LOS TRES COCHINITOSPor Rene Alvarezpastor asociado

Seguro te sorprenderá saber que Jesús habló más veces de dinero que de cualquier otro tema, 16 de las 38 parábolas existentes se refieren a cómo manejar nuestra economía, existen también más de 2,350 versículos relacionados al dinero. Esto confirma que Dios está realmente interesado en que seamos buenos administradores de las bendiciones económicas, porque el éxito económico no depende de cuánto ganemos sino de lo que hagamos con las bendiciones que Dios ya nos ha dado.

Voy a compartir contigo tres principios excelentes relacionados a cómo espera Dios que administremos la bendición económica, y como esto nos coloca en la posición de recibir mas bendición, los he llamado “cochinitos” (como los de las alcancías), ya que al seguirlos, podrás disfrutar de una buena salud financiera.

PRIMER COCHINITO: INVIERTE EN EL REINO DE DIOSDios espera que inviertas en su reino, es lo más prudente que puedes hacer, ya que en el cielo jamás hay devaluaciones ni crisis económicas. En 2 Reyes capítulos 4 y 8, se nos relata la historia de una mujer sunamita que fue bendecida en tiempos de escases geográfica, cuando leas esta historia te encontraras con al menos 3 cualidades que puedes aprender para invertir en el reino.

1.- Identifica una necesidad en la cual servir a Dios con tu dinero. La mujer había estado invitando a comer a Eliseo, y fue descubriendo que era un profeta de Dios y una perfecta oportunidad para servir a Dios con sus bienes. No todas las personas o instituciones que ostenten títulos religiosos son de Dios, averigua si el lugar o las personas dónde vas a invertir son realmente parte del Reino de Dios. “Por sus frutos los conoceréis” (Mateo 7:15-20).

2.- Consulta con tu pareja. La mujer sunamita estaba convencida que era una buena oportunidad poder construir un cuarto para Eliseo, pero no tomo sola la decisión. Antes de invertir en Dios asegúrate que tu pareja esté enterada y de acuerdo, porque lo que esperas que pueda ser de bendición puede convertirse en un tormento para ti.

3.- No pidas nada a cambio, deja que Dios te sorprenda. Tener a un profeta de la calidad de Eliseo viviendo en tu casa era casi como poseer la “lámpara de Aladino”, sin embargo, la mujer no exigió nada, sabía que Dios y el profeta la considerarían de alguna manera, así que esperó. La sorpresa fue de hecho muy grande, haciendo Dios por ella lo que nadie podría hacer: darle un hijo en contra de las posibilidades.

SEGUNDO COCHINITO: CUIDA LO QUE DIOS TE HA DADOProverbios 27:23-24 dice: Asegúrate de saber cómo están tus rebaños; cuida mucho de tus ovejas; pues las riquezas no son eternas ni la fortuna está siempre segura.

En la antigüedad las riquezas no se medían en dólares o pesos sino en cabezas de ganado, las ovejas representaban las riquezas de una persona. Cuando la Biblia habla de “cuidar las ovejas” significa que debes hacer lo posible por cuidar tu dinero y las cosas que adquieres con él (casas, carros, ropa, artículos, etc). Mantener las bendiciones dadas siempre implica una inversión. En ocasiones resulta costoso mantener las cosas, pero piensa que siempre es más costoso no cuidarlas.

Cuidarlas también es no desperdiciar o malgastar. En el milagro de la multiplicación de los panes y los peces, Jesús solicitó a los discípulos recoger “lo que sobró, para que nada se pierda nada” (Juan 6:12). Esta es una postura clara de que, aunque Dios sea el dueño de todo, no le gustan los despilfarros. Seamos cuidadosos con las bendiciones que Dios nos da.

TERCER CONCHINITO: SE SABIOSalomón nos da una cátedra de nuestro tercer principio en 1 Reyes 3. Después de haber ofrecido un mega sacrificio de 1000 cabezas de ganado (ya hablamos de esto, es el equivalente a dar mucho dinero), Salomón recibió la visita de Dios invitándolo a pedir lo que fuera y él se lo concedería. Después de haber dado tanto para Dios, es probable que lo que cualquiera le hubiera pedido serían riquezas, para compensar lo invertido, sin embargo, Salomón reflexionó sobre su posición y pidió sabiduría para gobernar (espero que algún gobernador este leyendo esto). Dios se alegró tanto de la respuesta, que no solo le concedió lo que pidió sino también lo que cualquier otro le hubiera pedido: poder y dinero.

Salomón demostró ser la persona correcta para ser depositario de estas bendiciones al no tener más amor por “las cosas” que por la misión que Dios le había encargado. Se sabio, no busques el dinero, busca la sabiduría, el poder y dinero llegarán tras ella.

En resumen, según los principios de la economía de Dios, recopilados en los Libros de la Biblia, hay que usar los recursos propios para invertir en el Reino de Dios, pero con discernimiento; cuidar las bendiciones ya recibidas, gastar con discreción y control, y ser sabios, para no amar mas las bendiciones de Dios que al Dios de las bendiciones.