revista de ciencias sociales 2006
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REVIST VENEZOL N E
E ONOMI
y
IEN I S SO I LES
Facultad iencias Econmicas y Sociales
Universidad entral
Venezuela
Tema central
a n ion liz in petroler
n
Venezuela
treint
aos
despus
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Universidad
entral Venezuela
RECTOR
ntonio Pars
VICERRECTOR C DMICO
EleazarNarvez
VICERRECTOR DMINISTR TIVO
Elizabeth MarvalV
SECRET RI
CeciliaGarca rocha
Facultad iencias conmicas
Sociales
DEC NO
Vctor
Raga
COORDIN DOR C DMIC
Fulvia ieves
COORDIN DOR DMINISTR TIVO
Rafael rias
COORDIN DOR DE EXTENSiN
MaraTeresa
Romero
COORDIN DOR DE INVESTIG CiN
Sary LevyCarciente
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REVIST VENEZOL N DE
ONOM y
IEN I S SO I LES
Caracas enero abril
vol 12 1 2006
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REVISTA VENEZOLANA DE ECONOMA Y CIENCIAS SOCIALES
enero-abril, 2006
vol.
2
n
Director: Luis E. Lander
Comit Editorial: Catalina Banko, Silvana Caula, Miguel ngel Contreras,
Edgardo Lander, Luis E. Lander, Margarita Lpez Maya, Rodrigo Navarrete,
Dick Parker, Vctor Rago.
omisin
Asesora: Gioconda Espina Venezuela), Daniel Mato Venezuela),
Hayde Ochoa Venezuela), Sergio Chejfec Venezuela), Clovis Cavalcanti
Brasil), Lidia Girola Mxico), Anbal Quijano Per), Fernando Robles Chile),
Carlos Vilas Argentina).
Secretario de Redaccin: Ardly Oswaldo Crespo Daz
orrector Arte Final: Pedro Moreno
ISSN-1315-6411
Depsito Legal: 199502DF21
La Revista Venezolana de Economa y iencias Socialeses una publicacin
cuatrimestral. Es una edicin de la Facultad de Ciencias Econmicas y
Sociales de la Universidad Central de Venezuela.
Indizada en bases de datos: Clase, Red ALyC, Redinse, Latindex, Base de
Datos Cepal, Revencyt, Catlogo Biblioteca University of Texas at Austin
UTNetCAT y Catlogo Biblioteca E. Peltzer BCV, entre otras.
Fundada en 1958 como Economa
y
iencias Sociales el actual nombre se
adopt en 1995.
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Expresamos nuestro agradecimiento al Consejo de Desarrollo Cientfico y
Humanstico de la UCV y a Fonacit por su apoyo financiero para esta edicin
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2
ene.-abr. , pp. 5-6
NDICE
EDITORIAL 7
ARTCULOS
Novedades y continuidades de la protesta
popular en Venezuela 11
Margarita Lpez Maya y Luis E Lander
Caracterizacin de la poltlca social y la polltica econmica
del actual Gobierno venezolano: 1999-2004 31
Norbis Mujica Chirinos y Sorayda Rincn Gonzlez
Una perspectiva anarquista de la autogestin 59
Nelson Mndez y Alfredo Vallota
Definicin preliminar de mecanismos de mercado
y su relacin con los mecanismos de no mercado 73
Carlos Tello Castrilln
De qu democracia estamos hablando? 89
Dick Parker
TEMA CENTRAL
LA NACIONALIZACiN PETROLERA EN VENEZUELA:
TREINTA AOS DESPUS
Presentacin
A treinta aos de la nacionalizacin el debate contina 103
Luis E Lander
Trayectoria de la nacionalizacin petrolera 109
lvaro Silva Caldern
La dimensin imaginaria en la nacionalizacin petrolera 125
Mazhar AI Shereidah
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Revista Venezolana de conoma iencias Sociales
El auge el colapso de Pdvsa a los treinta aos
de la nacionalizacin , 147
Ramn spinaza
Vigencia del nacionalismo petrolero 183
arlos Mendoza Pottell
RESEAS 209
NDICE ACUMULADO 2005 215
RESMENES/ABSTRACTS 219
COLABORADORES 229
INSTRUCCIONES PARA LA PRESENTACiN DE ORIGINALES 233
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Rev. Venez. de Econ. Ciencias Sociales, 2006, vol. 12 1 ene.-abr. ,
pp.
7-8
E ITORI L
Desde que revent el pozo Barrosos 2 en la costa oriental del lago de Ma
racaibo diciembre de 1922; Venezuela es un actor de primera lnea en el mer
cado internacional de los hidrocarburos. Hasta esa fecha la produccin total
venezolana era de unos modestos 6.100 barriles diarios. El reventn originado
por la exitosa perforacin de ese pozo estuvo arrojando de manera incontrola
da unos 100.000 barriles diarios por unos nueve das. Crnicas de la poca
registraron que el chorro de petrleo era visible desde la ciudad de Maracaibo
en la otra orilla del lago. Ya para 1926 Venezuela estaba produciendo casi
100.000 barriles por da y exportando unos 90.000 lo que hizo que por prime
ra vez el petrleo ocupara el lugar ms destacado entre nuestras exportacio
nes desplazando al caf. En 1928 con una produccin de unos 290.000 barri
les diarios Venezuela pas a ocupar el segundo lugar entre los pases produc
tores de petrleo y el primero entre los exportadores. Ya desde esos aos
entre los rasgos distintivos de Venezuela estaba el de ser un pas petrolero. Y
dadas las enormes reservas todava contenidas en los yacimientos ubicados
en nuestro subsuelo esa condicin de pas petrolero nos continuar acompa
ando por un buen nmero de aos ms.
Entre los hitos ms significativos de nuestra historia como pas petrolero
est la decisin tomada por los poderes pblicos nacionales de nacionalizar la
industria y el comercio de los hidrocarburos a partir del primero de enero de
1976. En enero de este ao se cumplieron treinta aos de esa importante fe
cha. Quisimos aprovechar este aniversario para que tan trascendente aconte
cimiento fuese abordado desde distintas miradas: la nacionalizacin misma el
proceso que condujo a hacerla posible y sus antecedentes sus consecuencias
ulteriores y la dinmica del sector petrolero venezolano durante los aos que
siguieron. Aspirbamos al programar este tema central que esas miradas
fuesen tambin plurales en cuanto a la evaluacin que desde hoy se hace de
lo ocurrido con nuestra principal industria durante estas tres dcadas. Se nos
presentaba en fin una buena excusa para darnos de nuevo la oportunidad
para que desde la
Revista Venezolana de Economa
y
Ciencias Sociales
con
tribuyamos como ya lo hemos hecho en ocasiones anteriores al siempre vi
gente debate sobre la cuestin petrolera en Venezuela. Mazhar AI-Shereidah
Ramn Espinaza Carlos Mendoza Pottell y Alvaro Silva Caldern son los
cuatro destacados analistas de nuestra realidad petrolera que atendieron a
nuestra invitacin a contribuir en el tema central que en este nmero les pre
sentamos y que le pusimos por ttulo La nacionalizacin petrolera en Vene
zuela: treinta aos despus . Le correspondi a Luis E. Lander director de la
revista coordinar este tema central y remitimos al lector al texto inicial por l
elaborado para una presentacin ms detallada.
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Presentamos en la seccin inicial de artculos de este nmero cinco contri-
buciones. El primero es uno escrito por nuestros compaeros de comit edito-
rial Margarita Lpez Maya y Luis E. Lander, titulado Novedades y continuida-
des de la protesta popular en Venezuela y en l se sealan las semejanzas y
diferencias de la protesta popular, lo que los autores llaman la poltica de la
calle , antes y despus del
Cara zo
de 1989. Sus argumentaciones estn
sustentadas en abundante informacin emprica, para concluir que en trminos
numricos no son observables mayores diferencias, pero que desde febrero
de 1989 la poltica de la calle ha tenido mucha ms capacidad para afectar
la legitimidad del sistema poltico venezolano.
El segundo artculo fue escrito por las profesoras de La Universidad dE Zu-
lia Norbis Mujica Chirinos y Sorayda Rincn Gonzlez. En el artculo Caracte-
rizacin de la poltica social y la poltica econmica del actual gobierno vene-
zolano: 1999 2004 se hace una caracterizacin, identificando distintos pero-
dos, de la poltica social del actual gobierno y sus vnculos con la poltica eco-
nmica impulsada por el Ejecutivo nacional desde 1999.
Presentamos un tercer artculo que tiene por ttulo Una perspectiva anar-
quista de la autogestin escrito por NelsonMndez y Alfredo Vallota. El primero
es profesor de la Facultad de Ingeniera de nuestra universidad y el segundo
dicta clases tanto en el la UCV, como en la UCAB y en USB. All se explora lo
que se ha entendido por autogestin desde la visin del anarquismo contempo-
rneo, contrastando el concepto con otros similares y evaluando la potencialidad
de la autogestin libertaria como sustento de la transformacin social.
El cuarto artculo es de Carlos Tello Castrilln quien es profesor de la Uni-
versidad Nacional de Colombia en su sede de Manizales. Lleva por ttulo De-
finicin preliminar de mecanismos de mercado y su relacin con los mecanis-
mos de no mercado y all el autor busca precisar las indefiniciones e impreci-
siones en la literatura sobre los llamados mecanismos de mercado, los de no
mercado y la relacin que entre ellos opera.
Finaliza esta seccin de artculos con uno de Dick Parker, compaero de
nuestro Comit Editorial y profesor de la Escuela de Sociologa de nuestra
facultad. Inicialmente le habamos solicitado que escribiera para la revista una
resea sobre el libro de Peter Roman People s Power. Cuba s Experience with
Representative Government pero, en la escritura de la resea solicitada, Dick
opt por participar, desde una perspectiva venezolana, en la discusin pro-
puesta por el libro, adems de researlo, por lo que en el Comit Editorial de-
cidimos incorporarlo a la seccin de artculos.
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RT ULOS
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Ciencias Sociales, 2006, vol.
12, 1
ene.-abr. , pp. 11-30
NOVEDADES Y CONTINUIDADES
DE LA PROTESTA POPULAR
EN VENEZUELA
Margarita Lpez Maya
Luis E Lander
Desde mediados de los aos 80, Venezuela ha sido vista tanto interna como
externamente como una sociedad caracterizada por la incesante movilizacin de
su gente. Especialmente a partir de la masacre de El Amparo en 1988 y sobre
todo del Caracazo de 1989, se han registrado numerosas protestas que con
algunos aos ms turbulentos que otros contina hasta el presente. Esta situa
cin ha cambiado profundamente la manera en que muchos perciban la socie
dad venezolana. A inicios de los 80, haba una idea generalizada segn la cual
los venezolanos se ubicaban entre los menos movilizados de Amrica Latina.
Se argumentaba que su slida democracia, aceitada por la renta petrolera del
Estado, haba permitido establecer y consolidar canales de mediacin y repre
sentacin eficientes que conjuraban el conflicto social pronunciado y/o violen
to. Los venezolanos eran diferentes al resto de Amrica Latina ya que pare
can haber superado la continua turbulencia sociopoltica de otras sociedades.
Esto lleg a manifestarse en el mundo acadmico con la aparicin de alguna
literatura que sostena la condicin de excepcionalidad de la sociedad venezo
lana en relacin con el resto de Amrica Latina. Esto ha sido contradicho por
las ltimas dos dcadas y ha obligado a mirar de nuevo la poltica de la calle
que se desarroll en Venezuela desde 1958.
Con la informacin emprica proporcionada por la base de datos El Bravo
Pueblo Bdebp) y los informes anuales de la organizacin de derechos huma
nos Provea Programa Venezolano de Educacin Accin en Derechos Huma
nos), en este artculo se exploran las protestas de antes y despus de la d
cada de los 80 para poner en evidencia que si bien hay cambios en relacin
con el pasado, las protestas de ayer no eran tan distintas a las de hoy, ni en
frecuencia, ni en motivos, ni en otras caractersticas. Partiendo principalmente
de esas fuentes puede observarse que la situacin de las dcadas recientes
no es tan novedosa y que la paz, armona y unidad que se reconoca por los
aos 70 era ms ilusoria que real. Se vivieron tambin en el pasado pero-
Este articulo es una actualizacin de uno ya publicado en ingls de la revista Latin
American Perspectives, vol. 32, n2, 2005.
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Ciencias Sociales
dos de alta efervescencia y movilizacin callejera, que eran reseados por la
prensa y los medios audiovisuales, aunque no llegaban a afectar seriamente la
legitimidad del sistema poltico y de sus actores principales, as como tampoco
la del Estado surgido de los pactos constitutivos acordados a partir de
9 ~ ; 8
El anlisis cubre el perodo que va desde 1958 hasta 2005. Para contextua
lizar la poltica de la calle que estaremos siguiendo, es pertinente recordar que
en Venezuela una alianza cvico-militar acab en enero de 1958 con la ltima
dictadura militar que conociera el pas, y se echaron desde entonces las bases
de un sistema poltico democrtico, a partir de un conjunto de compromisos y
pactos entre actores polticos y sociales, de los cuales el ms conocido
y
em
blemtico sera el llamado Pacto de Punto Fijo . Los pactos constitutivos de
la democracia venezolana incluyeron como bloque hegemnico a los partidos
signatarios de Punto Fijo, es decir, a los partidos Accin Democrtica AD),
Socialcristiano Copei, y en menor grado a Unin Republicana Democrtica
URO), a los sindicatos afines a estos partidos, organizados en la Confedera
cin de Trabajadores de Venezuela CTV), al sector empresarial representado
en la patronal Fedecmaras, a la jerarqua de la Iglesia catlica y a las Fuer
zas Armadas. Hubo una expresa exclusin durante los acuerdos del Partido
Comunista de Venezuela PCV), y de sindicatos afines a esa tendencia polti
ca, lo que aunado a otros factores
como
la influencia de la revolucin cubana
desde 1959 y la represin sindical ejercida por el gobierno de Betancourt du
rante la recesin econmica de inicios de los aos 6 llevara a este partido
junto al Movimiento de Izquierda Revolucionaria MIR, un desprendimiento de
AD) a la lucha armada que se desarroll a todo lo largo de los aos
i
El
Estado venezolano, respaldado por las fuerzas aliadas en los pactos constitu
tivos, derrot a la guerrilla tanto poltica como militarmente, dando paso
los
aos 70 a un reajuste del sistema poltico, con una parcial incorporacin de la
izquierda venezolana al juego poltico institucional, y el debilitamiento de for
mas insurreccionales de poltica y de organizaciones de ideologa de izquier
da. Esta situacin se vio alterada a mediados de los aos 80 cuando los pac
tos constitutivos de la democracia venezolana comenzaron a presentar fisuras,
en virtud de las transformaciones que se estaban dando en el contexto inter
nacional y nacional en el marco de la globalizacin neoliberal.
Las
protestas
recientes
Visibilidad
y
caractersticas
En respuesta al anuncio de un programa de ajuste macroeconmico de
orientacin neoliberal por parte del recin instalado segundo gobierno de Car
los Andrs Prez 1989-1993), se produjo en Caracas y las principales ciuda
des del pas un masivo estallido social. El
Caracazo
o
Sacud n
como ha sido
conocido este episodio violento, tuvo lugar entre el 27 de febrero y el 3 de
marzo de 1989, poniendo al descubierto un proceso de deslegitimacin del
sistema poltico venezolano que ya vena en marcha, y abriendo adems la
puerta para posteriores sucesos, como los dos golpes de Estado fallidos de
1992 y la destitucin del presidente Prez en 1993. Un antecedente dramtico
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y determinante en ese proceso de deslegitimacin fue la masacre de El Ampa
ro ocurrido en octubre de 1988, cuando fuerzas militares y policiales venezola
nas asesinaron a un grupo de pescadores en una regin fronteriza con Co
lombia, simulando un enfrentamiento con guerrilleros de ese pas. Gracias a
dos sobrevivientes y la activa movilizacin de la poblacin la verdad sali a la
luz pblica, provocando una indignacin generalizada. Estos dos episodios
muy cercanos en el tiempo significaron un momento de inflexin en la magni
tud de la protesta popular en Venezuela. La extensin, duracin, fuerza y vio
lencia del Caracazo no tienen parangn en nuestra historia reciente
2
En parti
cular, este hito histrico oblig a prestarle mayor atencin a un fenmeno que,
aunque siempre haba estado presente, no se le haba dado demasiada impor
tancia:
La poltica de la calle
Entendemos por esto la interaccin que se pro
duce en el espacio pblico, la calle, entre actores sociales y polticos, inclu
yendo las multitudes, y diversas representaciones de la autoridad. Recurren a
la polticade la calle principalmente los sectoresde la sociedadms dbiles y ms
alejados de los centros de
po er
ya que por lo general ellos carecen de otros
canales de comunicacin conquienesdetentanel poder Eckstein,
1989, 28 .
Como una de las tantas consecuencias del
Sacudn
se constituy una or
ganizacin no gubernamental de defensa de los derechos humanos, Provea,
que comenz a llevar un registro anual de la situacin de los derechos huma
nos en el pas, entre stos el derecho a la manifestacin pacfica. Gracias a
esta iniciativa contamos hoy con una fuente de informacin bastante fidedigna
de la cantidad, actores, motivos y respuestas de las autoridades a la moviliza
cin popular venezolana en estos ltimos tres lustros.
Ms recientemente una iniciativa acadmica independiente, en la Universi
dad Central de Venezuela, ha ampliado la informacin recopilada por Provea,
construyendo una base de datos de movilizaciones populares con la ambicin
de cubrir todo el siglo xx:
Base de datos El Bravo Pueblo
Bdebp . Esta base
de datos es ms limitada en las fuentes que la de Provea, pues se alimenta de
un solo peridico de cobertura nacional,
El Nacional
a partir de su fundacin
en
1944, y otros peridicos en aos previos, mientras Provea se almenta de
varios diarios nacionales y regionales. Sin embargo, proporciona informacin
ms exhaustiva de las protestas y cuenta ya con una cobertura temporal ms
amplia que la de Provea. Apoyndonos en la informacin proporcionada por
ambas fuentes es posible hacer una exploracin de las movilizaciones en los
aos recientes y contrastar ese comportamiento con el de aos previos al
Caracazo
Con todas sus limitaciones y problemas, la fuente hemerogrfica ha venido
siendo valorada como importante insumo para la investigacin sobre el conflic
to social Tarrow, 1989, 357-365; Franzosi, 1996, 377 . No obstante, hay que
Para informacin y anlisis sobre el Caracazo puede verse entre otros Cuadernos del
Cendes 1989 , Politeia 1989 ,
Coronil y Skurski
1991 Y
Lpez Maya 2003a .
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tomar en consideracin algunas caractersticas de esta fuente, as como de las
diferencias de las dos bases de datos con las que trabajaremos. Ambas, como
ya mencionamos, se alimentan de noticias de peridicos y adolecen por lo
tanto de las distorsiones propias de stos. La prensa diaria tiende a darle ma
yor visibilidad a lo noticiable , es decir, aquellos eventos ms belicosos y
violentos, omitiendo con frecuencia acontecimientos menos perturbadores. La
lnea editorial de los diarios tambin influye en la cobertura que se le da a este
tipo de eventos, pudiendo esta lnea variar de un ao a otro con lo que puede
cambiar la frecuencia y detalle de las reseas de protestas. En los aos re
cientes, por otra parte, medios impresos privados en Venezuela como El Na-
cional
y
El Universal
han desarrollado una intensa actividad poltica opositora
del gobierno de Chvez, manipulando el nmero de participantes y/o la impor
tancia de las movilizaciones que enfrentan al gobierno y achicando o no regis
trando aquellas que lo apoyan, lo que introduce una distorsin adicional. Por
otra parte, las dos bases de datos tomadas como insumo para esta explora
cin tienen diferencias en su diseo. La de Provea tiene como unidad de regis
tro los eventos de protesta ocurridos en el pas, mientras que la Bdebp tiene
como unidades las notas periodsticas de El Nacional Adems, los informes
anuales de Provea abarcan desde el mes de octubre de un ao al de septiem
bre del siguiente. Por ello los nmeros proporcionados por una base y otra no
son directamente comparables. No obstante estas limitaciones, alimentndo
nos con ambas y sin pretender alcanzar datos numricos precisos, dispone
mos de una buena visin del comportamiento y las caractersticas de la protes-
ta popular en Venezuela antes y despus del Caracazo
Los nmeros de Provea las reseas de El ravo Pueblo
De acuerdo con Provea, en los diecisis aos que van de octubre de 1989
a septiembre de 2005 se produjeron un total de 15.611 manifestaciones en el
pas, lo cual equivale a 2,67 diarias incluyendo todos los fines de semana,
vacaciones y das de fiesta ver cuadro 1). Es un nmero significativo. Hay que
destacar que en estas cifras hasta 2001-2002 no se incluyen ni las huelqas ni
los paros, pues Provea no los consider formas de manifestacin. Destacan
en esta fuente dos perodos picos de la serie. El primero ocurre entre 1991 y
1994 Yel segundo entre los aos 1999 y 2003.
En el primer perodo, se desarroll una severa crisis poltica que tuvo sus
momentos ms dramticos en los fallidos golpes de Estado de febrero y no
viembre de 1992. A partir de stos, el gobierno de Prez entr en un proceso
acelerado de prdida de apoyos polticos que culmin con su destitucin por
parte del Congreso Nacional, en mayo de 1993, al dictaminar la Corte Supre
ma de Justicia que existan mritos para su enjuiciamiento por malversacin
de fondos pblicos. Fue reemplazado por un gobierno interino presidido por el
historiador Ramn J. Velsquez, quien culmin el perodo constitucional y fue
reemplazado por el nuevo Presidente, Rafael Caldera, electo en los comicios
de diciembre de 1993. Durante esos aos encontramos que el promedio diario
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se elev a 2,75 protestas por da, de nuevo sin incluir los paros. El segundo
pico, entre 1999 y 2003, se corresponde con los primeros cinco aos del go
bierno de Hugo Chvez Fras. Este gobierno ha significado la emergencia de
una nueva elite con un proyecto poltico alternativo para Venezuela que ha
tenido tanto numerosas como masivas manifestaciones de apoyo y de recha
zo. En estos aos el promedio sube a 3,50 protestas diarias, lo que pudiera
evaluarse como un perodo de mucha mayor movilizacin. Sin embargo, desde
el informe 2001-2002, Provea ha incorporado tambin el dato de los paros
laborales, lo que abulta un poco el promedio.
Cuadro 1
Protestas reseas de protestas 1983-2002
Total de Total de
Aos protestas reseas
Provea
Bdebp
Oct. 1983 a sept. 1984
283
Oct. 1984 a sept. 1985
157
Oct. 1985 a sept. 1986
191
Oct. 1986 a sept. 1987
124
Oct. 1987 a seot. 1988
121
Oct. 1988 a sept. 1989
225
Oct. 1989 a sept. 1990 675 156
Oct. 1990 a seot. 1991 546 220
Oct. 1991 a sept. 1992
873
159
Oct. 1992 a sept. 1993
1047 185
Oct. 1993 a sept. 1994 1099
190
Oct. 1994 a sept. 1995 581
176
Oct. 1995 a sept. 1996 628
245
Oct. 1996 a sept. 1997 632
197
Oct. 1997 a sept. 1998 422
186
Oct. 1998 a seot. 1999
855
272
Oct. 1999 a sept. 2000
1.414
329
Oct. 2000 a sept. 2001
1.312
Oct. 2001 a sept. 2002
1.262
Oct. 2002 a sept. 2003
1.543
Oct. 2003 a sept. 2004
1.255
Oct. 2004 a seot. 2005
1.467
Total
15.611
3.416
Promedio x periodo
975
201
..
Fuente: Provea, Situecion de los derechos humanos Informes anuales , y
base de datos
El ravo Pueblo
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Por su parte, la Bdebp nos muestra para los aos recogidos un total de
3.416 reseas de protesta registradas, lo que corresponde a 0,55 registros por
da. Esta base de datos tambin muestra unos aos picos correspondiendo el
primero al perodo del cambio del gobierno de Luis Herrera Campns al de
Jaime Lusinchi, envuelto en las turbulencias provocadas por el viernes ne
gro . Se llam viernes negro al da en que el gobierno de Herrera Campins
anunci, en febrero de 1983, una devaluacin del bolvar y un control cambia
rio que hicieron consciente para la mayora de la poblacin la dimensin de la
crisis econmica que viva el
pas
y contribuyeron a la derrota del partido de
gobierno en la elecciones de finales de ese ao. Destaca como en los l tos
de Provea el perodo anual correspondiente al
aracazo
y, al igual que Pro
vea, los primeros aos del gobierno de Chvez.
La naturaleza
y
los motivos de las acciones segn debp
En la Bdebp la naturaleza de las protestas reseadas se clasifican en tres
categorias: Convencionales, confrontacionales y violentas. Se entiende por
convencionales aquellas protestas ms rutinarias, con frecuencia legales y, si
no lo son, que no despiertan entre los participantes, observadores y autorida
des sentimientos de temor o angustia. Se clasifican como confrontacionales
aquellas que sin llegar a agresiones fsicas entre los antagonistas, ni daar
propiedades o bienes, suscitan sentimientos de temor o angustia. Son ejem
plos de este tipo de protestas los cierres de vas, concentraciones y marchas
combativas sin permiso y huelgas de hambre. Por ltimo, para la Bdebp son
protestas violentas las que producen deterioro o destruccin a propiedades
pblicas o privadas
ylo
daos a la integridad fsica de personas participantes o
no de la protesta. La mayor visibilidad de protestas de naturaleza confronta
cional y violenta -sobre todo las confrontacionales- indican en las sociedades
periodos de turbulencia
ylo transformacin sociopoltica (Tarrow, 1989). En el
siguiente cuadro se observa la distribucin de las protestas reseadas por la
Bdebp de acuerdo con esta clasificacin.
Llama la atencin cmo las reseas de protestas violentas, que en los pri
meros aos de la serie constituan menos de 10 del total, desde 1986 en
adelante pasan a tener siempre porcentajes de dos dgitos. Se registran como
perodos especialmente violentos los perodos 91-92 y 92-93, correspondien
tes a la crisis poltica ya sealada del segundo gobierno de Prez y el periodo
95-96. Este segundo periodo corresponde a los aos de aplicacin del pro
grama de ajuste macroeconmico conocido como la Agenda Venezuela. Des
de mediados de los 90 se observa una tendencia a la disminucin porcentual
de las protestas violentas.
En la Bdebp, como ya se seal, se clasifica como violenta cualquier pro
testa que implique daos a bienes y/o agresiones a personas sin asignar res
ponsabilidad por la violencia. Entran entonces, entre las clasificadas como
violentas, las protestas reprimidas por el Estado. Provea por su parte, organi-
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Novedades
y
continuidades de la protesta popular
7
zacin focalizada en la situacin de los derechos humanos, registra ao a ao
el nmero de movilizaciones reprimidas. En trabajos anteriores hemos esta
blecido la relacin entre la represin y el aumento de la violencia en las mani
festaciones Lpez Maya, 2003).
Cuadro 2
Naturaleza de las protestas 1983-2000)
Total
Conven. Confronto
Violenta
os
reseas
debp
Oct. 83 a sept. 84
283
164 57,9 98 34,6
21
7,4
Oct. 84 a sept. 85 157 105
66,9
40
25,5 12 7,6
Oct. 85 a sept. 86 191 154 80,6 33 17,3 4 2,1
Oct. 86 a sept. 87
124
72
58,1
14
11,3 38
30,6
Oct. 87 a sept. 88
121
81 66,9
22
18,2
18
14,9
Oct. 88 a sept. 89 225
86 38,2
63 28,0
76 33,8
Oct. 89 a sept. 90 156 51 33,7 74 47,4
31
19,9
Oct. 90 a sept. 91
220
111 50,5 53 24,1 56 25,5
Oct. 91 a sept. 92
159
16 10,6
71 44,7
72
45,3
Oct. 92 a sept. 93
185 45 24,3 70 37,8 70 37,8
Oct. 93 a sept. 94
190
54 28,4
70
36,8 66
34,7
Oct. 94 a sept. 95
176 61 34,7 50 28,4
65
36,9
Oct. 95 a sept. 96 245 45 18,4 104 42,4 96 39,2
Oct. 96 a sept. 97
197 84 42,6 67 34,0 46
23,4
Oct. 97 a sept. 98
186 79 42,5
70 37,6
37
19,9
Oct. 98 a sept. 99
272
42
15,4
172 63,2
58
21,3
Oct. 99 a sept. 00
329 153 46,5
125
38,0 51
15,5
Total
3.416
1.403
1.196
817
Prom. x
periodo
201 83
41,3 70 34,8 48
23,9
Fuente: Base de datos El Bravo Pueblo
De acuerdo con los datos de Provea, el segundo perodo constitucional del
presidente Prez 1989-1993) fue signado por la intensidad de la represin
violenta del Estado hacia la protesta. Una de cada tres protestas fue reprimida
y se produjo un saldo altsimo de muertos. Adems de la represin atroz ejer
cida durante el
Caracazo
slo en el ao 1992, despus del fracasado golpe
del 4 de febrero, se registraron 26 muertos en manifestaciones pacficas Pro
vea, 1991-1992). Cambios en este comportamiento del Estado hacia la protes
ta comienzan a manifestarse durante el segundo gobierno de Rafael Caldera
994-1998). Este gobierno asumi una posicin menos represiva hacia las
movilizaciones. As mismo, la emergencia de nuevos actores polticos en los
gobiernos regionales y locales determin un cambio en las actitudes del poder,
en sus diferentes niveles, hacia la manifestacin pacfica. Disminuy la crimi-
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20/243
18
Revista Venezolana de conoma iencias Sociales
nalizacin hacia ella, presente desde los aos 60, cuando se le asoci con la
opcin de la lucha poltica por la va armada y como tal se le reprima violen
tamente, inicindose esfuerzos para reglamentar el uso de la represin
(Lpez
Maya, 2003b). Hacia mediados de ese perodo constitucional, la proporcin de
manifestaciones reprimidas haba descendido a 1 de cada 6. Las muertes en
manifestaciones pblicas tambin disminuyeron; en 1996 no se produjo ningu
na. Se redujo
as
mismo el uso de armas de fuego en las manifestaciones
pacificas (Provea, 1994 a 1999). Con el gobierno de Hugo Chvez Fras la
protesta adquiere un estatus de mayor reconocimiento e institucionalizacin.
Una de cada 24 protestas fue reprimida en 1998-1999, una de cada 3 en
2000-2001, una de cada 25 en 2001-2002, una de cada 36 en 2 2 2 ~ y
una de cada 33 en 2003-2004 (Provea, 1998-2004). Para el perodo 2004
2005, de cada 80 manifestaciones pacificas, 1 fue reprimida Con lo cual pa
rece que estamos en presencia de una tendencia que se consolida. El uso de
armas de fuego en manifestaciones pblicas tambin ha disminuido
s
bien
no suficientemente- y se eleva su prohibicin a rango constitucional. En los
seis primeros aos de este gobierno, ocho muertes sucedieron en rnanifesta
ciones pacificas (Provea, 1998-2004)3. Para 2004-2005 no se registr ninguna
muerte. Este desarrollo ha contribuido a una disminucin de la violencia en las
protestas, si bien en los informes de Provea correspondientes a 2002-2003 y
2003-2004, se observ un repunte de la violencia, que no estuvo relacionado
con represin, sino con la aguda confrontacin
poHtica
que vivi tras el qolpe de
Estado y hasta el referendo revocatorio de agosto de 2004 (Provea, 2002-2004).
Las reseas de protesta clasificadas como confrontacionales por la Bdebp au
mentan su participacin porcentual en el total de las protestas reseadas a partir
del periodo 1988-1989, ao del Caracazo. Hasta ese perodo, el promedio porcen
tual de reseas que daban cuenta de protestas confrontacionales -agresivas mas
no violentas- fue de 21,4 . A partir de 1988-1989 las protestas de este tipo in
crementan su visibilidad para alcanzar un promedio de 38,5 de la totalidad de
protestas reseadas hasta 2000. En la segunda mitad de la dcada de los 90,
coincidiendo con la disminucin de las protestas violentas, observamos un incre
mento mayor en los porcentajes de reseas de protestas confrontacionales. En
ese ltimo lustro de la dcada, el porcentaje de las reseas de protestas
c on-
frontacionales asciende a 43 . Por ltimo, las reseas de protestas convencio
nales muestran un comportamiento casi opuesto a lo sealado para las violen
tas. A principio de la serie sus porcentajes superan holgadamente la mitad de
las reseas registradas, mientras en los aos de turbulencia
poHtica
disminuyen
El saldo de muertes por acciones represivas durante golpe de Estado del 11 de abril y
das siguientes de 2002 no son contabilizados en el informe correspondente de Pro
vea. Las del 11, por no existir a la fecha un informe confiable de lo ocurrido, y las co
rrespondientes a los das siguientes, por caer la responsabilidad en el gobierno de tacto
de Pedro Carmona. En el informe de 2002-2003 se registran 4 muertes, pero 3 de ellas
como resultado de acciones represivas a una manifestacin violenta.
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Novedades
y
continuidades de la protesta popular
19
y vuelve a notarse un incremento de su visibilidad despus de mediados de la
dcada de los 90.
La Bdebp clasifica las reseas tambin de acuerdo con las motivaciones de
las protestas. Para ello utiliza ms de 90 descriptores. Para esta exploracin
los hemos agrupado en dos grandes grupos. El primero congrega los descrip-
tores de naturaleza socioeconmica es decir todas las protestas motivadas
por condiciones materiales de vida. El segundo recoge las motivaciones que
tienen que ver con derechos de naturaleza civil y poltica. Para facilitar compa-
raciones en el cuadro siguiente adems de los totales absolutos se presen-
tan los porcentajes correspondientes. La ltima columna recoge los datos de
reseas cuya motivacin no est claramente establecida. En este cuadro los
totales no coinciden con los del cuadro 2 porque aqu se totalizan los motivos
de las protestas y no las reseas. En algunas reseas la protesta registrada
tiene ms de un motivo que pueden corresponder a las dos categoras.
Cuadro 3
Motivos de las protestas 1983-1999
Total
Socio Civiles
y
Otro
Aos
motivos
econmicos polticos
Total Total
Total
Oct. 83 a sept. 84
296 253 85 5 37
12 5
6 2 0
Oct. 84 a sept. 85
174
151 86 8 18 4 8
5
2 9
Oct. 85 a sept. 86 215 198 92 1
16
7 4 1 0 5
Oct. 86 a sept. 87 135 71 52 6
62 46 0
2 1 5
Oct. 87 a sept. 88 125 86 68 8 39
31 2
O 0 0
Oct. 88 a sept. 89
312 223 71 5
82
26 3 7
2 2
Oct. 89 a sept. 90
176 149 84 7 23 13 1 4 2 3
Oct. 90 a sept. 91 54
42 77 8 9
16 7
3 5 6
Oct. 91 a sept. 92
223 127 57 0
91 40 8
5
2 2
Oct. 92 a sept. 93
221 159
71 9 60
27 1
2 0 9
Oct. 93 a sept. 94
226 175
77 4
41
18 1 10 4 4
Oct. 94 a sept. 95 204 142 69 6 49 24 0 13 6 4
Oct. 95 a sept. 96
293
241 82 3 38
13 0 14 4 8
Oct. 96 a sept. 97
218
178 81 7 32
14 7
8 3 7
Oct. 97 a sept. 98
199 149
74 9 40
20 1 10
5 0
Oct. 98 a sept. 99
304
195
64 1
106 34 9 3 1 0
Fuente: Base de datos
lravo
ueblo
Puede observarse que la inmensa mayora de las protestas reseadas tie-
nen motivaciones de naturaleza socioeconmica. Llama sin embargo la aten-
cin que en unos pocos aos particulares las protestas motivadas por deman-
das civiles y polticas sobrepasan la tercera parte de la totalidad registrada.
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evista
enezolana
de
conoma
ienciasSociales
Tales son los casos de 86-87, 87-88, 91-92 Y 98-99. Aunque una explicacin
acabada de las razones de estos comportamientos sobrepasa los alcances de
este artculo, informacin emprica seala que se corresponden con perodos
de agitacin poltica particularmente alta. En el perodo de 1986 a
9 :
se
produjeron movilizaciones significativas por reformas polticas, especialmente
referidas a la descentralizacin del poder central. Estas manifestaciones con
tribuyeron a crear un clima que permiti la materializacin de propuestas reco
gidas por la Comisin Presidencial para la Reforma del Estado Copre) y que
condujeron a la aprobacin de leyes de descentralizacin Gmez Calcao y
Lpez Maya, 1990). En el perodo 1991-1992 ocurri el golpe de Estado
del
de febrero y 1998-1999 correspondi al primer ao del gobierno de Chvez.
con toda la movilizacin alrededor del proceso constituyente.
Para observar con mayor detalle estas motivaciones hemos subdividido ca
da grupo a su vez en tres subgrupos. El primer subgrupo subgrupo A) de los
de naturaleza socioeconmica est conformado por las protestas con motiva
ciones referidas a las condiciones y derechos para la produccin, como por
ejemplo peticiones de tierra, por subsidios, contra impuestos, crditos, etc. El
segundo subgrupo 8) aglomera motivaciones referidas a servicios pblicos:
Salud, educacin, agua, transporte, etc. El subgrupo C agrupa a todas las
motivaciones que giran en torno a los ingresos: Sueldos, contratos colectivos,
jubilaciones, trabajo, etc. El segundo grupo que recoge las motivaciones que
tienen que ver con derechos de naturaleza civil y poltica comprende el sub
grupo A, conformado por las motivaciones referidas a los derechos humanos:
Maltratos, muertes, represin, etc. El subgrupo 8 a derechos civiles como jus
ticia, libertad de expresin, leyes, reglamentos, etc.
Y
el tercer subgrupo, el C,
agrupa las motivaciones ms directamente polticas como fraudes electorales,
democratizacin, autonoma, corrupcin, etc. En el cuadro 4 se recogen las
motivaciones de las protestas reseadas de acuerdo con los porcentajes de
esta reclasificacin.
Entre las socioeconmicas, las motivaciones predominantes son aquellas
agrupadas en los subgrupos C y 8, es decir, las que tienen que ver con niveles
de ingresos y servicios pblicos, respectivamente. Entre ambas siempre supe
ran 70 del total de motivaciones socioeconmicas reseadas. De los 16
perodos que aparecen en el cuadro, en 11 las motivaciones de ingreso pre
dominan. Entre las reseas de protestas de motivacin civil y poltica, el sub
grupo A
de
los derechos humanos, y que comprende entre otros descriptores
los de represin, agresin, allanamiento, muerte, vida, violencia,
recluta
pre
domina en 13 de los 16 perodos registrados. En 11 de ellos, este subgrupo
contabiliza ms de la mitad de las reseas motivadas por razones civiles y
polticas.
En sntesis, estos aos recientes se han caracterizado por una protesta in
tensa, que desde 1989, segn Provea, en promedio supera las 2 movil izacio
nes diarias, incluyendo das domingos y feriados, y sin contar los paros labora-
-
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23/243
Novedades continuidades de la protesta popular
les que son una de las protestas mayoritarias de los venezolanos que esa
base de datos slo registra como manifestacin a partir del informe anual
2001-2002. Las protestas violentas a partir de mediados de los aos 80 pasan
a tener porcentajes de dos dgitos en las protestas de la Bdebp sin embargo
tendieron a disminuir a fines de los 90 lo que se relaciona con un cambio en la
actitud del Estado hacia ese derecho. Las protestas de naturaleza confronta
cional que antes del Caracazo eran menos de un cuarto del total de reseas
despus de ese acontecimiento superan al tercio del total
y tienden a hacerse
ms visibles en los aos recientes llegando hasta 43 en el segundo lustro de
la dcada de los 90. Ellas sealan una sociedad donde las relaciones de poder
estn en transformacin. Las motivaciones predominantes en estos aos tie
nen que ver con remuneraciones
y
demandas de servicios pblicos aunque al
final de la serie la visibilidad de las demandas civiles
y
polticas tiende a au
mentar. Entre las protestas de motivaciones civiles
y
polticas predominan
aquellas que exigen el respeto a los derechos humanos bsicos de la ciuda
dana tales como la vida la dignidad como persona y la integridad fsica.
Cuadro 4
Motivos de las protestas por subgrupos 1983-1999
Aos
Socioeconmicos Civiles polticos
Total
A B C
Total A B
C
Oct. 83 a seot. 84 253 7 5 25 3 67 2
37 56 8 21 6 21 6
Oct. 84 a seot. 85 151 12 6 30 5 57 0 18 33 3 16 7 50 0
Oct. 85 a seot. 86
198 11 1 20 7
68 2 16 56 3 12 5 37 5
Oct. 86 a seot. 87 71 1 4. 42 3 56 3 62 85 5 6 5 8 1
Oct. 87 a seot. 88 86
29 1 27 9 43 0
39
64 1 23 1
12 8
Oct. 88 a seot. 89 223 32 7
34 5 32 7
82 70 6 18 3 8 5
Oct. 89 a seot. 90 149 10 7 44 3 45 0 23 30 4 21 7 47 8
Oct. 90 a seot. 91
42 26 2 54 8 19 0 9 44 4 11 1 44 4
Oct. 91 a seot. 92 127
18 9 48 8 32 3 91 57 1 7 7 35 2
Oct. 92 a seot. 93
159
26 4 26 4 47 2 60 45 0 16 7 38 3
Oct. 93 a seot. 94
175 25 7 48 6
25 7
41
80 5 14 6 4 9
Oct. 94 a seot. 95 142
7 8 50 0 42 3 49 57 1 22 4 20 4
Oct. 95 a seot. 96
241 26 6 34 0
39 4
38
65 8 10 5 23 7
Oct. 96 a seot. 97
178
21 9 36 0 42 1 32 59 4 31 3 9 4
Oct. 97 a seot. 98
149 20 1
24 2 55 7 40 50 0 27 5 22 5
Oct.98 a seot. 99
195
18 5 33 3 48 2 106
47 2 14 2 38 7
Fuente: Base de datos El ravo Pueblo
Una mirada comparativa a la protesta desde 1958
Evaluemos a continuacin qu tan novedosas son las acciones colectivas
de protesta de los aos recientes al contrastarlas con informacin emprica de
-
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Revista Venezolana de Economa y iencias Sociales
aos anteriores para ubicarlas en un contexto ms amplio. Pero comencemos
por revisar algunas interpretaciones que han sido hechas sobre las moviliza
ciones y protestas populares de los aos previos al Caracazo.
La supuesta pasividad de las masas ha sido considerada por Juan Carlos
Rey 1989), uno de los politlogos de mayor reconocimiento acadmico en
Venezuela, como una de las condiciones bsicas que le permitieron al sistema
poltico venezolano fundado en 1958 funcionar de manera exitosa en las d
cadas previas a los aos que hemos revisado arriba. En enero de 1958 fue
derrocada la dictadura del general Marcos Prez Jimnez, inicindose un r
gimen de gobiernos democrticos que fue tenido como modelo en la
reqin
latinoamericana y que se ha mantenido hasta la actualidad. Rey argument,
poco despus del
aracazo
que la lgica de la democracia venezolana impli
caba el fortalecimiento de grandes y pocas organizaciones partidarias, organi
zadas vertical y autoritariamente, que por medio de una relacin entre ellas
propia de un juego de no suma-cero buscaron desde 1958 en adelante
on
bastante xito la estabilidad poltica. Los signatarios de los pactos constituti
vos de la democracia venezolana teman que si no se canalizaban las deman
das del pueblo a travs de estas organizaciones, y de esa manera, se produci
ra un desbordamiento que acabara con el sistema, o lo hara inmanejable e
incontrolable. El juego de no suma-cero fue posible gracias a la renta petrolera
del Estado. As, pues, la democracia venezolana, segn Rey, implicaba la
desmovilizacin y no participacin de las masas. Eso, sin duda, a partir de los
datos arriba expuestos, parece haber cambiado.
Por su parte Moiss Nam y Ramn Piango 1984, 553) sostuvieron que
las primeras dcadas de la democracia presentan una sorprendente ausencia
de conflictos abiertos permanentes . Afirmaron que el conflicto abierto no apa
reca como factor determinante en la dinmica de la sociedad y procesos que
en otros pases produjeron grandes traumas, en Venezuela se haban supera
do sin mayores turbulencias sociales. Sealaban como ejemplos la pacifica
cin de la insurgencia armada en los aos 70 y la paz laboral.
Por su parte Steve Ellner seala 1995) que, si bien estas interpretaciones
tienen fundamentos histricos que las sustentan, exagerarlas ha llevado a
conclusiones sobre las caractersticas de nuestra sociedad que han probado
ser poco precisas o errneas. En el caso de las movilizaciones, lo que arriba
llamamos poltica de la calle estas afirmaciones parecieran querer indicar que
stas fueron hasta mediados de los 80 de poca frecuencia, as como poco
relevantes para la dinmica de la sociedad. Tambin se ha afirmado que las
protestas de las dcadas iniciales de la democracia de 1958 eran ms ideol-
En Ciencias Polticas se considera un juego de no suma-cero cuando ninguno de los
actores sacrifica algo de sus intereses
y
recursos para alcanzar un fin, en este caso, la
estabilidad del sistema democrtico. En Venezuela, esto era posible por los recursos
materiales y polticos del petra-Estado.
-
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ovedadesy continuidades de la protesta popular
gicamente motivadas, menos referidas a condiciones inmediatas de vida, y de
menor intensidad y conflictividad que en la dcada y media que acabamos de
revisar ex ministro Escobar, entrevista, 1997). Qu tan cierto ser esto?
Seguidamente haremos la exploracin de algunos aos de esas dcadas.
La Bdebp tiene recolectada hasta ahora informacin sobre protesta venezo-
lana de diversos aos del perodo democrtico venezolano de 1958 en adelan-
te. Aprovechando este reservorio de informacin hemos tomado dos aos de
cada dcada entre los aos 1958 y 1999 con el fin de comparar algunas de las
caractersticas de las movilizaciones en ese tiempo. Nos interesa examinar
qu tan diferentes han sido tanto en frecuencia, o ms precisamente en su
visibilidad en la prensa, as como en naturaleza y motivos. Los aos escogidos
no responden a criterios elaborados, pues la Bdebp no tiene an informacin
completa del perodo. Procuramos tomar de cada dcada un ao electoral y un
segundo ao cualquiera. La seleccin de los aos 1958 y 1959 obedeci a que
de esa dcada son los dos aos de instauracin del rgimen democrtico en
Venezuela. Y en la dcada de los 90 los aos esogidos fueron 1998, ao
electoral, y 1999, primer ao del gobierno de Chvez. Insistimos en lo que ya
sealamos al inicio de este estudio: La informacin proporcionada por esta
base de datos, ms que ser cuantitativamente precisa, suministra un estimado
de la frecuencia y caractersticas de la protesta.
Contraviniendo convencimientos generalizados, incluso entre quienes
hemos estudiado las movilizaciones populares de los aos recientes, los aos
seleccionados no muestran diferencias apreciables, en cuanto al nmero de
reseas registradas con los aos considerados en la primera parte de este
estudio. Si tomamos los aos previos a la dcada de los 80 y recordando la
advertencia sobre la imprecisin cuantitativa de la informacin de esta base de
datos, tenemos que en promedio el nmero de reseas alcanza las 356, muy
por encima al promedio de 210 que registramos en el cuadro
W 1. Si se eva-
la lo hasta ahora cubierto en la Bdebp de la dcada de los 70, podramos
estar en presencia de una dcada que holgadamente supera el promedio de
reseas de las dcadas posteriores. Por ejemplo para el ao 1973 se registran
843 reseas, para el ao 1977, 744 reseas y 561 para el 1978. Estos datos
contradicen incluso a quienes han reconocido la movilizacin y las protestas
como un fenmeno permanente de la sociedad venezolana. Por ejemplo, Ri-
chard Hillman sostiene que tanto los aos 60 como los 80 estn llenos de conti-
nua turbulencia civil y slo en los aos 70 se vivi una relativa calma 1994, 4).
Fueron esos los aos del llamado boom petrolero , cuando la crisis vivida en el
Medio Oriente produjo un alza de los precios del petrleo en los mercados inter-
nacionales, que implic aos de bonanza fiscal para los pases productores.
Presentamos a continuacin el cuadro 5, similar al cuadro 2, con la natura-
leza de las protestas reseadas de acuerdo con la clasificacin que nos pro-
porciona la Bdebp, para los dos aos seleccionados de cada dcada.
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24
Revista Venezolana de conoma iencias Sociales
Cuadro 5
Naturaleza de las protestas varios aos
Ao Total
Conven. Confronto
Violentas
Total
Total
Total
1958
358 230 64 3
95
26 5
33 9 2
1959
221
133 60 2 79 35 8
9 4 1
1961
211 132
62 6 55
26 1
24 11 4
1963 153 55 36 0
25
16 3 73
47 7
1970
353 22 6 2
268
75 9
63 17 9
1973 843 431 51 1
271
32 2
141 16 7
1983 163 148 90 8
8
4 9 7 4 3
1989 236 80 33 9 87 36 9 69 29 2
1998 168 45 8 68
40 5
23 13 7
1999
354 43 12 2
239
67 5 72
20 3
Fuente: Base de datos l ravo Pueblo
Como puede observarse la idea de que en dcadas previas la naturaleza
de las protestas y movilizaciones era menos conflictiva no es ms que una
ilusin. Si bien en los aos iniciales de la instauracin de la democracia las
protestas violentas reseadas son inferiores a 10 del total en los 60 y 70
aumentan apareciendo el ao 1963 como especialmente violento. Ese fue un
ao electoral y los grupos polticos comprometidos con la lucha armada llama
ron a la abstencin. La confrontacin entre el gobierno de Betancourt
y
los
grupos alzados en armas fue especialmente intensa y violenta lo cual es se
guramente parte importante de la explicacin de este fenmeno. Las protestas
de naturaleza confrontacional para los aos seleccionados muestran fluctua
ciones errticas. En todo caso por la forma en que ha sido construido el cua
dro que toma slo dos aos de cada dcada no es posible identificar tenden
cias. Hay de todas maneras un par de aos 1959 y 1970 con porcentajes de
protestas confrontacionales superiores al tercio del total. Slo una evaluacin
de series anuales ininterrumpidas prolongadas como la hecha con el cuadro
2 permitira identificar perodos sostenidos de turbulencia similares a la se
gunda mitad de los 90 pero no puede descartarse que se hubiesen producido.
Finalmente las protestas ms convencionales son mayoritarias en 6 de los 10
aos seleccionados y al igual a como vimos en el cuadro 2 este tipo de pro
testa pierde visibilidad en aos de mayor turbulencia sociopoltica.
En los cuadros siguientes se registran los motivos de la protesta. El primero
de ellos el 6 al igual que el 3 presenta los motivos agrupados en dos catego
ras gruesas socioeconmicas y civiles-polticas para resaltar la relacin por
centual entre ambas.
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Novedades y continuidades de la protesta popular
Cuadro 6
Motivos de las protestas varios aos)
Total
Socio-
Civiles
y
Otro
os
motivos
e onmi os
polti os
Total
Total
Total
1958
385
193
5 1
178
46,2 14
3,6
1959
234
128 54,7 86 36,8
20 8,5
1961
207
134 64,7 64
30,9
9
4,3
1963 154 37 24,0
99 64,3 18 11,7
1970 403 292 72,5 104 25,8
7 1,7
1973 851 580 68,2 167 19,6 104
12,2
1983
163 134
82,2 27 16,6
2 1,2
1989 325 250 76,9 70 21,5 5 1,5
1998
182
142 78,0 33
18,1
7
3,8
1999
392
246 62,8
143
36,5
3
0,8
Fuente: Base de datos El ravo Pueblo
En este cuadro se observa, al igual que en el cuadro 3, que las protestas
socioeconmicamente motivadas predominan, salvo en el ao 1963, a las
motivadas por razones civiles
y
polticas. Sin embargo ese predominio para los
primeros aos del cuadro, antes del viernes negro de 1983, no es tan pronun
ciado como para los aos posteriores. Mientras para los seis primeros aos
del cuadro, de 1958 a 1973, el porcentaje promedio de las reseas con moti
vaciones socioeconmicas alcanza el 55,7 del total de reseas, en los cuatro
aos finales del cuadro este porcentaje se ubica en 75 . Casi 20 puntos ms
alto. Esto es consistente con los datos del cuadro 3, que tiene la serie tempo
ral ininterrumpida desde 1983 a 1999. All el porcentaje promedio de las rese
as de protestas motivadas por razones socioeconmicas es de 74,3 . En
este cuadro 6 tambin destaca, al igual que en el anterior, el ao 1963 como
atpico. Para este ao las protestas por motivaciones polticas
y
civiles sobre
pasan sustancialmente a las de carcter socioeconmico, corroborando las
razones de tensin poltica arriba indicadas.
El cuadro 7, similar al cuadro 4, afina los criterios de clasificacin de las
motivaciones, subdividiendo cada una de las categoras gruesas del cuadro
anterior en tres subgrupos.
Al igual que sealramos para el cuadro 4, en ste podemos apreciar que
entre las motivaciones socioeconmicas las predominantes son aquellas agru
padas en los subgrupos B
y
C, es decir, las respectivamente referidas a nive
les de ingresos
y
servicios pblicos. Entre ambas ahora siempre superan 80
del total de motivaciones socioeconmicas reseadas. Se repite el predominio
de las motivaciones de ingreso. Entre las reseas de protestas de motivacin
civil
y
poltica, el subgrupo C, de motivaciones propiamente polticas
y
que
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Revista Venezolana de Economa y iencias Sociales
comprende entre otros descriptores los de democracia corrupcin elecciones
poltico autonoma predomina en 3 de los 6 primeros aos. Se muestra aqu
una diferencia con las motivaciones a partir de los aos 80 cuando los dere-
chos humanos tienen un claro protagonismo.
Cuadro 7
Motivos de las protestas por subgrupo varios aos
Ao
Socioeconmicos Civiles
y
polticos
Total
B C
Total B
C
1958 193 10 4 24 4
65 3
178
30 0 7 3 60 7
1959 128 6 3
21 1 72 7 86
50 0 18 6 31 4
1961 134 16 4
30 6 53 0 64
29 7
14 1
56 3
1963
37
2 7
16 2 81 0 99 12 1
2 0 85 9
1970 292 4 8 49 7 45 5 104 27 9
45 2 26 9
1973 580 8 6 35 5
55 9
167
49 7 19 8 30 5
1983 134 16 4 26 1 57 5 27
81 5 7 4 11 1
1989 250
29 2
36 0 34 8 70 75 7 7 1 17 1
1998 142 25 4 27 5 47 2 33
60 6
27 3 12 1
1999 246
16 7
38 6 44 7
143
41 3 10 5 48 3
Fuente: Base de datos El ravo Pueblo
Conclusiones
La protesta popular venezolana que desde los aos 80 ha estado tan pre-
sente en la vida cotidiana de la sociedad de acuerdo con la exploracin que
hemos hecho revela que no es un fenmeno tan novedoso como muchos
pudieran creer. El nmero de reseas de acciones colectivas de protestas de
los aos que hemos tomado como muestras de las dcadas anteriores nos
indican que en nmero son similares cuando no superiores al promedio anual
que hemos registrado para los ltimos tres lustros. As mismo salvo cambios
en los nfasis las motivaciones de las protestas tambin se repiten.
Parece importante subrayar no obstante las diferencias que detectamos.
Desde 1958 cuando se instaura el sistema democrtico en Venezuela y hasta
inicios de los aos 70 encontramos un mayor equilibrio numrico tr las
protestas motivadas por demandas socioeconmicas y las impulsadas por
motivaciones civiles y polticas. A partir de entonces el predominio de las pro-
testas primeras pasa a ser avasallante sobre las segundas. Adems en los
primeros aos del perodo democrtico entre las protestas motivadas por
razones civiles y polticas las referidas a demandas estrictamente poltiicas
contenidas en el subgrupo C tienen la mayor visibilidad. Esto refleja el clima
de turbulencia poltica que se viva propio de una lucha hegemnica que al
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ovedades continuidades de la protesta popular
27
canzara en los aos 70 una resolucin a favor de las fuerzas signatarias de
los pactos de 1958, que derrotaran as la propuesta revolucionaria del PCV y
MIR. En los informes de Provea de los ltimos aos, se observan seales de
que estamos en una etapa similar: Desde que el presidente Chvez y las fuer
zas que lo respaldan ejercen el poder, las protestas polticamente motivadas
han aumentado, tanto en trminos absolutos como relativos. Incluso se reco
noce que muchas de las protestas que aparecen como motivadas por deman
das socioeconmicas, en realidad, tienen un claro trasfondo poltico (Provea,
2001-2002, 500). Vivimos pues nuevamente aos de lucha hegemnica. Es de
destacar, sin embargo, que los ltimos dos informes muestran una tendencia a la
baja, pero an es muy tenue para asegurar que esta lucha tiende a debilitarse.
La resolucin de la lucha por la hegemona en los aos 70 a favor de los
actores de los pactos, signific el fortalecimiento de la legitimidad del sistema y
de sus principales actores, y este estado de cosas, en combinacin con la
bonanza petrolera de la misma dcada, permite explicar, por lo menos par
cialmente, la percepcin de paz social y armona ms o menos generalizada
que se tiene de esos aos y que en alguna literatura de principios de los 80
lleg al extremo de presentar a la sociedad venezolana como carente de con
flictos abiertos. Es en esta poca cuando comienzan a aparecer las interpreta
ciones de una supuesta excepcionalidad de la sociedad venezolana. De la
informacin proporcionada por la Bdebp se observa que en los primeros aos
de la dcada de los 80 las protestas fueron muy predominantemente conven
cionales, con cifras de un solo dgito para las protestas vlolentas . Desde una
perspectiva histrica de ms largo plazo, sin embargo, no era sta una situa
cin normal, sino que se trat de un breve perodo de tregua . Las situacio
nes de exclusin social y cultural de carcter histrico no resueltas y el deterio
ro de las condiciones de vida de las mayoras, una vez pasados los aos de
bonanza petrolera de los 70, fueron alimentando el escenario para la irrupcin
de un nuevo ciclo de conflictos y lucha poltica. Sin embargo, s son observa
bles cambios en el tipo de demandas polticas de las protestas recientes. Des
de los hechos de la masacre de El Amparo, y ms acentuadamente desde el
Caracazo, la conciencia pblica ha dado un salto de avance en su atencin a
las violaciones de los diferentes derechos humanos.
Como hemos visto, la protesta es un fenmeno permanente en nuestra so
ciedad y es una equivocacin, que distorsiona el anlisis, exagerar la supuesta
pasividad de sectores populares durante perodos prolongados como sugiere
alguna literatura. Lo que s cambia, sin embargo, es la funcin de la protesta
en la dinmica social. En perodos de lucha hegemnica la poltica de la calle
interviene directamente en la confrontacin con el poder establecido y s se
expresa en los cambios en su naturaleza y motivaciones. Se hace ms con-
Adems del ao 1983 que aparece en el cuadro 5 con un porcentaje de protestas
violentas de 4,1 , en la Bdebp para el ao 1981 ese porcentaje es de 7,3 y para el
ao 1982 es de 5 .
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Revista Venezolana de conomay iencias Sociales
frontacional y violenta y las motivaciones directamente polticas adquieren
mayor relevancia. Por el contrario en perodos donde la hegemona no est
en disputa donde son mayores la legitimidad y estabilidad del sistema poltico
las acciones colectivas de protesta por demandas socioeconmicas copan
prcticamente todo el espacio. Son menos confrontacionales y violentas. Las
capacidades de negociacin de los actores demandados son tambin ms
amplias. Pero a diferencia de los aos 60 cuando la protesta era crirninaliza-
da desde el Estado y fuertemente reprimida provocando una espiral de vio-
lencia desde mediados de los 80 y sobre todo en los aos de gobierno de
Chvez esa criminalizacin ha disminuido y con ello tambin la represin Por
ello la lucha hegemnica se expresa ahora principalmente mediante acciones
colectivas de naturaleza confrontacional.
En Venezuela el Estado pudo financiado por la renta petrolera mantener a
raya la protesta entre los aos 70 y hastamediadosde los 80. Su eficiencia para
conjurar el conflicto desarticul buena parte de los intentos de organizacin in-
dependiente de los sectores populares. Con frecuencia la protesta fue simple-
mente la antesala de una negociacin de cpulas entre dirigentes sindicales y
gremiales con partidos polticos e instituciones del Estado. Ello puede explicar el
que si bien hubo mucha protesta sta no daba paso a movimientos u organiza-
ciones sociales. Con el sostenido deterioro de la economa y el proceso de des-
legitimacin del sistema poltico este ltimo agudizado a fines de los aos 80
esa situacin se alter irreversiblemente. La protesta nuevamente tom un papel
protagnico en la lucha poltica y las demandas redistributivas no pueden ser ya
satisfechas por los mecanismos cliente/ares y corporativos del pasado. Estn
ahora dadas las condiciones para pasar de la protesta a una dinmica de movi-
mientos y organizaciones sociales populares.
En los aos ms recientes junto a este complejo proceso se han aadido
nuevos elementos que sobrepasan los alcances de esta indagacin. Desde
finales del ao 2001 han emergido nuevos actores en la poltica de la calle.
Sectores de las clases medias y altas tambin han hecho uso de los espacios
pblicos en la lucha actual por la hegemona en Venezuela. Ellos liderados
por medios de comunicacin privados y actores como los partidos tradiciona-
les o agrupaciones sociales como gerentes petroleros organizados propug-
nan un proyecto alternativo al bolivariano que consideran antimoderno y
autoritario. En la calle han buscado y logrado por momentos equipararse a las
movilizaciones populares que respaldan al Presidente. Este nuevo ingrediente
potenci en aos recientes an ms la visibilidad de la protesta toda vez que
estos actores han contado con recursos econmicos poderosos tales como
diversos medios privados de comunicacin audiovisual e impresos que com-
parten y participan directamente de los propsitos de esas movilizaciones.
Tambin estos sectores tienen ante s el desafo de su organizacin para me-
jorar y profundizar la calidad de su relacin con el Estado venezolano y con la
democracia.
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Novedades y continuidades de la protesta popular
29
Esta exploracin ha contribuido a revelar ciertos aspectos de la complejidad
de la relacin entre la sociedad venezolana y el Estado que se expresa en la
polltlca de la calle. En las modalidades, naturaleza y motivaciones de la pro
testa, examinadas en perspectiva histrica, fue posible detectar permanencias
y cambios en la interaccin entre actores populares y aquellos que han tenido
acceso al poder. Ha mostrado capacidad para reflejar el grado de legitimidad
del sistema poltico y sus actores en determinados perodos. Esta misma meto
dologa en. una perspectiva comparativa entre sociedades latinoamericanas, po
dra enriquecer nuestro anlisis sobre las caractersticas de esta relacin. Sobre
todo en tiempos.como los actuales, cuando la poltica de la calle se ha hecho
omnipresente y extremadamentecreativaen toda la regin de Amrica Latina.
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-
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Rev. Venez. de Econ. y Ciencias Sociales, 2006, vol. 12 1 ene.-abr. , pp. 31-57
CARACTERIZACiN DE LA pOLTICA
SOCIAL Y LA pOLTICA ECONMICA
DEL ACTUAL GOBIERNO
VENEZOLANO: 1999 2004
Norbis Mujica Chirinos
Sorayda Rincn Gonzlez
Introduccin Reflexiones preliminares
Tradicionalmente la formulacin y anlisis de las polticas sociales han es
tado supeditados al planteamiento tcnico-poltico y a la consecucin de los
objetivos y metas de las polticas econmicas; es decir responden a un de
terminado modelo y estrategia de desarrollo o modelo econmico que deter
mina su orientacin y praxis.
En Amrica Latina tanto en el modelo estructuralista cepalino y su pro
puesta de industrializacin sustitutiva de importaciones como en el modelo
neoliberal y su propuesta de ajuste estructural ha prevalecido una concepcin
economicista segn la cual el solo crecimiento econmico bastara para gene
rar el desarrollo social necesario para superar la pobreza lo que ha determi
nado la esencia de la poltica social aplicada. Esta posicin ha sido conocida
como la Teora del Derrame Chorreo o Trickel Down .
El modelo desarrollista o de industrializacin sustitutiva de importaciones
ensayado en Amrica Latina antes de la crisis de los 80 sostena la existencia
de estructuras arcaicas que impedan la expansin interna del mercado pro
poniendo la intervencin del Estado para lograr la industrializacin. As mismo
conceban la composicin de la economa mundial en dos polos: Centro y peri
feria cuyas estructuras productivas dismiles
n
la periferia heterogneas y
especializadas y en el centro homogneas y diversificadas- condicionaban el
tipo de intercambio comercial y de transferencia tecnolgica lo que en el largo
plazo conducira a un rezago productivo y tecnolgico en la periferia y a un
deterioro de los trminos de intercambio. Esta postura fue conocida como la
teora de la dependencia.
En este marco nace en Amrica Latina el Estado de Bienestar en alu
sin al papel preponderante del Estado en la conduccin de las polticas de
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3
Revista Venezolana de conoma
y
iencias Sociales
desarrollo, y donde la poltica social adquiri un carcter universal, concebida
como derecho de todos los ciudadanos, centrada en el acceso generalizado a
beneficios y servicios sociales tendentes a crear y reforzar el capital humano
que necesitaba el proceso de crecimiento de la economa.
Sin embargo, aun cuando el modelo tuvo xito relativo, permitiendo niveles
de crecimiento aceptables y sostenidos durante un buen tiempo, este tipo de
intervencin en lo social hizo que la relacin Estado-beneficiario fuera de ca
rcter clientelar, paternalista y dependiente como va para legitimar el sistema
poltico, lo que hizo que el Estado benefactor degenerara en el populismo ca
racterstico de las democracias latinoamericanas de las dcadas de los 60, 70
Yparte de los 80.
Luego de la llamada crisis de la deuda externa, se comienza a aplicar el
modelo neoliberal que postula la vuelta al mercado como la nica manera de
superar el estancamiento econmico, por lo que sus mecanismos seran los
nicos capaces de superar el problema de la pobreza ya que pueden asegurar
a largo plazo el pleno empleo y salarios reales adecuados. As, asignan el pa
pel protagnico al sector privado, proponiendo la reduccin del papel y del ta
mao del Estado.
En este contexto, y dados los efectos de la aplicacin de las polticas eco
nmicas, la poltica social adquiere tres caractersticas bsicas: Compensato
ria -reducida a una serie de programas orientados a compensar el impacto de
la reforma econmica y del Estado-, transitoria
u
duracin estara determina
da hasta la superacin de los efectos regresivos provocados por la aplicacin
del ajuste y hasta que la accin del mercado diera sus frutos sociales- y focali
zada -dirigida a la poblacin ms vulnerable y en situacin de pobreza extrema.
En.Venezuela, el modelo neoliberal ortodoxo
comienza aplicarse a partir
del ao 1989, en la segunda presidencia de Carlos Andrs Prez, con el Gran
Viraje . Posteriormente se atraviesa una corta etapa de indefinicin entre los
aos 1994-1996 en la segunda presidencia de Rafael Caldera, aun cuando
mantiene la estrategia social que acompa al gobierno anterior, culminando
esta etapa con la implantacin de la Agenda Venezuela, segunda experiencia
de ajuste estructural de tipo ortodoxo en el pas.
En 1999, Hugo Chvez Fras HChF) asume la presidencia sosteniendo
una crtica frontal en contra de lo que se ha dado en llamar el pensamiento
nico , al que cataloga como neoliberalismo salvaje .
Anteriormente, durante los gobiernos de Luis Herrera Campns
y
Jaime Lusinchi se
intentaron planes de ajustes de caracteristicas heterodoxas , sin compromisos forma
les firmados con los organismos y agencias internacionales de financiamiento, funda
mentalmente con el Fondo Monetario Internacional
y
Banco Mundial.
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aracterizacin de la poltica social
y
la poltica econmica
Aun cuando no se tuvo clara la definicin de un programa econmico y so
cial de mediano o largo plazo hasta septiembre de 2001, cuando es dado a
conocer el Plan Nacional de Desarrollo , en los planes anteriores y medidas
posteriores , incluso en el mismo plan de desarrollo, se observa un marcado
nfasis en el manejo macroeconmico de corto plazo, acompaado de una
poltica social de tipo compensatorio-focalizado, aun cuando asumen declara
tivamente que la misma debe ser de carcter estructural, caractersticas stas
que definen el ajuste neoliberal ortodoxo.
Sin embargo, luego del paro cvico y petrolero de diciembre de 2002, se
percibe un cambio de orientacin en la aplicacin de algunos programas socia
les nuevos que en cierta manera alejaran la praxis gubernamental de esta
ltima orientacin, aunado a los cambios econmicos ligados al control cam
biario y de precios.
De all la importancia de intentar ubicar los distintos perodos por los que
han pasado tanto la poltica social como la econmica y determinar cmo lle
gan ambas, luego de altos y bajos, a lo que en esencia son hoy.
Primer momento :
Del neoliberalismo abierto al ajuste silencioso
Este primer momento podramos catalogarlo de transicin, donde la transi
toriedad fue la norma; es una etapa de definiciones estratgicas para compati
bilizar lo ofrecido en campaa con las .pcslbilidades de realizarlo. As mismo,
este momento est guiado fundamentalmente por dos documentos: En prime
ra instancia la propuesta electoral Una revolucin democrtica: La propuesta
de Hugo Chvez para transformar Venezuela MVR, 1998) y en segundo tr
mino por el Programa econmico de transicin 1999-2000 Coordiplan,
1999a) que abarcan fundamentalmente el primer ao de gobierno, de febrero
a diciembre de 1999.
Es un momento en el que se debera pasar del neoliberalismo abierto del
gobierno anterior a otra propuesta distinta en trminos de poltica econmica y
Lneas generales del Plan de Desarrollo Econmico
y
Social de la Nacin 2001
2007 MPD, 2001a).
Una revolucin democrtica: La propuesta de Hugo Chvez para transformar Vene
zuela MVR, 1998), Programa econmico de transicin 1999-2000 Coordiplan,
1999a), Programa de gobierno: La propuesta de Hugo Chvez para continuar la revo
lucin MPD, 2000a), Programa econmico ao 2000 MPD, 2000b), Programa eco
nmico 2001 MPD, 2001b).
4 Medidas en materia fiscal, cambiaria y productiva MPD, 2002a), Se garantiza la
inversin social
y se incentiva la produccin MPD, 2002b), Propuesta para el con
senso MPD, 2002c).
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Revista Venezolana de conomia iencias Sociales
social; sin embargo, se percibe que el paso fue hacia un ajuste silencioso, de
caractersticas similares a los intentados en los aos 1989 y 1996.
De acuerdo con lo ofrecido durante la campaa electoral de 1998, el nuevo
gobierno, desde su inicio, dedica esfuerzos gigantescos a la resolucin del
problema poltico alrededor de la Asamblea Nacional Constituyente, una ele las
promesas electorales ms importantes, como va para reformar el Estado y
sus instituciones e impulsar un nuevo modelo de desarrollo.
Este modelo es planteado como una opcin tercerista, que se resume en la
frase tanto mercado como sea posible y tanto Estado como sea necesario
MVR, 1998). En este marco es definido como humanista, autogestionario y
competitivo lo que, aunado a la complementariedad antes sealada, permitira
la construccin de una sociedad equitativa, justa y prspera MVR,
998;
MPD, 2000a). Esta concepcin terico-filosfica del modelo de desarrollo
por consiguiente del Estado y del mercado- se aleja y separa de la concepcin
que sobre el mismo tiene y pregona el pensamiento neoliberal Ochoa y Chiri
nos, 1999; Mujica, 2002).
De esta manera, el proyecto gubernamental concibe al Estado como rector
de polticas, eficiente y promotor del desarrollo, garante de la paz interna, la
justicia social y la seguridad jurdica; tambin asume el compromiso expreso
de devolver a la sociedad civil formas de participacin que permitan confiqurar
el paso de una democracia representativa a una democracia participativa y
protagnica. As mismo, actuara como promotor de las actividades econmi
cas privadas, regulador de los agentes econmicos, estimulador de la acumu
lacin de capital fsico y humano y garante de la seguridad jurdica a los capi
tales tanto nacionales como extranjeros MVR, 1998; Cordiplan, 1999; MPD,
2000a; Mujica, 2002).
En este mismo sentido, establece que el sistema econormco tendr al
hombre como centro y razn de ser para garantizarle condiciones de vida dig
nas producto de una reorganizacin social de la produccin donde se incorpo
ren al mercado formas de propiedad privada alternativas -cooperativismo,
asociaciones de productores y consumidores- que permitan diversificar la pro
duccin Coordiplan, 1999; Mujica, 2002).
Todo esto enmarcado en un nuevo contexto de relaciones Estado
sociedad, donde cobran importancia vital la descentralizacin y la desconcen
tracin territorial como vas al logro de la participacin de la sociedad en el
control democrtico de la gestin gubernamental MVR, 1998; Cordiplan,
1999; MPD, 2000a).
En este marco proponen una poltica social de carcter integral, cuyo obje
tivo ltimo sera el de crear y ampliar las capacidades productivas de la socie
dad para crear condiciones que permitan superar la pobreza, impulsando es-
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aracterizacin de la poltica socialy la poltica econmica
trategias que trasciendan lo meramente econmico e incluyan a la poblacin
en la toma de decisiones. Esto se lograra a travs de polticas globales
niv l
de gasto sostenido y adecuado en las reas tradicionales de intervencin- y
polticas sectoriales que aseguren el trnsito de una poltica focalizada, asis
tencialista y compensatoria hacia otra integral, estructural y dirigida al grupo
familiar MVR, 1998).
Sin duda alguna que los principios de la base normativa de lo que se ha dado
en llamar la Quinta Repblica se alejan y separan de los fundamentos del mode
lo neoliberal, acercndolo ms al neoestructuralismo. Sin embargo, tambin
plantean la necesidad de una poltica social compensatoria y una poltica de
ajuste macroeconmico -instrumentos de poltica fundamentales del pensa
miento neoliberal contenidos en el Consenso de Washington-, lo que evidencia
contradicciones dentro de la concepcin general de la poltica a impulsar.
En este sentido, en relacin con la poltica social plantean que:
El carcter integrador de la poltica social debe apuntar y contener propuestas en el
corto plazo que permitan atacar y disminuir los niveles de pobreza. Ello significa el
diseo de una poltica de apoyo directo MVR, 1998, 16).
... ) El Ajuste Macroeconmico muchas veces contiene efectos de empobrecimiento
a corto plazo, particularmente en los sectores de menores recursos, y ello requiere
que se incluyan Polticas Sociales compensatorias en los casos ms agudos Coor
diplan, 1999a, 9).
Precisamente, en relacin con el ajuste macroeconmico, plantean el esta
blecimiento de una poltica macroeconmica sana con el fin ltimo de lograr el
control de la inflacin MVR, 1998; Coordiplan, 1999a), que prcticamente es
la misma poltica ortodoxa aplicada en la Agenda Venezuela, pues mantiene
intacta la poltica fiscal, monetaria y cambiarla ,
Este sometimiento de la poltica y las metas macroeconmicas al control in
flacionario parte de una creencia de la economa clsica de que todo lo dems
se ajusta por s solo a los beneficios que conlleva una baja inflacin Mujica,
2002); en otros trminos, se necesitan tres anclas nominales: El tipo de cam
bio, la disciplina fiscal y el control monetario; todo lo dems vendra por gene-
Si bien la poltica macroeconmica es de vital importancia para corregir los desequili
brios, no da lo mismo la temporalidad, en sentido estratgico, con que se aplican las
polticas y por tanto los resultados en trminos de saldos econmicos y sociales obteni
dos. La experiencia neoliberal en Amrica Latina y las polticas contenidas en el Con
senso de Washington- puso nfasis en ajustes rpidos en economas liberalizadas con
los resultados por todos conocidos; sin embargo, las propuestas cepalinas neoestructu
rales abogan por un proceso de ajuste lento y posiblemente desequilibradores en una
economa nacional heterognea. Ver French-Davis, 1998; Cepal, 1990.
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7/25/2019 Revista de Ciencias Sociales 2006
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Revista Venezolana de conoma iencias Sociales
racin espontnea. En este sentido, el gobierno no se diferencia del Fondo
Monetario Internacional (FMI) (Silva Michelena, 2001).
De este modo, se plante, en un primer momento, una poltica fiscal restric
tiva que responda a la cada progresiva que se vena registrando desde 1998
de los precios del petrleo, lo que en trminos presupuestarios signific recor
tes importantes y reconduccin en el presupuesto de gastos en general para
tratar de hacer controlable el dficit. Propone tambin el redimensionanniento
de la Administracin Pblica (fusin y reduccin del nmero de ministerios)
para elevar calidad y efectividad del gasto, que deba afincarse en un cam
bio cualitativo a favor de la inversin y mayor eficiencia del gasto corriente; As
mismo, continu con la aplicacin del Impuesto al Valor Agregado
IVPI
y el
Impuesto al Dbito Bancario (lOS), el fortalecimiento del Servicio Nacional In
tegrado de Administracin Tributaria (Seniat) para mejorar la administracin
tributaria, la modificacin del Impuesto sobre la Renta (ISLR), la reestructura
cin de las aduanas y el fortalecimiento del FIEM como mecanismo estabiliza
dor (Coordiplan, 1999a; MPD, 2000a, 2000b).
Posteriormente, hacia finales de 1999, con el repunte de los precios del pe
trleo , se revierte la poltica fiscal, pues se pasa de una poltica restrictiva a
una expansiva; prcticamente, en los ltimos tres meses, el gasto compensa
la cada acumulada en los primeros ocho, lo que en trminos nominales signi
fic una expansin de 20 aproximadamente (Mujica, 2002).
En materia de deuda externa, se dise una estrategia de gerencia de la
misma que permitiera cambiar su perfil de pagos de manera de distribuir ms
apropiadamente su servicio en el largo plazo para poder liberar recursos y
atender las necesidades sociales (Cf. Coordiplan, 1999a; MPD, 2000b).
Con esta poltica, se crean el Ministerio de Salud y Desarrollo Social, otrora Ministerio
de Sanidad y Asistencia Social, al que se adiciona otros ministerios e instituciones co
mo el Ministerio de la Familia, el Instituto Nacional de Nutricin, etc. Tambin surge el
Ministerio de Educacin, Cultura y Deportes, que fusiona el antiguo Ministerio de Edu
cacin con el Instituto Nacional de Deportes
y
adicionndole toda la estructura del Con
sejo Nacional de la Cultura. Se crea el Ministerio de Planificacin y Desarrollo, antiguo
Coordiplan, al que se anexa el Instituto Venezolano de Planificacin, la Escuela eleGe
rencia Social (adscrita anteriormente al Ministerio de la Familia), el Fondo de Inversio
nes de Venezuela -posteriorment