Friedrich Nietzsche nace en Röcken, Turingia, en 1844. Tras estudiar filología clásica en las universidades de Bonn y Leipzig, a los veinticuatro años obtuvo la cátedra extraordinaria de la Universidad de Basilea. En 1867 realizó un año de servicio militar voluntario en Naumburg. A los 44 años tuvo un colapso mental y años más tarde muere en Weimar en 1900 la edad de 56 años.

La filosofía de Nietzsche supone una ruptura con el racionalismo filosófico que había imperado en Europa hasta este momento. Su filosofía está inspirada en los presocráticos y en Heráclito, aunque sin duda la influencia más importante es la de la metafísica irracionalista de Schopenhauer quién defendió la existencia de la de "voluntad de vivir" como principio de todos los sucesos y objetos del mundo fenoménico. Nietzsche rechazó este punto de vista pesimista pero su concepto de “voluntad de poder”, aunque no idéntico, se fundamenta en el principio metafísico de Schopenhauer.

Nietzsche estudió filología clásica y su interés por la cultura greco-romana se manifestará en sus planteamientos filosóficos dando lugar a dos formas de entender la realidad simbolizadas por Apolo (la razón) y Dionisio (lo irracional, caótico). Asimismo concibe la naturaleza como un eterno fluir que no puede ser congelado en conceptos fijos como ha intentado la filosofía y la ciencia. Por ello someterá a una implacable crítica a toda la filosofía posterior Sócrates. El pensamiento de Hume está presente en Nietzsche en su crítica al alma, el papel de los sentidos y su negación de las substancias. Por otro lado es a Platón a quién utilizamos para destacar los aspectos de la filosofía y su evolución en la teoría que desarrollo Nietzsche, teoría incompleta debido a la muerte del autor que no llega a plantear su teoría política.

Desde el punto de vista ontológico es Platón quién concibe dos mundos, uno verdadero, que se conoce por la razón y que ofrece el conocimiento objetivo; y un mundo aparente, que se conoce por los sentidos, ofreciendo un conocimiento subjetivo, cambiante. Sin embargo para Nietzsche es este último el mundo que refleja la realidad. El mundo verdadero de Platón no es para él más que una invención de la razón, fruto de la decadencia del hombre y del resentimiento a la vida. Es aquí donde incluimos el concepto “voluntad e poder” que trata explicar el estado natural de toda la vida humana. Cuando Schopenhauer demandaba que el impulso fundamental en todas las criaturas es la voluntad de vivir; Nietzsche en desacuerdo, afirmó que cualquier criatura que arriesgue deliberadamente su vida por cualquier razón, está negando la voluntad de vivir; en tal situación, esa criatura demuestra algo aún más fundamental: la voluntad del poder.

Asimismo Hume y Nietzsche comparten una visión fenomenista de la realidad donde todo queda reducido a puro fenómenos y apariencia, y carece de sentido pretender ir más allá de la percepción inmediata.

En el plano epistemológico, Platón también distingue un dualismo, dos formas de conocimiento que se corresponden con los dos mundos existentes dando lugar al conocimiento conceptual. Para él, sólo a través de la razón es posible conocer mientras que los sentidos solo nos muestran una realidad aparente, sujeta a error. Es el alma la que ha habitado en el mundo de las Ideas y la que posee el conocimiento de lo eterno, de la razón y la capacidad para conocer las Ideas según su teoría de la anamnesis. En Nietzsche, por el contrario, el concepto no es más que un modo impropio de referirse a la realidad, un modo

general y abstracto de captar la realidad y por ello, de alejarnos de lo singular y concreto. Son los sentidos los que nos muestran la verdad, a la que llega cada uno desde su perspectiva correspondiente, la voluntad de poder de cada sujeto.

Para Nietzsche la razón es la responsable de la traición a la voluntad, mientras para Hume produce un conocimiento falso, engañoso, que cubre con conceptos inexistentes una realidad que no puede comprender. Como consecuencia, tanto Hume como Nietzsche coincidirían en criticar las ideas abstractas: ya no sólo la sustancia (insistente para ambos) sino el resto de conceptos filosóficos que están unidos a realidades eternas, es decir, que no tienen origen.

Nietzsche dirigirá también su atención al papel que ha jugado el lenguaje en la reflexión filosófica. Dada la íntima relación existente entre el pensamiento y el lenguaje que lo expresa, a medida que el valor de los conceptos es falsificado por la metafísica tradicional, queda también falsificado el valor de las palabras y el sentido en que se usan.

Por otro lado, en la crítica hacía la moral, Nietzsche acusa a la moral cristiana de Platón de antinatural por ir en contra de los instintos vitales. La considera una moral trascendente que no gira en torno al hombre, sino en torno a Dios y que impone al hombre un rechazo de su naturaleza. Platón influenciado por Sócrates adopta el intelectualismo moral como teoría clave para entender el Bien, la justicia, la verdad y la felicidad. Nietzsche, en cambio, considera que los valores morales son aquellos que favorecen a la vida, que la satisfacción de lo corporal es el único criterio de validez moral, y que cada uno debe crear los suyos propios.

Para acabar, desde el punto de vista antropológico, Platón considera que el hombre está compuesto de cuerpo y alma. El alma es anterior, inmortal y volverá al mundo de las Ideas tras la muerte del cuerpo, a la espera de reencarnarse en otro. Para Nietzsche la palabra alma carece de sentido. El hombre es cuerpo y materia, y debe asumir la finitud de la vida como un hecho natural del que nadie puede escapar, al mismo tiempo, debe ser creativo, un permanente esfuerzo y debe crear sus propios valores.

En conclusión podemos apreciar como la filosofía del autor, a pesar de ser corta, es capaz de renovar los conceptos y doctrinas a partir de críticas que, lejos de sobrescribir la historia de la filosofía, corrigen los errores de filósofos clásicos como Platón, desarrollan una nueva percepción de la realidad y conducen al hombre a una vida dirigida a través de su propia “voluntad de poder”.