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  • RODRGUEZ CARRIN, "Los fundamentos del Derecho Internacional Contemporneo"

    RODRGUEZ CARRIN, Lecciones de Derecho Internacional PblicoLECCIN 1.a (Texto 2)LOS FUNDAMENTOS DEL DERECHO INTERNACIONALCONTEMPORNEO

    1. COMPRENSIN HISTRICA DEL DERECHO INTERNACIONAL:A) EL DERECHO INTERNACIONAL COMO EXPERIENCIA HISTRICA

    1. El trmino Derecho internacional pblico fue utilizado por primera vez por el britnicoBENTHAM, en 1780, como forma de distincin frente al Derecho nacional. Sustitua al trminoius gentium o ius nter gentes que durante largo tiempo fij el nombre usual para referirse aesta disciplina jurdica y que fuera incorrectamente tomada del Derecho romano. En Derechoromano el trmino ius gentium era la contraposicin al ius civile y aluda a un derecho comn atodos los hombres, deducible de la razn natural. Con l se pretendan regular las relacionesen las que las partes no eran ciudadanos romanos, lo que haca difcil la aplicacin del iuscivile a unas relaciones que exigan la utilizacin de unas normas jurdicas menos complejasque las de ste. El trmino sera recogido en la Edad Media y conceptualizado por la EscuelaEspaola del Derecho internacional, pese a que, por su objeto, hoy habra que identificar el iusgentium romano ms con el Derecho internacional privado que con el Derecho internacionalpblico. En efecto, el verdadero Derecho internacional pblico romano sera el iusfeciale, encuyo cuerpo se contenan las leyes relativas a las embajadas, a los tratados y al derecho deguerra. Incluso para una cuestin tan simple, como es la de su denominacin, el recurso a lahistoria nos resulta ineludible.Si en las ciencias jurdicas la referencia a la historia es un dato insoslayable, refirindose anuestra disciplina en particular ha escrito AGUILAR NAVARRO que, el Derecho internacionales el ms histrico de todos los derechos: su dependencia de las circunstancias sociales esextremada; peca acaso de una autntica servidumbre en que se encuentra con relacin a losacontecimientos histricos. La sociedad internacional es una sociedad en formacin; elDerecho internacional es un Derecho en proceso de gestacin: de una se dice que esprimitiva; de otro se afirma que es rudimentario. Faltos de contemplacin histrica, el Derechointernacional resulta incomprensible; ya su mismo concepto es el resultado de una lentaelaboracin cientfica. Cualquier intento de explicar esta disciplina, incluso en su estructurabsica,es baldo sin esa referencia continua a la historia. Todo tratamiento histrico, sinembargo, plantea algunas interrogantes metodolgicas que es necesario contestar concarcter previo para evitar equvocos innecesarios.

    2.Es decisiva la cuestin de cul deba considerarse el inicio de la historiadel Derecho internacional. A tan evidente pregunta, sobre el momento trascendente

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    en el inicio del devenir histrico, son posibles diversas respuestas. Mientras paraunos el momento clave sera el de las primeras sistematizaciones del concepto, laprimera elaboracin doctrinal, lo que apuntara a la Escuela Espaola de DerechoInternacional, a la racionalizacin sugerida por GROCIO y sus continuadores o incluso alracionalismo positivista del siglo XDC, para otros llevara razn el profesorTRUYOL cuando afirma que el Derecho internacional surge en cuanto se establecenrelaciones de estabilidad y permanencia entre grupos humanos con poder deautodeterminacin y sustentados por planteamientos ticos o polticos, idea igualmentepresente en el planteamiento de MOSLER. Lgica consecuencia de esta afirmacin serhablar del Derecho internacional en pocas ms pretritas, con referencias incluso a losImperios del Antiguo Oriente, hasta entroncar con las grandes civilizaciones de China, India yGrecia. No faltan estudios que han puesto demanifiesto los antecedentes remotos de estas distintas culturas, o de algunas mscercanas, en las instituciones actuales del Derecho internacional. Pero si insistimos en la ideade relaciones entre comunidades polticas autnomas estaremos apuntando a un requisitosubsiguiente y es el dato de que ninguna de ellas tenga la capacidad o la creencia en underecho, divino o de otra ndole, a regir las relaciones con las otras entidades. En este sentido,en pocas pasadas, la existencia de imperios globales llevaba a la creencia de que las normasque regulaban las relaciones con otros entes eran normas slo convenientes para lapreservacin de la hegemona del imperio, pero la violacin de sus reglas no resultabasancionada cuando dicha vulneracin era necesaria para la preservacin del imperio. Enrealidad, el Derecho internacional, como lo conocemos actualmente, slo fue posible tras laproclamacin de la igualdad soberana de las entidades polticas existentes, proclamacin que,con toda puridad, al menos para el conjunto de Estados de nuestro entorno, se produce conocasin de los Tratados de Westfalia, que pusieron fin a las guerras europeas de religin,proclamado el derecho de cada Estado a elegir por s mismo, sin aceptar la posibilidad deintervencin superior de ninguna otra autoridad.Este punto es importante por cuanto la cada del Imperio Romano y la aparicin de los reinosmedievales no supuso la destruccin de los elementos esenciales de organizacin hastaentonces existentes: es cierto que esos reinos, de hecho, funcionaban con casi absolutaindependencia unos de otros; pero es igualmente comprobable que todos ellos erandepositarios, en mayor o menor medida, de un conjunto de elementos comunes: los religiosos,los culturales, los jurdicos e, incluso, los polticos. Un mundo, en suma, de diversidades en launidad o de cierta unidad en la diversidad. La existencia de la unidad religiosa, mantenida vivapor el Papado, quizs permitiera la continuacin de la idea del Imperio, aunque conconsistencia a veces puramente formal. STADTMLLER, en imagen grfica, ha escrito que elsistema medieval de Estados occidentales se asemeja a una elipse, alrededor de cuyos dosfocos, el Pontificado y el Imperio, se agrupan todos los Estados.3.Al situar, en esta hiptesis, el nacimiento del Derecho internacional a mediados del sigloxvn, abonamos sin dudar la idea de un origen europeo del Derecho internacional. No es queno existieran otros mundos pinsese en los Imperios del Extremo Oriente o en el cercanoImperio Otomano, sino que las reglas existentes eran exclusivamente aplicadas al mundoeuropeo, mientras que con el resto de las entidades polticas las reglas eran las de la simpleconveniencia o necesidad. En otros trminos, los Estados europeos, canon de la legalidad,podan permitirse el lujo de la razn del poder para imponer sus criterios en otros territorios,estuvieran o no organizados de forma poltica semejante a la europea.

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    La observacin es importante en la medida en que ayude a desechar una visin eurocntricade la sociedad internacional. En 1828, GUIZOT, consciente de la pluralidad de civilizacionesexistentes en el mundo, justificaba el exclusivo tratamiento de la civilizacin en Europa: salvola europea, afirmaba, todas las civilizaciones han sido de una enorme simplicidad. Esto les hapermitido un rpido y vigoroso despliegue, pero la creacin de la simplicidad tiende a agotarse,estacionarse y caminar rpidamente hacia la decadencia. Sin embargo en Europa todo parecevariado, confuso y tormentoso; jams el dominio de una sola idea, con lo que se ha hechoincomparablemente ms rica: su avance nunca ha sido rpido, pero su progreso no se hadetenido. Por ello, la civilizacin europea ha entrado, si se permite decirlo, en la eternaverdad, en el plan de la Providencia, y camina segn las vas de Dios. En el principio racionalde su superioridad.Con una u otra justificacin, considerar a Europa como el centro de la civilizacin y la historiade Europa como Historia, ha sido tema recurrente en la mayora de los historiadores. Porsupuesto el Derecho internacional no se margin en la tendencia. Ciertamente puedenencontrarse una serie de justificaciones, pudiendo sealarse dos como condicionantes. De unlado, slo la moderna historia se ha preocupado de encontrar los antecedentes de nuestraivilizacin: parecamos surgidos de Grecia, y la propia Grecia como fenmeno peculiar exnovo. Ms all sostenase inoperante cualquier investigacin. Lgicamente, consecuencia yausa, a la vez, del desinters por otras civilizaciones, esa despreocupacin motiv un escaso ydiscontinuo conocimiento de las dems. Las contadas noticias que se tienen de otrasxperiencias no permiten afirmar a stas como unidades, sino antecedentes aisladosasistemticos. Frente al sistemtico estudio de Europa, las restantes culturas resultabanpobres, simples y escasamente dignas de estudio. Finalmente, no hemos de olvidar que laultura europea, en todas sus plasmaciones, ha sido hegemnica. La misma historia, pues, areca afirmar que esa hegemona, frente a culturas sojuzgadas, no poda sino revelar la ecisiva importancia de aqulla y el carcter perifrico de stas. La civilizacin europea, en ierto sentido, subsuma a cualquier otro fenmeno cultural.Entre 1918 y 1922 aparece la obra de Oswald SPENGLER, La decadencia de Occidente, y conella toda una nueva perspectiva en el estudio de la historia en virtud del rechazo de lo que lllam concepcin ptolomeica de la historia y aceptacin de la concepcin copernicana. Ya noexistir una civilizacin central rodeada de la constelacin perifrica, sino que cada culturaconstituye una experiencia nica: la misin del historiador consistir en desvelar las diversaspeculiaridades de cada una para comparar las distintas civilizaciones y establecer,definitivamente, lo que de peculiar y comn exista en su conjunto. Posiblemente la obra deSPENGLER no hubiera llegado a marcar un absoluto giro en las concepciones histricas si elbritnico TOYNBEE no se hubiera planteado la necesidad de adjuntar un bagaje emprico a laobra esencialmente filosfica. l mismo confiesa haberse sentido profundamente influenciadopor SPENGLER y haberse preguntado cul sera el resultado si al estudio omnicomprensivo yterico de SPENGLER se aada el gusto por lo concreto y emprico de la mente anglosajona.El resultado sera A Study of History. TOYNBEE encontrar veintiuna civilizaciones diferentes,todas susceptibles de comparacin a travs de tres grupos de modelos: el modelo delnacimiento, crecimiento y decadencia. El mito europeo quedar, as, definitivamentedesbancado. Con el mtodo sociolgico de Alfred WEBER y el antropologismo de PhilipBAGBY, la historia se dirigir por cauces seguros y cuyos frutos son an escasamenteperceptibles, por poco asumidos. Sirvan estos prrafos como denuncia del eurocentinsmoPero, sin embargo, ser necesariamente eurocntrica toda exposicin histrica del Derecho

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    internacional, en la medida en que ha sido en las diferentes culturas europeas, desde losantiguos imperios de Oriente Medio, donde se ha producido una filosofa de la poltica comoexpansin. Frente a las civilizaciones japonesa, china o india, en las que la salida o expansinera concebida como una traicin a la propia civilizacin, todas las culturas que han nacido enlas mrgenes del mar Mediterrneo han medido su fuerza y su vigor en la capacidad paraexpandirse ms all de sus propios lmites conocidos. De ah que cada cultura europea, en sufiebre expansionista, haya llevado el germen de destruir, aunque fuera asimilndola ocontaminndose con ella, las culturas diferentes; ha existido, al menos hasta la Edad Media, eincluso ms ac, la creencia de que toda relacin internacional est presidida por la idea deque las relaciones entre entidades polticas independientes son relaciones asimtricas: lanecesidad de desarrollar tal sistema jurdico general entre iguales nunca surgi en los tiemposantiguos porque siempre hubo slo un limitado nmero de instituciones suficientementeorganizadas como para llamarlas Estados en terminologa moderna, como acertadamente haescrito MOSLER. En otras palabras, cada una de las civilizaciones pretritas tena una visinhegemnica de s misma y consideraba que las necesarias relaciones con sus vecinos noestaban fundamentadas en ideas de igualdad, sino en la de supremaca absoluta, lo queimpeda el surgimiento de un sistema jurdico de relaciones entre los pueblos.4. Como justificacin del esfuerzo de comprensin histrica, no se trata de una investigacinmeramente curiosa, sino de una investigacin que intente encontrar los aspectos decontinuidad que puedan explicar cuestiones actuales de la sociedad internacional y que sehayan plasmado en su ordenamiento jurdico. La historia sirve como explicacin del presente ycomo mtodo de anlisis de las tensiones esenciales ahora existentes o como exposicin delas contradicciones que cada hoy abre para maana. Pero quiero advertir que no se trata deuna postura conductista o determinista, sino que el anlisis histrico es un instrumento vlidode comprensin correcta del ser del Derecho internacional actual y del inmediatamentevenidero. Instrumento, en fin, de identificacin, pero no de determinacin; ni objetivo en s, pormucho que la historia, sin aplicaciones concretas, sea tambin un formidable alimentoespiritual. sta es una aclaracin que puede no resultar ociosa en una poca en la que gustahablar, en imgenes diferentes y con obvios condicionamientos ideolgicos, del fin de lahistoria, a la que, en todo caso, se pretende sustituir con ancdotas.

    B) SOCIEDAD INTERNACIONAL DE ESTADOS CRISTIANOS1. Si la Edad Moderna supone la ruptura de un mnimo de homogeneidad poltica, siquieraficticia, bajo el binomio Imperio-Papado, ser lgico que la creciente diversidad tenga reflejoinmediato e importante en la ordenacin internacional. En efecto, la Edad Moderna supone unprincipio de desorganizacin, por cuanto con ella queda destruida la universalidad medieval ysurgen a la luz los elementos de la vida europea futura: Estados singulares como reinosnacionales, como Estados particularistas dinsticos, corno Estados-ciudades organizados enrepblicas, Iglesias particulares que se unen al Estado, y que, aun all donde siguen firmes enla fe catlica, se disponen a separarse de Roma; confesiones, en fin, que se escinden ycombaten entre s. A la vez, empero, se mantiene y acta el recuerdo de un pasado comn,una conciencia que se hace actual en lucha contra el turco, un Emperador y un Papa, uncontinente al que todos pertenecen, como ha escrito NAEF.

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    Parece que debe indicarse que no se trata de la desorganizacin de la sociedad internacional,sino ms bien de un cambio en la fundamentacin de su obligatoriedad organizativa. Sidurante siglos ese principio organizativo se encontraba en la ratio theologica, el humanismorenacentista obligar a la bsqueda de una fundamentacin moderna del derecho de gentesen la ratio naturalis. Entre uno y otro momento podr producirse la impresin de que ya noexiste fundamentacin generalmente aceptada. As, frente al tomismo, los postulados deMAQULAVELO parecern abogar por el ms descarnado cinismo de relaciones interestatales.La creacin de un sistema de Estados lleva implcita y an sera explicitada por los autoresde la ciencia poltica de la Edad Moderna la defensa de la razn de Estado tanto hacia elinterior como hacia el exterior, como puede comprobarse en MAQUIAVELO y en HOBBES. Yno puede negarse la afirmacin de MEINECKE de que el Derecho internacional y la razn deEstado se hallan en una inevitable lucha recproca. El Derecho internacional trata de reducir lalibertad de movimientos de la razn de Estado, revistiendo a la accin poltica de todo carcterjurdico posible. La razn de Estado, por su parte, se revela contra estas limitaciones y utilizael Derecho, e incluso abusa a menudo de l, como medio para sus fines egostas. De estaforma, la razn de Estado quebranta, una y otra vez los fundamentos que el Derecho hatratado trabajosamente de establecer. En muchos aspectos, por eso, la labor del Derechointernacional en pugna con la razn de Estado es una labor de Ssifo, tanto ms cuanto menosse ocupa aqul de la naturaleza y exigencias de sta. Cuando as ocurre, el Derechointernacional se encuentra, desde un principio, en peligro de convertirse en algo irreal, pocoprctico y doctrinario.

    La Edad Moderna estrena supuestos polticos y con ellos se ver necesitada a replantear susfundamentos. Durante varios siglos se intentarn esquemas de regulacin. Si con la mismainauguracin de la poca se produce un momento de reaccin, de vuelta al pasado, bajo lagida de Carlos V, enterrados estos anhelos, habrn de buscarse nuevos modelos, lahegemona y el equilibrio de poderes, que sustenten con un mnimo de riesgos el ordeneuropeo y, progresivamente, los tericos intentarn sentar las bases jurdicas de la nuevaregulacin; as BODINO, pese a su viva defensa de la soberana estatal, la limitar en suencuentro con otras soberanas, sometindola a los dictados del derecho de gentes; o laEscuela Espaola del Derecho Internacional, cuya aportacin principal consiste, en palabrasde TRUYOL, en el hecho de "haber aplicado los principios generales de la moral cristiana ydel derecho natural", recibidos del pensamiento antiguo y medieval, "a la cambiante situacinde la aurora de los tiempos modernos"; as, finalmente, en esta lista de ejemplos, el intentode GROCIO de crear un Derecho internacional en que, con frecuencia, se confunden Derechoy moral.

    Tras el caos relacional que la prdida de la antigua y relativa unidad entraa, las relacionesentre Estados, progresivamente, se irn institucionalizando. La razn de Estado, como anhoy, no desaparecer, pero encontrar lmites progresivos en nuevas formas y normas que

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    hagan posible la convivencia.

    2. a) Carlos V dejar de soar con la resurreccin del Imperio humanista dibujado porERASMO y con la que se haba ilusionado tras su coronacin en Bolonia, en 1530, porque ladivisin de la fe fue una lanza contra la pretendida unidad. La alianza de los protestantesmediante la Liga de la Esmalcalda, aliada de Francisco I, y el acuerdo de sta con Solimn elMagnfico, sugiri a Carlos V la conveniencia de reunir un Concilio que intentara el acuerdoreligioso, dando la paz a los reinos catlicos y la reunificacin de la Cristiandad. Sin embargo,aqu se inicia el ocaso de la idea imperial: el Concilio de Trento, en sus dos primeras fases(1545-1549 y 1551-1552), temer ms el cesaropapismo de Carlos V que a la divisin de laCristiandad. Si el Emperador, al reunir a los telogos protestantes y catlicos esperaba unasalida negociada, el Concilio terminar trazando una alianza contra el Emperador yproduciendo soluciones dogmticas en su tercera fase (1552-1553), que definir posiciones decara a las guerras de religin. Al desistir de la idea imperial, sentar las bases de lahegemona espaola, con lo que se inaugura el modelo de organizacin internacional de estapoca. AGUILAR NAVARRO ha sealado que la hegemona representa una poltica dedireccin que ejerce un pueblo sobre los dems, a los que sigue reconociendo legalmente unaautonoma y una independencia. El perodo de la hegemona espaola an suspira por elrestablecimiento del ideal jerrquico y con el triunfo de la Contrarreforma. Los protestantes delnorte, apoyados por la Francia de Richelieu, luchan por los ideales del Renacimiento y de lareforma: se trata, en palabras de REGLA, de la pugna entre una Europa vertical, jerarquizada,frente a la Europa horizontal, nacionalista, independentista e igualitaria en cuanto a soberanas nacionales.

    b) Con la Paz de Westfalia (1648) y el Tratado de los Pirineos (1659), se instaura de formaefectiva el perodo de la hegemona francesa, a la que NAEF califica como operante tambincon combinaciones dinsticas, pero ha desaparecido, en cambio, todo matiz de tipoconfesional, y ha surgido otro motivo que, si bien nunca ha dejado de actuar, se convierteahora en motivo dominante: el poder. Un Estado borbnico, dirigido a la consecucin de fuerza y expansin y cimentado sobre base nacional, aspira a conseguir y consigue influjo poltico ycultural de dimensiones europeas. Frente a l se alzan otros Estados, libres tambin deconsideraciones confesionales, guiados por intereses estatales o dinsticos de poder poltico yeconmico, y apoyados, aunque con diversa intensidad, en la voluntad de propiaindependencia. AGUILAR NAVARRO ha presentado la hegemona francesa bajo dosmanifestaciones diversas: 1) de carcter aparentemente defensivo es la utilizacin de lanocin del equilibrio; y 2) autnticamente expansiva, como es la poltica de Luis XIV una vezque personalmente dirige los destinos de Francia. Si la primera manifestacin, bajo elvalidato de Sully y Richelieu, le lleva a una visin de Europa como sistema anrquiconecesitado de un equilibrio que impida predominios lacerantes, la segunda manifestacin lellevar a proclamar a Francia heredera de Carlomagno, adjudicndole la representacin de laCristiandad.

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    c) Con la guerra de sucesin a la corona de Espaa (1702-1713) finaliza medio siglo desupremaca francesa y se instaura la hegemona inglesa. En palabras de AGUILAR NAVARROesa hegemona vendra apoyada 1) en una poltica de divisin europea; 2) en la utilizacin delas dificultades europeas para insistir en una accin en Ultramar; y 3) en la prioridad concedida a la poltica colonial y martima. Para NAEF, sin embargo, los Tratados de Utrecht instauranla doctrina del equilibrio europeo. Y, en nuestra opinin, tanto el examen formal de losinstrumentos de Utrecht-Rastadt, como el anlisis de la poca, ms permiten hablar deinstauracin de un sistema de equilibrio aunque Inglaterra se erija en rbitro que de unapoltica de hegemona inglesa. Quizs la confusin estribe en que, si bien Inglaterra surgecomo gran potencia imperial en el siglo XVIII, es una potencia que busca la hegemona a nivelmundial, pero que no siente especiales tentaciones soteriolgicas en el mbito europeo.3. a) La poltica inglesa de equilibrio de poderes va a sustentar el orden europeo durante todoel siglo XVHI. Pero a finales del mismo Europa experimentar un proceso que introducirmodificaciones en las concepciones polticas y, lo que es ms importante, en las mismasconcepciones econmicas, sociales y culturales. Entramos en un perodo que acertadamenteha sido calificado como de la poca de las revoluciones europeas. En los datos de base deese proceso deben contarse la explosin demogrfica de finales del siglo xviii; en segundolugar, y frente a lo anterior, la agricultura no experimenta una proporcional revolucinproductiva, lo que haba de provocar una progresiva depauperizacin de la poblacin agrcola,junto con un sentimiento de inseguridad de la poblacin urbana; en tercer lugar, se inicia enInglaterra la revolucin industrial, que si en principio ftie pura invencin cientfica, acontinuacin va a tener aplicacin tecnolgica a la industria gracias al surgimiento de unaclase empresarial y a la escasa cuanta de la capitalizacin en el inicio de la produccinindustrial.

    No es accidental que la revolucin industrial se produzca precisamente en Ingla-terra: lo queen otros pases grav el desarrollo econmico, en Inglaterra lo potenci. La explosindemogrfica vino acompaada por continuos progresos en la agricultura, lo que permiti que anivel de mercado interior se produjera un incremento de oferta y, en alguna medida, dedemanda. Finalmente, para potenciar la total introduccin del mercantilismo, Inglaterra cuentacon un imperio colonial en el que coloca con facilidad su produccin excedentaria, a la vez quela magnitud de posibles consumidores obliga a planteamientos de produccin masiva. Laexistencia del Imperio permite la obtencin de materias primas inexistentes en Europa encondiciones de favor. Pero si estos factores econmicos han de ser retenidos, comocondiciones subyacentes al perodo que tratamos, no explican por s las transformaciones.AGUILAR NAVARRO ha sealado que al producirse la Revolucin Industrial, los Estados hantratado de redondear sus territorios para conseguir un espacio suficiente en el que ubicar susistema econmico. Esto explica una evolucin que venimos insensiblemente siguiendo ennuestra exposicin; si el capitalismo incipiente supuso un avance econmico, fue debido noslo al progreso tcnico y geogrfico, sino tambin a la accin del monarca que, con supoltica, cre un sistema econmico estatal; si el capitalismo ha llegado a alcanzar su apogeo,ha sido debido no slo a la revolucin de la tcnica industrial, a la aparicin de los

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    empresarios..., sino tambin, en gran parte, a la actuacin del Estado Nacional.

    b) Con ello no se hace sino aludir al concepto mismo de la Ilustracin poltica. Con laIlustracin poltica afirmar NAEF la grande y trascendente novacin es el trnsito alpensamiento individualista, el cual, preparado en el terreno religioso, tiene lugar ahora sobre labase del Estado moderno. Slo al concebirse en forma individualista al Estado, slo alconstruir el contrato estatal sobre la voluntad de individuos soberanos y al referir el fin delEstado a los individuos, recibe el movimiento ideolgico ese rasgo de futuro revolucionario queforma parte esencial del concepto de la Ilustracin poltica. La Ilustracin poltica supone laruptura del iusnaturalismo poltico; as MONTESQUlEU, en El espritu de las leyes. monta unateora sociolgica del poder poltico, indicando que gobierno y derecho no son afirmacionesgenerales y abstractas, sino mediatizadas por las circunstancias el milieu que rodean a lasociedad. Afirmar en las Cartas persas, que el mejor gobierno es el que conduce a loshombres del modo ms adecuado a su disposicin. Racionalizacin del Estado queconsagrara el ginebrino ROUSSEAU cuando, en el artculo sobre Economa poltica, en laEnciclopedia, afirma que la voluntad general fija las normas de sus miembros, reduciendo elpapel del gobierno al de mero agente de esa voluntad general. La Ilustracin, en suma,supone el factor ideolgico que conllev la crisis de las concepciones tradicionales; no se tratadel establecimiento de un diferente esquema de funciones del Estado, sino de algo muchoms profundo: el nacimiento de la idea nacional, la nacin, como ltimo y esencial componentedel Estado. Con esa concepcin, el Estado dinstico tiene que perder su hegemona, suvitalidad, su misma esencia, en favor del Estado nacional.a Revolucin francesa podra haber quedado en mero cambio de las concepcioneslegitimadoras del poder poltico, sin mayor trascendencia en nuestro esbozo sobre lahistoricidad del Derecho y la sociedad internacional. MlRKINE-GUETZEVTTCH mantuvo quecon la Revolucin francesa surge la creencia en la existencia de un derecho objetivo al quehaban de someterse todos los pueblos y de una solidaridad internacional que acogiera atodos los pueblos libres.Derecho objetivo, sin embargo, con una contradiccin abierta en su seno: si de un lado eldogma de la soberana nacional supone la afirmacin de los pueblos a disponer de s mismos,de otro lado, la solidaridad internacional permitir la afirmacin del derecho de intervencinpara asegurar en y entre los Estados la idea de la soberana nacional. Contradiccin que, a suvez, encierra contradicciones secundarias: si se afirma slo la legitimidad de las guerrasdefensivas y la condena de toda guerra de conquista, la propagacin de las nuevas ideasexigan de una actitud competitiva y agresiva. Y si todo ello debera haber trado consigo unaprogresiva humanizacin del ius in bello, el resultado, en frase de STADTMLLER, fue que laguerra nacional a base de la conscripcin general rompi las trabas humanitarias.

    4. Este intento de reorganizacin del viejo orden, con su secuela en las guerrasrevolucionarias napolenicas, intent ser frenado o encauzado, tras la derrota de Napolen, enel Congreso de Viena (1814-1815). Viena es importante en su doble tentativa de organizacinde la sociedad europea. Si hasta ese momento la nocin de soberana habase llevado a sus

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    ltimas consecuencias, rigindose las relaciones internacionales por la absolutadescentralizacin, desde ese momento las tcnicas tradicionales de lo bilateral en lodiplomtico y convencional van a experimentar un proceso progresivo de multilateralizacin,institucionalizacin y centralizacin de las relaciones interestatales. Con el Congreso de Vienael proceso de organizacin responder a una doble necesidad: de una parte, la aspiracingeneral a la paz y al progreso de las relaciones pacficas. De otro lado, a la solucin de unaserie de necesidades concretas y limitadas, relativas a cuestiones precisas. En su origen, sinembargo, las organizaciones as proyectadas no fueron otra cosa que la prolongacin de lasconferencias internacionales; pero con su conversin de episdicas en peridicas, se hainiciado el proceso de institucionalizacin que, a travs de la existencia de un Secretariado, ledar una cierta permanencia.

    En la otra vertiente, el Congreso de Viena, como organizador de la paz y seguridad europeas,iniciara una etapa no menos espectacular. En la gnesis del Congreso de 1815 se puede citarun conjunto de tratados cuyo indudable contenido coyuntural de Santa Alianza blica apuntaba, sin embargo, a proyecto de ordenacin estable de la sociedad europea, convirtindose en elprimer Congreso paneu-ropeo. Y ello por dos razones: de una parte, por la participacin detodos los Estados, grandes y pequeos en las negociaciones europeas. De otra parte, porqueel arreglo y solucin de problemas particulares y especficos depender en gran medida de los arreglos y soluciones elaborados a escala continental.

    Con el Congreso de Viena se instaura un gobierno de las Grandes Potencias de Europa noslo fctico, sino tambin de iure reconocido como tal. TRUYOL ha sealado que todo elsistema se organiza con base en la distincin de TAYLLERAND entre potencias de interesesgenerales y potencias de intereses limitados. Slo a las primeras compete la funcin directorialeuropea y esa funcin directorial ha de entenderse en un doble sentido. Primero, necesidad deestablecer el equilibrio poltico europeo, amargamente roto por las tropas de Napolen. Elrestablecimiento del equilibrio tendr ahora el nombre propio del Principe Mettench. Y es que,como ha apuntado NAEF, Metternich eleva a principio una necesidad poltica. Europa slopuede subsistir as reza este principio en el equilibrio de las potencias que la componen.Pero, de otra parte, hay algo ms: el equilibrio se entiende con una fuerza base aglutinante,por una ideologa comn, una actitud antirevolucionaria. BOURQUTN ha sealado cmo essta una idea rusa en su gnesis. En las instrucciones secretas de Alejandro I a Novolsiltsovse insiste en la conexin entre la forma en que los pueblos son gobernados y la paz enEuropa. Si bien las propuestas rusas son recibidas con cierta frialdad por los ingleses, esasideas quedan solapadamente recogidas en los tratados de la Santa Alianza, en los que vuelvea insistirse en la Europa dinstica del Ancient Rgime como adecuada forma de gobiernoeuropeo.Este proyecto ambicioso pronto mostrara su imposibilidad. Las cuatro grandes conferenciasentre 1815 y 1822 mostraron la incompatibilidad entre los intereses comunes y la razn deEstado individualmente interpretada. Progresivamente se producir una fisura ideolgica enEuropa; de una parte, las tres potencias centrales Rusia, Austria y Prusia insistirn en la

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    concepcin poltica anterior a la Revolucin francesa. Frente a ellas, Inglaterra y Franciaadoptarn una poltica ms liberal y acorde con la revolucin en las concepciones polticas.Pese a todas las expansiones y descubrimientos geogrficos, Europa sigue siendo, durantetodo este perodo, el centro poltico mundial. Ciertamente, nuevas potencias se han sumado alcenso mundial de Estados. Son, esencialmente, los Estados americanos de recin adquiridaindependencia e incluso los Estados Unidos an demasiado dbiles y jvenes para transformarel viejo centro, como soara TOCQUEVILLE que algn da haran. Esos nuevos Estados,adems, no suponen ninguna convulsin: ellos, como Europa, participan en la mismacomunidad de creencias y valores. La unidad de una sociedad internacional de Estadoscristianos se mantiene con toda puridad. En todo caso, en paralelismo con el proyecto deorganizacin europea supuesto por el Concierto Europeo, los Estados Unidos instaurarn elsistema expresado por la doctrina Monroe de aislar el continente americano de las contiendaseuropeas, erigindose en arbitro de las apetencias europeas respecto de Amrica, a la vezque en potencia hegemnica americana, nica en intereses generales frente a los interesesparticulares de sus vecinos continentales.

    5. Simultneamente con el proceso descrito, y consecuencia del mismo, puede hacerse unesbozo de la creacin y evolucin de un concepto autnomo de Derecho internacional. Quizsen la referencia al nacimiento del Derecho internacional deba hacerse un planteamiento en undoble plano. De un lado, los precursores, que sobre la base de intentar solucionar losproblemas prcticos planteados, acertarn a poner las bases tericas de nuestra disciplina. Ensegundo lugar, los planteamientos de conjunto, el tratamiento sistemtico del Derechointernacional, no ya slo como soluciones adhoc, sino con pretensiones de generalizacin yvalidez universal. Esos precursores podan muy bien comprender, en esencia, desde VITORIAa GROCIO y posiblemente sea GROCIO el punto de divisin, ms por su escuela que por lmismo, escuela grociana que experimentar una perceptible divisin entre iusnaturalistas eiuspositivistas, en clasificacin funcional, puesto que, como ha puesto TRUYOL de manifiesto,en algunos de sus seguidores cabra establecer una tercera tendencia, abnegada en el intentode realizar la sntesis entre las dos posiciones sealadas.

    a)Ms que hablar de VITORIA cabra referirse a una Escuela espaola deDerecho internacional. En efecto, con ello aludiramos al esfuerzo de los clsicos espaolespor dar una formulacin nueva a la sociedad internacional, esfuerzo exigido por ladescomposicin de la vieja idea del Imperio y por el papel protagonista de Espaa. Ladesaparicin del Imperium mundi, unitario y jerrquico, no supuso la anarqua internacional enla medida en que fue sustituido por la idea de una Societas gentium, punto mismo de partida de VITORIA en su Relectio de indis. El fundamento de tal organizacin se encuentra en lasociabilidad natural del ser humano y se deduce del derecho natural aplicado a las necesidades de cada momento histrico. En VITORIA se acenta una perspectiva teolgica que sercontinuada por Domingo de SOTO y Domingo YEZ, todos ellos dominicos.

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    Menor acentuacin teolgica y mayor preocupacin por el derecho natural encontrarnos enlos jesuitas Luis de MOLINA y Francisco SUREZ. TRUYOL ha caracterizado a estos autorespor la existencia de dos notas esenciales: una nueva sntesis teolgica y filosfica entre elacervo cristiano y las condiciones del pensamiento de la poca y, en segundo lugar, latendencia a ampliar el mbito del derecho natural en un viraje de la mentalidad teocntrica a laantropocntrica como mtodo de solucin al reto de los nuevos problemas.

    Finalmente, con los dominicos Fernando VZQUEZ DE MENCHACA y Diego deCOVARRUBIAS Y LEYVA, la escuela espaola adquiere unas perspectivas mscientfico-jurdicas que harn del primero gran inspirador de GROCIO y conseguirn para elsegundo el ttulo de BARTOLO espaol. Al margen de la escuela espaola, aunqueprofundamente influido por ella, cabe citar a los italianos BELLI y, especialmente, GENTILI.ste, de una gran formacin civilista, utiliza una tcnica jurdica ms depurada que la de laescuela espaola, lo que bien podra valerle el ttulo de predecesor del mtodo positivista enDerecho internacional.

    b)Hay una caracterstica comn en todos los autores hasta ahora citados:escriben con el objetivo prctico de solventar las cuestiones concretas que la poltica les ibapresentando. Habr que esperar a Hugo GROCIO para que nos encontremos con el primertratamiento sistemtico y global del Derecho internacional; por otra parte, en su De iure belli acpacis se produce una fundamentacin de un Derecho internacional de validez general ouniversal, mediante un proceso de secularizacin del Derecho natural. Se acenta con l elracionalismo, liberando al Derecho natural de la supremaca teolgica y buscando en elDerecho de gentes las notas de positividad. En sus orgenes, sin embargo, las preocupacionesde GROCIO haban sido condicionadas. Su De mare liberum era la respuesta prctica de unjurista a la pretensin hispano-portuguesa, igualmente poltica y prctica, de cerrar los mares ytierras descubiertos por Espaa y Portugal. Trascendiendo este concreto planteamiento, laambicin y el mrito de GROCIO fue intentar una contestacin global a la pluralidad decuestiones que las relaciones internacionales planteaban. De ah que no sea en exceso injustola consideracin que muchos tienen de GROCIO como padre del Derecho internacional.

    c) A partir de GROCIO puede afirmarse que toda la historia doctrinal del Derechointernacional se ha escindido en tomo a la aceptacin o el rechazo del Dere-cho natural comofundamentacin del Derecho internacional. Se puede hablar as de una tendencia iusnaturalista y otra iuspositivista a partir del holands GROCIO; en la primera lnea pueden inscribirseLEIBNIZ, PUFENDORF, WOLFF, VATTEL o MARTENS, mientras que la segunda tendenciavendra representada por ZOUCH, BYNKERSHOEK o MOSER. Todos ellos, sin embargo, secaracterizaran por su tratamiento sistemtico del Derecho internacional.

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    Para los iusnaturalistas, el iuspositivum, slo puede ser expresin de la voluntad superior deun legislador: como quiera que se puede verificar la inexistencia de un legislador internacional,no puede hablarse de un iuspositivum internacional, sino slo de un ius nature et gentium. Deesta forma, el Derecho de gentes no sera sino una parte de una ley natural que rige todas lasrelaciones humanas, incluidas las internacionales.

    En los positivistas, la preocupacin dominante es la exposicin del Derecho de gentes real yefectivo de la poca, lo que conlleva abandonar la fundamentacin iusnaturalista. Todos estosautores, de forma genrica, se encuentran sometidos a una doble presin: de una parte, lacreencia clsica de que el Derecho de gentes no puede ser slo producto de la voluntadhumana; de otra parte, est reciente en ellos la tendencia positivista de las teoras deHOBBES y SPINOZA, por su concepcin convencional en la formacin de las sociedades. Deah la conclusin de elaborar un Derecho internacional basado en la razn o en concepcionesu opiniones subjetivas propias, proponindose nicamente determinar cules sean susnormas, consuetudinarias o convencionales, que los Estados observan en la prctica.

    C) SOCIEDAD INTERNACIONAL DE ESTADOS CIVILIZADOS

    1. Desde fines del siglo XVIII se registra una expansin del sistema europeo de Estados, envirtud de las independencias de los Estados Unidos (1776), seguida con prontitud por Hait(1804), y las colonias espaolas, en cascada independentista entre 1808 y 1825. Interesa, sinembargo, poner de manifiesto que la expansin de la sociedad internacional de la primeramitad del siglo XIX se limita a experimentar un crecimiento horizontal que en poco afecta aldesarrollo de la sociedad internacional de su tiempo, por la participacin en los mismos valoresy pautas de comportamiento.

    Si bien Amrica se sustrae a los designios del Concierto Europeo y crea una realidad polticaque expande el sistema de Estados, hasta entonces europeos, esa expansin en nadaafectaba la catalogacin de Estados de civilizacin cristiana. La idea bsica, las concepcionesmnimas, siguen siendo idnticas, aunque sus plasmaciones polticas encuentren divergenciasnotables. Como afirmaTRUYOL, el Nuevo Mundo, cualquiera que sea su originalidad enrelacin con el Antiguo, sali orgnicamente de ste. Incluso la ruptura que supone laemancipacin tuvo lugar en un contexto de interdependencia con relacin a la situacineuropea. Y, dejando de lado determinados rasgos particulares, debidos a las circunstanciashistricas... el derecho internacional entonces en vigor, el derecho pblico de Europa, fuerecibido en sus principios fundamentales. Podemos aadir que con el tiempo los contrastesms importantes del comienzo se atenuaron poco a poco.

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    2. Desde este punto de vista, la ampliacin de la sociedad internacional en virtud de lasindependencias americanas, apenas si puede considerarse algo ms que una expansinhorizontal, mero crecimiento cuantitativo. Sin embargo el siglo XIX introducir otrasmodificaciones, otros crecimientos que impondrn la necesidad de replantear, incluso, ladenominacin de la sociedad internacional.

    ) ste es el caso de Turqua, que gozaba de una evidente personalidad jurdica que lacapacitaba, aun en sus momentos de decadencia, para relacionarse con el sistema de Estados cristianos. Pero la visin eurocntrica que la sociedad cristiana tena implicaba que, en algunamedida, su subjetividad jurdica internacional hubiera de considerarse mediatizada o relativa.En 1856, sin embargo, se producir un cambio esencial. Ese ao, en Pars, se firma el TratadoGeneral de Paz entre Austria, Cerdea, Francia, Gran Bretaa, Prusia y la Puerta Otomana,por el que se pone fin a la guerra de Crimea. Por el artculo VII de dicho tratado,Su Majestad el Emperador de los Franceses, Su Majestad el Emperador de Austria, SuMajestad la Reina del Reino Unido de la Gran Bretaa y de Irlanda, Su Majestad el Rey dePrusia, Su Majestad el Emperador de todas las Rusias, y Su Majestad el Rey de Cerdea,declaran la Sublime Puerta admitida a participar en las ventajas del derecho pblico y delconcierto europeos. Sus Majestades se comprometen, cada una por su parte, a respetar laindependencia y la integridad territorial del Imperio Otomano; garantizan en comn la estrictaobservancia de este compromiso y, en consecuencia, consideran cualquier acto que loamenace como una cuestin de inters general.

    No se trataba, sin duda, de concesin graciosa de subjetividad plena a Turqua, sino de lanecesidad de incluir a Turqua en el sistema del Concierto Europeo ante sus debilidades en elMediterrneo oriental. Pero, de una u otra forma, se registra una expansin que es algo msque puramente cuantitativa. Turqua ser considerada desde ese momento partcipe delderecho pblico europeo y sus problemas cuestiones de inters comn de todos los Estadoseuropeos.

    6) Un fenmeno paralelo se registra en el caso de Japn. China y Japn haban observado,entre sorprendidos e indignados, la progresiva penetracin de las potencias occidentales. Peromientras la postura china sera de mera resistencia, retirada y continuado aislacionismo,cerrada e impenetrable ante el dato evidente de su manifiesta inferioridad, Japn, por elcontrario, haba de adoptar otra actitud. Tras el Tratado de Kanagwa, el 31 de marzo de 1854,impuesto por la escuadra americana del almirante Perry, en todo similar al Tratado de Nankn,de 29 de agosto de 1842, entre China y Gran Bretaa, Japn se vio obligado a la apertura depuertos convencionales con Occidente. Se inicia en Oriente la tcnica de los tratadosdesiguales, expresin jurdica de una hegemona ante la que parece intil la resistencia o la

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    simple negociacin.

    China no fue nunca convertida en colonia occidental, sin duda por la existencia de doscausas: su enorme extensin y la distancia respecto de las posibles metrpolis disuadan unacolonizacin intensa, pese a la debilidad interna del rgimen chino y lo diluido de su poder trasla primera guerra del opio. En segundo lugar, la misma rivalidad de las potencias occidentales,sus recelos mutuos, impidi la necesaria hegemona para lograr esa finalidad. A partir de1862, China intenta realizar planes sucesivos de industrializacin que puedan equipararla a laspotencias occidentales o a su rival asitico, Japn, ya adelantado en esos planes. Pero, comosealan FRANKE y TRAUZETTEL, la nueva poltica era, predominantemente, un juego defuerzas conservadoras incapaces de comprender en lo ms mnimo la base socio- econmicade las potencias occidentales, de modo que no poda orientar en absoluto ningunatransformacin decisiva. Tras la derrota en la guerra con el Japn y su subsiguiente pazhumillante, en 1895, continan afirmando los citados autores, la lite burocrtica china seencontr ante la alternativa de refugiarse en el tradicionalismo o extraer de la amarga leccinque acababa de recibir la conclusin de que las medidas de modernizacin hasta entoncesadoptadas haban sido errneas desde sus comienzos. Y, desgraciadamente para China, ladinasta manch elegira la primera alternativa.

    En Japn, por el contrario, tras la sorpresa que el almirante Perry produjera, con las reformasconstitucionales de 1868 se pusieron los fundamentos para la creacin de un Estado moderno.En 1868 los dirigentes japoneses inician reformas por las que la poltica de gobierno sebasara en un amplio consenso, los individuos perseguiran la realizacin de sus aspiracionespersonales, el Estado y los intereses nacionales se antepondran a todo y, finalmente, lasprcticas occidentales desplazaran a los milenarios esquemas y costumbres del pasado. Todoello fue seguido del fortalecimiento del poder central, acabando con el tradicional feudalismointerno y, en apenas veinte aos, se asimil la tcnica de la diplomacia occidental, de lanegociacin internacional y de la defensa puramente nacional.precisamente es esta celeridad para conectar con el tempus occidental lo que mspoderosamente llama la atencin en el inicio de la historia moderna del Japn. Ese rcord losllevara a que, como afirma HALL, entre 1871 y 1894 los dirigentes japoneses seconcentraron en dos objetivos principales: primero, el de definir y asegurar la posicininternacional del Japn en trminos del lenguaje diplomtico interno, y, segundo, alcanzar larevisin de los llamados tratados injustos.

    En 1876 los japoneses doblegaban Corea utilizando la misma tctica occidental de lascaoneras. En 1894 infligan a China una dura derrota que haca que los occidentalesempezaran a ver en Japn un igual a ellos, hasta el punto de provocar, en 1895, laintervencin de Francia, Prusia y Rusia en la pennsula china de Liaotung, con la finalidad debloquear las conquistas japonesas. En 1902 firmaban un tratado de alianza con Gran Bretaa,

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    explcito reconocimiento de su igualdad. La ratificacin vendra determinada con el ataquejapons a Port Arthur y la derrota rusa en dos aos. Por primera vez en la historia moderna,una potencia europea era humillada por alguien ajeno al sistema de Estados cristianos. Encualquier caso, la realidad poltica de Japn y, en menor grado, del inmenso continente chino,haba de ser reconocido como una realidad efectiva, como elementos de hecho en la futuraconcertacin y bsqueda de cualquier proyecto de orden internacional.

    c) Las victorias japonesas sobre Rusia, en 1904 y 1905, haban de iniciar eldesencadenamiento de un proceso de consecuencias vitales: el 9 de enero de 1905,con la matanza en la marcha hacia el Palacio de Invierno, se inicia una etapa enla que Rusia experimentara agitaciones que si, en un principio, no podran sinoconsiderarse como planteamiento y exigencias del principio de las nacionalidaddes, problema ya resuelto en la mayora de los pases occidentales, pronto habrade llegar a convertirse en enfrentamiento de ndole muy diversa, ante la cerraznzarista. CHAMBERLIN ha podido afirmar que los sucesos de febrero de 1917 hansido una de las revoluciones ms espontneas, ms annimas y ms acfalas detodos los tiempos, pero el 25 de noviembre aquella confusa situacin haba tomado derroterostan definitivos que condicionaran en el futuro la evolucin de toda la sociedad internacional.

    d) Estas indicaciones en bosquejo en torno a Turqua, Japn, China y Rusia,permiten sealar que la calificacin de cristiana a una sociedad internacional contan importantes elementos innovadores haba de resultar necesariamente obsoleta. Ladisparidad cultural, religiosa o, simplemente, poltica haca necesaria la atribucin de untrmino definitivo ms correcto. Y ese trmino sera encontrado gracias a los elementosbsicos existentes en las aportaciones de los nuevos pases aceptados en la sociedadinternacional, e incluso en lo que de ruptura existi en la Rusia revolucionaria: la sociedadinternacional de Estados civilizados. Al margen de los mismos exista otro mundo, el de lospueblos semicivilizados o el de los pueblos brbaros: respecto de los primeros los paseseuropeos impusieron regmenes de capitulaciones por los que las potencias europeasprotegeran su existencia, pero que imponan a estos Estados importantes limitaciones a susoberana. Respecto de los pueblos no civilizados o brbaros, nada limitaba la expansincolonial deEuropa: de conformidad con el Acta Final del Congreso de Berln, en 1885, esta expansinquedaba limitada por dos requisitos, el de la ocupacin efectiva y la notificacin a las demspotencias coloniales, pero, como ha escrito el profesor CARRILLO, el comportamiento de lasmetrpolis con respecto a los pueblos sujetos a colonialismo era de su nica competencia y,por tanto, una cuestin regulada por los respectivos ordenamientos jurdicos internos de lasPotencias coloniales, salvo las eventuales limitaciones que normas internacionalesconvencionales podan introducir. Entre ellas destacan la libertad de comercio y denavegacin para los signatarios del Acta de Berln de 1885, y las limitaciones de alcancehumanitario introducidas con la prohibicin de la esclavitud, como las del Tratado deLondres de 1841 y el Acta General de Bruselas de 1890, sobre la supresin de la trata de

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    esclavos.

    3. En perfecta correlacin con el desarrollo y expansin de la sociedad internacional, lostratadistas del Derecho internacional van a proceder a la elaboracin terica de un Derechointernacional de los Estados civilizados, tendencia an mas marcada en autores de ndolepositivista. As, HEFFTER, al preguntarse si exista un Derecho pblico externouniversalmente reconocido, contestaba, apoyndose en LEIBNIZ, MONTESQUIEU y PTTER:No, Jams ha existido en todas las Naciones semejante Derecho. Slo en determinadasregiones del globo es donde se ha desarrollado: slo en nuestra Europa cristiana y en losEstados por ella fundados, es donde ha obtenido el universal asentimiento, de modo que se leha dado con justa razn el nombre de Derecho europeo. Diferente fundamentacin estableceMARTENS al escribir que el Derecho internacional contemporneo es el resultado de la vidacivilizada y del conocimiento que del Derecho tienen las naciones de Europa. Segn demuestra la historia, las condiciones esenciales del orden jurdico internacional (tales como lapersecucin comn del mismo fin social y la comunidad de miras respecto a las costumbres yal Derecho) se han dado por de pronto en Europa y, hasta el da, distan mucho de existir entodos los Estados del globo. Sigese de aqu que la accin del Derecho internacional slo seextiende a las naciones que reconocen los principios fundamentales de la civilizacin europeay son acreedoras al nombre de pueblos civilizados. Ello le llevaba a rechazar la postura deBLUNTSCHLI al afirmar la universalidad del Derecho, pues cosmopolitismo tan noble yelevado priva al Derecho internacional de total significacin prctica y lo transforma en unaserie de reglas jurdicas ideales, irrealizables en la actualidad.

    Entre nosotros, el antiguo catedrtico de Granada, TORRES CAMPOS, afirmar que elDerecho internacional contemporneo es el resultado de la vida civilizada y del conocimientodel Derecho de las naciones europeas... Las condiciones sociales y polticas en que viven lospueblos musulmanes y las poblaciones paganas y salvajes, hacen imposible la aplicacin delDerecho internacional las relaciones con estas naciones brbaras medio civilizadas. Ypodrase seguir, en esta lnea, exponiendo las opiniones de KLBER, OLIVART, BONFILS,DESPAGNET, RIVIER, LORIMER, KENT, Twiss, WHEATON, PHILIMORE, HALL,WESTLAKE, etc., pero excusaremos tan exhaustiva enumeracin; la intencin de esta relacinno sera sino la insistencia en la interpretacin histrica de ROLING, TRUYOL o CARRILLO,que reflejamos en estas pginas. Baste aadir que el mismo Instituto de Derecho internacionalse plantear, en 1877, el problema de la Applicabilit du droit des gens europen aux nationsorientales, siendo enconado escenario del enfrentamiento entre dos concepciones: larestrictiva, en el sentido de los prrafos anteriores expuestos, y otra universalista, en lnea conlas ideas clsicas de los fundadores del Derecho de gentes.

    Con todo, nada de esto apunta a que no se reconozcan relaciones entre las nacionescivilizadas y las no civilizadas. As MARTENS escribir que no puede decirse que las

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    relaciones de hecho entre pueblos civilizados y salvajes estn completamente fuera de laesfera jurdica. Por otra parte, creemos que deben someterse a las prescripciones del Derechonatural, es decir, de un conjunto de principios determinados que se derivan de la naturalezamoral y de la razn humanas. El Derecho natural exige que la palabra empeada se cumplalealmente; que la vida, honra y propiedad ajenas sean respetadas, y que los malos instintoscedan el puesto a los sentimientos nobles. .

    PHILIMORE apunta a una unidad ltima, a la universalidad esencial del Derecho de gentescuando afirma que, gracias a la influencia del Derecho natural sobre el Derecho internacional,la aplicacin de ste no queda limitada a las relaciones entre los pueblos cristianos, y anmenos, como se ha dicho en ocasiones, entre las naciones europeas, sino que subsiste en lasrelaciones entre pueblos cristianos y paganos, e incluso en las de los pueblos paganos entres, aunque de forma ms vaga e imperfecta que entre las comunidades cristianas. De laspalabras de PHILIMORE interesa destacar dos rasgos: el primero de ellos es el relativo a launidad de la humanidad. De esta forma, incluso para un autor como KENT, para quienresultaba indubitable la mayor veracidad de las doctrinas de los pases civilizados, el derechointernacional, en cuanto est de acuerdo con los principios de justicia, verdad y humanidad,obliga igualmente en toda poca y a toda la humanidad. En segundo lugar, PHILIMOREacentuar la mayor precisin de esos principios respecto de los cristianos y civilizados.

    An en 1913 VON LISZT conceptuaba el Derecho internacional como un conjunto de reglasjurdicas que determinaban los derechos y deberes recprocos de los Estados que pertenecana la comunidad de Estados (comunidad del Derecho de gentes), en lo que concerna alejercicio de sus derechos de soberana. Ahora bien, en su concepcin, la comunidad delDerecho de gentes o familia de naciones se determinaba por su participacin en unaconciencia jurdica comn basada en la comunidad de civilizacin y de intereses,manifestndose por un comercio jurdico permanente sobre el principio de la igualdad dederechos. Los dems Estados, a los que con terminologa suavizada denominaba Estadossemicivilizados, no formaban parte de esa comunidad sino en la medida en que tuvierantratados concluidos con los Estados civilizados. Finalmente, concluir VON LISZT, en susrelaciones con los Estados semicivilizados, en todas las cuestiones que no estuvieranconvencionalmente reguladas y, de otra parte, en la totalidad de sus relaciones con lascolectividades no civilizadas, la comunidad internacional poda prevalerse de su potencia dehecho, no estando vinculada ms que por principios de orden moral, producto del sentimientocristiano y del sentimiento de humanidad. En resumen, VON LlSZT hace una enumeracin delos cuarenta y tres Estados civilizados que forman la Comunidad internacional (veintiunoeuropeos, veintiuno americanos, y Japn). China, Persia, Siam, Afganistn, Butn, Nepal, losEstados rabes, Liberia y Etiopa se encontraran en ese estadio de semicivilizacin que leshace acercarse en alguna medida a la comunidad internacional en sentido propio.

    Todava encontraremos en el Pacto de la Sociedad de las Naciones, en el Estatuto de laCorte Permanente de Justicia Internacional, en la misma Carta de las Naciones Unidas y en el

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    Estatuto de la Corte Internacional de Justicia, todos ellos instrumentos jurdicos elaborados enel siglo XX, ciertas reminiscencias de la distincin respecto del grado de civilizacin. En losalbores del siglo xxi, toda calificacin del tipo de sociedad es inadmisible si tiene como efectouna mediatizacin del derecho de participacin de todos los Estados en la misma. Diferenteser que, como se examinar en la cuarta leccin, determinadas desigualdades de hechopuedan determinar intensidades diferentes en los derechos y deberes de los Estados, siemprey cuando esas diferenciaciones estn previstas jurdicamente y resulten motivadas por unproyecto de mejor organizacin de la sociedad.

    Ahora bien, an hoy da puede percibirse una cierta tendencia a mantener los viejos criterios:no es inusual que se considere, en la sociedad internacional universal actual, algn tipo depersistencia en la diferencia entre pueblos civilizados, brbaros y salvajes. Desde unaperspectiva jurdica, tal pretensin es absolutamente inaceptable; sin embargo, lacomprobacin de la aceptacin o no aceptacin de los diferentes Estados de ciertasobligaciones de Derecho internacional puede llevar a conclusiones temerariamente prximas alas clasificaciones mencionadas.

    D)LA UNIVERSALIZACIN DE LA SOCIEDAD INTERNACIONAL

    En 1945 se cre la organizacin mundial por excelencia, la Organizacin de Naciones Unidas,que nace con cincuenta y un Estados, la prctica totalidad de Estados existentes en el mundoen aquel momento, que son reacios a cualquier crecimiento, que no podra sino serbsicamente el resultado del acceso a la independencia de territorios sometidos a dominacincolonial.

    Esa Organizacin, heredera indiscutible de la Sociedad de Naciones, se encuentra lastrada,sin duda, pero tambin aleccionada por las experiencias previas. No pretendi en sus inicios,como tampoco lo pretendieron los Estados, romper con la tradicin colonial. En efecto, valgancomo ejemplo las palabras de Sir Winston CHURCHILL, en 1942: Si soy el Primer Ministrodel Rey no es para presidir la liquidacin del Imperio Britnico, en claro contraste con las deHarold McMiLLAN, en 1960: El viento del cambio sopla a travs de todo el continente...Dudmoslo o no, este desarrollo de la conciencia nacional es una realidad poltica. Debemosaceptarlo como tal realidad.

    Mltiples razones pueden aducirse en explicacin de este fenmeno de cambio radical.SKOU TOUR, apstol de la descolonizacin, afirmar en diciembre de 1959: no dividimos

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    el mundo en Este y Oeste. Lo dividimos simplemente en dos campos: el imperialismo y elantiimperialismo. En consecuencia, juzgamos a los Estados segn su posicin concreta sobrelos problemas coloniales, por su voto en las organizaciones internacionales, y por su actitudrespecto a los problemas cruciales de frica. Por ello afirmamos tajantemente que no existendos puntos en la brjula, el Este y el Oeste, sino cuatro. Existe una parte del mundo que esindependiente y conoce la libertad; y otra parte que es dependiente y no conoce sino laesclavitud colonial. En consecuencia, la cuestin se reduce a saber si un pas toma posicin afavor o en contra de la independencia de esta segunda parte del mundo.

    Cul era la posicin de los respectivos bloques ideolgicos en la nueva confrontacin?PREZ VERA ha sealado con razn, respecto a la Unin Sovitica, que sta estabacompelida a mantener una posicin anticolonialista, tanto desde el punto de vista doctrinalcomo pragmtico. Si el acceso al poder del partido comunista ruso fue seguido de laproclamacin de que "la revolucin bolchevique aportaba a todos los pueblos de todas laszonas coloniales y dependientes un aliado y un amigo", y de la promesa de Lenin de que lapoltica futura del gobierno sovitico se dirigira hacia la liberacin de las naciones de laopresin exterior, todo ello responda a enunciados claves de la doctrina marxista. Pero almismo tiempo, era evidente que cualquier atentado a las colonias supona un serio peligropara la economa y el poder poltico de las potencias europeo-occidentales.

    Algo similar cabe decir de los Estados Unidos, siguiendo a la misma autora: de otra parte,los Estados Unidos, aunque deseosos de la recuperacin de la Europa occidental, no podantraicionar abiertamente su larga tradicin anticolonialista que, siendo ellos mismos una antiguacolonia, haban desarrollado desde la fecha de su independencia. No se oculte tampoco quelos Estados Unidos tenan intereses propios en el aliento a la autodeterminacin: suscorrientes doctrinales, sus principios liberales y su imperialismo econmico veran con agradoel nacimiento de los nuevos pueblos, con la pretensin de que se inspiraran en sus mismosprincipios, a la vez que se implicaba el nacimiento de nuevos mercados. De esta forma elanticolonialismo americano inspiraba el neocolonialismo.

    Otra interpretacin dejara sin contestacin la siguiente pregunta: hasta qu punto la posturasovitica suficiente para conseguir la unificacin de Occidente en contra y la abstencinidealista de los Estados Unidos podan implicar la cada de los imperios coloniales europeos?Cabra intentar una respuesta como la de MIAJA, al afirmar que la descolonizacin seimpulsaba a s misma, en el sentido de que cada pas que lograba su independencia vena aconstituir un voto ms en la Asamblea de la ONU para cuantas propuestas tendiesen a acelerar la manumisin de los pueblos que en aquel momento estaban sometidos a la situacin decolonias, protectorados o administraciones fiduciarias.

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    En mi opinin, todos los factores anteriormente apuntados influenciaron el procesodescolonizador, pero ninguno de ellos habra surtido efecto, sin una tendencia favorable haciala descolonizacin por parte de las metrpolis coloniales. Convencidas las viejas metrpolis deque la descolonizacin, aun con los riesgos de contradiccin econmica, poda rendir frutospositivos, dejaran a un lado oposiciones automticas para calibrar las ventajas a obtener delproceso. De esa forma, la independencia colonial se converta en un fenmenosuperestructural que en nada tena que afectar a las estructuras de base. El anacronismocolonial ceda paso a las ventajas del neocolonialismo, ste de un contenido econmico queabarataba los costos, aun sacrificando viejas ideas imperiales.

    No es pues de extraar que ya en 1960, y sin votos en contra, la Asamblea General de lasNaciones Unidas adoptara la Resolucin 1514 (XV), en dos de cuyos prrafos dispositivos seestableca: La sujecin de pueblos a una subyugacin, dominacin y explotacin extranjerasconstituye una denegacin de los derechos humanos fundamentales, es contraria a la Carta de las Naciones Unidas y compromete la causa de la paz y de la cooperacin mundiales.La falta de preparacin en el orden poltico, econmico, social o educativo no deber servirnunca de pretexto para retrasar la independencia.

    As, interpretando de forma progresiva la Carta de las Naciones Unidas, poco clara en estesentido en su tenor literal, la Corte Internacional de Justicia afirmara, en su dictamen de 21 dejunio de 1971, en el asunto sobre las consecuencias jurdicas de la continuada presencia deSudfrica en Namibia (1971) que los ltimos cincuenta aos han supuesto una evolucinimportante. Debido a esta evolucin, no hay duda que "la misin sagrada de civilizacin" tenapor finalidad ltima la autodeterminacin y la independencia de los pueblos.

    La organizacin mundial, frase feliz con que VIRALLY denominaba a las Naciones Unidas, havisto radicalmente remodelada su composicin. El cambio no necesitara de mayor reflexin sise tratara de un mero salto cuantitativo. Lo ms importante, con todo, es el cambio cualitativo:en 1945, el juego de la mayora simple o de la mayora cualificada lograba un automatismopro-occidental, lo que implicaba que el tema predominante en Naciones Unidas, bajo una uotra forma, mera el de la guerra fra; a partir de 1960 se producir un vuelco en la situacin: lanueva mayora simple, determinante de los asuntos a tratar, ser afroasitica. Los elementoscomunes de la nueva mayora sern la descolonizacin y el sub-desarrollo, y en ese temafueron coadyuvados por la coincidencia de los intereses latinoamericanos, marginndose eltema de la guerra fra. El cambio cualitativo, en resumen, supuso una reordenacin de losintereses esenciales de la sociedad internacional.

    Pero la sociedad internacional ha experimentado un proceso de crecimiento distinto a la

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    incorporacin de extensos territorios como resultado de la descolonizacin producidapredominantemente en los aos sesenta y setenta: se ha asistido a un diferente tipo decrecimiento, ste ms cuantitativo que cualitativo, provocado por la descomposicin de Estados previamente existentes; parece como si el viejo ideal del Estado hubiera cumplido su ciclo y,en consecuencia, territorios componentes del mismo hubieran optado por constituir su propiaestatalidad, o bien que se estuviera produciendo un ajuste de ancianas fronteras estatales,forzadas por presiones exteriores, y se reivindicara la reformulacin de las fronteras y lacreacin de nuevos Estados que, en puridad, no suponen una ampliacin del mbito de lasociedad internacional. Tal es el caso de la pacfica disolucin de la antigua Checoslovaquia,del proceso de descomposicin, menos traumtico de lo previsible, de la antigua URSS, de lamenos pacfica constitucin de Eri-trea o de la dolorosa y sangrienta disolucin de laRepblica Federativa Socialista de Yugoslavia, que ya ha dado lugar a la constitucin de cincoEstados independientes reconocidos (Bosnia-Herzegovina, Croacia, Eslovenia, la antiguaRepblica Yugoslava de Macedonia y Yugoslavia), uno en vas de constitucin (Kosovo) yquin sabe si dos ms en ciernes (Montenegro y Serbia), como elementos de la prctica quedifcilmente nadie se atreve a resear como casos nicos o el inicio de una inacabable senda.

    Quizs demasiados actores con pretensiones de soberana, independencia e igualdad. Es porello que en los ltimos aos haya sido posible asistir a un nuevo cambio en la escenainternacional: el mundo de los viejos Estados, insatisfechos con la poltica de enfrentamiento yconfrontacin que los nuevos Estados surgidos de la descolonizacin realizaban en los forosde las organizaciones internacionales, ha procedido a una des legitimacin interesada deaquellas organizaciones, o de aquellos rganos de aquellas organizaciones, en las que nopueden hacer prevalecer sus posiciones o salvaguardar sus intereses. En alguna medida, losviejos Estados, resistindose al proceso de universalizacin de la sociedad internacional, en laque ya no se exige ms credencial de entrada que la estatalidad a secas, han buscado formasde mantener la privilegiada posicin de antao, sin impugnar directatamente las reglas deljuego democrtico de un Estado, un voto, rechazando a la vez el tan costoso proceso desocializacin internacional de los problemas. En ltima instancia, la multiplicacin del nmerode Estados aceptados en las Organizaciones internacionales, casi por cuatro en el ltimomedio siglo, ha vuelto a poner de manifiesto la renuencia de los Estados del ayer a considerarcomo autnticos sujetos del Derecho internacional y actores de su sistema a entidades que,por dimensin territorial, poblacin, o criterios de orden militar, poltico o econmico,consideran micro-Estados, no susceptibles de reclamar con plenitud la subjetividadinternacional.

    2. ESTRUCTURA BSICA DE LA SOCIEDAD INTERNACIONALA) UNA SOCIEDAD INTERNACIONAL EN CIRCUITO CERRADO

    La absoluta universalidad de la sociedad internacional, caracterstica de sta slo a partir del

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    ltimo tercio del siglo XX, implica la entrada de un sistema de relaciones internacionales y, porende, de Derecho internacional, hasta ahora desconocido. La participacin en la sociedadinternacional en anteriores etapas histricas exiga que sus miembros reunieran determinadosrequisitos, como fueron la adscripcin al mundo de Estados cristianos o, ms recientemente, laparticipacin en unas concepciones de organizacin poltica y de civilizacin. En el siglo XX lasociedad internacional se mundializa y ya no se exige, para formar parte de la misma, con losderechos inherentes a ello, ms que gozar de la estatalidad, entendida sta de forma losuficientemente amplia como para dar cabida a Estados cuya cohesin u organizacin polticano acepta criterios de comparacin con los tra- dicionalmente proclamados en el mundo de losEstados del siglo xix.

    La universalidad tiene implicaciones hasta ahora desconocidas: bsicamente en anterioresetapas el mundo estaba constituido por diferentes subsistemas de relaciones escasamenteinterrelacionados entre s. Por ejemplo, los Imperios de Extremo Oriente eran subsistemasencapsulados, con casi nulas relaciones con el exterior; de la misma forma, el conjunto deEstados americanos, con la excepcin de los Estados Unidos, que pronto empezaron a tenerconcepciones globales de relacin internacional, se limitaban al desarrollo de relacionesprcticamente en exclusiva dentro del propio sistema. Incluso poda ocurrir, as aconteci conel conjunto de los Estados europeos, que si el subsistema generaba contradicciones, estascontradicciones intentaran ser superadas gracias a la existencia de otros subsistemas:esencialmente el Congreso de Berln de 1885 consigui atenuar los enfrentamientos enEuropa gracias al drstico reparto de frica.

    Ello quiere decir que los problemas ahora se desarrollan en circuito cerrado. Ha sealadoMERLE que los inputs que afectan al sistema (por ejemplo, la presin demogrfica, ladifusin de las ideologas, la aspiracin al bienestar y al desarrollo) parten de puntos diferentessituados en el interior del sistema (lo que autoriza a hablar de entorno interno); en cuanto a losoutputs, es decir, las reacciones del sistema, ya no podrn, como ocurri frecuentemente en elpasado, escapar a la cadena de retroaccin, trasladando a otros las cargas necesarias para lasatisfaccin de sus exigencias. En otras palabras, el sistema internacional, debido al hecho desu carcter global y cerrado, ya no puede exportar sus contradicciones. Est obligado aasumirlas l mismo; lo cual somete a cada una de sus unidades constitutivas a una presinmucho ms fuerte que en el pasado.

    Frente a la posibilidad histrica de exportar las contradicciones a zonas forneas, laglobalizacin de la sociedad internacional, su carcter de sistema finito, supone la necesidadde que el propio sistema internacional, ahora universal, digiera sus propias contradicciones. Enla medida en que ello siempre resulta difcil, el sistema internacional universal ofrecerresistencia a la asimilacin y, con ello, crispacin. Pero, a la vez, las soluciones que quierandar no podrn consistir en un aplazamiento o disfraz de las respuestas, sino en autnticas

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    soluciones.

    La universalizacin, entendida como el hecho de que ya no existen elementos extraos alsistema, ha venido acompaada de un segundo dato: la interdependencia de todos los factores entre todos los actores del sistema mundial. Hoy no es posible aislar factores intervinientes enlas relaciones internacionales como si fueran variables independientes susceptibles desolucin particularizada; una elevacin de los niveles de vida en una determinada zona delplaneta exige de inversiones cuantiosas en desarrollo agrcola, industrial y tecnolgico, que noes posible por el esfuerzo nico de los habitantes de esa zona, sino que exigir inversioneseconmicas desde el exterior que se distraen de otra zona: pero, a su vez, ese desarrollo noes un factor independiente, pues su xito gravitar con un mayor nivel de competencia conotros productores o, en otro orden de cosas, se aade como un factor ms que incida de formasignificativa en, por ejemplo, el agotamiento de los recursos naturales o el incremento de losndices de contaminacin a escala planetaria. En expresin popularmente acuada, el vuelode una mariposa en Asia puede ocasionar un tornado en Centroamrica. La finitud delsistema, en efecto, ha puesto de manifiesto la interdependencia de los factores: una crisisenergtica en una parte del mundo puede dar lugar a una crisis econmica en otra, a unarevolucin tecnolgica en un tercer lugar, y aun a una crisis demogrfica en una cuarta zona,provocando todo ello una crisis poltica generalizada. La interdependencia implica elcondicionamiento mutuo de los respectivos factores que constituyen la vida de relacininternacional.

    En la dcada de los setenta se iniciaron de forma sistemtica estudios cuyos objetivos eran elanlisis de la situacin del planeta en su conjunto, sin detenerse en anlisis parciales forzadospor las divisiones artificiales que suponen las fronteras polticas. A raz de dichos anlisis seha podido sealar que existen ciertos motivos serios de preocupacin sobre el futuro delplaneta. En efecto, si se mantuvieran las tendencias de crecimiento de la poblacin mundial, laindustrializacin, la contaminacin ambiental, la produccin de alimentos y el agotamiento delos recursos, este planeta podra alcanzar los lmites de su crecimiento en algn momento nomuy lejano en el tiempo. Estos peligros no son inevitables, sino que son susceptibles demanipulacin, al menos en una doble direccin: bien en la de retrasar lo ms posible elmomento crtico, bien en la de planificar un crecimiento y desarrollos sostenibles. Desde luego,las soluciones no son mgicas ni funcionan por s solas, sino que exigen un denodadoesfuerzo para su consecucin. Los Estados, cerrando los ojos a una realidad evidente ycomportndose como si la amenaza no se cerniera sobre el futuro, actan inconscientementeentre la irresponsabilidad y el temor. Olvidan los riesgos del maana para engancharse a lasubsistencia de hoy. Explosin demogrfica, crecimiento exponencial de los costos de laindustrializacin, limitacin en la produccin de alimentos, agotamiento acelerado de losrecursos, tanto vivos como minerales, as como crecimiento de la contaminacin ambiental,podran garantizar que la irresponsabilidad de hoy diera lugar a las crisis del futuro.

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    Una sociedad internacional universal, finita o acabada y globalizada, sin embargo, seencuentra regida por normas inalteradas: no se ha producido de forma paralela un cambio en el reparto de los ndices y centros de poder previamente establecidos. Esos ndices y centros depoder continan siendo controlados por viejos Estados pertenecientes a la sociedadinternacional de Estados civilizados, creando la natural insatisfaccin y produciendo lasubsiguiente tensin. La democratizacin, en el sentido de reparto de ndices de poder, resultaimposibilitada por la subsistencia de dos desigualdades bsicas: la poltica y la econmica. Elclub de Estados es, por primera vez, un club abierto a todos los habitantes y territorios delplaneta, pero la direccin del club sigue perteneciendo en exclusiva a la antigua directiva deEstados civilizados, provocando dos tendencias odiosas: de una parte, las reglas del club sehan fortalecido, como forma de mantenimiento del mismo, no permitindose ningunamodificacin que pueda suponer transformacin sustancial de la situacin; de otra, un nmeroimportante de miembros es perfectamente consciente de que slo es posible mantener nivelesmnimos de relacin internacional perteneciendo al club, sin impugnaciones bsicas o rupturade las reglas de juego; pero la permanencia en el club no les supone, de hecho, ventajasperceptibles, salvo la vaga promesa de mejoras en algn lejano futuro.

    B) LA DESIGUAL DISTRIBUCIN DEL PODER POLTICO

    1. La sociedad internacional est constituida, en efecto, por todos los Estados de la sociedadinternacional. Desde una perspectiva exclusivamente jurdica y sin paliativos, se afirma eldogma de la igualdad soberana de todos los Estados. De conformidad con la Resolucin 2625(XXV), de la Asamblea General de las Naciones Unidas, que recoge y desarrolla normas deDerecho internacional general, ningn Estado o grupo de Estados tiene el derecho deintervenir directa o indirectamente, y sea cual fuere el motivo, en los asuntos internos oexternos de cualquier otro. Por lo tanto, no solamente la intervencin armada, sino tambincualesquiera otras formas de injerencia o de amenaza atentatoria de la personalidad delEstado, o de los elementos polticos, econmicos y culturales que lo constituyen, sonviolaciones del derecho internacional. Adems,todos los Estados gozan de igualdadsoberana. Tienen iguales derechos e iguales debe res y son por igual miembros de lacomunidad internacional, pese a sus diferencias de orden econmico, social, poltico o de otrandole. __

    Estas afirmaciones, sin embargo, pueden ser calificadas, en algn sentido, y como igualmenteocurre con semejantes afirmaciones en los derechos internos, de autnticas ficciones jurdicas,en un doble aspecto: por una parte, porque el Derecho internacional, pese al proceso deuniversalizacin antes descrito, no ha procedido a una igual atribucin de derechos y deberespolticos entre los Estados y porque incluso el ms somero anlisis de la realidad social va amostrarnos la desigualdad bsica de los Estados en la medida en que parte de la maquinariade arreglo pacfico de controversias, de comprobacin de los niveles de cumplimiento delDerecho internacional por los mismos, o de sancin de sus violaciones, parece excluir de susprocedimientos, o al menos atenuarlos, cuando se trata de su aplicacin a ciertas categoras

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    de Estados excepcionalmente bien situados en la escala social internacional.

    La tendencia general en la Carta est constituida por la consecucin de una progresivademocratizacin de la sociedad internacional, pero no puede cerrar los ojos a las innegablesrealidades polticas. Por ello reconocer excepciones respecto de la democratizacin en favorde una pequea lite de Estados, sin los cuales la Organizacin que creaba hubiera sido puraentelequia. As, al regular las funciones del Consejo de Seguridad, la Carta de las NacionesUnidas prev esta situacin, y el prrafo 3. del artculo 27, imprescindible en cualquier lecturade la misma, afirma que: Las decisiones del Consejo de Seguridad sobre todas las demscuestiones [las que no sean de procedimiento] sern tomadas por el voto afirmativo de nuevemiembros, incluso los votos afirmativos de todos los miembros permanentes...Si la unanimidad no es esencial en todas las cuestiones de que, de hecho, se ocupa laOrganizacin de Naciones Unidas, s lo es en aquellas que ataen o se refieren a la paz yseguridad internacionales. Ms an, en la Asamblea General, rgano democrtico porexcelencia en el que las resoluciones se adoptan por mayora de los Estados, estasresoluciones no tienen carcter obligatorio, sino recomendatorio, mientras que las resolucionesadoptadas por el Consejo de Seguridad, donde el peso de las grandes potencias es evidente,pueden ser de naturaleza meramente recomendatoria, si acta en el mbito del Captulo VI dela Carta, u obligatoria, si acta en el marco del Captulo VII, siendo el propio Consejo deSeguridad quien dispone de un amplio y discrecional poder para elegir el mbito en queadopta sus resoluciones.

    De esta forma, el mecanismo establecido por la sociedad internacional institucionalizadapermite que se pueda decidir sobre cualquier situacin que se produzca en la sociedadinternacional, siempre que los Estados partes en la situacin no sean ni Estadosexcepcionalmente bien instalados en la sociedad internacional, ostentando la calificacin degrandes potencias, ni Estados que, aun sin ser grandes potencias, cuenten con el apoyodecidido de una gran potencia. Al fin y al cabo, como ha escrito CLAUDE, la Carta no sepropuso crear un mecanismo coercitivo y de accin colectiva susceptible de ser empleado para controlar a las grandes potencias o a los Estados protegidos por stas. Se ratifica as laplstica paradoja que expona el delegado de Arabia Saud en la Conferencia de SanFrancisco: en caso de un conflicto entre dos pequeos Estados, interviene la Organizacin ydesaparece el conflicto; si el conflicto es entre una gran potencia y un pequeo Estado,interviene la Organizacin y desaparece el pequeo Estado; si el conflicto es entre dos grandespotencias, interviene la Organizacin y desaparece... la Organizacin.

    2. En una sociedad internacional rgidamente dividida por criterios ideolgicos y polticos,como la existente hasta finales de la dcada de los ochenta, la capacidad de actuacin de lasinstituciones internacionales era mnima, por la actitud de permanente bloqueo de las grandespotencias en la defensa de los intereses propios o de los de sus aliados internacionales, a

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    veces incluso lejanos si la rigidez de la bipolarizacin as lo aconsejaba. En la sociedadinternacional actual, sustituida la antigua URSS por una Federacin Rusa que no reivindicaliderazgo mundial, se discute si nos encontramos en una situacin de hegemona o multipolar.

    En el primer caso, de tratarse de una situacin hegemnica, los Estados Unidos seran lanica potencia mundial, con un frreo control en todos los aspectos de la vida internacional, loque equivaldra, en mayor o menor medida, a la afirmacin de un nuevo sistema imperial concapacidad para dictar las normas de comportamiento poltico a los dems Estados. Salvandolas oportunas diferencias, lo que aleteara sera la vuelta al mundo anterior a Westfalia, con elconsiguiente rechazo del derecho de cada Estado a elegir su propio sistema. Obviamente, lalnea divisoria no sera la religiosa, como antes de Westfalia, y pese a que pudiera asparecerlo con el fantasma del integrismo islmico por doquier e interesadamente invocado, sinola afirmacin de unos nuevos valores (democratizacin o derechos humanos) parcialmenteencubridores de realidades e intereses de otra ndole.

    Para otros, sta es una imagen en exceso simplista, con la intencionalidad de hacerrepresentar en un solo Estado las tendencias multiformes existentes en el mundo actual ysimplificar el nivel de comprensin. ste es un mundo, se afirma, en el que, desaparecida laURSS, sistema antagnico al democrtico occidental, ya no hay necesidad de un bloque deresistencia, lo que ha provocado una mayor libertad de actuacin por parte del conjunto de losEstados. Un mbito en los que este poder se ejerce (poltico, militar, econmico, etc.). Unacuestin diferente es que hoy se haya producido un acuerdo generalizado en torno a losobjetivos y los medios para lograrlos.

    La opcin por una u otra interpretacin siempre es discutible, en la medida en que existendatos que, extremados, abogan por cualquiera de ellas. Lo que s es cierto es que en elactualmundo de inicios del siglo XXI existen tres grupos de Estados: aquellos Estados que enuno o todos los aspectos de la vida de relacin internacional tienen capacidad para influenciarlas relaciones internacionales en su conjunto, beneficindose obviamente de su situacinprivilegiada y compartiendo con el conjunto de sus equiparables los valores y pautaspredominantes. ste es un grupo de Estados en el que, por supuesto, estaran los EstadosUnidos, pero con similar presencia en algunos aspectos Estados como Japn o los pases de laUnin Europea, unos por s solos, otros como componentes de dicha Unin. Otro grupo deEstados, la inmensa mayora, lo compondran los que, desistiendo de las posiciones decontestacin o confrontacin de las dcadas de los sesenta, setenta y los ochenta del siglopasado, han asumido las posiciones directivas de los anteriores y aceptan de buen grado quelas pautas y valores establecidos por el primer grupo es la nica forma posible de actuacininternacional, aunque no se oculten las reservas mentales al respecto. Un tercer grupo deEstados, a los que se caracteriza por un extremado integrismo en lo nacionalista, en lo polticoo en lo religioso, minora sealada como culpable de las distorsiones existentes en el mundo, y

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    que pueden ganarse calificaciones prximas a las del hooliganism o gamberrismo o ejes delmal (casos de Corea del Norte, Cuba, Irak, Irn, Libia, Siria, Sudn o Afganistn hasta hacepoco) y que en la vida de relacin internacional, con diversa fundamentacin y distintosobjetivos y medios, rechazan frontalmente las pautas de comportamiento generalmenteestablecidas.

    La cuestin no es irrelevante porque la posicin de los Estados en uno u otro grupo de actoresinternacionales les permite, de una parte, un mayor protagonismo en la sociedad internacional,de manera que Estados de la primera o tercera categoras se constituyen en protagonistasesenciales del escenario internacional; pero, de otra, mientras las conductas de los primerosson disculpadas o condonadas, no importa el nivel de violacin del Derecho internacional quea veces suponen, las actuaciones de los terceros, incluso cuando no implican violacin denorma alguna, son duramente sancionadas. En la imposicin de sanciones los Estados delprimer grupo en escasas ocasiones recurren a los mecanismos institucionalizados de lasociedad internacional universal, prefiriendo el recurso a mecanismos descentralizados o ainstituciones propias de su propio mundo (caso, por ejemplo, de la refundacin de la OTANcon ocasin de su quincuagsimo aniversario, en contradiccin con las obligaciones asumidasen la Carta de las Naciones Unidas, como la prctica ha mostrado).

    3. En consonancia con una corriente de opinin muy extendida, y en lnea con laspredominantes concepciones sobre la globalizacin, en realidad esos intentos de explicacinde las relaciones internacionales en el mundo contemporneo, se afirma, olvidan un hecho deimportancia fundamental: lo que se est produ-ciendo es la paulatina desaparicin del Estadomismo por el agotamiento del modelo con que fuera creado o por la incapacidad para asumir la disminucin en las funciones que tradicionalmente vena desempeando. As se explicara laaparicin de nuevas formas de relacin internacional que apuntan a esta superacin, como esel caso de las organizaciones internacionales de integracin, por una parte, o lasorganizaciones internacionales no gubernamentales, por otra, mecanismo mediante el cual losparticulares persiguen y obtienen objetivos que estiman no pueden cumplir por medio de losEstados. Prcticamente no hay ningn aspecto de los objetivos tradicionales asignados alEstado que ste pueda lograr por s mismo sin la cooperacin o asociacin con otros Estados.Este ocaso del Estado se acenta por el hecho de que ya no existe la necesidad de mantenerun Estado fuerte ante el peligro que la existencia de dos bloques ideolgicos, polticos yeconmicos antagnicos supona. Perdido ese objetivo, el Estado debe renunciar a lasfunciones que en exceso haba acaparado, que le haban llevado a ser un Estado que inclusocompeta con los particulares como fabricante, comerciante o proveedor de productos ysatisfacedor de necesidades que hoy se obtienen con facilidad a travs de la iniciativa privada.

    La permanencia del Estado o su sustitucin por un modelo distinto de organizacin social es,en principio, absolutamente indiferente desde la perspectiva del desarrollo de las relaciones

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    internacionales. Ciertamente el modelo estatal, tal como se instituyera en los albores de laEdad Moderna y hemos conocido hasta ahora, ha experimentado cambios sustanciales. La tanreafirmada soberana estatal, la capacidad de cualquier Estado para decidir sobre sus opcionesbsicas de organizacin y de relacin, es una pura falacia: la vida internacional hoy desechacualquier intento de funcionamiento aulrquico de los Estados, y las decisiones de stos seencuentran condicionadas por las circunstancias de la constelacin de los restantes Estados.Pero no se deben olvidar dos realidades que parecen verificables: la primera, que no puedeafirmarse que la soberana de todos los Estados se encuentre amenazada o seriament