puerta azul por percy taira

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Poemario publicado por el poeta peruano Percy Taira en el año 2008.

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Puerta Azul

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NOSTALGIA

En aquellos rincones tu melodía se pierde. Tu figura cae en su propia sombra y tus ojos se apagan como si fueran un solo invierno impenetrable. En estos momentos tu mañana se opaca. Y la luz que habitaba en tu ventana se ha ido con la triste imagen de tu rostro en las penumbras. Tu voz se aleja en suaves campanadas y tu recuerdo se pierde entre las frágiles olas que aún hoy murmuran tu nombre…

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BAILE

Bailas. Bella y ligera en un ritmo embriagante. Verte me desespera. Me involuciona. Pero tu baile es arte y belleza que me contiene. Me ignoras. Bailas sólo para ti no para que yo te vea. Me sonríes. Bailas. Como mujer, como niña como serpiente, y tu cuerpo entonces comienza a brillar, con pequeñas gotas de fragancia de rosas. Comienza a envolver el ambiente de una primavera húmeda y a la vez cálida como clima de selva. Bailas. Me ignoras aunque me miras. Potente, fortísima. Sexual. Bailas y me miras. Y tu arte se vuelve carne, uñas, dientes y saliva. Y tu baile ahora es animal. Brutal. Y todo huele a sexo. Incluso la melodía.

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EN TU CIUDAD…

En tu cuidad, la mañana se extiende de manera interminable. No hay atardecer, ni siesta, ni contemplaciones del alma. En tu ciudad no existen los espejos puestos sobre el horizonte. No hay naranjas, ni lilas, ni inviernos ni suaves albores. En tu ciudad la mañana nace y no muere, es un día constante que no da paso a la noche.

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ALMAY SANGRE

Sé mujer que tu piel es blanca, blanca como la intimidad de la luna, pero tu imagen, tu imagen se desnuda ante mis ojos, roja e incandescente, como un sol capaz de empañar los espejos más altos del cielo. Sé que tu alma es blanca, como una metáfora libre que aún no capta la voz del verso. Pero tu carne es roja como un poema angustiante, como un pecado rasgado que aprieto entre mis dedos, como un fuego que hierve la parte más viva de mis huesos, como un infierno que recrudece las viejas llagas de mi morir constante. Sé mujer que eres alma, pero también sé que eres sangre.

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AIRE Y DE NADIE

Se desmorona el tiempo entre tus parpados, tu silencio tenue navega en nuestros espacios con una presencia de sombra y muerte. Tu dolor es una piedra lanzada al pecho, y tus lágrimas, fuego que arde en los ojos cansados y ciegos de intenciones vanas y farsantes. Amada mía, esta noche quizá los dioses descenderán sobre tu vientre, sobre tus pechos, sobre tus piernas, y nadarán allí, y beberán allí y allí danzarán a esperar a que la aurora desfallezca en su propia ruina. Y entonces, sólo entonces, serás tú aquella que respira sobre esas acampanadas estrellas que tañen de rojo el lejano horizonte y viste de sueños tu anhelante vida. Hasta ese momento no serás de nadie, ni mía, ni tuya, ni de la noche, serás de nadie como una voz perdida en el barullo, como el silencio en medio de la opaca muerte, serás de nadie porque nadie podrá recordarte, verte, oírte ni llamarte. Serás de nadie porque olvidada estarás en los recónditos lugares donde calla el aire. Serás aire amor y nadie querrá respirarte.

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EL CAMINO DEL HOMBRE

Al lado de la carretera descansa el hombre. Hunde sus pies bajo la tierra y los acomoda como si fueran raíces. Allí sus pies se expanden, se alivian, la tierra los acoge como un hijo desfalleciente que en su interior repara sus dedos, afianza sus uñas y aligera sus tobillos. El camino fue demasiado para el hombre. El hombre es un corto camino, un sendero cíclico concentrado en sí mismo.

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LA ROCA DEL RÍO

Mira esa roca pequeña y tímida al lado del río, ¿de dónde viene su fortaleza? Su alma ha sido forjada en el tiempo por el incesante y continuo paso de las aguas, pero su presencia, redonda y nativa, refleja aún ante mis ojos, cierta liviandad de su cuerpo, es como si fuera un pensamiento mío que se escapa de mis manos y que una vez depositado en aquella ladera del río, uno entiende que permanecerá allí, para siempre, esperando que algunos ojos la contemplen, y la entiendan.

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AQUÍ TE ESPERO

Aquí espero tu retorno en sueños, tu presencia de junio y el cálido silencio de tu honda primavera. Aquí espero a que vuelvas, advirtiendo tu belleza entre las tenues hojas que mueve el viento. Aquí aguardo a que el tiempo te dibuje nuevamente antes de cada mañana. Aquí espero tu regreso, tu palabra viva, tu amada caricia en estas frívolas horas de invierno. Aquí te espero oyendo continuamente, las suaves estrofas que la memoria entona en tu ausencia.

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RUMBO AL CAÑÓN DEL COLCA El camino a cada paso resulta ser más difícil: sube, baja, se extiende, contrae, va y viene, todo a la vez. Se vuelve piedra, arena, barro y tierra, el camino es un pedazo de tiempo perdido entre un punto y otro, un espacio inevitable entre el yo que parte y el yo que piensa en volver. El camino es lo que es: una pregunta abierta sobre el retorno.

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ENCADENADA

Tú, persistente estrella del norte, tú que callas, que murmuras, tú que reflectas la luz sobre estas interminables aguas de olvido. Encadénate. Persiste en la noche baja que a la mar cubre, perdura palpitante sin decir una palabra, sin mostrar un solo gesto. Encadénate amor, en este cielo alto de nostalgia y nunca te desprendas de él, no te marchites nunca a pesar del silencio insomne y mi constante voz de piedra.

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15A

Hoy llora la tierra y su llanto crea grietas en paredes y tejados. La tierra tiembla. Palpita su desamparo, y desgarra sus trajes hechos de barro y piedra. La tierra llora y su desconsuelo se prolonga como un gemido canino que nace desde su vientre: Tantos años de abandono, tantos años de espera. La tierra tiembla y su cuerpo no soporta el peso de tanta pena sobre sus hombros. La tierra llora, y su llanto es hondo como el clamor de una quebrada quena. Y nadie la oye, nadie le responde. La tierra morirá sola, debajo de todos sus escombros.

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AZUL

Me gustan tus ojos porque son grandes, negros y redondos, con pequeños brillos en ellos que me hacen recordar la alegría de las palomas. Me gustan tus cejas, juntas o divididas, me gustan cuando se elevan, cuando se amargan sin mirarse, cuando no tienen palabras cuando quedan suspendidas en el aire atónitas e intrigadas dibujando en ellas mismas una gran interrogante. Me gusta tu sonrisa, esa tímida línea que divide como un horizonte rosa la plenitud de tu cara. Me gusta tu sonrisa cuando es manzana, cuando es fruta fresca, húmeda palabra, y cálido beso. Me gustas toda tú. Me gusta verte en mis imágenes, en mis fotos, en mi recuerdo. Me gustas toda tú, vestida siempre de azul, con una lánguida y traviesa mirada dirigida siempre hacia el cielo.

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ROSA BLANCA Tu cuerpo reina en las alturas, y es tu noche, la que con sus manos cálidas y su cuerpo de tierra, cobija mis semillas dando luz y vida a la voz celeste de tus reflejos. Tu fantasía canta como una mañana de gorriones atrapados en un festín de plumas y sonidos, los mismos que encandilan los sentidos a una función de ensueño que emerge como un viento suave entre tu melodía. Eres flor que juega, rosa blanca que sueña y manda sobre mi desértico mundo. Eres la voz limpia que sacude la sonora bruma de mi poesía. Eres el agua que promete vida en esa fuente llena de fuego y ceniza en la que a veces se torna mi alma. Eres mar, el cálido aroma que perfuma el cuello de mis fantasías. Eres el verso que nace y muere al acabar una caricia. Eres mi paz floreciente cuando el poniente desaparece cada tarde en mi pálido horizonte.

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LEYENDA JAPONESA (Libre interpretación) En la fúnebre presencia de la noche, yo buscaba a la luna. La buscaba entre traslúcidas nubes de seda y estrellas admiradas y luminosas. No percibía en esos años, algún rastro divino o virginal en su forma. Para mí la luna era un conejo, un conejo gris y solitario, castigado eternamente dentro de una bola de arroz.

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EL OLVIDO

El camino aparece ante mis ojos ajeno y distante, pareciera por primera vez que no fuera mío, sino, de otros. En su húmeda tierra mis huellas ya no dejan la impronta que solían dejar antes: ahora son sólo marcas de zapatos cotidianos, puestas una tras otra en un andar invariable. Yo recuerdo este camino pero es evidente que éste ya me ha olvidado, que ya no recuerda mi nombre, mis historias ni mis pasos. El camino ha cambiado, ya no es más la ruta en donde el cielo pintaba sus mejores paisajes ni es más el lugar en donde solía divisar la luna como un inmenso agujero blanco en mitad de la noche. Hoy el camino es sólo eso, un sendero agreste, sucio, angosto y empedrado, que no va hacia ningún lado pero retorna de todas partes.

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DESPIERTEN

Alma mía que en su recuerdo te cobijas y alimentas. Sentidos míos que ante su ausencia enferman y desfallecen. Sombra mía que la dibujas y trazas en los hondos silencios de la noche. Despierten. Despierten. Despierten que su reflejo se extiende esta mañana sobre mi cama. Que su presencia ha descendido sobre mi cuerpo para rescatar los sueños que se hallaban perdidos. Despierten que ella se está expresando en el suave murmullo de los pájaros. Despierten sentidos que ella está hablándome y su voz es suave y pequeña como un recuerdo lejano. Despierta alma, que ella clama que la abraces y beses como aquellos tiempos que tanto extrañas. Despierta sombra, y renace de tu parca tumba, que la luz que creíamos perdida ha vuelto a nuestra cama.

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UN SOLO CUERPO Nos hemos entregado tanto que el concepto de cuerpo ya no basta para dividirnos, separarnos o aumentarnos, sólo somos un cuerpo que se comparte y a la vez se completa. Un cuerpo necesitado que a la vez se basta a sí mismo. Somos el uno expresado en su máxima extensión: Un solo universo, un solo mundo, un solo beso.

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LUZ EXTINTA

Duele verte abatida sopesando sonrisas, malgastando gestos y respirando el poco aire que al alma le queda. Duele verte malgastando el tiempo, en silencios perpetuos y agonizantes. Duele creerte, hallarte, oírte, en ese mundo olvidado ciego y denso que tus ojos dormidos avivan con propia vida. De nada sirve en este punto, tu belleza dormida, acabada estás en las olvidadas islas del más hondo infortunio, entre soledades que opacan cada vez más el brillo y las llamas de tu perfil de diosa. De nada sirve tampoco tu valía, el olvido ha reducido en cenizas tu adorada figura y el tiempo cruel, ha carcomido tus horas en segundos copados de insatisfechas fantasías. Por eso duele verte a través de estas nefastas líneas, a través de estos infortunados versos que deshacen en sangre tu recuerdo en vida. Y culpable seré de esto, culpable soy de arrebatarme en este poema la suave luz que hoy veo extinta

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SI NO ESTÁS CONMIGO

No quiero verte lejos de estas calles, no quiero verte distante de mi casa, de mi cuarto ni de mi sombra. No quiero sentirte triste en la noche más feliz del mundo cuando los faroles caen en la vereda en forma de sol y cuando la luna nos ve atenta con sus ojos de perla. Yo sólo quiero verte al otro lado de mi espejo, quiero verte sonreír tras un poema mío, y verte beber vino o fumando tu amor con el recuerdo de una noche de resaca. Quiero verte como te ve la niña que te envidia, o como te ven las rosas que no entienden tu simple belleza sin espinas. Quiero verte retozar sobre el sueño de mis papeles y verte dormir como te ve el tiempo. Quiero mentirte: decirte que te amo cuando sólo estoy contemplando tu cuello, o que te extraño, cuando sólo me basta tu sombra. Pero me falta valor, pues igual me da si de rosas se viste la noche, o si la luna brilla más que un verso mío. Me da lo mismo si de pronto mañana dejo de ser el mismo, o si he existido, existo o dejado de existir. Me da lo mismo saber si hablo o si escribo… Pues ante todo soy indiferente amor, si indiferente eres tú conmigo.

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DESPERTARÉ MAÑANA

Despertaré mañana y tal vez, ya no estés conmigo. Y trataré de hallarte en los rincones hondos donde suele dormir el alma y no podré hallarte. Despertarás mañana y tal vez, ya no esté contigo. Y notarás que todo habrá cambiado amor, que no habrá nada ni nadie que pueda cubrir con sus leves amores aquellos lejanos horizontes formados tras las nubes de tu olvido. Será mañana insisto, cuando la luna llene tu cuerpo con mi nombre y cuando tus ojos despierten a la memoria susurrándole aquellas historias que el tiempo jamás oyó. Despertaré mañana en una noche como ésta, y no haré más que versar en cada estrella la dulce historia de un bello cometa que alguna vez mi cielo iluminó.

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LA DESPEDIDA

Tus pestañas. Tus mejillas. Tus blancos pechos de rosas tentaciones. Tu vientre duro y cultivable. El pequeño oasis de mis fantasías. Sangre viva en mis razones. Tus piernas. Tus fuertes muslos. Tu silencio de mujer. Tu voz a la aurora. Tu poesía confusa e inalcanzable. El dulce piano que guarda mi memoria. Frágil nota que aún late en mi pecho. Tu cuerpo. Tu figura. Tu ausencia. Tu sombra…

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ELEMENTOS

I

Arde corazón. Quémate con tu propio amor. Enciende tu llama de muerte y pinta de atardecer mi incrédulo mar. Arde corazón. Que tu pasión siempre será fuego. y mi cuerpo, ceniza. II No llores. Hace tanto que agonizas madre. Sedienta, hambrienta. Con la poca vida que te queda entre los dientes. Nadie ha venido a verte. Muerta estás para ellos en la sequedad del olvido. Ya no llores madre. Quizá esta noche la lluvia pase a verte. III

Huye hoy mismo y búscala. Recorre caminos, naciones, días y noches y búscala. Ya sea en el silencio, o en la solitaria voz que una vez me diera. Búscala. Búscala en esa mirada que hoy la luna refleja,

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búscala en ese cuerpo que la mar reclama. Búscala en la llama, búscala en la tierra. Búscala aire en tus adentros, búscala en tu propio tiempo y encuéntrala. IV Aparece esta noche y forma los caminos heridos en la piel de mi ventana. Aparece cual río que parte montañas, lluvia dale vida a las tierras áridas y quítame la mía con tu mágica esencia. Lluvia, cae y continúa la vida que de ti espera el mundo. Llega y regresa al mar que se nos acaba el tiempo.

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