revista sopa de ornitorrinco nº 2
DESCRIPTION
Realizada por el Colectivo 3 de PoesíaTRANSCRIPT
¡HE AQUÍ, AL FIN, EL TERCER EJEMPLAR Y SEGUNDO NÚMERO DE LA REVISTA SOPA DE ORNITORRINCO!
¿ Por qué nuestra revista se llama Sopa de Ornitorrinco?
Sopa de Ornitorrinco es un caldo universal y diversificado donde tiene cabida cualquier estilo de escritura literaria. Los poetas que hemos creado esta sopa nos
caracterizamos, precisamente, por los diferentes estilos poéticos, por la diferente visión y perspectiva y por la apertura a un mestizaje artístico. Sopa de Ornitorrinco se identifica con la ética teleológica de la virtud aristotélica. Esta virtud la denomina Aristóteles
felicidad. La virtud aristotélica es el equilibrio y el equilibrio no se consigue con extremos, sino con la mezcolanza de saberes y sensibilidades. Sopa de Ornitorrinco es la virtud, el equilibrio, la felicidad, la poesía. Sopa de Ornitorrinco es la pluralidad que nos empuja
hacia un enriquecimiento espiritual y poético. El Ornitorrinco es un híbrido, una
mezcolanza, un popurrí de varios animales condensados en uno solo…
Así es la poesía, una amalgama de sensibilidades, de estilos, de palabras, de
sonidos, de almas…
¿Quién crea Sopa de Ornitorrinco?
Los componentes del Colectivo 3 de poesía de Córdoba nos embarcamos en este
proyecto con el propósito de dar cabida en nuestros números literarios a poetas y escritores, no sólo ya consagrados, o cuyos ejemplares hayan visto la luz en alguna editorial; sino también, a los que comienzan y no tienen oportunidad de confraternizar con otros círculos literarios de nuestra ciudad. Muchos de estos círculos, en lugar de
fomentar la interrelación con nuevos poetas, más bien, sesgan, rechazan y vetan la nueva poesía que comienza a florecer. Por ello, queremos que Sopa de Ornitorrinco sirva de plataforma, de colchón o pequeño trampolín para aquellos que quieran deleitarnos
con su escritura.
¿Cómo se financia Sopa de Ornitorrinco?
Hasta ahora se ha venido editando a través de la autofinanciación. Cada componente del Colectivo 3 de poesía pone su dinero igual que su ilusión y pasión para
que esta revista vea la luz en las estaciones de otoño y primavera. Viendo que en las últimas presentaciones de la revista, bastantes asistentes no pudieron adquirir su ejemplar, hemos pensado que, para que este ornitorrinco no se ahogue en su propia
sopa, y podamos seguir contribuyendo con su existencia: este segundo número tendrá un valor simbólico de dos euros para que la podamos sufragar entre todos y sigamos
degustando este caldo que tantos adeptos parece haber ganado.
Esperamos que os siente bien este tercer caldo condimentado con el talento y
sensibilidad de nuestros poetas invitados. ¡Buen provecho!
ÍNDICE
Presentación ................................................................
ENTREVISTA
María Rosal ............................................... .................
POEMAS
Juan Antonio Bernier .....................................................
Pepe Lara ....................................................................
Esperanza López ...........................................................
José Antonio Fernández ................................................
Carmen Agredano ........................................................
Antonio Agudelo ...........................................................
Rodrigo Suárez .............................................................
Esperanza Barrios Cordobés ..........................................
Rafael Cerrejón ...........................................................
Carmela Cuello Gijón .....................................................
Vanesa Pérez Sauquillo .................................................
Estrella Mantero Castro .................................................
José Daniel García ........................................................
Manuel Gahete .............................................................
María Ángeles Garrido Berlanga .....................................
Paqui Jiménez Yepes ....................................................
Enrique Pleguezuelo ......................................................
Vicente Luis Mora ........................................................
Joaquín Pérez Azaústre ................................................
TRADUCCIONES
Víctor Anguita Martínez (Anne Sexton) ...........................
RELATOS
Ricardo Reques ......................................................
ARTÍCULO
Vicente Luis Mora .......................................................
I
3
4
8
9
10
11
12
13
14
15
16
17
18
19
20
21
22
23
24
25
26
28
31
32
ENTREVISTA A MARÍA ROSAL
MARÍA ROSAL nace en Fernán-Núñez (Córdoba) 1961. Licenciada en Filología Hispánica y Doctora en Teoría de la Literatura y del Arte y Literatura Comparada por la Universidad de Granada, trabaja como profesora de Didáctica de la Literatura y Literatura Infantil en la Universidad de Córdoba.
Entre sus publicaciones de poesía encontramos: Sibila (1993), Abuso de confianza (1995), Don del unicornio (1996), Vuelo Rasante (1996), Inventario (1997), Vicios comunes (1999), Ruegos y preguntas (2001), Tregua (2001), Travelling de acompañamiento (2002), La risacca del fuoco (2002), A pie de página (2002), Otra vez Bartleby (2003), inquisición.es
(2005); por los que ha obtenido, entre otros, los premios de poesía: Gabriel Celaya, Mario López, Luís Carrillo y Sotomayor, Ana de Valle, Ciudad de Córdoba, Ricardo Molina, Premio Cáceres Patrimonio de la Humanidad y Premio de Poesía Erótica Cálamo.
Ha publicado también narrativa y ensayo: “Las máscaras del yo”, 2004; “El onanismo como una de las bellas artes”, (2004); “Del arte de nombrar a la mujer que escribe poesía:
¿poeta o poetisa?”, (2005); “La poetambre: Poesía y poetas en El Quijote”,(2006).
Asimismo, ha realizado las siguientes antologías: Doce poetas andaluzas para el siglo XXI (2004), Poetas españolas (2004) y Córdoba, espacio poético (2006). Su último libro, Con voz propia (2006) recoge un amplio estudio y muestra antológica de la poesía contemporánea escrita por mujeres.
Es Académica Correspondiente de la Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba desde 2003. En 2004 ha recibido el Premio Andalucía de la Crítica,
en la modalidad de Poesía por su libro Otra vez Bartleby. En 2007 ha sido nombrada Académica Correspondiente de la Academia de Buenas Letras de Granada. En 2007 ha recibo los siguientes premios: Premio Tardor de Poesía, por Discurso del método
(Ed. Aguaclara, Alicante, 2007); Premio Ciudad de San Fernando de Poesía, por Últimas noticias de Louise Benton (Ed. Huerga y Fierro, Madrid, en prensa); Premio de Poesía Infantil “El Príncipe preguntón”, por Conjuros y otras brujerías (Hiperión, Colecc. Ajonjolí,
2007); y Premio de Poesía José Hierro “Alegría”, por Síntomas de la devastación (Ed. Algaida, 2007).
Por Borges supimos que era también un método factible de componer en el caso de
escritores ciegos; el argentino creaba sus poemas paseando y la utilización de esa técnica le permitía
reconstruir luego con facilidad sus resultados, aunque era capaz también de memorizar pasajes
extensos en verso libre o en inglés. Dentro de esta galería de poetas ambulantes no deberíamos
olvidarnos de W. B. Yeats: "Yo, como todos los poetas, recitaba mis versos como en una especie de
sonsonete cuando los estaba componiendo; a veces, vagando por algún camino campestre solitario,
los recitaba en voz alto y canturreando, y entonces experimentaba la sensación de que, si me
atreviese, los recitaría a otros de esa misma manera"[4]. José Hierro, mientras trabajaba en una
fábrica de neumáticos, componía sonetos porque le resultaban más fáciles de memorizar. Pere
Gimferrer ha declarado alguna vez: "A veces escribo caminando. Percibo un ritmo en el cerebro y así
llegan los primeros versos que (...) apunto en lo que tengo a mano. Ese ritmo es lo primero. Y a
partir de él llegan las palabras. Después, generalmente, corrijo muy poco"[5]. El engarce natural
entre palabras que la rima supone, creador de una instantánea asociación fónica entre conceptos no
semejantes, es también usado (amén de por refraneros y por malos publicistas) por el minúsculo
colectivo, casi extinguido en nuestro país, de los analfabetos. A través de la poeta Matilde Cabello
tuve conocimiento de una mujer de un pequeño pueblo de Córdoba, una anciana iletrada pero
que, como algunos cantantes de flamenco, dominaba decenas de composiciones que había ido
escribiendo a lo largo de su vida. Su procedimiento creador era el siguiente: al escuchar una palabra
en la calle o en la radio que llamaba su atención, y tras preguntar a su sobrino por el significado, la
iba incorporando a futuros o pasados poemas, en una simbiótica y peculiar work in progress poética
que, en cuanto fina y perpetua destilación idiomática, quizá fuese aprobada por el mismísimo Joyce.
Qué más pruebas necesita nadie para colegir que la poesía, por pensante que sea, está hecha de
palabras, como le recordase Mallarmé a Degas. O también: qué más pruebas requiere el indudable
aserto de que la memoria, por neuronal y científica que sea, está hecha, muy a su modo, de olfatos
proustianos y corpúsculos visuales, pero también de ondas sonoras.
[1] A. Muñoz Molina, "Los manuscritos", El País Semanal, 19/11/2000.
[2] Roman Jakobson, Lingüística y poética (1958), Cátedra, Madrid, 1983, p. 41.
[3] Poeta chino de la dinastía Tang. Traducción de Chen Guojian, en su edición dePoemas de Tang.
Edad de oro de la poesía china; Cátedra, Madrid, 1992.
[4] Yeats, "Hablando con el salterio", en Ideas sobre el bien y el mal (1896-1903). Recogido en
Obras escogidas, Aguilar, Madrid, 1962, p. 1063-4.
[5] Pere Gimferrer, entrevista en El Mundo, 29/06/2008, p. 68. El poeta Jorge Fernández Gonzalo me
recuerda esta declaración de Claudio Rodríguez: "Yo he escrito casi todos mis poemas caminando.
Nunca en una mesa de trabajo. El hecho físico de caminar puede condicionar incluso el ritmo del
poema" (citado en Luis García Jambrina, De la ebriedad a la leyenda. La trayectoria poética de
Claudio Rodríguez; Universidad de Salamanca, Salamanca, 1999, p. 66).
PENSAMIENTO ENCAMINADO Y RIMA COMO MNEMOTECNIA
Me cuenta mi amigo (el poeta Rafael Juárez) que su manera de componer un poema es
echarse a caminar mientras va trabajándolo en el taller de la memoria (...) nos acordamos de
aquel aforismo de Nietzsche según el cual los mejores pensamientos son los pensamientos
caminados.
Antonio Muñoz Molina[1]
"La forma en verso ha tenido que ser extremadamente útil para la memoria antes de la
aparición del lenguaje escrito", escribía T. S. Eliot en La función de la poesía, y creo que no se
equivocaba; es más, esa afirmación es contrastable. Los antiguos pueblos que colonizaron el sur
de España tras las visitas tartésicas y fenicias establecieron complejas leyes de hasta seis mil
preceptos para regular la convivencia social. Aquellas culturas, de las que hace ya miles de años,
tuvieron que imaginar algún sistema para que la población pudiera recordar con facilidad su
entramado jurídico, y la solución era solamente una: redactarlas en verso rimado. Y no sólo las
leyes, según Jakobson: "Los versos mnemotécnicos mencionados por Hopkins (como treinta días
tiene septiembre), los anuncios rimados y cantados, las leyes medievales versificadas citadas por
Lotz o, por último, los tratados científicos en sánscrito, escritos en verso y que en la tradición
hindú se diferencian de la auténtica poesía"[2]. La rima está, por tanto, en el origen mismo de la
memorización. Hazlitt y De Quincey nos transmitieron, en las descripciones de su trato personal
con Wordsworth y Colerigde, que ambos componían paseando. Seamus Heaney, en De la
emoción a las palabras, nos saca de dudas: "Se han conservado muchos testimonios respecto a la
costumbre de Wordsworth de componer en voz alta. En The Prelude cuenta que paseaba por el
bosque con su perro, que corría delante de él y ladrada avisándole de la presencia de extraños,
de modo que le daba tiempo a interrumpir su cantinela yámbica sin que le tomasen por imbécil".
Al vate chino Bai Juyi, sin embargo, le traía al fresco la consideración de tal, como demuestra su
poema Cantando solo en la montaña:
Cuando termino un nuevo poema,
asciendo solo a la senda
hacia el peñasco de Oriente.
Recostado en el Barranco de Piedras Blancas
y agarrado a una verde rama de casia,
comienzo mi canto alocado,
que asusta a los bosques y valles[3].
1. En su antología comentada de la poesía escrita por mujeres Con voz propia algunas de las poetas antologadas responden a la pregunta: «¿Por qué escribir?».
En su caso, ¿Qué le motivó a escribir y a hacer pública su poesía?
La lectura me movió a escribir desde niña. Nunca tuve conciencia de escribir para mí ni para mi entorno. Por eso he querido publicar. Me gusta mucho escribir y lo echo de menos cuando por cuestiones de trabajo apenas tengo tiempo. Encontrar una tarde para mí, ante un folio en blanco, aunque sea para dedicarlo a la investigación y a la escritura académica, es un verdadero placer. Me da igual escribir poesía, narrativa o ensayo. Va por épocas y por necesidades vitales. Me dejo llevar.
2. En su poema «Mea culpa» de su libro Otra vez Bartleby confiesa que defiende a las mujeres, ¿De qué manera su poesía contribuye a ello?
Ese poema responde a una estrategia discursiva que podemos denominar “máscara
autobiográfica”. Es un juego lúdico no exento de verdad biográfica. He escrito poemas feministas y reivindicativos del papel de las mujeres en el mundo y me he posicionado contra la ideología patriarcal. Pero sobre todo creo que he contribuido a hacer más visibles a las mujeres en la literatura con mis trabajos de investigación y antologías de la obra de otras poetas.
3. Entre sus publicaciones se halla el libro Córdoba. Espacio poético, ¿Cómo describiría el espacio poético cordobés?
Plural, diverso, complejo y con algunas cosas que no entiendo ni pretendo entender.
4. ¿Qué influencias le han sido determinantes en su producción poética?
Influye todo: las lecturas, el cine, la pintura, los viajes, el entorno, la familia, los condicionantes por ser mujer, la vida en toda su complejidad. Creo que mi trabajo como profesora y mi labor investigadora en Literatura han influido profundamente en mi concepción de la poesía y me han enriquecido. El estudio de la métrica y de la retórica y de las herramientas de la crítica literaria han sido instrumentos valiosos a la hora de corregir un poema o un libro. Y digo corregir, que es un procedimiento bastante consciente, porque a la hora de crear el cerebro funciona de otra manera, en la que la experiencia lectora está presente de un modo más intuitivo y difuso.
5. Como en su poema «Arte de marear» de su libro A pie de página, ¿Podría desvelarnos los ingredientes de un buen poema?
Ese soneto es un divertimento. Me gusta escribir sonetos algo irónicos en un juego lúdico. A veces no ven la luz y otras sí. Esa es mi relación con el soneto: me suena a otra época y no acabo de tomármelo en serio. Pero como ejercicio es muy interesante. “Arte de marear” forma parte de una serie de “sonetos sobre el soneto”, en los que la reflexión metapoética se plantea con cierta distancia e ironía. De cualquier manera, sigo pensando que esos son los ingredientes no solo de un poema, sino de la escritura en general:
- Lectura, devoción, libre albedrío,
misterio, qué sé yo, conocimiento...
harán que cueza bien y no se tuerza.
VICENTE LUIS MORA
ARTÍCULO
PÁJARO DE AGOSTO
Sobre el asfalto
se derriten las horas en láminas descalzas.
Mi coche, rumbo a la ducha o la cerveza
no espera caridad de un sol
que desdibuja el horizonte.
De repente, un impacto
me obliga a protegerme de lo desconocido.
Es un golpe brutal que desnuca certero
el vuelo y su parábola.
Más de cuarenta grados y el azar,
los fragmentos,
golpe de la desgracia.
Un pájaro agoniza contra el cristal del coche.
Límite transparente de alas desnutridas.
Tan delgada la linde, tan quebradizo el cauce
que este pájaro herido, muerto contra mi vista,
es opaca metáfora, símbolo palpitante
expuesto sobre un vidrio,
la severa factura del forense.
Más al cabo nos queda
liquidar la inmundicia,
aniquilar los restos, olvidar las entrañas.
Mirar
la transparencia.
De Espeleología humana (2008)
MARÍA ROSAL
LA MESA
A un lado, están ordenados los cubiertos: tenedores y cucharas de tamaños diferentes; también cuchillos poco afilados. El más grande, con puño de madera y óxido en su punzante extremo, está ahora en el suelo. Al otro lado, las
servilletas y manteles con flores bellamente bordadas. Ahora en la casa sólo hay silencio. Del cuenco inestable rodaron algunas naranjas tras chocar su espalda contra mi esquina durante el forcejeo de sus cuerpos. Hay una jarra que un día
contuvo flores frescas con olor a pradera y una copa de vino con restos de carmín en el borde. Ahora, sólo silencio. La brisa que entra por la ventana ondea el visillo
y acaricia su pelo. El reguero de sangre ya toca una de mis patas de madera vieja.
OSTEOPOROSIS
La mujer del vidriero portaba un jarrón de cristal hermosamente tallado
para colocarlo en la repisa del recibidor. Cuando estaba subiendo tropezó en el último peldaño y se precipitó por las escaleras. Se hizo añicos: los minúsculos fragmentos, imposibles de recomponer, se esparcieron por todo el rellano.
Milagrosamente, el jarrón no sufrió daño alguno al caer sobre la alfombra.
UN RINCÓN PEQUEÑO
Es un rincón pequeño: cuatro paredes sin ventana, donde apenas caben mis sueños. He colocado una balda en la que apilar las palabras nuevas que deseé decirte y que nunca salieron de mis labios. He detenido el reloj para no ver
pasar el tiempo y he pintado de negro las hojas del calendario porque en ellas puedo imaginar mejor los días de lluvia. La cama puede parecer algo estrecha,
pero sin ti, resulta desmesurada.
Ya lo ves, poco a poco, trato de adaptarme al lugar que me has dejado
en tu vida.
RICARDO REQUES
Paul Cézanne Bodegón con jarra y fruta. c. 1900. National Gallery of Art, Washington
POEMAS RELATOS
WALRUS
El rojo del poema a una rosa
es un rescoldo
del fuego de la Revolución.
El forro del poema a una morsa
es un antojo
del juego de la revolución.
PEQUEÑO POEMA DE AMOR
CONTRA LA POSMODERNIDAD
Los filósofos
nos niegan,
Silvia,
a ti
y a mí
por separado
y puede que,
por tanto,
juntos.
PAÍS
Indivisibilidad
de la invisibilidad.
(Los tres poemas son inéditos)
JUAN ANTONIO BERNIER
LA MÚSICA VUELVE A MÍ
Oiga, espere, ¿cuál es el camino a casa?
Han apagado las luces,
y la oscuridad se asienta en la esquina.
No hay letreros en esta habitación,
cuatro señoras, rondan los ochenta,
cada una de ellas lleva un pañal.
La, la, la. Oh, la música vuelve a mí
y puedo sentir la canción que pusieron
la noche que me dejaron
en esta institución privada de montaña.
Imagina. Una radio sonaba
y todos aquí estaban locos.
Me gustaba y bailaba haciendo círculos.
La música inunda la razón,
y de forma sospechosa
parece ver más que yo.
Quiero decir que recuerda mejor,
recuerda la primera noche aquí.
Era una noche de noviembre con un frío estrangulador,
hasta las estrellas estaban amarradas en el cielo;
y aquella luna cegadora
atravesaba los barrotes para aguijonearme
en la cabeza con un canto.
El resto lo he olvidado.
Me ataron a esta silla a las ocho de la mañana,
y no hay señales que me indiquen el camino.
Solo la radio sonando sola
y la canción que recuerda
más que yo. Oh, la, la, la,
esta música vuelve a mí.
La noche que llegué bailé haciendo círculos
y no estaba asustada.
¿Oiga?
Traducción: Víctor Anguita Martínez
ANNE SEXTON
PEPE LARA ANNE SEXTON
MUSIC SWIMS BACK TO ME
Wait Mister. Which way is home?
They turned the light out
and the dark is moving in the corner.
There are no sign posts in this room,
four ladies, over eighty,
in diapers every one of them.
La lala, Oh music swims back to me
and I can feel the tune they played
the night they left me
in this private institution on a hill.
Imagine it. A radio playing
and everyone here was crazy.
I liked it and danced in a circle.
Music pours over the sense
and in a funny way
music sees more than I.
I mean it remembers better;
remembers the first night here.
It was the strangled cold of November;
even the stars were strapped in the sky
and that moon too bright
forking through the bars to stick me
with a singing in the head.
I have forgotten all the rest.
They lock me in this chair at eight a.m.
and there are no signs to tell the way,
just the radio beating to itself
and the song that remembers
more than I. Oh, la lala,
this music swims back to me.
The night I came I danced a circle
and was not afraid.
Mister?
ANNE SEXTON
ESPERANZA LÓPEZ
LA ABUELA
Y, finalmente, bien temprano,
se vistió con su falda nueva,
se abrochó los botones de su blusa,
se abrochó el corazón
despacísimo;
peinó su suave pelo,
se echó unas gotas de colonia
en la muñecas, como siempre;
breve, se despidió de su elegante imagen
en el espejo y su sonrisa abierta
brilló con ironía: se vio guapa,
arregladita,
para su funeral.
(Poema inédito)
TRADUCCIONES
MIENTRAS DUERMES
Mientras duermes eres tan plácida como el mar:
transparente, como de brisa, inquieta, celeste;
tus ojos desprenden esa candidez silvestre
que, desnuda y en aparente silencio, casi paz
sólo alcanzo a imaginar perfecta. Mientras duermes
eres como de cielo, inaccesible y en perfecto
azul, de piel tersa y sorprendente, como celo
de luciérnagas cuando anochece. Casi duende.
Mientras duermes, vida mía –ay mía- yo gusto
contemplar desde el alféizar esa cumbre o gozo
sin alterar la alcoba; tus manos, ese mundo
que se me impone al deseo, casi deshojado
donde al amanecer abrazaras mi cuerpo,
y de nuevo volverá a ser entera luz.
A Lola
JOSÉ ANTONIO FERNÁNDEZ
PUENTE ROMANO
Qué imprecisión del cielo, con qué cordura de ante,
envoltura estelar, silbido de genista,
latigazo en la sien, logística de pájaros,
bóveda de aluminio, imprecación al agua
que atada al friso nos revivirá,
mortaja en la visión de teselas probables
podremos deshacer un lazo de oro,
un antifaz de cúpulas ardiendo,
la constancia embozada como una escaramuza
detrás del llanto de la pedrería.
¿Puedes reconocerme? ¿Sabes cantar mi voz?
Anuda el artificio a su voracidad,
dame de beber luz, qué buena estaba el agua,
las manos de mi padre amasando tu frente
mientras la anochecida es un telón rojizo.
¿Vienes desde tan cerca? ¿De verdad puedes tocarme?
¿Caminas mi lenguaje? ¿Soy expresión o norte,
un borrador o fiebre, una sombra aterida
o el fogón que deslumbra en un vacío de nieve?
Hay balas de mercurio embalsamando el aire.
No estoy aquí. ¿No ves
que la esperanza drena con metal amarillo,
que las pestañas cortan el humo de las fuentes?
¿Dónde me esconderás ahora que ardo,
que soy la tea que alumbra el camino gigante?
Somos dominación. No hay más latidos
que la campana encinta de un amanecer frágil,
que la bebida maternal del aire
bajo el sol de la esponja, su erupción inclemente
en los tobillos de cada ojo de buey,
de cada arco siniestro sobre el puente vigía
detective trivial de una impostura,
las mujeres del dátil, bailarinas de noria,
los primeros azotes contra piel de pizarra
curtida a la intemperie, hoy respiramos
la esmeralda en las córneas, el ramaje en los dientes:
cualquier paso anterior fue nuestro paso,
su escarlatina de fabulación.
El ungüento fulgura bajo el álbum dormido.
Tras la casa vacía, en su rapto de peces,
quizá me reconozcas bajo el vientre de escamas
porque he salido a flote y soy la eternidad.
(Las Ollerías, Visor, 2011)
JOAQUÍN PÉREZ AZAÚSTRE
ANÍDAME ETERNA
A O.R.
Cómo suspiré por tus brazos
-chal sensitivo templado por tu galanía-
Para matar este frío
Que hería mis hombros,
Y se ahondaba
En los lirios que florecen
Al amparo de mi soledad.
Cuánto seguí suspirando,
Añorando el roce que unge
La piel recién hallada
-fragante mixtura húmeda-
Requerimiento dulcemente dócil
De mi calor hacia el tuyo.
Refugiándome gatuna,
Ovillada cerca de donde
Más duele la pena,
Anídame eterna.
CARMEN AGREDANO GONZÁLEZ
Esta es la imagen:
un hombre tropezando como ebrio
mientras camina huyendo
de quien ama
un hombre como un agujero negro
solo en perenne autoaniquilación
un hombre como isótopo de cesio
un hombre que parece arder
como un cometa que surcara el cosmos
y que es –como el cometa– roca y hielo
un hombre como un pólipo maligno
un hombre en crisis como un antiquark
un mineral a cero grados kelvin
amor
que de la misma forma que el mercurio
se enfría pronto al cesar el fuego
dolor
que de la misma forma que el plutonio
requiere cuando llega al rojo vivo
más de mil años para contraerse
[De Construcción (2005)]
VICENTE LUIS MORA
SAL ROJA
EN CAMPOS de amapolas las mujeres sueñan
y hacen juegos de luz con sus párpados como
una verdad que no creyó en la muerte.
Es el árbol donde se posan todos los crepúsculos
cuyo verdor es parte de su sangre.
Callejones de largas sombras, ruido de llaves
bajo sus párpados de acero.
En un abrir y cerrar de ojos
la sangre interrumpió la transparencia. Ahora,
la sangre lava el verano imperfecto de la tierra.
La rosa blanca que enrojece el crepúsculo
quien la toca se quema, apenas cielo
en la fruición de amor y las pasiones cortas.
Toda la luz del Universo en
las piedras que ilumina.
ANTONIO AGUDELO ENRIQUE PLEGUEZUELO
[Escrito a raíz de volver a enfrentarse con el cáncer. Se imaginaba a sí mismo
como Humphrey Bogart en la película "La reina de África", en la escena que tiraba
del barco metido en un lodazal, una escena de rabia y de impotencia.]
Volver a tomar la soga, cabo
que nace de tu proa. Desdoblarte,
salir de ti mismo (el cuerpo como navío
que viaja en el cosmos de los días)
y saltar al lodazal pestilente,
al fango que cubre las rodillas
para poder remolcar tu carne.
El cabo, ya maroma, tensado en el hombro
y atoar la nave y bogar, bogar, bogar
sin remos, rota la voz, con quebranto
el ánima, sin apenas resuello.
Bajo la barbilla, el agua turbia
ensucia tu pecho; liberas la rodilla
del fango para volverla a hundir
y avanzar lento y humilde una y otra vez,
una y otra vez, una y otra vez
sin mirar al frente.
MIRÁ EL CIELO
Mirá el cielo
Todo se cubrirá de cenizas
Y voy a soltar tu mano.
No hay una razón.
No la hubo.
No la habrá.
Voy a deshacerlo todo.
Lo prefiero así.
Sin nocturnas caminatas,
Sin tu tibio cuerpo junto al mío,
Sin el rojo del vino o del carmín.
Es un capricho.
Todo lo es.
Hemos colmado
Los libros,
Las tardes,
El amor.
No sé si habrá algún otro lugar
Ni si escribiré o cantaré allí.
Pero es bueno comenzar
Por una palabra,
Por vestirse,
Por mirar el cielo.
RODRIGO SUÁREZ
LOS MUERTOS DE SIRIA
Quién llorará por ti, Palmira, ciudad de Zenobia,
perla del desierto.
Entre las palmeras corre el rumor de la sangre derramada
y, en las ruinas de tu anfiteatro, se escenifica la muerte.
Minadas están tus calles de pólvora, hasta llegar a la vecina Alepo.
Los aullidos de dolor crispan tus sienes y los cadáveres se amontonan
en el viejo zoco, entre improvisados ataúdes.
Serán tal vez los potros de bárbaros Atilas
o los heraldos negros que te manda la muerte.
Los campos sienten nostalgia de olivos y trigo.
Y tú ardes y enmudeces junto a las torres
y tus hijos duermen amortajados, a merced de lo invisible.
¡Oh, Siria, por qué nadie te llora!
Los exiliados vacían las ciudades.
El sol abrasa. Los quebrantahuesos planean en el cielo.
He soñado que el gran poeta pintaba para las golondrinas
el mapa de la primavera, y en el mármol de las tumbas:
“Me he dormido para volar”.
PAQUI JIMÉNEZ YEPES
A Daniel Barrios Herruzo, padre.
A Justo Barrios Herruzo, poeta
EN LA VÍA VERDE
Porque el azul es luz,
pero el rojo es incendio.
Qué negra la imagen de la quemadura,
aparece orlada por el ascua ardiente de la incertidumbre,
devorando días, devorando rostros,
qué frío el vacío que habita en su centro.
Dolorosa es la llaga de la carne ardida,
ardorosos ojos del que siempre mira para apenas ver.
Hojas amarillas, cárdenas, doradas, de luz incendiadas,
que caen, que vuelan, que abrigan, en ocre,
los pies de los árboles.
Rojas son las bayas del albar espino,
pequeños botones de sangre del tiempo otoñal,
pie tras pie, paso tras paso, andar, andar...
Llamas de las velas, llamas de la hoguera,
por los que se fueron, por los que se quedan.
Qué dulce camino, qué ardiente momento de vida,
qué dulce la mano del que me acompaña
y a mi pie camina.
Paisaje de otoño, paisaje de tarde, de amores, de padres,
paisaje de fuego que ruge en el alma.
Ascua de dolor,
quisiera olvidarte pero no perderte,
porque si te pierdo ¿Qué me quedará?
Mas si no te olvido, arderé en la noche,
me consumirás.
ESPERANZA BARRIOS CORDOBÉS
YO TE LLAMO
Ahora que siento esta sazón
quiero que me toque tu voz,
que tu mano se quebrante con la mía,
(¡y sí, una palabra tuya bastará para sanarme!).
Probablemente no sea digna de tu verbo,
y en el ardor del mío consuma todas mis pasiones.
Convivo con mis propios yerros
y a veces, hipócritamente, hasta los disfrazo de bondades.
Yo te llamo sin esperar el milagro
y a tu sombra me abrazo.
Soy hija de la misma costilla que el resto de las mujeres
(¡y qué buen caldo hizo!) pero solo aspiro a tu palabra.
Están mis letras llenas de amor y rabia.
Me compran el tiempo y ya apenas me queda
de ese con el que antes peinaba el céfiro.
Mis suspiros te afrentan en este este impío aire:
¡Dime tu nombre!
La prisa no espera en este día que no acaba.
Yo he visto a ángeles alumbrando el dolor
y a sus vidas consumidas por sus ansias.
Yo te llamo. ¿Dónde estás?
De pecado cotidiano está hecha mi capa, mi sino.
Arden sin consuelo todas mis esperanzas.
Me confunden los ecos, me engañan.
Mi presencia es apariencia y este clamor, mi llaga.
MARÍA ÁNGELES GARRIDO BERLANGA
VERDE
Verde suela de mis zapatos,
verde camino pisado
hasta el horizonte
de los ardientes arreboles.
Verde ojos, carbón y cuarzo,
cristalinos de hierba verde,
mastranto de llanto,
arrodillado ante el agua verde milenrama.
Verde cielo que no alcanzo,
verde vida anciana,
verde como si empezara
a brotar en la cáscara de la tierra,
en mi piel fatigada
por la fuga de los días lejanos.
Verde verdad del perro aldeano,
su mirada de lealtad pupila
sobre la hipotenusa del caracol
y su sabia parsimonia.
Verde sombra de mi cuerpo
rendida al aire de la telaraña,
verde hilo que me crece al alba,
sangre de lluvia en ocaso de ausentes,
corazón de verde arrebato,
verde gota de alegría,
verde el beso y sus labios,
verde ocaso del sueño,
verde fruta de tu boca aguacero,
verde aliento del olmo petrificado,
verde ceniza de mis huesos.
Verde para siempre
en el polvo de mis pasos
la letanía del otoño
celebrando la enraizada mansedumbre
de los árboles.
Verde muerte,
si nos llena de vida siempre,
muerte inmensa de verde esperanza.
RAFAEL CERREJÓN
SINAGOGA [En 2015 habrán de conmemorarse setecientos años de la construcción de la sinagoga de Córdoba, erigida en 1315]
¡Asimismo vuélvete, oh Dios,
y apresúrate a reconstruir Jerusalén!
Inscripción fundacional
Como tu nombre, amada, dulce nombre,
el nombre de los dioses
era de oscuro fuego y negra carne,
texto de ley oculto en la geniza,
en el palor oscuro de los templos,
salpicado en los frescos, desgajado
por las gualdas genistas del otoño.
Todos los ríos beben en las aguas
de mis labios transidos de dolencias
que se abisman al roce de tus labios.
No olvido que un día obtuve
de las horas lunares,
el vientre más granado, el rojo de los vinos,
la mirra y el incienso, la flor de los placeres.
Jerusalén, tu nombre,
dulce voz de la amada
que acaricia los libros del hejal mientras sueña,
mientras late, en la noche, la luz igual que el oro,
y en la curva sagrada de sus brazos nos funde.
Ishap Moheb, recuerda
qué fue de aquellos labios más sabrosos que el vino,
más sedantes que el bálsamo.
Ya no son más que sombras,
hierven sobre el granizo, durazno de la nieve.
Caen los muros rojos cuando agudos clarines
y trompetas elevan su fe dolida al viento.
¿Qué queda del legado de los dioses
en el hondo cristal de la masada
bajo el roto esplendor de las estrellas?
¿Dónde yace la llama,
dónde avienta la llaga del deseo?
Ven, amada, despierta, pastorea los lirios.
Velando el santuario fragante de tu boca,
centinela en la roca seré mientras tú duermas.
[De Los reinos solares, Premio Salvador Rueda 2014]
MANUEL GAHETE
LO QUE VIVIMOS
Tiro
De la
Cuerda
Y
Sólo
Nudos
Abro
La
Ventana
Y
Los ladrillos
Paseo
La
Calle
Y
Piso cucarachas
Hablo
Con la
Boca cosida
Y
Escupo sangre
CARMELA CUELLO GIJÓN
(raro)
Ella dijo…
–Eras como un suspiro en un cuadro de Munch.
La sombra sin alumno del recreo.
El chaval de uniforme transparente
que se deja el pijama
bajo la ropa.
–Todos tus compañeros conocían
el consejo de Freud,
“apalear al loco mientras duerme”;
hice lo propio, niño. Era cuestión
de supervivencia.
–Y aunque ahora te camufles
bajo un grueso foulard de fibra óptica,
no hay lentes graduadas que corrijan
las gotas de marrón
melancolía
que oscurecen el iris de tus ojos.
Ese velo de luz contaminada,
¿desde cuándo gotea?
–Me das pena, muchacho.
Deberías hacerte una biopsia
de glándula pineal.
Acabado el café,
nos besamos. Corrijo: la besé.
Rectifico: intenté darle un beso
mientras se limitaba a sonreír
formando una frontera con los dientes.
Guardé mi lengua y la mastiqué un poco.
Cada uno a su casa.
Incluido en Estibador de sombras (Cangrejo Pistolero, 2010).
JOSÉ DANIEL GARCÍA
XXII
Cohabitan el verano y el invierno.
Los pecados no pueden sino arder
en minúsculos segundos,
una tocata y fuga de luciérnagas
y apocalipsis
en un vaso de brisa y de cigarras.
Los pecados que se hunden en la nieve
para acallar sus huellas
y derrapan sobre curvas de hielo
en las que el humo deja
maravillas geométricas.
Y en medio de la vida y de la muerte,
tú
que desbordas todo lo que existe,
primavera, verano, otoño, invierno,
como la lluvia
todas las estaciones.
Tú lo contemplas todo
y todo te contempla.
(Del poemario Climax Road -Rialp, 2012. Premio Ojo Crítico
y accésit del Adonáis)
VANESA PÉREZ SAUQUILLO
SENECTUD A Manuela González Pérez, mi abuela.
“[…]Temblaban en los tejados farolillos de hojalata. Mil panderos de cristal, herían la madrugada. Verde que te quiero verde. Verde viento. Verdes ramas. El barco sobre la mar y el caballo en la montaña. Con la sombra en la cintura ella sueña en su baranda, verde carne, pelo verde, con ojos de fría plata. […]“ Federico García Lorca
Pasa el tiempo sin pasar. Lo que pasan son dos ojos que descubren a la Mar. Con la mano en su cintura, ella sueña entre los campos.
Ya no hay ruidos, ya no hay bombas, sólo flor entre naranjos. Con la savia ya en sus labios,
ella dos flores ha dado: Ella sueña en su baranda la luz de sus dos astros. Con la nieve ya en sus manos, entre agujas e hilos,
a todos nos ha guiado: La tejedora califal también se ha de marchitar: Juventud finita que se asoma por dos
cuencas arrugadas ya. Con su mente enarbolada, antes ágil, ahora aletargada; casi no recordará nada… No es la arruga, ni el gris,
ni lo mustio del olor a piel curtida. No es temblor, ni sordera,
no es demencia, ni cadera dolorida, ni nevada cumbre, ni bastón en las salidas. Son dos Ojos inundados de la Vida, que se cerrarán un buen día, el día de su partida.
ESTRELLA MANTERO CASTRO