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QUÉ PASARÍA SI HUBIERA REFERÉNDUM PARA LA INDEPENDENCIA
Octubre de 2013
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1.- Introducción
2.- Histórico electoral
3.- Proyección de voto
4.- Análisis geográfico
5.- Conclusiones
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1. Introducción
En los últimos años, y especialmente en los últimos meses, el debate sobre la independencia de Cataluña ha ocupado un espacio central en el
escenario político catalán, español y europeo. El proyecto soberanista impulsado por el President de la Generalitat, Artur Mas, y sus socios
independentistas de Esquerra Republicana ha vertido ríos de tinta y ha sido objeto de muchas portadas de periódicos y titulares de prensa.
La reciente Diada, la cadena humana y las últimas encuestas aparecidas han reforzado la sensación de que la fortaleza del sentimiento
independentista crece y crece en Cataluña. Mientras, desde el gobierno central se apela a la mayoría silenciosa que no se manifiesta pero que
existe y forma parte sin duda del cuerpo electoral catalán.
El objeto del presente estudio es calibrar electoralmente el verdadero potencial del sentimiento independentista en Cataluña así como saber si
esa mayoría silenciosa a la que apela el Gobierno del Presidente Rajoy existe. Queremos llevar a cabo una aproximación al problema basada
exclusivamente en datos, huyendo especialmente de juicios a priori o de percepciones o deseos, tan habituales, por otra parte, pero que
desvirtúan el análisis frío de la cuestión.
Para ello, hemos analizado el histórico electoral en Cataluña, especialmente los resultados en las últimas elecciones al Parlamento Catalán
celebradas el 25 de noviembre del pasado año. Asimismo, hemos utilizado como marco de referencia el último “Baròmetre d’Opinió Política”
del Centre d’Estudis d’Opinió (CEO) del gobierno catalán, publicado en junio del presente año.
Estimamos que los resultados que se presentan en este ejercicio, pese a ser teóricos, nos ofrecen una idea bastante aproximada del verdadero
sentimiento de independencia del pueblo catalán e, incluso, de un hipotético resultado en un referéndum de independencia.
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2. Histórico electoral
Partiendo de la base de que un hipotético referéndum se haría sobre una circunscripción única y no sobre cuatro circunscripciones
provinciales, hemos decidido llevar a cabo una primera aproximación a la realidad política catalana, viendo la evolución electoral de las fuerzas
políticas actuales —desde las primeras elecciones autonómicas celebradas el 20 de marzo de 1980, hasta las últimas de 2012— analizando sus
resultados en números absolutos y sobre la globalidad del territorio catalán, sin tener en cuenta las divisiones provinciales.
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De esta primera aproximación, podemos extraer las siguientes conclusiones:
- Supremacía electoral de CiU en todas las convocatorias electorales, salvo el periodo 99-2003.
- Descalabro socialista tras los gobiernos del tripartito, con los peores resultados de su historia en 2012.
- Crecimiento sostenido del Partido Popular, que alcanza casi el medio millón de votos en 2012.
- Esquerra, a pesar de la importancia en número de diputados, no consiguió superar en 2012 sus mejores resultados de 2003.
- Ciutadans es una fuerza emergente.
El siguiente paso en el análisis consiste en distribuir los resultados electorales a lo largo de las diferentes confrontaciones entre fuerzas políticas
partidarias de la independencia o soberanistas y partidarias de la no independencia —autonomistas, federalistas, regionalistas—. Esto requiere
de dos licencias metodológicas:
1. Considerar como independentistas a opciones políticas que no siempre han defendido la vía soberanista; por ejemplo, CiU adopta esta
posición a partir de 2010.
ELECCIONES CIU PSC PP PSUC-INICIATIVA ESQUERRA CUP CIUTADANS
1980 754448 608689 509014 241711
1984 1347037 866288 221645 160638 126964
1988 1232514 802828 143241 209211 111647
1992 1221233 728311 157772 171794 210366
1995 1320071 802252 421752 313092 305867
1999 1178420 1183299 297265 78441 271173
2003 1024425 1031454 393499 241163 544324
2006 935756 796173 316222 282693 416355 89840
2010 1202830 575233 387066 230824 219173 106154
2012 1116259 524707 471681 359705 498124 126435 275007
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2. Considerar que todos los votantes de una determinada opción política votarían en un referéndum lo mismo que defiende la fuerza
política a la que han votado.
A pesar de que esta primera aproximación no es del todo rigurosa, nos permite conocer grosso modo cuál es la evolución de esas dos
posiciones a lo largo de estos 32 años de elecciones catalanas.
El gráfico muestra un empate técnico a lo largo de los años con ligeras variaciones en un sentido o en otro —una diferencia máxima, sobre
votos emitidos, de 16,4 puntos a favor de los no independentistas en 1980 y de 11,99 puntos a favor de los independentistas en 1992—,
aunque es cierto que el peso de CIU, la caída del PSC y el aumento de ERC en 2012 han volcado levemente la balanza hacia la independencia.
Este primer análisis nos permite afirmar que el escenario político catalán entre ambas pulsiones, frente a lo que puede parecer a la luz de
algunas opiniones, no ha sufrido una variación de importancia desde el punto de vista sociológico: en otras palabras, no se observa, en
absoluto, un vuelco político. Pese a ello, estos datos no son en ningún caso concluyentes debido a las licencias que el análisis requiere y al
hecho de que la evolución programática de fuerzas mayoritarias como CiU ha evolucionado mucho en estos treinta años. Por otra parte, el
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análisis anterior tiende a considerar a los electorados de los distintos partidos como si fueran grupos homogéneos, cuando es obvio que no
todos los que votan a CiU son independentistas, ni todos los que votan al PSC o a Iniciativa son federalistas o autonomistas.
Es por ello que, para avanzar hacia conclusiones de mayor rigor, necesitamos de nuevas aproximaciones al fenómeno, más allá de los
propios resultados electorales.
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3. Proyección de voto
Para avanzar en la búsqueda de un análisis más exacto hemos utilizado una metodología habitual en la práctica demoscópica para alcanzar
unos resultados que se acerquen más a la realidad sociológica y política catalana.
Este segundo estudio parte de dos fuentes de datos:
A. Elecciones al Parlamento catalán. Noviembre de 2012. División entre fuerzas soberanistas y no soberanistas.
Hemos tomado como referencia estas elecciones por tres motivos:
■ Han sido las últimas y, por tanto, suponen el reflejo más cercano y fiable del sentir del pueblo catalán más allá de
sondeos, encuestas, movilizaciones sociales más o menos llamativas, etc.
■ Hubo una alta participación. Prácticamente el 70 % del censo electoral fue a votar.
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■ El elemento independentista ya estaba encima de la mesa. Tanto es así que el President de la Generalitat prácticamente
las convirtió en un plebiscito sobre la oportunidad o no de abrir la vía soberanista, aunque no lo dijera expresamente ni
viniera contemplado en su programa electoral.
B. Hemos utilizado el último “Baròmetre d’Opinió Política” del Centre d’Estudis d’Opinió (CEO) del gobierno catalán publicado en junio
del presente año para tomar el pulso actual del independentismo. Se trata de la última referencia demoscópica válida por su rigor y
número de entrevistas.
Este barómetro se realiza mediante 2.000 entrevistas telefónicas de entre 16 a 30 minutos de duración, con un margen de error de
±2,69. La encuesta se hace sobre una población de más de 18 años, ciudadanos españoles y residentes en Cataluña, estratificada por
provincia y dimensión de municipio.
En dicho barómetro se hacen dos preguntas de interés para este ejercicio.
La primera pregunta de interés y que fue la base de toda la información que apareció sobre la encuesta en los distintos
medios de comunicación catalanes y españoles, es la siguiente: “Y más concretamente, si hubiera un referéndum para decidir
la independencia de Cataluña, usted qué votaría”
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Los resultados parecen no dejar lugar a dudas: el 55,6% de los encuestados votaría a favor de la independencia mientras que el
23,4% votaría en contra y un 15,3% se abstendría. Esta es la respuesta que más ha trascendido mediáticamente, por razones
evidentes.
Por otra parte, hay que tener en cuenta que esta pregunta se produce en un contexto muy determinado, en el que existe un
posicionamiento claro de las fuerzas independentistas y una menor definición y variedad de posiciones de los que defienden
mantener la relación con España. Sin embargo, la pregunta no admite dudas, alternativas o reflexiones profundas. Es una
pregunta de respuesta excluyente, que no admite matices: se está a favor o se está en contra.
Llegados a este punto tenemos, por un lado, un histórico electoral objetivo, pero que no tiene en cuenta las diferencias de
posición internas en los partidos catalanes y, por otro lado, una encuesta con una pregunta que se puede calificar de muchas
cosas pero, en ningún caso, de ser poco clara. El ejercicio que llevaremos a cabo para ponderar los resultados de esta encuesta
consistirá, por tanto, en aplicar los porcentajes de recuerdo de voto en las últimas elecciones al Parlamento catalán que ofrece
el Barómetro —cruzados con la respuesta a dicha pregunta— a los resultados reales que en dicha contienda electoral se
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produjeron. Es decir, si el 9,1% de los votantes de CiU afirma que votaría en contra de la independencia, este porcentaje se
multiplica por el resultado de CiU en 2012, concluyendo un número absoluto que, sumado al resto de porcentajes de las
distintas opciones políticas, nos daría un hipotético resultado del voto en contra a la independencia si se produjera el
referéndum. Exactamente igual con el resto de opciones en un referéndum. Con ello, conseguimos una necesaria ponderación
de la encuesta y contrarrestamos la excesiva simplificación de nuestro primer análisis.
El ejercicio nos ofrece los siguientes resultados:
■ Con una participación del 82% —la que nos propone la encuesta— la independencia recibiría un 58,16% de los votos
válidos, mientras que la no independencia alcanzaría el 41,84%.
■ Sin embargo, ese porcentaje a favor de la independencia sólo representaría un 44,85% del pueblo catalán. Los favorables
a la no independencia, más los que declaran su abstencionismo, más los indecisos suman el 55,15%.
INDEPENDENCIA NO INDEPENDENCIA ABSTENCIÓN OTRAS RESPUESTAS NO SABE/NO CONTESTA
CIU 857287 101580 120556 1116 35720
PSC 105991 245038 125405 7346 40402
Esquerra 466244 8966 21419 498 996
PP 30188 379703 61319 0 0
ICV 185608 95682 53956 4676 19784
Ciutadans 0 228256 45101 0 1650
CUP 113159 6322 5690 0 1264
OTROS 57711 32205 27954 773 10177
BLANCO Y NULOS 19836 24177 28689 4171 8087
ABSTENCIÓN 489756 550575 443341 3201 113636
TOTAL 2325779 1672504 933430 21782 231718
PORCENTAJE 44,85 32,26 18,00 0,42 4,47
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■ Si miramos detenidamente la tabla, observaremos cómo la abstención se centra mayoritariamente en aquellas fuerzas
políticas que no muestran un apoyo a la independencia como PSC, PP, ICV, Ciutadans y otros, lo que evidencia que el
voto no independentista no está movilizado al mismo nivel que el soberanista. Algo parecido sucede entre los que no
saben o no contestan. Aunque las cifras son también altas, por un simple paralelismo, podemos deducir que un número
muy importante de los indecisos con recuerdo de voto CiU son proclives a la no independencia.
La segunda pregunta de importancia para el estudio que plantea el Barómetro y que creemos mucho más decisiva por lo que de
reflexión plantea es la siguiente: “En todo caso, ¿cómo cree que debería ser la relación? ¿Cree que Cataluña debería ser…” y ofrece
varias posibles respuestas como “una región de España; una comunidad autónoma de España; un estado dentro de una España
federal; un estado independiente o no sabe/ no contesta”.
Evidentemente, esta pregunta permite un posicionamiento más matizado del entrevistado que la anterior.
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Con esta pregunta hemos seguido la misma metodología que para la anterior, con el fin de traducir en votos lo que plantea la encuesta
y conocer qué fuerza electoral tendría cada una de las opciones planteadas en el cuestionamiento del Barómetro.
Como decíamos antes, esta pregunta —mucho más matizada— muestra claramente el deseo mayoritario de buscar un encaje de
Cataluña dentro de España, muy por encima de cualquier deseo de independencia. En este sentido, podemos afirmar que:
o La suma de autonomistas y federalistas es del 57,56%, frente al 39,05% de independentistas.
o Sólo el 39,05% del pueblo catalán desea la independencia, frente a un 34,46% que opta porque Cataluña siga siendo una
Comunidad Autónoma dentro de España. La diferencia con la anterior pregunta estriba fundamentalmente en que el número de
indecisos en esta pregunta es muy diferente a la que se producía anteriormente, donde el 22,47% de los consultados optaban
por la abstención o la indecisión en caso de haber referéndum. La abstención y la indecisión en un hipotético referéndum reside
fundamentalmente en aquellos que no quieren independizarse del resto de España pero que prefieren otro tipo de encaje
INDEPENDENCIA CCAA. / REGIÓN ESPAÑOLA ESTADO FEDERAL INDECISOS
CIU 686499 136184 265670 26790
PSC 51421 239791 219328 0
Esquerra 449806 18431 29389 0
PP 0 387722 68865 15094
ICV 109350 76617 153954 19784
Ciutadans 0 223581 49776 1650
CUP 102412 759 23390 0
OTROS 40965 54877 26537 6570
BLANCO Y NULOS 19240 27582 30562 7747
ABSTENCIÓN 161584 264976 91527 63278
TOTAL 1621278 1430519 958998 140912
PORCENTAJE 39,05 34,46 23,10 3,39
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dentro del estado. Es más, es probable que su respuesta se deba más a la falta de movilización y de una posición común de las
fuerzas políticas no soberanistas.
o El 23,10% de los consultados preferirían que Cataluña fuera un estado dentro de España, es decir están a favor de la reforma
constitucional para favorecer que España sea un estado federal.
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4. Análisis territorial
El mismo procedimiento anteriormente expuesto para el conjunto de Cataluña puede repetirse a nivel municipal, de manera que se obtiene
una estimación del comportamiento esperable de cada municipio si se le plantea un hipotético referéndum. Esto permite añadir al análisis
global una dimensión espacial: ahora, los resultados de cada una de las opciones pueden particularizarse ciudad a ciudad, lo que permite
dibujar unos mapas del apoyo al independentismo que resultan bastante reveladores.
Al igual que en el caso anterior, se han aplicado las respuestas a la pregunta 28 (cruce de recuerdo de voto con opción para la relación entre
España y Cataluña) con los resultados electorales. Para hacer más claro el análisis, se ha agrupado por un lado la opción “Un Estado
independiente”, como representativa del sentimiento independentista, y por otro las tres opciones alternativas que implican mantener un
encaje de Cataluña dentro del Estado español (“Una región de España”, “Una Comunidad Autónoma de España” y “Un Estado dentro de
una España federal”). El resto de resultados (abstención, no sabe-no contesta, etcétera) no se tienen en cuenta.
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Mapa 1: Apoyo a la opción independentista
Mapa 2: Clasificación de los municipios por población
El primer mapa representa, para el escenario calculado con el método anterior, el porcentaje de voto que la opción independentista
representaría frente al total de votos en el referéndum, calculado éste como la suma de los votantes por las opciones independentistas y
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no independentistas (sin tener en cuenta otras opciones, como votos en blanco, nulos o abstención). Así, un porcentaje por debajo del 50 %
representa una victoria neta del no independentismo, y uno por encima del 50 % corresponde a una victoria independentista. Los colores
azules corresponden a predominancia de las opciones no independentistas, los rojos a predominancia del independentismo, y el blanco (o
colores poco intensos) a porcentajes que rondan el 50%. Salta a la vista que el sentir independentista es más fuerte en las zonas interiores
de Cataluña, mientras que en la banda litoral y en algunos otros reductos (área metropolitana de Barcelona, entorno de las capitales) esta
opción no es la mayoritaria.
Como complemento para el análisis, el segundo mapa clasifica las ciudades catalanas de acuerdo a su población. Las ciudades más pobladas
son las rojas (más de 50.000 habitantes), seguidas de las amarillas (de 10.000 a 50.000 habitantes), las verdes (de 5.000 a 10.000
habitantes), las azules (2.000 a 5.000 habitantes) y las blancas (menos de 2.000 habitantes). Comparando ambos mapas (la zona litoral, de
nuevo, es especialmente llamativa), se evidencia la correlación entre el tamaño de las ciudades y el apoyo independentista: el soberanismo
es fuerte en las zonas menos pobladas de Cataluña, mientras que en las ciudades de mayor tamaño la mayoría apuesta por permanecer
ligados al Estado español, aún cuando sea variando el marco concreto de relación.
Este análisis refuerza los resultados anteriormente mencionados. Si bien es cierto que el independentismo está arraigado en zonas muy
extensas de Cataluña, no es menos cierto que esas zonas, en su conjunto, representan una fracción relativamente menor de la población
catalana. La conclusión es que el independentismo es una opción arraigada en pueblos y ciudades pequeñas, mientras que pierde terreno
en ciudades medianas y grandes. Dado que la amplia mayoría de la población catalana se concentra en ciudades de este último perfil —solo
el área metropolitana de Barcelona aglutina más del 40 % de la población de Cataluña—, esto implica que la amplia mayoría de la población
reside en lugares donde el sentir independentista dista mucho de tener una fortaleza incontestable.
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Mapa 3: Diferencia entre opciones por municipio (saldo de votos)
Gráfica 1: Población frente apoyo al independentismo
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Como complemento a este análisis, ofrecemos dos recursos que permiten comprender mejor los resultados. En el Mapa 3 representamos
cuál sería, de acuerdo a los cálculos realizados, la diferencia esperable en número de votos entre las opciones independentista y no
independentista en un hipotético referéndum. Se ha considerado que una diferencia inferior a los 500 votos, en un sentido o en otro,
corresponde a un empate técnico (blanco). Las ciudades donde se calcula una victoria independentista con cierta claridad están dibujadas
en rojo, y la diferencia máxima que se calcula para el independentismo es del orden de los 2.500 votos. El resto de colores corresponden a
ciudades donde se registraría una predominancia de las opciones no independentistas. El color turquesa es el equivalente no
independentista al rojo (victoria del no independentismo por un margen de entre 500 y 2.500 votos), y aparecen dos divisiones adicionales
que corresponden a victorias más amplias del no independentismo: magenta (entre 2.500 y 8.000 votos de diferencia en contra de la
independencia) y azul (más de 8.000 votos de diferencia en contra de la independencia). En este último tramo se incluyen victorias muy
amplias de las opciones no independentistas en ciudades como Barcelona (alrededor de 150.000 votos de ventaja), Hospitalet de Llobregat
(alrededor de 50.000) o Badalona (alrededor de 40.000), por citar algunas.
Finalmente, en la Gráfica 1 se representa la población de cada municipio catalán frente al tanto por ciento calculado de apoyo a las
opciones independentistas. Cada uno de los 947 municipios contribuye con un punto; algunas de las ciudades más destacadas por sus
resultados se marcan en rojo y cuentan con una etiqueta. Tal y como era de esperar, se observa claramente como para ciudades con mayor
población (valores hacia la parte superior del gráfico) el apoyo a la independencia es menor (valores hacia la izquierda del gráfico). La
ciudad más poblada, Barcelona, tiene un apoyo al independentismo apenas superior al 40 %, y las seis ciudades siguientes en tamaño, entre
las que se incluyen Tarragona y Lleida, presentan un apoyo aún menor. Aún en Girona, la capital más favorable a las tesis independentistas,
el apoyo calculado resulta ligeramente inferior al 50 %. De hecho, hasta llegar a Vic (algo más de 41.000 habitantes) no encontramos una
ciudad con un apoyo al independentismo por encima del 50 %.
Dos resultados estadísticos pueden ayudar a poner los resultados anteriores en perspectiva. El primero es que en ninguna de las 27
ciudades catalanas con más de 42.000 habitantes (donde residen más de 4 millones de personas) se registra una mayoría
independentista. Y el segundo es que de las más de 600 ciudades favorables al independentismo, sólo 139 de ellas (un 21 %) superan los
2.000 habitantes, y únicamente 16 (2,4 %) están por encima de los 10.000.
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5. Conclusiones
El independentismo catalán está intentando extender, a fuerza de repetirla, la falacia de que existe una mayoría social catalana a favor de
la independencia. Hemos demostrado fehacientemente, mediante datos, que el deseo del pueblo catalán no está mayoritariamente a favor
de la independencia y, en todo caso, es un movimiento con más peso en el ámbito rural que en el urbano.
Hay que tener, además, en cuenta algunos elementos de carácter cualitativo, como el peso del Área Metropolitana de Barcelona —
claramente no independentista—, que representa nada más y nada menos que el 42,96% de toda la población de Cataluña y, si atendemos
a indicadores económicos, aporta un 63 % al PIB de la economía de Cataluña.
La coyuntura política, la extraordinaria movilización del independentismo —cuyo reflejo es la última Diada—, la falta de una postura
homogénea o de proyectos alternativos por parte de las fuerzas no independentistas y el descontento, de una parte importante de la
población, por no encontrar un encaje constitucional diferente al actual, hacen que las encuestas muestren un apoyo superior al 50% en
caso de referéndum.
Como podemos ver comparando las dos tablas, podemos apreciar como la intención de voto independentista —en caso de que se plantee
una pregunta cerrada con respuesta de “sí” o “no”— crece mínimamente respecto al sentimiento independentista (5,8 puntos) lo que
deriva claramente de la diferencia entre abstencionistas y los que desean un estado federal (18% frente a 23,10%). Es decir, sólo en torno a
1 de cada 5 federalistas optaría finalmente por la independencia. El resto de federalistas se abstendría, no votarían a la otra opción, ya que
el número de los partidarios del no a la independencia es equivalente al de los que desean mantener el statu quo de Cataluña en España.
Los partidos independentistas saben, por tanto, que su apuesta sólo puede tener éxito si se dan dos circunstancias:
1. Aprovechar el momento de movilización y celebrar el referéndum cuanto antes, legal o ilegal, mediante consulta no negociada o
planteando elecciones plebiscitarias. Saben perfectamente que un ejército no puede estar movilizado eternamente y que hay que
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aprovechar el desconcierto de aquellos que desde diferentes puntos de vista defienden el mantenimiento de Cataluña dentro de
España.
2. En segundo lugar, y relacionado justamente con lo anterior, son conscientes de que abrir el abanico de preguntas reduciría
automáticamente sus apoyos. Sólo un planteamiento de “conmigo o contra mí” puede alcanzar el éxito. Si la hipotética consulta
admitiera más preguntas, la opción independentista no alcanzaría ni el 40% de los sufragios.
Por tanto, CiU y ERC están planteando un “referéndum trampa”, un referéndum donde el ciudadano catalán tenga que optar
necesariamente entre blanco y negro, sin matices, y además que ese referéndum se realice pronto para aprovechar la división de los no
independentistas y no darles tiempo a elaborar un discurso común, reflexionado, dialogado, que ponga de manifiesto en los muchos
problemas que el proyecto independentista generará en Cataluña y en España. La estrategia planteada por Ciutadans y secundada por el
PP, si logran abrirlo a otras fuerzas políticas (Unió, PSC…) y movimientos ciudadanos, es precisamente lo que menos quieren los
independentistas.
Sólo así pueden aspirar a la victoria frente a la mayoría de catalanes que no desean romper los lazos con el resto del país.