por masacre en ituango

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Por masacre en Ituango, Human Rights Watch condena a las FarcPor: Elespectador.comDespus de la muerte de 7 personas, en la que 52 ms resultaron heridas, la organizacin no gubernamental hizo un llamado a la comunidad internacional a condenar a laslos insurgentespor la tragedia.

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Foto: Agencia EFESepelio de las vctimas de la masacre de Ituango, perpetrada por las Farc el 14 de agosto, en plenas fiestas patronales.Segn indic el director para las Amricas de esta organizacin en defensa de los derechos humanos, Jos Miguel Vivanco, ste "es un ataque brutal e inhumano, absolutamente injustificado, que deber ser universalmente condenado"."Las Farc han mostrado continuamente una clara indiferencia hacia la vida de los civiles y hacia el cumplimiento del derecho humanitario y los derechos humanos", advirti de manera tajante el representante.El comunicado oficial de Human Rigths Watch, denunci que la Defensora del pueblo "haba advertido con anterioridad mediante su sistema de alerta temprana que los civiles de Ituango corran peligro por las actividades de las Farc y de los narcotraficantes en la regin".Sin embargo el gobierno, que atribuy la bomba al Frente 18 de las Farc, indic que todava se desconocen los motivos del ataque.Guerrilleros de las Farc activaron una bomba el pasado 14 de agosto en una calle del centro del municipio de Ituango, Antioquia. Al momento de la explosin, se llevaban a cabo las fiestas anuales del lugar.

Masacre de El AroMasacre de El Aro

Ubicacin de Ituango en el mapa de Antioquia

LugarItuango(departamento de Antioquia)

Fecha22 de octubrede1997

Tipo de ataqueAsesinato masivo

Arma(s)Armas ligeras

Muertos15

Perpetrador(es)Autodefensas Unidas de Colombia

Sospechoso(s)General del EjrcitoAlfonso Manosalva

LaMasacre de El Arofue unamasacreperpetrada en el corregimiento El Aro, perteneciente al municipioColombianodeItuango(departamento de Antioquia), cometida el22 de octubrede1997. Segn laComisin Interamericana de Derechos Humanosen esta masacre perdieron la vida 15 campesinos en estado de indefensin y otros tantos fueron despojados de sus bienes y desplazados de su territotio.1El desmovilizado comandante de lasAutodefensas Unidas de Colombia(AUC)Salvatore Mancusoconfes en un juicio que se le sigue de haber ordenado la incursin. Mancuso tambin incrimin al general del EjrcitoAlfonso Manosalva, quien muri en 2006 y el cual estuvo implicado en otros actos de asesinatos. Mancuso asegur que las vctimas haban muerto en combate y que eran miembros de la guerrilla, hecho que contradice una anterior incriminacinin absentiaque presenta pruebas de tortura de las vctimas.Para esta masacre se mencion que se haba utilizado elhelicpterode la Gobernacin de Antioquia para transportar a los paramilitares. El19 de abrilde2007el presidentelvaro Uribe Vlez, quien para la poca en que ocurrieron los hechos era gobernador de Antioquia, dijo que era imposible que se hubiera utilizado alguno de los dos helicpteros porque todo estaba en los registros y cartas de vuelo.2El ex paramilitar Francisco Villalba, uno de los ejecutores de la masacre de El Aro, asegur ante la Comisin de acusaciones de la cmara en el 2008, que el gobernador de Antioquia del entonces (1997) y luego presidente de la repblica de Colombia (2002- 2010),lvaro Uribe Vlez, haba ordenado la masacre. El Ex paramilitar Conocido como Cristian Barreto en las filas de las Autodefensas Campesinas de Crdoba y Urab (accu), fue asesinado cerca de su casa, en el barrio La Estrella de Medelln, meses despus de brindar su declaracin, por sicarios que utilizaron armas con silenciadores.Ennoviembre de 2008Mancuso, desdeEstados Unidosdonde fue extraditado por el gobierno, dijo en una versin libre en audiencia virtual en el proceso que se le sigue en Colombia que el fallecidoPedro Juan Moreno, quien para la poca de la masacre era secretario de gobierno de Antioquia, se haba enterado por boca deCarlos Castao Gilque la masacre sera perpetrada y afirm que si hubo presencia de un helicptero de la gobernacin a la vez que mencion la supuesta complicidad de varios miembros del ejrcito y dijo desconocer cualquier participacin de lvaro Uribe en el hecho.3[editar]

CONDENA AL ESTADO COLOMBIANO PORMASACRESDEITUANGO(Colombia) (Autor: Comisin Intereclesial Justicia y Paz)Jueves 3 de agosto de 2006, porPrensa - Colectivo2Una vez ms se prueba la responsabilidad del Estado por el desarrollo de estrategias de tipo paramilitar, ahora se trata de lasmasacresperpetradas enItuangoAntioquia (Corregimiento de la Granja, junio de 2006 y el Aro a partir de octubre de 1997), mientras se desempeaba como gobernador de ese departamento el actual presidente de la Repblica lvaro Uribe Vlez. Entre los responsables de esamasacrese encuentran los reconocidos jefes paramilitares SALVATORE MANCUSO y CARLOS CASTAO GIL a quienes se les conden a 40 aos de prisin por su probada responsabilidad en los asesinatos colectivos, el primero pretende ampararse en los beneficios de la ley de impunidad llamada de justicia y paz y del segundo se desconoce el paradero despus de los confusos hechos que concluyeron en su desaparicin.El caso llevado por la Comisin Interamericana de Derechos Humanos, a la Corte Interamericana a instancias del Grupo de Trabajo Interdisciplinario de Antioquia y la Comisin Colombiana de Juristas, repite el ritual macabro de lasmasacresdel nordeste antioqueo, Urab antioqueo y Bajo Atrato chocoano a lo largo de 1997, y las mismas prcticas criminales desarrolladas con los desaparecidos de Pueblo Bello Antioquia, Mapiripn en el Meta, que han sido objeto de pronunciamientos del sistema regional.Los testigos en la Corte, de acuerdo con el fallo, expresaron que:. (...) Los responsables de los hechos en El Aro se haban identificado como autodefensas. Cuando llegaron al pueblo, los paramilitares llevaron a varios pobladores a la plaza, los arrojaron al suelo y los colocaron en fila. Los paramilitares acusaron a todos de ser colaboradores de la guerrilla. Extendieron a las personas boca abajo, los pisotearon, y luego les dispararon (...) Cuando lleg un helicptero, los paramilitares dijeron que el pasajero era Carlos Castao. El pasajero del helicptero se dirigi a la Inspeccin de Polica y habl con los que ah se encontraban, incluyendo a uno que le decan y un soldado conocido como Rambo. A Junior tambin le llamaron de Mauricio. Entre los aproximadamente doscientos (200) hombres que incursionaron en El Aro, algunos eran conocidos como Cobra, Pescado y El Tigre. Los paramilitares se relacionaban con miembros del Ejrcito en Puerto Valdivia, incluso con Rambo, quien era moreno y muy alto. Rambo haba subido con soldados a El Aro ocho das antes de lamasacrey fue visto posteriormente en Puerto Valdivia. Luego de matar a varios residentes del pueblo, los paramilitares quemaron las casas, los locales y los ranchos a su alrededor entre los das jueves y viernes. El sbado los paramilitares salieron del pueblo luego de haberlo incendiado. El Aro qued acabado. Los civiles enterraron a los muertos (...) El Gobernador de Antioquia envi un telegrama al Inspector de Puerto Valdivia solicitndole a ste que se comunicara con el Secretario de Gobierno, quien, a su vez, le solicit que se comunicara con el comandante del Ejrcito del rea y solicitara ayuda para recoger los ganados. Posteriormente el oficial llam al Teniente Bolaos, quien le respondi que eran unos guerrilleros, que ese ganado era de la guerrilla, que eso ya se lo haban llevado. (Corte Interamericana de Derechos Humanos, caso de lasMasacresdeItuangovs. Colombia, sentencia 1 de julio de 2006)Ante los evidentes beneficios de legislaciones como la ley de impunidad 975, an con la Sentencia de la Corte Constitucional, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, aunque no la nombre expresamente, es clara en exigir al Estado colombiano no ampararse en legislaciones que otorguen amnistas o impidan sanciones proporcionales a los responsables de crmenes tan graves como lasmasacresdeItuango:400. Para cumplir la obligacin de investigar y sancionar a los responsables en el presente caso, Colombia debe: a) remover todos los obstculos, de facto y de jure, que mantengan la impunidad; b) utilizar todos los medios disponibles para hacer expedita la investigacin y el proceso judicial; y c) otorgar las garantas de seguridad adecuadas a las vctimas, investigadores, testigos, defensores de derechos humanos, empleados judiciales, fiscales y otros operadores de justicia, as como a los ex pobladores y actuales pobladores deItuango[1]].(...)402. La Corte reitera su jurisprudencia constante[2]] en el sentido de que ninguna ley ni disposicin de derecho interno puede impedir a un Estado cumplir con la obligacin de investigar y sancionar a los responsables de violaciones de derechos humanos. En particular, son inaceptables las disposiciones de amnista, las reglas de prescripcin y el establecimiento de excluyentes de responsabilidad que pretendan impedir la investigacin y sancin de los responsables de las violaciones graves de los derechos humanos, como las del presente caso. El Tribunal reitera que la obligacin del Estado de investigar de manera adecuada y sancionar, en su caso, a los responsables, debe cumplirse diligentemente para evitar la impunidad y que este tipo de hechos vuelvan a repetirse(Ibid).La Corte en la primera de sus disposiciones establece por unanimidad que 15.El Estado debe llevar adelante las diligencias necesarias para proveer justicia en el presente caso, en los trminos de los prrafos 399 a 402 de esta Sentencia.(Ibid).El desconocimiento de esta sentencia por parte del Estado colombiano, significara que criminales como Salvatore Mancuso, sobre quien pesa una condena de 40 aos de crcel por su responsabilidad en lamasacredeItuango, se beneficie de la ley de impunidad llamada de Justicia y Paz reducindose la pena a mximo 8 aos de crcel pagada en las granjas agrcolas que ya se vienen anunciando en lugares muy cercanos al que se present estamasacre, como las antiguas residencias de los trabajadores que construyeron la represa de Urr.En adjunto, el texto completo de la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 1 de julio de 2006 sobre el caso de lasmasacresdeItuango, un nuevo precedente para que las vctimas de Crmenes de Lesa Humanidad encuentren caminos donde es posible allanar las vas a la verdad, a la justicia y a la reparacin integral, principios de una paz cierta y duradera.

Corte Interamericana de Derechos Humanos condena al Estado por masacres de Ituango

Este fallo podra afectar el proceso con ex "paras", pues obliga al Estado a investigar y castigar a los responsables. Salvatore Mancuso fue condenado por El Aro.

Diez aos despus de ocurridas las masacres de La Granja y El Aro, dos corregimientos de Ituango (Antioquia), en las que murieron 19 personas a manos de las Auc, la Corte Interamericana de Derechos Humanos decidi que el Estado colombiano deber responder por esos hechos. El fallo, conocido ayer por EL TIEMPO, se tom por decisin unnime de seis jueces sobre la demanda presentada por el Grupo Interdisciplinario por los Derechos Humanos y la Comisin Colombiana de Juristas.

En su parte resolutiva, la sentencia dice que el Estado es responsable de la violacin al derecho a la vida, del desplazamiento forzado de campesinos, de los vejmenes a que fueron sometidos los habitantes, debido a que no tom las medidas necesarias para evitar lo ocurrido o detener al grupo armado ilegal que perpetr las masacres, a travs de los miembros de la Fuerza Pblica y autoridades que hacan presencia en la regin.

La masacre de La Granja ocurri el 11 de junio de 1997, cuando 22 paramilitares irrumpieron en el corregimiento, ordenaron el cierre de establecimientos pblicos y asesinaron de manera selectiva a cuatro campesinos. La Corte dijo que las pruebas demostraron que los "paras" pasaron por la zona de Chapineros luego de que un retn del Ejrcito fue levantado.

El otro hecho ocurri el 25 de octubre de 1997. Los paramilitares atacaron el corregimiento El Aro, tambin en Ituango, reunieron a los habitantes en el parque central y asesinaron a 15 habitantes. Los dos casos ocurrieron cuando el presidente lvaro Uribe ocupaba la Gobernacin de Antioquia. Al respecto, voceros del Gobierno Nacional han sealado que la actuacin de los funcionarios de la Gobernacin fue examinada por organismos como la Procuradura, que no encontr ninguna actuacin irregular.

La indemnizacin

El fallo tambin orden el pago de una indemnizacin de cerca de un milln 426.000 dlares a los familiares de las vctimas, un poco ms de 3.500 millones de pesos. Igualmente, la sentencia le ordena al Estado que ponga en marcha un plan de vivienda para los damnificados de ambas poblaciones y les garantice un plan de retorno seguro a los habitantes que huyeron despus de las masacres y se convirtieron en desplazados. La Corte insta adems al Estado a pedir perdn pblico por lo ocurrido y a publicar el pronunciamiento en el diario oficial y en un diario de circulacin nacional.

La Corte decide, as mismo, que Colombia debe hacer todo lo que est a su alcance para que los rganos judiciales reactiven las investigaciones, con el fin de determinar y castigar a los autores de las masacres y de las personas o funcionarios pblicos responsables por accin y por omisin. En cuanto a los procesos judiciales, el tribunal hace una recomendacin al Estado colombiano que podra tener consecuencias en el actual proceso con el ex jefe "para" Salvatore Mancuso.

Segn la Corte, el Estado debe "remover todos los obstculos, de facto y de jure, que mantengan la impunidad", lo que es interpretado por algunos como no beneficiar con legislacin especial a personas halladas responsables de crmenes de lesa humanidad. Mancuso fue condenado por un tribunal de Antioquia, en abril del 2003, a 40 aos de crcel por la masacre de El Aro, y si se le aplica la ley de Justicia y Paz solo pagar mximo ocho aos de crcel. La pregunta es si la Corte Interamericana considerar suficiente ese castigo.

Las otras condenas

1. Muerte de Isidro Caballero. Ocurrida en 1989, en Cesar. La Corte dijo que fue desaparecido por el Ejrcito y que el Estado debe continuar investigando.

2. Las Palmeras. Muerte de un nio y otras seis personas en Putumayo en una operacin de la Polica. El tribunal declar responsable al Estado.

3. Muerte de 19 comerciantes. En Puerto Boyac en 1987. La Corte dijo que los paramilitares que la cometieron fueron apoyados por militares.

4. Mapiripn. Al menos 49 personas asesinadas por las Auc en el Meta. La Corte orden continuar las investigaciones y castigar a los responsables.

5. Caso Gutirrez Soler. Detenido ilegalmente por la Polica y torturado. Hall responsable al Estado y orden medidas para evitar estos casos.

6. Pueblo Bello. Asesinato de seis personas y desaparicin de 37. Ordenan al Estado colombiano indemnizar a los familiares de las 43 vctimas con US$ 2,73 millones.

Ms decisiones del fallo de la Corte

* El Estado deber realizar las acciones necesarias para garantizar las condiciones de seguridad para que los ex habitantes de los corregimientos de El Aro y La Granja, que se hayan visto desplazados, puedan regresar sus tierras.

* En un acto pblico, el Estado deber reconocer su responsabilidad internacional por las dos masacres, esto con presencia de altas autoridades.

* Un plan de vivienda, mediante el cual se dote de viviendas adecuadas a aquellas vctimas sobrevivientes que perdieron sus casas y que as lo requieran, deber poner en marcha el Estado.

* Fijar una placa en un lugar pblico apropiado en La Granja y El Aro, con el objeto de que las nuevas generaciones se enteren de los hechos que dieron lugar al fallo de la Corte Interamericana de DD.HH..

* Implementar, en un plazo razonable, segn la Corte, programas de educacin en derechos humanos y derecho internacional humanitario permanentes en las Fuerza Pblica colombiana.

* Publicar, en el plazo de seis meses, en el Diario Oficial y en otro diario de circulacin nacional, por una sola vez, el captulo relativo a los hechos probados y la parte resolutiva del fallo sobre El Aro y La Granja.

Plata para reparacin a las vctimas sigue bajando

El indicador de recursos disponibles para reparar a las vctimas de las autodefensas sigue a la baja. Al anuncio de que los paramilitares desmovilizados solo entregaran unas 30 mil hectreas al Estado se suma ahora una disposicin adoptada por el Gobierno en el reglamento interno del Fondo para la Reparacin de las Vctimas que limita los aportes del Presupuesto Nacional a una participacin "evidentemente asistencial y de solidaridad pblica". EL TIEMPO tuvo acceso al documento, que marca la ruta para empezar la reparacin.

Establece, por ejemplo, que los bienes que pasen al Fondo podrn ser arrendados o incluso vendidos, para evitar que su manejo se vuelva una carga para el Estado mientras vuelven a sus dueos o son asignados a reparacin. Pero algunas de las previsiones plantean la posibilidad de que muchas vctimas se queden sin atencin, por fsica falta de recursos.

La Ley de Justicia y Paz puso desde el primer momento el peso de la reparacin en los miembros de los grupos ilegales. Pero en el mismo Gobierno se daba por descontado que, dada la cantidad de personas afectadas, iba a ser necesaria la destinacin de recursos del Estado. Los "paras" se haban comprometido con el Gobierno a una devolucin inicial de al menos 100 mil hectreas, y se estima que ellos y los "narcos" se apropiaron de entre dos y cuatro millones de hectreas.Publicacin: El Tiempo(Bogot)Fecha: 28 Julio 2006

Masacre de Ituango (El Aro y La Granja)Ocurrida en junio de 1996 y a partir de octubre de 1997 en los corregimientos de La Granja y El Aro, respectivamente, ambos ubicados en el Municipio de Ituango, Departamento de Antioquia, Colombia. La responsabilidad del [] Estado [] se deriva[ba] de los actos de omisin, aquiescencia y colaboracin por parte de miembros de la Fuerza Pblica apostados en el Municipio de Ituango con grupos paramilitares de las AUC.

Las cicatrices de El AroPor Javier Arboleda Garca

Jess Abad ColoradoAs qued el Aro, corregimiento de Ituango, despus de la masacre.

VERDAD ABIERTARelato de la lenta e impune masacre de los habitantes de un casero al norte de Antioquia, en octubre de 1997, y de cmo en los siete das que dur, ninguna autoridad lleg a auxiliarlos. Historia de Verdadabierta.com, el portal especializado en paramilitarismo y conflicto armado que se lanza esta noche.Martes 21 Octubre 2008TOMADO DE VERDAD ABIERTASi lo quiere tanto; entonces, duerma con l, le grit el hombre a Rosa Mara Posada y la empuj encima de su marido, quien yaca tirado sobre la yerba hmeda, recin asesinado. Ella abraz a Marco Aurelio, intentando taparlo, para que sus dos hijos no vieran su cuerpo destrozado, los ojos afuera, el pecho rajado, la piel levantada. Marco Aurelio Areiza, su esposo, de 64 aos, haba sido un hombre bueno, dueo de las nicas dos tiendas de abarrotes de El Aro, un pueblo de 60 casas de paredes de bahareque mapeadas por la cal y el tiempo, tejas de zinc y puertas de colores, en el rea rural de Ituango, un municipio al norte de Antioquia. Areiza haba sido de sus primeros habitantes; lleg en 1967, dos aos despus del obispo que lo fund.

A Marco Aurelio lo mataron un domingo 26 de octubre de 1997, a una cuadra de la plaza de ese casero de pramo, fro y nublado, con una calle larga empedrada que empataba con la iglesia, a donde slo se poda llegar despus de siete horas de camino de mula, cuesta arriba por una montaa quebrada de arroyos de aguas limpias. Su cadver qued al borde del cementerio, que junto con una escuela, cuatro plantas elctricas, una cabina telefnica, dos cantinas, y la dos tiendas de Marco Aurelio, formaban todo el equipamento urbano.

No fue el primer cado, ni tampoco el ltimo. La masacre, planeada varios das antes, lejos de all, haba empezado tres das antes, y dur cuatro das ms. La cometieron 150 hombres de las Autodefensas Campesinas de Crdoba y Urab (Accu), tambin conocidos en la regin como los mochacabezas.

Con todo la parsimonia del caso, como a sabiendas de que nada les impedira su calculada carnicera, cazaron, torturaron y vejaron a sus 17 vctimas, quemaron 42 de las 60 viviendas, se robaron 1.200 reses y forzaron a 702 habitantes a salir huyendo para salvar la vida.

Por la fra sevicia de los verdugos que sometieron y humillaron a la poblacin, y por la absoluta desproteccin en la que la dej la fuerza pblica que en siete das nunca acudi en su ayuda, la masacre de El Aro queda en la memoria de los colombianos como una de las ms crueles. Aun as, hoy, once aos despus sigue en gran parte impune.

Hubo tres sentencias, proferidas en un solo fallo del 22 de abril de 2002, por el Juzgado Segundo Penal del Circuito de Antioquia: contra Carlos Castao Gil y Salvatore Mancuso Gmez, condenados a 40 aos de prisin, como determinadores del homicidio agravado, desplazamiento forzado, y del hurto calificado y agravado en esos parajes montaosos de Ituango.

Carlos Castao no cumpli la condena pues fue asesinado en abril de 2004. Y a Salvatore Mancuso, el gobierno colombiano lo extradit en mayo de 2008 para que fuera juzgado primero por el delito de exportacin de cocana a Estados Unidos. La otra condena, a 33 aos y cuatro meses de prisin, recay sobre Francisco Enrique Villalba Hernndez, conocido en las filas de las Accu como Cristian Barreto quien, movido por sus culpas, se entreg a la Fiscala casi cuatro meses despus de la masacre.

La justicia slo abri investigacin penal a dos militares: al teniente del Ejrcito Everardo Bolaos Galindo, detenido hasta hace algunos meses en la crcel de mxima seguridad de Cmbita (Boyac), y al cabo primero Germn Alzate Cardona, conocido como Rambo, quien est prfugo. A ambos, la Procuradura General los destituy y sancion disciplinariamente por haber colaborado y facilitado, con conocimiento de causa, la incursin paramilitar.

El 10 de agosto de 2001 la Procuradura archiv la investigacin disciplinaria contra el general Carlos Alberto Ospina Ovalle, comandante de la IV Brigada para la poca, y luego hizo lo mismo en el proceso al que estaba vinculado el teniente coronel Germn Morantes Hernndez, ex comandante del Batalln Girardot, con jurisdiccin en el norte de Antioquia.

El primero de julio de 2006 la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), de la OEA, conden al Estado colombiano a pagar una indemnizacin cercana a 3.400 millones de pesos a favor de 123 familiares de las vctimas de El Aro. Le orden que les rindiera un homenaje pblico y le pidi que persiguiera a quienes tuvieron responsabilidad en los hechos y hoy siguen libres.

Para la CIDH, qued demostrada la responsabilidad del Estado, por accin y omisin, en especial, en la violacin a los derechos a la vida, la integridad personal, la libertad, la propiedad privada y la circulacin y residencia.