) ante el Osasuna en El Sadar. No guardo un buen sabor de boca de aquel día porque ni jugué bien ni ganamos, solo me guardo la ilu-sión de haber debutado con el primer equipo.

–¿Cuál fue su mejor momento con el Zaragoza?–He conseguido muchas cosas a nivel individual como el galardón a mejor jugador y de máximo go-leador en un torneo internacio-

33Rafa Latapia posa para este periódico en las instalaciones del Amistad, donde ejerce como director deportivo.

NURIA SOLER

nal en Holanda en el que partici-paron jugadores como Koeman o equipos grandes como el Bayern de Múnich. En lo colectivo desta-caría mi estreno en La Romareda con una victoria ante Las Palmas (1-0) gracias a un gol de Amarilla en el último minuto.

–¿Se encontró muchas piedras en el camino antes de llegar a la cima? –Fue muy complicado aunque la dificultad aumenta cuando tie-nes que mantenerte en lo más al-to. Había muchos jugadores de gran nivel, si nosotros estuviése-mos jugando ahora seríamos po-

40 Deportes el Periódico de Aragón22 DE ABRIL DEL 2019

LUNES

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–Quizás es uno de los filiales más jóvenes de la historia del Zaragoza. Este año han acerta-do con apostar por un equipo muy joven aunque corran el riesgo de no entrar en la pro-moción. Pero al ser un proyec-to de futuro acabarán forman-do un buen bloque que podrá subir a Segunda B.

–Usted fue campeón de la Co-pa del Rey de 1986. –Aunque no participé mucho lo viví intensamente como za-ragocista que soy y ya que era integrante de aquella planti-lla. La ciudad se volcó con la celebración porque el club lle-vaba muchos años sin ganar ningún título. Intervine muy poco en las primeras rondas y ya cuando llegaron las rondas importantes no entraba en los planes del técnico.

– ¿Es Beenhakker el entrena-

«Solo puedo decir cosas positivas de Beenhakker. Implantó una filosofía holandesa que solo se vivíaen el Barcelona»

–¿Alguna vez aspiró a jugar en al-gún grande? –Disputamos un partido en pre-temporada contra el Real Madrid en un Memorial a Guruzeta. Me salió todo redondo, metí tres go-les que hicieron que el Atlético de Madrid se interesara en mí.

–Un año después fue traspasado al Hércules de Alicante.–Me había revalorizado mucho en la campaña anterior debido a mis excelentes números de cara a la portería e incluso el Zarago-za me quería nuevamente pero el Hércules pagó 10 millones de pe-setas (60.000 euros) por mi tras-paso y me ofrecieron una canti-dad económica muy importante que no pude rechazar. –¿Prefirió lo económico a lo de-portivo?–Creo que me equivoqué en el te-ma deportivo porque podría ha-ber seguido en el club ya que fue un año en el que se jugó la Reco-pa y sufrieron muchas lesiones en la parcela ofensiva.

–¿Por qué decidió comenzar en la formación de jugadores? –Mis amigos empezaron a entre-nar en el Amistad y un día faltó uno de ellos por lo que me pre-guntaron si me apetecía. El coor-dinador, Eduardo Palacio, me metió a un vestuario y delante de los chavales dijo «este es vuestro entrenador» y a partir de ahí no paré de entrenar hasta hoy.

–Tras 25 años has decidido des-cansar. –Creo que es el momento de dar paso a las nuevas generaciones. El Amistad ha tenido hasta hace poco un campo de tierra y era di-fícil traer buenos jugadores para lograr el ascenso a la División de Honor Juvenil. Ahora solo me de-dico a la coordinación y hemos inaugurado los domingos por la mañana la academia para los más pequeños.

–El Amistad siempre ha sido una de las canteras de Aragón. ¿Due-le ver al director deportivo del Za-ragoza irse al extranjero a buscar jugadores?–Eso es la ley de la demanda. Aho-ra la situación es diferente a mi época, no solo hay un camino y los jugadores pueden irse fuera. Ahora nuestros jugadores no tie-nen por qué pensar en solo lle-gar al Zaragoza si no que hay mu-chos españoles distribuidos por el mundo viviendo del fútbol. Lo importante es que las fronteras están abiertas para todos.

dor que más le ha marcado?–Solamente puedo decir cosas positivas de Beenhakker. Em-pezando por la implantación de una idea futbolística com-pletamente diferente a lo que se estaba viviendo en España. Era un entrenador con la filo-sofía del fútbol holandés, mo-derno, estilo del Barça e intro-dujo el control del juego a par-tir de la posesión del balón.

–¿Por qué decidió marcharse del Zaragoza?–Me fui en el 86 por falta de oportunidades. El Zaragoza me cedió tras presentarme una oferta de renovación pa-ra dos años. Personalmente me sentí valorado pero fue un acierto irme a un equipo del nivel del Logroñés. Ascendi-mos a Primera, metí 14 goles y fui el único jugador del equi-po en disputar todos los parti-dos de Liga.

–De su paso por la Ciudad De-portiva, ¿cúal es el mejor juga-dor que ha llevado? –Sería injusto tener que decidir entre todos pero el que más re-percusión ha tenido es claramen-te Ander Herrera. He entrenado a casi todos los jugadores aragone-ses que están a nivel profesional actualmente. He tenido la suer-te de llevar a grandes jugadores como Ignacio Camacho, Pombo, Lasure, Lafita, Whalley o Sergio Buenacasa.

–Usted dirigió a la famosa gene-ración que se proclamó campeo-na en el torneo de Brunete. –Fue la única vez que el Zarago-za ha sido campeón. Ander He-rrera y Barba marcaban las dife-rencias dentro de un equipo con una mentalidad y un convenci-miento en sus posibilidades que ganó todos los partidos que jugó menos uno.

–Ahora hay un primer equipo ca-da vez más plagado de jugadores procedentes de la cantera. –Me alegro porque están adqui-riendo cada vez más importancia en el equipo. El nivel del fútbol en Segunda te obliga a tirar de canteranos para poder tener pa-

trimonio. Con los problemas eco-nómicos que tenemos, los cante-ranos serán tarde o temprano los que asciendan al equipo a Prime-ra División.

–El último jugador que llevó en juveniles fue a Pombo. –Fui el primero que lo empezó a poner de mediapunta y metió 13 goles. Era juvenil de segundo año, el Zaragoza lo cedió porque supuestamente no valía pero lo recuperó rápidamente para ju-gar en División de Honor. Es un chico que tenía mucha personali-dad y aun estando cedido con no-sotros estaba convencido de que iba a ser futbolista profesional.

–La gente es bastante crítica ahora con Pombo. –Tiene mucho carácter y perso-nalidad. Solamente le gusta ga-nar y se exige mucho. Pombo ha llegado al primer equipo por la confianza que tiene en sus posi-bilidades.

–¿Cómo vive la complicada situa-ción actual?–Lo que realmente me da pena es que todos los chavales que tie-nen menos de diez años solamen-te han visto a un Zaragoza en Se-gunda División. El Zaragoza casi nunca ha estado en Segunda, ha sido un club que ha ganado Co-pas del Rey, le ha metido un his-tórico 6-1 al Madrid o alguna que otra gran gesta ante el Barcelo-na. El problema es que los más pequeños nunca han visto aque-llo pero, eso sí, continúan siendo del club de su ciudad.

–¿En qué debe mejorar el Zara-goza para volver a ser el de an-taño?–El Zaragoza tiene un problema económico y cada año está más limitado que el anterior. Uno de los valores más importantes que tiene el equipo actualmente es la afición, que con la ilusión que tiene todo el mundo y la pacien-cia que demuestran más tarde o más temprano se conseguirá el ansiado objetivo.

–En el final de su carrera jugó en el Andorra, club que en estos mo-mentos está inmerso en una im-portante crisis económica. –Llevan arrastrando esa crisis económica desde hace años y no sé sabe hasta cuándo la podrán aguantar. Es un club que tiene muchos socios y una gran afi-ción, con mucha historia pero el lastre económico que llevan enci-ma les hace estar en la categoría que están (Preferente). H

«Dirigí al único Real Zaragoza que ganó el torneo de Brunete. Ander Herrera yBarba marcabanlas diferencias»

«Pombo confiaba en que iba a ser profesional»

«Me da pena que los más pequeños solamente han visto al Zaragoza en Segunda y no han vivido las grandes victorias del club»

33Rafa Latapia, en un partido con la camiseta del Real Zaragoza.

RAfA LAtApIA

«He entrenado a casi todos los aragoneses que están en el fútbol profesional como Ander, Ignacio Camacho, Lasure, Delmás o Buenacasa»

Deportes el Periódico de Aragón 4122 DE ABRIL DEL 2019LUNES

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La entrevista de la semana [email protected]

«El conflicto de mi salida fue duro, me destrozó»

Salvador García, Salva

Llegó Salvador García Puig, Salva, al Zaragoza con solo 21 años (Sant Adriá de Besós, 4-3-61) en el verano de 1982 y pronto se convirtió en indiscutible en la defensa de aquel Zaragoza de Beenhakker. En dos años fue internacional absoluto, jugó la final de la Eurocopa y el Barcelona le obligó a regresar con un conflicto que acabó en los tribunales

—¿Dónde fueron sus primeros pasos en el fútbol en Barcelona?—En el colegio, como casi todos. Estudiaba en el San Gabriel, que tenía un equipo que en mi época era muy reconocido, aunque aho-ra algo menos, pero entonces el Barça y nosotros ganábamos to-do en la ciudad. Teníamos buen equipo y estuve hasta infantiles, jugando hasta el Campeonato de España y siendo subcampeones

tras el Sevilla. Después, ya me fi-chó el Barça, estuve los años de juveniles y dos temporadas en el filial, en el Barça Atlético que se llamaba entonces. Y, con 21 años, ya llegué al Zaragoza.

—Era la temporada 82-83 cuando aterriza en La Romareda.—Sí, voy en el traspaso de Pichi Alonso y comentaban entonces que estábamos Totó, Ramírez,

bién influyó Víctor Muñoz. De he-cho, fue el que me introdujo un poco en el Zaragoza y en la ciu-dad, lo conocía del Barcelona y él empezaba la pretemporada más tarde, así que me hizo de cicerone los primeros días para enseñar-me todo. Le estaré siempre agra-decido por ello.

—El Zaragoza tenía muy buen equipo entonces...—Sí, estaban Amarilla, Güerri, Se-ñor o Valdano y llegaron Barbas y Pedro Herrera a la vez que yo. Un equipazo, vamos. Yo jugaba en defensa con Morgado y en la derecha estaba Casuco y, a mitad de temporada, llegó García Cor-tés. Era una buena defensa tam-bién. Barbas cogía el medio, Se-ñor jugaba un poco más libre y Güerri y Herrera en las bandas. Cuánto fútbol había ahí...

—¿Quién le llamaba más la aten-ción nada más llegar?—Todos, es que yo era muy joven, solo 21 años, y aprendí mucho de todos. Pero Barbas era fantástico, entonces era una estrella de la se-lección argentina que dio un ren-dimiento brutal.

—¿Y con quién tenía la mejor re-lación en esa plantilla?—Con varios. Morgado me ayu-dó mucho, era más veterano y yo empezaba, me dio muchos con-sejos y muy buenos. Güerri era muy buena persona. Con Señor, con Vitaller, con Casuco... Había un gran ambiente.

—Aquel Zaragoza jugaba bien, pero faltaba empaque para aspi-rar a los puestos más altos, para luchar por la Liga.—Recuerdo que en la 82-83 íba-mos al final de la primera vuel-ta terceros, jugando de maravi-lla y empatados con el Barcelo-na. En La Romareda ganábamos a todos, aunque fuera algo me-nos. Nos faltaba ese puntito más de nivel para estar peleando con los más grandes, pero teníamos un equipazo. No nos veíamos in-feriores a nadie.

—El presidente, Armando Sis-qués, dijo que aquel Zaragoza iba a ser mejor que el de Los Magní-ficos. No se cumplió el augurio. —No sé si llegábamos a tanto (son-ríe), pero sí sé que fue una época magnífica y que la gente disfruta-ba mucho con su equipo porque jugábamos muy bien. Para mí éramos el equipo que mejor fút-bol hacía en España de largo.

—¿Qué recuerdo le queda de Ar-mando Sisqués?—Inmejorable. Don Armando fue presidente los dos años que estu-

Santiago Valero

Saura y yo incluidos en la opera-ción. La verdad es que no sé cuán-tos fuimos en ella, solo sé que me fui al Zaragoza en esa negocia-ción. También se dijo que iba ce-dido y cuando fui allí no lo hice con la impresión de ir solo a una cesión, al contrario.

—¿Qué le convenció para venir?—Yo entrenaba desde juveniles con el primer equipo y había ju-

33Salva, en una imagen reciente en un plató de Barça TV, donde colabora, aunque el exfutbolista se dedica a la enseñanza.

CHUS MARCHADOR

gado amistosos del Barça. Enton-ces, en la operación de Pichi ofre-cieron a jugadores del primer equipo y Beenhakker no quiso a ninguno, nos vino a ver un par de partidos al Barça Atlético y le gusté. Y había poco que pensar, ya que el Zaragoza era un equipo de categoría, siempre en la par-te de arriba de la tabla y viendo que era una petición del míster no lo dudé y fui encantado. Tam-

38 Deportes el Periódico de Aragón15 DE ABRIL DEL 2019

LUNES

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ve allí y solo puedo hablar ma-ravillas de él, con un trato ex-celente siempre. Era un caba-llero, una gran persona con una educación exquisita.

—Beenhakker también fue su único entrenador aquí en esos dos años.—Un innovador, sin duda. Un técnico muy inteligente, que trabajaba bien los partidos, con un esquema de juego que propuso un fútbol ambicioso y que gustaba. De los mejores entrenadores que he tenido, fue el primero como profesio-nal tras estar en la cantera del Barça, donde estás más pro-tegido y para mí fue de gran ayuda. Mi trato con él y mi en-trada en el equipo como nova-to no pudieron ser mejores.

—¿Un partido con el que se quede de su época aquí?—Con muchos, aquel 7-2 al Ra-cing fue un partidazo, pero re-cuerdo muy buenos partidos. Ese fue muy llamativo por el marcador.

—71 partidos en dos años, 67

«Lo de la Guardia Civil no fue así. La gente que me conoce sabe que soy agradecido, incapaz de decir algo como se hizo ver»

de titular. Jugo mucho aquí...—Creo que di un buen nivel. Es que en la primera temporada ya empecé a ir a la selección, tras ir a la sub-21 un partido ya siendo jugador del Zara-goza. Creo que debuté contra Francia en París en octubre del 83, con Miguel Muñoz y de ayudante estaba Vicente Mie-ra. Yo estaba en el banquillo en aquel partido contra Mal-ta del 12-1.

—Se puede decir que Zarago-za le puso en el primer nivel.—Sí. Pasé del filial del Barcelo-na a jugar en Primera con re-gularidad en pocos meses. Era un recién llegado y me conver-tí en un jugador de la máxima categoría en el Zaragoza.

—En aquella plantilla hubo después conflictos con Valda-no y Amarilla con sus salidas.—Porque eran jugadores muy cotizados, de hecho Amarilla vino un poco a solucionar mi tema, cuando me obligaron a fichar por el Barcelona y el Za-ragoza recurrió.

—Se pegó un año sin jugar por aquel conflicto que llegó en 1984. ¿Cuál es su versión de lo que su-cedió entonces?—Había renovado tres años con el Zaragoza y pasó lo de Valdano y su fichaje por el Madrid. El Barce-lona tenía una opción de compra y me da la sensación de que fue una operación un poco premedi-tada con la idea de hacerme vol-ver. Es que después de salir yo de allí y hacerlo bien en el Zaragoza el Barça tuvo muchos palos, por-que además los centrales no esta-ban en su mejor nivel, con Migue-li acabando su carrera y Alexanco no demasiado bien visto.

—Y todo acaba en los tribunales, con usted en medio de una gue-rra entre dos clubs.—La Federación Española de Fút-bol me obligó a fichar por el Bar-celona y después el juez le dio la razón al Zaragoza. Y mientras tanto yo no podía jugar ni en uno ni en otro lado, era algo bastante incomprensible.

—¿Es verdad que llegó a decir que solo si le llevaba la Guardia Civil iría al Zaragoza?—No, no fue así. Y estoy harto de comentarlo a los que me lo dicen. Es un tema que me indigna, la gente de Zaragoza que me conoce sabe que soy incapaz de decir eso en el sentido que se hizo ver. Soy un tipo muy agradecido y nun-ca diría algo así. Fue una rueda de prensa y el periodista de Bar-celona me hizo, tras salir la no-ticia de que el juez daba la razón al Zaragoza, hasta cinco veces se-guidas la misma pregunta, ‘pero ¿tú eres jugador del Barça o te tie-nes que ir allí?’, me decía. Yo al fi-nal dije que si me venía a buscar la Guardia Civil pues me iría a Za-ragoza, pero no diciendo que ba-jo ningún concepto me iría o que me tendría que llevar la Guardia Civil arrastrándome allí.

—El contexto de la frase es muy diferente, está claro.—Es que, ¿cómo puedo hablar mal yo del Zaragoza, que me dio la oportunidad siendo tan joven y que gracias a ese club llegué a la selección tras dos años mara-villosos? Sería ridículo. Lo que me molesta es que han pasado casi 35 años y aún la gente pien-sa que hablaba mal del Zarago-za. Yo era feliz allí. Había triun-fado en la Eurocopa, jugando los últimos partidos tras la lesión de Goikoetxea, incluida la final per-dida contra Francia, y el Barcelo-na movió los hilos para que regre-sara. Si no fue ni mi decisión... Re-

cuerdo que hice la pretemporada con el Zaragoza y estaba en el tro-feo de verano. Estando cambián-dome para jugar y llegó un tele-grama prohibiéndome hacerlo.

—La víctima fue usted, que se pasó un año sin jugar. ¿Qué su-puso todo ese tiempo parado?—Como pasa tantas veces, dos se pelean y recibe el que no tiene na-da que ver. Ese año sin jugar me cortó mi carrera de raíz. Pasé de jugar la final de la Eurocopa con España y de ser un central cotiza-do a no disputar ni un minuto. Aquel conflicto con mi salida me destrozó, a nivel personal fue du-ro, porque iba a entrenar con el Barcelona y veía las noticias que si era del Zaragoza, que si el juez, que si me tenía que ir... Me em-pecé a lesionar por la propia pre-sión mental y la ansiedad. Fue un desastre todo lo que pasó.

—Se arregló con el fichaje de Amarilla por el Barcelona en el verano de 1985.—Sí, ficharon a Amarilla en parte también para que el Zaragoza re-tirara la denuncia y ya se norma-lizara todo. Fue una cosa rara, de verdad, para no entender nada desde fuera.

—Cinco años después volvería a jugar en La Romareda, entonces vistiendo la camiseta del Logro-

ñés. ¿Se acuerda de lo que suce-dió ese día?—Sí, la pitada fue enorme. Fue un recibimiento muy malo y lo sen-tí con mucha pena, pero de ver-dad que entendía la situación, que si a la gente le sacas los titu-lares de la Guardia Civil sintiera que es de ser un desagradecido. Comprendo la postura del públi-co, pero es que no se correspon-día a lo que yo había dicho. Sin embargo, así de dura es la vida del profesional.

—¿Con quién conserva relación de la gente que conoció en su es-tancia en Zaragoza?—Con algunos compañeros de aquella plantilla la tengo pun-tualmente. Tengo muchas amis-tades al margen del fútbol en Za-ragoza, que procuro mantener, aunque ahora hace tiempo que no voy a la ciudad. De pequeño me enseñaron a ser educado y agradecido, allí me trataron muy bien y siempre he querido man-tener ese vínculo.

—¿Qué significa en su carrera el Zaragoza?—Yo he sido culé desde pequeño, eso está claro, pero el Zaragoza es el que me cambió la vida, el que me hizo ser el futbolista que fui.

—El Zaragoza de la actualidad tiene poco que ver con el que conoció usted, ya que lleva seis temporadas seguidas en Segun-da ¿Lo sigue?—Sí, todo lo que puedo. Es una pena que lleve tantos años en Se-gunda, con tantos problemas, con tantas deudas y todo eso. No sé las causas porque no estoy den-tro, pero el Zaragoza que yo viví es el que estaba peleando por es-tar entre los mejores de España, codeándose cerca de los grandes, y a mí me duelen los ojos de verlo ahora así. Es que antes de mi lle-gada y también después ese equi-po tuvo años muy buenos, con títulos, con leyendas, siendo un club muy respetado.

—¿A qué se dedica ahora?—Me retiré tras la 91-92 después de destrozarme la rodilla en Lo-groño y no he tenido mucha rela-ción con el fútbol, más allá de co-laboraciones con algunos medios y ahora estoy en Barça TV. No as-piré nunca a ser entrenador o di-rector deportivo, me dediqué a otras cosas. En concreto a un ne-gocio de escuelas de idiomas, ga-binetes de psicología o logope-dias. En el mundo de la enseñan-za es donde me ha llevado la vida tras el fútbol. H

«Me duelen los ojos de ver ahora al Zaragoza así»

«Beenhakker fue un innovador, un tipo muy inteligente y de los mejores entrenadores que tuve. Para mífue de gran ayuda»

33Salva posa con la camiseta del Zaragoza en La Romareda.

SERVICIO ESPECIAL

«He sido ‘culé’ desde pequeño, eso está claro, pero el Zaragoza es el club que me cambió la vida, el que me hizo ser el futbolista que fui»

«El recibimiento con el Logroñés fue muy malo, con la pitada, pero entendía la situación, que la gente sintiera que era un desagradecido»

Deportes el Periódico de Aragón 3915 DE ABRIL DEL 2019LUNES

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Marcos Evangelista Cafú

–¿Qué hace ahora?–Tengo ya 48 años, estoy con la FIFA, con la UEFA y con la funda-ción (Fundación Cafú). Trabajo con 950 niños, son muchos, a los que intentamos ayudar.

–Estuvo solo media tempora-da pero, ¿qué recuerdo tiene del Real Zaragoza?–Un recuerdo fantástico, increí-ble. Estoy muy agradecido al club porque fue el primer club que me abrió las puertas de Europa. Y ahí fuimos muy felices con la fami-lia y con la familia del Zaragoza también, con todos.

–Entonces solo podían alinearse tres extranjeros, ¿era más difícil ganarse el puesto?–Es verdad, sólo podían jugar tres. Era mucho más difícil, te-nías que salir y jugar mucho y bien para ganarte el puesto. Aho-ra es más fácil.

–En 1995 ya había ganado un

Mundial y varios títulos en Bra-sil. ¿Por qué decidió dar el salto a Europa?–Para aprender una cultura dife-rente, para jugar un fútbol dife-rente. Porque en Brasil ya lo ha-bía ganado todo con el Sao Paulo y con la selección y tenía muchas ganas de jugar en España, Italia o Inglaterra y conocer también otros idiomas y a otra gente, otro fútbol.

–¿Y por qué eligió el Real Zara-goza?–Me vinieron a buscar porque necesitaban un jugador más que pudiera jugar por la izquierda y por la derecha porque por la de-recha teníamos peso pero por la izquierda teníamos pocos juga-dores y hacía falta uno que pu-diera hacer las dos posiciones.

–En el lateral derecho estaba Al-berto Belsué.–Sí, el capitán y jugador de la se-lección.

toda la gente de Zaragoza, todos los hinchas celebrando.

–¿Se pareció en algo a celebrar un Mundial con Brasil?–Sí, por supuesto. Ganar siempre es bueno y lleva alegría a la gen-te. Aunque en Brasil había un po-co más de gente por las calles por-que es más grande, claro.

–¿Con qué compañeros se lleva-ba mejor?–Con todos, con Nayim, Cáceres, tenía buena relación con todos los jugadores.

–¿Cree que tuvo pocas oportuni-dades en Zaragoza?–Sí, jugué poco porque claro, so-lo podían jugar tres extranje-ros y, además, por delante tenía a Belsué, que era el capitán e in-ternacional. Así que como a mí lo que me gustaba era jugar y tenía muchas ganas de hacerlo pues me volví a Brasil para poder ju-gar. Me fui al Palmeiras.

Raquel Machín

«Víctor Fernández es un entrenador muy bueno, me ayudó mucho, mucho, mucho. Ganamos la Recopa y me enseñó muchas cosas»

Ganamos la Recopa y me enseñó muchas cosas, estuve muy a gus-to con él.

–¿Cómo recuerda el juego del equipo?–Era increíble cómo jugaba ese equipo, cómo nos hacía jugar. Ju-gábamos muy bien al fútbol por-que teníamos jugadores de una calidad increíble.

–¿Se acuerda de algún partido?–Hubo muchos partidos buenos. La final de la Recopa fue un parti-do fantástico con ese gol históri-co de Nayim.

–¿Cómo lo vivió?–A lo grande, fue precioso. En un Mundial Maldini hizo un gol muy importante contra Inglate-rra, que jugaba además el mis-mo portero, Seaman, pero claro, el de Nayim era en una final.

–¿Y la celebración?–La plaza estaba llena, llena, con

–¿Usted dónde jugaba?–Un poco más en el centro del campo, por delante, pero tam-bién de lateral. Me gustaba tam-bién atacar.

–¿Qué recuerda de Víctor?–Un entrenador muy bueno, me ayudó mucho, mucho, mucho.

33Cafú, en un acto de entrega de premios de la FIFA celebrado el pasado mes de septiembre en Londres.

EFE / FACUNDO ARRIZABALAGA

«Le agradezco al Zaragoza que me abriera las puertas de Europa»En enero de 1995, cuando ya era campeón del Mundo y de todo con el Sao Paulo, se convirtió en el primer fichaje de invierno en la historia del Real Zaragoza. La limitación de tres extranjeros y el estado de forma de Belsué le impidieron jugar mucho, pero guarda un grato recuerdo de su paso por el club

34 Deportes el Periódico de Aragón8 DE ABRIL DEL 2019

LUNES

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–¿Le hubiera gustado jugar más en la Liga española?–Sí, es una Liga fantástica. En aquella época era muy fuer-te, había muchos equipos de buen nivel. Y el Zaragoza era uno de ellos, terminó terce-ro en el campeonato, ganó la Recopa. Tenía un equipo muy fuerte, muy bueno.

–Su mejor etapa fue la italiana.–Tanto con el Palmeiras como con la Roma y el Milan pude jugar muchos más partidos y además ganamos muchos tí-tulos. Jugué con grandes com-pañeros, jugadores muy bue-nos. Pero en Zaragoza tam-bién, había futbolistas de gran calidad.

–¿Cómo le llamaban en Italia?–Los aficionados me querían

–¿Quién es el mejor jugador con el que ha jugado?–He jugado con muchos jugado-res buenos. Pero he tenido el pri-vilegio de jugar con Pelé. En los 50 años de Pelé, jugué a su lado. Es el más grande de todos, un mi-to en Brasil y en todo el mundo.

–Años después vino un buen ami-go suyo, Gilmar. ¿Qué le contó de Zaragoza?–Sí, somos amigos desde niños, estuvimos juntos en tres clubs diferentes. Le hablé muy bien de Zaragoza, es una ciudad fantás-tica, con buena gente y un club fantástico, le aconsejé que fue-ra allí.

–¿Ha vuelto a Zaragoza?–Tengo que volver. Me gustaría ir a ver algún partido, ver a la gen-te. Estaría encantado.

–¿Mantiene contacto con algún compañero?–Sí, con Nayim y con Esnáider hablo de vez en cuando. Ha esta-do en Japón entrenando. Era un grandísimo delantero con una personalidad muy fuerte.

–¿Cómo empezó a jugar a fútbol en Brasil?–En Brasil siempre empezábamos a jugar en la calle. Estábamos to-do el día y todos los días jugan-do a fútbol.

–¿Se está perdiendo eso?–Desde luego, ahora los niños juegan mucho menos. Están to-do el día con el ordenador, con el móvil. No son niños, son robots.

–¿A los niños de su fundación les aconseja que salgan a la calle?–Sí, sí, que vayan a la escuela y que salgan a la calle a divertirse, que jueguen menos con el orde-nador y más con el balón, que es-tén más con la gente.

–¿Eso se nota después cuando el jugador llega a profesional?–Sí, se nota mucho. Porque es ver-dad que ahora los niños juegan mucho menos en la calle.

–¿Cómo llegó a profesional?–Llegué con el Itaquaquecetuba, un equipo de la Tercera División, y de ahí me fui ya al Sao Paulo.

–¿Qué importancia tuvo en su ca-rrera Tele Santana, el entrenador de aquel Sao Paulo?–¡Buf! Muy importante, me ense-ñó muchas cosas. Es un grandísi-mo entrenador, es increíble co-mo entrenador. Me enseñó como un padre enseña a su hijo. No so-

lo cosas de fútbol sino también cómo llegar a profesional. Me en-señó del fútbol y de la vida.

–¿Otros entrenadores le marca-ron en su carrera?–Sí, Zagallo, Parreira, Felipao, to-dos han sido muy importantes.

–¿No ha querido ser entrenador?–No, no, es muy difícil ser entre-nador. Estoy muy feliz trabajan-do con gente joven.

–¿Echa de menos jugar?–Sí, claro. Ahora juego de vez en cuando con amigos, pero juego solo por diversión.

–¿Como profesional se divertía?–También me divertía mucho, pero también tenía más respon-sabilidad. Como profesional tie-nes una presión increíble. Los ju-gadores de alto nivel la tienen siempre. La cabeza, la mentali-dad, lo es todo. También hay que cuidarse mucho físicamente, cla-

ro. Para tener una carrera larga he tenido que cuidarme mucho y ser muy profesional. Jugué has-ta los 38 años.

–¿Siempre fue defensa?–No, comencé como atacante y luego me pasé a defensa. Metía bastantes goles, me gustaba. Me cambiaron porque el Sao Paulo necesitaba un defensor porque un compañero tenía problemas con las rodillas y el entrenador me mandó ahí para estar dos o tres partidos nada más. Pero me gustó, al entrenador también le gustó y ya me quedé ahí.

–¿Le gustó más ser defensa que delantero?–Me gustaba mucho mi posición. Aunque marcar goles me gusta-ba más, era más divertido. Como defensa metía pocos goles, claro, no me dejaban subir mucho a re-matar (risas). Los centrales suben más.

–El fútbol es para disfrutar.–Eso es verdad, así debería ser. Hay que disfrutar siempre. El fút-bol brasileño es muy alegre, muy divertido.

–¿Más que el Europeo?–Sí, en Italia es diferente, allí son más importantes los defensas que los atacantes. La Liga italia-na es mucho más táctica, todo es táctica, táctica, táctica. En la Li-ga española se juega mucho más. También en Italia los jugadores eran mucho más fuertes.

–¿Sigue a todos los equipos en los que ha estado?–Sí, sigo a todos. Veo a la Roma, al Milan. Sé que el Zaragoza está en Segunda División y que ha vuelto Víctor Fernández. Aquí no se pue-de ver la Segunda española, pero estoy al tanto del Zaragoza. Antes cuando estaba en Primera lo veía más. Tengo mucho cariño y mu-cho respeto por todos los equipos donde he estado.

–¿Cómo recuerda La Romareda?–Era un estadio muy bonito, có-modo, con la gente cerquita. La gente me conocía, me pedían fo-tos y autógrafos.

–¿Se considera una estrella?–No, no (risas). Solo un trabaja-dor del fútbol.

–¿Cómo valora su carrera?–Sensacional. Nada más (risas). No me quedó nada por conse-guir, gracias a Dios. Gané todo, la gente me quería y tengo mu-chos amigos. H

mucho. En Roma me decían Il pendolino (tren de alta velo-cidad) porque corría mucho. Me gustaba correr y jugar, co-rrer y jugar.

–Ganó dos Mundiales, una Champions, Ligas, la Recopa… ¿Alguno le hizo especial ilusión?–Todos son especiales, pero aquél con el Zaragoza fue el primero en Europa, por eso fue muy especial.

–Es el brasileño que más par-tidos disputó con la selección y jugó cuatro mundiales.–He jugado más de 150 parti-dos, son muchos. Es el récord, soy el que más veces ha juga-do con Brasil. Tuve una carre-ra larga y pude mantener un nivel muy muy alto también.

–Jugó tres finales seguidas en el Mundial, lo que todavía si-gue siendo el récord.–Sí, eso fue increíble. No lo ha conseguido nadie más, so-lo yo.

«Era increíble cómo jugaba ese equipo. Jugábamos muy bien al fútbol porque había futbolistas de una calidad increíble»

«Jugué poco porque solo podían alinear a tres extranjeros y estaba Belsué, que era internacional, así que me volví a Brasil»

«Tengo que volver, me gustaría ir a ver un partido»

33Cafú se prepara para ser presentado en La Romareda.

sERviCio EspECiaL

«En Brasil estábamos todo el día jugando en la calle. Hoy los niños están siempre con el ordenador y el móvil. No son niños, son robots»

«He jugado con muchos grandes futbolistas. pero he tenido el privilegio de jugar con pelé en su 50 aniversario. Es el más grande de todos»

Deportes el Periódico de Aragón 358 DE aBRiL DEL 2019LUNEs

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La entrevista de la semana [email protected]

José María Encontra

–¿Cómo llegó al Real Zaragoza?–Nací en Tormos, Huesca, pero desde los cinco años o así estoy en Zaragoza. Me cogieron a los 14 años, la primera ficha juvenil fue en el Real Zaragoza. Había un tal Cubero que iba por los cole-gios, se iba informando, pregun-tando qué jugadores destacaban, y en verano hacían unos torneos y seleccionaban. De ahí pasé a lo que era el Aragón, que se llamaba Juventud. La camiseta era blanca pero el pantalón y las medias, ro-jas. Luego me cedieron un año al Sporting de Gijón hasta que me quedé en el Zaragoza.

–¿Jugó en Torrero?–Los juveniles jugábamos en To-rrero. Era de los mejores campos que he visto en mi vida porque estaba cuidado por un tal Simón y lo regaba un palmo o dos y lo cuidaba que era una maravilla. El césped era de los mejores de la época. Porque había otros por ejemplo el de Altabix, en Elche,

que para sacar el córner había medio metro de distancia y los espectadores te cogían del panta-lón o te enganchaban con el para-guas por el cuello. Y el árbitro no quería saber nada. No había tar-jetas. Las patadas iban…

–¿Estuvo en la inauguración de La Romareda?– Yo era juvenil pero estuve vien-do el partido contra Osasuna. Vi-no pajarito Canario cedido por el Sevilla y jugó con el Zaragoza.

–¿Quién le entrenó en el juvenil?–Andrés Lerín y Juanito Jugo. Le-rín se encargaba de los porteros, era más brutote y les gritaba, les exigía que salieran. Juanito Jugo nos entrenó en juveniles y con el Juventud. Los había visto jugar con siete años, en Torrero, cuan-do hicieron la grada nueva, que ganó el Zaragoza 6-5 al Espanyol. Lerín fue un mito en aquella épo-ca. Eran los dos bellísimas perso-nas pero Lerín era más brutote,

y la gente chillaba. A Carlitos le decían, ¡Lapetra, vete a Huesca! Horroroso. La gente estaba mal acostumbrada.

–Dice que estaba mal acostum-brada, pero el Zaragoza aún no había ganado nada.–Nada, pero había sacado mucha gente de la cantera. Con Los Mag-níficos empezó todo. Y se forma-ron en un par de años. Solo fraca-só uno, Serer, un delantero cen-tro alto que vino de figura y no triunfó. En los entrenamientos la he gozado más que en la vida, no la gozaré nunca más igual. Con Carlitos, con el otro... Nosotros perdimos una Liga contra el Sa-badell, échale carrete, y contra el Levante fuera. Fuimos a Saba-dell y a ver quién hacía más ca-ños. ¡Eso era un equipo de fútbol! Ahora, patadas hasta en los ojos nos dieron. Me acuerdo que Wal-do Marco y Roque Olsen se metie-ron con Marcelino y Marcelino les contestó delante de todos que

Raquel Machín

cuero… y las medias, las mangas, cuando se mojaban pesaba todo muchísimo. En Atocha por ejem-plo te metías hasta la rodilla de barro. Ellos metían unos latiga-zos… ahora ves las botas y dices ¡pero si pesaba un taco nuestro más que toda la bota de ahora!

– ¿Jugaba de delantero?–Empecé de interior izquierda. El primer partido que debuté con el Juventud marqué los tres goles al Teruel, ganamos 3-0. Me gustaba golear, le pegaba con la izquierda y con la derecha, con la cabeza ya no. Cuando subí arri-ba me dijeron, como corres mu-cho, tú de extremo. Y tenía que ir a por pelotas que sabía que no iba a llegar. Pero tenía que ir por-que si no la bronca era para mí. Y aun con todo iba y me la echa-ban igual. Eran otros tiempos. La afición que tienen estos ahora, no saben lo que tienen. Entonces se le iba una pelota fuera a uno y unas broncas… Ibas ganando 3-1

más de hacer las cosas a lo bruto, chillando mucho. Pero muy bue-na persona. Juanito Jugo nos tra-taba como a sus hijos.

–¿Ya se veía la calidad que tenía Violeta?–Era física y técnicamente muy superior. Se había dedicado a la bicicleta y físicamente era un bes-tia, y técnicamente andaba tam-bién sobradísimo. Tenía que ha-ber jugado dos años antes con el primer equipo, como hacen aho-ra. Yo no podía entrar porque los jugadores que habían eran súper, pero él sí. Lo que pasa que enton-ces con 18 años te decían, dónde vas, chaval, y te acoquinaban. Ha cambiado todo mucho.

–¿Por ejemplo?–En la época anterior se daban puñetazos, patadas, con las bo-tas aquellas… Lo nuestro era un crimen ya porque cuando se mo-jaba el balón pesaba cuatro veces más y las botas que eran todas de

33José María Encontra posa recientemente para la entrevista concedida a EL PERIÓDICO.

Chus MaRChaDOR

«Nunca he gozado tanto como con Los Magníficos»Aragonés y zaragocista desde los 14 años, jugó en el viejo Torrero, compartió juveniles con Violeta, vivió en primera persona la época dorada de Los Magníficos, sufrió con la salud y lo recuerda todo a los 77 años con gran precisión

34 Deportes el Periódico de Aragón1 DE aBRIL DEL 2019

LuNEs

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sus piernas valían más que to-do el Sabadell entero.

–Explique cómo era Carlos Lapetra para los que no lo han visto jugar.–Era técnicamente superdo-tado, zurdo perdido, desequi-librante. Los pases que te da-ba… eso es tener clase. Clase es darle la pelota al compañe-ro en condiciones. Lapetra do-minaba todo, pase en corto, pase en largo, todo. Lo respe-taban los contrarios. A los de-más, no, pero a él sí. Le pega-ban menos.

–¿Con quién se jugaba el puesto?–Yo no me jugaba el puesto porque estaba fuera. Me ha-bía hecho un pantalón con culeras que se llama y juga-ba cuando ellos me dejaban. Se lesionaba por ejemplo Ca-nario, pues entraba yo. Hubo

«Ganabas 3-1 y la gente chillaba, se te iba un balón y había bronca. A Carlitos le decían, ¡Lapetra, vete a Huesca! Horroroso»

–¿Qué contestó?–Marcelino allí callado. En una de las preguntas le dije mira, a es-te señor le llaman el Longiness, escríbelo, el chaval muerto, le lla-man el Longiness por lo bien que anda, porque iba muy chulín. Era un figura. Carlitos Lapetra y él eran totalmente distintos. En la selección decía, delante de to-dos, a ver míster, mañana quién juega, Marcelino y diez más, no. Y cabreaba a todos los demás.

–¿Cuánto valía ese equipo?–No se atrevió Waldo Marco, pe-ro el Barcelona tenía a Marcelino, Carlitos Lapetra y Villa y el Espan-yol tenía a otros también. Ahora hubieran sacado varios millones por ellos. Y pajarito, que ya vino mayor, era potencia, extremo ex-tremo, potencia, centrar y tiro a gol alucinantes. Ahora no se ve eso. No tiran a gol, no desbordan por la banda. En aquella época cada pelota que cogías ibas a por el rival, unas veces salía y otras no. Ahora ves un partido y dicen ‘no han tirado a puerta ninguno de los dos en veinte minutos’.

–¿Y si el Zaragoza entonces hu-biera estado 20 minutos sin tirar a puerta?–¡Bien! (se lleva las manos a la cabeza) Si ganando 3-1 estaba la gente enfurecida. A mí me tira-ban balones largos, no la cogía y bronca. Eso era fútbol de verdad. Nos enfrentábamos a los ingleses con el mismo estilo y los vapuleá-bamos. Era la unión que había. Había gente de muchísima cali-dad arriba y dureza atrás. Santa-maría los cogía y los ingleses re-botaban. Ahora hay que exigir al jugador y al equipo. No menos-preciar pero sí exigir. Y no se tie-ne que molestar nadie. Ahora to-do es bueno, todo vale. El fútbol es aburrido hoy. Hasta el fútbol inglés. Nosotros íbamos siempre para delante. ¿Un balón atrás? ¡La bronca que se organizaba!

–¿Cuál fue el mejor partido de aquel Zaragoza?–Contra el Benfica en el Carran-za. Violeta marcó a Eusebio feno-menal, pero nos marcó un gola-zo de falta. Nosotros teníamos a Pais y a Lapetra que eran seda pu-ra para las faltas.

–¿Estuvo en Leeds?–No, estaba lesionado. Ese fue el mejor partido del Zaragoza. Pero como ese jugaba cincuenta mil, lo que pasa es que unas veces sa-lía y otras no. La parte de arriba era seda, Canario todo potencia y habilidad, Santos en el medio

una época cuando jugué 14 o 15 partidos, que los ganamos todos además, cuando se lesio-nó Villa. Metí seis goles.

–Tenía por delante a Marcelino.–Murillo estuvo dos años de delantero centro pero ense-guida llegó Marcelino, que vino de extremo derecho. Lo convirtieron en delantero centro y fue el mejor remata-dor de cabeza, y eso que me-día 1,70. Lo que hacía bien era la anticipación al contrario, él estaba detrás y te decía, tú dale fuerte al balón, no como ahora que ponen esos balones blandos que son un carame-lo para el portero, él te pedía que le pegaras fuerte y cuan-do le dabas se anticipaba, sal-taba muy bien y el giro de cue-llo lo hacía perfecto, sobre to-do para darle potencia.

–Un personaje, Marcelino.–Era un jugador maravilloso. Pero que era como era. El en-canto de las nenas. Roque Ol-sen me ponía siempre en la habitación con él y en Barce-lona vino uno de El Mundo De-portivo, llegó asustado, llamó a la puerta, ¿Marcelino, por fa-vor? Quería hacerle una entre-vista. Y le contesté yo todas las preguntas.

y a las doce o así llaman al teléfo-no y era Carlitos. Oye Chema, ba-ja cuando puedas que te estamos esperando en la puerta. Me visto todo chulo, bajo y me estaban es-perando él y Villa con un coche de caballos. Yo en el centro, ba-rrio de Santa Cruz, plaza España y al final calle Sierpes. Cervecita y una cigala. Ibas a pagar y no te dejaban. Y otra, Carlos Lapetra estando en Londres me dice oye Chema, ¿tú cuánto cobras? Pues hay que hablar con Waldo Marco para que te suban el sueldo.

–¿Cuánto se ganaba entonces?–Aquí los únicos que cobraban bien eran Carlitos, Villa, Marce-lino... Lo único es que con las Co-pas que ganábamos nos daban buenas primas. Por ganar el Ca-rranza nos dieron 60.000 pelas a cada uno. Aquí se ganaba dine-ro. Por ganar te daban 12.000 pe-las más luego el sueldo. Por par-tido ganado o empatado fuera te daban 7.500. Era dinero enton-ces. A Violeta lo quiso el Madrid. A mí me vino el Murcia a mitad de temporada pero no me deja-ron ir.

–El peso de Los Magníficos.–Ir en autobús a Madrid eran cin-co horas, pues Carlitos Lapetra cogía al presidente y le conven-cía para ir en Talgo. Mandaban ellos porque eran los dueños, cor-taban el bacalao.

–¿El Zaragoza era el equipo que mejor jugaba de España?–A fútbol, sí. Aquí le ganamos al Madrid sobrado y allí empata-mos a uno. El año que pudimos ser campeones el Zaragoza era el mejor equipo con diferencia. Y ellos tenían a Puskas, Di Stéfano y toda la cuadrilla. Marcelino era una perla. En Barcelona la gente le decía de todo. Pero él se reía de

todo el mundo. Y la gente todavía le chillaba más.

–¿Ha vuelto a ver algo similar?–Sí, la época de Jordao y Arrúa. Los Zaraguayos jugaban muy bien. Y luego este medio centro que está de entrenador, Poyet. Arrastraba a todo el equipo y al contrario lo cogía al contragolpe. Lo de Jordao era un espectáculo. Me venía a ver todos los días al banco porque le tenía que dar el cambio en dólares. Pero Arrúa y él, incompatibles.

–¿En cuántas finales estuvo?–No estuve porque a mitad de temporada estaba finiquitado. Yo jugaba al fútbol pero no po-día jugar, a base de inyecciones. Estaba hasta el martes que entre-nábamos en la cama y no le decía nada a nadie. A ver si me encon-traban, me corregían…

–¿Cuánto estuvo lesionado?–Por lo menos tres años porque estando ya en el Calvo Sotelo ju-gamos una promoción contra el Numancia y ahí ya empecé a no-tar algo. La vuelta ya no la jugué. El siguiente tampoco y al siguien-te me sacaron con pinchazos. Yo jugué lesionado tres años. Te to-ca y te toca. No acertaron, porque si me lo hubieran visto... Pero con 21 años me comía el mundo.

–¿Qué le pasaba en las rodillas?–Me habían sacado una bursitis, pero no era bursitis. Era una in-fección de las amígdalas. Me las arrancaron, me hicieron un cul-tivo, sacaron un suero, me lo in-yectaron dos veces y jamás volví a tener anginas. Pero tenía las in-yecciones cristalizadas en las ro-dillas. Me tuvieron que operar en 18 días de las dos rodillas para limpiarme eso. Ahora tengo esta rodilla que ya me está esperando el doctor Zamora para ponerme una prótesis. Ando bien a ratos, pero subir escaleras me duele. Y tengo suerte de estar aquí porque me dijeron que podía haber su-frido una muerte súbita. Me dije-ron que tenía un soplo en el cora-zón. Mañana a operar. Tendría 24 o 25 años, lo pasas mal, mal, mal, mal. Me dio un ictus en el 2008, que estaba como un toro. Entre-naba dos horas como un bestia, jugaba al tenis. Y me dio en el ce-rebelo. Me dejó mal, pasé un año haciendo la recuperación. Cogí a un fisio, hice los ejercicios con mi mujer que me cogía del brazo porque no sabía andar. Y al año y medio ya estaba corriendo otra vez. Me rompí también la cadera de tanto ejercicio. H

con Violeta jugaban al fútbol, y ya no le digo nada de Villa en el área. Villa era especialista del área pero no le hagas correr pa-ra atrás. Y Carlitos jugaba más re-trasado. Era seda, por habilidad y por los pases que daba.

–¿Cómo le trataban?–Le voy a contar una anécdota. Fuimos a jugar a Sevilla y cogi-mos coche cama en Madrid. Me desperté a las ocho y media o así y vi a Quique Yarza, que era una grandísima persona. Salía al en-trenamiento con el cigarro, lo de-jaba, daba un par de vueltas y, si no se le había acabado, se escon-día para terminarlo y volvía a la cola. Aquello era una gozada. Y me dice, ya estamos en Sevilla. ¿No has estado? Pues no, esta es la primera vez. Llegamos al hotel

«El Zaragoza era el que mejor jugaba de toda España»

33Encontra, segundo por la derecha, con el trofeo Carranza de 1965.

sErviCio EspECiAL

«Contra el Benfica en el Carranza fue el mejor partido. Y el de Leeds, también. pero como esos jugábamos cincuenta mil»

«Me pinchaba las rodillas para poder jugar. Era una infección de amígdalas, pero se me cristalizaron las inyecciones y me tuvieron que operar»

Deportes el Periódico de Aragón 351 DE ABriL DEL 2019LUNEs

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La entrevista de la semana [email protected]

«No me arrepiento de lo de Villarreal. Lo haría otra vez»

Roberto ‘Toro’ Acuña

Roberto ‘Toro’ Acuña sentó cátedra en el Real Zaragoza, en el que jugó cinco temporadas y conquistó la Copa del Rey en La Cartuja, pero también sufrió el descenso a Segunda División tras aquel fatídico partido en El Madrigal, donde su imagen persiguiendo a un aficionado dio la vuelta al mundo. Se retiró el año pasado, en su país, con casi 46 años

Nació en Argentina, pero emigró a Paraguay muy joven. Empezó como albañil, pero antes de cum-plir la mayoría de edad ya había debutado como profesional en el Club Nacional de Asunción, don-de jugó hasta 1993, cuando se marchó al Argentinos Juniors. Ahí estuvo hasta 1994, cuando fi-chó por Boca Juniors, donde na-ció el Toro, apodo definitorio de una forma de jugar al fútbol. Un

año más tarde se marchó al Inde-pendiente de Avellaneda y de ahí al Real Zaragoza, con el que de-butó en 1997 y jugó cinco tempo-radas. En el 2001, un centro su-yo cabeceado de forma magistral por Aguado abrió el triunfo en la final de Copa ganada al Celta en La Cartuja. Ese título figura en su palmarés junto a una Superco-pa sudamericana y una Superco-pa de España con el Deportivo. Al

davía tenía ganas de jugar. Sentía que el final iba a llegar pronto, pero quería disfrutarlo al máxi-mo mientras tanto. Me divertía mucho y siempre me ha encanta-do hablar con los compañeros y las concentraciones. Además, te-nía la suerte de que el físico me respetaba porque tampoco he su-frido lesiones importantes en mi carrera y por eso trataba de se-guir jugando. No planeaba cuán-do iba a ser el final. Quería dis-frutar.

–Compartía vestuario con chava-les que podrían ser sus hijos…–Así es. Estaba con criaturas de 18 o 20 años, pero para mí era una satisfacción enorme y un or-gullo estar entrenando y compi-tiendo con chicos que, es cierto, podrían ser mis hijos. Me llena-ba mucho poder jugar con ellos y me hacía una gran ilusión. Inclu-so creo que me fortalecía.

–¿Lo echa de menos?–Se extraña, sí. Pero ahora estoy disfrutando de otra cosa: de es-tar más con la familia y de tener más tiempo libre. Es cierto que se echa mucho de menos el césped, los partidos y la previa pero aho-ra sí puedo centrarme más en co-sas que no podía disfrutar tanto cuando jugaba.

–¿Y qué hace ahora?–Soy asistente técnico de Pablo Caballero en Independiente de Campo Grande, un club de Pri-mera en Argentina. Además, es-toy en la selección sub-20 con la que estamos preparando los Jue-gos Panamericanos en Lima, pa-ra los que ya hemos asegurado plaza.

–Atrás queda una carrera plaga-da de éxitos, con experiencia en grandes Ligas europeas y una di-latada trayectoria en la selección paraguaya…–Estoy satisfecho por lo que el fútbol me ha dado. Guardo un buen recuerdo de cada club en el que estuve y creo que también la gente se acuerda de mí con agra-do. Eso es lo importante, que la gente te recuerde como ser hu-mano y como persona más allá de lo que fuiste como futbolis-ta. Desde luego, para mí supone una gran satisfacción mantener el contacto con gente de Zarago-za o La Coruña y que te recuer-den como persona. Eso tiene mu-cho valor.

–¿Le quedó alguna espina clava-da? –No, estoy satisfecho con mi ca-rrera. Por desgracia, con el Zara-goza no fue bien al final por el he-cho de que me tuve que marchar,

Jorge Oto

año siguiente, el equipo descen-dió, bochorno incluido, en Villa-rreal y se marchó al Deportivo, que lo cedería después al Elche y luego al Al Ain árabe. Regresó a Argentina para jugar en el Ro-sario Central y después recaló en el Olimpia de Asunción. Tras un tiempo inactivo, en 2009 fichó por el Rubio Ñu de Primera Divi-sión de Paraguay y pasó por va-rios clubs más del país para pro-

33 Acuña, con gesto desencajado, sujetado por jugadores de ambos equipos tras los incidentes en El Madrigal, donde se consumó el descenso.

JAIME GALINDO

longar una carrera a la que puso fin hace poco más de un año en el 22 de setiembre, de la Tercera paraguaya.

–El próximo día 27 cumple 47 años pero hace apenas uno que se retiró. ¿Por qué decidió pro-longar tanto su carrera?–Es verdad. Hace apenas un año y tres meses que decidí colgar las botas, pero es que realmente to-

30 Deportes el Periódico de Aragón25 DE MARZO DEL 2019

LUNES

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pero estoy satisfecho de todo lo que pude dar. Porque lo en-tregué todo en cada ciudad donde creo que he dejado un poco de huella. Es cierto que a todo el mundo le hubiera gustado jugar en un club aún más grande, pero estoy muy contento con mi carrera.

–No hay muchos futbolistas que puedan presumir de ha-ber jugado tres Mundiales…–Representar a tu país en un Mundial es lo máximo para un futbolista y también pude hacerlo en fútbol playa des-pués. Era mi camino y espero haberlo recorrido de la mejor manera.

–¿Quién le dio la primera pe-lota?–Mis padres. A ellos les debo ser lo que soy y llegar hasta donde he llegado en el mun-do del fútbol.

«Ganamos aquella final al Celta por el gran grupo de amigos en el vestuario. En el Zaragoza crecí como jugador y persona»

-¿Y quién le puso el apodo?–Eso fue cosa del periodista de Radio Mitre, Alejandro Fanti-no. Creo que con él quería re-ferirse a mi fuerza y manera de correr.

–¿Con qué soñaba cuando empezó?--Mi sueño era llegar a ser un jugador de Primera División y poder acudir con la selección paraguaya. Por fortuna, he lo-grado que se hiciera realidad todo lo que soñé.

–¿De qué se siente más orgu-lloso?–Como ya le dije, me queda una sensación de satisfacción por todo lo que el fútbol me ha dado y lo que yo pude dar-le. Por supuesto, también de vestir la camiseta de mi país, pero de lo que más orgulloso estoy es de mi familia, que es lo primordial para el triunfo.

–¿Cómo se fraguó su fichaje por el Real Zaragoza?–Yo estaba en Independiente y fue Pedro Herrera, que entonces era el secretario técnico de la en-tidad, quien hizo la negociación con Independiente para llevarme al Real Zaragoza. A los pocos días ya estaba en La Romareda dis-puesto a emprender mi primera aventura en Europa.

–¿Qué sabía usted del club y de la ciudad? ¿A quién pidió infor-mación?–La verdad es que poco sabía de la ciudad. Pregunté y hablé mu-cho con Kily González y Gustavo López, y ambos influyeron mu-cho para que fuera el Zaragoza.

–Aquí estuvo cinco años. ¿Fueron los mejores de su carrera profe-sional?–Sí, la realidad es que fue una gran etapa en mi carrera, sin du-da.

–Conquistó una Copa del Rey, la conseguida en La Cartuja an-te el Celta. ¿Cuál es el primer re-cuerdo que le viene a la mente de aquel logro?–¿Sabe? Lo primero que sigo pen-sando cuando recuerdo aquello es que nos hicimos con un título para el que en absoluto éramos favoritos. Para nada. Lo era el Cel-ta y apenas nos concedían opcio-nes, pero fue el Zaragoza el que logró esa Copa.

–¿Por qué cree que se ganó aquella final?–Lo tengo claro. Fue el gran gru-po de compañeros y amigos que teníamos en el vestuario lo que nos hizo sacar adelante aquel partido en el que, además, fue el rival el que marcó primero, pero pudimos remontar.

–Luego, a la temporada siguien-te, llegó lo peor, el descenso. ¿Qué pasó?–El destino. Hay cosas en el fút-bol que no tienen explicación porque teníamos un buen plan-tel, pero las cosas no se hicieron bien y el equipo acabó en Segun-da, lamentablemente.

–¿La situación de La Romareda gritando contra Txetxu Rojo y pi-diéndole que fallara aquel penal-ti ante el Villarreal es la situación más surrealista que ha vivido co-mo profesional? ¿Cuánto duele algo así?–Sin duda. Fue una situación su-rrealista y también muy incómo-da, pero uno es profesional y se debe al club. Yo solo tenía que

–El abogado del club. Eso lo ten-go claro.

–¿Qué aprendió en el Zarago-za y qué le enseñó usted al Za-ragoza?–En el Zaragoza aprendí muchas cosas y guardo un gran recuer-do, pero creo que lo que más hi-zo por mí fue enseñarme a crecer como futbolista y también como persona.

–¿Con quién mantiene contacto actualmente?–Con varios compañeros, Xavi Aguado, Santi Aragón y algunos más.

–¿Sigue al equipo? ¿Qué le pa-rece?–Sí lo sigo, pero no mucho, aun-que siempre estoy pendiente de cómo le va al Zaragoza. Sé que no lo está pasando bien pero confío en que todo pase pronto y vuel-

van los buenos tiempos. Lo deseo con todo mi corazón.

–¿Sus planes futuros pasan por entrenar? ¿Le gustaría hacerlo al Zaragoza?–Ahora mismo estoy en el cuer-po técnico de la selección de me-nores de Paraguay, un cargo en el que estoy disfrutando muchí-simo y sería un sueño dirigir al Zaragoza. Ojalá pueda darse al-gún día.

–¿Ha cambiado mucho el fút-bol desde que usted estuvo aquí hasta la actualidad?–No, no ha cambiado mucho. Al-gunas cosas van evolucionando pero pocos cambios. La esencia sigue siendo la misma y, aunque poco a poco se van introduciendo tecnología y otras herramientas, esto sigue tratándose de lo mis-mo. Gana, al fin y al cabo, el que más goles marca. H

pensar en marcar ese penalti y ayudar a mi equipo a ganar ese partido.

–¿El vestuario estaba con Rojo?–Sí, siempre hubo respeto hacia el entrenador, pero los resulta-dos no nos acompañaban.

–Y El Madrigal, donde se consu-mó el primer descenso del Zara-goza después de muchos años. Y aquella imagen de usted persi-guiendo a un aficionado. ¿Cómo lo recuerda? ¿Se arrepiente? –No, no me arrepiento y lo volve-ría a hacer porque defendía a mis compañeros. No es la mejor ima-gen de un futbolista, pero no es-toy arrepentido. Pasó y ya está.

–Luego fichó por el Deportivo, que le despidió por ineptitud so-brevenida y que luego tuvo que indemnizarle. ¿Quién fue el res-ponsable de aquella definición?

«Que La Romareda me pidiera que fallara aquel penalti fue surrealista e incómodo. El vestuario siempre respetó a Txetxu Rojo»

«Sería un sueño entrenar algún día al Zaragoza»

33Acuña, con la camiseta del Rubio Ñu, de la Primera División paraguaya.

ÚLTIMA HORA

Deportes el Periódico de Aragón 3125 DE MARZO DEL 2019LUNES

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La entrevista de la semana [email protected]

«Zaragoza es mi segunda casa, me emociona ver el Pilar»

Toni Doblas

Llegó en Segunda y fue talismán en el ascenso del 2009, pero no renovó al no sentirse valorado y recaló en el Huesca. Posteriormente volvió al Zaragoza, ya en Primera, y contribuyó a que los blanquillos continuasen en la élite. Desde entonces ha sido un trotamundos del fútbol, aunque su carisma sigue intacto. Se ganó el cariño de la gente de Zaragoza, ciudad a la que regresa siempre que puede, y para el recuerdo quedarán sus jotas y su alegría constante.

—Volvió de Filipinas hace poco, pero por su carácter inquieto no habrá llegado todavía el final de su carrera.—Bueno, no lo sé. Cuando pienso en la retirada siempre llega una oferta que me hace pensar que no. De momento sigo entrenán-dome y formándome para el fu-turo. Además, como soy licencia-do en Periodismo colaboro con algún medio como comentaris-ta. Estoy esperando algo que me motive al 100%.

—Ha estado en India, Filipinas, Finlandia, Italia, Azerbaiyán… ¿Con cuál se queda?—Con la peor de todas, que fue la de Azerbaiyán, porque lo que vi-no después me hizo mucho me-jor. La siguiente experiencia fue la del Nápoles, que fue como vol-ver a sentirme futbolista de alto nivel porque estuve con grandísi-mos futbolistas y un grandísimo entrenador como Rafa Benítez. En India los extranjeros éramos las estrellas porque estábamos formando a jugadores y la em-presa americana hacía que todo fuera un espectáculo. Después Fi-lipinas ha sido una última expe-riencia que no esperaba, pero me quedo con haber jugado en Chi-na, Camboya, Singapur, Vietnam o en Australia con la Champions asiática. Recapitulo y veo que he estado en muchos lugares que no pensaba.

—Llegó al Zaragoza tras una épo-ca muy buena en el Betis. ¿Fue muy duro marcharse de su equi-po del alma?—Sí, pero lo más duro fue el sen-tirme poco valorado y también que mi tiempo ahí se había ter-minado. Llegué en 1997 en juve-niles y en el 2007 me di cuenta de que no estaba ilusionado con ju-gar en mi equipo, porque había personas que me habían quita-do esa ilusión. Decidí emprender una nueva aventura y por suer-

te, en el último día del mercado, surgió el Real Zaragoza. Lo he ha-blado con muchos amigos de allí, que posiblemente si el Zaragoza hubiera estado en Primera no hu-biera jugado nunca en ese club. Tuve la suerte de hacerlo en un momento delicado y volviendo a la Primera, que fue grandioso.

—¿Por qué piensa eso?—No lo sé, porque el Real Zara-goza era un equipo en el que los porteros que estaban eran muy

pude ni disputar la Copa. Seguí entrenando para tener mi opor-tunidad, aunque sí que es verdad que López Vallejo era al 100% de la confianza de Marcelino y yo era el que tenía que esperar una lesión o alguna cosa rara. La pri-mera vuelta no fue todo lo bien que esperábamos y hubo muchos cambios en defensa, pero no en la portería. Un día Marcelino em-pezó a mirar al vestuario y dijo: «¿Y este chaval de qué jugaba?». Siempre se lo recuerdo. Al final me puso y fueron 15 partidos en los que estuvimos invictos. Se ríe mucho cuando se lo recuerdo.

—¿Cuál fue la clave de aquel tra-mo final de temporada que cul-minó en ascenso?—La llegada de Ponzio, la ilusión de Ander Herrera… Luego tam-bién mi estilo de juego le venía bien a Ayala y eso lo he hablado muchas veces con él, porque a los balones a la espalda ya le costaba y López Vallejo arriesgaba menos. Ayala me miraba cada vez que lle-gaba yo antes que el delantero y me daba las gracias. Al final en-cajamos las piezas un poco tarde, pero bien.

—Se ganó el cariño de la gen-te de Zaragoza pero no renovó. ¿Qué sucedió?—Pasó más o menos como en el Betis. Llegué al Real Zaragoza en Segunda División y con un sala-rio más o menos bajo, pero una vez se asciende pensaba que ellos iban a valorar el esfuerzo de ha-berme bajado el salario anterior-mente para firmar, pero decían que iba a cobrar lo mismo. No acepté esos números, dije que no y recalé en el Huesca, pero tam-poco fue por dinero porque esta-ban peleando por no bajar a Se-gunda División B. En invierno el Zaragoza trató de repescarme, pero al final llegó Roberto. Ade-más el Huesca no me dejó irme y yo estaba muy agradecido por

Alberto Bobed

33Toni Doblas, feliz y con un cachirulo en la cabeza el 13 de junio del 2009, día del ascenso contra el Córdoba.

EDU NAVARRO

buenos y Toni Doblas era un cha-val que se había criado en el fan-go, que jugó en el Betis y que tu-vo un par de primeros años bue-nos pero que después no estuvo tan bien, lo mismo que el equi-po. Fue como una sorpresa reca-lar en el Zaragoza. Había tenido ofertas de otros equipos de Se-gunda, como el Rayo o el Alican-te, pero había dicho que no por-que no quería jugar en Segunda, pero al Zaragoza no podía decir-le que no.

—¿Cómo transcurrió ese último día de mercado hasta que firmó con el Zaragoza?—Había llegado a un acuerdo con el Alicante y económicamente era lo mismo que el Zaragoza. A la una de la tarde era jugador del Alicante y a la una y media recibí una llamada del Zaragoza y dije que me iba a La Romareda.

—¿Se esperaba ser suplente?—Sí, porque ya se habían dispu-tado varias jornadas de Liga y no

30 Deportes el Periódico de Aragón18 DE MARZO DEL 2019

LUNES

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haberme sacado de estar sin equipo.

—¿Cómo terminó recalando en el Huesca?—Recuerdo que Rodri, que ju-gó conmigo en el Xerez, me di-jo que se había lesionado Da-ni Hernández, que estaba ju-gando Miguel y que no estaba mal, pero que necesitaban un portero. Conté con la confian-za de Antonio Calderón y me adapté muy bien y ensegui-da al Huesca, a la ciudad y a la provincia. Aprovechaba los días libres para ir de excur-sión a conocer la provincia y quedé enamorado de Huesca. Sufrimos e íbamos a entrenar a un sitio en el que había cer-dos, pero era un club muy fa-miliar y en ese momento nece-sitaba eso. Con Agustín Lasao-sa tuve una relación como de padre a hijo.

«Agapito no sabía mucho de fútbol y se metió por el estadio, pero cuando no se hizo empezó a lucrarse vendiendo jugadores»

—Seguro que su regalo del ami-go invisible fue divertido.—A Boutahar, que era musulmán, le regalé un jamón de Teruel y empezó a hacer aspavientos. Sa-bía que la broma había sido mía (risas). Pulido y yo nos fuimos a comprar el regalo de todos y ha-bía muchísimos buenos regalos ahí. Por ejemplo Paredes tenía unas botas Panama Jack que te-nían muchos años, desde la can-tera del Real Madrid, y un día Pu-lido y yo se las quemamos y le dimos unas parecidas, pero del chino.

—¿Recuerda otra anécdota di-vertida y que se pueda contar?—Hubo una muy buena. Llegaba siempre muy pronto a la Ciudad Deportiva y había un niño cabe-zón ahí sentado un día. Cuando le miré pensé que era un recoge-pelotas o un familiar de algún ju-gador. Cuando le vi jugar al ca-bezón… ¡Ay madre mía! Tenía ca-ra y físico de niño, pero cuando se puso a jugar... Nos dio la vida. Ahora es mucho mejor, pero no era malo de serie, no. Era Ander Herrera.

—El grupo fue una de las claves, ¿pero también la lucha y la garra en cada partido?—Sí. Quizá teníamos nuestras li-mitaciones técnicas, pero física-mente éramos un equipo muy bien trabajado y que lo daba to-do por el escudo. Ese fue el éxi-to de la salvación, porque estába-mos abajo y sin mucha calidad ni mucha facilidad para meter gol.

—¿Era Agapito Iglesias una per-sona complicada?—A veces nos sentíamos engaña-dos. En el cara a cara me recor-daba mucho a Lopera, porque te miraba y te convencía, pero des-pués no era capaz de cumplir y los que más lo acabaron sufrien-do eran los capitanes. El trato personal con Agapito Iglesias fue bueno, nos podíamos tomar una cerveza juntos y tenía la confian-za para decirle que se había equi-vocado, pero al final era un em-presario y hacía lo que a él le in-teresaba.

—¿Se imaginaba que el Zaragoza iba a acabar tan mal a tenor de lo que veía entonces?—Sí. Él lo decía siempre, que le prometieron hacer el estadio y que iba a ganar mucho dinero, pero cuando perdió eso se dio cuenta de que con el fútbol po-día ganar de otra manera. Vendió a Ander, Diego Milito u Oliveira y empezó a sacar tajada por todo.

—De regreso a Zaragoza, aquella temporada en Prime-ra fue complicada.—Al final jugué más de 20 par-tidos, le ganamos al Real Ma-drid en el Bernabéu, pude ju-gar en el Camp Nou ante el Barcelona del sextete y perdi-mos solo 1-0. Disfruté de nue-vo de la élite, pero al siguiente había overbooking de porteros y en vez de salir Leo Franco lo hi-ce yo. A mí siempre me ha gus-tado jugar y, si no he tenido la posibilidad, no se me han caí-do los anillos al ir a un equipo de inferior categoría.

—Aquel vestuario era muy he-terogéneo y había jugadores de muchas nacionalidades distintas. ¿Era complicado?—No era fácil, pero el éxito de la campaña radicó en que ha-bía un buen grupo. Hacíamos quedadas o el amigo invisible y nos reíamos mucho.

za y Aragón. Me emociona pasar el Puente de Piedra y ver el Pilar. Es una ciudad que me ha tratado muy bien. Cada año tengo que ir, porque el subconsciente me dice que estoy como en casa porque me sentí muy a gusto y sigo man-teniendo ese sentimiento.

—¿Sigue bailando jotas y bebien-do cerveza aragonesa?—La Ambar la sigo bebiendo y juego al guiñote, aunque cantar y bailar jotas lo hago menos me-nos, porque hay que estar eufóri-co como el día del ascenso. Un an-daluz sigue ganando al guiñote a los maños y hace que se enfaden

Él no sabía mucho de fútbol, se metió por un tema del estadio y cuando no se hizo empezó a lu-crarse de esa manera.

—Ahora que ya han pasado unos años de su etapa como zarago-cista, ¿qué recuerdos guarda?—Zaragoza es mi segunda casa y casi que mis mejores amigos los tengo allí. Llegué con 28 años, fui padre estando allí y mi hijo es medio maño. Además es muy ca-bezón también, es de piñón fijo. Le digo que es muy maño y que la culpa es del agua del Ebro. Ade-más mi paso con el Huesca me hi-zo seguir en contacto con Zarago-

«A Boutahar, que era musulmán, le regalé un jamón de Teruel en el amigo invisible y empezó a hacer aspavientos»

mucho. Es lo típico en las sobre-mesas o en el vermut torero que decís por ahí. Han sido muchas horas de cartas y eso me ha he-cho aprender los truquitos.

—Ha vivido el fútbol en muchos países y rincones de España. ¿Cómo es en Zaragoza?—La exigencia es grande, pero no solo para el fútbol. He visto muy buenos conciertos por ejemplo y la gente decía que no lo eran tan-to. La gente en Zaragoza es muy crítica con todo y eso se traslada al fútbol. Llegaba del Betis y es al-go que a mí, como profesional, no me parecía raro. H

«En el cara a cara Agapito me recordaba a Lopera»

33El guardameta, durante su reciente etapa en el San Fernando de Segunda División B en la temporada 17-18.

DIARIO DE SEVILLA

Deportes el Periódico de Aragón 3118 DE MARZO DEL 2019LUNES

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La entrevista de la semana [email protected]

«El Zaragoza siempre fue un club pagador»

Isidro Villanova

Actualmente ejerce como abogado y también colaboró en medios de comunicación analizando al Real Zaragoza. Isidro Villanova era un central de los de antes que a principios de los 90 vivió una de las crisis económicas más importantes del club. Después de 14 años con la elástica zaragocista puso rumbo al Logroñés, Alavés y Huesca.

–¿Es importante forjarse otra vi-da aparte del fútbol?– Es esencial labrarse una vida después de abandonar el fútbol. Este deporte termina a una edad muy temprana y tenía muy claro que tenía que acabar Derecho. Es-toy orgulloso de haber compagi-nado mis estudios con mi trayec-toria futbolística.

–¿Central contundente?–Se me calificaba como duro pe-ro siempre cumplía el reglamen-

to. Era un central que cumplía con sus tareas defensivas siendo muy férreo en la marca. Antes no se exigía tanto a los defensas a la hora de sacar el balón jugado, so-lo te limitabas a cumplir con tu cometido defensivo.

–Su debut fue algo particular. –Me estreno en un empate a uno en el Sánchez Pizjuán. Soy titu-lar en las siguientes jornadas pe-ro vuelvo a jugar con el filial de-bido a un problema burocrático.

zaron a adquirir experiencia y a despuntar Pablo Alfaro y Xa-vi Aguado. Hubo una época con Ildo Maneiro en la que coincidí con los dos en una línea defensi-va de tres centrales convirtiéndo-nos en la defensa más joven de to-da Primera División.

–José Ángel Zalba llegó a la pre-sidencia en noviembre de 1988. ¿Afectó el cambio a la plantilla?–Cualquier modificación en el club crea una inestabilidad que sufre de primera mano la planti-lla. No sabíamos ni los objetivos ni las pretensiones de los nuevos dirigentes que entraron. Todo en la órbita del equipo influye crean-do una gran incertidumbre.

–Problemas económicos e inclu-so algunos trabajadores sufrie-ron impagos...–El Real Zaragoza siempre ha si-do un club cumplidor. Durante mi etapa, no hemos tenido nin-gún problema de impagos y de cobros. Sabíamos que no había problema a la hora de cobrar la mensualidad. Era un club que pa-gaba al día y el que más seriedad aportaba a nivel nacional. Aho-ra, la seriedad de los pagos tam-bién existe desde la llegada de la Fundación en una labor que tie-ne mucho mérito.

–Rijkaard estaba en esa misma plantilla.–Él llegó con una lesión que no le permitió dar su máximo nivel. Le costó coger la forma pero es-tando al 50% era el mejor juga-dor del equipo. Una calidad de las que pocas veces he visto en un futbolista.

–Se pasó su primera temporada como profesional en blanco. –Fue la primera temporada de Antic y estábamos 32 jugadores en plantilla porque no había li-mitación de fichas. Para los que veníamos de abajo era muy com-plicado a pesar de que Antic era un amante de la cantera. Debutó Moisés, Salva, Salillas...

–Coincidió con Víctor Fernández en su última temporada en el Zarago-za. ¿Qué le pareció su vuelta?–Me parece un acierto porque tiene mucho mérito lo que ha hecho con el equipo desde que volvió al club. Esa reacción y transformación que hubo no es nada fácil. Pasamos de ver a un equipo totalmente des-orientado a un equipo con mucha identidad. Eso es mérito de Víctor, que además de la experiencia que tiene, atesora un sentimiento ara-gonés que es lo que necesitaba el equipo para poder resurgir de la si-tuación tan complicada en la que se encontraba.

Jesús Chueca

Como tenía más de 23 años solo podía jugar cinco partidos con el primer equipo o me tenían que hacer licencia profesional, por lo que tuve que volver al filial para no estar en el dique seco.

–Solamente 32 partidos con el primer equipo. –Había jugadores en mi demar-cación que lógicamente eran grandes futbolistas. Juliá, Juani-to, Fraile... No tuve continuidad en ningún momento excepto la

33 Isidro Villanova viste la toga que le acredita como abogado en la Ciudad de la Justicia de Zaragoza.

CHUS MARCHADOR

temporada con Ildo Maneiro don-de jugué un total de 20 partidos que fue mi mejor etapa en el Za-ragoza. No era fácil abrirse cami-no en ese momento en el primer equipo pero sirvió para abrirme la puerta de otros clubs como fue mi posterior fichaje por el Logro-ñés.

–Juliá, Belsué, Juanito, Alfaro, Aguado… ¡vaya línea defensiva!–Era muy complicado conseguir un sitio y para más inri empe-

30 Deportes el Periódico de Aragón11 DE MARZO DEL 2019

LUNES

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–Maneiro dimitió...–Fue un momento complica-do. El vestuario estaba con él pero los resultados no acom-pañaban. En el fútbol hay una ley que el primero que cae siempre es el entrenador. Eso supuso la llegada de Víctor Fernández. Con él, se disputó la famosa promoción contra el Murcia. Salvamos al equipo y posteriormente vino una de las mejores etapas del Real Za-ragoza.

–¿Tan crítica fue aquella elimi-natoria?–Tuvimos suerte en el partido de la ida donde salimos vivos de La Condomina y en el parti-do de vuelta nos estábamos ju-gando en 90 minutos bajar a Segunda División con un equi-po con el historial del Real Za-ragoza. La tensión era máxi-ma, entre nosotros estábamos unidos pero sabías que podía

«El día que el presidente Zalba me comunicó que me iba del club tras catorce años se me saltaron las lágrimas»

–¿Cómo fue su despedida?–El día que el presidente Zalba me llamó a su despacho para dar-me una noticia que ya esperaba se me saltaron las lágrimas por tener que abandonar el club tras 14 años con la camiseta del Zara-goza. Fue uno de los momentos más duros como futbolista pro-fesional.

–¿Qué entrenador le marcó más en su carrera?–Ildo Maneiro por su humani-dad. Siempre arropaba al juga-dor, era muy cercano.

–El sistema de ascensos y des-censos ha cambiado mucho.–En Segunda me parece mucho más justo que sean los tres pri-meros en la Liga regular los que asciendan directamente. Es muy injusto que el sexto se haya que-dado a gran distancia del tercero y sea quien ascienda. El que haya ganado el premio en la Liga regu-lar debería tener la recompensa del ascenso y si así fuese el Zara-goza ya no estaría donde está.

–¿Qué recuerda de las giras con el Zaragoza en los noventa?–Ahora es algo que los equipos ha-cen con asiduidad pero en aque-llos tiempos era mucho más ex-traño. Recuerdo la gira por Was-hington y Quéretaro en México donde jugamos partidos amisto-sos y es una experiencia que el ju-gador guarda para toda la vida.

–¿Tan especial es representar a este club por Europa?–Es una satisfacción y un orgullo muy grande que como aragonés y zaragocista puedas vestir la ca-miseta del Zaragoza. Aquel par-tido en Hamburgo cuando sale Fraile en camilla y nos roban un partido cuando lo teníamos prác-ticamente en la mano se convier-ten en anécdotas que vas contan-do toda tu vida.

–¿Se volverá a viajar por el Viejo Continente?–Sí, estoy convencido. En primer lugar hay que ascender a Prime-ra. Soy de los que piensa que más pronto que tarde el Zaragoza vol-verá a estar donde se merece. Una vez en la élite, logrará sanar la deuda que tiene y volverá a ser uno de los equipos más respeta-dos en el fútbol español.

–¿Los medios de comunicación son muy críticos? –Más que críticos son resultadistas. Si el equipo pierde se le critica de una manera y si gana se le elogia. En fútbol, no hay término medio.

suceder cualquier cosa.

–¿Cómo fue la respuesta de La Romareda?–Fue una de esas noches que se recordarán siempre. Un es-tadio abarrotado, con el pú-blico totalmente entregado y que realmente fueron ellos el artífice de que el Zaragoza se mantuviese en Primera.

–Acabó su contrato y abando-nó el club. –No tuve ninguna propuesta de renovación. En el mes de febrero tenía un precontra-to con el Logroñés, allía juga-ba mi hermano y yo sabía que aquí mi trayectoria había aca-bado. Exigí una claúsula en la que decía que si el club me ofrecía una propuesta de re-novación ese precontrato que tenía firmado se rompía para poder escuchar la oferta del Zaragoza.

tando mucho aceptar. Todos creemos que por el escudo y por la historia, el Real Zaragoza debe estar en Primera pero estamos en Segunda por méritos propios. –¿Es complicado ser canterano?–Siempre ha sido difícil llegar al primer equipo pero la oportuni-dad existe aunque hay que estar en el momento adecuado. El pro-blema no es llegar, es mantener-se. Actualmente hay una identi-dad con la cantera. Nunca es fá-cil como jugador de casa jugar en el primer equipo porque tie-nes una presión añadida. Ahora con la restricción económica es más fácil llegar que antes.

–¿Qué hay que hacer para volver a ser los de antes?–La única forma de salir de ahí es con mucho trabajo, con mu-cha suerte y sobre todo con mu-cha dedicación. El Zaragoza tie-ne una afición de Primera como demuestran los 27.000 socios. El problema es la deuda económica tan grande que acumula el club y su limitación respecto a los re-cursos económicos y más toda-vía con el control económico que hacer LaLiga. Cuando saltas a Pri-mera la deuda queda disminui-

da gracias a los ingresos por te-levisión.

–¿Cómo ve a los canteranos en la actualidad? –La dirección deportiva acertó el año pasado en establecer un pro-yecto de cantera y podemos decir que el 50% del equipo está forma-do por jugadores formados en el Zaragoza. Al final es un patrimo-nio del club, un recurso econó-mico a la hora de poder sacar un beneficio. En mi época se vendió a Villarroya por 200 millones de pesetas, por Alfaro pagaron 50 y por Vízcaino otras 30. Es un dine-ro que si después lo sabes invertir bien te permite fichar otro tipo de jugadores que ayuden a cum-plir los objetivos del club. –Sonó como presidente en la eta-pa final de Agapito. –Eso fue un rumor porque no hu-bo nada firme. Nadie en ningún momento me propuso que fuera presidente. Es verdad que apare-ció en los medios de comunica-ción pero fue solamente un ru-mor, nada más. No hubo ningu-na propuesta seria y además, tal como estaba el club no era el mo-mento adecuado para que yo fue-ra el presidente del Real Zarago-za.

–¿Cómo se lleva que lo relacio-nen con el lado ‘malvado’?–Es notorio. Todo viene de mi re-lación con García Pitarch por-que compartí vestuario con él en el Logroñés. Puede ser que en al-gún momento él pudiese pensar en alguien conocido con confian-za como yo para desempeñar ese cargo pero repito, no recibí nin-guna propuesta seria para ser presidente.

–Usted fue uno de los protago-nistas la primera vez que una cá-mara entró en un vestuario. –Era un 23 de mayo del 93 jugan-do con el Logroñés y salió un re-portaje en El Día Después de ese partido vital contra el Atlético de Madrid. El entrenador, Carlos Ai-mar, aparece dirigiéndose a los dos centrales para pedirnos que sacásemos el balón lo más lejos posible: «Nada de dar pasecitos ahí atrás. Pum. Así como viene Pum». Los reporteros se pusieron de acuerdo con el utillero y me-tieron la cámara en una bolsa en-cima de las duchas y ninguno de nosotros sabía nada. Para emitir-se nos pusimos de acuerdo todos pero se generó algún problema porque el vestuario es de los ju-gadores y del entrenador, de na-die más. H

–¿Los jugadores sufren una pre-sión añadida?–Un jugador es un profesional y dentro del oficio va también el sa-ber aguantar la presión. En el ca-so del Zaragoza se debe conocer la historia y saber que es un equi-po que por circunstancias está donde está, pero su objetivo de-be ser ascender cuanto antes. El futbolista que no sepa aguantar esa presión no sirve para vestir la camiseta del Real Zaragoza.

–Seis años ya son muchos...–El problema es ese. Estamos en una situación que nos está cos-

«Un jugador debe aguantar la presión. El futbolista que no sepa aguantarla no sirve para vestir la camiseta del Real Zaragoza»

«Nadie me propuso que fuese presidente del club»

«Todos creemos que el Zaragoza por escudo y por historia debe estar en Primera División pero estamos en Segundapor méritos propios»

33Villanova, en un calentamiento antes de un partido en La Romareda.

SERVicio ESPEciaL

Deportes el Periódico de Aragón 3111 DE MaRZo DEL 2019LUNES

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«Toca este ciclo ahora, pero el Zaragoza volverá a ser grande»

Raúl AgnéCentral de carácter y buena técnica (Mequinenza, 24-8-1970), el remo perdió a una promesa cuando dio el salto al equipo de su pueblo, para después llegar al filial (90-92) y quedarse con Víctor a las puertas de debutar. Como entrenador se hizo un nombre en el Girona, su otra casa, y cogió las riendas del banquillo del Zaragoza en octubre del 2016 para sustituir a Luis Milla, en una etapa gris que solo duró 19 jornadas antes de ser destituido.

—En su caso, el fútbol le pudo al remo. Fue bronce en el Nacional infantil en 1983.—Me dediqué al remo hasta que pudo más el fútbol. Tenía cuali-dades, dicen que técnicamente era bueno y siempre fui discipli-nado. Además me aportó mucho, porque el deporte individual no tiene nada que ver con el colec-tivo y aprendes valores que en el otro son difíciles de entender.

—¿Quién le mete el gusanillo del fútbol?—Mi familia, soy hijo de un exfut-bolista que llegó hasta el Barça ju-venil y al Condal, que es el filial ahora. Y mi hermano también ju-gaba. La calle fue nuestro lugar para el balón y disfrutábamos, por eso creo que éramos diferen-tes a los jugadores de ahora.

—Empezó en el Mequinenza, el equipo de su pueblo.

—Jugué en juveniles un año y des-pués di el salto al primer equipo, en Tercera. Estaban Ormad, Ál-varo, que en paz descanse, Raúl, el padre de Guti, Jesús India... Aprendí bastante esos años.

—Al filial llega en 1990.—Tenía que haber ido antes, en juveniles, porque en esa etapa Vi-cente Abad, que era nuestro en-trenador y había estado en la Ciu-dad Deportiva me habla de la po-sibilidad de ir. Era un chaval de pueblo, muy arraigado y no me apeteció salir. El año ya de Mano-lo Villanova pude también ir an-tes, a mitad de temporada, pero fui más tarde y ya Víctor Fernán-dez decide que me quede.

—Víctor le pasa de mediocentro a central. ¿Fue clave para usted?—Sí, porque le gustaba que el ba-lón saliera jugado desde atrás. Y en aquella época había buenos

ya desde ahí al Girona, al Figue-ras, al Palamós, al Binéfar...

—En el Girona vivió su mejor épo-ca como entrenador.—Allí entré bien, conocía el club, su idiosincrasia y crecimos jun-tos. Me pasó un poco como a Víc-tor en el Zaragoza. De ahí a Huel-va, Cádiz, Tenerife, Zaragoza… En los últimos años en España me ha tocado trabajar en circunstancias jodidas, siempre de bombero.

—Al Zaragoza le trae Juliá, ya te-nían una relación estrecha.—Yo ya lo conocí en Zaragoza, cuando estaba en el filial y él en el primer equipo, pero la re-lación no era estrecha entonces. En el Girona, él vuelve como di-rector deportivo y empieza en un proyecto, me firma como ju-gador en el 2003, mi último año como futbolista. Ahí el trato es de director deportivo a profesio-

Santiago Valero

jugadores en el filial. Tengo muy buen recuerdo de Víctor, fue fun-damental en mi carrera. Era un chaval de pueblo que jugaba por jugar y de manera innata y eso le gustó a él. Cuando llegué al filial me costó integrarme, pero me puso y pasé a a ser indiscutible en el eje de la defensa.

—Menudo filial había...—Sí, en las circunstancias actua-les más de la mitad habría llega-do al primer equipo. García San-juán, Sánchez Broto, Roberto Martínez en la etapa final, Mario, Bañuelos, Fuertes, Tejero, Cor-nago, Nacho, Blasco… La delante-ra era Moisés y Salva y los dos lle-garon a Primera.

—Usted tenía todos los números para ir citado contra el Tenerife, no debutó y ya nunca más tuvo opciones de hacerlo en el primer equipo. ¿Qué pasó?

33 Raúl Agné vivió dos etapas en el Zaragoza, primero como jugador del filial durante dos años y en la 16-17 como técnico durante 19 partidos de Liga.

CHUS MARCHADOR

—No llegué a ir convocado, pasa-ron cosas durante la semana, un pequeño altercado y no fui.

—Un pequeño altercado...—Sí, por llamarlo así. Mejor no ahondar mucho, fue culpa mía al 100%. Cosas de jóvenes, de te-ner un carácter muy fuerte, me enfadé mucho con quien no me tenía que enfadar y lo pagué ca-ro. Ya no hubo otra oportunidad. Pasé de jugar en Preferente a ca-si llegar a Primera en seis meses, aquel año rendí muy bien, en un Zaragoza que pasaba apuros y que apostaba por la gente joven. Estaba convencido de que iba a debutar, no sé si a mantenerme, pero pasó eso y no fue posible.

—Se va en el verano de 1992.—Vi que todo tenía una fecha de caducidad. Ya tenía una edad, cerca de los 23, me tocó la mili en Zaragoza y me fui al Casetas y

32 Deportes el Periódico de Aragón4 DE MARZO DEL 2019

LUNES

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nal, pero después coincidimos más veces y nació una buena relación con él.

—¿Hasta qué punto fue im-portante para que aceptara fi-char por el Zaragoza?—Es que si Narcís decide que vaya es porque cree en mí. Sé que no era la primera opción, que querían a Rubi, pero espe-raba algo de Primera y recha-zó la propuesta. No tengo du-da de la capacidad de Narcís, que seguro que apostó por mi experiencia en la categoría y en clubs que no estaban bien.

—Para usted era volver al equipo en el que no pudo de-butar, quitarse esa espina.—Hay dos clubs en mi vida, el Zaragoza y el Girona. Yo le es-taré eternamente agradecido y, como no pude debutar co-mo jugador, se puede imagi-nar cómo me sentí al poder

«A Irureta lo ponía porque creía que era el mejor, pero si fallaba nos costaba caro. No fue cabezonería ni me arrepiento»

—Fue muy criticado por su apuesta por Irureta en la porte-ría. ¿Cree que ahí se equivocó?—Yo ahora veo a Cristian Álva-rez y digo ‘joder qué importante es’. Estoy convencido de que Xa-bi es un muy buen guardameta, aunque no sé hasta qué punto le superó lo que era la portería del Zaragoza. Lo ponía porque creía que era el mejor, de verdad, pero cuando fallaba nos costaba caro. No tuve dudas con él y desde lue-go no me arrepiento. Lo volvería a hacer, porque lo hacía por prin-cipios. No era cabezonería ni na-da, era el que tenía que jugar.

—En enero llegó Saja, aunque lo hizo fuera de forma.—Había sido un gran portero, pe-ro vino tras un tiempo sin equi-po. Era veterano, ya le costaba, apostamos por él y lo hizo bien al principio. Fue una parte más de lo que pasó, aquel año la por-tería no funcionó en ningún mo-mento por lo que fuera.

—El que llegó tambien fue Sama-ras. ¿Qué le pareció su fichaje?—No me gusta hablar mal de na-die, pero sí diré que yo no quería a Samaras. Ni lo habíamos dicho, ni analizado y venía sin ritmo, de la Segunda de Estados Unidos. Vi-no, lo aceptamos y ya está, pero el problema es que te tienes que comer que no lo quieres poner porque no te da la gana. No esta-ba para competir, es que era un exfutbolista ya.

—Acaba el mercado de enero y el que se va es Juliá. ¿Qué sintió en ese momento?—Cuando la persona que te ha traído y que cree en ti se va, pues ya sabes que la cosa se complica. O empiezas a ganar partidos o los días los tienes contados. Sé cómo va esto. Yo seré mejor o peor, pe-ro de tonto no tengo un pelo.

—En el último mes en el banquillo se prolongó su continuidad y ya había un entrenador firmado pa-ra la siguiente temporada, Natxo González. ¿Era consciente?—Por supuesto. Lo sabía todo, porque en el mundo del fútbol nos conocemos todos. Yo al día siguiente que había firmado Na-txo ya me entero por terceras personas. Esto es fútbol y funcio-na así. Sabes ahí que tu crédito ya no existe, que es cuestión de días y lo que tratas es de ser un profesional íntegro, una persona ejemplar. Y me siento orgulloso por cómo me comporté.

—Se dijo que no tenía una buena

entrenarlo. Es un equipo que ni me lo planteé cuando me llamó Narcís, sabiendo que la situación era jodida, pero ahí entraba ese sentimiento. Eso puede con todo. Es que soy lo que soy gracias al Zaragoza. Si en su día no me hubiera dado la oportunidad, a lo mejor es-taría aún en mi pueblo.

—Hubo reacción a su llegada.—Fue bien dentro de las difi-cultades, nos fuimos a Navi-dad ganando en casa del Rayo y los números eran buenos. Tras el parón, venía el Girona, un visitante fuerte y esa de-rrota con diez nos marcó. Se genera una decepción cuan-do solo había sido un partido. Luego, perdemos con el UCAM en un encuentro que no tuvi-mos que perder por las ocasio-nes y entramos en una diná-mica que nos impidió acabar de salir de abajo.

—¿Sentía que aquel vestuario es-taba con usted?—Es que no solo es eso. Uno es en-trenador y está en su posición. Y el jugador, en la suya. Eso les pe-día yo, diciéndoles que represen-tamos un club y que nos podían acusar de jugar mal, pero nunca de que no nos dejábamos el alma o que no éramos profesionales o no intentábamos mejorar.

—La derrota ante el Sevilla Atlé-tico marca su adiós a finales de marzo. Aquel gol en la prolonga-ción, contra diez...—Fue la sentencia, hasta piensas que si ese día no eres capaz de ga-nar, contra diez y teniéndolo tan a mano, con el 1-2 tan surrealis-ta... Pues hasta ahí llegamos.

—¿Temía entonces por el des-censo a Segunda B? Solo había dos puntos de renta cuando se va y llega César Láinez.—No, de verdad que no. El Za-ragoza solo tenía un problema y no era la Segunda B, sino que no podía aspirar a subir a Prime-ra, esa es una realidad que cues-ta aceptar allí. Cuando estás aba-jo no puedes hablar de los pues-tos de ascenso. Ahora creo que ha calado y Víctor lo hizo muy bien

al llegar, con el mensaje claro de que primero era salir de aba-jo. Pero en esa temporada nunca vi el descenso como en este año, donde sí noté momentos peligro-sos, cuando el equipo estaba en esas plazas. Nosotros nunca llega-mos a caer ahí y no tuve esa per-cepción. Creía que éramos mejo-res que muchos que estaban por detrás en la tabla.

—¿Cuándo volverá el Zaragoza a Primera?—No lo sé, pero volverá seguro. Volverá a ser un grande, pero el ciclo que toca ahora es este. Y hay que entender que el Zarago-za juega como mínimo en igual-dad de condiciones que el resto o en muchos casos en inferioridad porque hay clubs con un límite salarial mucho más alto. Y la di-ficultad añadida del escudo que llevas, que hace que necesites fut-bolistas con personalidad.

—¿Se fue con algún reproche o con dolor del Zaragoza?—No, de verdad que no, doli-do con nadie. Me fui con la pe-na de que no hubiera ido mejor. También sabía al ir lo difícil que era, todo lo que envolvía al club, igual que era consciente de que si no hubiera sido en esas circuns-tancias yo no habría entrenado al Zaragoza. Si el club hubiera es-tado en Primera, de qué hostias voy a entrenarlo yo. Ahora lo que tengo es unas ganas enormes pa-ra que pronto juegue este equipo en el Camp Nou o en el Bernabéu, como ha pasado toda la vida.

—¿Qué le ha parecido la llegada de Víctor?—Le ha dado alegría y le ha pues-to a todos los jugadores un para-guas importante, que es él. Le ha dado al equipo ese estilo que le caracteriza como técnico, ves al Zaragoza y apuesta por el balón. Me alegro de su vuelta a casa, Víc-tor es un patrimonio de ese club. A ver si con él resurge el león...

—Usted en agosto pasado acabó su etapa en China, en el Nei Mon-gol Zhongyou. ¿Y ahora?—China es lo que es, allí jugar al fútbol no saben, pero te dan la opción económica y vas. Los chi-nos son difíciles, eso es otro mun-do, pero tras ese paso me consi-dero mejor entrenador, más glo-bal. Ahora quiero estar tranquilo, con la familia. Buscaré algo que quiera y donde me quieran, A ve-ces los profesionales nos dejamos llevar. Bastantes cosas incontro-lables hay como para irte donde no debes y meter la pata. H

relación con el vestuario, que tu-vo un incidente con Iza.—No era cierto. Lo de Iza, tampo-co. Fue un momento puntual que no estábamos de acuerdo en una cosa, pero pasa muchas veces. Eso sí me molestó un poco. En todos los vestuarios pasan cosas, yo he tenido problemas en otros grupos que eran mucho más jo-didos que el del Zaragoza. Tam-bién hubo un tiempo que se dijo que había un conflicto entre Lan-zarote y yo y era mentira. Intento como entrenador que los futbo-listas rindan y que vayan por la dirección que yo quiero.

«Si el Real Zaragoza hubiera estado en Primera, de qué hostias hubiera ido a entrenarlo yo... No me fui dolido con nadie»

«Yo no quería a Samaras, es que era un exfutbolista ya»

«Al día siguiente que firmó Natxo ya me enteré. Ves que ahí tu crédito no existe y me siento orgulloso de cómo me comporté»

33Raúl Agné, en el banquillo del Zaragoza.

NURIA SOLER

Deportes el Periódico de Aragón 334 DE MARZO DEL 2019LUNES

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La entrevista de la semana [email protected]

«Cafú me dijo que el Zaragoza iba a ser mi familia y acertó»

Gilmar Dos Santos

Empezó a jugar en los descampados de Brasil y su vida cambió cuando llegó al Sao Paulo junto a su íntimo amigo Cafú, que le habló maravillas del Zaragoza. Fue un refuerzo invernal de 1996 que se quedó en la capital aragonesa tres años. Defensa central, formó pareja con Xavi Aguado en una etapa de transición y se ganó el cariño de la gente por su implicación social. Ahora quiere volver a vivir en Zaragoza con su esposa y sus hijos.

–¿Qué hace ahora?–Trabajar mucho, mucho, mu-cho. Trabajo aquí en la iglesia, produciendo eventos con mi mu-jer que es cantante, y también trabajo con los niños y con mu-chas otras cosas.

–¿Sigue relacionado de alguna manera con el fútbol?–Sí, siempre. El fútbol, la familia y la iglesia son los tres pilares de mi vida.

–¿Entrena en algún club?–Trabajo con las escuelas y con los jóvenes de la escuela, también con el club en el que juega mi hi-jo aquí en Río de Janeiro, el Boa-vista. Estamos siempre con ellos y trabajando con ellos.

–¿De qué juega su hijo?–Centrocampista como Kaká. Le encanta cómo juega Kaká, está todo el día fijándose.

–¿Cómo empezó usted?–Comencé en la calle, después ju-gué a fútbol sala y luego fui a un equipo de Tercera División y de ahí llegué al Sao Paulo.

–¿Cómo recuerda su infancia?–Soy de Sao Paulo, del interior, pero jugaba en las calles, en los campos que había. Había un te-rreno que estaba lleno de pie-dras, ahí con mis hermanos, con los amigos, limpiamos todas las piedras, hicimos un campo y ahí comenzó toda la historia.

–En Brasil qué niños no juegan al fútbol...–Siempre, siempre ha sido así. Ahora está cambiando un poco porque algunas escuelas tienen su campo pero para los niños po-bres la calle era lo único que te-níamos para jugar y en cualquier sitio improvisábamos un campo para jugar al fútbol. Aquí todos los niños si tienen un espacio li-bre, ahí están jugando.

–¿Los niños de ahora salen me-nos a la calle?–Eso está cambiando mucho, aquí y en todo el mundo. Hoy las cosas son más fáciles y antes esa pasión que teníamos por ju-gar creo que está disminuyendo un poquito. Pero hay muchos jó-venes que adoran jugar. Antes se hablaba siempre de fútbol, con-tinuamente, hoy las conversacio-nes son diferentes y hablan de co-sas que yo aún no sé qué son. Jue-gos, videojuegos y esas cosas.

–¿Quién era su ídolo?–A mí me encantaban los juga-dores de mi posición, entonces

ahí fue cuando nos dimos cuenta de que podíamos ser futbolistas. Pero todo empezó en ese equi-po de Tercera, el Itaquaquecetu-ba se llamaba. En el 97 fuimos al Sao Paulo y todo cambió. Traba-jar con Tele Santana fue la me-jor experiencia de mi vida. Por-que no era solo entrenador, era papá, era psicológo, era todo. Mi-raba por nosotros y no solo que-ría que aprendiésemos a jugar al fútbol sino que fuésemos hom-bres responsables y que entendié-ramos que el fútbol es algo que cambia muy rápido pero si tenía-mos bien amueblada la cabeza no nos meteríamos en líos. Era un padre que nos hizo entender que el fútbol era una cosa muy se-ria. Era muy disciplinado. El fút-bol es para gente responsable, es algo que amamos pero debemos ser responsables. Es el mejor en-trenador que tuve y cambió total-mente mi vida.

–¿Qué importancia tiene la cabe-za en un profesional?–Todo lo que pasa alrededor, las mujeres, los amigos, las oportu-nidades, te van a llevar a hacer cosas que como deportista no son posibles. Te crees que la vida va a ser muy fácil pero si no tie-nes cuidado todo esto que pien-sas puede cambiar y tu trayecto-ria puede terminar muy joven, como la de muchos compañeros míos, que no entendieron que ser futbolista no es solo jugar al fút-bol sino vivir para el fútbol. Es un cambio muy grande que él nos enseñó y todos aquellos que escucharon sus consejos hoy tie-nen una buena vida, pero los que no escucharon hoy están vivien-do en Brasil una vida muy dura.

–¿Siempre ha sido un amigo tan cercano de Cafú?–Nuestras familias siempre fue-ron muy próximas y siempre he-mos estado muy cerca, he podido ver cómo el fútbol ha cambiado

Raquel Machín

«Te crees que la vida como futbolista es muy fácil pero si no tienes cuidado todo se acaba rápido. No es solo jugar, hay que vivir el fútbol»

siempre me estaba fijando. Siem-pre fui un chico que tenía mucho tiempo para fijarme en la técnica y en cómo jugaban. Miraba a to-dos los defensas de mi época e in-tentaba aprender de todos.

–¿Siempre jugó de defensa?–Sí, siempre.

–¿Cuál fue su trayectoria en Bra-sil hasta llegar al fútbol profesio-nal?–Comencé jugando en Sao Paulo y en el 97 Cafú y yo jugábamos juntos en un equipo de Tercera Dvisión. Estábamos siempre jun-tos, fuimos al Sao Paolo juntos y 33Gilmar Dos Santos, en su trabajo como pastor.

SERVICIO ESPECIAL

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su vida con todos los títulos, los campeonatos del mun-do. Pero sigue siendo la mis-ma persona, siempre está ha-ciendo bromas, siempre ale-gre. Tiene muchos hijos, está trabajando con escuelas, con orfanatos, con su escuela aquí en Brasil, pero es la misma persona. Con otras responsa-bilidades pero como persona no ha cambiado nada.

–Él ya había estado en el equi-po. ¿Le preguntó por el Real Zaragoza?–Sí, fue mi maestro (ríe). Me lo dijo todo, que era un gran club, con personas muy ama-bles, que me iban a acoger muy bien, que iba a estar en casa y que no me tendría que preocupar de nada más que de jugar al fútbol. Me dijo que el Zaragoza iba a ser mi fami-lia y sucedió exactamente lo que me dijo.

–¿Cómo llegó al Zaragoza?–Fue muy duro porque llegué en diciembre con un frío, nie-ve… y nosotros en Brasil en ve-rano. Cuando llegué al aero-puerto iba en manga corta y no tenía ropa de invierno. Fue un lío porque no lo sabía y no había pasado tanto frío en

«Cuando llegué al aeropuerto iba en manga corta y era diciembre, no tenía ropa de invierno. Me quería volver a casa»

–¿Vino solo?–Vine con mi hermano. Pero pa-ra él también fue muy difícil, era muy joven. Los dos crecimos mu-cho. Mi hermano se quedó allí y ahora es una persona increíble. Zaragoza es muy importante en su vida, ahora tiene su trabajo, su familia. Para nosotros fue algo in-creíble que yo agradezco mucho a Dios de haber estado en Zara-goza y haberme encontrado con tantas personas increíbles que, a día de hoy, siguen siendo mis amigos.

–¿Quién era el entrenador cuan-do llegó?–Estaba Víctor, salió y entró Luis Costa. Una persona que me ayu-dó mucho, fue increíble conmi-go. Santi Aragón, Mondragón, Ki-ly González, Gustavo López, Xa-vi Aguado, todos querían que me quedara. Para mí fue muy impor-tante conocerlos.

–Formó pareja con Aguado.–Aguado me ayudó mucho por-que ya tenía mucha experiencia, en muchos momentos que yo no conseguía hablar, comunicarme, y él me decía, tienes que apren-der cinco o seis palabras básicas, ‘mira la espalda, cambia…’ y con eso me apañaba. ¿Qué tal está el Zaragoza ahora?

–En Segunda División.–Ojalá que suba porque el Zara-goza es una pasión muy grande de la gente. Me acuerdo que en todos los partidos el campo esta-ba lleno, con familias, con niños. Yo tuve mi escuela de fútbol sa-la ahí y pude entrenar a muchos niños. Abrimos una escuela con más de 90 niños y hablaban to-do el día de fútbol. Era un tiem-po en el que la gente amaba, te-nía una pasión muy grande por su equipo. Por eso es muy triste como está ahora.

–¿Cómo recuerda a la afición?–El Zaragoza estaba pasando por una temporada muy dura y So-láns, el presidente, estaba muy cerca de nosotros. Eso fue muy importante porque él nos hacía ver la responsabilidad que tenía-mos, que no podíamos dejar que el Zaragoza bajara a Segunda. Los jugadores no solo teníamos una amistad muy grande sino que es-tábamos todos juntos porque en momentos de dificultad si cada uno piensa distinto el equipo su-fre. Hay que conseguir que todos piensen la misma cosa y traba-jen por la misma causa. Y no es fácil, porque siempre hay alguno que no juega, otro que está triste,

mi vida. Fue una experiencia única. Me quería volver a ca-sa (ríe).

–Vino a mitad de temporada, con el tercer cambio de en-trenador y el equipo en apu-ros. ¿Qué se encontró cuan-do llegó?–Llegué a mitad de tempora-da, el Zaragoza estaba muy mal, podía descender y tenía que jugar. Entrenaba y tenía un tratamiento diferente por-que físicamente estaba agota-do porque acababa de termi-nar una temporada muy dura en Brasil, pero sabía la res-ponsabilidad que tenía con el Zaragoza para lograr la per-manencia. Así que fue muy, muy duro. Fue una experien-cia muy importante. Los pri-meros seis meses en Zarago-za fueron un cambio en mi vi-da muy grande. Gracias a Dios pude ayudar al equipo y fue muy importante para mí.

uniformes para los niños, boca-dillos, cada entrenamiento era una fiesta. Hacer el bien al próji-mo siempre tiene un gran impac-to en la vida de la gente. Zarago-za fue mi escuela. Ojalá pudiera volver a vivir en Zaragoza con mi familia. Tengo muchas ganas de volver y pasar años con la familia allí. Amo Zaragoza. Lo estoy pen-sando mucho. Lo tengo hablado con mis hijos y mi mujer. No sé cuándo pero quiero volver.

–¿Se ha encontrado después con alguno de esos niños?–No porque siempre son visi-tas muy rápidas, dos o tres días. Me hubiera gustado estar de va-caciones y pasar un tiempo con mi hermano. Estamos preparan-do algo, no sé si podrá ser en este 2019 o en el 2020.

–¿Por qué se marchó del Zara-goza?–Quería desafíos nuevos y jugar en otro equipo, conocer otra gen-te. Para mí fue un desafío el Ra-yo. Fue un tiempo muy bueno en Madrid, con mis hermanos bra-sileños Roberto Carlos, Juninho, Savio, estábamos casi todo el día juntos. Fue un tiempo precioso. Mi mujer vino conmigo y fue un tiempo muy rico.

–Vallecas es un barrio humilde, ¿hizo algún acto solidario?–Allí trabajé mucho más porque la gente tenía muchas carencias, más que en Zaragoza. Conocí gente increíble, un cantante que iba a la iglesia y trabajaba mucho con la gente. Estaba Kaká tam-bién, fue un tiempo muy bueno en el que pudimos ayudar a mu-cha gente.

–Luego volvió a Brasil.–Sí, regresé a Brasil. Hasta hoy he seguido ayudando a la gente, es mi misión.

–¿Sigue jugando?–Sí, jugamos con los amigos, con los jóvenes de la iglesia. Siempre estoy envuelto en fútbol. Nunca he parado.

–¿Mantiene contacto con alguien?–Con el único es con Santi Ara-gón, que ahora está como agen-te en Madrid, siempre estaba ha-blando con él. H

otro que está en el banquillo… Si el ambiente del club no está bien la dificultad es mucho mayor. Y nosotros teníamos eso, todos es-tábamos unidos, apoyándonos unos a otros. Eso fue muy impor-tante para no bajar.

–¿Notaba esa pasión en la calle?–Creo que todo cambió cuando fui a hablar con Soláns y le dije que había muchas personas muy pobres en las calles y que quería ayudarles. Él me dijo, ¿qué quie-res hacer, Dos Santos? Y una tar-de juntamos a todos los futbolis-tas, llevamos las camisetas y las firmamos y recogimos cosas para llevárselas. A él le encantó la idea y lo hicimos, fue una tarde mara-villosa, la recuerdo como si fuera hoy. La gente me preguntaba có-mo yo un brasileño podía amar tanto a las personas que no eran de mi país. Y ahí comenzó la gen-te a tenerme un cariño importan-te, comenzó un cambio. El Zara-goza pasaba por un momento di-fícil pero yo pensaba en la gente que estaba peor que nosotros y la gente me paraba, me daban la en-horabuena y todo el mundo tuvo un gran cariño por mí. Fue una pequeña idea que tuvo una re-percusión muy grande en toda la ciudad.

–¿Se implicó mucho?–A mí me encantaba, estaba con los niños, les enseñaba a jugar al fúbol. La gente me traía balones,

«La unión que tuvimos fue clave para no bajar»

«Ojalá suba porque el Zaragoza es una pasión muy grande de la gente. El campo estaba siempre lleno de familias con niños»

33El brasileño, el día de su presentación en el vestuario de La Romareda.

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«Seguro que podré ayudar al Zaragoza de alguna manera»

Gabi Fernández

Cuatro temporadas y 144 partidos oficiales contemplan a Gabi de zaragocista. Salió por la puerta de atrás del Atlético y en el Zaragoza vivió un descenso, un ascenso y dos permanencias agónicas para ir progresando como jugador, ser capitán e ídolo en La Romareda y, sobre todo, para que la puerta rojiblanca se le volviera a abrir y pudiera vivir junto a Simeone la etapa dorada de ese equipo antes de que una cuantiosa oferta le llevara a Qatar.

—¿Cuáles son sus primeros pa-sos en el fútbol?—Empiezo a jugar en un equipo que crea mi padre, yo estaba ju-gando todo el día en la calle y él se reúne con los padres de mis amigos para formar el San Ela-dio, que es una iglesia de Lega-nés. Vivíamos al lado y por eso el nombre. Y ahí empieza todo, a mí me hacía feliz estar pegado al balón todo el día.

—Y después…—Estoy cuatro años en ese equipo y en Infantil B hago una prueba con un filial del Atlético, el Amo-rós, y empecé ahí a vestir esa ca-miseta y a coger ese sentimiento. Fui subiendo en esa cantera y ju-gué el Mundial sub-20, en Emira-tos Árabes, fuimos subcampeo-nes en una selección donde esta-ban Iniesta o Sergio García. Luego di el salto al primer equipo, aun-que con poca participación. De ahí la cesión al Getafe.

—Y su fichaje por el Zaragoza en febrero del 2007, tras el mercado de enero. No esperó al final del curso para hacerlo oficial.—Acababa contrato en ese vera-no y tenía varias ofertas. En el Zaragoza se interesaron mucho por mí, el club estaba peleando por los puestos de arriba y era un buen proyecto, atractivo. Decidí que antes de que se supiera por otras vías hacerlo oficial que ha-bía firmado por el Zaragoza.

—¿Quién contacta con usted?—El primero que viene a verme y a hablar es Miguel Pardeza, fui yo a la oficina de mi representante y estaba él allí. Fue todo muy rápi-do, no me lo pensé mucho, por-que me convencía todo de venir.

—Sin embargo, llega a un Zara-goza que pensaba en la Cham-pions y que acaba bajando en la 07-08. ¿Qué pasó?—Había una gran plantilla, con

muchos jugadores de un nivel enorme pero no había un equipo. Tener grandes futbolistas no es lo mismo que tener un buen bloque y nos costó muchísimo esa unión en el grupo. Cuando pasan tantas cosas, hay tanto desequilibrio de-portivo y tanta inestabilidad en el club, un vestuario es compli-cado que esté unido. Y había mu-chas nacionalidades, muchos ex-tranjeros y otros tantos jugado-res nuevos y no logramos entre todos sacarlo adelante.

—¿Pudo irse tras el descenso?—Tuve ofertas, pero la única op-ción para mí era permanecer en el Zaragoza para volver a llevarlo a Primera. De alguna manera me sentía en deuda porque me había dado la oportunidad de darme a conocer. No quise irme. Creo que todos los que estuvimos en ese año del descenso estábamos en deuda con el Zaragoza y los que quisieron se quedaron. Y esa deci-sión de quedarme por lo que vino después fue la más acertada.

—Llega Marcelino ese verano y se hace un proyecto para subir en un año, lo que se consigue.—Pero costó mucho, lograrlo en un año no fue nada sencillo, por-que éramos bastantes jugadores que no teníamos esa experien-cia en Segunda. Logramos ser un bloque muy competitivo, com-pacto y se sacó adelante gracias a la unión del vestuario y al tra-bajo de todos. Marcelino fue muy importante en mi carrera, por-que me dio toda la confianza del mundo, desde el primer momen-to me dio las riendas. Y siempre le estaré agradecido.

—En Primera de nuevo se vive un año convulso.—Sí, no empezamos bien y llegó la salida del míster. Y cuando lle-ga un nuevo entrenador tras uno que ha confiado tanto en ti puede pasar que no tengas tantas opor-

Santiago Valero

33Gabi, en un partido con el Al Sadd, su club actual en Qatar.

SERVICIO ESPECIAL

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tunidades. Aurelio (Gay) no me puso al principio, no tenía él esa confianza en mí, pero yo le demostré que tenía que ju-gar, que podía tirar del carro como el que más. Es que al fi-nal cae todo por su propio pe-so, no depende todo tanto del entrenador, sino del jugador y yo siempre he tenido las cosas claras, sabiendo que el trabajo se paga y da frutos. Y fue así.

—En esa temporada y en la 10-11 hubo dos permanencias agónicas. ¿Cuál lo fue más?—La de la segunda. Mucho más. Fue un año caótico, nos jugamos todo en la recta fi-nal y en ese partido contra el Levante fue todo a una carta, con la responsabilidad que implicaba porque sabes cómo se vive el fútbol en Zaragoza y lo que suponía bajar.

—Aquel partido es su último aquí y se va con dos goles.—Fue uno de los más especia-les de mi carrera, por lo que significó para la gente, por la ilusión que vi en aquellas gra-das, además de tener la suerte de hacer esos dos goles y ser el capitán de ese equipo. Para mí fue un orgullo y es un día que recordaré siempre.

«El partido contra el Levante fue de los más especiales de mi carrera, es difícil asumir que te intenten manchar la imagen así»

—No solo usted llevaba las rien-das, del Zaragoza tiraban mucho por ejemplo Ander y Ponzio.—Dos jugadores que sentían de verdad el Zaragoza y que fueron fundamentales. Yo no he jugado con otro compañero que sintiera este club como Ander, ese senti-miento ayuda mucho en los mo-mentos difíciles. Y Leo siempre tuvo una implicación máxima en sus dos etapas en Zaragoza.

—Ya pasado el tiempo, ¿qué opi-nión le merece Agapito Iglesias?—Nunca tuve un encontronazo ni un problema con él y no puedo hablar mal de un dirigente que intentó hacer las cosas bien y le salió todo mal. En el año del des-censo es que era inesperado que un equipo así bajara y, a partir de ahí, todo fue un derrumbe cons-tante, se fue todo a pique.

—Los impagos, la deuda astro-nómica, el concurso…—El concurso se declaró cuando yo salí del club, poco tiempo des-pués, pero es obvio que ese proce-so de deudas y de impagos fue el culmen de una época mala para el Zaragoza. Para muchos desde luego es una etapa para olvidar, aunque insisto en que sus inten-ciones, por los primeros equi-pos que se formaron cuando lle-gó, eran las de hacer un Zaragoza importante.

—Al final su presencia provoca-ba una crispación permanente, un mal clima social.—Y la inestabilidad nunca es bue-na. La había de manera brutal, en la calle y en el campo, y eso se transmite a los jugadores. No te puedes abstraer, es imposible muchas veces. De todas formas, creo que en las situaciones ma-las la afición supo entender que lo importante era el equipo y hu-bo una comunión que fue lo más importante para salir adelante.

—Regresa en el 2011 al Atlético.—Que pagó creo recordar tres millones por mí y había ahí un cierto favor por lo que el Zarago-za había pagado cuando me fir-mó en 2007. Entendía que ese era el momento para volver, tu-ve varias ofertas pero no me de-cidí hasta la permanencia. Tomé la decisión desde el corazón, por-que pude ir al Villarreal, que iba a jugar Champions.

—Al poco de llegar usted al At-lético aterrizó Simeone. Y todo cambió allí. ¿Le ha marcado mu-cho el ‘Cholo’?—Es el entrenador que me ha sa-

—Aún está pendiente el juicio que empezará en septiembre por el supuesto amaño.—No quiero hablar mucho de eso, pero es difícil asumir que te intenten manchar la ima-gen de esa manera. Todos de-claramos ya y, si hay que vol-ver a hacerlo, se hará. Todo ese gran trabajo que hizo el equipo no lo puede empañar un proceso que viene ahora después de ocho años. Ese año sufrimos y trabajamos muchí-simo, fue una permanencia muy merecida.

—Lograda con Javier Aguirre. ¿Qué recuerdos tiene de él?—Yo lo conocía ya del Atlético, donde no tuve muchos minu-tos con él, porque quizá no es-taba preparado aún para ju-gar allí. Es un entrenador que confía mucho en el jugador, que sabe llevar el vestuario. Eso es un valor fundamental en los momentos duros.

—Si el Atlético es el club de su vi-da, el Zaragoza es…—Mi segundo club. Ojalá en un futuro pueda ayudarles. Me gus-taría que el equipo regresara a Primera, donde merece estar, por afición, por historia y por todo.

—¿Ayudar? ¿Con las botas pues-tas en el césped?—Seguro que podré ayudar de al-guna manera. Con las botas no creo que llegue a tiempo (sonríe), ojalá pudiera, pero cuando estás tantos años en el fútbol hay otros mecanismos para poder ayudar.

—En Gabi hay entrenador o di-rector deportivo en ciernes…—Poco a poco te vas dando cuen-ta de cuál es tu camino, de cómo quieres encarrilarlo. Me prepa-raré para ser entrenador y tam-bién para director deportivo, por-que quiero estar vinculado al fút-bol. Ya veremos a ver en un par de años dónde puedo estar.

—¿Eso, un par de años más, es lo que le queda de fútbol?—Eso es lo que tengo firmado en el Al Sadd. Cuando acabe tendré 37 años y, a no ser que me en-cuentre muy bien y no haya teni-do ninguna lesión, supongo que el final ya estará cerca. Me plan-teo mi vida año a año porque creo que es lo más sensato.

—¿Qué le decidió para irse?—La propuesta económica. Es que no puedo mentir a nadie, con 35 años y que un club me dé una oferta como esta de tanto tiem-po, era inviable en el Atlético o en otro equipo en España, por-que allí mi rendimiento, como es normal, iría bajando.

—¿Qué le parece el momento del Zaragoza?—Está viviendo un año duro, don-de ha faltado regularidad, que es lo que mantiene a un equipo arri-ba y con opciones. Con la llegada de Víctor han remontado el vue-lo, se ve otra cosa y si siguen esta línea hay tiempo para todo. Equi-po suficiente tienen para eso.

—A Víctor usted lo conoce bien.—Fue mi primer entrenador allí. Conoce bien el club y, si había al-guien preparado y con conoci-miento de todo lo que implica Za-ragoza, es él. Ojalá le vaya bien, porque se lo merece, y hasta aho-ra las victorias hablan bien de su trabajo. Su idea es siempre un fútbol vistoso, pero va a depen-der de los resultados, porque eso es lo prioritario por encima de la vistosidad. H

lo ganó todo y el seleccionador confiaba mucho en los que iban. Era normal no entrar. No hay un reproche ni nada, di lo máximo y simplemente no me tocó.

—¿Qué significado tiene el paso por el Real Zaragoza en su carre-ra deportiva?—Es el equipo que me dio la posi-bilidad de progresar no solo co-mo futbolista sino como persona, fue una etapa clave en mi vida pa-ra lo que vino después, los títulos y el reconocimiento en el Atléti-co. Me forjó ese espíritu, esa expe-riencia y me hizo madurar muy deprisa, además de que me puso ahí, en la posibilidad de regresar. No fueron los mejores años, con una etapa bastante convulsa, pe-ro me agarré a mi manera de en-tender la vida y el fútbol y logré convertirme en un referente para la gente de Zaragoza y para ayu-dar a lograr objetivos que quizá no eran los esperados, pero que se hicieron realidades.

cado más rendimiento. Yo estoy agradecido a todos los técnicos, de todos se aprende, pero con el Cholo he vivido una etapa muy exitosa, donde conseguimos es-tabilizar a un club caótico en lo económico y en lo deportivo. Ahora se ha convertido en uno de los mejores equipos del mundo.

—En su carrera le acompañó el ‘sambenito’ de jugador físico, de ser solo un ‘trotón’…—Yo me fui adaptando en mi ca-rrera a las situaciones. En Zarago-za llegué a marcar 12 goles en la última temporada, tenía llegada y era un jugador más creativo. En el Atlético mi función fue otra, porque el estilo era otro. Siempre me puse a disposición del equipo. Si volviera a tener una carrera mi lema de cumplir con la consigna del entrenador sería el mismo.

—¿Y la selección absoluta?—Me quedó esa espinita, sí. Fue la época dorada de la selección, que

«Es mi segundo club, me dio la posibilidad de progresar»

33El centrocampista, tras lograr el ascenso con el Zaragoza en el 2009.

NURIA SOLER

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«Podría haber jugado mejor en París. Me salvé por el gol»

Juan Eduardo Esnáider

Su nombre permanecerá por siempre asociado a la gloria. Juan Eduardo Esnáider, uno de los mejores delanteros en la historia del Real Zaragoza, con el que conquistó dos Copas del Rey y una Recopa de Europa en sus dos etapas en el club aragonés, llegó a tierras aragonesas cedido por el Real Madrid, al que volvería luego previo pago de unos 440.000 euros. Regresó como técnico del filial y ahora ejerce en Japón, pero, como Gardel, sueña con volver.

Juan Eduardo Esnáider. Pocas ve-ces tres palabras dijeron tanto. Suenan atronadoras. Implaca-bles. Brutales. Así era él. Un de-lantero despiadado pero exqui-sito. Desalmado pero delicioso. Un mito para el zaragocismo. Un ídolo. Un símbolo. Nacido hace 45 años en Mar de Plata, llegó al Real Zaragoza con 20 años cedi-do por el Real Madrid. Hizo 13 go-les en 29 partidos a las órdenes de Víctor Fernández y conquis-tó la Copa en el Calderón ante el Celta, aunque no jugó la final por sanción. Pero el año siguiente fue aún mejor. Contribuyó con un tanto sublime a la consecución de la Recopa, hizo 16 goles en 32 partidos y se ganó para siempre un hueco en el corazón del zara-gocismo. El Madrid le recompró, pero no encajó y se marchó a At-lético, Espanyol y Juventus an-tes de regresar a Zaragoza, don-de fue clave, con once goles, para esquivar el descenso y ganar otra Copa, aunque tampoco pudo dis-putar la final tras ser expulsado en el último partido de Liga.

Oporto, River, Ajaccio, Murcia y Newell’s Old Boys fueron sus últimos equipos como futbolista antes de ser segundo técnico de Michel en el Getafe y volver, en el 2011, al Zaragoza para mante-ner al filial en Segunda B. Dirigió al Córdoba y dehutó en Prime-ra con el Getafe. Desde hace dos años, es técnico del JEF Uni-ted Chiba de la Segun-da Japonesa.

—¿Qué es de su vida? ¿Qué tal le va tan lejos?–Estoy muy bien. Las pasadas navidades p u d e viajar a España y estuve de vaca-ciones en Madrid visitando a mis hijos Juan, Walter y a mis nietos Fernando y Juan. En Japón, todo fenomenal.

–¿Qué tiene de especial? ¿Tiene

ganas de volver a España?–Estoy encantado en Japón. Con su cultura, su organización y, lógicamente, me siento muy fe-liz de estar en el Jef United. Por el momento quiero seguir en Ja-pón, pero tengo claro que siem-pre volveré a España. Es mi país por elección.

–¿Mantiene contacto con alguien del Real Zaragoza?–Mantengo contacto con Alberto Belsué, que actualmente cumple la función de delegado del pri-mer equipo, y también tenemos un grupo de WhatsApp los de la Recopa, así que seguimos en con-tacto y muy interesados con todo lo que pasa en el club. Estamos al corriente de la vida de todos y pendientes de cómo le va a cada uno.

–¿Qué es el Real Zaragoza para Juan Eduardo Esnáider?–El club más querido y donde más disfruté como futbolista y viví los mejores momentos. Sin duda, insisto, es donde más querido me he sen-tido por la gente.

¿Se arrepiente de algo o tiene es-pinas clavadas?–Cambiaría mis dos salidas del club. Me arrepiento de no haber hablado públicamente en esos momentos y que la gente supie-se mi versión de los hechos. ¿Es-pina clavada? No, pero me gusta-ría volver al club, no sé cuándo ni en qué función.

–Ganó dos Copas pero no jugó ninguna de las dos finales por sanción. ¿Cómo las recuerda?–Con un sabor agridulce. Sé que fui parte de esos logros, pero no jugar las finales me dolió muchí-simo.

–Usted le dio mucho al Zarago-za, aunque quizá lo más trascen-dente, incluso más allá de la Re-copa de Europa, sea la salvación del equipo tras su regreso en la segunda etapa. ¿Cómo se produ-ce esa vuelta? –No estaba jugando mucho en la Juventus y, en este caso, fui yo quien provocó mi vuelta al Zara-goza. Pedro Herrera seguía sien-do el director deportivo de la en-tidad y facilitó las cosas.

–Quizá el episodio deportivo más triste de entonces fue aquel últi-mo partido ante el Celta. Su ex-pulsión, sus problemas con al-gunos aficionados... ¿qué pasó realmente?–Me sentí muy mal aquel día. Re-cuerdo que había hecho un gran esfuerzo para llegar a ese parti-

do, pero no estaba bien por-que tenia el cuádri-

ceps roto. Y que me expulsaran fue un palo duro pa-ra mí, una desilu-

sión enorme. De ahí que me enfadara mu-

cho cuando me dijeron que me había hecho expulsar. En fin, un mal día que no empaña los gran-des momentos vividos con los afi-cionados de ese gran equipo.

Jorge Oto

«Solo fui un jugador más que tuvo la suerte de conformar uno de los mejores equipos de la historia del Zaragoza»

–¿Y qué cree que es Juan Eduar-do Esnáider para el Real Zarago-za?–Un jugador más que tuvo la suerte de conformar uno de los mejores equipos de la historia del club.

–¿Quién tuvo más suerte de en-contrar a quién, usted al Zarago-za o el Zaragoza a usted?–Sin duda, yo al Real Zaragoza.

–¿Gracias a quien Esnáider lllegó al Zaragoza?–Tengo entendido que Pedro He-rrera, entonces secretario técni-co, fue quien me trajo al club.

–¿Cuál considera que es su me-jor recuerdo como jugador zara-gocista? –Lo tengo claro. La final contra el Arsenal en París fue lo más importante. Pero por suerte ten-go más recuerdos muy lindos. Por ejemplo, el gol a Las Palmas cuando volví al club. Me emocio-

nó muchísimo.

–¿Cambiaría algo de su pasado en el club?

33 Juan Eduardo Esnáider celebra, con su gesto característico, uno de los numerosos goles marcados con la camiseta del Real Zaragoza.

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–Como jugador del Real Zara-goza marcó a todos los gran-des en enormes partidos. ¿Se puede decir que aquí fue más feliz que en ningún otro lu-gar?–Sin duda. Fui feliz en Zarago-za y me sentí realizado como futbolista más que en ningún otro lugar.

–Ahora se cumplen 25 años de aquel 6-3 al Barcelona en el que usted también destacó. ¿Cómo lo recuerda?–Fue un partido increíble. Creo que nunca vi La Romare-da tan llena y entusiasmada. Fui un afortunado de poder jugar ese partido. Teníamos un gran equipo y sentía que le

«Tuve yo más suerte de encontrar al Zaragoza que al revés. Es el club donde más disfruté y más querido me he sentido»

–Aquel año, 1995, nació su hi-jo Fernando, ferviente seguidor blanquillo, que falleció a los 17 años como consecuencia de una enfermedad. ¿En quién se refu-gia uno para intentar superar la muerte de un hijo si es que es po-sible hacerlo?–En primer lugar, he de dejar cla-ro que eso es algo que no se su-pera nunca, sino que se aprende a vivir con un dolor inigualable. Por fortuna, tengo una familia única y extraordinaria que es mi mayor logro en la vida. Es nues-tro refugio.

–Llegó en el 2011 como técnico del filial y responsable de la Ciu-dad Deportiva. Logró el objetivo de dejar al equipo en Segunda B pero se marchó al Real Madrid aun con dos años más de con-trato con el Zaragoza. ¿Qué club se encontró entonces? ¿Qué ha-bía cambiado respecto a sus eta-pas como jugador?–El club estaba muy cambiado respecto a mis etapas anterio-res, pero me gustó muchísimo estar al frente de una de las me-jores canteras del país. Disfruté muchísimo y el logro de la per-manencia con el filial fue increí-ble, unas de mis mayores alegrías deportivas. La relación de la afi-ción con Agapito Iglesias estaba muy deteriorada, eso se notaba mucho y no ayudaba a trabajar

podíamos ganar a cualquiera. ¿Sabe? Por partidos como ese a la gente le gusta el fútbol. Y a mí también.

–Hábleme de París.–Aquella final fue el partido soñado. De vez en cuando to-davía veo el partido. Por cier-to, podría haber jugado me-jor. Me salvé por el gol (ríe).

–Los jugadores de entonces siguen formando casi una familia.¿Qué tal la relación con Víctor?–Hay quien dice que acaba-mos mal. Ni mucho menos. No terminé mal con Víctor. En absoluto. Es más, sigo tenien-do una buena relación con él.

lando y me alegro muchísimo. En ello está, el equipo ha mejo-rado en cuanto a juego y resulta-dos y le deseo mucha suerte, por supuesto.

–¿Ha cambiado mucho el fútbol desde que usted jugaba? ¿Y el futbolista?–El fútbol, en mi opinión, ha evo-lucionado en muchos aspectos para bien. En organización, en infraestructura, en repercusión deportiva y social, en la atención a los futbolistas...también ellos están más preparados para la al-ta competición en lo físico, en su cuidado personal, en la alimen-tación y en su imagen. Las redes sociales han cambiado mucho al fútbol y al futbolista. –¿Cómo le gustaría que le recor-dara el zaragocismo? –Simplemente, como alguien que quiere mucho al club y que se entregó al máximo siempre. Eso es lo que me gustaría que re-cordaran.

–¿Le quedan sueños por cum-plir?–Sueño mucho. Hay un sueño que no quiero comentar, pero con lo que más sueño es con po-der seguir disfrutando de la vida con mis seres queridos. Ese es mi gran anhelo y por lo que lucho cada día. H

con tranquilidad en ninguna de las parcelas.

–¿Le gustaría entrenar algún día al Real Zaragoza?–Es un sueño que me gustaría poder cumplir algún día. Ojalá se dé.

–¿Sigue al equipo? Las cosas no están saliendo como estaba pre-visto...–Sí. El año pasado fue muy bue-no y por esto todos estábamos ilusionados por pelear el ascen-so esta temporada. No sé qué es-tará pasando, pero parece que Víctor Fernandez lo está encarri-

«La final en París fue el partido soñado, y el 6-3 al Barcelona fue increíble. Por partidos como ese a la gente le gusta el fútbol»

«Cambiaría mis dos salidas del club. Me arrepiento de no haber hablado públicamente y que la gente supiera mi versión de los hechos»

«El Zaragoza es donde más feliz fui, sueño con volver»

33 El exjugador argentino, en Japón, donde entrena por segundo año consecutivo.

FOTOS: S. E / ÁNGEL DE CASTRO Y R. ALLEPUZ

«Me gustaría que el zaragocismo me recordara como alguien que quiere mucho al club y que se entregó al máximo siempre»

33 Esnáider, junto a Solana, García Sanjuán y Aragón, en París.

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La entrevista de la semana [email protected]

«El Zaragoza fichaba como si fuese un nuevo rico»

Sergio Fernández

Sergio Fernández llegó al Real Zaragoza como un central contrastado con mucha experiencia en Europa, lo que encajaba perfectamente con la idea del club de alcanzar la Champions League con la llegada de Agapito Iglesias. Era elegante, certero y con buen juego aéreo. Tras llegar a la UEFA en su primera campaña, fue partícipe del descenso. Decidió quedarse para ascender, pero su relación con Marcelino le condenó.

—¿A qué se dedica ahora?—Estoy viviendo en Asturias des-de que me fui de Pamplona. Nos asentamos en casa, en Avilés, y le echo una pequeña mano a una agencia de representación en As-turias. El resto del tiempo apro-vecho para disfrutar de la vida y hacer cosas que durante mi etapa como futbolista no podía.

—¿Por ejemplo?—Viajar y hobbies. Llevo cuatro años enganchado al surf y estan-do por el norte prácticamente to-dos los días me permite hacerlo. También voy a circuitos. Cuando jugaba tenía algún coche y des-de que estuve en Pamplona, que hicieron el circuito de Los Arcos, con el grupo de amigos de vez en cuando íbamos a rodar allí. Des-pués de mi retirada he ido a más sitios como a Motorland, al Jara-ma y una vez al año vamos siem-pre al circuito de Nürburgring, que es el paraíso.

—¿Fue duro salir del Sporting, su equipo, siendo un jugador tan jo-ven todavía?—Al final te pilla en una edad joven y lo que quieres es crecer cada vez más. Entonces el Cel-ta estaba jugando competicio-nes europeas, rozando meterse en Champions, y con el Sporting ese año habíamos descendido a Segunda. Que te llame un equipo de Primera, en Europa y con 22 años… Lo que quieres es mejorar e irte. Lógicamente abandonar tu casa cuesta, pero fue un paso ade-lante y, de los siete años que estu-ve en Vigo, en seis estuvimos ju-gando competiciones europeas.

—Llegó el verano del 2006 y ficha por el Real Zaragoza. ¿Cómo se fraguó?—Llevaba todo el año en negocia-ciones con el Celta para renovar, pero por unas circunstancias o por otras no se terminaba de ce-rrar. Cuando mis compañeros es-

taban ya prácticamente de vaca-ciones me llamó mi representan-te y me dijo que estaba la opción de poder firmar con el Real Zara-goza. Fue todo muy rápido y se hizo en un pispás. Como ese ve-rano quedaba libre, firmé con el Zaragoza y una semana después se lo comuniqué al Celta.

—¿Le entró por los ojos el am-bicioso proyecto que se estaba montando?—Más que el proyecto, el Zarago-za siempre me había gustado co-mo equipo, no sé por qué, ya des-de la época de la Recopa. Además, la baza era que el entrenador era Víctor Fernández, que lo tuve cuatro años en el Celta. Cuando me presenté en Zaragoza cono-cí a Agapito y vi cómo iba a ser la historia y lógicamente estu-ve más contento, aunque podía asustar por todo lo que se quería hacer en tan poco tiempo.

—¿Cuándo empezó a notar que el Zaragoza quería correr antes de aprender a andar?—Querían que todo se hiciera muy rápido. El Zaragoza estaba en la zona tranquila y con la lle-gada de Agapito se querían fichar jugadores a base de talonario, co-mo los nuevos ricos. Se quería conseguir llegar a la Champions y en el fútbol, como todo en la vi-da, todo tiene un proceso. Con el tiempo, desgraciadamente, se vio que las prisas no son buenas con-sejeras. El segundo año descendi-mos cuando nadie podía imagi-nar que con la cantidad de bue-nos jugadores que había y con el desembolso económico que se había hecho que eso pudiera su-ceder.

—¿Qué significa para usted Víc-tor Fernández?—Cuando le conocí en Vigo vi a un entrenador que concebía el fútbol de una manera completa-mente distinta a cómo lo veían

la mayoría o, al menos, a los que yo había conocido. Era todo fút-bol de ataque, posesión de balón y todo estaba enfocado a querer ganar el partido, pero jugando al fútbol. Para un chico joven como yo, con 22 años, encontrarte esto es lo que más choca.

—¿Cree que en aquella primera temporada el equipo jugaba muy bien y divertía?—Sí. Además estoy convencido de que incluso ahora que la situa-ción del Zaragoza es de nervios por estar en el pozo, estoy segu-ro de que Víctor va a seguir in-tentando hacer lo mismo que ha-ce diez o quince años. El equipo va a jugar al fútbol y aquel equi-po de la primera temporada tam-bién jugaba bien al fútbol y daba espectáculo porque había juga-dores para ello. Estamos hablan-

do de los Milito, Ewerthon, Mo-villa, D’Alessandro, Aimar… A Víctor le habían hecho un equi-po con jugadores del perfil que a

él le interesaba. Creo que fue un buen año a pesar de que las cir-cunstancias no eran altas, eran lo siguiente.

—Compartió muchos partidos con Gaby Milito. ¿Ha sido el me-jor central con el que ha jugado?—A Gaby Milito le asemejo fut-bolísticamente a lo que era el To-to Berizzo en el Celta, con el que también coincidí. Eran dos cen-trales zurdos, con buena salida de pelota, argentinos, competi-tivos… Gaby tuvo un rendimien-to espectacular en el Zaragoza y después en el Barça también fun-cionó muy bien. Tuve la suerte de tener muy buenos compañeros, porque también coincidí con Fer-nando Cáceres en el Celta.

—Y con un jovencísimo Piqué.—No tuvo muchos minutos por-que estábamos Gaby y yo, pero ya se le veía que era un fenóme-no por sus condiciones físicas y

Alberto Bobed

33Sergio Fernández, durante un encuentro con el Real Zaragoza en la temporada 07-08, su segunda en el conjunto aragonés y que terminó con el descenso del equipo a Segunda División.

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técnicas. Lo único que le podía perder era su cabeza, que me imagino que andará igual (ri-sas). Se le veía que si no llegaba a ser de los mejores del mun-do iba a ser porque algo había fallado por el camino que no era futbolístico. Lo tenía todo, porque medía más de 1.90 pe-ro también era muy rápido, resistente y con el balón en los pies hacía cosas que el 90% de los centrales no las hacían. Vino del Manchester United, con 19 años y el tío era un po-co bala, pero se le veía con una personalidad distinta.

—En verano se volvió a doblar la apuesta. ¿Les dijeron que el objetivo era llegar a la Cham-

«A Víctor Fernández le conocí en el Celta y concebía el fútbol de forma completamente distinta a como loveía la mayoría»

do.—¿En qué momento vieron que se comenzó a torcer la tem-porada y que debían pensar solo en no bajar?—Eso se va viendo. Los demás iban ganando y sacando resulta-dos y nosotros no éramos capaces de vencer. Ya las matemáticas pu-ras te decían por lo que estabas peleando. Lo típico que uno pien-sa es que hay tiempo y sí, lo hay, pero hay un momento en el que ya no y los demás también ganan. Es muy difícil salir.

—En el comienzo de la segunda vuelta destituyeron a Víctor Fer-nández. ¿Entendieron esa deci-sión? ¿Y cómo le afectó por su relación con él?—En el fútbol, los que llevamos muchos años, sabemos por dón-de se parte todo y por las situa-ciones que se van dando sabes lo que va a pasar. La destitución de Víctor, visto cómo iba la Liga y lo que estaba sucediendo, pudo pa-sar esa semana, la anterior, dos después… pero se veía. A nivel personal, pienso que había bue-na sintonía con el míster. Con Víctor, por cómo entrena y cómo juega, el futbolista se divierte. Es-taba fastidiado porque era otro paso más para saber que la tem-porada estaba siendo un fracaso.

—¿Se vuelve loco un jugador con cuatro entrenadores en una tem-porada?—De joven ya tuve experiencia porque me pasó un año en el Sporting, el del descenso. Tuvi-mos cuatro y fue una locura. Son años en los da igual la decisión que se tome porque está mal y no hay solución. Desgraciadamente así fue.

—Irureta tampoco pudo voltear la mala dinámica.—Llegó en los últimos coletazos de su carrera como entrenador y después entró en Lezama. Creo que la situación, cuando él vino, sinceramente no creo que estu-viéramos sentenciados, pero sí que iba muy cuesta abajo como para darle la vuelta. Igual desde la perspectiva del paso del tiem-po creo que daba igual quién vi-niera por las sensaciones.

—Se habló mucho de aquel ves-tuario, de los argentinos, los cla-nes y los egos.—Eso siempre para cuando los resultados son malos. Nunca es-cucharé de un campeón de la Champions decir que el vestuario es una mierda y que hay clanes. En todos los vestuarios de todo el mundo hay una gente que se

pions de forma explícita o ya lo sabían?—No hacía falta que nos lo di-jeran. Solamente por el pro-yecto y la inversión que se estaba haciendo no era al-go obligado, pero sí que ha-bía que intentar conseguir-lo. Después son los resultados los que te marcan el objetivo y de lo que se supone que tenía-mos que pelear a lo que luego pasó hubo un mundo. Se fue complicando todo, juegas una competición europea, te mez-clas con la Liga y no es fácil. A pesar de lo que puede pensar la gente, no es fácil jugar en-tre semana y el domingo du-rante muchas semanas y hay que estar muy bien prepara-

Era un equipo que estaba pagan-do barbaridades.

—¿Ya veían entonces que el Za-ragoza vivía por encima de sus posibilidades?—No conocía al presidente ni exactamente cómo era el Zarago-za, pero con el paso de los años se vio que no se estaba viviendo por encima, es que se estaba vi-viendo muy, muy, muy por enci-ma de sus posibilidades. Que en pocos años que un club que esta-ba saneado pase a tener 100 mi-llones de euros de deuda… El des-pilfrarro fue brutal.

—Acabó la temporada y se que-dó en Segunda. ¿Por qué?—Estaba muy a gusto. Mi mujer estaba encantada, vivíamos muy bien y la gente, a pesar de haber sido un año muy duro, a mí siem-pre me ha respetado. Ya había ju-gado en Segunda y no me impor-taba y el Zaragoza seguía siendo un equipo muy importante. Vino Marcelino y se hizo un proyecto

para subir en solo un año y no me planteé marcharme.

—¿Cuándo comenzaron sus pro-blemas con Marcelino?—En la segunda jornada tras em-patar con la Real Sociedad en ca-sa tenemos algunas desavenen-cias. Tuve unas molestias en el tendón de Aquiles y no me con-voca ante Las Palmas y a la vuel-ta él me dice que cree que no ten-go ninguna lesión y que ya no me quiere en el equipo. Le di-je que no era cierto que no estu-viera lesionado y que tenía con-trato y que, mientras el club no me dijera lo contrario, era un ju-gador más. A partir de ahí sabía que no iba a contar y me dedica-ba a entrenar hasta que me sur-gió la posibilidad de marchar-me a Osasuna por la lesión de Ro-versio. Estaba cerca, no tenía que mover a la familia y decidí irme para no seguir aguantando la si-tuación. Con el paso de los años le estoy eternamente agradecido a Marcelino porque fui a un sitio en el que no pensaba que iba a es-tar tan a gusto.

—Comentó que el problema tras-cendió de lo deportivo y derivó al plano personal.—Sí, porque que delante de los compañeros te acuse de que estás fingiendo una lesión creo que es muy fuerte. Además dijo una se-rie de cosas que él creía que ha-bían ocurrido el año anterior so-bre el tema del descenso. Le dije que no era nadie para valorar lo que había pasado el año anterior porque él no estaba y le podían haber dicho mil historias. A mí me parece un fantástico entrena-dor, pero creo que vino con el cu-chillo entre los dientes y así por la vida no se puede ir. Soy un tío muy tranquilo, muy pancho, pe-ro llega un momento en el que si hay que decir las cosas, las digo.

—¿Cree que será capaz Víctor Fernández de sacar la situación adelante?—El paso que dieron Víctor y el club es porque la situación era muy complicada. Se va a seguir viendo esa comunión entre club, equipo y grada que es lo que per-mite reconducir la situación, pe-ro hay que ser muy realista. Todo seguidor del Zaragoza tiene pre-sente el recuerdo de la Recopa y el estar peleando por las prime-ras posiciones en Primera, pero ese a día de hoy no es el Zarago-za. Para crecer, además de tener paciencia, es necesario no volver-se loco en lo económico y que en lo deportivo vaya bien. H

lleva mejor con unos y peor con otros, pero eso no tiene nada que ver para el funcionamiento de un equipo. Con 25 futbolistas, de dis-tintas nacionalidades y gustos, es imposible que todo el mundo sea muy amigo… Los argentinos, en el Zaragoza y en cualquier equi-po, se juntan y son piña, pero no es para mal ni para bien. No no-té nada distinto a otros clubs u otros años, no hay que achacar a eso que se acabase bajando.

—¿Cree que el Zaragoza tenía un objetivo definido pero no una ho-ja de ruta clara?—Se puede pensar que no había una hoja de ruta. Agapito tenía experiencia nula en el mundo del fútbol. Era un tío empresa-rial, que en sus negocios le había ido muy bien y que por capricho o por lo que sea al final compró el Real Zaragoza. Es cierto que ha-bía mucho ruido institucional y que siempre se estaba hablando de ese tema, pero eso ya depen-de de la forma de ser de cada ju-gador, de que cada uno esté pen-diente o no de esas cosas.

—¿Qué opina de Agapito?—Hay que ser conscientes del des-embolso y todo lo que estaba ha-ciendo, los sueldos que se esta-ban pagando y demás (resopla)… La cosa tenía que ir muy bien en lo deportivo para poder soportar eso y había que jugar la Cham-pions sí o sí. Además en lo depor-tivo no es que se fuera bien, es que se fue muy mal. El Zaragoza venía de un presidente que siem-pre se decía que iba por el libro, que se lo tomaba como una em-presa y que no se gastaba ni un euro más de lo que se ingresaba.

«A Piqué ya se le veía que era un fenómeno. El tío era un poco ‘bala’, pero se le veía que tenía una personalidad distinta»

«El Zaragoza era un equipo que estaba pagando barbaridades. Había que jugar la Champions sí o sípara soportar eso»

«Con Víctor Fernández el futbolista se divierte»

«Marcelino me parece un fantástico entrenador, pero creo que vino con el cuchillo entre los dientes y así no sepuede ir por la vida»

33Sergio, junto a sus hijos, dentro de un coche de rallies, una de sus pasiones.

SERVICIO ESPECIAL

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La entrevista de la semana [email protected]

–Sebastián Rambert es ahora en-trenador ayudante en el Olimpia de Paraguay.–Sí, estoy trabajando aquí en Olimpia, estuve también diri-giendo a algunos equipos de Ar-gentina en Primera División y en distintas categorías. Ahora ha sa-lido un proyecto, hace ya casi un año, en el que vine a colaborar con un entrenador que en reali-dad es un amigo al que conocí en Independiente, muy amigo mío y de Gustavo López, Daniel Game-ro. Nos hemos embarcado en este proyecto que por suerte nos dio la oportunidad de conseguir co-sas la temporada pasada, ganan-do los torneos de Apertura y de Clausura.

–¿Siempre quiso ser entrenador?–La realidad es que fui un poco obligado porque a los 29 años tu-ve que dejar de jugar. Muchas le-siones en la rodilla me impidie-ron continuar jugando y hacerlo al nivel que se requiere en la alta competición, y el entrenador que en ese momento me había lleva-do al último club, el Arsenal de Sarandí, me dio la oportunidad de empezar a trabajar con jóve-nes. Casi de forma obligada para mantenerme siempre en lo que es el fútbol y no quedarme en el anhelo de haberlo tenido que de-jar joven me inicié rápido en esta carrera, a los 30 años. De ahí para adelante siempre he podido tra-bajar con continuidad.

–¿Desde cuándo trabaja con Da-niel Gamero?–En realidad cuando empecé a trabajar en Arsenal comencé a trabajar con él, estaba de entre-nador y me ofreció ser su ayu-dante y así fue. Después el tiem-po nos separó porque he estado también con Ramón Díaz y otros entrenadores y también traba-jando solo. Y surgió esta oportu-nidad hace un año, que Daniel me ofreció la posibilidad y por la relación que mantenemos y es-tar siempre en vigencia con todo lo que tiene que ver con dirigir, aquí me tiene a su lado.

–¿Independiente fue su origen?–Sí, me formé en las divisiones base e hice toda mi carrera de in-fantil y de juvenil en Indepen-diente, con Gustavo López, con el que siempre compartí equi-po. Y también tuve la oportuni-dad de obtener títulos y de jugar con Daniel y Gustavo, lo que hizo que por encima de compañeros de fútbol seamos grandes amigos de por vida.

–¿Debutó muy joven?–Sí, debuté joven. Mi primer par-tido, que no terminó de ser oficial

porque se dio en una pretempora-da, fue a los 16 años. La continui-dad me llegó a partir de los 18, cuando pude jugar más seguido.

–¿Cómo fue su pase a Europa?–Era algo diferente a hoy en día. Yo tenía la posibilidad de contar con pasaporte europeo porque mi padre había jugado mucho tiempo en Francia, en el Olym-pique de Lyon, y eso me daba la oportunidad de ser comunita-rio. Pero la Ley Bossman no se ha-bía producido todavía, así que no pude tener esa ventaja. Entonces era más difícil ir a Europa por-que cada club tenía una canti-dad equis de extranjeros que so-lamente podían estar dentro de los 16 del banco, que no eran ni 18 entonces. Se hizo difícil y eso fue lo que provocó mi salida a Za-ragoza, donde tuve más continui-dad y pude jugar más.

–¿Había entonces mucha dife-rencia entre el fútbol sudameri-cano y el europeo?–En aquel entonces no sé si ha-bía tanta. Hoy sí ha crecido mu-cho más, me parece, en lo que es la organización y lo que es el fút-bol europeo y el sudamericano. Los equipos en Europa se han for-mado, se han capacitado, y termi-nan sacando un provecho mucho más grande que el sudamerica-no, donde todavía contamos con algunas cosas que tienen que ver con infraestructuras y que nos condicionan a la hora de empa-rejar. El jugador sudamericano por características naturales y propias ha destacado y siempre ha sido reconocido y buscado en Europa. Pero sí hay diferencias.

–¿Cómo surgió la opción de venir al Zaragoza en la 95-96?–Me acuerdo que en su momen-to la posibilidad era ir a jugar a Valencia, que estaba Aragonés y había hablado conmigo, y surgió la opción del Zaragoza, que al Inter le gustaba más porque ha-bía puesto una posibilidad de te-ner la opción de decidir quedarse conmigo a final de año y eso fue lo que inclinó al club a darme la posibilidad de ir allí. Siempre ha-bía sido un equipo que había re-cibido jugadores sudamericanos y eso también incidió a la hora de tomar la decisión. Tanto es así que recuerdo como algo muy de-finitorio que el Zaragoza en esos seis meses intentó comprarme el pase y el Inter le dijo que no po-día hacer uso de esa opción por-que no había llegado al tiempo límite. Después cambiaron y no terminé en Zaragoza pero siem-pre he guardado un recuerdo muy lindo de la ciudad y de todo lo que me tocó vivir.

Raquel Machín

33Rambert posa con los torneos Apertura y Clausura conquistados con el Olimpia en el 2018.

SERVICIO ESPECIAL

«El Zaragoza quiso comprar mi pase y el Inter no aceptó»

Sebastián Rambert

Fue una de las grandes promesas del fútbol sudamericano. Llegó cedido por el Inter en el mercado de invierno de la campaña 95-96 y debutó entre la niebla con dos goles al Valladolid. Tras seis meses, volvió a Argentina, donde se retiró joven por una lesión.

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–¿Qué se encontró aquí?–Las cosas eran diferentes, des-de la infraestructura a lo que le tocaba vivir a un equipo con otro. Pero uno como jugador siempre anhela poder jugar y competir y es lo que uno bus-caba. El proyecto del club era tener varios jugadores argenti-nos, Gustavo estaba en los pla-nes del Zaragoza y poder vol-ver a juntarnos... todas esas co-sas incidieron.

–¿Se acuerda de su debut?–Sí, recuerdo haber debutado en La Romareda, contra el Va-lladolid, no recuerdo el resul-tado final (5-3) pero fue una linda actuación y me fui muy contento con lo que había pa-sado ese día. Todos nos fuimos contentos. Luego el fútbol fue cambiando, se fueron dando distintas cosas que tenían que ver con el juego, con la posi-ción, ese tipo de cosas que van sucediendo en el momento por necesidad o porque el téc-

«Fue una experiencia muy agradable, muy enriquecedora, me encontré un club magnífico que me abrió las puertas»

–¿Convenció a Gustavo López de que viniera?–La realidad es que el Zaragoza me preguntó mucho por Gusta-vo porque había jugado con él en Independiente. Después cuando el Zaragoza necesitó ese empu-jón no fue difícil porque Gusta-vo estaba abierto a hacer su carre-ra allá. De hecho hoy Gustavo es ya casi un español más, ha hecho allí su vida.

–¿Recuerda todos los goles?–Recuerdo uno muy lindo al Ma-drid en el Bernabéu pero no soy bueno con la memoria para po-der retrotraerme a eso. El del Ber-nabéu fue un empate a dos de vi-sita, un partido que prácticamen-te lo teníamos y para nosotros era muy importante, así que ha-ber podido marcar en un partido así es lindo y agradable.

–¿Cómo fue su relación con la afición?–Tuve una buena relación, un fee-dback muy importante. De hecho se creó una peña con mi nombre y tengo el mejor recuerdo. Por lo menos la gente me ha trata-do muy bien, no solo dentro del campo sino en cuanto a todo lo que me tocó pasar fuera del cam-po. Mi relación con el hincha siempre ha sido buena.

–¿Mantiene el contacto?–No , la realidad es que perdí bas-tante el contacto. Con Gustavo es el que más hablo, con Cáceres he hablado bastante. Pero era un equipo en el que yo era muy jo-ven y había jugadores reconoci-dos importantes, Pardeza, Higue-ra, y esa diferencia todavía era marcada en ese fútbol de los no-venta. El joven con el adulto no tenía una relación tan compin-che como puede ser la de hoy.

–¿Ha cambiado mucho el fútbol o el futbolista en ese sentido?–Sí, ha cambiado un poco de to-do. El fútbol seguro y el futbolis-ta con su relación y sus distintas formas, han venido las redes so-ciales y un montón de cosas que tienen que ver con la comunica-ción, cosas que en algún punto nos acercó, en otro nos alejó en lo que puede ser esa convivencia que teníamos. Nosotros disfru-tábamos mucho con actividades después de los entrenamientos. Zaragoza tenía uno de los kartó-dromos más importantes de Eu-ropa y solíamos ir a divertirnos.

–¿Qué recuerdo le queda de sus seis meses aquí?–Fue una etapa muy especial pa-

nico lo requiere. Víctor Fer-nández fue el entrenador que tuve en toda mi estadía, ade-más ando siempre siguiendo y sé que ha vuelto al club y le va bien.

–¿Siempre jugó de delantero?–En el Zaragoza jugué de de-lantero en un momento y ter-miné jugando de volante, al-go que no hacía tan a menu-do, pero terminé jugando ahí porque había llegado Morien-tes, estaba Dani, y ese tipo de cosas condicionó mi posicio-namiento en el campo. Em-pecé a jugar más retrasado y ahí por momentos no me sen-tía muy cómodo, pero son co-sas que tienen que ver con el fútbol y con lo que pensaba Víctor en ese momento. Cosas que nos pasan a los jugadores en todos los equipos.

–¿Alguno le sorprendió?–Sí, jugar con Maradona, estar con Maradona dentro de un cam-po de juego, en un vestuario, es algo fuera de lo común por todo lo que genera, todo lo que hace sentir a aquellos que lo acompa-ñan en eso de ir a jugar un parti-do para el mismo equipo y en ese sentido es el que ha generado co-sas distintas.

–¿Qué balance hace?–Uno cuando hace un análisis de lo que pasó se va arrepintiendo de cosas que van pasando o cosas que con más edad las haría dis-tintas. Pero son decisiones que se han tomado. Estoy contento con lo que ha sido mi carrera. Tengo en el debe no haber podido com-petir en algún punto como que-ría por el problema de las lesio-nes que he arrastrado. Pero pude jugar en los equipos más impor-tantes de Argentina, en el Inter, en el Zaragoza, en la selección. Así que estoy contento y orgullo-so con lo que me ha tocado vivir.

–Se retiró muy joven. ¿Fue difícil la decisión?–No se me hizo tan difícil porque fue una obligación para mí por-

ra mí, muy agradable, me que-dó gente muy conocida, tuve la oportunidad de jugar con gran-des jugadores, me encontré un club magnífico que me abrió las puertas en un momento difícil cuando no podía jugar en Italia, así que siempre mantengo el me-jor recuerdo. Siempre me encari-ñé con mucha gente de Zarago-za, me acogieron muy bien y pa-ra mí fue una experiencia muy enriquecedora.

–Volvió a Argentina y jugo en Bo-ca y River.–Sí, tuve la posibilidad de jugar un año en Boca, con un equi-po totalmente renovado, y lue-go el River hizo una compra ofi-cial con una negociación entre los dos clubs, que de hecho creo que fue la última compra directa de un club a otro. Allí pasé cinco años muy lindos.

–También fue internacional.–Tuve la oportunidad de jugar con grandes jugadores, Marado-na, Francescoli, Riquelme... en ese sentido soy un agradecido de haber podido compartir un cam-po de juego con jugadores de se-mejante talla y envergadura.

«Jugar con Maradona, estar con él en un campo, en un vestuario, fue algo fuera de lo común por todo lo que generaba»

que no podía continuar. Como fue obligado tuve que aceptar lo que me estaba pasando.

–Le llamaban ‘Avioncito’ por su forma de celebrar los goles. ¿Có-mo surgió la celebración?–Empecé a celebrar los goles así en Independiente, creo que la peña de Zaragoza acabó siendo Avioncito Rambert. La realidad es que en los noventa surgió como una posibilidad, no sé muy bien porqué, salió en el momento, su-cedió en un partido contra Lanús y a partir de ahí es como que me empecé a identificar un poco con la forma de festejar el gol y fue lo que llevó a que tuviera un festejo propio. Después cada uno tenía su propia celebración. Eso fue lo que sucedió pero no fue algo pre-meditado cuando lo hice por pri-mera vez.

–¿Qué objetivos tiene como en-trenador?–En el fútbol es difícil proyectar mucho más allá de un año. Pero los anhelos son siempre los de mejora, uno siempre desea pro-gresar, triunfar, tener la posibili-dad de abrir camino hacia otros lados, la posibilidad de dirigir en Europa y ese tipo de cosas.

–¿Tiene algún referente?–La realidad es que uno va encon-trando muchas veces una identi-dad propia que termina siendo lo que uno ha aprendido. Viví una época en la que la táctica y la estra-tegia todavía no eran tanto, el téc-nico estaba en cosas mucho más básicas que tenían que ver con los relevos de jugadores y cosas bas-tante comunes de la época.

–¿Hoy se analiza más el fútbol?–Muchísimo más. Y la táctica y la estrategia es totalmente diferen-te. Hay opciones, remedios para distintas situaciones, es mucho más organizado, no hay tanta improvisación. Hay un orden que hace también a los equipos más previsibles. Al menos para los en-trenadores. Antes los jugadores no teníamos tanta información, no mirábamos tanto al rival, no le prestábamos tanta atención, era propiamente más lo nuestro. Hoy conocemos quién es el titu-lar, el suplente y el tercer juga-dor por puesto, sus característi-cas, qué hace y qué no hace, sus virtudes. Sabemos qué podemos hacer. Eso nos lo dio una parte de lo que es la tecnología. Es diferen-te. El fútbol, como el mundo, si-gue girando, avanzando, progre-sando, y eso es lo que sucede tam-bién con nosotros. H

«No fue algo premeditado celebrar los goles así»

33Sebastián Rambert celebra su primer gol con el Zaragoza.

ángel de caStRo

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La entrevista de la semana [email protected]

Ángel Lafita

Dejó el fúbol el pasado verano tras un año sin apenas competir en Qatar y después de más de 300 partidos como profesional y doce temporadas en la élite, casi la mitad de ellas en un Real Zaragoza en el que debutó en la temporada 2005-2006 en el Vicente Calderón. Pero Ángel Lafita pasó a la historia por marcar dos tantos al Real Madrid en el Bernabéu en el 2011 en su segunda etapa en el club, el principio del fin, cuando la salvación era un título

—¿Cómo se vive sin fútbol?–Pues más ocupado que antes. Fi-gúrese con tres niños. Contento y, si le digo la verdad, más libera-do mentalmente. La vida son eta-pas y ha acabado una y ha empe-zado otra basada en disfrutar de la familia y en la que trato de via-jar lo que se pueda y de hacer co-sas distintas a las que hacía cuan-do jugaba. Mi momento acabó y estoy muy orgulloso de lo que he conseguido.

–¿No lo echa de menos?–A días. Acabé tan saturado men-talmente que necesitaba un pe-riodo de desconexión. Reiniciar. Y en esto estoy. Eso sí, siempre que puedo voy con mi hijo ma-yor a La Romareda y, si no, veo al Zaragoza por la televisión. Lo si-go, pero no lo echo tanto en fal-

ta como pensaba, al menos, por ahora. Pero quizá en dos años me estoy tirando de los pelos. Ya sa-be que la cabra siempre tira al monte.

–¿Abandona el fútbol o el fútbol le abandona a usted?–Lo dejo yo. Tenía posibilidades de seguir, pero no habría sido honesto porque no estaba al cien por cien. Prefería echarme a un lado, no arrastrarme y dejarlo.

–¿Con espinas clavadas?–Prefiero centrarme en lo con-seguido. Siempre he jugado en Primera y nunca he descendido, aunque he estado muchas veces al borde. Quizá sí me quedó un sueño por cumplir: vestir la cami-seta de la selección española. Ser internacional. Estuve muy cerca,

tía vergüenza, me preguntaron sobre eso y no sabía qué decir. Al ser de aquí, yo me autoimponía esa responsabilidad porque soy así. Había semanas que no salía de casa y lo pagaba con mi mujer y con los que más quiero porque estaba cabreado conmigo mismo. A raíz de ese partido empezamos a ganar. Al año siguiente de mar-charme, el Zaragoza bajó.

–Y ya no levantó cabeza. De bue-na se libró.–Se veía venir. Cuando juegas con fuego al final te quemas y noso-tros estuvimos muchos años ha-ciéndolo. Le aseguro que me fasti-dió y me dolió como al que más.

–¿Qué se hizo tan mal para aca-bar así?–Cada año venían 15 jugadores

Jorge Oto

plicados institucionalmente y eso no ayuda en la parte deporti-va. Pero el objetivo era salvarnos y para mí fue conseguir un títu-lo. Parecía imposible después de, por ejemplo, llevar 15 puntos y tener que sumar otros 30, pero lo hicimos y disfruté mucho.

–¿Eso curte más que duele o vi-ceversa?–Hubo un año especialmente di-fícil. Era muy duro perder y per-der y siempre salíamos los mis-mos a dar la cara. Entre ellos, yo como capitán. Me ponía en el lu-gar de la gente y pensaba qué iba a decirles. Recuerdo una entre-vista que me hicieron al término del partido que perdimos 5-1 en Málaga con Manolo Jiménez co-mo entrenador. Él acababa de de-cir en rueda de prensa que sen-

pero no me gusta centrarme en eso sino en lo orgulloso que estoy de haber jugado más de 300 par-tidos en Primera División, haber marcado goles importantes y ha-ber defendido a mi equipo duran-te cinco años, además de ser capi-tán. Eso era impensable cuando era pequeño.

–¿Qué ve cuando mira atrás?–Veo a un chaval que cumplió su sueño y que se ha ido forman-do consiguiendo lo que se pro-puso. Aquí pasé dos etapas muy diferenciadas. En la primera era un chico joven en un equipo con gente de mucho nivel como Ai-mar o los Milito. Yo tenía 20 años. Un pipiolo. Fue una buena deci-sión salir y volver como un juga-dor hecho. La segunda etapa estu-vo compuesta por tres años com-

33 El exjugador zaragozano, Ángel Lafita, posa para EL PERIÓDICO en la entrevista que concedió a este diario.

NURIA SOLER

«No pude disfrutar del fútbol en mi tierra por la responsabilidad de ser de casa»

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nuevos, más de la mitad cedi-dos que se van a ir al año si-guiente y eso lo hace todo mu-cho más complicado. Creo que fue una de las claves, aun-que es verdad que también en alguna ocasión propició un cambio de dinámica, como el año que vinieron Colunga o Suazo, entre otros. Pero hay otra razón poderosa. Institu-cional.

–Explíquese.–Cuando una empresa no es-tá estable eso te crea incerti-dumbre. El futbolista llega hasta donde llega y el domin-go va a intentar ganar, pero lo que hay después de eso es-tá fuera de nuestro control. Y aunque te intentes abstraer, eso se palpa. Es imposible ais-larte. Te llega siempre.

–¿Llegó a sentir vergüenza?

«Quiero pensar que Agapito entró con la intención de ayudar. No me hizo daño, sino que teníamos diferentes puntos de vista»

–Mucha gente le recrimina que dijo que pondría los puntos so-bre las íes cuando se fuera, pero que no lo hizo. ¿Por qué?–Acabé la temporada, nos salva-mos y, después de todo lo que se había vivido, era momento de disfrutar y no echar más porque-ría de la que ya había. Pero tam-bién yo entonces estaba en una situación delicada y tenía mucho que perder. Por eso decidí dejarlo todo como estaba.

–¿Y ahora?–¿Para qué? Ya pasó y ya no está. Simplemente, Agapito y yo tenía-mos diferentes puntos de vista. Ya dije alguna cosa en su día. Inten-té renovar pero cuando la oferta que te hacen está por los suelos para que diga que no y venden que no quieres renovar, ya es un motivo para decir que así no se hacen las cosas. Ese día, además, estaba muy caliente. Quizá me equivoqué porque no era el mo-mento. Luego lo pensé fríamen-te y, después de habernos salva-do tras comer porquería todo el año, no valía la pena.

–Una situación con culpables….–No fue una persona ni dos. Fue la inestabilidad del club, que la plantilla no funcionaba… un cú-mulo de circunstancias. Yo tam-poco di el nivel o este fue mayor en otros equipos porque la diná-mica de un club marca el nivel de sus jugadores.

–¿Qué quedaba cuando se fue de aquel chaval que debutó en el Calderón?–Tuve la sensación de que una tercera etapa era muy difícil. Ya tenía 26 años y había firmado cuatro años con el Getafe. Me ha-bría encantado acabar mi carre-ra aquí y jugar un año en el Za-ragoza. Tuve la oportunidad, pe-ro no estaba al cien por cien y no quería ni arrastrarme ni enga-ñar a nadie. El Real Zaragoza me dio la posibilidad pero ni siquie-ra nos llegamos a reunir porque les dije que no estaba para jugar ni aquí ni en ningún sitio. Físi-camente no estaba bien y men-talmente acabé muy quemado. Además, habría tardado tres me-ses en ponerme bien para jugar. ¿Qué podía aportar yo? No que-ría que fuera solo en el vestuario, así que decidí que hasta ahí ha-bíamos llegado y, si puedo ayu-dar al Zaragoza de alguna forma, yo feliz. Me llamaron para pedir-me ayuda en el fichaje de Álvaro Vázquez y lo hice encantado.

–¿Cómo recuerda su debut?

–Impotencia. Creía que tam-poco era tan difícil hacer las cosas bien y aplicar un poco de lógica. No entendía mu-chas cosas y por qué no se apli-caba el sentido común. Pero no podía hacer más.

–¿Tampoco en Málaga?–Ahí sí. Jiménez era un tío muy preparado y listo. Un gran entrenador, pero tenía ese pronto. Puede que fuera un calentón o que lo hiciera como punto de inflexión. Pero sí, también sentí vergüenza.

–¿Cuánto daño le hizo Agapi-to?–Daño no. No le responsabi-lizo a él de lo que pasó por-que quiero pensar que entró al club con la mejor intención de ayudar al Zaragoza. Tenía-mos diferentes puntos de vis-ta. Simplemente, no pude dis-frutar del fútbol en mi tierra.

–En el Bernabéu la armó gorda.–Ser futbolista te da el gran privi-legio de hacer feliz a mucha gen-te y ese día lo logré. Estoy muy or-gulloso de ello porque eso no se paga con dinero.

–Hábleme de su despedida.–Era ante el Getafe en Madrid. Ya estaba decidido que me iba. Mi re-lación no era buena y había sido mucho tiempo intentando llegar a un acuerdo, pero, cuando una de las dos partes no quiere, es di-fícil. Me costó mucho tomar la decisión, pero no me quedó otra. Sabía que era mi último partido, ganamos y recibí un cariño espec-tacular de los que se desplazaron cuando Jiménez me cambió en el último minuto. Fue muy bonito y una sensación de emoción por-que quizá era la última vez que vestía esa camiseta.

–¿Sintió alivio?–Logramos la salvación, pero lo pasé mal. Fueron años complica-dos. ¿Alivio? Por un lado sí, por-que te quitas una carga de enci-ma brutal de tres años seguidos. Me cargaba de una gran respon-sabilidad y tenía problemas con el mandatario, con el que tenía-mos diferentes puntos de vista. Me tocaba disfrutar del fútbol y por eso me fui a Getafe, donde lo pude hacer más porque no tenía esa responsabilidad que sí tenía en Zaragoza.

–O sea, que en Zaragoza no fue plenamente feliz.

–Es lógico. Otra cosa habría sido en una época distinta. La de la Re-copa, por ejemplo. Estás en casa, ganas y disfrutas, pero aquella si-tuación fue muy difícil. Siempre con el agua al cuello. No es que lo sientas más que los demás, pe-ro tienes un plus más de respon-sabilidad que el resto por ser de casa.

–¿Por qué no se bajó antes?–Por los jugadores, Y por los en-trenadores, algunos más que otros. Muchas veces nos junta-mos entre nosotros para dejar claro que eso no podía seguir así pero llega un momento en que ya no creía en esas charlas. No ser-vían de nada. Me acuerdo mucho de Javier Aguirre, de los pocos técnicos que se echaban la por-quería encima para quitarnos presión a nosotros. A veces el ju-gador lo necesita. En otras ocasio-nes nos teníamos que echar no-sotros la responsabilidad encima para que no cayera sobre los más jóvenes.

–¿Cuál es su peor recuerdo? –El descenso a Segunda, aunque yo ya no estaba. Y la final de Copa perdida con el Espanyol. Tenía-mos tanta ilusión después de eli-minar a los grandes... pero el Es-panyol planteó bien el partido y se adelantó pronto. A ida y vuelta hubiera sido distinto. Estaba se-guro de que habría más oportu-nidades, pero no.

–¿Que significó Víctor Muñoz pa-ra usted? –Me dio la oportunidad de debu-tar. Alguien tiene que creer y con-fiar en ti y él lo hizo. No sé si es el mejor que ha pasado por el Zara-goza, pero es el que más jugado-res ha llevado a Primera. Entien-de mucho de fútbol y al Zaragoza le haría mucho bien tenerlo.

–No parece factible, tal y como salió...–Por el bien del Zaragoza, yo la traería con los ojos cerrados. Por su experiencia, su personalidad y lo que sabe de esto. Me da igual de qué, pero debería estar en el club porque ayudaría más que perjudicaría. Es de aquí y es una eminencia.

–¿Le duele el Zaragoza?–Evidentemente. A nadie le gus-ta verlo en Segunda, pero ha es-tado cerca de subir y eso me da esperanza. Aún estamos a tiem-po de todo. Para mí, el Zaragoza es un sentimiento, una manera de vivir. Es parte de mi vida. Es amor. Puro. H

«El Zaragoza me dio la posibilidad de acabar mi carrera aquí, pero no estaba para jugar. No quería arrastrarme ni engañar a nadie»

–Fue el momento grande de mi carrera. Llevaba ocho años vis-tiendo la camiseta del Zaragoza y por fin debutaba, con 20 años. Todo el trabajo acumulado en-tonces y también el anterior te-nían su recompensa. Una mara-villosa recompensa. Mi nombre salía en la pizarra. Había llega-do el momento. Intentas disfru-tar, pero eres muy joven, asumes una gran responsabilidad y, ade-más, en el Calderón… Pero, ¿sa-be? Una vez que debutas y aca-ba el partido, quieres que llegue el siguiente y seguir cumpliendo objetivos. Siempre quieres más y nunca es suficiente. Es una de las cosas buenas de ser futbolista. Si te acomodas, eso es malo para ti y también para el club. Cada do-mingo es una prueba de fuego y siempre te juzgan por lo que ha-ces y no por lo que has hecho.

«Víctor Muñoz debería estar en el club de lo que sea»

33Lafita, junto a su hijo Leo, tras el partido que dio la salvación en Getafe.

JAIME GALINDO

«Para mí, el Zaragoza es un sentimiento, una manera de vivir. Es amor. Puro. Miro hacia atrás y veo a un chaval que cumplió su sueño»

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La entrevista de la semana [email protected]

«Teníamos problemas dentro y fuera, como un reino en guerra»

Ricardo Oliveira

Ricardo Oliveira fue uno de los primeros fichajes de relumbrón del fracasado proyecto de Agapito Iglesias. Vino tras ganar la Champions con el Milan pero sin apenas participación por el secuestro de su hermana. En Zaragoza recuperó la ilusión por el fútbol y llegó a anotar 31 goles con la blanquilla, pero no pudo evitar el descenso a Segunda. En el mercado de invierno fue vendido y, a día de hoy, sigue marcando goles en Brasil.

—¿Qué tal está por Brasil? Sigue disfrutando del fútbol.—Después de muchos años vivien-do fuera de mi país y de los cinco años en Emiratos Árabes regresé en el 2015. Con 35 años volví a la selección brasileña y metiendo goles. Después de tres años con el Santos, de éxitos, títulos, goles e historias me apeteció salir del es-tado de Sao Paulo y acepté el re-to de venir al Atlético Mineiro. Estoy feliz por seguir jugando y continuar metiendo goles.

—Estando en el Milan sucedió uno de los episodios más duros de su vida, que fue el secuestro de su hermana. ¿Cómo lo vivió siendo jugador de primer nivel?—Es un tema que recuerdo con dolor, pero al mismo tiempo con esperanza porque salió to-do bien. Mi hermana está total-mente recuperada. No se puede separar el futbolista de la perso-na, es imposible; como tampoco el periodista de la persona. Fue un palo muy duro porque esta-ba viviendo una gran experien-cia en el Milan y fue en el primer mes. Debuté, marqué un gol, ga-namos y días después recibí la lla-mada del secuestro de mi herma-na estando en mi casa de Sevilla disfrutando de unos días de vaca-ciones con mi familia. Mi sobri-na, la hija de mi hermana, estaba conmigo. ¡Imagínese! Le tuve que dar la noticia del secuestro de su madre y fue algo que me debili-tó muchísimo. Intenté tranqui-lizarla diciéndole que haríamos todo lo posible para solucionar la situación y regresamos a Italia de inmediato. Fueron cinco me-ses y medio de secuestro, el más largo de la historia del estado de Sao Paulo.

—¿Cómo le ayudaron desde el Milan?—Un día Carlo Ancelotti, que fue un padre para mí, me dijo que si quería estar allí, bien, pero que si

deseaba ir a casa con mi familia que lo entendía, porque era algo muy personal. El Milan se puso a mi lado siempre. Galliani, Ber-lusconi… Tomamos la decisión de entrenar, pero no jugar, por-que sería un martirio estar en ca-sa pensando. Busqué en Dios re-fugio y fuerza para superar los conflictos emocionales que esta-ba pasando. Pasé del sueño del Milan a una pesadilla.

—Acabó aquella temporada tan dura y recibió la llamada del Real Zaragoza. ¿Cómo fue el proceso hasta que llega cedido al club?—Italia me marcó negativamen-te por el dolor del secuestro, pero profesionalmente fue increíble disfrutar de jugadores como Mal-dini, Kaká, Seedorf, Pirlo, Gatus-so, Inzaghi, Dida, Cafú, Nesta…Cuando todo pasó, y después del año que ganamos la Champions, el Zaragoza fue un bálsamo por regresar al país que me hizo fe-liz. Era un nuevo desafío y tam-bién tenía un proyecto increíble con Agapito y los jugadores que estaba fichando. Aceptamos mi familia y yo el reto. Como anéc-dota, después de no haber logra-do los objetivos colectivos y del descenso, regresé a Italia unos días y coincidí con Mourinho. Me saludó y me preguntó sor-prendido que qué había pasa-do con el equipazo que tenía-mos, que por qué bajamos. No se encuentra una razón. Con la ambición de la UEFA y la Li-ga, fue un palo muy duro, pero personalmente fue un año bue-no porque metí muchos goles y el Zaragoza me compró aun ha-biendo bajado.

—¿Qué objetivos le marcaron desde el club para la temporada? ¿Quizá llegar a la Champions?—César Sánchez portero, Ayala, D’Alessandro, Aimar, Sergio Gar-cía, Óscar, Matuzalem, Diego Mi-lito… Estábamos en la UEFA y el

objetivo era pelear lo más alto en la Liga para entrar en Champions y creíamos que teníamos equipo para llegar a ese reto. Al final pa-só lo que pasó. Fue una decepción para todos, para la afición, el pre-sidente, Agapito, jugadores…

—A lo largo de su carrera ha ju-gado con grandes futbolistas y aquí en Zaragoza no fue menos. ¿Cómo valora la delantera que formaba con Diego Milito y Ser-gio García?—Entre las mejores de mi carre-ra, se lo aseguro. Estuve con Die-go Milito este año, porque fuimos a jugar la Copa Sudamericana y Diego está como gestor deportivo del Racing. Hablé con él y recor-damos nuestros momentos ahí, los goles que marcamos… Fue de los mejores compañeros que he tenido de delantero. Tenía-mos jugadores de clase, defi-nición y liderazgo natural.

—¿Hubo algún roce con Die-go Milito por ser el delantero estrella del equipo?—No. Nos llevábamos muy bien. Es normal que en un mo-

mento dado uno se pueda enfa-dar porque uno piensa que po-

día dar un pase y el otro pensa-ba que lo mejor era chutar. Con Diego, fenomenal. Como perso-na y jugador tengo gran admira-ción por él.

—¿Qué pasó en los primeros par-tidos para que no dieran la talla?—Es algo que nosotros también nos preguntamos. Era un equipo con tantos nombres y buenos ju-gadores… Trabajábamos muchí-simo y pensábamos que la mala racha iba a cambiar. No nos sa-lían las cosas y cuando se entra en una dinámica muy negativa, el entorno también empieza a es-tar negativo y las cosas no salen. Nos quedábamos flipados pen-sando en cómo con este equipo no nos salían las cosas. También

Alberto Bobed

EDU

NAVA

RR

O

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está la parte emocional. Si no tienes fortaleza es muy difícil volver.

—¿Les afectó el apartado más institucional y extradeportivo? Por ejemplo se hablaba de la construcción del estadio.—Todos estamos involucrados defendiendo una camiseta y una institución. No se pue-de separar, vamos todos jun-tos cuando se gana y se pier-de. Todos tienen que hacer un esfuerzo para que los proble-mas se solucionen. Los malos resultados nos afectaron y lo extradeportivo, también. Está-bamos sin dirección. Cuando no tienes los objetivos claros ni sabes qué es lo primordial…

«Con Diego Milito nos llevábamos muy bien. Fue de los mejores compañeros que he tenido de delantero. Tengo admiración por él»

—¿Entendieron que hubiera cua-tro entrenadores en una misma temporada? ¿Hubieran preferido que hubiera seguido Víctor Fer-nández aunque no se lograsen buenos resultados?—Independientemente de los nombres, el planteamiento de un equipo se tiene que respetar. Algo está mal cuando hay cuatro entrenadores en una temporada. No es posible. Cuando se hace un equipo, con muchos jugadores que acaban de llegar, se necesi-ta tiempo para adaptarse el uno al otro, al sistema y a la idea de juego. Con tanto cambio no se lo-gra y se demuestra que no había planteamiento ni una dirección. Tendría que haberse explicado que éste era el proyecto, éste el entrenador y con ello vamos has-ta el final y no intentar solucio-nar las cosas cada tres o cuatro meses. Teníamos un gran equipo, el proyecto era muy ambicioso y había tiempo para trabajar y que el equipo cogiera química.

—Tanto Garitano como Irureta se acabaron marchando. ¿Por qué?—Los resultados. Si las cosas sa-len bien en el campo, los resulta-dos mantienen a los entrenado-res. Sabíamos que teníamos pro-blemas dentro y fuera del césped. Éramos como un reino en guerra. No lográbamos juntarnos y decir: ‘Vamos todos hacia el mismo la-do y vamos a hacer todo para lo-grar los objetivos’. Los problemas se quedaron demasiado grandes.

—¿En qué momento se da cuen-ta de que el objetivo es no des-cender?—No hubo un momento puntual, pero uno va teniendo esa sensa-ción cuando va pasando el tiem-po. No lográbamos ganar, iba en-trando una dinámica negativa, los cambios de entrenador, los problemas extradeportivos… To-do eso hace que te pegue un ba-jón. El objetivo más urgente y de emergencia era la permanencia en Primera. Fue durante todo el segundo semestre.

—A pesar del descenso el club le compra. ¿Cree que quería contar de verdad con usted o era para obtener beneficio por un traspa-so futuro?—Es difícil pensar en la cabeza de otro. En mi primer año metí mu-chos goles y el Zaragoza optó por ficharme. Estaba contento, aun-que jugar en Segunda División fue muy duro, pero acepté el re-to y quería devolver la ilusión a la afición. De todos modos soy in-teligente y sé que el fútbol es un

¿Dónde se hace el fútbol? ¿En los despachos? No, en el cam-po. Los problemas vienen de todos los lados. No supimos lidiar con estos problemas y acabamos fracasando.

—¿Fue difícil la convivencia en aquel equipo?—Para mí, no. Quería disfru-tar de la clase de los jugado-res que tenía al lado. Había ju-gado con Ayala y Aimar en Va-lencia. Después Milito, Diogo, Luccin… Son jugadores de mu-cha clase y carácter. Si hubié-ramos tenido una buena co-nexión y las cosas hubieran salido como estaba planeado, hubiéramos hecho historia. El vestuario no fue un peso.

ticia. Lo que se hace mal se paga y es así. Entró en caminos duros y estoy sorprendido por cómo de-jó el club.

—Ha jugado en Emiratos Ára-bes o Brasil desde su marcha del club. ¿Ha seguido al Zaragoza durante este tiempo?—Poco. Sé que está en Segunda peleando por volver. Me gusta-ría enterarme más de cómo va el Zaragoza, pero son tantos años y tan lejos que a veces cuesta.

—También la religión es muy im-portante en usted, ya que es pas-tor evangélico.—Todo lo que soy hoy como per-sona se lo debo a Dios. Fui con-sagrado como pastor en el 2008, cuando estaba en Zaragoza, y ha-

ce 18 años que sirvo al Señor. Con 20 años entendí que debía dedi-car mi vida también a Dios y no solo a mis deseos, por cuestión de gratitud. Hoy por hoy, en Brasil, nadie me llama por mi nombre, sino que me dicen pastor. Poquí-simos me llaman Ricardo. Es una pasión. Tenemos una bendición tan grande que, en vida, le tengo que ser grato y siempre que pue-do me dedico a predicar y siem-pre saco un rato de mi tiempo pa-ra Dios.

—¿Qué hace concretamente cuando ejerce de pastor?—Tenemos un reconocimiento de la iglesia, que es pastorear o cuidar de personas. Hay quien se pregunta cómo es posible compa-ginarlo con el fútbol. No me dedi-co integralmente al pastoreo, pe-ro tengo tiempo para pastorear. Cuando estuve en Emiratos Ára-bes fundamos una iglesia brasile-ña en Abu Dabi. En Brasil no pas-toreo una iglesia, pero me siento para unir y escuchar. Me dedico a las personas que necesitan conse-jos o entender más lo que es dedi-car una vida a Dios.

—¿Le dedicará más tiempo cuan-do se retire del fútbol?—Sí, es una idea muy clara que tengo y una decisión personal. Cuando deje el fútbol tendré más tiempo para dedicarme a la igle-sia en este sentido, para cuidar personal a tiempo completo. H

negocio y fue una inversión que hizo Agapito pensando segura-mente en recuperarla en el fu-turo. Obviamente me hizo ilu-sión a pesar de jugar en Segunda y no dudé en quedarme a pesar de tener otras posibilidades, pero cambiaron los planes en invierno porque había que vender para sa-car dinero.

—¿Fue complicado verse en Se-gunda División después de su trayectoria en grandes equipos y peleando por títulos?—Fue durísimo, sin duda. No es lo que uno espera, pero acepté el reto. Estaba en el barco cuando naufragó y quería levantarme y aceptar la realidad, nunca huir. No soy de esos. Soy de los que piensa en unir fuerzas con los que tengo alrededor. Fue duro, pero con el orgullo de decir: ‘Es-toy aquí y voy a levantarme con los que se queden y los que ven-gan’. Para resolver los problemas hay que plantarles cara.

—Conociendo a Agapito Iglesias, ¿se esperaba por aquel entonces su mala gestión?—Mi relación con Agapito pienso que era buena. Siempre me aten-dió cuando estaba en el club, ha-blaba conmigo sobre cómo esta-ba el equipo, la situación, los ob-jetivos… No tuvo problema, pero me sorprendió todo lo que ocu-rrió después. Tomó decisiones precipitadas y la justicia es la jus-

«No se sabía qué era lo primordial. ¿El fútbol se hacía en los despachos? No, en el campo. Acabamos fracasando»

«Estaba en el barco cuando naufragó y quería levantarme y aceptar la realidad, nunca huir. No soy de esos jugadores»

«Creíamos que teníamos equipo para la Champions»

33El futbolista brasileño celebra un gol al Barcelona en La Romareda el 16 de febrero del 2008.

ÁNGEL DE CASTRO