revista vida espiritual n° 165

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un orfebre mundano EL SACERDOTE Hernando Uribe Carvajal OCD del centenario de la fundación de los Carmelitas Descalzos de Colombia EVOCACIÓN Rafael Mejía Maya OCD 500 años despúes AÚN DESCALZOS, Tita Llano Vida espiri ual Revista Vida Espiritual N° 165 Julio - septiembre 2011 Orden de los Carmelitas Descalzos Provincia de Colombia

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El sacerdote un orfebre mundano

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Orden de los Carmelitas Descalzos

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un orfebre mundanoEL SACERDOTEHernando Uribe Carvajal OCD

del centenario de la fundaciónde los Carmelitas Descalzos de Colombia

EVOCACIÓN

Rafael Mejía Maya OCD

500 años despúesAÚN DESCALZOS,Tita Llano

Vidaespiri ualRevista Vida Espiritual N° 165Julio - septiembre 2011Orden de los Carmelitas DescalzosProvincia de Colombia

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Libros / películas / músicaRecomendados30

Vidaespiri ual

Revista Vida Espiritual / Junio - Agosto 2011

CONTENIDO

Editorial3Padre Jorge Mario Naranjo Mejía OCDSuperior Provincial

Vida Espiritual N° 165Una publicación de la Orden de Carmelitas Descalzos,

Provincia de Colombia

Monticelo Casa de Espiritualidad y ConvencionesCalle 10 A N° 22 - 6c - 103 / Tel (+ 57 4) 311 4444

[email protected]

Superior Provincial: P. Jorge Mario Naranjo M. OCD / Director : P. Car-los Alberto Ospina A. OCD / Consejo Editorial: P. Carlos Alberto Ospina

A. OCD - [email protected], Catalina Schuth B. - [email protected], Claudia Victoria Llano - falta

Colaboradores en esta edición: P. Hernando Uribe C. OCD /P. Carlos Alberto Henao J OCD / P. Rafael Mejia M OCD / P. Hevert Alfonso Lizcano Q OCD / Catalina Schuth B.

/ Tita Pabla del Espiritu Santo / Piedad Correa

ISSN 0120-811X / Resolución No 00535 Mayo 1962 / Mingobierno

Diseño: D.G. Clara Botero Arango / Camilo Jaramillo ArangoADMARK GROUP / www.admarkgroup.co

Fotografías: Admark group / www.sxc.hu / Catalina SchuthImpresión: Grafoprint

Medellín / Septiembre de 2011

un orfebre mundanoEl Sacerdote4Hernando Uribe Carvajal OCD

500 años despúesAún descalzos,12Tita Llano (Tita Pabla del Espíritu Santo)

de la Orden en ColombiaEl centenario24Padre Rafael Mejía Maya OCD

de la belleza de DiosUn museo20Padre Carlos Alberto Henao Jaramillo OCDDirector Museo de El Carmen

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Orden de los Carmelitas Descalzos

Editorial

Hace tres años dejó de circular Vida Espiritual, la publicación que por varias décadas estuvo en ma-nos de muchos lectores comunicando profundas re-flexiones acerca de nuestro carisma. Durante este receso, siempre anidó en nuestro corazón un senti-miento de tristeza y nunca estuvimos tranquilos ni resignados viendo cómo Vida Espiritual se quedaba en el silencio y en el olvido.

No queríamos una publicación mediocre que mal-baratara la riqueza espiritual recibida en herencia de nuestros padres fundadores y de tantos herma-nos carmelitas. Queríamos – y es lo que queremos con este re-lanzamiento – una publicación ágil, se-ria y profunda. Fue por ello que desde el inicio del presente trienio nos dimos a la tarea de darle vida de nuevo y hacer que nuestra revista pudiera llevar al corazón de tantos hermanos en la fe y compañe-ros de camino en el Carmelo Descalzo la propuesta espiritual de nuestros santos, su vida mística es-condida en el Dios del Amor y en la misericordia infinita de su Hijo Jesús.

Porque hoy más que nunca, en el marco de nuestro centenario de presencia en Colombia, los Carmeli-tas Descalzos sabemos que son “menester amigos fuertes de Dios”, amigos de Él, amigos en Él, ami-gos que se inquieten por conocerle, amarle, seguir-le y servirle.

“No está el amar en el mayor gusto,sino en la mayor determinación

de desear contentar en todo a Dios y procurar en cuanto pudiéramos no le ofender,

y rogarle vaya siempre adelantela honra y gloría de su Hijo

y el aumento de la Iglesia Católica.¡Estas son las señales del amor!”Santa Teresa de Jesús (4M 1,7)

Para mí y para toda nuestra Provincia es motivo de alegría darle nuevamente la bienvenida a Vida Es-piritual en este segundo momento de su existencia. Bienvenidos sean todos aquellos que la moldearán: frailes, monjas, religiosos, religiosas, laicos, car-melitas seglares, hombres y mujeres que quieren ser Evangelio, Buena Noticia de Dios para el mun-do, aquellos que darán testimonio del paso de Dios por sus vidas, que nos contarán lo que ocurre cuan-do Jesús atraviesa sus corazones.

Bienvenida sea la riqueza que a través de esta pu-blicación esperamos recibir: relatos, ensayos, tes-timonios de la experiencia íntima de Dios, de su obrar en la historia del ser humano, del milagro de la encarnación en cada uno de nosotros.

Bienvenidos todos nuestros lectores, sedientos de Dios, con deseos extraordinarios de conocerle, de hacerlo vida, de poseerlo, de dejarse transformar por Él. Para todos ustedes es que hoy, nosotros, los Carmelitas Descalzos de Colombia, damos nueva vida a Vida Espiritual.

Padre Jorge Mario Naranjo Mejía OCDSuperior Provincial

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El orfebre es sacerdote, el sacerdote es orfebre.Hay metales que se labran con las manos del cuerpo y metales que se labrancon las manos del alma.

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un orfebre mundanoSacerdote,El

E El sacerdote tiene el compromiso de darle sentido a la existencia, suya y la de los demás. Cada uno tiene su capa-cidad y convicción. Viajar a la propia

intimidad es función sacerdotal. “El fondo de tu corazón está más lejos que el fin del mundo” (Pro-verbio danés). El sacerdote sabe por experiencia lo que afirman los sufíes: “Quien elige el camino del corazón no se equivoca nunca”. Gran cuali-dad la de acertar en sentimientos, pensamientos, palabras y acciones. “No hay necesidad de salir de la habitación. Basta con sentarse a la mesa y escuchar. Ni siquiera es necesario escuchar, sólo esperar. Ni siquiera hay que esperar, sólo aprender a estar en silencio, quieto y solitario. El mundo se te ofrecerá libremente para ser descubierto. Él no tiene otra alternativa; caerá en éxtasis a tus pies” (Kafka).

Por: Hernando Uribe Carvajal / Monticelo, Centro de Mística.

Punto de partidaHablar del sacerdote es fácil y difícil. Lo más grande y lo más pequeño, lo más ad-mirado y lo más despreciado, lo más mundano y lo más sagrado, lo más humano y lo más divino. Según el que mira. Ser sacerdote es una profesión como las demás.

Profesión es el oficio que cada uno ejerce y por el cual percibe una retribución.

El sacerdote, un orfebreMe encanta la palabra orfebre, la persona que labra objetos artísticos de oro, plata y otros metales pre-ciosos. El orfebre es sacerdote, el sacerdote es or-febre. Hay metales que se labran con las manos del cuerpo y metales que se labran con las manos del alma. Labor de la vida cotidiana: ofrecer la exis-tencia al Creador poniendo en cada gesto el sello del amor. El orfebre labra con maestría los metales preciosos, descubriendo en ellos formas arrobado-ras de belleza. Un orfebre del espíritu se expresa así: “Hay personas que se sumergen totalmente en la oración, como los peces en el agua, porque están totalmente entregadas a Dios. ¡Cuánto amo a estas almas generosas! Hablan con el Señor del mismo modo que hablamos entre nosotros”2. El orfebre es sacerdote, el sacerdote es orfebre. El ser humano es el metal precioso que tiene para pulir.

1. Extracto del artículo publicado en Cuestiones teológicas. Vol. 36, n. 86 (2009), con autorización del director, P. Diego Marulanda Díaz. 2. S. Juan María Vianney (Cura de Ars). Catequesis sobre la oración. (Breviario IV, p. 1244.)

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El sacerdote es artista, conoce el arte de consa-grar, de ver a Dios en lo que hace. Vive extasia-do de lo que percibe con todo su ser. “Vive con-vencido de que las acciones y el pan de todos los días son las cosas más dulces de la vida” (Robert Stevenson). Se derrite repitiendo las palabras de Jesús: “Te bendigo Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a los sa-bios y entendidos, y se las has revelado a la gente sencilla” (Mt 11,25). Para el sacerdote, la elegan-cia es la sencillez. Cultiva con esmero el divino arte de elegir.

Al sacerdote le pasa como al escultor. “Cuando miro un bloque de mármol, veo la escultura den-tro. Mi labor es retirar los sobrantes, el vestido” (Miguel Ángel). Por eso le encanta el M. Eckhart: “Retiren de Dios todo lo que lo envuelve y cójanlo en su desnudez [...] Así permanecerán en Él (Jn 15,4)”3. ¿Cómo hacerlo? “Interroga a la gracia, no a la doctrina; al deseo, no al intelecto […] a Dios, no al hombre”4. El sacerdote lee absorto a los místicos. En ellos encuentra la luz que circunda su sencillez y desnudez.

Vocación, fidelidad, servicioVocación es ser llamado a la existencia, hasta el polvo del camino. “El imperativo de lo que cada cual siente que tiene que ser, por tanto, que tie-ne que hacer para ser su auténtico yo”5. Voca-ción es voluntad de mejoramiento permanente, hacer más bueno lo bueno, exigirse cada vez más y mejor. Vocación y sacerdocio son facetas de la misma realidad, el hombre, llamado por Dios a dignificar, humanizar y divinizar el cosmos. “La creación entera gime con dolores de parto, espe-rando la gloriosa liberación de los hijos de Dios” (Rom 8,22.19). Todos los seres de la creación es-tán llamados a ser hijos en el Hijo, partícipes de la condición divina.

3. ECKHART, M. Obras escogidas. Barcelona: Edicomunicación. 1998. Sermón 19, p. 216. 4. SAN BUENAVENTURA. Citado por SILESISUS, A. El peregrino querúbico, p. 57.5. Id., tomo VIII, p. 565.

Vocación es voluntad de mejoramiento permanente,hacer más bueno lo bueno, exigirse cada vez más y mejor.

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Recuerdo con admiración y gratitud a Juan XXIII, un carismático de profunda fidelidad vocacional, como aparece en su Diario íntimo. En él puso al descubierto la riqueza del Espíritu en el mundo. Amigo de la Palabra, vivía en su compañía. El sa-cerdote abre un espacio diario al cultivo de la me-moria. Literatura, filosofía y teología le son fami-liares. Se pasa las horas disfrutando lo aprendido. “En el principio existía la Palabra y la Palabra es-taba junto a Dios y la Palabra era Dios. Y la Palabra se hizo carne” (Jn 1,1.14). Frases que le fascina repetir. Sin la Palabra, “no se ha hecho nada de cuanto existe” (Jn 1,3).

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“Cada uno tiene un talento único y una manera única de expresarlo”6 (D. Chopra). La educación promueve en el sacerdote el interés de servir, de atender necesidades, y así generar abundancia, el secreto de la felicidad. Ayudarle al otro a sentirse útil, es la mejor forma de hacerlo feliz. El culti-vo de los talentos es ejercicio sacerdotal, como lo dice la parábola de los talentos (Mt 25,11-30). Soy lo que hago, hago lo que soy. “Bien siervo bueno y fiel. Entra en el gozo de tu Señor”.

6. Las siete leyes espirituales del éxito. Guía práctica para la reali-zación de los sueños. Bogotá: Norma. 1997, p. 101.

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Cristo es Sumo Sacerdote (Heb 7,26). Su sacerdocio es él mismo, el mediador por excelencia. Verdadero hombre como nosotros, excepto en el pecado (Heb 2,18; 4,15; 5, 7s.), comparte la pobreza humana hasta la tentación (Heb 2,18; 4,15), y verdadero Hijo de Dios, superior a los ángeles (Heb 1,1-13), sacerdote único y eterno, realizó el sacrificio de sí mismo de una vez para siempre, destruyendo así el pecado (Heb 7,27; 9,12.25-28). Quien cultiva su relación con Jesús, pasa de pecador a santo. El que hace obras buenas, secunda en sí mismo la acción del Sumo y Eterno Sacerdote.

“Para Juan, cuando Jesús se llama a sí mismo hijo, no se refiere a un poder que él se atribuye, sino al carácter relativo de toda su existencia. Al aplicar-se ese término, nos dice que su existencia es algo esencialmente relativo, algo que no es sino ‘ser de’ y ‘ser para’, pero al mismo tiempo por ser total re-latividad, coincide con lo absoluto […] La identidad

El servicio es el corazón del evangelio. “El Hijo del Hombre no vino a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por todos” (Mc 10,45). Servir es el arte de sentirse útil, el secreto de la feli-cidad: penetrar en el interior de Dios. “Se tiene genio para lo que se tiene gusto” (F. Schlegel). ¡La delicia, ver trabajar con gusto!

¿Quién es sacerdote?Jesús, sumo y eterno sacerdote¿Quién es sacerdote? El cocinero que prepara un plato divino para el hombre, y un plato humano para Dios. Un día Jesús dijo: “Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo […] El que coma este pan vivirá para siempre (Jn 6,51.58). Jesús es co-cinero y pan a la vez, el pan que él mismo amasa. ¿Quién es sacerdote? El que da de comer “el pan de la vida” (Jn 6,48).

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del obrar y el ser, de la acción y de la persona, la absorción total de la persona en la obra y la co-bertura total de la acción con la persona, que no se reserva nada, sino que se entrega plenamente en ella”7. Jesús, sumo y eterno sacerdote, nos enseñó a vivir en relación de amor cada uno con-sigo mismo, con los demás, con el cosmos y con Dios. En Jesús, “Su doctrina es él mismo. Todo él es hijo, palabra, misión; su obra llega hasta lo más profundo de su ser y se identifica con él; lo que lo caracteriza es la unidad de ser y acción […] El hecho de ser siervo ya no se concibe como una obra tras la cual está la persona de Jesús, sino que implica toda su existencia de tal modo que su ser es todo él servicio […] Aquí llega a su culmen la inversión cristiana de los valores, aquí se pone en evidencia cómo el que se entrega al servicio de los de-más, el que se desprende de su egoísmo y se vacía a sí mismo, es el hombre auténtico, el hombre del futuro, la unión del hombre y Dios”8.

El sacerdote tiene en Jesús el modelo de su identidad, ubica-ción y pertenencia. Para Jesús, Padre es un concepto relativo, porque la relación es la persona misma, y no algo añadido. Jesús, es fundamento, camino y meta del sacerdote. “Tanto amó Dios al mundo que le dio a su Hijo úni-co […] no para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él (Jn 3,16.17). A semejan-za de Jesús, el sacerdote es re-lación de-para, de Dios para el hombre, del hombre para Dios.

Es sacerdote es quien consagra. Consagrar es descubrir a Dios en personas y cosas. Se relaciona con profano, lo que está frente al templo. Todas las cosas son profanas, pues están frente al templo, que es Dios. Lo profano es a la vez sagrado para quien descubre a Dios ahí. El orante que descubre a Dios en sí, en los demás y en el cosmos, sacrifica, consagra, ejerce su vocación sa-cerdotal, su vocación de sacer-dote.

Sacerdocio comúnde los fielesQuien ora como sigue es sacer-dote: “Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo […] que nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos santos e in-maculados ante él por el amor” (Ef 1,2.4). El Vaticano II (LG 10), “los bautizados son consagrados como casa espiritual y sacerdo-cio santo por la unción del Espí-ritu Santo, para que ofrezcan sa-crificios espirituales y anuncien las maravillas de quien los llamó de las tinieblas a la luz admira-ble (1Pe 2,4-10)”. Y S. Pablo lo expresa así: “Los exhorto, her-manos, a que se ofrezcan a sí mismos como hostia viva, santa y grata a Dios” (Rom 12,1).

Refiriéndose al sacerdocio de la antigua alianza, Ratzinger cita a Jean Colson: “La función de los Kohanim (hiereis) es la de man-tener al pueblo consciente de su carácter sacerdotal y hacer que viva como tal para glorificar a Dios con toda su existencia”. Y añade: “el fin último de toda la liturgia neotestamentaria y de todos los ministerios sacerdota-les es hacer del mundo el templo

7. Ratzinger, J. Introducción al cristianismo. Salamanca: Sígueme. 2005, p. 190-191.8. Ibídem, p. 191.

Es sacerdote es quien consagra. Consagrar es descubrir a Dios en personas y cosas.

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El rito de la eucaristía expresa la comunión de las personas, la verdadera eucaristía. “Comunión significa fusión de las existencias; como en la ali-mentación puede el cuerpo asimilar una sustancia extraña y así vivir, también mi yo es “asimilado” al mismo Jesús, hecho semejante a él en un inter-cambio que rompe cada vez más la línea de separa-ción. Es lo que ocurre con los que comulgan; todos son asimilados a este ‘pan’, haciéndose así mutua-mente una sola cosa, un solo cuerpo”10. Quien co-mulga, no recibe propiamente el cuerpo del Señor, sino que es recibido en Él. Según S. Agustín: ‘No me transformarás en sustancia tuya, como sucede con la comida corporal, sino que tú te transformarás en mí’11. Sacerdocio es la comunión de Dios con el hombre, del hombre con Dios.

y la oblación para Dios, o sea, hacer que el mundo entero entre a formar parte del cuerpo de Cristo, a fin de que Dios sea todo en todos (1Cor 15,28)”9.

El sacerdocio ministerial se diferencia del sacerdo-cio común de los fieles en el reconocimiento oficial por la ordenación, según el cual el sacerdote se compromete a vivir y enseñar a los demás la vo-cación sacerdotal. Así como existe “vocación uni-versal a la santidad” (LG 39), existe la vocación universal a la mística y al sacerdocio (Rom 12,1).

Sacerdocio, sacramento,eucaristía, bautismoMás que rito o cosa, sacramento es la persona que celebra el rito. Cristo es el sacramento de los sa-cramentos, la transparencia de Dios para los hom-bres, de los hombres para Dios. “El que me ve a mí, ve al Padre” (Jn 14,9). Las buenas obras son ejercicio bautismal. El rito expresa lo que somos.

9. Ratzinger, J. La Iglesia. Una comunidad siempre en camino. Madrid: San Pablo. 2005, p. 117.10. Id., p. 33.11. Confesiones. 7, 10, 18.

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Cristo es el sacramento de los sacramentos,la transparencia de Dios para los hombres, de los hombres para Dios.

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hambre, aunque fluyan dentro toques, ríos meli-fluos, llenos de todo deleite”13.

Cada ser humano es río melifluo que, naciendo en el corazón de Dios, irriga cada sentimiento, cada pensamiento, cada palabra y cada acción, síntesis armoniosa de sacerdocio común y sacerdocio mi-nisterial.

Todos los sacramentos son bautismo: inmersión del hombre en Dios, cada uno a su manera. Cuando “una realidad del mundo, sin dejar el mundo evo-ca otra realidad […] asume una función sacramen-tal”12. Deja de ser cosa para convertirse en signo, en símbolo, lo terrestre de lo celeste, lo humano de lo divino. La muerte es la plenitud del bautis-mo, inmersión definitiva de la criatura en el Crea-dor. Lo que S. Pablo y los místicos expresan así: “Y vivo, mas ya no yo, es Cristo quien vive en mí” (Gal 2,20).

Punto de llegadaLos místicos viven el sacerdocio en plenitud. “Aquí comienza un hambre eterna que no se calma ja-más. Es una avidez y voracidad de la voluntad y todo su espíritu, creado, a la vista del Bien increa-do […] Nunca se sienten satisfechos, por más que coman y beban. […] Por eso se renueva siempre el

Boff, L. Los sacramentos de la vida y la vida de los sacra-mentos. Bogotá: Indo American Press Service. 1990.

Chopra, D. Las siete leyes espirituales del éxito. Guía práctica para la realización de los sueños. Bogotá: Norma. 1997.

Eckhart, M. Obras escogidas. Barcelona: Edicomunicación. 1998.

Ortega y Gasset, J. Obras completas. Madrid: Revista de Occidente. 1964.

Ratzinger, J. Introducción al cristianismo. Salamanca: Sígueme. 2005.

Ratzinger, J. La Iglesia. Una comunidad siempre en cami-no. Madrid: San Pablo. 2005.

Ruysbroeck, J. van. Bodas del alma. La piedra brillante. Salamanca: Sígueme. 1989.

S. Juan María Vianney (Cura de Ars). Catequesis sobre la oración. (Breviario IV, p. 1244.).

Silesius, A. El peregrino querúbico. Madrid: Siruela. 2005.

12. BOFF, L. Los sacramentos de la vida y la vida de los sacramen-tos. Bogotá: Indo American Press Service. 1990. Cf pp. 21-24.13. Ruysbroeck. Bodas del alma. La piedra brillante. Salamanca: Sígueme. 1989, p. 118

Orden de los Carmelitas Descalzos

Bibliografía

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El Carmelo es femenino y masculino, tiene madre y padre, por lo que es dulcey penetrante, tan agudo como consolador

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Permanentemente el Carmelo de Teresa y Juan ha estado no reformado en el senti-do estricto que da lugar al término, sino refrescado y actualizado por sus místicos,

los de antes y los de cada siglo, pero sobre todo, actuante y “reformante” en las vidas de todos los que a él se acercan. Cómo lo hace, en el sentido de una explicación causal, no lo sé, pero lo hace; intentaré más bien una explicación descriptiva que se quedará corta. Quizá su fuerza le viene de la completud: el Carme-lo es femenino y masculino, tiene madre y padre, por lo que es dulce y penetrante, tan agudo como consolador; pero también le viene de la propia valentía de sus fundadores, misma que comparten todos sus otros místicos, una valentía venida des-de adentro; habitados por Dios y desbordados al exterior, la transformación de cada uno es luego transformación e invitación a los otros.

La herencia que no se pierdeDe Elías, alrededor de cuyo recuerdo se congregan los primeros hermanos de la Orden, los místicos de El Carmelo también han heredado la pasión ardien-te por Dios, vivo y verdadero; han manifestado celo en su misión, han sido valientes, han retado, pero también “han huido”, se han internado en el de-sierto, han entrado “en” la noche oscura e, igual-mente, se han sentido reconfortados por el Padre. Como el profeta Elías, humano sujeto a pasiones similares a las nuestras, valiente junto a los profe-tas de Baal, persistente ante el altar, los místicos de El Carmelo han sido y/o parecido desafiantes, subversivos al buscar la verdad del mensaje de Dios y la coherencia con el mismo. Muy valiosa para la misma espiritualidad carmelitana resulta ser la pro-pia vida de cada uno de los místicos y santos1. Del

500 años después.Aún descalzos,

Tita Llano (Tita Pabla del Espíritu Santo)

¿Qué puede decirnos la espiritualidad de El Carmelo Descalzo, hoy? ¿Cómo puede una espiritualidad de hace 500 años estar y ser vigente hoy? El Carmelo

de hace ocho siglos fue reformado hace cinco, y hoy, como en todo presentede esos quinientos años, se le ve actual y mucho más que eso: útil y necesario.

E

1. Y luego los relatos de éstas en forma de biografía, autobiogra-fía o epístola.

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mismo modo que Dios se hace hombre para mos-trarnos cómo hacernos a imagen suya, las grandes figuras carmelitas se nos han revelado como seres de carne y hueso, en todas sus bajezas y pobrezas, para mostrarnos cómo sólo después de su encuen-tro con Dios, ascienden. Es un modelo de ascéti-ca2 muy real, muy creíble, es el santo hecho en el mundo, construido a partir de ruinas o de nada; no son santos de celofán o de estampa. Ya eso en sí mismo se nos convierte a cada uno en invitación para el auto-conocimiento, la ascesis, la trascen-dencia y la santificación a la que estamos llamados.La espiritualidad carmelitana, como cristiana que es, nos reitera el mandato de Jesús acerca de mos-trar a Dios en cada acción, de ser testigos suyos, de predicar con obras y palabras su buena nueva. En El Carmelo podemos todos ser Elías (ēliyahū: “Dios es el Señor”), precursores y restauradores, pode-mos preparar el camino de los que nos siguen y el nuestro, el propio, a la Casa del Padre; podemos también sanar la relación con Dios y con los otros, y ayudarlos en esa misma restauración.

Un psicoanálisis espiritualpara un mundo irreflexivo y superficialLa mística de El Carmelo es una mística del de-sarrollo humano. Qué excelente ejercicio –largo ejercicio- resulta ser el estudio y seguimiento de Las moradas, algo así como un psicoanálisis, no en compañía del psicoanalista, sino de Dios; no arro-jado en el diván, sino levantado, jalonado, ascen-dido, sostenido por el Hijo y Su Espíritu. Con cada uno de los círculos –aposentos- que nos llevan más y más al centro, se anticipó la Santa a Jung…Teresa hace psicología (y sin saberlo) como acogida de La Escritura, y como respuesta teologal a la auto-do-nación de Dios. El desarrollo humano es una ofren-da de Dios conquistada por la libertad y actividad de cada hombre. El ser humano se trasciende en la totalidad de su persona cuando se entrega al pro-ceso de amar a Dios, en el que pone en movimiento todos los niveles de su personalidad, como revela incluso el primer mandamiento3: “Amarás al señor tu Dios (trascendencia) con toda tu alma (identi-dad), con todo tu corazón (sentimientos, valores, creencias) con toda tu mente (capacidades) y con todas tus fuerzas (conductas)”.

“En nosotros mismos están grandes secretos”. San-ta Teresa es pionera del asunto de la intimidad, mucho antes que la psicología y el psicoanálisis. Ella, como en tantas otras cosas, se adelanta y su-pera todo tiempo y toda geografía. No sólo defien-de el derecho a la confidencialidad, al secreto y a la intimidad (tan escaso en esta época que no diferencia lo íntimo, lo privado y lo público), sino que, siendo lo más íntimo lo más secreto y miste-rioso de la persona, la mística teresiana consiste justamente en el deseo de unión con Dios. Siguien-do a San Agustín, ese encuentro reviste un doble movimiento del hombre hacia Dios y de Dios hacia el hombre. Justamente en el Libro de la vida ve-mos cómo se expresa de forma clara esta dupla: éntasis, entrada dentro de sí, dentro de lo mas ín-timo del ser buscando a Dios; y éxtasis, salida de sí misma encontrándose en Dios. De ahí su bella expresión poética:”Alma, buscarte has en mí, y a mí buscarme has en ti”. El conocimiento de Dios

es, pues, lo básico para conocerse a sí mismo y, para esto, se requiere vivir apasionadamente, tan-to como vivió la Santa Madre. Mucho de pasión –que no de emoción- le falta a tantas vidas, mucho de auto-conocimiento en una sociedad de “aliens”…, mucho no de egos inflados, sino de “yos” reflexio-nados y reconocidos en su propia intimidad para salir al exterior ya no como extraños de sí mismos, sino como criaturas con identidad e intimidad. De eso, harto nos enseña la Santa.

El más profundo centro para un mundo “ex-céntrico” y des-centradoSan Juan de la Cruz nos regala su Noche Oscura como un momento privilegiado de confrontación con el inconsciente. La profundidad y agudeza psi-cológica con las que trata la existencia humana

2. Ascética en el sentido griego más original: ejercicio para el ascenso y perfeccionamiento de uno mismo.3. Expuesto por R.B. Dilts y explicado por Fray Luis Jorge Gonzá-lez, OCD. Notas de clase en CITES, Ávila.

La espiritualidad carmelitana, como cristiana que es, nos reitera el mandato de Jesúsacerca de mostrar a Dios en cada acción, de ser testigos suyos, de predicar con obras y palabras su buena nueva.

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resultan imprescindibles para cualquier psicología y antropología. El Santo Padre nos invita a avan-zar en nuestra interioridad, desde la purificación de los sentidos y potencias hasta “el más profundo centro”. Es en la noche donde puede producirse la des-estructuración propia para romper límites y al-canzar nuevas e inusitadas zonas del alma. El Doc-tor místico aborda al hombre existencialmente, en carne viva, lo describe en sus experiencias límite, en sus logros, en sus debilidades y en sus victo-rias, las del hombre de su época y las del hombre de siempre. A San Juan le duele, como nos duele también en nuestro presente ver, vernos y sabernos con capacidad de Dios, pero sin vivir a la altura de nuestra dignidad; siendo lugar donde Dios ac-túa, pero obstaculizando Su acción, impidiendo así nuestra propia santificación. Acercarse de lleno a Juan de La Cruz es peligroso, obliga a la gran transformación, a la reforma ya no de la Orden sino de uno mismo, y de raíz; a él no le valen las simples prácticas espirituales a las que pudiera entregarse uno con gusto y generosi-dad sólo por el consuelo que allí se encuentra; no. San Juan quiere desgarrarnos, desencarnarnos. Nos invita a mirar nuestro infierno (el inferior), repasa los siete pecados capitales, de los que lastimosa-mente ya hoy no se habla como si fuera tema pasa-

do de moda, y nos invita a curtirnos en el trabajo de las virtudes. San Juan nos exige desapego del control de uno mismo y de los demás, para acceder a la madurez del encuentro con el otro como otro y con uno mismo en la propia diferenciación. El amor a Dios nos pone en un nivel espiritual haciéndonos salir de los estrechos limites del Yo hacia los de-más, hacia lo otro y los valores, y de cara a la máxi-ma personificación de éstos, que es Dios mismo.La despersonalización en la forma de vida actual, el vértigo, lo efímero de las relaciones, la ausencia de auto-conocimiento, que lleva incluso al hombre de hoy a no poseerse a sí mismo aún teniéndolo todo, pudiéndolo todo, sabiéndolo todo y hacién-dolo todo, actualizan con urgencia la Noche Oscura del Santo Padre: hoy, como hace quinientos años, hay que salir en la noche para entrar, para crear es-pacios interiores para la acción divina, ya no para el activismo y la exterioridad. Esta interioridad que nos ofrece la mística del fundador es silencio expresivo y soledad apacible, no desarraigo en medio de la multitud ruidosa; es interioridad, no externalidad; es comunicación, no aislamiento; es circularidad y espiralidad de la interioridad frente a la verticalidad del conocimiento y presunto sa-ber: es la “ciencia sabrosa”, el deleite de la inte-rioridad del más profundo centro.

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El sufrimiento redentor para un mundo sufriente, hedo-nista y “des-esperanzado”.Grandes son los santos fundado-res, pero El Carmelo no se detie-ne: sigue dando frutos a partir de ellos y con el Espíritu Santo. Ya en el XIX, cómo no mencionar la urgencia y utilidad de la espiri-tualidad de Sor Isabel de La Tri-nidad con tal trasfondo filosófico que la actualiza como si escribie-ra para nosotros hoy mismo. Con Isabel se pueden entender con mucha claridad dos asuntos sal-víficos para nuestros días: uno, el valor redentor del sufrimiento cuando éste es aceptado y ofre-cido en unión con el sufrimiento de Cristo, toda vez que la cruz se hace fecunda para la resurrec-ción y, dos, el vivir el cielo en la tierra.Justo hoy que tenemos una cultu-ra hedonista, a la vez que cobar-de y temerosa precisamente por-que no le ha encontrado valor al esfuerzo ni al sufrimiento, nues-tra Santita de Dijon nos enseña un ejercicio más de la libertad con su manera de vivir el dolor: sufrir o no sufrir, y cómo sufrir es una escogencia, no se sufre así no más sino que cada uno decide cómo y para qué hacerlo. Vivien-do todos los acontecimientos de su vida intensamente, de manera adversa, va encontrando Sor Isa-bel la riqueza de su interioridad. En situación límite, como consi-dera Jaspers, es que esta mujer tan grande, siendo tan pequeña, se abre al conocimiento de sí, y de allí a la comprensión de su li-bertad, y por ende a toda su po-sibilidad de ser.Una persona como “Sabeth” no pone a depender su felicidad de lo exterior sino de su propio re-curso, por eso incluso -a la ma-nera estoica- no es que “haga lo que quiere” sino que, “quiere lo que hace” y en el ejercicio de

este tipo de libertad –no querer lo que quiero y querer lo que no quiero- también se le puede sa-car partido al sufrimiento. Esto ya es bastante moraleja para la mentalidad de urgencia e inme-diatez que se maneja hoy. Así, Sor Isabel no elige sufrir, pero sí cómo vivir el inevitable dolor, no elige enfermarse, pero sí cómo vivir en su lecho, no elige el ca-mino contrario a la voluntad de su madre, elige ser lo que sabe que está llamada a ser, como dirá Heidegger y, principalmen-te, elige ser ella misma en lo que la vida va marcando, y ser por encima de las circunstancias, por eso nada la arredra ni la saca de su centro.Cómo nos disgrega el medio ex-terno, cómo nos separamos de nosotros mismos, cuán esquizoi-des ante el mundo. Isabel, por el contrario, no se siente dividida, se siente unificada en Dios, se sabe habitada por Él y descan-sando en Él. Ella misma se cristi-

fica a medida que halla su centro en Él. Quien se siente habitado por Dios, centrado por él, vive en el cielo (el cielo en la tierra), por lo tanto, vive como es vivir en el cielo, vive como quien se sabe salvado. Para Isabel el cielo se puede vivir ya aquí y ahora, y nunca se siente por fuera del paraíso. El cielo comienza aquí en la tierra y cada uno lo puede alcanzar y encontrar dentro de sí. La provisión que tiene Isabel es justamente el descubrimiento de un Dios presente en el inte-rior de la persona, ese es su gran recurso a la hora de superar y vencer todo aquello que podría amenazar su felicidad, es en su propio interior donde acontece la salvación, ni afuera, ni venida del exterior.“Hay un ser, el Amor, que nos in-vita a vivir en sociedad con Él”4

4. Sor Isabel de la Trinidad, carta a su madre María Rolland ( # 288, en Obras Completas)

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circunstancias sociales de la épo-ca, resulta ser Edith Stein la filó-sofa carmelita. Hoy, como siem-pre, todo cristiano, orientándose hacia el profundo centro, podrá desde ahí proyectarse y cumplir la misión de ser co-creador con Dios del Reino de los Cielos aquí en la tierra. La antropología de la interioridad de esta judía, conversa al cristianismo y mártir en Auschwitz, hoy Santa Teresa Benedicta de la Cruz, explica el modo de alcanzar lo que cons-tituye el núcleo de la condición humana al ser hechos a imagen y semejanza de Dios: la libertad. Leyendo “Ser finito y ser eterno” o “La estructura de la persona humana” se encuentran pautas para hallar la auténtica liber-tad, no como desvinculación de lo que nos une a nuestro origen divino, sino como libre albedrío -posibilidad de llegar a ser lo que estamos llamados a ser-, y como liberación de todo lo que nos aliena, es decir, nos hace extra-ños a nuestra propia condición, y nos despersonifica.Cómo necesitamos hoy, hombres libertinos y esclavos, entender el concepto de libertad, y eso nos enseña la discípula de Husserl, la carmelita filósofa: la tarea más decisiva del hombre es ha-cerse a sí mismo. En la medida en que nuestra conducta exprese una decisión tomada y motivada desde el centro del alma, es más libre porque la acción ha naci-do de un alma que se ha dejado guiar por la voluntad de Dios, y es también más ética, porque en Dios está la fuente del bien y la justicia, que hacen posible el recto entendimiento. Este acto de dejarse llevar, de reconocer al Dios que me habita, de serle fiel, de mostrar mi filiación a Él, es acto excelso de libertad hu-mana, es liberación de lo que me aliena, es dejar de ser lo que soy

Isabel no vive del dolor ni de la enfermedad, vive del amor de Dios, o sea de Él, en Él, y por Él. Porque Isabel conoce y confía en la vida eterna con Dios, no teme a la muerte: está ya en el pre-sente viviendo el cielo. Por eso también asume con alegría el su-frimiento que sólo es ratificación de la segura y pronta partida a la Casa del Padre. Cómo nos enseña esto de esperanza, de acepta-ción, de tolerancia en un mun-do des-esperado, impaciente y sin sed de futuro, sino saciado o harto de presente (…o más bien de instantes).

La libertad dada por Cristo, para un mundo libertinoy esclavo¿Qué sigue más recientemente, en el siglo XX que todavía habi-tamos? Sigue El Carmelo allí vivo, actualizándose y reformándonos. Modelo y guía de indiscutible vi-gencia para toda persona en su esfuerzo de encarnar la fe en las

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Quien se sientehabitado por Dios,

centrado por él,vive en el cielo

(el cielo enla tierra),

por lo tanto,vive como es vivir

en el cielo,vive como quiense sabe salvado.

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para llegar a ser lo que aún no soy, pero que con Dios es prome-sa, para que yo “así sea”. Sólo en ese interior puede ser autóno-mo el ser humano, ser dueño de sí mismo, y desde allí mostrarse como hombre y tener un trato realmente humano con el mundo.Ese ejercicio de la libertad como autonomía, como libre albedrío es, según Edith, lo que va ha-ciendo persona a ese humano: en la medida que el individuo actúa desde el profundo centro del alma-espíritu, contando con el potencial de su capacidad de trascendencia, de su capacidad de Dios, va realizando acciones más libres y más éticas y por lo tanto se va configurando como persona. Ni la persona excéntri-ca, fuera de sí como tantos hoy en día, ni la persona egocéntri-ca, la multitud que anda miran-do su propio ombligo, llegan a un desarrollo pleno de su ser, no llegan a tener un sí mismo. He aquí pues un gran legado de esta ilustre hija de Santa Teresa y San

místicos, sacerdotes, hermanos, laicos, amigos) es testimonio y provocación suficiente para tal empresa. ¿Qué hay de El Carmelo aquí y ahora, en Colombia 2011? Nuestro Carmelo evoca, provoca y convoca. Aún con los elementos comunes de la mística teresiano-sanjuanista, en cada región del mundo los religiosos asumen el lenguaje que les sea propio para la comunicación. Y el lenguaje carmelitano que nos tocó “a los de aquí” es fuego abrasador. De rodillas, al consagrar, al entregar la comunión, al abrir los brazos, al mirar, predicando, cantando o deseando la paz, un carmeli-ta colombiano puede darte la impresión de “estar poseído”, de tener a Dios adentro5. La de-licadeza del ritual, la belleza y profundidad de cada uno de los símbolos, te pone frente a la emoción y la simpatía6 con Dios

Juan: la conquista de la libertad es liberarse de todo lo que me hace menos persona, libertad no es más que mi propia humaniza-ción, la consecución de mí mis-mo.

Pregunta y respuesta¿Qué puede decirnos la espiri-tualidad de El Carmelo Descal-zo, hoy? Santa Teresa, San Juan, Sor Isabel, Edith Stein…Las rese-ñas anteriores son sólo ejemplo de la vigencia de la mística car-melitana para el hombre actual. La lista de aportes y autores es extensa, pero no es necesaria; El Carmelo vale no sólo por lo prolija de su creación, vale por la calidad de su mística, y vale desde el inicio. Lo que ha hecho el tiempo no es más que embe-llecer, actualizar y contextuali-zar. Creo que hoy no necesita-mos ver la nube con la imagen de María para convertirnos, para transformarnos, para reformar-nos descalzándonos. El mensaje de los carmelitas (fundadores,

5. Entusiasmo: en + theos, con Dios adentro.6. Syn-pathos: sentir al tiempo con otro.

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para entrar luego en el “razona-miento” de la mística carmelita-na (si así pudiera llamarse), por-que lo que realmente encuentra uno en El Carmelo es razón y co-razón.En El Carmelo, como si se cum-pliera un precepto de la Funda-dora, todos tenemos sitio: los que razonan y sienten, los que sólo sienten y quizá no entien-den, los que hablan con gracia y los que apenas musitan, los que alaban con su voz y su cuerpo y los de brazos cruzados, los con-fundidos, los que se creen fuera del Paraíso y los que se recono-cen adentro, los que traen reza-gos de otras catequesis, los que creen todavía con el vestido de su primera comunión y los que van vestidos para la Boda con el Señor. Cabe en El Carmelo la re-ligiosidad popular y la más exqui-sita disertación teológica, cabe la misión y el magisterio, cabe la contemplación y la acción. No sé cómo se logra pero allí estamos todos: viejos, jóvenes, niños, al-fabetizados y no, profesionales y no, mujeres y varones con todos los estados civiles, compartiendo el único estado real: hijos legí-timos de Dios; sabiéndonos, re-conociéndonos como tal, gracias a las catequesis en homilías, re-tiros, conferencias y coloquios, que buscan siempre, gustándo-nos o molestándonos, confortán-donos o sacudiéndonos, borrar en nosotros malos aprendizajes, enseñarnos nuestra filiación, nuestra divinidad, nuestra dig-nidad, nuestra libertad, nuestra santidad, con lealtad a la Biblia, al magisterio de la Iglesia y a las fuentes de El Carmelo de donde puede uno ver que “mana leche y miel”.

CertezaSé, y no sé cómo lo es, que El Carmelo es “Casa sosegada”

que escucharlo y a eso te obli-gan los místicos: a obedecer con gozo (ob-audere). Busquemos nosotros los laicos, como con la regla de vida entregada por San Alberto, vida contemplativa aún en medio del trabajo y las múlti-ples ocupaciones, meditación de la Sagrada Escritura, y testimo-nio, por sobre todo, testimonio: que no seamos nosotros, amigos de El Carmelo, los “que ni entra-mos, ni dejamos entrar al Reino de los cielos”8. “Zelo zelatus sum pro domino deo exercituum”; como amigos y Hermanos de San-ta María del Monte Carmelo, que nos consuma el celo por el Señor, Dios de los Ejércitos. Sea el amor de Dios nuestro escapulario. A El Carmelo llega uno como Je-sús a Betania, a recrearse con muchos amigos, todos en el Se-ñor, de Él y por Él. A El Carmelo llegamos todos inmaduros, sean frailes o monjas, laicos, teólo-gos o no; y es allí, con la luz de Teresa y Juan, que empezamos a ver, y nuestra fe, entonces, madura. Pero esa luz no es de linterna ni candil, es luz de an-torcha, es fuego que te quema y te transforma, es calor que te da vida. Y esa fe más madura es la única que realmente nos puede permitir amistad con Dios. Como la Santa al llegar por las escali-natas a la Iglesia de San Vicente, en su hermosa y amada Ávila, a El Carmelo llega uno a descal-zarse, a desasirse para hallarse, a ablandar la dureza de la razón teológica, a sentir con la razón, a razonar con el corazón, a ala-bar a Dios, a buscar coherencia, a saberse amado, a amar. A eso he llegado yo.

de todos, así el sosiego venga después del tornado; sé que es Monte Santo, el “más santo de los montes”7, y que reconoce la santidad que habita en cada uno, dignificándolo; sé que es “Karem El”, jardín y viñedo de Dios, fér-til para todos los que queramos arar y sembrar. El Carmelo puede ser viento suave como el del pro-feta Elías, brisa que refresca la fe, pero también viento arrolla-dor que te desnuda y te ”descal-za”. Dios se nos manifiesta y nos apoya presentándose como una voz apacible y suave tras vien-tos, temblores y un fuego que trae y da nuevas misiones. Hay

7. Como habría dicho Jámblico, un filósofo sirio.8. Mateo 23, 13

A El Carmelo llega uno a descalzarse,

a desasirsepara hallarse,

a ablandar la dureza de la razón teológica, a sentir con la razón,

a razonarcon el corazón,a alabar a Dios,

a buscar coherencia,a saberse amado,

a amar.

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La idea del Museo de El Carmen, en Villa de Leyva, nos invita a leernuestra historia de fe y de comunidadde una manera diferente.

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a riqueza patrimonial reunida en la colec-ción de arte religioso carmelitano en las fascinantes instalaciones del Museo de El Carmen en Villa de Leyva, Colombia, pone

a nuestra Provincia en un puesto privilegiado den-tro de la Orden porque con él cumple las funciones encomendadas a estos espacios culturales con un ingrediente más, pues sirve de medio evangeliza-dor y formativo en el ámbito religioso, aporta el lenguaje artístico a la Iglesia y al mundo y lleva no sólo mensajes de belleza, sino El Mensaje de La Belleza de Dios a través de sus obras. Más de 200 piezas entre libros incunables, óleos de diferentes escuelas, esculturas de variadas características y muchos objetos más, van recreando la fe en quien se deja seducir por el mensaje expuesto en cada cuadro o imagen allí exhibidos.

La visión de aquellos que por su gran nivel cultural y social quisieron dar un aporte artístico a nuestra Provincia ha sido muy acertada y el disponer un

lugar digno para la exhibición y conservación de nuestro patrimonio cultural tangible, se convierte en una genialidad que aunque quijotesca, es digna de promover. La idea del Museo de El Carmen, en Villa de Leyva, nos invita a leer nuestra historia de fe y de comunidad de una manera diferente, pero con el mismo valor puesto en los diferentes escri-tos que sobre nuestra espiritualidad salen siempre a nuestro encuentro.

“El museo es una institución permanente sin fines de lucro, al servicio de la sociedad y de su desa-rrollo, abierto al público que realiza investigacio-nes concernientes a los testimonios materiales del hombre y su entorno, los adquiere, los conserva, los comunica y principalmente los exhibe con fines de estudio, educación y deleite”.

De esta manera el Consejo Internacional de Museos define la importancia y la utilidad del “museo” como institución pedagógica, científica, educativa

de la belleza de Dios.Un museo

Más de 200 piezas entre libros incunables, óleos de diferentes escuelas,esculturas de variadas características y muchos objetos más,

van recreando la fe en quien se deja seducir por el mensaje expuestoen cada cuadro o imagen allí exhibidos.

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Padre Carlos Alberto Henao Jaramillo OCD / Director Museo de El Carmen

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y placentera, y con peculiares diferencias en cada región; por ejemplo, vemos que en los paí-ses llamados del “primer mun-do” la actividad museal se toma como algo cotidiano e integrado a los sistemas educativos, a la vez que se valora como un es-pacio recreativo y económico relevante; en cambio, para La-tinoamérica, salvo raras excep-ciones, desafortunadamente se toma como un depósito más de cosas viejas.El museo nace en realidad como ese espacio donde se conservan elementos de diversa índole, con la misión de preservar, con-tar una historia y reivindicar su importancia para el desarrollo social y comunitario. Obviamen-

te, ha de estar siempre enfocado hacia una motivación educativa o recreativa de los visitantes con el fin de llevarles un mensaje y desarrollar en ellos una visión sensible de hechos o aconteci-mientos relevantes en la vida. En otras palabras, se podría de-cir que el museo es el sitio ideal para la conservación del patri-monio, es decir, del “conjunto social de manifestaciones diver-sas” como lo definió la UNESCO hace algunos años.

Desde principios del siglo pasado hay una discusión abierta sobre el papel social que desempeñan estos espacios, como una pre-

gunta fundamental. Ciertamen-te, de los museos no podemos es-perar acciones transformadoras directas, pero sí descubrimientos de aportes valiosos para que la misma sociedad y la ciencia en-cuentren elementos para su de-sarrollo.Inscritos en el marco anterior, puede decirse que el Museo de El Carmen en Villa de Leyva desta-ca el valor humano y artístico de nuestros hermanos y hermanas, eleva el valor intelectual de per-sonas con profundo espíritu de fe, llevando al visitante a reco-nocer la gracia de Dios a través de la factura profundamente es-piritual de cada obra, lo que le lleva a reconocer la grandeza del Creador.

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El museo es el sitio ideal para la conservación del patrimonio, es decir, del “conjunto social de manifestaciones diversas”

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Sin lugar a dudas este es un espacio que bien vale la pena difundir y nosotros, como comunidad carmelitana, debemos ser los prime-ros promotores, para lo cual es necesario conocer a fondo la gran riqueza pictórica y escultórica del museo. Deberíamos todos dar fe de las invaluables expresiones desarrolladas en las obras, razón por la que aprovecharemos esta publicación para ir presentando algunas de ellas con la luz de lo que ha sido, lo que es y lo que seguirá siendo nuestro carisma carmelitano.

Opiniones de los entendidos y…

Nuestro museo de arte religioso en Villa de Leyva ha sido considerado por los expertos como uno de los más valiosos y significativos en el ámbito nacional. Sin ser el único, sí lo es por su especialidad carmeli-tana. La colección de obras que encierra van desde el siglo XVII hasta mediados del siglo XX demostrando la gran riqueza cultural y religiosa aportada por la Orden no sólo a nuestra patria sino a la Iglesia y al mundo.

La tenacidad y el buen sentido del gusto no dejan de sorprender a aquellos visitantes que se acercan con curiosidad y salen sorprendi-

dos por el hermoso aporte hecho a sus vidas. Dejemos que ellos nos expresen sus opiniones:

“Gracias por conservar para el cristiano la memoria de la Divina Providencia y la Madre santísima.”“Recorrido espiritual donde en-contramos la cultura más fantás-tica, hermosa, como es la vida espiritual de cada ser que ingre-sa aquí, nos vamos muy felices”“Dar un recorrido al arte religio-so es encontrarse con Dios a lo largo de la historia… está muy bien documentado el museo.”“Una muestra muy interesante de arte, iconografía y manuscri-tos. No debe ser fácil cuidar este patrimonio histórico. Que Dios los bendiga y acompañe en esta gran misión de preservar nuestra religión e historia.”

Está claro que es un deber nues-tro dejar de ver este lugar como un depósito de los cuadros que dejaron de ser decorativos en nuestras casas y convertirlo, aco-gerlo y reconocerlo como el sito donde se encierra nuestra histo-ria de fe y de fraternidad. Lo que lo convierte en un lugar privile-giado para la investigación y el descanso del espíritu, pero so-bre todo para la profundización en la fe, puesto que el visitante al sentirse acogido y sobrecogi-do por la excelente y cuidadosa exposición de las piezas, descu-bre el verdadero mensaje que el arte cristiano pretende llevar a sus fieles.

Nuestro museo de artereligioso en Villa de Leyva

ha sido consideradopor los expertos como

uno de los más valiososy significativos

en el ámbito nacional.

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La implantaciónde su Orden en estastierras americanasque vislumbrara yael celo apostólicode Santa Teresa.

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l interrogarnos sobre los motivos que tu-vieron los hijos de Santa Teresa de la Pro-vincia española de San Joaquín de Navarra

para aventurarse a fundar su primer convento en Villa de Leyva, nos encontramos con una doble res-puesta: la inseguridad de España que amenazaba con una nueva exclaustración de las comunidades religiosas como la de 1836 y las insistentes invi-taciones de las Carmelitas Descalzas de nuestro país para que vinieran a dirigir sus almas en cum-plimiento con las disposiciones de nuestra común Fundadora Santa Teresa.

La Madre Patria, Madre de aguerridoshijos de TeresaLa comunidad privilegiada fue la de San José del Carmen de Villa de Leyva, liderada a la sazón por la Madre Ana Felisa de San Elías, ilustre hija de Sa-lamina, a quien consideramos como la verdadera

fundadora de nuestro primer convento en Colom-bia. Fueron en efecto estas “monjitas” quienes de-cidieron financiar la fundación en su totalidad, ya que la confiscación de los bienes de los religiosos por parte de un gobierno inicuo los había reducido a una pobreza absoluta en España. Cuatro ague-rridos frailes, de relevantes cualidades humanas y espirituales, fueron los escogidos para sembrar la semilla de la hoy floreciente Provincia de Santa Te-resita de Colombia. Como superior fue designado el guipuzcoano Padre Luis de la Virgen del Carmen, a quien le dan por compañeros al riojano Padre Abundio de la Cruz, al vizcaíno Padre Ricardo del Sagrado Corazón y al cántabro Hermano Eliseo de la Sagrada Familia. Sacrificando para siempre fami-lia y patria se lanzan a lo desconocido con un solo ideal: la implantación de su Orden en estas tierras americanas que vislumbrara ya el celo apostólico de Santa Teresa.

de la Orden en ColombiaObras que son amores

Centenario

EVOCACIÓN DEL CENTENARIO DE LA FUNDACIÓNDE LOS CARMELITAS DESCALZOS DE COLOMBIA

Ante este magno acontecimiento del Centenario del establecimientode los Carmelitas Descalzos en nuestra patria, no podemos prescindir de evocar

los principales hitos de una historia gloriosa de servicios al Pueblo de Dios: historia que hoy inunda de gozo al Carmelo universal, a la Iglesia misma y a Colombia.

A

Padre Rafael Mejía Maya OCD

El

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La expedición embarca en el puerto de Barcelona el 10 de mayo de 1911 y, tras casi dos meses de viaje, arriba a Villa de Leyva el 5 de julio entre las aclamaciones delirantes del pue-blo y el gozo indescriptible de las monjas a quienes les parecía estar soñando. Un solemne Te-deum en el Santuario del Carmen sella tan acariciada esperanza y comienza a iluminar la Iglesia colombiana con la espiritualidad de los geniales Doctores del Car-melo: Teresa de Jesús, Juan de la Cruz y Teresa de Lisieux.Mas ¡qué desencanto! La Villa era un pueblo venido a menos, con una población decreciente de cerca de 2.500 habitantes, sumidos en la miseria material y la más preocupante miseria moral. Baste decir que nuestros fundadores dependen entonces para su subsistencia de sus her-manas las Carmelitas y de la in-suficiente remuneración por el

escaso ministerio sacerdotal que ejercían doquiera se les invitara. ¡Algo como para desilusionar al más valiente! No obstante, ellos están seguros de que era obra de Dios “y Su Majestad la había de llevar a delante”, al decir de su Santa Fundadora al historiar la primera fundación de los frailes de su Orden. Fe inquebrantable en la Providencia Divina que les lleva a vencer los escollos sin cuento que tienen que enfren-tar para cumplir con su misión de extender el Carmelo por la geografía patria. Villa de Leyva meció su cuna. Al compromiso de atender la capellanía del Monasterio, este nuestro primer convento carme-litano del país se convierte pron-to en casa de formación para religiosos de la Madre Patria que venían a quedarse entre noso-tros, hasta que en 1932 se erige como noviciado para las vocacio-nes nativas y cuyo fruto maduro

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ha sido un centenar de colombianos que llegamos a formar la Provincia y cuya profesión religiosa hi-cimos ante el altar del templo mariano de nuestras Madres de Villa de Leyva; número que podía ser muchísimo mayor si los medios económicos y la fal-ta de personal no hubieran retrasado la promoción vocacional.

“Obras quiere el Señor” (5M 3,11)Establecido el primer convento en la Villa, el Padre Luis viaja en diciembre de 1912 a Bogotá a entre-vistarse con los obispos, reunidos en Conferencia Episcopal, para darles a conocer la Orden y su in-tención de extenderla por el territorio nacional. Acogido con entusiasmo por los Prelados, inicia lue-go un periplo por varios departamentos con el fin de explorar posibilidades de nuevas fundaciones. Con el apoyo económico de los monasterios de sus hermanas las Carmelitas Descalzas y a medida que llegan de España nuevos refuerzos, en sólo el año 1914 alcanzan a erigir fundaciones en modestas ca-pillas de Frontino, Sonsón y Popayán, ofrecidas por los Prelados Diocesanos. Frontino fue la primera parroquia que recibimos en Colombia, pero a los 33 años de administrarla se entrega a la recién restau-rada diócesis de Santa Fe de Antioquia. En Sonsón se erigen todas las primeras casas de formación de la Orden, luego éstas se trasladan a Medellín y Bo-gotá, y la iglesia pasa a ser parroquia. Popayán, a los dos años y medio de establecida, se traslada a Palmira por falta de recursos económicos. En 1918 es erigida la Prefectura Apostólica de Urabá, con-fiada a los Carmelitas hasta su incorporación a la diócesis de Santa Fe de Antioquia en 1941. Urabá ha sido la misión más heroica de la Orden Carmelitana en su secular historia en el país, y adonde llegan por primera vez en 1925 las Carmelitas Misioneras con una sorprendente floración vocacional, misma que las ha llevado a expandir su Congregación por casi toda América. En 1920 se logra entrar en Medellín, donde gracias a la donación de una prestante dama que luego profesó en El Carmelo de la ciudad, los padres le-vantan el convento y la iglesia, convertida ésta hoy día en parroquia y aspirantado provincial. Dos años más tarde los padres se establecen en Bogotá, de manera provisional en dos iglesias prestadas hasta construir el convento e iglesia de Santa Teresita, transformados pronto en casa central de la provin-cia y en parroquia. Todas las fundaciones mencio-nadas, inclusive la misión de Urabá, se deben al Padre Luis, quien fallece prematura y santamente tras inaugurar la capilla provisional de Bogotá, sin

haber visto la culminación de su obra predilecta: el Santuario Nacional de Santa Teresita. La fundación de Cartagena la establece en 1931 otro de los fundadores, el Padre Ricardo del Sagra-do Corazón, aceptando la parroquia de El Cabrero, trasladada siete años después al Barrio Torices. Al interés de la priora fundadora del monasterio de Pereira, Madre María Dolores de Jesús Crucificado, se debe la fundación de la capital risaraldense en 1947, cuya iglesia es elevada a parroquia 17 años más tarde. En el breve lapso de 1951 a 1954 se su-ceden las fundaciones de Cali, Monticelo en Mede-llín y Cúcuta, y se erige la Prefectura Apostólica de Tumaco en la que, aunque fue elevada a Diócesis, nuestros religiosos siguen como misioneros. En Cali se aprovecha el Templete Eucarístico para agregar-le el convento, donde funciona la parroquia y el “Centro de Espiritualidad Edith Stein”. Monticelo,

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en Medellín, fue sede del Seminario Menor y hoy “Casa de Espiritualidad”. Cúcuta, con uno de los más modernos y bellos templos del país, funciona como parroquia. El segundo convento de Bogotá, dedicado al recién canonizado San Pío X, funciona mucho tiempo como Filosofado y Teologado, al lado de la parroquia. En 1986, el Teologado se separa del Filosofado y pasa por varios traslados hasta ubicarse frente al con-vento de Santa Teresita donde recientemente se ha fusionado con la comunidad parroquial.El año pasado entramos en Bucaramanga con el único fin de crear un Centro de Espiritualidad. Y ac-tualmente está para remodelarse una casa que nos fue donada en el Parque Palermo de Bogotá para convertirla en Casa Provincial. A estas fundaciones

hay que agregar las experiencias efímeras de varias Casas de oración y la parroquia de San Simón Após-tol que administramos durante 35 años, entregada en 2010 a la Diócesis urbana de Engativá.Cuando se cuenta ya con cuatro conventos, en 1915 se forma la Delegación Provincial, dependiente de la Provincia Madre de Navarra y cuyo primer dele-gado o vicario fue el fundador Padre Luis. En 1962 se divide en dos delegaciones, cuyo fracaso da origen en 1964 al hecho trascendental de la erec-ción canónica de la Provincia, con lo cual se veían colmadas las más caras esperanzas de autonomía y crecimiento. Al celebrarse el primer Capítulo Pro-vincial en Villa de Leyva se le da por titular a Santa Teresita, gracias a que ella había curado milagro-samente al Padre Luis de una enfermedad mortal cuando embarcaba para Colombia. Justamente al Padre Luis se le debe el haber dado a conocer por todo el territorio nacional la devoción a esta santa carmelita de Lisieux.

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El carisma del Carmelo Teresiano es la oración, fuente de santificación y de fecundidad de todo apostolado;sus miembros evangelizamos primordialmente con la oración.

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lo para las familias más pobres de la localidad y la Casa Taller que busca solucionar varios de los problemas más notorios de dicha población.No se puede dejar de mencio-nar la expansión creciente de la Provincia. Al incrementarse el número de vocaciones colombia-nas y en atención a necesidades urgentes de otros países, los Car-melitas colombianos prestamos servicios en Perú, Panamá, Cen-troamérica, España, Italia, Leto-nia, Chile, Argentina, Ecuador, Estados Unidos, Egipto e Israel. Cuando Santa Teresa describe “las mercedes que en estas fun-daciones ha hecho a esta Orden” el Señor, narra la historia de cada una de las que ella hizo perso-nalmente, con una sola finalidad: en gratitud y alabanza al Señor, que es la consigna adoptada para estas celebraciones centenarias del Carmelo colombiano.Finalmente, los anales de la Pro-vincia conservan el más grato recuerdo de los numerosos com-patriotas de Santa Teresa que consumaron lo mejor de sus vi-das en Colombia, así como la de los colombianos que seguimos sus huellas hasta cantar todos en la gloria las misericordias de Dios, meta final de la vocación que recibimos del Señor.

“En estos tiemposson menester amigosfuertes de Dios” (V 15,5)El carisma del Carmelo Teresiano es la oración, fuente de santifi-cación y de fecundidad de todo apostolado; sus miembros evan-gelizamos primordialmente con la oración. En consecuencia, el apostolado peculiar de la Orden es el de la espiritualidad, apos-tolado con el que los Doctores del Carmelo y lo más selecto de sus seguidores enriquecieron al Pueblo de Dios y han llevado a la Orden a las más altas cumbres de la mística, de esa mística que comienza a ocupar un puesto pri-vilegiado en el hoy de la historia eclesiástica. Desde los orígenes de la presencia del Carmelo en Colombia, sus religiosos han de-dicado buena parte de su misión a los diversos matices de la es-piritualidad; misión que actual-mente se intensifica, con el con-

vencimiento de que es una de las necesidades más urgentes de la Iglesia Católica en un mundo que está olvidando las riquezas del alma. Fruto de la espiritualidad es la cultura que se manifiesta en una rica bibliografía que suma 362 obras de variada temática, en la Biblioteca Provincial, en el Centro Cultural de Bogotá, ade-más del Museo del Carmen y la Hospedería Duruelo que enorgu-llecen a esta Villa de Leyva, cuna de nuestra Provincia.En su dimensión social, nuestras comunidades y particularmente las Misiones de Urabá y Tumaco, han desplegado incontables ac-tividades que sería prolijo enu-merar. Sobresalen la Hospedería Duruelo, promotora del desarro-llo de Villa de Leyva y la Funda-ción Santa Teresa que atiende a tres de las necesidades más ur-gentes de la misma población. En Sonsón la Urbanización El Carme-

Desde los orígenesde la presencia del

Carmelo en Colombia, sus religiosos han

dedicado buenaparte de su misión

a los diversos matices de la espiritualidad

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RecomendadosRevista Vida Espiritual / Junio - Septiembre 2011

IsabelPiedad Correa

Conocida entre nosotros por su participación en el des-cubrimiento de América, pues fue quien dio a Cristóbal Colón el apoyo para su “loca” idea de emprender un viaje en busca de otra ruta hacia Cipango, Isabel la Católica, la reina que gobierna a España en los años finales de la Edad Media (1474-1504), es un persona de gran riqueza, fuerza e importancia en la historia de la humanidad.

Gracias a Isabel, soberana de Castilla, que llevó las rien-das del poder conjuntamente con su esposo Fernando de Aragón, se da también la Reconquista de Granada domi-nada por los musulmanes desde el siglo VIII (Al-Andalus).Cristina Hernando Polo, sicóloga y pedagoga española, recrea su vida en la novela Isabel la Católica, grandeza, carácter y poder, permitiendo que el lector se acerque de una forma amena a los acontecimientos y los personajes reales que la rodearon.

La obra descubre a una mujer atípica para la época, que toma sus propias decisiones tanto en lo personal como en lo político. Es así como se casa con el hombre que ella misma elige; como se presenta en diversas ocasiones en el campo de batalla no sólo para dar ánimo a los ejércitos, sino también para definir las estrategias militares; y como contradice la opinión de su esposo, el rey Fernando, para apoyar a Colón.

Mujer profundamente religiosa, es clemente con los ven-cidos: prohíbe la esclavitud de los indígenas del conti-nente recién descubierto y ordena instalar hospitales de campaña en los campos de batalla.

La novela es amena de leer y permite hacerse a una ima-gen de este personaje fundamental en la historia.

Isabel La Católica.Grandeza, carácter y poder.Cristina Hernando.Nowtilus. 2007.

La CatólicaLa obra descubre a una mujer

atípica para la época, que toma sus propias decisionestanto en lo personalcomo en lo político.{

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Por sus frutoslos conoceránAcostumbro de vez en cuando, en las homilías, hacer referencia a alguna película. Logro cambiar esa entonación solemne y dramática, utilizada en ocasiones por nosotros los sacerdotes, por una re-flexión más relajada y dinámica. He descubierto, al realizar una interpretación teológica de ciertas películas, que logro generar una mirada diferente y captar la atención inmediata de los que han asis-tido a la celebración.Pues bien, la película Megamente (2010) es una cin-ta de animación digital producida por Dreamworks que proporciona conceptos perfectos para hablar sobre una vida llena de bondad. Para algunos críti-cos de cine resulta un argumento sencillo, sin nada que aportar, por el parecido con el guión de los co-mics de superhéroes. En Megamente la diferencia es que el protagonista es un genio malvado.En esta película el super-villano Megamente derro-ta por fin a su rival Metro Man, y como resultado el mundo será del todo suyo. Sin embargo, cae en la desesperación total, porque una vida sin un rival de su altura es una vida sin interés alguno. Por eso él mismo crea a un nuevo superhéroe, Titán, quien centra su interés en actuar malévolamente, y se convierte en una amenaza mundial. Aquí es donde comienza la grandeza de la película, un villano que construye un héroe para luego destruirlo -y volver-se él mismo un héroe- porque un mundo sin bondad y justicia está condenado a las puertas del infierno.Hay una escena donde el villano Megamente se transforma en un inteligente hombre gracias a un reloj que le permite acceder a diferentes perso-najes. Convertido en un bibliotecario culto, Mega-mente puede departir una velada romántica con la periodista Roxanne Ritchi, en la que surge la pre-gunta sobre si ella se fija en el físico de las per-sonas, y Roxanne le manifiesta que se debe ver el contenido más que la portada. Esta afirmación invita al villano a tener acciones de bondad en la sociedad que él mismo había oscurecido.

La película toma del Evangelio la enseñanza sobre ser reconocidos por nuestros frutos (Mt 7,16). Po-demos conocer el corazón de una persona por las obras que realiza. Una vida llena de buenas obras se puede leer no por su portada sino por su con-tenido. Al fin de cuentas, es una historia sobre la redención. No importa lo que la vida nos da y no importa cuánto nos equivocamos, nunca es dema-siado tarde para tomar las decisiones adecuadas.

Título original: Megamind / Dirección: Tom McGrathPaís: Estados Unidos / Año: 2010Género: Comedia, Familiar, AnimaciónReparto: Brad Pitt, Will Ferrell, Tina Fey, Jonah HillDistribuidora: Paramount PicturesProductora: Red Hour Films, DreamWorks Animation,Pacific Data Images (PDI)

Padre Hevert Alfonso Lizcano Quintero OCD

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Músicapara celebrar{

Cien años de presencia de los Carmelitas Descalzos en Colombia es un acontecimiento para celebrar en grande; por tal motivo, el Padre Milton Moulthon OCD, Provincial anterior, me pidió, después de es-cuchar algunas de mis canciones grabadas, que me dedicara a producir un nuevo disco para la cele-bración. Estando en Cúcuta, me di a la tarea de recopilar y componer cantos con poesías y textos de nuestros santos; en algunos casos, el trabajo sólo consistía en componer la música, y en otros, en adaptar los textos, para que, con una métrica adecuada, sirvieran para las composiciones. Siento que los temas de mi autoría son también reflejo de la espiritualidad carmelitana. En este trabajo recibí los consejos del Padre He-vert Alfonso Lizcano OCD, que me propuso textos de Santa Teresa de los Andes y Santa Teresa Be-nedicta de la Cruz. Conté con el apoyo del Padre Francisco Alejandro Tobón OCD, con quien compar-tiendo conventualidad en Cúcuta pudimos compo-ner el “Himno del centenario”, y dedicar sesiones largas de ensayo y de grabación. Fue fundamental el apoyo de los miembros de la “Asociación Amén” (dedicados a evangelizar a partir de la música y

la espiritualidad carmelitana), especialmente de los que participaron activamente en la grabación de este trabajo: Ricardo Torres, como productor y arreglista, Alberto Sanabria y Jhon Ruiz, como vocalistas; y los jóvenes Tadeo Palacios y Cristian Orozco, para ese entonces niños de catorce años, y que fueron vocalistas en los cantos inspirados en Santa Teresita, y en el conocido “Castillo de Cris-tal” de Santa Teresa, además que interpretaron conmigo los arreglos hechos para flauta. La mayor parte de las canciones fueron ambientadas con vio-lonchelo y contrabajo, interpretados por Graciela Valbuena. La masterización estuvo a cargo de Ben-jamín Suarez y Ricardo Torres; y el diseño de la carátula se la debemos a Oscar Javier Mora. Reci-bimos el apoyo y la paciencia del Padre Jorge Ma-rio Naranjo OCD, actual Superior Provincial, quien entonces era nuestro párroco y superior.

Estas canciones son el mejor recuerdo del Carmelo Descalzo como música de Dios para el hombre ac-tual. En medio de un mundo ruidoso, se hace nece-sario silenciar el alma para escuchar la dulce voz del Amado.

Padre Olairo Castillo Castillo OCD

Estas cancionesson el mejor recuerdodel Carmelo Descalzo como música de Dios

para el hombre actual.

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Mi casasosegada {Catalina Schuth B.

Una invitacióna la reflexión, a encarar

la espiritualidad,a buscar a Dios

en lo más cotidianode la vida.

Ciento cincuenta y seis artículos pueden dejar el alma sosegada. O bien, pueden rebujarla. Así es este nuevo libro de Hernando Uribe Carvajal: una invitación a la reflexión, a encarar la espirituali-dad, a buscar a Dios en lo más cotidiano de la vida. A veces dulce, a veces drástico, el autor propo-ne “tomar conciencia” como una manera de darle sentido a la vida. Este libro sirve para orar y ahon-dar, en esos temas que le dan altura al espíritu.Mi casa sosegada es una recopilación de las colum-nas de opinión que Hernando Uribe Carvajal ha pu-blicado durante años en periódicos del país. Los artículos delatan un pasar del tiempo en la pro-pia experiencia espiritual y literaria del autor, que mantienen plena vigencia. Página a página, el au-tor presiona asuntos concretos de la vida y de la fe (si pudiera decirse que son dos cosas separadas) y el resultado es una experiencia conmovedora. Pa-

labras corrientes como cielo, muerte, confianza, perdón, razón, interioridad y tiempo - citando sólo unas pocas -tienen nuevos significados y sabores.En las letras de Hernando Uribe, la mística es un asunto actual, del diario vivir. En este libro el lec-tor entrará en sintonía clara con los santos de la Orden de El Carmelo Descalzo. Si acaso está fami-liarizado con Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz o la Beata Isabel de la Trinidad, disfrutará este re-encuentro. Si aún no los conoce, tendrá el placer de descubrirlos. El autor los cita, los invita y discurre con ellos. Hernando Uribe se confiesa, se confronta, se re-suelve. Mueve las palabras como si fuera un mala-barista experto que sabe impulsar el movimiento de sus aros para asegurar el éxito de su presentación, dejando siempre un espacio para el asombro. Cada vez más incisivo y corto. Cada vez más simple.

Mi casa sosegada.Hernando Uribe Carvajal ocd.Lealon, Medellín. 2011.

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Hay películas que tienen la ventaja de pasar a la historia como hitos cinematográficos por su buen guión. Algún día, la fama que han alcan-zado nos invita a verlas. Cómo no apreciar un film de Buñuel, de Bresson o de Allen…

Esto es lo que ha sucedido con Marcelino Pan y Vino, una película española que muchos han visto y que otros nos hemos resistido a ver en su versión en blanco y negro, obnubilados por la tecnología moderna.

Para la nueva generación de cinéfilos, Méxi-co ha producido una versión a color de esta enternecedora película. Marcelino Pan y Vino (2010) está recreada en la época de los movi-mientos de la revolución mexicana, a diferen-cia de la original que tuvo como escenario la intervención francesa. Con esta película dis-frutaremos de una de las mejores fotografías del cine latinoamericano, y de un excelente elenco de actores mexicanos que hacen su mejor interpretación.

Cuando se nos ponga el alma triste y huérfa-na, cuando sintamos deseos de escondernos porque somos incomprendidos y rechazados, podremos -como Marcelino- subirnos a ese desván. La película es una buena oportuni-dad para vislumbrar en la Eucaristía el mejor regalo de Dios para el hombre: un Jesús que no quiere comer solo y busca la manera más sencilla para compartir con nosotros su pan y su vino; un Jesús que deja de sentir dolor en sus heridas si nos acercamos a su lado para mirarle con ternura y vivir con Él la gracia de transformar la escasez en abundancia.

Tomady comed {Padre Hevert Alfonso Lizcano Quintero OCD

La película es una buena oportunidad para vislumbrar en la Eucaristía

el mejor regalo de Dios para el hombre: un Jesús que no quiere comer solo

y busca la manera más sencilla para compartir con nosotros su pan y su vino

Título: Marcelino pan y vinoPaís: MéxicoAño: 2010Productora: Quality Films, LOB FilmsDirector: José Luis Gutiérrez AriasGuión: Mikel Garcia Bilbao basado en el libro de José María Sánchez SilvaReparto: Mark Hernández Mosqueda, Teresa Ruiz, Jorge Lavat, Alejandro Tommasi, Harold Torres, Guillermo Larrea, Gerardo Moscoso

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