revista medievo bianual 2015

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Revista medieval

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  • MEDIEVO. Revista de Historia 30 de marzo de 2015 Pgina 2

    CONTENIDO

    Editorial 3

    Mitos y leyendas de la civilizacin Occidental(UNED. Elda 2015)..6

    LA ILUSTRACIN DE MADRID: crnicas deSociedad en la Corte del Rey..13

    Vida cronolgica de san Pablo a travs de losEscritos sagrados...44

    Nueva obra sobre el tema medieval de nuestrocompaero Antonio Huertas Morales,actualmente en la Universidad de Zagreb...52

    Ya a la venta el primer To de HISTORIAS DEULTRAMAR 53

    Los hroes silenciosos 54

    Revista de investigacin yestudios histricos publicada porla Asociacin de Divulgacin eInvestigaciones Histricas (ADIH)

    N 2330 de marzo de 2015Fundada en 2009Apartado de Correos: 304730002 - Murcia Espaa

    [email protected]

    Depsito Legal: MU. 489-2011ISSN: 1989-5283

    Diseo de Portada. ADIH. Cabezade san Pablo decapitada por unaespada, de Sebastin de LlanosValds, pintor sevillano nacido en1616.

    de la edicin. ADIH

    Reservados todos los derechos.

    MEDIEVO. Revista de Historia a los

    efectos previstos en el artculo 32.1

    prrafo segundo del vigente TRLPI,

    se

    opone expresamente a que cualquiera

    de las pginas de esta revista o

    partes de ella sean utilizadas para la

    realizacin de resmenes de prensa.

    Cualquier forma de reproduccin,

    distribucin, comunicacin pblica o

    transformacin de esta revista solo

    puede ser realizada con la

    autorizacin de sus titulares, salvo

    excepcin prevista por la ley. Dirjase

    a CEDRO (Centro Espaol de

    Derechos Reprogrficos) si necesita

    fotocopiar o escanear algn

    fragmento de esta Revista:

    www.conlicencia.com; 917021970.

    http://www.asociacionadih.es/mailto:[email protected]://www.conlicencia.com/

  • MEDIEVO. Revista de Historia 30 de marzo de 2015 Pgina 3

    EDITORIAL

    La LIBERTAD, querido Sancho, es uno de los ms preciosos donesque a los hombres dieron los cielos. Con ella no pueden igualarselos tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por laLIBERTAD se puede y debe aventurar la vida.

    Miguel de Cervantes Saavedra

    El hombre fue religioso en un principio merced a una intuicininmediata de su situacin en el mundo que le haca sentirsedependiente de un misterio sagrado envolvente, cuya presencia semanifestaba poderosamente activa en los fenmenos de la vida. Lamentalidad especfica del hombre de las religiones "naturales" era unamentalidad de participacin, de amistad, de respeto, de ayuda mutuaLas desviaciones religiosas sobrevinieron cuando el hombre decidiarrogarse para s mismo el ttulo de intermediario de Dios, y comenz amanipular a los creyentes en su propio beneficio. De ah lasaberraciones que llevamos sufriendo ya tantos aos.

    Todas las religiones del mundo, incluyendo las menos conocidas, hanofrecido, en algn momento de su existencia, la salvacin eterna y unparaso lleno de placeres a quienes se hayan martirizado por ellas.

    A pesar de la transformacin que el hombre religioso fueexperimentando a travs de los tiempos, ha quedado, sin embargo,enquistado en las profundidades de las religiones mencionadas, unaclase de lderes religiosos que se han negado a progresar. Son personasque se aprovechan del desconcierto, de la pobreza o de la desesperacinde los fieles para meter en sus cabezas ideas trasnochadas, artificialesy, casi siempre recompensadas por Dios, cuya finalidad es conseguiruna obediencia tan ciego que incluso puedan ser enviados a matar o amatarse en nombre de los intereses de los lderes que los manejan. Estaclase de hipocresa fue la que Jess les reproch a los escribas yfariseos: encadenar a Dios a sus propios intereses y hacer de su accinliberadora una razn para oprimir y dominar a los creyentes. Similardenuncia hace Mahoma: Los indicios del hipcrita dice el profeta,

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    son tres: cuando habla, miente; cuando promete, no cumple y cuando enl se confa, traiciona.

    Debido a esta clase de lderes religiosos que usan el nombre de Diospara lograr sus propios beneficios, el trmino fundamentalismo hasido asociado siempre al mbito religioso.

    Lo antedicho no es de extraar, ya que cualquier persona que tome ensus manos una enciclopedia o un diccionario para consultar dichovocablo, se encontrar con una aclaracin muy parecida a sta:Fundamentalista es la persona religiosa que toma literalmente lasSagradas Escrituras, considerndolas infalibles...

    Siguiendo este principio, es decir, el de achacar el fundamentalismoslo a personas religiosas, escuchamos o leemos diariamente en todoslos medios informativos esa imprecisa denominacin de terrorismoislmico, sin darnos cuenta de que en esta mal dicha expresinestamos incluyendo a todos los musulmanes que profesan la religindel Islam; pues si nos molestamos en tomar nuevamente unaenciclopedia o un diccionario, podremos leer que Islam es un conjuntode hombres y pueblos que siguen la religin de Mahoma, y en ningunacabeza cabe, por lo menos en una cabeza que est bien amueblada, quetodos los religiosos que profesan la religin de Mahoma puedan serterroristas... Quizs sera bueno traer aqu las palabras de un maestromusulmn llamado Sheikh Sufi Wahshi Rf, hombre religioso porexcelencia, que dijo: Nosotros no somos los que arrancan rboles, sosson otros. An teniendo miles de hachas, no cortaramos ni una solarama...

    Si la inmolacin o el asesinato fuesen buenas para Dios y no solamentepara los intereses del hombre, esta clase de lderes espirituales tambinofreceran a Dios este sacrificio, pero, cosa extraa!, desde que elhombre comenz a ser religioso hasta nuestros das, no ha habido lderreligioso, de ninguna de las religiones mencionadas, que se hayainmolado en nombre de Dios por voluntad propia ni haya arriesgado lavida llevando a cabo algn acto terrorista.

    mailto:[email protected]

  • MEDIEVO. Revista de Historia 30 de marzo de 2015 Pgina 5

    Para anunciarse en esta Revista: [email protected]

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  • MEDIEVO. Revista de Historia 30 de marzo de 2015 Pgina 6

    MITOS Y LEYENDAS DE LA CIVILIZACINOCCIDENTAL (UNED. Elda 2015)

    Curso impartido por el socio de ADIH ProfesorPascual Uceda Piqueras.

    RESEA DEL CURSO.

    En el presente curso se pretende hacer un recorrido en el tiempo atravs del pensamiento mtico que siempre ha acompaado al hombreimpulsndolo al ideal civilizador. Los mitos, las leyendas y los smbolosforman un corpus de conocimiento que constituye en su conjunto laherencia de las civilizaciones que nos precedieron.

    Hemos estructurado el curso en cuatro bloques temticos, agrupadospor un criterio temporal: Prehistoria, Antigedad, Edad Media y EdadContempornea. En cada uno de ellos nos hemos detenido en lostemas que, a nuestro juicio, mejor pueden darnos una imagen delpensamiento mtico del hombre adaptado a la corriente de su poca. Enalgunos casos abordaremos temas de escasa repercusin histrica (ElGrial), otros, sin embargo, sern paradigmas de la civilizacin(Jerusaln) y, entre medias, un variado muestrario que va desde losmitos y smbolos ms arcaicos y conocidos hasta los ms nuevos eincluso completamente silenciados. Por ello, las notables ausencias demovimientos sociales, pocas, estilos, etc., no figurarn en este ndicetemtico, pues no ser el criterio histrico nuestro propsito, ni siquierael filosfico, ni tampoco el literario; sino los tres. Es decir, creemos queal pensamiento mtico no se le pueden poner lmites ni estructurarlo deuna forma razonada. Ser, pues, la permeabilidad, la nica norma queimpondremos al mito.

    Del estudio de esa evolucin del pensamiento mtico a travs de laHistoria, veremos que el hombre de todos los tiempos siempre hanecesitado al mito para poder seguir avanzando, incluso en losmomentos ms desesperanzadores es cuando las sociedades, con mayordecisin, buscan ese retorno a los orgenes.

    A medio camino entre la Historia, la Literatura y la Filosofa, estecurso tiene como objetivo mostrar al alumno la existencia del mito comouna realidad intrnseca al ser humano, que ha dejado su impronta, a lolargo de toda la historia de la humanidad, en forma de relatosfabulosos, tradiciones y smbolos,

    En la ltima sesin realizaremos una mesa coloquio con AntonioGalera, autor de Enigmas y curiosidades.

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    NDICE DE TEMAS

    PREHISTORIA

    1. LOS COMIENZOS DE LA CIVILIZACIN I2. LOS COMIENZOS DE LA CIVILIZACIN II

    TRES CIUDADES MTICAS DE LA ANTIGEDAD:

    3. TEBAS,4. JERUSALN5. ROMA.

    LA EDAD MEDIA: CUANDO LOS MITOS QUISIERON HACERSE REALIDAD

    6. EL GRIAL7. LOS CTAROS8. LOS TEMPLARIO

    LA EDAD CONTEMPORNEA:

    9. LA MASONERA10. A DNDE VAMOS?11. LA PERVIVENCIA DE LA TRADICIN: LA AVENIDA DE LA LIBERTAD DE

    ELCHE

    12. MESA REDONDA CON AUTOR DEL LIBRO RECOMENDADO: D. AntonioGalera Gracia, presidente de la Asociacin de Divulgacin eInvestigaciones Histricas (ADIH).

    Libro recomendado: ENIGMAS Y CURIOSIDADES HISTRICAS YRELIGIOSAS.

    SESIN 1

    LOS COMIENZOS DE LA CIVILIZACIN I

    INTRODUCCIN AL CONCEPTO DE MITOS

    1. Qu es un mito?

    En la actualidad la palabra mito se ha revestido de una cierta vaguedade indefinicin que hace necesario que aclaremos en primer lugar lo queentendemos por mito. Cuando se dice que algo o alguien es un mito, se suelehacer alusin a que es algo o alguien fabuloso, extraordinario o ejemplar. Aveces tambin puede querer decir que es algo falso o ficticio, o que slo est ennuestra imaginacin. Todas estas connotaciones tienen que ver con diferentesusos que se han hecho de esta nocin desde fecha antigua.

    Pero en las culturas arcaicas, y especialmente en la griega, el mito no esslo una mera historia fantstica y bella, como creyeron los romnticos, sinoalgo implicado muy directamente en la vida de los ciudadanos. Va a formarparte de su cultura y de sus ritos en un complejo entramado que se va atransmitir de generacin en generacin Los griegos, a su vez, van a ser losencargados de transmitir todo ese complejo entramado mtico por medio deuna rica y desarrollada expresin plstica y oral.

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    El mito es un factor esencial de la cultura griega. Toda la vida de laGrecia antigua est guiada e impregnada por el mito. Los griegos, por lomenos hasta poca helenstica, no consideraban sus mitos como merasfbulas, sino que el mito era para ellos una realidad a la que no se dejaba derecurrir. En forma de relatos con los que se entretena a los nios, el mitoestaba presente desde la cuna. Pero tambin estaba presente a lo largo de suvida: en los ritos de iniciacin, en su educacin, basada fundamentalmente enHomero. Platn da una visin segn la cual los poetas persiguen lainstruccin moral, pero hace notar en La Repblica que los poetas describencon demasiada frecuencia conductas impropias de imitacin, conconsecuencias nocivas, sobre todo, para las almas de los nios. En su vida deadultos, va a estar presente en forma de relatos para la vida ciudadana, en elteatro, especialmente en la tragedia.

    No eran relatos de puro entretenimiento. Definan a los dioses,iluminaban los rituales, proporcionaban argumentos en los debates, servancomo modelo de conducta tica o religiosa.

    Muchos gneros narrativos incluan el postulado de que una de lasfunciones principales de la narracin de mitos consista en preservar para laposteridad las grandes gestas del pasado. Que el pasado se poda contemplarcomo una fuente de paradigmas es una presuncin comn entre los autoresde la Antigedad, y ese pasado incluye las gestas de dioses y hroes.

    Pero el mito en Grecia tena tambin una referencia social y formabaparte de una cultura viva y compleja. Por ello, vamos, en primer lugar a tratarde entender qu entendan los griegos por mito.

    2. El trmino mythos entre los griegos

    Los griegos utilizaron diferentes palabras para referirse al mito. En suorigen, el trmino griego mythos significaba algo que se dice, expresin, conuna cierta especializacin como discurso narrativo relato. De hecho, lapalabra mythos en Homero es un acto de habla, extenso y que se ejecuta enpblico. Se opone a rgon, que es la destreza en la accin. Podramos decirque equivale a relato o narracin, y era en gran medida, sinnimo de lgosy pos, las otras dos palabras con la que se poda designar el mito en Grecia.El pos es el relato de la hazaas de los hroes de antao y el lgos hacareferencia a la oralidad de estas narraciones, que iban de boca en boca.

    Sin embargo, en un momento determinado de la cultura griega este mythosse consider algo negativo, algo que se opona a la verdad, concebida como larealidad de los hechos. Era pura ficcin. En ese momento se va a plantear unconflicto entre el relato mtico (mythos) y el relato histrico (lgos). La palabramythos se va a especializar en relato no confirmado por testimonios,mientras que lgos, va a pasar a designar lo contrario, es decir, el relatoautentificado por testimonios. Y as lo hacen notar los historiadores Hecateo,Herdoto, y Tucdides, entre otros, que quieren contar hechos verdaderos(lgoi) y no mitos. Por eso a los primeros historiadores se les llama loggrafos.Hay un rechazo de los elementos fabulosos que contienen los mitos, aunquepara los griegos no hubo nunca una ruptura total entre el mito como ficcin yla historia como narracin de la verdad. El propio Herdoto introduce relatosen sus Historias que nosotros no dudaramos en calificar de mitos, comocuando relata las Guerras Mdicas donde los dioses intervienen en la batallade Maratn junto a los griegos.

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    Estas dos palabras, mythos y lgos, se van a enfrentar, pues, en unmomento determinado. Las dos hacen alusin a un relato, a una narracin,aunque lgos tiene un mayor campo semntico. El mayor enfrentamientoentre ambos trminos se produce en la poca de la Sofstica, cuando se quiereresaltar el valor del lgos como razn y razonamiento, como mtodo nico paraalcanzar la verdad, frente al saber dudoso del mythos arcaico e indemostrable.El sofista Protgoras, en la primera mitad del s. V a.C., va a usar ya mythoscomo opuesto a lgos.

    Para los sofistas, los mitos eran reliquias de un pasado ignorante queexplicaba el mundo de un modo ingenuo o bien con mentiras para engaar ala gente. Los mitos quedaban condenados a ficciones de los antiguos,poniendo de manifiesto su carcter no veraz. Pero ya antes, en el siglo VI a. C.,poetas como Jenfanes o Soln haban censurado duramente a Homero y aHesodo, por mentir:

    A los dioses les atribuyeron Homero y Hesodo todo aquello que entre loshombres es deshonor y motivo de reproche: robar, cometer adulterio yengaarse unos a otros (Jenfanes, Fr.10)

    De hecho, junto a las primeras especulaciones filosficas aparece en Greciala crtica al mito como forma de explicar el mundo. Los filsofos tienen unnuevo mtodo de conocimiento, la razn, para intentar explicar las causas yfenmenos a los que el mito daba explicacin mediante la intervencin deseres divinos o heroicos. El mito se encargaba de exponer los problemas delentorno humano, pero no intentaba comprobarlos, mientras que el lgosbusca una explicacin racional. Los filsofos, por tanto, van a despreciar elsaber de los mitos. Estos van a buscar el origen de la vida por la va racional.A medida que los mitos como creencias van siendo sometidos a crtica, vancediendo su lugar a los razonamientos y las ideas. Pero all donde estosrazonamientos no llegan, sigue instalndose el mito. As, Platn que va a ser elcrtico ms virulento de los mitos tradicionales por contribuir a la corrupcinde los jvenes, es creador, a su vez, de nuevos mitos. Por ejemplo, los mitos deEr y de la Caverna, en La Republica, o el de Pros y Pena en el Banquete, entreotros muchos.

    Posteriormente, Aristteles en su Potica va a utilizar la palabra mythos enlos dos sentidos que recogen las tendencias vistas hasta ahora: como relatotradicional y arcaico, por un lado, y como ficcin literaria, por otro. Por eso lous para designar la trama o el argumento de una obra dramtica.

    Por su parte, los autores latinos usaron para esta nocin la palabra fabulacon ambos sentidos y as, por fabulae entendan tanto los repertoriosmitolgicos de Apolodoro o Higino, como las tragedias de Eurpides o lascomedias de Aristfanes. Esta doble acepcin de mito va a continuar durantela Edad Media y el Renacimiento.

    El concepto moderno del mito, as como la propia palabra mito, se remontaal fillogo alemn Heyne (1729-1812). Heyne sent las bases de lainvestigacin mitolgica, no slo en Alemania sino en todo el mundo. Heyne seaproxim al mito como un fillogo, como un comentarista de textos. Los textosantiguos estn llenos de alusiones al mito, y Heyne se dio cuenta de que paraentender esos textos haba que entender el mito, es decir, haba quedespojarlo de las connotaciones de ficcin que la palabra lat. fabula implicaba,y acu el trmino mythus de cuya existencia y significado ya hemos hablado.

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    Para Heyne el mito era la expresin de un espritu del pueblo (Volkgeist)especfico, daba explicacin a los aspectos maravillosos o aterradores de lanaturaleza y, en ltimo trmino, tambin serva para preservar la memoria delas grandes hazaas. Estas investigaciones, y otras que le siguieron, abrieronel camino de la mitologa comparada, y, sobre todo, del estudio cientfico delmito.

    3. Definiciones modernas del mito

    Todos los libros que tratan del mito plantean la dificultad que entraa sudefinicin. Resulta muy difcil encerrar en una sola frase lo que los griegosentendieron por mito. Hay un montn de historias diferentes a las que sueleaplicarse el nombre de mitos y cubren un espectro muy amplio de temas,estilo y actitudes. Esto nos lleva a pensar en que el mito, en general, tiene unanaturaleza, un origen y una funcin muy compleja. En cualquier caso, el mitoform parte integrante del comportamiento individual y colectivo de los griegosy su historia no se comprende sin la presencia constante de un pensamientomtico muy desarrollado

    Los mitos son una de las manifestaciones primarias de la cultura oral.Entre la amplia gama de narraciones que se contaban en Grecia, haba ungrupo que refera las gestas de los dioses y los hroes. Las narraciones de estetipo han sido convencionalmente denominadas mitos.

    Se podra decir, pues, de una manera simple, que los mitos son relatostradicionales que tratan de dioses y hroes. Por tradicionales se quiere decirque estos relatos son transmitidos de generacin en generacin, sin quesepamos en qu momento fueron creados ni quines fueron sus autores. Deentre todas las definiciones que se han hecho del mito desde diferentesperspectivas, hemos seleccionado algunas que coinciden en los rasgosfundamentales.

    El gran historiador de la religin griega, Burkert, propuso hace tiempo unadefinicin de mito como un relato tradicional que hace referencia de formasecundaria y parcial a algo de importancia para la colectividad. Ms tardesintetiz esta definicin en relato tradicional con significacin especial.Recientemente, Buxton, siguiendo la estela de Burkert, define el mito comouna narracin de las gestas de dioses y hroes y de sus interrelaciones conmortales comunes, transmitida como una tradicin dentro del mundo griegoantiguo y de importancia colectiva para un grupo o grupos socialesespecficos. Entre ambos, ha habido diferentes definiciones que handesarrollado de una u otra manera esta idea del mito como relato o narracin.

    Para Jean Pierre Vernant, perteneciente a la escuela francesapostestructuralista y uno de los ms importantes cultivadores de lainterpretacin antropolgica de los mitos, stos son conjuntos de relatossobre los dioses y los hroes, es decir, los dos tipos de personajes a los que lasciudades antiguas elevaban su culto. La idea de los mitos caracterizadoscomo tradicionales viene de antiguo y fue bsica en la visin romntica segnla cual la mitologa era una forma de expresin que surga del pueblo y queste transmita.

    El profesor Garca Gual ha sintetizado muy bien estas definiciones y diceque el mito es un relato tradicional que refiere la actuacin memorable yejemplar de unos personajes extraordinarios en un tiempo prestigioso y

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    lejano. Es algo que se cuenta y se repite desde antes, que llega del pasadocomo una herencia narrativa, un recuerdo colectivo y no personal. Todoscoinciden, pues, en que el mito es un tipo de relato tradicional con carcterdramtico y valor ejemplar para la comunidad.

    En primer lugar, es un acontecimiento cuyo desarrollo se consideraenmarcado en un tiempo anterior al tiempo en que vivimos. El tiempo de loscomienzos, de los orgenes, distinto del de la vida real. Muchas culturas lorecrean y sus mitos nos hablan del deterioro progresivo de ese tiempo lejano.En Grecia est reflejado en el Mito de las Edades en el relato hesidico. Porotro lado, se trata de un acontecimiento considerado fundamental oexplicativo, es decir, constituye la razn de ser y proporciona la explicacin deuna realidad natural o humana. Por ltimo, sus protagonistas no son sereshumanos corrientes, sino hroes o dioses o en cualquier caso, con algn rasgosobrenatural. Se podra decir, pues, que es un relato que presenta a unosseres sobrenaturales, que cuenta un acontecimiento sucedido en un tiempoprimigenio anterior al tiempo real y proporciona la clave explicativa de algoque sucede o existe en el tiempo real.

    4. Funcin del mito

    El mito en las sociedades antiguas responde a una necesidad bsica del serhumano: buscar explicacin a cuanto le rodea. Se manifiesta en distintaspocas, lugares y culturas y supone un gran avance en el desarrollo hacia loconceptual: la representacin de los orgenes y transformaciones del mundomediante narraciones de carcter sagrado. Los mitos fueron, como hasealado Garca Gual, las historias consideradas sagradas de todo un pueblo,narraciones vinculadas a lo religioso, relatos venerables sobre el origen delmundo y la actuacin de los dioses y los hroes que la memoria colectivaatesoraba en una tradicin viva como la gran herencia cultural que explicabael mundo y en la que se educaban las generaciones sucesivas.

    Los mitos, como han sealado los antroplogos, tienen una funcinimportante en la vida de una sociedad primitiva o arcaica. Sirven para explicarel mundo, para justificar los hbitos y ritos de una determinada cultura. Sonun modo de respuesta a las cuestiones ms profundas que un grupo humanopuede plantearse: la de sus propios orgenes, su destino, su final, etc. Esto es,precisamente, lo que diferencia al mito de otros trminos con los que, enmuchas ocasiones, aparece asociado, tales como leyenda, saga, o cuentopopular. Los mitos tratan temas fundamentales de la existencia humana,como los orgenes del universo, de la vida, la necesidad de la muerte, etc.Explican los ritos, cultos e instituciones de la sociedad. Por el contrario, lasleyendas son relatos tradicionales que relatan aventuras de seres reales ohechos del pasado que habran ocurrido en determinados lugares. La palabraprocede del latn legenda lo que debe ser ledo y haca referencia, en origen, alas lecturas de vidas de santos y mrtires durante los oficios monsticos. Suspersonajes estn histricamente documentados y se les atribuan todo tipo deproezas y milagros, en su mayora imaginarios. De ah, el uso posterior deltrmino leyenda para designar todo relato en el que se combinan, enproporciones variables, un fundamento histrico y un carcter ficticio ymaravilloso. Las sagas, por su parte, hacen referencia a las narracionesislandesas en prosa que relatan historias de los reyes. El cuento populardescribe hechos puramente imaginativos con fines de entretenimiento en untiempo sin determinar.

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    El problema reside en que los griegos llamaban mitos a estos tres tipos derelato que acabamos de mencionar. As, relatos como el de la guerra de Troya,encajaran en el tipo de la leyenda, mientras que el mito de Perseo yAndrmeda rene todas las caractersticas del cuento popular: la peligrosabsqueda de la cabeza de la Gorgona, el rey malvado que la promueve, losinstrumentos mgicos que ayudan al hroe, las artimaas con las que engaaa las Greas y evita la fatal mirada de Medusa. Incluso la historia de Edipo sedesarrolla a travs de incidentes que recuerdan los cuentos populares: elabandono del nio, el descubrimiento del nio por el pastor, su ignorancia dequines son sus verdaderos padres, la forma de su nombre, etc.

    Por tanto, no se debe hacer una equiparacin automtica entre mitosgriegos y narraciones en apariencia semejantes que existen en otras culturas.Unos y otras pueden distinguirse por su funcin social. Al relatar sucesosextraordinarios, actuaciones de seres sobrenaturales, los mitos se encuentranen el mbito de lo maravilloso, y en ese sentido, son inverosmiles, como loscuentos. Slo son verdaderos para quienes creen en ellos. Los mitos nopretenden ser verosmiles. Pertenecen a lo imaginario.

    Proporcionan una primera interpretacin del mundo, En estesentido, tambin tienen que ver con lo religioso. Como seal en su da JeanPierre Vernant, el mito griego es en esencia una narracin, un relato referido adioses y hroes, es decir, los dos tipos de personajes que eran objeto de cultoen las ciudades antiguas. En este sentido se puede decir que la mitologa lindacon la religin. La mitologa constituye uno de los modos de expresinesenciales del pensamiento religioso de los griegos.

    En efecto, la mitologa naci ligada a la religin. Los mitos constituancreencias colectivas y eran rememorados una y otra vez en los ritos y fiestassagradas. Los dioses y los hroes reciban culto en templos y lugares pblicos,y sus historias eran conocidas por todos. Quedaban reliquias de las hazaasheroicas en santuarios, altares, y, en el caso de los hroes, en sus tumbas.Como creencias venerables de todo un pueblo, los mitos tenan asegurada lapervivencia, la veneracin y la evocacin de las gestas divinas y heroicas. Lamitologa impregnaba de manera vivaz la vida cotidiana en las ciudadesantiguas. Sin embargo, hay relatos mticos alejados de lo religioso

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    LA ILUSTRACIN DE MADRID:Crnicas de Sociedad en la Corte sin Rey

    Julin Gmez de Maya

    Ramn Chico de Guzmn (1843-1876) encarna un arquetipo; seconcitan en l las tres pes de un ideal decimonnico: poesa, periodismoy poltica como las tres gracias de la sociedad burguesa erigida sibien, con aprovechamiento de no pequea parte de sus materialessobre las ruinas del Antiguo Rgimen. Y Ramn Chico de Guzmn senos revela tambin personaje de la suficiente relevancia en la historiade Murcia como para justificar su rescate del olvido. Al morir joven, a laromntica edad de treinta y tres aos y en an ms romnticascircunstancias (una pulmona, acaso un duelo, quizs el suicidio), nopudo granar en las eminencias que su trayectoria inicial prometa, perocon todo y con ello hemos de recordarle, en los mbitos de la poltica,como el primer gobernador civil que tuvo la provincia, en 1875, tras laRestauracin borbnica; en el campo periodstico, como el primerdivulgador del imaginero Salzillo en la capital y corte; y, por ltimo, enlas faldas del Parnaso, simplemente como un poeta que comenz suevolucin transitando el tardorromanticismo y la dej trunca a los piesde una musa realista y cvico-patritica que, por lo dems, tal vezsimplemente hubiera acabado relegada de all a poco ante el porvenirque la causa pblica estaba por entonces ofreciendo al ya flamanteConde de la Real Piedad. Segn he comenzado por apuntar, todo unarquetipo de su poca y posicin.

    Chico de Guzmn haba hecho sus armas en la prensa un tempranoao 1861 a sus dieciocho de edad, pues y entre sus primerascolaboraciones hallamos ya algunas que, si no caen en la demarcacinde la crnica de sociedad, s se contienen dentro de un crculo msamplio capaz de abarcar dicho subgnero, que no deja de ser unasuerte de periodismo costumbrista, como el practicado de primeras porel novato redactor: cierta Revista de Madrid, cierta Revista deteatros. Fue aquello precisamente en El Ao 61, una publicacincofundada por varios alumnos de la facultad de Leyes madrilea; y esun decenio despus cuando le proponen hacerse cargo de lainformacin ms frvola y mundana bajo una cabecera que se suma a lamoda de los grabados artsticos: La Ilustracin de Madrid, cuyo directorliterario debi de pensar (por supuesto, con base en un conocimiento ytrato precedentes) que nadie mejor que Chico de Guzmn para talcometido; y ese amigo, su afectsimo amigo, el que con francafamiliaridad se le cuela en la alcoba a la una de la tarde, el que leplantea y hasta a cuenta de esa misma confianza fraterna le intima la colaboracin (es un compromiso) no debe de ser otro que GustavoAdolfo Bcquer, a la sazn director literario de la revista: s, ese amigo

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    que no hace vida alguna de casino, conforme tenemos entendido desus amigos dados a memorias y de sus bigrafos. Parece que elsolicitado no tena en sus noveles trabajos para El Ao 61 un nicoantecedente estimable por Bcquer para el encargo: el propio Chico, enel primero de los Salones que, cediendo a sus instancias, proporcionaal sevillano, hace referencia al [] artculo que escribi [] sobre tandeliciosa fiesta como la improvisada en casa de la Condesa de Montijoal inaugurarse el ao 1870. Amistado sabemos a Ramn con la otraeminencia literaria que acabar caracterizando novelsticamente lapoca, Prez Galds, desde que ambos compartieran pupitre en laFacultad, sostenida despus la camaradera tanto en el ocio de losbanquetes (verbigracia, aquel tan clebre dado por los progresistas elao 64 en los Campos Elseos) como en el trabajo periodstico (porejemplo, en la tribuna de prensa de las Cortes) e incluso en la tragediacomnmente sobrellevada (as, ante el mortfero clera del 65, refugiadoBenito en la mansin de Ramn). Ahora, este parejo apego, esta otracercana con el poeta hispalense (que ya haba sugerido conanterioridad la investigacin sobre su figura y obra) llega a aparecersecon ms que evidente vigor. Y casi con toda probabilidad, dada lafortuna y proverbial esplendidez de Chico de Guzmn, hallaranse antesde concluir aquel ao de 1871 entre los camaradas del malogradoGustavo Adolfo aquellos Casado de Alisal, Rodrguez Correa, Augusto Ferrn, Narciso Campillo, Julio Nombela que a la solemne hora de su entierro se conjuraban para recoger y publicar pstumamente susdispersas obras en libro, como sin falta hicieron en dos volmenes.

    Dirigida, pues, en el plano literario por Bcquer, en 1870 sintetiza Gmez Aparicio se fundaba [] La Ilustracin de Madrid, sala a lacalle los das 12 y 27 de cada mes y se autodefini de esta manera:Revista de poltica, Ciencias, Artes y Literatura. Con dibujos ygrabados exclusivamente espaoles. Colaboracin de los msdistinguidos literatos y artistas. / Esas palabras eran todo unprograma, que La Ilustracin de Madrid cumpli puntualmente gracias auna Redaccin de positiva altura, como Chico de Guzmn a cargo de lacrnica de sociedad o revista de salones. Tres son las colaboracionesque a este respecto le descubro en dicha publicacin, las tres bajo elrubro de Salones, con preciso acomodo dentro de la seccin deCrnicas de sociedad, correspondientes a los meses de enero (seanuncia en lo sucesivo una crnica todos los meses, lo cual ya alsiguiente se incumple), marzo y abril de 1870, y las tres con unmarcado componente dicaz que prolonga un rasgo constante del estilochicoguzmaniano que no es sino el ms natural reflejo de su carcter ytemperamento. Una cuarta, ya de diciembre del mismo ao, aunqueconserva idntico encabezamiento, corre firmada por un tal Cherif-Bey,lo que bien pudiera ser pseudnimo, adoptado por motivos que se meescapan, del propio Chico de Guzmn: desde luego, este Cherif-Bey nocomparece ni en el ndice alfabtico de periodistas que Hartzenbuschelabora para sus Apuntes ni en la noticiosa Historia del periodismo delcitado Gmez Aparicio u otras sistematizaciones historiogrficas. Lo

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    cierto y verdad es que, en el extracto recin transcrito arriba, tanavisado investigador asigna a aqul la responsabilidad exclusiva sobredicha parte cronstica sin comedirla a las tres entregas que firma a supropio nombre. Nos queda, en cualquier caso, la posibilidad de cotejarel estilo de los tres primeros textos con el del cuarto: jzguese, en fin,acerca de su similitud tonal y estilstica.

    En cuanto al contenido ms resaltable, revelador de la intrahistorianacional de un fragmento de ella, adelantemos cmo, en estascrnicas (de suyo, por exigencias del gnero, con un insoslayablecomponente autobiogrfico-testifical), formando ruta con lugares defrecuentacin antes acreditada como el Ateneo, la Academia deJurisprudencia, la Asociacin Cientfica, el Veloz-Club, cafs como elSuizo o la Fonda de la Fuente Castellana, salones como los de Montijo oMedinaceli, teatros como el de la Zarzuela o el del Circo, confirmamosahora en el Casino uno de los acudideros de Chico de Guzmn y sugrupo de pares, sin olvidarnos de su propia vivienda en la calle deHortaleza, bien conocido centro de reunin entre la gaudente cofradade sus relaciones, conforme enseguida convendr poner en valor. Y salecierta slo en parte la calicata de Giner de los Ros sobre el terreno enque se mova la juventud de su tiempo, en el cual la mayora denuestros estudiantes pertenece a las clases medias: hace mucha vida deteatro, de caf, de casino; de ateneo, a veces; casi ninguna de campo; vaa los toros; nada de juegos ni ejercicios corporales; otro tanto de viajes yexcursiones []; slo en parte, pues, pero cierta al fin y al cabo porcuanto que Giner se cuida de aadir cautelarmente la expresin a vecesal referirse al Ateneo, que ofreca ya un matiz intelectual intensificadode ms a ms por foros como la Academia o la Asociacin antedichas.Al margen de tales cualificados focos poltico-culturales, quiz seantertulias de caf o domsticas con bailes de sociedad los dos signosdistintivos o caractersticos del ocio en las elites decimonnicas. Sinduda, como pondera Catena Lpez, la historia de los cafs pertenece ala historia de la cultura y fueron cabalmente tales cafs, en sudiversidad ambiental, un necesario complemento de aquel otro mbitode socializacin asimismo floreciente en semejante hora, en cuantolugares pblicos donde las tertulias no estuvieron nunca coartadas ocoaccionadas por la presencia de los dueos de la casa, como podaocurrir en las tertulias caseras. Ubicuo en todos ellos, por FernndezBremn sabemos a Ramn Chico de Guzmn [] en perptuaactividad, all donde haba animacin y movimiento: en los estrenos decomedias, en las reuniones ms aristocrticas, en los crculos elevados[]; a mayor abundamiento, remarca Nombela cmo frecuentaba lams selecta sociedad y no desdeaba a los humildes, por quienesmostraba particular predileccin y de los que era muy querido, se levea en los salones, en los teatros, en las redacciones de los peridicosen que colaboraba, en los paseos, en el Casino, en el Congreso, rodeadosiempre de amigos leales; y tambin Gutirrez Gamero lo convoca asus memorias en calidad de asiduo a saraos y todo tipo de citasaristocrticas donde se reuna lo ms coruscante de la villa y corte. Esto

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    explica, por supuesto, que en otras ocasiones hallemos a Chico deGuzmn, no cronista, sino personaje de la crnica de sociedad (biensaba Bcquer a quin enderezaba su encargo), pongamos por caso, encierta Revista de la semana subscrita por lvarez Guerra:

    El doctor Obleman contina estando la moda. El domingopasado tuvimos el gusto de asistir al suntuoso banquete quese di dicho seor en uno de los desvanes de la semi-taberna que se eleva con el nombre de fonda en la FuenteCastellana. Para probar ustedes que no hubo tiempo sinopara hablar del ilustre cervecero, les dir que no sepronunci ni una palabra de poltica ni de mujeres; conesto y con aadir que todos ramos jvenes y periodistas,est dicho todo.

    El Sr. Obleman nos cont las muchas hambres que habapasado hasta el feliz descubrimiento de las clebrespildorillas; y la verdad sea dicha, los episodios de sucarpanta abrieron el apetito de los chicos en unos trminos,que hasta el mismo Sr. Bremon olvid los suntuososfestejos de Avila ante la fantstica llama de la tortilla alrom.

    Entre los concurrentes a esta expansion literaria vimosentre otros los Sres. Chico de Guzman, Nombela, SanchezPerez, Avils, Ramiro, Ramos Carrion y Bremon. Los trajesque vestan estos seores, las sillas que hay en sus casas,las veces que se afeitan la semana y los garbanzos quecomen al ao, presumimos lo habr dicho ya LaCorrespondencia de dos cuartos.

    En una esfera estamental todava o ms que nunca tan apegada atoda suerte de formalismos, etiquetas y exclusiones, el revistero desalones no poda ser un reportero acreditado para concurrir a tanselectas convocatorias, sino uno de los invitados por mritos propios enquien al placer de la observacin se sumasen unas habilitantes dotes oaficiones publicsticas, desdoblndose de tal manera para la ocasin eninvitado a la soire y fedatario de su desarrollo. Buen conocedor delperiodismo, a la altura de 1951 anota Gonzlez-Ruano en su Diariontimo [] cmo ese rincn periodstico tan caracterstico antes, ha idoperdiendo terreno y espacio en los diarios, al punto de no existirapenas, evocando el tiempo pretrito en que [] los peridicos decierto tono necesitaban un cronista de sociedad lo mismo, por lo menos,que un crtico de teatro y ms, desde luego, que no un crtico de libros oun crtico de arte. Por qu cambi todo esto? acaba por plantear:la crnica de sociedad nunca fue una gran cosa, tena contactos con lanovela rosa, pero estaba tambin llena de exigencias porque el pblicoque haba que citar era suspicaz y muy pagado de los rdenesjerrquicos y cosas as. Hoy la crnica de sociedad parece algoanacrnica y como perteneciente al siglo XIX. Anda todo muy mezclado

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    y las costumbres cambian. Las grandes y pequeas reuniones tienenotro tono y otro sentido que entonces y los cronistas de sociedad apenasobjeto. Nada mejor, en aquella aurora de esta modalidad de unperiodismo en renovacin que poner en manos de uno de los escogidosparticipantes esa ponderacin de exigencias, rdenes jerrquicos ycosas as al parecer de tanta esencialidad: segn Ramn Chico,excusndose ante Bcquer, tal [] es el gnero ms complicado, el queexige condiciones ms especiales, y luego, los peligros que entraa,[] las quejas de todo el mundo.

    Un paso ms all todava cabe proponer otra visin arriba anticipada:hemos visto a Ramn Chico husped, pero y anfitrin? Hortaleza, 31:estas seas de Madrid brillaron durante unos aos del siglo XIX, enconcreto su dcada de los sesenta y la mitad de la siguiente, con el msatractivo fulgor para un selecto estrato de la sociedad bien capitalina.Su propietario, Ramn Chico de Guzmn, de acaudalada progenie conarraigo en tierras murcianas, mantuvo francas las puertas de sumansin, en los pisos altos de dicho inmueble, para cuantos a ellaquisieron llegarse con festivo talante, lo que, entre la faccin juvenil,con frecuencia hizo la ms bulliciosa y mordaz de sus innmerasrelaciones: condiscpulos sobre todo en las aulas jurisprudenciales de laUniversidad Central, currinches de la efervescente prensa del momento,incluso algn literato de la generacin inmediatamente anterior todavacon la imprescindible jovialidad. En otro trabajo de mayor aliento sobreRamn Chico de Guzmn, estudiante de leyes y cnones me heservido cumplidamente de las memorias que algunos de sus camaradasdejaron a nuestra disposicin, con principalidad de las que EmilioGutirrez Gamero (1844-1936) titul Mis primeros ochenta aos, variasde cuyas referencias al amigo de juventud levantaban acta de esacalidad de epicentro pandilleril que tuvo su celebrrima residencia. Siquiero ahora recuperar aquellas citas es para integrarlas con otras, oraconfirmatorias, ora complementarias, del mismo autor pertenecientes aun paralelo ensayo memoriogrfico: la serie La Espaa de ayer que,entre 1927 y 1933, le publicara La Libertad, una cabecera homnima deaqulla otra bajo la que Chico de Guzmn haba ofrecido en tiempos el tan lejano 1864! su cuento La perra de Luisa. En efecto, tambin lejerci como anfitrin con el mayor de los xitos, si bien en otro nivel dela socializacin burguesa: tenemos ledo en las memorias de GutirrezGamero, aquel condiscpulo de Ramn, cmo [] los amigos queformbamos pandilla [] nos juntbamos en casa de Ramn Chico deGuzmn, y all se armaban juergas de frases ingeniosas y picantescomentarios acerca de los sucesos del da, acompaados de comestiblesy bebestibles de que el anfitrin, rico y esplndido, era sumamenteprdigo; en algunas ocasiones, ante un jurado compuesto de amigosntimos y siempre en casa de Ramn Chico, los concurrentes gustabande comunicar los literarios productos del ingenio Asimismo, en esaotra de sus obras, La Espaa de ayer, torna a enfocar el epicentrosocio-juvenil prosperado tras las paredes del domicilio que tanafectuosamente nos ofreca Ramn Chico de Guzmn; as, cuando refiere

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    cierto suceso acaecido a eso de las doce de la noche, de vuelta de mitertulia en casa de Ramn Chico de Guzmn; o cuando retrata a LpezPuigcerver, [] un condiscpulo que algunas veces asisti a la reunindiaria que celebrbamos en casa de Ramn Chico de Guzmn AlbertoAguilera, Paco Silvela, Santiago de Liniers, Juan Valero de Tornos,Celestino Rico y yo [], donde brotaba el ingenio ocurrente y oportunode los reunidos, prontos a comentar el suceso del da sin consideracina nada ni a nadie, mas siempre aqulla [] fu testigo decontroversias y disputas que nunca entibiaron un afecto fraternalnacido en los aos juveniles. De ms a ms, incluso reserva unepgrafe de esta produccin suya ltimamente aducida a volcar susaoranzas sobre La tertulia en casa de Ramn Chico de Guzmn, sibien con la memoria jugndole la mala pasada de creer vivo todava altitular del inmueble cuando los convocados andan festejando elnombramiento de Silvela como ministro del gabinete del generalMartnez Campos todava en el seno del conservadurismo, corrientemarzo de 1879 y, por ende, con Chico de Guzmn fallecido haca susbuenos tres aos; y, sin embargo, estaban de cierto en la que fuera suvivienda, s, porque el flamante ministro y Santiago Liniers habanquedado, a ttulo de la gran amistad, depositarios de la finca (y pocodespus, en 1884, a la muerte del progenitor de su amigo, sern deconsuno albaceas de su testamentara) y as pudieron disponer, porconsiguiente, de ella:

    Se despert en nosotros el deseo de recordar los aos mozos,primavera de la vida, que dijo el poeta. Haba sido nombradoministro de la Gobernacin D. Francisco Silvela, Paco Silvela,como le llambamos sus ntimos cuando frecuentbamos losclaustros de la Universidad. Imponase festejar aquelacontecimiento fausto para los admiradores del compaero que,joven an, supo llegar por su propio mrito al codiciado puesto.Le daramos un banquete en el restaurant de Madrid, concircular anunciadora del festn, firmas prestigiosas al pie y preciodel cubierto? Nada de eso. Para rememorar tiempos antiguos lomejor sera reunirnos unos pocos, los adictos, al igual quehacamos casi a diario, all por el ao de 1861, en casa de RamnChico de Guzmn, donde nuestras alegres francachelas selimitaban a hacer comentarios sobre las cosas del da (acerca delo cual llevaba Silvela el alta y baja en hojas sueltas que luegoformaron tomos), a leer algn artculo literario en preparacin dela revista que publicbamos, y, finalmente, a forjar ilusiones parael porvenir, todo salpimentado con la gracia de Juan Valero deTornos, la frase custica de Santiago de Liniers y lasingeniosidades de Paco Silvela. / [] Como dije en el comienzo deesta crnica, nos reunimos con Ramn Chico de Guzmn en sucasa de la calle de Hortaleza (de que aqul era propietario) AlbertoAguilera, Joaqun Lpez Puigcerver, Juan Valero de Tornos,Santiago de Liniers, Celestino Rico, Julio Visconti, Juan Navarrode Ituren y mi persona para festejar al ministro recin nombrado

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    (Aguilera y Puigcerver lo fueron mucho despus), y, entre copa ycopa de champagne, nico gaudeamus que nos ofreci elanfitrin (vino de honor se llamara hoy), nos habl Silvela depoltica, sin ocultar nada de su pensamiento. / [] Al final de laspalabras de nuestro dilecto amigo, que omos con suma atencin,no sin algunas interrupciones de los oyentes, que Silvela atajcon su habitual gracejo, abandonamos la enojosa poltica yhablamos de cosas ms regocijantes []. / El criado de RamnChico entr, con una carta urgente para el ministro, y tuvimosque dar por terminada aquella gratsima cuchipanda; la ltima enque nos quitamos unos cuantos aos de encima, cuando elregocijo de un xito o el comentario de alguna aventurillapicaresca, a costa de cualquier presumido de ciencia de similor ode literatura ramplona, nos juntaba en alegre confraternidad.

    Pero Hortaleza 31 no comparece entre los suntuosos y envaradossalones pintados por el periodista: su carisma socializador era de ndolealgo dispar; as que centrmonos ahora en esos otros Salones por lcronicados en La Ilustracin de Madrid, para cuya presentacin aqubien pudiera parafrasearse con la mayor pertinencia al Galds que abrede esta guisa su Espaa sin rey, primero de la quinta serie de Episodiosnacionales: si me dais licencia, emplear mis ocios en adobar esta yotras historias particulares anotadas en la cuenta de los aos 1869 ysiguientes, las cuales, a mi entender, no pueden perderse en elsumidero del olvido, adonde paran muchas historias pblicaspregonadas y trompeteadas por esa gran voceadora que llamamos laGaceta. Los ntimos enredos y lances entre personas, que no aspiraronal juicio de la posteridad, son ramas del mismo rbol que da la maderahistrica con que armamos el aparato de la vida externa de los pueblos,de sus prncipes, alteraciones, estatutos, guerras y paces. Con una yotra madera, acopladas lo mejor que se pueda, levantamos el altoandamiaje desde donde vemos en luminosa perspectiva el alma, cuerpoy humores de una nacin El ao de gracia de 1870 se le fue algeneral Prim, jefe del gobierno, en la bsqueda de una cabeza idneapara ceir la corona espaola; luego, una vez encontrada, se le fue lequitaron la vida. Era aqulla una Espaa sin rey, inslita monarquaas lo quera la Constitucin recin aprobada: la forma de Gobiernode la Nacion espaola es la Monarqua sin rey ni aun casa dinstica,una sociedad hispana en la que, otra vez ms, se escenificaba lataimada frmula gatopardesca de cambiarlo todo para que al cabopermanezca todo cual estaba El ocio de esa mixtura vectorial defuerzas dominantes decantada mediante la alianza entre la antiguanobleza terrateniente y la nueva burguesa (la Hig life de Madrid conservemos la errata) se complace en la organizacin y frecuentacinde tertulias, salones musicales o literarios, bailes de sociedad, formasde ocio cuya eclosin se hace notar en poca de la Reina Gobernadora,cobrando todo auge conforme mediaba el siglo. Pero no se trata nica yexactamente de formas de ocio, no, sino que en su celebracin tomanparte como ingredientes casi indefectibles la poltica, la economa, en

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    definitiva el reparto de poder, muy a menudo reubicado ah conasimilada, superpuesta centralidad, o como subrepticio centrodecisorio, a despecho de una as ya vacua escenificacin formalistaen la sede parlamentaria, ministerial, mercantil, eclesistica, militarQu duda cabe en torno a que el tema estelar a lo largo de casi todoaquel 1870 hubo de ser la bsqueda por Prim de una testa que coronaren la capitalina carrera de San Jernimo, del mismo modo que, con elcambio de ao, ya desde su glaciar entrada en Madrid, y en los dossubsiguientes, iba a salir de tan encopetados mentideros (salvocontadsimas y muy interesadas excepciones) la conjura de desaire,hostilidad y vaco contra el entronizado Duque de Aosta. Todo cuantonos disponemos a contemplar bailes sin cuento ni tasa, funcionesprivadas de teatro, recitales poticos, banquetes, fiestas de disfraces,conciertos domsticos, veladas, en fin, amparadas en todo pretextoposible, todo este carrusel de entretenimiento noctmbulo que combinacultura y frivolidad mostrar a poco tardar su ms hosco desdn haciael regio injerto saboyano, ocasin sta para la advertencia galdosiana de[] que la guerra de damas estaba prevista, porque cuando acudan acumplimentar a don Amadeo las entidades decorativas del Estado, laDiputacin de la Grandeza se abstuvo, salvo dos o tres familias. Laaristocracia est de uas, como que sus damas [] brillaron en larecepcin de Palacio con todo el fulgor de su ausencia, biencampaneada por los peridicos moderados, alfonsinos y carlistas. Lagente adinerada se hizo notar tambin por sus desdenes, mas el gruesode la acometida vino abanderado no se resiste a enjuiciar el novelistacanario por los cerriles [] desprecios del patriciado de seoronas,que haban manifestado con descortesa su fanatismo y su inferioridadmoral. Casi siempre en compaa de sus lindas hijas y secundado porun elemento masculino que apenas puede sino arrobarse, ese patriciadode seoronas abarca cabalmente todo este enjambre de duquesas,condesas, vizcondesas, marquesas, embajadoras consortes, seoras yseoritas de que pasamos ya a admirar, en los salones, embelleciendola rueda del baile o el cuadro dramtico.

    SALONES1

    Al despertar.- Por qu se retiran algunos del Casino a las cinco dela maana.- Farrugia redentor.- Un compromiso.- Para lasocasiones son las amigas.- Los aos.- Un acadmicoamanuense.- Las mujeres de mrmol.- Una comida misteriosa.-Los martes fastos.- Dnde se baila.- Murmuraciones.- Estamosde acuerdo.

    -Pero hombre, es posible! Est Vd. an durmiendo a la una dela tarde?

    -Eh! Quin es? Adelante. Hola, amigo mo!

    -Pues seor, le declaro a Vd. el nmero uno de los perezosos.

    -Hombre! Si me he acostado despus de las cinco de la maana.

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    -Dnde diablos ha estado Vd. hasta tan tarde?

    -Toma! En el Casino.

    -Buenos viciosos estn Vds.

    -No se juega a esas horas; nos entretenemos cenando.

    -Usted siempre el mismo; alguna cena de Baltasar

    -Precisamente; aqu est la lista. Sopa de ajo, huevos al plato,merluza frita, manos de cerdo grills, queso de Gruyre.

    -Hombre! Hombre!

    -Son los platos ms escogidos, la crme: all no se gasta menos.

    -Y para cenar eso ha estado Vd. hasta las cinco de la maana?

    -S, seor, le explicar a Vd. el procedimiento; es muy sencillo. Aeso de las dos, cuando terminan las reuniones, se forma all la tertuliade ltima hora; despus de comunicarnos las noticias polticas y demurmurar un rato, se pide la cena; a los cuarenta minutos le traen aVd. una mesita, con una bandeja, un panecillo, una servilleta y unabotella de agua; ya puede Vd. estar seguro que dentro de media hora lesirven las sopas de ajo, veinte y cinco minutos despus las manos decerdo, a la hora justa la merluza frita, et sic de caeteris. Suma total, lascinco de la maana.

    -Es posible!

    -No exagero nada, y si la junta no hubiese tenido el generosocuidado de encargar a Farrugia de la restauracin de nuestrosestmagos, empresa que segn parece emprender dentro de pocosdas, no nos quedaba ms que el derecho de escoger entre dos gnerosde suicidios, igualmente radicales, la muerte por indigestin o la muertepor hambre. Pero entretenido en contarle mis desventurasgastronmicas, no le he preguntado a Vd. qu buenos vientos matinalesle traen por ac.

    -La pretensin de que escriba Vd. una revista de salones paramaana, y en lo sucesivo una crnica todos los meses.

    -Socorro! Favor a la justicia! Que venga la guardia!

    -Es un compromiso.

    -El compromiso ser mo cuando me vea delante de las cuartillasen blanco.

    -No hay remedio.

    -Quiere Vd. que le haga un poema pico en diez y seis cantos?Ser mucho ms fcil.

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    -Quiero una revista.

    -Pero desgraciado; no ve Vd. que yo no s hacer eso, es el gneroms complicado, el que exige condiciones ms especiales, y luego, lospeligros que entraa, el rencor de las bella, la clera de los feos,las quejas de todo el mundo. Esas cosas deban escribirlas las mujeres;ellas solas tienen el tacto necesario

    -No soy de esa opinin, pero si Vd. quiere asociarse de unacolaboradora

    -Le cojo a Vd. la palabra.

    -Y yo a Vd. las revistas; hasta maana.

    ***

    Y como es tan buena y tan amable, el da siguiente tena en mipoder unas cuantas cuartillas escritas de su diminuta mano.

    Qu estpidas son las letras de imprenta! Siempre tan igualitas,tan serias, tan montonas, tan alineadas. Lstima grande que no seestenografen los peridicos, leeran Vds. lo que sigue, escrito en unaletra inglesa menuda y nerviosa, y con una ortografa irreprochable,una de esas letras de mujer bonita, educada en el Sacre Coeur de Pars.

    Amigo mo:

    Me ha costado ponerme muy colorada, pero si Vd. mepromete que no lo sabr nadie

    Despus de todo, yo no escribo un artculo. Uf! Quhorror!.. Le mando esas notas para Vd. lo haga; son unbauche; pinte Vd. el cuadro.

    ***

    Pero quin pinta sobre un croquis de tal especie? Hubiera sidoprofanarlo.

    Copi lo escrito sin quitar punto ni coma, guardando despus enel fondo de mi cajn el precioso autgrafo, que prometo no ensearms que a algunas personas muy reservadas.

    ***

    Las primeras horas del ao de 1870 nos sorprendieron en casa dela Duquesa de Medinaceli; cuando se presenta un ao nuevo con lapretensin de robarnos algunas flores de la primavera de nuestra vida,lo ms lgico es echar los aos.

    Desgraciadamente, los pcaros no se van aunque los echen, y aqume tiene Vd. a m, que cuento veintiuno. Qu vieja!

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    ***

    De los estrechos de casa de la Condesa del Montijo, qu quiereVd. que le diga? Ya le el artculo que escribi Vd. sobre tan deliciosafiesta, que improvisada en dos das, dejar, sin embargo, un eternorecuerdo.

    Comedia, canto, sorteo de estrechos, baile, torta de Reyes, cena;total, seis horas trascurridas en un minuto y que no olvidaremos entoda la vida.

    La Hig life de Madrid debe eterno agradecimiento a las inagotablesbondades de nuestra buensima amiga; considere Vd. cun complacidosquedaramos todos con la agradable sorpresa que tuvimos el juevespasado en su casa.

    Un grupo compuesto de las muchachas ms bonitas de Madrid seadelant hacia ella; a su cabeza iba Laura Sartorius con un papel en lamano.

    La encantadora hija de los Condes de San Luis ley, condulcsima voz y una entonacin y sentimiento admirables, los siguientesversos:

    A LA CONDESA DEL MONTIJO

    Aqu venimos, Condesa,

    en comisin o embajada,

    por otras discretas pollas

    tan bellas como gallardas;

    amables, pues que te imitan,

    y que son al par bizarras,

    lo prueban los corazones

    que ha rendido en cien batallas.

    Pues todas, pese a sus bros,

    vienen a rendirte parias

    y de noble bizarra

    te proclaman soberana.

    Qu fuera Madrid, seora,

    fro como el Guadarrama,

    con estos vientos que corren

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    si tu hogar no lo abrigara?

    Qu fuera el pueblo del oso,

    con barros, nieblas, escarchas,

    cortes, poltica y crisis

    que infunden nieve en las almas?

    T has creado un grato ambiente

    donde florecen las plantas

    que de hermosura y donaire

    produce fecunda Espaa.

    All al save perfume

    que lleva el soplo del aura,

    los sentidos se embebecen

    y el corazn se embriaga.

    Por eso luego a deshora,

    en las tinieblas opacas,

    cada cual recuerda en sueos

    los salones de tu casa;

    y su festivo teatro,

    y aquella mgica Alhambra,

    y ve tu dulce sonrisa

    junta con sus esperanzas.

    Por eso las que tornemos

    a ver la esbelta giralda,

    que entre rosas y azahares

    el Betis undoso baa,

    llevamos de tus favores

    recuerdo fijo en el alma

    y tambin el noble orgullo

    de tenerte por paisana.

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    En tanto, las que suscriben

    y otras muchas que se callan,

    te presentan un tributo

    que, siendo suyo, es de gracias.

    Admtelo t benigna,

    y si acaso por ser tantas

    te fatigan o parecen

    a tu modestia sobradas,

    alguna al soberbio Sena

    envuelta en suspiros manda

    a la perla del Genil

    que ocupa el trono de Francia.

    Que nuestras gracias admita,

    dile, pues dispensa tantas,

    ya que ha lucido la suya

    hasta en los mares del Asia.

    Gracias, s; no la olvidemos,

    porque en tus maternas salas,

    an el crepsculo dura

    de la luz con que brillaba.

    De su benfico influjo

    tierna madre, edades largas

    goza, y en la de tus nietos

    mira tu dicha colmada.

    En tanto que este romance

    humilde tributo paga

    a tu generoso pecho

    de gratitud y alabanza.

    Madrid, 8 de enero de 1870.

  • MEDIEVO. Revista de Historia 30 de marzo de 2015 Pgina 26

    Isidra Quesada.- Rosario Rivas.- Presentacin Casini.- ManuelaFernndez de Henestrosa.- Flora Lemery.- Manuela Lemery.- CarmenSols.- Laura Sartorius.- Concepcin Figuera.- Sofa Bisso.- MatildeShelly.- Encarnacin de Aranda.

    Tan delicado pensamiento fue debido, segn se asegura, a lainiciativa de ciertas bellsimas andaluzas, que despus de volver locos atodos los muchachos de Madrid, se marchan a las orillas del undosoBetis, a disfrutar tranquilamente al fruto de las rapias que han hechoen nuestras almas.

    Es un rasgo caracterstico de la verdadera sociedad espaola; unareminiscencia de los buenos tiempos del siglo XVII, en los cuales lapoesa se asociaba a todas las solemnidades de la vida y era su mspreciado embellecimiento.

    Como soy tan curiosa, no pude menos de leer el original paraenterarme del carcter de letra en que estaba escrito, y puedo decirle,en confianza, que se parece mucho a la escritura de cierto marqus,eminente literato, que firma como presidente las actas de la AcademiaEspaola. Poetisas de tal especie necesitaban un amanuense de esatalla.

    ***

    Hace algunas noches que despus de comer, apoyada en lachimenea, discuta con un diplomtico amigo mo sobre la frialdad delas mujeres de su raza.

    Desengese Vd., dije resumiendo; las mujeres del Norte soncomo el mrmol de esta chimenea.

    La comparacin es exacta, me contest con una sonrisa a loTayllerand; son como ese mrmol; fras, heladas por fuera; ardientes,encendidas por dentro.

    ***

    Tiene Vd. noticia de cierta comida que ha tenido lugar hacepocos das?

    A riesgo de que haya Vd. asistido a ella y se burle de m, le daralgunos pormenores.

    Dcese que todos los concurrentes estaban vestidos de mscara;que haba entre ellas una elegante marquesa Pompadour, una bellavalenciana, una graciosa Rossina, una monsima Marta y unaencantadora doa Tecla, nombre que recibi por aclamacin una bellaque vesta el provocativo traje de nuestras abuelas. Entre los hombres,dcese que se encontraban un Edgardo, un Alfredo, un Mefistfeles, yfinalmente, un D. Tadeo, digno pendant de doa Tecla.

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    Dcese tambin que la comida fue esplndida, que despus se hizoalguna msica y se bail un poquito, y que por ltimo, se retiraron losconcurrentes ligados mutuamente por la formal promesa de conservarla mscara y no descubrir a los amables anfitriones que haban tenidoun capricho tan gracioso como original.

    ***

    Estuvo Vd. en el baile con que obsequi a sus amigos, en lanoche de Reyes, el Sr. D. Alejandro Ramrez de Villaurrutia?

    Fue sumamente agradable, asisti mucha gente y termin a lascuatro de la maana, retirndose todos sumamente complacidos de laproverbial finura del dueo de la casa y sus amables hijos, que hicierondignamente los honores de una fiesta tan agradable.

    ***

    Una buena noticia. El martes 11 abri sus salones el Marqus deZornoza para sus amigos ms ntimos; nos divertimos cordialmente,casi en familia; se bail mucho y entre el Marqus de Zornoza y laMarquesa de Villaseca, que tambin daba un baile de confianza, serepartieron aquella noche toda la buena sociedad de Madrid.

    La bella Vizcondesa del Dos de Mayo y su amable hermanaPaulina nos ofrecieron trasformar la mitad, por lo menos, de los aciagosmartes, en fastos y deseados das.

    ***

    Tan dulce promesa viene a aumentar el catlogo de las reunionesperidicas que ya han invadido toda la semana.

    Los domingos se baila en casa de la Duquesa de P*** y de laCondesa de Reus; los lunes en la embajada inglesa y en casa de losCondes de Superunda; los martes en casa de OShea; los mircoles encasa de mister Sickles, el embajador de los Estados-Unidos; los juevesse lleva la palma la Regencia, los viernes recibe Dolores Carvajal y lossbados los Marqueses de la Vega de Armijo. No puede darse semanamejor aprovechada.

    ***

    El viernes 21 asist a un delicioso baile que tuvo efecto en casa delos seores de Ceriola; fue una especie de presentacin oficial de sulindsima hija, que viste recientemente el traje largo; la herona de lafiesta estaba encantadora; es un capullo ms que se entreabre en mediode las flores madrileas, un ngel que ha bajado a tomar puesto entrenuestras hermosas.

    ***

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    Ha notado Vd., amigo mo, la insistencia con que se aproxima auna de las chicas ms monas, ms listas y ms modestas de Madridcierto muchacho muy agradable, que goza de grandes simpatas en labuena sociedad?

    Ustedes los hombres no reparan en esas cosas! Es elacontecimiento del mes, y yo he tenido un gran placer, porque a ella laquiero mucho y l merece tambin todo mi aprecio. Son dignos el unodel otro.

    ***

    Me parece que le he dado a Vd. bastantes noticias y no tendrqueja de m; las termino anuncindole un baile en casa de la Marquesade Folleville, una funcin dramtica en casa de la Duquesa deMedinaceli, y una reunin para el viernes prximo en casa de laCondesa viuda de Velle; creo que no puedo hacerle mejor despedida.

    P. D. Supongo que no volver Vd. a acordarse de m paraendosarme los encargos que recibe; por su culpa no he ido esta tarde ala Castellana. Basta con una.

    ***

    Seor Director de La Ilustracin de Madrid.

    Muy seor mo: dir Vd. que esto no es una revista; abunda en lamisma opinin su afectsimo amigo que sus manos besa

    R. CHICO DE GUZMN.

    22 de enero de 1870.

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    SALONES2

    La teologa del Padre X.- Los ltimos das de Carnaval.- Lascarreras de bailarines.- Una solemnidad dramtica.- El baile delas hermosas.- El sol despus de un eclipse.- Un alfabeto demujeres guapas.- Las ltimas vueltas de wals.- Cuadros vivos.-Por qu tiene Santa Rita tantos devotos.- Los oculistas.- Dosconciertos.- Los artistas de la Duquesa.- La Diva.- Una voz que semira.- Oh! Qu pianista! Ah! Qu rubia!.- Dos debutantes.-Adis, a la Duquesa en particular, y a Vds. en general.

    Una Revista de Salones en plena Cuaresma! Preguntarn Vds.con asombro: se baila ahora en Madrid?

    No, seores, no se baila; nuestra buena sociedad es demasiadoreligiosa para cometer anacronismo semejante; si el Carnaval terminalegre y bullicioso, la Cuaresma principia en medio del mayor

  • MEDIEVO. Revista de Historia 30 de marzo de 2015 Pgina 29

    recogimiento y devocin, sin que sean turbadas sus ceremonias severasy tristes por la animada msica de la quadrille, ni la voluptuosacadencia del wals.

    Nuestras elegantes damas son incapaces de caer en esa falta;existen, sin embargo, mil medios ingeniosos de divertirse, hasta ciertopunto, honesta y recatadamente, sin faltar a los preceptos, ni causaralarma en la conciencia bondadosa pero inflexible del directorespiritual.

    No tienen Vds., por lo tanto, el menor motivo para escandalizarse,porque yo, cumpliendo con mi obligacin, revist los Salones en el mesde Marzo, y sus hijas puedan leer esta crnica sin cometer el mspequeo y diminuto pecado venial; se lo afirmo a Vds. bajo la respetablefe de la ciencia teolgica del PadreX.

    ***

    Preciso es confesar que si no se baila en Madrid desde la entradade la Cuaresma, en cambio se bail todo lo posible durante el Carnaval.

    El lunes recibieron la marquesa de Villaseca y la condesa deSuperunda, repartindose entre ambas casas todo Madrid.

    La noche del martes hubo muchas personas que la emplearon enbailar, algunas en correr desde la calle de Alcal a la calle de Hortaleza,y desde la calle de Atocha a la calle de Segovia; cuatro bailes nadamenos hubo aquella noche.

    Los marqueses de Bedmar y los Sres. de Caldern, Hoyos yCeriola se disputaron toda la buena sociedad que corra desalada desdeel uno al otro bailes, sin que de la comparacin de todos pudiese decirdnde se haba divertido ms.

    ***

    El sbado tuvo efecto en el palacio de la Carrera de San Gernimola gran solemnidad dramtica del presente ao.

    Tarde es ya para ocuparse de tan brillantsima fiesta, y antes lohicieron extensa y detenidamente plumas mejor cortadas: en la pocaen que escribimos esta crnica, slo nos resta decir que el recuerdo dela funcin dramtica de los duques de Medinaceli vivir eternamente enla memoria de los afortunados mortales que tuvieron la dicha deobtener una entrada en su bellsimo teatro.

    ***

    Aquella misma noche obsequi a sus amigos con un baile laseora de Maquieira.

    Las soires de nuestra amable amiga se han hecho proverbiales,no slo por la exquisita finura de la seora de la casa, y por la cordial y

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    agradable franqueza que preside en sus reuniones, sino porque de ellas,segn la grfica frase de un andaluz decidor, estn desterradas las feas.

    Noblesse oblige, y este baile no falt a sus compromisos.

    Despus de la una hizo irrupcin en los salones de la calle delClavel una gran parte del pblico que haba asistido al teatro deMedinaceli; recibido tan poderoso como brillante refuerzo, dio principioel cotilln que se prolong hasta las cuatro de la maana.

    ***

    El domingo de Piata hubo baile en casa de la duquesa de P Losque no han visto lucir los primeros rayos del sol despus de un eclipse,no pueden formarse una idea de esta fiesta y de la impresin queprodujo en el nimo de cuantos a ella asistieron.

    Aquellos hospitalarios salones cerrados algn tiempo por unaindisposicin de la duquesa, volvan a abrirse con estrpito, y cuantoMadrid encierra de distinguido y de notable se precipitaba por ellos enconfusa animacin y con apresurado afn, como familia de desterradosque vuelven a ver, tras de una ausencia, las playas bien hechoras de lapatria querida.

    ***

    Algunas de esas personas heroicas, a quienes no pudieron vencerlas dulces fatigas de una semana tan bien aprovechada, fueron aterminar la noche en el coliseo de la plaza de Oriente.

    A pesar del misterio de los disfraces, ciertos indiscretos creyeronver all a la encantadora A, B, C, D, E, F, etc., etc., etc

    ***

    Trascurrido esa especie det de Saint Martin del Carnaval quetermina el domingo de Piata, y destruida la ltima muralla, a que elplacer se acoge para dar las postreras vueltas de wals, antes dededicarse al arrepentimiento, todos los salones de Madrid se cerrarondefinitivamente para el baile, hasta que se escuche el alegre y risueosonido de la campanilla de gloria.

    ***

    Dos viernes consecutivos se han hecho cuadros en casa deDolores Carvajal, ejecutados de la manera ms brillante, bajo lainteligente direccin del Sr. de Manresa.

    Voil el programa (con notas).

    - Santa Rita de Casia, por Dolores Malagamba. Al verlacomprendimos la razn de por qu hay en Madrid tantodevoto de Santa Rita.

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    - El terceto final de Norma, por Amalia Velarde, Petra Carvajaly el Sr. de Baeza. Perdimos la cuenta de las veces que se hizorepetir este bellsimo cuadro, admirablemente caracterizado.

    - San Pedro en la prisin, por Petra Carvajal y los Sres. Baeza,Freuller y Arroyo. Puedo asegurar a Vds. que, segn unapersona muy fidedigna, deca San Pedro que, al verse tanbien acompaado, se hubiera estado en la prisin toda lavida.

    El viernes siguiente, a peticin del pblico, se repiti el terceto deNorma, presentndose adems:

    - La confesin de un novicio, por los Sres. Baeza y Osorio, quesali perfectamente.

    - Tobas devolviendo la vista a su padre, por Petra Carvajal yTeresa Malagamba, y los Sres. Baeza y Casani. Cmo nohaba de recobrarla, puesto en manos de tan encantadorasoculistas!

    - Una joven condenada a muerte por el tribunal de la Inquisicin,por Dolores Carvajal y los Sres. Finat, Freuller, Arroyo yvizconde de los Andrines. Este cuadro produjo una verdaderaemocin por la propiedad y el realismo con que estabarepresentado.

    ***

    Dos brillantsimos conciertos han tenido lugar en el palacio de laduquesa de P

    Fue el primero en la noche del domingo 13, y trascribimos elprograma para que puedan formarse una idea nuestros lectores.

    1. Fantasa para piano, ejecutada por la seorita de Shelly.

    2. Do de Rigoletto, cantado por la seora de Lujn y mister Hunt.

    3. Fantasa ejecutada en el arpa por la seora de Shelley.

    4. Meloda del maestro Campana, cantada por la seorita de SanLuis.

    5. Rond brillante, ejecutado al piano por la seorita de Figuera.

    6. Do de Saffo, por las seoras de Shelly y de Luxn.

    7. Aria de Norma, por la seora de Hunt.

    8. Romanza espaola, cantada por mister Hunt.

    9. Do del Elixir damore, por las seoras de Shelly y Hunt.

    El programa del segundo fue el siguiente:

    1. Wals del maestro Manzochi, cantado por la seora de Hunt.

    2. Do de Don Giovanni, por la seora de Luxn y el Sr. Hunt.

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    3. Serenata de Don Pasquale, por el Sr. Corts.

    4. Variaciones para violoncello y piano, por los seores lvarez deToledo y Pea.

    5. Serenata de Schubert con acompaamiento de arpa, por laseora de Shelly.

    6. Despedida a Granada, cancin del Sr. D. Fermn lvarez, por elSr. Hunt.

    7. Canzonetta napolitana por la seorita de Sartorius.

    8. Cuarteto ejecutado por las seoras de Shelly y Hunt y losseores Hunt y Corts.

    ***

    No tenemos espacio para ocuparnos de estas brillantsimas fiestasmusicales con la detencin que merecen, ni cabe en una crnicamensual un juicio minucioso y detallado. Los artistas de la duquesa deP son por fortuna demasiado conocidos y su reputacin est tan biensentada que basta nombrarlos para que todo el mundo se forme ideaexacta de los conciertos a que nos referimos.

    Elisa Luxn! Quin no la conoce? Quin no la ha aplaudido?

    Sin los respetos sociales que inspiran ciertos teatros y ciertasartistas, estamos seguros que muchos de sus admiradores habrandesenganchado ms de una vez los caballos de su carruaje.

    Clarita Nueros!, nombre tan conocido como simptico; artista tanexcelente como modesta, que con una reputacin de las msenvidiables, se esconde en los coros siempre que puede para ocultarse alos justos aplausos de sus admiradores.

    Laura San Luis!, que en tan poco tiempo ha sabido colocarseentre las primeras aficionadas, y que siempre que canta se la oye conplacer y se la mira con entusiasmo.

    Conchita Fignera! El nmero uno entre las pianistas y casi nosatreveramos a decir que entre las rubias; sin embargo, conocemosalgunas!..

    Entre las artistas conocidas, tuvimos el gusto de or a la seora yseorita de Shelly, que para nosotros eran desconocidas en esteterreno, pero que desde luego no vacilamos en clasificar en la primeracategora.

    La seorita de Shelly es una pianista de gran mrito, que ejecutacon mucha soltura y agilidad, y su seora madre es, en el arpa, unadigna mula de la Roalds y posee adems una voz muy agradable yllena, y un mtodo de canto del mejor gusto.

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    De mister Hunt, que es un aficionado que se encuentra a la alturade los mejores bartonos de Euroa, y de el Sr. Corts, a quien todo elmundo conoce tambin, nada tenemos que decir.

    A la inteligente direccin de Inzenga, dignamente auxiliado por losseores Moderati, Pea y Saldoni, se debe una gran parte del resultadode estos conciertos.

    Damos la enhorabuena a nuestra infatigable y bondadosa amigala duquesa de P

    R. CHICO DE GUZMN.

    23 de marzo.

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    SALONES3

    El plazo fatal.- Receta del civet de liebre.- Un paseo por la Carrerade San Gernimo.- Cuadros vivos.- Se han casado!- Una mujerhermosa sin poderlo remediar.- Bravo, duquesa!- Undiplomtico que tiene prisa y una actriz de verdad.- La semana dePascua.- De cmo, segn varios fondistas, no se necesita la liebreara hacer el civet.

    No hay plazo que no se cumpla aunque hay deudas que no sepagan.

    Y lleg el 22 de abril y el regente me pidi mi consabida revista desalones.

    Para hacer un civet de liebre, dice un sabio diccionario de cocina,se necesita en primer lugar una cosa, tener la liebre.

    Para hacer una revista de salones se necesitan en primer lugardos cosas, los salones y el revistero. Pues bien, este mes no ha habidoni revistero, ni salones. Con la carencia de esos dos ingredientes vamosa confeccionar la revista.

    ***

    La escena pasa en la Carrera de San Gernimo: son las cinco dela tarde.

    -Hola! Feliciano, qu es de tu vida?

    -Psch, pasando, y nada ms.

    -Te diviertes?

    -Hasta cierto punto; ya ves, esta Cuaresma

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    -Se ha recibido en pocas partes, pero estuviste el Viernes deDolores en casa de Dolores Carvajal?

    -S que estuve; por cierto que pas una noche agradabilsima.

    -Hombre! Y qu hicieron?

    -Cuadros vivos y tan bien como siempre. La Samaritana, en quetomaron parte Aurora Malagamba y Baeza; figrate t qu Samaritana!Aquello daba sed, chico.

    -Y despus?

    -El Pasmo de Sicilia, por Dolores y Teresa Malagamba, AmaliaVelarde, Baeza y Arroyo; fue un cuadro perfectamente compuesto, quese repiti muchas veces y gust mucho.

    -Y luego?

    -A continuacin, hizo La Dolorosa al pie de la Cruz DolorcitasCarvajal: caracteriz admirablemente el tipo que le estabaencomendado, hasta tal punto que los aplausos llovan.

    -Y se hizo algn otro?

    -La exposicin dio fin con El Juicio de Paris, por Petra Carvajal,Amalia Velarde, Teresa Malagamba y el Sr. Osorio. Paris no tena msque una manzana; pero estoy seguro que a tener tres le hubieranparecido poco.

    -No hubo ms despus?

    -No; el Viernes Santo estaban en casa de Montijo. Pero si quieresdar una noticia, puedes decir que ayer se efectu el enlace de laseorita doa Leonor de Carvajal con el joven D. Hiplito Finat; ponlescuantos adjetivos quieras, porque ya sabes que son merecidos;asistieron solamente las personas de ambas familias y los amigos msntimos.

    -Acabas de hacerme un gran servicio.

    -Pues cmo!

    -me has escrito lo menos cuatro cuartillas.

    -No entiendo.

    -Figrate que debo hacer una revista de salones en este mes y nohe estado en ninguna parte; en tal apuro he decidido poner acontribucin a todos mis amigos y escribir cuantas noticias me den sinvariar punto ni coma.

    -Caramba! Que yo te he dicho lo primero que me ha saltado de lamollera

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    -Mejor; as ser ms original el estilo; en llegando a casa escribirtodo lo que me has dicho sin variar una letra; tengo buena memoria.

    -Pero oye

    ***

    La decoracin es la misma. Son las cinco y cuarto.

    -Tengo un espleen espantoso; he estado malo una porcin detiempo y estoy aburrido. Sea Vd. amable, Adolfo, hgame un rato decompaa y deme Vd. un poco de conversacin.

    -Pero de qu quiere Vd. que le hable?

    -De cualquier cosa. Usted que cuenta tan bien cunteme lo quehubo en casa de la duquesa de P el Viernes Santo.

    -Unas cuantas docenas de personas bastantes dichosas parapertenecer a la intimidad de la amable duquesa, apiadas en unsencillo y elegante oratorio, tuvieron la satisfaccin de escuchar unamagnfica pltica religiosa del eminente orador P. Cardona, cuya plticavers sobre el potico y delicado tema de La soledad de la Virgen;despus omos el Stabat de Pergolesse, interpretado por las seoras deLuxn y de Shelly y la seorita doa Eugenia de Ochoa, que ejecutaronadmirablemente los solos, y las seoritas de Bisso, Ochoa, Figuera,hoyos, Henestrosa, Sartorius, Hunt, Nez, Romre, Shelly y Ros deOlano, que cantaron muy bien los coros. Los Sres. Inzenga y Moderativieron colmados sus laudables esfuerzos con el xito ms lisonjero, y suinteligente direccin no dej nada que desear. A no impedirlo lasantidad del lugar, los aplausos ms entusiastas hubieran convencido alos directores y a los ejecutantes de la profunda impresin que habaproducido en el pblico aquel admirable trozo de msica tanmagistralmente interpretado. Yo le confieso a Vd. que por mi parte tuveque hacer un gran esfuerzo para no prorrumpir en aplausos.

    -Hara muy bien efecto, y es una idea como de la duquesa.

    -Todos los viernes de Cuaresma ha tenido sermn en su oratorio;pero el Stabat era el extraordinario, la excepcin. En Pars las grandesfortunas permiten esas solemnidades religiosas, que son all algousuales; pero en Espaa somos deudores de su introduccin a laexcelente duquesa, a quien ya debemos tan buenas cosas.

    -Sera muy original el verse all reunidas para la oracin lasmismas personas que se renen para bailar.

    -El contrate era notable, pero resaltaba ms que en nada en lostrajes de las mujeres; las pobrecillas haban hecho todo lo posible poratenuar sus encantos; vestan modestamente trajes negros y seenvolvan en velos muy sencillos, pero as y todo estaban encantadoras.A una de las ms monsimas le pregunt yo con cierta indignacin que

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    por qu estaba tan soberanamente guapa, y ella, toda acongojada, mecontest con el acento de la ms candorosa malicia: qu quiere Vd.que le haga, no es culpa ma! Yo no lo puedo remediar!

    ***

    A las cinco y media coga del brazo a mi amigo Santiago. Laescena prosigue en el mismo sitio.

    -Qu tal la funcin dramtica del domingo en el palacio de laduquesa de P..?

    -Sali divinamente; primero se puso en escena un lindo proverbiode Navarrete titulado Cuando el diablo no tiene que hacer La seora deLuxn caracteriz con la mayor maestra su papel de viuda joven, elseor de Baeza hizo muy bien el suyo de conde atrevido y calavera, y laseorita de Shelly dijo con la mayor gracia y soltura su parte de criadamaliciosa y pedigea. El conjunto no pudo ser ms perfecto y acabado.

    -Y despus del proverbio?

    -Despus del proverbio se puso en escena la comedia en un actoAl ao de estar casados, original del Sr. de Nogus. La linda duquesa deHjar nos hizo una Teodora inimitable, llena de gracia, de verdad y deintencin; D. Esteban Canga Argelles, tan conocido en el mundoescnico, estuvo a la altura de su merecida reputacin, y el Sr. de Baezano desminti la que tan justamente tiene adquirida. La representacinde esta comedia fue una ovacin completa para las personas que en ellatomaron parte y especialmente para la encantadora duquesa.

    -Y concluy muy tarde?

    -Despus de esto se bail un ratito, hasta la una y media de lamaana, y todos se marcharon pidiendo bis.

    ***

    -Pepe! Pepe! Dnde va Vd. tan deprisa?

    -Haciendo despedidas; me marcho a Londres esta misma semana.

    -Pero, hombre; espere Vd. un momento, cunteme usted algo.Cmo salieron el lunes las comedias de casa de Vilches?

    -Admirablemente.

    -Y la condesa? Dicen que era una cosa asombrosa.

    -Es lo que se llama de verdad una actriz verdadera. Adis.

    -No sea Vd. fastidioso, deme Vd. algunos detalles.

    -Imposible, me estn esperando.

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    -Pero siquiera

    -Lea Vd. la revista de Asmodeo y hasta la vuelta.

    ***

    Prosegu mi paseo y, de pregunta en pregunta y de respuesta enrespuesta, pude sacar en claro que los condes de San Luis van a dardos grandes baile, que los lunes reciben los condes de Superunda, losmartes las seoras de Caldern, los mircoles las seoras de Ochoa, losjueves la marquesa de Arenales, los sbados varias personas y losdomingos la duquesa de P

    Despus de lo cual enhebr todas estas noticias en unas cuantascuartillas que pueden pasar por una revista, si pone Vds. de su parteun poco de buena voluntad.

    22 de abril de 1870.

    R. CHICO DE GUZMN.

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    SALONES4

    Sin hablar aqu de los diez teatros que todas las noches se venfavorecidos por una numerosa concurrencia vida de espectculos yemociones nuevas, el mundo elegante tiene que hacer prodigios deactividad para asistir a las mltiples fiestas que cada semana tienenlugar en los aristocrticos salones de esta corte en vacaciones. Apenashay da libre, pues los lunes hay banquete y recepcin en la embajadainglesa; se baila en casa de los condes de Heredia Spnola, cuyossalones estn abiertos tambin el viernes; los jueves de la bella duquesade la Torre y de los marqueses de Morante tienen ms boga que nunca;los viernes de la Sra. de Sedano y las recepciones no peridicas, pero samensimas y distinguidas de los Sres. de Fesser, donde concurre lafine fleur des prs de las hermosuras ultramarinas y peninsulares, sedisputan la asistencia de los elegantes.

    Pronto abrir tambin sus salones la condesa de Superunda; y lade Vilches, que ahora slo recibe en petit comit, volver a descorrer elteln de su lindo teatro, donde se rinde a las musas y al arte escnicoun verdadero culto, inspirando a poetas y aficionados el fuego sagradola bella espiritual condesa. Parece que la primera obra que tendremos elgusto de aplaudir el 10 de enero, en celebridad de los das del conde,ser una esmerada traduccin que el docto marqus de Molins esthaciendo de Lurne, la joya de Octavio Feuillet; y, por ltimo, la condesade Ripalda se dispone asimismo a recibir en su lindo hotel del barrio deSalamanca dos veces por semana.

    No hay que decir si en esta atmsfera de luz, de aromas y polvode oro, har vctimas el amor, que en su artstico sibaritismo fabrica

  • MEDIEVO. Revista de Historia 30 de marzo de 2015 Pgina 38

    yugos con guirnaldas de flores; pero ha sido tal la profusin de bodasque este otoo se han celebrado, que hoy slo puedo anunciar comoprximas las del duque de Granada de Ega con la Srta. de Zaldvar, delduque de la Unin de Cuba con la Srta. de Caldern y la del jovenvizconde de los Andrines con la Srta. de Carvajal. Otra boda anunciadaya como coronamiento de unos novelescos amores entre uno de los msbellos astros del firmamento madrileo y cierto joven hidalgo castellanose ha aplazado indefinidamente, retirndose l a las espesas breas delejano monte a llorar, nuevo Cardenio, la involuntaria crueldad de suadorada.

    El martes brillaba por su ausencia en la amena fiesta con queobsequi a sus amigos la Sra. de Carvajal.

    Representose la zarzuela Buenas noches, seor D. Simn, en lacual lucieron sus envidiables dotes la seorita doa Petra Carvajal, lasdos de Malagamba y los Sres. Baeza, Santoyo, Freuller, Samaniego yCrdova, lucindose despus estos dos ltimos en el desempeo de Unanoche toledana. En seguida la brillante concurrencia se esparci por lossalones donde se bail hasta cerca de las dos de la madrugada, a cuyahora empez el desfile y pude ver pasar a la duquesa de Noblejas, a lasmarquesas de Villaseca, Puente y Sotomayor, Villanueva de las Torres,Vega de Armijo; condesas de Nava de Tajo, de Montefuerte, Superunda,Belascoain, Velarde; y a las Sras. y Srtas. de Lin, Maquiera, Crdova,Gndara, Len, Martnez y otras cien que aqu no caben.

    Brillante estuvo tambin el concierto que en la noche del da 2 diola Asociacin de beneficencia domiciliaria, que preside la ilustrecondesa del Montijo, en los salones del Conservatorio, bajo la direccindel maestro Moderatti.

    Los honores de la funcin fueron para la Sra. de Lujn, que cantcon sublime voz y superior maestra el Ave Mara de Gounod y electriza su auditorio en la Santa Mara Preghiera que acompaaron al piano elseor Beck y los Sres. Inzenga, Urrutia y Mirecki con el rgano, el violny el violoncelo respectivamente: no menos aplaudidas fueron las Srtas.de Gell y San Martn, la primera en una romanza de Il Profeta y lasegunda en La stella confidente. En la romanza de I due Foscari, sedistingui extraordinariamente el Sr. Hunt, y todos los dems que en elconcierto tomaron parte, ms que aficionados, mostrronse verdaderosartistas, mereciendo especial mencin el coro de introduccin del Sr.Moderatti, titulado Ricordo di San Sebastian, que cantaron las Sras. deLujn y Escosura, y las seoritas de Romr, Carvajal (Elisa), Benavides,Sikles, Romea, Ochoa (Eugenia y Josefa), Ailln, San Martn, Gell,Madrazo, Bisso, Nez y Arenas (Julia y Mariana).

    El sentimiento del arte puesto al servicio de la caridad podasolamente proporcionarnos espectculo tan grato, y la noble condesa, aquien pertenece la iniciativa de esta idea, es tan acreedora a losplcemes de la buena sociedad como a las bendiciones de los pobres.

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    Para concluir, permitidme, lectoras, que os cuente, sin que elcarmn del rubor torne purpreas vuestras mejillas de azucena, lainocente aventura que una colegiala me cont el domingo con suencantadora sencillez infantil.

    Parose das pasados a la puerta de un colegio de nias, situadointra o extramuros de Madrid, un coche del cual se apearon unaseorita elegantemente prendida y una aya de aspecto respetable que laescoltaba. La joven penetr en el establecimiento, dio el nombre de unade las pensionistas, prima suya, y manifest el deseo de verla, lo cualconsigui sin dificultad, recibiendo momentos despus en sus brazos asu querida prima, que bes con efusin sus mejillas, dndole lasgracias por haber hecho aquella expedicin que revelaba tanta amistad.

    Era la hora del recreo y la colegiala invit a su prima a bajar aljardn y tomar parte en los inocentes juegos de sus compaeras, por lascuales fue recibida con esa alegra no exenta de respetuoso temor queinspiran a las nias las un tanto mayores y salidas ya del colegio. stapareca tener diez y siete aos y revelaba en sus modales unadesenvoltura y a veces una violencia que tena maravilladas a lascolegialas, como el timbre de voz un s es no es bronco de la jovenvisitante, elegante y distinguida en todo lo dems.

    Durante los juegos, sin embargo, al verla correr ms que ningunay saltar y abrazar con demasiada energa a sus nuevas compaeras,algunas de stas, las que frisan ya en las quince y diez y seisprimaveras, no pudieron menos de exclamar:

    -Chica, tu prima parece un muchacho.

    -No, es que se ha educado con sus hermanos y tiene algo debrusca; pero es un ngel.

    Y, disipada toda prevencin, seguan el bullicio y la alegra msloca cuando una de las maestras, a quien la soltura y agilidad de laprima haban chocado sobremanera, notando que sta no llevabapendientes ni tena donde colgrselos, se acerc bruscamente y le dijo:

    -Usted es un chico!

    -Yo no, yo no contest ella turbada.

    Y averiguado el caso, yo no s cmo, result cierta la sospecha yhuyeron por el jardn despavoridas las nias, cual bandada de cndidaspalomas que dispersa la vista del milano.

    La colegiala est encerrada, sujeta al rgimen de pan y agua, y laprima, que era un pollo sietemesino disfrazado, fue arrojada a la calledespus de haber estado en contacto con ciertas disciplinas que, aguisa de arma antigua, cuelgan todava de un clavo en el cuarto de lallavera del colegio.

  • MEDIEVO. Revista de Historia 30 de marzo de 2015 Pgina 40

    No encontr a la puerta aya ni coche y hubo de volverse a piehasta Madrid, donde por la noche y ya con sus atavos masculinos,refera en el caf de Fornos la historia que acaba de contaros

    CHERIF-BEY.

    1. Ramn CHICO DE GUZMN, Salones, La Ilustracin de Madrid: Revista de Poltica,Ciencias, Artes y Literatura 2 (J-27-I-1870), pp. 14-15.

    2. Ramn CHICO DE GUZMN, Salones, La Ilustracin de Madrid: Revista de Poltica,Ciencias, Artes y Literatura 6 (D-27-III-1870), pp. 13-14.

    3. Ramn CHICO DE GUZMN, Salones, La Ilustracin de Madrid: Revista de Poltica,Ciencias, Artes y Literatura 8 (Mi-27-IV-1870), pp. 12-13.

    4. C