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PIPAS PRECORTESIANAS DE SAN MIGUEL DE e por Miguel J. Malo Zozaya Estas pipas de barro se encontraron en las extensas e importantes zonas arqueológicas del municipio de San Miguel de Allende, del Estado de Guanajuato, que fueron habitadas por numerosos grupos nahuas que, como se sabe, se encaminaron más tarde al Valle de México acaudillados por Mixcoatl y constituyeron el poderoso imperio tolteca en los primeros años del siglo X. Perte- necen, por tanto, a la Cultura Protolteca, según la auto- rizada opinión al respecto de los arqueólogos Román Piña Chán y Beatriz Braniff de Torres, quienes vinieron recientemente a estudiar dichas zonas por denuncia que de ellas hice años atrás. Los yacimientos arqueológicos que principalmente las produjeron son Tierra Blanca y la Cruz del Palmar, a lo largo del río laja, en territorio denominado ahora Me- soamérica Marginal (tecnicismo novísimo que se ha creado para ubicarlas), el cual territorio fue invadido por la expansión de pueblos mesoamericanos a principios de nuestra Era y ocupado más tarde por hordas de chichi- mecas bárbaros provenientes de América Arida o del Desierto a la llegada de los conquistadores españoles; pero todos, al fin, con caracteres antropológicos co- munes. Entre los muchos artefactos y cacharros hallados en tan insospechadas y ricas zonas, correspondientes todos al Horizonte Clásico de la Cultura Protolteca, tan poco conocida hasta la fecha, figuran con primacía, por su crecido número e importancia arqueológica, las pipas que motivan el presente artículo y constituyen mi co- lección: Estas pipas son verdaderamente, extraordinarias tan- to por su variada y vistosa apariencia como por su reiterada representación zoomorfa. Lograda ésta con pas- mosa simplicidad realista que parece reproducir fiel- mente con desbordante sentimiento vital y totémico la fauna toda de estos lugares en los lejanos tiempos de la prehispanidad: bisontes, venados, aves diversas y ar- madillos gigantes que muestran claramente en su piel los característicos discos óseos tan perceptibles en la de su remoto antepasado el gliptodonte, cuyos restos fósiles he encontrádo allí mismo a mayor profundidad. Cosa, dicho sea de paso, que viene a desvirtuar la creen- cia común de que este desdentado sea autóctono de Sudamérica o de que jamás haya emigrado hasta por acá. En general, la pipa es una de las piezas arqueoló- gicas más importantes en México, pues su localización es indicio valioso para lograr dilucidar el problema ac- tual de la probable ruta de contacto cultural entre nues- tro país y los Estados Unidos. Ahora bien, estas pipas halladas precisamente aquí, hacia el norte de Mesoamérica y tan cerca de la Huas- teca, en cantidad tan grande (más de cuatrocientas) y tan semejantes a las del área del sureste de Norte- américa: todas angulares, salvo una recta (tipo carac- terístico del suroeste de dicho país), vienen a confir- mar la teoría acerca del origen norteamericano de la pipa en México e indican el posible peregrinar de quie- nes las trajeron o propagaron. Esto, además, corrobora la particular opinión Oe MacNeish al respecto, quien descarta cuatro posibles rutas de contacto cultural entre México y los Estados Unidos y propone, como posición conciliatoria y más razonable en el tiempo y en el espacio, la que seguiría la costa de Tamaulipas, por la parte central de Texas hasta el sureste; siguiendo este parecer Muriel N. Porter. Tal vez hayan sido ceremoniales estas pipas, pues abundan en los centros así denominados y se encuen- tran siempre asociadas con cosas destinadas al culto incipiente de entonces: sahumadores, braseros e incen- sarios, y con prendas que se supone hayan pertenecido a jefes, caudillos, caciques, brujos o hechiceros, como son los collares con pendientes simbólicos, los espejos de mosaico de pirita sobre discos horadados de materia refractaria, los magníficos y despiadados cuchillos de sílex y de obsidiana, las navajas de doble filo y una que otra máscara de barro o de cantera con estuco negro o amarillo y mosaico. Algunas,-no obstante, pudieron servir sólo para solazarse fumando la hierba "yeti" o tabaco. De un modo o de otro, la mayoría debió usarse en oca- 60/NORTE

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PIPASPRECORTESIANASDE SAN MIGUEL DEe

por Miguel J. Malo ZozayaEstas pipas de barro se encontraron en las extensas

e importantes zonas arqueológicas del municipio de SanMiguel de Allende, del Estado de Guanajuato, que fueronhabitadas por numerosos grupos nahuas que, como sesabe, se encaminaron más tarde al Valle de Méxicoacaudillados por Mixcoatl y constituyeron el poderosoimperio tolteca en los primeros años del siglo X. Perte-necen, por tanto, a la Cultura Protolteca, según la auto-rizada opinión al respecto de los arqueólogos RománPiña Chán y Beatriz Braniff de Torres, quienes vinieronrecientemente a estudiar dichas zonas por denuncia quede ellas hice años atrás.

Los yacimientos arqueológicos que principalmente lasprodujeron son Tierra Blanca y la Cruz del Palmar, a lolargo del río laja, en territorio denominado ahora Me-soamérica Marginal (tecnicismo novísimo que se hacreado para ubicarlas), el cual territorio fue invadido porla expansión de pueblos mesoamericanos a principios denuestra Era y ocupado más tarde por hordas de chichi-mecas bárbaros provenientes de América Arida o delDesierto a la llegada de los conquistadores españoles;pero todos, al fin, con caracteres antropológicos co-munes.

Entre los muchos artefactos y cacharros hallados entan insospechadas y ricas zonas, correspondientes todosal Horizonte Clásico de la Cultura Protolteca, tan pococonocida hasta la fecha, figuran con primacía, por sucrecido número e importancia arqueológica, las pipasque motivan el presente artículo y constituyen mi co-lección:

Estas pipas son verdaderamente, extraordinarias tan-to por su variada y vistosa apariencia como por sureiterada representación zoomorfa. Lograda ésta con pas-mosa simplicidad realista que parece reproducir fiel-mente con desbordante sentimiento vital y totémico lafauna toda de estos lugares en los lejanos tiempos dela prehispanidad: bisontes, venados, aves diversas y ar-madillos gigantes que muestran claramente en su piellos característicos discos óseos tan perceptibles en lade su remoto antepasado el gliptodonte, cuyos restos

fósiles he encontrádo allí mismo a mayor profundidad.Cosa, dicho sea de paso, que viene a desvirtuar la creen-cia común de que este desdentado sea autóctono deSudamérica o de que jamás haya emigrado hasta por acá.

En general, la pipa es una de las piezas arqueoló-gicas más importantes en México, pues su localizaciónes indicio valioso para lograr dilucidar el problema ac-tual de la probable ruta de contacto cultural entre nues-tro país y los Estados Unidos.

Ahora bien, estas pipas halladas precisamente aquí,hacia el norte de Mesoamérica y tan cerca de la Huas-teca, en cantidad tan grande (más de cuatrocientas) ytan semejantes a las del área del sureste de Norte-américa: todas angulares, salvo una recta (tipo carac-terístico del suroeste de dicho país), vienen a confir-mar la teoría acerca del origen norteamericano de lapipa en México e indican el posible peregrinar de quie-nes las trajeron o propagaron.

Esto, además, corrobora la particular opinión OeMacNeish al respecto, quien descarta cuatro posiblesrutas de contacto cultural entre México y los EstadosUnidos y propone, como posición conciliatoria y másrazonable en el tiempo y en el espacio, la que seguiríala costa de Tamaulipas, por la parte central de Texashasta el sureste; siguiendo este parecer Muriel N. Porter.

Tal vez hayan sido ceremoniales estas pipas, puesabundan en los centros así denominados y se encuen-tran siempre asociadas con cosas destinadas al cultoincipiente de entonces: sahumadores, braseros e incen-sarios, y con prendas que se supone hayan pertenecidoa jefes, caudillos, caciques, brujos o hechiceros, comoson los collares con pendientes simbólicos, los espejosde mosaico de pirita sobre discos horadados de materiarefractaria, los magníficos y despiadados cuchillos desílex y de obsidiana, las navajas de doble filo y una queotra máscara de barro o de cantera con estuco negro oamarillo y mosaico. Algunas,-no obstante, pudieron servirsólo para solazarse fumando la hierba "yeti" o tabaco.De un modo o de otro, la mayoría debió usarse en oca-

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siones muy significativas , pue se advierte en todas quefueron hechas deliberadamente para portarse con ele-gancia y sibarítica comodidad.

Por estar casi todas nuevas , se antoja que hayanacompañado a los difuntos para que las usaran en laotra vida, ya que en el sureste de los Estados Unidos,de donde se supone que provienen , se creía que eltabaco se cultivaba en el mundo de los muertos.

Además, son estas pipas valiosa aportación paracompletar el estudio sistemático de su evolución hastallegar a la pipa azteca , pues su forma angular domi-nante y la plataforma plana de algunas, así como laprolongación tubular vuelta hacia el hornillo de otras,son características que recuerdan a las pipas de Tula,naturalmente , a las de Acámbaro, Cuitzeo y Chichén Itzácomo sus derivadas. Circunstancia ésta que las con-vierte en las más antiguas, posiblemente, de México,una vez que la fecha más remota de sus hallazgos re-gistrada hasta ahora sería el año 1,000 aproximada-mente para las de Sinaloa, y éstas nuestras, como seha dicho, datan del 200 al 800 d. C.

El tamaño de estas pipas es generalmente de 20 a25 centímetros; pero las hay que miden más de cin-cuenta , mientras que las más pequeñas sólo tienensiete; siendo éstas últimas de acabado tan fino queaparentan no ser también de barro.

Las hay con pintura simple y sin ella, con pinturanegativa positiva y al fresco; con decoración de pasti-Ilaje y con dibujos esgrafiados o incisos crotaloides alo largo del tubo, el cual remata siempre en un pro-porcionado hornillo cónico de borde plano o semilobu-lado semejante a una corola.

No se puede afirmar que se haya fumado opio enellas; pero es curioso observar que una tiene el hornillosemejante al fruto capsular de la adormidera, planta deorigen oriental, del cual se extrae el opio por incisio-nes cuando está verde. La misma semejanza adviertoen la llamada pipa de Otipa (D.F.), de la colección delarqueólogo Miguel Covarrubias, la cual aparece en laobra de Muriel N. Porter intitulada Pipas Precortesianas,pues aunque allí sólo se-dice de ella, sin mayor alcance,que su hornillo está decorado con líneas paralelas ver-ticales incisas y tapado con una flor, yo veo claramentelas divisiones carpelares parietales del fruto de la ador-midera en tales líneas, y las superiores radiales de suestigma sésil en la supuesta flor. Flor que, además,nada tendría que hacer, a mi juicio, sobre el hornillode una pipa.

De haber una relación íntima entre la supuesta formade estas dos pipas y lo que en ellas se fumaba, con-taríamos con un testimonio más acerca del origen asiá-tico de nuestros indios.

Más podría decirse de estas pipas por todos con-ceptos extraordinarias, aun no siendo yo un arqueólogoprofesional; pero añadiré, para satisfacción particularde nosotros los guanajuatenses, que algunas de ellasfiguran ya en el Museo Nacional de Antropología de laciudad de México, desde su inauguración, por cesiónque de ellas hice, representando dignamente un aspectointeresante de la Cultura Protolteca de nuestro Estado.

NORTE/61

LASATLANTIDASEVAPORADAS

por Juan Almudí

En las Atlántidas , de Ortega y Gasset, que hojeoestos días por especial y grato obsequio de un buenamigo mío, me topo de buenas a primeras -y lo sub-rayo en el libro, para no olvidarlo- con aquello deque las Atlántidas son las culturas sumergidas o "eva-poradas".. "Ellas representan -dice Ortega- el fenó-meno más sorprendente de la Historia. Hace un siglonadie hubiese aceptado seriamente la posibilidad deque pueblos un tiempo poderosos, creadores de cultu-ras completas... hubiesen llegado a borrarse de lamemoria humana, a desvanecerse como fantasmas yvagos espectros". La verdad es que el filósofo murióantes de que se hablara, o de que se hablara con in-sistencia y en serio, de la explicación que ahora sepretende para esclarecer el enigma, para descifrarlo...

Copán, en Honduras, el más grande centro cere-monial maya, que poseía (según se ha averiguado)una pureza espartana de costumbres en virtud de suorganización social perfectamente estructurada y diri-gida, se "evaporó"; no la ciudad, por supuesto, pero sísu población.

Era lugar donde se celebraban brillantes conme-moraciones, donde florecía un comercio próspero yactivo, y donde se daban cita artistas, sabios, atletasy gentes procedentes de lejanas tierras, incluso el Perú.¿Qué sucedió en esta ciudad-estado? ...

En el año 1044 de nuestro cómputo del tiempo,Copán, al igual que Tikal antes y otras ciudades des-pués, poco después, dejó de existir porque sus habi-tantes se fueron para nunca más regresar. Pero estono es lo extraordinario, no es lo que nos inquieta, loextraordinario es que no se han hallado vestigios dela causa del abandono, pues quedaron intactas. Si pos-teriormente aparecen ruinosas, cúlpese de ello al trans-curso de los siglos y al avance inexorable de la selva,mas no a los hombres. García de Palacio, Oidor quefue de la Audiencia de Guatemala, las describe en esteúltimo estado (de ruina) en el momento en que losconquistadores las descubren, luego el suceso sin dudatuvo lugar en época muy anterior a la Conquista.

En suma, nada obliga a pensar en una causa de-

terminante, y sobre todo lógica , como sería una in-vasión, la peste, cualquier calamidad (por ejemplo unterremoto), etc. ¿Qué es, pues, lo que en las ciudadesmayas ocurrió, lo que ocurrió en Copán? ¿Por qué novolvieron sus habitantes? Se desvanecieron -como di-ce Ortega y Gasset, refiriéndose a las Atlántidas-, seevaporaron "como fantasmas y vagos espectros".

En llegando a este punto, de deducción en deduc-ción, el misterio crece, las hipótesis quiebran, y, sinembargo , hoy, repito, pretende abrirse paso una nuevay fascinante . Me explicaré: Los llamados Mapas dePiri Reis (almirante de la armada turca que combatióen Lepanto contra don Juan de Austria), muy anterio-res a Jesucristo, y a su vez copias de copias antiquí-simas , incluyen el perfil del continente americano conpasmosa exactitud, no obstante desconocerse cuandoel Descubrimiento del Nuevo Mundo que hubiera un...Nuevo Mundo. Los egipcios y los incas, ignorándose(?) tejían con algodón de la misma variedad. El Im-perio Tiahuanaco, en las riberas del lago Titicaca -dehombres blancos y barbudos- poseía "reloj de Sol"y calendario , que actualmente se afirma es , o era, deVenus y no de la Tierra. El mítico Quetzalcóatl, elesperado , es descrito asimismo con barbas y de tezblanca. Es una leyenda que se repite como un ritor-nello: hombres blancos, barbudos antes de los incas,los aztecas, los mayas..., y por añadidura conocedoresdel modo de medir el tiempo, de las revoluciones as-trales.

¿En qué consisten esas hipótesis que explicaríansatisfactoriamente lo de las Atlántidas evaporadas? Losmapas del almirante turco; los conocimientos astroló-gicos y de medición del tiempo, de esas culturas yotras perdidas, y un sinfín de datos aparentemente in-conexos y sorprendentes, todo ello está siendo consi-derado, revisado, muy en serio por modernos inves-tigadores a la luz de los supuestos OVNIS, quienesafirman que en un tiempo remotísimo nuestro pla-neta habría sido visitado por seres extraterrestres queserían portadores de una cultura avanzada, transmi-tiéndonos sus conocimientos y volviendo a su mundode origen, por lo que los pueblos visitados cayeronnuevamente en el atraso y, añorando el pasado, reco-nociendo la gran superioridad de aquellos viajeros, aca-barían deificándolos, adorándolos, ofreciéndoles inclusosacrificios humanos, etc.

No hace mucho que con ocasión de un comen-tario al respecto, ganado por la fascinante explicaciónde que la losa sepulcral de la cripta del Templo delas Inscripciones de Palenque lo que representa es auno de esos astronautas, escribí un comentario, en unperiódico, contrastando esa hipótesis con la explica-ción científica de un libro -cuyo nombre no hace alcaso- del Instituto de Investigaciones Estéticas de laUniversidad Nacional Autónoma de México. La -verdades que mis dudas continúan.

Resumiendo, quizá la clave de lo que Ortega yGasset llama las Atlántidas evaporadas sea ésa; ¿porqué no? Vale la pena meditar , reflexionar...

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CARTASDE DONHERNANDO

Regresa Hernán Cortés a España para casarse con doña Juana de Zúñiga,sobrina del Duque de Bejar, pero en llegando lo quiso para sí doña Fran-cisca de Mendoza, cuñada de Francisco de Cobos, omnipotente secretario deSu Majestad Cesárea Carlos V, y con este enredo se le fue al Capitán lagobernación de la Nueva España, como lo asegura Bernal Díaz. "Don Hernandocometió el error de hacer surgir en el pecho de doña Francisca, esperanzasque no estaba dispuesto a satisfacer". (1) La actitud del Soberano cambióradicalmente hacia don Hernando. Tan mal estaban sus cosas que se prohibióno sólo que se imprimieran, sino aún se leyeran sus cartas o relaciones, queenvió al Emperador. (2) Ya muerto el fundador de la nacionalidad mexicana,el nefasto Felipe II, prohibe por cédula de fecha 1553, la impresión, venta ylectura de la Historia de las Indias y Conquista de México escrita por Gómara.

¿Cuál era la inquina que tenía la Corona contra este hombre? ¿Qué dicensus cartas de relación, o la historia de sus hazañas, que con tanto celo pro-hibieran tanto Carlos como Felipe?

Si se estudia la vida de Cortés, se llega al convencimiento, que era talsu anhelo de libertad que pocas veces respetó jerarquía o imposición alguna.En Cuba lo casó Velázquez, por la fuerza, con su cuñada Catalina Juárez, aquien más tarde, se deduce, tuvo oportunidad de ponerle las manos en elcuello. Sin el permiso de dicho gobernador salió con su expedición a tierrafirme, lo que más tarde provocó el envío de Pánfilo Narváez y por ende lapérdida de Tenochtitlán. Después que se volvió a ganar la ciudad duranteel terrible sitio de 75 días en el cual perecieron casi la totalidad de los azte-cas, Cortés pudo haber decidido no tolerar más incursiones de nadie, y asífue como dejó que se estrellase el adelantado Francisco de Garay en elPánuco, quien poco después murió de tristeza. Dice Cortés, "supe de unnavío que-vino de la isla de Cuba; cómo el almirante don Diego Colón y losadelantados Diego Velázquez y Francisco de Garay quedaban juntos en ladicha isla, y muy confederados para entrar por allí con mis enemigos..."No fue menor la suerte del juez de residencia don Luis Ponce de León, quehabiendo llegado a Tenochtitlán murió de una peste junto con treinta de susacompañantes. (3) De todo esto lo más notorio es que tuvo Cortés la osadía dedenegar las provisiones reales de Gobernador y Capitán que traía don Cristóbalde Tapia, quien se tuvo que regresar a la isla Española.

Reproducimos el pasaje para rememoración de nuestros lectores, tomadode la Tercera Carta de Relación enviada por Cortés a Carlos V.

(1) Hernán Cortés . Cap. XXX. Salvador de Madariaga.(2) Andanzas de Hernán Cortés. Del Valle Arizpe.(3) Esto ocurrió después de que regresó Cortés de su viaje a las Hibueras.

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"Y estando despachando a este capitán me escribie-ron de la villa de la Veracruz cómo allí al puerto dellahabía llegado un navío, y que en el venía Cristóbal deTapia, veedor de las fundiciones de la isla Española, delcual otro día siguiente recibí una carta por la cual mehacía saber que su venida a esta tierra era para tenerla gobernación della mandado de vuestra majestad, y quedello traía sus provisiones reales, de las cuales en nin-guna parte quería hacer presentación hasta que nosviésemos; lo cual quisiera que fuera luego ; pero que,como traía las bestias fatigadas de la mar, no se habíametido en camino; y que me rogaba que diésemos ordencomo nos viésemos, o él viniendo acá, o yo yendo alláa la costa de la mar. E como recibí su carta, luegorespondí a ella diciéndole, que holgaba mucho con suvenida, y que no pudiera venir persona proveída pormandado de vuestra majestad a tener la gobernacióndestas partes, de quien más contentamiento tuviera, asípor el conocimiento que entre nosotros había, como porla crianza y vecindad que en la isla Española habíamostenido. E porque la pacificación destas partes no estabaaún tan soldada como convenía, y de cualquiera nove-dad se daría ocasión de alterar a los naturales; e comoel padre fray Pedro Melgarejo de Urrea, comisario de lacruzada, se había hallado en todos nuestros trabajos, ysabía muy bien en qué estado estaban las cosas de acá,y de su venida vuestra majestad había sido muy servi-do, y nosotros aprovechados de su doctrina y consejos;yo le rogué con mucha instancia que tomase trabajo dese ver con el dicho Tapia, y viese las provisiones devuestra majestad, y pues él mejor que nadie sabía loque convenía a su real servicio y al bien de aquestaspartes, que él diese orden con el dicho Tapia en lo quemás conviniese, pues tenía concepto de mí que no exce-dería un punto dello; lo cual yo le rogué en presenciadel tesorero de vuestra majestad, y él asimismo se loencargó mucho. Y él se partió para la villa de la Ve-

racruz, donde el dicho Tapia estaba; y para que enla villa o por donde viniese el dicho veedor se le hiciesetodo buen servicio y acogimiento, despaché al dichopadre y a dos o tres personas de bien de los de micompañía; y como aquellas personas se partieron, yoquedé 9sperando su respuesta; y en tanto que aderezabami partida, dando orden en algunas cosas que conve-nían al servicio de vuestra majestad y a la pacificacióny sosiego destas partes, dende a diez o doce días lajusticia y regimiento de la villa de la Veracruz me escri-bieron cómo el dicho Tapia había hecho presentaciónde las provisiones que traía de vuestra majestad, y desus gobernadores en su real nombre, y que las habíanobedecido con toda la reverencia que se requería, y queen cuanto al cumplimiento, habían respondido que por-que los más del regimiento estaban acá conmigo, quese habían hallado en el cerco de la ciudad, ellos se loharían saber, y todos harían y cumplirían lo que fuesemás servicio de vuestra majestad y bien de la tierra;y que desta respuesta el dicho Tapia había recibidoalgún desabrimiento , y aun había tentado algunas cosasescandalosas. E como quiera que a mí me pesaba dello,les respondí que les rogaba y encargaba mucho que,mirando principalmente el servicio de vuestra majestad,trabajasen de contentar al dicho Tapia, y no dar nin-guna ocasión a que hubiese ningún bullicio; y que yoestaba de camino para me ver con él y cumplir lo quevuestra majestad mandaba y más su servicio fuese. Yestando ya de camino, y impedida la ida del capitán ygente que enviaba al río de ' Pánuco, porque conveníaque yo salido de aquí, quedase muy buen recaudo, losprocuradores de los concejos desta Nueva-España merequirieron con muchas protestaciones que no saliese deaquí, porque como toda esta provincia de Méjico y Te-mixtitan había poco que se había pacificado, con miausencia.se alborotaría, de que podía seguir mucho de-servicio a vuestra majestad y desasosiego en la tierra;y dieron en el dicho su requerimiento otras muchascausas y razones por donde no convenía que yo saliesedelta ciudad al presente; y dijéronme que ellos, conpoder de los concejos, irían a la villa de la Veracruz,donde el dicho Tapia estaba, y verían las provisiones devuestra majestad, y harían todo lo que fuese su realservicio; y porque nos pareció ser así necesario, y losdichos procuradores se partían, escribí con ellos al dichoTapia, haciéndole saber lo que pasaba, y que yo enviabami poder a Gonzalo de Sandoval, alguacil mayor, y aDiego de Soto y a Diego de Valdenebro, que estabanallá en la villa de la Veracruz, para que en mi nombre,juntamente con el cabildo della y con los procuradoresde los otros cabildos, viesen y hiciesen lo que fueseservicio de vuestra majestad y bien de la tierra, porqueeran y son personas que así lo habían de cumplir. Alle-gados donde el dicho Tapia estaba, que venía ya decamino, y al padre fray Pedro se venía con él, requi-riéronle que se volviese; y todos juntos se volvieron ala ciudad de Cempual, y allí el dicho Cristóbal de Tapiapresentó las provisiones de vuestra majestad, las cualesobedecieron con el acatamiento que a vuestra majestadse debe; y en cuanto al cumplimiento dellas dijeron que

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suplicaban para ante vuestra majestad, porque así con-venía a su real servicio por las causas y razones de lamisma suplicación que hicieron, según que más larga-mente pasó; y los procuradores, que van fiesta. Nueva-España lo llevan signado de escribano público. Y des-pués de haber pasado otros autos y requerimientosentre el dicho veedor y procuradores se embarcó°en unnavío suyo , porque así le, fué requerido ; porque de suestada, y haber publicado que él venía por gobernadory capitán destas partes, se alborotaban; y tenían estosde Méjico y Temixtitan ordenado con los naturales fies-tas partes , de se alzar y hacer una gran traición, que asalir con ella hubiera sido peor que la pasada; y fuéque ciertos indios de aquí de Méjico concertaron conalgunos de los naturales de aquellas provincias queel alguacil mayor había ido a pacificar , que viniesena mí de mucha priesa ,. y me dijesen cómo por la costaandaban veinte navíos con mucha gente , y que no sa-lían a tierra; y que porque no debían ser buena gente,si yo quería ir allá y ver lo que era, que ellos se ade-rezarían y irían de guerra conmigo a me ayudar; ypara que los creyese trajéronme la figura de los na-víos en un papel. Y como secretamente me hicieronsaber esto, luego conocí su intención y que era maldady rodeado para verme fuera desta provincia , porquecomo algunos de los principales della habían sabidoque los días antes yo estaba de partida, y vieron queme estaba quedo, habían buscado esta otra maneray yo disimulé con ellos, y después prendí a algunosque lo habían ordenado . De manera que la venida de

dicho Tapia, y no tener experiencia de la tierra y gen-te Bella, causó harto bullicio, y su estada ficiera mu-cho daño si Dios no lo hobiera remediado; y más ser-vicio hobiera fecho a vuestra majestad estando en laisla Española, dejar su venida y consultarla primeroa vuestra majestad , y facerle saber el estado en queestaban las cosas destas partes , pues lo había sabidode los navíos que yo había enviado a la dicha isla porsocorro, y sabía claramente haberse remediado el es-cándalo que se esperaba haber con la venida de la ar-mada de Pánfilo de Narváez , aquel que principalmen-te por los gobernadores y concejo real de vuestra ma-jestad había sido proveído ; mayormente que por el al-mirante y jueces y oficiales de vuestra majestad queresiden en la dicha isla Española el dicho Tapia habíasido requerido muchas veces que no curase de venira estas partes sin que primero vuestra majestad fueseinformado de todo lo que en ellas ha sucedido, y paraello le sobreseyeron su venida so ciertas penas ; el cualcon formas que con ellos tuvo, mirando más su par-ticular interés que a lo que al servicio de vuestramajestad convenía , trabajó que se le alzase el sobresei-miento de su venida . He fecho relación de todo ello avuestra majestad , porque cuando el dicho Tapia se par-tió, los procuradores y yo no la ficimos porque él nofuera buen portador de nuestras cartas; y también por-que vuestra majestad vea y crea que en no recibir aldicho Tapia vuestra majestad fué muy servido, segúnque más largamente se probará cada y cuando fuerenecesario. 11

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MATERIALES ELECTRICOS

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MEXICO 1. D. F.

10-86-31

CON 5 LINEAS

10-01-18

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Panorama Histórico de laFilosofía

"MASQUE UNHOMBRE,UNCASTILLO "

por Félix Martí Ibáñez

...y sobre la desolada planicie moral e intelectualde España se levantó señera su testa enorme, ancha,cuadrada -como un castiello-". Estas palabras, conlas que José Ortega y Gasset dibujó el perfil del pensa-dor español Joaquín Costa , podrían servir también paradefinir a Ortega, el magnífico castellano, más que unhombre, un castillo.

Ortega y Gasset murió en 1955, pero a diferencia delo que antaño se hacía con los grandes héroes, cuyasarmas se enterraban con sus cuerpos -cual la Tizonacon El Cid-, los libros de Ortega no fueron a parar asu sepulcro. Sus libros, sus palabras, siguen viviendocon nosotros, y como sucedió con El Cid, están ganandoespléndidas batallas aun después de muerto.

Enfocaremos la vida y la obra de Ortega como unasinfonía de siete movimientos, asomándonos respec-tivamente a siete etapas de su vida para estudiar alhombre, al profesor, al periodista, al literato, al orador,al historiador y al filósofo.

¡-El hombre : "Emperador dentro de una gota de luz"

"Nací sobre una rotativa ". -dijo una vez Ortegaaludiendo a su linaje de periodistas-. En la época enque nació Ortega en Madrid , en mayo de 1883, AlfonsoXII regía en España en plena Restauración , Gladstonegobernaba Inglaterra bajo la reina Victoria, y Bismarckdictaba los destinos de Alemania . Fue aquel el año enque murió Wagner, en que Dilthey publicó su magnumopus , y Nietzsche encendió la llamarada de su Así ha-blaba Zaratustra.

Pepito Ortega creció en un hogar dotado de distin-ción intelectual : su padre , José Ortega y Munilla , nacidoen Cuba, era un destacado periodista . Pepito se crióentre el ruido de las rotativas acompasando la emocióndel suceso del día, y el periodismo -es decir , la actua-lidad- fue su infantil circunstancia.

Cuando Pepito tenía seis años , su madre enfermó delcorazón . Aprovechando su viaje a París para visitar laExposición Mundial , en el año en que la torre Eiffel alzósu largo cuello de jirafa de acero sobre los tejados pla-teados de la Ciudad luz , el padre de Ortega llevó a suesposa a que la examinara el neurólogo Charcot, cuyashistéricas de la Salpetriere eran el más dramático gui-ñol de París . Charcot hizo a la madre de Pepito un diag-nóstico certero y literario : "Vous ates une femme epui-sée par les accouchements " (Es usted una mujerextenuada por los alumbramientos ). Era cierto. La madrehabía dado a luz a cuatro hijos en cuatro años suce-sivos . De regreso a Madrid y para huir del clima atroz,mitad siberiano y mitad sahárico, de la capital de Es-paña , se hicieron construir un chalet en la sierra deCórdoba.

Pepito ingresó entonces en el colegio de los jesuitasde San Estanislao de Kostka , de Miraflores del Palo,Málaga. Años más tarde , recordando esta dulce Arcadiamediterránea, escribiría Ortega : "Hay un lugar que elMediterráneo halaga , donde la tierra pierde su valorelemental , donde el agua marina desciende al menesterde esclava y convierte su líquida amplitud en un espejo

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reverberante , que refleja lo único que allí es real ; la luz.Saliendo de Málaga y siguiendo la línea ondulante de lacosta, se entra en el imperio de la luz. Lector: yo hesido durante seis años emperador dentro de una gotade luz , en un imperio más azul y esplendoroso que latierra de los mandarines".

Durante las vacaciones , los Ortega asistían a corridasde toros, y los chiquillos corrían por el campo en bici-cletas. Algún verano lo pasaban en El Escorial, futuroescenario de la primera meditación filosófica de Ortega.Durante la época de clases, cuando se recluía al inquietogrupo de parladores periquitos humanos, en la jauladel piso en la calle de Goya en Madrid, leían ávida-mente. Pepito asistía fascinado a las interminables ter-tulias periodísticas de sobremesa, y leía a Valera, Bal-zac, Dickens, Shakespeare, Dumas y Renan, en un auto-impuesto maratón de lectura, con el libro colocado enel enorme atril familiar.

A los catorce años, la afición de Pepito a los toros,le hacía ir al coto de caza de su tío que en su corralizatenía una pequeña vacada y "un becerrete muy majo"llamado Vinagre. Una tarde, Pepito, con su chaquetilla,empezó a dar lances al becerro. Minutos después elbicho lo derribó. Ahí terminó la carrera tauromáquicade Pepito, aunque no su afición a la fiesta brava, inspi-radora de sus bellos ensayos sobre los toros, que haríandecir al torero Domingo Ortega: "Desde que leo la filo-sofía de Ortega, toreo mejor".

La gran pasión de Pepito era leer y soñar, y auncomiendo tenía la mesa sembrada de libros y cuartillas.En 1897 Pepito se fue a Deusto, donde estudió Derecho.De 1898 a 1902, cursó Filosofía y Letras en la Univer-sidad de Madrid, doctorándose en 1904 con una tesissobre los terrores del año mil (Crítica de una leyenda).Por esta fecha, a los veintiún años, le escribió a su her-mano Manuel anunciándole la más importante decisión

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de su vida: "Puedo decirte que me he metido de hoz ycoz en el estudio de la Filosofía". El comienzo de sutesis ya revela al egregio escritor que remonta el vuelocon su mágica pluma de aguilucho del espíritu.: "Enla historia de la Edad Media existe una página suges-tiva como pocas, inquietante , que dice uno de los mo-mentos en que la Humanidad se ha encontrado másoprimida, más angustiada. Sobre un cúmulo de desdi-chas reales, algunos historiádores han urdido el tapizmaravilloso de una leyenda. Es ésta la que supone a loshombres del siglo X abandonando las labores sustenta-doras de la vida y huyendo en pardos rebaños al sose-gado y milagroso secreto de los claustros". Tras estemagnífico comienzo, Pepe Ortega urdió el tapiz de laEuropa medieval y desmoronó la leyenda de los terroresdel año 1000.

La "circunstancia" con que se enfrentó el joven gra-duado en Filosofía y Letras fue la de una España regidapor la generación de Ribera, Caja¡, Ferrán, Cossío, Gaudí,Rusiñol, Albéniz. En su propia generación, figurabanEchegaray, Miró, Pérez de Ayala, Azaña y Marañón; yen el extranjero , Spengler, Keyserling, Jaspers, Heideg-ger y Toynbee.

Iniciada su labor periodística, con su primer artículoGlosas (1902), Pepe Ortega miró en derredor suyo. Loque vio en España le dio dolor en el corazón. Para suespíritu, ávido del rigor, veracidad y jerarquía, que sólopodía hallar en la ciencia, España no ofrecía sino patrio-tería barata, un atroz "achabacanamiento español". An-helaba Ortega descubrir un nuevo modo de ver las cosas,y usarlo para enseñar a pensar a los españoles. En prin-cipio, creyó hallar cualidades dignas de emularse, enMiguel de Unamuno . Mas, a medida que Unamuno fuerenunciando a su europeísmo para optar por el " africa-nismo", Ortega fue distanciándose del ogro vasco. Ortegafue el único que se las cantó claras al gigante de Sala-manca. En cierta ocasión dijo que acaso "el matiz rojoy encendido de las torres salmantinas les vendrá deque las piedras venerables aquellas se ruborizan oyendolo que Unamuno dice cuando a la tarde pasea entreellas".

El "joven meditador" Pepe Ortega decide en 1905irse a Alemania en pos de la luz filosófica cernida pornubes de plata. Estudia primero en Leipzig, y luego, enBerlín: En Leipzig, gusta de sentarse en el parque, vien-do cómo le liman al elefante el callo que se le formóen la frente a fuerza de frotarla contra las barras de sujaula. Allí, Pepe Ortega pasea con otros estudiantes porlos fríos parques sin rosas y lee a Kant entre la alga-rabía de los patos dedicados a persecuciones amatorias.Después, en Marburgo, en la ribera del Lahn, será dis-cípulo de los neokantianos Cohen y Natorp. De Marbur-go -adonde retornaría Ortega años después, ya cate-drático, y donde nacería su hijo Miguel Germán- diríaOrtega: "En esta ciudad he pasado yo el equinoccio demi juventud; a ella debo la mitad, por lo menos, de misesperanzas y casi toda mi disciplina".

Tras sus años en Alemania , Pepe Ortega retorna aenfrentarse con la dramática circunstancia de su destinode español universal. Está decidido a aceptar la circuns-

tancia española como su palenque, y su fino olfato depodenco le hace husmear el acantilado confinamientode su patria, la "tibetización de España ". Contra ellabatallará dándose cuenta de que si España es el proble-ma, Europa es la solución.

Pepe Ortega, que fue a Alemania a estudiar filosofía,regresa a España siendo no ya un filósofo sino la Filo-sofía misma. Siente latir sus tesis filosóficas, como uncorazón . "Mi vocación -dirá más tarde- era el pensa-miento , el afán de claridad sobre las cosas ... Hacia eseseñorío de la luz sobre mí mismo y su contorno queríayo movilizar a mis compatriotas". Decide, pues, aco-meter la faena alegremente, con estilo y garbo.

Tiene ya Pepe Ortega treinta años, se siente enlozana madurez, y está impaciente como brioso alazán,por galopar por la pradera intelectual. Mas, ¿por dóndeempezar la ingente tarea? Ante todo, sometiéndose auna estricta disciplina, adoptando el consejo que mástarde daría a un discípulo : "Si la vida es un resorteque se dispara, tiene que ser antes un resorte que secontrae".

Como ha señalado Pedro Laín Entralgo, Ortega sevio a sí mismo en tres distintas figuras de vida: comocazador, como arquero y como náufrago. El común de-nominador de esas tres figuras de vida -diría yo- esel movimiento. El cazador corre tras su presa; el arquerointenta llegar al blanco mediante la prolongación de subrazo que es la flecha rauda; el náufrago bracea parasalvarse y llegar a tierra firme. En los tres casos haymovimiento hacia algo que está distante, y eso, en lavida, es el futuro, el porvenir. Por eso, la vida de Ortegafue una operación cinética que se movió siempre haciaadelante.

Siente el joven filósofo que le hace falta conseguirtribunas desde las que forjar su destino y el de España.Decide usar de la cátedra y de la tribuna para impartirsu mensaje; del periódico para llegar a los grandes pú-blicos. La palabra hablada y escrita serán sus armas,la prensa y la cátedra sus altavoces. La aceptación desu misión implicará para él un destino de radical sale'dad, pues los grandes hombres viven egregiamente so-los, ya que los demás no pueden seguirles sino a dis-tancia. Pero no le importa. "La vida -dice una vez-es misión... Yo soy un proyecto, una pretensión, unaflecha que apunta al blanco". El joven arquero, con sucarcaj intelectual atestado de flechas, se lanza a sudestino de cazador de la Verdad.

fi-El maestro : el seductor de ideas

Aplicando a Ortega su propio concepto de las gene-raciones históricas de quince años de duración en lavida de los hombres y de los pueblos, hallamos supropia vida dividida en varias etapas: la de sus moce-dades (1904.1914) en que estudia y a los 30 añosdeviene profesor; la de la gestación de sus mejoreslibros (1914-1924); la de su gestión pública y políticahasta el comienzo de la Guerra Civil (1924-1936); la delos años de Guerra Civil y voluntario exilio en los quecrea, en cursos y conferencias, una nueva etapa de su

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obra (1936-1945); la de su retorno a España (1945-1955) y sus nuevos cursos.

En 1909 Ortega es nombrado profesor de Filosofíaen la Escuela de Estudios Superiores del Magisterio, yen 1910 hace oposiciones a la cátedra de Metafísica enla Universidad de Madrid. Una de las pruebas de laordalía de las oposiciones era explicar una lección deMetafísica. Ortega se lanza a la prueba como un buentorero ante un Miura: sin miedo y con garbo. Duranteuna hora, el tribunal escucha embebido al joven maes-tro que salta de un trapecio filosófico a otro en felizvuelo de metáforas. Es la suya, más que una lección,un torneo de oratoria joven, dinámica, pulida, luminosa,usando de imágenes como de mallas con las que vestirel cuerpo atlético de sus ideas. Así alcanza la cátedrade Metafísica de la Universidad de Madrid que había deocupar hasta 1936.

Súbitamente, se acaba de iniciar con Ortega y Gassetuna nueva era en el pensar y el decir. Asombran laclaridad y elegancia de su exposición. "La claridad-repetirá él- es la cortesía del filósofo". Con esasdotes, José Ortega y Gasset deviene catalizador de va-rias generaciones.

Una de sus discípulas, María Zambrano, ha recor-dado la primera clase que dio Ortega y Gasset para elprofesorado normal, y a la que ella asistió en 1909, enla Escuela de Estudios Superiores del Magisterio, nolejos del Museo del Prado. A las nueve de la mañana,unos cuarenta maestros de toda España miraban dis-traídamente al parque del Retiro a través de las venta-nas. Ortega y Gasset, un hombre menudo, velludo, demirada penetrante, entró en el aula con una carpetade cuero en la mano. De ella sacó el texto de un diá-logo de Platón, el Teeteto. Comenzó por exponer lo queiba a ser su curso. Filosofía , les dijo , es la ciencia ge-neral del amor. La filosofía es lo contrario de la noticiay de la erudición, y aspira a llegar a una sola propo-sición en que se dijera toda la verdad. Pronto los alum-nos cesaron de usar los lápices preparados para tomarnotas , dejándolos en alto como bayonetas o pararrayos.Estaban asistiendo a la lección de un egregio maestrode la palabra. Su dicción era perfecta, su exposición unamaravilla vestida con precioso ropaje de metáforas.

Rápidamente, fue llenándose su aula de más y másdiscípulos, especialmente mujeres, a medida que su fazse iba llenando de las nobles arrugas del pensador.Sus días de conferencia eran como días de fiesta paralos oyentes. Adoptaba el método de descorrer una puntadel velo que nos impide ver las cosas en su magníficatotalidad y seguía su precepto de que "quien quieraenseñarnos una verdad , que no nos la diga... que nossitúe de modo que la descubramos nosotros". Pues Or-tega y Gasset pensaba que la gracia del contagio de laidea está más en el verbo, que es voz, rostro y gesto,nutridos por ideas e imágenes, que en el plomo quesale de las linotipias. Ortega y Gasset decidió que alespañol "era preciso atraerle hacia la exactitud de laidea con la gracia del giro. En España , para persuadirera menester antes seducir".

Aunque aceptó a Kant como a su catalizador inicial,

y sentía afición romántica hacia Leibniz, de quien decíaque su filosofía parecía hecha por un ángel, pronto em-pezó a dibujarse en sus lecciones el contorno de unafilosofía suya, original, que compartía con los oyentes,pues para él, filosofar era comunicar, en vez de aislarsepara hilar ideas en la rueca sutil de su pensamiento.

III-El periodista : el hombre estrella

Ortega y Gasset fue el egregio periodista de la filo-sofía. Ello ha hecho que aún haya quienes duden de laexcelsa calidad de su obra, sólo porque originalmenteapareció en el humilde marco de las columnas de dia-rios. Quienes así le criticaron olvidaban que una esme-ralda en montura de oro de veinticuatro quilates nopierde nada de su valor porque esté envuelta en unperiódico.

Cuando con su primer artículo publicado a los die-ciocho años de edad inicia Ortega y Gasset su carreraperiodística, ya había decidido que en su "circunstan-cia" -su país, España, y su época, los comienzos desiglo- para hacer filosofía había que elegir un vehículopopular como el diario y la charla: en suma, el perio-dismo y la tertulia.

Toda la obra de Ortega y Gasset tiene pues un sen-tido periodístico. No escribió libros sino artículos pe-riodísticos, luego recogidos en libros. Artículos, cursos

'y conferencias forman su obra literaria y filosófica. Poreso, en todo lo escrito por él hay un estilo "verbal",una comunicación directa con el lector. Supo escribirde los más complejos problemas con la gracia de unconversador de café ante un corro de amigos; fue unsublime contador de cuentos filosóficos. Ese periodismofilosófico de Ortega y Gasset, es el único caso en laHistoria en que se ha hecho alta filosofía en columnasde periódicos.

Los artículos de Ortega y Gasset hicieron historia.En ellos logró crear un nuevo sistema de filosofía queiluminó a varias generaciones y elevó el nivel culturalde España y Europa. Según él decía, los artículos deperiódicos son un género literario y "tienen la mismaobligación de aspirar a vivir eternamente que una epo-peya".

Expandiendo su esfera de actividad periodística, Or-tega y Gasset fundó con otros el periódico El Sol, enMadrid, donde publicaría algunos de sus más impor-tantes escritos. Era pasmoso ver en el café y en eltranvía al "hombre de la calle" leyendo artículos filo-sóficos de Ortega y Gasset. El dinámico espíritu delperiodista-filósofo le llevó a fundar en 1923 la Revistade Occidente, y la editorial del mismo nombre. Comoeditor, Ortega y Gasset introdujo en España la obra delos grandes hombres de ciencia y filósofos europeos, lade Freud, Von Uexküll, Husserl y Scheler, Spengler yHegel, Brentano y Huizinga, Dilthey y Heideger. La Re-vista de Occidente, hasta 1936, en que por la GuerraCivil tuvo que interrumpir sus labores, se convirtió enuna bandera que ondeaba sobre las más preclaras ca-bezas europeas.

La filosofía de Ortega y Gasset se ejercía tanto en

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los periódicos como en sus tertulias. Primero en laResidencia de Estudiantes, y luego en la redacción de laRevista de Occidente, tenía su cotidiano simposio filo-sófico, sobre temas tan varios como la vida misma -ar-te, literatura, viajes, toros, teatro y, siempre, filQsofía-en su tertulia de tres horas en la que algunas de lasmentes más lúcidas de España (Manuel García Morente,Fernando Vela, Federico García Lorca, Salvador Dalí,Luis Buñuel y otros) y de Europa, asistían con asombroa la elaboración improvisada de su pensamiento, quesaltaba como pájaro de rama en rama , de un tema aotro con brillantez inigualada, usando un lenguaje queen sus labios fluía musical y sabio , inmenso abanicocon la policromía de la cola de un pavo real. Con supluma , el humilde artículo de periódico, se convirtió degusano de luz en fulgurante estrella.

Hijo y nieto de periodistas, expuso Ortega con en-tereza su profesión dé fe: "Quien quiera crear algo, ytoda creación es aristocracia , tiene que acertar a seraristócrata en la plazuela. He ahí, por qué, dócil a lacircunstancia, he hecho que mi obra brote en la plazuelaintelectual que es el periódico". Y, a raíz de la muertede Ortega, dijo el endocrinólogo y humanista Dr. Gre-gorio Marañón: "El periódico, entre las muchas cosasque puede ser, es cátedra. Las lecciones de Ortega enla Universidad tenían , como sus ensayos en las revistasy en las hojas diarias, la misma fuerza creadora y lamisma dignidad". Ortega fue universitario en el perió-dico, y periodista en la cátedra.

IV-El literato : el lapidario de la prosa

Tengo en mi biblioteca las Obras completas.(1902-1943) de Ortega y Gasset, y otros volúmenes con obrasinéditas publicadas por sus discípulos, obras a las quesegún dijo el propio maestro "la malaventura parececomplacerse en no dejarme darles esa última mano,esa postrer soba que no es nada y es tanto, ese ligeropase de piedra pómez que tersifica y pulimenta". Esoslibros son un yacimiento diamantífero. Basta con abrir-los en cualquier página y en el acto relucen chispazosde diamantes. Aquí están a mi alcance, encuadernadosen plata y gris, el color de los olivares que él tantoamaba, pero su voz ya no suena sino en mi mente, ypensar que el filósofo se nos fue para siempre, es paramí tener un cortaplumas clavado en el corazón.

El primer libro de Ortega y Gasset, Meditacionesdel Quijote , apareció en 1914, cuando él tenía 31 años.Ese librito contiene, como un programa musical, el re-pertorio de todo el concierto , el índice de los temasfilosóficos que desarrollaría durante su vida. El temacentral es España, pero sobre él, en su urdimbre amo-rosa, borda los demás temas de su predilección, sobretodo el de la vida humana. Esos terñas son ejemplosde amor intellectualis, para usar el lindo nombre queusó Spinoza para designar los ensayos de amor inte-lectual.

Fue su genial intuición iniciar sus escritos con loque llamó "salvaciones", que describió así: "Bajo eltítulo Meditaciones del Quijote anuncia este primer vo-

lumen unos ensayos de varia lección que va a publicarun profesor de filosofía in partibus infidelium... sonmás bien lo que un humanista del siglo XVII hubieradenominado salvaciones. Se busca en ellos lo siguiente:dado un hecho -un hombre, un libro, un cuadro, unpaisaje, un error, un dolor- llevarlo por el camino máscorto a la plenitud de su significado. Colocar las ma-terias de todo orden, que la vida, en su resaca perenne,arroja a nuestros pies como restos inhábiles de unnaufragio, en postura tal que dé en ellos el sol deinnumerables reverberaciones. Hay dentro de toda cosala indicación de una posible plenitud. Un alma abiertay noble sentirá la ambición de perfeccionarla, de auxi-liarla, para que logre esa, su plenitud. Esto es amor-el amor a la perfección de lo amado".

Mi encuentro, siendo estudiante de Medicina, con losescritos de Ortega y Gasset tuvo la intensidad de unadescarga eléctrica. Al leer un volumen de El espectador,sentí rasgarse el cielo oscuro por una centella de arcoiris. Mi vida se hizo súbitamente más rica y mi almamás valiosa en densidad moral. En las tierras de colorde miel de la meseta castellana,. vi alzarse a un hom-brecillo que con vocablos que eran listones de plata,edificaba bellas armazones de conceptos. Un españoluniversal. Fascinado, seguí desde entonces el verbo deluz, la palabra de oro del maestro.

La vasta producción literario-periodística-filosófica deOrtega y Gasset incluye sus Meditaciones del Quijote, lossiete volúmenes de primorosos ensayos de El espectadorEl tema de nuestro tiempo, las Atlántidas, La deshuma-nización del arte, Ideas sobre la novela, En torno aGalileo, Meditación de la técnica, Historia como sistema,Velázquez, Goya, La caza y los toros, la rebelión de lasmasas, El hombre y la gente, ¿Qué es filosofía?, Medi-tación de Europa, Una interpretación de la historia uni-versal, la idea de principio en Leibniz y muchas otras.Jamás llegó a publicar una obra que comprendiera susistema completo de filosofía, porque su mente erademasiado incandescente y su pluma demasiado ágil,para someterse al áncora de una obra larga en exceso.Pero todas las piezas del mosaico están en sus ensayosy cursos, y basta ensamblarlas mentalmente para quese forme la imagen radiante de su sistema filosófico.Todo libro suyo tiene la estructura de un curso que ala vez fuera una sinfonía, que ya Sainz de la Maza lellamó "el guitarrista entre los filósofos".

Fue escritor muy rápido. Su monumental obra sobreLeibniz la escribió, dedicándole doce horas diarias du-rante ochenta días, en su exilio en Lisboa y estandomal de salud. Galeote de la pluma, vivió uncido al yugode su galera literaria, y desde que escribió a los diecio-cho años su primera meditación , inspirada en el espaciopor el paisaje serrano de El Escorial y en el tiempo porDon Quijote, siguió creando esos libros suyos que éldijo estaban "escritos en voz baja", porque no le hacíafalta gritar.

Fue ensanchándose rápidamente el círculo de suslectores y discípulos. Su famosa obra La rebelión de lasmasas , publicada en 1930, fue seguida y ampliada ensu horizonte, veintisiete años después, por su curso -y

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libro- El hombre y la gente , de monumental impor-tancia sociológica. A raíz de la publicación de la pri-mera de las dos obras citadas, comentó el AtlanticMonthly: "Lo que representó para el siglo XVIII El con-trato social, de Rousseau, y para el siglo XIX El capital,de Karl Marx, representará 'para el siglo XX La rebeliónde las masas, de Ortega y Gasset".

Castellano de la meseta , tuvo Ortega la brusca pre-cisión y la diáfana limpidez de los perfiles de la sierraesbozados en la dorada distancia de los llanos. Pero aesa exactitud científica agregó como vistoso ropón enel que envolver la tiritante desnudez científica de susideas , el manto policromo de un Mediterráneo del espí-ritu, para quien toda idea debe nacer monda y lirondaen su desnudez -que la Verdad es desnuda-, perodebe volver en las irisadas alas de un ruiseñor. Esa esla gran innovación que introduce Ortega y Gasset. En latierra más desordenada del planeta , en España, dondelas mejores ideas nacieron siempre desaliñadas, y sepresentaron sin lavar ni peinar , fiándolo todo en losquilates de oro de su valía, Ortega y Gasset se preocupade que la precisión del fondo de su pensamiento seacompañe a la claridad del método y la elegancia en laforma. Mas sabe también incrustar los platos de sucocina intelectual de sabrosas trufas, en forma de -losvocablos más castizos . Ese es su modo de recordarsea sí mismo que su derecho de filósofo no debe hacerleolvidar su deber de hombre del pueblo. Ortega y Gassetes siempre el aristocrático marqués, pero un marquésque juega a los dados en los establos con los palafre-neros y en la cocina pellizca los robustos glúteos de lamaritornes.

Con las armas de la exactitud de un físico atómico,la disciplina de un gran bacteriólogo y el sentido esté-tico de un buen jardinero , se lanzó Ortega , primero adescubrir España a los españoles, más tarde, a descu-brirles el mundo , finalmente a descubrir España anteel mundo . De su mano hizo recorrer a sus lectores loscaminitos de Castilla, gris y dorada, piedra y añil; oírcantar a las cigarras a la sombra perfumada de azahar-de los naranjales , frente al rizado Mediterráneo de lashoméricas leyendas de naos y de dioses ; hallar la gran-deza de España en una ruina tiznada de soles, en unpoema empolvado de siglos , o en el paso de una mocitade tobillo alegre en el jaleo de una fiesta flamenca. Ycon él aprendieron que era necesario peinar a Españaa la europea , aceptar el Africa como entraña de la razaespañola , pero hacer de Europa su meta y sentido, y,si necesario fuera, hacer que España acabara en Gi-braltar para que dejara Europa de terminar en losPirineos.

V-EI orador y el político : mago y maestro

Recuerdo la emoción con que asistí a las conferen-cias de Ortega y Gasset en Madrid sobre ¿Qué pasa enel mundo? Su menudez ibérica, su enjuto perfil de al-deano castellano se agigantó por la sinfónica orquesta-ción de su discurso, lleno de sorpresas oratorias pues,para sacarlas de sus mangas de ilusionista, le bastaba

a Ortega dejar entreabierta la tapa de la arqueta de sucerebro siempre repleta de maravillas. Su faz era comode barro cocido, "su rostro grave y a la vez amistoso,surcado de arrugas profundas, con algo de labrador yemperador romano al mismo tiempo ", sus ojos clarosde color tabaco, la "sonrisa alegre y cálida", la frentede espaciosidad lunar , una calva lírica , la osamentamandibular de reciedumbre geológica, su gesto tanelegante como la dicción con su "voz grave y ronca"

Cada conferencia suya era un prodigio de elocuenciay gracia , sin usar casi nunca más papeles que los defumar para liar los cigarrillos cuyo humo le envolvía enuna mágica neblina azul, menos sutil que su filosofía.Ortega , en cada conferencia , retornaba a sus artes má-gicas . Hablaba de todo con su voz, la voz , que, al decirde Fernando Vela, era "el máximo de espíritu con elmínimo de materia ", y dejaba los temas flotando enel aire como volutas de humo . Introducía su manopálida en la chistera de su oratoria y la sacaba llenade cintas de colores , colibríes y campanillas . El encantode su pirotecnia oratoria hacía olvidar su eterno esca-moteo de temas, su mariposeo sobre jardines de líricaspreocupaciones en su conferencia , ese "drama intelec-tual en sesenta minutos". Al terminar de hablar sesentía uno retornando de un agitado viaje en la vago-neta de una montaña rusa.

En 1910, Ortega y Gasset dio su primera gran con-ferencia en la sociedad El Sitio de Bilbao, sobre Pe-dagogía social. Allí lanzó su novísima idea de que lapedagogía podía servir de programa político. En el mis-mo año en que apareció su gran libro Meditaciones delQuijote, inicia Ortega y Gasset su período de "gestación"en la vida pública pronunciando un gran discurso en elTeatro de la Comedia, de Madrid, sobre Vieja y nuevapolítica, señalando nuevos rumbos a "una generación-dijo- acaso la primera , que no ha negociado nuncacon los tópicos del patriotismo y que al escuchar lapalabra España, no recuerda a Calderón y a Lepanto,no suscita la imagen de un cielo azul , sino que mera-mente siente y esto que siente es dolor ". Resultado deesta conferencia fue la fundación , con otros intelectua-les, de la "Liga de Educación Política Española", queaspiraba a fomentar una conducta pública elevada, bus-cando la autenticidad por encima de la intriga, parahacer pueblo y forjar historia viva comenzando por esta-blecer frente a la España "oficial" la España "vital",lanzando un clarinazo de alerta para despertar a ladormida España de las provincias.

Para Ortega y Gasset, desde un comienzo, políticafue polis , la ciudad entera de los hombres , cuyas di-mensiones son las de la cultura humana misma. "Nohay otro remedio -dijo- que dedicarnos todos a lapolítica... El individuo humano no es el individuo físico,sino el individuo de la sociedad ; de aquí que cuandola sociedad no está hecha , el afán primordial de cadahombre es hacerla". Como Platón, se convirtió así en"jefe espiritual ", en filósofo de la política . Su ámbitoabarcó a artistas, escritores, médicos, filósofos, hombresde ciencia y al hombre de la calle, y su jefatura espi-ritual duró hasta la Guerra Civil de 1936, más de veinte

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años de labor pública , ejerciendo su influencia desde latribuna, el periódico y su cátedra.

En 1949 realizó su primer y único viaje a EstadosUnidos, y habló en las gélidas alturas de Aspen, Colo-rado, en la celebración del segundo centenario-de Goe-the. De regreso a España, Ortega y Gasset pasó porNueva York. Le imagino asomado a una ventana delHotel Plaza, donde se alojaba, pensando cosas profun-das y exquisitas, mientras-sus ojos miraban el húmedoverdor de Central Park. En el mismo año habló en BerlínOccidental, donde miles de admiradores asaltaron eledificio, insuficiente para contener a la muchedumbreque deseaba oír al conferenciante; en 1951 en Suiza, yen ese mismo año fue nombrado doctor honoris causade la Universidad de Glasgow, Escocia. Con anterioridad,en 1948, había fundado con su discípulo Julián Maríasel "Instituto de Humanidades", que inauguró en Ma-drid con- una serie de lecciones sobre Una interpreta-ción de la Historia Universal (Exposición y examen de laobra de Arnold Toynbee).

La actuación política de Ortega y Gasset se plasmóen sus artículos en El Sol contra la monarquía, quetanto contribuyeron a la victoria republicana en abrilde 1931, cuando Alfonso XIII se vio obligado a mar-charse al exilio, y en la fundación, con el Dr . Marañóny Pérez de Ayala , de la Asociación al Servicio de la Re-pública, bajo cuyo pabellón dio Ortega y Gasset, portoda España, tantos bellos discursos, predicando suevangelio de trabajo y nación. Elegido diputado a lasCortes Constituyentes de 1931, pronunció allí varios dis-cursos memorables, siendo de uno de ellos esta fraseque hizo historia parlamentaria: "Hay tres cosas que nopodemos hacer en este parlamento : el payaso , el tenoro el jabalí".

Sus intervenciones parlamentarias crearon un génerode oratoria jamás escuchado en ningún parlamento. Peroa Ortega le desilusionó pronto el encarnizamiento entrederechas e izquierdas; tuvo frecuentes discrepanciasparlamentarias y periodísticas con socialistas y derechis-tas, terminando por encogerse de hombros ante la es-tupidez humana . Tras intentar durante años ser unavoz de ecuanimidad entre los feroces contendientes,aconsejar cordura, y "restaurar la alegría de la Repú-blica", renunció a su cargo de diputado y retornó a sustareas en la cátedra y la tribuna , aunque continuó siendosiempre una voz llena de. idealismo y sentido común.Por desgracia no le escucharon quienes en ambos ex-tremos del espectro político crearon la situación quecondujo a . la Guerra Civil española.

Durante esa guerra , Ortega y Gasset se exiló volun-tariamente en Holanda -donde vivía en un pisito cuyaventana daba a la casa donde tres siglos antes vivióDescartes-, Francia, Alemania, Argentina y Portugal.Sufrió enfermedades y operaciones gravísimas, pero si-guió sus tareas, declinando las cátedras que le ofrecíanen Inglaterra, escribiendo incesantemente artículos, en-sayos, y su monumental obra sobre Leibniz, dandoconferencias y cursos eri Europa y en Sudamérica, siem-pre en brega con su salud . Fue un golpe para la Repú-blica que Ortega se convirtiera durante la Guerra Civilen voluntario exiliado y "neutral", con la actitud del76/NORTE

espectador para quien la guerra era una lidia de torerosmalos, olvidando que al revuelo de sus capotes ensan.grentados se jugaban los destinos del toro ibérico.

Tras la Guerra Civil, rehusó la oferta de ser nom-brado "filósofo oficial" de España si accedía a retiraralgunos de sus ensayos, a lo que rehusó con todadignidad. Más tarde, su quebrantada salud y la mudapero entrañable llamada de su Castilla le hicieron re-tornar a Madrid. Al regresar a España, en 1945, Ortegaelogió la "sorprendente salud , casi podríamos decir in-decente" de España. Acaso porque estaba ya enfermole pareció sana España, como al tuberculoso le parecesaludable el asmático . No obstante se mantuvo en pos-tura de airosa dignidad al margen del régimen franquis-ta, lo que le valió que se le aislara como a un extranjeroen su propia tierra.

VI-El historiador: la teoría de las generaciones

Ortega -¡así, Ortega, pues desde ahora le llama-remos como le corresponde, con un solo vocablo, comoa Vives, Descartes o Kant- fue en cierto sentido unode los más geniales historiadores de todos los tiempos.No escribió una sola obra de historia pero nos enseñóa mirar, a interpretar la Historia de una manera nueva.Ortega hizo historia en su filosofía de la vida, en suconstante preocupación por la Historia, en la nueva di-mensión biográfica que dio a todo estudio suyo sobrecualquier personalidad y, sobre todo, en su conceptode las generaciones históricas.

Para nosotros los médicos, es muy importante eseconcepto biográfico de la vida del hombre (en estadode salud y de enfermedad), y de los pueblos. Ortegafue el primero en señalar que para formular una teoríade la vida humana sería preciso "partir de una teoríageneral de la vida cuyo nombre más natural debía ser'biología '; si Lamarck no lo hubiera inventado y acotadopara lo que, en rigor, debiera llamarse 'zoología' -nosabía griego e ignoraba que bíos no es, como zoon, vidaorgánica sino conducta del ser viviente ; por tanto, di-gamos biografía-; partir, pues, de una teoría generalde la vida humana e ir llenando sus 'lugares vacíos',ir concentrando sus ecuaciones hasta llegar a la únicaauténtica y plenaria realidad que es 'estos hombres' y`estas mujeres', es decir, estas personas que estamosahora aquí. Mas la persona es, a la vez, siempre vidaindividual y vida colectiva . Cada uno de nosotros estáhecho , en la mayor porción de sí mismo, de la colec-tividad en que ha nacido y en que pervive, está infor-mado por ella". En este párrafo se sintetiza el fermentoque infunde vitalidad histórica a la obra de Ortega.

Para Ortega el sujeto de la biografía es el hombre;el de la historia, la generación. Historiador era para élre-vivir. La vida, para Ortega, es quehacer y para hacerhay que decidir qué hacer. Esa decisión está basada enlas creencias del hombre y conocerlas es imperativo paradiagnosticar históricamente a un hombre, un pueblo,una época. Pero el hombre no es cuerpo, que es unacosa, ni alma, que es otra . El hombre es drama, o seaacontecimiento . "La vida es un gerundio -dijo Ortega-y no un participio; un faciendum y no un factum". "El

hombre no tiene naturaleza sino que tiene historia. 0,lo que es igual, lo que la naturaleza es a las cosas,es la historia -como res gestae- al hombre"

El hombre, mantuvo Ortega -anotémoslo como mé-dicos-, tiene un cuerpo que es hoy día, en la EraAtómica, igual al que tenía hace veinte mil años cuandohombres hirsutos pintaban bisontes en las cuevas deAltamira. El hombre tiene historia, que es lo variable(¡nadie mejor que un médico lo sabe!). Viene de algoy va a algo. Cada época histórica, a su vez, viene y va.El hombre es siempre cambiante y vive siempre desdey sobre ciertas creencias. Lo esencial sería conocer la"biología ", que quiere decir conducta (lo que hoy lla-mamos "biografía") del ser viviente. Las dos grandesdimensiones de destino que integran nuestra vida sonel pasado y el porvenir; la vida humana es, en todomomento, una ecuación entre ambos. Vivimos orien-tados hacia el porvenir. Mas para salir de un recintohemos de recordar la puerta por donde hemos entrado(la Historia ), si queremos ocuparnos del futuro. Diltheydijo que, "la vida es una misteriosa trama de azar, des-tino y carácter". Contra el misterioso azar, el hombredesarrolló en la prehistoria la magia, pero los hombresmodernos tenemos otra magia nueva: la esperanza.

Para Ortega la Historia era vida en cuanto que esdrama. La razón vital o histórica , base de la filosofíade Ortega , es el método teórico con el cual entender larealidad radical y averiguar lo que son las cosas. "Larazón histórica, que no consiste en inducir ni en deducir,sino sólo lisamente en narrar, es la única capaz deentender las realidades humanas , porque la contexturade éstas es ser históricas, es historicidad".

Pasó de ahí Ortega a definir su concepto de la"teoría de las generaciones históricas ". Vivir, nos en-señó , es lo que hacemos y lo que nos pasa en nuestracircunstancia . Pero cada hombre vive en su mundoy "cada generación es una representación de una ciertaactitud vital" que hereda de la precedente y guía -oretarda- a la siguiente. Para Ortega, cada generacióntiene tres tiempos: el de los contemporáneos o sea elde todo el mundo que vive en una cierta época y frag-mento del planeta, y el de los coetáneos, o sea el dela gente de la misma edad, que vive en ese momentode tiempo y fragmento del espacio, subdividiéndose a suvez estos últimos en viejos y jóvenes. 0 sea, que encada generación contamos con los contemporáneos, seacual fuere su edad (el chiquillo que brinca como unaardilla y el anciano que calienta sus huesos junto a lachimenea), y los coetáneos, que tienen la misma edad(sea ésta la de la mocedad que danza el watusi, o la delos ancianos que añoran el vals) y los coetáneos deedades diferentes.

Las generaciones en la vida del hombre se dividiríanasí, según Ortega: del nacimiento a los 15 años; de los15 a los 30 años; de los 30 a los 45 años; de los 45 alos 60 años; y de los 60 a los 75 años.

Del nacimiento a los 15 años se desarrolla unaedad "ahistórica", en la que el ser humano simplementesobrevive biológicamente.

De los 15 a los 30 años, en la edad de iniciación,

el hombre recibe ideas, conceptos, y hechos y se infor-mó. (Hay que señalar, según Ortega, una fecha impor-tantísima. El intelectual tiene "su primer apasionadoencuentro con los grandes temas y las grandes ideasque va a desarrollar en el resto de su existencia a unaedad de la vida muy precisa , que son los 26. años...Después de todo, no es nada misterioso esa fecha dela vida. Es el año en que normalmente dejamos de serpredominantemente receptivos y echando a nuestra es-palda la alforja de lo aprendido, nos volvemos al uni-verso con retinas intactas". "... Búsquese en la bio-grafía de los pensadores y se hallará que con sorpren-dente frecuencia es la fecha de sus veintiséis añosaquella en que dentro de ellos hicieron su germinalpresentación los motivos intelectuales que van a ser mástarde su obra original ". "...no se trata de que a esaedad se le ocurran a uno ciertas ideas, sino, más bien,que descubrimos de pronto en nosotros, instalada yay sin que sepamos de dónde ha venido, una cierta de-cisión o voluntad de que la verdad posea determinadosentido y consista en ciertas cosas".)

De los 30 a los 45 años, viene el período de gesta-ción y lucha , en que el hombre trata de innovar elmundo, en lucha con los hombres maduros que lo estánrigiendo.

Si de los 30 a los 45 años es la edad de gestación,de los 45 a los 60 es la edad de predominio y gestión,años en que el hombre rige el mundo científico, polí-tico y social. Mas ambas generaciones conviven históri-camente, y en ambas es cuando el hombre más interesaa la mujer que es verdaderamente mujer, y además sonéstos los hombres que luchando o gobernando, sostie-nen la historia del mundo.

De los 60 a los 75 comprende la generación quesobrevive históricamente, aconseja , orienta, pero rara-mente actúa. (En nuestro tiempo, diría yo, hay notablesexcepciones, hombres cuya acción ha sido estandartepara los demás -De Gaulle, Adenauer, Churchill, Pi-casso).

La doctrina de las generaciones históricas es unode los más sutiles y originales instrumentos para es-tudiar la historia. (Yo la apliqué una vez en estas pá-ginas a la historia de la Medicina, específicamente aVesalio y a Harvey). La idea de las generaciones no esnueva ( los 15 años son "etapa muy importante en lavida del hombre" dijo Tácito), pero fue Ortega quienla llevó a su plenitud. Para Aristóteles, la plenitud físicase alcanza de los 30 a los 35 años, y la intelectual a los51 años.

He aplicado su teoría de las generaciones a la vidadel propio Ortega. La teoría, una vez más, es exacta.Recapitulemos: a los 26 años, en 1909, adquiere suconciencia filosófica y su vocación estando en Marbur-go. A los 30 años (en 1913) inicia su "gestación" consu primer libro, Meditaciones del Quijote, y su primeragran conferencia política Vieja y nueva política. A los45 años (en 1928) inicia su "gestión" con sus grandesobras filosóficas y su labor política. A los 60 años (en1943) vienen el exilio, el olvido, y la "resurrección"filosófica.

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Aplicada a la historia de los pueblos, la generaciónhistórica se define por la existencia de un gran cambiohistórico, una crisis, como sucedió en 1300 -la horade Dante-, o en 1543, el año en que al publicarse laFabrica, de Vesalio, se escuchan los acordes del pre-ludio de la medicina moderna. Yo diría que la teoría delas generaciones históricas es tan fecunda en posibili-dades para ese "médico" que diagnostica la vida pasadade los pueblos que es el historiador, como para ese "his-toriador" que diagnostica el mal presente de los hom-bres -en ambos casos, en función de su pasado-que es el médico.

La vida individual, sostuvo Ortega, es histórica, "lavida sólo se vuelve un poco transparente ante la razónhistórica ", es decir, el saber lo que un hombre o unpueblo hizo antes; y la historia tiene como su urdim-bre la de las generaciones, formas de vida determina-das por el repertorio de creencias, ideas, usos, costum-bres, que han durado 15 años. "Una generación es unazona de quince años durante la cual una cierta formade vida fue vigente. La generación sería, pues, la unidadconcreta de la auténtica cronología histórica, o dichoen otra forma, que la historia camina y procede porgeneraciones". Cada generación histórica estaría deter-minada por una fecha central y constituida por una"zona de fechas" de 15 años, siete antes y siete des-pués del año decisivo. Y hay "generaciones decisivas",como -lo fueron las de Dante, Leonardo, Galileo, Vesalio,Harvey, Descartes, Goethe y Ortega, en la historia delpensamiento.

Cada hombre pertenece a la generación que es co-mún a cuantos han nacido en la misma zona de fechas.Si los contemporáneos viven todos en el mismo tiempo,los coetáneos pertenecen a la misma generación. Hayentre ellos una convivencia interindividual -amor, amis-tad, sociedad- y una impersonal -trabajo, leyes-.Los hechos primarios sociales de toda generación son enprimer término los usos, que es lo que pensamos odecimos porque se piensa, se dice o se hace, por lagente. Los usos permiten que exista la sociedad y con-serve su herencia del pasado superando la insociabilidad.El hombre está pues cargado de su pasado , pero supresente lleva en sí el futuro y su misión consiste enponerlo en marcha. Todo estado presente del hombre esconsecuencia del anterior , de tal modo que el presenteestá grávido de porvenir. Meditemos -digo yo- sobreeste concepto dinámico de la vida, y sabremos usar másy mejor de nuestro presente como clave de nuestrofuturo.

¿Adónde va la Historia? Según Ortega, el problemarecóndito de la Historia es el de la felicidad. Esa feli-cidad varía en el tiempo y el espacio. "No es el mundode la araña el mismo que el del tigre ó el del hombre,no es el mismo el mundo del asiático que el del griegosocrático o el de un contemporáneo". Cada pueblo tienesu horizonte histórico y frente a la humanidad únicadestaca la pluralidad humana . La Historia no nos esdada hecha , la va haciendo el hombre con su vidamisma , en -el vivir, que es simbiosis de res e idea, de

naturaleza y logos, de circunstancia y vocación . Tal fueel concepto de la Historia de ese fabuloso juglar y artí-fice de conceptos que fue Ortega.

VII-El filósofo : "Yo soy yo y mi circunstancia"

La filosofía de Ortega es la enunciada en su frasetan engañosamente simple "Yo soy yo y mi circuns-tancia".

En 1914 Ortega, a la sazón de 31 años de edad,dio un paseo, que sería histórico, por la sierra de Gua-darrama, en las cercanías de El Escorial, testigo de susvacaciones de niño. La combinación de la heroica serra-nía y de sus pensamientos sobre el Quijote dieron riendasuelta a una bandada de pensamientos, volanderos co-mo halcones, en los que se contenía el germen de suobra futura.

Ortega describe el paisaje de El Escorial y lo que enel pensó sobre el Quijote y España , y acepta su voca-ción de buscar "posibles maneras nuevas de mirar lascosas". Mira en torno suyo y halla las sierras, su cuer-po, su alma, creencias, ideas, pasado, historia y Dios.Con todo ello, en dramático diálogo, decide que elhombre debe hacer su vida . Emite entonces por vezprimera su citada fórmula portentosa, y comienza alanzar las flechas de su arco, los conceptos, pues "elconcepto es un órgano con que captamos las cosas".

Enseñó Ortega que todo lo que el hombre hace, lohace en vista de su circunstancia, y que a cada uno delos haceres de nuestra vida le pertenece intrínseca-mente su justificación, pues el hombre no es sino quevive, y vivir es lo que hacemos y lo que nos pasa, tenerque nadar, ser náufrago en la circunstancia para darrazón de ella, saber a qué atenerse y poder ser cadacual auténtica y libremente fiel a su destino.

La suprema intuición de Ortega fue decidir que elser humano no es un ser completo sin su circunstancia,y que la "realidad circunstante , forma la otra mitad demi persona ".. No solamente aceptó Ortega que el yoincluye el mundo exterior como circunstancia, sino queesa circunstancia ¡abarca asimismo el mundo interior!"Yo soy yo y mi circunstancia y si no la salvo a ella nome salvo yo". Parecen, a mi entender, resonar las pa-labras del poeta: "Verso -¡0 nos salvamos juntos, onos hundimos los dos!"

La introducción en la filosofía del vocablo "circuns-tancia " es exclusiva de Ortega , como señaló Julián Ma-rías. En biología es el término usado para designar elmilieu de Geoffroy St. Hilaire, el environment de Wil-liam James , el Umweit de Edmund Husserl, luego reco-gido por el biólogo Jakob van Uexküll, quien reemplazóla concepción antropocéntrica del mundo por la delmundo del animal, el que ven, experimentan o sientenla medusa y el toro, la araña y el ruiseñor. Es un con-cepto humano e histórico de enorme perspectiva.

La atlética proeza de Ortega, basada en su frasefamosa fue contraponerse al "Pienso , luego existo" deDescartes. Ortega sacó el mundo fuera del yo, y va-liéndose de su razón vital le salvó de morir por asfixiaen esa cámara acorazada que es el yo. " El hombre

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-dijo Ortega- rinde su máxima capacidad cuandoadquiere la plena conciencia de las circunstancias. Porellas comunica con el universo. ¡La circunstancia! Cir-cum-stantia ¡Las cosas mudas que están en nuestro pró-ximo derredor!" Porque nuestro destino no es separablede la circunstancia que es "nuestro mundo ". . . ."He-mos de buscar a nuestra circunstancia, tal y como ellaes, precisamente en lo que tiene de limitación, de pecu-liaridad, el lugar acertado en la inmensa perspectiva delmundo... En suma: la reabsorción de la circunstancia esel destino concreto del hombre ". . . ."El sentido de lavida no es, pues, otro que aceptar cada cual su inexo-rable circunstancia y, al aceptarla, convertirla en unacreación nuestra. . ." Para Ortega, yo solamente soyplenamente yo mismo al integrarme con y en mi cir-cunstancia. El "yo total" es el conjunto del yo y de micircunstancia. El destino del hombre es incorporar lacircunstancia a su "proyecto " de vida futura . El hombrees héroe, ama la aventura y su heroísmo "consiste enser uno mismo ... Y ese querer ser él mismo es laheroicidad". "Héroe es quien quiere ser él mismo. Laraíz de lo heroico hállase, pues, en un acto real devoluntad "... "La circunstancia es todo lo que me rodea:el mundo físico, social, el pasado histórico, mi cuerpoy mi psique ..." "La vida , que nos es dada tiene susminutos contados y, además , nos es dada vacía. Que-ramos o no, tenemos que ocuparla -de éste o del otromodo-. Por ello, la sustancia de cada vida reside ensus ocupaciones. . ." "El hombre debe inventarse susquehaceres, mas como la duración de la vida es limi-tada, la vida es prisa . Es menester escoger un programade existencia renunciando a todos, los demás y prefi-riendo unos a otros para así componer la novela denuestra vida".

"Toda vida humana tiene que inventarse su propiaforma... Por eso la facultad primordial del hombre esla fantasía ... Inclusive lo que se llama pensar cientí-fico no es psicológicamente sino una variedad de lafantasía , es la fantasía de la exactitud . La vida humanaes, por lo pronto, faena poética, invención del perso-naje que cada cual, que cada época tiene que ser. Elhombre es novelista de sí mismo ... ¡Pues bien, la vidaresulta ser, por lo pronto... un género literario!"

En otra ocasión, dice Ortega: "La vida es quehacer,y la verdad de la vida, es decir, la vida auténtica decada cual consistirá en hacer lo que hay que hacer yevitar el hacer cualquier cosa. Para mí un hombre valeen la medida que la serie de sus actos sea necesariay no caprichosa... La vida verdadera es inexorablementeinvención. Tenemos que inventarnos nuestra propia exis-tencia y, a la vez, este invento no puede ser capricho-so. . ." "¿Cómo se resuelve tan difícil problema? Paramí no ha cabido nunca duda alguna sobre ello. Nosencontramos como un poeta con un pie forzado. Estepie forzado es la circunstancia. Se vive siempre en unacircunstancia única e ineludible. Ella es quien nos marcacon un ideal perfil lo que hay que hacer".

Vida es estar en una circunstancia , es una situacióntras otra, es quehacer dinámico del yo con las cosas.Pero, sobre todo, es estar despierto y en vela, vivir

alerta, siempre presto a conquistar la esencia de lascosas, como cazador y seductor de las ideas. Ortega consu mente recorrió el mundo al galope. La vida fue paraél, peligro, estar alerta a los problemas, anticiparlos,como el cazador a las jaurías y a las presas ululantesy rápidas. Muy reveladoras son algunas de sus pala-bras favoritas, que tanto brincan en su prosa: "escorzo","coraje", "decisión", "paso elástico", "músculo enjuto","tensión ", "golpe certero". Porque Ortega era un ar-quero del espíritu, un gladiador de la verdad.

La vida humana, para Ortega, es la suprema realidady no la naturaleza ni siquiera la conciencia. La vida esquehacer y el hombre es drama, y ese drama de la vidasomos yo y mi circunstancia: "La realidad radical es lavida, esto es, el puro acontecimiento de la lucha entre'un hombre y sus circunstancias". En esa lucha el hom-bre tiene como armas un repertorio de ideas (que nosvienen de fuera) y de creencias (que nos vienen dedentro). " La vida nos es dada pero no nos es dada he-cha, sino que necesitamos hacérnosla nosotros..." yla vida siendo quehacer, ese quehacer hay que deci-dirlo en cada instante. Y como la vida humana es his-toria, la razón vital es también histórica , es decir, lahistoria . El hombre se halla ante la circunstancia comoel pianista ante las teclas del piano. En este teclado Íossonidos le están dados, pero las melodías que él puedecrear son infinitas. Y el drama de la vida es que elhombre debe ser pianista a todas horas, ya que paravivir no puede cesar de tocar ese teclado.

Va así dibujándose el concepto orteguiano de quela razón vital es la vida misma , teoría ésta dramática,biográfica e histórica, la más dinámica filosofía en lahistoria . El hombre no es, sino que vive; y vivir es loque hacemos y lo que nos pasa, ser auténtica y libre-mente fieles al destino individual de cada uno.

Frente a la clásica oposición entre razón y vida,Ortega opone su razón vital que es la vida misma . "Vivires, de cierto, tratar con el mundo, dirigirse a él, actuaren. él, ocuparse de él", pues la vida es faena poética,proyecto vital , invención de lo que yo voy a ser. En sufilosofía, Ortega se separa del idealismo de Descartes yKant, y del realismo de Aristóteles y Santo Tomás. ParaOrtega, la realidad radical "no es solamente yo, ni esel hombre, sino la vida, su vida"

"Entre los muchos haceres posibles hay un soloquehacer . El empeño del hombre es lograr que su hacercoincida con su quehacer". La vida es creación de símisma. Hemos de recordar siempre el proyecto que esel yo. "La vida es constitutivamente un drama porque esla lucha frenética por conseguir ser de hecho el quesomos en proyecto". "...Ese proyecto lo encontramosya formado al encontrarnos viviendo. Todos nos encon-tramos en nuestro vivir con una circunstancia impuesta,que no podemos reformar y con un yo que es un pro-yecto irremediable de una cierta existencia, un perso-naje que debemos representar. El hombre, entre susvarios seres posibles encuentra uno que es su auténticoser. Y a la voz que le llama a ese auténtico ser es a loque llamamos 'vocación'. Sólo se vive a sí mismo, sólovive de verdad el que vive su vocación , el que coincide

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con su verdadero 'sí mismo '... Para vivir tenemos queestar siempre haciendo algo... La vida es quehacer, sí,la vida da mucho quehacer, y el mayor de todos ave-riguar qué es lo que hay que hacer ". "Cada momentohemos de decidir sobre el siguiente... Ello confiere anuestra vida un ingrediente esencial: ser prisa,' pues eltiempo oprime y aprieta. . ." " La vida es prisa y nece-sita con urgencia saber a qué atenerse , y es precisohacer de esta urgencia el método de la verdad". Comodijo Píndaro : "Llega a ser el que eres".

Es importantísimo recordar que Ortega tuvo, másque un sistema, todo un organismo filosófico, enunciadoen su primer libro Meditaciones del Quijote, en su frasememorable, acorde musical que da la clave de su sin-fonía filosófica de "Yo soy yo y mi circunstancia". Massi la frase de Descartes "Pienso, luego existo nacióde un forzado encierro durante unas nevadas, y seincubó confinada como un recién nacido prematuro alcalor de una estufa recalentada, la frase de Ortega sepronunció en la sierra de Guadarrama. Desde su co-mienzo, el yo de Ortega se halló en encuentro dramá-tico con el mundo y en pleno horizonte abierto.

La vida es para Ortega faena poética, invención porel hombre de lo que va a ser. Yo soy un programa vital,un proyecto o esquema que he tenido que imaginar envista de las circunstancias. Sólo puedo vivir eligiendoen cada momento del repertorio o teclado de posibili-dades. El hombre debe ser novelista de su propia vida,tiene que imaginar el personaje que es él mismo. Lavida humana es drama. El hombre es lo que hace y lepasa, es historia, va acumulando experiencias -pa-sado- y haciéndolas -presente, que es ya futuro. Lafinalidad es realizar nuestro propio , personal e insusti-tuible destino.

Fue pues la de Ortega una filosofía de aire libre ycampo abierto, dinámica y juvenil, y su creador aceptóla vida y su drama con ímpetu de cruzado y espíritude trotamundos. No creó un sistema filosófico, ya quetoda su vida fue filosofía, y él un filósofo a la española,con garbo y gusto.

Como el Cid...

Una noche, poco después de la muerte de Ortega,acaecida el 18 de octubre de 1955, la familia espiritualdel maestro se reunió en lo que era su palenque detertulia, la redacción de la Revista de Occidente, paraescuchar en cinta magnetofónica una conferencia suya.Los epitafios periodísticos aún resonaban por doquier:"Muere el embajador del pensamiento", "Un toreroabandona el ruedo", "Ortega, luchador contra la estu-pidez humana". Lo cierto era que España había produ-cido un solo genio desde hacía varios siglos , que eraOrtega , y ahora había muerto . Murió dé cáncer hepáticoen 1955 (el mismo año en que murieron Paul Claudel,Thomas Mann, Albert Einstein y Pierre Teilhard de Char-din) tras vivir 72 años, como vivieron Unamuno y Euge-nio d'Ors. Pero de él puede decirse como dijo él delPoema de Mío Cid: "Cuando llevamos dentro sus reciosversos heroicos, nuestro peso moral aumenta".

Su sombra, como la de una montaña, ha crecido alponerse el sol de su vida. Si las cenizas del maestroreposan en sencillo arcón de caoba con herrajes debronce en el cementerio de San Isidro, en Madrid, suespíritu, libre, eterno , universal , vuela hoy más alto quenunca sobre todos los ámbitos del pensamiento hu-mano. Fue el último de esos españoles fabulosos queen el curso de la Historia ha hecho algo tan estupendoque los demás hombres necesitan siglos para darsecuenta de la grandeza de su gesta , aunque ella fueraescribir El Quijote, descubrir América o anticipar envarias centurias -como hizo Ortega- el inevitablesalto de España hacia la universalidad.

Su pensamiento fue estrella inalcanzable, pero comolos remotos luceros que guían la ruta del navegante,orientó el rumbo de muchas navegaciones por la vida,incitándolas a imitarle si no en el inigualable vuelo deáguila de sus ideas, en el afán de su brega por aco-rralar la Verdad y arrancarle a dentelladas sus entrañas.Para él, la filosofía debía nacer y vivir en la calle, enun arroyo sembrado de las astillas de la proverbial torrede marfil. Su filosofía fue optimista y si Ortega gustóde vestir de tisú de plata los vocablos, no se olvidó deque lo esencial era la masculina robustez de las ideas.Muchos pétalos de rosa, pero bajo ellos el filo heroicode espadas de bronce.

Ortega murió en Madrid diez años después de suretorno a España. Pero en su última salida, como donQuijote, sufrió el mal que le destruiría y que al liberarsu obra de la frágil arcilla física del hombre aumentósu proyección universal. La España actual le veníapequeña. Su cuerpo yace en Madrid y sobre su tumbaflorecen guirnaldas, pero su espíritu pertenece a la hu-manidad y es tan universal como su obra y su recuerdo.Para usar de sus propias palabras, comienza ahora enla peripecia histórica de Ortega lo que un gran atenien-se, hace más de dos mil años, llamara "la segundanavegación".

El sistema de Ortega es tan importante como el quemás en la historia de la filosofía , su palabra hablada yescrita es la más bella y clára en la historia de la filo-sofía, su filosofía la más dinámica en la Historia. Todoel que le lea enriquecerá su alma con portentosos con-ceptos. Su frase "Yo soy yo y mi circunstancia" es unallave mágica que nos permite abrir las puertas de lavida y de la Historia, en el tiempo y el espacio, y ade-más entender lo que existe al otro lado de esa puerta.

"Yo soy yo y mi circunstancia" podemos decir todos,porque nos demos cuenta o no, una parte vital de nues-tra circunstancia es el propio Ortega, el Cid de la Filo-sofía. Ortega, cuya testa heroica, luminosa de ideas, hizode él más que un hombre, un castillo.

0 Copyright 1965 por el Dr. Félix Martí IbáñezDerechos reservados. Reimpreso de MD enEspañol , noviembre, 1968.

MD ENSAYO DEL DIRECTORPANORAMA HISTORICO DE LA FILOSOFIA: VIII

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