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#3 180MENSUAL Febrero de 2014

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#3 · 180MENSUAL · FEBRERO2014

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Introducciónpor Alejandro Cajas

Comenzó el año 2014 y este primer mes del año resultó ser –nuevamente- muy exitoso para Cientochenta y los materiales de opinión que publicamos.

Durante Enero enfocamos nuestras columnas y opiniones, en primer lugar, en continuar acusando la falta de rigurosidad y apego a la evidencia científica en que muchos actores caen c u a n d o r e a l i z a n s u s planteamientos de discusión públ i ca . En e sa l ínea s e publicaron las columnas “El delirio anti-transgénico”, “El vacunazo parlamentario”, y “Plagiar no es honorable, diputada”, entre otras que b u s c a n p r o m o v e r u n a democracia liberal sana, basada en instituciones robustas y confiables.

E n s e g u n d o l u g a r, l a discusión en Educación –como e r a e s p e r a b l e - s e d i o

principalmente en el plano del acceso a la Educación Superior. En este contexto, discutimos sobre la justicia, idoneidad y m e j o r a m i e n t o d e l o s instrumentos utilizados en el proceso de acceso universitario; así como sobre la falta de t ransparenc ia de a lgunas universidades estatales que –lamentablemente- siguen siendo una caja negra para muchos e s t u d i a n t e s , f a m i l i a s y contribuyentes de nuestro país.

Por último, durante Enero pasado se produjeron dos hechos en la contingencia internacional de nuestra región que no podían dejarnos indiferentes. En primer lugar, se dio lectura al fallo del juicio que Perú interpuso en nuestra contra ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya. Aunque esta materia se aleja levemente de las materias de nuestro mayor interés, era importante explicar en una

columna sencilla cuáles eran las posiciones de cada Estado en el conflicto; además de realizar una sesión con un experto en el tema que pudiera explicar los alcances del fallo.

E l s e g u n d o h e c h o internacional relevante fue la realización II Cumbre de la CELAC, rea l i zada en La Habana, Cuba. En el contexto de esta reunión realizamos una entrevista, que se reproduce en esta revista, a Orlando Luis Pardo, bloguero y activista cubano, opositor al régimen comunista de los hermanos Castro, quien relata la realidad de la isla que la mayor parte de los jefes de Estado y Gobierno a s i s t e n t e s a l a C E L A C decidieron desconocer. 180

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¡Asamblea queremos!El argumento de la legitimidadpor Valentina Verbal

Dos son los principales argumentos que esgrimen los promotores de una Asamblea Constituyente para Chile: el d e l a l e g i t i m i d a d y e l d e l a representatividad. En esta oportunidad, me centraré en el primero, dejando el segundo para una próxima columna.

Básicamente, el argumento de la l e g i t i m i d a d s o s t i e n e q u e u n a Constitución, necesariamente, debe nacer en democracia y no en el marco de rupturas institucionales, como golpes de Estado o revoluciones. Sin embargo, la historia —tanto chilena como mundial— desmiente este argumento.

Generalmente, las constituciones nacen cuando se quiebra la institucionalidad constituida. Cuando, por algún acto de fuerza, la Constitución anteriormente vigente ha perdido validez. No por obra del derecho que la deroga, sino de los hechos que la hacen inv iable. Prácticamente, todas las constituciones francesas desde 1789 a 1875 tuvieron un origen violento. Esto lo recuerda muy bien Raymond Carré de Malberg en su célebre  Teoría General del Estado, publicada en Francia entre 1920 y 1922.

Por eso que, en cierta medida, no se equivoca el historiador Gabriel Salazar c u a n d o s e ñ a l a q u e n i n g u n a Constitución chilena ha nacido en forma pacífica, sino siempre “a sangre y fuego”. Y digo que tiene razón “en cierta medida”, porque después de la ruptura se crea una institucionalidad destinada a redactar la nueva Carta, la que, en algunos casos, es seguida de algún mecanismo de democracia directa (plebiscito). Esto último fue lo que sucedió con la Constitución de 1925.

O sea, la supuesta ilegitimidad que supone la ruptura inicial se subsana con la institucionalidad con que se genera la nueva Carta.

La misma Constitución de 1980, si bien se generó en dictadura, fue legitimada plebiscitariamente no sólo al momento de su aprobación inicial —con dudosas garantías democráticas, no cabe duda

—, sino al comienzo de la transición y con el apoyo de la oposición al mismo régimen que la generó originalmente (1989). Y para que recordar de que se trata de la Constitución, por lejos, más reformada de toda la historia de Chile: una cincuentena de reformas en 79 de los 120 artículos, llegando, incluso, desde 2005, a llevar la firma de uno de los principales opositores al General Augusto Pinochet: Ricardo Lagos.

Por otra parte, y aunque esto no tiene que ver con la legitimidad propiamente tal, resulta claro que, en lo sustantivo, la Constitución actual tiene muy poco que ver con la aprobada en 1980. De hecho, la reforma de 2005 eliminó los llamados “enclaves autoritarios”, como los senadores designados y vitalicios, el c a r á c t e r d e “ g a r a n t e s d e l a institucionalidad” de las Fuerzas Armadas, la inamovilidad de los comandantes en jefe de las Fuerzas Armadas, la auto-convocación del Consejo de Seguridad Nacional, la autonomía del Presidente de la República para declarar estados de excepción, etc.

Por otro lado, el sistema binominal, los quórums súper mayoritarios y el control preventivo del Tribunal Constitucional—  nunca (o, al menos, escasamente) fueron, durante los veinte años de la Concertación, considerados como enclaves autoritarios. Se trata, en efecto, de aspectos formales que, aunque

discutibles y susceptibles de ser m o d i fi c a d o s , n o h a c e n a u n a Constitución, y al sistema político por e l l a d i spue s to , como  menos democrática. Si así fuera, pocos serían los Estados de Occidente que pasaran el “test de blancura” de una democracia considerada en términos formales y nos sustantivos.

Por lo demás, la eliminación de tales a s p e c t o s fo r m a l e s n o i m p l i c a , necesariamente, acudir al mecanismo de una Asamblea Constituyente. De ahí que el argumento principal de los partidarios de este camino sea el de la “representatividad”, materia de mi

próxima columna.180

“Se trata, en efecto, de aspectos formales que,

aunque discutibles y susceptibles de ser

modificados, no hacen a una Constitución, y al

sistema político por ella dispuesto, como  menos

democrática. Si así fuera, pocos serían los Estados

de Occidente que pasaran el “test de

blancura” de una democracia considerada

en términos formales y nos sustantivos”

VALENTINA VERBALColumnista. Licenciada en Historia U. Andes y Magíster (c) en Historia Uch.

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¡Asamblea queremos!El argumento de la representatividad (parte II)por Valentina Verbal

En una columna anterior, señalé que dos son los principales argumentos a favor de una Asamblea Constituyente: el d e a l e g i t i m i d a d y e l d e representatividad. En esta ocasión, me referiré al segundo.

Este argumento sostiene que el Congreso actual no da garantías de suficiente “representatividad”, en parte por el sistema binominal, y en parte, t a m b i é n , p o r n o e x p r e s a r s u composición la diversidad social y territorial del país, sino, a lo sumo, una cierta diversidad político-partidista.

El primer punto (referido al binominal) es discutible. Primero, porque en la práctica el Congreso generado en la última elección parlamentaria, es bastante amplio. Está integrado por grupos que hasta hace no mucho tiempo estaban fuera del llamado “duopolio” y que ahora integran la ex Concertación, hoy Nueva Mayoría; me refiero, principalmente, al Partido Comunista. En segundo lugar, porque no son pocos los parlamentarios recientemente electos que representan a sectores de fuera del duopolio, por ejemplo: Partido Liberal, Revolución Democrática, Izquierda Autónoma, independientes, etc. Pero, aunque sea cierto que el binominal siga siendo un obstáculo para la existencia de una suficiente representatividad política,

bastaría con modificarlo y redactar la nueva Carta bajo el Congreso siguiente.

Sin embargo, y como resulta fácil colegirlo, el argumento principal es otro: la Constitución no la deben redactar los políticos, sino la ciudadanía a través de la diversidad social y territorial que de ella dimana. Bajo este argumento, el plus de la Asamblea Constituyente estaría marcado por tratarse de una instancia más social que política; más ciudadana que partidista. En este sentido, se trataría de un mecanismo de democracia participativa en la medida en que quienes redactarían la nueva Carta no serían los políticos —“los mismos de s iempre”—, s ino la ciudadanía a través de distintos grupos y territorios, por ejemplo: mujeres, indígenas, regiones, etc.

Este segundo punto (el de la necesidad de una diversidad social más que política), no puede dejar de recordarme el sistema corporativista italiano, planteado por el régimen fascista de Benito Mussolini (1922-1943). Desde 1928, en que las fuerzas fascistas alcanzaron la mayoría de los escaños, el Parlamento italiano se convirtió en un Congreso corporativo, es decir, integrado por representantes del “mundo social”, del “país real” más que del país político: sindicatos, gremios, comunidades, etc. Diez años después, se for mó la Cámara de Fasces y Corporaciones que instauró de manera definitiva el sistema corporativista en Italia.

Evidentemente, los partidarios en Chile de una Asamblea Constituyente no

tienen al régimen fascista como modelo de inspiración, pero al pensar en un mecanismo integrado por diversos sectores sociales antes que políticos, se da cuenta de la misma idea de fondo: la política no representa, al menos totalmente, al país real, por lo que una nueva Constitución debe nacer, para ser suficientemente representativa, de un espectro más amplio de personas, de personas que provienen de distintos sectores sociales y territoriales, y no desde el mundo de los partidos. Esta idea se acerca, también, a lo que bajo la España franquista se llamó “democracia orgánica” (en oposición a la democracia liberal).

Si una mejor democracia supone la no participación —o, al menos, la limitación— de los partidos políticos en la redacción de una nueva Constitución, ¿ p o r q u é e l m i s m o p r i n c i p i o , supuestamente más perfecto, no se aplica a los congresos permanentes, dest inados a redactar las leyes propiamente tales? ¿Quién dijo que el poder constituyente, que debe expresar la soberanía popular, supone la participación “directa” de la ciudadanía en desmedro de los partidos?

Para el mismo Emmanuel-Joseph Sieyès (1748-1836) —uno de los principales teóricos de las constituciones de la Revolución Francesa y de la Era Napoleónica—, así como la soberanía popu la r cons i s t í a en e l poder constituyente del pueblo, desde el punto de vis ta de su ejercic io, debía distribuirse en diversas autoridades constituidas; y, además, este ejercicio debía realizarse a través del régimen representativo, lo que supone la existencia de delegados, es decir, de unos pocos que, a partir de la confianza depositada por el pueblo, actúan en nombre de muchos.

Si bien los partidarios de una Asamblea Constituyente, no proponen que esté integrada por una masa gigantesca de personas, sí cuestionan la democracia representativa y plantean dicho mecanismo en clave de democracia participativa y directa, lo que resulta bastante discutible. Primero, porque nunca los poderes constituyentes —ni s i q u i e r a e n l o s r e g í m e n e s corporativistas, como el fascista— han estado ajenos a la política en términos

“Si bien los partidarios de una Asamblea

Constituyente, no proponen que esté

integrada por una masa gigantesca de personas,

sí cuestionan la democracia

representativa y plantean dicho mecanismo en clave de democracia

participativa y directa, lo que resulta bastante

discutible”

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de visiones generales de la sociedad (y no de intereses particulares). Y, segundo, porque una democracia, incluyendo el poder constituyente originario —el que da origen a una nueva Constitución—, siempre opera por la vía de representantes (de delegados) y no a través de la participación directa de los miembros de la sociedad. Cosa distinta es que después del ejercicio del proceso const i tuyente mismo, e l nuevo documento se legitime mediante un mecanismo de democracia directa, como el plebiscito. Pero la Asamblea Constituyente como tal es una instancia tan representativa como el Congreso actualmente constituido. Implica, en el fondo, crear un Congreso paralelo.

En suma, el movimiento a favor de una Asamblea Constituyente ha sido demasiado superficia l sobre e l significado de una nueva Constitución y del mecanismo que propone para su r e d a c c i ó n . H a h a b i d o m u c h o voluntarismo y poca racionalidad; d e m a s i a d o e s l o g a n y e s c a s a argumentación sustantiva. Los hechos, la viabilidad política (y no sólo jurídica) del mecanismo propuesto, demostrarán hasta qué punto esta afirmación es cierta.180

¿La mayoría manda?Pasar máquina vs. persuadir y liderarpor Jean Masoliver

Estamos ad portas del nacimiento de un problema que puede afectar gravemente a la cultura cívica del país mediante sus liderazgos, los cuales —en teoría, al menos— están en el Congreso. Con el ascenso al poder de la Nueva Mayoría, acompañada de una fuerza parlamentaria sin precedentes, son m u c h o s q u i e n e s c r e e n q u e presenciaremos el momento de «realizar las grandes transformaciones que la c i u d a d a n í a e s t á r e c l a m a n d o » . Suponiendo que  efectivamente esas son  las transformaciones que la c i u d a d a n í a re c l a m a , y q u e l a ciudadanía  efectivamente está pidiendo transformaciones; esta situación pondrá a prueba intensamente la cultura política de los líderes del país, toda vez que existe una mayoría parlamentaria c l a r a e n e l C o n g r e s o q u e probablemente haga más fácil la aprobación de los cambios que quiere implantar esta coalición. Y mientas se pone de manifiesto una mayoría, por d e fi n i c i ó n u n a m i n o r í a e s s u contraparte.

Para entender la función de la minoría en un sistema democrático

representativo, es menester retomar a un autor cuyo aporte últimamente está relegado de la discusión pública: John Stuart Mill. Este filósofo entiende que para que una opinión mayoritaria se valide en la práctica es cabal que la minoría que defiende la posición contraria tenga todas las herramientas posibles para exponer su disenso, y poder contraargumentar aquello que la mayoría está proponiendo. Esta necesidad surge desde la imposibilidad de saber a ciencia cierta si lo que se está creyendo es la verdad (o posee mayor verdad). La mayoría, por su parte, tiene la obligación ética de escuchar a la minoría y buscando siempre lograr convencerla de que su posición es la correcta. Si ambos requerimientos no existen, lo que hay es una «tiranía de la mayoría», no una democracia, lo cual, de ser efectivo en nuestro país, potencialmente sería un grave atentado contra las libertades políticas y nuestro sistema democrático.

Hoy se está comenzando a escuchar voces al interior de la coalición ganadora que llaman a hacer valer las mayorías, esto es, que sencillamente se voten las reformas sin intentar abrir espacios de consenso en el Congreso. Si

“hay que considerar una democracia como un sistema ético, el cual

implica un espacio de encuentro de opiniones

en igualdad de condiciones con el férreo

propósito de lograr acordar los asuntos de la

polis. Desde este punto de vista, la mayoría no

manda. A la mayoría se la mandata para convocar a

la discusión y liderarla”

VALENTINA VERBALColumnista. Licenciada en Historia U. Andes y Magíster (c) en Historia Uch.

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bien esa actitud podría ser parte de las reglas del juego, lo importante aquí es que quienes han ganado tienen la obligación ética de intentar convencer a s u c o n t r a p a r t e a n t e s q u e simplemente votar en el Congreso y ganar. Podría retrucarse que la ciudadanía votó por una opción mayoritariamente por lo que la coalición ganadora tiene el deber de hacer valer su mayoría, como lo dice sin tapujos la senadora electa Goic. Si eso fuera cierto, el problema es más grave: la ciudadanía tiene un déficit en comprender que la democracia no significa simplemente un conjunto de votos que suman para configurar una mayoría que gobierne. Esa es una visión limitada. Para entender esto, hay que considerar una democracia como un sistema ético, el cual implica un espacio de encuentro de opiniones en igualdad de condiciones con el férreo propósito de lograr acordar los asuntos de la polis. Desde este punto de vista, la mayoría no manda. A la mayoría se la mandata para convocar a la discusión y liderarla.

Para resumir: la configuración de una mayoría no implica que alguna discusión esté zanjada, sino significa que se establece un paso siguiente, que es la de intentar convencer y de validar las argumentaciones de cada parte en función de lo que defienden. El disenso —y posterior consenso— justamente colabora en la construcción de la sociedad democrática validando la opinión correcta. Si la mayoría simplemente «pasa la aplanadora», quizás se logre avances, pero con una calidad en la ética política que dista mucho de ser propiamente democrática. 180

Plagiar no es honorable, diputadaFalta grave, sin sanción para los parlamentarios cuando confeccionan leyespor Jorge Gomez

Polémica ha suscitado el reconocimiento, por parte de la diputada Cristina Girardi (PPD), de que parte del proyecto de ley sobre el Timerosal en las vacunas, fue copiado desde un foro de debate del sitio Yahoo!. No es primera vez que un honorable recurre a fuentes más bien terciarias –por no decir de dudosa confianza y calidad- para proponer proyectos legislativos.

Varias aristas surgen de esta conducta, al parecer constante, en quienes se supone deben legislar en función del bienestar general de los ciudadanos.

Primero, lo más grave quizás es la falta absoluta de rigor. Es preocupante que un tema complejo con implicancias en la salud de las personas, sea abordado por nuestros representantes como quien consulta sobre una aplicación para el celular o cómo pasar una etapa en un videojuego. Es decir, sin metodología alguna, sin criterio y escrúpulos finalmente, pues plagiar un contenido –peor aún, de dudosa validez- es perder toda vergüenza sobre el rigor y la importancia de la labor

parlamentaria. Estamos hablando de vacunas que se colocan en niños y niñas. Ni pensar cómo se legislaría un proyecto de energía nuclear.

El plagio –sea de una fuente fiable o no- es una falta de honestidad grave, que puede significar reprobar un curso, ser expulsado de una carrera,  y que incluso es sancionado como delito en muchos casos. Tampoco debería ser aceptable en una actividad cuyos participantes se (auto) denominan “honorables”. ¿Qué sanción recibe un legislador por su falta de probidad al plagiar en un proyecto de ley? ¿Un tirón de orejas de una comisión de ética?

Segundo, se supone que existen abultados presupuestos  financiados por todos nosotros, para que nuestros legisladores puedan asesorarse de expertos y especialistas en los diversos temas sobre los cuales deben tomar decisiones razonables e informadas en pro del bienestar de los ciudadanos, como por ejemplo, el proyecto de ley sobre Timerosal en las vacunas. Sólo para asesorías cada diputado recibe alrededor de 2 millones de pesos.

Según el Reglamento de Asesoría Externa de la Cámara de Diputados, es la Oficina de Informaciones de la misma donde los legisladores solicitan las asesorías externas indicando quién será el asesor, cuál es la asesoría solicitada, y más importante aún, donde se elaboran los contratos por tales servicios. Incluso se pueden solicitar los

“El plagio –sea de una fuente fiable o no- es una

falta de honestidad grave, que puede

significar reprobar un curso, ser expulsado de

una carrera,  y que incluso es sancionado

como delito en muchos casosEl plagio –sea de

una fuente fiable o no- es una falta de honestidad

grave, que puede significar reprobar un

curso, ser expulsado de una carrera,  y que

incluso es sancionado como delito en muchos

casos”

JEAN MASOLIVERCientista Político U. Alberto Hurtado y columnista Fundación Cientochenta

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informes y reportes de asesoría que están en manos del Comité de Auditoría Parlamentaria.

Pero si aún así una diputada de la República redacta un proyecto legal en base al plagio de una respuesta en un foro de preguntas abierto en internet, d o n d e c i r c u l a n t o d o t i p o d e afirmaciones con o sin asidero, surge la duda ¿En qué y cómo se están utilizando los recursos destinados a asesorías de nuestros parlamentarios? ¿Quiénes componen el Registro de Asesores externos de la Cámara? ¿Cumplen con los requisitos para cumplir tales funciones? ¿Existe real transparencia en su inclusión en tal registro y en el proceso de contratación de asesorías a cargo de la Oficina de Informaciones de la Cámara de Diputados? ¿Aborda esto la ley de lobby recientemente promulgada?

Claramente tenemos un problema grave de transparencia y probidad que tiene relación con el ámbito de las asesorías a los parlamentarios que incide de manera negativa en la calidad del proceso legislativo, que no sólo debería ser abordado por la Comisión de Ética y Transparencia de la Cámara de Diputados en el régimen interno.

No es raro que los legisladores sean una de las instituciones que menos confianza tienen por parte de los ciudadanos. ¡Todo ese escepticismo tiene asidero! Sobre todo porque para ser honorables hay que serlo no sólo

parecerlo. 180

El vacunazo parlamentarioLegisladores no toman en cuenta evidencia científica lesionando confianza institucionalpor Francisco BengoaColumna publicada en Qué Pasa

Luego de un intenso debate, el ministro Mañalich anunció que el Ejecutivo ingresará un veto presidencial a la llamada Ley Timerosal. Esta nor mativa pretende el iminar el compuesto del mismo nombre de las vacunas, bajo la acusación de que causaría autismo o de que al menos existiría controversia sobre sus efectos. Pero la verdad es que la evidencia científica ha demostrado, una y otra vez, que esa asociación no existe y que el uso de vacunas con timerosal es seguro y efectivo. No existe discusión sobre el tema, al menos desde el punto de vista científico.

La influencia de los movimientos antivacunas a lo largo y ancho del mundo se ha hecho sentir en las últimas décadas. Sin existir evidencia a su favor, han logrado generar un impacto mediático que ha disminuido las tasas de vacunación en muchos países y, como consecuencia, pavimentado la aparición de enfermedades previamente controladas o erradicadas. Éste es el

primer golpe que lanzan en nuestro país.

Cabe preguntarse la razón por la cual nuestros legisladores aprobaron una ley sin contar con el sustento científico y que produce un daño incalculable al  Programa Nacional de Inmunizaciones. Más allá de las especulaciones, una cosa es clara: los parlamentarios formularon y aprobaron un proyecto de ley que era una mala

JORGE GÓMEZ ARISMENDIDirector de Contenidos. Periodista Universidad Santo Tomás. Magíster en Ciencia Política Universidad de Chile.

“Grupos de interés han existido siempre y van a seguir existiendo. Charlatanes, lobbistas y presión mediática sin sustento también. Es responsabilidad de cada legislador, de los políticos y de la sociedad civil velar porque la labor parlamentaria se lleve a cabo de la forma que corresponde”

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política pública. Y lo sabían. O al menos debieron saberlo.

Impresiona, por ejemplo, ver cómo una de las promotoras de la Ley Timerosal, la diputada Cristina Girardi, habla de un trabajo del doctor Michael Pichichero, que apoyaría la existencia de un grado de duda razonable para aprobar la ley. Si revisamos los trabajos de ese médico, nos damos cuenta de que plantea todo lo contrario. Los trabajos del Dr. Pichichero ayudan a descartar, al igual que muchos otros, la relación entre timerosal y autismo.

¿Leyó la diputada los trabajos que cita para tomar decisiones? ¿Es ese el rigor de su trabajo parlamentario?

Nuestros diputados y senadores son receptores de la confianza pública, depositada en ellos por sus electores, quienes delegan en sus representantes el poder de legislar. Como tal, se espera que para realizar su trabajo, tomar decisiones,  crear y evaluar políticas públicas, estudien, escuchen a las partes involucradas, se asesoren de forma correcta con los generosos fondos dispuestos para ello y que, de acuerdo a la mejor evidencia disponible, lleguen a las soluciones que nuestro país necesita.

A pesar de eso, en casos como éste vemos cómo el trabajo legislativo es cooptado por diversos grupos de interés, con legisladores funcionales a causas de fácil venta mediática, pero que poco t i e n e n d e r i g o r y d e c i e n c i a , beneficiando a grupos de presión de fo r ma bas tan te cues t ionable o simplemente a quien logre generar mayores repercusiones mediáticas.

¿Cuántas decisiones de salud pública o de políticas públicas en general han sido votadas tomando en consideración criterios electorales en vez de los beneficios o perjuicios de los proyectos votados? Es inaceptable ver q u e e l t r a b a j o s e r i o a n i v e l parlamentario se desperdicia por no ser electoralmente rentable ni estar alineado con los intereses de moda, mientras Chile sigue esperando políticas públicas de calidad y políticos a la altura de los desafíos.

El veto a la Ley Timerosal es un llamado de atención a una clase política que no parece abordar con seriedad proyectos que no tengan que ver con el sistema político, la próxima elección o s u s d i e t a s y q u e p e r j u d i c a n enormemente a los hijos de la próxima generación.

Por otro lado, constituye un intento del gobierno hacerse responsable de un error y rescatar una política pública exitosa, como es el Programa Nacional de Inmunizaciones, amenazada por quienes debiesen custodiarla.

Grupos de interés han existido siempre y van a seguir existiendo. Charlatanes, lobbistas y presión mediática sin sustento también. Es responsabilidad de cada legislador, de los políticos y de la sociedad civil velar porque la labor parlamentaria se lleve a cabo de la forma que corresponde.

Este proyecto fue un error, quizás en camino a enmendarse. Pero el daño generado y la confianza perdida tanto en nuestros legisladores como en la ciencia, la medicina y especialmente en e l P r o g r a m a N a c i o n a l d e Inmunizaciones, va a ser difícil de r e c u p e r a r y l o s m o v i m i e n t o s antivacunas lo saben. Nos golpearon y nos llegó fuerte. Ahora toca levantarse.180

FRANCISCO BENGOAColaborador Fundación CientochentaDirector Frecuencia Médica

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Orlando Luis Pardo, bloguero y activista cubano“El socialismo es un sistema perfecto para generar insolidaridad”por Cientochenta

En el marco de la II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Car ibeños (Celac ) que se inauguró este martes 28 de enero en La Habana, Cuba, e l disidente cubano plantea su postura en torno a la represión q u e v i v e n m i l e s d e s u s compatriotas bajo el régimen castrista. Como él, hay otro grupo importante de habitantes en la isla que claman libertad bajo el alero del “Movimiento Cristiano Liberación”, que se opone a la dictadura de los Castro y promueve para su país la democracia, el respeto a las libertades individuales  y el Estado de Derecho.

“En Cuba no hay libertad cultural para el que piensa

distinto. No puedes tener clubes literarios ni revistas alternativas. Lo distinto está penalizado”. Estas palabras, corresponden a Orlando Luis Pardo, intelectual c u b a n o , b i o q u í m i c o d e profesión, quien desde hace un año vive en Estados Unidos dictando conferencias y charlas a c a d é m i c a s . E l t a m b i é n fotógrafo, escritor y reconocido b l o g u e r o i n d e p e n d i e n t e , conversó en exclusiva con Cientochenta para relatar su arte literario, su vida y por supuesto, hablar de Cuba.

¿Por qué escribir en blogs?

-                  En un principio, tenía un amigo en la universidad que me permitía subir cosas a la

web sin saber de qué se trataba un blog. Todo esto nacía de una razón poderosa: habiendo publicado cuatro libros en Cuba me sentía un escritor inédito, sentía que nunca nadie me había leído. Fue así que comencé a buscar al lector donde fuera que estuviese. Al subir un artículo a las doce de la noche, en un hotel, en cualquier cosa ese texto ya era público y eso generaba en mí una sensación muy poderosa de por qué sabía que la policía política, las personas en el exilio y otras personas del mundo, estaban leyendo mis artículos. Esto me transformaba en una persona con opinión, con capacidad de influir e impactar en la opinión pública. Internet y los blogs nos permiten vivir en

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una isla virtual donde existe libertad.

¿De dónde nace tu pasión literaria?

-          De mi padre. Además de ser muy bueno en el ajedrez, mi papá escribía relatos, asistía a talleres literarios y sabía inglés. Evidentemente fue una gran influencia en mí.

¿Siempre quisiste ser escritor?

-                  A pesar de haber estudiado y trabajado cinco años en bioquímica, a poco andar sentía q u e l a c i e n c i a m e h a b í a transformado en un autómata especializado. Mi creatividad no encajaba en un mundo donde todo se reducía a la rutina científica. Eso me hizo vivir un proceso de transformación constante que hizo convencerme de que lo mío era la literatura.

¿Pensaste en desarrollar tu carrera en Cuba?

-                  Sí por supuesto. Cuando joven siempre pensé que podría destacar por la calidad de mi literatura y no por quien fuera. Más aún, yo nunca fui un opositor al régimen ni en la escuela ni en la universidad y para los jóvenes nuestro mundo comenzaba y terminaba en la isla. A poco andar fui conociendo y leyendo escritores exiliados que me permitieron desar ro l l a r y exper imentar e x p r e s i o n e s a l t e r n a t i v a s . Lamentablemente en Cuba no hay libertad cultural para el que piensa distinto. No puedes tener clubes literarios ni revistas alternativas. Lo distinto está penalizado. Eso fue generando en mí un deseo de libertad, de poder sentir que podrían existir personas leyendo mis escritos en todo el mundo.  Al final, llegas a un punto en el cual sientes que no pierdes nada, da lo mismo que pierdas tu trabajo por que apenas ganas $20 dólares

mensuales, entonces, por qué no salir al mundo, por qué no publicar lo que tu quieras sin tener encima un comité editorial político que revise todos tus escritos. En ese sentido, se fue creando en mí un sueño tal vez más individualista.

Contrario al socialismo y e l c h a n t a j e m o r a l d e l gobierno…

-                  Yo creo que hay una parte positiva del socialismo, que yo valoro. Existe un cambio de mentalidad, distinto a otros países, en el sentido de que los cubanos sienten que mi casa es la de todos, de que un accidente a un vecino es mí accidente. Sin embargo, existe un límite que es la revolución. Si sobrepasas ese límite te quedas en la mayor soledad, te encuentras en el espacio de la locura.

George Orwell decía que la locura en los totalitarismos era una cosa de estadística. Tú no puedes decir nada si sabes que estás en minoría; tú tienes que decir lo que la mayoría opina y que es básicamente lo que opina un caudi l lo en una es t ruc tura sumamente vertical. Mis padres f u e ro n f e l i c e s e n l a C u b a comunista porque tenían un sentido práctico el cual yo nunca t u v e - D e n i ñ o m e d e c í a n constantemente que tuviera cuidado con lo que expresaba, que no siempre confiara en el vecino.

El socialismo es un sistema p e r f e c t o p a r a g e n e r a r insolidaridad, aún cuando estemos de acuerdo, si te metes en problemas con la mayoría se acabo la solidaridad y pasa a ser un problema individual. Y en eso hay mucha culpa de nosotros mismos. Yo siempre he dicho que los cubanos somos todos castristas; nos sometemos constantemente al chantaje moral del gobierno. Por ejemplo, los escritores cubanos jamás se van a organizar para dejar de publicar en revistas o periódicos oficialistas como forma de protesta en el caso de que se exista un caso de censura.

Y en este contexto, ¿pasa lo mismo con la comunidad bloguera?

-                  En la comunidad bloguera existe una solidaridad genuina porque por medio de la libertad que te entrega internet, existe la sensación de que no va a pasar nada, de que no van a existir represalias. A modo de ejemplo, cuando presenté en forma no oficial mi libro censurado titulado “”Boring Home”, en la Feria Internacional en el 2009, muchos b l o g u e ro s f u e ro n a ve r m e simplemente por que yo estaba provocando al gobierno, para hacer causa común frente a una decisión autoritaria.

Según cuenta Pardo,  con las reformas migratorias del 2013 muchos activistas comenzaron a salir de Cuba. Por esa razón, su objetivo en un comienzo era estar tres semanas en Estados Unidos con el fin de difundir sus ensayos.

-          Por eso decido irme de Cuba. De hecho, después de 30 minutos arriba del avión llegué a Miami y era increíble pensar que sólo unos pocos minutos separaban dos mundos abso lu tamente paralelos. Pero sabía que para cumplir mi proyecto como escritor, y también como fotógrafo, en Cuba jamás lo lograría. Acá he podido asistir a más de veinte universidades e incluso he podido debatir con cubanos oficialistas. Algo inédito para mí.

A raíz de lo que señalas, ¿se podría decir que eres feliz?

Hoy me siento ligero, en movimiento. Y quiero volver a Cuba con un proyecto concreto

que me permita ser feliz. 180

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“Los delirantes son a quienes hay que combatir con el peso de la ciencia y la

evidencia. Son a quienes hay que hacerles ver que la comunidad científica desestima

hace años los efectos nocivos de los transgénicos, efectos que por cierto

sencillamente no se han encontrado ”

Delirio es una palabra que ocupan psicólogos y psiquiatras que hace referencia a aquella patología por la cual el paciente pierde contacto con la realidad. Y no hay palabra más adecuada para describir la actitud que han adoptado parte de los activistas anti transgénicos,  que con argumentos propios de la fantasía y no de la ciencia, han ido copando la agenda pública.

Hace un par de años, uno de los pocos estudios que se han hecho sobre el conocimiento de los transgénicos reveló que el 78% de los encuestados sencillamente no tenía idea de qué le estaban hablando cuando le hablaban de los transgénicos. A partir de esta cifra, vale hacer un paréntesis biológico: hablamos de transgénicos cuando hay un traspaso de material genético de un organismo a otro, ya sea de forma natural o artificial.  De esta manera, la tecnología transgénica es el conjunto de técnicas que nos permiten generar transgénicos artificiales.

Ahora bien, ¿para qué queremos pasar un gen de un organismo a otro? Muy simple: porque ciertas características codificadas en genes específicos de un organismo entregan capacidades a otros organismos que no las tienen naturalmente, por ejemplo, bacterias que producen insulina humana, plantas que resisten el ataque de insectos, cultivos que incrementan su productividad, alimentos más nutritivos o microorganismos que limpian suelos contaminados, son

solo algunos de los avances que nos entrega la biotecnología moderna.

Resueltas las dudas de carácter biológico, cabe examinar por qué existe tal nivel de oposición pública a esta tecnología. En lo personal, identifico tres grandes razones: desconocimiento, Monsanto y delirio. Revisemos uno por uno.

Primero, el desconocimiento generalizado de los transgénicos y de los avances de la ciencia en general es de exclusiva responsabilidad de los científicos y de quienes tenemos algún grado de involucramiento con la ciencia que no hemos sido capaces de llevar los grandes hallazgos del laboratorio al público de a pie. En este punto se debe hacer una profunda autocrítica por haber permitido que la ciencia ficción le ganara la carrera a la ciencia real. Tenemos un inmenso desafío en acercar la ciencia a través de la divulgación y el periodismo científico, puesto que la brecha de conocimiento se está acrecentando cada vez de forma más estrepitosa. Pero ojo, solo hasta acá la culpa es de los científicos.

En segundo lugar, están quienes se oponen a los transgénicos por la empresa Monsanto. Y en este punto hay dos grandes errores: Primero, creer que los transgénicos y Monsanto son sinónimos. Hay varias otras empresas de biotecnología además de fundaciones y laboratorios

El delirio anti-transgénicoOposición a ingeniería genética desconoce la ciencia y la evidenciapor Gonzalo Oyanedel Vial

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alrededor del mundo trabajando con transgénicos. Y segundo, el falaz argumento de que la empresa deslegitima la tecnología (algo que podríamos llamar falaciaAd Monsantum) en donde si Monsanto cae en prácticas monopólicas los transgénicos deben ser malos. Este último argumento es tan ridículo como creer que la tecnología de los  tabletses mala porque Apple ha sido acusada por competencia desleal. Sencillamente no hay ninguna clase de causalidad lógica.

Y en tercer lugar, están los delirantes. Y estos son por lejos los más peligrosos de todos. Los delirantes anti-transgénicos son aquellas personas que han hecho de la desinformación su profesión. Son los que escarban blogs de dudosa procedencia en internet para extraer los argumentos más insólitos inspirados en ciencia ficción en contra de los transgénicos. Estos sujetos, que usualmente tienen educación superior, son los cazadores de brujas de nuestra época. Son el referente moderno de quienes creían que la tierra era plana incluso después de Colón. Son quienes creen que las ciencias naturales son solo un pasatiempo de hombres y mujeres que acostumbran usar delantales y anteojos.

Los delirantes son a quienes hay que combatir con el peso de la ciencia y la evidencia. Son a quienes hay que hacerles ver que la comunidad científica desestima hace años los efectos nocivos de los transgénicos, efectos que por cierto sencillamente no se han encontrado. Y hay que actuar con urgencia porque las implicancias de los delirantes son –como menciona el Nobel de Medicina de 1993, Richard J. Roberts—“un atentado contra la humanidad” puesto que su acción ha retardado la entrega de productos biotecnológicos de importancia humanitaria, como por ejemplo, el “arroz dorado” diseñado para combatir la ceguera infantil de cerca de dos millones de niños, principalmente en países pobres de  Asia.

¿Se puede tener una visión crítica en contra de los transgénicos? Por supuesto, pero esta debe ser desde una perspectiva estrictamente normativa, porque en el campo de la evidencia, los argumentos no han encontrado más que un solo camino: los transgénicos no solamente son inofensivos, sino que incluso están disponibles para salvar vidas, o al menos, combatir la ceguera infantil.180

Los transgénicos y la destrucción creativaLos intereses que se oponen a la revolución tecnológica

por Gonzalo Oyanedel Vial

Daron Acemoglu y James Robinson en su libro “¿Por qué fracasan los países?” narran la particular historia del inventor William Lee quien en 1589 viajaría a la corte de la reina Isabel I en Londres para presentarle la primera máquina de tejer de la historia. Contrario a lo que William Lee esperaba, la reacción de la reina fue devastadora. No solo le negó una patente por su invento sino que lo acusó de que su tecnología era egoísta porque haría que miles de ingleses perdieran su empleo. La reina Isabel I no quería enfrentar las consecuencias políticas–al menos de corto plazo—de introducir una tecnología disruptiva.

¿Qué hay detrás de la revolución tecnológica que podía traer el invento de William Lee? La respuesta que dan los economistas se adscribe al concepto de “destrucción creativa”, concepto que fue popularizado en la obra del pensador austriaco Joseph A. Schumpeter y que hace referencia a aquellos procesos de cambio tecnológico en donde se revoluciona la estructura económica: se destruye la antigua y se crea una nueva estructura.

Ahora, si analizamos el caso de la tecnología de los transgénicos y lo llevamos al prisma de Schumpeter bajo los ejemplos que proporcionan Acemoglu  y Robinson, pareciera que la oposición a la biotecnología no es más que el referente moderno del miedo a la destrucción creativa. ¿Son los activistas anti-transgénicos las nuevas reinas Isabel I de

GONZALO OYANEDEL VIALColaborador Fundación Cientochenta, Licenciado en Bioquímica y estudiante de Ingeniería Civil UC. 

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Inglaterra? No es tan claro, pero pareciera una hipótesis plausible.

El miedo a la destrucción creativa en el campo de la agricultura no es algo novedoso. En efecto, Charles Wheelan en “La economía al desnudo” señala que a principios del siglo XX, la mitad de los estadounidenses trabajaban en la ganadería o la agricultura. Un siglo después, solo el 10% lo hacía en dichos sectores. La destrucción creativa generó tal revolución tecnológica en la agricultura que su productividad aumentó al nivel que liberó trabajadores para otras áreas. Wheelan agrega “Los que hace noventa años eran granjeros, hoy nos arreglan los coches, programan juegos de computador, juegan futbol profesional, etc”. El único detalle, remata Wheelan, es que la destrucción creativa es una fuerza positiva a largo plazo. Al corto plazo genera perdedores, es decir, empresas y gremios que velan –como lo haría cualquiera—por mantener su poder y estabilidad y que ven en la nueva tecnología una amenaza para sus intereses.

De este modo, se puede sugerir que la motivación anti-transgénica no es, en realidad, un debate científico sobre su costo-beneficio sino que es una cuestión que se sitúa más bien en el campo de la economía política. Así, no es el principio precautorio, ni los deslegitimados estudios sobre ratas, ni las supuestas conspiraciones paranoicas entre empresas y

gobiernos lo que motiva al activismo anti-transgénico. Es simplemente un evento que se ha observado a lo largo de la historia universal, y esto es la resistencia constante a la destrucción creativa. El activismo anti-transgénico puede ser, al menos en parte, una proyección de la protección de intereses gremiales por miedo a la destrucción creativa, ya que toda revolución tecnológica trae consigo una resistencia asociada. Indudablemente, estos procesos implican un riesgo intrínseco de cambiar las estructuras económicas sobre las que descansan las prácticas tecnológicas de un determinado momento histórico.

En definitiva, la tecnología transgénica, o mejor dicho, la ingeniería genética en general, es la nueva máquina de tejer del siglo XXI. Los científicos –los ingenieros genéticos, los bioquímicos, los biólogos y otras áreas afines—son los nuevos William Lee, y el activismo anti-transgénico podría estar haciendo de reina Isabel. ¿Cómo termina  esta historia? La revista Nature sugiere que no hay ningún camino fácil y que solo mientras las nuevas generaciones vayan integrando los beneficios de la biotecnología como algo propio de su tiempo, la luz de la ciencia se irá haciendo paso entre la oscuridad del miedo a lo desconocido, la fantasía y la ignorancia. Quizás solo nos cabe esperar. 180

“El activismo anti-transgénico puede ser, al menos en parte, una proyección de la

protección de intereses gremiales por miedo a la destrucción creativa, ya que

toda revolución tecnológica trae consigo una resistencia asociada”

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Todos los años los aranceles suben y esto no deja indiferente a ningún estudiante. Conociendo el esfuerzo que significa estudiar, la rigidez de los aranceles y la falta de información en cuanto a estos claramente no hacen más fácil el paso por la universidad. ¿Existe conocimiento por parte de los estudiantes de las razones que inciden en decisiones de este calibre en sus universidades?

El alza de los aranceles, en general, se podría explicar desde un punto de vista económico. La inflación afecta a todos, y nominalmente las cosas no valen lo mismo acorde pasa el tiempo. Por esto es que no resulte extraño que la universidad no cueste lo mismo todos los años, y que esto pueda justificar en parte que suban de precio los aranceles. Casas de estudio como la U. Mayor, U. de Los Andes, U. de Concepción y UTFSM han optado por utilizar el Índice de Precios al Consumidor (IPC) para reajustar sus aranceles, mientras que otras como la U. Diego Portales plantean un reajuste pequeño para alumnos antiguos (0,6%) y por IPC sólo para los alumnos nuevos.

Mientras tanto, para la Universidad de Chile, el Consejo Universitario dictó un alza de un 5% en los aranceles, más un 2% en el caso de los alumnos que ingresan el próximo año. El criterio usado fue el Índice de Reajuste del Sector Público

(IRSP), criterio que se utiliza desde hace tiempo para reajustar los aranceles en la casa de Bello pero que sin embargo no tiene una justificación clara para su preferencia por sobre otros índices.

En el caso particular de la Universidad de Chile hay muy poca información para los estudiantes acerca de estas políticas. En primer lugar, no se le ha notificado aún a la gran mayoría de los estudiantes de manera formal las causas del a l z a . Q u i e n e s t r a b a j a n e n c a rg o s d e representación estudiantil hasta ahora han sido los encargados de informar a los estudiantes de qué está sucediendo en estas materias, pero por parte de la universidad no se han hecho esfuerzos mayores por masificar la información de manera formal y oportuna. La falta de información y transparencia no sólo se aprecia en esto último, por ejemplo, tampoco se tiene claridad en cómo se distribuye el arancel que pagamos, cuánto de esto es realmente el costo de la carrera que cursamos, cuánto va dirigido a investigación, cuánto va

“Transparencia y flexibilidad, son aspectos en los que en general las

instituciones están al debe con la sociedad, y son carencias de las

cuales las universidades no se escapan”

Aranceles: La necesaria transparenciaLa caja negra de las platas de la Universidad de Chilepor Juan Luis Fuentes

“Aspectos que sin embargo, no parecen ser temas para las autoridades universitarias ni algunos dirigentes estudiantiles”

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dirigido al financiamiento de otras actividades o si no alcanza a cubrir los costos reales, qué tan grande es la brecha. Todo esto es relevante, y si en una universidad estatal como “la Chile” no se está cumpliendo con estas prácticas de transparencia, no sería extraño que en otras casas de estudio no fuera distinto.

Encima de esto, las facilidades que se dan a los estudiantes en cuanto a aranceles se trata se limitan en la mayoría de los casos a becas, pero no se contemplan flexibilidades de pago, ni siquiera cuando por malla no se exige tomar ramos de forma normal. Que se cobre arancel completo a estudiantes que cursan los años finales de su carrera y ya cursados todos los ramos de la carrera, es por lo menos cuestionable.

Pagar arancel completo sin tener cátedras tampoco tiene mucho sentido. Y en esa línea, la rigidez de pago también afecta a estudiantes que por diferentes motivos durante sus carreras necesitan tomar menos carga académica durante el año. Alumnos que deben trabajar para pagar sus estudios y/o mantener a su familia, necesitan compatibilizar este esfuerzo extra que están h a c i e n d o c o n l o s r a m o s q u e t o m a n semestralmente. El hecho de que ni siquiera en una universidad estatal, como la Universidad de Chile, se debata sobre la posibilidad de que se les den facilidades a los estudiantes para  poder pagar de acuerdo a la carga académica que toman es un claro indicio de que los esfuerzos que se hacen por abrir la educación terciaria hacia más personas no

contemplan temas fuera de la gratuidad/no gratuidad.

Transparencia y flexibilidad, son aspectos en los que en general las instituciones están al debe con la sociedad, y son carencias de las cuales las universidades no se escapan. Transparencia para que sus estudiantes sepan qué está pasando, por qué se toman decisiones y se recuperen las confianzas que no se encuentran en su mejor momento. Flexibilidad para empoderar, premiar, y no castigar a quienes realizan esfuerzos extras para estudiar y salir adelante con sus proyectos personales. Aspectos que sin embargo, no parecen ser temas para las autoridades universitarias ni algunos dirigentes estudiantiles. 180

PSU: Atrofiando SueñosLa promesa incumplida de disminuir la brechapor Bárbara Manríquez

Días atrás se vivió el proceso de admisión a universidades y comenzaron a florecer los debates sobre educación, segregación, acreditación,  particularmente sobre las grandes brechas que quedan en evidencia al publicarse los resultados de la Prueba de Selección Universitaria. Sin embargo, es minoritario lo que se analiza sobre la PSU en sí, instrumento que define radicalmente el futuro académico y laboral de miles de jóvenes en nuestro país.

Cuando se encauzó el cambio desde la Prueba de Aptitud Académica hacia la PSU se hizo bajo la premisa de que se necesitaba una prueba que midiera conocimiento en lugar de habilidades, ya que estas últimas generaban

JUAN LUIS FUENTESPasante Fundación Cientochenta, Concejero FECH

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demasiadas brechas en favor de aquellos que pudieron acceder a un colegio de buena calidad o a un preuniversitario. Actualmente la PSU sigue reflejando las brechas del sistema educativo, las cuales se han mantenido estables desde el año 2000 (en el cual se rendía la PAA) según lo que indica el miembro del comité técnico del examen, David Bravo. Esto no debe sorprendernos ya que en este sentido sí representa un fiel reflejo de la realidad de nuestro país. Sin embargo, más allá del consenso de que Chile necesita reformas educacionales que permitan igualar las oportunidades de todos los ciudadanos, ¿es posible, al menos, mejorar el sistema de acceso a las universidades? Claramente sí.

Es impresentable que sea un único grupo de pruebas estándar, rendidas en dos días, las que definen el devenir de quienes quieren acceder a la educación superior, porque no necesariamente las habilidades, capacidades y sobre todo los sueños y aspiraciones de las personas se ven englobados en las áreas de matemática, lenguaje, ciencias e historia.  Los talentos se desarrollan en áreas mucho más diversas, y esta diversidad es valiosa para el desarrollo de una sociedad íntegra, plural y abierta.

En la mayoría de los países desarrollados se toman en cuenta muchos otros aspectos a la hora de seleccionar a quienes ingresarán a la universidad, tales como las actividades extracurriculares, entrevistas personales, etc. En Estados Unidos, por ejemplo, se analiza un completo historial académico de los alumnos, además de una prueba similar a la PSU pero que abarca más áreas, como capacidad de redacción. Por otro lado, en España los alumnos pueden

escoger las materias de la prueba que rendirán, y entre las alternativas se encuentran arte, humanidades, dibujo y ciencias de la salud, por nombrar algunas.

La existencia de un sistema único como la P S U p rovo c a q u e l a m ayo r í a d e l o s establecimientos educacionales se enfoquen en obtener buenos resultados en lo que a ésta respecta , y por ende entrenan –y no necesariamente educan- a sus alumnos en el limitado rango que representa, atrofiando las dotes y habilidades que no son abarcadas por esta prueba. Lo que necesitamos es un sistema educativo que permita desarrollar y aprovechar el máximo de habilidades de las personas, y donde cada carrera pueda tener su propio método de selección, evaluando aspectos relevantes para el desarrollo de su malla curricular, como la escritura, las artes manuales, los talentos musicales, etc. De esta forma los colegios van a tener incentivos a apoyar a sus alumnos en los distintos intereses que posean, formando ciudadanos íntegros según los proyectos de vida que deseen desarrollar, potenciando diversos t a l e n t o s y c u m p l i e n d o s u e ñ o s , y n o

estandarizando arbitrariamente sus futuros.180

BÁRBARA MANRÍQUEZPasante Fundación Cientochenta, Estudiante de 5to año de Ing. Comercial, Mención Economía U de Chile

“La existencia de un sistema único como la PSU provoca que la mayoría de los establecimientos educacionales se enfoquen en obtener buenos resultados en lo que a ésta respecta, y por ende entrenan –y no necesariamente educan- a sus alumnos en el limitado rango que representa, atrofiando las dotes y habilidades que no son abarcadas por esta prueba”

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El reciente   proceso de admisión a las universidades del CRUCH, con los efectos de los cambios abruptamente implementados, nos muestra que éste necesita modificaciones urgentes. Si queremos avanzar hacia un sistema que permita predecir el desempeño académico de los futuros universitarios y que además sea inclusivo entonces es totalmente necesario medir las distintas habilidades y talentos que van a influir en el desarrollo de la gran variedad de carreras existentes y en la formación de profesionales íntegros para Chile. En vista de lo anterior, la inclusión del ranking de notas es deseable y un avance hacia aquel sistema ideal. Sin embargo, ¿poseemos actualmente un instrumento de ranking adecuado?

En primer lugar, el ranking se calcula tomando en cuenta tanto el promedio general como el promedio de la máxima nota de las tres últimas generaciones del establecimiento. Ante esto hay que considerar que las distintas promociones de estudiantes pudieron estar sometidas a diferentes situaciones y contextos, lo cual afectaría sus resultados. Por otro lado, el actual ranking actúa como una bonificación a las notas de enseñanza media, lo cual resulta en que los establecimientos particulares reciben un mayor bono de puntaje debido a que poseen en promedio mejores notas que los particulares subvencionados y municipales.  Por ejemplo, los alumnos correspondientes al 5% mejor del colegio Cumbres recibieron en promedio 29 puntos más de bonificación que el 5% mejor del Instituto Nacional. ¿Tiene esto alguna justificación? Claramente ninguna. De hecho, provoca

incentivos indeseados a que los colegios inflen artificialmente las notas de sus alumnos.

Es necesario enmendar con urgencia este tipo de errores. Lo más adecuado sería un ranking de notas puro, donde el alumno que se encuentra en una misma posición relativa dentro de su establecimiento reciba el mismo puntaje independiente de si éste es municipal, particular o subvencionado; y donde se tome en cuenta solamente en promedio de notas y el máximo de la generación a la cual él pertenece. Solo así vamos a estar controlando variables como nivel socioeconómico, capital social, capital cultural, etc., de modo de centrar la atención y premiar a los estudiantes netamente por el esfuerzo y desempeño que tuvieron en sus aulas de clases.

  Por último, debiese tomarse en cuenta la evidencia empírica que muestra que la ponderación ideal del ranking se ubica entre 10% y 15%, en conjunto con diversificar las habilidades que son evaluadas, ya que si consideramos que éstas se distribuyen uniformemente en la sociedad esto no solo llevará a un sistema más eficiente, sino también a uno más inclusivo.180

“Lo más adecuado sería un ranking de notas puro, donde el alumno que se

encuentra en una misma posición relativa dentro de su establecimiento

reciba el mismo puntaje independiente de si éste es municipal,

particular o subvencionado; y donde se tome en cuenta solamente en

promedio de notas y el máximo de la generación a la cual él pertenece”

Ranking de notas: Premiemos el esfuerzoEl actual “puntaje ranking” perjudica. El ranking puro es un mejor camino.por Bárbara Manríquez

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Es e l per sonal i smo. Ni s iquiera e l individualismo. Es el personalismo el que pareciera una maldición que se pasa sobre el sistema político, en ambos lados del espectro político. Aunque hay que considerar que los efectos del personalismo son distintos según donde se mire. En la izquierda, el personalismo une, coaliga, fortalece los vínculos. «Nos ponemos detrás de la Presidenta para cumplir su programa», se dice a la prensa. Mientras tanto, en la derecha, el personalismo atomiza, desintegra, formula dudas, escinde entre bandos. Las dos variantes de este fenómeno son igualmente peligrosas para el sistema político y representativo, puesto que estamos en presencia de un proceso que está dejando las ideas, dando paso a un galopante surgimiento de múltiples caudillismos que ante la opinión pública parecieran tener la forma de una ideología.

Por lo demás, este es un mal que está afectando todas las áreas de la expresión política del país, sin cuartel alguno. Observemos, por ejemplo, la política en nuestras universidades. Parec iera impor tar más la c reac ión y mantenimiento de una estructura que rinda rédito al líder en tanto pueda mantenerse en el poder, antes que una real construcción de un movimiento político con ideas claras más que eslóganes que sólo obedecen a la contingencia. Por eso, estos movimientos por lo general se agotan cuando el líder se titula, y retira del espacio político universitario, dando paso a otro. El ideario no existe. Se diluye en el líder.

Este tipo de caudillismos —aunque con ciertos matices— también es síntoma de gremios y sindicatos, organismos que buscan representar intereses de un determinado grupo de personas, pero que se han vuelto instrumentos para eternizar en el poder a personeros específicos, los cuales después de años de exposición pública, no quieren abandonar su cuota de poder. Otros grupos de interés también son víctimas de esto. En definitiva, pareciera que antes que las ideas está el líder y su personalidad, sin el cual, la capacidad de expresión en la opinión pública se agota, lo que denota la falta de ideas asociada a dichos grupos.

Así, tanto el progresismo como el clivaje liberal-conservador son espejismos, también los movimientos de base universitarios —aunque con contadas excepciones, debo admitir—, gremios, sindicatos y otros tipos de grupos de interés y de presión. El problema es el personalismo, no las ideas. En nuestro espacio público no hay discusión sobre cuán libres hemos de ser, o cuál modelo de ciudadano estamos reproduciendo. Y esto, por supuesto, es para preocuparse. La oferta que se hace a los ciudadanos es en base al que tiene más rating, al que habla más ruidosamente, al que logra denotar eficientemente en un discurso lo que la «inmensa mayoría de los chilenos quiere».

El personalismo, una advertencia¿Queremos políticos que encarnen personas e intereses personales o líderes que encarnen idearios y proyectos de futuro?por Jean Masoliver

“La oferta que se hace a los ciudadanos es en base al que tiene más rating, al que habla más ruidosamente, al que logra denotar eficientemente en un discurso lo que la «inmensa mayoría de los chilenos quiere». Demagogia institucionalizada que nos llevará a una espiral de vacuidad en la política”

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“La educación cívica es necesaria, sin duda, pero el proceso de resocialización política que algunos congresistas e incluso la presidenta electa quieren emprender en nuestro país debe ser acompañado por una reflexión sobre la importancia de las responsabilidades en la vida cotidiana para el ejercicio armónico de la libertad”

El personalismo en la política, el desorden de los encapuchados, la desafección con la política y lo político, el asambleísmo y la falta de liderazgos responsables. Todos son fenómenos cuya solución —si los consideramos negativos, por supuesto— comienza en una palabra que pocos pronunciamos, pero que debe ser valorada en tiempos en los cuales sufrimos su falta: virtud.

Ya antes se había expresado una opinión sobre la necesidad de educación cívica para evitar lo que su

autor llama “el declive del ciudadano”. En esa columna, Jorge Gómez Arismendi cree que el ciudadano está dejándose llevar por el voluntarismo propio de la ética de la convicción y no asume las obligaciones cívicas propias de la ética de la responsabilidad. En este sentido, la educación cívica sería el mecanismo para fortalecer lo político mediante la promoción de la reflexión y el debate.

Mi punto de vista desea expresar un aspecto que va más allá. Los ciudadanos no deben ser capacitados

Educación para la civilidad: virtudes y deberesLos ciudadanos no deben ser capacitados meramente en lo cívico, sino además prepararse para la vida en comunidadpor Jean Masoliver

Demagogia institucionalizada que nos llevará a una espiral de vacuidad en la política.

Esta vacuidad de la exposición de los políticos en el espacio público es una más de las expresiones que encontramos en el mismo y que podría ser otro factor para entender la desafección hacia el voto. En medio del agotamiento de las energías utópicas ―que Habermas claramente describe―, tenemos que ser capaces de levantar la cabeza y pensar a futuro si en nuestra democracia queremos políticos que encarnen personas e intereses personales o líderes que encarnen idearios y proyectos de futuro. Esto es lo que Weber brillantemente expuso como la dicotomía entre la ética de la convicción y la ética de la responsabilidad. El buen político es el que combina ambas éticas en su

justa medida. El caudillismo del que somos testigos es la victoria de la convicción ―«la necesidad de que mi liderazgo se erija»―sobre la responsabilidad ―«lo que necesita el país es que deje de lado mis ambiciones por el ideario que busco que se represente»―. Ahora es cuando debemos realizar esta reflexión, antes de que sea demasiado tarde. Demasiados síntomas ya nos ha dado nuestro sistema político para darnos cuenta que nuestra discusión en las ideas está secuestrada por el personalismo. Imágenes de supuestos mesías de la democracia serán cada vez más frecuentes. Sujetos cuyo único papel en la opinión pública será vaciar de ideas la discusión sobre lo que queremos como sociedad. 180

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meramente en lo cívico —lo que implica participar de los asuntos públicos— sino además deben obtener una preparación para la vida en comunidad. Alguien podría decirme que una afirmación como la que acabo de expresar es iliberal. Quien diga eso se equivoca. El liberalismo cree firmemente en que la libertad del individuo es un fin en sí mismo. ¿Alguien podría decirme que uno vive más libre en la medida que no haya conflictos con el entorno? Hoy, se ha puesto excesivo énfasis en los derechos, dejando de lado las virtudes, las que tienen que ver con los deberes de los ciudadanos en su proceso de autocultivación y autodeterminación. Y en esto, es preciso que haya un cambio de mentalidad. La educación cívica no es suficiente. Es necesario una educación para la civilidad.

Educación para la civilidad implica la idea de una cultura de deberes para con el resto y de virtudes en la propia vida —esto es, en términos aristotélicos, la racionalización de lo irracional en el alma—. Eso sí, deberes mínimos. Por ejemplo, botar la basura en el basurero, dar el asiento al adulto mayor en el metro, respetar la propiedad privada, etc. La educación para la civilidad, en los términos que lo planteo, debe ser un contenido que se entregue a partir de los primeros años de escolaridad. Y aquí también hay un asunto que se aleja de lo importante de la discusión.

Cuando hoy se habla de educación cívica, se hace pensando en los estudiantes de educación media, aquellos que marchan, puesto que son ellos los “inmediatos próximos ciudadanos”. Ellos ya han aprehendido el lenguaje de “derechos s in responsabilidades”, ejemplo que denota la falta de virtud aristotélica. Prueba de ello es lo que hemos visto respecto de su forma de negociar con el poder político. Para ellos vivir en comunidad es que se les entregue aquello que piden sin ningún tipo de reclamo, porque bastaría con que  ellos lo hallaran provisto de justicia en su propia argumentación. La verdad es que para ellos es necesaria la educación c í v i c a c o m o u n e l e m e n t o d e “ s i mu l a c ro procedimental” de la democracia (votar su centro de estudiantes o discutir su proyecto educativo, por ejemplo), lo cual está bien. Pero con la educación para la civilidad se está hablando de la entrega de una moralidad cívica  basada en el uso responsable de la propia libertad. Esto sólo puede ser enseñado desde la tierna infancia, puesto que implica relaciones de afecto y respeto que solamente tienen asidero cuando todavía no se han suscitado odios y rechazos para con el contexto que los rodea.

Por supuesto que esto no significa una cultura del conformismo. Los cambios son mejor hechos en ambientes donde se comprende el contexto de las coyunturas, y por lo mismo, el impacto de las reflexiones sobre lo que está mal en la sociedad y

cómo cambiarlo es mayor y más armónico con el entorno.

La educación cívica es necesaria, sin duda, pero el proceso de resocialización política que algunos congresistas e incluso la presidenta electa quieren emprender en nuestro país debe ser acompañado por una reflexión sobre la importancia de las responsabilidades en la vida cotidiana para el ejercicio

armónico de la libertad. 180

JEAN MASOLIVERCientista Político U. Alberto Hurtado y columnista Fundación Cientochenta

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Las recientes informaciones periodísticas sobre el juicio que enfrentan Chile y Perú en la Corte Internacional de Justicia de la Haya (CIJ) han estado centradas en aspectos procesales. Pero  ¿Cuál es el debate de fondo? ¿En qué consiste la pretensión peruana? ¿Cómo puede resumirse la respuesta chilena?

Lo central es la definición del límite marítimo entre Chile y Perú. Mientras el Perú sostiene que esté límite no está definido, Chile afirma lo contrario, aludiendo a documentos de 1952 y 1954.

Algunos autores peruanos comenzaron, a fines de la década de los 70, a construir el caso, cuya sentencia definitiva conoceremos este lunes. En 1977 el jurista peruano Guillermo Faura, en una obra titulada El dominio marítimo del Perú, señalaba: “Debemos modificar nuestra demarcación marítima, ampliando nuestra soberanía y jurisdicción al espacio omitido que se encuentra frente a nuestras costas”. Interesante es constatar que Faura planteaba “modificar la demarcación marítima” que se encontraba fijada

en los acuerdos de 1952 y 1954 que él tipificaba como tratados.

Más adelante, en la década de los 80, José Miguel Bákula y Marisol Agüero hablarán de “errores” e “imperfecciones técnicas” en la fijación del límite por la vía del paralelo. El argumento central de estos autores es que la línea del paralelo se justificaría para el caso de Chile, que tiene una costa perpendicular, pero no para el caso del Perú, cuya configuración costera no tiene, como Chile, un carácter vertical (norte-sur).

¿En qué consiste la pretensión peruana, ingresada a la CIJ el 16 de enero de 2008?

Aunque esta columna apunta a ir al fondo y no al procedimiento, frente a

la pregunta de si es verdad que la CIJ puede fallar de acuerdo a la llamada

“solución salomónica”

La Haya: las claves del diferendo entre Chile y Perú¿Cuál es el debate de fondo? ¿En qué consiste la pretensión peruana? ¿Cómo puede resumirse la respuesta chilena?por Valentina Verbal

“en ninguna parte del Estatuto [de la Corte] se establece que la CIJ deba fallar favoreciendo a ambas partes de alguna manera” y que son “numerosos los casos en que así no ha procedido, dando la razón a una sola de ellas”

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Se solicita a la Corte fijar el límite marítimo, por no haberse fijado nunca a través de un tratado vinculante para ambas partes. Al mismo tiempo, solicita que este límite sea fijado de manera equidistante a las costas de ambos países.

Para argumentar que los acuerdos de 1952 y 1954 no son tratados de límites, la demanda peruana sostiene que constituyen documentos de “política de vigilancia, especialmente pesquera”. Asimismo, argumentan que la Declaración de Santiago de 1952 no sólo no es un tratado de límites, sino que, por contenido y forma, no es un tratado en sí.

¿Qué responde Chile? El ex embajador chileno Luis Winter lo

resume con las siguientes palabras: “Chile y Perú tienen límites terrestre y marítimo mutuamente acordados, avalados por una práctica uniforme y constante  y reconocidos por el Perú desde larga data” (“La defensa de Chile en La Haya, Ediciones LYD, Santiago, 2012, p. 48).

Sobre la tipificación de tratado de la Declaración de Santiago de 1952, Chile argumenta que, conforme a la Convención de Viena sobre Derecho de los Tratados, dicho acuerdo lo sería, ya que según esta convención un tratado es “un acuerdo internacional celebrado por escrito entre Estados y regido por el Derecho Internacional, ya conste en un instrumento único. En dos o más instrumentos conexos y cualquiera sea su denominación particular” (artículo 2° a). Se aplica el aforismo jurídico: “Las cosas son lo que son y no lo que dicen que son”.

Además, sostiene Chile, los congresos de ambos países ratificaron el convenio (el Perú lo hizo el 6 de mayo de 1955). Y más tarde, en 1973, ambos países enviaron el documento a la Secretaría de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para ser registrada como tratado. Que hayan transcurrido varios años no tiene importancia, porque a) el artículo 102 de la Carta de la ONU no establece plazo alguno para el registro de los tratados, y b) lo relevante es que,

finalmente, y 35 años antes de la demanda peruana en La Haya, ambos Estados lo hayan registrado formalmente como tratado.

Aunque esta columna apunta a ir al fondo y no al procedimiento, frente a la pregunta de si es verdad que la CIJ puede fallar de acuerdo a la llamada “solución salomónica”, me remito a lo dicho por la profesora de la Universidad de Concepción, experta en Derecho Internacional, Paulina Astrosa, quien afirma que “en ninguna parte del Estatuto [de la Corte] se establece que la CIJ deba fallar favoreciendo a ambas partes de alguna manera” y que son “numerosos los casos en que así no ha procedido, dando la razón a una sola de ellas”.

En esta parte del mundo, nos falta aprender bastante de la experiencia europea que, en el siglo XX, vivió experiencias bélicas muchísimo más traumáticas que la Guerra del Pacífico que enfrentó a Chile, Perú y Bolivia entre los años 1879 y 1884. 180

VALENTINA VERBALColumnista. Licenciada en Historia U. Andes y Magíster (c) en Historia Uch.

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Durante el mes de enero, y en el marco del “Ciclo de Educación de Cientochenta”, distintas personalidades llegaron hasta Cientochenta para plantear propuestas en torno a un debate que ha copado la agenda política: La Educación.

Este sentido, María Paz Arzola (Economista de Libertad y Desarrollo), Raúl Figueroa (Jefe de Asesores del Ministerio de Educación), Andrés Hernando (Investigador del Think Tank Horizontal), Sylvia Eyzaguirre (Asesora del Ministerio de Educación) y María Fernanda Ramírez (Directora de Educación 2020), argumentaron distintas posturas en torno a los desafíos que implica la materia educacional como una forma de generar cambios en la

sociedad civil. 180

El Coordinador de Asesores de la Presidencia y experto en temas internacionales, Rodrigo Yáñez, se reunió con jóvenes universitarios en la Casa Cientochenta, instancia en la cual analizó el Fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya (CIJ), que dio por terminado el diferendo entre Chile y Perú. 180

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