revista claridades agropecuarias, número 196, diciembre 2009 · e d i t o r i a l a preocupación...

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E D I T O R I A L a preocupación por producir los alimentos necesarios para satisfacer la demanda de la población ha estado latente a lo largo de la historia de la humanidad. Ya desde 1798, el economista y demógrafo inglés Robert Malthus en su célebre “Primer ensayo sobre la población”, afirmaba que la capacidad de crecimiento de la población era mucho mayor a la capacidad de la tierra para producir alimentos. De tal forma, que si la población no encuentra obstáculos, aumenta en forma geométrica, en tanto que los alimentos sólo lo hacen de modo aritmético. Posteriormente, en 1970 el Club de Roma –una organización formada por prominentes personalidades del mundo-, preocupado por la orientación que tomaba el desarrollo económico, así como por sus impactos que tendría en lo social y ambiental, encargó a un grupo de investigadores del Massachusetts Institute of Technology, un estudio para identificar las principales tendencias y los problemas que amenazaban a la sociedad global. Los resultados se publicaron en 1972, bajo el sugerente título “Los límites del crecimiento”. En él se concluía, que si no se modificaban ciertos aspectos –como la acelerada industrialización, el rápido crecimiento poblacional, la desnutrición extendida, el agotamiento de los recursos no renovables y el deterioro ambiental- el límite de crecimiento del planeta se alcanzaría en algún momento de los siguientes cien años, esto incluía la falta de alimentos, bajo la idea de una tierra cultivable finita. Si bien, las hipótesis de Malthus y el Club de Roma no han tenido la comprobación apocalíptica con la que fueron interpretadas en su tiempo, ambas representan, la inquietud que de manera tradicional se ha tenido por la cuestión de los alimentos, así como por un desarrollo sustentable. Apenas en noviembre pasado, la Cumbre Mundial sobre la Seguridad Alimentaria, debatió sobre las perspectivas de la seguridad alimentaria hacia el año 2050. En ella se admitió, que aunque es una tarea difícil, es posible conseguir el incremento necesario en la producción de alimentos que permita satisfacer las necesidades futuras de una población mundial, que muy probablemente alcance la cifra de 9,100 millones de habitantes. Sin embargo, para que esto se cumpla, será forzoso que en la actualidad se realicen importantes cambios, que permitan aumentar esta posibilidad. De entre los que se señalaron, destacan: el obligado incremento de la inversión en la agricultura sostenible y en el acceso universal a los alimentos, la conservación de los recursos naturales y el fomento a la productividad, el avance hacia un sistema de comercio mundial más justo y predecible y sobre todo que esté centrado en la seguridad alimentaria, así como el incremento de oportunidades e ingresos para el sector de productores en pequeña escala. Queda claro, que no se puede soslayar estos cambios, que son responsabilidad de todos los órdenes –mundial, regional y nacional- y de todos los gobiernos –tanto de países desarrollados como en vías de desarrollo- y que mientras más rápidos se hagan, será mejor. Todo ello, con el fin de que no se cumpla ese viejo refrán popular ruso que dice: “Las malas cosechas las manda Dios, la hambruna la hacen los hombres.” L

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e D I T O R I A L

a preocupación por producir los alimentos necesarios para satisfacer la demanda de la población ha estado latente a lo largo de la historia de la humanidad.

Ya desde 1798, el economista y demógrafo inglés Robert Malthus en su célebre “Primer ensayo sobre la población”, afirmaba que la capacidad de crecimiento de la población

era mucho mayor a la capacidad de la tierra para producir alimentos. De tal forma, que si la población no encuentra obstáculos, aumenta en forma geométrica, en tanto que los alimentos sólo lo hacen de modo aritmético.

Posteriormente, en 1970 el Club de Roma –una organización formada por prominentes personalidades del mundo-, preocupado por la orientación que tomaba el desarrollo económico, así como por sus impactos que tendría en lo social y ambiental, encargó a un grupo de investigadores del Massachusetts Institute of Technology, un estudio para identificar las principales tendencias y los problemas que amenazaban a la sociedad global. Los resultados se publicaron en 1972, bajo el sugerente título “Los límites del crecimiento”. En él se concluía, que si no se modificaban ciertos aspectos –como la acelerada industrialización, el rápido crecimiento poblacional, la desnutrición extendida, el agotamiento de los recursos no renovables y el deterioro ambiental- el límite de crecimiento del planeta se alcanzaría en algún momento de los siguientes cien años, esto incluía la falta de alimentos, bajo la idea de una tierra cultivable finita.

Si bien, las hipótesis de Malthus y el Club de Roma no han tenido la comprobación apocalíptica con la que fueron interpretadas en su tiempo, ambas representan, la inquietud que de manera tradicional se ha tenido por la cuestión de los alimentos, así como por un desarrollo sustentable.

Apenas en noviembre pasado, la Cumbre Mundial sobre la Seguridad Alimentaria, debatió sobre las perspectivas de la seguridad alimentaria hacia el año 2050. En ella se admitió, que aunque es una tarea difícil, es posible conseguir el incremento necesario en la producción de alimentos que permita satisfacer las necesidades futuras de una población mundial, que muy probablemente alcance la cifra de 9,100 millones de habitantes. Sin embargo, para que esto se cumpla, será forzoso que en la actualidad se realicen importantes cambios, que permitan aumentar esta posibilidad. De entre los que se señalaron, destacan: el obligado incremento de la inversión en la agricultura sostenible y en el acceso universal a los alimentos, la conservación de los recursos naturales y el fomento a la productividad, el avance hacia un sistema de comercio mundial más justo y predecible y sobre todo que esté centrado en la seguridad alimentaria, así como el incremento de oportunidades e ingresos para el sector de productores en pequeña escala.

Queda claro, que no se puede soslayar estos cambios, que son responsabilidad de todos los órdenes –mundial, regional y nacional- y de todos los gobiernos –tanto de países desarrollados como en vías de desarrollo- y que mientras más rápidos se hagan, será mejor. Todo ello, con el fin de que no se cumpla ese viejo refrán popular ruso que dice: “Las malas cosechas las manda Dios, la hambruna la hacen los hombres.”

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E D I T O R I A L

M E R C A D O S Y C O M E R C I A L I Z A C I Ó N

¿PUEDE LA AGRICULTURA CUBRIR EL CRECIMIENTO EN LA DEMANDA DE ALIMENTOS? 3

ALIMENTAR AL MUNDO, ERRADICAR EL hAMBRE (Primera parte) 17

E V E N T O S

PROGRAMA DE CAPACITACIóN SOBRE EL PROGRAMA DE COBERTURAS 30

C O L A B O R A C I Ó N I N S T I T U C I O N A L

EMPRESAS TRANSNACIONALES, PRODUCCIóN AGRÍCOLA Y DESARROLLO (Segunda parte) 33

P R O G R A M A D E C O B E R T U R A S

COBERTURA Y BASE (Segunda parte) 40

T E M A L I B R E

AVANCES BIOTECNOLóGICOS EN LA CARACTERIZACIóN E INCORPORACIóN DE VALORAGREGADO AL FRIJOL

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I N D I C A D O R E S

EL SECTOR AGROALIMENTARIO EN EL DIARIO OFICIAL DE LA FEDERACIóN 52

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SECRETARÍA DE AGRICULTURA, GANADERÍA, DESARROLLO RURAL, PESCA Y ALIMENTACIÓN

SECRETARIO: LIC. FRANCISCO JAVIER MAYORGA CASTAÑEDA

APOYOS Y SERVICIOS A LA COMERCIALIZACIÓN AGROPECUARIA

DIRECTORA EN JEFE: LIC. ANA GRACIELA AGUILAR ANTUÑANO

COORDINADOR GENERAL DE COMERCIALIZACIóN: ING. MANUEL EMILIO MARTÍNEZ DE LEO

EDITOR RESPONSABLE: LIC. JOSÉ MIGUEL PALACIO FERNÁNDEZ

DIRECTOR DE INFORMACIóN Y DIFUSIóN: C.P. AARÓN BERNARDO SALMERóN JIMÉNEZ

REDACTORES: LIC. RAúL OChOA BAUTISTA

LIC. CÉSAR ORTEGA RIVAS

DISEÑO Y FORMACIóN: FRANCISCO RODRÍGUEZ CRUZ

JOSÉ LUIS VELÁZQUEZ LUJÁN

COLABORADOR: ARTURO ÁLVAREZ hERNÁNDEZ

Revista mensual editada por Apoyos y Servicios a la Comercialización Agropecuaria. órgano Desconcentrado de la SAGARPA.

La responsabilidad de los trabajos firmados es exclusiva de los autores y no de Apoyos y Servicios a la Comercialización Agropecuaria, excepto cuando exista una aclaración expresa que así lo indique. Distribución exclusiva por suscripción. Se puede reproducir el material de esta revista siempre y cuando se cite la fuente, salvo en libros de distribución comercial, para lo cual se requerirá de autorización escrita por ASERCA.

Todo lo relacionado con esta publicación deberá dirigirse a: Revista “Claridades Agropecuarias”, Municipio Libre No. 377 Piso 8 Ala B Col. Sta, Cruz Atoyac México, D. F., C. P. 03310 Tel. 3871 7300 Exts. 50088 y 50048

Certificado de reserva de Derecho al uso Exclusivo No.2116-102 expedido por la Secretaría de Educación Pública.

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Portada: Pintura de Diego Rivera, “La Piñata”, 1953.

Impresión: Impresiones Precisas Alfer, S.A. de C.V.

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ε↵ Raúl Ochoa Bautista y César Ortega Rivas, Especialistas Agro-pecuarios «A» de la Dirección General de Operaciones Financieras de ASERCA. Apoyos y Servicios a la Comercialización Agropecuaria (ASERCA/SAGARPA).

IntroduccIón

En las proyecciones agrícolas que realizó la Organi-zación para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), para el periodo 2009-2018, se dedica un capítulo específico de análi-sis a la actuación que tendrá en el futuro la agricultura para cubrir la demanda mundial de alimentos. Recien-temente, ha sido tema de discusión la seguridad ali-mentaria, sobre todo ante fenómenos como el aumento de precios en el mercado mundial, problemas climáticos que han afectado la oferta de productos agropecua-rios, la mayor demanda de granos y oleaginosas para producir biocombustibles, por señalar algunos; los que

han provocado dificultades a los consumidores, sobre todo en los países en vías de desarrollo, para conseguir alimentos. A continuación se presenta algunos de los puntos más relevantes del estudio.1

SegurIdad alImentarIa

Existe un interés mundial sin precedentes sobre la se-guridad alimentaria. Lo anterior no es algo que debe-ría sorprender, en 2008 había cerca de 963 millones de personas desnutridas en el mundo, lo que repre-sentaba el 15 por ciento de la población mundial.

En el reporte anual del Banco Mundial (BM) del mismo año, el organismo señalaba que si se desea alcanzar

¿PUEDE LA AGRICULTURA CUBRIR EL CRECIMIENTO EN LA DEMANDA DE ALIMENTOS? ε↵

1 El lector interesado en conocer más a fondo el trabajo puedo consultarlo en la página Web de la OCDE, bajo el título: OCDE-FAO Agricultural Outlook 2009-2018. Highlights, 2009.

Mercados y COMERCIALIzACIóN

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los objetivos del milenio para el 2015, en lo referente a disminuir la pobreza extrema y la hambruna, se tendría que incrementar la inversión en la agricultura en los países en vías desarrollo. Por su parte, la FAO, señalaba que la seguridad alimentaria era uno de los retos del siglo, por lo que una mayor inversión en la agricultura y el aumento en la productividad eran cruciales para tal fin. Del mismo modo, el Grupo de los 8, en la reunión celebrada en Japón en el mes de abril de este año, hicieron un llamado a los ministros de agricultura, para que ofrecieran propuestas con-cretas sobre seguridad alimentaria.

A pesar del descenso de los precios de los alimentos en el mercado internacional (después de ubicarse en niveles récord entre 2006 y 2008) la preocupación por alcanzar la seguridad alimentaria no ha desapa-recido, por el contrario, sigue latente y es motivo de discusión en las reuniones de organismos internaciona-les. Y si bien existen algunas diferencias entre los par-ticipantes de estas reuniones, lo cierto es, que existe el consenso de alcanzar la seguridad alimentaria, la solución principal radica en un incremento de la inver-sión en la agricultura y la reducción de la pobreza.

Una de las preocupaciones que han surgido en estas reuniones sobre seguridad alimentaria, es saber sí el sector tendrá la capacidad de cubrir la demanda de alimentos, ante a una población mundial en constan-te aumento, la cual se estima sea de 9 mil millones para el año 2050.

Algunos estudios que se han realizado, especialmen-te por la FAO, indican que las necesidades de ali-mentos, en los países en vías de desarrollo, podrían crecer en 60 por ciento hacia el año 2030, y se du-plicarán para el año 2050, lo que equivaldría a un aumento en la producción de alimentos del 42 y 70 por ciento, respectivamente.

Los expertos han formulado una serie de cuestiona-mientos para los cuales buscan respuestas. ¿El incre-mento en los precios llevara a más personas a la po-breza y a la hambruna?; ¿podrá la industria producir 50 por ciento más alimentos hacia el año 2030 o du-plicarla hacia el 2050?; ¿se cuenta con los recursos suficientes de agua y tierra para ello?; ¿las nuevas tecnologías serán capaces de ser más eficientes y au-mentar la productividad?, y ¿cómo afectará el cambio climático a las regiones?

Para dar respuesta a algunas de estas interrogantes, el estudio tomó el Índice de Producción Agropecuaria elaborado por la FAO, el cual muestra un incremento en la producción mundial de alimentos en los últimos 40 años, tanto en los países en vías de desarrollo y los menos desarrollados (PMD). La tasa de crecimiento ha sido notable, aún cuando el cálculo del índice de producción se realizó sobre una base per cápita, por lo cual se mostraría una menor producción en granos para los PMD, debido a que hay una mayor población en éstos, comparado con los países

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índIce de produccIón agrícola por regIón(2000=1)

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�desarrollados. El estudio de la OCDE-FAO, tiene como supuesto básico que se mantendrá, en el mediano plazo, la tendencia del aumento en la producción, como reflejo del potencial que existe para obtener mayores niveles de productividad.

En el caso de los países desarrollados, se estima que la producción aumentará, aunque con una menor tasa de crecimiento, dado que en éstos ya existen altos niveles de productividad. El documento es objetivo, ya que no deja de reconocer que si los supuestos se cum-plen y no se observa un incremento en la producción como se estima, el impacto sobre los precios de las materias primas, incluidos los alimentos, será fuerte.

Otra de las preocupaciones que aborda el estudio, está relacionada con el incremento de los precios de los alimentos y sus implicaciones en la seguridad ali-mentaria. En este sentido, la OCDE-FAO reconoce, que seguirá siendo necesaria la ayuda humanitaria en el corto plazo, sin embargo, la solución de largo plazo dependerá, principalmente, del impulso del crecimien-to y el desarrollo en los países pobres, para mejorar el ingreso y con ello el poder de compra.

Por el lado de la oferta, se señala la necesidad de examinar el potencial y las limitantes para incrementar la productividad agrícola y la producción, así como la innovación tecnológica y el cambio climático. Algunos de estos elementos son abordados, especialmente en lo que se refiere a aspectos como disponibilidad de tierra para cultivo, productividad agrícola y mayor competencia por el agua.

tIerra y agrIcultura

El Balance Bruto de Tierra (BBT) se define como la superficie total que tiene el potencial para cultivarse, pero que en la actualidad no se cultiva. En este senti-do, se han realizado algunos estudios para determi-nar el potencial de tierras que están en condiciones de ser cultivadas en el mundo, analizando la calidad del suelo, el clima, entre otros factores. De acuerdo a los resultados, en el mundo hay cerca de 4.3 mil millones de hectáreas aptas para ser cultivadas, de las cuales, en la actualidad se cultivan 1.4 mil millones. Cerca de la mitad del área que reúne las condiciones para cul-tivarse, se encuentra en África y América Latina.

Sin duda que los datos anteriores son optimistas so-bre el uso potencial de la tierra para cultivo, ya que

no toman en cuenta que una parte de esta super-ficie ya ha sido asignada a otra actividad y que por lo tanto, compiten con el cultivo de granos (por ejemplo, bosques, zonas urbanas, áreas protegidas, entre otros). Este tipo de tierras son inviables para convertirlas en áreas de cultivo, por los altos costos sociales que ello podría acarrear. Por lo anterior, es mejor considerar el valor neto de tierra que hay, y no el bruto.

El Balance Neto de Tierra (BNT) se obtiene del BBT excluyendo aquellas áreas que actualmente son uti-lizadas en actividades forestales, zonas urbanas o áreas protegidas. Asimismo, este valor disminuirá en la medida que aparezcan nuevos usos para la tierra disponible, que compitan con el cultivo de granos. Pu

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La principal actividad que compite frecuentemente por la demanda de tierra es la silvicultura. Sin em-bargo, la pérdida de área agrícola para uso urba-no también es importante. Lo anterior podría indicar, que el balance neto de tierra que hay para expan-dir el cultivo agrícola, en el mundo, es de 1,560 mi-llones de hectáreas.

Es en África y América Latina donde existe una mayor tierra disponible para este fin, y en menor medida en América del Norte y Europa. Así, el po-tencial de incremento de la superficie cultivada no podrá darse, en grandes proporciones, en las zonas de mayores niveles de producción, como América del Norte y Europa.

Cabe señalar que el BNT no considera otro factor que podría entrar en competencia con el cultivo, la actividad ganadera. La producción de carne ha ido creciendo en el mundo, como resultado de una mayor demanda, generada por un mayor nivel de ingreso en la población, especialmente en los paí-ses en vías de desarrollo, como lo es India y China, por lo que es probable, que el consumo de carne seguirá creciendo en el futuro. En consecuencia, la demanda de tierra para actividades de pastoreo aumentará; además de que el incremento en la producción de biocombustibles, requerirá de una mayor demanda de granos y oleaginosas, lo que sin duda también será una presión sobre el área de cultivo de alimentos.

El renacimiento del mercado de carbón también será un factor que impacte sobre la disponibilidad de tierra. Se estima que en los próximos diez años, el mercado de carbón realice operaciones cercanas a los mil mi-llones de dólares estadounidenses anuales. La mayor competencia por la demanda de tierras, sin duda origi-nará un incremento en el precio de éstas, lo que podría llevar a un cambio en la producción hacia productos más rentables. El mayor uso de carbón como fuente de energía, podría originar que esta competencia por tie-rras beneficie a las actividades más rentables.

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Balance de tIerra cultIVaBle total y neta por regIón, 2002Pu

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�El incremento del área cultivada se ha dado en paí-ses que tienen mayores necesidades de alimento y empleo, así como limitantes en paquetes tecnológi-cos, los cuales podrían aumentar el desarrollo de una agricultura intensiva.

La superficie cultivada en el mundo ha crecido len-tamente desde el periodo 1961-1963. Para el ciclo 2006-2007, el área cultivable en el mundo se estimó en 1.42 mil millones de hectáreas, 135.6 millones más que en 1961-1963 (10.5 por ciento mayor), lo que representa una tasa de crecimiento anual promedio de 0.2 por ciento. La mayor expansión de la superficie cultivable se ha presentado en Asia, África y América. Del perio-do 1961-1963 al 2006-2007, el área cultivada en África pasó de 154.5 millones de hectáreas a 213.1 millones de hectáreas, y de 412 millones a 511.5 millones en Asia. En América, con la excepción de América del Norte, el área cultivada también cre-ció, pero el mayor incremento se dio antes de 1990. Solamente en Brasil, el área cultivada creció en 35 millones de hectáreas (145 por ciento) en el periodo antes señalado.

Por lo general, los países de bajos ingresos y con déficit alimentario han tendido a una mayor ex-pansión de la superficie cultivada, motivado por la fuerte demanda de productos agropecuarios.

En los países importadores netos de alimentos y en aquellos en vías de desarrollo, el área cultivable creció en 55 millones de hectáreas, es decir, fue mayor en 34 por ciento. Asimismo, en los países en vías de desarrollo que no tienen salida al mar, el crecimiento en la superficie cultivada fue de 73 millones de hectáreas, en otras palabras aumentó en 160 por ciento.

Una situación contraria se ha observado en los últimos 20 años en algunos países de la ex Unión Soviéti-ca, donde la transformación de su economía originó una significativa reducción en la superficie cultivada. Por ejemplo, entre 1990 y 2007, la superficie culti-vada total disminuyó de 117.7 millones de hectáreas a 76.4 millones en Rusia y de 32.4 millones a 26.1 millones en Ucrania.

En contraste, los países desarrollados han experimen-tado una reducción en la superficie cultivada. En Eu-ropa, la tierra de cultivo disminuyó en 0.9 por ciento anualmente, en el periodo de 1961-1963 a 2006-2007; en América de Norte el descenso fue de 2 por ciento anual.

De hecho, se observará una consolidación del sector agrícola en los países en desarrollo, el que podría verse afectado por el cambio en las políticas de algu-nos países, así también se dará una mayor expansión de las zonas urbanas.

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Fuente: con datos de la Fao.

tendencIa mundIal de Área cultIVaBle, coSecHada e IntenSIdad de cultIVoS mÚltIpleS(1980=1)

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cultIVoS IntenSIVoS

La alternancia de cultivos durante un año agrícola, es la práctica que ha estado creciendo más. Esto involu-cra diferentes alternativas de patrones de cultivos en espacio y tiempo, tales como cultivos mixtos, cultivos alternados, doble o tiple cultivos. En el estudio de la OCDE-FAO se presenta un índice, elaborado por am-bos organismos, llamado Índice de Cultivos Múltiple (ICM), el cual fue calculado con la suma del área co-sechada para diferentes cultivos durante un año, divi-dido por el área cultivada total.

Los cultivos intensivos continúan, ya que ofrecen, una mayor variedad de cosechas, en periodos de tiempo más cortos. Un incremento en el porcentaje de superficies con riego, dentro del área cultivada total, es el principal factor para poder tener múl-tiples cultivos.

Este tipo de cultivos se han incrementado en el mun-do de manera constante entre el periodo de 1961-1963 a 2006-2007. El mayor crecimiento se ha re-gistrado en África y Oceanía (con un incremento del 25 y 16 por ciento, respectivamente), mientras que en Europa se registra una notaria reducción (un de-cremento del 8 por ciento). Pese a que el área cultivada se ha incrementado en 135.6 millones de hectáreas de 1961-1963 a 2006-2007, la superficie cosechada creció en 229.5 mi-

llones de hectáreas (23.6 por ciento), debido a un mayor número de cultivos intensivos. Del aumento en la superficie cosechada total, cerca de la mitad se atribuye a la mayor área cultivada y la otra mitad a los mayores cultivos.

El crecimiento en el ICM es más notorio en Asia, mien-tras que los menores resultados se observan en Oce-anía. Por su parte, en el Sur y el Este de Asia, cerca de una tercera parte del área cultivable es de riego, lo que es una de las razones por el cual el promedio de cultivos intensivos en Asia es considerablemente mayor que en otras regiones. Si bien el ICM se ha incremen-tado en todas las regiones, excepto Europa, existen importantes diferencias en cada una de ellas. El ma-yor crecimiento se ha visto en África y Oceanía. El área cosechada ha registrado un incremento del 127 por ciento (13 millones de hectáreas) en Oce-anía y del 90 por ciento (93 millones de hectáreas) en África. En ambos casos, cerca de la mitad del alza fue resultado de una mayor superficie cultivable y la otra mitad por el incremento en el índice ICM.

Los mayores incrementos se observan en algunas re-giones del sur y el oeste de África (137 por ciento o 52 millones de hectáreas). En Asia, la superficie cose-chada se incrementó en 141.7 millones de hectáreas o 33.6 por ciento, en el periodo antes señalado, donde cerca de tres cuartas partes de la expansión fue por mayor tierra cultivable y el resto por mayores cultivos

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Fuente: con datos de la Fao.

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intensivos. Contrario a otras regiones, Europa ha re-gistrado una reducción de 88 millones de hectáreas, es decir, 34 por ciento, principalmente por una reduc-ción en la superficie cultivable.

La tendencia del ICM, y el área cosechada en gene-ral, se espera se mantenga en crecimiento, como en el pasado, pero con un menor dinamismo. Dado que la industrialización y la urbanización en los países en vías de desarrollo continuarán, una mayor superficie de tierra cultivable será utilizada para fines indus-triales, así como la demanda de tierra para uso re-sidencial también crecerá. De igual forma, la mayor urbanización expulsará una mayor cantidad de mano de obra de actividades agropecuarias, lo que podría permitir el desarrollo de mayores cultivos intensivos.

Además, incluso un mayor uso intensivo de la tierra cultivable en algunas regiones, incluyendo el uso de cultivos múltiples, será un factor que incidirá en una mayor degradación de la tierra y la pér-dida de productividad. Pese a ello, se espera un incremento potencial en el ICM y la superficie co-sechada para algunas regiones de América Latina y algunos países de África.

tecnología y productIVIdad

En los países desarrollados se han dado grandes avances tecnológicos en la agricultura (mejoramien-to genético, fertilizantes químicos, pesticidas, equi-

po y maquinaria agrícola, así como en su uso y ad-ministración). La investigación por parte del sector público y privado, ha sido la fuente principal de las nuevas tecnologías, donde el sector privado ha jugado un papel cada vez mayor en su desarrollo en mercadotecnia, de ahí la fuente exclusiva de ge-neración de productos modificados genéticamente en los países de la OCDE.

La tecnología disponible para los productores está en constante cambio. Sin embargo, la productividad agrícola, la cual es un reflejo de la adopción de nue-vas tecnologías, ha sido baja en el periodo de 2000-2006, con relación a lo observado en la década de 1990, tanto en la Unión Europea, América del Norte, y en algunos países de ingresos altos de Oceanía, así

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Nota: el índice de cultivos múltiples se calcula como la suma del área cosechada, dividida por el área total cultivable. (no es el área cultivada total)Fuente: calculado con datos de la Fao.

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como algunos en vías de desarrollo y en transición. Además, algunos países desarrollados, con excepción de algunos del noreste de Asia, como Japón y Corea del Sur, han registrado los mayores crecimientos de productividad en el periodo señalado.

En el caso del conjunto de países en vías de desarro-llo, existe cierta evidencia de que los rendimientos muestran un crecimiento acelerado en la actualidad. Un estudio señala que en el periodo de 1980-2000, los rendimientos agrícolas en estos países fueron ma-yores a los observados en 1961-1980 para cerea-les, lentejas, mijo, papas, arroz palay y trigo; y fue-ron menores en cebada, casava, sorgo y en menor media para maíz.

En el análisis de las perspectivas de la industria agroalimentaria, y con el fin de conocer su respuesta futura en la oferta. Los analistas han puesto el princi-pal foco de atención en el rendimiento, por el papel tan importante que juega.

La tendencia en la tasa de crecimiento de los rendi-mientos de los tres principales cereales (maíz, trigo y arroz); en la principal oleaginosa (frijol soya), y uno de los principales productos hortofrutícolas que ofrecen energía (la papa), en las principales regiones productoras de la OCDE, prácticamente se ha mante-nido sin cambio en las últimas cinco décadas.

Estudiando el área de los países miembros de la OCDE, la principal región productora de maíz y ole-aginosas, se encuentra en el Medio Oeste de EE.UU., por ejemplo, en el estado de Iowa, quien tiene suelos ricos y abundante humedad en el verano, así como acceso a las variedades más modernas de semillas de maíz y frijol soya.

El caso del maíz, es un importante producto utili-zado en la industria de alimentos balanceados y como alimento básico. Es también, una excelente fuente de carbohidratos, pero bajo en proteína. El avance más importante en el cultivo de maíz se dio con la introducción de las semillas híbridas a inicios de la década de 1930.

Desde 1970, la tasa de crecimiento de los rendimien-tos en Iowa ha sido de 119 kilogramo por hectárea por año; con un rendimiento promedio superior a 10 toneladas por hectárea en el año de 2007. Sin em-bargo, los rendimientos promedio del estado, durante el periodo 2004/2007, estuvieron ligeramente por arriba de la tendencia, sugiriendo la presencia de una nueva etapa de productividad en ese estado, gracias a la introducción de nuevas semillas que son más resis-tentes a varios problemas como plagas o sequías.

En cuanto al trigo, éste es el principal cereal de la Unión Europea, donde Francia es el productor líder, quien Pu

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cuenta con abundantes recursos para su cultivo. Encon-traste, la producción de trigo en las grandes llanuras de EE.UU. y en algunas provincias de Canadá, tienen ciertas limitaciones de recursos, como es el caso del agua, incluso tienen otras limitantes como son los ferti-lizantes. El estado de Kansas es el principal productor de trigo en EE.UU. y Japón es el mayor productor de arroz palay, cuyo proceso es altamente tecnificado, con buenos sistemas de irrigación y con buen uso de fer-tilizantes. Los Países Bajos están muy adelantados en la producción de papa, cuentan con abundante agua, fertilizantes y un adecuado control de plagas.

La producción de este cereal está dispersa a lo lar-go de todo el mundo, ofrece la mayor parte de la proteína de la dieta mundial y es la principal fuente de abasto de alimentos en el orbe. La tasa de creci-miento de los rendimientos en Kansas, en el periodo 1950-2007, fue de 24.27 kilogramos por hectárea por año, con un rendimiento promedio, en el 2007, de 2.15 toneladas por hectárea. La mayor parte de este incremento se debió también al uso de mejores semillas para el cultivo.

El rendimiento promedio de trigo en Francia fue de 2.3 toneladas en 1960, observándose un fuerte crecimiento entre 1961 y 2007, con 104 kilogra-mos por hectárea al año. Los datos señalan que para el 2007, el rendimiento promedio de trigo en

Francia fue de 7.6 toneladas por hectárea. En la actualidad, la productividad se ubica 15 por ciento por arriba de este valor.

Sin embargo, al inicio de la década de 1990 los ren-dimientos de trigo en Francia mostraron un descenso, el que fue atribuido al cambio climático; por fortuna en los años recientes, se ha registrado un crecimiento, que si bien ha sido de manera lenta, ha sido mayor al registrado en Kansas, debido a que en este estado americano, la tierra utilizada para el cultivo presenta una menor calidad.

El arroz, es el cereal más consumido en el mundo, des-pués del trigo, aportando más del 50 por ciento de las calorías diarias ingeridas por más de la mitad de la población mundial.

Los rendimientos de arroz en Japón se ubicaron en 4.8 toneladas por hectárea en el año de 1960, incremen-tándose a cerca de 6.5 toneladas en el 2007. La tasa de crecimiento en la productividad es de 29.6 kilogra-mos por hectárea al año. El cultivo de arroz Palay en Japón es intensivo, la tierra es de muy buen calidad, y la tasa de rendimiento crece de manera favorable, en contraste con el cultivo de trigo en Kansas.

El frijol soya, por su parte, es la principal fuente de aceites vegetales en América del Norte, América del Sur y China. La tasa de crecimiento de los rendimien-tos de frijol soya en Iowa es de 31.9 kilogramos por hectárea al año. En contraste con la semilla de maíz hibrida, el desarrollo de nuevas variedades de frijol soya, cultivadas en el cinturón maicero de EE.UU., ha sido desarrollada principalmente por el sector público desde mediados de la década de 1970. Sin embar-go, las nuevas variedades de frijol soya elaboradas por el sector público, ha ido reemplazando, gradual-mente, a las variedades públicas, y hoy en día varias de estas semillas son adoptadas por los productores en el Medio Oeste de EE.UU.

El año de 2008, fue el año internacional de la papa. Es el alimento número uno, a nivel mundial, que no es grano, y su consumo se ha ido expandiendo rápi-damente en los países en vías de desarrollo, donde actualmente se cosecha más de la mitad de la pro-ducción mundial que se obtiene año con año.

Por más de medio siglo, la tasa de crecimiento de los rendimientos de papa en Holanda se mantuvo Pu

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constante con 324 kilogramos por hectárea al año. Para el año 2007, el rendimiento que se obtuvo fue de 44.7 toneladas por hectárea. Este dato, viene a dejar en claro, que la productividad del cultivo de papa en este país, ha crecido más que cualquier otro producto proveedor de calorías, como lo pue-de ser el maíz en EE.UU., el trigo en Francia o el arroz en Japón.

el Sector pecuarIo

Los adelantos técnicos en la producción pecuaria, son el resultado del mejoramiento genético en los anima-les, el mejor control de enfermedades, así como mejo-res prácticas administrativas. La producción de carne de bovino, porcino y avícola, ha sido mejorada gra-cias a la técnica de inseminación artificial, la cual se ha expandido a lo largo de todo el mundo.

La reproducción a través de cruzas, fue una nueva técnica en la producción de carne de cerdo en los años de 1950 a 1960, hasta que se mejoraron los aspectos genéticos y se dio un incremento en la pro-ducción de carne y en la calidad de la misma.

Las grandes concentraciones de ganado lechero en los países de la OCDE se ubican en el oeste y sur de EE.UU., donde hay unidades que tienen entre 5 mil y 10 mil cabezas de ganado. Por su parte, en Europa, el tamaño de las unidades va de 100 a 200 cabezas, con excepción de Suiza y Noruega que tienen unidades de vacas lecheras más pequeñas. Una de las características de algu-nos de los países europeos, es que los procesos de alimentación y ordeña de vacas están totalmente automatizados, lo que no sucede en EE.UU., donde la presencia de inmigrantes, cuya mano de obra es relativamente barata, han sido integrados a las operaciones del sector.

Un estudio realizado en 2007 (Handbook of Agricul-tural Economics), ofrece una comparación mundial de la productividad del sector pecuario de 115 países (92 en vías de desarrollo y 23 de altos ingresos), en dos periodos de estudio (1961-1980 y 1981-1999).

Destaca sobre todo el segundo periodo, ya que muestra un mayor crecimiento de la productividad. En los países de Asia se registra la mayor expansión, seguida de América Latina y el estancamiento en África de Sub-Sahara. El incremento que se observó, fue resultado de una expansión de la frontera tec-nológica en el sector.

El estudio también reporta un incremento en la pro-ductividad en el periodo 1961-2001 para el sector de rumiantes (bovino para carne y vacas lecheras), así como para los no rumiantes (porcinos y avícolas). El mayor incremento en la productividad de los no ru-miantes se dio tanto en los países desarrollados, como aquellos en vías de desarrollo y los menos desarrolla-dos. En el caso de los rumiantes, los países desarrolla-dos fueron los que mostraron la mayor expansión, con relación al resto del mundo.

laS InVerSIoneS en InVeStIgacIón contInuarÁn

Las décadas de 1950 y 1960 registraron un incre-mento en la aplicación de los adelantos científicos en el sector agrícola de los países desarrollados, facili-tando el rápido aumento de la productividad. El uso de nuevas variedades de cultivo fue rápidamente adoptado por algunos países en vías de desarrollo. Durante las décadas de 1960 y 1970 la revolución verde incrementó los rendimientos, especialmente en países densamente poblados de Asia.Pu

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13La expansión de las nuevas tecnologías hacia otros países, depende en gran medida de la disponibili-dad de éstas.

Para muchos países en vías de desarrollo, las caren-cias de infraestructura y de instituciones, son la limi-tante principal para incrementar la productividad, incluso más que los gastos en investigación.

Para capitalizar el incremento de la productividad en los países en vías de desarrollo, se requiere del desarrollo, adaptación y adopción de las tecnologías apropiadas. Existe tecnología en los “aparadores”2 que sólo requiere adaptarla a las necesidades de cada país. Allí es donde tiene un papel importante la capacidad institucional de cada nación para llevar a cabo esta tarea.

La inversión pública en investigación agrícola continúa incrementándose en términos reales, pero desde la década de los ochenta la tasa de crecimiento de los gastos públicos, en este tipo de actividad, ha disminui-do y esta misma situación se observó en los noventa.

La tasa de crecimiento de los gastos promedio en los 32 países de más altos ingresos fue de 0.5 por ciento para el periodo 1990-2000, contra 2.4 por ciento observado en la década previa. En el caso de África del Sub-Sahara, para cerca de 24 países de la re-gión, la tasa de crecimiento fue negativa en la déca-da de 1990.

La tasa de inversión pública para investigación en el sector agropecuario, si bien ha descendido, aún se man-tiene en niveles positivos en las regiones de Asia-Pacífi-co, América Latina y el Caribe, el Oeste de Asia y África del Norte. Esta división regional puede mostrar algunas diferencias importantes. Por ejemplo, en Asia-Pacífico, sólo dos países, China e India, concentraron 89 por cien-to del incremento de los gastos en la región entre 1995 y 2000 y 67 por ciento tan sólo en el año 2000.

En los países de altos ingresos, la inversión pública en el sector agropecuario registró un incremento del

2 Se refiere a la tecnología que ha sido desarrollado principalmente por empresas trasnacionales, y que está lista para poder usarse en el sector agropecuario en cualquier país.Pu

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2.35 por ciento, como porcentaje de su Producto In-terno Bruto Agrícola durante el periodo de 1980-2000; en los países de bajos y medianos ingresos, este porcentaje apenas llegó a 0.5 por ciento. El sec-tor privado ha ido ganando una mayor participación como contribuyente en el desarrollo de nuevas inves-tigaciones en la agricultura. La industria privada de semillas se ha propuesto la meta de duplicar los rendimientos de maíz, frijol soya y algodón en EE.UU. para el año 2030. El aumento en los rendimientos tendrá que ser tres veces mayor a lo observado en el periodo de 1970-2007. Esta es una meta muy ambiciosa. Actualmente, este sector cuenta con semillas de maíz tolerantes a la sequía, que bien podrían utilizarse en las planicies estadounidenses. Este tipo de semillas pueden incrementar los rendi-mientos entre un 7 y 10 por ciento en un año seco. Sin embargo, si la sequía se prolonga por varios años, estás variedades no podrían incrementar los rendi-mientos por arriba de lo observado en el primer año. Así, en lugares con largos periodos de sequía, este tipo de tecnología muestra serias limitaciones.

En lo que respecta a productos como trigo y arroz, para la próxima década, el mercado de semillas me-joradas genéticamente se mantendrá incierto. Algunas empresas privadas están contemplando volver con nuevas semillas de trigo, sin embargo, se espera que

tanto en EE.UU. y Canadá la investigación en este tipo de semillas provenga del sector público. La tendencia en la tasa de crecimiento de los rendimientos para la próxima década se espera sea modesta.

Para el frijol soya, también se espera un incremento en los rendimientos. Se ha identificado el germoplas-ma de la oleaginosa, lo que aunado a una segunda generación de herbicidas, permitirá el aumento en la productividad. El objetivo es incrementar los rendi-mientos entre un 6 y 10 por ciento, con relación a las semillas convencionales.

Para el cultivo de papa se esperan beneficios a más largo plazo, las semillas modificadas genéticamente del tubérculo podrían ofrecer sus resultados hacia el año 2019 en los países de la OCDE, Argentina, Brasil, China y quizá Rusia.

la competencIa por el uSo del agua

La escasez de agua es una amenaza que va en aumento en muchas regiones del mundo, donde la contaminación del líquido, el mayor consumo por el aumento de la población y la competencia por la demanda, reducen las fuentes disponibles. En el año de 2005, alrededor del 35 por ciento de la pobla-ción de los países miembros de la OCDE, estuvie-ron viviendo en áreas donde los problemas de agua

grupo de países

Inversión en investigación y desarrollo en agricultura como porcentaje del producto

interno bruto agropecuario

1981 1991 2000

Ingreso bajo y medio Porcentaje

África del sub-sahara (45) 0.86 0.76 0.65

asia-Pacífico (26) 0.33 0.37 0.39

américa Latina y caribe (25) 0.91 1.08 1.19

asia oriental y Norte de África (12) 0.6 0.6 0.74

Subtotal (108) 0.56 0.56 0.55

Ingreso alto 1.51 2.08 2.35

Total Mundial 0.91 1 0.98

Fuente: Beintema, N. M. y stads G. (2008), cálculos realizados por los autores; Pardey et al. (2006); los deflactores del producto interno son con datos del Banco Mundial (2008c)

InVerSIón pÚBlIca en deSarrollo agrícola como porcentaJe de producto agropecuarIoPu

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1�eran una realidad, mientras que a nivel mundial el porcentaje fue del 44 por ciento.

En el mundo, cerca de 1,200 millones de personas vi-ven, es decir en lugares donde la escasez de agua es absoluta, donde la demanda ha superado sustan-cialmente la disponibilidad del líquido. Para el año 2025, alrededor de 1,800 millones de personas es-tarán viviendo en países o regiones con escasez ab-soluta de agua, y dos tercios de la población mundial estarán en una situación complicada, principalmente en naciones no miembros de la OCDE.

Se estima que la falta de agua, se incremente de for-ma más rápida en los países en vías de desarrollo, con relación a los miembros de la OCDE, especialmente en usos no agrícolas. Al mismo tiempo, se espera que la demanda de productos agrícolas alimentos huma-no y productos agrícolas para no alimento (por ejem-plo para biocombustibles), continúe incrementándose, como resultado de una mayor población, un ingreso más elevado, así como por una mayor urbanización en ciertas regiones.

Un elemento que es fundamental en el uso de agua para la agricultura, son los sistemas de irrigación. Los estudios realizados por la FAO y otros organismos, consideran que las superficies de riego crecerán a una tasa menor que la observada en décadas pasadas. De allí que las ganancias que se registren en una agricultura con siste-mas de irrigación, provendrán de las mejoras que se ha-gan en la tecnología. De lo anterior, también dependerá el incremento en la productividad en los campos.

Los países exportadores de productos agrícolas, miem-bros de la OCDE, continuarán y expandirán sus ventas de alimentos y de productos agrícolas no alimentarios, hacia el resto del mundo, principalmente, Asia, África y los países del Medio Este. En tal caso, una expansión en la producción agropecuaria y de las exportaciones, requerirá mejorar la productividad, tanto en las super-ficies de temporal como en aquellas de riego.

Sin embargo, los estudios que se han realizado sobre la disponibilidad de agua hacia el futuro, difieren en sus resultados, lo anterior debido a varios factores, entre los que destacan las fuentes tomadas para los estudios, así como las definiciones de conceptos, por señalar algunos.

De acuerdo con el estudio “Evaluación sobre la Ad-ministración del Agua en la Agricultura (2007)”, la disponibilidad de agua para irrigación podría incre-mentarse en 13 por ciento entre 2000 y 2050, donde la mayor parte del incremento se observará en los países en vías de desarrollo. Proyecciones prelimina-res realizadas por la FAO, “La agricultura hacia el año 2030 y 2050”, confirman estas cifras, es decir, el crecimiento en la disponibilidad de agua, entre 2006 y 2050, será de alrededor del 10 por ciento. Sin em-bargo, en un estudio de la OCDE junto con un estudio de J. M. Alcamo (2007) , prevén un descenso en la disponibilidad de agua para uso agrícola. Lo que es cierto, es que para alcanzar una mayor producción agrícola, se requerirá de un mejor uso del agua, con el fin de evitar que la escasez empeore en algunas regiones.

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loS efectoS del camBIo clImÁtIco

Las políticas futuras que estén encaminadas a un me-jor uso del agua en la agricultura, estarán necesaria-mente bajo la influencia del cambio climático, es decir, de las variaciones del clima.

Una encuesta que se realizó entre los miembros de la OCDE, revela la incidencia y severidad de las inun-daciones y sequías, las cuales se han incrementado en la mayoría de las naciones analizadas, aunque existen diferencias por región y país. Asimismo, se señala que este tipo de situaciones se mantendrá, in-cluso crecerá en un futuro.

El cambio climático afectará la operación de la actual infraestructura hidráulica, por ejemplo, los sistemas de irrigación, así como la administración del agua. Ade-más, las actuales prácticas de administración del agua no serán suficientes para hacer frente a los impactos del cambio climático, como son: el abasto seguro de agua, el riesgo de inundaciones, el uso agrícola y de-más ecosistemas.

Se estima que el cambio climático tenga un doble efecto en la agricultura con irrigación. Por un lado, una mayor evaporación de agua, debido a las altas

temperaturas, afectará la disponibilidad del líquido. Por otro lado, la mayor volatilidad de la producción en superficies irrigadas, provocará una presión so-bre las tierras, lo cual podría poner en riesgo una mayor productividad.

La mayoría de los reportes gubernamentales, de los miembros de la OCDE, refuerzan los argumentos del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático, quien ha señalado que la disponibilidad de agua dulce es afectada por el cambio climático, con serias consecuencias para la sociedad.

Los reportes también señalan, que la relación recur-sos hídricos-agricultura es cada vez más vulnerable al cambio climático, debido a los efectos que produce, a la menor disponibilidad de agua, al aumento en la temperatura y sequías, por lo que se requerirá de mayores y mejores respuestas. En algunas regiones el cambio climático puede traer beneficios para la agricultura, como el incremento en los rendimientos de trigo en Europa del Norte y en prácticamente todos los cultivos de América del Norte.

conSIderacIoneS fInaleS

Lo presentado hasta aquí, solo ofrece un peque-ño resumen a las respuestas de si la agricultura podrá cubrir el incremento en la demanda de ali-mentos, analizado desde el lado de la oferta, sin precisar a ciencia cierta si la producción crecerá de forma considerable.

Se analizó como existen tres elementos fundamen-tales para el análisis de la oferta: la disponibilidad de tierra cultivable, la productividad y el agua, los cuales podrían convertirse en barreras para el incre-mento en la producción agropecuaria, si no se ad-ministran bien los recursos (tierra y agua), así como si no se fomenta la inversión en nuevas tecnologías que ayuden a incrementar la productividad. Existen riesgos que habrá que saber manejar, así como in-versiones que se tendrán que realizar para lograr la seguridad alimentaria.

Además, algunos de las inquietudes de la sociedad como el cuidado del medio ambiente, cultivos inten-sivos, el uso de la tecnología para crear semillas mejoradas genéticamente, calidad en los alimentos, entre otros, estará jugando un papel más activo en los próximos años.Pu

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17AlimentArAl mundo,errAdicArel hAmbre ε↵

IntroduccIón

Los drásticos incrementos de los precios de los alimen-tos que tuvieron lugar en los últimos años, así como el aumento resultante de la población hambrienta y malnutrida, han dirigido la atención hacia la fragili-dad del sistema alimentario mundial y la vulnerabili-dad de la seguridad alimentaria. Esta concienciación debe traducirse en medidas eficaces que hagan que el sistema sea más resistente ante diversos factores de riesgo y que garanticen que la creciente pobla-ción mundial al completo tenga acceso a una cantidad suficiente de alimentos tanto hoy como en el futuro. Es necesario abordar los desafíos nuevos y existen-tes que trascienden los horizontes tradicionales de la toma de decisiones de los productores, los consumido-res y los responsables de las políticas, tanto a nivel nacional como mundial.

Se espera que en la primera mitad del presente siglo la demanda mundial de alimentos, piensos y fibras au-mente un 70 por ciento y que, al mismo tiempo, los cul-tivos se empleen cada vez más para producir bioener-gía y para otros fines industriales. La demanda nueva y tradicional ejercerá, por lo tanto, una presión creciente sobre los ya escasos recursos. La agricultura se verá forzada a competir por las tierras y el agua con los asentamientos urbanos, cada vez más numerosos, pero además tendrá que servir en otros frentes importantes: deberá adaptarse al cambio climático y contribuir a la

mitigación del mismo, ayudar a preservar los hábitats naturales y conservar la biodiversidad.

En un momento en el que más de 1,000 millones de per-sonas están subnutridas y miles de niños de corta edad mueren cada día a causa de enfermedades a las que podrían sobrevivir con una mejor nutrición, las medidas adoptadas para garantizar una oferta alimentaria sufi-ciente cuando la población mundial alcance su máximo a mediados de siglo, deben ir de la mano de medidas in-mediatas que proporcionen a la población hambrienta y necesitada de hoy en día oportunidades para disfrutar de su vida con una nutrición adecuada, salud y dignidad. El éxito al abordar los problemas inmediatos del hambre y la malnutrición a gran escala, hará que asegurar una oferta de alimentos suficiente en 2050 sea más fácil.

PersPectIvas de la segurIdad alImentarIa hasta 2050

el cambIante entorno socIoeconómIco

Los cambiantes factores socioeconómicos que motivan el incremento de la demanda alimentaria son el cre-cimiento de la población, el aumento de la urbaniza-ción y la subida de los ingresos.

ε↵ Trabajo presentado por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, en la Cumbre Mundial sobre la Seguridad Alimentaria, celebrada en Roma, Italia del 16 al 18 de no-viembre de 2009.

(PrImera

Parte)

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De acuerdo con la última revisión de las perspecti-vas relativas a la población de las Naciones Unidas (variante media), se prevé que la población mundial aumente un 34 por ciento desde los 6,800 millones de personas actuales hasta los 9,100 millones en 2050 (bastante menos de un 1 por ciento anual). Práctica-mente todo este aumento de la población tendrá lugar en la parte del mundo que engloba a los países en desarrollo de hoy en día, y una gran proporción de él procede de la hipótesis de que la esperanza de vida será mayor. El mayor incremento relativo de la pobla-ción, del 120 por ciento, se espera que corresponda a los países menos adelantados de hoy en día.

Según las proyecciones en 2050 más del 70 por cien-to de la población mundial será urbana, y la urbani-zación traerá consigo cambios en los estilos de vida y en los hábitos de consumo. En combinación con el incremento de los ingresos podría acelerar la diver-sificación en curso de las dietas en los países en de-sarrollo. Mientras que la cantidad de cereales y otros cultivos básicos consumidos descenderá, aumentará la de hortalizas, frutas, aceites comestibles, carne, lác-teos y pescado. En respuesta al incremento de la de-manda de alimentos semielaborados o listos para el consumo, es probable que la estructura al completo

de las cadenas de mercado avance hacia una mayor concentración de las cadenas de supermercados.

Aunque la proporción de la población urbana está aumentando, las zonas rurales seguirán siendo el hogar de la mayor parte de la población pobre y hambrienta durante cierto tiempo. Al vivir en focos de hambre y en zonas a menudo ecológicamente frági-les, muchas de estas personas tienen que hacer frente a una alta presión de la población y al deterioro de los ecosistemas. A pesar de la urbanización las po-blaciones rurales podrían aumentar más rápidamente que el empleo en la agricultura primaria, por lo que los gobiernos deberían intentar crear un entorno ins-titucional en las áreas rurales que sea propicio para obtener múltiples fuentes de empleos e ingresos, in-cluida la creación de agroindustrias.

Las proyecciones del tercer determinante clave de la futura expansión de la demanda, el aumento de los ingresos, están sujetas a una mayor incertidum-bre. En los años previos a la reciente crisis financie-ra mundial de 2008/09 el crecimiento económico era particularmente alto en numerosas regiones en desarrollo, especialmente en Asia pero también en muchos países del África subsahariana. La crisis fi-Pu

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nanciera interrumpió este crecimiento. Hoy en día, los analistas creen que los efectos a largo plazo de las crisis financiera y económica sobre el crecimiento económico serán relativamente pequeños. La última versión de las proyecciones de referencia del BM del crecimiento económico incluye una tasa anual media de crecimiento del PIB del 2.9 por ciento durante el período 2005-2050, desglosada en una tasa del 1.6 por ciento correspondiente a los países de in-gresos altos y una tasa del 5.2 por ciento correspon-diente a los países en desarrollo.

El futuro incremento de la demanda de alimentos será el efecto combinado de la ralentización del crecimien-to de la población, el fuerte aumento continuado de los ingresos y la urbanización en numerosos países en desarrollo y los cambios asociados de los hábitos die-téticos, así como la saturación alimentaria gradual en muchos países en desarrollo, como ya ocurre en los países desarrollados. En el ámbito mundial el índice de crecimiento de la demanda será claramente infe-rior que en las décadas precedentes. No obstante, el incremento total de la demanda proyectado es sig-nificativo en términos absolutos y entre los modelos principales existen únicamente pequeñas diferencias. En 2050 la demanda de alimentos proyectada será

un 70 por ciento superior a la de hoy en día e incluirá un consumo anual adicional de casi 1,000 millones de toneladas de cereales para la alimentación humana y animal y 200 millones de toneladas de carne.

Además, en el futuro la demanda total de productos agrícolas podría superar la demanda de alimentos y piensos de manera más o menos significativa, en fun-ción de la expansión de la demanda de biocombusti-bles y de la tecnología empleada para la conversión de biomasa agrícola en biocombustibles líquidos.

La medida en que el futuro crecimiento sea suficiente para alcanzar la seguridad alimentaria también es-tará determinada por la posibilidad de reducción de la pobreza. En este contexto, resulta alentador notar que el descenso continuado de la pobreza mundial se ha intensificado en los últimos decenios. Sin embargo, el progreso no ha sido uniforme y fue interrumpido por la crisis actual.

la base de recursos naturales hasta 2050:¿habrá sufIcIentes tIerras, agua y dIversIdad genétIca Para satIsfacer la demanda?

El ritmo al que aumenta la presión sobre los recursos naturales —tierras, agua y biodiversidad— se verá atenuado en cierto modo durante los próximos 40 años debido a la ralentización del incremento de la demanda de alimentos y piensos. No obstante, el au-mento del uso de las materias primas agrícolas para la producción de biocombustibles líquidos, la actual degradación ambiental y el probable incremento de la escala y la frecuencia de los episodios meteoro-lógicos extremos, debidos a los procesos del cambio climático podrían actuar en la dirección opuesta.

Una gran parte de la base de recursos naturales en uso en la actualidad en todo el mundo muestra pre-ocupantes signos de degradación. De acuerdo con la Evaluación de ecosistemas del Milenio, 15 de los 24 servicios ecosistémicos examinados, como la pes-ca de captura y el suministro de agua, ya se están degradando o empleando de manera insostenible. El agotamiento de los nutrientes del suelo, la erosión, la desertificación, el agotamiento de las reservas de agua dulce, la contaminación de las aguas subterrá-neas y la desaparición de los bosques tropicales y la biodiversidad son claros indicadores de ello. La urba-nización también está disminuyendo la disponibilidad de tierras para la producción de alimentos.Pu

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El mundo todavía posee unas reservas considerables de tierras sin cultivar aptas para ser convertidas en tierras cultivables. No obstante, la medida en que ello se puede llevar a cabo es limitada. La ausencia de unos derechos de tenencia de tierras firmes en los paí-ses en desarrollo con aparentes reservas ahoga las inversiones. Además, algunas de las tierras no culti-vadas en la actualidad desempeñan importantes fun-ciones ecológicas que, de otro modo, se perderían. La mayoría están situadas en un número reducido de paí-ses de América Latina y el África subsahariana donde la carencia de acceso e infraestructuras podría limitar su uso, al menos a corto plazo. Teniendo en cuenta estas limitaciones, la FAO prevé que en el año 2050 el área de las tierras cultivables se haya expandido unos 70 millones de hectáreas netas, cifra correspon-diente al 5 por ciento del área actual.

La disponibilidad de reservas de agua dulce para el incremento de la producción necesario muestra un panorama similar. En el ámbito mundial existe una ca-pacidad suficiente pero está distribuida de manera desigual. La agricultura de regadío abarca una quin-ta parte de las tierras cultivables y genera casi el 50 por ciento de los cultivos producidos. No obstante, un número cada vez mayor de países están alcanzando un nivel alarmante de escasez de agua y 1,400 mi-llones de personas viven en áreas con una cantidad de aguas freáticas cada vez menor. La escasez de agua es especialmente pronunciada en el Cercano Oriente y África del Norte y en Asia meridional, y es

probable que la situación empeore como resultado del cambio climático en muchas regiones. Las oportu-nidades de incrementar la eficiencia total del agua se ven limitadas por la inflexibilidad técnica e institucio-nal. Una gran parte de las extensas superficies bajo riego están alcanzando el límite de la productividad total de las tierras. La poca fiabilidad del suministro de agua, la salinización y el deterioro de la calidad del agua atenúan el incremento de la productividad. Al considerar también la escasez de empleo se lle-ga a la conclusión de que para mantener el nivel de productividad en numerosos sistemas de regadío, en pequeña y mediana escala habrá que prestar una mayor atención a la gestión y la mecanización en la granja, para reducir los riesgos de la producción y las pérdidas de la cosecha.

La biodiversidad, otro recurso esencial para la agri-cultura y la producción de alimentos, está amenazada por la urbanización, la deforestación, la contamina-ción, la pesca excesiva y la conversión de los hume-dales. El acervo génico de los recursos zoogenéticos y Fitogenéticos agrícolas y de los ecosistemas naturales requeridos por los criadores como opciones para la futura selección está disminuyendo rápidamente. El 90 por ciento de las proteínas animales consumidas en todo el mundo proceden de una docena de especies de animales, mientras que la mitad de las calorías de base vegetal de la dieta humana provienen única-mente de cuatro especies de cultivos.

El futuro de la agricultura y la capacidad del sistema alimentario mundial de garantizar la seguridad ali-mentaria para una creciente población mundial están, por lo tanto, vinculados estrechamente con la inversión de la degradación de los insumos de recursos naturales cruciales. El objetivo debe ser frenar la sobreexplo-tación, la degradación y la contaminación, promover el incremento de la eficiencia y ampliar las capaci-dades en general según corresponda. Son necesarios, asimismo, una regulación y unos incentivos adecuados para fomentar la participación de la población rural en los servicios ecosistémicos con soluciones beneficio-sas para todas las partes involucradas, con vistas a mejorar la sostenibilidad de los ecosistemas, mitigar el cambio climático e incrementar los ingresos rurales.La FAO prevé que, en el ámbito mundial, el 90 por ciento (el 80 por ciento en los países en desarrollo) del incremento de la producción de cultivos tenga que proceder de la intensificación, en particular del au-mento del rendimiento y de la intensidad del culti-Pu

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21vo. Tan sólo el 10 por ciento (el 20 por ciento en los países en desarrollo) procedería de la expansión de las tierras cultivables. De igual manera, se reconoce ampliamente que el rendimiento de la pesca de cap-tura se encuentra al límite y todo incremento sustan-cial de la producción pesquera tendrá que proceder de la acuicultura. La aplicación de tal tendencia sería coherente con los últimos avances pero constituye un gran desafío para la investigación pública y priva-da futura, incluida la investigación para identificar las tecnologías apropiadas para la agricultura intensiva simples y con una aplicación menos costosa —mucho menos perjudiciales para el medio ambiente que las que se emplean actualmente— y para incrementar la resiliencia de los sistemas agrícolas ante los cambian-tes patrones de riesgo.

Las pérdidas de alimentos representan un costo im-portante para la economía mundial y tienen unos efectos notables en nuestra capacidad de alimen-tar al mundo. Las pérdidas contribuyen a los precios altos de los alimentos porque eliminan parte de la oferta del mercado y, además, empeoran la de-gradación ambiental y el cambio climático porque las tierras y los recursos no renovables se emplean para producir, elaborar, manipular y transportar alimentos que nadie consume. Las evaluaciones de pérdidas suelen ser poco fiables pero está claro que existe un problema y que debe abordarse con urgencia. Es fundamental considerar la cadena al completo en lugar de cada fase por separado. Pueden registrarse grandes pérdidas en el momen-to de la cosecha y en algunos casos los cultivos se dejan sin cosechar porque no existe una demanda efectiva. En el caso de los cereales el secado, la trilla y la molienda pueden generar grandes pérdi-das, mientras que la manipulación, el empaquetado y el transporte deficientes de frutas y hortalizas perecederas puede, en ocasiones, resultar en la pérdida de hasta la mitad de los cultivos. Pueden existir pérdidas, asimismo, durante la elaboración de alimentos. Todas estas pérdidas de alimentos constituyen un desperdicio de mano de obra, uso de la tierra, agua, fertilizante y otros insumos, así como de combustible para el transporte, la elabo-ración y el almacenamiento en frío.

las PosIbIlIdades de la segurIdad alImentarIa

De acuerdo con las proyecciones de referencia de la FAO, con unas inversiones suficientes debería ser posi-

ble satisfacer la futura demanda de alimentos y pien-sos de la población mundial prevista para 2050, con unos índices realistas de incremento del rendimiento, eficiencia del uso del agua y expansión de tierras. La satisfacción de las necesidades alimentarias de la po-blación al completo dependerá, al igual que ahora, de las políticas seguidas.

La disponibilidad de calorías diaria media mundial aumentaría hasta las 3,050 kcal por persona, lo que representa un incremento del 10 por ciento sobre el valor de 2003/05. Para conseguirlo la producción mundial de cereales tendría que aumentar un 40 por ciento en total, es decir, casi 1,000 millones de tone-ladas. La mayor parte del incremento de la demanda de cereales tendría como fin la alimentación animal para respaldar el creciente consumo de productos pe-cuarios. El consumo de carne per cápita, por ejemplo, aumentaría desde los 41 kg actuales hasta los 52 kg en 2050 (desde los 30 kg hasta los 44 kg en los paí-ses en desarrollo).

Según las previsiones los países en desarrollo genera-rán la mayor parte del incremento del consumo pro-yectado mediante el aumento de su propia producción. No obstante, también aumentarán sus importaciones de alimentos de modo notable. Por ejemplo, se prevé que las importaciones netas de cereales de los países en desarrollo se multipliquen por más de dos y pasen así desde los 135 millones de toneladas en 2008/09 hasta los 300 millones de toneladas en 2050. Los paí-Pu

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ses desarrollados serán capaces de incrementar su potencial de exportación de manera correspondiente. Por su parte, los países en desarrollo serán cada vez más exportadores netos de otros productos alimen-ticios como aceites vegetales y azúcar. De nuevo, la llegada de los biocombustibles líquidos podría alterar estas perspectivas, ya que los tres grupos de productos se emplean como materias primas para la producción de biocombustibles líquidos.

Aunque esta proyección se cumpla en 2050, el nivel de disponibilidad de alimentos per cápita variará en función de cada país, si bien, en promedio será más elevado que el de hoy en día. Los países industriali-zados tendrían un nivel medio de disponibilidad de casi 3,600 kcal/persona/día, mientras que los países en desarrollo en su conjunto podrían alcanzar casi las 3, 000 kcal. Estas cantidades medias son muy superio-res a las necesidades mínimas diarias.

Los niveles medios proyectados, bastante elevados, de disponibilidad de alimentos implicarían que la preva-lencia del hambre crónica podría disminuir considera-blemente en la mayoría de los países al tiempo que los problemas relacionados con la hipernutrición y la pérdida de alimentos se agravarían en más países.

No obstante, a menos que se registre un gran cambio en las políticas, el hambre no desaparecerá como consecuencia del aumento de la disponibilidad me-dia de alimentos. Considerando únicamente las pers-pectivas de la oferta y la demanda de alimentos y piensos (tal y como se expresan en el mercado), y excluyendo cualquier incremento de la demanda de biocombustibles líquidos, la prevalencia de la subnutrición en los países en desarrollo disminuiría hasta afectar únicamente al 5 por ciento de su po-blación, unos 370 millones de personas, en 2050. El África subsahariana en su conjunto aún se situaría en el 7 por ciento y algunos países más pequeños podrían presentar un índice de prevalencia de más del 15 por ciento. Para que la población al completo abandone el hambre de manera sostenible habrá que realizar esfuerzos adicionales en lo relativo a las políticas públicas como, por ejemplo, mayores inversiones para generar oportunidades adicionales de empleo productivo dentro o fuera de la agricul-tura, reformas macroeconómicas dirigidas a la dis-tribución más justa de los bienes e ingresos, medidas para reducir el consumo y la pérdida excesivos y medidas de protección social específicas.

Resulta obvio que la visión positiva presentada aquí contrasta en gran medida con la realidad de las ten-dencias recientes. A pesar de que la disponibilidad de alimentos ha aumentado más rápido que la po-blación, el número de personas crónicamente subnu-tridas y malnutridas en el mundo también ha aumen-tado, en lugar de disminuir. La FAO calcula que el número de personas crónicamente subnutridas ha au-mentado desde 842 millones a comienzo de la déca-da de 1990 hasta más de 1,000 millones en 2009. El reciente incremento fue consecuencia, principalmente, de la última crisis financiera y de los drásticos incre-mentos de los precios y, paradójicamente, tuvo lugar a pesar de que las cosechas mundiales habían alcan-zado un nivel récord.

Suponiendo que la producción de alimentos aumen-te según las proyecciones, el escenario mencionado más arriba sugiere que existen muchas posibilidades de avanzar hacia unos hábitos de consumo más justos, y de obtener notables beneficios para la salud y el medio ambiente. Sin embargo, tal tarea sería más di-fícil en vista de la competición más intensiva existente entre los productos alimentarios y los productos ener-géticos por los limitados recursos de tierras y agua.

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23Como ha demostrado la reciente crisis, el incremento de los precios del petróleo puede causar fácilmente un incremento adicional de la conversión de biomasa agrícola en biocombustibles líquidos. Esto puede con-tribuir notablemente al incremento de los precios de los insumos agrícolas y en los mercados de alimentos y piensos, y podría favorecer el aumento de la inse-guridad alimentaria.

La existencia continuada de hambre y malnutrición a gran escala en un mundo en abundancia es in-aceptable. Genera un inmenso sufrimiento y es una causa principal de la gran diferencia en esperanza de vida entre la población rica y la población po-bre. El hambre y la malnutrición también conllevan grandes costos económicos que perjudican grave-mente la productividad de los individuos, incluida la capacidad de aprendizaje y el crecimiento físico de los niños. Cuando más del 20 por ciento o el 30 por ciento de la población está crónicamente subnutri-da, como ocurre en casi 40 países, el crecimiento de economías al completo se ralentiza. En los países en desarrollo uno de cada tres niños menores de cinco años sufre problemas de crecimiento, debido a la malnutrición crónica y 148 millones de niños sufren

de insuficiencia ponderal. Además, la malnutrición en relación con los micronutrientes afecta a más del 30 por ciento de la población mundial, unos 2,000 millones de personas, y va acompañada de incapa-cidad física grave, trastornos y enfermedades inclui-das las relativas al consumo excesivo (sobrepeso y obesidad, cardiopatías, diabetes y apoplejías). Los costos económicos incluyen tanto costos directos de-rivados de la productividad perdida y el aumento de la atención sanitaria como costos indirectos deri-vados de los perjuicios sobre el desarrollo cognitivo y físico, los cuales superan notablemente a los costos de las medidas correctivas.

Para concluir esta panorámica de la seguridad ali-mentaria de manera positiva hay que recordar que diversos países en desarrollo, de todas las regiones, han hecho de la lucha contra el hambre y la malnu-trición una prioridad y han demostrado que, con un fuerte compromiso, pueden realizarse rápidos pro-gresos en la mejora de la seguridad alimentaria. Las características comunes de sus políticas y estrategias incluyen la estabilidad política, la buena gobernan-za, el fuerte crecimiento económico que promueve la inclusión y las oportunidades para la población pobre basado principalmente en el crecimiento de la agricultura, las mejoras en la distribución de los ingresos, las estrategias de doble componente rela-tivas a la seguridad alimentaria, la combinación de inversiones que mejoran la productividad con unas medidas sociales protectoras específicas, y la inte-gración en los mercados mundiales o el refuerzo de los mercados nacionales. Las políticas que han tenido éxito también incluyen medidas especiales y especí-ficas para mejorar la seguridad nutricional, es decir, la calidad de los alimentos producidos y la compo-sición nutricional y la adecuación fisiológica de los alimentos consumidos.

condIcIones Para alcanzarla segurIdad alImentarIa mundIal

Es necesario tomar medidas en este momento para garantizar la consecución del incremento necesario de la producción de alimentos, así como el acce-so de todos los seres humanos a una alimentación adecuada. En el presente capítulo se incluyen las principales medidas prioritarias y se concluye con las cifras de las inversiones necesarias y un breve resumen del papel de los mercados en la mejora de la seguridad alimentaria.Pu

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InversIón en la agrIcultura sostenIbley en el acceso unIversal a los alImentos

De acuerdo con los cálculos de la FAO, las inversiones brutas anuales medias totales necesarias en la agricul-tura primaria (fertilidad del suelo, maquinaria agríco-la, ganado, entre otros), y en los sectores finales (al-macenamiento, comercialización y elaboración) en los países en desarrollo, para conseguir el incremento de la producción requerido, ascenderían a 209,000 mi-llones de dólares estadounidenses a precios de 2009 constantes. La mayor parte de esta cantidad serían in-versiones privadas. Se necesitarán inversiones públicas adicionales en investigación y desarrollo agrícolas, in-fraestructuras rurales y medidas de protección social. Estas cifras excluyen las inversiones necesarias para sa-tisfacer la creciente demanda de materias primas para la producción de biocombustibles líquidos.

En comparación con estas inversiones necesarias las inversiones actuales en la agricultura de los países en desarrollo son claramente insuficientes. En promedio entre 1997 y 2007 las inversiones brutas anuales en agricultura primaria, a precios de 2009, se han fijado en aproximadamente 142,000 millones de dólares estadounidenses. Para conseguir las inversiones anua-les medias necesarias hasta 2050, los países en de-sarrollo en su conjunto deberán incrementar las inver-siones brutas anuales totales en agricultura primaria y servicios finales un 47 por ciento, y las inversiones públicas deberán aumentar proporcionalmente.

Existen datos empíricos que confirman que unas in-versiones insuficientes en la agricultura de los países

en desarrollo puede tener un efecto perjudicial en su seguridad alimentaria. De hecho el menor incremento del capital social agrícola por persona activa en la agricultura se ha registrado en los países con la mayor prevalencia y gravedad del hambre, especialmente en el África subsahariana y en Asia meridional.

Debería invertirse la tendencia a la baja de la asisten-cia oficial para el desarrollo (AOD) para la agricultu-ra y el desarrollo rural, la cual cayó desde el 17 por ciento en 1980, hasta el 3.8 por ciento en 2006, y en la actualidad se sitúa alrededor del 5 por ciento. Esta caída es más llamativa porque ocurrió al tiempo que aumentaban el hambre y la pobreza rural. La AOD puede mejorar la eficacia de la financiación pública. Dado su fin común, los fondos públicos procedentes de fuentes nacionales e internacionales deberían ser complementarios, a través de una coordinación eficaz y de una intervención, un seguimiento y una rendición de cuentas conjuntos en línea con el Programa de Ac-ción de Accra y la Declaración de París.

La inversión extranjera directa (IED) en agricultura, sil-vicultura y pesca ha sido menos dinámica que en otros sectores. Sin embargo, recientemente se han activado diversos inversores de diferente tamaño y estructura empresarial en todos los puntos de la cadena de va-lor alimentaria mundial, es decir, el suministro de insu-mos, la propagación de semillas, la producción en la granja, el comercio y la logística, la elaboración y la venta al por menor. Los inversores extranjeros, inclui-dos los Estados, parecen estar especialmente intere-sados en realizar inversiones directas en tierras me-diante acuerdos de adquisición o arrendamiento. Los

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países en desarrollo deben mejorar su capacidad de gestionar este proceso de inversiones extranjeras en tierras e industrias elaboradoras con vistas a ampliar al máximo los beneficios nacionales generados por tales inversiones y evitar efectos indeseados sobre su propia seguridad alimentaria, la reducción de la po-breza, el desarrollo rural, la tecnología y el acceso a recursos, especialmente a tierras. Podría explorarse la posibilidad de crear un código de conducta inter-nacional para garantizar que los beneficios de tales inversiones se reparten equitativamente entre los paí-ses desarrollados y los países en desarrollo.

conservacIón de los recursos naturales y fomento del crecImIento de la ProductIvIdad

En vista de que las opciones para expandir la fron-tera agrícola son limitadas, la mayor parte de los alimentos producidos tendrán que proceder del au-mento del rendimiento. No obstante, en los últimos años el índice de incremento del rendimiento se ha frenado considerablemente en numerosos países en el caso de los principales productos. Concretamente el índice de incremento del rendimiento de los cerea-les, ha disminuido desde el 3-5 por ciento en la dé-cada de 1960 hasta el 1-2 por ciento a comienzos de la década de 2000.

Las inversiones en investigación y desarrollo (I+D) agrícolas pueden generar unas tasas de rentabili-dad muy elevadas. Por ello es crucial aumentar las inversiones en I+D agrícolas, incluida la acuicultura, en los países en desarrollo. La tendencia decreciente de las inversiones en I+D que se ha observado en

numerosos países en desarrollo debería invertirse y basarse en la concesión de una prioridad mucho ma-yor a la investigación agrícola. En los casos en que los países tienen problemas comunes la cooperación internacional en proyectos de I+D concretos puede proporcionar economías de escala importantes. Con-cretamente deben reforzarse los Centros del Grupo Consultivo para la Investigación Agricola Internacio-nal, por sus siglas en inglés (GCIAI) y los Sistemas nacionales de investigaciones agronómicas. Para fo-mentar las inversiones del sector privado en los siste-mas de mejoramiento y de semillas deberán definirse claramente los derechos de propiedad intelectual del fitomejoramiento.

En el pasado, el rendimiento aumentó gracias a la combinación del incremento del uso de variedades de cultivos y razas de animales mejoradas, el aumento del uso de fertilizantes y plaguicidas, la mecanización y la expansión de las áreas de regadío con una mejor gestión de la granja y mejores conocimientos de los granjeros. La agricultura que requiere una gran can-tidad de insumos ha generado un incremento conside-rable de la oferta y de los ingresos de las granjas.

No obstante, es necesario realizar más esfuerzos para garantizar su sostenibilidad. Los riesgos que hay que abordar incluyen la reducción de las variedades ge-néticas de cultivos y razas, los daños de las estructuras edáficas, la utilización excesiva y la contaminación de los recursos hídricos, la disrupción de los ecosistemas y el incremento de las emisiones de gases de efecto invernadero a medida que aumenta el uso de fertili-zantes, la energía mecánica agraria y el ganado.Pu

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El principal desafío existente es conservar, proteger y mejorar la capacidad productiva de la base de recursos naturales de la que depende la agricultu-ra y crear unos sistemas agrícolas y acuícolas que combinen el incremento de los ingresos de los agri-cultores con un uso de los recursos verdaderamente sostenible. Relacionada con ello está la necesidad de rehabilitar los cultivos alimentarios tradicionales y autóctonos, que se han abandonado gradualmente en numerosos países.

Para reducir al mínimo los factores externos negativos y garantizar la utilidad para todas las partes intere-sadas, incluidos los pequeños productores y las muje-res, una gran parte de la investigación necesaria y la adaptación local tendrán que ser llevadas a cabo por instituciones del sector público y agricultores. Las tec-nologías deben adaptarse a las necesidades locales de los agricultores pobres y éstos deben tener acceso a ellas. Incluso con el nivel actual de tecnología siguen existiendo déficits de rendimiento notables y económi-camente explotables en muchos lugares. En el África subsahariana, en particular, hay indicios de déficits de rendimiento que se podrían explotar con las varieda-des existentes y con las prácticas conocidas.

El conjunto de opciones tecnológicas para los agricul-tores debería ser tan amplio como sea posible, y de-bería abarcar desde nuevas variedades de plantas y razas de animales, hasta sistemas agrarios con tecno-logías mejoradas que ahorren agua y mano de obra, la reducción de las pérdidas de alimentos, y de los residuos y la mejora de la ordenación de los recursos naturales. Los avances tecnológicos son especialmen-

te necesarios en el sector de los cultivos básicos. Debe conferirse prioridad a las tecnologías que garanticen combinaciones de los que todos salgan ganando y que puedan mejorar la pro-ductividad y, a la vez, conser-var los recursos naturales.

Es probable que las principa-les ramas de la investigación se dirijan a encontrar mejores maneras de aprovechar y es-timular los procesos biológicos naturales para mejorar la fer-tilidad del suelo y la gestión de las plagas y enfermedades.

Para ello pueden tomarse como base, inter alia, las experiencias relativas a la mejora de las prácticas de conservación agrícola en múltiples partes del mundo. La variedad de opciones también incluye las biotec-nologías modernas como los cultivos transgénicos. La biotecnología puede beneficiar a la población pobre solamente en la medida en que los rasgos proporcio-nen soluciones beneficiosas a las necesidades especí-ficas del lugar de los agricultores con pocos recursos y de los consumidores. Sin embargo, debido a diver-sas preocupaciones la aceptabilidad de los cultivos transgénicos sigue siendo motivo de controversia en múltiples sociedades.

El desafío tecnológico también se extiende a los sec-tores inicial y final. Para la transformación de las eco-nomías en desarrollo concretamente se necesita inves-tigación y servicios de extensión para garantizar que los comerciantes, los elaboradores y los distribuidores tienen acceso a una gran gama de tecnologías que son competitivas y cumplen las normas relativas a la inocuidad y la calidad alimentarias.

Las nuevas tecnologías de la información y la comu-nicación ofrecen nuevas oportunidades de transferen-cia de tecnología e intercambio de conocimientos. El intercambio de conocimientos, la mejora de las habi-lidades, la transferencia de tecnología y el fomento de la capacidad de gestión local en las comunidades rurales constituyen un gran desafío. En muchos países los presupuestos para servicios de extensión se han recortado y las instituciones públicas han disminuido o incluso desaparecido, mientras que en otros la base de conocimientos y los servicios de extensión se han Pu

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27visto perjudicados por una serie de factores como la emigración y el VIH/SIDA. Es necesario reforzar los sistemas de conocimientos tradicionales y autóctonos y transferir las tecnologías agrícolas adecuadas de manera más eficaz. En numerosos países en desarro-llo la mayoría de los agricultores son mujeres y, por lo tanto, se necesita hacer un esfuerzo especial para incluir sus necesidades en los programas de difusión y fomento de la capacidad. Otras cuestiones de géne-ro tienen repercusiones sobre el sector agrícola como, por ejemplo, la generación perdida, que hace que las generaciones más jóvenes y más envejecidas tengan que ocuparse de la producción agrícola. Todos estos grupos requieren una mayor variedad de enfoques, incluidas las escuelas de campo para agricultores, para poder obtener medios de subsistencia.

amPlIacIón del acceso a los alImentos

Los países que disfrutan de índices de crecimiento eco-nómico notables están bien situados para abordar las causas estructurales subyacentes del hambre y la mal-nutrición. Se enfrentan a la opción de invertir en la me-jora de las infraestructuras y los servicios e incremen-tar así las oportunidades de producción y empleo, así como a la posibilidad de introducir medidas que lleven a una distribución de los ingresos cada vez más justa.

No obstante, a corto plazo la principal opción de la mayoría de los países, para garantizar que todo el mundo pueda disfrutar de un acceso suficiente a alimentos, es crear programas de protección social específicos. Éstos se suelen basar en asegurar un ni-vel de ingresos —mediante transferencias de efectivo, el pago de la mano de obra en obras públicas o los comedo-res escolares— que reduzca la diferencia existente entre el nivel de consumo actual y el necesario para llevar una vida saludable. Es probable, asimismo, que sea necesario poner en práctica programas a gran escala dirigidos a po-ner fin a las deficiencias de micronutrientes y vitaminas.

El principal desafío es verifi-car que los gobiernos pueden costear estos programas y, una

vez acordados, poner en práctica disposiciones institu-cionales que permitan fijar objetivos específicos y lle-var a cabo la administración de manera honrada. Los estudios económicos muestran que tales programas no se deberían considerar parte del bienestar, sino como inversiones viables que generan su propio flujo de be-neficios económicos. Este vínculo puede reforzarse me-diante la adición de condiciones a los programas de transferencia de efectivo mediante las cuales la ayuda recibida por las familias pobres se condiciona al cumpli-miento de ciertas condiciones relacionadas con la salud y la educación.

Los costos de las medidas de protección varían en función de los países y dependen de la forma de asistencia ofrecida. Uno de los programas sociales más completos de África, el programa de protección productiva de Etiopía, beneficia a unos siete millones de personas a un costo máximo de 3.50 dólares es-tadounidenses por persona al mes, o 21 dólares es-tadounidenses durante un máximo de seis meses al año. En América Latina, el programa de transferencia de efectivo Bolsa Familia de Brasil, proporciona una asignación mensual de unos 51 dólares estadouniden-ses por familia a más de 12.4 millones de familias.

Suponiendo que unos 600 millones de las personas que pasan hambre en la actualidad podrían par-ticipar en los programas de protección social, a un costo medio de 40 dólares estadounidenses al año, el costo anual ascendería a unos 24,000 millones de dólares estadounidenses. El costo total se reduciría progresivamente a medida que la población deja

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de necesitar la ayuda como resultado de la mejora de su capacidad de participar en el mercado laboral.

En la medida en que estos ingresos adicio-nales se gasten en alimentos, como ocurre en la mayoría de los programas protecto-res y de protección social, se “reciclarían” a través de los mercados de alimentos, lo que aumentaría la demanda de productos alimenticios locales. Se podría conseguir un factor externo positivo si la producción agrícola en pequeña escala local se puede incrementar para responder a este aumento de la demanda.

El BM ha calculado que los costos de un pro-grama dirigido a abordar la deficiencia de micronutrientes en 68 países, ascenderían a 11,800 millones de dólares estadouniden-ses anuales.

el comercIo, los mercadosy el aPoyo de los agrIcultores

La reciente crisis alimentaria mundial de 2007-2008 constituyó un claro recordato-rio de que el sistema alimentario y agrí-cola mundial, incluido el comercio agrícola, es muy vulnerable. Los riesgos e incertidumbres asociados con esta vulnerabilidad requieren, inter alia, la re-consideración de los factores que motivan el comercio agrícola a largo plazo, incluida una posible reforma de las reglas comerciales agrícolas mundiales.

Existen diversos factores que parecen haber crea-do de manera gradual una situación de ajustado equilibrio entre la oferta y la demanda: la creciente demanda mundial, especialmente en los países en desarrollo, de alimentos básicos y de productos de valor elevado; la reducción de las reservas estraté-gicas de alimentos durante las últimas décadas, es-pecialmente en los países en desarrollo; la disminu-ción del índice de incremento de la productividad; el aumento de los precios energéticos; y la conversión de materias primas agrícolas en biocombustibles lí-quidos. Bajo estas condiciones tan restrictivas, una única perturbación como la escasez de cultivos, la especulación de los productos o el incremento de los precios de la energía a corto plazo, puede crear un notable repunte de los precios.

Las perspectivas a medio y largo plazo para los precios de los productos agrícolas sugieren que, mientras que se espera que el crecimiento de la demanda total se frene ulteriormente, la demanda de algunos productos dependientes de los ingresos aumentará más rápidamente, especialmente en los países en desarrollo. Las inversiones insuficientes en capacidad productiva y la persistencia de las limita-ciones del ámbito de la oferta a que se enfrenta el incremento de la productividad en los países en de-sarrollo mantienen la elasticidad de la respuesta de la oferta a un nivel bajo y los mercados constreñidos. Otro factor que podría mantener los precios a un ni-vel fuerte a medio plazo es el incremento ulterior de la demanda de biocombustibles líquidos. Según las previsiones de los expertos los precios de los alimen-tos podrían mantenerse por encima del nivel anterior a 2006, al menos a medio plazo.

Diversos factores apuntan al riesgo de que au-mente la volatilidad en los mercados mundiales de productos alimenticios. Entre ellos se incluyen, ade-más de la variabilidad normal de la producción, Pu

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29la especulación sobre el mercado alimentario con productos derivados, la inestabilidad del tipo de cambio del dólar estadounidense, la inestabilidad macroeconómica generalizada, la inestabilidad de los precios del petróleo y las reacciones normativas unilaterales de los gobiernos dirigidas únicamen-te a proteger a sus propios ciudadanos como, por ejemplo, la prohibición de la exportación en épo-cas de precios altos.

En los últimos años, numerosos países han elimina-do gradualmente las políticas directas distorsio-nadoras de los precios y esta tendencia debería continuar así. Numerosos países en desarrollo han incrementado los incentivos de los precios para los productores agrícolas reduciendo la discriminación normativa histórica de que era objeto la agricultu-ra. Los países de ingresos bajos y déficit alimenta-rio deben reducir aún más su vulnerabilidad ante las perturbaciones del mercado internacional, y deberán hacerlo preferiblemente realizando inver-siones en la capacidad productiva y en la gestión de riesgos, y no creando nuevas barreras comerciales. Si bien el apoyo de la OCDE a la agricul-tura se ha mante-nido estable a lo largo del tiempo, el peso relativo del apoyo disocia-do a la agricultura en las transferencias totales ha aumentado gradualmente. El coeficiente agregado de distorsión del comer-cio para la ayuda agrícola de la OCDE disminuyó desde el 0.96 en 1986 hasta el 0.74 en 2007. Es necesario avanzar ulteriormente hacia un sistema comercial agrícola mundial que contribuya a con-seguir un mercado fiable, centrado en eliminar las barreras al comercio y que garantice que existen mecanismos de seguridad específicos para prote-ger a la población más vulnerable.

Dado que los repuntes de precios podrían incremen-tar su frecuencia, es necesario abordar las necesida-des de los países de ingresos bajos dependientes de las importaciones. Necesitan tener acceso a impor-taciones de alimentos suficientes en situaciones de escasez extraordinaria en los mercados mundiales. Tales disposiciones podrían incluir la reducción de

riesgos apropiada y unas políticas para hacer fren-te a los riesgos o un fondo específico para financiar las importaciones de alimentos. En tales situaciones deberían evitarse políticas como la prohibición de las exportaciones y la fiscalización excesiva de las exportaciones. Las reformas adicionales deberían concentrarse en particular en las restantes restriccio-nes de acceso al mercado de las importaciones agrí-colas. El retroceso en la liberalización reduciría la capacidad del comercio de estabilizar los mercados y crear bienestar, y tendría consecuencias negativas para la seguridad alimentaria.

Se necesitan disposiciones nuevas e innovadoras para garantizar que el nivel de reservas alimentarias mun-diales es suficiente, y que los países pobres y depen-dientes de las importaciones tienen acceso a ellas, es-pecialmente en épocas de extraordinaria escasez.

El refuerzo de la cooperación económica regional de-bería contribuir a conseguir un sistema de amortiguación

para las economías locales en épocas de inse-guridad y estrés económicos.

Tales disposiciones tam-bién pueden mejorar

la capacidad para abordar la regu-lación mediante normas sanitarias

y fitosanitarias, in-cluida la gestión del

riesgo de la inocuidad alimentaria, y la posición negociado-

ra de los países cuando necesitan adquirir alimentos o insumos agrícolas en los mercados internacionales.

Al mismo tiempo, considerando la prevalencia del hambre entre las poblaciones rurales pobres del mundo y la diferencia en productividad existen-te entre los agricultores en pequeña escala y los sectores agrícolas orientados a la exportación, y dado que el reciente aumento del hambre en todo el mundo está vinculado a unos ingresos insuficien-tes, es importante que la asistencia prestada a las familias agrícolas incluya el acceso a los merca-dos. El Programa de adquisición de alimentos de Brasil, componente de la estrategia Hambre Cero, es un ejemplo de una medida que beneficia no sólo a los propios agricultores, sino que también podría ayudar a revivir zonas rurales económica-mente deprimidas.Pu

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Programa de CaPaCitaCión SoBre eL Programa de CoBertUraS

Dentro de los objetivos estratégicos de Apoyos y Servi-cios a la Comercialización Agropecuaria (ASERCA), está el “capacitar a los productores agropecuarios y pesque-ros para que, organizándose, logren vender mejor.”

Consciente de que la capacitación, entendida como ha-cer a alguien mejor en el desempeño de una actividad, es fundamental para alcanzar el éxito en una misión; la Dirección General de Operaciones Financieras (DGOF), a cargo del Licenciado José Miguel Palacio Fernández, desde hace poco más de un año emprendió una ardua labor de capacitación, en un tema sumamente intere-sante que es la administración del riesgo, elemento cla-ve del programa de cobertura de precios.

Si bien es cierto que desde hace algunos años se venía realizando esta tarea, el objetivo de desarrollar una cultura en materia de administración de riesgos, no se había cumplido de manera integral, debido principal-mente a que los esfuerzos realizados se concentraron en sólo algunas regiones del país y en ciertos grupos

de participantes, situación que frenó la difusión del conocimiento hacia un universo mayor.

En este año se buscó que la capacitación tuviera una nueva cara, un nuevo enfoque. Para cumplir con este objetivo, se comisionó al Maestro en Finanzas, César Ortega Rivas, Especialista Agropecuario de la Direc-ción General de Operaciones Financieras, quien fue el encargado de asistir a los lugares donde se solicitó la impartición de los cursos de capacitación.

La nueva fase tuvo como eje central una mayor pro-moción del programa de coberturas, especialmente hacia sectores que nunca o casi nunca habían sido contemplados; con el fin de incrementar el número de participantes. Si bien el objetivo de incrementar el universo de asistentes se cumplió, también es cierto que se centro el interés en que éstos quedarán con-vencidos de las bondades que ofrece el programa de coberturas, en sus diferentes modalidades, en la comercialización de sus cosechas.

Plática de capacitación realizada en Mérida, Yucatán.

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31Con el fin de satisfacer las necesidades de los inte-resados en este tema, el contenido del programa fue elaborado con base a las inquietudes que se han pre-sentado, mismas que fueron recopiladas a través de las Direcciones Regionales de ASERCA, así como las dudas y sugerencias que ha recibido la propia DGOF.

De esta forma, el programa de capacitación aborda elementos fundamentales como el origen del merca-do de futuros, el tipo de instrumentos que en él se negocian, las técnicas de análisis para comprender el comportamiento de los precios; así como los aspec-tos claves del programa de coberturas, como son el objetivo, el apoyo en el pago del costo de la prima, el cálculo de beneficios, por señalar algunos puntos. Sin duda que los aspectos básicos son claves para entender la finalidad del mercado de futuros, y los aspectos operativos del programa, son la esencia de cómo se busca fortalecer el ingreso del productor y hacer una comercialización más eficiente.

No cabe duda que el esfuerzo que se sembró durante este año permitió cosechar buenos frutos; siendo el prin-cipal, la satisfacción y participación activa los asistentes, así como el entusiasmo que mostraron al ser tomados en cuenta en este proyecto. En este sentido, y debido a la buena respuesta obtenida, durante 2009 el universo po-tencial que se benefició con las pláticas de capacitación superó los cinco mil asistentes, localizados desde Mexi-cali, Baja California, hasta Mérida, Yucatán.

La buena aceptación que ha tenido el programa de coberturas se ha visto reflejada en su opera-ción. Durante 2009 se superaron todas las expec-tativas, en materia de resultados, programadas al inicio de éste, al operar cerca de 200 mil contratos, (26.1 por ciento superior a 2007), en las Bolsas de Chicago y Nueva York. Es importante resaltar estos resultados, porque no hay que olvidar que la economía mundial estuvo afectada por la mayor crisis financiera desde la Segunda Guerra Mundial y México no estuvo ajeno a ello. Sin duda que esta situación nos obligó a redoblar los esfuerzos, para hacer un uso más eficiente del presupuesto canali-zado al programa.

Un aspecto interesante que hay que señalar es que además de acudir a lugares que no se habían consi-derado anteriormente, y que la audiencia a las pláti-cas estuvo conformada, principalmente, por personas que nunca habían recibido una capacitación en mate-ria de administración del riesgo; también se contó con la asistencia de productores de diversos cultivos, como son trigo, arroz, maíz, frijol soya, algodón, sorgo, café, así como representantes del sector pecuario, e inclu-so productores de frutas y hortalizas, que si bien no existe un programa de cobertura para ellos, señala-ron que es interesante conocer otras herramientas que ayudan a la comercialización, las cuales posiblemente algún día pudieran implementar en su sector, con sus respectivas adecuaciones.

Plática de capacitación realizada en Mexicali, Baja California.Publi

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Además, si bien la capacitación se enfocó hacia los productores, ha sido de gran agrado la respuesta de otros sectores interesados en el tema, tal es el caso de comercializadores; agroindustriales, tanto de pe-queñas empresas como corporaciones; estudiantes; asesores de despachos; funcionarios públicos de los gobiernos estatales; líderes de organizaciones de productores y el personal de las regionales de ASER-CA. Esta pluralidad sin duda enriquece la discusión con las experiencias de los participantes, abre la po-sibilidad para la polémica y nacen propuestas para mejorar lo que se ha realizado hasta el momento.

Asimismo, el interés que ha despertado el programa de coberturas, se ha visto reflejado en el aumento del presupuesto asignado al programa en 2009, tal como lo dejo en claro el Coordinador General de Comer-cialización de ASERCA, el Ingeniero Manuel Martínez De Leo, en un evento de capacitación realizado en la Ciudad de México. Sin duda que esto no es más que el reconocimiento de la importancia que tiene dicho programa en materia de comercialización de produc-tos agropecuarios, de allí la importancia de que la gente lo conozca.

Aunado a lo anterior, la DGOF realizó un mayor esfuerzo en materia de capacitación con el fin de ofrecer un mejor servicio, no sólo por la facilidad que ofreció para ir a capacitar a los lugares donde se solicitó; sino que además, fue más allá al cele-brar un seminario de administración de riesgos, el cual fue impartido tanto por el Coordinador Ge-neral de Comercialización de ASERCA, el Director General de Operaciones Financieras, y de conno-tados expertos, quiénes trabajan en corredurías especializadas en el mercado de futuros agrope-cuarios, los cuales transmitieron sus experiencias en materia de cobertura de precios.

La administración de riesgos es un tema inmenso, y conscientes de ello, el programa de capacitación no sólo se sustentó en ofrecer pláticas. Para poder en-tender cómo funciona el mercado y cómo utilizar sus instrumentos, se requiere de horas de estudio. Una aportación de esta nueva fase de capacitación fue la entrega de material didáctico, el cual fue selec-cionado meticulosamente para que sirva de apoyo y guía a quienes se interesan en este campo. Esto sin duda es un “plus” que se ofreció y estamos seguros que contribuirán a fomentar una mayor cultura sobre la administración de riesgos.

Es gratificante los comentarios favorables que la DGOF ha recibido por la implementación del programa de ca-pacitación, pero a la vez esto se convierte en un mayor compromiso, ya que esto se traduce en responsabilidad para ofrecer mejor y mayor información, pero sobre todo un servicio de calidad. No sólo es nuestro objetivo elaborar y difundir programas de administración de riesgos, sino que además, queremos que los participan-tes comprendan como pueden hacer uso de ellos y así realizar una mejor comercialización de sus cosechas.

Tenemos un gran reto para este 2010, el cual lo asu-mimos con gran gusto, pero sobretodo con gran res-ponsabilidad. Los esfuerzos realizados este año se duplicarán en el próximo, pretendemos superar los logros alcanzados hasta el momento.

Nuestra misión estará sustentada en ofrecer un servicio de calidad. Sabemos que no será fácil, como no lo fue este año, pero estamos seguros que cumpliremos con nuestro compromiso, con el único objetivo de proteger el ingreso esperado del productor, comercializador y consumidor agropecuario; asimismo, seguiremos con-tribuyendo para fomentar una mayor cultura de la administración del riesgo, entre los participantes en el amplio e interesante sector agropecuario mexicano.

Plática de capacitación realizada en Mérida, Yucatán.

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33EMPRESAS TRANSNACIONALES,

PRODUCCIÓN AGRÍCOLA Y DESARROLLO ε↵

ε↵ El texto forma parte del documento: Informe sobre las Inversiones en el mundo. Empresas transnacionales, producción agrícola y desarrollo. UNCTAD, 2009.

(SEGUNDA Y ÚLTIMA pArTE)

IMpAcTo DE LAS EMprESAS TrANSNAcIoNALES(ETN) EN LA proDUccIóN AGrícoLA DE LoS pAíSESEN DESArroLLo

La evaluación cuantitativa precisa de los efectos de la participación de las ETN en el sector agrícola -en lo que hace a importantes aspectos del desarrollo como la contribución a la formación de capital, la trans-ferencia de tecnología y el acceso a los mercados extranjeros- se ve dificultada por la limitada dispo-nibilidad de datos fiables pertinentes recabados por las autoridades nacionales o disponibles en fuentes internacionales. Las consecuencias reales varían enor-memente según el país y los tipos de productos agrí-colas de que se trate. Además, en estas consecuencias influyen distintos factores, como el tipo de participa-ción de las ETN, el entorno institucional y el nivel de desarrollo del país receptor. No obstante, es posible hacer una serie de observaciones sobre el impacto de la participación de las ETN en el sector agrícola de los países en desarrollo.

En general, la participación de las ETN en los paí-ses en desarrollo ha promovido la comercialización y modernización de la agricultura. Las ETN no son el único, y rara vez el principal, factor impulsor de este proceso, pero han cumplido una importante función en muchos países. Esto no solo ha obedecido a la inver-sión directa en la producción agrícola, sino también a las formas de participación sin inversión en capital so-

cial, sobre todo la agricultura por contrato. De hecho, este tipo de participación ha aumentado en los últimos años y en muchos casos ha permitido una importante transferencia de conocimientos técnicos y especializa-dos y métodos de producción, ha facilitado el acceso al crédito y diferentes insumos, y ha dado acceso a los mercados a un gran número de pequeños agricul-tores que anteriormente se dedicaban sobre todo a la agricultura de subsistencia.

Aunque la participación de las ETN en el sector agrí-cola ha contribuido al aumento de la productividad y la producción en varios países en desarrollo, no hay datos concluyentes sobre la medida en que ha

colaboración INSTITUCIONAL

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permitido al mundo en desarrollo incrementar su pro-ducción de alimentos de primera necesidad y mejorar su seguridad alimentaria. Según los datos disponibles, las ETN se interesan principalmente en los cultivos co-merciales (salvo en el caso de la reciente aparición de la IED Sur-Sur en el sector). Esta conclusión pone de manifiesto los retos de desarrollo que enfrentan los países en desarrollo para promover la participación de las ETN en el sector agrícola con miras a mejorar la seguridad alimentaria. No obstante, la seguridad alimentaria no se limita al abastecimiento de alimen-tos. Las ETN también pueden influir en el acceso a los alimentos, la estabilidad de suministro y la utilización de los alimentos; a largo plazo, los efectos en estos aspectos de la seguridad alimentaria pueden resultar más importantes para las economías receptoras.

Los países en desarrollo no se benefician automáti-camente de la participación de las ETN en el sector agrícola. Aunque en ocasiones las ETN han creado empleo y mejorado los ingresos en las comunidades rurales, no se distingue una tendencia clara. En la medida en que las ETN promueven la moderniza-ción de la agricultura y el paso de una agricultu-ra de subsistencia a una agricultura comercial, es probable que aceleren la reducción a largo plazo del empleo agrícola, aumentando al mismo tiempo los ingresos. Sólo un número limitado de países en desarrollo han podido también beneficiarse de la transferencia de tecnología. En particular, la I+D y las innovaciones tecnológicas de las ETN más gran-des generalmente no se orientan a los alimentos de primera necesidad que producen muchos países en desarrollo.

Las pasadas experiencias y datos indican que los gobiernos de los países en desarrollo no solo deben atender a los importantes beneficios potenciales de la participación de ETN en su sector agrícola sino también a sus posibles efectos negativos. En particular, resulta preocupante la asimetría de la relación entre los pe-queños agricultores y un número limitado de grandes compradores, que crea problemas de competencia.

La experiencia reciente también indica que los go-biernos de los países en desarrollo deben ser cons-cientes de las consecuencias ambientales y sociales de la participación de las ETN en la agricultura, si bien no existe un patrón claro y definitivo de esas conse-cuencias. Los estudios de casos revelan que las ETN pueden aportar tecnologías de producción ecológi-

camente racionales, pero la práctica de la agricultura extensiva por estas empresas, junto con su impacto en la biodiversidad y el uso del agua, también han des-pertado preocupación. De manera análoga, la po-sesión o el control de grandes extensiones de tierras agrícolas por parte de las ETN plantea importantes problemas sociales y políticos.

ForMULAcIóN DE ESTrATEGIAS DE LoS pAíSES EN DESArroLLo pArA LA pArTIcIpAcIóN DE ETN EN SU SEcTor AGrícoLA

La expansión de la producción agrícola es vital para los países en desarrollo, tanto para satisfacer las crecientes necesidades de alimentos como para revitalizar la actividad. Por consiguiente, las autori-dades deben promover un aumento de la inversión -pública, privada, nacional y extranjera- en el sector. En vista de las restricciones financieras y tecnológicas de muchos países en desarrollo, las autoridades de-berían formular estrategias de desarrollo agrícola y estudiar el papel que podrían tener las ETN en su aplicación. El reto es considerable, porque la agri-cultura es un sector sensible. Los intereses de todos los actores, especialmente de los agricultores locales, deben reflejarse en el debate y la formulación de

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35las políticas y, en la medida de lo posible, estos ac-tores deben participar en el proceso.

El principal reto para las autoridades de los países en desarrollo es asegurar que la participación de las ETN en la producción agrícola genere beneficios para el desarrollo. Tanto la IED como los acuerdos contrac-tuales entre las ETN y los agricultores locales pueden aportar beneficios específicos al país receptor, como la transferencia de tecnología, la creación de empleo y el aumento de las capacidades de los agriculto-res locales, además de una mayor productividad y competitividad. Por consiguiente, las políticas deben procurar ampliar al máximo estos beneficios.

Es igualmente importante que las autoridades atien-dan las preocupaciones sociales y ambientales vincu-ladas a la participación de las ETN. Los efectos socia-les y ambientales deben evaluarse cuidadosamente, y se debe prestar especial atención a las posibles consecuencias para el desarrollo agrícola nacional y la seguridad alimentaria a largo plazo. Las nego-ciaciones con los inversores extranjeros deberían ser transparentes en lo que hace a las tierras y el pro-pósito de la producción, y se debería alentar a los propietarios de tierras del país a que participen en

el proceso. Se deberían formular políticas para pro-teger los derechos tradicionales de tenencia de la tie-rra de los agricultores locales, a fin de evitar abusos en la determinación de tierras subutilizadas o insufi-cientemente urbanizadas, y permitir a los agricultores locales el acceso a los tribunales cuando hayan sido desposeídos de sus tierras. Es necesario garantizar el derecho de la población local a la alimentación, y proteger los derechos de los pueblos indígenas.

FoMENTo DE LA IED Y LoS AcUErDoScoNTrAcTUALES ENTrE LAS ETN Y LoSAGrIcULTorES EN LA proDUccIóN AGrícoLA

Numerosos países en desarrollo han empezado a im-pulsar activamente la IED en la producción agrícola. Un estudio conjunto de la UNCTAD y la Asociación Mundial de Organismos de Promoción de las Inversio-nes (AMOPI) sobre el papel de esos organismos para atraer IED hacia la producción agrícola reveló que la mayoría de los encuestados, en particular de los paí-ses en desarrollo, fomentan la IED en el sector. Asimis-mo, los encuestados prevén un mayor papel para la IED en ese ámbito en el futuro. Sobre todo, se espera que las ETN pongan nuevas tecnologías, financiación e insumos al alcance del sector y mejoren el acceso de los cultivos comerciales a los mercados extranjeros.

En general, los países en desarrollo están relativa-mente abiertos a la participación de las ETN en la producción agrícola, aunque hay diferencias conside-rables entre los países, que dependen de considera-ciones culturales, socioeconómicas y de seguridad. La restricción más frecuente a la inversión extranjera en la producción agrícola tiene que ver con la propiedad de la tierra, pero en muchos casos se permite a los inversores extranjeros arrendar tierras.

Además de fomentar la IED en la producción agrícola, los países receptores deberían atender especialmen-te a la promoción de acuerdos contractuales entre las ETN y los agricultores locales, como la agricultura por contrato, que permitiría a estos últimos mejorar sus ca-pacidades e integrarse en las cadenas de valor nacio-nales e internacionales de los alimentos. Sin embargo, al seguir estas estrategias, los países receptores debe-rían tener presente que en general las ETN están más interesadas en celebrar acuerdos contractuales de pro-ducción de cultivos comerciales, por lo que promover la agricultura por contrato como forma de aliviar la crisis alimentaria sigue siendo un gran desafío.Pu

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En este contexto, los gobiernos deberían abordar los obstáculos específicos que dificultan la cooperación eficiente entre las ETN y los agricultores locales, como: 1) la falta de capacidad de los pequeños propie-tarios para suministrar los productos de manera sis-temática y estandarizada; 2) la falta de acceso a la tecnología adecuada; 3) la falta de capital; 4) la lejanía de la producción y falta de capacidad para la entrega dentro de los plazos; 5) el limitado papel de las organizaciones de agricultores, y 6) la falta de instrumentos jurídicos adecuados para la solución de diferencias. Hay varias opciones de política dis-ponibles para subsanar estos cuellos de botella, entre otros: programas educativos y de capacitación para los agricultores locales; prestación de servicios de ex-tensión a cargo del gobierno; establecimiento de nor-mas y procedimientos de certificación; otorgamiento de asistencia financiera; servicios de intermediación para vincular a los agricultores locales con las ETN; apoyo a la creación de organizaciones de agricul-

tores; y mejora de los sistemas judiciales nacionales para aumentar la seguridad jurídica. Los gobiernos también podrían considerar la posibilidad de redac-tar contratos modelo para proteger los intereses de los agricultores que negocien con las ETN.

AprovEchAMIENTo DE LA pArTIcIpAcIóN DE LAS ETN EN FAvor DEL DESArroLLo AGrícoLA A LArGo pLAzo: UN ENFoqUE INTEGrADo

A pesar de las reservas vinculadas a la participación de la IED en la producción agrícola, los países recep-tores no deberían subestimar las posibilidades que brinda esta forma de intervención de las ETN para el logro de los objetivos de desarrollo. En particular, el reciente interés en la inversión directa en el exterior para asegurar el suministro de alimentos en el país de origen brinda a los países receptores la posibilidad de aprovechar esas inversiones para sus propias necesida-des de alimentos esenciales, siempre que el volumen de

producción se reparta entre los países de origen y destino. Los países receptores tienen la difícil tarea de ajustar las en-tradas de IED en función de los recursos nacionales existentes, como abundante mano de obra y tierras disponibles, y crear sinergias positivas para promover un desarrollo agrícola a largo plazo e incrementar la seguridad alimentaria.

Los principales instrumentos para maxi-mizar la contribución de la IED al desa-rrollo agrícola y rural sostenible son el marco legislativo nacional y, sobre todo cuando se hagan grandes adquisiciones de tierras, los contratos de inversión en-tre el gobierno del país receptor y los inversores extranjeros. Estos contratos deberían redactarse con miras a am-pliar al máximo los beneficios de los países receptores y los pequeños pro-pietarios. En particular, se deben estu-diar las siguientes cuestiones fundamen-tales: 1) normas de entrada para las ETN; 2) creación de oportunidades de empleo; 3) transferencia de tecnología e I+D; 4) bienestar de los agricultores y las comunidades locales; 5) reparto de la producción; 6) distribución de los ingresos; 7) compra local de insumos; 8) exigencias de los mercados de des-Pu

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37tino; 9) desarrollo de infraestructura vinculada a la actividad agrícola, y 10) protección ambiental. Para garantizar la seguridad alimentaria en los países re-ceptores como resultado de la IED en la producción de alimentos esenciales por parte de “nuevos” inversores, los países de origen y destino deberían considerar la posibilidad de celebrar acuerdos de reparto de la producción. Antes de concluir un acuerdo de inversión con inversores extranjeros, los gobiernos deberían hacer una evaluación del impacto ambiental y social del proyecto concreto. Una vez hecha la inversión es fundamental controlar y evaluar sus efectos en el de-sarrollo general del país receptor.

Los acuerdos internacionales de inversión (AII) pueden utilizarse como otra manera de promover la partici-pación de las ETN en la producción agrícola, pero es fundamental una cuidadosa formulación para lograr un equilibrio adecuado entre las obligaciones de pro-teger y promover la inversión extranjera por una par-te, y el espacio de políticas que permita conservar el derecho de reglamentar, por otra. Esto es particular-mente importante en el caso de la agricultura, sector muy reglamentado y sensible en el que las políticas gubernamentales pueden ser controvertidas y estar sujetas a modificaciones.

Hay varias otras esferas de política vinculadas a un programa económico más amplio que resultan de-terminantes para la participación de las ETN en la producción agrícola y sus efectos en el desarrollo del país receptor y que, por consiguiente, deberían incor-porarse en las estrategias que procuran atraer ETN a la producción agrícola del país receptor. Entre estas se cuentan las relacionadas con el desarrollo de infra-estructura, la competencia, el comercio y la I+D.

El desarrollo de infraestructura es fundamental como medio de facilitación del comercio de bienes agrícolas. Ello abarca la mejora de los sistemas de transporte existentes, la inversión en facilitación del comercio, la disponibilidad de instalaciones de almacenaje suficien-tes tras las cosechas y la renovación de la infraestructu-ra de riego obsoleta. Debido a los altos costos que esto entraña, y la limitada asistencia oficial para el desa-rrollo (AOD) disponible, las autoridades podrían exigir a las ETN que contribuyeran al desarrollo de infraes-tructura al autorizar proyectos a gran escala.

Dado que los agricultores son en general el eslabón más débil de la cadena de suministro, la política de

competencia puede desempeñar un papel fundamen-tal en la protección contra los abusos a los que pueda dar lugar la posición dominante de las ETN.

Las barreras arancelarias y no arancelarias, así como las subvenciones, pueden influir considerablemente en la participación de las ETN en la producción agrícola. Estas medidas de política en los países desarrollados podrían desestimular la inversión y la agricultura por contrato en los países en desarrollo cuando el país que aplica las subvenciones y el país en desarrollo que podría recibir la inversión producen los mismos productos agrícolas o sucedáneos cercanos. Una re-ducción de las subvenciones en los países desarrolla-dos podría impulsar la IED hacia los países pobres.

Las economías de escala constituyen otro problema, en particular para los países en desarrollo pequeños. La integración regional puede ser para ellos un impor-tante instrumento para hacerlos más atractivos para la IED en la producción y las exportaciones agrícolas.

Los países receptores también deberían considerar la posibilidad de utilizar las actividades de I+D y los derechos de propiedad intelectual para aumentar la producción agrícola y adaptar el desarrollo de semillas y productos agrícolas a las condiciones lo-cales y regionales. Las políticas deberían orientarse al fomento de la capacidad nacional para establecer sólidos asociados de las ETN, privados o públicos, en el país receptor. A este respecto las asociaciones en-tre el sector público y el privado para la I+D pueden servir como modelo para impulsar la investigación, adaptar el desarrollo de semillas y productos a las condiciones regionales y locales, hacer que la I+D res-ponda en mayor medida a las necesidades de los pe-queños propietarios y los desafíos de sostenibilidad, y reducir los costos y mitigar los riesgos comerciales y financieros de la operación por medio de la distribu-ción de riesgos entre los asociados.

DESArroLLo DE ESTrATEGIAS DE IEDDE LoS pAíSES DE orIGEN pArA ASEGUrArSEEL AbASTEcIMIENTo DE ALIMENToS

Tras las recientes subidas de los precios y las restric-ciones a las exportaciones de los países exportadores de productos agrícolas, algunos países importadores de alimentos han establecido políticas que apuntan al desarrollo de fuentes externas de abastecimiento de alimentos para su seguridad alimentaria nacional. Pu

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Aunque algunos temen que estas políticas pueden agravar la escasez de alimentos en los países recep-tores, también se considera que podrían aumentar la producción mundial de alimentos y mitigar su escasez en los países de origen y receptores en desarrollo. Los anteriores intentos de algunos gobiernos de invertir en la agricultura en el extranjero no siempre han arro-jado los resultados esperados, y hay lecciones por aprender. Los países de origen podrían analizar si la producción de alimentos en el extranjero por medio de la agricultura por contrato constituye una alterna-tiva a la IED viable y menos controvertida que otros flujos de salida. Además de concentrarse en la pro-ducción agrícola en sí misma, otra opción es invertir en sociedades de comercio exterior y en infraestructura logística como puertos.

prEpArAcIóN DE UN coNjUNTo DE prINcIpIoSbáSIcoS INTErNAcIoNALMENTE coNvENIDoS SobrE LAS ADqUISIcIoNES A GrAN EScALA DE TIErrASAGrícoLAS por INvErSorES ExTrANjEroS

La agricultura y la seguridad alimentaria han cobra-do una importancia considerable en la agenda inter-nacional de políticas, tanto a nivel multilateral como regional. Fue muy importante al respecto la creación, en abril de 2008, del Equipo de Tareas de Alto Nivel sobre la crisis mundial de la seguridad alimentaria de las Naciones Unidas, encargado de crear un plan de acción prioritario para enfrentar la crisis alimentaria

mundial y coordinar su puesta en práctica. El Equipo elaboró el marco amplio para la acción a fin de esta-blecer la posición conjunta de los miembros del equi-po sobre las acciones propuestas para hacer frente a las actuales amenazas y oportunidades resultantes del aumento de los precios de los alimentos; modificar las políticas para evitar futuras crisis alimentarias; y contribuir a la seguridad alimentaria y nutricional en los ámbitos nacional, regional y mundial. También se adoptaron una serie de iniciativas para incrementar la productividad agrícola a nivel regional, en particular el Programa General para el Desarrollo de la Agricul-tura en África (CAADP) en el marco de la Nueva Alian-za para el Desarrollo de África (NEPAD). El Grupo de los Ocho en la Cumbre, celebrada en L’Aquila (Italia) en julio de 2009, se comprometió a movilizar 20.000 millones de dólares estadounidenses en los próximos tres años para formular una estrategia global de se-guridad alimentaria sostenible a nivel mundial y avan-zar en la puesta en práctica de una Asociación mun-dial para la agricultura y la seguridad alimentaria. Al decidir cómo aprovechar mejor esos nuevos fondos de AOD, se podría considerar la posibilidad de formu-lar estrategias de desarrollo que combinen la inver-sión pública y la maximización de los beneficios de la participación de las ETN. En lo que hace a las futuras iniciativas internacionales, debería estudiarse la posi-bilidad de preparar un conjunto de principios básicos sobre las adquisiciones a gran escala de tierras agrí-colas, que incluya normas de transparencia, el respeto

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39de los derechos sobre la tierra ya reconocidos, el de-recho a la alimentación, la protección de los pueblos indígenas y la sustentabilidad social y ambiental.

INvErSIóN EN UNA NUEvA rEvoLUcIóN vErDE

La participación de las ETN en la actividad agrícola de los países en desarrollo por medio de la IED, la agri-cultura por contrato y otras modalidades ha ayudado a algunos países pioneros, como Brasil, China, Kenya y Vietnam, a responder al reto de aumentar la inversión en su agricultura, convirtiendo de esa manera al sec-tor en un eje del desarrollo y la modernización de la economía. El camino no ha sido fácil, y la participación de las ETN supuso costos y beneficios. Para la mayo-ría de los países en desarrollo, sigue habiendo muchos problemas en su trayectoria hacia el desarrollo agríco-la, la seguridad alimentaria y la modernización. Entre estos desafíos -en los que pueden influir las ETN- se cuenta establecer y fortalecer las cadenas de valor na-cionales, regionales e internacionales, y aprovechar la tecnología en la agricultura. Es evidente que en el caso de los PMA y otros países pobres, en África y el resto del mundo, es urgente una “nueva revolución verde”, y que es fundamental preguntarse si las ETN pueden tener un papel en su consecución.

La edición de este año del Informe sobre las inversio-nes en el mundo revela un interés real y creciente de las ETN del Sur y del Norte en la inversión en el sector

agrícola de los países en desarrollo. Asimismo, gran parte de este interés se refiere a las regiones más po-bres, como África. Las ETN difieren según su posición en la cadena de valor pero, en general, poseen la tecnología y los demás activos necesarios para apo-yar las estrategias de los países en desarrollo en pro de la revolución verde. El Informe también presenta ejemplos de casos en los que esto se ha dado gracias a asociaciones y alianzas con agricultores, institucio-nes públicas de investigación y otras entidades. Es ne-cesario seguir avanzando, pero ya se cuenta con los elementos esenciales para establecer un nuevo “gran acuerdo” que ponga la revolución verde al servicio de los pobres y hambrientos de África, y de los obje-tivos de desarrollo más amplios. Para este programa, resulta fundamental, en primer lugar, invertir en la facilitación del comercio y la inversión y, en segundo lugar, crear arreglos institucionales, como asociaciones entre el sector público y el privado, para hacer avan-zar la revolución verde en la región, promoviendo y aumentando los imprescindibles flujos de capital, in-formación, conocimientos y técnicas de los socios hacia el medio rural. Una importante iniciativa a este res-pecto sería el establecimiento de centros de semillas y tecnología en forma de asociaciones entre el sector público y el privado encargadas de impulsar medios para adaptar las tecnologías agrícolas y de semillas a fin de adecuarlas a las condiciones locales, distribuir semillas a los agricultores y, a largo plazo, fomentar y profundizar la capacidad autóctona.

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En el número anterior se resaltó la importancia de la base en el proceso de cobertura. Se concluyó que si un oferente de un producto agropecuario no desea verse afectado en el momento de la venta, no sólo es nece-sario analizar el comportamiento del mercado de fu-turos, sino también las fluctuaciones que pudieran tener la base. También se observó que en la medida que la base se debilita, el precio neto que se recibirá por la venta del producto será menor, y en la medida que la base se fortalezca, el precio a recibir será mayor.

Ahora se presenta un ejemplo para un demandante de granos u oleaginosas, se verá cómo afectan los movimientos en la base sobre el precio neto pagado para comprar el producto.

Cobertura larga y base

Para los demandantes de granos el precio al cual compran el producto es fundamentan en la situación

financiera de su negocio, por lo cual ellos se deberán preguntar, entre otras cosas, cómo afectan los movi-mientos de la base en una cobertura larga.

Supongamos que un fabricante de pan se encuentra en el mes de febrero estudiando sus existencias de trigo, para comprar el volumen requerido para satis-facer sus necesidades en el mes junio.

El precio del futuro de trigo de julio se ubica en 119.15 dólares estadounidenses por tonelada, y supongamos que la base local, en el mes de junio, comúnmente es de 20 dólares estadounidense por arriba del precio de futuro de julio, por lo que el precio esperado de compra será de 139.15 dó-lares estadounidenses por tonelada (119.15 + 20 = 139.15).

Si en el mes de junio el precio de futuros se incremen-tó en 10 dólares estadounidenses por tonelada, y la base se mantuvo en los 20 dólares estadounidenses por arriba del futuro, ¿cuál será el precio neto pa-gado por el trigo? Al precio pagado en el merca-do de físico se le resta la ganancia obtenida en el mercado de futuros, por lo que el precio neto sería: (149.15 – 10.0 = 139.15 dólares estadounidenses por tonelada).

ε↵ Raúl Ochoa Bautista y César Ortega Rivas, Especialistas Agro-pecuarios «A» de la Dirección General de Operaciones Financieras de ASERCA. Apoyos y Servicios a la Comercialización Agropecuaria (ASERCA/SAGARPA).

Cobertura y base ε↵

(segunda y última parte)

ProGraMa De COBERTURAS

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41mercado de contado mercado de futuro base

FebreroPrecio de físico esperado de trigo: 139.15 dólares estadounidenses por tonelada.

Compra de un futuro de trigo de julio por: 119.15 dólares estadounidensespor tonelada.

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JunioCompra trigo en el mercado de físicopor 149.15 dólares estadounidensespor tonelada.

Vende del futuro de julio de trigo en: 129.15 dólares estadounidensespor tonelada.

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Variación10.0 dólares estadounidensespor tonelada (pérdida).

10.0 dólares estadounidenses por tonelada (ganancia).

0.0

Compra el cereal en: 149.15 dólares estadounidenses por tonelada.

Ganancia en futuros: -10.00 dólares estadounidenses por tonelada.

Precio netode compra:

139.15 dólares estadounidenses por tonelada.

Pero, ¿qué sucede ahora si la base se fortalece, es decir, se hace más positiva, y en lugar de ser de 20 dólares estadounidenses por tonelada por arriba del futuro es de 28? El precio neto por la compra del cereal será de 147.15 dólares estadouniden-ses por tonelada.

Como se puede observar en el cuadro, con una base fuerte (más positiva), el precio de compra aumen-ta. Lo contrario sucede cuando la base se debilita (se vuelve más negativa), el precio de compra será

mercado de contado mercado de futuro base

FebreroPrecio de físico esperado de trigo: 139.15 dólares estadounidenses por tonelada.

Compra de un futuro de trigo de julio por: 119.15 dólares estadounidenses por tonelada.

20.0

JunioCompra trigo en el mercado de físicopor 157.15 dólares estadounidensespor tonelada.

Vende del futuro de julio de trigo en: 129.15 dólares estadounidensespor tonelada.

20.0

Variación18.0 dólares estadounidensespor tonelada (pérdida).

10.0 dólares estadounidenses por tonelada (ganancia).

0.0

Compra el cereal en: 157.15 dólares estadounidenses por tonelada.

Ganancia en futuros: -10.00 dólares estadounidenses por tonelada.

Precio netode compra:

147.15 dólares estadounidenses por tonelada.

menor. En este caso sucede lo contrario que en el ejercicio de cobertura corta.

En resumen, para los compradores y los vendedores de productos es de suma importancia conocer el com-portamiento histórico de las bases y las expectativas de los mercados. Conocer el comportamiento futuro es fundamental para una adecuada toma de decisiones, y esto se puede hacer a través del análisis de la in-formación que se difunde, por diversos medios, sobre la oferta y demanda de los productos.

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LA IMPORTANCIA DEL FRIJOL

La importancia que tuvo el frijol (Phaseolus vulgaris L.) como alimento antes de la colonia ha trascendi-do hasta nuestros días. A nivel mundial, el frijol es la leguminosa más importante para 300 millones de personas que en su mayoría, viven en países en de-sarrollo. Este cultivo ha sido denominado “la carne de los pobres” por ser un alimento de bajo costo y acce-sible a consumidores de bajos recursos. De acuerdo con los nutriólogos, el frijol es el alimento casi perfec-to por su alto contenido en proteína, fibra y calidad de carbohidratos. Este cultivo representa el 50 por ciento de las leguminosas cultivadas en el mundo y su producción es dos veces la del garbanzo, segunda leguminosa cultivada a nivel mundial. Considerando que los altos niveles de pobreza que abarcan a más de 800 millones de personas, y el limitado acceso a proteína animal, el frijol se ha convertido en una fuente importante de nutrientes.

AVANCES BIOTECNOLÓGICOSEN LA CARACTERIZACIÓN

E INCORPORACIÓN DE VALORAGREGADO AL FRIJOLε↵

ε↵ Colaboración de AgroBio.

Dra. María Alejandra Mora Avilés. Doctorado en la Universidad de Cornell con especialidad en Biología Molecular. Miembro del SIN nivel I, investigadora del INIFAP en la Unidad de Biotecnología del Campo Expe-rimental Bajío. Línea de investigación orientada a la generación de frijol genéticamente modificado para conferir resistencia a factores bióticos y abióticos, así como evaluación y manejo de riesgos de OGMs.M.C. Elsa Espinosa Huerta. Maestría por el Colegio de Postgradua-dos. Investigación Científica desarrollada en el Instituto de Biología de la UNAM, Centro de Biotecnología Aplicada del CIMMYT. Investigadora del INIFAP en Unidad de Biotecnología de Plantas. Línea de investigación asociada a cultivo de tejidos vegetales in vitro, transformación genética y evaluación molecular enfocado al mejoramiento de cultivos agrícolas. Ing. Anareli Quintero Jiménez. Ingeniero Agrónomo del Instituto Tecno-lógico de Roque. Actualmente participa como investigador invitado en la Unidad de Biotecnología de INIFAP colaborando en el área de Ingeniería genética de frijol. Mejoramiento genético de Maíz y Sorgo en Semillas Royal de México (SEROMEX). Programa de mejoramiento genético de ce-bada maltera de INIFAP. Dr. Mario M. González Chavira. Doctorado en Biotecnología de Plantas por el Centro de Investigación y Estudios Avanzados (CINVESTAV). Investi-gador Titular C del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrí-colas y Pecuarias, adscrito al Campo Experimental Bajío. Nivel II del Sis-tema Nacional de Investigadores. Líneas de investigación: Caracterización de genomas y mecanismos de interacción planta-patógeno. Dr. S. Horacio Guzmán Maldonado. Maestría y Doctorado en Biotecnolo-gía de Plantas. Nivel II del Sistema Nacional de Investigadores. Con mención honorifica en 2008 en el Premio Nacional de Ciencia y Tecnología de los Alimentos. Ha publicado más de 40 artículos científicos y asesorado a mas de 60 tesis a todos los niveles. Línea de investigación: Alimentos funcionales su caracterización y el efecto del proceso sobre compuestos activos.Biol. Emiliano Villordo Pineda. Biólogo por la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México. Investigación Científica desarrollada en el Centro de Biotecnología Aplicada del CIMMYT, Int. y la Unidad Sede de Biotecnología de Plantas del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias. Líneas de investigación: Caracterización de genomas, bioinformática y mecanismos de interacción planta-patógeno. Dr. Víctor Montero Tavera. Doctorado por el Centro de Investigación y Estudios Avanzados (CINVESTAV). Investigador Titular B del Instituto Na-cional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias, adscrito al Campo Experimental Bajío. Líneas de investigación: Caracterización de los mecanismos de respuesta a diversos tipos de estrés abiótico en frijol. Transcriptómica de la respuesta al estrés abiótico. Desarrollo de varieda-des de frijol tolerantes a estrés abiótico, particularmente sequía.

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43Por lo anterior, el frijol es objeto de estudio de temas multidisciplinarios que proponen abordar de manera integral la solución de los diferentes retos. Así, los es-tudios versan desde la caracterización nutracéutica de este cultivo y su relación con la reducción de la inciden-cia de cáncer, la identificación de genes y marcado-res moleculares que confieren resistencia o tolerancia a enfermedades, plagas, estrés hídrico, temperaturas extremas, suelos salinos; hasta la inclusión de ingeniería genética para la inserción de genes que confieran ca-racterísticas sobresalientes que no siempre es posible obtener por métodos de mejoramiento convencional.

COMPONENTES NUTRICIONALESY NUTRACEUTICOS DEL FRIJOL

El frijol es la principal fuente de proteína y carbohi-dratos para México, Centro y Sudamérica y el Áfri-ca Oriental (Guzmán-Maldonado y Paredes-López, 1999). El papel que juega en la alimentación se basa en la calidad nutricional y el contenido de minerales y vitaminas que contiene el frijol (Cuadro 1). Una por-ción de 100 g de frijol cocido proporciona hasta 33 g de proteína, 30 g de fibra y 66 g de carbohidratos. Esta porción de frijol también puede proporcionar 51 por ciento y 29 por ciento del requerimiento diario de hierro y zinc, respectivamente; además del 68 por ciento del requerimiento de ácido fólico, entre otros componentes (Guzmán-Maldonado et al., 2000).

Además del valor nutricional, el frijol contiene una serie de metabolitos secundarios que juegan en la planta un papel de protección contra enfermeda-des y plagas. Ejemplo de este tipo de compuestos son los taninos, las antocianinas, ciertos tipos de fi-bras y una serie de compuestos fenólicos simples,

Componente Contenido RMD

Composición química (%)

Proteína 16.0 - 33.0 ---

Fibra 16.5 - 29.9 ---

lípidos 1.5 - 6.2 ---

Ceniza 2.9 - 4.5 ---

Carbohidratos 26.4 - 63.1 ---

Minerales (mg/100g)

Calcio 9.0 - 200.0 900

Fósforo 460.0 900

Hierro 3.8 - 7.6 15

Magnesio 200.0 350

Zinc 2.2 - 4.4 15

Vitaminas (mg/100g)

Acido fólico 0.17-0.59 0.4

Niacina 1.16-2.68 0.02

riboflavina 0.14-0.27

Tiamina 0.9-1.2 1.5

Cuadro 1. COMPOSICIÓN QUÍMICA Y CONTENIDO DE MINERALES Y VITAMINAS DEL FRIJOL.

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entre otros (Guzmán-Maldonado et al, 1996; (Cua-dro 2). En años recientes se ha demostrado que estos compuestos, identificados como fito-químicos funcionales, juegan un papel importante en la pre-vención y el tratamiento de ciertas enfermedades del ser humano como son los problemas del cora-zón, la diabetes y el cáncer.

Parra-Cabrera et al. (1994) establecen la hipótesis que el cambio en la dieta en aquellos años era una de las principales causas del incremento en tumores del tracto digestivo. En los años noventa la dieta de la población mexicana estaba constituida principal-mente por tortilla y frijol. Sin embargo, el modelo de alimentación cambió incrementándose el consumo de alimentos de alto contenido calórico (grasa de origen animal y almidones procesados) pero reduciéndose el consumo de tortilla y frijol. En 1996 una persona consumía en promedio 22 kg de frijol en un año (Cas-tellanos et al., 1997); mientras que para 2003 el con-sumo per cápita descendió a 14.9 kg para el mismo periodo. Se estima que en la actualidad el consumo es de 11 kg/año.

Se ha demostrado que la baja incidencia de cáncer de colon observado en algunos países de América Latina, en comparación con aquellos desarrollados, podría atribuirse al consumo de frijol común (Anderson et al., 1999). Se ha reportado que ratas inducidas al cáncer de colon, y alimentadas con frijol pinto, blanco y ne-gro, desarrollaron cuatro veces menos tumores que las

ratas alimentadas sin frijol (Hangen y Bennink, 2002). En México se ha demostrado también que el consumo de 40 g diarios de frijol cocido de las variedades de frijol Negro 8025 y Pinto Durango disminuyen hasta en un 80 por ciento la incidencia de cáncer de co-lon en ratas inducidas químicamente y disminuyen los niveles de glucosa y colesterol en ratas diabéticas. Otras variedades mexicanas tienen los mismos efectos sobre estas enfermedades pero en menor nivel.

Existe el interés de generar productos alimenticios de-rivados del frijol. En el mercado se puede encontrar frijol para consumo directo con tan solo agregar agua caliente. Varias instituciones educativas y de investi-gación del país, entre ellas el INIFAP, están desarro-llando nuevos productos a base de frijol como galle-tas, pastas, extruidos, entre otros. El 2 por ciento de la producción nacional y un volumen no determinado de frijol importado se transforma en productos muy di-versos, tales como frijol cocido embolsado, frijol enla-tado, deshidratado, alimentos colados y combinados con otros productos, entre otros.

Otro problema es la falta de estudios sobre el efecto que tiene el ambiente en el contenido de los compuestos con actividad biológica. Este tipo de co-nocimiento es indispensable para manipular el con-tenido de estos compuestos en nuevas variedades de frijol. Por ejemplo, se sabe que las antocianinas tienen un efecto antioxidante sobresaliente (Bao et al., 2005). Entre mayor sea su contenido, el efecto

Componente Contenido Actividad biológica

Proteína (%) 16.0-33.0 Mantener y reparar el tejido.

Fibra dietaria (%) Disminución del colesterol y la glucosa.

Fibra insoluble 13.4-22.9 Prevención de problemas del corazón.

Fibra soluble 3.1- 7.0

Ácidos grasos (%, grasa) Prevención de problemas del corazón.

linoléico 21.0-28.0

linolénico 37.0 54.0

Oligosacáridos (g/100g)

rafinosa 0.19-0.22 reducción del colesterol

estaquiosa 1.84-2.45 Prevención del cáncer de colon.

Taninos (mg eC/100 g) 9.60-131.4 Prevención del cáncer.

Antocianinas 13.0-29.0 Prevención del cáncer.

Cuadro 2. COMPONENTES DEL FRIJOL COMÚN CON EFECTOS BIOLÓGICOS SOBRE LA SALUD.

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es mejor; sin embargo, muchas variedades de frijol no las contienen (blancas, cremas, azufradas, pintos) o las contienen en bajas cantidades (flores). Por otro lado, cuando el contenido de taninos es excesivamen-te alto (flor de junio) el efecto de estos compuestos es negativo. Se sabe que los taninos forman comple-jos con vitaminas, minerales y proteínas bajando la calidad nutricional del frijol (Guzmán-Maldonado et al., 1996). Es indispensable generar variedades de frijol con un contenido de taninos que no presente un efecto negativo. Conocer el efecto ambiental sobre estos compuestos también permitirá establecer bases para identificar marcadores moleculares que asistan la selección para la generación de variedades de frijol que carezcan de ellas o no presenten contenidos deseables de estos compuestos.

MEJORAMIENTO ASISTIDOPOR MARCADORES MOLECULARES

Los programas de mejoramiento genético de frijol abordan temas como: 1) El incremento del rendimiento como objetivo principal. A pesar de que las varieda-des generadas tienen resistencia múltiple a las enfer-

medades y excelente calidad de grano, los agricul-tores sólo sembrarán las nuevas variedades si éstas producen bien bajo sus condiciones de cultivo. 2) El efecto de la interacción genético-ambiental, las eva-luaciones de genotipos se realizan en diferentes sitios y años. Estos sitios deben ser representativos del tipo de condiciones climáticas y edáficas de las localida-des donde se van a utilizar las futuras variedades. 3) El rendimiento no solo depende del genotipo, sino de la tecnología de manejo agronómico ajustada a cada genotipo. Un buen genotipo requiere, para la expre-sión de su potencial de rendimiento, del manejo agro-nómico adecuado; manejo que puede ser específico para cada tipo de variedad. 4) La evaluación del ren-dimiento es cara y en material segregante se pospo-ne a generaciones intermedias o avanzadas, mientras que en las generaciones tempranas se selecciona entre y dentro de familias en base a características de alta heredabilidad. 5) Se prefieren las soluciones genéticas en lugar de las agroquímicas. Las variedades mejora-das deben ser parte importante de los programas de manejo integrado de plagas y enfermedades.

Sin embargo, con excepción de las variedades neu-trales en su respuesta al fotoperíodo, desarrolladas en la región tropical húmeda, las variedades mejora-das se han desarrollado con adaptación específica a cada una de las regiones agroecológicas del país en las que se cultiva frijol. Por otra parte, el uso de las tecnologías disponibles en el país es reducido, inclu-yendo semilla certificada. Es por eso que el INIFAP se ha dado a la tarea de generar tecnología que ayude a resolver ésta problemática. En este sentido, el gru-po de biotecnología asociado con los fitomejoradores de frijol, está generando nuevas variedades, incorpo-rando a los esquemas tradicionales de mejoramiento herramientas biotecnológicas. Se pretende que estas nuevas variedades, contribuyan a la solución de dos de los principales problemas de éste cultivo el estrés hídrico y las enfermedades.

ESTRéS HÍDRICO

Por su carácter de organismos sésiles, las plantas se ven expuestas a todo tipo de estrés abiótico tal como sequía, altas temperaturas, salinidad, entre otros. Debido a su casi nula capacidad de enfren-tar estos factores adversos por desplazamiento, han desarrollado complejos mecanismos de respuesta con puntos de regulación a nivel del genoma, el transcriptoma, el proteoma y el metaboloma que Pu

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les permitan asegurar el crecimiento, la reproducción y la sobrevivencia de la especie. En un primer grupo se encuentran los transductores de señales. Dentro de una cascada de señales la respuesta se inicia con los transductores los cuales son los responsables de monito-rear las condiciones ambientales en que vive la planta, así como las condiciones internas. Estos genes son los que en primer lugar determinan el comportamiento de la planta de acuerdo a los estímulos presentes y se encargan de modificar al segundo grupo de elemento reguladores que son los factores de transcripción. En un segundo grupo, los factores de transcripción son ele-mentos muy importantes en una cascada de respuesta por su función regulatoria, los cuales representan a los genes que se encuentran río abajo en la ruta genética. Así, tenemos factores de transcripción de amplio espec-tro de acción, como APETALA2, que participa en la res-puesta a sequía e inducción de la transición del estado vegetativo de la planta al reproductivo. El tercer grupo lo constituyen los genes de respuesta propiamente di-chos que son los que responden conspicuamente a los estímulos, tales como los genes de acumulación de gli-cilbetaína, prolina o trehalosa. Estos genes normalmen-te se encuentran al final de la ruta genética.

En México se están estudiando los mecanismos de res-puesta del frijol común al estrés por sequía terminal. Los avances obtenidos hasta ahora han sido posibles gracias al desarrollo de las variedades comerciales tolerantes a sequía como Pinto Villa y Pinto Saltillo dentro del pro-grama de mejoramiento genético de frijol del INIFAP y su comparación a ni-vel morfológico, fisiológico y molecular con variedades susceptibles como Bayo Madero, Carioca y Canario 60. Cuellar et al. (2008) demostra-ron que un mecanismo de tolerancia a sequía muy importante pre-sente en Pinto Villa es su mayor capacidad (con respecto a la variedad susceptible Canario 60) para movilizar carbono, en forma de carbohidratos, desde tejidos fuente, principalmente ho-jas, hacia tejidos demandantes como vainas y granos en formación cuando se presenta el estrés hídrico.

Existen evidencias que indican que la respuesta a se-quía en frijol también tiene una componente sistémica que permite la rápida respuesta al estrés mediante la comunicación a larga distancia a través de los haces vasculares, principalmente el floema, entre la raíz y la parte aérea. A este respecto el modelo propuesto por Montero et al. (2008), sugiere que el estímulo inicial de la sequía se produce primero en la raíz, donde se activan las primeras fases de la respuesta, las cua-les pueden dar origen a la activación de factores de transcripción que pueden viajar a través del floema hasta el follaje y los meristemos apicales para iniciar y regular la respuesta en estos tejidos, la que puede incluir la formación anticipada de flores y vainas y la movilización de carbono desde el follaje hacia los tejidos demandantes.

ENFERMEDADES

Las enfermedades más importantes en México debi-do a su distribución e impacto en la producción de frijol son: las pudriciones de raíz (Rhizoctonia solani, Fusarium solani, F. oxysporum, F. lateritium, Macropho-mina phaseolina), la antracnosis (Colletotrichum linde-muthianum), bacteriosis común (Xanthomonas -vaxo-nopodis pv phaseoli), roya (Uromyces appendiculatus var. appendiculatus) (Gonzalez-Chavira et al., 1998; Navarrete et al., 2006; Rodríguez-Guerra et al., 2006) y el Virus del Mosaico Común (Flores-Estévez et al., 2003).

Las pudriciones de raíz son capa-ces de reducir el rendimiento

en un 50 por ciento debido a que matan la semilla antes de la germina-ción, causan la muerte pre emergente y pos emergente de plántu-las, reducen la eficien-cia de las raíces en la absorción de agua y nutrientes de las plantas

que subsisten, además de reducir la calidad de

la semilla para el consumo y la siembra (Montiel-Gonzá-

lez et al., 2005). Mientras que las pérdidas en rendimiento por

bacteriosis puede ser mayor del 15 por ciento. Aunque no se tiene cuantificado Pu

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el impacto de la antracnosis sobre el rendimiento del frijol en las áreas de producción de frijol en México, se han observado campos enteros con pérdida total del rendimiento.

Actualmente, los programas de biotecnología y de mejoramiento de frijol del INIFAP desarrollan nuevas variedades tolerantes a sequía y resistente a enfer-medades adaptadas a cada región, considerando las preferencias de los consumidores. Estas varieda-des son obtenidas por medio de selección asistida por marcadores de DNA y transcriptómicos. Considerando que este proceso requiere la selección in situ de las plantas portadoras del genotipo tolerante, los expe-rimentos con marcadores de transcripción (mRNAs o cDNAs) se hacen principalmente a partir de tejido fo-liar. Las estrategias metodológicas principales para alcanzar el objetivo planteado son las siguientes:

Construcción de bibliotecas sustractivas supresivas de hoja y raíz de plantas de la variedad tole-rante sometidas al estrés. Esta estrategia permite identificar los genes asociados a la respuesta a sequía y enfermedades que se expresan diferen-cialmente, en comparación con su expresión en condiciones normales. En un programa de mejora-miento asistido por marcadores, estos genes y los ya reportados en la literatura se utilizan para dis-criminar entre plantas tolerantes y susceptibles.

Búsquedas en bancos de genes (GenBank) para encontrar todos los genes o secuencias expre-sadas de frijol que se han reportado como asociados a sequía y enfermedades, indepen-dientemente del tejido en el que se expresan. A partir de esta información se diseñan inicia-dores específicos y se determina por PCR su presencia/ausencia en DNA de progenitores de frijol con diferentes grados de tolerancia a los diferentes estreses. La información obtenida permite iniciar un programa de selección asisti-da por marcadores de DNA.

MODIFICACIÓN GENéTICA DEL FRIJOL

La ingeniería genética ha proporcionado la posibilidad de modificar genomas de plantas cultivadas de alta demanda como la soya, canola, algodón, maíz, tomate, calabaza, alfalfa, remolacha, papaya, entre las más importantes (James, 2008). La aceptación de cultivos modificados genéticamente ha ido en constante evolu-ción desde la primer aprobación para venta comer-cial de un producto modificado genéticamente para consumo humano en mayo de 1994 cuando Calgene comercializó su tomate Flavr-Savr™ con característica de maduración tardía (James y Krattiger, 1996), hasta llegar al cultivo en 55 países cubriendo una superfi-cie superior a las 124 millones de hectáreas (James, 2008). Las características introducidas en los cultivos

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GM más comunes tienen orientación de conferir ven-tajas agronómicas como tolerancia a herbicidas (TH), resistencia a insectos (RI), resistencia a virus (RV), madu-ración tardía (MT), acumulación de características (RI/TH, RI/RI, RI/RI/TH) (James, 2008). Sin embargo, otras características han estado en proceso de investigación como incremento de la calidad nutricional (hierro, zinc, entre otros) aumento en la calidad del producto conte-nido de materia seca, mejoramiento en procesamiento, aumento de sólidos solubles, incremento en rendimiento, modificación de contenido de aceites, contenido de fi-tasas, proteínas de almacenamiento en semillas, meta-bolismos de almidones, entre otras.

Asimismo, los cultivos modificados genéticamente han ido en aumento una vez que los sistemas y protoco-los de establecimiento, regeneración y transformación han sido definidos. En este punto se encuentra el frijol común, por mucho tiempo este cultivo había sido consi-derado como recalcitrante por su limitada capacidad para regenerar en condiciones in vitro, es decir, la posibilidad de obtener una planta completa a partir de una sola célula (totipotencia) no era cumplida en el caso del frijol. Avances sustanciales se obtuvieron por varios investigadores alrededor del mundo en relación a la regeneración de especies diferentes a P. vulgaris tales como P. coccineus, P. polyanthus y P. acutifolius con mayor o menor grado de éxito (Santalla et al., 1998; Zambre et al., 1998). Sin embargo, cuando estos pro-tocolos eran probados en frijol común su validación representaba desencanto al no ver reproducidos los mismos resultados.

Paralelamente se avanzaba en sistemas de transfor-mación genética, es decir, la posibilidad de transfe-rir por métodos mecánicos (biobalísitica) o biológicos (Agrobacterium sp.) segmentos de información genéti-ca que se insertarían en el genoma del frijol y expre-sarían la proteína codificada por el gen introducido.

El área de modificación genética de la Red de Biotec-nología de INIFAP cuenta con un sistema avanzado de regeneración de frijol (Delgado-Sánchez et al., 2006) (Figura 1) y avances sustanciales de transformación genética que confieran características de valor agre-gado de acuerdo a las necesidades de los producto-res, comercializadores y consumidores.

FRIJOL GENéTICAMENTE MODIFICADO: CASO DEFENSINA

El gen defensina de la planta Arabidopsis thalia-na, ampliamente usada como modelo biológico, es una secuencia corta de ADN que codifica para una proteína pequeña que confiere resistencia de am-plio espectro de patógenos particularmente contra hongos patógenos.

El gen defensina ha logrado ser insertado en el ge-noma de frijol a través del mecanismo natural de transferencia de información genética de la bacteria Agrobacterium tumefaciens, herramienta biológica ampliamente utilizada en transformación genética. Las líneas obtenidas producto de esta transforma-ción fueron evaluadas molecularmente (presencia y expresión del gen), así como por su característica intrínseca de tolerancia.

Figura 1. regeneración in vitro de Frijol común. a) Formación de hojas diferenciadas; b) Diferenciación de hojas trifoliadas y tallos; c) Plántulas regeneradas completas.Publi

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49Ensayos realizados con el hongo C. lindemuthianum indican una reducción en la superficie cubierta con lesiones de casi el 60 por ciento en plantas que con-tenían el gen defensina comparado con las plantas no modificadas genéticamente (Figura 2). Otros en-sayos relacionados con la habilidad de estas líneas a tolerar la infección de otros hongos patógenos se encuentra en franco avance.

a sequía, congelamiento, salinidad y calor, elementos que serán evaluados por vez primera en esta impor-tante leguminosa. (Mascorro et al., 2007; Miranda et al., 2007; Suárez et al., 2008).

Por otra parte, se está evaluando el gen AVP1 (H+ pi-rofosfatasa vacuolar) de Arabidopsis thaliana. La suma de este gen al genoma de frijol proporcionará mayor conocimiento acerca de la expresión de la bomba de H+ pirofosfatasa y su influencia en términos de pro-tección a estrés hídrico, estrés salino, transporte de auxinas, estructura radicular (para mejorar la toma de agua y resistencia a enfermedades radiculares) y fijación de nitrógeno, elementos que serán evaluados por vez primera en esta importante leguminosa.

AVP1 desarrolla un sistema radicular más robusto lo cual significa en una mayor obtención de agua duran-te el déficit hídrico impuesto, resultando en un estatus planta-agua y menor daño derivado del estrés hídrico. La modificación en la profusión radicular proporcionaría ventajas no solo de resistencia a sequía (y enfermeda-des) sino que formaría mayor capacidad radicular lo cual en una leguminosa se traduce en mayor acción fer-tilizante debido a la fijación de nitrógeno atmosférico.

BIOSEGURIDAD DEL FRIJOL GENéTICAMENTE MODIFICADO

Es claro que existe preocupación por conocer la seguri-dad que representa la liberación al ambiente del frijol genéticamente modificado, por lo que es imprescindible desarrollar estudios de evaluación y manejo de riesgos orientada primordialmente al medio ambiente, salud y economía nacional de los materiales de frijol genética-mente modificados que confieren características rele-vantes para su eventual liberación. México como centro de origen y diversidad genética está comprometido a salvaguardar la diversidad de los parientes silvestres y materiales criollos de frijol, pero al mismo tiempo, convivir de manera segura con las tecnologías de van-guardia que presentan potencial para incrementar la eficiencia en la productividad y en el acceso a los ali-mentos de consumo tradicional.

El cuidado y conservación del germoplasma de fri-jol nativo sólo será posible bajo el control de las co-munidades que lo manejen y conocen, con el apoyo de políticas públicas que privilegien y fomenten la producción de la diversidad de frijol de México y el bienestar social y económico de la mayoría de los productores del campo mexicano.

La ingeniería genética para conferir tolerancia a es-trés abiótico ha cobrado importancia en los últimos tiempos en el área de investigación y mejoramiento agrícola. La exposición de la planta a condiciones de estrés hídrico, salinidad y temperaturas extremas detona una serie de respuestas como la deshidrata-ción celular, el aumento de especies oxígeno reacti-vas las cuales afectan estructuras subcelulares y pro-teínas (Miranda et al., 2007). La principal respuesta de adaptación de muchas plantas sometidas a estrés abiótico incluye la síntesis de osmoprotectores. Estas moléculas pueden contrarrestar la deshidratación y los radicales libres reduciendo el potencial osmótico y protegiendo membranas, enzimas y otras estructuras contra el daño irreversible y desnaturalización.

Actualmente, se están generando plantas de frijol transformado con tolerancia a sequía, plantas que acumulan trehalosa (gen de la trehalosa bifuncional TPS1-TPS2 6-fosfato sintasa aislado de la levadura). El frijol común comprende un modelo importante por evaluar en términos de su respuesta a la sobre ex-presión del gen bifuncional no sólo porque el mejo-ramiento convencional a estrés hídrico como carácter cuantitativo involucra varios genes y TPS1-TPS2 pa-rece aportar un componente sencillo en términos de seguimiento en procesos de selección genómica. Por lo anterior, la introgresión del gen TPS1-TPS2 al genoma de frijol proporcionará mayor conocimiento acerca de la expresión y su influencia en términos de protección

Figura 2. inoculación de C. lindemuthianum en hojas trifoliadas generación T1 a los 10 días después de inocular. a) Frijol transformado genéticamente; b) Frijol no transforma-do, hoja trifoliada con lesiones profundas de antracnosis en nervaduras principales.

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A pesar del potencial con el que cuenta la biotecno-logía, todavía quedan muchas interrogantes por ser resueltas como lo son la bioseguridad y la seguridad de alimentos, bioéticas, y el acceso a derechos de pro-piedad científica para el beneficio de los pobres. Aun-que el desarrollo de la biotecnología descansa en la capacidad científica y el nivel de comercialización de la agricultura en cada país, todos los países enfrentan el desafío de desarrollar capacidades de investigación en el sector público, así como esquemas de regulacio-nes apropiadas para el acceso a nuevos conocimientos. Si este potencial es alcanzado, las alianzas regionales e internacionales, así como las asociaciones público pri-vadas van a resultar muy importantes.

Finalmente, el panorama se antoja desafiante pero prometedor. Las preguntas son muchas y diversas, sin embargo, la investigación en México empleando he-rramientas convencionales junto con las de vanguar-dia refuerzan día a día la disponibilidad de incre-mentar la capacidad de producción de más y mejor frijol. Mientras tanto el mensaje es simple, consuma frijol mexicano todos los días, su salud y la economía de nuestro país lo necesitan y lo merecen.

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Zambre M, De Clercq J, Vranová E, Van Montagu M, Angenon G, Dillen W 1998. Plant regeneration from embryo-derived callus in Phaseolus vulgaris L. (common bean) and P. acutifolius A. Gray (tepary bean). Plant Cell Rep 17:626-630.Pu

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No. 196

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ACUERDO por el que se modifica el similar por el que se da a conocer el establecimiento de épocas y zonas de veda para la captura de todas las especies de camarón en aguas marinas y de los sistemas lagunarios estuarinos de jurisdicción federal del Golfo de México y Mar Caribe. (SAGARPA)

03-nov.-2009

AVISO de consulta pública de los proyectos de normas mexicanas PROY-NMX-F-591-SCFI-2009 y PROY-NMX-FF-029-SCFI-2009. (SE)04-nov.-2009

AVISO de consulta pública del proyecto de norma mexicana PROY-NMX-F-013-SCFI-2009. (SE)04-nov.-2009

DECISION final del panel sobre la revisión de la resolución final de la investigación antidumping sobre las importaciones de manzanas de mesa de las variedades red delicious y sus mutaciones y golden delicious, mercancía clasificada en la fracción arancelaria 0808.10.01 de la Tarifa de los Impuestos Generales de Importación y de Exportación, originarias de los Estados Unidos de América, independientemente del país de procedencia. (SE)

04-nov.-2009

ANEXO IV mediante el cual se da a conocer el apoyo por compensación de bases de maíz amarillo, sorgo y trigo del ciclo agrícola otoño-invierno 2008/2009. (SAGARPA)

05-nov.-2009

DECLARATORIA de vigencia de la Norma Mexicana NMX-V-018-NORMEX-2009. (SE)06-nov.-2009

DECLARATORIA de vigencia de la Norma Mexicana NMX-AA-150-SCFI-2009. (SE)10-nov.-2009

DECLARATORIA de vigencia de la Norma Mexicana NMX-F-552-SCFI-2009. (SE)12-nov.-2009

Se da a conocer información relativa a las solicitudes de títulos de obtentor de variedades vegetales, correspondiente al mes de septiembre 2009. (SAGARPA)

12-nov.-2009

ACUERDO por el que se dan a conocer modificaciones a los anexos de las Reglas de Operación de los programas de la SAGARPA. (SAGARPA)

13-nov.-2009

LINEAMIENTOS Específicos de operación al ordenamiento del mercado para instrumentar el apoyo al acceso a granos forrajeros de trigo cristalino de la cosecha del ciclo agrícola otoño-invierno 2008/2009 de los estados de Sonora y Baja California. (SAGARPA)

13-nov.-2009

DECLARATORIA de vigencia de la Norma Mexicana NMX-FF-074-SCFI-2009. (SE)13-nov.-2009

ACUERDO por el que se establece veda temporal para la pesca comercial de atún aleta amarilla (Thunnus albacares), patudo o atún ojo grande (thunnus obesus), atún aleta azul (Thunnus thynnus orientalis) y barrilete (Katsuwonus pelamis) en aguas de jurisdicción federal de los EUM del Océanos Pacífico; y por el que se prohíbe temporalmente que embarcaciones cerqueras de bandera mexicana capturen dichas especies en alta mar y aguas jurisdiccionales extranjeras que se encuentren en alta mar y aguas jurisdiccionales extranjeras que se encuentren en el área de regulación de la Comisión Interamericana del Atún Tropical. (SAGARPA)

20-nov.-2009

DECLARATORIA de Contingencia Climatológica para efectos de las Reglas de Operación del Programa de Atención a contingencias Climatológicas (PACC), en virtud de los daños por la sequía atípica, impredecible y no recurrente que afectó al Municipio de Susupuato del Estado de Michoacán de Ocampo. (SAGARPA)

20-nov.-2009

LINEAMIENTOS Específicos de operación al ordenamiento del mercado para instrumentar el apoyo al acceso a granos forrajeros de la cosecha de maíz blanco del ciclo agrícola otoño-invierno 2008/2009 del sur del Estado de Sonora. (SAGARPA)

23-nov.-2009

AVISO de consulta pública de los proyectos de normas mexicanas PROY-NMX-F-737-COFOCALEC-2009 y PROY-NMX-F-739-COFOCALEC-2009. (SE)

24-nov.-2009

DECLARATORIA de Contingencia Climatológica para efectos de las Reglas de Operación del Programa de Atención a Contingencias Climatológicas (PACC), en virtud de los daños a consecuencia de la sequía atípica, impredecible y no recurrente que afectó a varios municipios de los Estados de Quintana Roo y Yucatán. (SAGARPA)

24-nov.-2009

LEY de Ingresos de la Federación para el Ejercicio Fiscal de 2010. (SHCP)25-nov.-2009

RESOLUCION de registro respecto de la constitución, organización y funcionamiento de una Organización Nacional de Productores por Rama Especializada denominada Asociación Nacional de Criadores de Cérvidos de México. (SAGARPA)

25-nov.-2009

EL SECTOR AGROALIMENTARIO EN EL DIARIO OFICIAL DE LA FEDERACIÓN

SAGARPA Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación Para mayores informes: Ing. Salvador Ponce [email protected]

SE Secretaría de Economía

SHCP Secretaría de Hacienda y Crédito Público

EUM Estados Unidos Mexicanos

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