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Revista de Ciencias Sociales (Cr) ISSN: 0482-5276 [email protected] Universidad de Costa Rica Costa Rica Bonilla Sandoval, Lastenia Ma. Primicias sobre la discontinuidad entre el pensamiento liberal y el neoliberal en el campo antropológico filosófico Revista de Ciencias Sociales (Cr), vol. II, núm. 100, 2003, pp. 113-132 Universidad de Costa Rica San José, Costa Rica Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=15310011 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

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Revista de Ciencias Sociales (Cr)

ISSN: 0482-5276

[email protected]

Universidad de Costa Rica

Costa Rica

Bonilla Sandoval, Lastenia Ma.

Primicias sobre la discontinuidad entre el pensamiento liberal y el neoliberal en el campo

antropológico filosófico

Revista de Ciencias Sociales (Cr), vol. II, núm. 100, 2003, pp. 113-132

Universidad de Costa Rica

San José, Costa Rica

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=15310011

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Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

Ciencias Sociales 100: 113-132, 2003 (II)

INTRODUCCIÓN

Al investigar el concepto antropológico2

que subyace en el pensamiento neoliberal, através de su principal representante: MiltonFriedman, a la autora de este artículo se le hizo

patente una discontinuidad entre este pensa-miento y aquel que le dio origen: el liberalis-mo, en algunos puntos de importancia.

Poco tiempo después, se le solicitó escri-bir un artículo y, conociendo que este tema erade interés entre otras personas, decidió recogeraquí aquellas reflexiones que emergieron tiem-po atrás.

Estas reflexiones solo pretenden ser—como su título lo indica— un esbozo o unasprimicias de dicha discontinuidad en algunostemas. Por lo tanto no cubren la totalidad delos autores liberales ni neoliberales, ni tampocotodos los aspectos antropológicos donde sepuede presentar esta discontinuidad, y menosaún temas que no puedan ser incluidos en elestudio filosófico del ser humano.

PRIMICIAS SOBRE LA DISCONTINUIDAD ENTRE EL PENSAMIENTO LIBERAL Y EL NEOLIBERALEN EL CAMPO ANTROPOLÓGICO FILOSÓFICO1

Lastenia Ma. Bonilla Sandoval

RESUMEN

Con base en las ideas expresadas por John Locke, Adam Smith, John Stuart Mill y Mil-ton Friedman en sus libros, se discuten tres puntos estudiados donde se perfila la dis-continuidad entre el liberalismo y el neoliberalismo. Estos puntos son: 1) límites de lalibertad; 2) existencia de la naturaleza humana, la ley natural y un Hacedor o Legisla-dor, y 3) el fundamento de la unión familiar y la responsabilidad de los progenitores.

ABSTRACT

Based upon the ideas of John Locke, Adam Smith, John Stuart and Milton Friedman,the article analyzes three key aspects or points of interest relative to the discontinuitybetween the liberalism and neoliberalism movements. These key points are: 1) The li-mits of freedom; 2)The existence of human nature; and 3) The foundation of the familyand he responsibility of the parents.

1 La tesis doctoral de la autora de este artículo llevapor título “El concepto antropológico neoliberal,comparado con el neotomista, y sus implicacionesen el campo educativo”. Este artículo contiene mu-chos párrafos textuales de dicha tesis, que por sertantos no se citan. Realmente este ensayo es un es-tracto ‘reorganizado’ de lo que en esa tesis se diceacerca de los puntos de discontinuidad que intere-san en este ensayo.

2 Desde una perspectiva filosófica y no sociológica.

NEOLIBERALISMO: ¿PIES DE BARRO?

114 Lastenia Ma. Bonilla Sandoval

Los cuatro autores elegidos, por ser losmás representativos, fueron: John Locke, AdamSmith, John Stuart Mill y Milton Friedman,—dos de ellos citados por este último—.

Antes de entrar en estas reflexiones esimportante hacer una breve referencia a los da-tos biográficos de ellos, ya que esta informa-ción contribuirá a ubicar las ideas en el tiempoy en el espacio, permitiendo ver el desarrollointelectual de aquellos temas específicos queaquí se comentarán.

JOHN LOCKE

El primero de estos intelectuales queaparece en la etapa de la historia que interesapara este artículo es el inglés John Locke,quien nace en 1632; el inicio del siguiente siglole trae la muerte.

Además, este pensador político y mora-lista, principia la lista de autores citados en esteartículo porque se puede afirmar, sin ningunapartícula de duda, de que su ideología va inse-parablemente unida al nacimiento del liberalis-mo anglosajón; por ello “es conocido como elpadre del liberalismo” (Locke, 1973, XIX, intro-ducción de Luis Rodríguez Aranda).

Su vida intelectual se mueve dentro de lafilosofía y la política, no obstante, sus estudiosuniversitarios caminaron por otras vías: la Físi-ca, la Química y la Medicina.

El ambiente reinante, en ese momentoen el continente, era el racionalismo, cuyo re-presentante —Descartes— había nacido 36años antes que Locke, pero dichas ideas en lu-gar de ser absorbidas y defendidas por este, ge-neran contrariamente una oposición en él.

Aunque residió en Francia, país de ori-gen de Descartes, por cuatro años, “no tuvoamistad con filósofos, a pesar de ser un brillan-te período para la filosofía en Francia” (Locke,1973, XIV, introducción).

Otra línea de pensamiento, diversa y an-terior a la cartesiana, influyó en este pensador.“En el tiempo que estudió Locke en Oxford im-peraba aún el escolasticismo, y su influencia,como han demostrado Gibson y Krakowski, esmuy importante en él” (Locke, 1973, XII, intro-ducción de Luis Rodríguez Aranda). Del méto-

do tomista se cansa pronto pero algunas de susconcepciones permanecen en él.

Por ejemplo,

... [la] ley de la Naturaleza, básica en lateoría política de Locke, es conocida enla historia de la filosofía. Encontramosrastros de ella en Aristóteles, (...) Noobstante, fueron los estoicos sus más ar-dientes y firmes defensores. (...) Estaidea pasó más adelante a los legisladoresromanos. En la Edad Media pervive en elpensamiento de los filósofos cristianos.En De Regimine Principum, SantoTomás sostiene que el exercitium dela autoridad reside en el pueblo y quees este el que la confiere. El gobiernolo instituye la comunidad y puede de-rrocarlo si se convierte en tiránico(Locke, 1973, XVIII, introducción deLuis Rodríguez Aranda)3.

Las dos notas constantes en las investi-gaciones de Locke son la ley y la libertad, sobretodo la libertad individual.

... fue el primer escritor político que se de-dicó sistemáticamente a atacar las basesde los Estados absolutos. Para conseguirloescribió su libro, y para hacer imposible latiranía formuló la conocida división de po-deres que ha pasado a vulgarizarse segúnla concepción de Montesquieu: legislati-vo, ejecutivo y judicial. Locke los clasi-fica en legislativo, ejecutivo y federati-vo, siendo este último el que conciernea la dirección de los asuntos exteriores(Locke, 1973, XX, introducción de LuisRodríguez Aranda).

“Lo que consiguió, no solo en su patria,sino en todo Occidente, fue algo formidable: elabandono de la vieja idea del derecho divino de

3 Los destacados que se encuentren en las citas tex-tuales no se encuentran en el texto original, a me-nos que se diga esto explícitamente. Se han desta-cado en este artículo para enfatizar el concepto quese está explicando.

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los reyes y el definitivo triunfo del Parlamento, co-mo legítimo representante del pueblo” (Locke,1973, XV, introducción de Luis Rodríguez Aranda).

“Locke fue un hombre que realizó, son-riendo, una revolución en el pensamiento euro-peo” (Locke, 1973, XXI, introducción de LuisRodríguez Aranda).

ADAM SMITH

Luego aparece Adam Smith, quien nacecon el siglo XVIII y fallece poco tiempo antes deque este se acabe, en 1790.

“En cuanto a la persona de Adam Smith,lo único fuera de lo corriente que ocurrió en suvida, fue el haber sido raptado, a los tres años,por una banda de gitanos” (Smith, 1986, 1, pró-logo de Alberto Martén).

Sus trabajos intelectuales abarcaron laeconomía y la filosofía. Empezó su carrera co-mo filósofo moral, pero terminó interesándoseen la Economía política donde sobresalió y porello hoy día se le considera el padre de la escue-la clásica y uno de los primeros economistasacadémicos.

Igual que Locke, viajó a Francia y per-maneció ahí por dos años. Pero en contrastecon este, ese periodo le permitió conocer a lospensadores más influyentes de ese tiempo.

Su vida fue plácida, sencilla, descansadacomo la de los pocos sabios que en elmundo han sido. Ni un apellido ilustre,ni hazañas guerreras, ni triunfos políti-cos, ni cuantiosa fortuna, ni angustiosasprivaciones. Y, sin embargo, este modes-to y suave profesor de filosofía moraltransformó la economía de todo Occi-dente, con su pensamiento, en formamás completa y decisiva que cualquierrevolucionario, estadista o conquistadorde su época (Smith, 1986, 1, prólogo deAlberto Martén).

También en sus escritos se encuentranideas acerca del papel que le corresponde al Es-tado en la sociedad. Aunque este tema no apa-rece concretamente en ningún apartado, sí seencuentra tanto en el planteamiento como en

el desarrollo de la obra. Sus comentaristas con-sideran que estas ideas están basadas en las dela escuela de la ley natural, que fueron presen-tadas en Inglaterra por filósofos como Hobbes,Bacon y Locke. Esto muestra que el padre delliberalismo influyó al menos en un tema, en elpensamiento de Smith.

Otro punto que no hay que obviar es quela obra principal escrita por este pensador,aparte del mérito de sus aportaciones en elcampo económico de su época, dibuja clara-mente el cuadro de la sociedad inglesa; descrip-ción que aporta conocimientos muy ricos aotros campos intelectuales.

La época histórica en que le tocó vivir aSmith es una época “prerrevolucionaria en lofilosófico, lo político y lo tecnológico” (Smith,1986, 2, prólogo de Alberto Martén).

JOHN STUART MILL

El último liberal que se citará es JohnStuart Mill, quien pertenece al siglo XIX, ya quenace a los seis años de haberse iniciado este sigloy muere aproximadamente treinta años antes deque aparezca el año 1900, a saber, en 1873.

Este liberal se desenvuelve en los mismocampos intelectuales que su antecesor: econo-mía y filosofía. Sus ideas, en estos dos campos,impactan en el pensamiento británico en el si-glo XIX.

Pero no solo él influyó en otros, sino quetambién otros influyeron en él. Su padre, últi-mo racionalista del siglo XVIII (Mill, 1987, 7) yamigo íntimo y colaborador de Bentham, pre-tendió formar a su hijo en esta línea de pensa-miento, pero pronto se produjo la reaccióncontraria.

En su descripción sobria, clara, literal ydolorosamente descarnada de sí mismo,nos cuenta que al cumplir doce años te-nía todos los conocimientos de un hom-bre de treinta, pero que su capacidademocional estaba anquilosada, mientrassu inteligencia está super desarrollada.Su padre había triunfado en su intentopara comprobar las teorías de Bentham:había producido un ser increíblemente

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instruido y totalmente racional. Sin em-bargo, esa aparente construcción huma-na perfecta y estable, un día se derrumbóy empezaron a demolerla una serie depreguntas angustiosas, sin racional res-puesta, que se hacía el hombre racional:¿Estaba totalmente desprovisto de senti-mientos? ¿Era un monstruo de naturale-za humana atrofiada? Mucho deseó lamuerte, pero se sobrepuso. Comenzóuna lucha sorda, profunda e irresistiblecontra todo lo que su padre había hechode él (Mill, 1987, 7-8, prólogo de JorgeEnrique Guier).

A los 14 años viaja a Francia y se entu-siasma por esta cultura. A su regreso a su país,un año después, empieza el periodo de autofor-mación.

... cuando acabé el último volumen delTratado de legislación civil y penal,era un ser distinto. El principio de lautilidad, comprendido a la manera deBentham y aplicado en la forma en que éllo hacía en estos tres volúmenes, ocupójustamente su lugar, como la clave quesostiene juntos todos los puntos compo-nentes, separados y fragmentarios, demis conocimientos y creencias. Dio uni-dad a mi concepción de las cosas. Ya tuveopiniones, un credo, una doctrina, una fi-losofía. En el mejor sentido de la palabra,una religión, cuya propaganda y cuya di-fusión pueden constituir la principal fi-nalidad externa de una vida. Ante mí seofrecía una magna concepción de loscambios que, mediante aquella doctrina,pueden constituir la finalidad general ex-terna de la vida (palabras de Mill, recogi-das en GER, 1981, tomo 15, 831).

La lectura de esta obra de Bentham,la más importante de él y aparecida en1789 —año de la Revolución Francesa—, fueterminada por Mill a los 16 años.

Empieza a ser más libre en sus opinionesy en la selección de sus intereses. Se empapa dela filosofía y de la cultura de la Ilustración, sepone en contacto con personajes y autores de

su tiempo. Con algunos de ellos se reune a dis-cutir cuestiones éticas, jurídicas, políticas, eco-nómicas y psicológicas.

En el periodo 1826-1844 supera elbenthamismo.

Otra persona que influyó sobre él fueComte, tanto a través de la lectura de sus obrascomo de la relación epistolar que mantuvo conél por siete años.

Los años 1844-1873 son los años de sumadurez intelectual,

... pues Mill nunca estuvo en decadencia.Quizá por el éxito inesperado de la Lógi-ca comenzó a independizarse de Comte.Es ahora cuando verdaderamente va aencontrarse a sí mismo saliéndose tantodel benthamismo como del sansimonis-mo y del comtismo, aunque sus influjosperduraron siempre (GER, 1981, tomo15, 831).

En este último periodo también influyó enél Tocqueville, quien junto con los acontecimien-tos “hicieron posible el magistral ensayo Sobre lalibertad (1859)” (GER, 1981, tomo 15, 831).

En síntesis, se puede afirmar que en supensamiento se nota un “cambio gradual de susopiniones liberales e individualistas hacia el socia-lismo y el idealismo, a los que Mill se inclinó enlos últimos años de su vida” (Mill, 1987, 13-14).

MILTON FRIEDMAN

En 1912, nace el norteamericano MiltonFriedman, quien vive el cambio de milenio.

Un dato que es importante anotar es queeste autor deja de cultivar la filosofía y se dedi-ca exclusivamente al campo económico, en elcual sobresalió y por ello recibe el premio No-bel en esta área del saber.

Todas las biografías de él exponen exten-samente los ítems de su carrera profesional en elcampo económico, pero ninguna describe otrosaspectos de su personalidad. En ningún momen-to se hace referencia a estudios filosóficos, comopodrían ser la antropología, o la ética.

A través de los autores citados en sus libros,se puede decir, sin posibilidad de equivocarse,

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que su pensamiento se vio influenciado por lasideas de Adam Smith y John Stuart Mill, asumien-do totalmente algunos puntos de vista de ellos.

Por una entrevista recogida en internet yrealizada por Michael Robinson, se conoce quesu posición en asuntos religiosos es el ateísmo,lo cual contrasta con la postura de Locke, padredel liberalismo, quien fallece cristianamente.

Aunque su énfasis son los temas econó-micos, al tratar estos penetra en un campoantropológico filosófico, el cual aparece en eltítulo de sus dos principales libros: Libertadde elegir y Capitalismo y libertad.

En síntesis se podría decir, que cada au-tor citado aquí comprende un siglo concreto, yentre todos cubren cuatro siglos: desde el sigloXVII hasta el XX.

Locke recibe influencia del racionalismoy del escolasticismo. Pero mientras el pensa-miento racionalista seguirá influenciando a lospensadores de los siguientes siglos, el escolasti-cismo se verá opacado y atrincherado por mu-cho tiempo, sin embargo, no será eliminado.

Además del racionalismo, Mill recibe in-fluencia del utilitarismo y el positivismo.

Otro dato que se desprende de lo expuesto,y que resulta interesante tener visualizado, es quetanto Locke como Smith son anteriores a la Re-volución Francesa, y, como pensadores que fue-ron, participaron con sus ideas en la fundamenta-ción intelectual de esa Revolución. Temas comola libertad, la división de poderes, el ataque a lasbases de los Estados absolutos, son indudable-mente los que protagonizaron las reuniones don-de participaron los intelectuales de esa época yque despertaron el sentir revolucionario.

Con esta base, se pueden iniciar las primi-cias de unas reflexiones acerca de la discontinui-dad entre el liberalismo y el neoliberalismo.

DISCONTINUIDAD

Desde ahora, y hasta el final de este do-cumento, hay que tener en mente que lo queaquí se expondrá no son los resultados de unainvestigación profunda y extensa sobre dichadiscontinuidad; sino más bien son descubri-mientos que se fueron dando cuando se realiza-ba una investigación profunda y extensa sobre

un tema que rozaba la relación entre el libera-lismo y el neoliberalismo, en el campo antropo-lógico filosófico.

Dicho tema de investigación se desarro-lló realizando un análisis comparativo entre elneoliberalismo y el neotomismo o neoescolasti-cismo. Por ello, los razonamientos o discusiónintelectual que se presentan a continuación es-tán marcadamente teñidos de esta compara-ción, pero esto en lugar de oscurecer el temade este ensayo, fue lo que permitió visualizar ladiscontinuidad de la que se viene hablando,pues Locke refleja en sus escritos la influencianeotomista, la cual desaparece totalmente enFriedman.

A lo largo de dicha investigación, al me-nos tres puntos fueron evidentes:

✧ Los límites de la libertad.✧ La existencia de la naturaleza humana, la

ley natural y un Hacedor o Legislador.✧ El fundamento de la sociedad familiar y la

responsabilidad de los progenitores.

LÍMITES DE LA LIBERTAD

Por supuesto, que el primer tema a pre-sentar tenía que ser la libertad, ya que es deconsenso general, que la libertad y el individua-lismo siguen siendo dos baluartes del neolibe-ralismo, como lo fueron del liberalismo.

Baste unas pocas citas de John Locke,quien es considerado el padre del liberalismo,donde se reflejan estas dos características.

Estas ideas podrán ser confrontadasposteriormente con el pensamiento del repre-sentante del neoliberalismo: Milton Friedman.Esta confrontación mostrará la evolución exis-tente, al menos, en uno de estos aspectos.

En la primera cita, se presenta una argu-mentación de Locke (1966, 81-82) para defen-der la libertad que tiene toda persona al decidirsu comportamiento en relación con Dios.

En los asuntos domésticos privados, enla administración de las propiedades, enla conservación de la salud corporal, ca-da hombre puede decidir lo que más leconviene y seguir el camino que prefiera.

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Nadie se queja del mal manejo de losasuntos de su vecino; ningún hombre seenfurece con otro por un error cometidopor este al sembrar su tierra o casar suhija; nadie corrige a un pródigo por con-sumir su patrimonio en las tabernas; na-die murmura si cualquier hombre derri-ba, construye o hace cualquier gasto quele venga en gana, nadie le controla; élejerce su libertad. Pero si un hombre nofrecuenta la Iglesia, si no conforma sucomportamiento exactamente a las cere-monias acostumbradas o si no trae a sushijos para que sean iniciados en los sa-grados misterios de una u otra congrega-ción, tal comportamiento suscita de in-mediato una airada protesta. El vecinda-rio se llena de ruido y clamor.

Es decir, Locke, aludiendo a una serie desituaciones existenciales en que se puede en-contrar una persona, fundamenta su defensapor una libertad religiosa. Esta misma idea serefleja en el texto siguiente:

Pero a nadie puede impedírsele el cuida-do caritativo que consiste en la enseñan-za, la amonestación y la persuasión. Elcuidado, por tanto, del alma de cadahombre le corresponde a él mismo y de-be serle dejado a él solo. Pero, ¿qué ocu-rre si es negligente en el cuidado de sualma? Yo contesto: ¿Qué ocurre si es ne-gligente en el cuidado de su salud o desus bienes, que están más estrechamenterelacionados con el gobierno del magis-trado que lo otro? ¿Prescribirá el magis-trado mediante una ley expresa que talpersona no se convierta en pobre o en-ferma? (1966, 83).

Además de la libertad religiosa, Locke serefiere a la libertad en general.

Él, en su libro Ensayo sobre el gobiernocivil, publicado por primera vez en el mismoaño, 1690, que el libro Carta sobre la toleran-cia, de donde se tomaron las citas anteriores,deja bien claro que hay un límite a esa libertadque posee el ser humano para dirigir su vida;esa limitante no es determinada por los seres

humanos sino que le viene dado por su mismo‘ser’. En las propias palabras de Locke, la perso-na debe ejercer la libertad (1973, 5) “dentro delos límites de la ley natural, sin necesidad depedir permiso y sin depender de la voluntad deotra persona”.

Antes de estas palabras sostenía categóri-camente que el estado en que se encuentrannaturalmente los hombres, es “un estado decompleta libertad para ordenar sus actos y paradisponer de sus propiedades y de sus personascomo mejor les parezca”(1973, 5). Aquí parecie-ra referirse a una libertad absoluta, pero segúnsu pensamiento es absoluta en cuanto la personadecide sin intervención de otra persona, pero noes absoluta en cuanto dicha persona debe decidirsus actuaciones dentro del ámbito que está pre-determinado por la naturaleza humana.

Locke es insistente en esta idea limitantede la libertad por parte de una ley que emergede la naturaleza.

Pero, aunque ese estado natural sea unestado de libertad, no lo es de licencia;aunque el hombre tenga en semejanteestado una libertad sin límites para dis-poner de su propia persona y de sus pro-piedades, esa libertad no le confiere de-recho de destruirse a sí mismo, (...) Elestado natural tiene una ley natural porla que se gobierna, y esa ley obliga a to-dos (1973, 6).

Esa ley ¿cómo se puede conocer?; y¿quién es su legislador? Locke, lo dice explícita-mente (1973, 6-7).

La razón, que coincide con esa ley, ense-ña a cuantos seres humanos quierenconsultarla que, siendo iguales e inde-pendientes, nadie debe dañar a otro ensu vida, salud, libertad o posesiones; por-que, siendo los hombres todos la obra deun Hacedor omnipotente e infinitamen-te sabio, siendo todos ellos servidores deun único Señor soberano, llegados a estemundo por orden suya y para serviciosuyo, son propiedad de ese Hacedor ySeñor que los hizo para que existanmientras le plazca a Él y no a otro.

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El legislador es el Ser Supremo, y la leyobliga a todos, porque todos son ‘obra’ de esemismo Ser, y a todos les dio la misma ley por lacual se deben regir. Esa ley, según Locke, seencuentra en la razón.

En otro párrafo, pero esta vez aludiendoa aquellas personas que ejercen su libertad encontra de lo establecido por la naturaleza, ma-nifiesta las mismas ideas que se vienen expo-niendo.

El culpable, por el hecho de transgredirla ley natural, viene a manifestar que conél no rige la ley de la razón y de la equi-dad común, que es la medida que Diosestableció para los actos de los hombres,mirando por su seguridad mutua; al ha-cerlo, se convierte en un peligro para elgénero humano” (1973, 8).

La existencia de esta ley es tan obvia paraLocke que considera innecesario argumentar afavor de ella en su última obra citada (1973, 11).

Aunque me saldría de mi finalidad actualsi entrase aquí en detalles de la ley natu-ral o de sus medidas de castigo, lo ciertoes que esa ley existe, y que es tan inteligi-ble y tan evidente para un ser racional ypara un estudioso de esa ley como lo sonlas leyes positivas de los Estados. Estassolo son justas en cuanto que están fun-dadas en la ley de la Naturaleza, por laque han de regularse y ser interpretadas.

Es importante enfatizar aquí que esta li-mitación en el ejercicio de la libertad, no sepresenta solo para las decisiones de actuaciónque se refieren a otros seres humanos —comodespués se verá que plantea Friedman—, sinotambién sobre aquellas que versan sobre sí mis-mo. Friedman, en cambio, no acepta ningunalimitación en este caso.

En síntesis, el padre del liberalismo:Locke, manifiesta así los límites de la libertad:él se refiere a la ley de la Naturaleza o ley natu-ral: “no reconociendo otra ley para su conductaque la de la Naturaleza”, o “la libertad de Natu-raleza consiste en no vivir sometido a traba al-guna fuera de la ley natural” (1973, 19), o “un

estado de completa libertad (...) dentro de loslímites de la ley natural” (1973, 5), o “El estadonatural tiene una ley natural por la que se go-bierna, y esa ley obliga a todos” (1973, 6), o“Pero, aunque ese estado natural sea un estadode libertad, no lo es de licencia” (1973, 6), o“esa libertad no le confiere derecho de destruir-se a sí mismo” (1973, 6).

El estudio del pensamiento de Friedmanhace evidente el rompimiento de los neoliberalescon este pensamiento liberal sobre la libertad.

Las ideas de Friedman quedan resumidasen una afirmación categórica de John StuartMill4 que Friedman hace propia (1980,17): “Enla parte que le concierne meramente a él [al serhumano], su independencia es, de derecho, ab-soluta. Sobre sí mismo, sobre su propio cuerpoy espíritu, el individuo es soberano”.

Esto implicaría que la sociedad, los pa-dres —ambos—, estarían impedidos de ponertodos los medios a su alcance para evitar el sui-cidio de un ciudadano o de un hijo. Tampoco lopueden hacer, con base en la cita anterior, en elcaso de una amputación voluntaria.

Otra afirmación categórica que escribeFriedman, un poco más adelante en este mis-mo libro: “La libertad no puede ser absoluta”(1980, 104) da la apariencia de que se está con-tradiciendo, pero no es así, ya que inmediata-mente después se observa que se refiere al otrocampo en que se puede ejercer la libertad, elque tiene relación con los demás, la libertadejercida en la sociedad, pues afirma (1980,104): “Vivimos en una sociedad interdepen-diente. Algunas limitaciones a nuestra libertadson necesarias para evitar otras restriccionestodavía peores. Sin embargo, hemos ido muchomás lejos de este punto. Hoy la necesidad ur-gente estriba en eliminar barreras, no en au-mentarlas”.

La libertad entonces es limitada, y su lí-mite, según Friedman, es el posible daño cau-sado a otros. Y este límite es impuesto —no ca-be otra posibilidad— por la sociedad.

4 Cita tomada del libro John Stuart Mill On Liberty(traducción castellana: Sobre la libertad, AlianzaEditorial, Madrid, 1970), páginas 65-66

120 Lastenia Ma. Bonilla Sandoval

Por ello, [la] única finalidad por la cualel poder puede, con pleno derecho, serejercido sobre un miembro de una co-munidad civilizada contra su voluntad,es evitar que perjudique a los demás (...).La única parte de la conducta de cadauno por la que él es responsable ante lasociedad es la que se refiere a los demás(Friedman, 1980,17).

En esta cita, que Friedman recoge de JohnStuart Mill (1987, 32), se expresa claramente laidea de que la sociedad solo puede pedirle cuen-tas a las personas en la medida que el uso de sulibertad perjudique a los demás miembros de lasociedad en que esa persona vive; esto es similara la expresión muy común de que ‘la libertad deuno termina cuando empieza la del otro’.

Esto comprende la segunda parte de laafirmación que Friedman hace sobre la liber-tad: ‘el ser humano tiene una libertad limitadacuando actúa en sociedad’.

Con base en lo dicho hasta aquí se puedeconcluir que las dos características o aspectosque este economista le otorga a la libertad son:esta es absoluta si se refiere al campo de deci-siones personales, es decir, decisiones sobre lamisma persona individual que decide; pero silas decisiones se refieren a otro, la libertad tie-ne un límite que es no dañar al otro y si lo hacela sociedad puede y debe sancionarlo, aunqueimplique disminuirle o limitarle la libertad per-sonal individual que se había dicho que era ab-soluta. La próxima cita confirma esto.

El meollo de la filosofía liberal es lacreencia en la dignidad del individuo, enla libertad que tiene de aprovechar al má-ximo su capacidad y sus oportunidadesde acuerdo con sus propias preferencias,siempre que no interfiera con la libertadde los otros individuos que hacen lo mis-mo. Esto implica la creencia en la igual-dad de los hombres en un sentido; y ensu desigualdad en otro sentido. Todo elmundo tiene igual derecho a la libertad.Este es un derecho importante y funda-mental, precisamente porque los hom-bres son diferentes, porque un hombrequerrá hacer con su libertad cosas dife-

rentes que otro hombre, y en el procesopuede contribuir más que otro a la cul-tura general de la sociedad en la que vi-ven (Friedman, 1966, 247-248).

Realmente Friedman, en sus libros, noda una definición de libertad, y no tiene porquéhacerlo pues no es la finalidad de sus escritosfilosofar sobre la conceptualización de ella.Aunque esto facilitaría enormemente cualquieranálisis que se quisiera hacer sobre este tema,no es impedimento para hacerlo.

Ahora bien, un punto importante delcual se puede y se debe partir es que Friedmanconsidera como una propiedad intrínseca delser humano la libertad. Para él esto es evidentey por lo tanto, no necesita demostración; es tancierto que ni siquiera se ocupa de hacer un levecomentario acerca de posturas que dicen locontrario: el ser humano es determinado, o es-tá totalmente condicionado.

Esta misma postura la mantuvieron Locke,Smith, Mill. Los tomistas ya la defendían, yademás argumentaban a favor de esta verdadcon razonamientos filosóficos fundamentadosen la realidad.

Al realizar estos razonamiento, y al darsecuenta que el término libertad se aplicaba arealidades diversas, introdujeron una clasifica-ción que permitiera una comprensión más pro-funda de esta verdad.

Los neotomistas, siguiendo a los tomis-tas, mencionan cuatro sentidos o dimensionesdel término libertad. El primero de ellos es de-nominado: fundamental o constitutivo.

Siguiendo con el análisis de las ideas delneoliberal, se puede afirmar, con bastante cer-teza, que desde la primera página hasta la últi-ma de sus libros, Friedman afirma la libertadfundamental —según la terminología de los fi-lósofos neotomistas— la cual se refiere al serdel hombre. Por esto afirman que esta libertadno es algo que se tiene, y que se puede perder,sino que es algo que se ‘es’; por lo tanto nadiepuede dejar de ser un ser libre.

La libertad así concebida permite identi-ficar el ‘yo’ con la libertad y las expresiones or-dinarias que se escuchan toman pleno sentido:‘yo hago con mi vida lo que quiero porque paraeso es mía’, ‘yo seré lo que quiera ser’, o ‘voy a

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dedicar mi vida a ...’. En estos casos el ser hu-mano está disponiendo de su vida como unatotalidad, por ello, la libertad considerada enesta dimensión metafísica no es una cualidad,no es una propiedad, no es un valor, sino el sermismo de la persona. El ser humano es su li-bertad (Choza y Vicente, 1992, 382).

Como ya se dijo, en este sentido de liber-tad coinciden los liberales, neoliberales y neo-tomistas.

Pero a esto no se pueden reducir las ma-nifestaciones humanas de libertad, ya que la ex-periencia demuestra que hay que plantearse lapregunta de si el ser humano es siempre igualde libre, de si cuenta siempre con la misma li-bertad, de si es posible un crecimiento de la li-bertad (Choza y Vicente, 1992, 382-383).

Los neotomistas denominan este segun-do sentido o dimensión de la libertad como li-bre albedrío o libertad de elección.

Esta dimensión se refiere más bien a laexperiencia que todo ser humano tiene de quepuede elegir actuar o no actuar, puede elegiresto o aquello.

Estas dos posibilidades reciben la deno-minación entre los neotomistas de libertad deejercicio y libertad de especificación.

Una palabra inglesa muy conocida quedesigna esta libertad de elección es ‘Choice’,conocida aún dentro de ámbitos de habla caste-llana (Yepes y Aranguren, 1998, 124).

Ahora bien, es evidente que se puede ele-gir actuar sobre sí mismo o sobre otro, o no ac-tuar; y también se puede elegir actuar de unmodo u otro, sobre sí mismo o sobre otro.

Pero ahora una pregunta importante, ¿sepuede elegir todo?, o dicho de otro modo talvez más clarificador, ¿da lo mismo elegir esto olo otro siempre? Y aquí es donde nace la dispa-ridad de criterios.

Según Friedman, como ya se dijo, sepuede elegir siempre lo que sea cuando dichaelección recae sobre sí mismo, pero no se pue-de elegir siempre lo que sea cuando la elecciónafecta de algún modo a otro. (Recuérdese aquílo que se dijo al inicio de este apartado y sobretodo lo relacionado con el suicidio, o la ampu-tación). ¿Por qué esta diferencia? Friedman nola explica, simplemente la afirma, la presentacomo una certeza.

Según los filósofos, no solo los neoto-mistas, aunque aquí se hará solo referencia aellos, tanto existen limitaciones morales y enalgunos casos legales, cuando el ser humanodecide sobre sí mismo, como cuando decide so-bre otro u otros.

Para explicar esta postura se hace nece-sario introducir el concepto de libertad de cadaenfoque que se plantea en el análisis.

Aunque no se cuenta con la conceptua-lización de Friedman, un texto de Yepes yAranguren (1998), permite conocerla, ya queambos citan a J. S. Mill. El primero lo cita ensus libros para exponer sus ideas sobre la liber-tad y los segundos para presentar una posturade ‘exceso en la valoración de la elección’. Esteexceso —dice—

... consiste en decir que la libertad signifi-ca, de modo principal, elección, y quebasta elegir para agotar los proyectos dequien es libre. Lo importante es elegir; elbien o el mal son categorías externas a lalibertad, no influyen en ella. El más cua-lificado representante de este modo depensar es J. S. Mill, para quien ‘si unapersona posee una razonable cantidad desentido común y experiencia, su propiomodo de disponer de su existencia es elmejor, no porque sea el mejor en sí mis-mo, sino porque es su modo propio’5. Setrata de una exageración del derecho a vi-vir según las propias convicciones. Exage-ración no porque el tener convicciones seamalo, sino porque se pide tenerlas de unmodo que olvida qué es el hombre (125).

Sin temor a equivocarse, se puede con-cluir que Friedman pertenece a los que consi-deran la elección como un fin en sí mismo. Es-ta mentalidad está muy extendida actualmente,pero en la vida real presenta algunas deficien-cias importantes.

Estas otras palabras de Mill coincidenperfectamente con el pensamiento de Friedman

5 Cita del autor: “S. Mill, Sobre la libertad, EspasaCalpe, Madrid, 1991, ed. D. Negro, 161.

122 Lastenia Ma. Bonilla Sandoval

y expresan otra idea que se debe comentar.Mill, al referirse a una de las funciones que de-be cumplir la sociedad como tal la cual es res-guardar las libertades individuales, dice:

No hay sociedad que pueda llamarse li-bre, si no se respetan generalmente esaslibertades, cualquiera que sea su formade gobierno, y ninguna lo será completa-mente si no existen en ella esas liberta-des en forma absoluta y sin restriccio-nes. La única libertad que merece esenombre, es la de buscar nuestro propiobien de nuestro propio modo, mientrasno intentemos privar a otros de ese mis-mo bien o estorbar sus esfuerzos para al-canzarlo. Cada uno de nosotros es elguardián de su propia salud, ya sea cor-poral o mental y espiritual. Los hombresse benefician más si dejan que cadaquien viva como le parezca mejor, que sise obliga a todos a vivir como los demáscreen que es mejor (1987, 35-36).

Tanto Mill como Friedman plantean lanecesidad de dejar al ser humano elegir ‘su bienpropio’ a su propia manera. ¿Pero qué conside-ran ellos como bien? O ¿el ser humano siempreelige realmente el bien? Además, ¿elegir el bienno es lo importante, sino elegir? Otro punto deconflicto es, si debo dejarlo elegir el bien propioa su propia manera, entonces ¿cómo se explica-ría la necesidad y obligatoriedad de ‘educar’ o‘formar’? (Friedman, 1966, 118).

Friedman reconoce que el ser humanocomete errores, que se puede equivocar en suelección (1966, 238). También reconoce que alser humano se le presentan ocasiones que lo‘tientan’, que lo ‘corrompen’ (1966, 168, 169-170). Pero, reconociendo estas situaciones rea-les y evidentes, no admite ninguna intromisiónde ‘otro’ en la decisión propia, aunque la propiasea errónea y en algunos casos produzca dañosdestructivos del propio ser; un ejemplo es laelección de la droga.

Obsérvese la similitud de pensamientocon las ideas de Mill, en el siguiente párrafo:

... que el poder sólo puede ejercerse contodo derecho contra la voluntad de cual-

quier miembro de una comunidad civili-zada, cuando se trata de evitar daños aotros. Ni siquiera es razón suficiente elpropio bien físico o moral del individuo.No hay derecho alguno para obligarlo aactuar o a dejar de hacerlo, porque seapara su propio bien, porque con ellopueda ser más feliz, o porque, en opiniónde los demás, hacerlo sería recomenda-ble o aun justo (1987, 32).

A continuación Mill explica que se pue-de tratar de convencer, o persuadir a esa per-sona para que cambie, pero ‘no para obligar-lo’. ¿Qué acciones comprendería el obligarlo?Un padre de familia, ¿estaría ‘obligando’ a suhijo si le impide —no le da dinero— que sal-ga con sus ‘amigos’ porque estos son droga-dictos, o porque debe estudiar para un exa-men?, o la sociedad ¿estaría ‘obligando’ a unciudadano si le ‘exige’ ahorrar para pagar unseguro de pensión? Mill no se refiere a casos,y por lo tanto no se puede deducir su pensa-miento acerca de esto.

Pero, unas palabras de Friedman puedeayudar a conocer la evolución de este pensa-miento.

Friedman, al tratar de mantener estapostura, se le plantean contradicciones que nopuede resolver y por lo tanto opta por aceptarcomportamientos sociales que rechaza en lateoría. Un ejemplo de ello es el paternalismo.

En muchos sentidos, el fundamento pa-ternalista de la actividad estatal es elque más le preocupa al liberal, puesimplica la aceptación de un principio(que unos cuantos decidan por todos)que a él le parece objetable en casi to-das sus aplicaciones, y que además es lamarca característica de sus principalesoponentes intelectuales, los defensoresdel colectivismo en alguna de sus di-versas formas, ya sea comunismo, so-cialismo o estado del bienestar. Sinembargo, de nada sirve fingir que losproblemas son más fáciles de lo queson en realidad. No se puede evitar lanecesidad de un cierto grado de pater-nalismo (1966, 53).

123Primicias sobre la discontinuidad entre el pensamiento liberal y el neoliberal...

¿CÓMO RESUELVEN LOS NEOTOMISTAS ESTOS CONFLICTOS?

Un punto fundamental es la conceptuali-zación de bien que está explícito en la defini-ción de libertad que ellos desarrollan. Así se tie-ne que libertad es “la capacidad de la voluntadde moverse por sí misma al bien que la razón lepresenta” (Rodríguez, 1984, 109). O sea, la li-bertad no está solo en elegir, sino que tieneotro requisito: elegir el bien, el bien para mí,según mi naturaleza humana.

Ahora bien, para definir el ‘bien’ es nece-sario primero profundizar en el concepto depersona y en el de naturaleza humana, porqueel bien emerge de ella.

Obsérvese aquí, el entronque con el pen-samiento de Locke ya expuesto al inicio de esteapartado. El afirma que la libertad tiene límitesy estos están dados por la ley de la Naturaleza oley natural6.

Concretamente se pueden resumir lasdos posturas anteriores diciendo: unos afirmanque sea el modo que sea en que se ejerza la li-bertad, ya sea al modo de la libertad de ejerci-cio, ‘libertas exercitii’, que consiste en elegiractuar o no actuar, y la libertad de especifica-ción o ‘libertas specificationis’, que es la elec-ción entre hacer esto o lo otro (Verneaux,1977, 177); o sea cual sea el resultado de la elec-ción: sobre sí mismo o sobre otros, el bien —es-tablecido este por la ley de la Naturaleza—siempre debe ser elegido, para que la personaque elija sea realmente libre, pues la libertad esla autodeterminación al bien objetivo; la otrapostura, basada en el pensamiento de Friedman,sostiene que solo existen límites al ejercicio dela libertad cuando la elección recae sobre algoque tenga relación directa con otro. Por ello,se afirma que la libertad es absoluta si se refie-re al campo de decisiones personales, es decir,decisiones sobre la misma persona individualque decide; pero si las decisiones se refieren aotro, la libertad tiene un límite que es no da-ñar al otro y si lo hace la sociedad puede y debe

sancionarlo, aunque implique disminuirle o li-mitarle la libertad personal individual que sehabía dicho que era absoluta.

En otras palabras, el ser humano es librede elegir lo que quiera siempre que los demás nose vean perjudicados. Esto implica que “Los quecreemos en la libertad tenemos que creer tam-bién en la libertad del individuo a cometer suspropios errores” (Friedman, 1966, 238). Es pre-ferible, por lo tanto, dejarle caer en esos erroresque imponerle una opinión o una elección.

Esto conlleva que no se puede hablar deproyectos de vida mejores o peores, no se puedehablar acerca del modo de llegar a ser persona debien o buenas, o llegar a ser cada vez más libres.

Es cierto, y en esto coinciden los filósofosneotomistas, Mill y el economista, que no es dig-no de la persona humana que se le imponga laverdad, el bien, los valores, por ello, se habla deeducar y no de manipular, adiestrar u obligar.

“Todas las razones son buenas para tra-tar de convencerlo, para razonar con él, parapersuadirlo o aun para suplicarle, pero no paraobligarlo o causarle algún mal en caso de quese oponga” (Mill, 1987, 32).

Pero esto, tampoco, permite absolutizara la libertad de elección o a la elección misma,sin ninguna referencia a la verdad, al bien, o ala realidad de lo que es el ser humano (Yepes yAranguren, 1998, 125).

NATURALEZA HUMANA, LEY NATURAL Y HACEDOR

En el apartado anterior, al hablar de loslímites de la libertad, se aludió a la naturalezahumana y la ley natural.

Algunas de las citas transcritas en elapartado anterior, como por ejemplo la recogi-da en la página 118 evidenciaron el pensamien-to de Locke en relación con estos temas. Lockeubica la ley natural en la razón, e indica a con-tinuación que el ser humano es la ‘obra’ de unSer Supremo que él denomina Hacedor.

Algunos otros pasajes de los libros de es-te autor, en los cuales se insiste en estos mis-mos conceptos, los cuales permiten dejar in-coado otro punto posible de profundización,son los siguientes.

6 Puede verse una síntesis de su pensamiento acercade este tópico en la página: 119.

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Locke dice: “La libertad natural del hom-bre consiste en no verse sometido a ningún otropoder superior sobre la tierra, y en no encontrar-se bajo la voluntad y la autoridad legislativa deningún hombre, no reconociendo otra ley parasu conducta que la de la Naturaleza” (1973, 19).

Haciendo alusión al tema de la propiedad,vuelve a insistir en la existencia de la ley naturaly de un Ser Supremo; concretamente dice: “Lamisma ley natural, que de esa manera nos otor-ga el derecho de propiedad, pone al mismo tiem-po un límite a ese derecho. ‘Dios nos ha dado to-das las cosas en abundancia’ ” (1973, 25).

Poco después, refiriéndose al poder pa-ternal, vuelve otra vez a reafirmar la existenciade una ley natural:

Para suplir los defectos de semejante es-tado de imperfección hasta que el desa-rrollo físico y la edad los hayan corregi-do, Adán y Eva, y después de ellos todoslos padres y madres, están obligados porley natural a defender, alimentar y edu-car a los hijos que consideran, no comoobra propia, sino como una obra de supropio Hacedor, el Omnipotente, ante elcual responden de aquellos (1973, 42).

Los pasajes en los libros de Locke sobreestos mismos tópicos son numerosos. Pero bas-tan las citas anteriores para mostrar la insisten-cia y claridad con que los enuncia.

Al continuar con los otros pensadores re-sulta interesante hacer notar que Adam Smithsigue utilizando estos mismos conceptos de na-turaleza humana, estado natural y legislador oHacedor o expresiones similares que aluden alo mismo: ‘según la providencia’:

No es nuestro propósito inquirir si estapropensión es uno de aquellos principiosocultos de que en la naturaleza humanano puede darse, en su línea, ulterior ra-zón, o si es, según parece más probable,una consecuencia de la razón del hom-bre, de su discurso y de su facultad dehablar. Lo cierto es que es común a to-dos los hombres, y que no se encuentraen los demás animales, los cuales ni co-nocen, ni pueden tener idea de contrato

alguno. (...) En casi todas las demás castasde animales cada individuo de la especie,luego que llega a estado de madurez, prin-cipia a vivir en uno de entera independen-cia, y en este estado natural puede decirseque en cierto modo no tiene necesidad deotra criatura viviente. Pero el hombre sehalla siempre constituido, según la ordina-ria providencia, en la necesidad de la ayu-da de su semejante, suponiendo siempre ladel primer Hacedor (1986, 53-54, tomo I).

Pero no con la frecuencia que lo haceLocke, ni con la fuerza ni la claridad de este.

Además introduce un término que poste-riormente —cuando aparece a mitad del sigloXIX el darwinismo, que llegó a ser identificadocon el evolucionismo— va desviando la aten-ción de la diferencia entre animales y ser hu-mano, y va enfatizando las similitudes que hayentre ellos. Este término es especie, ya citadoen el texto anterior.

Todos los animales se multiplican a pro-porción de los medios de su subsistencia,y no hay especie que pueda multiplicarsemás allá de aquella proporción. En unasociedad civil, sólo entre las gentes deinferior clase del pueblo puede la escasezde alimentos poner límite a la multipli-cación de la especie humana, y esto nopuede verificarse de otro modo que des-truyendo aquella escasez una gran partede los hijos que producen sus fecundosmatrimonios... El mercado se hallaría en aquel caso tanfalto de manos trabajadoras, y en el otrotan sobrado, que habría de subir y bajarel precio al grado que exigían las cir-cunstancias de la sociedad. Así es comola escasez de hombres, al modo que lasmercaderías, regulan necesariamente laproducción de la especie humana: la avi-va cuando va lenta y la contiene cuandose aviva demasiado (1986, 124, tomo I).

También Mill hace alusión a la naturale-za humana, pero sin la conexión con un Hace-dor o Legislador. Las siguientes citas se trans-criben, solo para dejar incoada la reflexión.

125Primicias sobre la discontinuidad entre el pensamiento liberal y el neoliberal...

Supongamos que fuera posible que seconstruyeran casas, que se cultivaramaíz, que se libraran batallas, que se re-solvieran litigios y aun que se erigieraniglesias y se dijeran plegarias por medio demaquinaria, es decir, por autómatas conforma humana. Sería una pérdida consi-derable sustituir con esos autómatas hastaa los mismos hombres y mujeres que ha-bitan actualmente las regiones más civili-zadas del mundo, y que indudablementesólo son ejemplares raquíticos de lo que lanaturaleza puede producir y producirá al-gún día. La naturaleza humana no es unamáquina que haya que construir de acuer-do con un modelo y que se ajuste para quehaga el trabajo que se le prescribe, sino unárbol que necesita crecer y desarrollarsepor todos lados, de acuerdo con la tenden-cia de las fuerzas internas que hacen quesea una cosa viviente (1987, 94).

Si decimos que los deseos de una perso-na son fuertes y más diversos que los deotra, sólo queremos significar que la pri-mera tiene una mayor cantidad de la ma-teria prima de la naturaleza humana yque, por consiguiente, tal vez sea capazde mayor mal, pero también, indudable-mente, de mayor bien. Los impulsosfuertes son tan sólo otro nombre de laenergía (1987, 95).

No puede prescindirse de las presionesque sean necesarias para impedir quelos ejemplares más fuertes de la natura-leza humana violen los derechos de losdemás... Aún para ese individuo hay unequivalente completo en el mejor desa-rrollo de la parte social de su propia na-turaleza que hacen posible las restric-ciones impuestas sobre su parte egoísta(1987, 99).

La referencia a un ‘Hacedor’ la hace alcriticar la teoría o postura calvinista:

De acuerdo con ella, el único granpecado del hombre es el libre albe-drío... La mitigación consiste en dar

una interpretación menos ascética a lasupuesta voluntad de Dios...

Sin duda, muchas personas piensan since-ramente que los seres humanos que se su-jetan y empequeñecen de ese modo soncomo su Hacedor quiso que fueran, delmismo modo que muchos han creído quelos árboles son mejores cuando se les podala copa o se recortan en forma de animalesque como los hizo la naturaleza (1987, 98).

Mill parece que no usa el término especiehumana, pero si el de raza humana (1987, 41).

Ahora bien, estos conceptos de naturale-za humana, ley natural y Hacedor o Legislador,desaparecen totalmente en los escritos de Mil-ton Friedman.

A continuación, el siguiente punto pre-senta tanto la ambigüedad que se observa enFriedman en el tema de la relación padres e hi-jos, como la discontinuidad con las ideas inicia-les del liberalismo.

FUNDAMENTO DE LA UNIÓN FAMILIARY LA RESPONSABILIDAD DE LOS PROGENITORES

Una primera idea que se desprende delos escritos de Friedman acerca del tema que sepretende exponer, es su énfasis en la importan-cia que tiene el ámbito familiar: “La familia, enmayor grado que el individuo, ha sido y siguesiendo hoy en día la célula básica de nuestra so-ciedad” (Friedman, 1980, 55) o “La unidad últi-ma funcional en la sociedad no es el individuo,sino la familia” (Friedman, 1966, 53).

Pero los argumentos que fundamentanesta importancia no son los esperados por algu-nos intelectuales.

Por ejemplo, los neotomistas, aclarandoque la época de la vejez muchas veces es catalo-gada como una ‘segunda infancia’, podrían decirque la familia es la célula básica de la sociedadporque “sin familia, el hombre no es viable, nisiquiera biológicamente... El hombre es un serfamiliar precisamente porque nace y muere in-defenso, sin recursos, desprotegido, niño. Ade-más, la familia es el depósito de los valores que

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más profunda y permanentemente quedan gra-bados en el espíritu de sus miembros mediantela educación” (Yepes y Aranguren, 1998, 215).

En cambio las razones de Friedman sereducen a razones prácticas de eficacia.

Y sin embargo, la aceptación de la fami-lia como unidad se debe en parte a razo-nes prácticas y no de principio. Nuestracreencia es que los padres son general-mente los que están mejor capacitadospara proteger a sus hijos y para conver-tirles en individuos responsables para losque la libertad les sirva de algo. Pero nocreemos, en cambio, en la libertad de lospadres para hacer lo que quieran conotras personas. Los niños son individuosresponsables en embrión, y un creyenteen la libertad ha de creer en la necesidadde proteger sus derechos (Friedman,1966, 53).

A pesar de todo, la atribución de la res-ponsabilidad para cuidar de sus hijos alos padres es más bien una cuestión deconveniencia que de principio. Creemos,y con razón, que los padres se interesanmás que nadie por sus hijos, y se puedeconfiar en ellos para protegerles y paraasegurar su desarrollo hasta convertirseen adultos responsables (Friedman,1980, 55).

Friedman reconoce en estos dos párrafos,publicados con una distancia de casi 20 años,que los padres son ‘los que están mejor capacita-dos’ para proteger y educar a los hijos, pero noexpresa explícitamente los fundamentos de estaafirmación. Utiliza la palabra creemos, nuestracreencia; ¿pero de dónde nace esa creencia?

Si se parte de que los dos criterios deverdad más importantes según la tradición em-pirista-anglosajona, de la cual surge el liberalis-mo, base a su vez del neoliberalismo, son la ex-periencia y el juicio de probabilidad; se puedeentrever que la observación de la realidad dia-ria, cotidiana, y la reflexión sobre ella conducena Friedman a estas conclusiones.

Esto es fácilmente constatable al observarque el hijo necesita, para su propio desarrollo

armónico, vivir en una familia constituida porsu propio padre y su propia madre. La experien-cia misma muestra constantemente, como per-sonas que no conocen a sus propios progenito-res, por diversos motivos, sienten la necesidadinterior de efectuar una búsqueda de ellos paraencontrar su propia identidad.

Pero en relación con los fundamentos dela atribución de la responsabilidad que tienenlos padres para cuidar de sus propios hijos, laargumentación de Friedman se reduce a decirque es ‘una cuestión de conveniencia’, no lebasta la vivencia expuesta por él: ‘los padres seinteresan más que nadie por sus hijos, y se pue-de confiar en ellos para protegerles y para ase-gurar su desarrollo’; vivencia que permitió ypermite a otros pensadores reconocer que no esel ser humano quien ‘le adjudica’ a un padre omadre la potestad de cuidar y educar a los hi-jos, sino que esta adjudicación viene dada porla exigencia de la misma naturaleza humana.

Esta es la base para que el padre del libe-ralismo J. Locke, siguiendo el tomismo, pongala ley natural7 o el mandato de Dios como fun-damento de esa realidad: los padres son los res-ponsables de la educación y cuidado de los hi-jos. Concretamente este autor dice:

... todos los padres y madres, están obli-gados por ley natural a defender, alimen-tar y educar a los hijos que consideran,no como una obra propia, sino como auna obra de su propio Hacedor, el Omni-potente, ante el cual responden de aque-llos (1973, 42). [y más adelante vuelve adecir] Dios ha encomendado a aquellosla tarea de cuidar de sus retoños, y les hadotado de la ternura y la preocupaciónconvenientes para templar ese poder, afin de que lo apliquen según los desig-nios de la sabiduría divina, en bien de loshijos, mientras estos tengan necesidadde estar sometidos al mismo (1973, 47).

7 Puede verse capítulo II, “Del estado natural”, enEnsayo sobre el gobierno civil de J. Locke, para eltema de la ley natural.

127Primicias sobre la discontinuidad entre el pensamiento liberal y el neoliberal...

Todos han experimentado como los padreso madres, generalmente, son los que defiende,protegen, educan,... a sus hijos porque los aman,consideran que al ser origen de ese nuevo ser hu-mano, son responsables del futuro de él.

Ser padre o ser madre es el modo natu-ral más normal de prolongar el ser varóny mujer. Ambas cosas conllevan una dig-nificación de quienes los son; les haceser más dignos porque supone haber si-do origen de otros seres humanos (Yepesy Aranguren, 1998, 216).

La tarea de tener hijos es la más creado-ra de todas las tareas humanas, porquesupone crear otros ‘yos’, y eso es un lar-go y amoroso trabajo de educación, en-señanza y ayuda: todos los actos delamor se cumplen en ella de modo emi-nente (Yepes y Aranguren, 1998, 217).

Esto es reconocido por el hijo(a). “Todohombre es hijo y nunca deja de serlo. Ser hijo esincluso más radical que ser varón o mujer, por-que indica el modo de originarse uno mismo: na-cer. Todos nacemos, no de la tierra, sino de unospadres concretos (Yepes y Aranguren, 1998, 216).

El hecho de nacer significa que la perso-na se encuentra existiendo porque alguien lohizo existir. Alguien, no algo, sino otra personaque decide libremente. El que nace no fue arro-jado al mundo en soledad, sino que alguien lorecibe como hijo. La experiencia más común esque cada persona se ha encontrado en los bra-zos de su madre o de su padre.

“Ser hijo significa pertenecer a una fami-lia entendida como una comunidad de personasligadas por una unidad de origen” (Yepes yAranguren, 1998, 216), unidad de origen quelleva inherente el amor natural.

De esta realidad surge la autoridad moralnatural que tienen los padres sobre el hijo. Na-tural porque nadie se la tiene que dar, le vienepor el simple hecho de haber sido origen de esenuevo ser humano.

La única superioridad natural y perma-nente que se da entre los hombres es es-ta: la que un padre y una madre tiene

respecto de sus hijos. Aunque a partir dela juventud sea sólo una autoridad mo-ral, y ya no una tutela física, se conservasiempre: los hijos veneran a los padressiguiendo una inclinación natural, quelleva a reconocer que el don de la vida, ytodo lo necesario para llegar a ser perso-nas maduras, lo han recibido de ellos.Este sentimiento los clásicos lo llamabanpietas, piedad, y significa reconocer ladignidad de aquellos que son mi origen,honrarles y tratar de colmar una deudaimpagable: la propia existencia (Yepes yAranguren, 1998, 216-217).

Locke, manifiesta esta misma postura,muchos años antes, con diferentes expresiones,pero la fundamentación es muy similar

Pero si bien llega un momento en que elhijo llega a estar tan libre de todo some-timiento de la voluntad y a los mandatosde su padre como lo está el padre mismorespecto de la voluntad de otro, no ha-llándose ambos sometidos sino a las obli-gaciones comunes a ambos, tales comola ley natural o la ley civil del país, esa li-bertad del hijo no le exime de honrar asus padres, cumpliendo con la ley deDios y la de la Naturaleza, puesto queAquel los hizo instrumentos de su altísi-mo designio de propagar la raza huma-na, y causa ocasional de la vida de sus hi-jos. De la misma manera que Dios cargósobre los padres la obligación de alimen-tar, proteger y educar a sus hijos, tam-bién impuso a estos la obligación perpe-tua de honrar a los padres (1973, 49).

Digamos para terminar, que, aunque elpoder de mandar del padre no dura másque la minoría de edad del hijo, y única-mente hasta el grado conveniente para ladisciplina y la dirección de esa edad; yaunque el honor y el respeto, y todo loque los latinos encerraban en el vocablopiedad, se lo deben los hijos indefectible-mente a los padres durante toda su viday en cualquier circunstancia, con todaclase de apoyo y defensa... (1973, 55).

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Es tan natural esta situación de que loshijos respeten a sus padres y que al mismotiempo estos sean protegidos y educados en lafamilia, que cuando esto no sucede, repercutenegativamente en el desarrollo del hijo o la hi-ja. El mismo Friedman lo reconoce cuando serefiere a las dificultades que podrían tener al-gunos padres de familia por no contar con eldinero suficiente para darle a su hijo una ins-trucción mínima exigida por el Estado paraconstruir y mantener una sociedad democráti-ca y estable.

Concretamente dice:

Pero el separar a un niño de sus padresporque no puedan pagar la instrucciónmínima exigida es claramente inconsis-tente con el hecho de que dependemosde la familia como unidad social básica, ycon nuestra creencia en la libertad delindividuo. Además, sería probablementeperjudicial en cuanto a su educación co-mo ciudadano de una sociedad libre(Friedman, 1966, 117).

El hijo depende de la familia, la educa-ción del hijo se perjudicará si no está con suspadres. Por ello se dice que el ser humano esun ser familiar, o que el ser humano no es via-ble sin la familia.

Esto se comprueba al conocer familiasdesintegradas o al convivir con ellas, donde ca-da uno de los integrantes es un número, dondecada uno mira por su subsistencia y no por losdemás.

Friedman recoge en sus escritos unaconversación con un constructor de viviendaspúblicas:

[Y continuó] “¿Cómo van a recibir los jó-venes una buena educación y van aaprender unos buenos valores cuando vi-ven en una zona formada en su totalidadpor familias rotas, que en su mayoría re-ciben ayuda de los programas de bienes-tar?” Deploró también el efecto de losplanes de viviendas públicas en la delin-cuencia juvenil y en las escuelas vecina-les, desproporcionadamente llenas de hi-jos de familias rotas (1980, 158).

Esto confirma lo que se dijo anterior-mente citando este mismo autor, que la fa-milia, la familia ‘no rota’, es la célula básicade cualquier sociedad.

Dentro de ella se aprende a valorar a ca-da ser humano por el hecho de serlo. Se apren-de a respetar lo común que todos tienen: ladignidad y aceptar las diferencias que tambiéncada uno presenta.

Coherentes con este planteamiento, losneotomistas, defienden la unión familiar estable,en la cual se respire amor-dádiva, donde unosse preocupen de otros, donde cada hijo o hijaconoce la identidad de su padre y madre, dondecompartan humanidad. El ámbito familiar seconvierte en el lugar para aprender los valoressociales como son el respeto, la solidaridad, lacomprensión, la amistad. La autoridad paternal—maternal— se considera un servicio en bene-ficio de todos los que conviven en el hogar.

En el caso de las personas que concuer-dan con el pensamiento neoliberal es tambiénlógico que hagan lo contrario; que no le den im-portancia a la disolución de la unión entre lospadres, que consideren indiferente el nacimien-to de un hijo o hija por fecundación in vitro, laconvivencia familiar o la autoridad paternal—maternal— se vivencia como un obstáculo pa-ra ejercer la libertad absoluta que se posee.

Otro texto, citado parcialmente, quecontribuye a estudiar otro aspecto del pensa-miento de Friedman sobre la relación padres ehijos, en el cual se visualiza otro matiz de dis-continuidad es:

No podemos rechazar categóricamenteel paternalismo para con los que consi-deramos como irresponsables.En el caso de los niños hacemos respon-sables en primer lugar a los padres. La fa-milia, en mayor grado que el individuo,ha sido y sigue siendo hoy en día la célulabásica de nuestra sociedad, aunque es in-negable que su influencia se ha debilita-do, una de las desafortunadas consecuen-cias del crecimiento del paternalismodel estado. A pesar de todo, la atribuciónde la responsabilidad para cuidar de sushijos a los padres es más bien una cues-tión de conveniencia que de principio.

129Primicias sobre la discontinuidad entre el pensamiento liberal y el neoliberal...

Creemos, y con razón, que los padres seinteresan más que nadie por sus hijos, yse puede confiar en ellos para protegerlesy para asegurar su desarrollo hasta con-vertirse en adultos responsables. No obs-tante, no creemos que los padres tenganningún derecho a hacer lo que les plazcacon sus hijos: golpearlos, matarlos o ven-derlos como esclavos. Los niños son em-briones de individuos responsables. Comotales, tienen derechos fundamentales y noson simplemente los juguetes de sus pa-dres (Friedman, 1980, 54-55).

No hay ninguna objeción, por parte delneotomismo u de otros pensadores, al reconoci-miento de que los hijos no son objetos, sinopersonas y, por lo tanto, merecedoras de todo elrespeto al igual que sus propios padres; al hechode que los progenitores no pueden hacer lo queles plazca con sus hijos; a la afirmación de que‘la familia es la célula básica de nuestra socie-dad’, y que los niños requieren ser educados pa-ra que lleguen a ejercer su libertad, al mismotiempo que son responsables de sus actos.

La persona hay que “verla como una reali-dad absoluta, no condicionada por ninguna rea-lidad inferior o del mismo rango. Siempre debeser respetada. Respetarla es la actitud más dignadel hombre, porque al hacerlo, se respeta a símismo (...) La persona es un fin en sí misma.(...) Según nos dice Kant, usar a las personas esinstrumentalizarlas, es decir, tratarlas como se-res no libres” (Yepes y Aranguren, 1998, 70-71).

Esta dignidad está fundamentada segúnla Declaración de Independencia de los USA, enla igualdad que tiene el ser humano ante suCreador. El mismo Friedman facilita una inter-pretación de lo que entendían por igualdad, losque redactaron esa Declaración.

La pista de lo que Thomas Jefferson y suscontemporáneos entendían por igual es-tá en la siguiente frase de la Declaración:“Dotado por su creador de ciertos dere-chos inalienables, entre los cuales secuentan la vida, la libertad y la búsquedade la felicidad”. Los hombres eran igua-les ante Dios. Toda persona es preciosaen sí y para sí misma. Tiene derechos

inalienables contra los que nadie puedeatentar, como perseguir sus propios ob-jetivos y no ser tratada como mero ins-trumento para favorecer los objetivos decualquier otra persona. “Libertad” formaparte de la definición de igualdad, no lacontradice (Friedman, 1980, 186-187).

A esta misma igualdad se refiere Lockecuando cita al ‘juicioso Hooker’ quien

... considera tan evidente por sí misma ytan fuera de toda discusión esta igualdadnatural de los hombres, que la toma comobase de la obligatoriedad del amor mutuoentre los hombres y sobre ella levanta eledificio de los deberes mutuos que tienen,y de ella deduce las grandes máximas dela justicia y de la caridad (1973, 5).

Esta igualdad que se da entre los sereshumanos por ser “propiedad de ese Hacedor ySeñor que los hizo” (1973, 7) es lo que funda-menta esa otra realidad o verdad de que la per-sona es un fin en sí misma y no puede ser unmedio para nada. Esta verdad es compartidapor Friedman y por los neotomistas como seaprecia en las diversas citas transcritas. Aunquese verá otro texto de Friedman donde se pre-senta una contradicción (los padres puedengastar su dinero como lo deseen, una forma esteniendo hijos).

Ambas corrientes de pensamiento con-sideran que instrumentalizar los seres huma-nos, manipularlos, utilizarlos para conseguirun provecho personal, no es correcto, es noreconocer la dignidad que posee cada ser hu-mano, sea de la edad que sea. Pues cada serhumano es libre, aunque a veces no esté encapacidad de ejercer esa libertad por limitacio-nes diversas, como el poco desarrollo intelec-tual debido a la edad.

Por ello, acertadamente Friedman sos-tiene que los niños tienen derechos fundamen-tales y que no pueden ser tratados por los pro-genitores como a ellos les ‘plazca’, no puedenser convertidos en simples ‘juguetes de sus pa-dres’ (Friedman, 1980, 55).

No tienen derecho a ‘hacer lo que lesplazca con sus hijos’, porque, según Locke, su

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poder no es ‘absoluto ni arbitrario’, pues estepoder esta limitado por la búsqueda del biendel hijo

Su poder no va más allá de darle autori-dad para imponer a los hijos la disciplinaque juzga más eficaz para que su cuerpose haga sano y vigoroso, y para que sumente adquiera energía y rectitud, conobjeto de que estén en condiciones deser de la máxima utilidad a sí mismos ya los demás... ahora bien: la madre com-parte también ese poder con el padre(1973, 48).

El alimentar y dar educación a sus hijosconstituye una obligación tan insoslaya-ble de los padres en bien de los hijos, quenada puede desligarlos de cumplirla. Yaunque esta obligación lleva inherente elpoder de mandarles y de castigarlos,Dios ha introducido en la contextura dela naturaleza humana una ternura talhacia los hijos que es muy poco de temerque empleen su poder con excesivo ri-gor. Si cometen algún exceso, no sueleser por el lado de la severidad, porqueuna fuerte predisposición los arrastra enel sentido contrario (1973, 50-51)8.

Pero la argumentación que da Friedmanes diferente y un poco discutible

Expresándolo en otra forma, que puedeparecer un poco fuerte, los niños son almismo tiempo bienes de consumo ymiembros responsables de la sociedad enpotencia. La libertad de los individuos parausar sus recursos económicos como quie-ran incluye la de usarlos para tener niños(para comprar, por así decirlo, los serviciosde niños como forma especial de consu-mo). Pero una vez que se ha realizado estaelección, los niños tienen un valor en sí y

de por sí y tienen una libertad propia queno es simplemente una extensión de la li-bertad de los padres (Friedman, 1966, 53).

No solo parece fuerte esta forma de pen-sar sino que lo es. Los niños no pueden sernunca considerados bienes de consumo, ni sepuede comprar sus servicios, si así fuera en esemomento serían considerados objetos, instru-mentos y nunca lo son.

El traer un hijo al mundo no puede estarmotivado por ‘gastar los recursos económicos’que se poseen, o para que “proporcione sosténa lo largo de la vejez” (Friedman, 1980, 153).

Es extraño que después de hacer estos ra-zonamientos afirme categóricamente: ‘pero unavez que se ha realizado esta elección, los niñostienen un valor en sí y de por sí’. Siempre tuvie-ron ese valor desde que fueron concebidos. Elsimple hecho de pensar en un hijo, ese hijo esser humano y tendrá las potestades de ser hu-mano, es decir, será libre y por lo tanto es fin ensí mismo, no medio para satisfacer los ‘deseos’ ocaprichos de una persona a ser padre o madre.

Al leer unos pasajes de Adam Smith sur-ge la duda de si esta perspectiva del hijo como‘bien de consumo’ podría haber surgido enFriedman por influencia de la visión de ‘mer-cancía’ o ‘medio de producción’ que el primerole atribuye al trabajador.

Baste unas pocas citas para dejar incoadala idea, por si algún lector se interesa en estetema: “Así es cómo la escasez de hombres, almodo que las mercaderías, regulan necesaria-mente la producción de la especie humana: laaviva cuando va lenta y la contiene cuando seaviva demasiado” (1986, 124);

El trabajo se remunera allí en forma deque, en vez de servir de carga una nume-rosa prole, es un manantial inexhausto deopulencia y de prosperidad para los pa-dres. El trabajo de cada hijo, antes de es-tar en estado de poder salir de la casa desus padres, se regula por cien libras de ga-nancia pura al año, para éstos. Una viudajoven, con cuatro o cinco hijos de media-na edad, que entre las más de las clases deEuropa sería un impedimento casi insu-perable para un segundo matrimonio, es

8 El pensamiento de Locke sobre este tema, se reco-ge en el capítulo VI del libro Ensayo sobre el go-bierno civil, puede estudiarse para seguir profundi-zando en este tema.

131Primicias sobre la discontinuidad entre el pensamiento liberal y el neoliberal...

allí solicitada como un caso de fortuna pa-ra un feliz establecimiento. Lo que valenlos hijos es uno de los mayores fomentospara los matrimonios y, por tanto, no nosdebemos admirar que se casen tan jóveneslas gentes en aquellas regiones. A pesar delgran aumento que se origina de tan tem-pranos casamientos, se están quejandosiempre en aquellas colonias de que les fal-tan manos para trabajar (1986, 114-115):

Cuando se construye una máquina muycostosa, debe esperarse que la obra ex-traordinaria que con ella haya de hacersepueda reemplazar, antes de gastarse omaltratarse, el capital invertido por lomenos en ella con las ganancias regula-res u ordinarias. Un hombre educado aexpensas de mucho trabajo y tiempo, encualquiera de aquellos oficios que re-quieren una destreza y pericia extraordi-naria, debe compararse a una de estascostosas máquinas (1986, 148-149).

CONCLUSIÓN

Para finalizar es importante volver a en-fatizar que estas reflexiones son solo primicias,esbozos, de un estudio profundo que se puedellevar a cabo acerca de los puntos en los cualesse observa un rompimiento entre el pensa-miento antropológico liberal y el neoliberal.

Este tema parece ser del interés o curio-sidad de muchas personas, y para motivar a al-gún intelectual nace este ensayo.

Lo que si es posible afirmar con seguri-dad, sin temor a equivocarse, es que el pensa-miento liberal no se continúa en el neolibera-lismo en varios puntos, al menos en los aquícitados:

✧ Límites de la libertad✧ Existencia de la naturaleza humana, ley na-

tural y un Hacedor o Legislador.✧ Fundamento de la sociedad familiar y la res-

ponsabilidad de los progenitores

Es decir, el neoliberalismo, al menos enestos puntos, no es una profundización o una

extensión de los planteamiento liberales, sinoque se produce un corte o un dejar atrás lasideas liberales.

Esto exige que las personas que se adhie-ra a una postura u otra tengan claro estas dife-rencias y conozcan las implicaciones que deellas se deducen.

Por esto, es fácilmente comprensible queactualmente pueda existir un liberal que no seaneoliberal, o por el contrario, un neoliberal queno sea liberal —aunque esto es más difícil—.También es factible que del liberalismo sedesprendan varias corrientes de pensamientodiferente.

Otros temas en los cuales sería muyaconsejable profundizar son: la responsabili-dad, el fundamento de la unión social, y la pro-piedad privada. Estos temas no fueron tratadosen este ensayo porque o requieren una profun-dización mayor ya que durante la investigaciónllevada a cabo no se descubrieron diferenciastan radicales como las que se presentaron enlos temas aquí expuestos, o no fueron estudia-dos a profundidad como es el caso de la propie-dad privada.

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