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Reconocer las presencias. (Introducción I conferencia)

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Introducción I conferencia 2015

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Reconocer las presencias.

(Introduccin I conferencia)

Reconocer las presencias.(1989-2015)

El simple hecho de que nos encontremos aqu congregados podra bastar para justificar el estudio de la Historia del presente. La polica del trabajo acepta que el estudio del presente pueda ser abordado de forma histrica y dicha aprobacin se expresa en vuestra asistencia. Las leyes silenciosas de esta institucin de saber no han sido quebrantadas a pesar de la propuesta entregada.Sin embargo las cosas no son tan sencillas. El hecho de que estemos aqu reunidos no es autoexplicativo. La asistencia a un evento no significa aceptacin o adhesin inmediata. Aqu mismo, hoy mismo, podramos distinguir tres tipos de asistentes, todos con motivaciones distintas.1.-Aquellos que han asistido y que con su asistencia afirman una aceptacin. Aquellos que aceptan que el presente actual pueda ser objeto de estudio histrico.

2.-Aquello que han asistido por curiosidad. Historia del presente? Qu es eso? Es posible?3.-Aquellos que han asistido pero que esperan el momento adecuado para manifestar su rechazo absoluto a este tipo de historiografas. Aquellos que consideran que el objeto de estudio de la historiografa es el pasado y solo el pasado y que el presente es materia de anlisis para economistas, politlogos o periodistas.

A los convencidos, los curiosos y lo escpticos, a los que la aceptan, la cuestionan o la rechazan. Al uno, al dos y al tres, a ellos nos gustara referirnos, para ellos esta pequea justificacin.En el epicentro de una de las peores crisis econmicas del capitalismo desde el 2003 a 2010, coincidiendo con la poca en la que gobernaba Lula da Silva, Brasil vivi una edad dorada y creci una media de un 4%, con un peak de un 7,5% en 2010. Lo que es an ms importante: cerca de 30 millones de personas, de un pas de 200, pasaron de operar en la economa sumergida a gozar de un contrato de trabajo y de vacaciones pagadas.Brasil era una de las potencias emergentes ms vistosas: en el ao 2009 Le Monde diplomatique no dudaba en situarlo junto a China, India y Sudfrica como una de las potencias que durante el prximo siglo XXI lograran consolidarse como polos hegemnicos en un mundo multipolar y descentralizado.Hoy por hoy las cosas ya no pintan tan bien. Brasil pasa por momentos complejos. Nos hemos enterado por la prensa, desde la derecha a la izquierda, de las dificultades econmicas que atraviesa este gigante. Dificultades que han provocado un estallido social de magnitudes enormes. Ms de un milln de personas congregadas en Sao Paulo hace menos de una semana y muchas de ellas gritando a viva voz: Fuera Dilhma!, una escalada de violencia callejera cada vez ms alarmante, niveles de apata y descontento an mayores. En dos palabras: desconcierto total.Valdra la pena preguntarse cmo es que se ha llegado a esta situacin. Uno de los factores que han precipitado esta delicado escenarioaunque no el nico, claro est- es sorprendente, aunque, dadas las peculiaridades de nuestro presente histrico, los es cada vez menos. Por all un mito popular afirma que si los chinos se colocan de acuerdo entre ellos y saltaran todos al mismo tiempo eso provocara de forma inmediata un terremoto en algn lugar del mundo. Ciertamente este no es el caso; Los chinos no han saltado todos juntos para generar un desastre natural en Brasil, pero si han contribuido a profundizar su crisis. Gran parte de la economa brasilea deba su esplendor a las exportaciones de soya a China, el gigante asitico era origen y causa de la bonanza econmica. Pese a ello, desde el ao 2010 en adelante y con mayor fuerza desde el 2014, las exportaciones de soya a China se han frenado: Ahora los chinos producen su propia soya y no tienen necesidad de la cantidad que anteriormente se exportaba desde Brasil. La prdida de un mercado tan vasto como el chino para exportar uno producto clave (la soya) es uno de los factores fundamentales de la crisis econmica que sacude a Brasil. Una crisis que de profundizarse puede fomentar mayores medidas de privatizacin y liberalizacin de mercados por una parte y por la otra, polticas de austeridad como las propuestas por el impopular ministro de hacienda del gobierno actual, el liberal Joaquim Levy. Si estas polticas se consuman, y es evidente decirlo, el giro hacia la derecha en Brasil ser un hecho real.

Brasil, no hay que olvidarlo, se ha transformado en uno de los referentes de la regin, un lder geopoltico. Un giro hacia la derecha podra perjudicar seriamente a los proyectos ms progresistas o moderados de la izquierda latinoamericana. Podra hacer que los gobiernos radicales estanquen sus reformas y que los gobiernos moderados como el nuestro- sigan su ejemplo. Los chinos no han saltado todos juntos, es cierto, pero sus polticas econmicas se sienten hoy con fuerza en uno de los lderes de nuestra regin y en gran parte de la regin, por no decir la regin entera. Incluyndonos.Si por un momento pudiramos revivir a Mao, quien proclam la Repblica Popular China en 1949, sin duda quedara fascinado con el creciente poder econmico y poltico de su tierra. Fascinacin y sorpresa, pues, no es cosa de todos los das observar que el otrora pas ms pobre del mundo se haya convertido actualmente en una potencia de tal amplitud que con una sola decisin econmica haga tambalear la economa de un pas con ms de 200 millones de habitantes, o que antiguos aliados de Norteamrica como Francia, Inglaterra y Alemania hagan odos sordos y vista ciega a EEUU y decidan unirse a los esfuerzos chinos por crear un banco asitico de inversin para la infraestructura, o que China encabece el BRICS, el primer intento serio por cuestionar aunque aun tmidamente- la hegemona del FMI y el BM, o que muchos analistas, como Immanuel Wallerstein o Giovanni Arrighi, por ejemplo, se refieran al siglo entrante como el Siglo XXI Chino. La fascinacin y la sorpresa de Mao, pronto daran paso a la curiosidad. Cmo ha ocurrido esto? En qu momento uno de los pases ms pobres del mundo ha logrado tal relevancia que poco a poco comienza a desplazar a una hegemona otrora todopoderosa como la norteamericana? Mao necesitara explicaciones apoyadas en una perspectiva amplia, es decir histrica, pues estos fenmenos no se entienden si omitimos que la realidad actual es origen y causa de un proceso de mayor alcance, un proceso que con tiras y aflojas avanza desde la dcada de los 70y que ha tomado su gran impulso en los revolucionarios aos 80, la verdadera matriz histrica de nuestro presente.La derrota estadounidense en Vietnam, el origen y consolidacin del neoliberalismo en zonas claves del mundo occidental (Reagan en USA, Thatcher en GB, Mitterrand en Francia, las dictaduras cvico-militares en Latinoamrica), la globalizacin, el pos-fordismo y la meta-privatizacin de la poltica y los estados, el giro modernizador emprendido por Xao-Ping desde 1978 quien busco en la dispora China a aliados econmicos para invertir en el pas, la cada del muro de Berln, el colapso de la URSS, y el aparente fin de los grandes relatos, son nuevas piezas de un nuevo mosaico mundial que rompe con un espacio de inteligibilidad (1914-1989) y nos adentra en otro, un nuevo espacio que luego del ao 2008 parece no querer dar marcha atrs y que cada vez se afirma con mayor fuerza.Mltiples relaciones, mltiples determinaciones, procesos histricos, acontecimientos histricos, cambios, permanencias, acciones, duraciones, presencias, presentes. No merece acaso este nuevo mosaico una explicacin histrica? Un encadenamiento riguroso de los hechos y los procesos? Y ms importante an: No merece esta nueva realidad ser analizada con los marcos de interpretativos de la historiografa?

En resumidas cuentas: No merece este mosaico convertirse en un rompecabezas para el historiador o el estudiante de historia?Como taller pretendemos estudiar, comprender y explicar nuestro propio presente histrico. Pretendemos profundizar cuestiones candentes y que se presentan como puramente contingentes (como la situacin brasilea) e insertarlos en las profundidades de nuestro presente histrico. Y es que son muchos los beneficios de historiar la propia poca: La certeza de que la historia vivida es parte de la realidad histrica, de que las experiencias individuales o colectivas responden a una lgica de procesos histricos de largo alcance, que ningn fenmeno es auto-explicativo, que la realidad social es histrica y relativa (por ende superable) que son los sujetos quienes, querindolo o no, la construyen y que por ende la accin poltica tiene total validez y que est lejos de ser una cosa inerte o muerta, puramente tecnocrtica como nos han querido hacer creer.

Otro de los beneficios que justifica la existencia de una Historia del Presente tiene relacin con la necesidad de mantener una actitud crtica frente a la memoria colectiva y el sentido comn. Hoy por hoy, cuando la referencia a la memoria es pan de cada da y cuando el estudio del pasado y el presente histrico ya no es monopolio exclusivo de los historiadores, donde los testigos y los testimonios, los novelistas y los medios de comunicacin aparecen por todas partes, primero consumiendo historia y luego reivindicando verdades sobre ella, es ms necesario que nunca que el historiador, y tambin el estudiante, se inmiscuya en asuntos candentes de memoria con sus enfoques tericos, sus tcnicas y sus mtodos y analice de forma crtica y cientfica aquello que se pretende entregar por verdad histrica. No hay que olvidar jams que la historiografa como disciplina es un ejercicio destructivo que tiene como finalidad la crtica y la desarticulacin del sentido comn dominante en una sociedad establecida. Para el caso de la Historia del Presente, el ejercicio historiogrfico cobra an mayor relevancia pues se inserta en territorios altamente significativos y problemticos. Tiene una funcin altamente poltica, quizs mayor que otro tipo de investigaciones histricas sobre otros periodos y otras temticas ms alejadas en el tiempo.

Otras de las utilidades de historiar el presente, convertirle en objeto de estudio y luego hacerlo discurso historiogrfico es que es una actividad que requiere del desarrollo de una forma de pensamiento complejo, una forma de pensamiento histrico. (Forma de conciencia, actitud crtica y reflexiva, comprensin de la realidad como proceso y explicacin de la misma aplicando esquemas de interpretacin histrica). Si hemos de hablar con sinceridad, nuestra carrera hace muy poco para que el estudiante piense y comprenda histricamente los mundos que lo han antecedido y el mundo en el que existe como sujeto. Nuestra carrera insiste en que los estudiantes enfoquen sus esfuerzos en la mera memorizacin y reproduccin de discursos histricos -muchos de ellos de dudosa validez, por cierto. Este problema se agrava ms todava cuando nos percatamos que esta carencia escapa a las fronteras propias de nuestra carrera y que es ms que un problema domstico o local: es global. Ya lo ha dicho Julio Arstegui: La formacin recibida (por los estudiantes) es puramente memorstica y ms que mediocre El estudio de la Historia del Presente, dado su carcter controversial exige una constante discusin terica, una constante complejizacin de sus objetos e investigaciones, una constante revisin de sus resultados. Un dialogo permanente, abierto, crtico y autocritico, que sobrepase la memorizacin y la modorra intelectual para avanzar hacia el desarrollo consistente y riguroso de una de las ms complejas de las operaciones de pensamiento: La operacin histrica.Pero quizs el argumento ms poderoso no haya que buscarlo en la exposicin de la actual situacin brasilea, ni tampoco en la historia de la disciplina, ni tampoco en sus fines, sino ms bien en su naturaleza. Agotado el inventario de lo-que-fue, o lo-que-debera-ser, podemos argumentar con lo-que-es. La disciplina histrica o mejor dicho, la historiografa, es el estudio cientifico de las sociedades espaciotemporales. En concordancia con esto el mejor argumento que puede esgrimir la Historia del Presente para justificar su existencia es la aceptacin de que la Historiografa, en esencia, no tiene entre sus planes de estudio la investigacin del pasado. No, jams el pasado; nunca el pasado. La historiografa Ya lo observ Marc Bloch- tiene como objeto de estudio a las sociedades: las sociedades humanas en su dimensin temporal. Si esto es acertado, si la Historiografa tiene como objeto de estudio a las sociedades en su dimensin temporal, Por qu limitarla solo al estudio de las sociedades temporales del pasado? Como disciplina ella puede abordar el pasado, y tambin el presente o si as lo quiere la intermediacin entre ambos.

Historiar el presente es devolver a la historiografa la propiedad de un tiempo que tambin le pertenece. Es expandirla y reivindicarla. He aqu su gran utilidad.Por ltimo, tal como lo plante Fernando Braudel: Si estamos en un nuevo mundo, Por qu no escribir una nueva historia? Arstegui, Julio: La investigacin histrica: Teora y mtodo. Pg. 37. Barcelona; Critica, 2001.

En la actualidad el debate est en su punto ms lgido: Es 1968 o 1989 la punta pie inicial de nuestro presente?...