revista repique #6

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Montevideana Torre de Babel. Acrílico sobre lienzo, 180 x 130 cm (2012). PEDRO PERALTA. #6

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Page 1: Revista Repique #6

Montevideana Torre de Babel. Acrílico sobre lienzo, 180 x 130 cm (2012). PEDRO PERALTA.

#6

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#6

ÍndicePRÓLOGO

ADOLECER EN LA CLÍNICA… Dirección de la cura con adolescentes. Leticia Reina La adolescencia: un tiempo instituyente. Florencia Fernández Adolescencia: El despertar en una nueva lengua. Natalia Rodríguez Negreira

CLÍNICA DEL AUTISMO…Posición del analista en tratamientos virtuales con autistas. Javier Grotiuz

SOBRE TÉCNICA PSICOANALÍTICA…Una escucha marcada por los finales. Santiago Ferreira.Significación, sentido y sinsentido. Mercedes Iglesias¿Qué partenaire para el sujeto en el diván? Silvia B. Bottazzi

SIGNIFICANTES DE LA ÉPOCA…Demasiada Satisfacción. Ana Inés Bertón Clonazepan y circo. Jorge Bafico

ARTISTA: Pedro Peralta

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Aunque el sistema proponga basura habrá pintura. Acrílico sobre lienzo, 200 x 150 cm (2008)

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PrólogoOtro número de Repique, el número seis, pero esta vez con nuevo diseño, estética y un formato más amable de leer.La época actual marcada por el hedonismo, el goce sin límites y el ofrecimiento continuo de objetos plus de goce disponibles para todos, habla de la decadencia de la función del padre, de la caída del Otro como semblante y del fracaso de los modos tradicionales de la regulación del goce.

Los analistas no estamos ajenos a estas cuestiones. Los artículos que acá aparecen intentan pensar la clínica desde las coordenadas subjetivas que el Otro social brinda en este tiempo. No es casual que Florencia Fernandez, Natalia Rodriguez y Leticia Reina elijan hablar sobre las manifestaciones clínicas de la adolescencia en este tiempo. Tampoco parece impensado que Javier Grotiuz escriba sobre Autismo o que Mercedes Iglesias, Santiago Ferreira y Silvia Bottazzi se focalicen en el tema de la técnica, ni que Ana Inés Bertón y Jorge Bafico escriban justamente sobre dos variables que marcan nuestra cotidianidad: los psicofármacos y las terapias de moda.

Además contamos en esta entrega con parte de la excepcional obra del artista plástico Pedro Peralta que, a su manera, también nombra los malestares de la época en dibujos, grabados y pinturas. Con una técnica excelsa y un estilo hiperrealista, se destaca la intervención sobre los clásicos uruguayos y europeos, en una búsqueda de significaciones cargadas de humor crítico.

Solo queda que ustedes queridos lectores puedan leerla.

El intenso intento del artista de dar vuelta la lata.Acrílico sobre lienzo, 200 x 150 cm (2013)

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PEDRO PERALTA

Adolecer en la clínica…

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#65ADOLECER EN LA CLÍNICA…

El regreso del tío abuelo de Churchill (Mambrú). Acrílico sobre lienzo, 115 x 150 cm (1997). PEDRO PERALTA.

La adolescencia, término poco utilizado en psicoanálisis, hoy en día es empleado en investigaciones sobre la clínica actual. Se trata de la clínica de los chicos no tan chicos, que se encuentran atravesando procesos de cambios, a nivel físico y mental, desafiando la caída de los padres ideales, el cuestionamiento a los adultos y la ley. Es el momento de las primeras tomas de decisiones a nivel personal y del camino de la exogamia, la búsqueda del objeto de amor fuera del ámbito familiar.

LETICIA REINA

Dirección de la cura con adolescentes

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La adolescencia, término poco utilizado en psicoanálisis, hoy en día es empleado en investigaciones sobre la clínica actual. Se trata de la clínica de los chicos no tan chicos, que se encuentran atravesando procesos de cambios, a nivel físico y mental, desafiando la caída de los padres ideales, el cuestionamiento a los adultos y la ley. Es el momento de las primeras tomas de decisiones a nivel personal y del camino de la exogamia, la búsqueda del objeto de amor fuera del ámbito familiar.

En medio de toda esta revolución, llegan a los consultorios de los analistas, padres preguntándose ¿qué pasó con mi hijo niño? Fueron engañados: su hijo ya no es el mismo.

Cuando trabajamos con púberes y adolescentes nos topamos con desafíos que nos ponen en una encrucijada. Los padres o referentes adultos, son quienes demandan atención para sus hijos. Los chicos, sin embargo, no siempre vienen con preguntas o preocupaciones. Cuando sí las hay, posiblemente no coincidan con las que tienen sus adultos.

Es en el encuentro con cada caso, donde nos preguntaremos si dejar entrar a los padres y en qué momento. Siempre teniendo en cuenta quién es el analizante y con quien debe instalarse la transferencia, lo que muchas veces no está claro en un inicio se deberá definir, teniendo cautela, priorizando la escucha del discurso del adolescente.

Vilma Coccoz toma la metáfora que Freud utiliza para hablar de la pubertad como la perforación de un túnel: “un agujero, pues,

que horada, por un lado, la autoridad, el saber, la consistencia del Otro, y en el otro extremo, perturba la vivencia íntima del cuerpo.” En este texto, Coccoz plantea un axioma: si no hay sujeto sin Otro, entonces no hay adolescente sin Otro. Este lugar puede ser investido por los padres, el centro de estudios, el analista.

Uno de los desafíos constantes en la clínica con adolescentes tiene que ver con generar una demanda. Hacer este movimiento no parece tarea fácil en tiempos en que el Otro no existe.

Según Miller, en la actualidad el Nombre del Padre se encuentra debilitado, lo que desorienta al adolescente. Nos encontramos ante una autoerótica del saber: a partir de la era virtual, el saber que antes era depositado en los adultos ahora está a un solo click, sin necesidad de mediación con el Otro . Parecería que el saber se encuentra en el bolsillo, sin que sea necesario emplear estrategias para hacer con el deseo del Otro.

Entonces, ¿a quién dirigirían una pregunta sobre lo que no se sabe? Será necesario poner en marcha los artilugios que sean convenientes, invenciones que sirvan para agujerear ese saber y advenga algo nuevo, elaboración del propio sujeto en el dispositivo analítico.

REFERENCIAS: López, G. (2019) Adoles(seres) La orientación a lo real en la clínica psicoanalítica con adolescentes. Grama, Buenos Aires.

ADOLECER EN LA CLÍNICA…

1 Coccoz, V. (2009) La clínica de las adolescencias. Entradas y salidas del túnel. Conferencia dictada en el ciclo Identitá in movimento, organizada por el Istituto del Campo Freudiano. Padua.

2 Miller, J.A. (2015) En dirección a la adolescencia. Intervención de clausura de la 3° Jornada del Institut de l’Enfant “Interpretar al niño”. París.

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El ascenso de Icaro. Acrílico sobre lienzo, 200 x 150 cm (2008)

ADOLECER EN LA CLÍNICA…

Para dar inicio a este escrito será necesario precisar a qué le llamamos adolescencia: ella puede ser definida como un quiebre en una continuidad, como un despertar frente al adormecimiento de un tiempo anterior: la latencia.

FLORENCIA FERNÁNDEZ

La adolescencia: un tiempo instituyente

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#68ADOLECER EN LA CLÍNICA…

Este despertar ocurre en lo real del cuerpo en dos sentidos: la metamorfosis corporal y lo pulsional que se presentifica de un modo inequívoco y original. El cuerpo con sus caracteres secundarios y su capacidad reproductora obtiene otro estatuto: el cuerpo infantil deviene nuevo y sexualizado e irá en la búsqueda de otro cuerpo.

Sucede que frente a este intento de encuentro se produce como resultado un efecto que difiere del buscado. Como saldo entre lo buscado y lo encontrado se obtiene una diferencia y con ella se verifica el desencuentro estructural.

A partir de allí podremos situar síntomas que den respuesta a estos desencuentros en la adolescencia, síntomas actuales que deberemos diferenciar de los actings.

En este pasaje la apuesta desde el psicoanálisis estará dirigida a acompañar al sujeto orientados por su síntoma en este momento más que crucial en la consolidación del fantasma.

La adolescencia entonces es un tiempo lógico, ello significa que sucederá en cada sujeto de manera singular . Es una instancia en la cual se produce una desestabilización que lleva a la caída de los ideales y de las identificaciones: los modelos que funcionaban en la niñez ya no dan respuesta. Momento de pérdida aunque también de adquisición, en el que es necesario que algo no esté, para que surja lo novedoso. Por lo tanto de lo que se tratará en este pasaje será de la construcción de un nuevo paradigma para este sujeto, devenido adolescente.

Algunos analistas sitúan la adolescencia como ubicada en un umbral, ese impasse en el que los títulos que están en el bolsillo tienen que aguardar todavía un poco más, ya que aún no se está listo para responder. Es entonces cuando los síntomas vienen al lugar de la respuesta de eso, aún imposible de realizar. Actos que esperan el momento justo para serlo.

¿Cuál será el lugar del analista para un sujeto en este tiempo?

En primer lugar, cuando el adolescente llega a consulta, se tratará de precisar si viene con alguna pregunta respecto de algo que le concierne, algún indicio de que hay algo que para él no marcha. Ahora bien, si nada de ello ocurre, es decir, si el adolescente es traído por sus padres y esto luego no deviene en una pregunta singular entonces nada tenemos que hacer allí: el forzamiento a la iniciación de un tratamiento es lo opuesto a un acto analítico. Por tanto, la intervención que conviene en ese caso será la de orientar la escucha a la pareja parental .En ocasiones, del trabajo con los padres y de los movimientos que este propicie, surge la demanda de un espacio que parte del sujeto, en otras, ni siquiera llega a ser necesario.

Para finalizar creo que trabajo con los adolescentes nos invita a poner en acto el deseo del analista y su ética. Esto es: en la medida que haya una demanda, generar las condiciones para que ese análisis advenga, pero en la medida en que eso no ocurra, no forzar su existencia.

BIBLIOGRAFÍA

Miller,Jacques Alain “En dirección a la adolescencia” en Psicoanálisis inédito,año 2015. Disponible en: http://www.psicoanalisisinedito.com/2015/04/jacques-alain-miller-en-dirección-la.html

Stevens, Alexander. “Nuevos síntomas en la adolescencia” en Revista de Escuela Lacaniana de Psicoanálisis del Campo Freudiano,año 2011.Disponible en: https://elp.org.es/nuevos_sintomas_en_la_adolescencia_alexa/

Lacadée, Philippe “Los sufrimientos modernos del adolescente”. Unsam , Serie Tyché, Buenos Aires ,año 2017.

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Adolescencia: El despertar en una nueva lengua.

“Querido maestro: Estamos en los meses del amor; tengo diecisiete años. La edad de las esperanzas y de las quimeras, como se dice —y es así que me he puesto, niño tocado por el dedo de la Musa—, perdón si esto es banal, a decir mis buenas creencias, mis esperanzas, mis sensaciones, todas estas cosas de los poetas —yo llamo a esto la primavera”.

Carta de Rimbaud a Théodore de Banville, el 24 de mayo de 18701

Los viajes del psicoanalista niño. Acrílico sobre lienzo, 115 x 150 cm (1997)

ADOLECER EN LA CLÍNICA…

NATALIA RODRÍGUEZ NEGREIRA

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#610ADOLECER EN LA CLÍNICA…

En 1947, en su prefacio a la obra de Frank Wedekind, “Despertar de la primavera”, Lacan retoma la concepción Freudiana del “segundo despertar” trabajada en “La metamorfosis de la pubertad”. Nos recuerda que lo que ocurre a los tres protagonistas, relativo a la irrupción pulsional en el terreno de la sexualidad y la muerte, no ocurriría si no fuese por aquello que despierta en sueños.

Se refiere a este despertar dentro del sueño de algo que, la actividad onírica no permite disfrazar lo suficiente y que conlleva, por tanto, en ocasiones al sobresalto inconfundible del sueño de angustia y en otras, a las consecuencias físicas de los sueños húmedos “novedosas” para el púber.

Pero, eso que allí despierta, a lo que Lacan se refiere, no es, según lo entiendo, la sexualidad adulta, la genitalidad o cierto nivel de urgencia, solamente. El despertar, es lo que ocasiona este andar errante y accidentado del adolescente; en una suerte de exilio o de extraterritorialidad que también es, esencialmente un exilio del lenguaje.

En esta metamorfosis del segundo despertar, el lenguaje infantil ya no sirve para nombrar las cosas, por lo que debe conquistarse o inventarse una nueva lengua. Lacan nos dice que la lengua está viva en la medida de que se la inventa constantemente . El lenguaje adolescente siempre ha tenido mucho de neologismo, a lo largo de los tiempos.

¿Cuál es el partenaire analista que conviene? El que acompañe esta transición sin presuponer absolutamente nada, con una mirada neutra que no sea la del optimismo del cambio puesta en la adolescencia ni la de la crítica patologizante. Un partenaire que no se propone desde la creencia en el lenguaje, desde el intento de interlocución, sino desde la lógica sintomática de la cual, a través de la transferencia, formará también parte.

Habrá que aggiornarse de los significantes del discurso social, los modos y modas en los que se vistan esa extraterritorialidad o exilio, sin creernos por ello traductores ni conocedores de nada.

Solo entonces podremos pensar siempre en modo singular, si los significantes novedosos de la época permiten a un sujeto invenciones, arreglos o algún modo de anudamiento con eso que ha despertado en sueños y ya no dejará de no escribir.

1 Rimbaud, Arthur, Œuvre-vie, Edición del centenario, establecida por Alain Borer. Arlea, 1991, pág. 73. Tomado de Lacadée Ph, El despertar y el exilio; referencia y traducción de dicho autor.

2 Lacan, Jacques, El Seminario. Libro XXIII. El Sinthome, Barcelona, Paidós, 2006, pág. 131. Referencia tomada del mismo libro y autor, Idem. anterior.

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PEDRO PERALTA

Clínica del autismo…

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El viaje del elefante. Dibujo sobre lienzo, 89 x 115 cm (2014)

Desde el psicoanálisis de la orientación lacaniana se plantea un dispositivo que pone a la transferencia como elemento fundamental, en donde siempre hay un Otro en juego con sus diferentes modalidades, adquiriendo especial relevancia la presencia del analista y sus intervenciones. Aunque esta presencia de por sí no garantiza nada, ni asegura que se lo pueda incluir en los circuitos iterativos del autista, si no se sabe cómo maniobrar para ser incluido.

JAVIER GROTIUZ

Posición del analista en tratamientos virtuales con autistas

CLÍNICA DEL AUTISMO…

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#613

Efectos de la pandemia“La función simbólica constituye un universo en el interior del cual todo lo que es humano debe ordenarse1”, decía Lacan en 1954. En este momento a causa de la pandemia de Covid 19, este marco simbólico se vio trastocado, afectando la realidad cotidiana para todos, especialmente en la dimensión espacio-tiempo.

Se modificaron los horarios y actividades diarias, interrumpiendo la alternancia que estas actividades producían entre el afuera-adentro, por ejemplo casa-escuela, casa-plaza, casa-análisis (u otros tratamientos) etc. borrando en muchos casos el afuera e intensificando fuertemente el uso de las pantallas: celular, tablet, computadora, juegos electrónicos y televisión.

Como consecuencia de la pandemia, se redujo el mundo del sujeto autista a un espacio y a pocas personas, donde la casa se convirtió en escuela, el living en el aula y los padres (o abuelos) en maestros de apoyo y técnicos informáticos improvisados. En un mismo espacio se recibe clases, se hacen los deberes, se come, se juega e incluso se tiene sesiones de terapia, acentuando la confusión e indiferenciación que ya presentaban algunos autistas.

Y a nivel temporal, hay desorientación y les resulta difícil distinguir el pasar de las horas y días al no tener las actividades habituales diarias que en su alternancia y secuencia brindan un orden.

Tratamiento del autismo en tiempos de pandemia.Por un lado encontramos padres que sostuvieron el tratamiento manteniendo la relación transferencial, otros en cambio escriben o llaman cada tanto para plantear alguna pregunta o inquietud y por último aquellos que interrumpieron el tratamiento argumentando que lo virtual no es para su hijo, con la promesa de retomar cuando sea presencial.

La pandemia pone a prueba el intento de arreglo del autista y a algunos no les resulta suficiente para sostenerse en su inmutabilidad, debiendo todos reinventar nuevas formas, circuitos y escenarios desde donde trabajar con estas contingencias excepcionales, que le posibiliten al autista regular el goce invasivo y salir de su aislamiento, articulando un espacio donde el analista dé un valor a su producción.

En este sentido la pantalla se ha incorporado como una nueva herramienta en nuestra práctica clínica para aquellos que hemos decidido proseguir con el trabajo virtual y constatamos efectos claros en muchos casos, pero como dijo Laurent hay que darle uso a las tecnologías a condición de prescindir de ellas.

Cualquier psicoanalista que trabaja con niños autistas puede constatar que eso de “poner el cuerpo” es literal porque se le presta lo que no tiene ayudando a dar una consistencia imaginaria, y por tanto hacer posible una clínica sin el cuerpo donde más se necesita es todo un desafío extra.

Hay que tener en cuenta que un sujeto autista vive en general en un presente infinito, en donde todas las cosas pueden estar al mismo tiempo en el mismo lugar en simultáneo, porque el sujeto vive en lo real. Pasado presente y futuro no se ven claramente y por eso es tan importante el trabajo sobre la presencia- ausencia y las alternancias (por ejemplo: encendido-apagado, oscuro-iluminado, frío-calor, adentro-afuera etc.), porque establecen una dimensión simbólica de al menos dos tiempos diferentes, constituyendo la base para el trabajo especialmente con los más comprometidos subjetivamente.

¿Cómo hacer posible esto virtualmente? “La posición Ética del analista implica buscar en cada momento, una posibilidad de acompañar cada sujeto para arreglárselas con su real. Es por tanto, nuestra responsabilidad responder a las demandas, angustias y malestares de

CLÍNICA DEL AUTISMO…

1 Lacan, J. (2002). Seminario 2 El Yo en la teoría de Freud, clase 3.

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#614CLÍNICA DEL AUTISMO…

del autista, quedando pegado a su imagen e ignorando por completo al analista, donde se mira hablándose, y se habla mirándose, haciendo caras, morisquetas, gestos que la pantalla le devuelve brindándole tranquilidad e incluso diversión.

¿Cómo atravesar la pantalla, como agujerearla para hacer posible el trabajo analítico?Más allá de que no hay recetas en la clínica del caso a caso, hay que desacomodar ese espejo que por un lado lo atrapa y por otro anula al Otro, produciendo algo del orden de la sorpresa que capture la mirada y la desvié hacia el analista o simplemente poniendo palabras a esa escena.

Esto da la pauta de cómo probar la consistencia de la imagen, y no es nada fácil lo digital especialmente para realizar ciertos cortes con ese Otro primordial que a veces tiene que estar presente para manejar la tecnología, o que quiere escuchar y ver lo que pasa, ofreciendo espacios de la casa sin privacidad o de puertas abiertas, debiendo el analista ponerse firme en que se le brinde al niño un espacio privado cuando se pueda.

Ivan Ruiz planteaba el año pasado, la pregunta de ¿cómo hacer existir algo del análisis en la casa del sujeto que marque la presencia del analista?

Los objetos son elementos esenciales para los autistas, protegiéndolos contra la angustia, animando su cuerpo, procurando una satisfacción, así como oficiar de dobles y por supuesto también para establecer un vínculo con el otro. En este sentido son fundamentales para constituir un adentro-afuera de la casa, pensando que objeto de los que eligen los pacientes del consultorio se pueda hacer presente en su hogar.

- A través de los padres que puedan venir a buscar y llevarle.

- A través de la tecnología: Whatsapp, Email o en la pantalla mostrar sólo el objeto sin nosotros. A pesar de que no lo pueda manipular, verlo es signo de su ida al consultorio, de la presencia del analista

nuestros pacientes autistas y sus familias en un momento, tan incierto y aterrador como el que estamos viviendo2”.

Para aquellos que las pantallas son importantes es más probable que consientan al trabajo virtual, especialmente con aplicaciones que permitan compartir pantalla, pudiendo oficiar de objeto mediador y facilitar el trabajo que viene haciendo el niño junto al analista, pero hay que estar atentos a que no se convierta al mismo tiempo en un obstáculo.

En los casos que se cambia de lo presencial a lo virtual, puede ser importante en los primeros encuentros ir acompañando en la pantalla con otras imágenes, del consultorio, de los juguetes o juegos que se interesaba cuando venía, como forma de captar su atención y que recuerde quien es la persona que tiene del otro lado.

Cuanto mayor sea el vínculo previo con el analista mejor puede darse la continuación por esta vía, aunque también hay casos que sorprenden por el poco tiempo previo y sin embargo se prestan al trabajo virtual con ganas, o incluso pacientes que directamente comienzan el tratamiento en modalidad de videollamada, por ejemplo dos que comencé a atender y viven en Chile.

También ocurre que la mirada del analista en la pantalla puede llegar a ser muy intrusiva e intolerable, debiendo extraerla de la escena con objetos o incluso apagando la cámara dejando solo nuestra voz. En este último caso es fundamental que el autista este bien orientado y nos reconozca previamente, porque en algunos puede generar desconcierto por no saber quien les habla.

Cuando nos encontramos con sujetos que les resulta intolerable la videollamada, haciendo imposible el trabajo virtual, podemos proseguir con los padres si están dispuestos, incluso con el paciente en la vuelta, que tarde o temprano podrá sumarse al ver a sus padres interesados e interactuando.

Otro obstáculo puede ser que el espejo de la pantalla refuerce el hablarse a sí mismo

2 Marta Prat de la Riba, en Publicación Zadig Mayo 2020. Clínica del autismo en tiempo de confinamiento. Enderezando el rumbo para evitar la deriva.

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sin fin de dificultades inesperadas, pero que con un poco de paciencia pueden convertirse en oportunidades para ver in situ el lugar de ese niño en la dinámica familiar.

La posición del analista debe ser decidida, para soportar, sostener y sobre todo ampliar la solución que ese niño ha podido darse, y para esto es fundamental incidir en el Otro primordial del autista, para que acepte el modo de gozar que tiene el niño (por ejemplo jugar con sus propias manos) y a su vez que el adulto pueda percatarse cuando actúa sin tener en cuenta al niño como sujeto. La transferencia con los padres es esencial para poder maniobrar y al mismo tiempo que se les da entrada, progresivamente vamos produciendo cortes, separaciones (tolerables para ese Otro) para que el niño sea cada vez más un sujeto y menos un objeto.

Esta pandemia es un momento propicio para dar lugar a la invención propia del sujeto autista y que la familia pueda nuclear en torno a ella, haciendo de ese niño el centro para que no quede aislado e incomprendido.

y por tanto de la existencia real del objeto y del propio analista. También se puede compartir la pantalla, poner imágenes o videos y verlos juntos.

Trabajar con autistas por videollamada implica salir de la privacidad y comodidad del consultorio, exigiendo cuotas de firmeza o flexibilidad según el caso, para sostener la situación analítica. En los obstáculos principales nos encontramos a las casas pequeñas o humildes que no disponen de una habitación con puertas, y sumado a la dificultad para el uso de auriculares ya sea por carencias o por inquietud del niño, implica que las palabras dirigidas al paciente no se sabe finalmente a quien más le llegaran. Se da con cierta frecuencia las irrupciones por parte de familiares presentes en la casa, que se encuentran realizando las tareas diarias, así como hermanos que pasan, curiosean, unos siguen y otros se quedan interactuando con el paciente y con el analista. A veces lo echa el propio paciente, generando una discusión o pelea. Todas situaciones que pueden convertirse en obstáculos para dar continuidad al trabajo de la pareja paciente-analista, debiendo pilotear un

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PEDRO PERALTA

Sobre técnicapsicoanalítica…

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Una cebra como todas. 80x.120 cm

INTRODUCCIÓNNo todos los consultantes comienzan un análisis, ni tampoco todos terminan haciendo el pase y dando testimonio de su análisis. Desde la orientación lacaniana, sostenemos que dirigimos la cura (entendiendo a la cura por tratamiento, proceso) y no a los analizantes. A partir de la ética del psicoanálisis y del deseo del analista, escuchamos/leemos el discurso del inconsciente, trabajamos en transferencia e intervenimos a través de la interpretación.

SANTIAGO FERREIRA

Una escucha marcada por los finales

SOBRE TÉCNICA PSICOANALÍTICA…

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Freud1 nos advertía de la importancia de los comienzos y los finales en psicoanálisis como si se tratara de una partida de ajedrez. En el medio de la partida, encontramos los avatares que atravesarán el proceso. A los analizantes les pasa la vida como a todo el mundo (no por estar en análisis dejan de ocurrir contingencias que los ponen en aprietos y en algunos casos hacen vacilar sus fantasmas) y en muchos casos, acontecerán hechos que signarán su historia. Así como las circunstancias cambian, también se van produciendo por añadidura los efectos terapéuticos.

Entonces ¿A qué apuntamos en el final de análisis? ¿Y qué implicancias tiene esto en la posición del analista, en su escucha/lectura?

SER DE IDENTIFICACIÓN Y SER DE GOCEEn Donc, Miller (2011) realiza una división importante en cuanto al ser de la identificación y por otra parte el ser de goce. Por un lado en cuanto al ser de la identificación, entendemos que el sujeto se para sobre los significantes que toma del Otro para darse un lugar de existencia y responder ante la pregunta del deseo ¿Qué me quiere? Si bien es cierto que hay algo de singularidad en esta elección-acción de tomar una identificación del campo del Otro, es de algún modo una respuesta tomada, no es del todo propia.

Es por ello que Lacan, avanzando en la investigación psicoanalítica de su seminario, continúa estudiando en cuanto a las fijezas del ser de goce en relación a su formalización del objeto a. De este modo ubica allí la respuesta singular del sujeto: se trata de un recorte del cuerpo, lanzado y colocado en el Otro pero que, a fin de cuentas le es propio. Por lo tanto el objeto a marca las implicancias del ser de goce: en el recorrido de la pulsión y en la fijeza del plus de goce que produjo su extracción.

En lo que respecta a las identificaciones,

Miller2, nos habla del desfallecimiento. Se trata de lo que también conocemos como caída de los ideales, incluyendo la serie de identificaciones imaginarias que se encuentran sostenidas a partir de la identificación simbólica inconsciente.

Por otra parte, en cuanto al ser de goce, ubica la vertiente del menos phi (-φ) y el objeto a: por un lado el menos phi (-φ) como una falta-de-gozar con la que el sujeto se ve enfrentado en la imposibilidad de un goce total. Por otro lado, nos encontramos con el objeto a como fijeza y verdad de la estructura, respuesta singular y única.

UNA ESCUCHA MARCADA POR LOS FINALESMuchas veces escuchamos que en la primer entrevista con un consultante, es posible apreciar algo de su posición fantasmática, del objeto a y de significantes importantes que han marcado su historia. Por supuesto que no siempre nos encontramos con la posibilidad de leerlo de buenas a primeras y hace falta tiempo para empezar a adentrarse en la lógica del caso. Se trata de dar cierto tiempo en el que comenzar por marcar las inconsistencias de los dichos, la división subjetiva, y también los puntos de goce.

Si decimos que al final de un análisis apuntamos a la caída de las identificaciones y a que se produzca, entre otras cosas, un atravesamiento del fantasma, nos dirigimos también a que haya algún corrimiento en la fijeza de la modalidad singular de goce, un movimiento en la economía pulsional del sujeto. Por lo tanto, poniendo a jugar la episteme, podemos extraer algunas elaboraciones operativas a la hora de dar cuerpo a qué escuchamos y leemos en el comienzo de la partida.

La escucha inaugural del analista en las entrevistas preliminares se encuentra marcada por el final de análisis, en

SOBRE TÉCNICA PSICOANALÍTICA…

1 Freud, S. (1986). Sobre la iniciación del tratamiento [Nuevos consejos sobre la técnica del psicoanálisis, I] (1913) (pp.121-144). En Obras Completas Tomo XII: Sobre un caso de paranoia descrito autobiográficamente (Schreber), Trabajos sobre técnica psicoanalítica y otras obras (1911-1913). Buenos Aires: Amorrortu.

2 Miller, J.-A. (2011). El Ser del analista (pp.461-476) En Donc: la lógica de la cura. Buenos Aires: Paidós

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#619SOBRE TÉCNICA PSICOANALÍTICA…

Para ello, es necesario detenerse en las fijezas del ser de goce y en las identificaciones del sujeto: marcar los puntos de goce del sujeto es tan importante como intervenir en la lectura de los deslices del discurso que se producen en los quebrantos de la armadura de la voluntad, escandiendo a partir de los significantes que trae el sujeto. Circunscribir los puntos de goce en la selva fantasmática y atrevernos a interpretar.

la medida de que para llegar a él, es necesario atravesar los umbrales que suponen la caída de los significantes amo que el sujeto toma del Otro (en lo que concierne a la identificación) pero también en el reconocimiento de su ser de goce y los posibles movimientos que pueda realizar para ubicarse en la vida desde otro lugar que implique un menor sufrimiento.

Lo que se habla en un análisis importa de un modo particular y diferente a una conversación cualquiera. En el encuentro con un analista, como plantea Chamorro3, se apunta a que sea una experiencia que atraviese verdaderamente al sujeto, se trate de una única instancia o varias, un proceso corto marcado por una institución, o un análisis.

3 Chamorro, J. (2017). ¡Interpretar!. Buenos Aires: Grama Ediciones.

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#620SOBRE TÉCNICA PSICOANALÍTICA…

Por tus ojos soy capaz de pintar las nubes. Acrílico sobre lienzo, 150 x 100 cm, (2013)

Para Miller la interpretación es una adición, una intrusión del analista en la palabra del analizante.1

MERCEDES IGLESIAS

Significación, sentido y sinsentido.

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#621

En cada sesión, el analista ocupa el lugar del A mayúscula y en Lacan esto supone que el sentido de lo que se dice lo marca el Otro. Esto está desde el inicio del esquema de comunicación en Lacan: por un lado, el Otro define el sentido, y, por otro, es al final del discurso que se obtiene un efecto de significación. En consecuencia, la palabra del analista marcará la significación del dicho. Tenemos una cadena significante donde el sentido y el significado no aparecen inmediatamente pero aparecerán. Esto que aparece luego es lo que se denomina punto de almohadillado o punto de capitón, es un efecto que reordena todo lo dicho anteriormente. Por lo tanto, en la escucha del analista, elegir las palabras es importante porque determina posibles sentidos que serán luego ciertos puntos de capitón. Esta operación se entiende como interpretación y puntuación.

También Lacan habla de los efectos de verdad en tanto significación. Gran parte de un análisis es experimentado como una verdad, un saber no sabido. Tanto el efecto de verdad como la significación son producidas por el analizante, debido a esto, se sostiene que la interpretación tiene que ser enigmática, ambigua, equívoca.2 ¿Por qué? Porque quien interpreta la puntuación es el analizante y entonces tiene que ser una puntuación reducida, para que lo enigmático adquiera sentido desde el analizante.

En realidad, la interpretación apunta a un S1, no a los S2 y por eso se vuelve oráculo, es el analizante quien agrega sentido.3 De este modo hay que entrever algo del significante amo del discurso del analizante. Por esto Miller distingue entre significación, sentido y sinsentido. Admite que son conceptos más complejos. En el primer tiempo de un análisis tenemos la significación como una dimensión comprensible entre imaginario y simbólico, luego, más tarde, el sentido obtenido va contra la significación. “eso nos basta para ver que la interpretación es sentido y va contra la significación”4 El sentido será lo que hay entre lo simbólico y lo real porque llegar a ese S1 y al objeto a, es a la vez, el mayor sentido y el mayor sinsentido. Por todo esto, la interpretación juega un papel fundamental en el análisis.

SOBRE TÉCNICA PSICOANALÍTICA…

1 Miller, J. A. ‘Acerca de las Interpretaciones’ en Seminarios en Caracas y Bogotá, Paidós, Buenos Aires, 2015.

2 Op.cit, p. 249.

3 Ibid.

4 Lacan, J. ‘El Atolandradicho’ en Otros Escritos, Paidós, Buenos Aires, 2012, p. 505.

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“Incómoda para muchos, inclusive para los propios psicoanalistas, la orientación lacaniana de Jacques-Alain Miller es, más que trastorno, síntoma; es el palo en la rueda que impide, o al menos demora, que las cosas vayan a parar derecho a lo peor. ¿Y por qué no decir que esta es otra manera –en este caso la mía- de entender ese deseo de encarnar el síntoma de Lacan que Miller confiesa en su última conferencia en el Coliseo?” G. Brodsky1

SILVIA B. BOTTAZZI

¿Qué partenaire para el sujeto en el diván?

SOBRE TÉCNICA PSICOANALÍTICA…

Basurarte endémico y reciclable y el artista contemporáneo. Acrílico sobre lienzo, 150 x 200 cm (2011-2012)

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#623SOBRE TÉCNICA PSICOANALÍTICA…

En estos y todos los tiempos, una de las vías para la demanda de análisis es el desencuentro. Desencuentros con pinceladas de pérdidas que hacen doler, hacen sufrir, desajustan en la cotidianeidad. Aparece entonces un sujeto que, tras su demanda, puede encontrarse con alguna pregunta que lo va guiando en su recorrido de análisis. La responsabilidad subjetiva encontrará como aliado al inconsciente, allí, bajo transferencia.

Será el reconocimiento de las formaciones del inconsciente, de esos tropiezos del orden simbólico, de esos mensajes, lo que vaya propiciando los efectos de sentido que van a tener lugar en la singularidad del sujeto.

El análisis se sostiene y en su trayecto el analizante se verá inmerso en lazos con su partenaire. ¿De qué se trata esto?

Lo que no anda, lo que aparece como el obstáculo, podríamos pensarlo como el síntoma.

En Freud, bajo grandes pinceladas, podríamos encontrar un síntoma como mensaje a ser leído, poseedor de un sentido.

Para Lacan, una de las claves es reconocerlo en el orden de un Real. Real que vuelve siempre al mismo lugar, que no se desplaza como el sentido. De ahí que en la práctica nos sugiere no alimentar lo florido del síntoma.

Aquí me gustaría detenerme, junto a la propuesta de Miller2, sobre su teoría de las parejas. Parte de la relación yo-otro en tanto pareja imaginaria con base en la identificación ante el requerimiento de una prematuración orgánica, que hace necesaria una imagen que complete

el cuerpo. Luego nos presenta la pareja simbólica, enganche del sujeto con el Otro en busca de un significante que, esta vez, venga a suplir su falta de significante; y, le otorgue el reconocimiento. Como pareja del deseo, se alinea allí la búsqueda del objeto a, por la vía del fantasma, donde el sujeto no tiene relación directa con el Otro sino a través del objeto de acoplamiento. Y, la pareja del goce, o pareja libidinal, o la del partenaire-síntoma, donde se juega un paso más en el reconocimiento del Otro como aquel al que poder extraerle goce. Para ello habrá que agregarle organismo, sexualidad, algo de lo viviente, de lo vivo. Y es allí donde el sujeto buscará el objeto pulsional parcial. En esta pareja, el goce está del lado del Otro.

Dice Miller: “esto deja dos accesos al Otro: uno, a través del goce y que va a parar al objeto a, va a parar al goce del cuerpo propio; y el segundo es un acceso por medio del amor pero que deja de lado el cuerpo y se aferra a la palabra3”. Y recuerda de Lacan, que el primero es del lado macho y que el segundo acceso al goce: femenino, sería por la vía del amor. Vía del amor, de los signos de amor, que tanto escuchamos en el diván coloreando los desencuentros.

Poder ubicar cómo se conforma la pareja en cada analizante nos ubica en la escucha de lo que esperamos sea lo nuevo para ese sujeto. Los efectos de sentido, vía la interpretación, marcan un recorrido. Y también los efectos de vacío, que nos remiten al trabajo con el parletre, siguiendo el forzamiento propuesto por el ultimísimo Lacan como intervención sobre el inconsciente real.

Y, ¿con qué hace pareja el analista, allí, detrás del diván?

1 Brodsky, G. (2010): “Presentación del tomo III de Conferencias Porteñas de J A Miller”. Recuperado en: https://wapol.org/fr/articulos/TemplateArticulo.asp?intTipoPagina=4&intEdicion=2&intIdiomaPublica-cion=5&intArticulo=1980&intIdiomaArticulo=1&intPublicacion=132 Op.cit, p. 249.

2 Miller, J-A. (1997/98): “Teoría de las parejas”. En El partenaire-síntoma. Editorial Paidós, Buenos Aires, 2011.

3 Miller, op. Cit. p.275

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#624SOBRE TÉCNICA PSICOANALÍTICA…

Tomo de Tarrab4 herramientas para la respuesta: “con su savoir-y-faire” (saber arreglárselas con), que podríamos pensarlo como el uso del síntoma, ese que estuvo del lado de la dificultad y el obstáculo pero que se ha vuelto instrumento de una práctica. Con el añadido de lo incurable, donde el síntoma, aunque reducido a signo, no deja de escribir su pathos. En definitiva, un saber hacer con y ahí, que se acomoda en el regazo del deseo de analista.

No se trataría entonces de encarnar el síntoma del analizante, sino de dejarse alojar como semblante en la propuesta sintomática del caso por caso.

4 Tarrab, M (2014): “Savoir y faire”. Recuperado en: http://www.congresamp2014.com/es/template.php?file=Textos/Savoir-y-faire_Mauricio-Tarrab.html

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PEDRO PERALTA

Significantes de la época…

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Montevideana Isla de Encanta. Dibujo sobre lienzo, 150 x 110 cm (2021)

En Punto Cenit. Política y religión, Miller nos advierte de los efectos que la práctica freudiana del uno por uno ha tenido en la sociedad en general. Dice allí que la moral civilizadora que Freud ponía al descubierto en el Malestar en la Cultura, donde “para hacer existir la relación sexual hay que frenar, inhibir, reprimir el goce”1 se ha quebrado, se ha disuelto.

ANA INÉS BERTÓN

Demasiada satisfacción

SIGNIFICANTES DE LA ÉPOCA…

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Hoy nos encontramos con otro malestar en la civilización hipermoderna: el empuje al goce para sí (también llamado derecho al goce) donde “solo la felicidad se ha vuelto hoy en día la del goce, conformemente a la lógica individualista de la modernidad.”2

Este empuje al individualismo es cada vez más visible en las redes sociales donde, atravesados por las leyes del mercado neoliberal, aparecen influencers, coachs y psicólogos que alimentan y refuerzan la idea de que la felicidad depende de uno mismo. Este imperativo de goce deja a los sujetos en una búsqueda ansiógena por estar más sanos, ser más productivos y más felices.

En la clínica, este carácter ansiógeno que suscita responder a la demanda ilimitada del Superyó que exige “más y mejor”, aparece con distintos ropajes. En el extremo de la manía, aparecen sujetos que se llenan de actividades y hobbies para “rendir”, en el otro extremo, están los sujetos inmovilizados que se sienten culpables por no disfrutar de lo que tienen o los que bajo el significante “depresión” patologizan su malestar subjetivo.

Este imperativo afecta también a los niños, a quienes se les demanda divertirse. La saturación de ofertas mediante dispositivos electrónicos, las actividades lúdicas prefabricadas en libros o juegos de caja, obturan cualquier atisbo de aburrimiento en el niño. Los juegos electrónicos actuales se caracterizan por no tener mayores tiempos de espera y por tener vidas ilimitadas, de modo que el empuje constante a seguir jugando parece no tener punto de basta.

Ahora bien, ¿qué hacemos los analistas frente al malestar actual?

En primer lugar, leer el malestar contemporáneo, no será para rebelarnos frente a los amos actuales, tampoco para idealizar lo viejo. Es preciso para conocer las coordenadas subjetivas que el Otro social brinda a quienes llegan al consultorio, y las que envuelven al analista mismo, como dice Lacan: “que conozca bien la espira a la que su época lo arrastra”.3

Estar advertidos del amo que comanda la hipermodernidad, es necesario para seguir las vías de aquella indicación temprana de Lacan en la que cuidarse de comprender es el primer paso para permitir que surja el sujeto del inconsciente. No comprender aquello que desde lo social se nos presenta como obvio, a saber, que hay que ser feliz, atractivo, auténtico, productivo, autosuficiente, etcétera; permitirá dar paso a situar las coordenadas singulares del padecimiento de quien consulta. Más allá de la época en la que se esté, el “penar de más es la única justificación de nuestra intervención.”4

Después de todo, este imperativo a ser feliz y a divertirse, se nos presenta en el consultorio desde sus fallas; es ahí donde el psicoanálisis tendrá un lugar donde incidir.

SIGNIFICANTES DE LA ÉPOCA…

1 Miller, J-A. (2012) Punto Cenit. Política, religión y psicoanálisis. Buenos Aires: Colección Diva, p. 46.

2 Íbid., p. 33.

3 Lacan, J. (1953) “Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis.” En: Escritos I. Buenos Aires: Siglo XXI, 2005, p. 309.

4 Lacan, J. (1964) El seminario. Libro 11. Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Buenos Aires: Paidós, 2011, p 174.

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El pescador de ángeles. Dibujo sobre lienzo, 150 x 110 cm (2021)

El artista Andrés Calamaro con su canción “Clonazepam y circo” parece indicarnos dos variables que se han instalado en nuestro tiempo: el fármaco y el circo que se genera alrededor de las patologías.

JORGE BAFICO

Clonazepan y circo

SIGNIFICANTES DE LA ÉPOCA…

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Para empezar a entender de qué se trata esto, para marcar esta problemática, tenemos que empezar a hablar de la relación del sujeto moderno con los objetos de consumo incluidos los psicofármacos. No podemos soslayar la incidencia de los psicofármacos en la clínica actual. La mayoría de los pacientes que vienen hoy a la consulta son pacientes que están medicados con ansiolíticos, hipnóticos, antipsicóticos, reguladores del humor, es parte ya de nuestra civilización.

La civilización global se caracteriza por la pasión por los objetos propuestos por la sociedad de mercado, se trata de alguna manera de un hedonismo contemporáneo, del goce ininterrumpido, del ofrecimiento continuo de objetos plus de goce disponibles para todos.

La caída de los ideales y el declive de los discursos basados en el nombre del padre conduce a la puesta en primer plano del objeto de goce y de la relación de dependencia con el mismo. Lo que caracteriza entonces al sujeto contemporáneo es el divorcio del ideal, se puede prescindir del ideal y de las personas en este tiempo, se puede prescindir del otro y entrar lentamente en una relación directa con el objeto, esto antes no pasaba. Se trata del ocaso de la sublimación y de la posibilidad en soledad, de vincularse directamente con un objeto de goce. Una época donde hasta el propio sujeto se ha convertido en objeto. Ahora mediante un sinfín de aplicaciones que propician los encuentros personales, uno puede elegir un partenaire sexual o no, a través del teléfono donde pone determinadas características del partenaire.

Si la movilización general es hacia el consumo, el sueño ya no es el de la liberación que tiene que ver con la represión del 1900, de la época Victoriana, de la época Freudiana, sino con la satisfacción. No es casual en este tiempo que los fármacos sean tan importantes.

La industria farmacéutica es una de las más rentables de todas las de hoy en día, además del buen uso que uno pueda hacer con algunos medicamentos, hay un interés comercial que sobrepasa todo interés médico.

La enfermedad por tanto se ha vuelto un producto industrial, para cada enfermedad hay una pastilla y para cada pastilla hay una nueva enfermedad. Por lo tanto, los fármacos hoy son una variable que gobierna el mundo con la cual tenemos que convivir y los sujetos de esta época terminan entendiendo que el fármaco es indispensable en su vida, pero por sobre todas las cosas se convierte en un objeto de goce.

SIGNIFICANTES DE LA ÉPOCA…

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Pedro Peralta1961, SALTO, URUGUAY

+598 94 828 405 [email protected] Pedroperalta.art

Es artista visual, ejerce la tarea docente desde los 23 años de edad. Su obra está formada por grabados, dibujos y pinturas de gran formato. Ha realizado más de 40 exposiciones individuales y 50 exposiciones colectivas, en ciudades de Asia, América, Europa y Oceanía. Es hoy un pilar fundamental del arte nacional. Reconocimientos: Recibió la destacada beca internacional Pollock-Krasner Foundation Inc. (2017-2018), entre otros premios en pintura y grabado como Mención de Honor en la II Bienal de Colonia (2020), Primer Premio de Pintura 250 años del nacimiento de José Artigas, Presidencia de la República (2014), Mención de Honor, Premio Internacional Atlante de Grabado, España (2009).

La insoportable levedad del ser.Acrílico sobre lienzo, 150 x 110 cm (2019)

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