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AL-BASITREVISTA DE ESTUDIOS ALBACETENSES
TERCERA ÉPOCA • AÑO XXXI • NÚMERO 50 • DICIEMBRE 2006
INSTITUTO DE ESTUDIOS ALBACETENSES"DON JUAN MANUEL"
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Al.:- BASIT REVISTA DE ESTUDIOSALBACETE SES
Número
50Páginas Origen Año
411-415 Albacete 2006
IN MEMORIAMALONSO ZAMORA VICENTE
por
Francisco MENDOZA DÍAZ-MAROTO*
* Instituto de Estudios Albacetenses "Don Juan Manuel" de la Excma. Diputaciónde Albacete. España.E-mail: [email protected]
IN MEMORIAM ALONSO ZAMORA VICENTE
Se nos ha muerto don Alonso, y nos ha dejado más pobres, más tristes y más huérfanos. Había nacido en Madrid -era gato, un chaval de LaLatina- elide febrero de 1916 y tenía raíces albaceteñas, a las que hizohonor en diversos trabajos como "Notas para el estudio del habla albaceteña" (1943), "Voces dialectales de la región albaceteña" (1949), "Participios sin sufijo en el habla albaceteña" (1950) y "Tomás Navarro Tomás,albaceteño ilustre" (1984). Era miembro del Instituto de Estudios Albacetenses desde] 985 Yquería mucho a esta Institución, con la que mantuvofrecuente correspondencia.
Estudió el bachillerato en el viejo caserón del Instituto de San Isidro (como Espronceda y tantos otros hombres ilustres), donde fue condiscípulo de Camilo José Cela. Luego pasó a la Facultad de Filosofía y Letrasde la Universidad de Madrid (1932-1936), en la que tuvo maestros de latalla de Ramón Menéndez Pidal, América Castro y Tomás NavalTo Tomás.La discípula predilecta de éste, María Josefa Canellada (+ 1995), y donAlonso terminaron la calTera al mismo tiempo, "así que tuvimos quecasamos", solía decir, con su peculiar humor, y ya más en serio añadía queuna de las mejores decisiones de su vida había sido casarse "con una mujerexcepcional en todos los sentidos". Del matrimonio, celebrado en 1946,nacieron dos hijos, que le hicieron abuelo.
La guerra le cogió con veinte años y le partió la vida, como a tantos otros. Después del brutal paréntesis, hizo oposiciones a cátedra de Instituto y consiguió plaza en Mérida (1940). Al año siguiente se doctora conuna tesis sobre El habla de Mérida y sus cercanías (publicada en 1943),modelo para todos los que empezamos nuestra especialización filológicapor la Dialectología. En el 42 pasa al instituto de Santiago de Compostelay en el 43 obtiene por oposición la cátedra de Lengua y Literatura Española de la Universidad Compostelana. En 1946 gana la cátedra de Filología Románica de la Universidad de Salamanca. En 1948 sucede a AmadoAlonso en la dirección del Instituto de Filología de la Universidad de Buenos Aires, donde permanece hasta 1952 y funda la revista Filología. Entretanto, publica artículos y libros, algunos de narrativa, que seguirá cultivando el resto de su vida.
Los años siguientes imparte docencia en diversas universidadesextranjeras: Colonia, Heidelberg, Praga, París, Padua, Lovaina, Amberes,México, Puerto Rico, Copenhague, Estocolmo... En 1968 sucede a Dámaso Alonso en la cátedra de Filología Románica de la Universidad Central(luego Complutense), que ocupará hasta su jubilación en 1985. Era tambiéndoctor honoris causa por las universidades de Coímbra, Extremadura, Santiago de Compostela, Salamanca, Alicante y Antonio de Nebrija (Madrid).
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FRANCISCO MENDOZA DÍAZ-MAROTO
Académico de la Española desde 1966, fue su Secretario Perpetuode 1971 a 1989, en que renunció, y contribuyó en gran medida a modernizar la secular Institución. De esa época data mi relación personal con él.Yo estaba matriculado como alumno libre de Lingüística Hispánica, yaproveché mi mes de permiso en el servicio militar para asistir a clase.Cuando me presenté a él tímidamente diciendo "Yo es que soy libre", lepuse en bandeja la irónica respuesta: "Hombre, todos somos libres en estepaís". (Aún quedaba casi un lustro de dictadura franquista.)
Sus clases eran una delicia. Hablaba, con fundamento, amenidad ybuen humor (combatía con él su innato pesimismo), de los ternas másvariados, casi siempre ajenos a la Filología Románica y a la Dialectología,las asignaturas que teóricamente impartía. Justificaba sus diarias digresiones diciendo "Ahí está mi ladrillo" (así llamaba a su monumental Dialectología espaFíola, cuya 2a ed., de 1967, tengo dedicada por él y he consultado tantas veces con provecho). El timbre, normalmente señal de liberación para los alumnos, para nosotros significaba fin del recreo, ruptura delhechizo.
Su cargo de Secretario Perpetuo de la Real Academia le permitíarepartirnos invitaciones para las sesiones solemnes de ingreso de nuevosmiembros. Recuerdo muy bien las tomas de posesión de Carlos Clavería yde Fernando Lázaro Carreter, que leyó un discurso amenísimo. Como yoestaba preparando la tesina con don Alonso, una vez fui a la Real Academia a hacerle una consulta. Me recibió enseguida y, no sabiendo yo dóndecolgar mi abrigo, me sugirió que lo hiciera en la percha de Tomás NavarroTomás (que vivía en el exilio desde 1939), y comentó: "No creo que a élle moleste". También recuerdo la visita que le hice, en julio del 72, en suchalé de El Escorial, que a mí me impresionó. "Esto es un año de América", explicó, refiriéndose a su período bonaerense (quién iba a decir queaños después cambiarían las tornas y con dinero español se iba a podercomprár casi cualquier cosa en la Argentina). La misma tarde, tuve también el gusto de charlar con doña Josefa Canellada, que había realizadoinvestigaciones fonéticas en el pueblo toledano de Cebolla, donde yo habíatrabajado de maestro. Y no se me olvidará que, al salir yo del chalé, entraba por la puerta Marcel Bataillon.
Años después, don Alonso tuvo la generosidad de comprender quemi interés por la Dialectología se había desplazado hacia la literatura oral,de modo que la tesis que yo tenía inscrita con él nunca llegaría a redactarse. (En su lugar nació, dirigida por Diego Catalán Menéndez Pidal, otrasobre El romancero oral en la provincia de Albacete.) En 1994, con ocasión de una conferencia suya en Aranjuez, después de bastantes años sin
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vernos, me acerqué a saludarle: "Don Alonso, soy un antiguo alumnosuyo". Inmediatamente dijo: "Espera, no digas nada: Mendoza, sacastecátedra en Albacete, hiciste la tesis sobre el romancero". No pude menosque contestar, como el personaje de Valle-Inclán: "Don Alonso, me quitoel cráneo".
Zamora Vicente fue un humanista de mente abierta y curiosidaduniversal, un filólogo de la vieja escuela (la de Menéndez Pidal) que estudiaba con igual maestría el rehilamiento porteño, la poesía de Garcilaso,la geada gallega, el teatro de Lope o el de Tirso, el esperpento de ValleInclán, la obra de Cela, la historia de la Real Academia Española... y nose olvide que dirigió durante el último cuarto de siglo la colección de clásicos más prestigiosa del mundo hispánico: Clásicos Castalia.
Las mañanas de domingo las dedicaba a su obra narrativa, que pordesgracia, a pesar de su calidad y originalidad (estilización del coloquialismo), no terminó de llegar al gran público: Primeras hojas (1955), Unbalcón a la plaza (1965), A traque barraque (1972), Mesa, sobrem.esa(1980), Vegas bajas (1987), la antología Narraciones (1998), etc.
Tuvo, por último, la satisfacción -que tanto envidiamos los bibliófilos- de saber que sus muchos y queridos libros se conservarían juntos ybien cuidados, y serían útiles. En 1990 se constituyó en Cáceres la Fundación Biblioteca Alonso Zamora Vicente, a la que donó sus fondos bibliográficos, que ocupan una casa gótica del siglo XV, conocida popularmente como Casa del Mono.
Don Alonso Zamora fue bueno, como Alonso Quijano, tuvo unavida fecunda, una mala salud de hierro y una muerte dulce, en su Madridnatal, el 14 de marzo de 2006. Sit illi terra leuis.
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