relojes y calendarios? el control del tiempo: ¿por qué necesitamos · 2020-04-17 · en la cueva...
TRANSCRIPT
![Page 1: relojes y calendarios? El control del tiempo: ¿por qué necesitamos · 2020-04-17 · En la Cueva de Blombos, en Sudáfrica, que quizá fuera ocupada desde hace unos 100.000 años,](https://reader034.vdocuments.pub/reader034/viewer/2022042809/5f924290c7fc200c4d5d09fe/html5/thumbnails/1.jpg)
El control del tiempo: ¿por qué necesitamosrelojes y calendarios?
Stonehenge a la salida del sol, planicie de Salisbury, Inglaterra. Fotografía de: Big History Project
Todas las formas de vida nacen con algún método para llevar el control del tiempo, pero los seres
humanos lo hacemos con mayor precisión y de maneras mucho más variadas que cualquier otra
especie.
¿Por qué nos interesa tanto saber la hora?
¿Para qué necesitamos relojes y calendarios? Si observamos cómo son nuestras vidas hoy en día,
algunas de las respuestas podrían parecernos obvias. Para sobrevivir en esta compleja sociedad,
necesitamos monitorear lo que los demás hacen y cuándo lo hacen. También es necesario saber lo
que ocurre en el mundo natural, por ejemplo, en qué estación estamos. Si no supiéramos la hora o
la fecha, estaríamos seriamente desfasados del resto del mundo y perderíamos el tren, o
llegaríamos tarde a la clase de Gran Historia.
Pero no solo los seres humanos modernos necesitamos llevar un control del tiempo. Todos los
seres vivos tienen alguna forma de monitorearlo. Los animales deben adaptarse a su medio
By Big History Project, adaptado por la redacción de Newsela on 12.26.19Word Count 2,596Level 1140L
![Page 2: relojes y calendarios? El control del tiempo: ¿por qué necesitamos · 2020-04-17 · En la Cueva de Blombos, en Sudáfrica, que quizá fuera ocupada desde hace unos 100.000 años,](https://reader034.vdocuments.pub/reader034/viewer/2022042809/5f924290c7fc200c4d5d09fe/html5/thumbnails/2.jpg)
ambiente a medida que este se transforma. Los osos
saben cuándo deben hibernar y cuándo despertarse.
Las plantas saben cuándo florecer, dar frutos y
producir las semillas para la siguiente generación. De
igual forma, muchos tipos de aves saben cuándo es el
momento de volar hacia el sur para pasar el invierno.
De hecho, mantener el control del tiempo es tan
importante que la evolución ha puesto en todos los
organismos vivos un reloj interno. Algunos de ellos
están muy bien sintonizados para detectar la
diferencia en las horas de luz del día que generan los
cambios estacionales. Este "ritmo circadiano" no está alineado perfectamente con los calendarios y
los relojes fabricados por el hombre, pero funciona muy bien en la naturaleza. Nuestro reloj
corporal nos dice que no es una buena idea comenzar el día a las 2 a.m., cuando todo está oscuro, a
menos de que no haya otra opción.
¿Qué diferencia hay con el tiempo que el ser humano regula?
Como sucede con muchas otras cosas, los seres humanos regulamos el tiempo de forma diferente a
las demás criaturas. Hemos desarrollado muchas maneras complicadas de medirlo, a menudo con
asombrosa precisión. Y, a medida que las sociedades humanas se han vuelto más grandes y
complejas, nos hemos vuelto más eficientes y precisos para medir el tiempo. Podemos registrar el
tiempo con la precisión del cronómetro en los Juegos Olímpicos, hasta lo concerniente a nuestros
horarios habituales de trabajo. Podemos determinar la fecha de sucesos geológicos ocurridos hace
millones o miles de millones de años. Para lograr esto, los seres humanos de nuestros días han
tenido que desarrollar relojes, así como calendarios y programas cada vez más sofisticados, pero
esto no siempre fue así.
Medición del tiempo en la era paleolítica
Si usted fuera un recolector del paleolítico, 100.000 años atrás, ¿cómo habría monitoreado el
tiempo? Contamos con muy pocas pruebas directas sobre cómo medían el tiempo durante el
período paleolítico, aunque tenemos pruebas indirectas basadas principalmente en los estudios de
las sociedades recolectoras modernas.
Los ritmos del mundo natural son fundamentales para una sociedad recolectora. Se necesita tener
una noción muy clara de las estaciones y sus cambios, así como de los calendarios que las demás
especies siguen para poder decidir cuándo mudarse a un nuevo lugar de campamento, cuáles
plantas recolectar y qué animales cazar. Los recolectores de hoy en día son capaces de percibir
estos cambios con una precisión que ningún citadino contemporáneo puede igualar.
Llevar el control de las horas del día o de la época del año no era difícil para las sociedades cuyos
miembros pasaban la mayor parte del tiempo al aire libre. Se podía averiguar todo lo que uno
quería saber mediante la posición del sol y de las estrellas. Era mucho más fácil coordinar las
actividades personales con las del resto de la familia y amigos que hoy en día. En esa época, las
personas vivían en grupos pequeños y se encontraban unas con otras en persona.
![Page 3: relojes y calendarios? El control del tiempo: ¿por qué necesitamos · 2020-04-17 · En la Cueva de Blombos, en Sudáfrica, que quizá fuera ocupada desde hace unos 100.000 años,](https://reader034.vdocuments.pub/reader034/viewer/2022042809/5f924290c7fc200c4d5d09fe/html5/thumbnails/3.jpg)
A menudo, las reuniones con otras comunidades dependían más de las estaciones y no era
necesario programarlas con tanta precisión. Si un grupo acostumbraba a reunirse con la tribu
vecina "cuando los renos regresen", en realidad no importaba si sus horarios estaban desfasados
un par de días. Las sociedades recolectoras eran mucho más condescendientes con respecto a las
citas concertadas que la mayoría de los citadinos de la actualidad.
Así pues, no se requerían instrumentos especiales para llevar un control del tiempo. Pero hay
algunas pistas que indican que ni siquiera los recolectores del paleolítico confiaban del todo en su
memoria y en sus sentidos para llevar un registro del tiempo. En la Cueva de Blombos, en
Sudáfrica, que quizá fuera ocupada desde hace unos 100.000 años, los arqueólogos han
encontrado trozos de ocre que tienen marcas extrañas que datan de hace unos 70.000 años. Estas
son la forma de "arte" más antigua que se conoce y, aunque la mayoría de los arqueólogos son
cautelosos con respecto a su interpretación, resulta tentador pensar que los grabados se usaron
para registrar el paso del tiempo. Quizá eran listas de los ciclos de la luna o de las fechas de
rituales importantes.
Las pruebas más formales de la existencia de alguna especie de calendarios datan de unos 40.000
años después. El arqueólogo estadounidense Alexander Marshack (1918-2004) quedó fascinado
por las marcas presentes en los objetos paleolíticos. Estaba seguro de que algunas de ellas debían
ser consideradas como calendarios porque parecían llevar un registro de los movimientos de la
luna. En una charla que diera en 1984, Marshack habló sobre su primera visita en 1964 a Les
Eyzies, un yacimiento prehistórico al suroeste de Francia:
El Profesor Movius y yo estábamos de pie sobra el saliente mirando hacia el otro lado del valle
mientras el sol se ponía lentamente tras las colinas hacia la extrema derecha, hundiéndose cual
inmenso disco colorado. Mientras descendía, el primer creciente de la luna nueva apareció en el
cielo como un delgado arco plateado que miraba al sol poniente. Se hizo evidente de inmediato
que el horizonte de Les Eyzies conformaba un "calendario" natural perfecto y que el primer
creciente aparecería sobre esas colinas durante la puesta del sol cada 29 o 30 días... que el sol se
ponía sobre ese horizonte en su posición más extrema al norte, su posición durante el solsticio de
verano, desde donde comenzaría entonces a desplazarse hacia el Sur... El efecto visual del primer
creciente color plateado, con su arco apuntando hacia el veraniego Sol que se ponía mientras le
seguía en su descenso, era dramático y desmesurado. Era imposible que los cientos de
generaciones de cazadores que vivieron en ese saliente durante 18.000 años o más no se
percataran de estos cambios periódicos y de los movimientos del Sol y de la Luna...
El control del tiempo en las sociedades agrarias
Las sociedades agrícolas comenzaron a surgir hace unos 11.000 años. A medida que se expandían,
se relacionaban con sus vecinos y comenzaron a necesitar métodos nuevos y más confiables para
medir el tiempo. Si alguien quería vender sus productos agrícolas en una aldea próxima o rezar en
algún templo cercano, necesitaba saber exactamente a qué hora operaban los mercados o se
celebraban los rituales religiosos, y necesitaba saberlo con anticipación. Llegar una o dos semanas
más tarde no servía, por lo que necesitaba calendarios con los que todos estuvieran de acuerdo y
que pudieran compartir. Si una aldea dependía de un sistema de irrigación, todos sus habitantes
necesitaban saber exactamente cuándo se abrirían las compuertas que retenían el agua.
![Page 4: relojes y calendarios? El control del tiempo: ¿por qué necesitamos · 2020-04-17 · En la Cueva de Blombos, en Sudáfrica, que quizá fuera ocupada desde hace unos 100.000 años,](https://reader034.vdocuments.pub/reader034/viewer/2022042809/5f924290c7fc200c4d5d09fe/html5/thumbnails/4.jpg)
De manera similar, las semillas se sembraban en
determinadas épocas, y las cosechas se recolectaban
de acuerdo con los calendarios estacionales que se
basaban en la rotación de la Tierra alrededor del Sol y
en los patrones climáticos asociados con ello. Y si la
persona sembraba o cosechaba junto con sus vecinos,
todos necesitaban acordar exactamente el momento
de comenzar las labores.
Esta es la razón por la que comenzaron a aparecer
nuevos instrumentos que pudieran medir el tiempo
con mayor precisión. Un método que utilizaban para
calcular el tiempo era la observación de la sombra del
Sol mediante relojes solares. Con frecuencia, era
suficiente clavar una vara en la tierra (mientras no
estuviera nublado), pero algunos relojes solares eran
extremadamente precisos. También se medía el tiempo que demoraba cierta cantidad de arena en
pasar a través de un estrecho orificio dentro de un recipiente de vidrio, o el tiempo en que cierta
cantidad de agua goteaba desde una vasija.
Se utilizaron instrumentos más elaborados para registrar el movimiento de las estrellas y de los
planetas. Posiblemente, Stonehenge en Inglaterra, edificado hace unos 4.000 o 5.000 años, fue
diseñado en parte para determinar las fechas exactas de los solsticios de verano y de invierno (los
días en que el Sol alcanza su altura máxima y su altura mínima en el cielo).
Los calendarios más elaborados y precisos de toda la era agraria fueron probablemente los de
Mesoamérica, que aparecieron en el primer milenio AEC. Los calendarios maya, por ejemplo,
incluían un ciclo de 260 días basado en rituales que se realizaban dos veces por semana, y una
versión de 365 días organizada en torno a las fases agrícolas y solares. Los mayas también tenían
un calendario de "cuenta larga" que medía el tiempo desde el inicio de su civilización. Mientras
tanto, los romanos desarrollaron un calendario de 10 meses cuyos nombres nos resultan bastante
familiares. Por ejemplo, "martius", que equivale a nuestro mes de marzo. A final de cuentas,
refinaron su calendario y le añadieron dos meses más e inclusive adoptaron el concepto del año
bisiesto.
Hacia la era moderna
En su libro Sobre el tiempo, el erudito alemán Norbert Elias afirma que, a medida que las
sociedades se volvieron más grandes y más complejas, la gente comenzó a necesitar relojes cada
vez más precisos, así como registros cada vez más exactos y mejores. Esto sucedió porque los
calendarios personales de cada vez más personas se relacionaban entre sí, creando redes de una
complejidad cada vez mayor. A medida que los programas comenzaron a entrelazarse, la gente
tuvo que comenzar a calcular el tiempo con mayor precisión y cuidado:
Así como las cadenas de interdependencia en el caso de las sociedades preestatales son
comparativamente más cortas, asimismo su experiencia del pasado y del futuro, a diferencia de
la nuestra, es menos desarrollada. En la experiencia de las personas, el presente inmediato —el
aquí y el ahora— es lo que se destaca notoriamente por encima del pasado o del futuro. Las
![Page 5: relojes y calendarios? El control del tiempo: ¿por qué necesitamos · 2020-04-17 · En la Cueva de Blombos, en Sudáfrica, que quizá fuera ocupada desde hace unos 100.000 años,](https://reader034.vdocuments.pub/reader034/viewer/2022042809/5f924290c7fc200c4d5d09fe/html5/thumbnails/5.jpg)
acciones humanas igualmente tienden a centrarse
sobre todo en las necesidades e impulsos inmediatos.
Por otro lado, en las sociedades posteriores, el
presente y el futuro cobran relevancia. La necesidad
y la capacidad de anticiparse, y por lo tanto de
considerar el futuro relativamente distante, cobran
mayor y mayor influencia en todas sus actividades a
realizar en el aquí y en el ahora.
Los métodos mejorados para llevar el control del
tiempo evolucionaron en muchos contextos
diferentes. Los monjes necesitaban saber cuándo era
la hora de la oración, por lo que desarrollaron varios
métodos, incluyendo el repicar de campanas.
También los viajeros necesitaban programar sus
horarios de partida y de llegada con mayor precisión.
Poco a poco, se construyeron relojes más elaborados.
Algunos utilizaban gotas de agua cuidadosamente reguladas, mientras que otros empleaban un
peso que oscilaba.
La precisión de los relojes resultaba particularmente importante para los navegantes. Ellos los
necesitaban para medir su longitud, o qué tan lejos estaban del este o del oeste durante su viaje.
En cuanto los barcos comenzaron a viajar por todo el mundo, desde finales del siglo 15, la
necesidad de medir el tiempo con exactitud fue cada vez más común. De hecho, en 1675 se
encomendó al Real Observatorio de Greenwich, la misión de ayudar a resolver el problema. En
1714, el gobierno británico ofreció un premio de £20.000 (casi $5 millones de hoy en día) a la
primera persona que fabricara un reloj que pudiera permanecer exacto dentro de un margen de
dos minutos durante los viajes largos en el océano. El fabricante de relojes John Harrison pasó la
mayor parte de su vida tratando de lograr el objetivo. Recibió finalmente el premio en 1773, tres
años antes de morir.
Durante el siglo 19, la invención de los ferrocarriles y barcos de vapor, así como su extenso uso,
exigió niveles de precisión totalmente nuevos. Con tantos pasajeros y cargamentos importantes
que dependían de las líneas de transporte, las salidas puntuales, las conexiones y las llegadas eran
esenciales para toda la red. El primer horario de trenes inglés se publicó en 1839. Por primera vez,
diferentes ciudades británicas tuvieron que coordinar sus relojes de acuerdo con el reloj nacional,
el que marcaba la hora media de Greenwich (GMT, por sus siglas en inglés), la hora del Real
Observatorio. Pero no fue sino hasta 1880 que la hora media de Greenwich fue adoptada
oficialmente en toda Gran Bretaña. En los Estados Unidos, los husos horarios regionales se
sistematizaron hasta 1918. Alrededor de la misma época, la idea de un horario de verano para
ahorrar la luz del día comenzó a implementarse en varios países de todo el mundo.
Los barcos de vapor internacionales requerían igualmente de una coordinación precisa a lo largo
del mundo entero. No fue sino hasta 1929 que la mayoría de los países comenzaron a coordinar su
hora local con la hora media de Greenwich. El país Nepal, ubicado en la cordillera del Himalaya,
esperó hasta la década de 1980 para hacerlo.
![Page 6: relojes y calendarios? El control del tiempo: ¿por qué necesitamos · 2020-04-17 · En la Cueva de Blombos, en Sudáfrica, que quizá fuera ocupada desde hace unos 100.000 años,](https://reader034.vdocuments.pub/reader034/viewer/2022042809/5f924290c7fc200c4d5d09fe/html5/thumbnails/6.jpg)
En el mundo de hoy, en el que abundan los horarios de vuelos internacionales y las transferencias
electrónicas bancarias, necesitamos de una precisión
aún mayor. Esta necesidad es tan fuerte que la
medición del tiempo depende de complejos aparatos
como los relojes atómicos, que miden el tiempo
mediante señales que emiten los electrones a medida
que cambia su nivel de energía.
Un reciente logro en la medición del tiempo fue
particularmente significativo para la Gran Historia. Se
trata de la datación "radiométrica", un conjunto de
técnicas que puede datar hechos pasados mediante la
medición del grado de descomposición de materiales
radioactivos.
Algún tiempo antes de 1950, la única manera de
establecer con seguridad la fecha de un hecho pasado
eran los registros escritos. Por supuesto, estos no
podían utilizarse para establecer fechas anteriores a dos mil años atrás. El primer método de
datación radiométrica aplicable fue elaborado por el químico estadounidense Willard Libby, a
comienzos de la década de 1950. Este método utilizaba la desintegración de un isótopo de carbono,
el C-14, para datar los materiales que contuvieran carbono. Desde entonces, se ha desarrollado
una gran variedad de nuevas técnicas de datación. Ellas nos pueden proporcionar fechas
razonablemente precisas de eventos que se remontan hasta el Big Bang (la Gran Explosión que
originó el universo), hace 13,8oo millones de años.
La medición exacta del tiempo y la precisión de los registros son la base de todo tipo de historia,
incluyendo la Gran Historia. La próxima vez que usted viaje en avión o en autobús podrá sentirse
agradecido de que su piloto o su conductor no tiene pensado llegar a su destino en algún momento
dentro de una o dos semanas.