religiones ¿por qué cambian o permanecen?

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Nuestras fuentes / Página 5 / 29 de Abril de 2015 C MUNIDADES Religiones: ¿Por qué cambian? ¿Por qué permanecen? Por Rab. Dr. Fishel Szlajen * L ejos de analizar los tentativos y petitorios actuales cambios en la Iglesia Católica a través de sus actua- les sínodos, el propósito aquí es dar luz a la falaz demanda de quienes comparando aquélla con el judaísmo, pretenden análogas reformas en ciertos tópicos de éste acorde a sus deseos, intereses o conveniencias. Si bien por “religión” hoy se racionalizan y objetivan diversas manifestaciones o creencias respecto de lo sobre- natural, esotérico, salvífero o venerativo; el teocentrismo legal judío, incluyendo algunas de estas variables, no se define reduciéndose a ellas, sino que se constituye en el deber institucionalizado de rendir culto a D’s mediante la halajá regulando las acciones y actitudes en todos los as- pectos y ámbitos de la vida individual y colectiva de forma cotidiana. Así, el vocablo hebreo dat, significando hoy re- ligión, refiere bíblica y talmúdicamente a ley, más próximo al original latino religio “escrupuloso” en el ritus “regla” y su cumplimiento, opuesto a neglego “negligente”. En este sentido, el judaísmo es una “religión” fundada en la de- manda al hombre preceptuándolo en su existencia, a dife- rencia de otras que satisfacen al hombre en aquella. Esta divergencia fundacional por la cual en la religión demandante la fidelidad preceptual conductiva constituye su marco axiológico, mientras que en la religión oferente es la fe su fundamento derivando en ciertas conductas, se traduce en el propio lenguaje donde la bíblica emuná, “fi- delidad-rectitud” a una Ley más allá de lo que aconteciere, contrasta con fides “confianza-creencia” en términos de operatividad entre la convicción/acción de un sujeto y su recompensa o castigo. Y si bien el judaísmo permite cum- plir la Ley con ánimos de recompensa, dicha dispensa im- plica un deber y finalidad ulterior que es la obediencia por el reconocimiento de D’s como tal, v.g. en Iom Kipur se su- plica clemencia por haber cumplido por otro motivo que no sea este último. De aquí, que la revelación de D’s al pueblo judío sea en el desierto y en formato de Ley, a diferencia del cristianismo surgido dentro de una civilización con un marco jurídico dado, y en formato de dogma de fe. Así, en el cristianismo, la fe en su salvador es la condición para ser redimido; mientras que en el judaísmo la redención es dependiente del permanente e inagotable deber preceptual cuyo pleno cumplimiento no sólo no se garantiza sino que es imposible por cuanto la Torá es divina y su sujeto, hu- mano, nunca pudiendo rendir el merecido culto a Ds. Pero esta a priori incompletitud redentora no invalida el deber de esforzarse perseverando en la obediencia sino incluso demanda esfuérzate como un león levantándote a la maña- na para rendir culto al Creador (Sh.Ar.O.J.1:1); amándolo con todo tu corazón, con toda tu alma [aun si mueres en ello] y con todos tus medios (Deut.6:5;RaShÍ;TB,Brajot 54a). Luego, la forma de vida esforzada en la Ley no es instrumental sino la misma finalidad, rendir culto a D’s, i.e. has de saber que todas estas prácticas del culto a D’s tales como […] y todos los demás preceptos no tiene otro objeti- vo sino el de habituarte a ocuparte en los mandamientos de D’s y no en cuestiones mundanas (Maim.G.P.3:51). El judaísmo como fenómeno histórico habiente de iden- tidad y continuidad desde al menos 3500 años, es una rea- lidad colectiva organizada y materializada en el accionar nomocrático en común de la Torá como factor objetivo diferencial de otros pueblos, cumpliendo con el deber y finalidad de rendir culto a D’s, fuera de toda subjetividad. En este sentido el correlato jurídico del haremos y escu- charemos (Éx.24:7), no condicionando lo conativo a lo cognitivo, se expresa en los códigos legales judíos donde siempre el volumen Oraj Jaim “Forma de Vida” antecede al Ioré Deá “Enseñarás Conocimiento”. Cabe aclarar que si bien no todos los judíos cumplen viviendo acorde a la Ley, aquí la referencia es al judaísmo, en similitud a una socie- dad que como entidad basada y organizada en leyes que la rigen y constituyen, no implica que toda su población las cumplan, incluso hay quienes las desconocen. Así, en la religión demandante el sujeto es instrumen- tal a la finalidad preceptuada por D’s, y cuya satisfacción es el mismo cumplimiento del deber y no su consecuente acontecer personal; mientras que la religión oferente es un instrumento humano en función de la satisfacción de sus necesidades psicológicas o espirituales, donde el hombre es el centro de la visión religiosa y la divinidad está en fun- ción y al servicio de aquél. Epicentros de ambas religiones así lo manifiestan. A) La Akedat Itzjak, donde D’s prueba a Abraham de- mandándole que sacrifique a Itzjak, su único y amado hijo con Sará, fruto a su vez del pacto que D’s había he- cho con Abraham ahora cancelándolo unilateralmente. Y Abraham cumple, rescindiendo todo valor interhumano en pos de D’s, siendo su siervo incondicional independiente- mente de lo que suceda, conquistando su propia naturaleza (Abarbanel,Gén.22:3). Por ello, D’s, cancelando la imple- mentación del sacrificio mediante un ángel le dice, pues ahora sé que eres temeroso de D’s y no Me has rehusado a tu hijo, a tu único (Gén.22:12). B) La cruz, donde no sólo la misma divinidad devie- ne en humano, contrariando el D’s no es hombre para que engañe, ni hijo del hombre para retractarse (Núm.23:19), sino que muere sacrificándose para redimirlo, manifestan- do así una divinidad subordinada al hombre renunciando ante la naturaleza humana conformando así un humanismo religioso. Luego, la religión teocéntrica preceptúa al hombre a cumplir su deber en el mundo, rendir culto a D’s por su propia divinidad, y cuya pregunta es: ¿A qué estoy obli- gado para ello? Y donde la consecuencia personal es irre- levante ya que se decide a priori obedecer. Este deber es estático, no muda acorde a los cambios del hombre en sus necesidades o intereses debido a que el sujeto, individual o colectivo, no es la finalidad de los preceptos. La única mo- dificación posible reside bajo la intención del cumplimien- to preceptual, siguiendo la metodología legal pertinente, legislando así respecto de las nuevas realidades, descalifi- cando a priori todo cambio por iniciativa antropocéntrica. Un judío, en el día más feliz como el más triste de su vida debe pronunciar el mismo rezo, no siendo éste un efluvio espiritual ni necesidad psicológica o sentimental, sino la expresión de su incondicional deber de rendir culto a D’s como finalidad. La religión antropocéntrica es una de satisfacción o gra- tificación de un hombre supuestamente ya redimido, sir- viéndolo en función de sus incumbencias las cuales son mudables por sus diversas coyunturas, siendo el hombre su finalidad inmutable y cuya pregunta es ¿en qué me conten- ta la religión, qué me brinda? Similares diferencias acontecen respecto de la morali- dad. En el judaísmo, el hombre no es un valor per se y su significado sólo deviene de ser imagen y semejanza divina viviendo en cumplimiento de la Ley y con dicha intención, ya que cuando ya todo fue oído, a D’s temerás y sus pre- ceptos cumplirás porque eso es todo el hombre (Ecl.12:13). No hay diferencia entre el hombre y la bestia porque todo es vanidad. Tu diferenciaste al humano desde el principio y lo reconocerás parado ante Ti (Neilá). Aquí el hombre no se reconoce interpares sino sólo frente a D’s, diferencián- dose del dominio animal por ser el único preceptuado y en obediencia a Él. Así, lo bueno es lo recto y bueno a los ojos de Ds (Deut.6:18), y por ello el vocablo hebreo musar, hoy usado como ética o moral, significa bíblica y talmú- dicamente disciplina, instrucción conductiva. En cambio la moralidad es la doctrina de las intenciones y no de las conductas -por cuanto los actos no son per se habientes de significado axiológico sino por su propósito-, y cuyo pa- rámetro del bien es intrahumano haciendo del hombre un fin, un referente normalizante. Luego, el sujeto preceptua- do no puede aceptar lo moral como fundamento que regle su deontología ya que no sigan tras sus corazones ni tras sus ojos, que los desvían, a fin que recuerden y cumplan todos Mis preceptos (Núm.15:39-40). Y si bien el amarás a tu prójimo como a ti mismo, Yo soy D’s (Lev.19:18), comanda el deber para con el otro, al igual que el no robar, honrar a los padres o ciertas exenciones preceptuales, esto no es por el hombre como tal sino debido a que D’s así lo ordena, tal como indica el versículo. Claramente, por cuanto el deber y forma de vida pre- ceptual de todo judío no está orientado a sus necesidades o intereses sino a rendir culto a D’s, todo argumento para adicionar, suprimir o modificar dicha cultura legal basán- dose en variables desiderativas, morales, sociales o na- cionales, no tiene ningún significado judío. Allí, el sujeto estaría rindiéndose culto a sí mismo o a lo que dirige las modificaciones implementadas, instrumentando la Torá para beneficio y satisfacción de sus intereses, profanándo- la, desvirtuando el judaísmo asimilándolo secularmente a una moral o religiosamente al cristianismo, contrariando el puse a D’s delante de mí siempre (Sal.16:8). Rabino y Doctor en Filosofía Asesor, Investigador y Profesor en Filosofía Judía Aplicada www.filosofiajudia.com.ar

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Lejos de analizar los tentativos y petitorios actuales cambios en la Iglesia Católica a través de sus actuales sínodos, el propósito aquí es dar luz a la falaz demanda de quienes comparando aquélla con el judaísmo, pretenden análogos cambios en ciertos tópicos de éste acorde a sus deseos, intereses o conveniencias particulares.

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  • Nuestras fuentes / Pgina 5 / 29 de Abril de 2015C MUNIDADES

    Religiones: Por qu cambian? Por qu permanecen?

    Por Rab. Dr. Fishel Szlajen *

    Lejos de analizar los tentativos y petitorios actuales cambios en la Iglesia Catlica a travs de sus actua-les snodos, el propsito aqu es dar luz a la falaz

    demanda de quienes comparando aqulla con el judasmo, pretenden anlogas reformas en ciertos tpicos de ste acorde a sus deseos, intereses o conveniencias. Si bien por religin hoy se racionalizan y objetivan

    diversas manifestaciones o creencias respecto de lo sobre-natural, esotrico, salvfero o venerativo; el teocentrismo legal judo, incluyendo algunas de estas variables, no se define reducindose a ellas, sino que se constituye en el deber institucionalizado de rendir culto a Ds mediante la halaj regulando las acciones y actitudes en todos los as-pectos y mbitos de la vida individual y colectiva de forma cotidiana. As, el vocablo hebreo dat, significando hoy re-ligin, refiere bblica y talmdicamente a ley, ms prximo al original latino religio escrupuloso en el ritus regla y su cumplimiento, opuesto a neglego negligente. En este sentido, el judasmo es una religin fundada en la de-manda al hombre preceptundolo en su existencia, a dife-rencia de otras que satisfacen al hombre en aquella. Esta divergencia fundacional por la cual en la religin

    demandante la fidelidad preceptual conductiva constituye su marco axiolgico, mientras que en la religin oferente es la fe su fundamento derivando en ciertas conductas, se traduce en el propio lenguaje donde la bblica emun, fi-delidad-rectitud a una Ley ms all de lo que aconteciere, contrasta con fides confianza-creencia en trminos de operatividad entre la conviccin/accin de un sujeto y su recompensa o castigo. Y si bien el judasmo permite cum-plir la Ley con nimos de recompensa, dicha dispensa im-plica un deber y finalidad ulterior que es la obediencia por el reconocimiento de Ds como tal, v.g. en Iom Kipur se su-plica clemencia por haber cumplido por otro motivo que no sea este ltimo. De aqu, que la revelacin de Ds al pueblo judo sea en el desierto y en formato de Ley, a diferencia del cristianismo surgido dentro de una civilizacin con un marco jurdico dado, y en formato de dogma de fe. As, en el cristianismo, la fe en su salvador es la condicin para ser redimido; mientras que en el judasmo la redencin es dependiente del permanente e inagotable deber preceptual cuyo pleno cumplimiento no slo no se garantiza sino que es imposible por cuanto la Tor es divina y su sujeto, hu-mano, nunca pudiendo rendir el merecido culto a Ds. Pero esta a priori incompletitud redentora no invalida el deber de esforzarse perseverando en la obediencia sino incluso demanda esfurzate como un len levantndote a la maa-na para rendir culto al Creador (Sh.Ar.O.J.1:1); amndolo con todo tu corazn, con toda tu alma [aun si mueres en ello] y con todos tus medios (Deut.6:5;RaSh;TB,Brajot 54a). Luego, la forma de vida esforzada en la Ley no es instrumental sino la misma finalidad, rendir culto a Ds, i.e. has de saber que todas estas prcticas del culto a Ds tales como [] y todos los dems preceptos no tiene otro objeti-vo sino el de habituarte a ocuparte en los mandamientos de Ds y no en cuestiones mundanas (Maim.G.P.3:51).El judasmo como fenmeno histrico habiente de iden-

    tidad y continuidad desde al menos 3500 aos, es una rea-lidad colectiva organizada y materializada en el accionar nomocrtico en comn de la Tor como factor objetivo diferencial de otros pueblos, cumpliendo con el deber y finalidad de rendir culto a Ds, fuera de toda subjetividad.

    En este sentido el correlato jurdico del haremos y escu-charemos (x.24:7), no condicionando lo conativo a lo cognitivo, se expresa en los cdigos legales judos donde siempre el volumen Oraj Jaim Forma de Vida antecede al Ior De Ensears Conocimiento. Cabe aclarar que si bien no todos los judos cumplen viviendo acorde a la Ley, aqu la referencia es al judasmo, en similitud a una socie-dad que como entidad basada y organizada en leyes que la rigen y constituyen, no implica que toda su poblacin las cumplan, incluso hay quienes las desconocen.As, en la religin demandante el sujeto es instrumen-

    tal a la finalidad preceptuada por Ds, y cuya satisfaccin es el mismo cumplimiento del deber y no su consecuente acontecer personal; mientras que la religin oferente es un instrumento humano en funcin de la satisfaccin de sus necesidades psicolgicas o espirituales, donde el hombre es el centro de la visin religiosa y la divinidad est en fun-cin y al servicio de aqul. Epicentros de ambas religiones as lo manifiestan.A) La Akedat Itzjak, donde Ds prueba a Abraham de-

    mandndole que sacrifique a Itzjak, su nico y amado hijo con Sar, fruto a su vez del pacto que Ds haba he-cho con Abraham ahora cancelndolo unilateralmente. Y Abraham cumple, rescindiendo todo valor interhumano en pos de Ds, siendo su siervo incondicional independiente-mente de lo que suceda, conquistando su propia naturaleza (Abarbanel,Gn.22:3). Por ello, Ds, cancelando la imple-mentacin del sacrificio mediante un ngel le dice, pues ahora s que eres temeroso de Ds y no Me has rehusado a tu hijo, a tu nico (Gn.22:12). B) La cruz, donde no slo la misma divinidad devie-

    ne en humano, contrariando el Ds no es hombre para que engae, ni hijo del hombre para retractarse (Nm.23:19), sino que muere sacrificndose para redimirlo, manifestan-do as una divinidad subordinada al hombre renunciando ante la naturaleza humana conformando as un humanismo religioso. Luego, la religin teocntrica precepta al hombre a

    cumplir su deber en el mundo, rendir culto a Ds por su propia divinidad, y cuya pregunta es: A qu estoy obli-gado para ello? Y donde la consecuencia personal es irre-levante ya que se decide a priori obedecer. Este deber es esttico, no muda acorde a los cambios del hombre en sus necesidades o intereses debido a que el sujeto, individual o colectivo, no es la finalidad de los preceptos. La nica mo-dificacin posible reside bajo la intencin del cumplimien-to preceptual, siguiendo la metodologa legal pertinente, legislando as respecto de las nuevas realidades, descalifi-cando a priori todo cambio por iniciativa antropocntrica. Un judo, en el da ms feliz como el ms triste de su vida debe pronunciar el mismo rezo, no siendo ste un efluvio espiritual ni necesidad psicolgica o sentimental, sino la expresin de su incondicional deber de rendir culto a Ds como finalidad.La religin antropocntrica es una de satisfaccin o gra-

    tificacin de un hombre supuestamente ya redimido, sir-

    vindolo en funcin de sus incumbencias las cuales son mudables por sus diversas coyunturas, siendo el hombre su finalidad inmutable y cuya pregunta es en qu me conten-ta la religin, qu me brinda? Similares diferencias acontecen respecto de la morali-

    dad. En el judasmo, el hombre no es un valor per se y su significado slo deviene de ser imagen y semejanza divina viviendo en cumplimiento de la Ley y con dicha intencin, ya que cuando ya todo fue odo, a Ds temers y sus pre-ceptos cumplirs porque eso es todo el hombre (Ecl.12:13). No hay diferencia entre el hombre y la bestia porque todo es vanidad. Tu diferenciaste al humano desde el principio y lo reconocers parado ante Ti (Neil). Aqu el hombre no se reconoce interpares sino slo frente a Ds, diferencin-dose del dominio animal por ser el nico preceptuado y en obediencia a l. As, lo bueno es lo recto y bueno a los ojos de Ds (Deut.6:18), y por ello el vocablo hebreo musar, hoy usado como tica o moral, significa bblica y talm-dicamente disciplina, instruccin conductiva. En cambio la moralidad es la doctrina de las intenciones y no de las conductas -por cuanto los actos no son per se habientes de significado axiolgico sino por su propsito-, y cuyo pa-rmetro del bien es intrahumano haciendo del hombre un fin, un referente normalizante. Luego, el sujeto preceptua-do no puede aceptar lo moral como fundamento que regle su deontologa ya que no sigan tras sus corazones ni tras sus ojos, que los desvan, a fin que recuerden y cumplan todos Mis preceptos (Nm.15:39-40). Y si bien el amars a tu prjimo como a ti mismo, Yo soy Ds (Lev.19:18), comanda el deber para con el otro, al igual que el no robar, honrar a los padres o ciertas exenciones preceptuales, esto no es por el hombre como tal sino debido a que Ds as lo ordena, tal como indica el versculo.Claramente, por cuanto el deber y forma de vida pre-

    ceptual de todo judo no est orientado a sus necesidades o intereses sino a rendir culto a Ds, todo argumento para adicionar, suprimir o modificar dicha cultura legal basn-dose en variables desiderativas, morales, sociales o na-cionales, no tiene ningn significado judo. All, el sujeto estara rindindose culto a s mismo o a lo que dirige las modificaciones implementadas, instrumentando la Tor para beneficio y satisfaccin de sus intereses, profanndo-la, desvirtuando el judasmo asimilndolo secularmente a una moral o religiosamente al cristianismo, contrariando el puse a Ds delante de m siempre (Sal.16:8).

    Rabino y Doctor en Filosofa

    Asesor, Investigador y

    Profesor en Filosofa Juda Aplicada

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