¿qué ocurre cuando morrimos?

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  • 8/14/2019 Qu Ocurre Cuando Morrimos?

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    Qu Ocurre Cuando Morimos?

    Una Perspectiva Bblica de La Muerte y

    La Resurreccin

    Un folleto de estudio para fomentar la restauracin de la fe Bblica

    Anthony F. Buzzard M.A. (Oxon.), M.A.Th.

    No os maravillis de esto; porque vendr hora cuando todos los que estn en los sepulcros oirnsu voz; y los que hicieron lo bueno, saldrn a resurreccin de vida; mas los que hicieron lo malo,

    a resurreccin de condenacin" (Juan 5:28, 29).

    Restoration Fellowshipwww.restorationfellowship.org

    1986, 2002

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    CONTENIDO

    Captulo 1 RECOBRANDO LA PERSPECTIVA BBLICA.............................. .......................3La Perspectiva Bblica de la Inmortalidad

    Captulo 2 LA DOCTRINA BBLICA DEL HOMBRE ........................... .............................. ..9La Barrera PlatnicaEl Concepto Bblico de "alma"El Punto Crucial"Espritu" en la Biblia

    Captulo 3 LA UBICACIN Y CONDICIN DE LOS MUERTOS.... ....................................15El Sueo de la MuerteLa Resurreccin de LzaroLa Protesta de TyndaleLa Muerte de JessLa Necesidad para una Doctrina Bblica Slida del HombreOtros Eruditos Bblicos

    Captulo 4 EL BALUARTE TRADICIONAL DE LA TEOLOGA POPULAR ............... .....21Serias DificultadesLa Contradiccin IrreconciliableLa Renuencia para Cuestionar la TradicinLa Llave Necesaria para el problemaEl Manejo Injusto de la EscrituraQu quiere decir Pablo?La Unidad del la escatologa PaulinaUna Exgesis Detallada de 2 Corintios 5Filipenses 1:21-23

    Captulo 5 EL HOMBRE RICO Y LZARO, Y EL LADRN EN LA CRUZ........................30Las Presuposiciones no BblicasEl Banquete MesinicoLa Imaginera Potica?El Ladrn en la CruzJuan 11:26Vivo Antes de la Resurreccin

    Captulo 6 EL HADES Y LOS CREDOS APOSTLICOS....... ............................. .................35La Victoria de Platn

    Captulo 7 EL TESTIMONIO DE ERUDITOS ANTIGUOS Y MODERNOS..... ..................37La Ortodoxia Olvidada de Ireneo y Justino MrtirIreneo: Contra las HerejasSan Justino: Dilogo con TrifoEl Testimonio de los EruditosUna Splica

    Notas de Pie de Pgina ........................... .......................... ........................... ............................ ....43

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    CAPTULO 1

    Recobrando La Perspectiva Bblica

    SI LA SOCIEDAD SEGLAR CONTEMPORNEA ha mantenido un inters vacilante enalguna seccin de la religin, es seguramente en la pregunta de la vida despus de la muerte slo para proveer de respuestas a los jovenzuelos inquisidores. La fe en la realidad de la vidams all de la tumba parece ser vacilante, desde que un artculo en la revistaNOWde diciembrede1979 cit la asombrosa estadstica de que 50 % de los que afirman ser Cristianos y miembrospracticantes de la iglesia de Inglaterra no creen en una vida despus de la muerte! Y no obstante,en los trminos del Nuevo Testamento, la Cristiandad sin una creencia en la otra vida representauna contradiccin absurda. Ciertamente, la tendencia para dudar de la resurreccin futura de losfieles evoc una cierta cantidad de palabras muy enrgicas de Pablo. Para la iglesia en Corinto lescribi:

    Porque primeramente os he enseado lo que asimismo recib: Que Cristo muri por nuestrospecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucit al tercer da, conforme alas Escrituras; y que apareci a Cefas, y despus a los doce. Despus apareci a ms dequinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven an, y otros ya duermen. Despusapareci a Jacobo; despus a todos los apstoles; y al ltimo de todos, como a un abortivo, meapareci a m. Porque o sea yo o sean ellos, as predicamos, y as habis credo. Pero si se predicade Cristo que resucit de los muertos, cmo dicen algunos entre vosotros que no hayresurreccin de muertos? Porque si no hay resurreccin de muertos, tampoco Cristo resucit. Y siCristo no resucit, vana es entonces nuestra predicacin, vana es tambin vuestra fe. Y somoshallados falsos testigos de Dios; porque hemos testificado de Dios que l resucit a Cristo, al cualno resucit, si en verdad los muertos no resucitan. Porque si los muertos no resucitan, tampoco

    Cristo resucit; y si Cristo no resucit, vuestra fe es vana; an estis en vuestrospecados. Entonces tambin los que durmieron en Cristo perecieron. Si en esta vida solamenteesperamos en Cristo, somos los ms dignos de conmiseracin de todos los hombres. (1 Cor.15:3-8, 11-19).

    Es innegable que este pasaje contiene un anillo de autoridad y un peso de conviccintristemente carente en mucha de la escritura teolgica contempornea. Para los Cristianosprimitivos, fue la validez absoluta del hecho de que Cristo haba aparecido vivo despus de sumuerte a testigos confiables, que form la misma base de su fe. Sugerir que Cristo no haba sidoresucitado habra sido convertir en sin sentido toda la aventura Cristiana. Igualmente seria fue lainsinuada acusacin de que los apstoles propagaban un peligroso engao, porque laresurreccin de Cristo, como un irrecusable hecho histrico presenciado por aquellos que"comieron y bebieron con El despus de que El resucit de la tumba" (Hechos 10:41), provey elafianzamiento de que los seguidores de Cristo tambin viviran otra vez despus de la muerte, oque ciertamente escaparan de la muerte completamente, si sobrevivieran hasta el regreso deCristo. As, para Pablo, la idea del Cristianismo sin el hecho pasado de la resurreccin de Cristo,y el hecho futuro de la resurreccin de los fieles, habra sido el ltimo absurdo. Todos losescritores del Nuevo Testamento comparten esta inconmovible conviccin.

    En las mentes de los escritores del Nuevo Testamento, la creencia en la vida despus de lamuerte estaba inseparablemente ligada con una doctrina de las "ltimas cosas" (la escatologa)

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    que es ahora muy poco familiar para el feligrs comn. El eminente erudito del NuevoTestamento, J.A.T. Robinson, indica que el esquema escatolgico del Nuevo Testamento ha sido"simplemente descartado silenciosamente sin tanto as como una protesta seria desde adentro delcampo eclesisticoPara el pensamiento contemporneo, hoy la doctrina Cristiana de lasltimas cosas est muerta, y nadie an se ha molestado en enterrarla (In The End God,p. 27).

    sta es una admisin asombrosa. Es equivalente a decir que un elemento esencial de la feoriginal ha sido dejado caer, y ninguno an parece haberse dado cuenta de su prdida! Larealidad es que el Cristianismo Apostlico, sin su doctrina muy distintiva de los "tiemposfinales", es irreconocible. Todo el Nuevo Testamento se tensa hacia el momento cuando Cristoregresar en la historia para establecer su Reino en la tierra. La religin contempornea, si esperaalgo del todo, espera que el creyente experimente una presencia inmediata en el cielo en elmomento de la muerte.

    Una distorsin seria del Cristianismo del Nuevo Testamento ocurre cuando la doctrinacentral de la resurreccin en "el fin" es expulsada a favor de la supervivencia personal en el asllamado "estado intermedio", porque la resurreccin es la premisa mayor del Cristianismo. Lasingularidad de la fe recae sobre la importancia absoluta que atribuye a la resurreccin. Estamos

    aqu en el quid del problema presentado por los puntos de vista contemporneos de la vidafutura. La pregunta que los maestros y los predicadores de la Escritura deben tomar en serio eshasta dnde hemos abandonado la doctrina Bblica de la resurreccin. Debe ser admitido quenuestra nocin tradicional de ir al cielo cuando t mueras" mantiene slo un enlace tenue con laresurreccin, si, de hecho, no lo convierte en completamente superfluo.

    Es el propsito de este estudio demostrar que el Nuevo Testamento presenta una enseanzaesencialmente simple y coherente acerca de la vida despus de la muerte dentro del contexto dela enseanza relatada del regreso de Cristo (la Parusa). Separar estos dos temas es imposible enlos trminos del Nuevo Testamento, y el fracaso para ver la conexin entre ellos inevitablementeconduce a un malentendido de la perspectiva Cristiana primitiva.

    Para poner la materia en trminos francos, el Nuevo Testamento ofrece la simple proposicin, en contraste con la tradicin popular, de que todos los muertos estn realmentemuertos, inconscientes, "dormidos", esperando una resurreccin a la vida que ocurrir en unmomento especfico de la historia futura. La teologa tradicional ha substituido una escatologaindividual por la escatologa corporativa del Nuevo Testamento y, al enfatizar el momento de lamuerte, ha convertido la doctrina central del Nuevo Testamento de la resurreccin en casiredundante. Pues si los fieles muertos estn ahora en el "cielo" con Cristo, qu posiblesignificado puede haber en su resurreccin futura de la tumba? Y si los malvados ya estn siendocastigados, qu sentido tiene una resurreccin futura para juicio? El Nuevo Testamento no tieneque afrontar estos problemas. Se ocupa slo de un "despertar" a la resurreccin de vida como unaexperiencia corporativa, en el cual todos los fieles muertos del Antiguo y Nuevo Testamentosparticipan en el mismo momento de tiempo futuro. El Nuevo Testamento de hecho ensea dosresurrecciones. La primera parte involucra slo al Cristiano, a ocurrir en el regreso de Cristo. Lasegunda incluye todo "el resto de los muertos en el final del milenio (Rev. 20:1-6; 1 Cor.15:23).

    Lamentablemente el Nuevo Testamento ha sido ledo, y contina siendo ledo, con unesquema completamente diferente en mente. Influenciado por la incuestionable suposicin deque el hombre es una combinacin de cuerpo y de alma consciente separable, el lector comntrata de superponer sobre los documentos del Nuevo Testamento la idea popular poco bblica deque los muertos estn, en el momento de la muerte, inmediatamente conscientes en el cielo o en

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    el infierno. An, asombrosamente, como J.A.T. Robinson correctamente indica: "En ningnlugar de la Biblia, el cielo es el destino del moribundo (In The End God,p. 105).

    En la recaptura del punto de vista Cristiano original sobre la muerte y la doctrina de "ltimascosas," el estudiante del Nuevo Testamento estar facultado para participar ms directamente enla mente apostlica, la cual el Nuevo Testamento nos ensea a reconocer como la mente de

    Cristo mismo. Ciertamente es razonable suponer que las escrituras de Pablo representan elautntico punto de vista Cristiano, porque muchos de los propios discpulos de Cristo fueron loscontemporneos de Pablo y l podra tener verificadas sus enseanzas en el tema habiendoconsultado con ellos. Al establecer el punto de vista del Nuevo Testamento, ser restaurado elnfasis correcto para la resurreccin en la Parusa (la segunda venida), habiendo sido toda estaperspectiva casi erradicada por la creencia tradicional.

    Ser til citar adems del libro de John Robinson, At the End God, en apoyo de laproposicin general hasta ac adelantada, que el punto de vista del Nuevo Testamento del estadode los muertos y de "ltimas cosas" est en discordia total con la creencia contempornea. Encierta forma este hecho no ha alcanzado el plpito, mucho menos a la banca de la iglesia (almenos en la iglesia de Inglaterra), aunque escritores en la teologa del Nuevo Testamento hacen

    muy clara la problemtica:El inters del hombre moderno en la escatologa Cristiana, si es que l tiene algn inters deltodo, se centra en el hecho y en el momento de la muerte. l quiere saber si sobrevivir, y en quforma; l quiere saber lo que debe esperar "en el otro lado", cmo ser el cielo, si hay tal lugarcomo el infierno, etctera. Pero causa un gran impacto emocional darse cuenta cun fornea esesta perspectiva, que la tomamos por cierta, para todo el cuadro del Nuevo Testamento, en el cualsupuestamente se basa la Cristiandad (In The End God,p. 42).

    El lector quiz estar de acuerdo que sta es una declaracin justa de su propia experiencia.Recuerdo que como nio me contaron sobre la muerte de mi abuelo. Recuerdo bien que pensabaen el momento en que mi abuelo deba estar con Dios. Muy poco saba de que haba aceptado

    una creencia popular al respecto, y no, por cierto, una enseanza del Cristianismo del primersiglo.

    La importancia de las palabras del Dr. Robinson, "en la que se basa supuestamente laCristiandad", no puede ser sobreestimada, porque ellas sugieren un hecho notable de que lacreencia tradicional y la enseanza del Nuevo Testamento son muy diferentes, y en un asunto tanfundamental para toda la Cristiandad. Cul, entonces, es la posicin del Nuevo Testamento?

    Porque en el Nuevo Testamento, el punto alrededor del cual la esperanza y el inters giran noes en absoluto el momento de la muerte, sino el da de la Parusa, o la aparicin de Cristo en lagloria de su ReinoEl centro del inters y de la expectativa continuadas, a travs del NuevoTestamento, es enfocado en el da del Hijo de hombre y del triunfo de su Reino en una tierrarenovada. Era el Reino del Seor Jess con todos sus santos que comprometieron lospensamientos y oraciones de los Cristianos, no su propia perspectiva ms all de la tumba. Laesperanza fue social, y fue histrica.

    Pero tan temprano como el segundo siglo dC comenz un cambio en el centro de gravedadque conducira por las Edades Medias a una doctrina muy diferente. Mientras que en el pensamiento Cristiano primitivo el momento de deceso del individuo estaba completamentesubordinado al gran da del Seor y al juicio final, en el pensamiento posterior es la hora demuerte que se vuelve decisiva (In the End God,pp. 42, 43, nfasis aadido).

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    El punto significativo es que el cambio radical en el pensamiento ocurri casi tan prontocomo los documentos del Nuevo Testamento, que registran la fe apostlica, haban sidocompletados. La razn para el cambio, que a su debido momento condujo a una "doctrina muydiferente", ha sido correctamente adscrita por los eruditos a la introduccin de las ideas helnicas(i.e, Griegas) acerca de la naturaleza del alma que van realmente en contra de los puntos de vista

    Bblicos Hebraicos. Es esencial que el estudiante contemporneo se d cuenta de que l haheredado, probablemente sin cuestionamiento, el punto de vista Helnico poco bblico. Si l tieneel deseo de basar su fe en Cristo y los apstoles, este punto de vista helnico debe irse.Ciertamente, hay advertencias solemnes dentro de las pginas del Nuevo Testamento en contrade la introduccin de ideas doctrinales que se traduciran en un culto vano, si bien Cristo y Diossiguen permaneciendo el objeto de esa adoracin:

    "En vano me honran, enseando como doctrinas, mandamientos de hombres" (Mat. 15:9);"habis invalidado el mandamiento de Dios por vuestra tradicin" (Mat. 15:6). Son muchos losque en el da del regreso de Cristo protestarn que han estado predicando en el nombre de Cristoslo para descubrir que su trabajo nunca haba sido reconocido por Cristo! "muchos me dirn am en aquel da, 'Seor, Seor, no hemos profetizado en tu nombre, y en tu nombre hemos

    expulsado demonios, y en tu nombre hemos hecho muchas obras maravillosas?' Y entonces Yoles profesar a ellos, nunca os conoc: Aprtense de m, ustedes, obradores de iniquidad (Mat.7:22, 23). Uno se pregunta si estas incmodas advertencias son tomadas en serio.

    El Punto de Vista Bblico de la InmortalidadLa idea popular de que los buenos hombres van inmediatamente, por la muerte, al cielo; y los

    malos hombres, al "otro lugar", se funda en la doctrina Helnica que sostiene que el hombre tieneun alma inmortal, el cual, por definicin, no puede estar sujeto a la muerte. En los trminosBblicos, no obstante y la Escritura en este punto es muy coherente desde el Gnesis hasta elApocalipsis los seres humanos no son inmortales por naturaleza. Ciertamente, el trmino"alma" es utilizado como el equivalente de ser viviente o "persona," como sujeto a la muerte.Sera ms correcto decir que el hombre es un alma, no que l tiene un alma.1

    Los animales estn tambin descritos como almas, y las almas en general pueden estarmuertas (Num. 6:6, Hebreo original). Las siguientes citas bastarn a manera de introduccin paranuestro tema para ilustrar el punto de que en el pensamiento Hebraico el alma es mortal, y esainmortalidad es poseda slo por Dios, y no intrnsecamente por el hombre:

    Ezequiel 18:4, 20: "El alma que pecare, morir".Romanos 2:6: "Los que perseverando en el bien hacer buscan gloria, honra e inmortalidad".1 Timoteo 6:15, 16: "El Seor de seores, quien slo tiene inmortalidad".2 Timoteo 1:10: "Cristo, quien sac a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio".Semejante enseanza es, como J.A.T. Robinson dice, "teolgicamente de lo ms comn, pero

    asombrosamente poco familiar... Porque es todava una creencia casi universalmente apreciadaque la inmortalidad del alma es una tesis de la fe Cristiana, a pesar de que estriba en suposiciones teolgicas que estn fundamentalmente en discordia con la doctrina Bblica de

    Dios y del hombre" (In The End God,p. 91, nfasis mo). Consistente con su punto de vista de lanaturaleza del hombre, la Biblia describe el estado de los muertos en ambos Testamentos en lostrminos que un nio no tendra dificultad en asir:

    Salmo 13:3: "Alumbra mis ojos, no sea que duerma el sueo de la muerte".Salmo 6:5: "Porque en la muerte no hay memoria de ti".

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    Salmo 146:4: "Sale su aliento, regresa a la tierra; y en ese mismo da perecen suspensamientos".

    Eclesiasts 9:5 "Pero los vivos saben que han de morir, pero los muertos nada saben".En el pensamiento ms tardo del Antiguo Testamento la doctrina de una resurreccin

    emerge claramente, pero es siempre una resurreccin de los muertos (no de los vivos!) del sueo

    de la muerte, y se es un acontecimiento escatolgico, que ocurrir en "el fin":Daniel 12:2: "Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra sern despertados, unospara vida eterna,7 y otros para vergenza y confusin perpetuas.".

    El Nuevo Testamento, que tiene sus races en el Antiguo Testamento, afirma la mismaesperanza con el ms grande nfasis:

    Juan 5:28, 29: "No os maravillis de esto; porque vendr hora cuando todos los que estn enlos sepulcros oirn su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrn a resurreccin de vida; mas losque hicieron lo malo, a resurreccin de condenacin".

    1 Corintios 15:22 23: "En Cristo todos sern vivificados. Pero cada uno en su debido orden:Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida.

    Enteramente en armona con esta perspectiva estn las declaraciones del Nuevo Testamento

    acerca de la presente condicin de Abraham, David, y ciertamente de todos los hroes delAntiguo Testamento.Hebreos 11:13, 14: "Todos stos murieron [Los hroes de la fe del AT] sin haber recibido lo

    prometidopara que ellos no fuesen perfeccionados aparte de nosotros.Hechos 2:29, 34: "David est ambos, muerto y sepultadol no ha ascendido al cielo"

    (Pedro). Y por contraste con esta declaracin, Hebreos 4:14: "Jess, el Hijo de Dios, un granSumo Sacerdote que traspas los cielos".

    Es contrario a cualquier comprensin del significado de las palabras que los hombres queescribieron as, pudieron haber credo que esos hroes de la fe ya haban ido para recibir surecompensa "en el cielo". Ciertamente, Cristo mismo haba dicho que "nadie ha subido al cielo"(Juan 3:13).2 Segn el Nuevo Testamento, slo Cristo an ha sido resucitado para convertirse en"las primeros frutos de aquellos que durmieron" (1 Cor. 15:20). El mensaje coherente del NuevoTestamento es que los muertos estn ahora "dormidos", una metfora que ms naturalmente (yeufemsticamente) quiere decir que estn por lo pronto inconscientes, en reposo, ignorantes del paso del tiempo, aguardando el gran momento hacia el cual todo el Nuevo Testamento seesfuerza, cuando los muertos deben ser resucitados y "cambiados en un abrir y cerrar de ojos, enla ltima trompeta" (1 Cor. 15:52).

    El punto de vista de la resurreccin como un "despertar" del sueo de la muerte slo en untiempo futuro, hace justicia a las escrituras del Nuevo Testamento, y es el punto de vista fundadoen la referencia clsica de la resurreccin en Daniel 12:2, donde tenemos una descripcin de laotra vida como "el sueo inconsciente seguido por la resurreccin para regocijarse o lamentarse(La Teologa de Sn. Pablo D.E.H. Whiteley, p. 266). La idea Helnica de que el alma parte delcuerpo en la muerte es una contradiccin lacnica del esquema del Antiguo y NuevoTestamentos, y su introduccin en el pensamiento Cristiano ha conducido a la confusinextrema. Porque qu sentido puede hacerse de un esquema que coloca a cada Cristianomoribundo inmediatamente en el cielo en la muerte (aunque David "no ha ascendido en cielo"),slo para tenerlo levantado de la tumba con todos sus semejantes en un tiempo futuro? Unintento para reconciliar los sistemas Hebraicos y Helnicos ha conducido a la idea de laresurreccin slo del cuerpo, que implica que el alma est ya vivo. Pero tal idioma estotalmente anti-bblico. La Escritura en ninguna parte habla de la resurreccin del cuerpo o de la

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    carne. Habla slo de la resurreccin de los muertos. Est dicho especficamente, como ha sidomostrado, que David mismo, la persona entera, no est en el cielo, y que los muertos, no suscuerpos solamente, estn durmiendo en la tumba hasta la resurreccin (cf. la palabra inglesa"cementerio" del griego koimeterion, "dormitorio"). Es la resurreccin de las personas muertasque predica el Nuevo Testamento, no la resurreccin de los cadveres! "La mayor parte de las

    distorsiones y disensiones que ha fastidiado a la Iglesia", coment un Ex -Decano de York, "seha levantado a travs de la insistencia de las sectas o secciones de la comunidad Cristiana en eluso de palabras que no se encuentran en el Nuevo Testamento" (citado por Nigel Turner enChristian Words, p viii).

    El informe ms completo de la expectativa del Nuevo Testamento de una resurreccin futurade los fieles muertos, y la transformacin de los fieles que sobreviven hasta la Parusa, esdiseada en 1 Tesalonicenses 4:13-18:

    Tampoco queremos, hermanos, que ignoris acerca de los que duermen, para que no osentristezcis como los otros que no tienen esperanza. Porque si creemos que Jess muri yresucit, as tambin traer Dios con Jess a los que durmieron en l. Por lo cual os decimos estoen palabra del Seor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Seor,

    no precederemos a los que durmieron. Porque el Seor mismo con voz de mando, con voz dearcngel, y con trompeta de Dios, descender del cielo; y los muertos en Cristo resucitarn primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatadosjuntamente con ellos en las nubes para recibir al Seor en el aire, y as estaremos siempre con elSeor. Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.

    Es claro de este pasaje que Pablo desea que los Tesalonicenses entiendan que aquellos que yahan muerto no estarn en ninguna en desventaja en comparacin con aquellos vivos hasta laParusa. Pero semejante comentario sera apenas sensato en la presuncin de que Pablo hubiesecredo que los muertos estaban ya en la "dicha" con Cristo. Ciertamente, en 1 corintios 15, lsostiene que a menos que haya una resurreccin futura, aquellos que han muerto como Cristianos

    han perecido. Eso es simplemente falso si, de hecho, los muertos logran la inmortalidad o laconciencia en un estado intermedio, aparte de la resurreccin. El punto de vista de Pablo es queslo la resurreccin en el ltimo da puede conferir la inmortalidad.

    Con estas consideraciones generales en mente procedemos a un examen ms detallado de ladefinicin del Antiguo Testamento de la naturaleza del hombre, y en particular, del uso delAntiguo Testamento de las palabras "alma" y "espritu". Esto asegurar que ms tarde nosacerquemos al Nuevo Testamento sustentando definiciones para esos trminos correspondientesal pensamiento del mundo Hebreo, y no las definiciones ajenas importadas del sistema PlatnicoGriego.

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    CAPTULO 2

    La Doctrina Bblica Del Hombre

    AL INVITAR AL LECTOR a un examen de la doctrina Bblica del hombre, es importanteque enfaticemos cun profundamente arraigada est la nocin de que la personalidad esencial dehombre radica en el "espritu" o "el alma" que est por ahora alojado en un cuerpo fsico. Lamuerte ser vista como la transferencia del alma consciente hacia otra esfera. Una tpica guamodelo para contestar las preguntas de la gente joven acerca de "lo que ocurre cuando ustedmuere" describir a la muerte como la "casa mvil" que va hacia una nueva localidad; O la mudadel estorbo de este cuerpo a fin de que la persona verdadera pueda escapar; el cementerio se vercomo un guardarropas en el cual nuestra ropa temporal es descartada.

    Qu le ocurre a uno cuando muere? Pregunta un muchacho de seis aos de edad, enQuestions Children Ask, por Jeremie Hughes, la esposa de un vicario de la iglesia de Inglaterra.Los padres son aconsejados a contestar, "Cuando morimos, dejamos atrs nuestros cuerposporque ahora no son de ningn uso para nosotros. Y tomamos lo que es realmente importante, elt y el yo real, con nosotrosnuestros egos reales van al cielo (pg. 47). No se hace ningnesfuerzo para mostrar cmo esto pudo haber sido lo que Jess y los apstoles ensearon.

    La Barrera PlatnicaAhora, mientras es verdad que semejante lenguaje tiene alguna afinidad a un solo pasaje en el

    Nuevo Testamento (2 Cor. 5:1-8), ste tiene un parecido mucho ms espectacular al lenguaje dela filosofa Platnica; procede, de hecho, de una definicin del hombre que realmente quedafuera del mbito de los escritores Bblicos. Nuestra frase familiar acerca de "manteniendo elcuerpo y el alma juntos" (sobrevivir) es normalmente tomada para que refleje un punto de vistaautnticamente Cristiano de la muerte como la separacin de alma y cuerpo. Pero cul es lafuente de tal pensamiento? Un examen de la Escritura demostrar que los escritores Bblicos nosupieron nada de una separable existencia consciente del alma despus de que haba dejado elcuerpo. En la predicacin popular, las palabras "alma" y "espritu" a menudo sern usadas deforma intercambiable para referirse a esa parte del hombre que se supone sobrevivir a la muerte,llevando con l a la persona verdadera completamente consciente, no obstante, sin un cuerpo.Pero al hablar de la muerte, el Nuevo Testamento no confunde el alma y el espritu. Ni sugiere niuna sola vez que el hombre pueda mantener una existencia consciente aparte de su cuerpo. Las palabras "alma" y "espritu" retienen en el Nuevo Testamento, hablando generalmente, lossignificados asignados para ellos por el Antiguo Testamento (aunque "espritu" en el NuevoTestamento est ms estrechamente asociado con la vida superior impartida por el "EsprituSanto").

    El punto de vista Platnico del alma como el hombre real que sobrevive a la muerte crea unaconstante barrera para cualquier comprensin del punto de vista genuinamente Cristiano delhombre. Adems, el concepto Griego interfiere seriamente con la doctrina Bblica central de laresurreccin de Jess y de todos los fieles. Este hecho ha sido, y contina siendo, claramenteindicado por los escritores en la teologa, aunque su protesta parece que contina desatendida.Nuestro apego a las formas de pensar tradicionales acerca del hombre, especialmente en relacina la muerte, hace casi imposible que nosotros nos acerquemos al tema con la mente abierta. Noobstante, para lograr el punto de vista compartido por Jess y los apstoles, debemos apartar las

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    presuposiciones tan eficazmente inculcadas por la influencia Griega post Neo Testamentaria, yver de nuevo la doctrina genuinamente Bblica del hombre.

    El distinguido telogo Suizo, Oscar Cullmann, se refiere al "error extendido de atribuir alCristianismo primitivo la creencia Griega en la inmortalidad del alma" (The Resurrection and the Immortality, p. 6). l habla de la inmortalidad del alma como una idea ampliamente aceptada

    pero "uno de los mximos malentendidos de la Cristiandad". "No hay,"dice l, "ningn motivopara tratar de silenciar este hecho, o para poner un velo a travs de la reinterpretacin de la feCristiana. Esto es algo que debera discutirse muy francamente" (Ibid., p. 15). Con estasobservaciones nosotros estamos cordialmente de acuerdo. El telogo Americano G.E. Laddindica que para entender la esperanza Bblica para la inmortalidad, primero debemos entender elpunto de vista Bblico del hombre. Este concepto, dice l, "se posesiona en agudo contraste parael punto de vista Griego del hombre. Uno de los conceptos ms influyentes Griegos del hombreresulta del pensamiento Platnico, el cual, a menudo ha tenido una fuerte influencia en lateologa Cristiana. Es que el hombre es un dualismo de cuerpo y alma. El alma es inmortal y 'lasalvacin' significa el vuelo del alma en la muerte para escapar de la carga del mundo fenomenaly buscar la realizacin en el mundo de la realidad eterna". En contraste bien definido de este

    punto de vista de la muerte, el Dr. Ladd seala que "Pablo nunca concibe la salvacin del almaaparte del cuerpo ni el alma del hombre, ni el espritu, es visto como una parte inmortal delhombre que sobrevive a la muerte. La palabra Bblica 'alma' es prcticamente sinnima con elpronombre personal.No hay pensamiento de un alma inmortal que existe despus de la muerte"(I Believe in the Resurrection of Jesus,p. 45, nfasis mo).

    Los efectos de gran alcance de la filosofa Griega en la fe Cristiana estn descritos tambinpor G.A.F. Knight en su libro,La Ley y La Gracia (pp. 78, 19):

    Muchas personas hoy, aun gente creyente, estn lejos de entender la base de su femuyinconscientemente, stas dependen de la filosofa de los Griegos en lugar de la Palabra de Diospara una comprensin del mundo en que viven! Un ejemplo de esto es la creencia predominanteentre los Cristianos en la inmortalidad del alma. Muchos creyentes se desesperan de este mundo;

    ellos se desesperan de cualquier significado en un mundo donde el sufrimiento y la frustracinparecen dominar. Y as es que buscan una liberacin para sus almas del peso de la carne, y tienenla esperanza de una entrada en "el mundo del espritu", como lo llaman, un lugar donde sus almasencontrarn una santidad que no pueden descubrir en la carneEl Antiguo Testamento, que fue, por supuesto, las Escrituras de la iglesia primitiva, no tiene una palabra del todo para la ideamoderna (o Griega antigua) de "alma". No tenemos derecho para leer este vocablo modernodentro de la palabra Griega psyqude San Pablo, porque por ella l no estaba expresando lo quePlatn haba querido decir por la palabra; l estaba expresando lo que Isaas y Jess quisierondecir por ellahay una cosa segura que podemos decir en este punto, y esa es que la doctrinapopular de la inmortalidad del alma no puede se remontada a una enseanza Bblica (nfasismo).

    Permanece un hecho asombroso de que los mensajes de consolacin escuchadosconstantemente en los funerales, en los cuales las "almas de los difuntos" se dice estn yaen "cielo", reafirmen una tesis central de la filosofa Griega la cual verdaderamente no puedellamarse Cristiana en absoluto!

    El Concepto Bblico de "alma"

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    Procedemos ahora a un examen del concepto Bblico del trmino "alma". Es nuestracomprensin de este trmino que acondicionar nuestro entendimiento del estado del hombre enla muerte.

    La base de la antropologa Bblica es colocada en Gnesis 2:7: "El SEOR Dios form alhombre del polvo de la tierra, y sopl en su nariz el aliento de la vida; y el hombre vino a ser un

    alma viviente". La creacin del hombre est as descrita en dos etapas. El cuerpo organizado,aunque an sin vida, es, no obstante, "hombre" el hombre producido del polvo de la tierra.Enfatizamos que aunque an sin animacin, la criatura es, todava as, hombre, el primer Adnque es, como Pablo lo expone, "de la tierra, hecho del polvo" (1 Cor. 15:47). Cuando el alientode la vida es soplado en sus orificios nasales, el hombre se convierte en un alma animada(nephesh). Encontramos aqu la importante palabra fundamentalmente Hebrea nephesh alma como descriptiva del hombre, "el alma viviente". Pero debemos notar de inmediatoque nephesh en Gnesis 1:20, 21, 24, 30 ya se haba tambin referido a los animales. Lostraductores de nuestras versiones inglesas nos han brindado un mal servicio encubriendo estehecho. Estuvieron aparentemente tan atados a la nocin de que la palabra "alma" debe significar"alma inmortal", la posesin del hombre solamente, que ellos estuvieron reacios a revelar que el

    "alma" es el atributo comn del hombre y del animal del mismo modo. En Gnesis 1:20encontramos a "la criatura en movimiento que tambin es un alma viviente" (nephesh)"; en elverso 21, "cada alma viviente [nephesh[ que se mueve". En el verso 24, "que la tierra de a luzalmas vivientes [nephesh] segn su especie"; y en el verso 30, "y a toda bestia de la tierra, y atoda ave de los cielos, y a todo lo que se arrastra en la tierra, en que hay alma [nephesh]".

    El Punto CrucialEl punto crucial que establecemos aqu es que tampoco, ni el hombre ni los animales, son

    criaturas bipartitas consistentes en un cuerpo y un alma que pueden ser separados y continuarexistiendo. Ambos, el hombre y los animalesson almas, es decir, los seres conscientes animadospor la infusin del aliento divino de vida. Como almas vivientes tambin pueden estar descritoscomo "que tienen almas" tal como en espaol podemos describir a ambos, hombre y el animal,como seres conscientes o como que tienen un ser consciente. En 23 pasajes del AntiguoTestamento y uno en el Nuevo Testamento (Rev. 16:3), la palabra hebrea nephesh, alma, o suequivalente Griego psuche, es usada para los animales. En cada caso la palabra "alma" estestrechamente aliada a la idea de la animacin, vida. As, en Levticos 17:11, "la vida [nephesh]de la carne est en la sangre," literalmente, "el alma de la carne est en la sangre".

    El hecho significativo que emerge de este examen del concepto Hebreo de "alma" es que lainmortalidad nunca est por un momento asociada con l. La creacin del hombre a la imagen deDios lo eleva muy por encima del animal en inteligencia y en discernimiento moral; pero lo quel comparte con el reino animal lo hace propenso a una muerte similar, pues "el hombre es comolas bestias que perecen" (Sal. 49:12); "Un hombre no tiene preeminencia sobre una bestia: Comomuere uno, as tambin muere el otro. Todos son del polvo, y todos vuelven al polvonuevamente" (Ecl. 3:19, 20). El escritor de Eclesiasts hace eco de las palabras de Dios a Adn:"polvo eres y al polvo tornars". No deberamos estar sorprendidos, por consiguiente, deencontrar que los Hebreos hablan muy naturalmente de un alma muerta. "El alma que pecare, esamorir" (Ezeq. 18:4, 20). "Hubo almas que fueron contaminadas por el cuerpo muerto [nephesh]de un hombre" (Lev. 21:11). Llegamos aqu a una definicin sumamente til del vocablo alma(nephesh), una que puede estar aplicada en forma segura en un nmero de casos muy grandedesde el Gnesis hasta el Apocalipsis. Porque nephesh y su equivalente griegopsuche cuando es

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    aplicado al hombre se traduce fcilmente como "persona". El "alma" Bblica es esencialmente elindividuo, ya sea una persona viviente (alma) o una muerta (alma). En la confirmacin de estehecho central de los idiomas Bblicos apelamos al distinguido erudito Britnico Nigel Turner, elautor de Christian Words (T y T Clark). l se ocupa del equivalente Griego Neo Testamentariodel vocablo Hebreo nephesh:

    Debemos admitir que el Griego Bblico Psuche quiere decir "vida fsica"A Lo Largo de estaconcepcinaparece en el Griego Bblico el significado "persona"la vida del hombre, suvoluntad, sus emociones, y por encima de todo, el hombre como "el ego". Si un hombre gantodo el mundo slo para perder su psuche (alma), representa una prdida de s mismo no unaparte de l. Cuando fueron aadidos a la iglesia cerca de 3000psuchai (Hechos 2:41), fueronaadidos hombres completos. El temor que vino sobre cada psuche estuvo sobre toda persona(Hechos 2:43). Cada psuche debe estar sujeto al estado (Rom. 13:1), y as a todo lo largo delNuevo Testamento (Hech. 3:23; Rom. 2:9; 16:3; 1 Cor. 15:45; 1 Ped. 3:20; 2 Ped. 2:14; Rev.16:3).

    Podemos sumar a estos textos Apocalipsis 20:4 que habla de las "almas" de aquellos que

    haban sido decapitados. "Las almas" en este pasaje no quiere decir "almas incorpreas" comotan frecuentemente es ledo mal, sino aquellas personas que haban sido decapitadas. EnApocalipsis 20:4 son vistos siendo resucitados a la vida para servir con Cristo en el reinadomilenario. "Psuche (alma) en el Griego Bblico significa lo que es caractersticamente humano,el yoes la personalidad, que a menudo llamamos el egoel nfasis en todo el egoel psuchede Mara era la personalidad humana de MaraJess quiere que yo repose sobre El toda mipersonalidad rendida, el ego, mi m (ser) entero (Mat. 11:29). Jess dio su mismo ego (psuche)(The Christian Words, pp. 418-420) por las ovejas. Se nos recuerda aqu de la profeca delAntiguo Testamento de que l derramara su alma (nephesh) l mismo en la muerte.

    Nigel Turner provee una suave advertencia acerca del uso indebido Cristiano, medieval ymoderno, del trmino "alma" para dar a entender una facultad separada dentro de nosotros. l

    seala que esta nueva definicin le debe su origen a la Grecia pagana y no al AntiguoTestamento Hebreo. El Dr. Turner tiene esto que decir: "El alma es a menudo concebido por losCristianos como que si estuviera encarcelado en el cuerpo, como Platn lo concibi, y esafirmado por los Cristianos que vuela a Dios en la muerte del mismo modo que Jess entreg supneuma (espritu) cuando El muri", Pg. 421). El Dr. Turner concluye citando a Norman Snaith(Interpretation1, 1947, p. 324): "En ninguna parte de la Biblia hay all alguna sugerencia de unalma inmortal que sobrevive a la muerte".

    El acercamiento a las Escrituras con la conclusin conocida de antemano de que el trmino"alma debe ser entendido a la par con Platn como una parte inmortal del hombre que sedespoja de su casa fsica en la muerte, crea una confusin fundamental. No es ampliamenteconocido que distinguidos eruditos han protestado constantemente contra las suposiciones muy

    injustificadas acerca del significado del trmino "alma" que continan haciendo unos disparatesde la definicin Bblica Cristiana de ese trmino. De una masa de materiales sobre este tema,ahora cotejada en los dos volmenes de Edwin Froom, The Conditionalist Faith of Our Fathers(Review & Herald, Washington, D.C), citamos los comentarios de Franz Delitzsch (1830-1890),un destacado Hebrasta: "No hay nada en toda la Biblia que insina una inmortalidad nativa.Desde el punto de vista Bblico el alma puede ser puesto a la muerte; es mortal". Un distinguidoEpiscopal Americano, el Dr. J.D. McConnell, escribi, "De los Cristianos primitivos, aquellosque fueron Griegos trajeron a la nueva religin la idea Platnica de que el alma era

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    indestructible, y la influencia Griega gan el dominio en los inicios de la iglesia. La doctrinaPlatnica de la inmortalidad natural del alma vino a ser aceptada. La nocin fue resistida desde elprincipio como que era subversiva para la misma existencia del Cristianismo" (The Evolution ofthe Immortality, 1901). Ms recientemente Canon Goudge deplor la influencia del pensamientoGriego con la declaracin de que cuando la mente Griega y Romana vino a dominar a la iglesia,

    all ocurri "un desastre del cual la iglesia nunca se ha recuperado, ya sea en doctrina o enprctica" ("el Llamado de los Judos", Colllected Essays on Judaism and Christianity, Shears andSons, 1939).

    "Espritu" en la BibliaVenimos ahora al trmino Bblico "espritu". De Gnesis 2:7 aprendemos que la infusin del

    aliento de vida en el hombre formado del polvo result en una persona viviente, un ser avivado.Es claro que el aliento de vida imparte esa chispa vital de la vida que convierte al hombre en unapersona o alma viviente como opuesto de una persona o alma muerta. El aliento de vida (ruachespritu) es la posesin comn del hombre y del animal, como aprendemos de Gnesis 7:14,donde "todos los animales silvestres segn sus especies, y todos los animales domsticos segn

    sus especies, y todo reptil que se arrastra sobre la tierra segn su especie, y toda ave segn suespecie, y todo pjaro de toda especie vinieron, pues, con No al arca, de dos en dos de todacarne en que haba espritu (aliento) de vida .

    La palabra "aliento" aqu representa a la importante palabra Hebrea ruach. En el verso 22 delmismo captulo, la destruccin de toda vida en el diluvio est resumida por la declaracin de que"Todo lo que tena aliento de espritu de vida en sus narices, todo lo que haba en la tierra,muri". El destino comn del hombre y de la bestia est explcitamente descrito en Eclesiasts3:19: "Porque lo que sucede a los hijos de los hombres, y lo que sucede a las bestias, un mismosuceso es: como mueren los unos, as mueren los otros, y una misma respiracin tienen todos; nitiene ms el hombre que la bestia; porque todo es vanidad. Todo va a un lugar; todos son del polvo, y todos regresan al polvo otra vez". En la muerte, dice el mismo escritor, el espritu(ruach) del hombre y del animal regresa del mismo modo a Dios que lo dio. (Ecl. 3:20; 12:7). ElSalmista comparte la misma opinin. Los seres creados, en general, llegan a un fin comn, puesquitas el hlito, dejan de ser, y vuelven al polvo.(Sal. 104:29). La esencia de la debilidad delhombre yace para los escritores Bblicos en el hecho de que en la muerte su aliento ( ruach) partede l, y l regresa a la tierra, y "en ese mismo da perecen sus pensamientos"(Sal. 146:4); Porquesi Dios "Recogiese as su espritu y su aliento, toda carne perecera juntamente, y el hombrevolvera al polvo (Job 34:14, 15).

    El ruach del Antiguo Testamento es el impulso vital invisible que aviva la creacin. Es laenerga controladora que sostiene la funcin del cerebro y del sistema nervioso. Cuando el ruaches retirado del cuerpo, la criatura muere y la fuerza divina regresa a aquel que lo dio. La criaturapierde el sentido en la muerte, puesto que el ruach, la fuente de su existencia sensible, ha sidoretirado. No puede estar fuertemente enfatizado que el trmino Bblico "espritu" no contiene,ms que el "alma," la personalidad real capaz de la existencia consciente aparte del cuerpo. Elespritu es la fuerza vital que crea la animacin. En el Nuevo Testamento el espritu ha venido, esverdad, a designar el asiento de la vida divina superior impartida por el Espritu Santo. ComoNigel Turner dice,pneuma y el adjetivo pneumatikos tienen referencia con el lado espiritual denuestra naturaleza. "Es, no obstante, casi imposible detectar si en estas frases San Pablo serefiere al propio pneuma del creyente o al Espritu Santo" (The Christian Words, p. 427). Peropneuma es todava usado en su sentido original como la fuerza vital en Santiago 2:26: "El cuerpo

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    sin el espritu est muerto. Es apropiado, por consiguiente, que la muerte est descrita en dospasajes del Nuevo Testamento como la rendicin del espritu. Jess dijo: "Padre, en tus manosencomiendo mi espritu. Y habiendo dicho estas cosas, expir (Lucas 23:46). Y en Hechos 7:59,60, Esteban dijo: "Seor Jess, recibe mi espritu. Y habiendo dicho esto, durmi".3

    Debemos cuidarnos de no leer en estos pasajes la nocin Griega de que "espritu" aqu quiere

    decir la persona real, ahora existente conscientemente como un espritu incorpreo. Hacer esto esdar un salto en el mundo muy diferente de la filosofa Griega. Estamos aqu en el mismo puntocrucial del asunto en discusin. El punto de vista Bblico es que Esteban durmi; l no continuviviendo en alguna otra parte. l, Esteban, est todava identificado con el cuerpo muerto, talcomo Jess, la persona completa, muri cuando el espritu vivificador divino fue abstrado,rendido con miras a su restauracin en el momento subsiguiente de la resurreccin. En laresurreccin, el hombre difunto se levanta de la tumba donde l est durmiendo en el polvo hastael momento cuando l es despertado (Dan. 12:2). De modo semejante, Lzaro ha dormido eltiempo perfecto hace muy evidente que l no slo se haba quedado dormido sino quepermaneci en el sueo hasta su resurreccin; y puesto que "Jess haba hablado de su muerte",Lzaro estaba realmente muerto y permaneci muerto hasta que l fue llamado a pasar adelante a

    la vida desde la tumba (Juan 11:11, 14, 43, 44).Debemos enfatizar que la partida del espritu no puede significar que el hombre mismo partea otra posicin completamente consciente. Leer la Escritura como si ste fuera el significado dela muerte es simplemente leer en ella la nocin Griega del alma como una entidad conscientecapaz de sobrevivir a la muerte. Pero leer en la Biblia una idea Griega extraa, que esincompatible con el pensamiento Hebreo, es mezclar a dos mundos del pensamiento contrarios.El resultado slo puede ser una confusin que conduce a la falla de comunicacin entre losapstoles y nosotros mismos; porque al introducir nuestras presuposiciones tradicionales en losregistros Bblicos, y al suministrar nuestras definiciones Griegas a las palabras claves como"alma" y "espritu", erigimos una barrera ms efectiva en contra del entendimiento de la Biblia.Tambin negamos la insistencia Bblica en la realidad de la muerte, y en el caso de Jess, sumuerte real por nuestros pecados. Porque siempre hemos credo que el hombre sobrevive a lamuerte como un espritu incorpreo consciente, damos por supuesto que los escritores del NuevoTestamento tienen la intencin de comunicarnos esa idea en los dos pasajes en los cuales elespritu se dice regresa a Dios. Y no somos disuadidos por la ausencia completa en laEscritura de cualquier referencia a un hombre existente en el estado despus de la muerte comoun espritu incorpreo.4 Causa un gran impacto emocional aprender que en una sola referenciaen el Nuevo Testamento a un estado incorpreo en conexin con la muerte, la referencia es parauna condicin de la que Pablo se reprime de contemplar! Deseamos estar vestidos con un nuevocuerpo, dice l, "a fin de que no seamos encontrados desnudosno deseamos estar desnudos" (2Cor. 5:3, 4). Nuestros eruditos tienen razn de indicar con base en este pasaje que "la nocin deun espritu incorpreo es repugnante para la mente Hebrea" (Alan Richardson,Introduction ToNew Testament Theology,p. 196, nfasis aadido). No obstante, ese es precisamente el estadoque a menudo tenemos pensado para los muertos, permitindole a la esperanza verdadera laresurreccin de todo el hombre de la muerte para la vida caer en la insignificancia. Cualquierinterferencia con la doctrina central de la resurreccin debe ser tomada muy seriamente comouna amenaza para el punto de vista Bblico de nuestro futuro. Debemos mantener a cualquiercosto el nfasis Bblico en la resurreccin corporativa de todos los fieles conjuntamente en elregreso de Cristo. Para ese gran acontecimiento esperan los fieles en fervorosa expectativa,mientras los fieles muertos descansan en sus tumbas (Dan. 12:13).

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    CAPTULO 3

    La Localizacin y la Condicin de los muertos

    SI LA TRADUCCIN INCONSISTENTE de nephesh o "alma" en las versiones inglesasobscurece el hecho de que ambos, animales y el hombre poseen un alma, una confusin an msseria fue introducida por el uso indiscriminado de la palabra "infierno" para verter dos trminosbblicos enteramente diferentes:5 Uno que describe la posicin de todos los muertos y otro quesignifica un lugar de castigo futuro para los malvados, i.e, "El fuego del infierno". En el AntiguoTestamento la palabra Hebrea sheol (equivalente al Griego Hades), vertido como "infierno,tumba, hoyo," designa el lugar para el cual todos, justos e injustos, van en la muerte. Estaposicin est descrita como que est bajo la tierra; pues cuando Cor, Datn, y Abiram fueroncondenados a muerte, "la tierra abri su boca y se los trag de golpe, y sus casas y todos loshombres que le pertenecieron a Cor y todos sus bienes. Ellos y todo lo que perteneci a ellosbajaron vivos en elsheoly la tierra los trag a ellos " (Num. 16:31, 32). No puede haber dudaque segn el Antiguo Testamento todas las almas, buenas y malas, del mismo modo, sonconsignadas en la muerte para el sheol (el Hades), el mundo de los muertos. El Salmistapregunta: Qu hombre vivir y no ver muerte? Librar su vida del poder del Seol? (Sal.89:48). La misma verdad es expresada por David, que habla de Cristo, que su alma Elmismo no sera dejado en elHades"(Sal. 16:10; Hechos 2:27, 31). Y Jacob, que oye acerca dela desaparicin de Jos, rehus ser consolado y dijo, "yo bajar alsheol, a mi hijo, llevando luto"(Gen. 37:35). En Isaas 5:14 el profeta se refiere al sheolcomo que se acrecienta a s mismo pararecibir a los muertos que bajan a l. En Isaas 14:11, la pompa del rey de Babilonia; y en el verso15, el rey mismo, son bajados alsheol. Hay otros reyes que descansan all en sus tumbas (v. 18).6El mismo contexto se refiere a "las carcasas" (v. 19), "el entierro" (v. 20), y todo el cuadroconfirma lo que encontramos a todo lo largo de la Biblia, que sheol(el Hades) es el mundo delos muertos lo que exactamente podramos describir como la "tumba comunitaria". Unaconfirmacin interesante de esto ocurre en Apocalipsis 20:13 de donde los muertos en el mar sonaparentemente diferenciados de los muertos en elHades, la tumba.

    El Sueo de la MuerteLa condicin de los muertos en el Sheol/Hades est consistentemente descrita en la Escritura

    como un estado de sueo. Sheolno es un lugar de tormento, pues contiene a ambos, al malvado ya los fieles. El Hebreoshachav (dormir) recurre una y otra vez en la expresin familiar de unoque muri y "durmi con sus padres" (1 Reyes 2:10, etc), es decir, que se uni a sus predecesoresque estaban ya durmiendo. De esta frase ms elocuente, tan diferente a nuestro lenguaje popularacerca de la muerte como fallecer o ir a casa", aprendemos que los muertos descansan en lainconsciencia. No hay ninguna insinuacin que la persona real no estaba en otra parte dormidasino totalmente viva como un espritu! De Salmo 6:5 descubrimos que "no hay memoria de Diosen la muerte"; de Eclesiasts 9:5, que los muertos no saben nada en absoluto. El Salmo 13:3habla del sueo de la muerte, y el Salmo 146:4 describe el proceso de la muerte muyespecficamente: "En ese mismo da perecen los pensamientos del hombre". Pues "los muertosno alaban al Seor, ni cualquiera que desciende en el silencio" (Sal. 115:17). Daniel estdeseando la resurreccin escatolgica y ve a los muertos despiertos de su sueo en el polvo. Noes que los muertos, una vez que se quedaron dormidos, se convirtieron inmediatamente en

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    espritus partidos conscientes y destinados a unirse a sus cuerpos en la resurreccin. Tal idea,posiblemente, no puede ser metida a la fuerza en el registro Bblico, pues Daniel 12:2 describeinequvocamente la resurreccin para nosotros como la revivificacin de aquellos que estndurmiendo en el polvo de la tierra. Estn en el polvo hasta que emerjan para participar de la Vidade la Era venidera.7

    Precisamente la misma verdad es enseada en Job 14:11-15. Aqu Job contempla elprospecto de la resurreccin: "Como las aguas se van del mar, y el ro se agota y se seca, As elhombre yace y no vuelve a levantarse; hasta que no haya cielo, no despertarn, ni se levantarnde su sueo. Oh, quin me diera que me escondieses en el Seol, que me encubrieses hastaapaciguarse tu ira, que me pusieses plazo, y de m te acordaras! Si el hombre muriere, volver avivir? Todos los das de mi edad esperar, hasta que venga mi liberacin. Entonces llamars, yyo te responder; tendrs afecto a la hechura de tus manos.

    La Resurreccin de LzaroCon el ms grande nfasis en la resurreccin en el Nuevo Testamento va un nfasis paralelo

    en el sueo o en el dormir como la condicin que la precede. En Mateo 27:52 leemos que

    "muchos cuerpos de los santos dormidos ascendieron", es decir, los santos se despertaron delsueo de la muerte. En Juan 11:11, texto que ya nos hemos referido brevemente, la historia deLzaro nos da el informe ms claro posible de las "mecnicas" de la muerte por parte del SeorMismo. Jess, en su completo conocimiento de la muerte de Lzaro, dice: "Nuestro amigoLzaro duerme; mas voy a despertarle. Jess, dice Juan, haba hablado de la muerte deLzaro", aunque sus discpulos haban tomado sus palabras como que significaban el sueonatural. As es que Jess luego les dijo a ellos explcitamente: "Lzaro ha muerto". El informebien conocido que sigue describe cmo el Seor llam al hombre difunto para que salga de latumba: "y el que haba muerto sali, atadas las manos y los pies con vendas. Imponer en esteinforme sin igual la idea extraa de que Lzaro, el espritu partido, haba estado durante cuatrodas totalmente consciente en otro lugar, es ciertamente una parodia de la sana exgesis. Lasimplicidad de la nocin Hebrea de la muerte como la cesacin de la vida, y la suspensin de laconciencia, se posiciona en agudo contraste con el sistema dualstico Griego que niega larealidad de la muerte suponiendo que el hombre real ha sobrevivido como un espritu incorpreo.Hechos 7:60 debe igualmente ser conservado en contra de las invasiones de la tradicin que amenudo nos ha conducido a divorciar el pronombre personal de la persona verdadera! Esteban,se dice, encomend su espritu a Dios, y l, Esteban, durmi. La muerte de David est descritamuy inequvocamente, porque "muri y fue sepultado, y su sepulcro est con nosotros hasta elda de hoy" (Hechos 2:29). "l durmi", dice Pablo, "y fue aadido a sus padres, quienes ellosmismos haban muerto sin haber recibido su prometida recompensa [Heb. 11:13, 39], y l viocorrupcin" (Hechos 13:36). "David no ha ascendido a los cielos" (Hechos 2:34).

    Nosotros aqu manifestamos nuestro desacuerdo con los intentos que han sido hechos porlos comentaristas para insistir que David ascendi al cielo en espritu pero no en cuerpo! Talexgesis debe equivaler a una contradiccin lacnica de la declaracin del apstol. Un usoadicional consistente del vocablo "dormir" como la descripcin de la condicin de la muerte eshallado en 2 Pedro 3:4 "Desde que los padres durmieron; 1 Tesalonicenses 4:13: Los Cristianosmuertos estn durmiendo; 1 Corintios 7:39: "La esposa est atada por la ley mientras su maridovive; Pero si su marido muriere [lit . 'si durmiere] ella tiene libertad para casarse". En 1Corintios 11:30 muchos de los miembros de la iglesia duermen" (el tiempo presente essignificativo), es decir, estn muertos. En de 1 Corintios 15:6 muchos de aquellos que haban

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    visto al Seor han dormido. En 1 Corintios 15:18, Pablo afirma la necesidad de una resurreccinfutura al sostener que sin ella aquellos que han muerto (dormido) han perecido. Semejanteargumentacin es ciertamente una fuerte evidencia en contra de que Pablo haba sostenido la ideade que los muertos estaban ya vivos!

    La Protesta de TyndaleNuestra conclusin debe ser que los muertos en ambos, Antiguo y Nuevo Testamentos estnmuertos, sin distincin, esperando la vida en la resurreccin. Tal proposicin es, de hecho, lanica que est de acuerdo con la idea de una resurreccin futura para juicio del malvado. Puesqu sentido puede haber en un castigo presente para los impos muertos si de hecho deben ser juzgados en el futuro? Esto sera colocar el castigo antes de la sentencia. Igualmente, para el justo, la nocin de una dicha consciente presente invalida completamente la insistencia delNuevo Testamento en la resurreccin futura la cual nicamente confiere la inmortalidad. Fue estaimportante consideracin que apremi a William Tyndale, un defensor inquebrantable (como lofue Wycliffe antes que l) del punto de vista para el cual contendemos, para protestar: "Y ustedesCatlicos Romanos, al meter las almas recin idas en el cielo, el infierno, y el purgatorio,

    destruyen las discusiones con las que Cristo y Pablo prueban la resurreccin. La fe verdaderaestablece la resurreccin, hacia la cual somos advertidos a mirar a cada hora. Los filsofospaganos, al negar esto, ensearon que las almas siempre vivieron. Adems, el Papa incorporjuntas la doctrina espiritual de Cristo y la doctrina carnal de los filsofos; cosas tan contrariasque no pueden convenir. Y porque el Papa mentalmente carnal consinti las doctrinas paganas, lcorrompi, por consiguiente, las Escrituras para establecer la inmortalidad del almay otra vez,si las almas estn en el cielo... Qu razn hay entonces para la resurreccin"? (An Answer to SirThomas Mores Dialogue, Libro 4, ch. 2, pp. 180, 181). La misma advertencia en contra delpeligro de los puntos de vista Griegos de la muerte en la Biblia ha venido de muchos camposteolgicos diferentes. El erudito evanglico G.E. Ladd se refiere a la tesis comnmentesustentada de que "cuando morimos vamos al cielo. "Semejante pensamiento", afirma l,"popular como es, es ms una expresin del pensamiento Griego que de la teologa Bblica" (TheLast Times, p. 29). Es nuestro deseo de que este hecho sea ampliamente reconocido a fin de quelas tradiciones que han sido absorbidas de la filosofa Griega puedan ser rechazadas a favor de laenseanza Bblica.

    La Muerte de JessLa nocin tradicional de un alma /espritu consciente separado que sobrevive a la muerte, en

    ninguna parte infligi mayor estrago en el relato de la Escritura que en la materia de la muerte deJess. No es inusual encontrar anlisis de la muerte de Seor en los cuales es propuesto que sucuerpo fue a la tumba, su espritu al cielo, y su alma alHades. En este punto uno est obligado a preguntarse, dnde estaba Jess? La pregunta, sin embargo, no se les habra ocurrido a losescritores Hebreos del Nuevo Testamento, pues no se acercaron al tema con las presuposicionesGriegas acerca de la naturaleza del hombre que han venido a estar profundamente arraigadas ennuestra teologa. El hecho Bblico es que Jess muri. l, Jess, estaba en elHades, la tumba; yahemos visto que "su alma" es el Hebrasmo para "s mismo". En Hechos 2:27, Pedro da la pruebade la resurreccin de Jess diciendo que "su alma no fue dejada en el Hades, ni permitirs que tuSanto vea corrupcin". El paralelismo Hebreo comn confirma la ecuacin de "su alma" con tuSanto. El mensaje es simplemente que Jess no se qued muerto en la tumba, como Pedroprocede a explicar. David, en los Salmos, previendo la resurreccin del Mesas, manifest que su

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    alma (l mismo) no fue dejado en elHades, el mundo de los muertos, sino que fue resucitado a lavida. Este informe de la muerte y resurreccin de la personalidad indivisible de Jess de Nazaretayudar a aclarar la referencia en 1 Pedro 3:19 a su ida para predicarles a los espritus enprisin. Se dice que esta predicacin fue cumplida por Cristo cuando El fue "hecho vivo en elEspritu". ste es claramente el lenguaje descriptivo del estado de la resurreccin (Juan 5:21: "el

    Padre levanta a los muertos, y les da vida"; Rom. 8:11: "el que levant de los muertos a CristoJess vivificar tambin vuestros cuerpos mortales por su Espritu que mora en vosotros"; 1Corintios 15:22: "En Cristo todos sern vivificados" resucitados). As fue que cuando recinresucit de la tumba, El anunci este triunfo a los espritus que ac es ms claramenteentendido como los ngeles cados de 2 Pedro 2:4.8 El trmino "alma" usado de las ocho almassalvadas en el diluvio (1 Pedro. 3:20) es para designar, en contraste con el "espritu", a unapersona humana. La confusin de estos trminos se debe, sugerimos, a la introduccin de la ideafornea del hombre como que sobrevive a la muerte como un espritu incorpreo. Este concepto,tan repugnante para la mente Hebrea, como dice Alan Richardson, debe ser descartado antes deque podamos acercarnos a las Escrituras en simpata con la antropologa Bblica.

    La Necesidad para una Doctrina Bblica Slida del HombreNuestro propsito hasta aqu ha sido desafiar el punto de vista extendido del hombre comoinnatamente inmortal. Aquellos que sostienen este punto de vista vern naturalmente a la muertecomo que afecta slo al hombre fsico el ego real no morir: Meramente pasar a unaexistencia completamente consciente en otro plano. Consideramos que nada como esta clase deanlisis del futuro del hombre es hallada en La Escritura. La esperanza Bblica est relacionadaexclusivamente a la inmortalidad como un regalo para ser conferido en el hombre mortal a travsde la resurreccin. La nocin de la inmortalidad innata representa una interferencia peligrosa conla doctrina Bblica de la resurreccin, ciertamente con todo el plan divino para la salvacin. Esun hecho poco conocido que los expertos de campos teolgicos ampliamente divergentes, y queabarcan toda la historia de la Cristiandad, han expresado el ms fuerte apoyo para el punto devista Bblico del hombre como una unidad compleja. Con todo, la teologa tradicional ha sidoobstaculizada tan a menudo por la influencia toda penetrante de Platonismo Agustino. Estaintrusin de una metafsica ajena debe ser tomada, creemos, seriamente. Si Pedro, el apstol, nosinsta a crecer en la gracia y el conocimiento de Jesucristo, y si la ignorancia nos aliena de Dios(Efe. 4:18), no puede ser correcto que la creencia universalmente apreciada de la inmortalidaddel alma sea admitida para que persista como una tesis de la fe Cristiana. J.A.T. Robinson dice,"descansa en suposiciones teolgicas que estn fundamentalmente en discordia con la doctrinaBblica del hombre".9 Cuando la iglesia de Inglaterra produjo su plan dedicado a la memoria deWilliam Temple, Towards The Conversin of England, se hizo la siguiente declaracin (1945):"La indestructibilidad inherente del alma humana (o la conciencia) le debe su origen a las fuentesGriegas, no a las de la Biblia. El tema central del Nuevo Testamento es la vida eterna, no paracualquiera y todos sino el creyente en Cristo como resucitado de la tumba. La eleccin esantepuesta al hombre aqu y ahora". B.F.C. Atkinson hizo su contribucin para el debate cuandol escribi: "Ambos, el hombre y los animales, son almas; no son criaturas bipartitas consistentesen un alma y un cuerpo que pueden ser separados y seguir subsistiendo. Su alma es el todo deellos y comprende su cuerpo as como tambin sus poderes mentales. Se dice de ellos como quetienen alma, es decir, un ser consciente" (Life and Immortality,p. 2).

    Ha sido aceptado por mucho tiempo sin cuestionar nada que el "estado intermedio", con elcual es usual consolar al afligido, cabe naturalmente dentro del esquema escatolgico de los

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    escritores Bblicos. Causa un gran impacto emocional descubrir, por la autoridad no slo de laBiblia, sino de tantos comentaristas autoritativos, que la nocin de la conciencia incorprea parael hombre es muy disonante realmente con el pensamiento Bblico. Esto nos debera impedir queenseemos a nuestros nios, y que prediquemos en los entierros, la supervivencia presente de losmuertos "ms all de los cielos". Un destacado ex-Profesor de teologa nos advierte que "la fe

    Cristiana no divide u opone el cuerpo y el alma como partes corruptibles e incorruptibles de unanaturaleza hbrida. El hombre completo muere, como el Cristo completo muri, y el hombrecompleto ser resucitado en Cristo' para la vida La resurreccin de Jess no fue un escape delalma del cuerpo. Fue el levantamiento de uno que muri y fue sepultado" (The Belief ofChristendom, John Burnaby, p. 189). Semejantes declaraciones como stas asestan a la mismaraz de una condicin intermedia consciente entre la muerte y la resurreccin, pues ellas afirmanque el hombre est simplemente muerto y sepultado, si bien en la custodia de Cristo, esperandouna resurreccin de la tumba.

    Otros Eruditos BblicosOtro erudito prominente, F.F. Bruce, no es menos enftico al afirmar que la nocin de la

    separacin del alma del cuerpo, en la cual nuestra idea del estado intermedio est fundada, esinconcebible para Pablo:

    Pablo evidentemente no podra contemplar la inmortalidad aparte de la resurreccin; Para l, uncuerpo de alguna clase era esencial para la personalidad. Nuestro pensar tradicional acerca delalma "que nunca muere", que le debe mucho a nuestra herencia Greco-Romana, nos hace difcilimaginarnos el punto de vista de Pablo estar sin un cuerpo de cualquier clase era un tipo deaislamiento o desnudez espiritual del cual su mente se contrajo l no podra imaginarse lacomunicacin y existencia consciente con su ambiente en un estado incorpreo (Drew Lecture oninmortality, 1970, pp. 469-471).

    Es un hecho muy singular que la nica aparicin en la Escritura del trmino Griego que

    denota incorporeidad ocurre en un contexto en el cual Pablo manifiesta su horror ante semejantecondicin. Sin embargo, estamos aparentemente comprometidos a una creencia justamente en talestado post-mortem para el difunto. Sin duda en nuestros corazones nosotros compartimos larenuencia de Pablo para entretener seriamente la idea de la existencia consciente sin un cuerpo; pero nuestros credos parecen requerir que el difunto sea confortado inmediatamente, inclusomientras que los vivos permanecen en la carne. La pregunta de mucha importancia es si asperpetuamos una enseanza tradicional que no puede ser lgicamente cuadrada con la enseanzaBblica acerca de la naturaleza del hombre y su resurreccin futura de la tumba. El corazn de laconsolacin Bblica para los muertos no descansa en una presente partida del alma del cuerpo,sino en una resurreccin futura a la gloria. Lo que es necesario es la fe en la certeza de eseacontecimiento venidero.

    John Burnaby se refiere tambin al gran peligro de mantener un concepto que se desva de laresurreccin que depende en el regreso de Cristo. En lo referente al estado intermediotradicional, l dice, "esto proporciona consuelo al individuo que encara la muerte, y aun ms paraaquellos que l deja atrs, los cuales deben estar carentes de la simple expectativa 'en el fin'. Perono es fcil de combinarse con la resurreccin. Pues si puedo estar con Cristo sin mi cuerpo, qu propsito tiene el nuevo cuerpo cuando venga"? (The Belief of Christendom, p. 192). S,exactamente. De hecho, sus advertencias son ms que justificadas cuando uno considera que esegran acontecimiento que seala a la resurreccin, a la Parusa (la segunda venida), ha sido

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    trgicamente descuidado en mucha predicacin. Pudo quizs haber ocurrido esto si ese eventohubiera sido entendido, junto con el Nuevo Testamento, como el momento glorioso cuando losmuertos vienenprimero a la presencia de Cristoconscientemente?

    Hay por eso dos mayores dificultades en colocar sobre la base en la Escritura un estadointermedio consciente. La primera es que la posibilidad de la separacin del alma del cuerpo

    tiene que ser importada en la Escritura. Es, como hemos visto, ajena a la esperanza de losescritores del Nuevo Testamento que buscan un clmax de la aventura Cristiana la resurreccinde todo el hombre en la venida de Cristo. La segunda es que la nocin de que en la muerte lameta es lograda aparte de la resurreccin en la Parusa reduce la resurreccin a un mero apndiceen el esquema escatolgico Cristiano. La resurreccin se convierte as en una idea tarda, laParusa, y ciertamente el Reino que debe seguirla, dejan de tener algn significado verdadero enla mente del creyente. Quin negar que los resultados de un punto de vista escatolgico tanempobrecido no son fcilmente reconocibles en las iglesias hoy? No es seguramente sin raznque las palabras finales de Pablo a Timoteo involucran una declaracin solemne ante Dios y elSeor Jesucristo de su esperanza por la aparicin del Mesas y su Reino (2 Tim. 4:1). De queesos acontecimientos, incluyendo la resurreccin de los muertos, son el centro real de inters en

    la teologa bblica, no puede ser negado. No debe haber desviacin del inters sobre un supuestoestado intermedio.Es la mentira de la serpiente, quien dijo: "de seguro que no morirs", que ha molestado

    repetidamente a mucha discusin acerca del estado de los muertos. El contraste sombro entre lavida y la muerte ha sido empaado de tal forma en cuanto a que excluye la posibilidad de lamuerte real de la personalidad. Pero la muerte en la Biblia es la cesacin de la existenciaconsciente. El cambio de rumbo de ese estado atroz slo puede ser logrado por la resurreccinde los muertos a la vida! Cualquier teologa que no sostiene la resurreccin en el mismo coraznde su mensaje ha perdido el contacto con la revelacin Bblica. El poder de la teologatradicional para imponerse a s misma como el nico punto de vista razonable ha significado quecualquier idea que se levanta para desafiar su supremaca aparece como un intruso no deseado.La negacin del estado intermedio consciente antes de la resurreccin ha venido a estar asociadacon la mente sectaria, y no con las iglesias dominantes.10 Pero estamos en lo correcto alrechazar una splica para un regreso al pensamiento Bblico, especialmente cuando estendosada por tantos exponentes distinguidos, incluyendo Wycliffe, Tyndale, y un montn deotros eruditos Bblicos?

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    CAPTULO 4

    El Baluarte Tradicional de la Teologa Popular

    UN GRUPO DE PASAJES BBLICOS es citado en apoyo de una conclusin opuesta deaquella por la que estamos apelando. Un famoso "texto de prueba" es hallado en 2 Corintios 5,donde es sostenido que Pablo describi a la muerte como que es: "ausente del cuerpo y en casacon el Seor". Respaldado por Filipenses 1:21-23, donde Pablo dese "partir y estar con Cristo",y los comentarios de Jess al ladrn en la cruz, el caso para una conciencia intermedia en el cieloen el momento de muerte es a menudo considerado como establecido. Es sostenido que laparbola del hombre rico y Lzaro slo puede confirmar esa decisin.

    En la superficie, ciertamente estos pasajes podran parecer apoyar la nocin Griega de la partida del alma del cuerpo. Pero si la resurreccin debe ser una genuina resurreccin de latumba (como el Nuevo Testamento lo describe) cmo puede tambin (segn el esquema popular)ser el otorgamiento del cuerpo espiritual sobre personas vivientes ya recin partidas? Sera esto

    realmente una resurreccin del todo en trminos del pensamiento Hebreo? La idea tradicional sepone aun ms desconcertante cuando vemos que el verbo del Nuevo Testamento que describe elacto de resucitar a los muertos es la palabra comn para "despertar del sueo". Qu sentidoposible puede hacerse del despertamiento de espritus ya plenamente conscientes en posesin dela visin beatfica?

    Las Serias DificultadesEl hecho es que el feligrs promedio no le ha prestado al tema mucha atencin. Su suposicin

    es que lo que l siempre ha credo debe estar basado en la Biblia. No obstante, una tentativa paracuadrar la enseanza tradicional con el Nuevo Testamento choca con serias dificultades, nomenor de lo que presenta la ausencia conspicua en el Nuevo Testamento de cualquier referencia

    directa a los muertos como que estn ahora presentes con Cristo en el cielo. Porque mientras elNuevo Testamento constantemente afirma que Jess ha "pasado a los cielos" para sentarse a ladiestra del Padre, ninguna cosa semejante se dice de los muertos. Ellos siempre son descritoscomo que han dormido y como que permanecen dormidos hasta la resurreccin; y la resurreccininvariablemente se coloca en el futuro en el retorno de Cristo para establecer su Reino.

    Si el momento de la muerte est hecho para que coincida con el momento de la resurreccin,entonces cada individuo debe ser resucitado en soledad o aislamiento de la comunidad de losfieles, y esta es, claro est, una idea imposible para los escritores Bblicos. Porque hay unmomento de gloria, y slo uno, para el cual todos los escritores del Nuevo Testamento miranhacia delante: La resurreccin de todos los fieles en la venida del Mesas en gloria.

    No puede haber duda que lo que Pablo esper alcanzar fue la resurreccin de los muertos,

    que coincidir con la reaparicin de Jess al final de la edad: "si en alguna manera llegase a laresurreccin de entre los muertos pero una cosa hago prosigo a la meta, al premio delsupremo llamamiento de Dios en Cristo Jess. Mas nuestra ciudadana est en los cielos, dedonde tambin esperamos al Salvador, al Seor Jesucristo; el cual transformar el cuerpo de lahumillacin nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cualpuede tambin sujetar a s mismo todas las cosas. (Fil. 3:11-14, 20, 21).

    Este pasaje contiene los tres elementos indispensables del punto escatolgico de Pablo: Laresurreccin, la segunda venida (del Seor del cielo), y un cambio de estado de mortal a

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    inmortal. En completo acuerdo con los versos citados, la gran exposicin de la resurreccin en 1Corintios 15 coloca el despertamiento de los muertos en Cristo en la segunda venida e iguala esteacontecimiento con el momento cuando la mortalidad es permutada por la inmortalidad:

    En Cristo todos sern vivificados. Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luegolos que son de Cristo, en su venida. As tambin es la resurreccin de los muertos. Se siembra encorrupcin, resucitar en incorrupcin. Y as como hemos trado la imagen del terrenal, traeremostambin la imagen del celestial. Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no puedenheredar el reino de Dios, ni la corrupcin hereda la incorrupcin. He aqu, os digo un misterio: Notodos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar deojos, a la final trompeta; porque se tocar la trompeta, y los muertos sern resucitadosincorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible sevista de incorrupcin, y esto mortal se vista de inmortalidad. Y cuando esto corruptible se hayavestido de incorrupcin, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplir lapalabra que est escrita: Sorbida es la muerte en victoria. (1 Cor. 15:22, 23, 42, 29, 50-54).

    La Contradiccin Irreconciliable

    Debemos preguntar cmo puede quizs ser este pasaje reconciliado con el concepto popularde que el difunto est ya completamente en posesin de la inmortalidad. Sin duda que espatentemente claro que es slo la resurreccin la que confiere la inmortalidad. Y la resurreccines incuestionablemente colocada "en su venida", en la trompeta final. Es entonces que losmuertos sern resucitados, es decir, "despertados, hechos vivos". No est no claro, fuera detoda duda, que los muertos deben permanecer en la tumba hasta que ellos sean resucitados deall? No hay sugerencia de que la resurreccin significa la reunificacin de un espritu yaconsciente con su cuerpo; aunque ciertamente la creacin de los nuevos seres inmortales debeinvolucrar la infusin del espritu en el nuevo cuerpo para producir personas "espirituales". Peroel espritu no es el individuo que subsiste como una personalidad consciente aparte del cuerpo.Slo despus de la resurreccin sera apropiado referirse a los santos transformados como

    espritus inmortales. Somos confrontados con una irreconciliable contradiccin si los muertos yase han vuelto en vivientes antes de la resurreccin, pues est muy especficamente indicado quedeben volverse vivientes en su Venida (v. 23).

    En 1 Tesalonicenses 4, haba surgido la pregunta en las mentes de los creyentes en lo que serefiere a lo que sera el estado de aquellos Cristianos que haban muerto antes del esperadoregreso de Jess. Ahora Pablo pudo haber removido fcilmente toda ansiedad sealando que losmuertos en Cristo estaban ya con El, habiendo en el momento de la muerte vencido la tumba y pasado para su recompensa en el cielo. Es bien sabido que l nada dice de eso. Ms bien, lrefuerza la certeza de que en la venida de Jess "los muertos en Cristo" aquellos dormidos (v.14; Cp. 1 Tes. 5:10) sern resucitados y unidos con aquellos que sobrevivieron hasta el granda. El antdoto para la desesperacin fue as la perspectiva de la resurreccin en el regreso deCristo, no la conciencia de los muertos en otra localizacin, de cuyo estado intermedio Pablo nodice una palabra.

    La Renuencia para Cuestionar la TradicinTal es nuestra renuencia para cuestionar el esquema aceptado, que nosotros no hemos tomado

    en serio los comentarios de los eruditos del Nuevo Testamento quienes, aunque ellos no puedenestar tan interesados con lo que nosotros escogimos creer, no obstante aclaran que los escritoresdel Nuevo Testamento fijaron toda su esperanza en la segunda venida y la resurreccin para que

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    ocurrir en ese tiempo y no antes. La pregunta importante es si no hemos tratado de precipitarnosen atribuirles la inmortalidad a los espritus partidos aparte de la resurreccin. Para hacer estodebemos empezar con la suposicin de un estado consciente intermedio de los muertos entre lamuerte y la resurreccin y luego "encontrarlo" en el Nuevo Testamento. Un mtodo mscientfico sera seguramente comenzar con una mente abierta y probar la hiptesis recibida

    versus la Escritura.Hay dos pasajes en el Nuevo Testamento que se supone proveen la evidencia slida para lacreencia de Pablo de que los muertos partidos estn inmediatamente con Cristo. Pero antes deexaminar stos, notamos los comentarios de J.A.T. Robinson acerca de 1 Corintios 15 (citadoanterior), el captulo de la resurreccin. Sus observaciones sugieren que ha habido alguna malajugada en esta materia de tratar de conformar la creencia popular con la enseanza de Pablo.

    Este hecho debe despertar nuestras sospechas, porque est claro que si el punto de vistapopular no concuerda con la Biblia, nosotros deberamos esperar simplemente tal evidencia delmanejo injusto del Nuevo Testamento. l dice, "La lectura de 1 Corintios 15 en los sepeliosrefuerza la impresin de que este captulo se trata del momento de la muerte; de hecho giraalrededor de dos puntos: El tercer da y el ltimo da. La edad moderna intenta aplicar el lenguaje

    de Pablo a una sola resurreccin pensada como que sigue inmediatamente en la muerte. (In theEnd, God,p. 105). Estos hechos son suficientes para mostrar que este pasaje central (1 Cor. 15)no se le ha permitido su sentido correcto. Se le ha forzado para que preste apoyo a una ideadesconocida para Pablo.

    Hay evidencia del mal uso similar en la otra seccin de la Escritura normalmente citada enapoyo del punto de vista popular. J.A.T. Robinson tiene esto para decir: "Es a 2 Corintios 5:1-8que el punto de vista moderno, si se refiere del todo a la Escritura, hace su splica. ('Estamosdeseosos ms bien de estar en casa con el Seor'.) Esto es comnmente interpretado para quesignifique, en oposicin evidente a 1 Corintios 15, que nuestro cuerpo espiritual est esperando por nosotros para revestirnos en el momento de la muerte" ( In The End God, p. 106). Nosreferimos otra vez al informe de John Robinson de la "notable transformacin que alcanz a laescatologa Cristiana casi tan pronto como la tinta del Nuevo Testamento estuvo seca, y queafecta el centro de inters o el punto cardinal de todo el tema". l contrasta el punto de vistapopular de la escatologa y nota "Cun fornea es esta perspectiva, la cual damos por sentado, para todo el cuadro del Nuevo Testamento en el cual la Cristiandad se basa supuestamente.Porque en el Nuevo Testamento el punto alrededor del cual la esperanza y el inters dan vueltasno es el momento de la muerte en absoluto, sino la aparicin de Cristo en gloria de su Reino" (Inthe End God Dios,p. 42).

    La Llave Necesaria para el problemaEste anlisis por un destacado erudito del Nuevo Testamento nos provee la llave necesaria

    para desenredar la desconcertante discrepancia entre los hechos reales del Nuevo Testamento conrelacin a la vida despus de la muerte y el pensamiento tradicional sobre el tema. La verdad esque el esquema popular representa una "notable transformacin" del plan del Nuevo Testamento.Es "muy forneo" para el Nuevo Testamento en el cual la Cristiandad se basa supuestamente.El nico curso sabio es afrontar el hecho desagradable de que estos puntos de vista sontradicionales, no Bblicos. No es una exageracin decir que las enseanzas de los apstoles hansido maltratadas en un esfuerzo por encontrar la justificacin para un punto de vista de laescatologa desconocida para los escritores del Nuevo Testamento. El muy importante momentode la venida de Cristo para establecer su Reino ha sido reemplazado por el momento de la

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    muerte del individuo. La comprensin comn de esta materia es por consiguientereconociblemente no Cristiano por los estndares del Nuevo Testamento, y en una cuestin tancentral para la fe! La historia muestra, sin embargo, que en vez de admitir esto, perseveramos enla ilusin de que puede ser logrado un compromiso satisfactorio entre el Cristianismo original ysu posterior transformacin. Hay un desgano para desestabilizar la tradicin. Pero semejante

    compromiso slo puede ser intentado por un cambio sutil del lenguaje. Porque el NuevoTestamento habla slo de la resurreccin de las personas muertas, quienes deben levantarse parala vida en el regreso de Cristo. Hablamos y nuestros credos reflejan esto de la resurreccindel cuerpo, abriendo as el camino para la insercin de la creencia de que la persona consciente,en una forma incorprea de espritu, ya ha ido para su recompensa en el cielo, mientras su cuerposlo espera la resurreccin en el ltimo da. Tratamos as de conservar algn significado para laresurreccin corporativa futura, tan claramente enseada en la Biblia, sosteniendo que es unaresurreccin slo de cuerpos y no de personas reales! La pregunta crucial que hemos estadoconsiderando es si el Nuevo Testamento ve con buenos ojos tal distincin entre el cuerpo y unalma separable, completamente consciente o un espritu.

    El inevitable resultado de la nueva "torcedura" que se dio a la escatologa es, por supuesto,

    mover el centro del inters fuera de la resurreccin futura, hacia el momento de la muerte, y enconsecuencia esto es muy significativo lejos del gran evento que el Nuevo Testamentoasocia con la futura resurreccin la segunda venida y la inauguracin del Reino de Dios en latierra. Muy claramente es lo que le ocurre a la persona consciente despus de la muerte lo quecaptura nuestro inters, no lo que le ocurre a su cuerpo. El sistema transformado que adoptaideas Platnicas forneas introducidas principalmente en Alejandra en el tercer siglo impusoen la fe original el concepto extrao (para los Hebreos) de la inmortalidad del alma. El panoramaestaba luego dispuesto para colocar el "alma recin partido" en dicha consciente en el momentode la muerte. Posteriormente toda la idea de la resurreccin se volvi entonces muy secundaria,si es que no muy innecesaria. Ningn golpe ms mortfero se le pudo haber dado a la esperanzaescatolgica del Nuevo Testamento.

    El Manejo Injusto de Sagrada EscrituraEl asunto de tratar de leer el sistema popular en las escrituras del Nuevo Testamento

    envuelve algn manejo muy injusto de los dos o tres pasajes que presentan la mejor oportunidadde ser acomodados a la creencia tradicional. Porque a toda costa nuestras creencias deben tenerrespaldo por captulo y verso! Admitir que esto no puede hacerse dentro de las leyes de laexgesis slida nos coloca en la difcil posicin de tener que conceder que lo que hemos estadocreyendo no es Cristiano. Afrontados con este dilema, los eruditos de la escuela"desmitologizadora" afirman que un sistema escatolgico es tan bueno como el otro. Todos son"mitos", y ya sea que stos sean hallados dentro o fuera del Nuevo Testamento, ellos no ofrecenuna declaracin divinamente autorizada acerca de lo que realmente nos ocurre despus de lamuerte. Sin embargo, para aquellos que estn convencidos de que el punto de vista de Pablo debesu origen (como l mismo reclama) al Espritu de Jess, semejante escapada en el agnosticismono es satisfactoria en absoluto; y en ese punto nos dejan sin otro recurso que abandonar el puntode vista tradicional a favor de la seguridad de la enseanza Cristiana original conservada en el Nuevo Testamento. La historia de la iglesia demuestra que ha habido una minora fervorosadentro de muchas persuasiones religiosas que han tomado este curso, mientras que el pensamiento prevaleciente ha perseverado en sus tradiciones. El reto para escoger la feapostlica sobre la posterior tradicin confronta a cada creyente.

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    La justificacin para la opinin casi universalmente sustentada que ensea la Cristiandad, deque los muertos estn conscientes con Dios en el instante de muerte se basa comnmente enFilipenses 1:23. Pablo aqu se encuentra destrozado anmicamente entre el deseo de quedarse conlos creyentes y su anhelo para irse y estar con el Seor. La corroboracin de la tradicin recibidaes buscada en 2 Corintios 5. Pablo aqu expresa el deseo para estar ausente del cuerpo y

    presente con el Seor" (2 Cor. 5:8). Aislado de su contexto inmediato y del amplio contexto deambos Testamentos, Antiguo y Nuevo como un todo, sin duda estos versos pueden hacerseapuntalar para el punto de vista popular. Una mirada ms de cerca, sin embargo, mostrar en qutierra temblorosa descansa todo el intento. En primer lugar, es innegable que en todas partes elNuevo Testamento se afana por la Parusa y la resurreccin de los fieles que es consistentementecolocada en el gran da, como la resurreccin colectiva de todos los santos. Pablo tiene unsistema preciso y simple de resurreccin: "En Cristo todos sern vivificados aquellos quepertenecen a Cristo en su Venida" (1 Cor. 15:23). En 1 Tesalonicenses 4 l ofrece consuelo a loscreyentes con respecto a aquellos Cristianos que se dice estn durmiendo, un trmino inslitopara usar si es que l pens que ellos estaban ya completamente conscientes en la dicha con elSeor! No es necesario que el Cristiano sobreviviente se entristezca porque todos sern reunidos

    en la resurreccin futura. En una situacin similar hoy, la iglesia sera consolada con lasafirmaciones de que los muertos estn ya vivos con Dios. El hecho de que Pablo no dice nadacomo esto va solamente a demostrar el abismo entre los dos sistemas. Para el practicantecontemporneo la resurreccin futura puede en el mejor de los casos ser slo una idea tarda; ycomo piensa l, todo aquello que es realmente decisivo ya ha tenido lugar en la muerte.

    Qu Quiere Decir Pablo?Qu entonces de la declaracin de Pablo en Filipenses 1:23 acerca de irse para estar con

    Cristo? Si este verso es ledo sin consideracin a 1 Corintios 15, 1 Tesalonicenses 4, y lossubsiguientes comentarios de Pablo en la misma carta (Fil. 3:11-21), sera posible obtener laimpresin de que Pablo esper estar con Cristo inmediatamente en la muerte. Pero esto seracontradecir toda su creencia como la encontramos explicada mucho ms completamente en losotros pasajes. A lo que Pablo realmente aspiraba est afortunadamente aclarado despus en lamisma epstola: "Si en alguna manera llegase a la resurreccin de entre los muertos tambinesperamos al Salvador, al Seor Jesucristo; el cual transformar el cuerpo de la humillacinnuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya (Fil. 3:11, 20). Est fuera de todaduda de que l aqu no sabe de ninguna meta aparte del logro de la resurreccin en el regreso deCristo. Por consiguiente sera muy injusto leer sus comentarios acerca de "partir para estar con elSeor" como que se refiere a una aspiracin muy diferente, una que no involucra a laresurreccin, y as muy distinta de su deseo para el ltimo da. La creencia popular implica queun Cristiano puede estar completamente vivo con Cristo aparte de la resurreccin. Esto querradecir que la muerte no es realmente muerte en ningn sentido verdadero, sino la continuacin dela vida en otra esfera. En ese punto la resurreccin de la tumba se vuelve sin sentido! Pablo, dehecho, habla en Filipenses 1:23 simplemente de su partida para estar con Cristo a travs de lamuerte y la subsiguiente resurreccin. Para los moribundos, su siguiente segundo deconciencia los encontrar vivos en la resurreccin.11 La partida de esta vida significar estar conCristo en su Venida.

    Si nosotros ahora consideramos su declaracin acerca de estar ausente del cuerpo y presentecon el Seor, encontraremos que esto, tambin, est colocado en un contexto que, por susimilitud notable con 1 Corintios 15 (escrito slo un ao antes), debe referirse a una resurreccin

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    futura, no a algn estado intermedio imaginado que sigue inmediatamente en la muer