revista la linea

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Hay muy pocos tipos de flotadores para la pesca que se pueda decir que han sido inventados. Casi todas las formas y modelos que existen simple- mente han evolucionado y se han desa- rrollado poco a poco. Con bastante fre- cuencia, lo que si pueden algunos decir en voz alta es que la idea para un nuevo flotador fue algo personal y que fue de su propia creación sin influencias ni copias de otros. Parece, por tanto, que eso de la invención queda lejos para to- dos y que lo más sensato es pensar en la dirección de que has tenido una idea propia para adecuar el flotador al pro- blema concreto de pesca que quieres resolver. Y eso fue lo que me ocurrió a mí personalmente con los que bauticé como Crystal Wagglers. ¿POR QUÉ? Mi compañero de pesca, desde hace mucho tiempo, John Everard y yo ha- bíamos estado pescando tencas grandes en una charca de gravera muy grande. El agua estaba muy clara y había poca profundidad. Había mucha vegetación y la población de peces estaba muy dis- persa. Afortunadamente, estas tencas grandes patrullan de forma regular las orillas, siguiendo el contorno de la charca por todo su perímetro. Los pe- ces se movían justo donde comenzaba el escalón de mayor profundidad a es- casos dos o tres metros de la orilla y en no más de un metro y medio de profun- didad. De manera inevitable, era claro que sería mejor pescar contra el viento pero, en una charca tan grande, eso sig- nifica que las condiciones, a veces, se vuelven duras a causa de las olas y de la corriente que el aire provoca en la superficie. Para conseguir mantener el cebo ab- solutamente quieto y asegurarnos de que no se enganchaba en la abundante vegetación por culpa de la deriva que producía el viento, vimos que no sólo era necesario utilizar un plomo de an- claje sino que, además, habría que hun- dir la puntera de la caña unos 35 cms. utilizando un flotador de la misma lon- gitud para así poder hundir la línea a esa profundidad y evitar la deriva que había en superficie. Pescamos la mayor parte de todo un verano con flotadores de pluma de pavo muy largos y completamente rectos. Y cogíamos bastantes peces; pero no estábamos satisfechos con el éxito que estábamos teniendo. Las tencas que patrullaban, entraban en el pesquil, se paraban y parecían comer. Veíamos burbujas y pequeñas indicaciones del interés que mostraban por nuestros cebos pero, con demasiada frecuencia, se acababan largando sin que ninguno de los dos tuviera una picada tras esas señales. ¡EUREKA! Un día, estábamos pescando de esta forma desde una estrecha franja de tie- rra y a nuestras espaldas teníamos una enorme y cortada pared de la gravera. El cebo consistía en grandes trozos de pan delante de los cuales colocábamos dos gusanos rojos. Pero las tencas, de nuevo habían llegado y se habían ido sin darnos ni una sola picada. Escalé a lo alto del cortado y en medio de ese día, relativamente calmado, pude observar como los peces se habían llevado todos los cebos de nuestro cebado, dejando exclusivamente los trozos de nuestros anzuelos. De forma incluso aún más asombrosa, había un trozo de pan del cebado que tampoco se habían llevado pero este estaba justo al lado del de mi anzuelo. Estando de pié en lo alto de un barranco tan grande de la gravera, el nivel de mis ojos debía estar al menos a 15 piés ( 4,6 metros). Este excelente pun- to de vista me hizo comprobar como la sensación visual de nuestros enormes flotadores era que parecían llegar has- ta más de la mitad de la profundidad. De forma real, las proporciones son tal y como se muestra en la ilustración del diagrama, con el flotador que no supo- nía más allá de una cuarta parte del 1,5 metros de profundidad. El hecho es que en aquel día no me pareció tan im- portante pero una lucecita se encendió en mi cabeza. No era el hecho de que 58 [La Línea––––]

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El Rincón de Peter. Revista La Linea, pesca deportiva de ciprínidos.

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Hay muy pocos tipos de flotadores para la pesca que se pueda decir que han sido inventados. Casi todas las formas y modelos que existen simple-mente han evolucionado y se han desa-rrollado poco a poco. Con bastante fre-cuencia, lo que si pueden algunos decir en voz alta es que la idea para un nuevo flotador fue algo personal y que fue de su propia creación sin influencias ni copias de otros. Parece, por tanto, que eso de la invención queda lejos para to-dos y que lo más sensato es pensar en la dirección de que has tenido una idea propia para adecuar el flotador al pro-blema concreto de pesca que quieres resolver. Y eso fue lo que me ocurrió a mí personalmente con los que bauticé como Crystal Wagglers.

¿POR QUÉ?Mi compañero de pesca, desde hace

mucho tiempo, John Everard y yo ha-bíamos estado pescando tencas grandes

en una charca de gravera muy grande. El agua estaba muy clara y había poca profundidad. Había mucha vegetación y la población de peces estaba muy dis-persa. Afortunadamente, estas tencas grandes patrullan de forma regular las orillas, siguiendo el contorno de la charca por todo su perímetro. Los pe-ces se movían justo donde comenzaba el escalón de mayor profundidad a es-casos dos o tres metros de la orilla y en no más de un metro y medio de profun-didad. De manera inevitable, era claro que sería mejor pescar contra el viento pero, en una charca tan grande, eso sig-nifica que las condiciones, a veces, se vuelven duras a causa de las olas y de la corriente que el aire provoca en la superficie.

Para conseguir mantener el cebo ab-solutamente quieto y asegurarnos de que no se enganchaba en la abundante vegetación por culpa de la deriva que producía el viento, vimos que no sólo era necesario utilizar un plomo de an-

claje sino que, además, habría que hun-dir la puntera de la caña unos 35 cms. utilizando un flotador de la misma lon-gitud para así poder hundir la línea a esa profundidad y evitar la deriva que había en superficie.

Pescamos la mayor parte de todo un verano con flotadores de pluma de pavo muy largos y completamente rectos. Y cogíamos bastantes peces; pero no estábamos satisfechos con el éxito que estábamos teniendo. Las tencas que patrullaban, entraban en el pesquil, se paraban y parecían comer. Veíamos burbujas y pequeñas indicaciones del interés que mostraban por nuestros cebos pero, con demasiada frecuencia, se acababan largando sin que ninguno de los dos tuviera una picada tras esas señales.

¡EUREKA!Un día, estábamos pescando de esta

forma desde una estrecha franja de tie-rra y a nuestras espaldas teníamos una enorme y cortada pared de la gravera. El cebo consistía en grandes trozos de pan delante de los cuales colocábamos dos gusanos rojos. Pero las tencas, de nuevo habían llegado y se habían ido sin darnos ni una sola picada. Escalé a lo alto del cortado y en medio de ese día, relativamente calmado, pude observar como los peces se habían llevado todos los cebos de nuestro cebado, dejando exclusivamente los trozos de nuestros anzuelos. De forma incluso aún más asombrosa, había un trozo de pan del cebado que tampoco se habían llevado pero este estaba justo al lado del de mi anzuelo. Estando de pié en lo alto de un barranco tan grande de la gravera, el nivel de mis ojos debía estar al menos a 15 piés ( 4,6 metros). Este excelente pun-to de vista me hizo comprobar como la sensación visual de nuestros enormes flotadores era que parecían llegar has-ta más de la mitad de la profundidad. De forma real, las proporciones son tal y como se muestra en la ilustración del diagrama, con el flotador que no supo-nía más allá de una cuarta parte del 1,5 metros de profundidad. El hecho es que en aquel día no me pareció tan im-portante pero una lucecita se encendió en mi cabeza. No era el hecho de que

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nuestros cebos estuvieran unidos a un anzuelo y a una línea lo que acababa haciendo que las tencas se fueran sin probarlos, sino el hecho de un flotador tan largo y tan coloreado, tan sólido en medio de aquel agua tan clara y que es-taba justo encima del cebo. A las tencas no les gustaba tener aquello encima de sus cabezas y simplemente no se colo-caban debajo de los flotadores.

Intentamos pescar con mucha más agua de la que había de forma que el flotador quedase alejado del cebo pero perdíamos calidad tanto en la presen-tación como en la detección de la pi-cada. Incluso intentamos pescar con un pequeño plomo de fondo pero a tan corta distancia no funcionaba bien. Me di cuenta de que lo que necesitábamos era un flotador transparente, sin color alguno de forma que le resultase prácti-camente invisible al pez.

CRYSTAL WAGGLERSAsí nacieron nuestros Crystal

Wagglers y debo decir que funcionaron muy bien y no sólo con aquellas enor-

mes tencas sino con un vasto número de especies y de lugares muy distintos. El hecho de que los peces pudieran es-tar “prevenidos contra el flotador” no se había tomado en cuenta antes como algo que pudiera llegar a ser tan deter-minante, pero hoy en día, tras infinitas pruebas, podemos asegurar que estos flotadores cuando se trata de aguas muy claras, llegan a hacer diferencias muy significativas en las capturas fina-les.

Además, hoy en día, hemos consegui-do hacer que los flotadores de “cristal” tengan niveles de flotabilidad y de lige-reza iguales a los de plumas de pavo. Son más duraderos que los de pluma de pavo y a la hora de lanzar, son mu-cho más exactos. En producción, esta exactitud también es aplicable a las juntas y a las uniones de tal forma que es posible hacer partes del flotador que sea intercambiables, como las antenas. Con ello, puedes alterar la longitud, el color y el estilo de la antena, coger an-tenas de otros modelos de flotadores e incluso ajustar antenas muy finas en el espacio de otras más gruesas mediante

el uso de anillas que sirven de adapta-dores.

La regla general en lo que a cambio de color en la antena es: si el sol está de frente y, de forma muy especial si produce brillos en el agua, la antena adecuada es la negra. En aguas oscu-ras donde la luz hace que incluso sea más oscura la superficie, el amarillo fluorescente es el idóneo. Cuando la luz viene desde cualquier punto por detrás de ti, los colores fuertes fluorescentes rojos y naranjas son los adecuados.

Quizás más importante que poder cambiar el color de la antena es la capa-cidad de cambiar la longitud y el estilo de la antena. Aumentar la antena unos simples centímetros, puede llegar a sig-nificar un aumento y una influencia grande en tus capturas. La antena más larga denominada Combo Tip combina-da con el cuerpo de la Insert Crystal , produce un flotador de 36 cms. de lon-gitud. Un flotador así de largo es capaz de soportar mucho viento y mejorar realmente tu presentación en condicio-nes muy duras. Así mismo, el sistema te evita llevar flotadores muy gran-

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des contigo ya que los puedes montar cuando quieras. Recuerda que cuando aumentas las longitudes y las formas, debes aumentar tu plomeo pero, en rea-lidad, lo que te da ventaja es el aumento de la longitud y no el del plomeo.

La ridícula idea de un flotador trans-parente en los años setenta, ahora se ha desarrollado en todo un sistema modu-lar, parecido a los Legos de juguetes de los críos. Puedes intercambiar compo-nentes y construir exactamente la lon-gitud y el estilo de waggler que quieres para adaptarte a todas las condiciones.

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