ritual de adviento

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MINISTERIO DE SERVIDORES DEL ALTAR DIOCESIS DE CELAYA RITUAL en el tiempo de ADVIENTO BENDICIÓN Y LUCERNARIO DE LA CORONA DE ADVIENTO SERVIDORES DEL ALTAR S U P L E M E N T O L I T Ú R G I C O

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Corona de Adviento

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Page 1: Ritual de Adviento

8 RITUAL DE ADVIENTO

MINISTERIO DE

SERVIDORES DEL ALTAR

DIOCESIS DE CELAYA

RITUAL DE ADVIENTO 1

RITUAL en el tiempo de

ADVIENTO BENDICIÓN Y LUCERNARIO DE LA CORONA DE ADVIENTO

SERVIDORES DEL ALTAR

S U P L E M E N T O L I T Ú R G I C O

Page 2: Ritual de Adviento

2 RITUAL DE ADVIENTO

RITUAL DE ADVIENTO 7

Y se enciende el cirio correspondiente, mientras tanto puede entonarse un can-to apropiado.

PADRE NUESTRO

Porque anhelamos que el Reino de Dios llegue a nosotros, le decimos a nuestro padre Dios llenos de confianza la oración que su Hijo nos ense-ñó:

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu Reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

ORACION

Señor, despierta en tus fieles el deseo de prepararse a la venida de Cristo por la práctica de las buenas obras, para que, colocados un día a su derecha, merezcan poseer el reino celestial. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén. CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R. Amén.

Page 3: Ritual de Adviento

6 RITUAL DE ADVIENTO

RITO DEL LUCERNARIO

Habiendo leído la lectura breve, se dice la monición correspondiente al domin-go indicado.

DOMINGO I

Encendemos, Señor, esta luz, como aquel que enciende su lámpara para salir, en la noche, al encuentro del amigo que ya viene. En esta primera semana del Adviento queremos levantarnos y esperar con nuestras lám-paras encendidas, tu alegre llegada. Aunque las sombras nos envuelven y los muchos halagos nos adormecen queremos estar despiertos y vigi-lantes, porque tú nos traes la luz más clara, la paz más profunda, y la alegría más verdadera. ¡Ven, señor Jesús! ¡Ven, señor Jesús!

DOMINGO II

Los profetas mantenían encendida la esperanza de Israel. Nosotros, co-mo un símbolo, encendemos esta vela. El viejo tronco está rebrotando y florece el desierto. La humanidad entera se estremece porque Dios se ha sembrado en nuestra carne. Que cada uno de nosotros, Señor, te abra su vida para que brotes, para que florezcas, para que nazcas, y mantenga-mos en nuestro corazón encendida la esperanza. ¡Ven pronto, Señor, ven Salvador!

DOMINGO III

En las tinieblas se encendió una luz, en el desierto clamó una voz. Se anuncia la buena noticia: ¡El Señor va a llegar! Preparen sus caminos, porque ya se acerca. Adornen su alma como una novia se engalana el día de su boda. Ya llega el mensajero. Juan Bautista no es la luz, si no el que nos anuncia la luz. Cuando encendemos estas tres velas cada uno de nosotros quiere ser antorcha tuya para que brilles, llama para que calientes. ¡Ven Señor a salvarnos, envuélvenos en tu luz, abríganos en tu amor!

DOMINGO IV

Al encender estas cuatro velas, en el último domingo, pensamos en la bienaventurada virgen María, tu madre y nuestra madre. Nadie te espe-ró con más ansia, con más ternura, con más amor y nadie te recibió con más alegría. Te sembraste en su seno, como el grano de trigo se siembra en el surco y en sus brazos encontraste la cuna más hermosa. También nosotros queremos prepararnos así, en la fe, en el amor y en el trabajo de cada día.

RITUAL DE ADVIENTO 3

RITO DE BENDICIÓN Y LUCERNARIO DE LA CORONA DE ADVIENTO

La "Corona de Adviento" o "Corona de las luces de Adviento" es uno de los signos más expresivos para el Tiempo de Adviento. La Corona de Adviento, cuyas cuatro luces se encienden progresivamente, domingo tras domingo hasta la solemnidad de Navidad, es memoria de las diversas etapas de la historia de la salvación antes de Cristo y símbolo de la luz profética que iba iluminando la noche de la espera, hasta el amanecer del Sol de justicia (cfr. Mal 3,20; Lc 1,78) Elaboración de la Corona de Adviento La Corona de Adviento puede ser formada con ramas verdes, pero sin flores (por razón de la austeridad propia del Tiempo de Adviento); en ella se colocan cuatro cirios, que pueden ser de colores vistosos o bien de color morado y rosa alusivos al color litúrgico de cada domingo del Tiempo de Adviento. Si la dis-posición de la iglesia hace difícil la colocación estética de esta corona, pueden colocarse los cuatro cirios de manera armónica en algún lugar oportuno. Reunidos los fieles, el ministro da inicio con la celebración, de la siguiente manera:

V. Nuestro auxilio es el nombre del Señor (Todos se santiguan) R. Que hizo el cielo y la tierra. Para el primer domingo de adviento, se realiza la bendición y lucernario de la Corona de Adviento en conjunto de la siguiente manera: con la Corona de Ad-viento sostenida por algún integrante de la familia, el ministro pronuncia la siguiente monición.

Al comenzar el nuevo año litúrgico vamos a bendecir esta coro-na con que inauguramos también el tiempo de Adviento. Sus luces nos recuerdan que Jesucristo es la luz del mundo. Su color verde significa la vida y la esperanza. La corona de Adviento es, pues, un símbolo de que la luz y la vida triunfarán sobre las tinieblas y la muerte, porque el Hijo de Dios se ha hecho hom-bre y nos ha dado la verdadera vida. El encender, semana tras semana los cuatro cirios de la corona, debe significar nuestra gradual preparación para recibir la luz de la Navidad. Por eso hoy, primer domingo de Adviento, ben-deciremos esta corona y encenderemos su primer cirio.

Luego el ministro, si es sacerdote o diácono, con las manos extendidas, si es laico, con las manos juntas, dice la oración de bendición:

Page 4: Ritual de Adviento

4 RITUAL DE ADVIENTO

BENDICIÓN DE LA CORONA DE ADVIENTO

La tierra, Señor, se alegra en estos días, y tu Iglesia desborda de gozo ante tu Hijo, el Señor, que se avecina como luz esplendorosa, para iluminar a los que yacemos en las tinieblas de la ignorancia, del dolor y del pecado.

Lleno de esperanza en su venida, tu pueblo ha preparado esta corona con ramos del bosque y la ha adornado con luces.

Ahora, pues, que vamos empezar el tiempo de preparación para la venida de tu Hijo, te pedimos, Señor, que, mientras se acrecienta cada día el esplendor de esta corona, con nuevas luces, a nosotros nos ilumines con el esplendor de aquel que, por ser la luz del mundo, iluminará todas las oscuridades.

Él que vive y reina por los siglos de los siglos.

R. Amén.

Y se posiciona la Corona de Adviento en el lugar designado.

En los otros domingos de adviento, delante de la corona y con los cirios en-cendidos del domingo anterior la bendición es remplazada por la siguiente monición:

En este tiempo de espera, en que rogamos a nuestro Padre Dios que su Hijo Jesucristo venga a visitarnos, dispongámonos de corazón para escuchar su Palabra.

RITUAL DE ADVIENTO 5

LECTURA BREVE

Uno de los presentes, o el mismo ministro, lee la lectura breve correspondiente a cada uno de los domingos de adviento.

DOMINGO I Lc. 21, 27. 28.36

Verán venir al Hijo del hombre en una nube, con gran poder y ma-jestad; levanten la cabeza, porque se acerca la hora de su liberación. Velen, pues, y hagan oración continuamente.

Palabra del Señor.

DOMINGO II Lc. 3, 4.6

Ha resonado una voz en el desierto: Preparen el camino del Señor, hagan rectos sus senderos y todos los hombres verán la salvación del Señor.

Palabra del Señor.

DOMINGO III Lc. 3, 16.17

Ya viene otro más poderoso que yo, a quien no merezco desatarle las correas de sus sandalias. Él tiene el bieldo en la mano para separar el trigo de la paja: guardará el trigo en su granero y quemará la paja en un fuego que no se extingue.

Palabra del Señor.

DOMINGO IV Lc. 1, 42.45

¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a verme? Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor.

Palabra del Señor.

Después de la lectura, si se cree conveniente, puede hacerse un momento de silencio.