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CONGRESO INTERNACIONAL DE PSICOLOGÍA AMBIENTAL. Octubre 2013
Ágora: “Urbanismo en red para la salud y la calidad de vida” (A.8).
Ponentes (por orden de intervención): Isabel Sierra (Universitat Autònoma de
Barcelona i Diputació de Barcelona); Teresa Tapada (Universitat Autònoma de
Barcelona); Anna G. Merin (ECOHABITAT-Sudoe); Ivet Compañó, Mireia Mas
(LATERCERAPELL). Marc Parès (IGOP-Universitat Autònoma de Barcelona);
Coordinadora: Isabel Sierra (Universitat Autònoma de Barcelona i Diputació de
Barcelona).
El Ágora tuvo el objetivo de marcar los contextos de la cooperación
interdisciplinaria en el ámbito de la calidad de vida (salud y cohesión social)
en las ciudades, partiendo de un paradigma sistémico de comprensión de los
fenómenos urbanos y sus implicaciones en las ciencias humanas y sociales
(antropología, geografía humana y psicología social/ambiental) y las
disciplinas técnicas (arquitectura, ingeniería)
La introducción del Ágora desarrolló las principales intersecciones y diferencias
entre los paradigmas teóricos principales: ciencias sociales, salud y urbanismo,
a fin de determinar los puntos a favor y en contra para la interacción entre
éstos y la necesidad de articular lenguajes comunes, orientados a la
transformación de las ciudades desde un punto de vista social.
Se plantearon unos objetivos transversales en el Ágora, compartidos por todos
los ponentes, en los que destacaron:
1. Las visiones y los métodos de cada disciplina. Cómo se entiende la
realidad, cuál es el objeto de intervención y cómo se valoran los
resultados.
2. Para multiplicar los resultados. Con qué agentes clave contamos, en
qué temas nos encontramos para construir juntos, y para qué nos sirven
nuestras respectivas técnicas.
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3. Y avanzar en los sistemas de análisis de la realidad, en la construcción
de redes interdisciplinares basadas en la cooperación y la confianza,
para definir modelos de planificación de las ciudades más efectivos y
orientados a las necesidades humanas, e integrando una visión
científica, técnica y también política.
En segundo lugar, la presentación específica de Isabel Sierra, se centró en
definir los enlaces entre el entorno urbano y las posibilidades de transformación
urbana con el bienestar humano y los efectos sobre la salud del hábitat
humano y de las personas.
La fundamentación en la evidencia científica, en el ámbito de la salud
pública, especialmente, sirve claramente como plataforma para describir
cuatro ámbitos de análisis e intervención en las ciudades:
- La vivienda y sus diferentes elementos, que favorecen o no la
accesibilidad, confort, evitación de riesgos para la salud y facilidad
para la vida autónoma.
- El entorno inmediato de la vivienda, con los elementos físicos e
interaccionales que comporta (espacios comunes, convivencia,
cooperación mutua, acceso a servicios de proximidad y evitación de
riesgos de insalubridad, inseguridad y aislamiento social)
- El modelo de ciudad, desde el punto de vista estructural y físico, que
favorece o no la interacción entre las personas, la autonomía en los
desplazamientos, el acceso a todos los servicios, la conexión con
otros entornos, y las oportunidades de desarrollo de los proyectos
vitales, en definitiva.
- El medio ambiente, como contexto contenedor de los sistemas
biológicos en la ciudad, con cinco aspectos fundamentales que
afectan a la vida humana y a la diversidad biológica, como son la
calidad del aire, del agua de consumo humano, de salubridad de las
fuentes naturales que inciden en los alimentos de proximidad (agua
de regadío y tierra de cultivo), ausencia de productos contaminantes
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derivados de la actividad humana (químicos, físicos y
electromagnéticos) y control adecuado del ruido.
Ampliando el concepto de salud hacia la CALIDAD DE VIDA en la ciudad,
resulta imprescindible incorporar aspectos sociales y socioeconómicos que
actúan como determinantes del bienestar humano, desde un punto de vista
sistémico. Desde este punto de vista, las condiciones de vida que se asocian
en gran medida con la capacidad económica de las personas y familias,
generan escenarios de vida más o menos favorables para el bienestar
humano, con sus consiguientes efectos concretos sobre la salud.
Finalmente, se pone en evidencia la necesidad de tener en cuenta el discurso
de las DESIGUALDADES SOCIALES, como fenómeno sociológico que se deriva
SALUD
SOCIAL
CONDICIONES
DE VIDA
DESIGUALDADES SOCIALES Y RELACIÓN CON EL ENTORNO
TRABAJO
Calidad de vida
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de la distribución inequitativa de los recursos materiales y naturales entre los
grupos humanos, y su consecuente impacto sobre la calidad de vida de las
personas. Este planteamiento, además de requerir de un enfoque
multidisciplinar para la comprensión de los fenómenos urbanos, también
puede generar las bases para unas intervenciones más integradas y
focalizadas en el equilibrio necesario entre gestión del territorio y bienestar
humano.
Siguiendo con la lógica de las ciencias sociales, la segunda ponente, la Dra.
Teresa Tapada, profesora de Antropología, desarrolló la necesidad de afrontar
las barreras entre disciplinas que abordan a la ciudad como un fenómeno y
tienen el interés de participar en la construcción de éstas. En ese sentido, es
importante poner en valor el conocimiento de los diferentes expertos en un
plano de igualdad, ya que se constata la tendencia de que las ciencias
sociales (en sus diferentes especializaciones) suelen ser tratadas, en los foros
urbanísticos, como ciencias complementarias, de segundo nivel que, en
cualquier caso, aportan información sobre cómo hacer comprender a la
comunidad la necesidad de que los cambios previamente definidos sean
aceptados. Desde el punto de vista de la antropología, “el conocimiento
experto” de la población, de la ciudadanía es el que debería situarse en
primera instancia ante las transformaciones urbanas, no sólo porque son los
usuarios finales de éstas, sino porque, en cualquier caso, siempre son los
mejores conocedores de los usos, déficit y aspectos positivos de su entorno.
El diagnóstico de la realidad sobre la que se debe intervenir, en el ámbito
urbano, ha de ser compartida desde un inicio, y no sólo con las figuras de
autoridad que ejercen un determinado poder en ese territorio, sino por parte
de los vecinos. La visión común de la ciudad debe hacerse CON la
ciudadanía, si efectivamente se quiere compartir en PODER de la
transformación, basándose en los conocimientos compartidos: uno de los
profesionales y otro de la ciudadanía.
Tapada aborda asimismo el concepto de “determinismo arquitectónico”,
señalando la importancia de reconocer el poder de la ciudadanía en el uso
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del espacio, y también en su definición, más allá de las propuestas urbanísticas
que se desarrollan en éste. Desde este punto de vista, no todo lo que ocurre
en una ciudad puede ser explicado por el impacto urbanístico, ya que existen
diversos mecanismos culturales y sociales que marcan la conducta de los
grupos sociales en la ciudad y que actúan a veces de forma coincidente con
las intencionalidades urbanísticas definidas desde el poder político o a veces
de forma contraria.
Desde la experiencia de diferentes intervenciones, se señalan los factores de
éxito para una intervención urbana, basada en la cooperación con la
ciudadanía.
En relación a la forma de gestión de las transformaciones urbanas con éxito, es
importante señalar la necesidad de tener una visión “bottom-up”de la
planificación, dando un papel impulsor a la ciudadanía para la toma de
decisiones, así como una estructura clara de tareas y procesos que permitan
una cooperación en red adecuada a las acciones transversales.
En la segunda parte de su intervención, la Dra. Tapada aportó los resultados
de una experiencia sobre la mejora urbana del barrio de Mayard en Haití. En
las diferentes fases de diagnóstico de la realidad, la metodología cualitativa se
DISEÑO DE ACCIÓN Qué se va a hacer? AGENTE CLAVE: -equipo expertos interdisciplinario -superar los supuestos ad-hoc (disciplinares) TRANSFERABILIDAD POLÍTICAS/PRACTICA
IMPLEMENTACIÓN Cómo se va a realizar? GESTIÓN/ORGANIZACIÓN Liderazgo Recursos: presupuestos participativos
EVALUACIÓN DE IMPACTO Se han conseguido los efectos esperados? Motivos Buenas/Malas prácticas
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fundamentó en el conocimiento experto de la ciudadanía, además del de los
profesionales que intervienen en el territorio, tanto a escala de barrio como de
ciudad.
A partir de un primer análisis de resultados, se puede señalar que las dos de las
primeras prioridades observadas por la ciudadanía se refieren a mejoras en las
condiciones de las calles (asfaltado y drenaje de agua), así como el sistema
de alcantarillado, básico para la gestión del agua y la salud pública, en
general. En un segundo grupo de prioridades, la población indica la
necesidad de equipamientos (salud), así como mejoras en el espacio público y
sistemas de electricidad. Tanto en el primer grupo de necesidades como en el
segundo, la acción urbana está orientada a necesidades básicas, que
conlleven salubridad, tanto en la ciudad como en las viviendas, así como
condiciones de vida que aseguren la supervivencia y seguridad de las
personas.
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La tercera intervención estuvo a cargo de Anna Gutiérrez Merin, arquitecta y
colaboradora del programa ECOHABITAT-Sudoe. En su intervención se señaló
la necesidad cada vez más creciente, por parte de los técnicos –arquitectos,
ingenieros y disciplinas afines-, de disponer de información sobre los
destinatarios últimos de sus intervenciones, desde un punto de vista holístico.
Desde el punto de vista de los estándares de vida, relativos para una cultura y
sociedad específicas, es importante definir cuáles son los básicos que, en
cualquier entorno, se ajusten a las necesidades humanas y los avances que las
ciencias sociales y de la salud van realizando. Ya desde los inicios del
urbanismo, la salubridad y las condiciones para la vida fueron uno de los
objetivos de los técnicos.
“La promoción de la Vida: esto es el objetivo constante del planeamiento. No solamente la vida
de los árboles y de los jardines, sino también la vida de los trabajadores y de las madres de
familia: y sobre todo vida, salud y alegría de los niños que pronto sustituirán a ellos y a nosotros”
Patrick Geddes in India, 1914-1924
En la actualidad, los retos del urbanismo reciente se ven claramente
vinculados a las personas y sus condiciones para la vida. Para la ponente,
estos retos, desde el punto de vista de las personas como el centro de interés,
serían:
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- La calidad ambiental y la gestión de los recursos naturales
- Movilidad y accesibilidad al espacio urbano
- Morfología urbana y cohesión social
En algunos ejemplos que plantea Anna Gutiérrez Merin, el abordaje “micro”en
el diseño e intervención urbana permite una visión más holística de la realidad,
incorporando más variables de diferente orden, que en el caso de las grandes
planificaciones urbanas, de amplio espectro territorial. A pesar de que éstas
últimas son necesarias para determinantes escalas, es importante no olvidar las
posibilidades del “microurbanismo”, de forma que la transformación urbana
pueda ir haciéndose a partir de intervenciones limitadas en el espacio, pero
de gran impacto positivo desde el punto de vista social y ambiental.
En relación a las CUESTIONES PENDIENTES para mejorar la práctica técnica del
urbanismo, considera que existen buenas perspectivas para un trabajo más
cooperativo con arquitectos y otros técnicos de nuevas generaciones, que
están más implicados en el impacto de las actuaciones urbanas,
especialmente en el terrero medioambiental y de la sostenibilidad. Para
avanzar en la incorporación de la visión social y de la salud, sigue siendo
necesaria una visión holística del trabajo urbanístico, que integre no sólo
La visión global de las intervenciones
ha de permitir la optimización de las
diferentes fórmulas de acción,
establecer sinergias entre las partes del
sistema de la ciudad, y generar
iniciativas, que reviertan en el
bienestar social.
Nuevas propuestas desde el ámbito de
las energías renovables, la gestión de
residuos y la visión ambiental de los
procesos urbanístimos permiten, a su
vez, una implicación ciudadana en el
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conocimientos sino también voluntades de diferentes sectores profesionales y
sociales.
Asimismo, es importante profundizar en definir objetivos comunes entre las
formas de gobernanza, mecanismos de gestión y el trabajo técnico, así como
la colaboración con los ciudadanos y agentes diversos que intervienen en la
construcción de ciudad.
Como ejemplo de diversas formas de intervención urbanística que contemplen
otras necesidades además de las urbanísticas, se expusieron las experiencias
de Brañas de Sar, Vitoria Gasteiz y La Mina en Barcelona, en las que, en
diferentes dimensiones urbanísticas, se consiguió desarrollar propuestas
integradoras y con visión global.
También desde el ámbito de la arquitectura, Ivet Compañó, la cuarta
ponente, planteó los fundamentos filosóficos que unen el área de la salud con
el de la arquitectura, especialmente en lo que se refieren al entorno más
próximo a las personas, como es la vivienda. Para ella, la multidisciplinariedad
no sólo es garantía de una mejora en el conocimiento, sino que comporta una
mayor eficacia y un mayor contacto con la realidad sobre la que se interviene.
Desde la arquitectura cada vez se están identificando nuevas necesidades
profesionales como la intermediación entre técnicos y clientes para definir
claramente la demanda y configurar los proyectos arquitectónicos con mayor
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precisión y ajuste al deseo y posibilidades reales de desarrollo. Pero también la
necesidad de hacer confluir la teoría y los fundamentos de la arquitectura con
la práctica, tanto en la dimensión privada como pública, de forma que la
intervención urbana responda a unos objetivos claros, se realice de acuerdo a
pactos con la ciudadanía y sea, en definitiva, más eficiente.
La “baubologie” ha desarrollado algunos conceptos interesantes para
aproximar ambos mundos, ya que estudia las relaciones globales del ser
humano con su entorno edificado, residencial y laboral, teniendo en cuenta a
las personas y al medio ambiente. La importancia de la salud en la edificación
radica en el hecho de que la mayoría de las personas vive el 90% del tiempo
dentro de espacios edificados, lo que pone de manifiesto la relevancia de la
calidad de los espacios que habitamos.
Un paso más allá, la bioarquitectura mantiene una visión saludable y sostenible
de la arquitectura, teniendo especialmente en cuenta a las personas y sus
necesidades físicas, emocionales y relacionales, para definir los entornos de
proximidad. En ese sentido, podemos hablar de casa enferma o casa
saludable o, como extensión de este concepto, de edificio enfermo o
saludable.
La bioarquitectura se ocupa de varios aspectos relacionados con la
edificación y el uso de los edificios:
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1) Ambiente interior: humedad, clima, calidad del aire, evitar riesgos
ambientales
2) Interiorismo, distribución del espacio y decoración
3) Materiales de construcción e insonorización
4) Medio ambiente, energía y agua
5) Ubicación de la vivienda y condiciones del entorno
A partir de la experiencia, es importante reconocer que el conocimiento
compartido con otras áreas del saber permite a los técnicos (arquitectos,
ingenieros, y profesiones similares) adaptarse mejor, por un lado, a las
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necesidades de los ciudadanos, usuarios o clientes, según sea el contexto de
desarrollo de la intervención urbana.
Este análisis compartido, como punto de partida, no sólo es deseable sino que
ya va siendo imprescindible en un momento en que la calidad de los procesos
urbanos es cada vez más importante, dado el carácter de permanencia a
largo plazo del producto arquitectónico que, por su naturaleza, debe perdurar
en el tiempo, con un uso útil, una rentabilización adecuado del coste invertido
y un valor social que permanezca en el tiempo. La implicación de la
ciudadanía, además, permite facilitar la comprensión acerca de los procesos
urbanos, evitando oposicionismo o desconocimiento respecto al entorno
próximo.
Pero además, es cada vez más importante también, disponer de mecanismos
de evaluación de los productos y procedimientos que se derivan del
urbanismo en sus diferentes escenarios y escalas, de forma que los técnicos
conozcan el uso de sus producciones, la satisfacción de los usuarios y también
el impacto social y ecológico de éstos.
La quinta intervención, a cargo de Marc Parés, responsable de participación
ciudadana del instituto IGOP de la UAB, se ubica entorno a tres grandes ideas:
1) La relación entre el entorno físico y el ámbito social es cada vez más
evidente, tanto para los ciudadanos, como los profesionales y los
políticos. Las condiciones de vida en las ciudades dependen en una
proporción muy elevada del entorno construido, tanto en cuanto a la
vivienda, como las infraestructuras y el espacio público. Las
oportunidades de participación de la ciudadanía, por otro lado, no
sólo están condicionadas por los espacios que se ofrecen desde las
instituciones, más o menos efectivos, sino que también están
favorecidos o no por las características del entorno físico, la existencia
o no de equipamientos y espacios públicos orientados a la interacción,
la disposición de los edificios de viviendas y los espacios comunes, y el
acceso a oportunidades de interrelación en igualdad de condiciones.
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Diversos estudios han puesto de manifiesto que los procesos
participativos no son iguales según sea el contexto social y/o físico en
sus diferentes dimensiones, como en el caso de la distribución del
espacio de la ciudad según tenga predominancia el dominio público o
el privado. Con el uso de mapas de observación en la ciudad, por
ejemplo, pueden constatarse estas diferencias de interacción social y
participación ciudadana, en función de las características del espacio
urbano.
2) En los últimos años, las experiencias de participación ciudadana se han
ido multiplicando, en diferentes escalas y contextos, pero suelen ser de
baja calidad democrática, predominando la modalidad de la
consulta, que suele limitarse a un porcentaje muy bajo de la población
y escasamente representativa de la diversidad de un municipio o
región. En el ámbito del urbanismo, por ejemplo, la normativa en vigor
obliga a la constitución de espacios de participación para los procesos
de transformación urbana, pero el análisis de algunos de éstos nos
llevan a pensar que han sido más espacios de consulta y presentación
de decisiones ya tomadas por parte de los ayuntamientos que
procesos participativos de calidad, profundos y vinculantes.
La multidisciplinariedad es un factor que facilita la calidad de los
procesos de participación de mayor calidad, tal como se demostró en
un estudio realizado por él mismo en relación a la regeneración urbana
realizada a partir de 2004 en Catalunya, al amparo de la Llei de Barris.
3) Existen importantes limitaciones en los procesos de participación,
además de la calidad de éstos. Por ejemplo, y muy importante, el
escaso impacto de los resultados de los procesos respecto a las
decisiones políticas o técnicas. Resulta complicado hacer un
seguimiento real y con efectos prácticos, una vez transmitidas las
propuestas derivadas de los procesos de participación.
Otra limitación, en parte derivada de la anterior, es la desconfianza
entre las partes que se vinculan a los procesos de participación,
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especialmente si ha habido experiencias anteriores que no han
resultado exitosas, ni en cuanto al proceso ni a los resultados.
En cuanto a retos de futuro, no sólo se trata de introducir y consolidar la cultura
de la participación en la mayoría de procesos de intervención pública, sino
que debe avanzarse en la calidad de éstos y cuidar sobretodo el impacto que
tienen en las políticas públicas. En un contexto de renovación democrática,
como el que es ahora necesario, es importante situar la relación de los políticos
y representantes institucionales con la ciudadanía como eje principal de
análisis y mejora, a fin de crear sociedades más democráticas y
comprometidas.
En el desarrollo de las políticas de participación ciudadana, hemos pasado de
unos modelos que mantenían un nivel mínimo de consulta puntual en
determinados casos, al actual que abre más procesos y los va consolidando,
pero que no otorga el poder de decisión a la ciudadanía, sino que en
cualquier caso, se hace acompañar de ésta para legitimar decisiones ya
comprometidas. Ante esta ilegitimidad de los procesos, la ciudadanía
actualmente está desarrollando movimientos de innovación social, basados
en la iniciativa espontánea, más o menos organizada, ante temas específicos
y causas concretas. Los movimientos “bottom-up” están emergiendo con
fuerza, de la mano de ciudadanía más joven y más comprometida que ya no
cree en los canales habituales de la participación que emana de las
instituciones.
En el ámbito de las políticas concretas, como pueden ser las de salud o
sociales, el papel de la participación ciudadana es y será cada vez más
importante, así como el de la definición y gestión del entorno urbano, ya que
afecta muy directamente a la calidad de vida de las personas.
Noviembre 2013