resumen de- las liturgias del poder- jaime valenzuela
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Resumen segunda parte del libro las liturgias del poder de Jaime Valenzuela, historiador chileno, hecho para mi ramo de Historia de Chile 1.TRANSCRIPT
LAS CEREMONIAS DE LA MUERTE
Los reyes van al cielo.
Los reyes creían firmemente en que irían al cielo y su vida se veía comprometida por este motivo, la
salvación post morten era fundamental. la vida del barroco acusaba en el trono español y mundo
ibérico que el poder era algo efímero. Se manifiesta en estas creencias el hecho de la vida después de la
muerte como algo primordial en la monarquía española, creencia que se traspasa al pueblo, es decir que
los reyes se iban al cielo a la misericordia de Dios, como por ejemplo Felipe IV y Carlos II.
Los preparativos de una representación colonial
El tipo de liturgia mortuoria no responde a los parámetros comunes de hoy, es decir con el cuerpo
material de difunto, más bien en el caso español la muerte del Rey tomaba una dimensión geopolítica
simbólica de alcance imperial, el monarca si seria percibido por una ínfima parte de la población, es una
imagen ausente del monarca simbólica, inmaterial.
Se enviaba asimismo a todas las autoridades eclesiásticas y civiles las órdenes precisas para llevara cabo
la liturgia correspondiente al hecho, de acuerdo a un plan litúrgico unificado, presentando la imagen de
poder compacto, con un espacio institucional coordinado y con un discurso univoco en el plano del
imaginario ceremonial. Todo esto estaba de acuerdo a la cedula expedida desde la metrópoli, las
campanas de la iglesia se unían a la lectura pública del bando elaborado por el cabildo en la transmisión
persuasiva y codificada de la información. se usaban vestimentas negras y eran ellos los encargados de
comunicar la cédula, se decretaba duelo colectivo y la fecha de las exequias.
El panegérico del difunto
El acto fúnebre se expresa también a través de la oratoria, el sermón fúnebre, recubiertas de metáforas
y alegorías sacralizadas, que santifican al monarca, es una especie de oratoria persuasiva. Esta es una
oratoria de manifestación barroca, en este sentido si los antecesores habían sido personas virtuosas sus
descendientes también lo serían, comparten la misma gracia, es decir el destino regio. Por tanto hay
manipulación alegórica del pasado monástico que se une a la persuasión legitimarte del nuevo
gobernante.
Ritos e imágenes de los funerales metafóricos
La celebración religiosa en establecía entonces en el centro del evento, monopoliza la liturgia política. El
luto antes de esto, era de varios días, sonaban las campanas de las iglesias, se hacían oraciones de
vísperas, el obispo se vestía de pontifical. Las distintas ordenes de la ciudad eran repartidas celosamente
y ordenadamente sin mezclarse una con otra en la "escenificación litúrgica" para los funerales de Felipe
IV por ejemplo en Santiago en 1667 estas fueron distribuida ordenadamente dentro de la catedral.
Los días previos y posteriores se hacían misas, predicas, distintas liturgias repartidas entre las ordenes y
ejecutadas por turno en la catedral.
Según el modelo, la decoración de la catedral era todo un aparatoso establecimiento de imágenes que
acompañan el recorrido del asistente, la catedral se dividía la decoración en tres partes en la catedral;
pórtico, naves y túmulo.
La fachada principal se cubría con telas negras, al interior, imágenes de devoción y decoración
permanente de la iglesia se cubrían con bayetas negras, imágenes cadavéricas etc. Además de aderezos
decorativos como medallones y escudos; que son temas iconográficos de la simbología barroca de moda
por ejemplo, el navío que es el curso de la vida, el sol que cumple su ciclo de iluminación, etc. Estos
emblemas apelan a la naturaleza real y fantástica a instrumentos mecánicos y figura humana para
simbolizar ideas políticas o morales. Además se hacían construir jeroglíficos metafóricos, de carácter
tenebroso, los cuales debían captar la atención del asistente al túmulo, construcción efímera para la
ocasión, que a lo largo del XVII aumentaron su presencia. Esta se instalaba generalmente al centro del
templo, es ostentosa y hacia él se dirige la liturgia, es una forma simbólica del cuerpo del difunto, es una
especie de urna que simula una misa al cuerpo presente, así el asistente se involucra mental y
emocionalmente en esta metáfora imaginaria.
Toda la realización ornamentada del monumento configura un programa estético que materializa la
virtud, real o supuesta, victorias militares y hechos religioso del difunto, que tiene una intencionalidad
pedagógica de edificación moral, mostrando su vida como ejemplo a imitar. Todo esto es una suma
visual donde se mezcla la escultura, pintura y expresión literaria y doctrinal.
En palabras de Antonio Bonet, el túmulo real es un verdadero tratado de teología, historia y política, que
es instrumento de persuasión para el asistente, Todo se proyecta hacia el rey, se busca subyugar al
asistente con el sermón y canto de reposos fúnebres.
El modelo de liturgia fúnebre que predomina en la época es esta, con un túmulo iluminado a la manera
del claro oscuro, luz y oscuridad de contraste violento y maravillador, técnica visual a propósito para
impresionar. Modelo que al parecer fue perdiendo fuerza través del siglo XVII según Javier Varela.
Las dificultades de una colonia periférica
Santiago por supuesto es más modesto en este tipo de manifestaciones, las elites locales no podrían
responder con la misma grandeza y carácter individual que adquiera la liturgia en Lima o México por
ejemplo. La colonia pobre y periférica de Santiago n tiene los mismo recursos.
El carácter individual por ejemplo se manifestaba por ejemplo en el catafalco, muestra de arquitectura
de punta en Europa, de alto impacto colectivo, en las exequias de Carlos V por ejemplo, la pintura del
túmulo mostraba al emperador Carlos V y a los emperadores incas y aztecas arrodillados ante él.
El Chile tal pobreza se nota por ejemplo en la falta de una imprenta capaz de dejar el testimonio a la
manera de las capitales virreinales e incluso de ciudades secundarias, lo que demuestra el carácter
villorio de Santiago. Incluso esta pobreza también nos la manifiesta las fuentes, a través del silencio de
de las mismas en torno a las instituciones estatales a cargo de este tipo de acciones, no hay
descripciones detalladas en los archivos principalmente del Cabildo a través de sus actas, solo se pueden
hacer hipótesis al respecto sobre la modestia de la representación alegórica en Chile, solamente
reproducciones toscas de algunos símbolos comunes, la artesanía ceremonial de la exequias chilenas
seria solo una rustica reproducción de determinados trazos comunes y generales.
Las ceremonias del calendario litúrgico anual pedía una puesta en escena de máquinas barrocas
provisionales, sólo para eventos específicos, en España esas máquinas daban origen a obras definitivas o
temporalmente definitivas, artefactos desmontables para las alegorías litúrgicas, que se guardaban el
algún almacén del cabildo. Pero para el villorio de Santiago no se cree que haya sucedido algo así, Chile
no podría darse es gusto, al parecer hasta escases de recursos para tener tumultos permanentes, y
tampoco en el cabildo se necesitaba discutir algo que no podría hacerse para algo efímero.
Hay falta de información respecto de las fuentes oficiales y la existencia en Santiago de construcciones
desmontables idénticas a las necesitadas en exequias reales, los documentos del cabildo y de la
Audiencia se limitan solo a proponer " que se haga según la costumbre". Costumbre que se manifiesta
en Santiago ya que al disponer las exequias no se discriminaba entre príncipe , rey o reina, es un
esquema repetido a la usanza de la costumbre. Por tanto en Chile no manifiesta esa individualidad como
sucedía en Lima o México, sino más bien e evento debía regirse de acuerdo a la costumbre, hay
importancia a la ostentación luctuosa de la elite de Santiago, se debían cumplir ciertos elementos
reglamentarios, se limitan a hacer algún esfuerzo estético original, no existe el derroche ceremonial
típico del barroco y efímero, que de todas formas era difícil de conseguir por el restringido presupuesto
local. Esto permite darnos cuenta del peso de la inercia y la carga negativa que tenía sobre la modestia
crónica de los actos ceremoniales en el Chile de aquel tiempo. Por otra parte se debe tener en cuenta
que la mayor parte de las veces, cuando un Monarca fallecía, se debía hacer conjuntamente la liturgia
del Monarca que vendría a sucederlo e el trono, es decir compartir los gatos de exequias y liturgias.
La planificación y financiamiento de ambas liturgias se veían como un conjunto, pero también el tiempo
que pasaba desde la emisión de la cedula que avisaba los acontecimientos, podrían pasar dos años, años
que además pueden jugar a favor de la legitimación litúrgica del sistema de poder, lo luctuoso y alegre
se ligaban, en un juego de simbolismo de la continuidad monárquica. será la aclamación del rey el hecho
más importante donde el juego persuasivo legitimante se manifiesta claramente. Es ahí donde se
concentra la capacidad local de generan un impacto propio de espectáculo barroco, pues es la alegría
inducida y orientable hacia la configuración de alegorías y metáforas gloriosas de una monarquía
triunfante y renaciente, donde también los personajes regentes civiles y religioso ostentaban su
participación
Escenificación de un mensaje simbólico del poder
Todas las autoridades estaban obligadas por disposiciones monárquicas al menos de preservar el
mínimo de ceremonial que requería el evento luctuoso. Según la costumbre tal como se mencionó
incluía el breve cortejo el cual sería el espacio de ostentación de los notables y representantes
institucionales, y el interés de la elite municipal se manifestaba mucho más en las proclamaciones que
en las exequias.
La liturgia se desarrollaba en completo orden y jerarquizado, a la manera de un verdadero entierro,
participaban en la procesión, los vicarios del monarca, funcionarios burocráticos y elite capitular, todos
vestidos de luto riguroso, de esta manera se manifiesta la elite haciéndose ver como el grupo exclusivo y
prestigioso que comulgan con las redes más intimas del control político a pesar de la inexistencia del
cuerpo en el acto.
Todo el despliegue se llevaba a cabo en los límites de la plaza mayor de Santiago, a paso muy lento, una
porque permitía soslayar las limitaciones estructurales del pequeño Santiago de entonces, pero también
para aumentar el sentimiento trágico y reparar la solemnidad del acto, también para que los de la elite
fuese observados por todos, estos aprovechan la ocasión pertinente para explotar cada posibilidad de
ostentar poder. Además todos se vestían del mismo color negro, lo que comunica exclusividad de
pertenencia a la solemnidad del evento, llevar el luto por el rey demuestra proximidad, familiaridad con
este (en palabras de Javier Varela) peor siempre se respetan las jerarquías a pesar de la
"homogeneización cromática de las vestiduras", en ese sentido es el cabildo el que encabeza por los
maceros las armas de la ciudad pintadas sobre lienzo.
El despertar de fin de siglo
Todo el análisis hecho de las exequias reales, es en base a un panorama demasiado general a causa del
silencio de los registros oficiales, que se manifiesta más allá de la carencia de una imprenta, pues era
una actitud de las autoridades que recurrían a la costumbre. Pero que sin embargo ya para 1697 hay
conocimiento de esta situación, con la llegada de la cedula que anunciaba la muerte de la reina Mariana
de Austria, madre de Carlos II, el gobernador Tomás Marín de Poveda expresa molestia y asombro por
no encontrar testimonio sobre cómo hacer la exequias pues la última fue hecha hace 30 años atrás.
Se produce entonces un vuelco en la calidad y preocupación brindada a la organización y escenificación
de las liturgias, se redactan informes detallados de las ceremonias, y por primera vez se describe un
catafalco real construido para la ocasión, el cual consta con distintos niveles, alegorías y decoraciones
que recuerdan mucho en específico a los de Lima Y México, al parecer propone el autor que tuvo que
haber influencia de extranjeros al momento de hacerlo, por su rigurosas formas, aunque no es seguro.
Este túmulo fue capaz de hacer resplandecer a la catedral con tensión visual, con muchas velas negras y
moradas que cubrían su nave principal, tenia poesías en latín y castellano y el mismo gobernador
comenta que "donde con majestuosa pompa se celebraron las exequias y con la mayor grandeza y
solemnidad que se pudo"
Los detalles y la alta calidad de como se hizo este túmulo demuestra el alejamiento de la artesanía local
y rustica que se comentó, y se sospecha que el mismo túmulo usado para la reina Mariana pudo haber
sido desmantelado en parte para volver a ser re utilizado en otro evento de similar importancia, lo que
señala la hipótesis antes mencionada de la posibilidad de que se mantiene la tradición local donde este
tipo de arquitectura paso a ser desmontable y remontable según necesidades litúrgicas emanadas
perdiendo así su carácter "efímero" el mejor ejemplo el túmulo de 1697 por su calidad técnica y artística
ameritaban para su conservación. Cabe preguntarse por qué este cambio súbito, y por qué e cambio se
manifiesta en vez de un Monarca por la reina madre. Al parecer la respuesta se halla en una coyuntura
excepcional que marcó la economía del valle central de Chile para ese siglo, Santiago ya no estaba tan
pobre como antes, el comercio de trigo con el Perú abrió más posibilidades, regeneró la riqueza material
de la elite y de la institución concejil, esto producto también del terremoto de 1687 en Perú que
estropeó luego con pestes los trigos de la zona que repercutió en al economía Chilena de manera
notable.
Es importante destacar las exequias de 1697 pues se alinea con el proceso cumulativo local, las liturgias
hechas para la reina Mariana, forman parte del aumento y ampliación de las capacidades de derroche
barroco, ella será el primer personaje real cuyas ceremonias luctuosas serían financiadas con expansión
productiva y comercial de la región agrícola de Stgo. De hecho las exequias para Carlo II en 1702, fueron
tan pomposas que las autoridades vicarias se asombraron por lo aparatoso. Se acabo entonces la
dificultades para el Cabildo de hacerse los fondos necesarios para adquirir financiación para estos
asuntos, además se incluye el impuesto de balanza, el cual refleja el florecimiento comercial local, desde
1669 este impuesto se derivó a gastos municipales temporalmente pero luego quedaría como
presupuesto regular del cabildo
TERCERA PARTE
LA PERSUASION LITURGICA EN LAS CELEBRACIOENES "CIVILES"
Resonancia local de los modelos externos
Lo religioso constituye el marco esencial del universo simbólico litúrgico en el que se poya el poder, pero
además el sistema contempla otra serie de argumentos para alimentar esa legitimación de sus actores y
del orden establecido por él, el Rey cabeza del imperio se muestra como una figura con cierta
autonomía frente a la voluntad divina. Las liturgias profanas marcan los acontecimientos claves de la
realeza, hay un despliegue del barroco orientado a las glorias del señor y de su familia. Esos eventos, se
repiten mas menos de forma y contenido similar en honor de los propios representantes vicarios de la
monarquía, existen la imagen de omnipotencia del rey, un rey lejano que s proyecta a través del
espectáculo político y es ahí donde mismo los poderes locales y de facto aprovechan la oportunidad
para manifestar ligazón con estas grandes fuerzas.
Celebraciones por la Monarquía- La circulación de fórmulas festivas
La reproducción de las formas copiadas de Europa, se relativizan en las distintas zonas de América, y
dependen del nivel de riqueza regional y jerárquico de las autoridades presentes, Chile marginal y
pobre, ajusta la realidad de los modelos litúrgicos, quitando despliegue escénico y decorativo.
Las fiestas organizadas en Stgo, responden en características formales a la tradición medieval,
reformulados por espíritu estético e ideológico del Barroco, es de esta forma con mecanismo de
persuasión sicológica masiva que los Habsburgo, buscan reforzar su legitimación de su poder.
La proclamación de nuevos reyes, bodas reales, y todo lo festivo, son el nódulo central de grandes
festivales peninsulares que duran semanas e incluso meses y es el modelo para todo el imperio, pus se
busca homogeneizar simbólicamente a todos los súbditos en torno a un referente político común,
omnipresente en la mente e invisible, se derrochaban muchos recursos en torno a estas fiestas con
artistas traídos de fuerza, dramáticos etc.
Las celebraciones de la península quedan inmortalizadas y circulan geográficamente a través de
relaciones impresas y de funcionarios que traspasan y recuerdan el esplendor que deben tener aquellos
eventos, y de ben responder a esquemas básicos de celebración, con ritual prefijado y elementos
festivos codificados. De hecho en España las versiones son casi idénticas lo que sólo cambia algunas
veces son sus motivaciones, fechas, personalidades, etc.
Las principales ciudades americanas reproducen los modelos con energía material colonial, de la
majestuosidad de la cortes virreinales. Lima y Potosí, destacan por despliegue festivo influenciando a
Santiago y otras zonas, estos reproducen la celebración europea de acuerdo al modelo de moda, pero
además incorpora elementos autóctonos que simbolizan dominación española (como para la
proclamación de Felipe II en 1556 con indios disfrazados en el cortejo)
Las imprentas de estas ciudades también ayudan a difundir el mensaje del modelo, relatan el evento,
detalla a los personajes, atuendos, los tipos de ritos oficiales ,etc. Es decir hacen eco de la relaciones de
la península (relaciones americanas) Si bien es cierto que estas codificaciones de gestos y rituales debían
tener estabilidad y ser fija, casi siempre se relativizaba en las distintas regiones, pues la circulación de las
descripciones era limitada y porque siempre pesaba en la memoria local la costumbre, tomando en
cuenta que Santiago estaba muy lejos de Lima con un rol periférico, también por recursos limitados
tanto artísticamente como económicamente y además por el peso relativo de las autoridades que
residen en el lugar.
La referencia a la costumbre es no sólo un intento de adecuación a realidades y capacidades distintas,
sino que es tbn una fórmula para asegurar al menos la repetición de ciertos ritos oficiales básico en
todas las ciudades (ejemplo 1599, a través del virrey de Perú se le informa al gobernador de Chile la
muerte de Felipe II, y la orden de proclamar sucesor, así mismo hará este con las demás ciudades del
reino informando y dando la orden) Entonces así, desde un comienzo en Chile, se observa la
reproducción t adaptación provinciana de las formas celebrativas, por ejemplo en La Serena en
1558aclamando a Felipe II, el escribano de las relaciones, trata de hacer ver el supuesto esplendor de la
ciudad en la celebración, que en realidad oculta la pobreza de la región al querer ponerla en el mismo
sitial de las ciudades virreinales y de la península. Este documento además no menciona mucho sobre
festejos públicos, que es en donde pone acento las relaciones, sino más bien habla de la cena hecha en
la casa del capitán general, de esta forma el villorio del norte, impone su realidad al modelo original.
La adaptación a la realidad de Santiago
Santiago asimismo vive este proceso de relativización de modelo de celebración, el que también variaba
de acuerdo al potencial económico que brinda brillo a la festividad, y Concepción en ese sentido pone
cierta rivalidad a la capital pues el gobernador pasa mucho tiempo en esta ciudad.
En Santiago existe la corte civil, conformada por la Audiencia, Cabildo y notables también los
terratenientes de la región, esta corte da el cuadro adecuado para dar solemnidad necesaria, aunque
solo un pálido reflejo de la realidad limeña, sumando al gobernador incluso desde el establecimiento de
la audiencia, el cual llega para las celebraciones más importantes, como la ascensión de un rey. Las
proclamaciones de Felipe II en2558 y Felipe III en 1599 fueron encabezadas por la elite local (teniente de
gobernador y cabildo) rustico como siempre, pero a partir de Felipe IV y su proclamación en 1622 la
ceremonia se realza con la participación del Gobernador y tribunal supremo, y se menciona que en
aquella celebración la ciudad de excedió más allá de sus recursos para demostrar fidelidad.
Otro motivo por el cual el modelo perdía la espectacularidad barroca en ciudades modestas, es por el
peso negativo, Santiago por ejemplo, vivía de la inercia y monotonía que permite afianzar el concepto
de costumbre, se percibe que la falta de creatividad constituye una actitud permanente a lo largo del
siglo XIVV, actitud que terminan generando problemas de memoria litúrgica local, algunas veces las
autoridades incluso llegaban a dudar de las formulas básicas de la fiesta real.
La irregularidad y distancia temporal que separaban a los eventos peninsulares que originaban las
festividades se unían a la ausencia generalizada de registros descriptivos, se carecían de relaciones
oficiales que provinieran de ciudades americanas o españolas, solo hay breves registros de las
celebraciones escritas por escribanos del cabildo.
Las proclamaciones reales contaban con un despliegue y esfuerzo organizativo mayor que el del funeral,
allí se concentra la iniciativa de la localidad y aparato que importe ostentación de la aristocracia, la elite
busca imitar o copiar los hábitos de sus pares peninsulares y conjugar su estrepitosa fidelidad al sistema,
con usufructo simbólico que obtienen de estas grandes ocasiones de poder lucirse profanamente.
Las disposiciones municipales que dictan la organización que aportan tipología sencilla y repetitiva,
cumplen los mismos objetivos que las grandes fiestas virreinales, tiene forma y orientación similar, se
trata de aplicar al máximo los mayores medios y recursos para dar sentido espectacular e impresionante
del poder.
Llegada de la noticia y preparativos locales
La fiesta real comprendía cuatro etapas:
1- Desde que se informa la muerte del rey, preparación del cabildo en cuanto al calendario de
actividades, discusión del presupuesto a usar.
2- La segunda etapa, es al medio o al final de la primera y es las exequias misma, seguido de un luto
oficial que en teoría debe durar 6 meses, esto a veces no se cumple.
3- la tercera etapa, la más importante en cuanto a formalidad, jura y aclamación pública del nuevo rey.
4- La última etapa, varios meses más tarde, es la realización de festejos profanos oficiales en honor del
nuevo rey.
La corona hace celebrar además otros acontecimientos importantes de la familia real, como nacimientos
de príncipes herederos o bodas, entre otros., se ordenaba entonces a las colonias aparte de las
ceremonias religiosas los regocijos públicos. Este proceso responde a un proceso de reproducción
colonial, comienza la información enviada por el rey en las cédulas, a las distintas autoridades con copias
para cada una de ellas, de este modo los virreyes y arzobispos refuerzan el circuito harán lo mismo en el
seno de su jurisdicción comunicando la noticia. Son las autoridades las encargadas en cada reino o
provincia de esparcir la información en ciudades y establecimientos religiosos. Informando más tarde al
rey que la disposición se ha cumplido satisfactoriamente. Si se suma las cédulas que comunican los
sucesos de la familia real a las disposiciones que comunican eventos de la guerra y diplomacia, de
acciones piadoras de los reyes etc, es posible evidenciar la búsqueda de la corona de hacer sentir a todo
el imperio a unísono la misma emoción y afección, es proyección imperial que mantiene informados a
todo súbdito, la monarquía busca crear así una comunidad mística, todos con una misma orientación y
finalidad. Cuando la cédula llegaba a la ciudad, son las campanas de la iglesia que avisan sobre el asunto,
pero se produce ambigüedad pues además de avisar la muerte de l rey, promulgaba la llegada de otro,
era inconcebible pensar en vació de poder, una monarquía sin cabeza inmortal, por ello en Stgo también
se concentra más los recursos limitados en liturgias gloriosas del sistema más que en lo funerario,
liturgia y duelo era como un paréntesis luctuoso en medio del preparativo para festejar al nuevo rey que
ya sin ser proclamado gobernaba de antemano.
Luego de haber terminado las "recientes exequias y el periodo de luto oficial, se prepara el escenario
para proclamar al nuevo rey, el cabildo dispone de la pregonación. El pregonero, era casi siempre el que
anunciaba acompañado de un tambor, había sonidos de trompetas además y acompañamiento de
principales notables a caballo y vestidos ostentosamente, pues así se comunica el carácter excepcional
de la situación.
Los desfases de temporalidad y sus paradojas técnicas
Dos paradojas se manifiestan en el proceso, primero el desfase de tiempo del suceso que se produce en
España y la última ceremonia hecha en Stgo y la otra la ambivalencia del documento que informa la
muerte y al mismo tiempo ordena celebrar al sucesor. Se produce retraso en todo el proceso, porque
llegan muy tarde las informaciones, ejemplo el nacimiento de Felipe próspero , el documento fue
enviado desde Madrid el 25 de dic de 1657 y llega a Chile en octubre de 1657, lo que produce confusión
entre festejos , para esperar un año más para los regocijos oficiales. Pasó lo mismo con la muerte de
Carlos III y ascensión de Felipe V en 1700, en stgo se supo esto en 1701 y de acuerdo a los plazos
litúrgicos oficiales su proclamación en stgo no se llevaría a cabo hasta 1702 es decir un año y medio
después de su aclamación en Madrid. De ahí que el luto de 6 meses fuese vivido como una formalidad
teórica, sino más bien era un retraso en relación con fecha y aclamación y festejo del nuevo rey. Incluso
a veces la distancia temporal entre ambas ceremonias se definía por condiciones locales y circunstancias
coyunturales.
La segunda paradoja en tanto, pues la formula señala que se proclame lo más rápido posible al nuevo
rey, el desfase temporal se traduce en aparente contradicción de celebraciones, se hacían exequias y
casi muy luego la aclamación. Pero esta ambivalencia de la cédula que informa dos acontecimientos y
ordena dos tipos de ceremonias opuestas, es parte del juego del barroco, contradictorio, el mismo juego
del claroscuro de la ceremonia, se compenetra así lo antagónico, practica cultural que envuelve la
presencia ritual de la cabeza política, se escenifica la muerte y la proclamación gloriosa. La ambivalencia
se plasma en la ritualizacion ordenada, da cuenta de una larga tradición ideológica que representa a una
monarquía inmortal, es renovación política, se renovaba la monarquía pero a la vez todo el sistema de
poder del cual son participes los actores políticos. Es entonces que ambas celebraciones forman parte
de una continuidad, el rey santo asciende, y vienen las manifestaciones a la gloria de la monarquía
renovada con un monarca ascendente elegido por la gracia. El desfase temporal se diluye en la práctica
ritual y en la fiesta, ambos sucesos se sincronizan con la temporalidad local como si acabasen de ocurrir,
así se conjuga el "desorden" que amenaza a la cabeza del sistema reinstaurando el orden natural de las
cosas.
El gran día: un ritual oficial...
Desde temprano se configuraba para el día fijado de la celebración el cortejo con autoridades civiles y
notables de la región. Ordenados jerárquicamente iban en busca del alférez real para traer consigo el
estandarte real, pues alrededor de este como símbolo central se harán las manifestaciones de fidelidad
al nuevo soberano. Luego el desfile lleva a la plaza mayor, con la aristocracia al rededor, milicias
importantes, gremios y masa del pueblo convocado. Las principales autoridades se ubicaban sobre la
tarima y se leía la cedula en voz alta, el documento pasaba de mano en mano, se besaba y se ponía en la
cabeza como símbolo de acatamiento.
Sin duda el rito más importante era el rito por el cual se proclamaba al rey y el juramento publico de
fidelidad, el Gobernador daba unos gritos proclamando al rey tres veces, haciendo tremolar el pendón
con fuerza a la vez, así la voz de la autoridad y a la vista del símbolo de la soberanía monárquica, se
coronaba al rey imaginariamente a lo que la población respondía con gritos de aprobación.
En un ambiente de alegría
El siguiente rito, era muy repetido y de forma estereotipada en el resto del continente, era de carácter
populista, y consistía en lanzar monedas al público, a pesar de que en Chile no abundaban, de igual
forma se hacía esto, lo que resulta un tanto irónico.
Stgo forma parte de “Las ruidosas demostraciones#. Aclamaciones y aplausos, que demostraban la
lealtad, era una manifestacion de alegría extrovertida, espontáneas, gritos y ruidosos momentos con
arcabuces incluidos, etc. etc.
La liturgia oficial de aclamación del nuevo Rey, se terminaba cuando se repartían las monedas y las
autoridades bajaban del podio y se ponían a cabalgar recorriendo las calles gritando que viva el rey! Era
un ambiente de fiesta colectiva, que liga al súbdito con el lejano soberano, luego la estructura ritual se
confirma con la celebración de misa mayor Te deum. Se conformaba así un espíritu lúdico en el
trascurso de la ceremonia, júbilo oficial, estas celebraciones comprendían días de corridas de toro,
juegos de corte señorial medieval, representados en la misma plaza mayor sobre algún tosco escenario
puesto para la ocasión, se representaban comedias, “hachazos” iluminaciones nocturnas e incluso
juegos de artificio, etc. La importancia de estos júbilos es que muestran que son ellos los que acaparan
la mayor parte de presupuesto y tiempo para ser preparados, y esto dependía mucho de las condiciones
locales en una colonia frágil e inestable como Stgo y la pobreza económica, lo que influía además en la
ejecución del proyecto, la distancia temporal, las limitaciones económicas y la distancia física también
con la península y muchas veces algún impedimento local ponen en jaque la liturgia.
Pero el autor menciona que más que ser un factor negativo el hecho de los grandes desfases de
temporalidad de los eventos político-festivos, en realidad permitía parcelar ciertos elementos,
reavivando el recuerdo y la llama de fidelidad monárquica. Se observa que el mecanismo festivo
dispuesto en Stgo, funciona en su afán ideológico a pesar de la gran temporalidad que afecta al evento
(pues ya se sabía que el rey está gobernando) pese también a la sencillez y falta de espectacularidad,
además la repetición de los mismo ritos cada vez que sume un nuevo rey, permite a las lejanas colonias
americanas reforzar la imagen de un rey “impersonal”, soberano que traspasa el pode de una
generación a otra. Se cumple así la meta de la teoría que refuerza al monarca inmortal a través de su
dignitas y el rey reemplazante renueva la perpetuidad del sistema de poder dominante, alimentando la
ligazón mística.
La celebración religiosa, civil, y lúdica de otros eventos referentes a la familia monárquica se incluyen en
la misma lógica, haciendo vibrar al bajo imperio, con una continuidad intemporal, que renueva a la
familia y su descendencia. Sin embargo todo el esquema que reproduce la legitimación de la cabeza
monárquica invariable, proyectaba también la trascendencia política de todo el sistema, es decir en sus
subalternos, los notables del lugar los cuales se aprovechaban también de la ocasión para obtener su
propia cuota de poder.
LAS AUTORIDADES VICARIAS COMO PROTAGONISTAS
El modelo general de las entradas reales
Existía una gran distancia entre los eventos de la monarquía y las sociedades coloniales, para ello se
debió hacer una estrategia para hacer sentir la presencia monárquica, los representantes
administrativos entonces personificarán la soberanía real. Esto investirá del aura especial al gobierno
local para legitimar ese poder. De esta forma se incorpora a la monarquía, pero hay otras dos razones
que avalan esta incorporación, la llegada de representantes a las distintas jurisdicciones parecido y con
aura casi similar a la de un rey a un lugar específico, y en segundo lugar que los cargos se renovaban con
frecuencia muy alta lo que permite repetición de ceremonias.
De hecho la entrada de un monarca, revestía desde el renacimiento algo triunfal, de carácter romano y
militar, el héroe monárquico, todo esto un rito cívico y militar. Se trata de una bienvenida compleja, el
arco triunfal es el lugar por donde se entra, allí se plasman alegorías y metáforas de la gloria del rey,
lugar del primer rito simbólico, evento que marca los símbolos políticos que unen a la sociedad con su
príncipe, dando sensación emotiva a la cuestión. De esta forma el rey, pasa por las calles por distintos
arcos donde se encamina al Te deum, seguido de un ostentoso cortejo de los distintos estamentos de la
ciudad, lleva un palio de carácter sagrado sólo usado por él, las distintas cofradías y corporaciones le
rinden tributo a su paso, con obras teatrales y expresiones alegóricas. Estas liturgias, fueron
especialmente recargadas a partir de la llegada de Carlos V y la cultura cortesana de Borgoña, aunque
eso si chocando con la forma tradicional castellana de tipo medieval caballeresca, así que al lado de todo
ese cortejo pomposo, siempre había formas ibéricas medievales tradicionales .Lo mismo sucede para el
siglo XVI con formulas rituales que marcaban la recepción urbana, partía con un cortejo oficial y escolta
militar, se recibe al soberano con un beso, (el algunas ciudades se le hacía respetar los privilegios del
lugar incluso) luego de eso debía seguir a las autoridades del lugar donde se le entregaba las llaves de la
ciudad y así comenzaba su paso por la ciudad.
Para el siglo XVII por la fuerza del barroco, se va perdiendo lo plasmado por las formas flamencas y la
entrada española ha asimilado los elementos del renacimiento y el manierismo, el concejo municipal
ahora se hacen cargo de financiar y programa todo.
El espacio urbano de esta ,manera, se transforma para estar acorde al momento celebrado,
arquitecturas efímeras, reproducciones de ríos, bosques y castillos, escenarios, corporaciones y
cofradías participan en la construcción y decoración, ruidos de artillería, caballos, gritos de la
muchedumbre, fiesta con fuegos artificiales días después, es expresión de apoteosis expresada que
buscaba marcar la memoria colectiva con sello indeleble de su magnificencia.
Una lucida producción para recibir a los virreyes
La recepción d aquellos se asemeja a la de un rey, porque son considerados representantes personales
del rey, también son rodeados de ceremonias y pompa y de una corte de funcionarios y de notables que
ayudan a resaltar su presencia. Incluso se llegaba a borrar simbólicamente la jerarquía oficial y confundir
su labor con la del rey, se pone de ejemplo la llegada de un Virrey (Marqués de Villena en 1630) México
el cual fue recibido con todos los honores correspondientes dignos de un Soberano. Las mismas
ceremonias se fueron repitiendo en las distintas ciudades por donde fue pasando el nuevo Virrey, donde
incluso los mismo indígenas participaban, lo que legitimaba la autoridad colonial.
El sistema de legitimación articulaba ordenadamente y estratégicamente la jerarquía de la acción,
primero porque los primeros en tener contacto directo días antes con el nuevo virrey son las clases
acomodadas, más cercanas a él, pero para a la masa de la población se le induce una ansiedad por
querer ver al nuevo virrey, lo que prepara sicológicamente al colectivo con atmósfera de expectación,
incluso el virrey la noche anterior se dirigía escondido al lugar donde tradicionalmente comienza la
entrada en el límite urbano. Así esta atmósfera produce deslumbramiento cuando se llega a ver al fin al
nuevo virrey, apoteosis barroca multiplicada.
Lo mismo sucedía para Perú, donde también se producía la “esquivación de la mirada pública” aunque
con menos tiempo para poder realizarla de mejor forma, por la cercanía del Callao a Lima, pero efectiva
de todas formas.
En Lima, la entrada por el arco también es marcada por el pendón real y el estandarte con las armas que
acreditan afiliación nobiliaria de a nueva autoridad, también destaca el uso del palio que cubre su
magistratura hasta la catedral, ambos elementos refuerzan la presencia individual muy marcada que
podía borrar incluso la verdadera razón de ser del este “show” es decir olvidar al soberano. Lo que
llevará a una disposición de prohibición del uso del palio, pues corresponde sólo a la real persona hacer
uso de este (dictado en la Recopilación de 1680) pero se seguiría usando durante el siglo siguiente a
pasar de las disposiciones, dando al virrey el carácter de príncipe en la ciudad.
Apropiación local del modelo, la recepción del gobernador en Stgo.
Esta apropiación del modelo aminoradamente, no deja de tener importancia para los virreyes y
gobernadores, pues ambos debían ser rodeados del aire de magnificencia que se requería, es el caso del
gobernador de Chile que tiene distintos cargos a su haber más aún durante la primera mitad del XVII, al
dársele el cargo de presidente de la real audiencia, además cabe destacar la importancia de la ciudad de
concepción en este sentido como competencia de la capital administrativa como Stgo, ésta, es la
“capital” de guerra por tanto cuando el gobernador entra a esa ciudad debe ser recibido como se
merece, la ciudad en sí, influye en la liturgia. Se asiste TB a un nuevo desfase temporal en eventos
festivos en la capital e Chile, pues algunas veces pasaba que el nuevo gobernador venía de lugares
lejanos a recibir el cargo a Stgo y si venía desde BS AS, debía primero recibirse del cargo en alguna
ciudad transandina antes que acá.
Stgo jugará u rol importante incluso en calidad de villorio, en la época de Pedro de Valdivia ya se veía
esto de ser gran ciudad y las más importante, centro político del reino donde la liturgia se manifiesta por
ejemplo cuando Pedro de Valdivia entró encabezado con distintas autoridades del villorio.
Gasto y usufructo privado
La recepción de los vicarios monárquicos se ve como una modesta parodia, por bajos recursos s a nivel
local y la gran distancia que separa a Chile del sistema, así el autor hace una comparación en el gasto
que se hacía para el virrey del Perú de unos 8 a 12 mil pesos de oro, en relación a Stgo que sólo se
hacían de 600 a 1000 pesos, lo que demuestra la pobreza, pero el gran esfuerzo con que se debía hacer
por parte del cabildo las manifestaciones. Pero por otro lado y a pesar de esta pobreza, se constatan dos
cosas, primero que a pesar de la pobreza y falta de recursos, se sigue la misma lógica, es decir el gasto es
pequeño pero todo se hace de acuerdo a la estrategia global del sistema de poder imperante, y segundo
que la plata es poca peor el corazón grande ya que a la falta de recursos del cabildo, los mismo privados
e integrantes de la corporación ponen sus propias lucas.
El gasto privado también se manifiesta en etapas preliminares de la recepción oficial, por ejemplo se
enviaban embajadores que con su propio dinero gastaban lo necesario para ir en recibimiento de la
nueva autoridad al lugar donde llegaba, en especial esto se hacía desde Stgo para marcar rol de cabeza
del reino en cuanto a concepción.
También se enviaba una comitiva que recibiera al gobernador en el momento en que este decidiera
tomar el mando, para ir en su búsqueda al puerto de valpo o desde jornadas de camino proveniente de
BS AS, todo autofinanciado por los participantes del cabildo u privados como tal, lo que sin duda daba a
ojos del gobernador una visión y da prestigio al que participa de esto, es una oportunidad de desplegar
ostentación y ganar prestigio pero además de generar contactos personales lo que borra eventuales
oposiciones a los gatos a enfrentar.
Una estrategia para el conjunto de los vicarios
También se debe destacar las bienvenida de carácter menor, es decir, de autoridades de menor rango
como los nuevos oidores y procuradores de la Audiencia, los cuales eran asistiditos en espacio
geográfico reducido, pero también con los cuidados necesarios menester. Y el mismo modelo re replica
para autoridades de carácter eclesiástico, por ejemplo la entrada a la ciudad de un Obispo, se decoraba
el espacio y s e creaba el ambiente necesario a su entrada tal cual un gobernador, se les esperaba en los
límites de la ciudad (miembro del cabildo, elite local, ordenes religiosas) para su bienvenida y se le
escoltaba a la catedral.
Las apuestas de la víspera:
La munificencia en búsqueda de reciprocidad
Volviendo al gobernador, éste antes de su recepción oficial pernoctaba siempre en las afueras de la
ciudad, es decir fuera de los limites de ésta, en alguna casa de algún notable, tal cual los virreyes y el
mismo rey hacía en la metrópoli antes de coronarse, Stgo reproduce esa realidad y acá se denota la
pretensión de Stgo. En este sentido el nuevo gobernador alojaba en un lugar acomodado por la misma
elite loca, a veces se distribuían esa labor, es decir unos a cargo de tratar cuadros para embellecer el
lugar o se hacían donaciones para los gastos.
La entrada geográfica del nuevo gobernador dependía por donde éste viniera, si era por el norte (desde
valpo) se pernoctaba en alguna casa de algún notable del sector, aunque recordar que ese sector era
bien pobre y de chacras así que la mayoría de las veces ¿se desviaba un tanto en camino y se lograba
entrar por el sur-oeste, sector sur de la capital, donde habían muchos más notables y gente rica, con
construcciones más sólidas y costosas.
También el banquete antes de oficializarse, responde a un proceso de socialización y reconocimiento
mutuo del terreno político, además servía para posibles favores futuros, siempre se ve el lado de la
conveniencia del asunto, por tanto ameritaba hacer los gastos necesarios para las cenas costosas.
Estas entonces corresponden a lo que el autor llama liturgias privadas que servían para reconocerse
hace un “juego de espejos” y conocer el estado del reino.
Antes de la toma oficial del poder se manifiesta el juego de la legitimación con las autoridades, sean
éstas laicas o eclesiásticas, liturgias privadas, visitas en los aposentos destinados a los ilustres etc.
Es esta la etapa que precede a la recepción oficial, se busca atraer la voluntad de las autoridades, se
asumían costos elevados por parte de los capitulares para atenderlos y cuando los gastos eran muy altos
y la corporación del cabildo puede, se da subvención a éstos.
Otra forma de agasajar a las autoridades, era haciéndoles regalos. Como Stgo tiene una “aristocracia”
caballeresca y señorial, el caballo es lo mejor que se tiene y se puede regalar en una sociedad agro
ganadera de aquella época, caballos, silla de montar etc., implementos varios del caballo de la mejor
calidad, símbolo que identifica al hidalgo. Se suma esto entonces a las escoltas y banquetes.
Al hacer que los capitulares pusieran de su bolsillo el cabildo buscaba alivianar la carga de estos gastos
no oficiales y esta etapa Corresponde a un recibimiento “no oficial” a lo que la corona reglamentará con
real cédula el año 1663 explicando que no era obligación para el cabildo ni capitulares hacer gastos en
estos gestos, que son por costumbre y no legales, el presupuesto fiscal se usa solamente en la etapa
oficial correspondiente.
Sin duda que la liberalidad individual juega un rol importante en esta etapa de la recepción no oficial,
pues da prestigio social, el aporte privado es para lucirse ante los pares locales y la nueva autoridad, es
una inversión simbólica para la elite local, todo lo que se le ofrecía a la autoridad puede ser visto bajo el
prisma de la “reciprocidad del don” ´propuesta por Marcel Mauss y de intercambio de Marshall Sahlins
(recordar teoría de reciprocidad e intercambio en preco).
A las puertas de la ciudad
La segunda etapa consiste en la recepción oficial de las autoridades vicarias, con liturgias religiosas y
civiles, de carácter público así se refuerza con su entrada en el imaginario colectivo su presencia.
Los ritos de recepción dependían del sector por donde este hubiera entrado, si era por el norte a
costado de convento Sto. domingo si era por valpo se hacía desde lo Cañada en el convento de San Fco.
En dicho lugar En los límites de la ciudad, se hacía construir un arco para marcar la entrada triunfal,
construcción de carácter rústico imitada al estilo de la península o del virreinato, de bajo costo de adobe
y cubierto con madera a esto el autor le llama “artesanía ceremonial”. A lo rústico de la construcción se
une la simplicidad decorativa, es decir falta de alegorías, pues son más complejas de hacer en una
ciudad periférica como Stgo tan comunes en arcos de Europa, México y Lima.
El decorado responde a cánones estéticos que predominan en la periférica ciudad o sea rustica,
ruralizada y dominada por modestia económica, todas características del siglo XVII. El arco más que
imponerse por sus decorados se imponía por tamaño y cierta majestuosidad, decorado con telas y
tapices que con imágenes alegóricas, la madera podría hacer que pareciera una construcción de carácter
permanente incluso, pero el autor plantea la hipótesis de que muchas de estas construcciones al parecer
fueron desmontables y que se usaron en distintas liturgias, aunque las fuentes no lo aseguran.
Las puertas eran de cartón o madera tbn permanente y desmontables, sólo para el siglo XVIII Stgo
tendrá arcos más decentes y de mejor calidad, pero durante el siglo XVI predominará lo que ya se ha
explicado, dándole a Stgo un parecido a muchas ciudades españolas que se encuentran en las mismas
condiciones, sumidas en rusticidad que los aspectos festivos de tipo italiano manierista son aplicados
como soportes ortopédicos de las ceremonias.
Fórmulas rituales de la recepción oficial
La recepción oficial estaba cargada de aspectos tanto cívicos como religiosos, frente a la decoración
teatral que se hacía para recibir a la autoridad, el gobernador debe cumplir el último rito principal del
evento, la fórmula de juramento del buen gobierno y la jura de fidelidad de la misma ciudad. Detalles
como que en la portada de la ciudad, se disponía un dosel de tela lujos de seda y oro el que cubre un
lujoso sillón donde el gobernador se sentaba, al frente una mesa con un crucifijo y misal abierto
(manifestación de omnipresencia divina) el escribano leía la cedula del nombramiento y cada integrante
besaba aquel documento y lo posaba en su cabeza, a continuación el mismo escribano o Gobernador
daba el discurso de juramento, que tenía dos mensajes el primero ejercer el cargo de acuerdo a la ley y
segundo respetar privilegios reales eventualmente concedidos a la ciudad.
Lo que se debe destacar de esta formalidad es que era de carácter público, se llevaba a cabo a la vista y
conocimiento masivo y en segundo lugar se destaca la presencia de lo religioso, ya que el gobernador
ponía sus manos en el misal , mientras leía el juramento incluso tomaba el crucifijo en su otra mano, el
peso del juicio celestial así se hace explícito si no se cumple lo prometido.
La Parodia simbólica de una entrada real
Al terminar la ceremonia anterior, todos volvían a montar y el gobernador recibía las llaves de plata que
se supone abrirían las puertas de la ciudad, así entonces traviesa el arco, lo que significa el cruce triunfal
por aquél de la autoridad, esto provocaba emoción colectiva al ver reencarnando el aura del monarca
por sobre esta autoridad que llegaba a Stgo siguiendo el camino del Rey, hasta el centro, es decir la
plaza mayor.
Siempre a caballo, los seguían los distintos actores políticos, la autoridad nueva avanzaba por la calle del
rey con todos sus decorados, el alférez real porta el pendón, símbolo que precede al desfile, señal del
peso superior del acto, en un primer tiempo incluso de la nueva autoridad portaba el pario, pero a partir
de la real audiencia, se normará su uso, dejando exclusivamente aquél para el rey. Disposición muchas
veces violada por los mismos virreyes, pero en Chile normado por el mismo rey apropósito de la
recepción de Lope de Ulloa y Lemos, el rey dictamina en 1618 la prohibición de usarlo con castigo
ejemplar.
Ya en la plaza mayor con todas las decoraciones de ésta, se procedía a entrar a la catedral, donde era
recibido por las autoridades eclesiásticas, se procedía al Tedeum y misa de acción de gracias, esta
solemne misa, se tomaba como “consagración” y viste de religiosidad y sacralidad al asunto, se
terminaba el día con festejos, gritos y aplausos, con las casas todas ellas por obligación iluminadas por
ser periodo de fiesta, más tarde a un banquete ofrecido por la corporación municipal o privados.
La última etapa de las liturgias de celebración correspondían al regocijo oficial, que no tenían tanta
espectacularidad, pero sí tenían aspectos lúdicos importantes, corridas de toros, juegos de caballería,
obras teatrales, etc.
LOS FETICHES DEL PODER
La legitimación festiva del poder colonial descansará sobre dos objetos que le ayudarán a recargar de
majestuosidad y veneración al poder del monarca, pero además influenciará la representación mental
de la época. Se trata del pendón y el sello real, son fetiches del poder, cumplen papel político, son parte
de la estrategia ritual, las clases dominantes de Stgo gozarán de su uso exclusivo y les ayudará a tener
más prestigio.
El sello real, una gran presencia en STGO.
Es símbolo tradicional de la justicia superior del Monarca, lo estampa al pie de cada documento firmado
por su mano, tiene extensión metafórica, cada tribunal del nuevo mundo disponía del sello, lo ponía al
lado de “Yo el Rey” confirmando así su presencia y suprema autoridad y evidencia relativo poder
ejercido localmente por aquellos tribunales. El sello actúa como catalizador esencial, tenía una
recepción oficial en conjunto con el del la instalación del tribunal esto se revela como un véneto
sacralizador, consagratorio., lo importante de dicho acto es que se basa en la convicción que la
presencia de lo representado más que en la representación en sí, se plantea una fusión de dicho y
significado y para realizar dicha fusión y adquirir el poder, la imagen objeto debe pasar a ser consagrado
(según David Freedberg) Eso ocurrió en Stgo de chile, se persuadía al colectivo de que en dicho símbolo
estaba la presencia del Monarca.
Si bien el gobernador o presidente de la audiencia tenían peso, era el sello el que los revestía de la
autoridad necesaria y vicaria del Monarca lejano. Se hacían los preparativos antes de que el sello llegara
a la ciudad, se prohibían lutos privados, se mandaban hacer vestiduras especiales, se adornaba la
ciudad, la corporación costeaba gran parte de los gastos.
La sacralización
Hay ciertas etapas que se revelan de los documentos de los distintos pasos sitúales que acompañan la
llegada del sello en conjunto con el gobernador. La elite iba en busca del gobernador a las afueras de la
ciudad, lo escoltaban hasta los límites, el gobernador traía el sello colgado de su cuello oculto a la vista
de los demás en una cajita dorada, monopolizando así el uso del sello. La sacralización del objeto se
hacía evidente al momento en que el cortejo se dirigía a un convento, San francisco en este caso, donde
se había previsto una recamara especial para el famoso sellito! Así la comitiva desaparecía y comenzaba
una especie de procesión privada que rodeaba al sello, este es el espacio sagrado elegido, porque
además estaba otro fetiche: la virgen de nuestra señora del Socorro, la intercesora frente a las
catástrofes.
El símbolo reala si se conjugaba con dicha imagen tutelar (la virgen) la habitación se adornaba con
solemnidad y a la llegada del sello el gobernador y el oidor ponían a éste sobre cojines y sedas en
actitud decorativa, (la wea ridicula) además le ponían una corona de plata encima…
La entrada oficial del fetiche Tabú
La segunda fase consta de la presencia del oidor decano que hará la vigilia del sello, todos los demás se
retiran, al otro día el sello coindice con la fiesta de la virgen y su entrada a la ciudad. De esta forma
comenzaba la segunda fase, el cortejo asistía primero a la misa celebración por la natividad de la virgen,
luego iban a lo Cañada donde estaba el convento a buscar el famoso sello, todos a propósito vestidos
pomposamente para la ocasión, asistía toda la elite y las autoridades, cuando se llegaba a la recamar del
sello, se arrodillaban y el oidor pasaba a sacar el sello del cofre todos procedían a besarlo y colocarlo en
su cabeza, luego se guardaba otra vez y se sacaba en cofre envuelto a la vista de todos, dando aires de
misteriosidad lo acompañan en la comitiva TB los mismos franciscanos dándole el aire sacral a la
cuestión. Además al sello se le daba reverencia y se le acompañaba en el recorrido como si fuese algo
tan especial de acompañar, era una especie de corpus Cristi, y ahí es donde encuentra su juego de
sacralidad. Siendo un caballo el que cubierto por el palio llevaba oculto el fetiche desde el convento
hasta la plaza mayor, todo ello acompaña del circulo privilegiado en torno a la cuestión.
La vanguardia de la estructura móvil encabezada por otro símbolo de mucha importancia, como era el
pendón y las milicias civiles, dándole solemnidad al cortejo el cual llegado a la plaza disponía del orden
correspondiente para que el cortejo circulara entre ellas durante el último tramo. Ya al llegar a su
destino el sello venía cargado de sacralidad, admiración, aura misteriosa, rodeado de pompas, con
proyección fetichista en el imaginario colectivo es decir una transubstancia del soberano.
Luego retomaba el ritual , el símbolo entra al edificio, revistiendo con su carga simbólica el interior de la
audiencia, legitimando su poder, además con su aire misterioso forma parte de la estrategia simbólica
permanente.
Lo común a lo largo del periodo colonial, es que hay ausencia de celebraciones publicas orientadas al
objeto simbólico, más bien son privadas, pues las fuentes no registran otra igual a la mencionada, sólo
algunos pocos además, tenían acceso al sello (audiencia) y en especial el canciller, pero incluso cuando
se recibía a un gobernador nuevo u oidor.
Cuando se recibía a un nuevo gobernador, la ceremonia interna contrastaba con la pública hecha en la
entrada de la ciudad, era semiprivada y sólo los privilegiados de siempre asistían, mientras que el resto
de la comunidad aguardaba afuera conscientes de la discriminación lógica que se hacía en torno al
misterioso objeto, así se marcaba los espacios metafóricos que separan jerárquicamente la sociedad de
aquella época. Toda esta estrategia de una presencia vedada a la vista del no iniciado en el arte de
poder, se parece mucho a las fórmula clásica de la religión católica (la hostia) oculta la mayor parte del
año, dándole tbn aires de misterio, lo mismo que con el sello real.
EL PENDON O ESTANDARTE REAL
Un símbolo de uso público habitual
En contraste con el sello y todo su misteriosidad, encontramos otros objeto con un uso distinto dentro
de todo el juego de contradicciones barrocas de la época, objeto que representaba la soberanía del
monarca, omnipresencia, muy distinto en su objetivo, pues mostraba lucimiento público y ostentoso,
exposición regular a los ojos del súbdito, es el pendón o estandarte real, siendo el símbolo más común
en América de larga tradición en Castilla desde el siglo XII.
A nivel local, el pendón se había integrado al imaginario local mucho antes que el sello, ya en 1556 se
menciona a éste en las fuentes, por tanto concentra larga data y tradición, vocación de símbolo público
de la soberanía real. La frecuencia de su exposición pública comenzaba por ejemplo encabezando las
ceremonias de la monarquía, proclamaciones reales en específico, centralizaba gritos y ritos, dignos de
fidelidad del súbdito, era besado por los asistentes, batido como signo de aclamación pública flotando al
viento.
El pendón ocupaba lugar privilegiado en las liturgias que legitimaban su poder, se encargaba de la
recepción de las autoridades vicarias traspasando al representante real la evidencia irrebatible de la
fuente de su poder, además de los rituales explícitos que realizaba el personaje frente a él, arrodillarse,
jurar cargo, besarlo etc. incluso con similitud de colores decorativos, ligazón cromática para mostrar
comunión de poder entre el rey, pendón y vicario(según el relato del autor cuando arribó a chile el
gobernador Melchor Bravo... en 1568)
De acuerdo a la estrategia de exhibición pública es que el estandarte encabeza las principales acciones
tanto en lo civil como en lo religioso, ejemplos: procesión corpus Christie, situaciones bélicas de acuerdo
a la costumbre medieval convocando reclutas en la plaza mayor, apelando a la fidelidad del súbdito en
torno al sentimiento símbolo común, El pendón asume así el rol de soberanía real, materilizador de la
cabeza suprema de poder, paternal y autoritaria, referente común para unificar místicamente.
El símbolo del Rey imaginario entonces actúa en la lógica de la retroalimentación legitimante del sistema
de poder, irradia con la imagen poderosa que presenta a los que estén próximos a él, proyecta
legitimación al conjunto de mecanismo de dominación en el rol del poder, asimismo el pendón obtiene
legitimación e su función, cuando es revestido de actos ceremoniales frecuentes, gestos de sumisión etc.
¿ Fiesta de Santiago o del pendón?
La costumbre y la ley exigían que el estandarte real debía ser paseado solemnemente por las calles
importantes de la ciudad una vez al año en compañía de las autoridades vicarias, pero este evento que
parecía muy cívico se reviste de sacralidad porque coincidía con la fiesta del santo patrono de la ciudad,
el modelo de la periferia chilena era por supuesto Perú y México así lo establecía la disposición general
de Carlos V en 1530, así el paseo adquiría dimensión sacralizante pasando a ser una fiesta cívico
religiosa. El día seguido por la norma tenía lugar cada año el día 25 de julio fiesta del apóstol Santiago,
pero además la elección de este apóstol responde a muchas aristas dentro de su ritual litúrgico.
Este santo es protector de muchas ciudades americanas, y en Chile sirve de estrategia de unificación
simbólica del imperio pues se liga íntimamente a la monarquía española, es una fusión litúrgica
compleja, que reúne aspectos como significación persuasiva, Santiago es nódulo simbólico del
imaginario español de la reconquista y el espíritu de cruzada y en América esto se reproduciría siendo
Stgo, el apóstol más adecuado del panteón y divino.
En segundo lugar, se destaca el tema del imaginario nobiliario de la aristocracia chilena, anclado al
origen guerrero que de a poco van dejando de lado efectivamente, sed de prestigio, de mentalismo
señorial con valor militar, se refuerza aún más a nivel simbólico si se observa la imagen del estandarte
propio por un lado las armas de la monarquía y por el otro es de la ciudad otorgado por Carlos V en
1554, dos caras que mezclan al poder local con el poder del regio, identificación visual de la elite con la
monarquía y con el aura nobiliaria, se conforma una ecuación metafórica de la "ciudad noble"= Cabildo
=Nobleza de stgo. ecuación refrendada por la autorización otorgada la capital chilena por la cédula que
le daba su escudo. (Luego el autor redunda en lo mismo de siempre)...
Posicionamiento de los actores y papel del Alférez Real
En vísperas de las fiestas, el cabildo, la audiencia y la elite local, iban en busca del alférez real donde se
guardaba el fetiche y se traía con él al edificio concejil, se colgaba a la vista pública, dando a la plaza
mayor, así el edificio que alberga a la elite institucionalizada irradiaba legitimidad otorgada por la
presencia de y uso exclusivo del símbolo, por otra parte el pendón, se recargaba con energía litúrgica,
reforzando así su encarnación icónica del rey, logrando admiración publica, luego los actores se dirigían
a la catedral para celebrar las vísperas. Al otro día de las celebraciones, se transportaba el estandarte
pro mismo séquito de persona en dirección de dicho templo, se produce la fusión entre fiesta religiosa y
fiesta del paseo del pendón, esta fusión pasaba a ser la sacralización anual del símbolo real, todos se
vestían para la ocasión, en la misa se ubicaba al pendón en el presbiterio se suponía con la restricción de
que en éste nadie podía sentarse o estar, pero el alférez real lo hacía de todas formas, dándole
importancia jerárquica a su situación. La costumbre sin dudad había configurado así esta situación, que
llevó incluso a reclamos eclesiásticos sin eco por lo demás por parte de la Corona; siendo así una
excepción litúrgica que colocaba al alférez en alto grado de prestigio jerárquico.
La sacralización del fetiche lo recargaba de energía sobrenatural y esto se concretaba en el momento de
la bendición realizada con agua bendita y sermones, además del sermón persuasivo para relacionarlo
con el apóstol hispano y además de su rol jugado. Todo esto sin duda recaía tbn en el alférez real, que el
autor recalca su importancia pues es un personaje que sume un tol cristalizador de pretensiones
políticas de la elite local, pues su cargo tiene peso honorífico y papel efectivo en el Cabildo, este tiene
derecho a voto inmediatamente después de los alcaldes, es defensor y custodia del estandarte real, el
cabildo comparte con él el honor y prestigio del funcionario, quien canalizaba la legiitimacion nobiliaria
que pretendían los descendientes de la elite, pues la nominación anual se efectuaba entre los
capitulares de entre los principales de la ciudad, alguien digno de ocupar el cargo, dándole prestigio a él
y a su familia, pues el alarife además de portar el fetiche lo guarda en su casa, siendo un privilegio que
alcanza una proyección geométrica al momento que comienza a ser vendido el caro de alférez a partir
de 1612, pues la custodia del pendón pasa a ser "propiedad" del comprador del cargo, lo que lleva a
perpetuidad del prestigio adquirido por obtener el objeto, será en ese año en que el cargo sería el cargo
más apetecido y el más caro de poseer provocando disgusto en la "nobleza" de Stgo cuando este sea
adquirido por el "hombre nuevo" un mercader sin raíces en el grupo originario de la conquista que tiene
la nobleza necesaria para ejercer el cargo.
El ritual cívico luego de la misa mayor
Referente a la fiesta del apóstol Santiago, se debe recordar que este juego de energías legitimante que
circula entre estandarte real y actores locales del poder, se reforzaba en la procesión religiosa; después
de la misa, el alférez a la cabeza dos alcaldes por los lados, la imagen del santo portada por regidores y
miembros catedralicios. Todo ello en el mismo espacio público de siempre, se procedía al pase oficial, tal
como la dicta la ley y la costumbre y se trata del mismo rito lúdico profano que acompaña a la
proclamación de un nuevo rey, el pendón real en manos del alférez, la aristocracia, los ruidos de armas
de fuego etc.
La liturgia religiosa post ceremonia canónica es acto complementario y su función se orienta a reforzar
en la vía publica la sacralización anterior, la cabalgata ayudaba también a reforzar ganancia simbólica
por parte del grupo dominante, la cabalgata misma es recordatorio de esa memoria señorial de que son
depositarios la elite dominante de Stgo, recordatorio ritual de ese universo de raíces guerreras, también
se incluye al finalizar las fiestas las corridas de toro reproducción de la tradición hispana, todo de
acuerdo a una identificación con los patrones lúdicos identitarios de la nobleza española.
FIN !
A.F.V.
HISTORIA DE CHILE I 2011
Las liturgias del poder
Jaime Valenzuela