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Enchufable

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PESCA CONENCHUFABLESA veces para novatos, otras veces para veteranos, en esta sección aparecen de forma constan-te nuevas técnicas o revisiones de técnicas ya antiguas, así como reflexiones acerca de otras formas de pescar.Sin duda alguna, para muchos, la enchufable es el gran arma y el espacio que le dedicamos es mayor que el dedicado a la media de otros artículos.

Al empezar a escribir esta serie de artículos sobre las líneas en la pesca se corren determinados riesgos. Algunos querrían todos los artículos juntos, de una sola vez. Eso es casi imposible por-que hay que madurar cada uno de ellos aunque se tenga la estructura de todos. Si alguien me preguntase ahora mismo qué quiero escribir sobre las líneas, la respuesta es bastante clara porque sé lo que quiero y tengo la estructura; sin embargo, los dos meses que pasan en-tre un artículo y el que le sigue cuando se encadenan sirven, entre otras cosas, para madurarlos, escuchar los comen-tarios sobre el anterior, aprender nue-vas cosas que mejoren la información, etc. Otros dirán que nos repetimos y no les falta razón pero sólo un simple de-talle nuevo o expresado de otra forma convierte en útil un tema repetido y, a última hora, si una vez que hemos escri-to sobre algo ya no volviéramos a tocar-lo, simplemente acabaríamos nuestra labor en poco más de un par de años. Y, por encima de todo, estos artículos tie-

nen siempre el mismo enfoque y no nos cansamos de repetirlo: no olvidemos que hay pescadores novatos, no olvide-mos a los niños, en muchas ocasiones demasiado acostumbrados a entender una línea como algo que está enrollado a una devanadera y que mi padre me prepara o si la prepara él, muy proba-blemente, obedezca a modelos bastante repetitivos (sin tomar en cuenta el uso que se haga de ellas). Los más novatos y los niños necesitan esa ayuda constan-te que les enseñe lo básico de cada cosa. Y los veteranos… ¡también!

En principio, porque como ya hemos dicho, la idea original puede cambiar, vamos a dividir el texto sobre el uso de las líneas en dos artículos. En este primero, hablaremos de las bases para conformar una línea y examinaremos las básicas. En la segunda entrega, exa-minaremos cómo hacer variaciones sobre estas líneas básicas y para qué hacemos cada variación. En definiti-va, intentaremos a través de estos dos artículos hacer que la mente del lector

entre “dentro del agua” y examine cada movimiento que produce cada uno de nuestros actos. Y, de hecho, aunque todavía no estamos en condiciones de tener los diagramas que queremos, ob-servaréis que estamos buscándole “tres pies al agua” para daros una idea cada vez más tridimensional de los conteni-dos a través de imágenes que espera-mos os motiven a releer los artículos en base a ellas cuando forman parte vital del artículo como en este caso.

¿QUÉ ES UNA LÍNEA?Digamos que no es otra cosa que la

distancia que existe desde la puntera de la caña hasta el empalme con el bajo de línea. Si consideramos que algunos no usamos bajos de línea casi nunca (esto en la competición no es bueno), se podría también dividir la línea en “Cuerpo de línea” y “Bajo de línea”. Analicemos, pues, el Cuerpo de línea en primer lugar:

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ANTES DEL FLOTADORHablamos de cañas enchufables y,

por tanto, hablamos de herramientas poderosas capaces de hacer lo que no se puede con ninguna otra herramienta de pesca y capaces, también, de conver-tirse en palos inútiles cuando se inten-ta ir más allá de sus limitaciones que, lógicamente, las tienen.

Un aspecto importante, porque todo lo es, lo compone la idea de muchos sobre la parte de la línea antes del flo-tador. Son muchos los que consideran esta parte como una especie de “empal-me necesario” pero casi nunca ven vida en él que vaya más allá de unir lo que se mira, es decir, el flotador, con aque-llo que se adivina sin verlo que no es otra cosa que los peces. Examinemos, por tanto, esa vida que existe antes del flotador.

LA DISTANCIAUna línea cuya distancia entre la

caña y el flotador (lo que se denomi-na “bandera”), no va más allá de una distancia comprendida en medidas de 20 a 50 centímetros, es lo que denomi-namos pescar corto. En estas líneas es donde muchos quieren ver el único poder de una enchufable. Y no están, en mi opinión, del todo equivocados porque cuanto más corta es la bandera, más poder tiene la enchufable. Pero, si analizamos bien la situación, descubri-remos que no es tan sencillo. Una línea corta nos da más control sobre lo que podemos hacer para presentar el cebo. Cuanto más corta, menos bruscos serán los movimientos necesarios para subir y bajar el cebo o para moverlo a un lado o a otro con mucha facilidad. Nos sirve para cerrar el pesquil en una distan-cia de casi centímetros cuadrados. En la parte negativa de las banderas cor-tas se sitúan ciertos problemas que le son connaturales a ellas. Los mayores problemas vendrán provocados por el viento que, si azota, nos hará difícil el

control sobre el flotador. Otros proble-mas nos vendrán por el lado de aque-llos puestos con corriente. La bandera corta nos deja mucho menos espacio en una corriente y eso, casi siempre acaba siendo negativo. Añadamos también el hecho de que una bandera corta no nos deja examinar otras posibilidades del pesquil en lo que a distancia hacia delante se refiere.

Si examinamos una bandera larga, es decir, aquella que va desde los 60/70 centímetros a los dos metros, veremos que, por lógica nos da más distancia para poder pescar más cantidad de agua tanto en paralelo como en verti-cal. Eso nos permite alargar nuestros dominios hacia los cuatro lados posi-ble con referencia a nuestra posición. También, como positivo, nos permite abrir el pesquil. Esa apertura por la que muchos nunca suspiran es más que necesaria en ciertas ocasiones, como por ejemplo, en lugares con muchos peces que si son sometidos a una zona de cebado muy cerrada, acabarán dán-donos constantes roces en la línea que se mostrarán como toques o picadas. Poder abrir el pesquil con un cebado mucho más abierto significa repartir el pescado en más metros cuadrados con la consiguiente ventaja de evitar mo-lestos roces a veces difíciles de distin-guir de los toques y las picadas reales. En ese momento, una línea larga nos capacita par examinar y pescar toda la zona mientras que una corta no puede hacerlo.

¿Significa eso que las línea largas siempre ofrecen ventajas? Obviamente no porque una línea larga hay que sa-ber pescarla. De hecho si no las pescas nunca, generalmente no es una buena idea que de repente, las montes porque al principio no vas a funcionar bien con ellas. Una línea larga significa en lo negativo un control mucho menor que las cortas. También significa que tus clavados ofrecerán menos calidad si no las manejas bien y eres enérgico y muy, muy rápido y, para finalizar con lo negativo, significan muchas más di-ficultades para presentar el cebo bien cuando dicha presentación requiere movimientos verticales hacia arriba y abajo en la misma posición porque, cuando de movimientos de frenada y

suelta se trata, de hecho, la presenta-ción es más fácil que con una línea cor-ta.

EL MANEJOEn lo que a manejo se refiere las lí-

neas cortas ofrecen la ventaja de poder montar anzuelos un poco más peque-ños y gomas más fuertes, mientras que las líneas largas casi siempre obligan a anzuelos ligeramente mayores y a gomas más ligeras. Ya de antemano sé que algunos no estarán de acuerdo con esta apreciación del manejo del pez pero he decidido poner el concepto en el artículo para que surta el efecto de meditar sobre lo que uno hace. De nue-vo, volvemos a hablar de equilibrio. Y parece claro que una línea corta manda la fuerza centrífuga (fuerza provocada por un movimiento) de nuestro clavado en dirección al anzuelo en un tiempo lógicamente menor que una línea más larga. Eso permite que el anzuelo, en la misma situación de cebo que este-mos usando, sea un poco menor. A la misma vez nos permitirá usar gomas ligeramente más gruesas porque el án-gulo de clavado es prácticamente recto entre caña y anzuelo y, por tanto la sa-lida en estampida del pez necesitará de unas décimas de segundo más que una línea tendida que, de hecho, al clavar, ya estará haciendo que parte del elásti-co salga nada más chocar contra lo que se clava, simplemente por el ángulo mas tendido. Obviamente la cuestión del elástico se corrige con una mayor o menor tensión del mismo según los casos y, por tanto, este apartado sirve para meditar acerca del equilibrio, una vez más.

BAJO AGUAUna vez que tenemos claro que la

parte del cuerpo de línea que está fuera del agua es algo bastante más vivo de lo que muchos piensan y cuya influencia es vital para el buen funcionamiento ge-neral de nuestra pesca con enchufable, nos adentramos en el mundo submari-no. Un mundo el que se nos abre ante

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nosotros, que se desarrolla en un ele-mento bastante desconocido para el ser humano. De hecho, algunos llegamos a la conclusión de lo buenos que son al-gunos pescadores porque su manejo de lo que ocurre bajo el agua es casi el de un pez. Lo controlan todo o casi todo, o al menos no dan palos de ciego sino que buscan pautas lógicas hasta dar con la fórmula adecuada al día.

De todos los elementos que necesita-mos tratar acerca de lo que ocurre bajo el agua en relación con las líneas, el pri-mero de ellos no puede ser otro que el plomeo. Del plomeo vamos a tratar de forma básica en este primer artículo porque será, sin duda alguna, el gran protagonista de la segunda entrega. Eso sí, adelantemos que un pescador que no entienda bien el arte de plomear, que consiste en colocar el peso necesario para que un flotador se comporte visual-mente como deseamos y sea nuestro ojo submarino, es un pescador que, de en-trada, está muerto para la competición y para la pesca de placer observará más de un día a vecinos suyos sacando pe-ces mientras él ni los ve. Pero, también adelantemos que, una vez plomeado el flotador, comienza el verdadero arte de plomear que no consiste en otra cosa más que alterar la estructura de parti-da a sabiendas de que cada alteración que hacemos de la plomada, a solas o en conjunción con el flotador, alterará la presentación de nuestro cebo y, que no se le olvide a nadie que la presentación del cebo es más del 90% de todo esto. Si das con la presentación correcta se empiezan a acabar muchas tonterías de hilos extremadamente finos, flota-dores impresentablemente pequeños para ciertas circunstancias, exquisitez en los cebos… . Y la presentación, aún siendo un equilibrio de todo, recae en la plomada en gran parte.

Los elementos de una plomada no son otra cosa que los plomos en una for-ma o en otra, fabricados en un material o en otro, los plomos son los primeros elementos que hay que comprender bien.

LOS PLOMOSHay varios aspectos en los plomos

que resultan esenciales y que se olvi-dan con facilidad. Examinemos algu-nos de ellos en unos casos para recor-dar ciertas cuestiones elementales y en otros para intentar descubrir algunos conceptos que son “casi” nuevos.

TIPOSLos plomos pueden ser de varios ti-

pos y cada tipo cumple funciones un poco diferentes.

REDONDOS

En primer lugar tenemos los plomos más frecuentes en uso que son los de forma redonda. En los redondos exis-ten dos formas de colocación: aquellos tradicionales que llevan un corte en el centro que busca el alojamiento del hilo sobre el que se cierran hasta apri-sionarlo. En este caso, las considera-ciones a tomar en cuenta son bastante simples: se debe buscar una marca de plomos que tengan un corte centrado y, sobre todo, igual en todos los plomos. Hoy en día son pocas las marcas que hacen plomos descentrados en su cor-te pero no están tan lejanos los días en que uno se sentaba a preparar líneas y de cada diez plomos que cogías de la ca-jita había que desechar la mitad porque si no el resultado final era una chapuza de consideración. Es muy importante que estén centrados en su corte pero no porque quede bonita una agrupación de varios plomos todos creando una lí-nea recta sino porque, si tenemos que separar los plomos a lo largo de la jor-nada, cuantos más plomos separados tengamos, más afectará que estén des-centrados llegando a provocar auténti-cos saltos del cebo en corrientes. Obvia-mente si tenemos plomos con un corte maravillosamente bien centrado pero los colocamos mal, de nada servirá ese buen material. La situación idónea es aquella que significa tener la línea muy tensa cuando se están colocando los plomos porque eso te permite colocar el plomo junto al anterior en la misma exacta posición del corte.

Los otros plomos redondos son aque-llos que están perforados de forma que el hilo pasa por su interior dejando la

posibilidad de que el plomo se mueva libremente con las ventajas que eso aporta en ciertas presentaciones en las que el pez no notará peso alguno, hasta darse de bruces con el plomo que ejer-za de “cerrojo”. Relativamente nuevos, en estos sí que hay que ser cuidadosos al elegirlos porque algunos tienen el agujero que parece hecho por alguien con algunas copas de más. Deben estar muy bien calibrados y normalmente empiezan a partir de un gramos y si-

guen hasta ser auténticas postas contra elefantes de hasta treinta gramos. Sue-len ir unidos a montajes con flotadores planos aunque no tiene porque ser así ni mucho menos pero sí es cierto que suelen ir unidos a montajes por encima de los cinco gramos.

PLANOS

Hasta hora denominados Styl por una marca concreta que lleva ese nom-bre, son plomos radicalmente distintos a los redondos. Hasta hace poco más de dos años, cuando se trataba de crear una línea que cayera muy lentamente,

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no había duda: bien en su totalidad en los flotadores de hasta 0,50 grs. o bien en la parte de debajo del cuerpo de la línea en flotadores mayores, se usaban los styl. La razón era tan simple como observar su cuerpo completamente aplastado que, por pura lógica baja mu-cho más lento que un cuerpo redondo. Sin embargo, las distintas marcas han empezado a fabricar en materiales que no son el plomo porque hay países don-de está permitido por encima de una peso (en Inglaterra, por ejemplo, todo lo que sea mayor de un nº 8 tiene que ser de cualquier material que no in-cluya el plomo). En este nuevo mundo de materiales distintos se ha llegado a ciertas aleaciones que conjugan fuerza con elasticidad. Y esa investigación ha permitido enormes avances en el dise-ño del corte que antes no existían con-duciendo a la posibilidad de fabricar plomos redondos de hasta el nº 13 per-fectamente cortados y con unos cortes que valen hasta para casi miopes.

Los plomos planos o styls han tenido siempre el problema de que, para colo-carlos hay que usar unas pinzas. Ya no más. Ahora, la marca inglesa Preston Innovations creó hace ya más de un año los denominados Stunz que se co-locan con la mano sin problema alguno

y que, además se desplazan por la línea con una facilidad pasmosa sin dañarla en absoluto. Tan fácil se desplazan que hay ciertos montajes para carpas en os que no son buenos porque la fuerza de la lucha del animal, hará que se mueva la plomada de Stunz. No creemos que otras marcas tarden mucho en tener productos similares.

LÁGRIMAS

Toda una solución para muchos que simplemente plomean con ellas de ma-nera sencilla porque son una buena so-lución en muchos casos; sin embargo, tienen su aplicación concreta y poco hay que hablar de ellas. Significan tener concentrado todo o casi todo el peso en un solo plomo. Eso tiene como aspecto positivo que, cuando se quiere alcanzar el fondo de manera rápida son la mejor solución. Sin embargo, cuando quieras dividir tu plomada para probar otras presentaciones, simplemente no podrás.

Hay dos tipos básicos (formas apar-te) de lágrimas: fijas y móviles.

Las lágrimas fijas, a su vez, se divi-den en aquellas que se pueden cambiar de posición porque están fijadas me-diante trocitos de silicona iguales a los usados para los piés de los flotadores o aquellas que están fijas porque llevan incorporado un quitavueltas.

Las lágrimas móviles suelen ser sim-plemente lágrimas perforadas por cuyo interior pasa el hilo. La ventaja inicial que tienen es que en ciertos montajes en los que hay corriente, el pez cuando nota el peso de la lágrima prácticamen-te está ya clavado.

Las lágrimas son opciones como otra cualquiera y va en gustos usarlas o no. Lo cierto es que existen ya en todas las medidas desde pesos impensables hace unos años. Esa diversidad es una ayuda porque mucha gente usa montajes mix-tos. Los montajes mixtos de lágrima y plomos son excelentes en situaciones en que se tiene muy claro que antes de un punto no va a haber picadas y enton-ces se coloca una lágrima que coloque al flotador en posición de pescar, para dejar alrededor de un 20% del peso restante en manos de plomitos que, a partir de la posición de la lágrima irán

mostrando cómo se hunde el resto del flotador de tal forma que cualquier al-teración supone una picada y, como re-sultado, un clavado.

En cuanto a la posición de la lágrima mucho se discute sobre si se debe colo-

car con la parte gruesa o la parte fina hacia abajo. La posición en realidad depende de la situación del puesto. En aguas con corriente mediana a fuerte colocar la parte más gruesa abajo da ventajas porque admite mejor la co-rriente (es igual que elegir la forma de un flotador), pero la influencia que tie-ne este hecho es muy relativa y lo cier-to es que no hace grandes diferencias.

OTROS PLOMOS

Existen formas de pescar mucho más delicadas que exigen otros conceptos de plomeo. Para estos conceptos se necesi-tan otras formas de colocar el peso en la línea. Hay dos elementos básicos que se pueden usar. Por un lado existen alea-ciones de plomo o de tungsteno (mate-rial del que se fabricaban los antiguos pelillos de las bombillas), que son mol-

deables y que se manejan igual que una masilla. En esos casos tú decides como colocar la plomada y donde y, además es muy fácil de cambiar de lugar.

Otro plomo muy interesante es el que nos han enseñado algunos de nues-tros abuelos o más recientemente algu-nos pescadores de Europa que utilizan masillas o pellets de tamaños grandes. Si pescas con una caña enchufable y un flotador muy pequeño gran parte o la totalidad del peso que admita el flotador puede ser sustituido por maíz o por masi-lla, de tal forma que el peso del cebo coloca el flotador en su posición final (obviamente hablamos de situaciones para pescar aguas paradas y con el cebo a escasos milímetros del fondo). Cuando se pierde el cebo, como suele ocurrir con las masillas, o cuando

el pez pica y te quita el cebo, el flotador se levantará al faltarle ese peso. Manejar es concepto es complicado y algunos que lo han perfeccionado están ganando muchas competiciones por Europa. Es una prueba interesante de hacer y muy divertida cuan-do la haces funcionar.

LOS BAJOS DE LÍNEA

Hay dos razones fundamentales para usar bajos de línea: por un lado, está la facilidad con que se pueden cambiar rápi-damente. En muchas ocasiones queremos cambiar el bajo para colocar un diámetro menor o mayor, para cambiar y aumen-tar o reducir la longitud del bajo o porque queremos cambiar de anzuelo. Y en otras ocasiones es una combinación de más de una de estas razones anteriores. El hecho es que usar bajos de línea facilita estas tareas. Por otro lado, las roturas de línea cuando se producen con bajos montados, lo normal es que se produzcan en el bajo por-que es de menor resistencia que la línea o porque el hecho de hacer nudos debilita al hilo. Tener una rotura y cambiar teniendo bajos es siempre fácil. Y veréis que mu-chos llevan auténticos arsenales de bajos montados para todas las posibilidades.

Por todo ello, los que no montamos bajos de línea, como es mi caso, no hacemos lo correcto de cara a la competición pero tam-bién tenemos ciertas ventajas, la principal de ellas que la presentación es mejor sin interrupciones en la línea y que un hilo del 0,12 que tiene tres o cuatro metros de lar-go, si tiene buenas cualidades de elastici-dad, cuando la goma llegue a su límite, aún nos dará alrededor de un 10% de hilo más al estirarse. Un bajo de línea de 0,12 tiene la misma elasticidad pero, lógicamente su diez por ciento suele darnos como dos o tres centímetros más, es decir, nada. A todo ello, si alguien me pregunta cual es la mejor opción, mi respuesta siempre será montar bajos pero yo seguiré sin usarlos porque simplemente no compito y cuando lo hago, aunque me guste ganar “el arroz está ya muy pasao”.

UNIONESLos bajos de línea tienen que unirse a la

línea y para ello existen dos fórmulas que, en mi opinión, están ligadas al grueso de los hilos. Para hilos hasta un 011/0,12 la mejor unión es siempre mediante un nudo de agua o uno de sangre por su sencillez y

su resistencia. De nuevo chocamos con los expertos en la competición. Para ellos, aún a pesar de que empeora la presentación, lo mejor es un empalme con dos lazadas por-que resulta más rápido de cambiar. Cuan-do el hilo es de un 0,14 en adelante, lo me-jor suele ser utilizar un quitavueltas que cumplirá varias funciones pero en lo que a este caso toca, hará que el cambio de bajo sea fácil, tanto si se une al bajo mediante una lazada pequeña (una grande afecta al funcionamiento del quitavueltas), como si se une mediante un nudo clásico de unión

a cucharillas o anillas de cualquier tipo. En todo caso, de las uniones lo más im-

portante, de nuevo, es el equilibrio: preten-der colocar un bajo de 0,10 con una línea de 0,16 es, por ejemplo, un desequilibrio que empeorará la presentación. La distancia entre cuerpo de línea y bajo de línea no de-bería superar nunca los dos grados en mi-límetros. Si se quiere probar a colocar, por ejemplo un cuerpo de línea del 0,16 y un bajo del 0,11, la posibilidad existe siempre que el bajo sea al menos de un metro para que su elasticidad supla e choque provoca-do por la diferencia de los dos diámetros.

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PLOMOS EN EL BAJO

Casi como regla general no se deberían colcoar plomos en los bajos a no ser que estos sean muy largos, entendiendo que, a partir de 40 centímetros, los bajos ya son largos.

Los tipos de plomos que se pueden colo-cr en un bajo son básicamente tres:

CHIVATOSComo su nombre indica, buscamos con

la colocación de plomitos muy pequeños que irán desde un nº 13 a un nº 6 dependien-do del tamaño del flotador. El hecho funda-mental es que el chivato debe avisarnos del primer intento del pez y si no está de acuer-do al tamaño del flotador, simplemente es un peso que irá desde inútil (un chivato del nº13 con un flotador de 2 gramos), hasta da-ñino (un chivato del nº 8 en un flotador de 0,30 gramos). Si no refleja ese primer con-tacto, ni es chivato “ni ná”.

APOYOSTambién denominados de toque, son

plomos que se utilizan básicamente en la corriente para que vayan golpeando el fon-do, provocando con ello pequeñas paradas en las que suele sobrevenir la picada. Hay auténticos artistas de este uso que no es muy complicado pero que si se lleva a cier-tos extremos de sensibilidad, es realmente difícil de pescar.

En ocasiones estos plomos no son en rea-lidad de toque sino que con cebos como las lombrices, sirven de apoyo, es decir, que-remos que toquen el suelo para evitar que la lombriz en su movimiento, y más si se ve ayudada por la corriente, se suba aguas arriba. En esos casos hay que encontrar el equilibrio entre el tamaño de plomito y lo que puede hacer el cebo.

FLOTANTESEl uso de cebos flotantes en España no

está demasiado arraigado pero cada día más irá formando parte de las técnicas de presentación (al menos eso ha ocurrido ya en otros lugares). Cebos como los gusanos mojados que flotan, las lombrices inyec-tadas con aire (mortales con carpas muy grandes), el uso de trocitos de foam para subir el cebo o incluso de pequeños trozos de corcho en la patilla del anzuelo, son téc-nicas que todas buscan que el cebo se suba del fondo. La distancia que se sube del fon-do viene determinada por el primer peso que crea un balance entre ambas cosas (los carperos que buscan carpas grandes son maestros en estas técnicas de “contraba-lance”). Hay que elegir, por tanto un plo-mo con el que no pueda el cebo y colocarlo a la distancia que queremos que el cebo se suba. En ocasiones el fondo del puesto tie-ne vegetación y esta es una forma de ayu-dar a evitar que el cebo se esconda.

LONGITUD DEL BAJORepasemos las ventajas y desventajas

de los bajos cortos y largos. Para empezar, digamos que consideramos bajos cortos aquellos que van de 10 a 30 centímetros y largos a partir de esa medida hasta un me-tro. Más de un metro de longitud en enchu-fables no es normal aunque sí por ejemplo en la inglesa.

Un bajo corto detecta mejor las picadas que uno largo, hace más fácil los cambios de presentación por medio de alteraciones de la plomada (lo veremos en nuestro se-gundo artículo) y mejora los clavados. Por otro lado, un bajo largo permite una mayor elasticidad y también permite la coloca-ción de distintos tamaños de plomos para cambiar la presentación en corrientes.

Por tanto, la longitud no es un paráme-tro fijo sino algo que hay que probar y ade-cuar a cada circunstancia.

EQUILIBRIO

Otra vez la dichosa palabra. Conseguir el equilibrio entre os distintos elementos que afectan a una línea es en reaidad el gran secreto de una buena presentación del cebo. Y los elementos que comprometen ese equilibrio son de arriba abajo, el elás-tico, la longitud de la bandera y del bajo de línea, el tamaño y la forma del flotador, el tamaño del anzuelo, el cebo y la plomada.

Crear un buen equilibrio entre todos es-tos elementos significa hacer buen uso del material del fabricante. Si se desequilibra uno de estos elementos, los demás no fun-cionan como deben y todo empieza a irse al garete. A veces, un pequeño desequilibrio no significa nada mientras que en otras oca-siones, cualquier pequeño detalle afecta a la presentación de forma bestial. Aprender a mantener un buen equilibrio es, por en-cima de todo, lo que distingue a los grandes campeones de los que somos mortales de a pié. Y mientras llega el segundo artículo, personalmente te sugiero que medites a la hora de colocar una línea en tu enchufable si todos los elementos están realmente fun-cionando como un conjunto porque, de lo contrario, habrás dejado al azar tu éxito en esa jornada de pesca.

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