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Pontificia Universidad Catlica de Chile.
Facultad de Arquitectura y Diseo.
Programa de Doctorado en Arquitectura y Estudios Urbanos.
Proyecto de Tesis: Transporte pblico urbano y Estado.
Debates, iniciativas y polticas pblicas sobre intervencin y
nacionalizacin de la movilizacin colectiva en Santiago,
1941-1953.
Profesor Gua: Alejandro Crispiani H.
Alumno: Marcelo Mardones P.
Fecha: Marzo 2010
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Estructuracin del proyecto / ndice.
1. Resumen / Abstract.
2. Presentacin general del proyecto. El transporte pblico urbano como objeto de
investigacin historiogrfico.
3.1 Contextualizacin y descripcin del tpico: cambios econmicos y desarrollo urbano
como teln de fondo del transporte pblico urbano.
3.2 Observaciones al surgimiento y desarrollo de una red de transporte durante periodos de
expansin y crisis. Santiago, 1850-1940.
3.3 Intervencin, nacionalizacin, estatizacin. Polticas pblicas y debates sobre la reforma
al transporte pblico de Santiago. 1941-1953.
4. Metodologa de investigacin.
5. Aportes generales del estudio.
6.1 Objetivos Generales.
6.2 Objetivos Especficos.
7. Hiptesis.
8. Bibliografa.
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1. Resumen:
El siguiente proyecto de tesis busca, mediante una investigacin de carcter histrico,
indagar en los debates e iniciativas que se llevaron a cabo en pos de reformar el sistema de
transporte pblico de la ciudad de Santiago desde inicios de la dcada de 1940. A travs del
enfoque de la Historia Urbana, se revisan las iniciativas estatales iniciadas en 1941, momento en
que coyunturas nacionales y externas impulsaron las primeras medidas de intervencin
gubernamental sobre el transporte pblico. Esta accin foment la proyeccin gradual de un
programa de modernizacin centrado en la nacionalizacin del sistema tranviario, concretndose
con la creacin de la Empresa Nacional de Transportes (1945) y concluyendo por la estatizacin
definitiva del transporte urbano de pasajeros al surgir la Empresa de Transportes Colectivos del
Estado (1953). Mediante el examen de estas polticas, sus debates y contexto, se busca comprender
el rol del Estado como administrador de la movilizacin colectiva en un periodo de
transformaciones econmicas, polticas y socioculturales para Santiago y el pas.
Para la revisin de este proceso, se deben considerar los efectos de la Gran Depresin (1929)
y el declive del modelo primario exportador afianzado en el continente desde mediados del siglo
XIX. Como otros pases exportadores de la regin, Chile experiment una contraccin econmica
que impuls una poltica econmica de rasgos proteccionista e industrialista en pos de la
sustitucin de importaciones. En paralelo, el surgimiento de nuevos referentes polticos asociados
a los sectores medios y obreros organizados otorg una base electoral que concluy con la eleccin
en 1938 del Frente Popular, cuyo programa enfatizaba el nuevo modelo de desarrollo mediante
iniciativas como la creacin de CORFO.
Con la concentracin del impulso fabril en Santiago, el estimulo para la migracin interna
hacia la capital se vio reforzado, lo que se manifest en un explosivo crecimiento demogrfico y
del rea urbana de la ciudad. Como efecto de este proceso, el rol del transporte pblico se hizo
cada vez ms relevante, ya que la expansin urbana y de su poblacin expandi la necesidad de
movilidad. A travs de la investigacin, se da cuenta de las iniciativas estatales en la materia,
desde las intervenciones sobre el sistema privado de transporte, las polticas de nacionalizacin y
estatizacin. En forma especfica, se busca dar cuenta de las posturas y debates de diversos actores
involucrados en el tema, como sectores gremiales, polticos e institucionales, adems de tpicos
como los alcances del proceso de metropolizacin que comenzaba a experimentar Santiago y las
transformaciones en la oferta de movilidad producto del proceso de modernizacin que
experimento el transporte pblico capitalino con la irrupcin del Estado en el periodo.
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2. Presentacin general del proyecto. El transporte pblico urbano como objeto de
investigacin historiogrfico.
Este trabajo persigue abordar en perspectiva histrica un problema central para el
desarrollo de la ciudad moderna y contempornea: la conformacin de un sistema de transporte
adecuado a las necesidades de su poblacin y el correcto funcionamiento de sus actividades
socioeconmicas. La relacin entre ciudad y transporte durante el proceso de crecimiento urbano
asociado a la Revolucin Industrial fue cobrando una relevancia exponencial a medida que las
aglomeraciones humanas iban definiendo funciones determinadas a las reas urbanas.
Posiblemente el mejor ejemplo de ello sea Londres. La capital britnica, cuya ebullicin poltica,
socioeconmica y demogrfica era notoria desde la segunda mitad del siglo XVII, consolidara
durante el periodo Victoriano la actividad fabril, el maquinismo que caracterizara a una ciudad
que sobrepasaba los dos millones de habitantes, donde las nuevas necesidades de una gran
metrpoli se experimentaron all por primera vez, gracias a los recursos que proporcion el
desarrollo tecnolgico1. El transporte actu como eje de este proceso de innovacin tecnolgica;
de la traccin animal y a vapor a inicios del XIX, la introduccin de la electricidad y el motor a
combustin interna, todas las innovaciones en materia de transporte -y la necesidad misma que lo
generaba- estaban conectadas a la esencia de un medio en transformacin, que creca en la
experiencia de la modernizacin2.
Nos enfrentamos as a un problema histrico capital para las sociedades modernas, una
necesidad de movilidad para los habitantes de las nuevas ciudades que durante el transcurso del
siglo XX se vio masificada a niveles exorbitantes. En las reas centrales de la economa mundial,
las consecuencias nefastas del constante crecimiento y uso indiscriminado de medios de transporte
individual como el parque automotriz ha llevado a los administradores de las grandes ciudades
a reflexionar sobre la forma propicia para dar respuesta a la creciente movilidad urbana3. No
absueltos de estos problemas, los pases en vas de desarrollo adems han tenido que resolver el
acceso desigual de sus habitantes a los sistemas de transporte, factor tan problemtico como la
saturacin. Evidentemente, un halo de inmediatez y necesidad objetiva cruzan estas discusiones de
fondo sobre el rol y manejo del transporte en el mbito urbano; sin embargo, un anlisis integral
1 Jos Luis Romero, Londres: una ciudad en cambio. En La ciudad occidental. Culturas urbanas en Europa y Amrica. Ed. Siglo XXI, Buenos Aires, 2009, p. 215. 2 Sheila Taylor, The moving metropolis. A history of Londons transport since 1800. Ed. Laurence King / Londons Transport Museum, Londres, 2001. 3 Ricardo Montezuma (Ed.) El transporte urbano: un desafo para el prximo milenio. Seminario sistema de transporte para las grandes ciudades. Centro Editorial Javeriano, Santaf de Bogot, 1996, p.15.
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del fenmeno exige una reflexin donde el conocimiento histrico resulta pertinente puesto que la
interaccin entre ambas esferas no es un proceso espontneo: as se hace indispensable hoy en
da conocer y analizar la evolucin del transporte urbano, para as mejorar su organizacin y su
funcionamiento4. El transporte urbano, eje de la movilidad en la ciudad moderna, emerge as
como objeto histrico en sus diversas relaciones (econmicas, sociopolticas, culturales, etctera).
En el caso de Amrica Latina, los estudios sobre transporte pblico y movilidad urbana han
recibido la atencin de un heterogneo nmero de investigadores, los cuales desde sus diversas
profesiones han intentado una compresin de los fenmenos particulares asociados al transporte
pblico en las metrpolis latinoamericanas. Arquitectos, urbanistas, economistas y gegrafos,
entro otros, han ido generando una amplia serie de investigaciones sobre las caractersticas y
problemas ligados al transporte pblico urbano5. Sin embargo, la mayor parte de ellos se desarroll
con una perspectiva de carcter predominantemente tcnico, asociados ms bien a las necesidades
que plante en su momento la metropolizacin acelerada y las respuestas de la planificacin
urbana, asociado adems a los nuevos proyectos de desarrollo impulsados en el continente desde la
segunda mitad del siglo XX. La ausencia o poca relevancia de los trabajos de orden histrico sobre
el transporte urbano puede entenderse desde la prioridad de esa urgencia, que era establecer
respuestas ad hoc a un proceso de crecimiento que requera cierta inmediatez.
De este modo, inicialmente la proyeccin de un trabajo historiogrfico sobre transporte
pblico busca complementar el anlisis de las disciplinas ms ligadas al urbanismo, y no
precisamente como una historia de la urbanstica del transporte, si no ms bien una centrada en los
diversos objetos y conceptos comprendidos bajo el rtulo de Historia Urbana6. Bajo este lente se
pretende indagar en las transformaciones al sistema de transporte pblico en una ciudad especfica
del contexto latinoamericano como Santiago, hacia la mediana del siglo XX, proceso encarado a
partir del desarrollo de nuevas iniciativas polticas sobre el tema, junto a los debates y alcances que
estas tuvieron surgen como la mdula del trabajo. Mediante el prisma de la Historia Urbana, un
4 Ibd. 5 No es la intencin ac describir un listado detallado del gran nmero de trabajos desarrollados en diversos pases latinoamericanos enfrentados al proceso de metropolizacin por los ms diversos especialistas ligados a la planificacin: la bibliografa comentada incluida al cierre del proyecto har mencin de algunos de estos trabajos, publicados en Chile u otros pases de la regin, que tengan mayor pertinencia con el desarrollo de la investigacin, ya sean aportando bases tericas o datos documentales para el tpico, su contextualizacin y objetivos generales o especficos. 6 la bsqueda historiogrfica sobre la ciudad, la urbanizacin y el urbanismo remite a diversos campos precedentes, entre los que resaltan, por un lado, la historia econmica y social, y por otro, la geografa, la arqueologa, la historia del arte y de la arquitectura. Ellos pueden ser vistos como el sistema de dispersin terico a partir del cual trataremos de construir la formacin discursiva de la historiografa urbana. En este trabajo emerge ms ligado al primero de estos campos, aunque su caja de herramientas terica adopta conceptos comunes a la segunda esfera. Arturo Almandoz, Entre libros de Historia Urbana. Para una historiografa de la ciudad y el urbanismo en America Latina, Ed. Equinoccio, Universidad Simn Bolvar, Caracas, 2008, p.28.
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objeto especfico como el transporte pblico es visto cruzadamente por las perspectivas polticas,
econmicas y sociales del contexto chileno que van desde el triunfo gubernamental del Frente
Popular, el auge del proyecto econmico nacional desarrollista, la expansin urbana y demogrfica
de Santiago o el rol del Estado como proveedor de una oferta de transporte7. Lo que se persigue es
indagar en la propuesta temtica de Armando de Ramn para la realizacin de una Historia Urbana
donde la perspectiva de estudio busque comprender aspectos como los nuevos barrios y las
comunas perifricas, los nuevos servicios pblicos, las carreteras de circunvalacin, los trboles y
el metro, los problemas del abasto, de la locomocin colectiva 8.
Entendido el prisma desde el cual se busca desarrollar el proyecto, surge como una cuestin
central definir de manera adecuada que entendemos por transporte urbano. Aunque es un concepto
de uso cotidiano, establecer algunas de sus caractersticas bsicas demuestra la existencia de
mltiples aristas en su. En primer lugar, se debe considerar al transporte urbano desde diferentes
bases: por ejemplo segn el tipo de usuario, se puede definir como transporte privado, de alquiler o
pblico. Obviamente, esto no es excluyente, puesto que un usuario puede pasar por todos ellos sin
que eso sea contradictorio. Ahora bien, la definicin especfica de transporte pblico comprende
todos los sistemas de transportes with fixed routes and schedules, available for use by all
persons who pay the established fare, envolviendo de este modo tanto la nocin de usuarios como
de medios especficos; de ah que en trminos estrictos, el transporte pblico urbano puede ser
definido como un sistema que incluye todos los medios anteriores. Adems hay otras
clasificaciones, como las de modos de trnsito (segn el tipo de ruta, sistema tecnolgico, tipo de
servicio y otros) o a partir de sus componentes (lo que incluye tipos de vehculos, depsitos o
sistemas de control)9. La nocin que se maneja desde el presente trabajo se relaciona justamente
con este ltimo mbito, puesto que los tres tipos de vehculos de transporte pblico utilizados en
Santiago durante el periodo de estudio (tranvas, autobuses y trolebuses) fueron objetos de las
polticas pblicas y estaban al servicio de todos los usuarios que estuviesen dispuestos a cancelar
por su uso.
7 Complementando la cita anterior, Adrin Gorelik caracteriza a la Historia Urbana como un desarrollo que debera verse ms que [como] una sub-disciplina histrica, con sus presupuestos tericos e instrumentos metodolgicos especficos, la historia urbana debera verse como un campo de tensiones entre enfoques y perspectivas diferenciados (que pueden tener su centro en la arquitectura, el urbanismo o pla planificacin, en la geografa, en la historia social o la econmica, en la historia cultural o la poltica, en la demografa, la antropologa o la historia institucional, en muchas otras disciplinas y en ms de una a la vez). Adrin Gorelik, Historiografa Urbana. En Jorge Liernur y Francisco Aliata (directores), Diccionario de arquitectura en la Argentina. Estilos obras biografas instituciones ciudades, Ed. Clarn Arquitectura, Buenos Aires, 2004, p. 172. 8 Armando de Ramn, Santiago de Chile (1541-1991). Historia de una sociedad urbana. Ed. Sudamericana, Santiago, 2000, p.198. 9 Vukan R. Vuchic, Urban transit systems and technology, Ed. John Wiley & Sons, New Jersey, 2007, pp. 45-53.
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Existen otras definiciones del trmino que parten desde una base ms genrica. Para una de
ellas, el transporte urbano puede entenderse como el Conjunto de medios utilizados para
desplazar personas o cosas en espacios intensamente ocupados, una ciudad o una aglomeracin
urbana; ello incluye por cierto los diversos medios de transporte mencionados en la definicin
anterior. Ahora bien, segn esta misma definicin los transportes urbanos colectivos se definen por
su tipologa y su conexin en red, ya que al funcionamiento de lneas regulares de autobuses
en numerosas localidades se pueden unir el tranva el trolebs, el metro u otros10. En este
sentido, se hace pertinente la definicin de un sistema de transportes pblicos, el cual implica
el funcionamiento integrado de distintas redes (viaria, ferroviarias u otras), mediante la existencia
de estaciones o intercambiadores de transporte comunes, horarios coordinados o tarifas
relacionadas11. En tal sentido, el problema conlleva un interrogante en torno al contexto
especfico donde se desarrolla: existi en Santiago un sistema de transporte pblico integrado
durante el periodo, o el proyecto de intervencin estatal buscaba una modernizacin que
consolidara el surgimiento de un nuevo modelo de transporte en red para la ciudad?
Esta pregunta lleva al ruedo a una serie de conceptos que surgen constantemente en el
anlisis del problema, los cuales se convierten en ejes dentro de la presentacin. Definido ya con
una mayor precisin que podemos entender por transporte pblico urbano, el enfoque se centra
sobre el actor dinmico del proceso (en el sentido de principal dinamizador de las propuestas de
transformacin), el Estado. Aqu entran en juego conceptos como intervencin estatal y
nacionalizacin; conceptos ligados tanto a la economa poltica como el derecho, expresan en el
proyecto no slo la forma en que se desarrollan las nuevas polticas de transporte pblico, si no
tambin a todo un contexto poltico y econmico particular dentro del cual se gener el proceso.
La intervencin estatal -que en el caso se manifest a partir de 1941 con medidas como la
requisicin de autobuses y el control administrativo estatal de la Empresa de Traccin Elctrica-,
puede definirse como una accin dirigida gubernamentalmente con objeto de afectar la actividad
econmica. Como el trmino es lo suficientemente amplio para incluir tanto la regulacin y
control de los mercados como la participacin directa en la actividad econmica Por ello se
habla de intervencionismo slo cuando la accin del Estado supera ciertos lmites, aunque esto no
implican necesariamente un programa econmico determinado ideolgicamente: El
intervencionismo por lo tanto cubre toda la amplia gama de situaciones que se extienden entre una
10 Grupo Aduar, Diccionario de geografa urbana, urbanismo y ordenacin del territorio. Ed. Ariel Referencias, Barcelona, 2000, pp. 355-356. 11 Ibd., p. 336.
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economa de libre mercado y una economa socialista12. As, el intervencionismo del Frente
Popular en materia de transporte pblico no debe entenderse como una poltica socialista por parte
del mismo, si no que exige una contextualizacin mayor del proceso y en las dinmicas internas y
exteriores que condicionaron el impulso de medidas de este tipo.
Complementariamente a la intervencin estatal, la nacionalizacin surge como un paso
posterior en la adopcin de las polticas estatales hacia el transporte colectivo. Discutida a partir de
diversas propuestas pblicas y proyectos de ley desde los aos posteriores a las primeras medidas
de intervencionismo en el rea, la nacionalizacin que se hara efectiva en el caso de estudio
durante 1945- , abstraccin hecha de sus caractersticas sociales y particularmente polticas
consiste en la transferencia a la colectividad de los bienes y de las actividades para utilizarlos en
inters de la colectividad y ya no el particular; durante el desarrollo del siglo XX, y especialmente
tras coyunturas como la Revolucin Rusa, la Gran Depresin o la Segunda Guerra Mundial, la
nacionalizacin se constituy, desde una perspectiva socialista de la economa y el derecho, como
un mtodo para realizar la paz y la justicia sociales, a suprimir las disputas y los conflictos
sociales13.
Comnmente, nacionalizacin tiene como sinnimo el concepto de estatizacin, ya que en
ambos casos es una industria o un servicio que pasan de privados a manos estatales, pero su
desarrollo puede experimentar diversas alternativas: en algunos casos el Estado se considera
dueo -en representacin de la nacin- de ciertos bienes o recursos necesarios para la prestacin de
un servicio, pero arrienda o concede stos a los particulares En este caso la propiedad es estatal
pero la gestin es privada. En otras ocasiones el Estado asume tanto la propiedad como la gestin
concreta de empresas o instituciones, crendolas o tomndolas del sector privado. La propiedad
puede asumir la forma de una sociedad annima donde todas o parte de las acciones pertenecen al
sector pblico [aqu es cuando suele hablarse de una sociedad con participacin estatal]14.
Particularmente, la propuesta de este trabajo identifica como nacionalizacin del transporte pblico
urbano el control que asume el Estado desde 1945 al adquirir el paquete mayoritario de acciones
de la Compaa de la Traccin Elctrica y crear la Empresa Nacional de Transportes S.A.,
12 Carlos Sabino, Diccionario de Economa y Finanzas, Ed. Panapo, Caracas, 1991. Disponible en http://www.eumed.net/cursecon/dic/I.htm#intervenci%C3%B3n%20estatal 13 Konstantin Katzarov, Teora de la nacionalizacin, Ed. Imprenta Universitaria de la Universidad Nacional Autnoma de Mxico, Mxico D.F., 1963. Esta postura evidentemente choca con aquellas posiciones ms liberales de la economa, pero representa bien a uno de los modelos de pensamiento ms influyentes en el periodo tanto a nivel global como local. 14 Carlos Sabino, Ob. Cit. Disponible en http://www.eumed.net/cursecon/dic/E.htm#estatizaci%C3%B3n
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mientras la estatizacin se define a partir de la expropiacin de las acciones privadas para
conformar la Empresa de Transportes Colectivos del Estado.
Aunque el acercamiento al problema de la intervencin o nacionalizacin de los medios de
transporte pblico surge desde lo ocurrido en el contexto nacional, y especficamente en Santiago,
la participacin del Estado sobre la movilizacin colectiva tuvo manifestaciones en diversos pases
y en ambos hemisferios. En Chile, los cambios polticos iniciados en la dcada del veinte,
especialmente tras la promulgacin de la Constitucin de 1925, impulsaron tendencias renovadoras
del rol estatal que iban en consonancia de aquellas que surgan en el contexto europeo
influenciado quizs por las modernas doctrinas sociales que propician la intervencin directa
del Estado en beneficio de los desamparados. Fruto de tales influencias es la estructuracin de la
teora de los servicios pblicos y la preocupacin del Estado por las necesidades pblicas15, dando
cuenta de un contexto mundial propicio a las iniciativas de intervencin estatal.
As, ya durante la entre guerra o inmediatamente finalizada esta, la generacin de nuevas
polticas pblicas para la conformacin o nueva administracin de sistemas estatales de
movilizacin colectiva surgi como un proceso comn de intervenciones y nacionalizaciones en
diversos pases europeos y de latinoamericanos. Ejemplos generales de ello fueron la Transport
Act britnica de 1947, que nacionaliz las comunicaciones ferroviarias los muelles y las
vas de agua interiores, los chalanes y el transporte en la ciudad de Londres, constituyndose
como un caso de intervencin profunda; en casos como el Argentino, el rol del Estado se
incremento con el surgimiento de la Corporacin de Transportes de Buenos Aires en 1936, que si
bien surgi bajo el modelo de empresa mixta para coordinar el transporte en la capital trasandina,
tuvo hacia la dcada de 1940 un periodo de fuerte control sobre las empresas incorporadas el ente
corporativo16. Estas iniciativas dan cuenta de un proceso de transformacin en el transporte
pblico urbano asociado a fenmenos que iban ms all de la exclusiva posicin de los pases en el
contexto socioeconmico mundial, si no de una tendencia donde entraban en juego factores
polticos y econmicos combinados con la modernizacin material, el crecimiento urbano y la
necesidad de movilidad.
Cabe resaltar aqu la visin de estas nuevas polticas de transporte como un proyecto de
modernizacin para quienes resolvieron adoptarlos. Desde su constante evolucin a travs del siglo
XIX, el transporte en general estuvo ligado a un nuevo uso del tiempo, de una relacin cotidiana 15 Edmundo Corts Kirch, Empresa de Transportes Colectivos del Estado, tesis para optar al grado de licenciado de la facultad de ciencias jurdicas y sociales, Universidad de Concepcin, 1963, p.10. 16 Konstantin Katzarov, Ob. Cit., p. 77; Ral Garca Heras, State intervention in urban passenger transportation: the Transport Corporation of Buenos Aires, 1939-1962. En Hispanic American Historica Review 74:1, Duke University Press, 1994.
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con la tecnologa y una racionalidad socioeconmica para el mundo urbano en expansin,
caractersticas que hicieron desde su gnesis al transporte pblico urbano como un elemento propio
de la modernidad, principalmente en su dimensin material pero tambin relacionado a la
emergencia de una sensibilidad y percepcin nueva de los habitantes de las ciudades en
crecimiento17. En primer lugar, por su rol como dispositivo difusor de la modernidad, dado que su
emergencia en el espacio urbano reorganiza la vida social, problematizando con ello tanto
perspectivas sociales y vida cotidiana para las comunidades: la aceleracin en las comunicaciones
o la reduccin tiempo-espacio asociadas al transporte moderno son ejemplos de estos cambios18.
Por ejemplo, diversas investigaciones histricas han dado cuenta de los efectos en Latinoamrica
por la irrupcin del ferrocarril, artefacto cono del transporte pblico durante la modernizacin
decimonnica; ellas han descrito el impacto del tren sobre las economas regionales, la
consolidacin estatal sobre el territorio, incluso la difusin y homogenizacin sociocultural
experimentada a travs de la expansin ferroviaria desde mediados del siglo XIX. La amplia
bibliografa sobre el tren da cuenta del impacto de los cambios productivos, demogrficos y
sociales que acompaaron a la modernizacin ferroviaria19.
En el caso del Transporte Pblico Urbano, vemos surgir a los proyectos de intervencin
estatal como intentos modernizadores ante la incapacidad o ausencia de voluntad de los privados
para asumir las inversiones y costos del proyecto. Sin embargo, esta hiptesis inicial impulsa una
serie de preguntas especficas, relacionada a los fenmenos particulares que emergen con mayor
claridad como ligados a la necesidad de modernizacin impulsada estatalmente. Ante la relativa
ausencia de la historiografa sobre estos temas, un acercamiento desde la perspectiva de Clo
obliga a adoptar una serie de conceptos acuados desde la geografa o el urbanismo, aunque con
17 Conviene diferenciar ac los conceptos de modernidad y modernizacin mencionados ac segn la propuesta de Berman, especialmente por la dicotoma que sus efectos tienen sobre los sujetos. Mientras la modernizacin seala un campo de transformacin a nivel de las estructuras econmicas y sociales, la modernidad demarca la experiencia de los individuos en cuanto logran ser objeto y a la vez sujeto de ella. Es decir, a travs del transporte puede haber una modernizacin tecnolgica y socioeconmica, pero aquello no implica un efecto inmediato de modernidad en la comunidad que lo adopta. Los discursos sobre transporte que revisaremos en la investigacin pueden ms bien buscar una representacin de la modernidad a travs de la implementacin de nuevos servicios de transporte, pero en el mundo del cotidiano ella comnmente manifiesta slo su faz de modernizacin. Marshall Berman, Todo lo slido se desvanece en el aire (la experiencia de la modernidad), Ed. Siglo XXI, Buenos Aires, 1998. 18 Jos Joaqun Brunner, Modernidad. En Carlos Altamirano (director), Trminos crticos de sociologa de la cultura, Ed. Paids, Buenos Aires, 2002, pp. 174-175. 19 La multiplicidad de trabajos sobre el ferrocarril en Latinoamrica escapan de los objetivos de esta investigacin; sin embargo, conviene recordar algunos textos que dan cuenta del rol modernizador del ferrocarril, tanto por sus alcances en infraestructura y economa como por las innovaciones socioculturales que su irrupcin impona. Vase por ejemplo para el caso mexicano a Jorge Ruffinelli, Trenes revolucionarios. La mitologa del tren en el imaginario de la Revolucin, en Revista Mexicana de Sociologa, Vol. 51, N 2, Abril-Junio 1989; en Brasil, un excelente trabajo sobre el rol del tren en la consolidacin del territorio paulista y la incorporacin de nuevas reas a la economa cafetera esta en Nilson Ghirardello, beira da linha. Formaes urbanas da Noroeste paulista, Ed. UNESP, Sao Paulo, 2002
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una elasticidad adecuada a la contextualizacin histrica. An cuando el eje del problema a
investigar ya esta definido como un estudio de los procesos de intervencin estatal en el transporte
pblico urbano, conceptos como el de movilidad rondan permanentemente el desarrollo del
mismo.
El concepto de movilidad esta relacionado ntimamente con el desarrollo del proceso de
expansin urbana, el cual increment la necesidad de los habitantes de las ciudades de trasladarse
distancias cada vez mayores dentro del rea urbana o incluso fuera de ella, para los que viven en
sus sectores perifricos. Genricamente puede definirse movilidad como el conjunto de
Desplazamientos de personas y bienes producidos en un mbito o territorio y referido a una
duracin determinada20. Obviamente, como condicin histrica la movilidad ha sido una
constante en el desarrollo humano, pero en el contexto urbano moderno esta necesidad se ha visto
aumentada a un grado tan intenso que la movilidad es un ejercicio casi cotidiano para cualquier
habitante de una ciudad pequea a una metrpolis. Justamente, el concepto de movilidad cotidiana
desarrollado por la geografa es aqul que condiciona la existencia y desarrollo de los sistemas de
transporte colectivo en general, ya que la utilizacin de los medios de transporte se explica,
obviamente, por su existencia, pero tambin, y quizs de manera previa, por la necesidad que los
ciudadanos tienen de moverse por un espacio concreto en un tiempo determinado y a una
velocidad adecuada. La suma de los desplazamientos individuales es lo que se denomina
movilidad cotidiana, y debe ser considerada como el punto de partida de cualquier poltica urbana
de transporte21. Esta definicin parte desde la ms amplia base de viajes, desde aquellos
relacionados al ocio, consumo y servicios a los de orden laboral o social.
Histricamente, el desarrollo urbano desde el siglo XIX, sumado a las innovaciones
tecnolgicas y necesidades econmicas hizo que la movilidad se convirtiera en demanda de
transporte mecnico cuando la extensin y la densidad urbana as lo hicieran necesario. Esto
implica ver al transporte pblico urbano como una herramienta tcnica desarrollada para cubrir la
necesidad de movilidad en constante ampliacin para los habitantes de la ciudad moderna, ya que
si esta se dificulta la ciudad entera la que ve afectado su funcionamiento, si el transporte urbano
funciona mal, la productividad, los intercambios econmicos y sociales al interior de la ciudad, no
pueden llevarse a cabo o se realizan con mucha dificultad 22. As, el problema del transporte
pblico urbano se puede entender como la cuestin de la accesibilidad de los habitantes de la
ciudad hacia el mismo, como tambin del sistema econmico que necesita del traslado efectivo de
20 Grupo Aduar, Ob. Cit., p. 230. 21 Carme Miralles-Guasch, Ciudad y transporte. El binomio imperfecto. Ed. Ariel, Barcelona, 2002, p. 27. 22 Ricardo Montezuma, Ob. Cit., p. 17.
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mano de obra, bienes e informacin en el mbito urbano. De este modo la movilidad acta
directamente en la organizacin del territorio urbano, puesto que las posibilidades de movimiento
garantizan un eficiencia funcional y productiva del territorio urbano, razn por la cual se ha
convertido en una de las primeras condiciones que debe garantizar el sistema social para que la
ciudad o la metrpoli sea habitable; esto conforma un binomio ciudad-movilidad, donde la
estructura urbana y la movilidad son dos dimensiones inseparables de la ciudad, una definida
en el espacio y otra en el tiempo23. El estudio de los proyectos de intervencin estatal en el caso
chileno, vistos como nuevas ofertas de movilidad para una ciudad en transformacin como
Santiago, le otorga una dimensin histrica al concepto que enriquece el desarrollo del mismo en
una nueva perspectiva.
Por ltimo, surge una idea relacionada a la expansin urbana como lo es la nocin de
metropolizacin. Este proceso esta coligado al desarrollo tanto de un sistema de transporte publico
urbano complejo, con diversos tipos de tecnologa en uso y complementacin, como al de las
nuevas polticas en materia poltica y econmica dentro de las cuales se enmarcan los proyectos de
intervencin estatal. La evolucin de las ciudades latinoamericanas desde la tercera dcada del
siglo pasado, cuando la coyuntura econmica mundial impuls la bsqueda de nuevos proyectos
de desarrollo, estuvo acompaada por reformas polticas que favorecieron el surgimiento de
nuevos grupos sociales, transformaciones culturales y otras manifestaciones que hacan de la
sociedad en formacin una completamente original a la que haban contemplado generaciones
anteriores24.
Estos cambios hizo a las ciudades latinoamericanas cada vez ms atractivas a la migracin
interna, la cual se vera agudizada por la transicin demogrfica, especialmente tras la Segunda
Guerra Mundial; sumado a ello, los efectos de la Gran Depresin como el desarrollo y
concentracin de las polticas de industrializacin por substitucin de importaciones y la expansin
de los servicios urbanos y la administracin estatal gener un crecimiento notable de estas urbes25.
Uno de los principales elementos de la transformacin urbana impulsada por este proceso fue una
integracin a travs de nuevos transportes y comunicaciones que permiti la creacin de una nueva
red urbana basada en ciudades complejas, que cumplen con una pluralidad de funciones. As, un
rea metropolitana se puede caracterizar como un rea de influencia de los complejos
23 Carme Miralles-Guasch, Ob. Cit., p.30. 24 Hacemos eco ac de la periodificacin clsica propuesta por Jos Luis Romero, quin identificaba al ao 1929 y la crisis econmica mundial como tiempo eje de un nuevo momento para la ciudad latinoamericana, aqul de las ciudades masificadas. Jos Luis Romero, Latinoamrica. Las ciudades y las ideas, Ed. Siglo XXI, Buenos Aires, 2004, p. 319. 25 Marcello Carmagnani, El otro Occidente. Amrica Latina desde la invasin europea hasta la globalizacin, Fondo de Cultura Econmica, Mxico, D.F., 2004, p.356.
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productivos que se asientan principalmente en los centros urbanos histricos y que establecen un
rea de mercado ocupacional y una oferta de servicios que orientan la localizacin residencial de
sus usuarios que viajan en forma cotidiana en transporte pblico o privado, entre el centro
productivo metropolitano y su periferia26, cuestin que reafirma la relacin entre transporte
pblico, movilidad y metropolizacin.
La conformacin de Santiago como rea metropolitana, que segn los censos entre 1940 y
1960 experimenta sus techos de crecimiento demogrficos histricos, fue uno de los motivos
tangibles que impuls con mayor fuerza la bsqueda de polticas en pos de una renovacin del
transporte pblico. La urbanizacin acelerada inducida por el brusco crecimiento de la poblacin
que naca o se allegaba a las ciudades expulsadas de unas reas rurales atrasadas y an envueltas
en un orden social arcaico, gener problemas que las polticas de industrializacin no podan
resolver por si mismas: en ciudades que siguen creciendo sobre todo a travs de sus cinturones de
poblaciones de emergencia, la composicin de los sectores populares se altera progresivamente y
es ya menos fcil mantenerlos solidariamente encuadrados en un alineamiento poltico que los
interprete a todos27. De ah que las polticas de transporte pblico urbano aparezcan como
medidas de contencin ante una de las problemticas crticas de la metropolizacin como lo es la
oferta de movilidad para sus habitantes. La calidad de esta oferta y la cobertura de la demanda son
problemas no slo de funcionamiento o implementacin del sistema transporte, si no que surgen
como posibles conflictos sociales si el Estado o los privados no pueden dar cuenta de esta
necesidad. Esta dimensin poltica que atraviesa tanto a los procesos de metropolizacin como a la
oferta de movilidad proveda por el transporte pblico urbano emerge as como uno de las
problemticas especificas que subyacen a las polticas de intervencin y nacionalizacin, ya que
estas pueden ser ledas como un intento de control de posibles conflictos.
Tenemos as un objeto de estudio que debe ser interpretado en forma detenida; al problema
especfico de su evolucin particular centrada en las polticas propuestas por el Estado para
mejorar la oferta de movilidad mediante un nuevo modelo de transporte pblico urbano, se coligan
temas como la movilidad y la metropolizacin, sin olvidar por cierto el contexto de
transformaciones estructurales que fijaron las posibilidades de este desarrollo. Esta multiplicidad
de factores nos recuerda que deben conjugarse en la articulacin histrica de un fenmeno que
no es slo un elemento tcnico introducido, de forma ms o menos coherente, en el espacio
26 Vicente Gamz Bastn, Expansin urbana y movilidad residencial en el planeamiento territorial y ambiental de Santiago, en DU&P, Revista de Diseo Urbano y Paisaje Vol. II Nmero 4, Universidad Central de Chile, Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Paisaje, Santiago, 2006. 27 Tulio Halperin Donghi, Historia contempornea de Amrica Latina, Ed. Alianza, Madrid, 1993, p. 459.
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pblico de la ciudad, sino que se trata de una construccin social en la medida que el incremento
de la velocidad ha introducido nuevos conceptos de espacio y de tiempo28. Esto surge como
indicador de una necesidad por comprender la evolucin del transporte pblico urbano como un
proceso donde aparezcan las caractersticas sociopolticas y econmicas que permitieron su
establecimiento, y no slo los desarrollos tecnolgicos que fueron la cara visible de tales
transformaciones como la irrupcin de los trolebuses, la masificacin de los vehculos a
combustin interna y el fin de los tranvas.
El objetivo central de hacer una revisin de los discursos, debates e implementaciones
generadas por los diversos actores polticos, gremiales y sociales involucrados en el proceso de
inclusin del Estado como participe directo en el sistema de transportes pblicos urbanos en
Santiago, busca reflejar una dimensin donde convive el elemento tcnico con la experiencia
individual y colectiva de lo moderno en demanda, es decir, de una oferta de movilidad colectiva
adecuada a las mltiples transformaciones que experimenta el contexto particular en Estudio. Esto,
que surge como eje para el desarrollo del problema, congrega en su reflexin tanto las cuestiones
generales como especificas planteadas hasta ahora.
3.1 Contextualizacin y descripcin del tpico: cambios econmicos y desarrollo urbano
como teln de fondo del transporte pblico urbano.
Al ingresar a la tercera dcada del siglo XX, Latinoamrica comenz a experimentar un
acelerado proceso de cambios en sus estructuras econmicas, polticas y socioculturales. La Gran
Depresin arrastr en 1929 a todo el sistema econmico mundial, y fue especialmente cruda para
los pases latinoamericanos; al momento del crack burstil, gran parte de las economas nacionales
del continente continuaban basadas a la matriz primario productora para la exportacin, an
cuando algunos pases haban consolidado una ascendente industrializacin desde el estallido de la
Primera Guerra Mundial y la dcada del veinte29. Sin embargo, estas bases no eran responsables
del andamiaje econmico que sustentaba a las econmicas latinoamericanas: la cada de los precios
28 Carme Miralles-Guasch, Ob. Cit., p.11. 29 A partir de 1914, con el estallido de la Primera Guerra Mundial, varias economas latinoamericanas experimentaron un desmembramiento con la economa internacional, lo que impuls el surgimiento de polticas proteccionistas y otras en pos del fortalecimiento de la industrializacin local. As, en pases como Argentina, Mxico y Chile, donde ramas fabriles como la textil y de los materiales de construccin tuvieron un amplio crecimiento en el periodo 1914-1929. Muchos de estos pases venan desarrollando incluso una actividad fabril desde la mediana del siglo XIX, como en el caso chileno, an cuando esta actividad lo consolidara un desarrollo econmico estructural. Marcello Carmagnani, Estado y sociedad en Amrica Latina, 1850-1930, Ed. Crtica, Barcelona, 1984, pp. 190-191; Marcello Carmagnani, Desarrollo industrial y subdesarrollo econmico. El caso chileno (1860-1920), Ed. DIBAM, Santiago, 1998.
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en los productos de exportacin fue un golpe brusco para pases como Mxico o Chile. Por cierto,
el caso chileno fue paradigmtico: la cada del 83 por 100 del poder de compra de sus
exportaciones fue el ms grande en Amrica Latina para un periodo tan corto y uno de los ms
drsticos en el mundo30.
El reajuste de las formas econmicas tradicionales -principalmente aquellas fomentadas por
el comercio internacional y la produccin primaria- fue una necesidad imperiosa ante la cada de
los precios de sus principales productos de exportacin, as como la demanda de los mismos en los
mercados externos. A ello se sumo la cada de las entradas fiscales, a las cuales la crisis hizo que
mermaran de un modo proporcional a la contraccin del comercio exterior, lo cual bloque la
expansin del gasto pblico31. Esta desarticulacin del orden en el cual se haban desenvuelto las
economas latinoamericanas las llev a alentar nuevos proyectos, especialmente en aquellos pases
que haban desarrollado un incipiente proceso de industrializacin durante el periodo anterior a la
crisis, los que siguieron mayoritariamente una poltica tendiente a fortalecer al sector secundario.
A partir de este momento, la economa latinoamericana entro en un periodo caracterizado
por lo que ciertos anlisis han denominado populista, cuyo principal rasgo era el surgimiento de un
conjunto poco articulado de polticas en pos de priorizar el crecimiento econmico mediante el
aumento real del ingreso per cpita y la redistribucin del ingreso. Alentado por el contexto de
disolucin de las relaciones multilaterales con la economa mundial, tuvo por consecuencia un
impulso hacia polticas econmicas de corte populista, donde convergan de manera inestable
proyectos tendientes a apoyar y masificar la industrializacin con apoyo del Estado, mayor
proteccionismo para las manufacturas locales en pos de conquistar el mercado interno y una mayor
participacin y control del Estado las reas estratgicas de la economa nacional32.
Los xitos del proceso de industrializacin por substitucin de importaciones (ISI) en
algunos pases como Chile, que tras haber sufrido una cada estimada del PIB de un 35.7% en el
periodo 1929-1932 alcanzaron un crecimiento del PIB real hasta ms del 50% entre 1932-1939,
consolid al nuevo proyecto como eje para el desarrollo del continente33. Pero el influjo de esta
recuperacin se manifest en una poltica que requera una base electoral nueva, ms ligada al
nuevo proceso econmico que los votantes tradicionales. El surgimiento de nuevos referentes de
representacin poltica a travs de los proyectos populistas o los partidos obreros que fueron
floreciendo en el continente, sumados a la irrupcin de la clase media ligada al Estado y las 30 Victor Bulmer-Thomas, Las economas latinoamericanas, 1929-1939. En Leslie Bethell (Editor), Historia de Amrica Latina. Volumen 11. Economa y sociedad desde 1930. Ed. Crtica, Barcelona, 1997, p.14. 31 Marcello Carmagnani, Estado y sociedad, Ob. Cit., p. 198. 32 Marcello Carmagnani, El otro Occidente, Ob. Cit., pp. 314-317. 33 Victor Bulmer-Thomas, Ob. Cit., pp. 16-25.
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profesiones liberales, trastocaron el ejercicio del poder tradicional. En Chile, polticamente el
periodo entre 1932 y 1952 fue testigo de ms miembros, organizaciones y movilizacin de la clase
media urbana y de los trabajadores34, con el natural surgimiento de nuevos programas de gobierno
ms adecuados a sus intereses. En este sentido, la convergencia entre Amrica latina y la economa
mundial tambin incluyo la adopcin de instituciones constitucionalistas y del orden poltico
liberal, las que fueron gradualmente minando las bases de la republicas oligrquicas y renovando
las formas de representacin poltica forjadas en la segunda mitad del siglo XIX35.
Esto se vio impulsado por una diversificacin de los grupos sociales que, al alero de nuevas
formas de organizacin social, reclamaban mayor participacin poltica, derechos sociales,
laborales, en suma una nueva relacin entre los Estados y aquellos sectores de su poblacin que
exigan desde la cobertura de necesidades bsicas hasta el abastecimiento de bienes de consumo
masivo36. Tal diversificacin se afianz principalmente en las redes urbanas del continente: la
emergencia de la clase obrera y los sectores medios tuvo por escenario las ciudades
latinoamericanas donde la concentracin del poder econmico y poltico sumados a la idea de
progreso inherente a la imagen de la ciudad moderna gener un fuerte grado de atraccin para
amplios sectores de la poblacin que an permanecan ligados a las reas rurales y mineras. El
trasvasije de poblacin hacia las reas urbanas fue notorio desde las primeras dcadas del siglo
XX, momento en que la migracin interna comenz a superar a la proveniente de otros
continentes37.
A esto se sumo, durante las dcadas venideras (1930-1950) el proceso de transicin
demogrfica realzado en su poblacin urbana, cuyas mejores condiciones de vida hicieron
disminuir los ndices de mortalidad infantil y aumentar la esperanza de vida. As, en estos aos
la ciudad se convierte en el protagonista principal de la vida social latinoamericana e impone su
ritmo al mundo rural gracias al desarrollo de la industria ligera e intermedia y a la expansin de los
servicios urbanos y de la administracin estatal38. Ciertamente, el sesgo urbano que caracteriz
a la ISI desde el momento de su adopcin en muchos pases latinoamericanos, con inversiones en
infraestructura productiva y social concentradas en las reas urbanos, casi siempre la capital o las
34 Paul Drake, Socialismo y populismo. Chile 1936-1973. Ed. Instituto de Historia UCV, Serie Monografas Histricas 6, Valparaso, 1992, p.10. 35 Marcello Carmagnani, El otro Occidente, Ob. Cit., p.188. 36 Jos Luis Romero, La ciudad Occidental, Ob. Cit., pp. 268-272. 37 Durante el primer tercio del siglo XX esta tendencia fue principalmente notoria en los pases de la costa pacfica del continente, donde ciudades como Lima, Santiago y Valparaso vieron aumentar su nmero de habitantes gracias a los flujos migratorios internos. Los polos urbanos atlnticos como Buenos Aires o Sao Paulo continuaban sujetos a la inmigracin fornea, an cuando la migracin interna tambin aportara contingentes a estas reas. Marcello Carmagnani, El otro Occidente, Op. Cit., p.356. 38 Ibd.
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grandes metrpolis, sumadas a las polticas para control de precios de los alimentos o la
canalizacin de crditos a la industria proporcionaron menos retornos a la economa rural, y por lo
tanto, terminaron por consolidar la imagen del mbito urbano como un espacio de mayores
oportunidades que el campo39.
A los cambios institucionales se sumaron una serie de procesos que cambiaran la cara
visible de sus grandes ciudades, fuertemente sujetas a las dinmicas de inmigracin interna, la
expansin de sus reas urbanas y la creciente necesidad de servicios para una poblacin en
aumento. La metropolizacin de las urbes latinoamericanas trajo consigo una serie de
problemticas a nivel de la infraestructura urbana: vivienda, servicios bsicos y transporte pblico
se tornaron aspectos cada vez ms relevantes tanto para la poblacin como para los gobiernos que
deban proporcionar su cobertura. La tasa de crecimiento urbano latinoamericano, que explot
hacia la dcada del 30, fue considerablemente mayor a la experimentada por los pases europeos
que haban vivido el proceso durante el siglo XIX, como Inglaterra: en esta, la tasa de crecimiento
promedio durante ese periodo nunca haba superado el 2,5% anual, mientras en Amrica Latina
durante el periodo 1940-1960 esta casi la doblaba (su cspide fue en los aos 50, cuando alcanz
el 4,6%)40. Evidentemente, este crecimiento descontrolado dejo al desnudo las falencias en
infraestructura y servicios bsicos para la poblacin, en especial para aquellos grupos que se
venan afincando en ella de manera temprana, los cuales recurran a soluciones precarias de ante la
necesidad primordial de vivienda ocupando los suburbios urbanos o las reas consolidadas del
casco tradicional que comenzaban a ser abandonadas por los grupos altos. La figura de las
viviendas subdivididas y precarias, como los conventillos y callampas en el caso chileno, si bien
no eran desconocidas en el contexto latinoamericano, vieron en este momento una masificacin
jams antes experimentada41.
En Chile, el proceso de metropolizacin se hizo patente principalmente en Santiago; an
cuando durante el periodo 1930-1960 la mayora de las provincias del pas tuvieron un crecimiento
demogrfico sostenido, la provincia de Santiago fue la que condenso el principal aumento de
poblacin a nivel nacional. Si en el ao 1930 la capital contaba con un nmero de habitantes
determinado en 696.000, treinta aos despus este nmero haba llegado hasta 1.907.000. Las tasas
de aumento de la poblacin tanto de la ciudad como de la provincia demostraron un alza: esta tasa
aument de 2,9%, en el periodo intercensal 1940 y 1952, a 4,4%, entre 1952 y 1960. Sin
39Thomas W. Merrick La poblacin de Amrica Latina, 1930-1990. En Leslie Bethell, Ob. Cit., p. 193. 40 Orlandina de Oliveira y Bryan Roberts, El crecimiento urbano y la estructura social urbana en Amrica Latina, 1930-1990. En Leslie Bethell, Ob. Cit., p. 219. 41 Jos Luis Romero, Latinoamrica Ob. Cit., pp.357-363
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embargo, este aumento fue el resultado del incremento en la tasa de crecimiento de la poblaci6n
total, de 1,4 por ciento, entre 1940 y 1952, a 2,8 por ciento, entre 1952 y 1960. En cuanto a
la poblacin urbana de la provincia y la ciudad de Santiago, el porcentaje de la misma residente en
la primera subi del 37% en 1930 a 46% en 1960, mientras el porcentaje que viva en la ciudad
misma aument del 34% en 1930 a 40% en 196042.
A estas se sumabas las correspondientes a la expansin del rea urbana de la ciudad. Si
durante las primeras dcadas del siglo XX Santiago haba crecido a una velocidad de 50 hectreas
anuales aproximadamente, desde 1930 esta cifra aument de forma tan acelerada como su
poblacin: En 1930 abarcaba una superficie de 6.500 hectreas, pero en 1960 haba llegado a
tener 20.900 hectreas, lo cual significaba que haba ms que triplicado su extensin anterior. Esto
indica un crecimiento anual promedio si lo calculamos entre 1930 y 1960 de 480 hectreas al
ao. El crecimiento durante este periodo se hace extensivo ms all del ncleo central de la
ciudad proyectada por Vicua Mackenna: sern tres puntos cardinales los que conformarn los
grandes ncleos expansivos: las comunas de Quinta Normal y Pudahuel (Barrancas) al occidente,
San Miguel, la Cisterna hacia el sur, y uoa, Providencia y Las Condes hacia el oriente 43. En
cuanto al crecimiento de la poblacin por comunas, sern las ubicadas en los bordes urbanos las
que experimentaran el mayor crecimiento, como Pudahuel, la Granja o La Cisterna: por ejemplo, si
consideramos a esta ltima comuna, estableciendo al ao 1940 con un promedio de 100%, en
veinte aos (1960) el ndice de crecimiento haba aumentado en un 681%44.
El explosivo aumento tanto de la poblacin como del rea urbana de Santiago agudizo
diversas problemticas sociales, las que si bien existan previas a la metropolizacin, con la
expansin urbana iban adquiriendo dimensiones mayores. Surga la necesidad de otorgar a sectores
cada vez ms amplios de la poblacin santiaguina soluciones ante la baja cobertura que los planes
de vivienda social, obras hdricas salud o servicios en salud y educacin, los que amenazaban con
convertirse en caldo de cultivo para un contexto social explosivo. El transporte pblico tampoco
escapaba a la dinmica de estas necesidades: el crecimiento demogrfico y espacial de la ciudad
sumado a coyunturas especficas relacionadas a la economa nacional y el contexto exterior
determinaron diversas crisis para la movilizacin colectiva. La demanda social por la cobertura de
la movilidad poda generar conflictos tan graves como la ausencia de viviendas o agua potable: el
ejemplo de las jornadas del 2 y 3 de Abril de 1957, cuando el alza de las tarifas del transporte
42 Carlos Hurtado, Concentracin de poblacin y desarrollo econmico. El caso chileno, Instituto de Economa de la Universidad de Chile, Santiago, 1966, pp. 103-105. 43 Ibd., p.202. 44 Armando de Ramn, Santiago de Chile Ob. Cit., p.197-203.
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pblico gener una serie de protestas tanto en la capital como en otras ciudades del pas que
dejaron varias vctimas fatales y una profunda conmocin poltica45.
As, vemos a la relacin entre transporte pblico y contexto urbano como un proceso de
mltiples aristas, en el cual los procesos de cambio estructural que afectan a las economas y
formas polticas latinoamericanas del periodo no estn exentos. Sin duda el transporte urbano
actu como modelador de la nueva forma urbana que surgi con la metropolizacin, as como de
la conformacin de nuevas representaciones para la ciudad en el sentido que su implementacin
involucraba el asentamiento de la experiencia moderna en aspectos como el desplazamiento, la
velocidad o la relacin con la tecnologa. As, la permanente unin entre transporte y ciudad
[que] va quedando manifiesta en las etapas de crecimiento de todo centro urbano se va
recubriendo de alcances que superan la exclusiva relacin tecnologa-expansin urbana. Las
facilidades para cubrir las nuevas distancias recae sobre los medios de transporte, pero la
instalacin y administracin de los mismos requiere de decisiones polticas y econmicas, una
regulacin sobre la actividad para planificar el crecimiento urbano no ms all de lmites que
puedan estimarse convenientes, adems de toda una infraestructura para su adecuado
funcionamiento. Si el Crecimiento de las ciudades y movilizacin, son dos factores
fundamentales en la dinmica urbana, que, por su interdependencia, tendran que desarrollarse en
forma armnica para garantizar una mejor calidad de vida de los habitantes 46, sus relaciones con
otras esferas pblicas surge como uno de los objetivos a determinar en una investigacin histrica
integral acerca de los proyectos de renovacin del sistema de transporte pblico en un contexto
especfico como el de Santiago hacia la mediana del siglo XX.
3.2 Observaciones al surgimiento y desarrollo de una red de transporte durante periodos de
expansin y crisis. Santiago, 1850-1940.
El desarrollo de una red de transporte pblico en Santiago se inici con la instauracin del
sistema de tranvas de sangre en el ao 1857. La primera lnea de tranvas fue diseada por el
ingeniero norteamericano Walton Evans, y se construy sobre la Alameda de las Delicias tomando
como modelo la lnea que l mismo Evans realiz sobre la 4 Avenida en Nueva York, usando la
misma tecnologa y carros en la capital47. La red abarc rpidamente las reas cntricas de la
45 Pedro Milos, Historia y memoria. 2 de abril de 1957. Ed. LOM, Santiago, 2007. 46 Patricio Gross, Armando de Ramn, Enrique Vial, Imagen ambiental de Santiago 1880-1930. Ed. Universidad Catlica de Chile, Santiago, 1984, p.206. 47 Allen Morrison, Los tranvas de Chile, 1992. Disponible en la web http://www.tranviasdechile.cl/am.htm
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ciudad, cubriendo la trama urbana ubicada en el permetro definido por Vicua Mackenna limites
de la capital, extendindose hacia las ltimas dcadas del siglo XIX hacia sectores ms lejanos
como Providencia y uoa48.
La temprana implementacin de un sistema organizado de transporte pblico gener la
percepcin de un proceso de modernizacin temprano en este mbito, afianzado adems por su
vanguardia respecto a los dems pases de la regin, e incluso a nivel mundial (fue el segundo
pas en Amrica Latina, el primero en Amrica del Sur, uno de los primeros lugares en el mundo,
en tener un ferrocarril urbano de pasajeros tirado por caballos. Solamente los Estados Unidos,
Francia y Mxico tuvieron tranvas antes que Chile49). Sin embargo, en la prctica el servicio
mostraba serias limitaciones: Falta de puntualidad en el cumplimiento de los horarios,
aglomeraciones, carros sucios y desvencijados, caballos viejos y cansados, recorridos que hubieran
podido prestar un servicio ms eficiente en otra ruta, etc., eran las crticas que a menudo
circulaban, atribuyendo toda la responsabilidad a la Empresa del Ferrocarril Urbano, que haba
cedido con carcter monoplico el servicio de transportes, primero a una empresa inglesa y
posteriormente a una alemana50. El monopolio por parte de capitales extranjeros a los servicios de
movilizacin pblica de la ciudad fue uno de los temas que gener mayores debates durante las
dcadas venideras, an cuando el modelo no fue reformado hasta casi un siglo despus como
veremos ms adelante.
A las problemticas del servicio de tranvas, que se hacan manifiestas por parte de la
opinin pblica hacia la ltima dcada del siglo XIX, se sumaron los cambios tecnolgicos en
materia de transportes producto de los avances de la Segunda Revolucin Industrial51. As, en
1896, atendiendo a las presiones de los usuarios y al creciente desarrollo experimentado por la
ciudad, la Municipalidad decidi convocar a una propuesta para la adjudicacin del servicio de
transporte movido por traccin elctrica52. Dos aos despus, un grupo de inversionistas ingleses
y alemanes obtuvo la concesin para electrificar el sistema de tranvas en Santiago, fundado la
Chilian Electric Tramway & Light Co. en Londres53, dando continuidad al modelo de inversin
48 Patricio Gross, Armando de Ramn, Enrique Vial, Ob. Cit., p.206. 49 Allen Morrison, Ob. Cit. 50 Patricio Gross, Armando de Ramn, Enrique Vial. Ob. Cit., pp. 206-207. 51 Una revisin profunda de los mltiples avances de la ciencia y sus influjos en una sociedad occidental en transformacin en John D. Bernal, Historia social de la ciencia. Vol. 1. La ciencia en la historia. Ed. Peninsula, Barcelona, 1989, en especial pp. 441-490. 52 Ibd., pp. 208. 53 Allen Morrison, Ob. Cit.
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por parte de capitales externos que se haba instaurado con la aparicin de los tranvas a sangre en
la ciudad54.
El 2 de Septiembre del 1900 se inaugur el servicio de tranvas elctricos en la capital. La
red inicial parta en la Estacin Brasil (ubicada en la avenida del mismo nombre con avenida
Balmaceda) y constaba con dos lneas (Alameda - Padura y Puente - Fbrica) de 25 proyectadas.
La instalacin gradual de la nueva tecnologa, que precisaba de un periodo de implementacin de
infraestructura, capacitacin tcnica y otros aspectos, gener alteraciones en las prestaciones de la
red de transporte pblico urbano. Ante estas falencias, y como un modo de prevenir un colapso de
la movilidad al interior de la ciudad, la presencia de medios de transporte explotados por
empresarios independientes (como las denominadas golondrinas o coches de posta) se hizo
imprescindible55. Este momento demarca un problema de larga duracin para el transporte en la
capital, como lo ser la convivencia entre los sistemas de transporte institucionalizados (dirigidos
por compaas que acordaban contratos con las autoridades centrales, especialmente a nivel
municipal) con aquellas de carcter ms bien informal, dirigidas por pequeos empresarios y cuyas
relaciones con las autoridades locales era ms bien nominal o bajamente reglamentada.
En paralelo al desarrollo del sistema de tranvas elctricos, haca la segunda dcada del
siglo XX comenzaron a surgir las primeras lneas de vehculos a combustin interna para el
transporte pblico. En 1922, surge el primer servicio de autobuses, cubriendo el recorrido entre la
Estacin Central y la iglesia de San Francisco56. A diferencia de las empresas tranviarias, los
dueos de estas mquinas eran pequeos empresarios nacionales, cuestin que dejaba entrever el
recambio tecnolgico que se vena gestando con la incorporacin de los vehculos a combustin
interna que representaran no slo una competencia a los tranvas elctricos si no tambin un
choque de intereses polticos y econmicos que se desarrollaban en el contexto urbano en proceso
de metropolizacin que experiment Santiago con cada vez mayor relevancia desde la dcada de
1930.
Pese a ello, los tranvas continuaban siendo el eje del sistema de transportes capitalino: pese
a algunos periodos de fluctuaciones, el nmero de pasajeros transportados por los tranvas entre los
aos 1921 y 1942 fue en continuo aumento, pasando de los 164 a 257 millones de usuarios en este
54 El ingreso de los capitales ingleses inclua la autorizacin para la creacin de fuentes de energa elctrica para explotar los servicios de transporte pblico urbano, de electricidad y de alumbrado pblico en la capital. El virtual monopolio sobre el transporte pblico y la generacin de energa que adquiri la empresa fue un aspecto central de los debates posteriores sobre el tema. Oscar Figueroa, La ciudad y los tranvas de Santiago: una historia agitada. En Oscar Figueroa, Valentn Ibarra y otros, Anlisis histrico del rol de los tranvas en el transporte urbano de Amrica Latina. Documentos REDES-CODATU, Paris, 1991, p.6. 55 Patricio Gross, Armando de Ramn, Enrique Vial, Ob. Cit., p.210. 56 Ibd.
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periodo de 21 aos57. En este desarrollo, el rol inicial de los capitales britnicos posteriormente se
traspas a compaas de otros pases europeos y posteriormente estadounidenses58. De este modo,
la Chilean Electric Tranway and Ligth Company Limited, que haba realizado el estudio inicial de
los recorridos, la instalacin de centrales de energa y puesto en marcha el sistema, paso en 1906 a
manos de capitales alemanes hasta que, en 1919, retorno a una compaa inglesa que control el
sistema hasta 1930, cuando se hizo el traspaso de la empresa a capitales norteamericanos, como un
signo de la influencia en expansin de Estados Unidos sobre Latinoamrica59.
El predominio de capitales norteamericanos sobre la mayor parte del sistema de tranvas de
la capital coincidi con coyunturas econmicas y polticas de implicancia nacional e internacional,
como la Gran Depresin, cuyos efectos se dejaron ver con especial fuerza en el pas a partir de
193160. A las alteraciones provocadas por este hecho no estuvo exento el problema del transporte
pblico, y especialmente en el caso chileno por su estrecha ligazn a la produccin de electricidad.
Uno de las primeras variaciones tiene que ver con la reforma legal del contrato en el mismo 1931,
donde se estableci la nueva forma de relacin entre poderes pblicos y la empresa, la tutela de la
Municipalidad de Santiago sobre el transporte pblico y la produccin de energa, adems de las
garantas para la previsin de energa a los tranvas. Se establecieron con ello normas sobre el
privilegio de la empresa en licitaciones futuras, normas tcnicas y fijacin de tarifas (la cual seria
una atribucin exclusiva de las autoridades)61.
57 Pese a la dificultad de realizar estimaciones precisas debido a la ausencia de estadsticas, salvo para el caso del sistema tranviario, las cadas en los nmeros de pasajeros registradas al periodo 192-1942 (de 145 a 115 millones de usuarios de 1924 a 1925, o de 158 millones a 131 entre 1930 y 1931), podramos creer que estas cadas se deban tanto al ingreso de nuevos actores al negocio del transporte como los empresarios dueos de autobuses o las crisis polticas y econmicas registradas en estos aos Manuel Cortes, Movilizacin colectiva de pasajeros en la ciudad de Santiago. Tesis para optar al grado de Ingeniero Civil, Pontificia Universidad Catlica de Chile, Santiago, 1948, pp. 38-39. 58 Allen Morrison, Los tranvas de Chile Completar datos. 59 Patricio Gross, Armando de Ramn, Enrique Vial, Ob. Cit., p.210. 60 Entre 1930 y 1933, el volumen total de las exportaciones chilenas cay en un 64% respecto al periodo 1928-1929, mientras el poder adquisitivo sufri una cada del 84%; adems, entre 1929 y 1932, el valor de las exportaciones de salitre, que continuaba siendo uno de los principales productos nacionales, cay en un 95%, mientras las exportaciones agrcolas lo hacan en un 86%. Sumado a ello, la contraccin de las exportaciones oblig a un descenso del poder adquisitivo del pas, que se manifest en una cada de las importaciones de 1617 millones de pesos oro en 1929 a tan slo 214 millones en 1932. Sofa Correa (Editora), Historia del siglo XX chileno. Balance paradojal. Ed. Sudamericana, Santiago, pp. 105-106. 61 Oscar Figueroa Ob. Cit., p.11-12.
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Imagen 1. Mapa del sistema de tranvas de Santiago descrito por Allen Morrison en su libro Los tranvas de Chile, 1858-1978 (disponible en www.tranviasdechile.cl/m_am_santiago.htm). El esquema deja ver la complejidad y extensin de la red en el rea correspondiente a la zona urbana de la ciudad, la cual se concatenaba a otras redes de transporte (ferrocarriles, carretera), aunque no se define histricamente su periodo de adscripcin. Sobre parte de estas lneas ingresara a operar la ENT el ao 1945.
La nueva relacin entre la empresa y las autoridades fue el punto inicial de las nuevas
polticas sobre transporte que se comenzaran a debatir con mayor frecuencia durante la dcada de
1930. La discusin involucr a una serie de nuevos actores que comenzaban a adquirir una mayor
relevancia a nivel de las polticas pblicas, como los ingenieros, cuya actividad durante el periodo
iba a estar profundamente enraizada al devenir del Estado, la actividad poltica y la administracin
pblica durante este periodo62. En este contexto, no resulta extrao el informe que, ha pedido del
Municipio de Santiago, una comisin de miembros del Instituto de Ingenieros entreg en octubre
de 1935 para dar cuenta de los problemas que experimentaba el transporte colectivo en la ciudad,
el cual se concentr principalmente en el estudio de la reglamentacin de transito y la organizacin
y coordinacin de los transportes colectivos en la ciudad. Aunque no se trataba de un informe con
vista a solucionar problemas de largo plazo, sino que de asuntos susceptibles de resoluciones
62 Adolfo Ibez Santa Mara, Los ingenieros, el Estado y la poltica en Chile. Del Ministerio de Fomento a la Corporacin de Fomento. 1927-1939. En Historia 18, Instituto de Historia, Pontificia Universidad Catlica de Chile, Santiago, 1983.
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que son mutables con el cambio de las condiciones que las determinan, o sea condiciones que
podan ser modificadas por la autoridad municipal63.
El informe, que entregaba observaciones acerca de los principales flujos de locomocin
colectiva y estadsticas ligadas al nmero de pasajeros transportados, surge como uno de los
primeros documentos donde se esbozan datos recogidos en forma metdica sobre el problema del
transporte colectivo. La ausencia de datos estadsticos oficiales fue una de las principales
dificultades para la implementacin de nuevas polticas de transporte, ante lo cual las estimaciones
servan ms bien como aproximaciones al tema. Por ejemplo, la irrupcin de los autobuses en la
oferta de transporte y la competencia que estos hacan a los otros medios como el ferrocarril
urbano y los tranvas se visualizaba mediante modelos: A falta de datos estadsticos oficiales se
ha tomado para la movilizacin por autobs en el interior de la ciudad y ruta a San Bernardo un
total de 110 millones de pasajeros en 1934. Esto corresponde a un promedio de 400 vehculos en
servicio, con una entrada media diaria de $ 150 cada uno, segn las informaciones recogidas por la
Comisin. Se estima que el error de aquella cifra no excedera de 5% en uno u otro sentido, lo que
no tiene importancia para la apreciacin general del problema64.
Pese a ello, se apreciaban algunos aspectos que resultaran capitales en el impulso de
nuevas polticas pblicas para el transporte y la renovacin del material rodante que se comenzara
a experimentar en la dcada posterior. Entre ellos, el aumento de poblacin que vena
experimentando la ciudad desde fines del siglo XIX se presentaba como un aspecto central, en
especial la nueva distribucin de esta en el rea urbana en aumento de la capital. As se relacionaba
el aumento del nmero de habitantes con las necesidades a futuro en la oferta de movilidad; por
ejemplo, se estableca que entre los aos 1921 y 1934 la poblacin ha crecido en 36%; que el
nmero de pasajeros transportados ha pasado de 164,6 millones a 313,3 millones en igual perodo;
o sea que ha aumentado en ms de 90%, lo que representa un crecimiento acumulativo, superior al
5% anual65. Estas proyecciones estadsticas buscaban dar cuenta de patrones de crecimiento
capaces de orientar las necesidades de movilidad de la poblacin creciente en la capital, en
especial aquella que se ubicaba en las comunas perifricas y que se convertiran en las reas de
mayor demanda durante las dcadas venideras, como lo dejaron entrever algunos conflictos
63 Varios autores, El transporte colectivo de pasajeros en la ciudad de ciudad de Santiago. Informe emitido por la comisin especial designada por la I. Municipalidad de Santiago para estudiarlo. En Anales del instituto de ingenieros de Chile, N 9-10, ao XXXV, Septiembre Octubre de 1935, Santiago, 1935, p. 416. 64 Ibd., p. 424. 65 Ibd., p. 425.
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sociales originados por los costos y demanda de los servicios de transporte colectivo en la
capital66.
Imagen 2. Foto no identificada de una gndola del sistema de transporte particular, posiblemente entre la segunda
mitad de la dcada de 1930 y 1945 (Disponible en http://urbatorium.blogspot.com/2008/10/la-historia-del-amor-y-el-
odio-al.html). En ella se aprecia uno de los aspectos ms comentados en las fuentes: la falta de movilizacin pblica
que provocaba una cotidiana aglomeracin del pblico sobre el transporte pblico. Posiblemente esto se daba con ms
notoriedad en aquellas reas de la ciudad que se iban poblando ms densamente, como el sector sur y poniente.
El informe tambin da cuenta de la creciente penetracin de los autobuses, y en especial de
la competencia que se comenzaba a conformar entre estos y el sistema de tranvas controlado
principalmente por la Compaa de Traccin de Santiago. La no integracin tanto de tranvas como
autobuses en un marco planificador urbano impidi no slo la posibilidad de orientar el
crecimiento de la ciudad o una mejor ocupacin del territorio67, sino que tambin gener una
creciente congestin, especialmente en el rea cntrica de la ciudad donde los recorridos de los
autobuses se superponan a las lneas de tranvas, lo que dificultaba el movimiento general. A esta
cuestin se sumaba adems la limitada capacidad de transporte de pasajeros que ofrecan los
autobuses junto a la insuficiencia de carros de tranva en ciertas rutas y horarios de la trama central
66 Central para comprender este aspecto es la tesis doctoral de Pedro Milos, Los movimientos sociales de Abril de 1957 en Chile. Un ejercicio de confrontacin de fuentes. Universidad Catlica de Louvain, Louvain, 1996. 67 Mara Gabriela Muoz, Los tranvas y la trama edificada: movilizacin y transporte en un Santiago en transformacin (1850-1930). En Fernando Perz (Profesor) Taller VII de Investigacin. Arquitectura y cultura en el Santiago de Ansart, Pontificia Universidad Catlica de Chile, Facultad de Arquitectura, Diseo y Estudios Urbanos, Escuela de Arquitectura, Santiago, 2002, s/p.
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de la capital, adems de una limitada intercomunicacin entre los barrios y comunas perifricas al
rea central de la ciudad68.
El diagnstico a mediados de la tercera dcada del siglo XX pareca preocupante. Aunque
no se hablaba an de un colapso del servicio, se dejaba entrever la necesidad de una modificacin
absoluta en la planificacin del transporte colectivo de pasajeros. Sin embargo, la ausencia de una
planificacin en los recorridos (en especial de los autobuses, a los cuales la Municipalidad
entregaba un permiso de recorrido que terminaba siendo organizado y controlado por la asociacin
de propietarios de la ruta)69, provocaba no slo congestin, sino tambin una creciente
competencia entre las empresas, lo cual afectaba especialmente a las tranviarias debido a sus
mayores costos en infraestructura y mantencin. Estos sern algunos de los aspectos que, sumados
a coyunturas internacionales y locales, marcarn una crisis ascendente en el sistema de transporte
pblico capitalino, la cual decant en nuevas iniciativas polticas marcadas por el creciente ingreso
del Estado al sistema, y no slo como demarcador del, si no tambin como participe y competidor
dentro del mismo.
3.3 Intervencin, nacionalizacin, estatizacin. Las polticas pblicas y el transporte colectivo
en Santiago, 1941-1953.
A partir de la dcada de 1940, cambios graduales fueron acentuando el marco de una
transformacin mayor en el sistema de transporte pblico capitalino. De ellas, lo medular es la
creciente participacin del Estado, proceso que si bien no se realiz de manera brusca ni
monoplica, gener resistencias y discusiones a nivel poltico trascendentes tanto para el desarrollo
del mismo sistema como de Santiago. Pese a ello, las reformas llevadas a cabo se realizaron en un
contexto donde el andamiaje econmico estatal resultaba trascendental para un pas que an
tambaleaba por lo efectos de la Gran Depresin. De hecho, hubo consenso poltico en torno al
papel que deba asumir el Estado: por ejemplo, el programa econmico de la segunda
administracin Alessandri (1932-1938) para frenar los efectos de la crisis, caracterizado por un
aumento de los aranceles aduaneros y otras medidas que impulsaron la industria nacional, tuvo
continuidad tras el triunfo del Frente Popular. El gobierno de Pedro Aguirre Cerda sigui con el
modelo de capitalismo estatal adoptado por la administracin anterior, donde el Estado incentivaba
a la empresa privada e incluso sustitua a los empresarios en el desarrollo del capitalismo, lo que
68 Varios autores, El transporte colectivo de pasajeros Ob. Cit., p. 430. 69 Ibd., p.429.
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dio como resultado una economa mixta pblico-privada que continuaba con la orientacin hacia la
industrializacin70.
Diversas coyunturas estimularon el desarrollo de esta poltica econmica: por ejemplo, el
terremoto de Chilln en 1939 fue determinante para la creacin de Corporacin de Fomento de la
Produccin, CORFO, encargada inicialmente de llevar a cabo la reconstruccin del sur del pas,
pero que a poco andar asumi la tarea de impulsar las fuentes de energa nacionales y promover el
desarrollo fabril71. Junto a esto, el estallido de la Segunda Guerra Mundial, y especialmente su
ampliacin a partir de 1941, que interrumpi los flujos de capital hacia el pas, redujo las
importaciones y trajo escasez de productos manufacturados72, gener una serie de efectos
relacionados: por un lado, afianz ms an el objetivo de la industrializacin nacional, y en
paralelo, alent con mayor bro la participacin del Estado en reas estratgicas como la ya
mencionada generacin de energa promovida por CORFO.
En esta rea, el control de la produccin elctrica resultaba trascendental. El problema en
cuestin ya haba sido percibido por un grupo de ingenieros en 1935, los que propusieron un plan
de electrificacin general del pas que luego sera reflotado por el gobierno de Pedro Aguirre
Cerda. Con su apoyo, el Instituto de Ingenieros elabor un nuevo plan de electrificacin general
del pas en 1939, el cual propona una serie de medidas tanto para el impuls a la construccin de
una red de centrales hidroelctricas como la ayuda en capital e inversiones a las empresas
elctricas que se encontraban en funcionamiento73. Estas medidas se enlazaban directamente a las
regularizaciones e intervenciones que el Estado haba promovido desde la dcada del 30, cuando a
travs de diversos decretos y convenios se estableci la fijacin de las tarifas por parte del Estado,
la participacin del mismo como parte de directorio de empresas como la Compaa Chilena de
Electricidad (Chilectra) e incluso la propiedad por parte del mismo Estado de las lneas de los
tranvas capitalinos74.
A travs de estas medidas se consolidaba un proceso de participacin estatal en el rea
energtica que, partiendo desde polticas locales y sectoriales, se extendi luego a iniciativas de
70 Simon Collier y William F. Sater, Historia de Chile 1804- 1994, Ed. Cambridge, Barcelona, 1996, p.204; Paul Drake, Socialismo Ob. Cit., p. 190. 71 Simon Collier y William F. Sater, Historia de Chile Ob. Cit., p.213. El xito de estas polticas se manifest en un alza de los ndices de produccin industrial del pas, el cual aumento entre los aos 1938 y 1941 en ms de un 25%; Paul Drake, Socialismo Ob. Cit., p. 191. 72 Ibd. 73 Con la aprobacin del plan de electrificacin nacional propuesto en el ao 1943 y la creacin formal de ENDESA haca 1944/45, se consolid el rol del Estado como actor directo en el desarrollo de la infraestructura energtica del pas. CORFO, Veinte aos de labor: 1939-1959, Ed. Zig-Zag, Santiago, p.10. 74 Chilectra, 75 aos, Departamento de relaciones publicas Chilectra S.A., Santiago, 1996, p.13.
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nivel nacional en aquellas rea consideradas estratgicas para el desarrollo nacional75. Pero el
desarrollo de estas iniciativas a gran escala se enlazaba directamente con problemas ms
focalizados como el transporte pblico urbano, especialmente en las ciudades cuyo crecimiento
acelerado acentuaba las deficiencias de este tipo de servicios, las cuales resultaban ya evidentes
desde la dcada de 1930. La penetracin gradual del Estado en el mbito de la movilizacin
colectiva capitalina, primero a travs de regulaciones, intervenciones y su posterior
nacionalizacin y estatizacin, puede ser ledo como un proceso a escala de una dinmica mayor,
aunque los alcances focalizados territorialmente en la ciudad de Santiago tenan en s un alcance
nacional dado el aumento de su poblacin, que pas del 30% del total nacional de habitantes
urbanos en 1930 al 40% en 196076.
De este modo, a comienzos de la dcada de 1940 la expansin de la poblacin y el rea de
Santiago aceleraron la necesidad de transporte pblico colectivo para sus habitantes y con ello, una
respuesta ms eficaz tanto de los privados que ofrecan el servicio como de las autoridades
encargadas de regularlo. La administracin norteamericana a cargo de los tranvas santiaguinos, el
principal medio de transporte a esa fecha pese a la creciente competencia por parte de los
autobuses particulares, fue quin sinti con mayor presin las nuevas exigencias que se producan
por parte de la poblacin capitalina. Las regulaciones que se haban ido estableciendo a la empresa
desde la firma del convenio Ross Calder en 1931, y que entre otros puntos establecieron las
normas tcnicas de calidad y servicio, ms el mantenimiento de la infraestructura y la fijacin de
tarifas como decisin exclusiva de las autoridades77, aunque perseguan mejorar el servicio que se
entregaba, concluyeron por incubar una crisis que se hara manifiesta con fuerza hacia 1941.
Durante esta dcada, el aumento de los costos de explotacin del sistema de tranvas, sujeto a la
competencia con los autobuses privados y a la imposicin de nuevas legislaciones laborales que
imponan aumentos y reajustes salariales fue generando perdidas a la empresa que se manifestaron
en una baja reinversin en el material rodante e infraestructura vial. Esto fue acentuado
principalmente por la oposicin por parte de las autoridades a decretar alzas en las tarifas de la
75 Los denominados planes sectoriales de CORFO nombre que acusa la influencia de los planes quinquenales soviticos, an cuando los plazos mayores- incluan iniciativas siderrgicas, petroleras, de mecanizacin agrcola, transportes y otros. CORFO, Ob. Cit., p. 4. 76 Carlos Hurtado, Ob. Cit., p.105. Esta importancia reflejaba a su vez el desbalance demogrfico que se comenzaba a experimentar a nivel nacional, cuando a partir de 1930 el patrn histrico de ocupacin territorial mayoritariamente rural de la poblacin chilena daba cuenta de una transformacin: a inicios de la tercera dcada del siglo XX, un 49,4% de sus habitantes vivan en reas urbanas frente al 50,6% que an lo haca en el campo. Ya en 1940, las ciudades inauguraban su preponderancia a nivel nacional con un 52,5% de la poblacin, cifra que en un lapso de doce aos (1952) alcanzara al 60,2%. Universidad de Chile, La migracin interna en Chile en el periodo 1940-1952, Instituto de Economa, Santiago, 1956, p.9. 77 Oscar Figueroa, Ob. Cit., p. 12.
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movilizacin, decisin poltica que hizo aumentar el gasto por pasajeros de 14.02 centavos en 1930
a 33 centavos en 194278.
La crisis en ciernes fomentada por estos motivos encontr una repercusin mayor al
estallido de la Segunda Guerra Mundial, y en especial con el ingreso de Estados Unidos a la
misma, pas que haba comenzado a asumir el rol que Gran Bretaa tuvo durante buena parte del
siglo XIX y hasta el inicio de la Primera Guerra Mundial. La posicin del pas del norte en la
economa chilena, cada vez ms influyente tras el estallido del conflicto, aunque impuls una
mayor demanda por las materias primas nacionales como el cobre y el salitre, tambin gener un
desabastecimiento de bienes de consumo y capital (que tendra repercusiones en el servicio de
transporte pblico y acentuara el proceso de intervencin estatal) y dispar una inflacin que
creci en forma abrupta especialmente entre los aos 1939 y 1942, cuestin que afecto
especialmente a los consumidores de los sectores ms modestos de la sociedad chilena79. Estas
problemticas econmicas se manifestaron de una manera u otra en la crisis del transporte pblico
capitalino, como veremos a continuacin.
Como se coment en prrafos anteriores, a fines de la dcada del treinta uno de lo