revilla marisa_participacion politica lo individual y lo colectivo_sociedad y politica

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Jorge Benedicto y María Luz Moran (eds.) Susana Aguilar, Lorenzo Cachón, Enrique Gil-Calvo, Carmen González, Ludolfo Paramio, Alfonso Pérez-Agote, Ramón Ramos, Marisa Revilla, José Manuel Rivera Sociedad y política Temas de sociología política Alianza Editorial

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Revilla Marisa_Participacion Politica Lo Individual y Lo Colectivo_Sociedad y Politica

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  • Jorge Benedicto y Mara L u z Moran (eds.)

    S u s a n a A g u i l a r , L o r e n z o C a c h n , E n r i q u e G i l - C a l v o , Carm en G o n z l e z ,

    L u d o l f o P a r a m i o , A l f o n s o P r e z - A g o t e , R a m n R a m o s , Marisa R e v i l l a ,

    J o s M a n u e l Rivera

    Sociedad y polticaT em as de s o c i o l o g a p o l t i c a

    A l i a n z a E d i t o r i a l

  • 3 fe? - ^

    NE 4'K B b A Z

    B IB L I O T E C A F L A C S O

    BIBLIOTECA-FLACSO-ECF echa

    Compra: _J /y . V . ..........................Proveedor:. (J. X/T ____ __C a n j e . . ................................... ..........................

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    fijada en cualquier tipo de soporte o com unicada a travs de cualquier m edio, sin la preceptiva autorizacin.

    Jorge Benedicto y M ara Luz M oran

    > Alianza Editorial. S.A ., M adrid, 1995, 1996, 2004, 2009

    Calle Juan Ignacio Luca de Tena, 15; 28027 M adrid; telf. 91 393 88 88

    w w w .alianzaeditorial.esISBN: 978-84-206-8152-0

    D epsito legal: M -3 1.769-2009

    Fotocom posicin e im presin e f c a , s .a .

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  • R E L A C I N D E A U T O R E S .............................................................................................. 13P R L O G O ............................................................................................................................... 15

    Captulo 1. SOC IED A D Y POLTICA: U N A R ELA C I NM ULTIDIM ENSIONAL, por M ara Luz M orn y Jorge Benedicto ... 19

    La poltica en su contexto soc ia l.................................................................................... 19La sociologa poltica como campo de estudio multidisciplinar............................ 21La m ultidimensionalidad de la relacin sociedad-poltica ..................................... 28Esquema del lib ro ............................................................................................................. 30R esum en ............................................................................................................................... 32Lecturas complementarias............................................................................................... 32

    I. ESTA D O , P O D E R Y A U T O R ID A D

    Captulo 2. L A FO R M A CI N H IST RICA D E L ESTA D O NACIONAL,por Ram n R am os............................................................................................ 35

    El problem a de la form acin del Estado nacional.................................................... 37La situacin de partida y la constitucin del sistema europeo de estados soberanos.. 40

    El sistem a europeo de es tad o s ................................................................................. 42La revolucin militar y los estados ................................................................................ 44

    Lm ites de la revolucin m ilita r............................................................................... 47Efectos de la revolucin m ilita r ............................................................................... 47

    Los dineros de la guerra ................................................................................................... 50Techos fiscales del E s ta d o ......................................................................................... 51Capitalizacin y coercin intensivas....................................................................... 53

    El Estado, la ciudad y la corte......................................................................................... 56

  • 298 Ciudadanos y accin po litica

    ces de accin no convencionales, as como su relacin con los cursos convencionales de accin que siguen los partidos polticos.

    P a n e b i a n c o , A n g e l o , M odelos de partido, M adrid, A lianza E ditorial, 1990. Desde una perspectiva enraizada en la sociologa de las organizaciones Panebianco se acerca al estudio de la organizacin de los partidos polticos resaltando aquellos elementos que inciden directam ente en el desarrollo de la organizacin y en los procesos de toma de decisiones de la misma.

    P i z z o r n o , A l e s s a n d r o , La radici della politica assoluta, Miln, Feltrinelli Editore, 1993. Este volumen recoge una serie de artculos, la mayora ya publicados anteriorm ente, a travs de los cuales se introduce la diferencia entre la poltica de la conversin, y la poltica de los intereses. Desde este planteam iento de la conversin, Pizzorno afronta el tema de la transformacin de las identidades personales y de la reconstruccin de los sistemas de valores a travs de la accin.

  • M a r is a R e v il l a B l a n c o

    H ablar de participacin poltica nos remite, a prim era vista, a la idea de democracia y a las posibilidades individuales o colectivas de tomar parte o contribuir al desarrollo de lo poltico. En los principios legales o garantas constitucionales que delimitan la esfera de accin del Estado m oderno respecto de los ciudadanos se definen por lo menos tres derechos bsicos o fundamentales: la libertad de expresin, la libertad de asociacin y el derecho a la informacin; tres derechos que respaldan la naturaleza participativa de la democracia. Una de las diferencias fundamentales entre los regmenes totalitarios y los regmenes democrticos radica, precisamente, en que en estos ltimos existen (al tiempo que se reconoce su legitimidad) canales de participacin, no slo en su vertiente electoral, sino tambin en todo lo relacionado con la expresin del pensam iento poltico individual. La posibilidad de la participacin de los ciudadanos en las decisiones que adopta el Estado, de la constitucin de grupos articulando identidades en el in terior de las sociedades y de la expresin de sus seas propias son las bases sobre las que se asienta el entramado democrtico. Lo que no quiere decir que en todos los sistemas democrticos las funciones y los significados atribuidos a la participacin sean idnticos; tampoco que haya una misma disponibilidad de canales de participacin o que las actitudes ante la participacin por parte de los ciudadanos sean iguales.

    El desarrollo histrico de los sistemas democrtico-liberales vinculado en buena medida a una concepcin formal y procedim ental de los mismos, esto es, una idea de la democracia basada fundam entalm ente en la existencia de determinadas reglas de juego, ha llevado a que la definicin de la participacin poltica quede la mayor parte de las veces reducida a los estrechos confines de la participacin electoral. Posiblemente si hiciramos una encuesta sobre participacin poltica y preguntramos a cada individuo si participa en poltica, la gran mayora respondera afirmativa o negativam ente dependiendo de si vota o no en las distintas elecciones; en algn otro caso la respuesta posiblemente estara en funcin de si milita o no en algn partido poltico.

    299

  • 300 Ciudadanos y accin politica

    Sin negar en ningn momento el papel decisivo que en todo sistema democrtico le corresponde a la expresin de las preferencias polticas de los ciudadanos a travs del voto, y sin olvidar tampoco que en nuestras sociedades contem porneas la participacin ciudadana en los procesos polticos es un hbito bastante poco extendido, p arece, sin embargo, fundamental recordar que la accin poltica de los individuos no se agota en el mbito electoral.

    Los cambios producidos en las ltimas dcadas respecto a la forma de aproximacin de los ciudadanos al mbito de la poltica han puesto en entredicho, precisamente, la idoneidad de esta visin minimalista de la participacin poltica. E l desarrollo de movilizaciones, campaas y asociaciones de apoyo a tem as tan variados como pueden ser el ecologismo o la ayuda a poblaciones desfavorecidas (econmica y/o socialmente) o la puesta en marcha de grupos que se movilizan frente a acontecimientos determinados que no tienen una incidencia directa en su vida personal, constituyen ejem plos claros de la existencia de un rep e rto rio re la tivam ente am plio de acciones al alcance de los ciudadanos para participar polticam ente. Es evidente, pues, que al hablar de participacin poltica no slo no podemos limitarnos a la participacin electoral sino que incluso tenemos que ir ms all de las fronteras institucionales del sistema poltico. El desarrollo de movimientos sociales, de iniciativas ciudadanas, de organizaciones no gubernamentales, etc., al que se asiste en las sociedades democrticas occidentales desde los aos sesenta pone de manifiesto que hay muchas y variadas formas de participacin poltica: en unos casos se llevarn a cabo dentro de los canales establecidos a tal efecto, mientras que en otros se desarrollarn a travs de procedimientos ms o menos legtimos socialmente y ms o menos legales jurdicamente.

    En este captulo se pasar revista a la cuestin de la participacin poltica desde el punto de vista de las posibilidades que ofrece para la insercin del individuo en la esfera poltica y para el desarrollo democrtico de una sociedad. Para ello, se com enzar revisando las distintas perspectivas tericas que se han dedicado a este tema como va para adentrarnos en el estudio del concepto y su relacin con la democracia en las sociedades contemporneas, as como en el complejo entram ado de factores y motivaciones que estn en la base del hecho participativo. Por ltimo, nos detendremos en el estudio de la participacin poltica como espacio de accin y expresin de los ciudadanos en la esfera sociopoltica, examinando la articulacin de identidades y la autoorganizacin de grupos de ciudadanos como potencialidad de ampliacin de la democracia. Toda la argumentacin que a continuacin se desarrolla se ha formulado desde un nivel de anlisis individual, es decir desde la perspectiva del individuo que acta en la esfera colectiva, que est involucrado en la produccin de lo poltico y que a travs de su accin vehicula unos determ inados significados e implicaciones. Por consiguiente, no se abordar directam ente la incidencia de los distintos mbitos organizados en que se suele llevar a cabo la participacin poltica (partidos polticos, movimientos sociales, grupos de presin, etc.), un anlisis que se realiza en otros captulos de este lib ro '.

    V ase sobre este tem a el captulo 9 realizado por J.M .R ivera.

  • I

    Perspectivas tericas de anlisis de la participacin poltica

    Para introducirnos en el estudio de la participacin poltica y de las distintas perspectivas tericas que han tratado el tema, considero importante realizar algunas precisiones previas sobre la forma de aproximarnos al objeto de estudio. En primer lugar, hay que insistir en que la participacin poltica es siempre accin, es decir, se plasma siempre en determinadas actividades realizadas en la esfera poltica. Esto significa que el hecho de que un individuo declare su inters por la poltica, se mantenga informado sobre ella (lea peridicos, mantenga discusiones, atienda a otros medios de comunicacin que informen sobre acontecimientos polticos etc.) o muestre determinadas actitudes o inclinaciones hacia las cuestiones polticas, an con toda la importancia que estas disposiciones poseen como antecedentes necesarios de la accin, no constituyen en s mismas participacin poltica en un sentido estricto. Esto es as debido a que la existencia de estas actitudes no implica necesariamente que se desarrollen acciones polticas concretas. Las mencionadas actitudes hacia la poltica constituirn, en su caso, factores explicativos de la participacin pero no participacin en s misma.

    En segundo lugar, hay que aclarar que el concepto de participacin poltica se re fiere a aquellas acciones que llevan a cabo los individuos en su calidad de ciudadanos, por lo que no cabe incluir en el mismo las actividades de los lderes, lo que en trm inos generales podramos denom inar la actividad poltica de carcter profesional. Y es que los lderes alientan u obstaculizan procesos de participacin, pero no son los protagonistas de los mismos, por el contrario suelen ser los destinatarios habituales de la accin de los ciudadanos. Por ltimo, no se puede olvidar que la participacin poltica es, en la m ayor parte de los casos, una accin de carcter colectivo: se trata de una accin que se lleva a cabo conjuntam ente con otros individuos con los que se com parten unos intereses y/o una determ inada visin de las cuestiones polticas. A unque en la revisin de los autores que han abordado este tem a nos referiremos principalmente a las actividades de participacin ms estrictamente individuales (el voto, el contacto con polticos o la firma de peticiones, por ejemplo) ello se debe simplem ente a que la aproximacin terica de una buena parte de estas perspectivas est centrada slo en esta dimensin. Incluso la militancia en un partido poltico tiende a plantearse como accin individual. Sin embargo, a lo largo de toda la argumentacin contenida en este captulo se tratar de ir mostrando, que aunque la decisin final de participar o no posee un decisivo com ponente individual (no obstante la existencia de determ inantes sociales en la base de dicha decisin), la mayora de las veces la accin se desarrolla en el plano colectivo. La importancia de la participacin poltica radica, ms all de la posibilidad del ingreso de los individuos en el escenario poltico, en la incorporacin de los procesos de identificacin colectiva en la produccin del orden social y poltico y en la intervencin de los intereses colectivos en el desarrollo de la democracia.

    Partic ipacin po ltica : lo ind iv idua l y lo co lectivo en e l juego dem ocrtico 301

    La evolucin de la participacin poltica como objeto de estudio

    La tarea de definir cualquier concepto sociolgico y la de acotar el campo terico dentro del que se sita nuestra exposicin exige ineludiblemente tratar de incluir la

  • 302 Ciudadanos y accin poltica

    pluralidad de prcticas y acciones que entran a formar parte de dicho concepto y, al mismo tiempo, obliga a delimitar estrictamente el campo de atencin para que ste sea operativo. Por otro lado, el establecimiento de estos lmites nunca es una tarea gratuita, sino que stos se acomodan y dependen de los enfoques analticos y de las perspectivas de investigacin utilizadas.

    En el caso de la participacin poltica, desde que se inici su estudio emprico hacia finales de los aos cincuenta se han sucedido mltiples estudios e investigaciones entre los que podemos distinguir an a riesgo de una cierta simplificacin tres grandes perspectivas o formas de aproximacin al objeto de estudio. Esta divisin en tres perspectivas de anlisis se fundam enta en el tipo de actividades incluidas en su estudio y en los factores que se consideran determinantes en cada caso, es decir en la definicin de las diversas dimensiones de la participacin poltica. Las diferencias entre uno y otro enfoque no slo revelan distintas estrategias analticas sino tambin una evolucin del concepto de participacin poltica asociada a las transformaciones que la accin poltica de los ciudadanos ha venido experim entado en las sociedades industriales avanzadas.

    En los estudios que aparecieron a finales de la dcada de los cincuenta y en los primeros aos sesenta como sistematizacin de los resultados de las mltiples investigaciones empricas que se llevaron a cabo sobre el com portam iento electoral, la participacin poltica tendi a considerarse desde una perspectiva unidimensional2. Ms all de su definicin y de las consideraciones acerca de su significado, la participacin poltica se plantea en esta perspectiva como una escala ordenada y jerarquizada de acciones. Dependiendo del tipo de actividades realizadas, los individuos son incluidos en un determ inado nivel de la escala participativa. Se plantea, por lo tanto, la existencia de categoras o tipos ideales de activistas polticos, en relacin con la clase de actividad desem peada y con la form a de vinculacin con esta actividad, teniendo en cuenta el volumen de recursos y el tiempo y esfuerzo que se dedican a ellas. Esto es lo que hace, por ejemplo, Lester M ilbrath en su clsica investigacin sobre la participacin poltica en Estados Unidos, que clasifica a la poblacin en tres grandes categoras: los apticos, que no se percatan del aspecto poltico del entorno (alrededor de un tercio); los espectadores, que fundam entalm ente votan y como mucho llegan a expresar su identificacin con algn partido (en torno al 60%); los gladiadores, que llevan a cabo un amplio espectro de acciones polticas, pero que no representan ms del 2% o el 3% de la poblacin (Milbrath, 1982). Las acciones a las que se refiere M ilbrath, as como el resto de autores que investigan por estas fechas, son todas aquellas que se vinculan a la esfera electoral y a los mecanismos democrticos institucionalizados, establecidos como vas para intervenir en la esfera poltica. Entre stas pueden destacarse el voto, la asistencia a mtines, las contribuciones pecuniarias a organizaciones polticas, la presentacin de peticiones a los representantes polticos, la militancia en partidos y, finalmente, el ser candidato a algn cargo de eleccin pblica.

    La perspectiva unidimensional insiste en la existencia de algo similar a una estructura latente en el m odelo de participacin poltica. Con este trmino se pretende

    2 Los estudios clsicos ms significativos den tro de este grupo son las obras de R. E. L ae (1959) y de L. W. M ilbrath (1982).

  • Partic ipacin po ltica : lo ind iv idual y lo co lectivo en el juego dem ocrtico 303

    aludir a la presencia de un determ inado orden interno en las actividades que forman parte del com portam iento poltico de los ciudadanos (Lae, 1959, p. 93). A partir de aqu se podra construir una escala jerrquica sobre la base del nivel de implicacin que cada una de las actividades incluidas en la misma requiere del individuo que la realiza; o dicho de otro modo, del nivel de dificultad o esfuerzo requerido que se asocia a cada una de ellas. Esta jerarqua de acciones polticas posee un carcter acumulativo. As pues, si un individuo participa en un determinado nivel de actividad al que se asocia un grado de dificultad medio o alto, probablemente haya realizado las actividades anteriores que se consideran ms fciles y, por lo tanto, ms frecuentes (Dowse y Hughes, 1986). En esta escala de activismo poltico el voto ocupa el nivel inferior de la jerarqua, ya que es la nica actividad que no implica el desarrollo previo de ninguna otra.

    La tesis de la unidim ensionalidad, aunque reflejaba bastante bien la debilidad participativa de las sociedades democrticas, pecaba sin embargo de un excesivo simplismo a la hora de dar cuenta de un fenmeno complejo como el de la participacin. Pronto su enfoque va a ser rebatido a partir de dos ideas fundamentales. Por un lado, se cuestion la hiptesis de que todo el mundo tiene los mismos criterios para decidir si interviene en una actividad o no y, por otro lado, se rechaz la idea de que el grado de dificultad de una actividad pueda considerarse como el nico factor determinante en el desencadenamiento de la accin. Estas crticas forman la base a partir de la cual se desarrolla el estudio de la participacin poltica desde una perspectiva multidimen- sional. La investigacin de V erba y Nie (1972) sobre Estados Unidos y posteriormente el estudio com parativo de siete pases llevado a cabo por Verba, Nie y Kim (1978) constituirn los mejores ejemplos de una nueva forma de aproximarse a un fenmeno que durante la dcada de los setenta adquiri una importancia creciente en las sociedades industriales.

    Estos autores entienden la participacin poltica como todas aquellas actividades legales realizadas por ciudadanos particulares no involucrados profesionalmente en poltica, destinadas, ms o m enos directam ente, a influir en la seleccin del personal del gobierno y en la toma de decisiones y acciones concretas que stos llevan a cabo (Verba, Nie y Kim, 1978, p. 46). De esta forma, la participacin poltica se identifica con las actuaciones que tratan de intervenir en las decisiones gubernativas, ya sea en la decisin sobre quin gobierna como en las elecciones realizadas por los gobernantes. D e este modo, se realiza una prim era delimitacin de la participacin que excluye lo que los autores califican como actividades ceremoniales o de apoyo. D icha exclusin se justifica m ediante el argum ento de que la participacin poltica es, ante todo, una va que contribuye al proceso de creacin de intereses nacionales. De acuerdo con las tesis pluralistas ste es el mecanismo que perm ite canalizar la influencia que los individuos pueden ejercer en el sistema poltico y en sus dirigentes. Por su parte, las actividades ceremoniales expresan el apoyo a un inters nacional y comn, por lo que no suponen ningn tipo de expresin de las preferencias de los ciudadanos. E sta versin de la perspectiva m ultidimensional presupone dos ideas que sern criticadas ms adelante. En prim er lugar, afirma la existencia de un inters nacional nico, entendido como un objeto construido de una vez y totalm ente inmutable. Por otro lado, excluye toda posibilidad de que las actividades de apoyo al sistema poltico en su conjunto puedan contribuir a la formacin de opciones polti-

  • 304 Ciudadanos y accin poltica

    cas o aadir informacin sobre las preferencias individuales y colectivas de los ciudadanos.

    Existen, no obstante, elementos de enriquecimiento en estas propuestas sobre los que merece la pena detenerse, aunque sea muy brevemente. Verba, Nie y Kim manifiestan expresamente que dentro del estudio de la participacin poltica ha de incluirse tanto el comportamiento electoral como en no electoral. Pero, una vez ms, siguen lim itan d o el m b ito de ap licacin del c o n c ep to p u es to que to m an en consideracin como objeto de estudio nicamente las acciones realizadas en el interior del sistema, es decir, los modos regulados y legales de influir en el mbito de la poltica. En consecuencia, quedan expresamente fuera del estudio los actos de protesta y de violencia civil que pretenden influir en la esfera poltica ya que se tratara, segn estos autores, de fenmenos de distinta naturaleza (Verba, Nie y Kim, 1978, pp. 47-48).

    La idea de la multidimensionalidad de la participacin poltica se deriva de la constatacin de que existen mltiples determinantes dentro de las diversas categoras en las que se pueden clasificar los distintos modos de actividad poltica. De ah que cada conjunto de actividades implique una relacin diversa entre el individuo y el gobierno y que, por lo tanto, est determinada por una combinacin de diferentes dimensiones. En consecuencia, la idea clave es que en el proceso por el cual un individuo se convierte en un activista poltico intervienen, para cada modo de actividad, diferentes dimensiones que, adems, se combinan en proporciones variables,

    Las dimensiones que, segn estos autores, permiten delimitar las diversas prcticas polticas son cinco: 1) el tipo de influencia ejercida por la actividad, una idea que se refiere ante todo a si sta se limita a informar sobre las preferencias de los ciudadanos o si, por el contrario, posee capacidad para presionar en favor de su cumplimiento; 2) el alcance de sus resultados, diferenciando entre si se pretende un resultado colectivo, social o particular; 3) el nivel de conflicto que implica la actividad, 4) el grado de esfuerzo o iniciativa requerido por sta, y finalmente, 5) la medida en que el desarrollo de la actividad favorece o impide la cooperacin para el desarrollo de sta (Verba, Nie y Kim, 1978, p. 53). En contraposicin con la perspectiva unidimensional en este caso el grado de dificultad es simplemente una dimensin ms entre otras, por lo que no puede hablarse de una simple jerarqua de acciones polticas.

    A partir de estas cinco dimensiones los autores definen em pricam ente cuatro modos de participacin poltica, es decir, cuatro conjuntos de actividades que responde cada uno de ellos a una lgica o estructura distinta y que con pequeas diferencias aparecen en todos los pases investigados:

    1. El voto: Concebido nicamente como voto en elecciones, es el modo de actividad ms frecuente que permite ejercer una presin generalizada sobre los lderes pero que comunica muy poca informacin sobre las preferencias individuales. El voto como forma de participacin poltica tiene un alcance colectivo puesto que afecta a todos los ciudadanos; por otro lado, se realiza en una situacin de conflicto (la eleccin) pero se trata de una actividad individual que requiere una escasa iniciativa por parte de quien la realiza.

    2. Las actividades de campaa electoral: En comparacin con el voto, en este caso aumenta el grado de influencia del ciudadano en el resultado de la eleccin y se

  • Participacin po ltica : lo ind iv idual y lo colectivo en e l juego dem ocrtico 305

    increm enta tam bin la inform acin que esta form a de participacin proporciona acerca de las preferencias de los participantes que se convierten, as, en un grupo identificable. Estas actividades tienen tambin un alcance colectivo y se realizan en una situacin conflictiva pero, a diferencia del caso anterior, exigen la cooperacin entre los ciudadanos y presuponen mucha ms iniciativa por parte de los participantes,

    3. Las actividades comunitarias: Se trata de unas actividades que, explcitamente, se sitan fuera del mbito electoral y que incluyen dos tipos distintos. Por un lado, los contactos individuales de los ciudadanos con representantes del gobierno que estn siempre motivados por algn tema o propsito particular. Por otro lado, las actividades cooperativas que establecen grupos de individuos para tratar acerca de problemas concretos. A travs de estas formas de participacin se obtienen altos niveles de informacin acerca de las preferencias de los ciudadanos, al tiempo que el nivel de presin depende de la capacidad de influencia de cada grupo o individuo. En lneas generales tiene un fin social, mientras que los niveles de conflicto y de cooperacin no se encuentran predeterminados puesto que dependen de la actividad que se realiza en concreto.

    4. Los contactos particulares con polticos: Se trata de actividades que, como en el caso anterior, se sitan fuera del marco electoral, en las que el ciudadano se dirige a un representante poltico para tratar de un tema particular. La realizacin de una accin como sta supone la posesin de un alto nivel de informacin por parte del actor pero , sin embargo, conlleva poca presin y niveles bajos de conflicto y cooperacin. El establecimiento de contactos con los miembros de la elite poltica supone, pues, la existencia de un actor altam ente informado y con grandes dosis de iniciativa y esfuerzo (Verba, Nie y Kim, 1978, pp. 53-54).

    Ms all del juicio que pueda merecer esta clasificacin de actividades, el planteamiento terico en el que se inserta implica la existencia de una cierta especializacin de la participacin poltica. De este modo, si un individuo realiza una determinada accin que se corresponde con un cierto tipo o modo de actividad, es bastante probable que realice otras acciones pertenecientes al mismo tipo. Sin embargo, no parece haber ningn postulado acumulativo puesto que no existe ninguna relacin entre haber participado en un modo de actividad y la probabilidad de participar en otro. En ltimo trmino, en la perspectiva multidimensional tambin se defiende la existencia de una cierta escala de activismo poltico, aunque sin implicar la idea de jerarqua, en la que las diferencias entre los activistas se establecen sobre la base de los distintos determ inantes y objetivos que intervienen en el tipo de actividad en el que participan3.

    Los estudios ms recientes dentro de este campo incorporan la idea de la multidi- m ensionalidad de la participacin como un hecho com nm ente aceptado. Existe, pues, un amplio consenso sobre que la decisin de participar o no y la eleccin de uno de los posibles tipos de actividad por parte de cualquier individuo estn sometidas a la influencia de un nmero considerable de determinantes. En donde s existe, en cambio, una mayor discrepancia es en la consideracin de las actividades que se

    3 Este p lan team ien to tam bin es form ulado por M ilbrath en la revisin de la prim era edicin de su obra publicada en 1965 (M ilbrath, 1982).

  • 306 Ciudadanos y accin poltica

    incluyen como componentes de la participacin poltica. As, el tercero de los enfoques que al principio distinguamos se va a caracterizar por su insistencia en la necesidad de estudiar el repertorio mltiple de acciones polticas que sirven como vehculo de expresin de las demandas e intereses de los ciudadanos.

    En esta nueva perspectiva analtica, cuyo m ejor exponente es la investigacin comparada de S. Barnes, M. Kaase y un nutrido grupo de colaboradores (1979), el estudio de la participacin poltica se concibe como el anlisis de la amplia variedad de acciones ciudadanas a travs de las cuales los individuos transmiten sus demandas e intereses y tratan de influir en el sistema poltico, con independencia de las formas que adoptan estas acciones y de la legalidad y legitimidad con la que cuenten. Esto significa que, contrariamente a la posicin adoptada por Verba, Nie y Kim, hay que tener en cuenta tambin las acciones de protesta y de oposicin violenta, es decir aquello que se ha denom inado la participacin no convencional.

    La ampliacin del objeto de anlisis (que tiene mucho que ver con la necesidad de entender la proliferacin de las actividades de protesta social que tiene lugar en las democracias desarrolladas en las ltimas dcadas) se basa en asumir la existencia de una relacin de dependencia entre las acciones que llevan a cabo los individuos y las variaciones registradas en el contexto sociopoltico. A partir de este presupuesto bsico el fenmeno de la accin poltica emerge necesariamente como un proceso dinmico inscrito en un contexto de transformacin y cambio social. La introduccin de esta dimensin dinmica dentro del modelo pluralista permite entender la protesta y la accin poltica directa no como una amenaza de desestabilizacin del sistema poltico, sino simplemente como unos elementos ms de un repertorio ampliado de accin poltica (Barnes, Kaase et al., 1979, p. 27) que est al alcance de los ciudadanos 4. Del simplismo uniformizador de los primeros estudios globales sobre este tema se habra pasado, as, a un planteam iento mucho ms complejo (en respuesta tambin al incremento de complejidad social experimentado en el mundo industrial avanzado) que asume desde el principio la multiplicidad y variabilidad de formas adoptada por la praxis de los actores sociales en el mbito poltico y su dependencia respecto de los cambios existentes en el contexto sociopoltico.

    A parte de lo ya mencionado, dos son cuando menos las principales aportaciones de este nuevo enfoque sobre la participacin poltica. En primer lugar, la dem ostracin emprica de que las actividades convencionales y las no-convencionales no constituyen dos universos separados que respondan a dos lgicas bien distintas (tal y como haba se haba defendido desde la visin ms clsica), sino que, muy al contrario, la tendencia predominante entre amplios sectores de la poblacin es a combinar la realizacin de actividades polticas tradicionales con la propensin a desarrollar alguna forma de accin poltica directa. En segundo lugar, la constatacin de que la protesta social no puede interpretarse como una respuesta ms o menos disruptiva del orden social por parte de grupos sociales que se sienten frustrados en sus aspiraciones, sino que es expresin de los cambios actitudinales y valorativos experimentados por los pblicos de las democracias occidentales, de ah que se haya incorporado al repertorio habitual de accin poltica de los ciudadanos (Inglehart y Klingemann, 1979).

    4 Por razones que sirven a la lgica de la exposicin, el anlisis de la diferenciacin entre participacin poltica convencional y no convencional se realizar en el siguiente apartado.

  • Participacin poltica: lo ind ividual y lo colectivo en el juego dem ocrtico 307

    Hasta este momento se ha pasado revista a las tres principales aproximaciones tericas en el estudio de la participacin poltica: la perspectiva unidimensional, el anlisis multidimensional y la tesis de los repertorios de acciones polticas. A pesar de sus puntos de divergencia, la mayor parte de los estudios realizados terminan convergiendo en dos aspectos fundamentales. En primer lugar, el nfasis principal se tiende a poner en aquellas actividades y acciones ms directamente relacionadas con el mbito de la participacin electoral. Incluso cuando se incluyen en un lugar destacado actividades que se desarrollan fuera de los canales institucionales, la reiterada distincin entre una participacin convencional y una no convencional suele dotar a esta ltima de un mayor carcter de excepcionalidad.

    La segunda caracterstica que sealamos es el hecho de que en la mayor parte de las ocasiones se plantea la participacin poltica desde una visin excesivamente individualista. Tanto el voto como la militancia en un partido poltico, pasando por la contribucin econmica a una campaa y por los contactos con los representantes polticos se entienden como decisiones de individuos particulares. En lneas generales, se tiende a olvidar el significado colectivo del fenmeno participativo, es decir, los procesos de identificacin colectiva y de articulacin de intereses que son parte fundamental de la participacin poltica.

    D urante la dcada de los setenta, dentro de la escena poltica de las democracias avanzadas tuvo lugar la aparicin de movimientos sociales como, por ejemplo, el pacifismo, el ecologismo y el feminismo, aquellos que han sido denominados con un trmino bastante polmico: nuevos movimientos sociales. En el mismo periodo se puede sealar el aum ento de la presencia de toda una serie de agrupaciones de ciudadanos centrados en la construccin de identidades entendidas como la articulacin de intereses y atribucin de sentidos a la accin, como pueden ser, por ejemplo, las asociaciones vecinales o los movimientos de defensa de los derechos humanos. La revalorizacin del fenm eno de los m ovim ientos sociales supuso, al mismo tiem po, la ampliacin del estudio de la participacin poltica hacia cauces alejados del electora- lismo5 y la insistencia en el significado colectivo de la participacin. Estos dos parmetros (la participacin poltica entendida en su significado colectivo y la relacin entre participacin institucional y no institucional) son los elementos fundamentales para la definicin de la participacin poltica que se presenta a continuacin.

    La definicin de la participacin poltica

    Una definicin de participacin poltica centrada en su significado colectivo y en el alcance institucional o no institucional de sus acciones obliga a considerar, al menos, dos cuestiones diferentes. Por una parte, los aspectos referentes a las distintas visiones de lo poltico, es decir el marco dentro del cual adquiere significado la participacin y dentro del cual los ciudadanos atribuyen significado a su participacin. Por otra parte, hay que tener en cuenta los diferentes grados en los que se puede ser

    5 C om o defenderem os en el siguiente epgrafe, preferim os hablar de participacin poltica institucional o no institucional; de este m odo nos alejam os de criterios de normalidad o convencionalismo de la participacin poltica.

  • 308 C iudadanos y accin poltica

    parte o tener parte en algo, y es que respecto a un determ inado acontecimiento, se puede participar como simple espectador o como actor directam ente involucrado en l. Asimismo, es necesario revisar la propia definicin de lo poltico, ya que, a pesar de la habitual tendencia a limitarlo al mbito institucional del sistema, cada vez aparece ms evidente lo inadecuado de dicha concepcin. En consecuencia, la definicin de la participacin poltica necesita ahondar en la discusin sobre su alcance institucional y organizativo y sobre las posibilidades reales de participacin en el sistema democrtico representativo 6.

    A partir de la consideracin de la participacin poltica como el conjunto de acciones de los ciudadanos dirigidas a lograr su intervencin en la produccin de lo poltico, podemos pasar a considerar los dos puntos antes mencionados: el estudio de las formas institucionales y no institucionales de las accin poltica ciudadana y el significado de la participacin en el sistema de representacin.

    Las distintas formas de la participacin: la variable de la instituconalizacn

    Todos los ejemplos de accin poltica que se han mencionado hasta el momento pueden clasificarse de acuerdo a dos formas o tipos de participacin. En la primera se incluyen todas aquellas actividades que tienen que ver con el apoyo a instituciones y canales establecidos de participacin (las elecciones, las campaas electorales y el apoyo a los partidos polticos). En la segunda tienen cabida el resto de actividades que se realizan fuera de estas vas institucionales como pueden ser las huelgas, las sentadas, las recogidas de firmas, las manifestaciones, los movimientos sociales o las asociaciones de ciudadanos.

    Esta dicotoma suele manejarse, de m anera ms o menos explcita, en la mayor parte de las investigaciones empricas y es la que est en la base de la conocida diferenciacin entre formas convencionales y no convencionales de accin poltica, popularizada por la com entada investigacin del Political Action (Barnes, Kaase et al., 1979) 1. La clave de esta diferenciacin radica en asociar la participacin poltica convencional a las formas institucionalizadas de la misma. Estas se entienden como aquellas actividades que se desarrollan a travs de canales legales puestos a disposicin de los ciudadanos para que intervengan en la formacin del espacio pblico y en su funcionamiento. Entre estos canales institucionales destacan los partidos polticos, los grupos de presin y de inters y todo el resto de instancias participativas que se encuentran en los diferentes niveles de la administracin. De esta forma, este tipo de participacin se vincula con algn tipo de organizacin poltica. En cuanto a la parti

    A Para una revisin del concepto en sus distintas acepciones vese: B arnes, Kaase et al.{ 1979); C otta (1979); Lae (1979); M ilbrath (1982); Parry, M oyser y Day (1992); Pasquino (1988); Sani (1982) y Verba, N ie y Kim (1978), en tre otros.

    7 Los autores de esta investigacin definen la participacin poltica como todas las actividades voluntarias de los ciudadanos individuales que intentan influir, directa o indirectam ente, en las decisiones polticas de los diversos niveles del sistem a poltico (B arnes. Kaase et a i , 1979. p. 42). Se tra ta , por tan to , de una consideracin amplia del concepto que supera, intencionadam ente, la vinculacin en tre participacin poltica y sistema electoral, e insiste en la presencia de un variado repertorio de form as de accin poltica a disposicin de los ciudadanos que pretenden incidir en el sistem a poltico.

  • Participacin po ltica : lo ind iv idual y lo co lectivo en el juego dem ocrtico 309

    cipacin poltica no convencional, en la medida en que se refiere a hechos tales como las firmas de peticiones, las huelgas, las sentadas, los boicots o la ocupacin de edificios se asocia con las formas relativam ente espordicas e infrecuentes y a menudo limitadas al mbito local, de manifestar descontento. De este modo, la participacin poltica no convencional se convierte en el equivalente de las formas de movilizacin de protesta.

    Teniendo en cuenta esta equivalencia, la evaluacin de la participacin poltica no convencional estar determinada por dos variables fundamentales: la legalidad y la legitimidad de la accin. La legalidad de una actividad viene dada por su conformidad con las normas legales existentes. Por su parte, la legitimidad de esta misma actividad estara determinada por el grado de aprobacin o de rechazo que expresa una poblacin en un momento dado (Barnes, Kaase et al., 1979, p. 45). La legitimidad o aprobacin por parte de la ciudadana de las formas de participacin poltica potencialmente violentas depender, por tanto, del contexto en el que stas se desarrollen, teniendo como variable definitoria el nivel de conflicto existente en un momento dado y su forma de canalizacin.

    Desde este punto de vista terico, incluir las formas de movilizacin de protestas en los repertorios de la participacin poltica democrtica supone un avance frente a los planteamientos de aquellos autores que excluan de su consideracin todo aquello que no tuviera que ver con actividades de carctrer electoral. De acuerdo con e! planteamiento que se defiende en este captulo, la participacin poltica no se restringe a ningn tipo de accin concreta, sino que slo cabe diferenciar entre su desarrollo a travs de las instituciones del sistema poltico o su planteamiento por vas ajenas a stas. En este ltimo caso, la nocin de participacin se entiende en trminos de desarrollo de movimiento (Alberoni, 1984). Existen dos motivos fundamentales que justifican esta postura. En primer lugar, dicha opcin supone insistir, ms all de la legalidad que caracterice a una determ inada accin, en la legitimidad social con la que cuenta. Ello significa resaltar una idea de participacin poltica como construccin social; as pues, un factor decisivo a tomar en consideracin es el proceso de atribucin de sentido poltico que los ciudadanos realizan en el curso de la participacin. En segundo lugar, se introduce la posibilidad de cambio en la concepcin de la participacin; en cada contexto sociopoltico, sujeto siempre a procesos de cambio y de transformacin, podrn surgir formas distintas a travs de las cuales los ciudadanos se relacionan con la poltica y participan en los distintos mbitos de su sistema poltico.

    Este planteamiento no se encuentra plenamente recogido en estudios como el que venimos analizando de S. Barnes y sus colaboradores, ya que su concepcin de la participacin poltica no convencional pone dem asiado nfasis en las actividades, al tiempo que presta muy poca atencin a su com ponente organizacional, con lo que existe el peligro de que se term ine considerando la protesta social como un fenmeno caracterizado por la irrupcin en la vida sociopoltica de la comunidad de brotes desorganizados de accin poltica; una visin sta que se aleja bastante de la realidad. Una sentada, una manifestacin, una huelga o una ocupacin no son actividades que se desarrollen sin planificacin. D etrs de cada una de ellas se encuentra un grupo de individuos que expresa una cierta dem anda poltica o reivindica una determ inada postura. El hecho de que un individuo participe en algn acto program ado por el grupo depender de su grado de cercana con respecto al mismo, de su nivel de

  • 310 C iudadanos y accin poltica

    identificacin con las propuestas y/o demandas que ste realiza y de su acuerdo con el inters que persigue. Todos estos factores determinarn hasta qu punto el individuo estar dispuesto a utilizar los medios a su disposicin y a optar por formas de participacin ajenas a los canales institucionales y que en algunos casos carecen de legalidad.

    Lo importante, desde nuestro punto de vista, no son tanto las actividades que se realizan en el marco de la participacin poltica (un tema que nos remite ms bien a los problemas metodolgicos de medicin de la participacin), sino los contenidos, los significados y los discursos que los ciudadanos introducen en la esfera poltica a travs de su implicacin en estos procesos colectivos. Es dentro de este contexto donde adquiere toda su relevancia el estudio de las diversas alternativas de participacin que se encuentran al alcance de los ciudadanos, por cuanto a travs de su anlisis se abre la posibilidad de aproximarse a la legitimidad y al reconocimiento social con que cuentan las vas institucionales y no institucionales de participacin. Este aspecto es especialmente relevante cuando la participacin poltica tiene lugar en contextos de democracia representativa.

    Representacin y participacin en los sistemas democrticos

    Los tericos de la democracia habitualmente dedican una buena parte de sus reflexiones a discutir el papel que le corresponde a la participacin poltica en el desarrollo de los sistemas democrticos 8. Pero con todo lo im portante que pueda ser esta reflexin terica, lo que ahora interesa es ahondar en las posibilidades reales de participacin que poseen en las sociedades contemporneas los ciudadanos dentro de los sistemas polticos democrticos concebidos como sistemas de representacin.

    Como se ha venido observando, el voto y las formas de articulacin del sistema electoral se constituyen como instituciones de participacin poltica en los sistemas democrticos; en este sentido el proceso histrico de extensin del sufragio universal se interpreta como un proceso de ampliacin de la participacin y de la democracia. El lema sufragista de un ciudadano, un voto y su consecucin se desarrollan como reconocimiento de la capacidad de participacin poltica de los ciudadanos en el sistem a poltico. En cierto sentido, participacin significa aqu pertenencia: en la medida que se reconoce la pertenencia de un individuo a un determinado sistema poltico se le concede legal y formalmente el derecho a participar en ste.

    Al comienzo de este captulo se afirmaba que el concepto de participacin poltica remite, a primera vista, a la democracia. El asomo de duda que denotan estas palabras est motivado por una reflexin acerca de las condiciones polticas de los regmenes no democrticos. Si bien es cierto que en los regmenes totalitarios o autoritarios se niega formalmente (y se reprime con violencia en algunos casos) el derecho a participar en la vida poltica de la nacin al menos a los grupos de oposicin, lo cierto es que stos siguen actuando polticamente, manifiestan su oposicin y pueden llegar

    8 Para una revisin de los m odelos tericos de la dem ocracia vanse, entre otras, las aportaciones de M acpherson (199t), Sartori (1988) y H eld (1992). Sobre el m odelo de dem ocracia participativa puede consultarse, adem s del libro de M acpherson, las obras de C. Patem an (1970 y 1985).

  • P artic ipacin poltica : lo ind iv idua l y lo colectivo en el jue g o dem ocrtico 311

    a provocar la apertura del sistema hacia cauces democrticos. Nos encontramos, por lo tanto, ante unos individuos y grupos que pretenden participar (ser parte, pertenecer) en la vida poltica de un pas puesto que se creen con legitimidad para hacerlo y que se enfrentan a un sistema poltico que los excluye al declarar ilegal dicha participacin.

    La caracterstica de estos regmenes es, pues, la de contar con unos actores que pretenden participar polticamente en un marco que niega la existencia de espacios para su desarrollo y en un contexto de exclusin de la pertenencia; una situacin que, por otro lado, no es exclusiva de los regmenes autoritarios y totalitarios. Por consiguiente, la nica va para resolver la vinculacin entre participacin poltica y dem ocracia es entender que la prim era implica el reconocimiento de la accin por parte de otros. Ms all del sentido que atribuyan los individuos a sus acciones y de la intencin que tengan de influir y formar parte del sistema poltico, para que su actividad sea entendida como participacin poltica ha de reconocerse su derecho y su capacidad de influencia en la esfera poltica. La participacin poltica, pues, parece ser cosa de dos: uno que participa y otro que reconoce esta actividad.

    Sin embargo, an partiendo de estas premisas el trmino participacin poltica puede moverse entre dos significados extremos; un significado amplio, por el cual se designa el proceso de incorporacin activa de los ciudadanos a un sistema poltico, y un significado estricto, por el que se hace equivalente a codecisin (Cotta, 1979, p.198). Si atendemos a la concepcin ms amplia, la participacin poltica tiende a restringirse a los actos electorales y a las acciones que llevan a determinar la composicin del sistema entendido en trminos de las personas que ocupan los puestos clave, sus orientaciones polticas y las lneas de accin de los rganos de gobierno. En este prim er significado, la participacin poltica se limita a establecer un sistema de representacin a travs del cual se designa a los gobernantes y que, al tiempo, determina los mecanismos por los que se puede influir en los representantes. A su vez, entender la participacin poltica como codecisin implica postular la incorporacin directa, sin intermediaciones, de los ciudadanos a los distintos niveles de decisin poltica. E stas dos posturas extremas pueden considerarse como los dos polos de un continuum entre los que se despliega un abanico de posibilidades y de grados.

    Si recordamos las diversas concepciones de la participacin poltica que hemos venido exponiendo, se puede observar que todas ellas se refieren al ejercicio de influencia en el sistema poltico, ya sea a travs de la eleccin de los que ocupan puestos centrales dentro de l o de la influencia en las decisiones que stos adopten. Las posibilidades reales de participacin poltica que ofrecen los sistemas democrticos modernos estn, pues, supeditadas a un sistema de representacin y de delegacin en las decisiones: en ltima instancia, quien decide es siempre un representante que est integrado dentro de alguna institucin poltica. Nos movemos, por tanto, en el primer plano de significado al que antes se ha aludido, al menos en lo que se refiere a la vertiente institucional de la participacin poltica. Si nos fijamos, en cambio, en las otras vas de la participacin, en las que se sitan ms o menos al margen de las instituciones polticas (por ejemplo, los movimientos sociales y las organizaciones de ciudadanos), la situacin cambia bastante. En ellas los criterios de representacin pierden gran parte de su relevancia, adquiriendo, por el contrario, toda su significacin el hecho mismo de participar en la construccin de la identidad y de ser parte.

  • 312 Ciudadanos y accin poltica

    Esta separacin entre participar y representar, continuam ente presente en la realidad de nuestras democracias contemporneas, tiene que ver con otra caracterstica que se deriva de las visiones que hemos examinado: la participacin poltica se plantea, la mayora de las veces, como una estrategia para el logro de un determinado fin. Tanto los planteamientos toricos de la participacin poltica en tanto que posibilidad de influencia, como el reconocimiento oficial de dicha actividad le atribuyen siempre una motivacin instrumental, es decir, suponen que est dirigida a la obtencin de unos fines (intereses) siguiendo una lgica de clculo de coste/beneficio (Parry, Moyser y Day, 1992). Por consiguiente, se relega a un segundo plano el componente expresivo de la participacin: el desarrollo de una identidad dentro de la cual se articulan unos intereses 9. Como ms adelante veremos, una comprensin global del fenmeno de la participacin exige tener en cuenta e integrar en un nico modelo tanto los aspectos instrumentales como los expresivos (Pasquino, 1988); la ausencia de uno u o tro co m p o n en te tra e r consigo una co ncepc in sesgada e incompleta de lo que significa para los ciudadanos el tom ar parte en la vida poltica de su comunidad y de lo que les impulsa a hacerlo.

    Los factores y condicionamientos de la participacin poltica

    Los orgenes sociales de la desigualdad participativa

    Una de las caractersticas indiscutibles de las sociedades democrticas actuales es el carcter minoritario que los comportamientos participativos de ndole poltica tienen entre la poblacin. Es por ello que una de las preguntas fundamentales que se debe formulares: qu lleva a algunas personas a participar en poltica mientras que otras la mayora no lo hacen? (Parry, Moyser y Day, 1992, p. 9). La respuesta, sin duda, no es nada fcil debido a la gran cantidad de factores y condicionamientos que intervienen en la decisin de participar o no en la vida poltica. Aunque, dependiendo del enfoque analtico que se utilice, podamos en un momento determinado privilegiar la accin de uno u otro tipo de factores no debera olvidarse que la actividad poltica de los ciudadanos es siempre el resultado de una interaccin constante entre las actitudes individuales, los valores sociales predominantes, las normas de la comunidad y las determinaciones introducidas por las pertenencias e identificaciones sociales.

    La mayor parte de los estudios empricos realizados sobre la participacin poltica subrayan la existencia de una serie de variables sociales que correlacionan positivamente con el activismo poltico. En general los resultados indican que los porcentajes de participacin poltica son ms altos entre los varones, en las clases altas, en los niveles ms altos de instruccin, en los centros urbanos ms que en las zonas agrcolas, entre personas educadas en familias donde la poltica ocupa un lugar predominante, entre los miembros de organizaciones vinculadas aunque sea indirectamente a

    9 Incluso la accin de votar puede interpretarse desde su com ponente expresivo/identitario. A lessandro Pizzorno desarrolla este argum ento, defendiendo su postura en trm inos de la racionalidad de la eleccin dem ocrtica (Pizzorno, 1986).

  • Participacin poltica: lo ind ividual y lo colectivo en e l juego dem ocrtico 313

    la poltica, entre aquellos que tienen ms fcilmente contactos con personas o am bientes politizados y as por el estilo. (Sani, 1982, p. 1183). La reiteracin con que estos hallazgos se repiten en las investigaciones empricas ha llevado a bastantes autores a argumentar que estas caractersticas sociales constituyen la variable explicativa fundamental de la mayor o m enor propensin a implicarse activamente en la vida poltica (Lipset, 1987). As, por ejemplo, cabe recordar la conocida y clsica interpretacin de Lester Milbrath segn la cual el grado de participacin poltica de las personas vendra determinado por su mayor o m enor cercana al centro de la sociedad: aquellos individuos que ocupan posiciones cercanas a! centro estaran ms inclinadas a participaren poltica al recibir mayores estmulos para ello, en contraposicin a los que se sitan cerca de la periferia, que suelen adoptar posturas apticas en m ucha mayor medida (Milbrath, 1982).

    No hay duda de que argumentos como los de Milbrath (an admitiendo su falta de precisin sobre qu significan exactamente los conceptos de centro y periferia social) o los de todos aquellos autores que insisten en las determinaciones sociales que pesan sobre los comportamientos particpativos tienen mucho de cierto cuando sostienen que el estatus socioeconmico, la educacin, el gnero o la edad por citar slo algunos de los ms relevantes representan recursos fundamentales para la actuacin en el mbito de la poltica y que constituyen uno de los orgenes de la desigualdad participativa caracterstica de nuestras sociedades (Verba y otros, 1993a; 1993b). A hora bien, la incidencia o repercusin de estos recursos sociales sobre la decisin de participar no debera interpretarse en trminos de una simple e inmediata relacin causa-efecto. Como ocurre en tantos otros mbitos, entre las caractersticas sociales de los individuos y sus comportamientos particpativos hay un largo camino de mediaciones y variables intervinientes que es necesario tener en cuenta para no desembocar en explicaciones simplistas segn las cuales el comportamiento poltico estara completamente determinado por la posicin que se ocupa en la sociedad.

    Recursos sociopolticos y motivaciones individuales

    De los datos expuestos anteriorm ente se podra extraer y as se ha hecho en muchas ocasiones la conclusin de que hay personas que poseen unas determ inadas caractersticas que les hacen ser ms proclives a participar en lo poltico, entendiendo esta actividad como juego de construccin del orden en el que vivimos. Sin embargo, el argumento es fcilmente rebatible, dado que se puede plantear la hiptesis de que estamos simplemente ante una determ inada concepcin de lo poltico y unas estructuras sociopolticas que favorecen la participacin de determinadas personas en detrimento de otras. Se tratara, pues, de superar las argumentaciones acerca de las caractersticas individuales y comenzar a hablar de los desiguales recursos polticos que tienen a su disposicin los distintos grupos sociales para hacer llegar sus demandas y planteamientos al ncleo del sistema poltico. Slo tendra sentido seguir hablando de actitudes individuales que favorecen la participacin poltica si se partiese de unas condiciones sociales homogneas referidas a la educacin, la disposicin de tiempo y de recursos econmicos, los niveles de informacin o el ambiente de socializacin, por citar slo algunos ejemplos. En ese caso, s se podran buscar las dife-

  • 314 C iudadanos y accin poltica

    rendas individuales que determinasen el inters y la partidpacin de un individuo en poltica. Pero dado que esta situacin de absoluta igualdad no parece caracterizar a las sociedades contemporneas, parece ms sensato estudiar las estructuras polticas que determinan que algunos grupos sociales estn ms cercanos a los centros del sistema poltico o se identifiquen ms con algunas formas de participacin que ste les ofrece.

    Una vez planteado el discurso en estos trminos, y teniendo en cuenta toda nuestra argumentacin anterior, parece haber dos recursos polticos fundamentales que no siguen la lgica de los denominados bienes pblicos l0: el poder y la informacin. E l trmino poder expresa, en este caso, el reconocimiento de la capacidad de incidir en la esfera de la definicin de lo poltico. Se trata, pues, de una relacin que implica a dos actores que tienen que considerarse mutuamente como interlocutores vlidos. En cuanto a la informacin, la participacin poltica presupone un nivel mnimo de conocimiento de la situacin y de las posiblidades de accin en cada contexto. Nos estamos refiriendo, pues, tanto a los canales jurdicos, polticos y sociales por los que se pueden hacer llegar las demandas, las reivindicaciones y los intereses individuales y colectivos al sistema poltico, como al conocimiento de otros grupos que pueden estar en la misma situacin (un aspecto que remite a la existencia de identidades colectivas).

    La presencia de ambos recursos y el hecho de que estn en posesin de ciertos grupos no determ ina obligatoriam ente que stos participen polticamente o que lo hagan de una forma determinada. Ni todos los ciudadanos que tienen poder, es decir que son reconocidos como interlocutores polticos, o que pueden acceder fcilmente a la informacin, son muy activos polticamente, ni todos los que no gozan de ningn tipo de reconocimiento o de informacin son pasivos polticamente. No se plantea, pues, una lectura determinista de la participacin poltica, sino que se insiste simplemente en que hay algunas estructuras sociopolticas que en ciertos casos facilitan la participacin poltica de algunos ciudadanos y en otros la dificultan.

    En un plano bien distinto se sita otro de los factores a tener en cuenta en el intento de explicar lo que lleva a algunas personas a participar; me refiero a la cuestin de las motivaciones individuales que empujan a los individuos a involucrarse activam ente en la vida poltica. Bajo muy distintas denominaciones, la mayor parte de los especialistas coinciden en referirse a los siguientes tipos de determinantes motivacio- nales de la participacin poltica: los racionales, los emotivos, los normativos y los vinculados con la identificacin social (Reinares, 1994). Las distintas corrientes tericas que se han preocupado por este tem a suelen insistir sobre un tipo especfico de motivacin, otorgando un papel secundario a los restantes. Consideraremos, a continuacin, algunas de estas propuestas pero, sobre todo, insistiremos en que un estudio riguroso de las motivaciones individuales de la participacin poltica obliga a adoptar una perspectiva multidimensional que integre las cuatro dimensiones.

    Uno de los binomios que ms aparece en estos estudios de las motivaciones para la participacin poltica es el constituido por la racionalidad y emotividad. Segn este planteam iento, la participacin en las formas convencionales e institucionales de ac

    10 M .Olson utiliza e l trm ino bien pblico para referirse a los b ienes que estn a disposicin de todos los m iem bros de una organizacin, hayan o no participado en su obtencin (O lson, 1992).

  • Participacin poltica: lo ind ividual y lo colectivo en el juego dem ocrtico 315

    cin poltica se rige por criterios racionales de vinculacin individual a intereses colectivos. A nte unos objetivos, y siguiendo la lgica del clculo de la relacin entre costes y beneficios, el actor elige los medios que mejor se adecan a estos fines: en este caso la participacin en acciones institucionalesll. Por otro lado, las acciones que tienen lugar fuera de los canales institucionales de participacin estaran dominadas por motivaciones de carter fundamentalmente emotivo, las cuales en algunos casos son tildadas de irracionales, dado que no permiten estimar la relacin entre costes y beneficios 12. Como resulta evidente por todo lo dicho hasta ahora, es muy discutible que pueda atribuirse a cada tipo de accin poltica una nica motivacin bsica; tanto la racionalidad como la emotividad estn presentes en los distintos procedimientos que los ciudadanos utilizan para participar en la esfera poltica.

    El otro binomio de las motivaciones o determinantes para la participacin poltica es el que combina la normatividad y la idea de identidad. Al hablar de la existencia de determ inantes normativos nos estamos refiriendo a aquellas prescripciones adquiridas a travs del proceso de socializacin, interiorizadas por los individuos y susceptibles de orientar su conducta social (Reinares, 1994, p. 622). En este caso, se alude a las concepciones sobre lo deseado socialmente y las formas de alcanzarlo: en definitiva, se hace mencin al deber ser social que acta tambin en la esfera de la paticipacin poltica. El proceso de socializacin poltica en su conjunto se constituye como el determ inante normativo por excelencia. No slo concede o niega a los ciudadanos los recursos para la accin, sino que, al vincularla con las estructuras sociopol- ticas, dota a los individuos de estrategias y vas de accin dentro de determinados contextos. En el caso de los determinantes de identidad, la motivacin para la participacin poltica puede ser la bsqueda de un crculo de reconocimiento que sirva de marco para inscribir la propia accin (Pizzorno, 1989). La bsqueda de una identidad colectiva como motivacin para la participacin poltica es una estrategia de reduccin de la incertidumbre valorativa y de continuidad de la identidad individual.

    La participacin poltica desde una perspectiva de gnero

    En los apartados anteriores hemos tenido ocasin de analizar el complejo entramado de factores que estn en la base de los comportamientos participativos, poniendo de manifiesto la necesidad de integrar en explicaciones multicausales la incidencia de las motivaciones individuales, los recursos polticos y las determinaciones sociales. Pues bien, un buen ejemplo de este juego mltiple de condicionamientos lo encontramos en el anlisis de la participacin poltica desde una perspectiva de gnero, dado que el gnero puede considerarse como una de las condiciones sociales que influyen de forma ms decisiva en el modo en que los actores individuales o los grupos sociales participan polticamente.

    En la prctica totalidad de estudios empricos dentro de este campo es un lugar

    11 ste es e l planteam iento de la accin colectiva que realiza la teora de la eleccin racional y el individualism o m etodolgico. V ase, por ejem plo, E lster 1992).

    12 sta es la perspectiva que adop ta la teora del com portam iento colectivo. Vase, por ejem plo, Smel- ser (1989).

  • 316 Ciudadanos y accin poltica

    comn referirse a la escasa participacin de las mujeres en la poltica convencional, en comparacin con los hombres. Muchos de ellos han recurrido a explicaciones basadas en ciertas caractersticas individuales de las mujeres (mayor emocionalidad, orientacin particularista etc.) que entraaran una falta de inters en la vida poltica. Desde esta perspectiva denominada tradicionalista (Norris, 1991, p. 56) se establece una correspondencia entre este desinters y la escasa o nula representacin de las mujeres en las elites polticas y parlamentarias.

    Frente a este planteamiento de apata y falta de inters de las mujeres por la poltica, lo que Norris define como la perspectiva radical, se ha argumentado que las mujeres desarrollan sus actividades polticas en organizaciones y grupos alejados de la poltica tradicional, es decir, ajenas a los partidos polticos y los grupos de inters. Segn este planteamiento, las mujeres tienden a vincularse con organizaciones comunitarias y con asociaciones y grupos de protesta. Pero, a pesar de las diferencias entre ambas perspectivas, las dos establecen la existencia de una correlacin entre una supuesta naturaleza de las mujeres y su apata o activismo poltico. Por el contrario, la idea que se defiende en estas pginas postula que las condiciones sociales, y en este caso el gnero, no determinan directam ente la participacin poltica que se lleva a cabo, ni su nivel, sino, ms bien, los espacios disponibles para la participacin de determinados grupos sociales. Judith Astelarra rebate la primera explicacin de la siguiente forma: En el caso de la participacin poltica, los estudios muestran que las mujeres participan menos en los partidos y los sindicatos, al mismo tiempo que presentan mayores tasas de abstencin electoral (...) sta es una situacin en que no se debera comparar al colectivo masculino con el femenino, sin hacer cruces con otras variables. En algunos estudios, hechos en otros pases, cuando la com paracin se hace entre amas de casa y un colectivo masculino que presenta los mismos rasgos de marginalidad poltica, no slo las diferencias desaparecen sino que las amas de casa muestran mayores niveles de participacin. As, otra vez, lo que aparece como crucial es la capacidad de las organizaciones de incorporar los problemas de sectores de la poblacin y motivarlos a participar en ellas y en la poltica en general (Astelarra, 1990, p. 15).

    Norris rebate a su vez el segundo argumento en su ya citado estudio, en el que recoge los resultados obtenidos en una investigacin sobre la participacin poltica de las mujeres en Gran Bretaa. Las conclusiones de dicha investigacin indican que ni los planteamientos tradicionalistas, que afirman la apata y la pasividad poltica de las mujeres, ni los radicales, que subrayan la vinculacin de las mujeres con formas distintas de participacin (asociaciones comunitarias, oganizaciones voluntarias y grupos de protesta) estn en lo cierto. La variable gnero no es significativa para predecir la participacin poltica (Norris, 1991, p.71) ya que en los aos ochenta no se aprecian diferencias significativas entre hombres y mujeres en Gran Bretaa en lo que se refiere a la participacin en las elecciones, el apoyo a las campaas electorales, los contactos con representantes polticos y las actividades comunitarias y de protesta.

    Segn las conclusiones de este estudio, en el caso britnico no hay diferencias importantes en cuanto a la socializacin poltica de hombres y mujeres: dentro de una determinada concepcin de la participacin poltica, y en ciertos niveles, se anula la determinacin genrica. Sin poner en duda la validez de los resultados de este estudio, la realidad espaola (comparable con otras muchas sociedades actuales) parece

  • Participacin po ltica : lo ind iv idual y lo colectivo en el jue g o dem ocrtico 317

    ser bastante diferente, si atendemos a los datos sobre participacin de mujeres. Segn los datos de un estudio de Prez-Fuentes (1990). en el caso espaol se confirma un menor inters personal en la poltica y un nivel de participacin menor en el caso de las mujeres; por ejemplo slo un 1,8% de mujeres estn afiliadas a formaciones polticas y sindicatos, una cifra menor que la de la afiliacin masculina, que en Espaa tampoco es muy elevada. Se confirma tambin que la variable gnero debe ser cruzada con otras como el nivel de educacin, la edad o el hbitat, para delimitar mucho mejor quines pueden ser sujetos de la poltica. Las mujeres que declaran tener inters en la poltica arrojan un perfil determinado; son por lo general de edad comprendida entre los 25 y 34 aos, urbanas, con estudios, escasamente religiosas, solteras y tienen un empleo. Por el contrario, el nivel de inters ms bajo se sita entre mujeres de ms de 45 aos, rurales y que se definen claramente como amas de casa (Prez- Fuentes, 1990, p.134).

    Nuestro planteamiento intenta alejar el estudio y el concepto de participacin poltica de los criterios de normalidad poltica (Astelarra, 1990, p. 8). El hecho de que determinados grupos se incorporen al voto, al apoyo a los partidos polticos, etc. es importante, pero lo es mucho ms que se habiliten canales (destinados no slo a influir en los centros de poder, sino tambin a ejercer el poder) que se encuentren a disposicin de todos los grupos sociales. Ello equivale a proponer una concepcin in- tegradora de la poltica, alejada de visiones elitistas del ejercicio del poder. O, como afirma Norris al final de su artculo; ...si el gnero no es significativo en la actividad poltica de masas, por qu hay tan pocas mujeres ocupando puestos de poder? (Norris, 1991, p. 74).

    El ju ego democrtico de la participacin

    Hablar del juego democrtico de la participacin obliga a comenzar con una definicin de participacin poltica que recoja todo el elenco de acciones a travs de las cuales los individuos intervienen en la produccin del orden democrtico, ya sea introduciendo valores, demandas o temas en la agenda poltica, influyendo en quin, cmo y sobre qu se decide o adoptando estrategias directas para abordar conflictos u .

    Desde esta perspectiva se incluyen todas las acciones que promuevan la articulacin de los intereses colectivos, ya sea a travs de organizaciones formales (partidos polticos, sindicatos o grupos de inters), o informales (asociaciones voluntarias 14 y movimientos sociales), o que supongan la agregacin de intereses. La distincin entre articulacin y agregacin de intereses fundamenta el anlisis de Almond y Powell. Segn estos autores, los ciudadanos canalizan las demandas y las peticiones polticas a travs de la articulacin de intereses; mientras que al hablar de la agregacin de intereses lo que est en juego es el apoyo poltico activo a un grupo o a un lder (Almond y Powell, 1988, p. 52).

    A l pasar revista a la perspectiva multidimensional de la participacin poltica,

    13 Sobre la construccin del orden dem ocrtico como orden deseado, vase L echner (1986).14 Para el tem a del asociacionism o voluntario vase C esreo (1982).

  • 318 Ciudadanos y accin poltica

    veamos que Verba, Nie y Kim excluan las actividades ceremoniales o de apoyo porque se vinculaban a un inters nacional y preexistente. Sin embargo, si concebimos la poltica como un proceso dinmico de construccin constante, de juego entre los diversos intereses e identidades que existen en un sistema poltico, no se puede hablar de un inters nacional, unificado y preexistente. Las actividades ceremoniales o de apoyo a grupos polticos se constituyen tambin como formas de participacin poltica. De otra forma, parecera difcil justificar la inclusin de actividades tales como la militancia en un partido poltico que gobierne una nacin como formas de participacin poltica.

    La defensa de la definicin por la que apostamos requiere abordar los siguientes temas: 1) la fundamentacin terica de la participacin poltica: es necesaria la participacin y en qu grado?; 2) una nueva revisin de la dimensin poltica de la participacin: es poltico lo que no se dirige al Estado?; 3) una reflexin sociolgica: cules son las m otivaciones y de qu p artic ip a c i n estam os h ab lan d o ? ), y 4) el planteamiento metodolgico: qu tipo de anlisis se puede realizar?

    Los dos primeros puntos estn estrechamente ligados, ya que, definir, desde un punto de vista terico, la necesidad y la instrumentalidad de la participacin poltica en el juego democrtico remite directam ente a la concepcin poltica de la democracia. Nos aproximamos, de este modo, a los postulados de la democracia parti- cipativa. Si la poltica es el juego de produccin de lo comn y del espacio colectivo, la situacin ideal sera aquella en la que todos los individuos, todos los grupos sociales y todas las identidades colectivas estuvieran implicados en su desarrollo. En contra de los postulados tericos de la democracia liberal que aconsejan una divisin de las esferas de trabajo poltico y de influencia, considerando que en un pas en el que la mayora de la poblacin fuese polticamente activa habra graves problemas para gobernar (Lipset, 1987) , en nuestra concepcin la participacin poltica y la gober- nabilidad democrtica estn indisolublemente ligadas en lo que respecta a los sentimientos de implicacin o de pertenencia de los ciudadanos en relacin con el sistem a poltico ' 5.

    El panoram a actual de la participacin poltica en los sistemas democrticos revela una prdida de importancia de las vas de participacin tradicionales (baja militancia en partidos polticos, bajas cotas de afiliacin sindical y elevada abstencin electoral) y una importancia creciente de las organizaciones voluntaras (Inglehart, 1991; Benedicto y Reinares, 1992). En Espaa, por ejemplo, durante el ao 1994 hemos asistido a la irrupcin en la escena poltica de las organizaciones no gubernamentales (ONG) dedicadas a la ayuda al desarrollo y a la accin directa para paliar situaciones de emergencia del Tercer Mundo. A travs de estas organizaciones, y con la puesta en marcha de campaas para recaudar fondos, informar de determinadas situaciones que se estn dando en el mundo y motivar a los ciudadanos para que acten, se ha conseguido movilizar recursos humanos y monetarios destinados a la accin directa. Este no es un caso aislado, puesto que se encuentra en el mismo nivel que fenmenos tales como el apoyo a grupos ecologistas, el desarrollo de grupos de mujeres y la ampliacin de las redes no gubernam entales de accin internacional.

    15 El tem a de la gobernabilidad dem ocrtica y la participacin poltica en el caso concreto de los m ovim ientos sociales se plantea en Revilla (1994b).

  • Partic ipacin po ltica : lo ind iv idua l y lo colectivo en e l juego dem ocrtico 319

    Tampoco es un dato exclusivamente espaol: la importancia creciente de estas ONG y de la accin que desarrollan es una realidad de carcter mundial desde la dcada de los ochenta.

    Las tesis acerca del ingreso en la escena poltica de ios llamados valores posmaterialistas constituye una de las explicaciones ms interesantes que se han apuntado para explicar estos fenmenos. La referencia clave en el estudio de estos nuevos valores es, sin duda, la obra de Ronald Inglehart. En sus trabajos, este autor define la aparicin del postm aterialism o como un proceso de recam bio generacional que forma parte de una transformacin ms amplia caracterstica de las sociedades industriales avanzadas. Este recambio generacional se combina con una experiencia colectiva de desarrollo econmico, bienestar material, ausencia de guerras y mayores vas de informacin poltica. Todo ello permite la aparicin de valores postmaterialistas: valores relacionados con un aumento de la calidad de vida. Son, pues, los jvenes que, adems, poseen niveles ms altos de educacin que el resto de la poblacin los que, al ser los principales portadores de estos nuevos valores, tienen una mayor habilidad poltica (Inglehart, 1977,1991).

    Sin embargo, en este argumento la aparicin de unos valores postmaterialistas que, en principio, tienen mayores contenidos expresivos que instrumentales recibe una explicacin instrumental. La argumentacin de Inglehart postula, simplemente, que si las necesidades bsicas de los ms jvenes estn cubiertas, stos pueden dedicar cuotas ms amplias de los recursos de que disponen (tiempo y dinero, bsicamente) a la defensa de estos valores, en lugar de objetivos ms materiales 16.

    Existen, sin embargo, otras razones que es necesario argumentar para tratar de comprender este fenmeno. Las adopcin de la accin directa, las motivaciones para implicarse polticamente en actividades que desbordan el mbito del Estado o que no se realizan por las vas institucionales de participacin pueden residir en una cierta prdida de confianza en estos mecanismos. Si las personas saben que existen oportunidades para una participacin efectiva en la toma de decisiones, es probable que crean que la participacin merece la pena, que participen activamente y que, adems, defiendan la idea de que las decisiones colectivas deban ser obligatorias. Por otro lado, si las personas son sistemticamente marginadas y/o pobremente representadas, es probable que crean que rara vez se tom arn en serio sus opiniones y preferencias, se considerarn con el mismo peso que las de los dems, o se valorarn en un proceso imparcial o justo. Por lo tanto, es probable que encuentren pocas buenas razones para participar en los procesos de toma de decisiones que afectan a sus vidas, y que consideren este proceso autoritario. En un continuo que fuera desde la participacin efectiva a la participacin limitada, las democracias liberales modernas se situaran exactamente en este ltimo extremo, para muchos ciudadanos de la clase obrera, del sexo femenino y de raza no blanca (Held, 1992, p. 312).

    Cuando la participacin poltica se plantea desde una perspectiva estratgica o instrumental, se pierde de vista que el hecho en s de participar, es decir, el desarrollo de la propia accin puede ser el hecho fundamental para los individuos que la realizan (Hirschman, 1977 y 1986). La eleccin de una determinada actividad como va

    16 H irschm an realiza una lectura ms com pleja del tema, en trm inos de ciclos de inters privado y accin pblica (1986).

  • 320 Ciudadanos y accin politica

    para la participacin poltica por parte de los ciudadanos no es trivial o aleatoria. Toda accin poltica supone la combinacin de un componente instrumental-estratgico de logro de un determinado objetivo (la eleccin de un representante, la adopcin de una determinada decisin poltica, la modificacin de una ley, el reconocim iento de un grupo social, etc.) y de un com ponente expresivo-iden titario de manifestacin de unas preferencias y expectativas de orden 17. Los ciudadanos tienen a su alcance un repertorio de acciones polticas pero, dependiendo del grado de reconocimiento que los dems actores polticos atribuyan a una identidad colectiva (de los recursos a su alcance) y del objetivo que se persiga, se adoptar un determinado tipo de accin o se combinarn diversas acciones. Por consiguiente, la decisin que toma un individuo de participar en alguna accin poltica es voluntaria y racional, puesto que se ajusta a su orden de preferencias y a sus expectativas de desarrollo. As pues, esta concepcin incluye dentro del repertorio de la participacin poltica a toda accin que tenga un fin poltico por que pretenda intervenir en la produccin de un orden democrtico, aunque no est dirigida directam ente al sistema poltico al no tener por objetivo directo, por ejemplo, la eleccin de un representante o la influencia directa en una decisin de gobierno, etc.

    El anlisis cuantitativo ha predominado hasta ahora como planteam iento m etodolgico ms extendido en el anlisis de la participacin poltica. Se ha desarrollado un afn de medicin de la participacin poltica que ha llevado a prim ar el recuento de las actividades en las que ha intervenido un individuo y a destacar excesivamente la participacin electoral (mucho ms fcil de cuantificar). Pero incluso en este mbito se han planteado muchos problemas, como, por ejemplo, el tratam iento de la abstencin electoral. Tambin se han sobrevalorado las actividades de fcil recuento, olvidando tomar en consideracin los objetivos de tales acciones y los discursos polticos en los que se apoyan. No obstante, el desarrollo metodolgico de la sociologa ha proporcionado un abanico de tcnicas de investigacin, tanto cuantitativas como cualitativas, que deberan facilitar el estudio de la participacin poltica desde un punto de vista que supere el recuento de simples actividades e incluya los discursos polticos que las sustentan, sus contenidos y los objetivos polticos a los que se dirigen.

    Por otro lado, las propias acciones que realizan los ciudadanos obligan a repensar el concepto de participacin poltica: por el simple hecho de no ser incluidas como objeto de estudio no dejarn de ocurrir. En los ltimos aos han seguido surgiendo organizaciones voluntarias de ciudadanos que aglutinan temas diversos y que presentan formas innovadoras de abordar la poltica. En Am rica Latina, po r ejemplo, donde el tema de la modernizacin del Estado en contextos democrticos ocupa un lugar muy destacado en la agenda poltica, se ha extendido la conviccin de que un requisito para su logro es una mayor apertura a la participacin de los ciudadanos. En consecuencia, se han puesto en marcha distintas polticas de descentralizacin como vas para aproximar la administracin a los ciudadanos. La importancia atribuida a este problema es tan considerable que incluso se ha plasmado en los informes

    17 Para ver cmo se abordan po r separado estos dos com ponentes en el caso de los m ovim ientos sociales, vase C ohn (1985). La defensa, en este mismo caso, de un planteam iento que com bina los dos com ponentes se realiza en Revilla (1994a).

  • Partic ipacin po ltica : lo ind ividual y lo co lectivo en e l jue g o dem ocrtico 321

    sobre desarrollo que incluyen recomendaciones en este sentido por parte de organismos internacionales IS.

    Cuando se intenta teorizar acerca de la puesta en marcha de la democracia parti- cipativa se plantean numerosos problemas relacionados con su forma de funcionamiento. Pero parece como si la sociedad, adelantndose a la teora, pusiera en m archa sus propias estrategias de participacin y sus vas de expresin de identidades. El desarrollo de los movimientos sociales y de las organizaciones voluntarias de ciudadanos ha tenido numerosas consecuencias. Entre otras se pueden mencionar como especialmente relevantes; la reivindicacin de nuevas formas de hacer poltica y de expresar sus intereses, el establecimiento de relaciones mutuas entre estos grupos, la bsqueda de soluciones a los problemas y necesidades por ellos definidos y la frecuente exigencia de que el Estado cumpla sus responsabilidades sociales y polticas. Todo ello justifica la absoluta necesidad de iniciar un movimiento de convergencia entre el concepto de participacin poltica y los de participacin ciudadana y social. La definicin colectiva de los intereses particulares y comunes, la articulacin de las identidades colectivas, la participacin ciudadana como medio de socializacin poltica (de adquisicin de recursos y habilidades polticas), la posibilidad de la participacin como pertenencia y el fortalecimiento de la sociedad civil a travs del establecimiento de relaciones entre sus organizaciones son cuestiones que ataen al desarrollo poltico de la sociedad y que contribuyen a que los ciudadanos se sientan parte de una comunidad poltica.

    Seguramente todo ello no significa que los problemas de las democracias representativas se vayan a solucionar inmediatamente. Pero s supone, quizs paradjicamente, que la ampliacin de los repertorios y de los significados de la participacin poltica pueda remediar en alguna forma la tan temida crisis de representacin de la democracia.

    Resumen

    La participacin poltica de los ciudadanos constituye uno de los rasgos fundamentales y distintivos de la democracia como sistema poltico. En los ltimos aos asistimos a una cierta evolucin desde visiones individualistas y restrictivas de la participacin a otras mucho ms amplias que, adems, la insertan explcitamente en el campo de la accin colectiva. De esta manera, alejada de las concepciones que la identificaban casi en exclusiva con las instituciones del sistema electoral, este trmino se ampla en su definicin para dar cabida a todas las acciones ciudadanas que permiten la intervencin de los ciudadanos en la produccin del orden democrtico, ya sea introduciendo valores, demandas o temas en la agenda poltica, influyendo en quin, cmo y sobre qu se decide, o adoptando estrategias directas de resolucin de conflictos.

    La perspectiva que aqu se presenta pretende abordar los temas tanto de la vinculacin individual a la accin, como, sobre todo, de los significados colectivos de la

    18 V anse los inform es, por un lado, del B ID -P N U D (1993): Reform a social y pobreza . Hacia una agenda integrada de desarrollo, y por o tro lado, del PN U D (1993): In form e sobre desarrollo hum ano.

  • 322 Ciudadanos y accin poltica

    participacin poltica. Un tema central en este contexto es la consideracin acerca de las posibilidades de la participacin poltica (en cuanto a las formas de su desarrollo y los sentidos polticos que le son atribuidos) en el marco de la democracia representativa.

    A pesar de la multiplicidad de acciones en que se concreta la participacin poltica dentro de las sociedades contemporneas, sta sigue siendo una actividad minoritaria dentro del conjunto de la poblacin. La explicacin de qu es lo que impulsa a unos individuos a participar y a otros no, tiene que ser de carcter multifactorial. Es decir, debe tener en cuenta el conjunto de determinaciones que introducen tanto los condicionamientos sociales (recursos educativos y culturales, socioeconmicos, etc.), como las estructuras sociopolticas (poder y capacidad de control de la informacin) y las motivaciones individuales para la accin (procesos de socializacin, la necesidad de ser parte o la racionalidad en la persecucin de fines colectivos).

    Lecturas complementarias

    P a s q u i n o , G., Participacin poltica, grupos y movimientos, en G. Pasquino (comp.), Manual de Ciencia Poltica, Madrid, Alianza Universidad Textos, 1988, pp. 179-215. A partir de la consideracin de la participacin poltica como aquellas acciones que pretenden influir ms o menos directamente, y ms o menos legalmente, en las estructuras de poder o en las organizaciones polticas, Pasquino plantea que la pregunta importante en relacin a la participacin poltica se formula acerca de cmo las personas llegan a interesarse en la poltica, adquieren la informacin y llegan a la conviccin de que su participacin es eficaz.

    P a r r y , G.; M o y s e r , G. y D a y , N , Political Participation and Democracy n Bri- tain, Cambridge, Cambridge University Press, 1992. Este libro expone los resultados de una investigacin emprica sobre las caractersticas de la participacin poltica en Gran Bretaa llevada a cabo a mediados de los aos ochenta. Especial inters tiene el primer captulo, en el que se realiza un examen detallado de los principales modelos analticos sobre la participacin y su relacin con la democracia.

    A s t e l a r r a , J. (comp.), Participacin poltica de las mujeres, Madrid, Centro de Investigaciones Sociolgicas, 1990. A travs de los artculos compilados en este libro, se plantea el tem a de las posibilidades de la participacin poltica de las mujeres, desde una perspectiva terica y aplicndose al caso espaol. Se abordan los temas de la constitucin de un espacio poltico, de los condicionamientos de la participacin y de las relaciones del Estado con las mujeres.

    C u n ill , N., Participacin ciudadana. Dilemas y perspectivas para la democratizacin de los Estados latinoamericanos, Caracas, CIAD, 1991. Centrado en el tema de las posibilidades que la participacin ciudadana ofrece para los procesos de democratizacin en Amrica Latina, este libro aborda el tema de los discursos y fundamentos que se aplican a la estrategia de bsqueda de ampliacin de la participacin ciudadana. Se detiene en el estudio de sus posibilidades en cuanto fortalecimiento de la sociedad civil y en la comparacin con otros conceptos como participacin poltica y participacin social.

    R u b i n s t e i n , J. C., Sociedad civil y participacin ciudadana, Madrid, Editorial P a

  • Participacin polt