rev clin esp 45-5 tratamiento del latirismo con mephenesin 1952

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333 RËVI&fA OLliïlÙA 15 junio NOTAS CLÍNICAS TRATAMIENTO DEL LATIRISMO CON ME- PHENESIN (*) V. GiLSANZ y J. M. a ROMEO ORBEGOZO. En 1916, BERGER y BRADLEY refieren las pro- piedades del Mephenesin, es decir, el alfa:beta- hidroxi-gamma (2-metil-fenoxi)-propano. Entre todos los componentes éteres—alfa— sustituidos del glicerol, fue considerado por di- chos autores como el agente relajante muscu- lar más poderoso. En el comercio se denomina Mianesin. Su acción es deprimir la actividad de la médula espinal. En efecto, el estudio dete- nido del modo de acción de dicho preparado demostró que no se podía considerar como un agente que bloqueara la unión neuromuscular; por tanto, no presentaba analogía alguna con el Curare ni con el Decamethonium : su lugar de acción asentaba en las sinapsas intramedula- res. Así se explica que al corregir la espastici- dad en las lesiones experimentales en los pro- cesos con paraparesia espástica, no se reduzca la motilidad voluntaria, a diferencia de lo que ocurre con el Curare y el Decamethoniun, en los que reducir la espasticidad va pareja a una re- ducción o abolición de la motilidad voluntaria. Sólo cuando la dosis del Mephenesin está cerca de la letalidad, se presenta en los animales de experimentación una reducción de la motilidad. Por tanto, no ha de extrañarnos que dicho pre- parado no impida la acción convulsivante del Cardiazol, y en cambio actúe antagonistamente a la actividad convulsivante de la Estricnina. Era, pues, muy lógico el empleo de dicha sus- tancia en las afecciones espásticas, y así ha sido hecho por STEPHEN y CHANDY en 1947, BERGER, SCHWARTZ y SCHLESINGER en 1948, DENHOFF y cols, y BARNARD en 1949, BICKERS y cols, y FRANTZ en 1950, EFFRON y SCHULTZ en 1951 y LAURENCE en 1952. Los resultados no son demasiado brillantes para la mayoría de los autores, pero casi todos ellos señalan mejorías transitorias. Los más optimistas son BERGER y SCHWARTZ. Sin embar- go, hay que convenir en que la mayoría de los trabajos aparecen sin controles. Las dificulta- des para su valoración estriban, en primer lu- gar, en la ausencia de un medio que nos permita medir satisfactoriamente la espasticidad. Cabe (•) Comunicación presentada en la I Reunión de la So- ciedad Española de Medicina Interna. la posibilidad de examinar la capacidad de eje- cutar movimientos alternativos, con ritmo cre- ciente, antes y después del uso de Mephenesin; pero este recurso no ha dado resultados muy satisfactorios porque son muy variables y no guardan, a juicio de DENHOFF y cois., parale- lismo con la mejoría del enfermo. Tampoco son muy exactos, para valorar las alteraciones de la espasticidad y rigidez, los es- tudios electromiográficos. Si bien el carácter de los mismos tiene interés fisiopatológico, las variaciones cuantitativas de los distintos tra- zados no se pueden estimar rigurosamente y, por tanto, hay que concluir que el estudio elec- tromiográfico es poco útil para juzgar la valo- ración clínica del Mephenesin. Hasta ahora, en la mayoría de las enferme- dades en que se había empleado el Mephenesin se tropezaba con la dificultad, a la hora de es- tablecer un juicio, de que espontáneamente la espasticidad podía sufrir variaciones. Así, no ha de extrañarnos que BICKERS y cols., que em- plean dicha sustancia en seis enfermos con par- kinsonismo, cinco con corea de Huttington, cin- co con distonía musculorum deformans, cuatro con esclerosis múltiple, etc., no se atrevan a ser categóricos, aunque señalen algún grado c!e mejoría en la epilepsia mioclónica, en la corea de Huttington, en la esclerosis múltiple y en la mielitis transversa post-traumática. La misma diversidad de procesos (esclerosis diseminada, accidentes neuro-vasculares, hemiplejía trau- mática, paraplejía sifilítica, parálisis espástica familiar, etc.) dificulta a LAURENCE llegar a una conclusión definitiva. El citado autor refie- re que la espasticidad disminuye en diez casos que ha tratado con Mephenesin intravenoso y. en dos de 27 a los que administró dicha sus- tancia por vía oral. En la literatura, que nosotros sepamos, no ha aparecido ningún trabajo sobre el empleo del Mephenesin en el latirismo. Creemos que precisamente esta enfermedad, por el predomi- nio de la espasticidad—que como se sabe es de- bida a la exageración de los reflejos de disten- sión—, por la uniformidad del cuadro clínico demostrando una hipertonía extraordinaria con contractura de los adductorés del muslo, clo- nus, Babinski, etc., es decir, el síndrome pira- midal en todo su apogeo, es muy adecuada para poder valorar la eficacia del Mephenesin contra la espasticidad. Por otro lado, la experiencia, ya de muchos años, nos ha convencido de la poca variabili"

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Gilsanz, V. and J. M. Romeo Obregozo (1952). "Tratamiento del latirismo con mephenesin." Revista Clinica Espanola 45(5): 336-338. Lathyrism SpainSpain lathyrismLathyrism mephenesin treatmentLathyrismLathyrism treatmentSpainreprint

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Page 1: Rev Clin Esp 45-5 Tratamiento Del Latirismo Con Mephenesin 1952

333 RËVI&fA OLliïlÙA 15 junio

N O T A S C L Í N I C A S

TRATAMIENTO DEL LATIRISMO CON ME-PHENESIN (*)

V. GiLSANZ y J. M.a ROMEO ORBEGOZO.

En 1916, BERGER y BRADLEY refieren las pro-piedades del Mephenesin, es decir, el alfa:beta-hidroxi-gamma (2-metil-fenoxi)-propano.

Entre todos los componentes éteres—alfa—sustituidos del glicerol, fue considerado por di-chos autores como el agente relajante muscu-lar más poderoso. En el comercio se denominaMianesin. Su acción es deprimir la actividad dela médula espinal. En efecto, el estudio dete-nido del modo de acción de dicho preparadodemostró que no se podía considerar como unagente que bloqueara la unión neuromuscular;por tanto, no presentaba analogía alguna conel Curare ni con el Decamethonium : su lugar deacción asentaba en las sinapsas intramedula-res. Así se explica que al corregir la espastici-dad en las lesiones experimentales en los pro-cesos con paraparesia espástica, no se reduzcala motilidad voluntaria, a diferencia de lo queocurre con el Curare y el Decamethoniun, en losque reducir la espasticidad va pareja a una re-ducción o abolición de la motilidad voluntaria.Sólo cuando la dosis del Mephenesin está cercade la letalidad, se presenta en los animales deexperimentación una reducción de la motilidad.Por tanto, no ha de extrañarnos que dicho pre-parado no impida la acción convulsivante delCardiazol, y en cambio actúe antagonistamentea la actividad convulsivante de la Estricnina.

Era, pues, muy lógico el empleo de dicha sus-tancia en las afecciones espásticas, y así hasido hecho por STEPHEN y CHANDY en 1947,BERGER, SCHWARTZ y SCHLESINGER en 1948,DENHOFF y cols, y BARNARD en 1949, BICKERSy cols, y FRANTZ en 1950, EFFRON y SCHULTZen 1951 y LAURENCE en 1952.

Los resultados no son demasiado brillantespara la mayoría de los autores, pero casi todosellos señalan mejorías transitorias. Los másoptimistas son BERGER y SCHWARTZ. Sin embar-go, hay que convenir en que la mayoría de lostrabajos aparecen sin controles. Las dificulta-des para su valoración estriban, en primer lu-gar, en la ausencia de un medio que nos permitamedir satisfactoriamente la espasticidad. Cabe

(•) Comunicación presentada en la I Reunión de la So-ciedad Española de Medicina Interna.

la posibilidad de examinar la capacidad de eje-cutar movimientos alternativos, con ritmo cre-ciente, antes y después del uso de Mephenesin;pero este recurso no ha dado resultados muysatisfactorios porque son muy variables y noguardan, a juicio de DENHOFF y cois., parale-lismo con la mejoría del enfermo.

Tampoco son muy exactos, para valorar lasalteraciones de la espasticidad y rigidez, los es-tudios electromiográficos. Si bien el carácterde los mismos tiene interés fisiopatológico, lasvariaciones cuantitativas de los distintos tra-zados no se pueden estimar rigurosamente y,por tanto, hay que concluir que el estudio elec-tromiográfico es poco útil para juzgar la valo-ración clínica del Mephenesin.

Hasta ahora, en la mayoría de las enferme-dades en que se había empleado el Mephenesinse tropezaba con la dificultad, a la hora de es-tablecer un juicio, de que espontáneamente laespasticidad podía sufrir variaciones. Así, noha de extrañarnos que BICKERS y cols., que em-plean dicha sustancia en seis enfermos con par-kinsonismo, cinco con corea de Huttington, cin-co con distonía musculorum deformans, cuatrocon esclerosis múltiple, etc., no se atrevan aser categóricos, aunque señalen algún grado c!emejoría en la epilepsia mioclónica, en la coreade Huttington, en la esclerosis múltiple y en lamielitis transversa post-traumática. La mismadiversidad de procesos (esclerosis diseminada,accidentes neuro-vasculares, hemiplejía trau-mática, paraplejía sifilítica, parálisis espásticafamiliar, etc.) dificulta a LAURENCE llegar auna conclusión definitiva. El citado autor refie-re que la espasticidad disminuye en diez casosque ha tratado con Mephenesin intravenoso y.en dos de 27 a los que administró dicha sus-tancia por vía oral.

En la literatura, que nosotros sepamos, noha aparecido ningún trabajo sobre el empleodel Mephenesin en el latirismo. Creemos queprecisamente esta enfermedad, por el predomi-nio de la espasticidad—que como se sabe es de-bida a la exageración de los reflejos de disten-sión—, por la uniformidad del cuadro clínicodemostrando una hipertonía extraordinaria concontractura de los adductorés del muslo, clo-nus, Babinski, etc., es decir, el síndrome pira-midal en todo su apogeo, es muy adecuadapara poder valorar la eficacia del Mephenesincontra la espasticidad.

Por otro lado, la experiencia, ya de muchosaños, nos ha convencido de la poca variabili"

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dad de la sintomatología de los enfermos latí-ricos. En efecto, en la Clínica del profesor JI-MÉNEZ DÍAZ se han ensayado, sin el menor re-sultado, los más diversos recursos (belladona,bromuros, prostigmina, sales de potasio, vita-minas, etc.) sin que nunca se haya visto la me-nor alteración. Precisamente es desesperante lafalta de respuesta a los distintos tratamientos.Esta circunstancia es indudablemente favora-ble en cuanto a la capacidad de valorar cual-quier medicamento en el latirismo. No cabeduda que entre los latíricos habrá enfermosmás o menos sugestionables; pero cuando seles ve caminar todos muestran la misma mar-cha típica de intensa rigidez espástica, con os-pasmo de los adductores del muslo, imposibili-dad de apoyar el talón, etc., aunque ellos pue-dan decir que se encuentren más o menos ali-viados.

Por tanto, cuando vimos por primera vez, enmarzo de 1952, que un enfermo latírico al queadministramos por vía oral Mephenesin cami-naba con mucha más facilidad, que desapare-cía la hipertonía y el clonus de rótula y de pie,no tuvimos la menor duda de que estábamosante un medicamento eficaz para los latíricos.Esto nos llevó a adquirir más Mianesin, y aun-que desgraciadamente las cantidades de quepudimos disponer eran pequeñas, nos han per-mitido presentar esta comunicación previa.

En total, hemos tratado 23 enfermos latíri-cos; pero, en realidad, sólo en 11 se dieron do-sis que, aunque insuficientes, pueden valorarse.Los otros 12 enfermos se presentaron en Ma-drid, procedentes del pueblo de Horcajo de San-tiago, súbitamente cuando vieron la mejoría dölos primeros pacientes y no les pudimos darmás que un gramo a cada uno como recurso decomplacencia por falta de medicamento. Sólonos pueden servir estos enfermos como contro-les, puesto que su fe era tan grande que si ellatirismo sufriera oscilaciones por vía sugesti-va no cabe duda que la marcha, la hipertonía,etcétera, se hubiera modificado; y, sin embar-go, aunque algunos decían que se encontrabanmejor, los datos objetivos (verlos caminar, laexploración de la hipertonía, etc.) no se influ-yeron. Únicamente, lo que es curioso señalar:notaron parestesias y calor en las extremida-des inferiores ocho de los 12 enfermos.

El primer enfermo que tratamos fue L, C. R., detrece años, con historia de latirismo de cinco mesesde duración, con un cuadro típico (marcha, clonus derótula y pie, hipertonía extraordinaria, antecedentes dehaber tomado almortas, etc.). A este enfermo se le dioMianesin en forma de elixir por vía bucal, un gramotres veces al día, durante cuatro días. La respuesta alas veinticuatro horas fue muy favorable, y a las cua-renta y ocho, espectacular. El enfermo andaba con sol-tura, apoyaba los talones en el suelo, no utilizaba elbastón, no cruzaba rodillas al andar porque había des-aparecido la contractura de los adductores, y en la ex-ploración clínica se comprobó la ausencia.de clonus yde la hipertonía, aunque persistía el Babinski. Una vezterminado el frasco de elixir, ya no disponíamos de

más medicamento; pero es curioso señalar que la me-joría persistió durante ocho días.

Posteriormente, hemos podido controlar durante mu-cho tiempo al enfermo M. R. R., hospitalizado aún enla Sala de Hombres del profesor JIMÉNEZ DIAZ, que tie-ne latirismo desde hace diez años con un cuadro clí-nico completamente característico y cuya sintomato-logía no ha sufrido la menor variación durante esosdiez años. En la exploración clínica existe la gran hi-pertonía de todos los músculos de ambas extremidadesinferiores, la exaltación de reflejos y los clonus de ró-tula y pie, asi como el Babinski: la marcha es típicacon imposibilidad de apoyar el talón en el suelo. Esteenfermo fue tratado primeramente los días 10, 11, 12,13, 14 y 15 de mayo con media tableta de aspirinacada dos horas y media como medida control sin notarla menor alteración. Sin que el enfermo lo supiera, eldía 16 se le sustituye la media tableta de aspirina pormedia tableta de Mianesin, que toma durante el díacada dos horas y media. Al día siguiente, el enfermorefiere que anda con más soltura. Durante los días 17,18 y 19 se dan en total dos pastillas al día, que equiva-len a un gramo. A partir del día 20 se le dan dos gra-mos diarios y así ha seguido hasta el día 29 de mayo.Durante todos estos días persiste la mejoría, puesta demanifiesto por la mayor soltura en la marcha, puedeapoyar los. talones, no cruza las rodillas, no hay hiper-tonía en los movimientos pasivos, ha desaparecido elclonus de rótula, aunque algunos días persiste el clonusde pie derecho; no se modifica el signo de Babinski. Eldía 30 se suspende la medicación para averiguar si per-siste la mejoría, y en el día de hoy, 5 de junio, continúamuy mejorado.

A mediados de mayo tratamos seis latíricos, proce-dentes de Horcajo de Santiago, con edades diversas des-de los veinte a los cincuenta años, con latirismo desde elaño 1941 y con un cuadro típico muy llamativo. Se lesadministró un tercio de tableta cada dos horas, desdelas ocho de la mañana a las diez de la noche, tomandoen total 1,32 gramos al día. Al día siguiente, todosellos nos refieren que habían sentido parestesias, caloren las extremidades inferiores, sobre todo en la panto-rilla y rodillas, y por causas económicas tuvieron queregresar a su pueblo. Les dimos a cada uno de ellos dosgramos más para que lo tomaran en la misma formaen su pueblo, y las noticias que hemos tenido del doc-tor MUÑOZ DURAN, médico de aquella localidad, indi-can que han mejorado muchísimo: uno de ellos, que te-nía que andar con bastones, pudo prescindir de los mis-mos, y en todos ellos ha disminuido o casi desaparecidola hipertonía. Precisamente la mejoría de estos enfer-mos motivó la peregrinación, cuatro o cinco días des-pués, de los otros doce latiricos a los que hemos hechoreferencia anteriormente, peregrinación que ha sido cor-tada por el aviso nuestro de que por el momento no dis-poníamos de medicamento.

Otro paciente es F. D. V., de veinticuatro años, conuna historia de latirismo desde hace cuatro años, alcual se le trata durante tres días con pastillas de as-pirina, que sirven de control, sin notar la menor varia-ción. Seguidamente, el día 23 de mayo, y diciéndole queera la misma clase de pastillas, se le da Mianesin, me-dia pastilla cada tres horas. El día 25, la mejoría estan extraordinaria que pudo prescindir del bastón y elenfermo levanta mucho menos el talón. En total, llevatomados siete gramos de Mianesin.

Aunque con el Mephenesin se han descritoacciones tóxicas, las más importantes tienenlugar cuando se adríiinistran por vía intraveno-sa. Por esta vía se han descrito tromboflebitis,heínoglobinuria, hematuria, como complicacio-nes importantes, y como acciones menos tras-cendentes sensaciones de calor, mareos, somno-lencia y nistagmus. Por vía oral, sólo se ha vis-to hemoglobinuria una vez por SCHLESINGER

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empleando una dosis muy alta. La mayoría delos autores describen como complicaciones dela administración por vía oral la somnolencia,vómitos e incluso incontinencia de heces, perosolo en muy raras ocasiones. Nosotros, en nues-tros enfermos, no hemos visto la menor altera-ción, y en los tres pacientes que hemos podidoseguir durante más tiempo el hemograma nose ha modificado, no se han presentado altera-ciones en la orina, etc.

Sin embargo, hemos de señalar que nuestrasdosis son inferiores a las aconsejadas por 3amayoría de los autores en otros tipos de pará-lisis espástica. La dosis máxima que dimos anuestros enfermos fue de tres gramos al día,mientras que el término medio, por ejemplo,de las usadas por LAURENCE', era de 10,5 gra-mos y la de BICKERS y cois. (Je 5 a 6 gramosdiarios.

Con la esperanza de poder hacer un estudiomás detenido y disponer de más Mephenesin,creemos que provisionalmente se puede llegara estas conclusiones:

El Mianesin es eficaz como tratamiento sin-tomático de la paraparesia espástica del lati-rismo.

Esta utilidad se pone de manifiesto con dosismucho menores que las necesarias en otros pro-cesos neürológicos (esclerosis, en placas, lesio-nes traumáticas, etc.).

Aunque por los enfermos descritos podía pen-sarse que todos los latíricos responden satis-factoriamente al Mephenesin, hemos de consig-nar la excepción, en nuestra experiencia, de dosenfermos, S. P. R. y M. F., a los cuales se lesdieron 3,5 gramos para tomar en cuarenta yocho horas sin observar mejoría alguna. No po-demos asegurar si este fracaso se debe a la in-suficiencia de la dosis, aunque hay que conve-nir que otros latíricos con cuadro clínico tanintenso habían respondido a dicha dosis.

Cuando dispongamos de más Mianesin podro- 'mos facilitar más cantidad y así valorar conmás seguridad la utilidad de dicho preparado.

Sin embargo, creemos que estamos autoriza-dos para poder decir que por primera vez sedispone de un medicamento que es eficaz paraaliviar la situación trágica de los latíricos. -

BIBLIOGRAFÍA

BARNARD.—N. York State J. M., 49, 2.190, 1949.BERGER y BRADLEY.—Brit. J. Pharmacol., 1.265, 1946.BBRGBR y SCHWARTZ.—Journ. Am. Med. Ass., 137, 722, 1948.BICKERS, COHN y RHEINBBRGER.—New England J. Med., 242,

502, 1950.DHNHOFF, HOLDEN y SILVER.—New England J. Med., 241, 695,

1949.EFTRON y SHUI/TZ.—Am. J. Med. Sei., 221, 561, 1951.FRANTZ.—Journ. Am. Med. Ass., 143, 424, 1950.LAURENCH.—Lancet, 26, 178, 1952.SCHLBSINCBR.—Trans. N. Y. Acad. Sei., 11, 5, 1948.STBPHHN y CHANDY.—Canad. Med. Ass. J., 57, 463, 1947.

DIAGNOSTICO UROGRAFICO DE LAS FOR-MAS ATIPICAS DE LA TUBERCULOSIS

RENAL (*)

J. M. JUNQUERA VILLA y M. Roiz NORIEGA.

Oviedo.

Desde que en 1923 REWTREE, OSBORNE ySUTHERLAND, de la Mayo Clinic, inyectando porvía intravenosa 200 c. c. de solución de yodurosódico al 15 por 100 trataron de conseguir lavisualización rontgenológica del riñon y de lascavidades urinarias, iniciando así el comienzode una nueva técnica urográfica sin relación al-guna con las precedentes, varios autores estu-diaron las posibilidades de esta nueva técnicade exploración. Así, KÖHLER y IZIEGLER adicio-naron a una solución de yoduro sódico ciertacantidad de urea; esta mezcla, ensayada conbastante éxito por A. ROSENO, de Colonia, elcual en el Congreso de 1929 de la Sociedad Ale-mana de Urología expuso los resultados obte-nidos en el hombre mediante la inyección porvía venosa de la susodicha mezcla, y que bau-tizó con el nombre de Pyelognos, sustancia deescaso valor per la deficiencia de contraste quedaba, unido a desagradables accidentes.

En el año 1928, los químicos alemanes BYTZy RATH obtuvieron una combinación de yodo-,

rpiridina, que contenía una elevada concentra-ción de dicho metaloide, y que llamaron Selec-tan neutro. Coincidiendo con estos autores, snel Hospital de Altona se encontraba el doctorSWICK, de Nueva York, el cual también cola-boraba en la búsqueda de una sustancia bientolerada por el organismo que diese a las vis-ceras internas suficiente opacidad para permi-tir su observación radiográfica. En el trancede estas investigaciones hallaron un nuevo pre-parado de yodo orgánico derivado de la piridi-na, que contiene en forma muy estable un 42por 100 de yodo orgánico. Al ensayar esta sus-tancia, que más tarde llamaron Uroselectan,advirtieron que era eliminada casi totalmentepor el riñon y con ello se hacían visibles laglándula y las vías urinarias.

El valor diagnóstico de la radiografía estri-ba, principalmente, en los detalles morfológi-cos que facilita; mientras nadie niega ya la im-portancia de la exploración radiográfica en éldiagnóstico de la tuberculosis renal, la mayo-ría opina aún que para tal objeto es utilizablela pielografía retrógrada. Aparte de los peli-gros y de las molestias que se ocasionan coneste " método, la urografía intravenosa puedesustituirla con ventaja si se logra que la orinasegregada y mezclada con el contraste alcanceuna replección completa de la pelvis renal y àelas cavidades en comunicación con ella. Esto seconsigue con la técnica de compresión ureteralde Hellmer. Creyendo nosotros, pues, que la

(*) Comunicación al II Congreso de Electro-radiólogosde Cultura Latina y II Congreso Hispano-Luso de Radio-logía. Abril, 1962. Madrid.