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    El Pob la m i en t o d e Am r i ca

    Pablo Pelez

    Serie

    Fichas de la CtedraFundamentos de Prehistoria

    C o o r d i n a d o r e s :

    Ana. M. Aguerre y Jos Luis Lanata

    Oficina de Publicaciones de la Facultad de Filosofa y Letras

    Facultad de Filosofa y Letras

    Universidad de Buenos Aires

    Buenos Aires

    Argentina

    2001

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    1 Fundamentos de Prehistori a

    EL POBLAMIENTO DE AMERICA

    Pablo A. Pelez

    INTRODUCCION

    Desde que los europeos "descubrieron" oficialmente 1 Amrica en el siglo XV, seintenta saber como fue el proceso de su poblamiento. En aquel momento muchaspersonas se preguntaron quines seran esos seres tan parecidos a los humanos que

    poblaban las "nuevas" tierras recin descubiertas, si esos seres extraos podan serevangelizados, cmo y desde dnde habran llegado, e incluso si lo hicieron por tierra opor mar. Para el ao 1493, el Papa Alejandro VI " decidi que ellos eran seres humanos ,a los que habra que evangelizar ya que eran descendientes de Adn y que, por lo tanto,en algn momento y de algn modo deberan haber llegado desde el Viejo Mundo. As ygracias a la indiscutible autoridad de la Iglesia, se solucion una de las cuestiones,pero quedaron pendientes otras.

    Las p r im eras d i scu s i o n es so b re el Po b lam ien t o d e Am r i ca

    Para el siglo XVI eran muchos los que se interesan y opinaban sobre el poblamientode Amrica. Entre ellos haba religiosos, viajeros, funcionarios, militares e incluso losmismos indgenas. Quienes se interesaban en el origen de los pueblos nativos

    americanos y sobre su historia, se preguntaban sobre cmo arribaron las primeraspoblaciones humanas, de dnde vinieron y, especialmente, cundo y por qu medios lohicieron. As se propusieron algunas hiptesis como que eran fenicios o descendientesde las tribus perdidas de Israel que llegaron navegando, que estaban relacionados conla Atlntida, o con los chinos 2 y muchas otras propuestas -ahora- tan fantsticas comostas.

    Entre todos esos cronistas, hubo uno que en el ao 1590 propuso una teora quees muy parecida a la que sostienen los cientficos desde fines del siglo XIX. Este era un

    jesuita llamado De Acosta (@), 3 quin en aquel momento supuso que los primeros

    Versin original redactada para la Ctedra de Fundamentos de Prehistoria de la Facultad de Filosofa yLetras- UBA (curso 2001). La presente es una actualizacin de la Ficha de Ctedra editada por OPFYL en

    junio de 1999 E l r egi s t ro m at e r i a l y los nu evos mode los sobre el Pobla m ien t o de Amr i ca .Revisores: Dra. Ana M. Aguerre y Dr. Jos Luis Lanata.

    Adscripto a la Ctedra de Fundamentos de Prehistoria (cursos 1996 y 1997). Licenciado en CienciasAntropolgicas y Doctorando en Ciencias Antropolgicas de la FF y L de la UBA

    1 Hay evidencias concretas que grupos provenientes de Islandia y Noruega llegaron en el siglo X, y certezas que

    irlandeses y gente de la pennsula ibrica habran estado en Amrica antes que Coln. 2 Es muy probable que halla habido contactos con poblaciones del Este de Asia en tiempos prehistricos, pero no

    fueron los chinos los primeros que llegaron a Amrica.3 Todos los items marcados con (@) indican que hay un links sobre este tema en la pgina web de la Ctedra

    http://fundamentosdeprehistoria.homestead.com/index.html seccin Poblamiento de Amrica. Estos links estn

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    Pelez. Poblamiento de Amrica. 2

    habitantes de nuestro continente vinieron del norte de Asia y "... lo hicieron no tantonavegando por mar, como caminando por tierra; y ese camino lo hicieron muy sinpensar, mudando sitios y tierras poco a poco..." (De Acosta 1894[1590]:96-97). DeAcosta crea que ese recorrido lo habran hecho por algn lugar an desconocido enaquella poca, el cual se encontrara muy al norte de Amrica y cerca de Asia. Tambinsupona que esos hombres haban sido cazadores que, persiguiendo animales,"... hayanpenetrado, y poblado poco a poco aquel nuevo mundo..."(De Acosta 1894[1590]:422), yno con la intencin de conquistar o en busca de alguna tierra prometida. 4

    Ese lugar -muy al norte-, desconocido en su tiempo para De Acosta, eran el extremoeste de Siberia en Asia y la actual Alaska en Amrica del Norte ; tierras que recinfueron descubiertas para occidente en 1728 por el navegante dinamarqus VitusBering. Hoy esos territorios estn separados por un brazo de mar muy estrechollamado B e r i n g en honor de su descubridor para occidente. 5 Durante gran parte delPleistoceno ese estrecho no existi porque el agua estaba congelada en la tierra y sobreel agua, formando inmensas masas de hielos, los glaciares (@). Esto determin que, altener los ocanos del mundo menos agua lquida, el nivel de costa era ms bajo que enla actualidad y las tierras que el mar no ocupaba se podan habitar.

    Al territorio que qued libre de agua entre el oriente de Siberia, por un lado, y Alaska y el oeste del territorio canadiense de Yukon por el otro, junto con las tierras emergidasque las rodean, se lo denomina B e r i n g i a (Figura 1) (@). Por B e r i n g i a se poda "pasarcaminando" de Asia a Amrica, en otras palabras, el desplazamiento de las poblacioneshumanas pudo haber sido por va terrestre. Esto es lo que, en algn momento, habranhecho algunos, quizs persiguiendo animales, quizs caminando y navegando por lacosta. Ms tarde fueron internndose en el inmenso continente americano, hasta

    poblarlo totalmente.L a d i s c u s i n e n l a C i e n c i a

    A fines del siglo XIX y principios del XX, distintos investigadores norteamericanos 6 publicaron numerosos trabajos con ideas muy parecidas a la de De Acosta. Algo similarse sostiene en la actualidad pero la diferencia est en el rango temporal, es decir en elconsenso en cundo podra darse la dispersin humana en Amrica. Tanto De Acostacomo Hrdlika (1929) y la mayora de sus colegas estimaban que los primeros gruposhabran ingresado a nuestro continente no ms de 2 o 3.000 aos antes de laconquista por parte de los europeos, e incluso ms tarde. Como veremos ms adelante,actualmente no se piensa en menos de 12.000 aos.

    Para la dcada de 1930, investigadores difusionistas como Rivet (1930, 1943) yImbelloni (1938) entre otros, propusieron varias rutas diferentes de ingreso temprano alcontinente y varias oleadas migratorias. Por ejemplo, se propusieron rutastranspacficas e incluso a travs de la Antrtida. Para estos autores, ya no era

    listados en este trabajo antes de la bibliografa .4 Comparar esto con lo expuesto por Fagan 1988:24-26 y Jaffe 1992:25.

    5 Nota de la Ctedra : En realidad la primera referencia del estrecho de Bering proviene del explorador ruso Semyon

    Ivanovich Dezhnyov en 1648, aunque esto se ha conocido recientemente. La distancia ms corta se da entre elCabo Dezhnyov, Rusia y el cabo Prince of Wales, Alaska y es de 82 Km. Adems, las islas Diomede se encuentrana mitad de camino entre ambos cabos.

    6 Tal puede es el caso de como Figgins (1927); Holmes (1919), Hrdlicka (1928) y otros .

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    importante Beringia, sino que era una ruta ms de las usadas por las diferentesoleadas migratorias. Cada una de esas oleadas migratorias representaba la llegada y ladifusin de una poblacin biolgica es decir una "raza"- distinta, cada una con sulenguaje y sus "rasgos" culturales. Cada una de ellas ocup una regin similar a la delas poblaciones histricas que se le parecan y con las que podan relacionarlas. Esto esmuy interesante pues casi no haba a principios del Siglo XX informacin sobre lascaractersticas fsicas de los primeros americanos y menos an sobre sus lenguajes.Paradjicamente, esta postura sigue mantenindose casi sin cambios en la actualidad(ej. Ibarra Graso 1993). Finalmente, termin imponindose la postura que considerabaa Beringia como nica ruta temprana que poda ser aceptada. Hasta que hace unosaos se propuso que grupos solutrenses del oeste europeo llegaron a las costas deNorteamrica antes de los 16.000 aos AP en que se extinguieron en Europa (Stanford1991). 7 Los que proponen esta ruta transatlntica se basan en las similitudes entre laspuntas y otros artefactos lticos y seos de los Solutrense del Paleoltico Superioreuropeo con los que, para algunos, son los primeros artefactos americanos, los

    Clo v i s -

    ver discusin ms adelante (@). Aqu habra que ser ms cauto con las similitudes yaque podra ser una convergencia accidental. 8 Adems no explican qu pudo pasar enlos ms de 5.000 aos que separan a los ltimos Solutrenses con los primeros Clovis ylas dificultades de navegar con botes precarios -no hay evidencia de ellos- bordeandomiles de Km de hielos en el norte del Atlntico (ver ms adelante).

    Tambin se mantiene el debate con respecto al momento en que pudieron haberingresado los primeros grupos. Esta controversia se intensifica cuando a fines de 1960comenz a publicarse informacin sobre varios sitios muy tempranos en Sudamrica -de ms de 11.000 aos. En ese momento, los sitios ms conocidos eran Taima-Taima yMuaco en Venezuela, el Abra en Colombia y Tagua-Tagua en Chile y un poco despus

    se inform el nivel 11 de la Cueva 3 de Los Toldos en Santa Cruz, Argentina.9

    Elproblema surge porque estos sitios sudamericanos son anteriores a los ms antiguosaceptados en esos momentos y ubicados todos en Norteamrica. Esto determina que, sivarias regiones de Sudamrica fueron habitadas antes de los 12.000 AP, y el hombreslo lleg por Beringia, entonces en Amrica del Norte debera de haber otrosasentamientos ms tempranos an. Esta discusin continua en la actualidad ya quemuchos arquelogos siguen rechazando los datos que otros presentan como muytempranos. Slo hay un consentimiento general en aceptar algunos de los sitios quetienen hasta 12.000 aos, pero para los sitios propuestos como ms tempranos yasurgen las controversias. 10

    Que en la actualidad la mayora acepte a Beringia como nica ruta temprana noquiere decir que mucho ms tarde -unos 3.000 AP o ms-, algunas poblaciones

    7 Para este punto ver tambin Baker 1997 y confrontar con Dillehay 2000: 68-69, Fiedel 2000: 43; Parfit 2000: 61,

    Straus 2000.8 Este argumento tambin es empleado para relacionar las semejanzas entre artefactos de Amrica del Norte y

    Amrica del Sur. En relacin con esto ltimo y para artefactos Clovis, Politis (1999) dice que ...se siguen proponiendo relaciones y/o conexiones de distinto orden entre sitios distantes basndolas casi exclusivamente enalgunos rasgos similares de una sola clase de artefactos...9 Para esto consultar Bryan 1978, Schobinger 1973, Ardila Caldern y Politis 1989 y tambin Pelez 1993, 1994 .

    10 Ms informacin sobre las primeras teoras del poblamiento de Amrica, como las de De Acosta, Ameghino, Rivet,Hrdlika, Imbelloni, y otros se la puede encontrar en Wilsem (1965) que presenta una resea de teoras desde1520 y en Fagan 1988: Captulos 1 y 2, y ms recientemente Dixon 1999 y Dillehay 2000.

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    humanas hayan llegado por otras vas, como por ejemplo, a travs del Pacfico desdePolinesia o Japn( mantenida como temprana por Dixon 1993), o desde Groenlandia opor el Atlntico Sur. Hasta momentos muy tardos estos grupos eran, seguramente, demuy pocos individuos, por lo que no habran tenido demasiada influencia demogrficani cultural, salvo en alguna regin.

    Se pueden dar tres razones para creer que otras rutas son ms tardas que la deBeringia. Estas son:

    Para la poca de la llegada de los primeros pobladores -alrededor del 14.000AP o antes-, no hay evidencia tecnolgica ni en Europa ni en Asia, quepermitan suponer travesas transocenicas.

    Aunque Australia estaba poblada desde antes de los 40.000 quizs 60.000AP (Webb y Rindos 1997), el Pacfico Oriental y la Polinesia an no estabanpobladas hasta despus de los 3.000 AP (Kirch y Green 1987), y recin

    despus de los 1.500 AP las islas ms orientales (Bellwood 1991, Kirch yEllison 1994). Hasta ahora, no hay evidencia clara de la existencia en Amrica, de alguna

    cultura europea, hasta la llegada de los Vikingos en el Siglo X. Por ejemplo,en Amrica no se conoci la rueda, un rasgo muy difundido en el ViejoMundo en los medios de transporte.

    ASPECTOS DEL DEBATE SOBRE EL POBLAMIENTO DE LA S AMERICAS

    Los puntos en los que ms discrepan los arquelogos sobre el poblamiento deAmrica se pueden agrupar en tres temas: 1) El p a l eoam bi en t e en Nor t eam r i ca , 2)E l r e gi s t r o m a t e r i a l y l a c r ono l og a y 3) l a p o st e r i o r d i s cu s i n d e l o s s i t i o s t e m p r a n o s en r el a c i n c o n l o s p u n t o s a n t er i o r e s . Sin duda, es importante contarcon una determinacin cronolgica de los eventos paleoambientales y de los materiales

    y los sedimentos que sea fidedigna. La dificultad est en las distintas causas decontaminacin y en las fallas y limitaciones propias de los mtodos de datacin.Veamos con un poco ms de detalle cada uno de estos temas.

    1 . E l Pa l eoam bien t e en Nor t eam r ica

    Aqu la discusin se centra principalmente en los tres puntos siguientes: a) lascaractersticas ambientales de Beringia y los lapsos en que estuvo emergida; b) laextensin de los glaciares en Norteamrica y los momentos en que se dieron los

    avances, y las zonas libres de hielo; c) El ambiente al sur de las masas glaciares.Muchos de los que han investigado el poblamiento de Amrica han credo y siguen

    creyendo, que los primeros pobladores que llegaron lo hicieron caminando por elinterior de Beringia. Para poder determinar en que momento se pudo ingresar es muyimportante conocer y determinar su paleoambiente. Como se dijo antes, tres son losaspectos ms controvertidos con respecto al ambiente en el fin del Pleistoceno.

    a) Uno de esos aspectos es el momento en que fue posible pasar por Beringia haciael Nuevo Mundo o, mejor dicho habitar el espacio que fue Beringia.

    b) Otro es poder determinar si las grandes masas de hielo de Norteamrica,llamadas Glaciares Laurentino y Cordillerano, llegaron a unirse en una sola masa

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    de hielo que fue de costa a costa. Si esto fue as, se habra formado una barrera alo largo de lo que hoy es el Canad y el norte de USA, y si no se hubieran unido,quedara un corredor libre de hielos entre ambas masa glaciares por el que,quizs, se pudo pasar hacia el sur -ver Figura 2.

    c) Finalmente se est tratando de ajustar las caractersticas del paleoambiente enlas proximidades del paralelo 50 N, inmediatamente al sur de las masasglaciares de Norteamrica 11

    En este tema es crucial determinar la cronologa, es decir, acotar lo mximo posiblelas fechas en que estuvo formado el puente terrestre B e r i n g i a - , y a la vez saber si eraposible ir hacia el sur sin que lo impidieran los glaciares. A la vez es muy importanteentender que durante los perodos glaciares no hacia fro siempre y que no se habla deeventos paleoambientales sino de procesos, los avances o retrocesos glaciares fueronprocesos de larga duracin que implicaron muchos cambios asociados.

    Profesionales de distintas disciplinas como la palinologa, la paleontologa, laarqueologa y la geologa estn discutiendo e investigando desde fines del siglo XIXsobre estos temas (ej. Dawson 1894). Pero a pesar de que hay una larga historia dediscusiones con respecto a la existencia de un paso entre los glaciares todava hay pocoen claro con respecto a las caractersticas, a la localizacin y a la cronologa referidas aesa regin libre de hielos (Burns 1996).

    a) Las caractersticas ambientales de Beringia Se han defendido varias posturas referidas a como era el medioambiente en

    Beringia . Por ejemplo, para principios de 1980 se publicaron varios modelospaleoambientales para los momentos de fro ms intenso ( i.e. Pleniglacial, desde los25.000 AP hasta los 14.000 AP). En estos modelos hay consenso en que en la regin nohabra habido grandes bosques y que en Siberia el clima era ms fro que en el oeste deBeringia, es decir en Alaska, pero siempre ms fro y seco de lo que es actualmente(Fagan 1988, Wright 1991). De todos modos debera quedar en claro que Beringia noera un lugar fcil de transitar. En realidad era una regin muy fra y con pocavegetacin para reparo y fuego, con das muy cortos y tormentosos durante gran partedel ao, con pantanos y grandes cursos de agua en los cortos veranos. No deba dehaber sido una migracin... sin dificultades. en la que solamente haba que caminar hacia Alaska desde Siberia (Webb y Rindos 1997:240).b) La extensin de los glaciares y las zonas libres de hielo

    Por mucho tiempo se ha propuesto que luego de poblar Beringia , el hombreaprovech los momentos en que se mantuvo abierto el supuesto corredor para pasarhacia el sur (Figura 2).

    En realidad el corredor habra sido un rea que se extenda desde el actual lmite deAlaska y Yukon -alrededor de los 68N - hasta el sur del paralelo de 50N, cubriendouna extensin de casi 2.000 Km, a lo largo del territorio canadiense de Alberta y por elborde occidental de las montaas Richardson y Rocosas con un ancho mximo de 50Km. Como opina Wilson (1996: 97) ... Si la cuestin fundamental es cuando (y cuando

    11 Para ampliar consultar Fladmark 1982, 1983, Blaise et al.. 1990; Catto y Mandryk 1990 y Wright 1991; Mandryk yRutter 1996; Hosteler 1997; Levesque et al. 1997.

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    no), los humanos fueron capaces de atravesar el corredor (...) el tema obligado deber ser la determinacin de cundo y en que medida el corredor estaba ecolgicamente abierto,habitable o transitable . Esto sucede porque casi siempre se toma en cuenta la aperturadel paso en un sentido fsico, cuando tambin habra que tomar en cuenta el aspectoecolgico o sea cuando estaban dadas las condiciones mnimas necesarias para laspoblaciones humanas pudieran habitar y recorrer tantos kilmetros. Hay muchasposturas que difieren sobre el momento en que se abri y sobre la posibilidad detransitarlo. Estas discusiones se sustentan, por lo general, en informacin obtenida porcientficos de otras disciplinas (i.e. glaciologa, polen), ya que es poco lo que han podidoaportar los arquelogos. Sobre este particular, es importante la crtica de Burns (1996)cuando dice que muchas veces los arquelogos han forzado la evidencia geolgica parafavorecer sus posturas. 12

    Recientemente, Mandryk y Rutter (1996) publicaron trabajos presentados en unsimposio referido al corredor libre de hielos en el marco de una reunin de la

    Asociacin Geolgica de Canad. All se analiza la informacin referida a las distintasregiones por las que pasara el supuesto corredor, pero an no se ha logrado consensosobre todos los temas referidos a esa rea. Si se hubiese llegado a un acuerdo sobre lasevidencias geolgicas y biogeogrficas de la unin de las masas glaciares entre los 50 y54 N y sobre los periodos que tuvieron lugar luego de los 29.000 AP. Los que nosinteresan para el tema del poblamiento de Amrica son aquellos que se dieron entre los20.000 y 12.000 AP y alrededor de los 10.000 AP. 13 Por ejemplo, no hay evidencias dela presencia de bisontes en las reas del corredor hasta los 11.500 AP y, tampocohabra evidencias de contacto, antes de ese momento, entre las poblaciones de bisontesque habitaban al norte y al sur de las masas glaciares (Wilson 1996 pero comparar conMandryk 1996). Ms al Norte, entre los 66 y 70, Catto (1996) propone que en lasmontaas Richardson, Yukon, el acceso habra sido muy difcil durante la ltimaglaciacin ya que los posibles pasos habran estado bloqueados por hielos o inundadoshasta cerca de los 12.400 AP.c) El ambiente al sur de los glaciares Cordillerano y Laurentino

    Hace poco se han publicado varios trabajos en los que se expone informacinreferente al paleoambiente en el este de Norteamrica y al sur de las masas glaciares enel final del Pleistoceno y principios del Holoceno. 14 Segn esos trabajos, a pocoskilmetros del frente glaciar habra habido un clima relativamente templado. Esto seexplicara por un aumento de la insolacin solar sumado a un cambio en la circulacinde los vientos lo que habra determinado mayor calentamiento del continente y veranosclidos de hasta de 29 C (Levesque et al . 1997). Esto habra permitido el desarrollo de

    cambios importantes en los ecosistemas acuticos y terrestres en la regin cercana alfrente de los hielos. A la vez en pocos kilmetros en direccin Sur-Norte habra habidocambios importantes en la flora y en la fauna ya que las temperaturas promediocambiaran mucho, hasta 16C/100km en verano (Hosteler 1997).

    2 . E l R eg i s t r o M a t er i a l d e l Po bl a m i e n t o

    12 En un postura extrema Fiedel propone que un grupo humano pudo haber recorrido los casi 2000 Km del corredor en slo 80 das, a razn de 24 km/da (2000:81).

    13 Estos momentos son detalladamente explicados en Burns (1996), Chlachula (1996), Levson y Rutter (1996) yMacDonald y McLeod (1996).

    14 Un ejemplo de esos trabajos son Mandryk y Rutter (1996). Levesque et al. (1997) y Hosteler (19979 entre otros.

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    En lo referente al registro material se discute sobre a) la certeza del origen antrpico de los materiales y de los sitios que se presentan como tempranos y b) la claridad de la asociacin contextual de los artefactos y otros restos materiales (fogones, huesos, etc.),entre s y con el sedimento que los contiene.

    En el tema de los artefactos lticos, es importante tomar todos los recaudos posiblespara confirmar si un conjunto de materiales es producto de actividades humanas o esel resultado de la accin de agentes naturales. Para lograrlo deberamos estudiar:

    i) los patrones en los que se fracturaron las rocas (tipos y regularidad de loslascados, ngulos de los filos, bifacialidad, etc.)

    ii) los tipos de rocas y su procedencia (canteras).iii) qu pudo producir el transporte y la fractura.iv) el contexto de sedimentacin dentro de los procesos de formacin de cada sitio.v) La asociacin con otras caractersticas propias de cada uno de los sitios

    arqueolgicos.Este tipo de estudios hace aos que se estn realizando (ej. Barnes 1939), y a pesar

    de que siempre hay componentes subjetivos, los investigadores con suficienteexperiencia en anlisis ltico deberan poder diferenciar el origen de los materiales,ayudados actualmente con anlisis especficos. Un debate interesante sobre este temaes el que se plante recientemente con respecto al material ltico del sitio de PedraFurada, en Brasil. Para algunos investigadores (Meltzer et al. 1994) hay una altaprobabilidad de que lo que se est presentando como artefactos lticos no lo sean,cuando para los que trabajaron en el sitio s lo son (Guidon et al. 1994 y Parenti et al. 1996).

    Con respecto al material seo hay muchos trabajos en los que se discuti y seintent determinar si los huesos presentes en sitios arqueolgicos tempranos, fuerontransportados, procesados y consumidos por humanos o si, por lo contrario, losdepsitos se formaron por causas naturales o los huesos fueron modificados o rotospor procesos no humanos (Bunn 1981). Un ejemplo de estas discusiones procede de lasmuestras del sitio Old Crow, en el Yukon. En un principio se present la evidencia deeste sitio como una abundante industria sea temprana. Posteriormente, la evidenciase fue cayendo y actualmente es muy resistido como sitio temprano. Para noextenderme ms en este tema solo dir que no es una contradiccin que la faunaproveniente de un sitio temprano sea similar a la actual.

    Con respecto al uso del fuego no debera ser muy difcil distinguir estructuras decombustin producidas por humanos de fuegos espontneos, tanto por su ubicacincomo por sus caractersticas estructurales. Pero muchas veces la polmica se mantiene

    mucho tiempo como es el caso en Pedra Furada, Brasil (Meltzer et al. 1994 y confrontarcon Guidon et al. 1996)Un ejemplo de las discusiones sobre estos ltimos puntos es el simposio llevado a

    cabo en Brasil en diciembre de 1993 para presentar y discutir la evidencia recogida enel sitio de Pedra Furada (Schobinger 1994 y ver ms adelante). Tambin sonimportantes los talleres internacionales que se llevan a cabo para discutir la evidenciade varios sitios y para visitar y conocer en el terreno la evidencia de algunos sitios (ej,

    Taller Internacional del INQUA, diciembre de 2000, en la Provincia de Santa Cruz,Argentina [Miotti et al. 2000 a, b]).

    3 . L a d i s c u s i n s o br e l o s Si t i o s Tem p r a n o s

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    Pelez. Poblamiento de Amrica. 8

    Hemos dividido la presentacin de acuerdo a la ubicacin de los sitios: a) Noreste deAsia y b) sitios de Amrica. Tras una breve discusin de las diferentes posiciones de losarquelogos, presentaremos un detalle de la evidencia arqueolgica procedente dediferentes sitios.

    SITI OS DEL NORESTE DE ASIA

    Un problema importante a resolver para poder estimar la antigedad del hombre enAmrica, es el momento en que se pobl Siberia Oriental, tanto en el interior como enla costa. Hay grandes posibilidades de que haya sido bastante temprano sobre la basede las dataciones de los sitios Ulalinka (600.000 AP) en Siberia Occidental, en Karatau(250.000 AP) en el Asia central (Davis et al. 1981) y de Pekn (550.000 AP), entre otros,este ltimo con restos de H o m o e r ec t u s . En el Este de Siberia la evidencia mstemprana segura, aunque discutida por Yi y Clark (1985), de restos culturales en losterritorios del interior sera la llamada Cu l t u r a D i u k t a i (Jaffe 1992). Para algunosautores, como Mochanov, la cultura Diuktai rondara los 35.000 AP en tanto que paraotros no superara los 18.000 AP (ver Fagan 1988). Recientemente (Holden 1997,Waters et al 1997) se publicaron datos cronolgicos del sitio D i r i n g Yu r i a k h . Se tratade un sitio a cielo abierto, conocido desde 1982 que se encuentra cerca de las cuevasde Diuktai 61 N. Aqu, y a diferencia de Ulalinka , la mayora de la evidencia ltica esconsiderada como artefactos, pero los fechados de 300.000 AP realizados por termoluminiscencia no son considerados como definitivos. En esta regin faltan datos en lacosta y en el interior, as que habr que esperar el avance de la investigacin sobre laprehistoria de Siberia Oriental.

    SITIOS DE AMRICAComo se dijo antes, si bien el gran debate se est dando sobre el momento de

    entrada y sobre las caractersticas de los primeros pobladores, esta discusin es muchoms que un asunto de fechas. Los que creen que el ingreso al continente fue muytemprano -antes de los 25.000 AP-, se basan principalmente en datos de Sudamrica.Estos datos estn referidos a algunos lugares donde se encontraron restos deartefactos, chozas, o huesos de animales consumidos y abandonados por humanos.Estos sitios estn distribuidos por casi toda Sudamrica y se los hall en Argentina,Brasil, Chile, Per, Venezuela (ver detalles ms adelante y Figuras 2 y 3). Estos sitiosse encuentran en una gran variabilidad de ambientes y todos son de hace ms de11.000 aos. Adems, a diferencia de los que proponen un poblamiento tardo, estosinvestigadores no creen que los primeros pobladores tendran que haber sido slocazadores de grandes animales, sino que podran haber tenido, tambin, otro tipo desubsistencia (ver seccin Las Posiciones Enfrentadas ms adelante).

    En cambio, los que sostienen un arribo tardo (al final del ltimo estadio de la ltimaglaciacin, unos 13 o 14.000 AP) se basan, principalmente, en sitios de Norteamrica.Estos no tienen tanta antigedad como los de Sudamrica (no ms de 11.600 aos), 15

    y son los que dejaron unas bandas de paleoindios cazadores de mastodontes a los que

    15 Se pueden consultar las fechas en Haynes 1993; Kunz y Reanier 1994; Politis 1999, Taylor et al. 1996, Dixon1999, Dillehay 2000, Fiedel 2000.

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    9 Fundamentos de Prehistori a

    se llam Clo v i s .16 A estos se identifica porque en sus sitios se encuentran unashermosas puntas de piedra lanceoladas y acanaladas, las que eran utilizadas paracazar los animales (Figura 4)(@). Para los investigadores que sostienen esta postura losClovis estaran relacionados con otros cazadores que vinieron de Asia un tiempo antes(ver el modelo terrestre ms arriba), y quizs ms directamente de los ocupantes delsitio Mesa en Alaska (Kunz y Reanier 1994:661) o con los cercanos sitios del roNenana (Goebel et al. 1991). Claro que si esto fuera lo correcto es muy difcil que hayanllegado muy rpido a Sudamrica y haberla poblado enteramente. 17 Los que defiendenesta postura (Lynch 1990) rechazan cualquier evidencia anterior a Clovis que no encajedentro de su modelo, a veces presentando informacin incorrecta o recortada. 18

    Las posiciones enfrentadasResumiendo, estos dos grupos antagnicos estaran divididos en lo que Irving (1985)

    denomina dos posiciones.a. Una primera posicin representada por los que , estos consideran que las

    poblaciones humanas llegaron a Amrica alrededor de los 13.000 AP, con lo quedenominan cultura o complejo Clovis como primer grupo bien identificado, y queluego se distribuyeron rpidamente por el continente. 19 A este grupo Marshall(1990) los denomina contrarevolucionarios que "... a modo de polica Clovis

    patrullan la antigua barrera contra nuevas incursiones (1990 : 738).b. A la otra posicin pertenecen los que defienden un poblamiento Pre-Clovis,

    con distintos momentos de ingreso posibles desde los 20 o 25.000 AP, hasta losmuy discutidos sitios del Pleistoceno medio (de unos 200.000 aos). 20 Es

    evidente que estos distintos momentos van a implicar, no slo sistemas ydesarrollos culturales distintos, sino tambin especies biolgicas diferentes. Porlo cual los primeros pobladores de Amrica podran no haber sido hombresmodernos, sino H o m o s a p i e n s arcaicos, o incluso H o m o e r ec t u s aunque, hasta

    16 Convendra aclarar algunos trminos que se ven en los trabajos sobre este tema como

    paleoindio, Clovis, etc. Paleoindio es una de las muchas denominaciones (ver Krieger 1974:86)que se le da a los grupos americanos de cazadores especializados en la caza de grandes animalesextinguidos (megafauna pleistocnica) a los que se identifica con distintos tipos de puntasfoliceas y en algunas regiones acanaladas (fluted point), hay tambin otros tipos de puntas. Estambin, uno de los diferentes nombres que se le dio a los primeros estadios de las distintas

    periodizaciones culturales, que se postularon para la prehistoria de Amrica (ver la ficha deMuscio en el programa en curso de la Ctedra). Clovis es el nombre que se le dio al que seconsidera el ms antiguo de esos grupos de cazadores (para algunos uno de los primeros gruposamericanos). Muchos arquelogos norteamericanos siguen hablando de la Tradicin Paleoindiaconstituida por varios Complejos, individualizados por algunos artefactos lticos, como Clovis,Folsom, etc. pero son evidentes las dificultades para definirlos y para diferenciarlos.17

    Se puede ver una explicacin de esto en Whitley y Dorn (1993).18

    Buenos ejemplos crticas a esta posicin puede verse en Bryan y Gruhn (1992) y en McNeish (1992).19

    Para este punto ver Diamond (1990a) Fiedel (1999 y 2000) Lewin (1989) y Lynch (1991) entre otros .20

    Para este punto ver Ardila (1992), Dillehay y Collins (1988 y 1991); Lumley et al.. (1987) Schobinger (1988)entre otros.

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    el momento, no se encontraron restos de estas ltimas especies en nuestrocontinente.

    Para comenzar a solucionar estas diferencias sera necesario que la informacinrecogida y publicada en los sitios ms antiguos cumpla con algunas exigenciascientficas mnimas ( sensu Lavalle 1995). Por ejemplo, la estratigrafa debera serclara, el material ltico, las estructuras (fogones, recintos, etc.) y los otros vestigios(fauna, etc.) y sus asociaciones deben tener un origen indiscutiblemente humano y lasdataciones deberan ser mltiples y bien controladas para no datar carbones naturaleso sedimentos no relacionados con artefactos.

    ALGUNOS SITIOS DE NORTEAMRICA

    Los sitios PaleoindiosEl primer sitio paleoindio que se acept fue Folsom (Brown 1928), y fue muy

    discutido (Hrdlika 1928), pero esto sucedi con todos los sitios en que se asociabaevidencia arqueolgica con fauna extinta. En el caso de Folsom, la presencia de puntasde proyectil incrustadas en huesos de bisontes extintos, acall todos loscuestionamientos y se tuvo que aceptar la presencia humana en el Pleistoceno.

    Las primeras periodizaciones para sitios paleoindios estaban basadas en laclasificacin tipolgica de puntas y en su ubicacin estratigrfica y sedimentaria, yluego de 1950 en algunos fechados radiocarbnicos. As se estableci una asociacincultura-punta y luego una secuencia cronolgica para cada una de las regionesgeogrficas de Estado Unidos. Respondiendo a esta metodologa se formularon lasentidades Clo v i s , Folsom , P l a n o y varias otras como Goshen , Ed en y P l a i n v i e w (@).En un primer momento casi no se tuvieron en cuenta otros rasgos, salvo las puntasincluso "... hasta hace poco tiempo los estudios sobre paleoindios giraban exclusivamente alrededor de las puntas de proyectil. .." (Frison 1990a:30). Adems, sesupona que eran grupos con una alta movilidad y especializados en la caza demegafauna, aparentemente los Clovis slo cazaban mamuts y se los consider como laprincipal causa de su extincin (@), y los Folsom cazaban bisontes. 21 Luego se vio queesto no era tan as y esta presuncin fue cambiando. Si bien los mastodontes seextinguieron luego de los cazadores Clovis, estos cazaban, igual que Folsom bisontes yfauna menor, como ciervo, antlope y, en muchos sitios, se encontr una altafrecuencia de conejos y otros roedores (Wilsem 1968:28) y consumo de tortugas y peces(Dixon 1999:219). Ms tarde se postul que Clovis y Folsom habran sidocontemporneos, alrededor de los 10.800 AP (Frison 1990b:104) o que hubo una

    transicin corta de menos de 100 aos (Dixon 1999; Taylor et al. 1996). Actualmente seconsidera a los grupos paleoindios como cazadores-recolectores generalizados capacesde adaptarse a los cambios en la disponibilidad de los distintos recursos y a losimportantes cambios climticos del final del Pleistoceno. 22

    Meadowcroft Rockshelter (@)De todos los sitios con fechados anteriores a Clovis, slo uno tiene poca oposicin.

    Este es el alero de M e a d o w c r o f t , en Pennsylvania sobre el este de Norteamrica. Otro

    21 Estos errores se basaban en que la mayora de los sitios de este perodo son sitios de caza por lo que se tard en buscar y encontrar otra evidencia.

    22 Sobre este punto ver Adovasio y Pedler (1997), Tankersley (1998), Dixon (1999) entre otros.

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    11 Fu ndamentos de Prehistoria

    sitio cercano con evidencia temprana bastante aceptable es Ca c t u s H i l l en Virginiacerca del Atlntico. M e a d o w c r o f , a pesar de ser uno de los sitios mejor documentados

    y con una estratigrafa bien definida, todava hay autores que rechazan la evidencia(Fiedel 2000). Las crticas se refieren tanto en la cronologa como la interpretacin delos datos. Especialmente, la aparente incongruencia de la presencia de fauna y floratemplada en los estratos ms tempranos contemporneos a perodos glaciares, por loque se sospech contaminacin en las muestras que se fecharon. 23 A estas crticas seles respondi presentando artefactos de clara manufactura humana y con unaasociacin estratigrfica indiscutible. Adems, se realizaron estudios palinolgicos ypaleoflorales, tambin se repitieron los fechados con aceleradores de partculas en treslaboratorios, llegando a tener 52 fechados, ms que cualquier sitio de Amrica en aquelmomento (Adovasio 1993:205-06). Toda esta cantidad de datos apoyara la antigedaddel sitio, sobre todo para los 15-16.000 AP -o sea, 3-4.000 aos antes de Clovis oFolsom. (Dirkmaat et al 1993 cf . Fidel 2000). Para esas fechas y otras tempranas, laevidencia permitira inferir otros tipos de patrones de subsistencia, tecnolgicos y deasentamiento, con respecto a los grupos paleoindios. El asentamiento era en una cueva

    y no haba puntas foliceas ni evidencia de tecnologa similar a la solutrense a pesar deestar ms cerca temporal y espacialmente. La subsistencia era sobre la base de faunamoderna y templada a pesar de estar cerca de los Grandes Lagos en Norte Amrica ycerca del frente del glaciar Laurentino. Esto ltimo se pudo explicar con lasdeterminaciones paleoambientales recientemente publicadas, las que proponen unclima relativamente templado para esa regin desde los 14.000 AP (Levesque et al. 1997; Hosteler 1997). Para los investigadores del sitio, en los momentos tempranos,este parece haber sido una estacin ocasional o estacional de caza y de recoleccin deplantas, de grupos con una alta movilidad y un amplio conocimiento de fuentes demateria prima.

    Otros sitiosA diferencia de Meadowcroft, las tres cuevas de B l u e f i s h no presentan tantos datos.

    Aqu el registro material y los fechados son muchos menos -un total de 12-, casi todosestos son de colgeno de huesos con alguna evidencia de modificacin humana, no seencontr otra evidencia de actividad humana, por ejemplo no hay fogones. Segn elpromedio de fechados, los investigadores propusieron una ocupacin temprana paralos 15.000 AP, pero los huesos cortados sugieren una presencia humana probable paralos 20.000 AP. 24 Recientemente se present el sitio Mesa en Alaska con algo ms de11.600 aos pero con artefactos muy similares a los paleoindios (Kunz y Reanier 1994)

    y dos sitios en el sur de Canad y al este de las Montaas Rocosas de ca. 25.000-21.000 AP (Chlachula 1996). En estos ltimos los artefactos serian arqueolgicos, perohabr que seguir estudiando los contextos ya que los artefactos habran sidoredepositados durante la fase final de la ltima glaciacin. En Ca c t u s H i l l (@) sedetermin, por debajo de los artefactos Clovis, un nivel la ocupacin con un fogn yalgunos artefactos lticos (puntas triangulares, hojas retocadas, etc.), con fechados dems de 15.000 aos (Dixon 1999.73-75; Parfit 2000).

    Si bien se han reportado, para Norteamrica, muchos otros sitios muy tempranos(Tu l e Sp r i n g s , Ol d Cr o w , Ca l i c o H i l l s , To p p er , B r o k en M a m m o t h (@)entre otros) los

    23 Ver discusin entre Haynes (1980) y Mead (1980), y la respuesta de Adovasio (1980).

    24 Confrontar las posiciones de Adovasio (1993) y Jaffe (1992) por un lado con la de Fagan (1988) y Dixon(1999:60-61) por el otro.

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    defensores de la primera postura -la "polica Clovis"-, en general los rechazan, a vecescon razn, por distintas razones. Esto puede ser porque son pocos artefacto, porque noestn correctamente asociados y/o estn en depsitos de alta energa, porque losfechados estn contaminados y son pocos, porque la estratigrafa no es clara, entreotras cosas (Fagan 1988, Lewin 1989; Meltzer 1989). Lamentablemente en estos sitiosse ha hallado muy poca o ninguna evidencia indiscutible.

    Todos estos sitios continan siendo cuestionados por Fiedel (2000: 44-48 y 53-60)con el afn de mantener a Clovis como los primeros en adentrase a Norteamrica por elinterior y no por la costa. Incluso este autor propone una rpida migracin para elresto de Amrica Fiedel (2000:81).

    LOS SITIOS DE SUDAMRICAEn Sudamrica poco a poco se van aceptando algunos sitios de alrededor 11.000

    aos o ms lo que refuerza a los que proponen un poblamiento temprano de Amrica.Con la publicacin de informacin detallada de sitios, cada vez son ms los queadmiten algunas de las ocupaciones de sitios como, Mo n te Verd e (Dillehay 1997), Tr e s A r r o y o s (Massone 1987), Ta g u a Ta g u a (Nuez 1990) y Cu ev a d e l Med i o en Chile(Nami 1987, Nami y Nakamura 1995), P i k i m a c h a y en Per (McNeish 1992) y A l i c e Be r, Ped ra Fu r ad a y M o n t e A l e g r e en Brasil (Guidon 1986; Roosevelt et al 1996).Adems, hay muchos sitios sudamericanos que rondan y superan los 10.000 AP entodo tipo de ambiente y ubicacin geogrfica, como, por ejemplo Qu e br a d a J a g u a y yQu e br a d a Ta c a h u a y ocupados por pueblos pescadores en la costa sur del Per desdelos 13.000 AP. En el primero se recuperaron moluscos y restos de peces y vegetales(calabaza y guayaba) y material ltico en niveles de entre 11.000 y 12600 AP (Keefer et al. 1998; Sandweiss et al . 1999).

    Pero muchos investigadores continan con una encendida defensa del poblamientotardo. Por ejemplo, hace unos aos Lynch (1990, 1991), present una revisin dealgunos sitios del Pleistoceno final y rechaza la evidencia, principalmente porqueconsidera vlido un sitio solo si rene las caractersticas de lo Paleoindio; en estocoinciden otros como Vance Haynes (Marshall 1990). As su crtica tena un problemametodolgico, este era que procuraba determinar estadios, de esta forma, si noencontraba en un sitio los rasgos suficientes como para definir un estadio pre-paleoindio, entonces se lo deba rechazar. Por la misma razn todo sitio que rene lascaractersticas de paleoindio "ser paleoindio", sin importar el momento (dentro deciertos lmites) ni el lugar. Como opina Borrero (1989), estas definiciones de estadios,no son operativas ya que los fenmenos a los que se quiere aplicar, presentan una

    variabilidad que supera los lmites de una definicin (ver discusin en la ficha deMuscio 2001 en el programa en curso de la Ctedra). Habra que ver porque Lynch,ignor la existencia de sitios como Cu ev a d e l Med i o (Nami 1987), Fel l (Bird 1993), oL a s B u i t r e r a s (Caviglia et al. 1986), tres sitios del Sur de la Patagonia, con fechadostempranos en los que hay una posible asociacin de actividad humana con faunaextinta y en las dos primeras se hallaron puntas de proyectil. Este olvido essignificativo dado que estos sitios son bien conocidos y, salvo Cu ev a d e l Med i o , desdehace muchos aos. Gruhn y Bryan (1991) y McNeish (1992) le critican tambin aLynch, esa selectividad en la eleccin de los sitios y, sobre todo el manejo de lainformacin en descripciones inexactas que le sirvieran de apoyo a su postura. Unalnea similar es la que defiende Fiedel (1999, 2000).

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    Monte Verde (@)Este es un sitio a cielo abierto a orillas de un arroyo, del sur de Chile, con varios

    fechados de entre 12.500 y 13.000 AP, para la ltima ocupacin y de unos 32.000 parala ms temprana. Para los 12-13.000 AP se recogi evidencia de caza de mastodonte yde estructuras de habitacin y fogones, as como muchos elementos admitidos comoartefactos y realizados en rocas (boleadoras), que no eran del lugar, y otros en hueso yen diferentes materiales (Figura 5). 25

    En 1997 luego de una visita al sitio de Monte Verde y de un anlisis de suscolecciones, un grupo de investigadores le dio un respaldo definitivo a la aceptacin dela evidencia recogida en el sitio arqueolgico para los 12.500 AP. Otro sustentoimportante fue la publicacin definitiva de toda la evidencia arqueolgica recogida entre1976 y 1985, con lo que se terminaron acallando casi todos los cuestionamientos.Recientemente Fiedel (1999 y 2000) sigue rechazando la ocupacin temprana (anteriora Clovis), de Monte Verde y otros sitios de Sudamrica lo que determin el rechazo y lareplica por parte de muchos investigadores, 26 quedando en claro el poco sustento y lamotivacin de las crticas de Fiedel. Por ejemplo Dillehay et al (2000) sostienen que...nosotros creemos que Fiedel intent desacreditar Monte Verde en defensa del modelo de Clovis. Creemos que l los habra cuestionado los volmenes de Monte Verde aunque hubieran estado impecables (...) nunca propusimos a Monte Verde como un sitio pre- Clovis. Desgraciadamente ha sido incluida en el debate Clovis-preClovis. As, no es sorprendente que algunos detractores criticaran el sitio, pero las crticas poco escrupulosas son innecesarias (...) nosotros apoyamos la crtica constructiva . SegnPolitis (1999:44), salvo el haber considerado al sitio como intacto, la mayora de lascrticas son triviales y . ..uno de los grandes aportes de Monte Verde es que ha generado un nuevo modelo de bsqueda y de interpretacin para los sitios tempranos de Amrica .

    Pedra FuradaEn los ltimos aos este sitio del nordeste de Brasil ha sido el centro de un intenso

    debate, algunos a favor (Bahn 1993; Guidon et al. 1994), otros no muy convencidos(Meltzer et al. 1994) y algunos decididamente en contra (Lynch 1991; Fiedel 2000). Estadiscusin se origina en gran parte porque la informacin recogida en diez aos deexcavacin, casi no fue publicada. La nica fuente detallada sobre este sitio es la tesisdoctoral de F. Parenti (1993), la que sera importante publicarla ya que, segn Lavalle(1995:63), aporta elementos como para convencer a los ms escpticos. En esta tesis yen los pocos informes disponibles, 27 se defiende una ocupacin desde los 40.000 AP.Para ello informan la presencia de artefactos lticos, desechos de talla, y 86 fogones conmuchos fechados. Para lograr consenso entre sus colegas organizaron un simposio afines de 1993, pero si an no se pudo lograr esa unanimidad entre los invitados, menosentre los que no lo fueron (Schobinger 1994). Por ello sera necesaria una publicacindetallada y accesible a cualquier investigador de toda la evidencia recogida, comosucedi con Monte Verde. Por el momento no es posible rechazar la evidencia conocida

    25 En Dillehay 1989 y 2000 se presentan detalladamente las evidencias de este sitio. Otras referencias de inters yque amplan los puntos que se discuten en el trabajo sobre Monte Verde son Meltzer et al (1997), Adovasio yPedler (1997), Dillehay (1997).

    26 Ver posiciones enfrentadas en Adovasio 1999; Collins 1999; Dillehay 1999; Dillehay et al 2000 Meltzer 1999defendiendo la evidencia de Monte Verde y comparar con Anderson 1999 Fiedel 1999 y 2000.

    27 Estos trabajos son Guidon 1986; Guidon y Delebrias 1985, 1986; Guidon et al. 1996 y Parenti et al. 1996

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    de Pedra Furada, pero la discusin deber continuar pues hay puntos pendientes quedeben aclararse (Lavalle 1995 y Politis 1999:35-38).

    Monte Alegre o Pedra PintadaEste sitio es una cueva con arte rupestre, la que se encuentra cercana a la boca delAmazonas. Afortunadamente las primeras publicaciones presentan bastanteinformacin (Roosevelt et al 1996, 1997; Noble Wilford 1996). Por ejemplo, para laocupacin pleistocnica se detallan unos 30.000 especimenes lticos realizados enrocas exticas (incluidas puntas de proyectil, artefactos bifaciales y unifaciales ydesechos de talla). Tambin abundantes restos vegetales y faunsticos, gotas depigmentos y fragmentos de las pinturas rupestres y 56 fechados de los nivelesinferiores entre los 11.145135 y los 10.000 60 AP, obtenidos de semillas, frutos ycarbones de maderas de fogones. Todo esto le da bastante respaldo como sitioarqueolgico temprano aunque ya se publicaron diversos cuestionamientos con losargumentos comunes a los que defienden la posicin Clovis. 28 Segn Politis (1999) laprimera ocupacin del sitio sera contempornea a los sitios Clovis por lo que noestaran relacionados. Una de las particularidades de este sitio es que muestra unaposible dispersin temprana de cazadores recolectores en los bosques tropicales deSudamrica, algo que se negaba hasta ahora.

    SIT IOS TEMPRANOS EN ARGENTINA

    La mayora de los sitios con fechados anteriores a los 10.000 AP que se conocen seencuentran en la Regin Pampeana, en la Patagonia, en la regin Cuyana y en elNoroeste. En general, se propone 29 que la Pampa y la Patagonia comenzaron a serocupadas por cazadores-recolectores despus de los 13.000 AP, y luego que comenzarael retroceso de los glaciares patagnicos, proceso iniciado unos 13 o 14.000 AP -aunquehacia los 10.000 AP an quedaban glaciares retirndose y en desintegracin. Para los12.000 a 10.500 AP esas poblaciones humanas estaran bien establecidas en diversasregiones de nuestro pas. Por ejemplo, se encontr evidencia antrpica temprana envarios localidades de la Altiplanicie Central Santacrucea ( Lo s To l d o s , Pied r a Mu seo ,La Ma r a -El Cei bo) o en la Provincia de Buenos Aires, localidades como Ar ro y o Seco ,Cer r o L a Ch i n a -E l S o m b r er o , Cu ev a Ti x i e y Ab r i g o Lo s Pin o s 3 0 . En estos sitios sehan hallado entre los artefactos lticos, la punta cola de pescado asociada a restos defauna extinta y moderna con indicios de actividad humana y fogones.Piedra Museo en la Provincia de Santa Cruz

    Esta localidad de la Altiplanicie Central Santacrucea, comprende varios aleros y

    cuevas con arte rupestre, cercanas a antiguas cuencas de lagunas. En el sitio AEP-1el ms trabajado hasta el momento los niveles inferiores estn fechados en latransicin del Pleistoceno al Holoceno (Giardina et al 2000; Miotti et. al . 2000). All sehan diferenciado dos conjuntos depositacionales u ocupaciones, ambaspleistocnicas con fauna extinta y actual. Actualmente hay 11 fechados para las

    28 Este es el caso de Barse 1997, Fiedel 2000, Haynes 1997 y Reanier 1997.

    29 Ver por ejemplo Borrero et al. 1998; Nami 1994; Politis y Gutirrez 1998

    30 Mayor informacin de estos sitios puede verse en Cardich (1977) para Los Toldos; para El Ceibo, Cardich et al(1982) y Cardich y Paunero (2000 [1994]) para La Mara (ver tambin detalles generales de la regin en Miotti etal 2000), consultar Politis (1989, 2000) para Arroyo Seco, Flegenheimer (1987) y Politis (2000) para ElSombrero y Cerro La China, y Mazzanti (1997, 1996-98) para Cueva Tixie y Abrigo Los Pinos.

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    excavaciones de Piedra Museo y dos en curso, de los cuales 9 son de los dos primeroscomponentes. de AEP-1.

    Se diferencia un primer componente de ocupacin que se encuentra en lo quedenominan Unidad 6 entre 10.500 y 11.000 aos AP. De lo recuperado all, un 44%corresponde a fauna pleistocnica Lama gracilis (camlido), Hippidium saldiasi (caballo) y Mylodon sp . (perezozo) y el resto de la muestra presenta Lama guanicoe (guanaco actual, camlido) en un 25% y un 3% de Rheidae (and?) . En AEP-1 elcambio profundo se verifica hacia los 10.400 aos atrs, donde es clara la reduccinde especies pleistocnicas de mayor tamao. En el segundo componente deocupacin, ubicado en las unidades 4/5 los fechados se distribuyen entre 10.470 y9.300 aos AP. Aunque continan presentes especies extintas como los caballos, loscamlidos grciles y las especies desaparecidas del rea como los Rheidae de grantamao, sus representaciones en el registro son escasas. Predomina en un 72 a 75 %Lama guanicoe y Rheidae . Puede haber habido un estrs ambiental verificado aescala global desde otros conjuntos de datos paleoambientales pero tambin puedehaber habido un afianzamiento territorial de estos cazadores-recolectores. Desde elpunto de vista artefactual se destaca un fragmento de Punta Cola de Pescadoacompaada por grandes raspadores y raedera elaboradas sobre lascas grandes yespesas, todas elaboradas sobre materia prima local, hallazgos que permitenrelacionar esta localidad con los sitios ms importantes de la Provincia de BuenosAires y de sitios en el extremo sur magallnicos (Miotti et al. 2000).

    Se ha planteado la complementacin funcional de esas ocupaciones con otrositios como Lo s To ld o s y El Ceibo , siendo AEP-1 propuesto como un sitio deprocesamiento primario de animales cazados en las lagunas cercanas, Los Toldos como un lugar de residencia temporaria y El Ceibo como actividades deprocesamiento secundario de caza respectivamente (Aschero 2000:32).

    Primeros pobladores en la Provincia de Buenos Aires. Se ha ubicado en las sierras de Lobera, en el sector oriental del sistema serrano de

    Tandilia, un grupo de sitios en Cerro La China, donde la investigadora NoraFlegenheimer ha estudiado tres aleros que brindaron abundantes puntas colas depescado, artefactos bifaciales y pequeos fogones datados en 10.500 aos AP. A pocoskilmetros de all, en la cima del Cerro El Sombrero tambin estudiado por la mismainvestigadora fueron ubicados en superficie y en un pequeo alero cercano, materialessemejantes entre 10.200 y 10.800 aos AP, habindose interpretado que la cima del

    cerro era un lugar especial donde se cambiaban las puntas rotas de los astiles porotras nuevas. Flegenheimer ha realizado un minucioso estudio de la tecnologatemprana y en especial de las puntas de proyectil colas de pescado ya que por ejemploen la cima de Cerro El Sombrero se han hallado ms de 70 ejemplares entre enteras yfragmentadas y se pudo apreciar que compartan semejanzas tecnolgicas conejemplares similares hallados en el extremo sur. Tambin dicha investigadora haubicado la fuente de donde extraan la materia prima, que es predominante cuarcita yen menor porcentaje rocas silceas, aunque todas son locales y afloran en los sistemasde Tandilia y Ventania (Politis 2000:70).

    En una pequea cueva en la Sierra de la Vigilancia en sector oriental delsistema de Tandilia, Diana Mazzanti trabaj en la Cueva Tixi donde tambin ha

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    recobrado mltiples evidencias de cazadores pampeanos que dejaron restos de huesosde guanaco, venado de las pampas, coypo y un armadillo extinto Eutatus, datadosalrededor de 10.000 aos atrs. En cuevas cercanas, Los Pinos entre otras, Mazzanti(1997, 1996-98) tambin ha ubicado nuevas evidencias de ocupaciones entre 10.000 y11.000 aos atrs.

    Fuera del rea serrana, las primeras evidencias de los primeros cazadores de lasllanuras pampeanas se encuentran a orillas del primer brazo del Arroyo Seco 2 Este esun sitio a cielo abierto de la regin Pampeana. Sus primeros ocupantes, alrededor delos 11.000 AP, cazaban fauna extinta y moderna, tambin se han hallado algunosinstrumentos lticos y minerales para pintar, no se han recuperado puntas de proyectilpero s una mitad de boleadora. 31 (Politis 2000:72).Sitios en Mendoza

    Con fechados desde los 11.000 AP, sitios como la Gruta del Indio trabajado por H.

    Lagiglia , en el sur mendocino, cuenca del ro Atuel, ha brindado abundanteinformacin de fauna extinta (Lagiglia 1994). El sitio Agua de la Cueva, trabajado porAlejandro Garca, en la precordillera norte fue reutilizado varias veces desde los 11.000AP ; en este sitio, se ha recuperado abundante cantidad de material lticopreponderantemente para tareas de corte y raspado (ms de 800 artefactos), yfaunstico sin evidencia de caza de megafauna. El investigador propone que lasprincipales actividades realizadas en el sitio fueron la talla, el procesamiento yconsumo de animales y el trabajo en los cueros de los animales (Garca 1999).Sitios en el Noroeste

    En la Puna y Pre-Puna Jujea se han hallado varias cuevas y aleros, con evidenciade ocupacin humana entre los 10.800 y los 10.200 AP. Se pueden citar Inca Cueva 4,Alero de las Circunferencias y Huachichocana, Cueva III

    asimismo en el vecino altiplanochileno de Atacama son contemporneos los sitios de Cueva de San Lorenzo y el Abrigo de Tuina (Aschero 2000:43-45 3 2 , pero ...a diferencia de los sitios patagnicos y

    pampeanos de esas pocas, aqu no hay asociacin con fauna extinta que, sin embargo,coexista con el hombre en esos mismos ambientes . .. (Aschero 2000:42). Tambin seencontraron diferencias, con respecto a la Pampa y la Patagonia, en los sistemas deasentamiento y en los de obtencin de recursos; segn Aschero esas diferencias, laocupacin de ambas vertientes andinas y el acceso a recursos de ecosistemas bajosimplicaran, para esta regin, un proceso de poblamiento ms antiguo que lo queconocemos (2000:43-49).

    Inca Cueva 4- Aqu determinaron una estructura a la que interpretaron como una

    caza-pozo, dentro de la cual haba varios fogones que se limpiaban y mantenan y pozosdepsitos; afuera de la estructura encontraron ms depsitos y basurales estratificadoscon fechados de entre 9200 y 10600 A.P. Por todo esto y por los restos animales yvegetales 33 recuperados se lo interpret como un sitio al que se retornaba en forma

    31 En Arroyo Seco es interesante la reutilizacin del espacio en miles de aos, ya que se han hallado, perturbando losniveles inferiores, 41 restos humanos enterrados en varios episodios entre los 7.800 y los 6.300 AP. (Ver Politis1989 en el programa en curso de la Ctedra y Politis 2000:79-81.).

    32 Para mayores detalles ver Aschero 2000 para Inca Cueva y Alero de las Circunferencias y Fernndez Distel(1986) para Huachichocana, as como la discusin sobre el Arcaico de Muscio 2001 en el programa en curso de laCtedra .

    33 Se han recuperado plumas de aves de tierras bajas, vellones y cordeles de lana de camelido, cestera y especies

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    programada (preferentemente en primavera-verano), dentro de un circuito denomadismo estacional que abarcaba diversos medioambientes (Aschero 2000:45-46).

    Condiciones ambientalesLos primeros pobladores de nuestro territorio vivieron bajo condiciones ambientales

    de gran variabilidad climtica, pero siempre ms fras que las actuales y desubhmedas a secas hasta los 10.500 AP, en que comenzaron a tornarse mshmedas. Durante la transicin Pleistoceno-Holoceno, en la Patagonia y la ReginPampeana se produjeron cambios importantes en la flora y en la fauna y ... la respuesta de los cazadores-recolectores a esos cambios an no son bien conocidos. ..(Borrero et al. 1998:196), pero hay que tener en cuenta que .. . la diversidad faunstica y el ambiente vegetacional ... implicaran [para las primeras poblaciones humanas] una dieta generalizada sobre la base de la caza y la recoleccin ... (Nami 1994:155) 34, lo que

    Garca llama economa flexible que permita manejar soluciones alternativas frente acircunstancias desfavorables y a la variada oferta de alimentos de los distintosambientes (1999:17-18). Esto determina una gran movilidad, trasladndose por suterritorio ... en forma planificada y organizada, con diversos objetivos: obtener alimentos, conseguir materias primas, llevar a acabo rituales, etc. .. (Politis 2000:74).Adems varios investigadores sostienen que, para aquel momento, todava se conocepoco sobre los procesos geomorfolgicos y los de formacin de sitios en el Cono Sur;tambin faltara informacin de base sobre el asentamiento (la mayora de los sitioshallados estn en abrigos rocosos), y perfeccionar las cronologas en la mayora de lossitios conocidos. La bsqueda de esa informacin sobre el asentamiento y lasubsistencia en los primeros tiempos de la ocupacin del espacio, se complica porque,seguramente, los primeros habitantes, componan pequeos grupos muy mviles, loque implicara una baja densidad de desechos arqueolgicos depositados en el paisaje.A esto se le agregaran los cambios producidos por los procesos erosivos y otrosprocesos transformadores del paisaje; todo lo cual terminara determinando una bajavisibilidad arqueolgica en el paisaje actual (Butzer 1988).

    ALGUNOS MODELOS DE POBLAMI ENTO TE MPRANO

    Cuando uno inicia una investigacin es importante determinar la escala deresolucin con la que se va a encarar el problema. Quiz, si queremos lograr unaprimera aproximacin a la ocupacin -desde el punto de vista de la presencia humana-de un gran territorio no conocido por nuestra especie como lo era el continenteAmericano, se podra intentar plantear m o d e l o s con un grado de resolucin bajo. Astrabajando en ese tipo de escala estudiaremos la ocupacin de grandes espacios

    vegetales de diversos medioambientes. 34

    Borrero, Lanata y Borella (1988) proponen que el perezoso gigante (Mylodon) habra sido consumido aunque no selo halla cazado, sobre la base del estudio comparativo de colecciones en del sur patagnico; Nami (1994:156)apoya esta postura. A diferencia de esto, parece ser que el caballo americano (Hippidion) era cazado y consumido

    por los primeros pobladores patagnicos (Borero et al. 1998). Para la Regin Pampeana se propone la explotacinde caballos americanos, megaterio y gliptodontes con distintas estrategias (ej. La Moderna sera un sitio dematanza de gliptodontes y se sostiene la posible supervivencia de megafauna pleistocnica hasta los 8.500 AP)(Borrero et al. 1998; Politis y Gutirrez 1998). En general es baja la diversidad y la cantidad de megamamferosexplotados en cada sitio (Garca 1999).

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    (llanuras, costas martimas o de ros, mesetas) en otras escalas trabajaremos en elanlisis de sitios o de microambientes, estas escalas son necesarias cuandocontrastamos los m o d e l o s .

    Qu es un modelo?Sera conveniente aclarar que un modelo es una herramienta para explicar algo, y no

    la explicacin en s misma. A partir de un modelo se postulan distintas hiptesis lasque deben contrastarse con el registro arqueolgico. Al modelo se lo puede considerarcomo una imagen empobrecida de la realidad, se lo puede ver como una especie deanaloga, para mostrar slo los detalles que se consideren relevantes, con unaestructura similar. Si sirve o no, depende de la investigacin emprica que se lleve acabo a posteriori de la formulacin del modelo.

    Muchos de los modelos que se propusieron para investigar el poblamiento deAmrica estn basados en variables de subsistencia o de asentamiento. Tambin hayotros parten de la lingstica o de la biologa.

    Para trabajar en una escala de baja resolucin, pero sin tomar el modelo depredacin ptima como gua, se podra utilizar el concepto de " megapatches " omegaretazos o parches, propuesto por Beaton (1991), para el poblamiento de Australia

    y de Amrica. Este concepto est basado en el modelo de eleccin de zonas o parchesde territorio ( patch choice ), propuesto por Pyke et al. (1977), y luego desarrollado enantropologa y arqueologa (O'Connell y Hawkes 1981; Winterhalder 1981). Este modeloconsidera al territorio como un mosaico ( patch ), en cada uno de los cuales las distintasespecies se asocian en proporciones diferentes. La intencin original en su formulacinera lograr un modelo predictivo de los movimientos de las poblaciones de cazadores-

    recolectores. Para ello se parte de las posibles expectativas de los grupos humanos conrespecto a lo que conseguirn en cada uno de esos espacios.Al trabajar con una resolucin de grano grueso es posible ver a los primeros

    pobladores como si se movieran en determinados ambientes a gran escala (costas,planicies, forestas). A esos grupos se los puede considerar asociados a esos hbitatscomo si desarrollaran estrategias de eleccin de megaparches.

    Para Beaton (1991: 221) si los primeros . .. colonizadores demostraron preferencias claras de hbitat, entonces esto se reflejar ms en similitudes entre las localizaciones de los sitios dentro de los megaparches que en la cultura material dentro de esas mismas reas. .. Igual a este autor le queda la duda si los ... colonizadores clasifican sus hbitats de la misma forma en que parece que clasifican los recursos dentro de esos

    hbitats ... O sea, la cuestin es porque eligen uno de esos megaparches en lugar deotros. Estos conceptos estn implcitos en distintos modelos propuestos para elpoblamiento de regiones deshabitadas y no marginales. 35

    Los modelos de poblamiento En primer lugar se presentan dos tendencias generales o grandes grupos de

    modelos, los que ms adelante presentaremos en forma ms especficos, pero quepueden ser incluidos en estos grupos. Ellos son los modelos terrestres y costeros.

    35 Algunos ejemplos de esto se dan en Haynes (1966); Fladmark (1982); Bowdler (1977) y Jaffe (1992).

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    Modelos Terrestres. Se podra decir que la mayora de los investigadores delpoblamiento americano sostienen lo que se puede denominar modelo terrestre deocupacin y cruce de Beringia. En este grupo de modelos se supone que laspoblaciones humanas que habitaban el interior de Siberia Oriental --o sea cazadoresadaptados a estepa o tundra-- ocuparon Beringia en busca de caza de megafauna yluego fueron ingresando a Alaska. Pero siempre en hbitats interiores y no costeros

    Modelos Costeros. Otros investigadores propusieron desarrollar modelos depoblamiento costeros similar al propuesto por Bowdler (1977, 1990) y retomado porBednarik (1989) y Gruhn (1988). Esta postura tiene, tambin, sus ventajas y susdesventajas. Las desventajas ya estaban en el modelo terrestre y son la ausencia desitios tempranos, en las costas del noroeste de Norteamrica. Pero en este caso una delas causas podran ser los cambios en las lneas de costa; los cuales se debieron tantoa la variacin en los niveles del mar como a los ascensos y descensos de los continentes(ver Fedje y Cristersen 1999; Van Andel 1989) y tambin a la accin de los glaciares.

    Hace poco, en 1997, se recuper un artefacto ltico que estaba 50 metros bajo el marcerca de las islas Reina Carlota, en la costa Occidental de Canad. Esto, junto con laevidencia de bosque por debajo de los 90 metros de profundidad, apoyaran estemodelo (Parfit 2000; Pettit 1998). As la dificultad de encontrar esos sitios tempranos seexplicara, en parte, porque la mayora se encuentran bajo el ocano Pacfico, ya quedurante ms o menos 70.000 aos (80.000 a 12.000 AP), el nivel del mar estuvo, enpromedio unos 40 m por debajo del nivel actual, y siempre por debajo de los 25m (VanAndel 1989 figura 5). Sin embargo, no se debera sugerir, como Bednarik, que slo seocuparon los territorios sumergidos, ya que las lneas de costas actuales no tienenporque haber sido barreras que impidieran el paso hacia el interior (salvo en dondeestaba el glaciar Cordillerano), por lo que hay que continuar la bsqueda de lainformacin.

    Comparacin de ambos grupos de modelosComo dijimos antes, para el modelo terrestre tampoco se ha hallado en Beringia

    mucha evidencia que lo sustente como ruta temprana. Slo el sitio de Bluefish Cave, enel Yukon, es aceptado para fechas anteriores a los 14.000 AP. Los dems poseendataciones menores a los 12.000 aos (Kunz y Reanier 1994).

    Las ventajas del grupo de modelos de poblamiento costero con respecto a losterrestres son varias. Por ejemplo

    i) explican mejor la evidencia temprana de Sudamrica,ii) no es necesario que estn formados ni el puente terrestre ( Beringia ) ni el

    corredor libre de hielos entre los glaciares Laurentino y Cordillerano yiii) no tiene mucha relevancia la capacidad de sustento de los ambientes interiores,

    ya que slo se los ocupa ocasionalmente (ver detalles ms adelante).

    Como ya lo sugiri Bryan (1986) en lo referido especficamente a la evidencia que sepuede esperar para los momentos tempranos, hay un prejuicio entre los investigadores(Adovasio 1993; Lynch 1990), al suponer que esa evidencia sera de tecnologa muyestandarizada y formalizada. Como lo son las puntas paleoindias o los conjuntos delPaleoltico Superior de Siberia (ej. Sitio Diuktai). Quiz, como proponen algunosautores (Toth 1991), en los sitios tempranos habra que esperar encontrar tecnologasmenos estandarizadas. De todas formas, no deberamos proponer a priori que

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    tecnologas son ms tempranas, sino cuales son las esperables segn el modelo depoblamiento a utilizar.

    Butzer (1988) sugiri que una de las dificultades en cualquiera de estos modelospara recoger evidencia de los primeros pobladores, es que estos formaran grupospequeos y muy mviles. Esto implicara que sus asentamientos deberan encontrarsedispersos en grandes territorios, y con una baja densidad de desechos arqueolgicosdepositados en el paisaje. Esto implicara una gran discontinuidad espacial y temporalde ocupacin del espacio lo que a su vez determinara una baja visibilidad de los sitios,

    y una baja densidad de hallazgos en el paisaje arqueolgico. Por otra parte, la bajavisibilidad estara determinada por causas geolgicas ya que, segn Butzer (1988) losprocesos geomorfolgicos muy activos del final del Pleistoceno habran impedido lapreservacin de sitios. Esto quiere decir que, por ejemplo, los movimientos de losglaciares, los cambios en las lneas de costa y/o la erosin y la depositacin del loes porlos vientos incrementaran la dificultad en la ubicacin de asentamientos anteriores a

    los 11.000 AP.En los primeros 50 o 60 aos del siglo XX si bien se propusieron varias

    periodizaciones culturales y distintas rutas de ingreso a Amrica no se presentaronmodelos concretos. Por el contrario, se consideraba que las tradiciones culturales,llevadas por sus "portadores", "pasaban" por algn lado, y/o "emigraban" y/o se"mezclaban", originando a otras (Ibarra Graso 1993). Lo importante era determinar ellugar de origen, la sucesin de oleadas y la dispersin de los rasgos; cmo se poda dareso era algo secundario. Para principios de 1960, comenzaron a plantearse verdaderosmodelos de poblamiento. Uno de los primeros fue el de Kulisher en el que sepresentaban varias interrelaciones entre estructuras sociales y psicolgicas, pero lo queimpulsaba la migracin era la falta de comida (ver detalles en Jaffe 1992). Unos aosdespus, en 1966, Haynes propuso un modelo para explicar la dispersin Clovis porNorteamrica en unos 500 aos.

    M od e l o d e Ma r t i n

    Uno de los modelos que ms impacto tuvo para discutir el poblamiento de Amricafue el de Martin (1973, 1990). Basado en la informacin etnogrfica disponible para elmomento y mediante el empleo de computadoras, la propuesta de Martin (1973)sostiene que slo en 1.000 aos (500 aos en 1990: 116) y a razn de unos 16 Km porao en direccin Sur, los seres humanos, partiendo de Alaska, llegaron hasta Tierra delFuego, poblando as el continente. 36 Propone adems que en los frentes de avance, sellegara a densidades de 0.4 individuos por km y tasas de aumento de poblacin del

    3.4 %, las que son excesivamente altas para cazadores-recolectores (Bettinger 1980) eincluso para el Neoltico. 37 As, de unos 100 individuos iniciales se pudo llegar a10.000.000 en ese milenio, duplicndose cada 50 aos. Si uno se atiene a esto, en losposibles 100.000 aos de existencia del hombre moderno, no slo se hubiera dadovarias vueltas a la Tierra sino que la poblacin mundial sera de decenas de miles demillones de individuos (para el tema del Homo sapiens ver Aiello 1993; Mellars 1989).

    Este modelo parte principalmente de algunos supuestos. Los mismos son que i) el

    36 Fiedel propone unos 400 a 500 aos desde el sur de los hielos hasta Tierra del Fuego (2000:80).

    37 En Jaffe 1992:45-48, 55-66 y 245-263 y en Whitley y Dorn 1993:628-633, tambin hay una crtica extensa a esta parte del modelo de Martin.

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    poblamiento de Amrica fue tardo; ii) fue llevado a cabo por grupos de cazadores-recolectores, los que se especializaron en la caza de grandes animales, con una culturala que sera posible adscribir al Paleoltico Superior en el Viejo Mundo; ii) y con unadistribucin uniforme de esos grandes animales (megafauna) por toda Amrica.

    La Demografa- El modelo de migracin que emplea Martin, si bien tiene unainspiracin en el de Kulisher, es una variante del modelo de onda de avance (wave-of- advance) propuesto originalmente por Ammerman y Cavalli- Sforza (1973) con laintencin de explicar la expansin de grupos neolticos en la Europa mesoltica, unos8.000 AP. Este modelo consideraba desplazamientos cortos y al azar, con un promediode 1 km/ao, mucho ms lento que lo que Martin propone para los Paleoindios. Perosin traspasar lmites ecolgicos en cada migracin. Estos movimientos habran sido elresultado de tasas de natalidad altas entre esos primeros productores de alimentos, yno necesariamente de un afn de conquista.

    La Caza de la Megafauna- En la versin de Martin se considera que la matanzaindiscriminada de la megafauna, habra sido la causa de la migracin y, a la vez, delgran crecimiento demogrfico (la evidencia conocida indica lo contrario), lo que a su vezdetermin la extincin de esa megafauna. Como se est suponiendo que todo ocurrien un corto perodo de tiempo, en este modelo se asume una rpida saturacin delespacio. Un inconveniente muy importante del modelo de Martin es que sus tasas demigracin y de crecimiento demogrfico, no estn basadas en analogas etnogrficasgenerales de cazadores-recolectores, sino en casos muy puntuales, como lo fue ladesintegracin del estado Zul o las tasa de natalidad de una isla de la Polinesia en elsiglo XIX (Martin 1973).

    Para sostener sus supuestos, Martin propone la hiptesis ad hoc de que como lamatanza ocurri en un perodo corto de tiempo, entonces no habra habido posibilidadque una cantidad significativa de huesos, con asociaciones culturales, se hayan podidoagregar al sedimento. Con esto, se est buscando integrar los datos con una hiptesisde poco carcter predictivo, de manera que sirvieran para explicar lo que uno quiere,confundiendo comprobacin con probabilidad. Pero hay algo muy importante que sedeja sin explicar, y es como hicieron esos grupos para desplazarse y adaptarserpidamente a ambientes tan distintos a lo largo de Amrica, cuando la evidenciaarqueolgica y etnogrfica, en general, parece indicar pautas demogrficas y demovilidad muy diferentes, para los grupos de cazadores recolectores; sobre todoteniendo en cuenta que esas estrategias son fundamentales para su adaptacin(Bettinger 1980, Kelly 1983). Adems, la evidencia arqueolgica acumulada en losltimos 25 aos indicara que los paleoindios no habran sido cazadoresespecializados. 38

    La discusin- Actualmente pocos continan apoyando a esta postura (i.e. Haynes1997), tanto en lo que respecta a la causa de la extincin de la megafauna, como alpoblamiento por migracin rpida. Sin embargo Fiedel (2000) sigue proponiendo quedesde Alaska hasta Tierra del Fuego se ocup el continente en slo 450 a 500 aos.Recientemente Whitley y Dorn (1993) demostraron que si se acepta a Clovis como losprimeros americanos, estos tendran que haber migrado ms rpido an que en elmodelo de Martin, para ocupar los sitios que acepta Lynch (1990); y mucho ms para

    38 Como discusin sobre este punto ver Meltzer 1993, Adovasio y Pedler 1997 y Tankersley 1998 .

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    sitios como Monte Verde o Alice Ber.

    En el tema de la extincin de la megafauna existe un debate entre varias posturas. 39

    Pero por lo general, se considera que los cambios climticos y en la vegetacin seran elfactor primario de la extincin. El hombre, en cambio, sera un factor secundario y tansolo con respecto a algunas especies animales (en especial mamferos). Todos estosfactores estaran en un proceso de retroalimentacin. Existe evidencia de variasextinciones masivas debidas a cambios climticos, y en perodos ms o menosregulares en los ltimos 100 millones de aos (@).

    Otro de los problemas, que tiene este modelo, es que le falta evidencia de matanzas alo largo de Amrica, ya que la que se conoce, salvo en parte para Norteamrica, esescasa. Por ejemplo para Norteamrica "... existen slo una docena de sitios bien documentados de asociacin entre esqueletos de animales extinguidos y restos culturales de sus supuestos des tructores" (Davis 1989:106). Pero hay cientos de localidades confsiles de megafauna sin asociacin humana (Meltzer 1993).

    Lo que parecera estar bien en cuanto al aspecto formal del modelo de Martin, es laidea de la ocupacin total del espacio, antes de avanzar hacia otros nuevos. Pero estono se podra dar en un rango de tiempo tan estrecho como l propone. Adems quedasin explicar porque se tardaron 16.000 aos en cruzar los 1.000 Km de Beringia y slo1.000 aos para hacer los 16.000 Km hasta la Patagonia. Si se siguiera el modelo deAmmerman y Cavalli-Sforza se hubieran necesitado, por lo menos 16.000 aos.

    Hace unos aos Anthony (1990) retom el tema de las migraciones desde unapostura procesual, distinta de la normativa. Anthony (ver ms adelante el modeloevolutivo),considera que no son las culturas las que migran, sino que es posible ver lamigracin como un "... proceso que tiende a desarrollarse de manera predecible..." y conpropiedades generalizables. Segn este autor las migraciones de corta distancia ( short- distance-migration ), como la que se considera en el trabajo de Martin, no puedenexplicar rpidas distribuciones ni en el Neoltico, ni para los paleoindios, Anthonypropone que tal vez convendra desarrollar un modelo de migraciones en largasdistancias ( long-distance-migration ) en el que se crucen lmites ecolgicos en perodoscortos de tiempo.

    Otros autores discuten la utilidad de las analogas histricas, como las que proponeMartin, y del concepto de migracin basado en estas, en la explicacin del registroarqueolgico de cazadores- recolectores. Segn Clark (1994) los procesos en laprehistoria no deberan ser tratados analgicamente como una extensin de losprocesos histricos. Tambin se propone que grupos con estrategias adaptativasgeneralizadas se expandan rpidamente en un territorio desconocido, pero luego deuna fase inicial de expansin explosiva cambiaran esas estrategias por otras quemaximicen la explotacin de recursos demorando los traslados (Webb y Rindos 1997).

    Muchos autores propusieron varios modelos basados en teoras de otras disciplinaspara sostener el poblamiento tardo y, en cierta forma, al modelo de Martin. Losinvestigadores de otras disciplinas, en general, tienen ms en cuenta a este modelo y alos dems modelos tardos (ej. d'Ans 1982).

    Mod el os Bi ol gi cos, Li n gst i cos y Gent i cos

    39 Ver sobre el tema puede consultar Owen-Smith 1987, Davis 1989, Crowley y North 1988, Garcia 1999 entre otrosy Politis en el programa de la Ctedra en curso.

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    La LingsticaEntre los otros modelos que sostienen un poblamiento tardo, est el modelo de

    Greenberg, Turner y Zegura (1986). En este se parte de la informacin aportada pordistintas disciplinas. En l se superponen tres modelos basados en datos genticos,biolgicos y lingsticos, pero la base inicial la aport el lingista Greenberg. Este, apartir de sus investigaciones sobre el origen y la relacin de las lenguas americanas,propuso que todas ellas ingresaron en tres migraciones separadas por algunos miles deaos (Greenberg et al. 1986). La primera y la ms difundida sera la familia Amerindia.Estas lenguas tendran un origen comn en una supuesta lengua de los paleoindios,hace unos 12.000 aos. Turner a partir de datos biolgicos (la anatoma dental), llega aconclusiones similares tanto en la antigedad como en la cantidad de las migraciones.Aunque no coinciden en el orden de las dos ltimas (Greenberg et al. 1986; Turner1986, 1989). El modelo lingstico es muy discutido tanto en la metodologa que utilizaGreenberg para comparar los lenguajes y los sonidos, como en sus conclusiones

    (Goddard 1987; y ver Diamond 1990b). Uno de los problemas de estos modelos es la nocontrastabilidad de sus hiptesis, ya que nunca sabremos como hablaban lospaleoindios. En este sentido Bellwood (1991:92) opina que "... no es posible probar de manera definitiva que los habitantes de un sitio prehistrico o los miembros de una cultura prehistrica hablaban un idioma especfico" .

    La BiologaEl modelo de Turner tambin utiliza datos obtenidos de poblaciones actuales. En

    este se parte de una idea original que propuso Hrdlika (1907) partir de ciertascaractersticas dentales de los americanos y algunas poblaciones asiticas. Turnerpropone que los americanos habran llagado hace unos 14.000 aos (Turner 1986), yque estaran genticamente relacionados con las poblaciones del norte de Asia. A todosellos los denomina " Sinodontes ", para distinguirlos de los del sur de Asia denominados"Sundadontes ". Lamentablemente no se ha podido contrastar con el registro fsil yaque casi no hay, en Amrica, muchos restos seos de paleoindios o anteriores. Es asporque la muestra de fsiles humanos tempranos de Amrica es pequea, incompleta,muy fragmentada y dispersa (Steele y Powell 1993). Este modelo y el de Greenbergsostienen un supuesto --no explicitado, ni comprobado-- de que los primeroshabitantes de Amrica no se extinguieron y que los indgenas modernos son susdescendientes. O, dicho con otras palabras, puede ser que los antepasados de losindgenas modernos hallan llegado hace 14.000 aos, pero no toman en cuenta que losprimeros habitantes de Amrica podran haber llegado mucho antes y no haber dejadodescendencia.

    Otros autores con datos biolgicos, lingsticos y arqueolgicos llegan a conclusionesdiferentes a las de Greenberg y Turner, como mayor antigedad o ms migraciones (ej.Gruhn 1988; Nichols 1990; Wallace y Torroni et al. 1992). La lingista Johanna Nicholssostiene una entrada temprana basndose en que la diversidad asombrosa de idiomasentre los americanos nativos slo pudo lograrse despus que los humanos hallanestado en el Nuevo Mundo por lo menos 20.000 aos e incluso 30.000 (Nemecek 2000).

    La GenticaComo ya se dijo hasta ahora la evidencia indica que los humanos modernos ( H o m o

    s a p i e n s ), son los que poblaron Amrica. Actualmente se estn proponiendo modelos apartir de lo que se denomina Arqueologa Molecular (Meltzer 1992:164-165; Ross

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    1992). En esta disciplina se utilizan datos y modelos tomados de la biologa molecular,en especial los relacionados al ADN mitocondrial, aunque tambin se investiga sobre elADN del ncleo celular. Estos modelos se utilizan mucho en la investigacin del origendel hombre moderno (Aiello 1993; Crawford 1993). En lo referente al poblamiento deAmrica, los primeros estudios parecan apoyar el modelo de Greenberg (ej. Wallace et al. 1985). Pero otros estudios posteriores estn permitiendo determinar que las fechasde ingreso son mucho ms tempranas (entre 20 y 50.000 aos), que los aceptados porlos arquelogos que estn de acuerdo con la posicin Clovis (Crawford 1993; Torroni et al. 1992). Otros encontraron que los grupos de primeros colonizadores no slo tendranesa gran profundidad temporal sino, tambin, una gran variabilidad gentica, por loque habran sido varios los grupos iniciales (Ward et al. 1991). En este sentidorecientes investigaciones en ADN mitocondrial y en cromosomas Y -en dos participaZegura-, refutan el modelo de Greenberg et al. de tres migraciones de no ms de 12.500aos 40, ampliando el rango temporal. Hace poco se comenz a consolidar una posturaque sostiene, a partir de evidencia gentica y biolgica, que los americanos no estaranrelacionados con poblaciones de Siberia sino de Mongolia (Neel et al 1994; Kolman et al 1996). Otros genistas comparando varios marcadores de ADN y cromosomas Yencontrados en americanos nativos y siberianos modernos, estiman que losantepasados de los americanos dejaron Siberia hace ms de 30.000 aos (Santos et al.1999; Nemecek 2000). De ser estas estimaciones cronolgicas correctas, tendraconsecuencias importantes ya que los expertos en orgenes humanos creen que loshumanos modernos dejaron Africa hacia Europa y Asia hace alrededor 50.000 o 60.000aos. Una evidencia que une el poblamiento de Amrica a la migracin de los hombresmodernos fuera de Africa es uno de los hallazgos ms sorprendentes de los ltimosaos, Walter Neves determin que el esqueleto ms antiguo encontrado en Amrica--una mujer adulta de 13.500 aos del sudeste de Brasil y conocida como Luzia --se

    parece ms a los africanos y a los aborgenes australianos que a los asiticos o losamericanos Nativos modernos. Neves interpreta que este resultado (y otros similares deunos 50 crneos fechados a entre 8.900 y 11.600 aos),significa que grupos no-mongoloides estaban entre los primeros americanos, aunque seala que no cree quehallan llegado directamente de Africa o Australia (Nemecek 2000). Esto se relaciona conla propuesta de Santos y colaboradores, basndose en cromosomas Y, de que losnativos americanos y las poblaciones caucasoides de Eurasia Central tendran unancestro comn (Santos et al. 1999). Tambin explicara algunas de las caractersticasdel hombre de Kennewick (Chatters 2000; EXN Staff 1999) (@).

    En este tema de la evolucin y dispersin del hombre moderno tampoco hayconsenso salvo en el origen africano del gnero Homo (@). Uno de los puntos que sediscuten es la velocidad y la frecuencia en que mutan las molculas del ADNmitocondrial (calibracin del reloj molecular). Para algunos es constante (Cann et al.1987) pero para otros vara (Brown et al. 1979; Gibbs y Dugaizyk 1994) o vara entregneros y especies (Arbogast y Slowinski 1998; Klincka y Zink 1998). Igualmente secrtica que los mtodos estimacin y de muestreo y las pruebas estadsticas empleadaspara sostener un origen africano reciente para el Homo sapiens y las frecuenciasgenticas, no son exactos o no estn bien empleados 41 y, tambin, que confunden entregenealogas genticas e individuales. Por ejemplo, se critica el empleo de poblaciones

    40 Este es el caso de Karafet et al 1997; Stone y Stoneking 1998; Hurtado de Mendoza y Braginski 1999; Karafet et al1999 entre otros.

    41 Ver los trabajos de Powledge y Rose 1996; Templeton 1993 y 1996; Tishkoff et al. 2000, Ayala 1995.

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    modernas de cazadores-recolectores para el anlisis de problemas de demografa en elPleistoceno, ya que esas poblaciones son ms chicas y estn ms aisladas que suspredecesoras del Pleistoceno (O`Connell 1999). Tener en claro estas crticas esfundamental para poder estimar cronologas, por lo que an debe investigarsebastante.

    M o d el o s d e Bo r r er o y d e B ed n a r i k

    En estos modelos se proponen otras pautas de movilidad, distintas a las de Martin, ya que sera modelos de flujo lento, como si lentamente se fueran rellenando reasvacas. As no se considera una migracin rpida (o sea, poblaciones humanastrasladndose en un mismo sentido), sino una dispersin con movimientos en distintasdirecciones, momentos y condiciones (Lanata 1993). De esta forma debemos considerarque el poblamiento de una regin deshabitada se debe "... a un grupo cultural homogneo movindose a travs de distintas reas ecolgicas. El avance opera por la

    lenta ampliacin de los terrenos de caza, la lenta ocupacin de nuevos sectores del espacio, por la formacin de nuevas bandas y sobre todo por un proceso de saturacin del espacio circundante disponible." (Borrero 1988:250). En esto ltimo es en lo quecoincide con Martin, pero aqu se supone un lapso temporal mucho ms amplio, y unritmo ms lento y tampoco se especializan en caza de megafauna. Este proceso desaturacin, si se toma en cuenta a escala regional, se va dando en cualquier direccin yno necesariamente hacia el sur, pero si pudiese haber un vector hacia el sur a escalacontinental, como resultado natural de la dispersin en un espacio sin seres humanos(Borrero y McEwan 1997).

    Borrero comenz a proponer su modelo para el poblamiento de Sudamrica en1983,y lo fue terminando de definir en los aos siguientes (Borrero 1988, 1989-90;Borrero y McEwan 1997: 34). Este modelo puede ser considerado como predictivo, yparecera que se ajusta mejor a las pautas de las bandas cazadoras y recolectoras. Eneste modelo se propone que habra 3 f a s es , para la ocupacin de un determinadoespacio deshabitado. Estas son: a) Exploracin , B) Colonizacin, y C) Ocupacinefectiva o Estabilizacin (Borrero 1989-90). Cada una de estas fases implica distintaspautas de movilidad y estrategias adaptativas, lo que a su vez va a determinar distintasvisibilidades y resoluciones en el registro arqueolgico. Debido a esto cada fase sepodr investigar con distintas metodologas. En el caso de exploracin ( a), la evidenciaarqueolgica esperable es muy limitada ya que la ocupacin del espacio es dbil y seespera una tasa de depositacin baja.El proceso de Poblamiento segn estos modelos.

    El ocupar nuevos territorios puede verse como un proceso. En ese proceso ha