rodriguez molas ricardo, el negro en el rio de la plata

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  • 7/30/2019 RODRIGUEZ MOLAS Ricardo, El Negro en El Rio de La Plata

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    El negro en el Ro de la PlataRicardo Rodrguez Molas

    Texto publicado en en Historia Integral Argentina, Tomo V, De la Independencia a la Anarqua,

    Centro Editor de Amrica Latina, Buenos Aires, 1970.

    Con frecuencia se califica de idlica la situacin de los esclavos en el actual territorio argentino,afirmndose tambin que la esclavitud desaparece debido a las medidas adoptadas por la AsambleaGeneral de 1813.

    Nada ms inexacto. Tampoco el asociar el tema del negro con danzas y candombes realizados duranteel gobierno de Juan Manuel de Rosas, rodendolo de un falso pintoresquismo, refleja la realidad de lasrelaciones de carcter racial que imperan desde la colonia y hasta la desaparicin de aquel grupohumano.

    Aspecto jurdico de la esclavitud

    Segn la legislacin aplicada en las colonias, se puede definir al esclavo como una cosa dependientede otro, el amo, y sujeta a normas jurdicas.

    Esta cosa u objeto (pieza de Indias en los documentos de la trata) est regida por una legislacingeneral dictada en la Pennsula y por reglamentaciones locales acordes con la estructurasocioeconmica de cada regin.

    Todo sistema feudal y lo establecido por Espaa en Amrica necesita para subsistir de una rgida

    estratificacin social. Estratificacin impuesta en las colonias por las denominadas Leyes de Indias yla determinacin de la clase que se autodenomina superior. En el Ro de la Plata como en el resto delas posesiones espaolas, ser blanco o descendiente de stos, y en algunos casos slo participar pornacimiento o por educacin del ambiente en el que se desempea la clase social dominante (a pesarde cierto porcentaje de sangre indgena o negra) significa para un indiano la apertura de las puertas dela administracin colonial, del comercio, de los colegios, seminarios y universidades, sectores vedadospor regla general a los negros, mulatos y zambos. Para ellos todo deseo de integracin constituye undeseo inalcanzable. Los documentos coloniales, desde el siglo XVI y hasta el XIX, denominanpersonas de mala raza a quienes poseen entre sus antecesores sangre africana, mora o juda,impidindoles el casamiento con los pobladores considerados blancos.

    De acuerdo con el concepto imperante, la esclavitud constituye un estigma jurdico exclusivo del negro(aludimos en este caso al siglo XVIII). Esclavitud que se hereda por lnea materna en todos los casos,es esclavo aunque su padre sea blanco, si bien ste tiene derecho a comprarlo si lo ofrecen en venta ycon preferencia a cualquier otra persona. Para el indio no tiene vigencia lo estipulado y mucho menospara el progenitor negro.

    Comercio legal y contrabando de negros

    Desde los primeros momentos de la ocupacin del continente, Espaa importa mano de obra servil,encargndose del trfico comerciantes y sociedades de Portugal, Francia e Inglaterra. Recin en las

    ltimas dcadas del siglo XVIII, comerciantes espaoles y criollos se interesan en la prctica delcomercio infame.

    Las zonas de aprovisionamiento de esclavos en la costa de frica varan de acuerdo con la poca, las

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    compaas y pases que en distintos momentos ejercen el monopolio del trfico. Las reas de mayorimportancia situadas en la costa occidental fueron el Sudn Occidental, la costa de Guinea y el Congo.Asimismo se importaron africanos de Madagascar y de las factoras emplazadas en el extremo sur delcontinente, con mayor intensidad en los ltimos aos del siglo XVIII. La legislacin espaola y loscontratos con las fuentes de abastecimiento prohiban el ingreso de los moros y negros mahometanosdebido al temor que inspiraban y a su ndole ms levantisca. Pero si bien la letra lo estipulaba as, el

    contrabando primero y luego la exportacin directa del Brasil sealan la presencia de africanos coninfluencias rabes. Durante la primera mitad del siglo XVII se exportan a Buenos Aires negrosprovenientes de la revuelta de Los Palmares (Brasil).

    Disminuida la poblacin indgena til para el trabajo en las haciendas, minas e ingenios, la introduccinde negros ser el recurso que mantendr la economa colonial en funcionamiento, por cierto a un costode vidas muy alto.

    La Corona pondr en manos de comerciantes (los llamados asentistas) la tarea de abastecer a susdominios ultramarinos de mano de obra esclava. Luego las concesiones sern acordadas en calidadde monopolios, con Francia e Inglaterra en un proceso complejo que no podemos resumir en pocas

    lneas.

    El cruce del Atlntico desde las factoras africanas se realiza en veleros que los portuguesesdenominan tumbeiros (de tumbas), sombra calificacin que alude a una trgica realidad: durante elsiglo XVIII y considerando las mejores condiciones posibles de sanidad y navegacin, slo sobrevivenal viaje entre un sesenta y setenta por ciento de los hombres embarcados.1

    En casos extremos, documentados fehacientemente, no arriba con vida ni un solo negro, como ocurreen el primer viaje que realiza una nave de la Compaa de Guinea a Buenos Aires en 1702.

    Llegado el velero a puerto, los oficiales reales controlan la carga humana, cobran los derechoscorrespondientes y en seal de conformidad aplican sobre la piel del africano una marca de platapuesta al rojo que deja la marca imborrable (carimbo). Lo hacen sobre ciertas partes del cuerpo:cabeza, brazos, pecho y espalda. Los dibujos son variados y similares a las marcas de ganado:cruces, crculos, iniciales, etc. Recin en 1784 se deja sin efecto esta brbara costumbre que seextendi en Amrica durante ms de tres siglos.

    Junto al trfico legal y desde fines del siglo XVI el contrabando de esclavos constituye una actividadmuy productiva. Entre las varias vas empleadas para ingresar la mercadera de contrabando en elsiglo XVIII, la ms comn era pasar a los negros por la extensa y despoblada frontera entre Brasil y laBanda Oriental o por intermedio de la Colonia del Sacramento cuando la ocupan los portugueses;tambin emplean pequeas sumacas (embarcaciones) que con facilidad arriban a la costa del Plata,7 y

    no pocas veces operan abiertamente y con la complicidad de gobernadores y autoridades locales.

    La Colonia del Sacramento, ciudad emplazada por los portugueses frente a la ciudad de Buenos Airesen 1680, constituye, como Jamaica en las Antillas, el centro del contrabando rioplatense.

    Los comerciantes porteos, ms que al peligro de una posible invasin, temen la competencia de stosen el intercambio de manufacturas y esclavos por cueros, realizado con las naves inglesas que rondannuestras costas. El gobernador Garca Ros se queja amargamente en 1715 ante la imposibilidad decontrolar el comercio ilcito, debido a la escasa cantidad de soldados y la extensin de fronteras y dellitoral; pero como buen funcionario colonial no duda en recibir de los navegantes ingleses buenassumas de dinero en pago de sus servicios.

    No ser el nico: la Compaa del Mar del Sur a pesar de ser abastecedora legal de esclavos en losdominios del rey de Espaa, no se libra de entregar con frecuencia abultadas cantidades para evitarseproblemas con los funcionarios; estos gastos extras, escrupulosamente asentados en las cuentas de

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    los comerciantes, nos documentan hoy sobre el concepto de honradez administrativa de la poca.Algunos ejemplos: en 1744 el capitn del navo Royal George entrega a los oficiales reales, en calidadde presente, ciento dieciocho mil pesos en piezas de ocho reales; el 1 de agosto de 1722, seis milpesos al gobernador de Panam, mil quinientos al fiscal y dos mil a los oficiales reales del puerto.Entre 1716 y 1717, el capitn del Kingston vende en forma ilcita mercaderas y esclavos en BuenosAires, mediante la entrega del 25% de los beneficios al gobernador. Y mientras en la pacata Buenos

    Aires desembarcan la carga humana, en Londres los miembros de la Compaa sobornan alrepresentante de S. M. Catlica para que permita cientos de fraudes y lo hacen a cambio de la entregade mil libras esterlinas y una pensin anual de ochocientas. As lo seala V. L. Brown basndose entestimonios de la poca. En determinado momento, los miembros de la Compaa del Mar del Sur,dedicada a las actividades del comercio humano y de la que es socio el mismo monarca espaol,utilizan el chantaje para lograr sus propsitos. (Documentos publicados en The South Sea Companyand Contraband Trade, en American Historical Review, vol. 31, n 4, julio de 1926.)

    Son tan frecuentes aquellos tratos para eludir las prohibiciones y el monopolio que en muchos casoslos comerciantes desconocen la existencia de las actividades lcitas. En 1750 queda sin efecto elmonopolio que posey Inglaterra para realizar el comercio de esclavos, previa indemnizacin de cienmil libras esterlinas. La indemnizacin corresponde a las comisiones que dejara de cobrar el monarcapor la solucin de los negocios.

    Posteriormente sern armadores de la pennsula los que participen en el comercio infame. El procesode transformacin del sistema de monopolios hacia la liberacin total es lento y complejo. Durantevarias dcadas y mediante reales rdenes se autoriza a las personas relacionadas con la Corte aintroducir esclavos. Ajenos al conocimiento del trfico, stos venden los permisos a armadoresprcticos y dispuestos a emprender aquellas actividades, que adquieren la mercanca en lasposesiones de Portugal en Amrica y en las factoras del litoral africano. Recin en 1778 se permite elcomercio libre, pero con la condicin de efectuarlo en veleros con bandera espaola (en ese momento

    Espaa est en guerra con Inglaterra). Al ao siguiente la autorizacin se extender a las naves depases neutrales y Francia se benefici con ello. En 1783, al finalizar la guerra entre Espaa eInglaterra (Tratado de Versailles), se acordar mayor libertad al comercio martimo e internacional.Paralelamente al inters de las colonias de importar mano de obra servil, los ingleses, en francaexpansin industrial, inician una fragorosa campaa para abolir el comercio de esclavos. Su inters yel inters de la burguesa, sin descontar lgicas razones humanitarias, radica en la necesidad quetiene el sistema de mano de obra libre y asalariada capaz de consumir lo que produce. La tesis habasido expuesta con claridad por Adam Smith en La riqueza de las naciones (Libro III, cap. II). Muchosaos antes, en 1633, el promotor de la Compaa de las Indias Occidentales, el inquieto GuillermoUsselink sostena: Por lo mismo que en las Indias se ejecutaba la mayor parte del trabajo por mediode esclavos y cuestan mucho, trabajan de mala gana y mueren pronto a causa de los malos tratos desus amos, estamos seguros de que ha de sernos mucho ms provechoso el uso de un pueblo libre;adems el esclavo no deja otro provecho que su trabajo, porque yendo desnudo nada adquiere ninecesita de las industrias. La amplia libertad acordada por Carlos IV en 1789 para realizar el trfico,extendida dos aos despus al puerto de Buenos Aires, es la respuesta a las tentativas abolicionistasinglesas y al temor de perder las fuentes de abastecimiento en la costa de frica. De acuerdo con loresuelto, en adelante podrn emprender el comercio esclavista todos los vasallos espaoles y tambinlos extranjeros. Pero a pesar de las medidas expuestas, y a la sombra del comercio legal, prosigue elcontrabando con la misma intensidad de siempre.

    Las ganancias producidas por este comercio son apreciables. Un negro bozal 2 recin llegado de frica

    (aproximadamente en 1780) se vende en la costa del Brasil a un precio que oscila entre 90 y 120pesos y en Buenos Aires a 250, cifra que puede duplicarse y triplicarse en el Per de acuerdo con laoferta y la demanda del momento. Recuerda un cronista colonial y testigo de aquel momento

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    rioplatense (Lastarria) que un velero que arriba al puerto de Montevideo con trescientos esclavos dejaa su propietario no menos de setenta y cinco mil pesos de ganancia (el sueldo de un pen de campooscila entre los cinco y ocho pesos mensuales).

    Vendida la carga humana, entre Buenos Aires y Montevideo, adquiere veinticinco mil pesos de cueros,cantidad con la cual colma la capacidad de su nave. La diferencia, cincuenta mil pesos, si lo desea,

    puede enviarla en metlico o invertirla en nuevas exportaciones de cueros.La autorizacin para comerciar libremente no exime sin embargo a los interesados de la necesidad deun permiso oficial para hacerlo. Muchas rdenes reales beneficiarn a los espaoles y criollosinstalados en Buenos Aires; uno de ellos, Toms Antonio Romero, se contar entre los msfavorecidos. Espritu emprendedor dentro de la monotona portea slo interesada en comprar a dos yvender a cuatro, dueo de un respetable capital, adquiere veleros apropiados y los fleta a la costa defrica. Sus informes a las autoridades virreinales y otros que remite a Espaa alude a los viajes, losxitos y los fracasos. Y el virrey Arredondo se regocija ante el espritu progresista del espaol (habanacido en Maguer). Ni una palabra de condolencia ante la situacin de esos hombres arrancados porla fuerza de sus hogares. La insensibilidad, en momento de intensa campaa abolicionista, puede

    compararse con la de ciertos historiadores contemporneos enamorados de los grficos y las seriesestadsticas e inmunes al dolor humano. Los comerciantes criollos y espaoles que trafican con cuerosy con seres humanos utilizan el sistema de los britnicos. De Buenos Aires y de la Banda Orientalremiten cueros secos de vacunos a Espaa y con el dinero que les remite su venta compranmanufacturas. Enfilan luego las proas de sus naves hacia la costa de frica donde, medianteoperaciones de trueque, adquieren mano de obra servil. Otros, imposibilitados por razones econmicasde emprender tan largos viajes, deben conformarse con los envos de la costa del Brasil (Pernambuco,Baha y Ro de Janeiro) desembolsando, como es natural, precios ms elevados por unidad demercanca.

    Los permisos otorgados por la Corona para la importacin de mano de obra esclava estn

    directamente asociados a la influencia que el interesado posea en Espaa. Con posterioridad a laRevolucin Francesa, emigrados franceses buscan refugio en la Pennsula y solicitan la ayuda de suspares. Ello ocurre mientras la Asamblea Nacional de Francia decreta la abolicin de la esclavitud. EnBuenos Aires el conde de Liniers, socio de comerciantes ingleses, ser autorizado por una Real Ordendel 3 de enero de 1793 para introducir 200 negros y transportar hacia Buenos Aires y otros puertosgomas, marfil, especias, bano, sagor y cristal de roca.... Debido a los abusos cometidos, el 20 deabril de 1799 se prohbe el comercio de naves extranjeras, competidoras de las espaolas, tanto en lasactividades lcitas como en las ilcitas. Durante la guerra entre Espaa e Inglaterra, y para mayorseguridad, parte del comercio martimo ser realizado por comerciantes neutrales. Para cumplir con ladisposicin que slo autoriza a los veleros espaoles, los propietarios de las naves las espaolizan. 3

    Cumplido el trmite, vendida su carga, adquirida otra y alejados de la ciudad, cambian nuevamente debandera y navegan sin mayores problemas.

    Decadencia de la trata de esclavos

    Los acontecimientos militares anteriores a 1810, la situacin internacional y otros factores de carcterinterno interrumpirn prcticamente el comercio infame en el Ro de la Plata. Los precursores de lossucesos de Mayo y los idelogos de la Revolucin no plantean en sus escritos, o lo hacentangencialmente, aquella temtica. Tengamos en cuenta de que recin el 9 de abril de 1812 la Junta deGobierno de Buenos Aires prohbe el ingreso de las naves negreras al Ro de la Plata, y tampoco

    olvidemos que, debido a la segregacin del Virreinato y a la ocupacin espaola del Alto Per, seinterrumpe el envo de mano de obra servil a Chile, Potos y Lima, centros principales de la actividadnegrera. Por otra parte, Buenos Aires, suficientemente abastecida durante los ltimos veinte aos, sin

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    manufacturas importantes, sin industrias, sin plantaciones, no tiene en aquel momento mayor intersen la importacin de negros.

    Las ideas abolicionistas y las de la Revolucin Francesa tendrn su expresin ms clara en lasdeterminaciones de la Asamblea de 1813. En la sesin del 4 de febrero se decide Que todos losesclavos que de cualquier modo se introduzcan desde ese da, de pases extranjeros, queden libres

    por el solo hecho de pisar el territorio de las Provincias Unidas. Pero la determinacin tiene escasavigencia. Un vecino poderoso, el Imperio del Brasil, con aproximadamente un milln y medio deesclavos y una produccin agrcola sustentada en la mano de obra servil, no ve con buenos ojosaquella intromisin en la propiedad de sus sbditos.

    La monarqua teme que la legislacin abolicionista del Ro de la Plata perjudique a los colonosfronterizos y que los esclavos, alentados por la medida, huyan hacia las Provincias Unidas. Y enBuenos Aires, el 29 de diciembre dejan sin efecto lo obrado por la Asamblea a pedido, segn losealan, de Su Alteza el Prncipe Regente de Portugal, y establecen que todo esclavo perteneciente alos Estados del Brasil que hubiese fugado o fugase en adelante sea devuelto escrupulosamente a susamos.... Das ms tarde (21 de enero de 1814) permiten que cualquier viajero que llegue al Ro de la

    Plata introduzca libremente los esclavos que conduce en calidad de sirvientes.

    La participacin de los esclavos en los ejrcitos libertadores de Chile y del Per, como posteriormenteen la guerra que sostendr el pas contra las pretensiones expansionistas del Imperio del Brasil,contribuye, junto con otros factores, a la disminucin de la poblacin negra tanto en Buenos Airescomo en el interior. El alejamiento de los hombres permite asimismo el mestizaje y detiene elcrecimiento vegetativo de los elementos racialmente considerados africanos puros. En determinadomomento, aproximadamente en 1817, los hechos sealados crearn una fuerte escasez de mano deobra servil, oportunidad de inmediato aprovechada por viajeros arribados del interior para obtenerbuenas ganancias con la venta de esclavos introducidos en calidad de sirvientes. Sin llegar a losextremos anteriores a 1810, el inters por el lucro fcil origina abusos de toda ndole: contrabandos,

    falsificacin de documentos y otros fraudes similares son tan frecuentes que el 3 de setiembre de 1824se prohbe la venta de los esclavos que introducen los viajeros (Constando al gobierno los abusos quecomienzan a hacerse). El 15 de octubre de 1831 el gobernador Juan Manuel de Rosas permitenuevamente la enajenacin de los esclavos que introducen los viajeros y deroga el decreto de 1824(Archivo General de la Nacin, Buenos Aires, Polica, 1831-33, libros 62-64). Dos aos ms tarde,debido a la crtica periodstica, se anula la medida (27 de diciembre de 1833). En el nterin se vendenen Buenos Aires gran cantidad de negros bozales que transportan las naves extranjeras que arriban ala ciudad. La ley sancionada en 1833 establece que los esclavos decomisados queden en poder deaquellos que denunciaron su ingreso y puedan usufructuar el trabajo de stos tenindolos en custodia(patronato). Asimismo es conveniente aclarar que el derecho de patronato es transferible mediante

    venta.

    El 24 de mayo de 1839, el ministro de relaciones exteriores firma un tratado con Gran Bretaa por elcual el pas se compromete a cooperar en la campaa emprendida contra el trfico infame.Cooperacin que determina la ayuda que deben prestar las naves de guerra argentinas en la capturade mercantes negreros.

    Discriminacin y prejuicio racial

    Algunos hispanistas como Richard Konetzke sostienen la preeminencia del pensamiento estamental dela Edad Media en las posesiones del Nuevo Mundo. En las colonias de Espaa los blancos desprecianlos trabajos manuales que, sostienen, slo competen a las poblaciones sometidas. Para lospeninsulares y sus descendientes, ser indiano significa, en relacin con los mestizos, negros e indios,

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    tener calidad de noble. Influye en ello la motivacin que impuls a cientos de miles de inmigrantes atrasladarse al Nuevo Mundo y que puede resumirse en una sola frase: adquisicin de riquezas con elmenor trabajo posible. A muchos la realidad de la geografa del Ro de la Plata, la inmensidad de sullanura y la rebelda del indio, los pondr en contacto con un mundo muy distinto del que se habanimaginado.

    En Buenos Aires, la pampa y las distancias que la separan de los centros poblados del interior,estrecha a sus vecinos en el siglo XVII y gran parte del siguiente, en miserables ranchos de paja ybarro; la llanura es uno, y no el menor, de los obstculos que se deben vencer para alcanzar Crdoba,Chile o el Alto Per. Y ms all, la cordillera y las travesas interminables. Ni siquiera un ro que facilitela comunicacin con aquellos centros.

    La mayor parte de los inmigrantes espaoles pertenecen a los estratos ms bajos de la Pennsula.Miguel Herre, miembro de la Compaa de Jess, retrata con la mayor justeza la realidad portea acomienzos del siglo XVIII: En esta parte del Nuevo Mundo escribe son tenidos como nobles todoslos que vienen de Espaa, o sea todos los blancos; se los distingue de las dems gentes en ellenguaje, en e! vestido, pero no en la manutencin y habitacin, que es la de mendigos; no por eso

    dejan su ufana y su soberbia; desprecian todas las artes; el que algo entiende y trabaja con gusto, esdespreciado como esclavo; por el contrario, el que nada sabe y vive ociosamente, es un caballero, unnoble. Y con posterioridad a 1810 encontramos opiniones semejantes en los testimonios de losviajeros que visitan el interior. Los hermanos Robertson, comerciantes ingleses afincados en el litoralen las primeras dcadas del siglo XIX, describen detenidamente las condiciones imperantes en laciudad de Corrientes y califican a la autodeterminada gente decente como a miembros de unasociedad atrasada y supersticiosa, cerrada a cualquier influencia renovadora a pesar de hallarse en lamayor barbarie.

    Para el espaol, tanto el peninsular como el indiano, nobles son quienes no tienen entre susdescendientes a moros, judos o negros. Para la obtencin de cargos pblicos presentarn testigos y

    rboles genealgicos que demuestren su nobleza y la ausencia de mala raza entre sus antecesores detres generaciones. Esta preocupacin racista se asocia con prejuicios religiosos heredados por losdescendientes de la clase social dominante. El historiador contemporneo Julio Caro Baroja (miembrode la Real Academia de la Historia de Espaa) sostiene: la existencia de un germen y, ms de ungermen, de una preocupacin tpicamente racista y concretamente antisemita insertada dentro de lanocin de limpieza de sangre. Concepto este ltimo que tampoco significa, y de manera especialpara el espaol americano, absoluta pureza de sangre blanca.

    La estructura social en el Ro de la Plata presenta caractersticas similares a las de otros mbitos deHispanoamrica. Una estructura asociada ntimamente con los prejuicios raciales que sita al blanco

    en la cima de la escala y al negro en ltimo lugar. Para el negro la movilidad social por medio delmatrimonio era prcticamente imposible y menos por lnea materna. En algunos casos como losealan testamentos del siglo XVIII el blanco toma a su cargo al hijo habido con una mulata o unanegra. Pero el mestizaje ser ms frecuente en la campaa, donde la barragana es un hecho comn.

    A partir de la segunda mitad del siglo XVIII la poblacin de la campaa aumenta considerablemente;mestizos del norte y centro del actual territorio del pas migran hacia la llanura de Buenos Aires, lascuchillas de la Banda Oriental y las estancias de Entre Ros, Santa Fe y Crdoba. Muchos desciendende los primeros pobladores espaoles y racialmente abarcan el amplio espectro que separa a losmestizos de los espaoles. Estos blancos marginados trabajan peridicamente en faenas rurales yforman parte de una poblacin con caractersticas especiales.

    Como decamos, el mestizaje se produce fuera de la ley. Y el hecho ser total durante el siglo XVIII alhacerse ms estricto el concepto de superioridad racial. En 1762, en un documento eclesistico de

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    Buenos Aires se deca: No slo son muchos los extravos que hace el pueblo echando los prvulos ydndolos a algn confidente en las iglesias... en los patios y puertas de las casas cometen muchasculpas de pensamientos, palabras y acciones, sino a veces tambin en los cementerios y puertas delas iglesias, mientras estn haciendo los entierros (citado por Carlos Correa Luna en Don Baltazar deAranda. Buenos Aires, 1918, pg. 29).

    En Crdoba plantean en varias ocasiones a las autoridades los excesos sexuales que se cometendurante las procesiones nocturnas de Semana Santa y solicitan la prohibicin de las mismas. Aluden alas relaciones entre personas de diferentes condiciones sociales. Y en Buenos Aires una Satirillafestiva les recuerda entre otras cosas a los porteos de 1802: Que en esta tierra muy pocos sequieren matrimoniar y en la Cuna, diariamente vayan nios a botar.

    Carlos III establece por una pragmtica que los parientes de una pareja de novios pueden oponerse almatrimonio de stos si por considerar dudosos los antecedentes de cualquiera de los cnyuges creanque la unin sera perjudicial para el honor de la familia.

    Se legisla en aquel momento algo que est ntimamente unido a las ideas de la clase dominante.

    Muchos aos ms tarde seguir considerndose como infame a quien posea antecesores africanos enla familia. Esta concepcin racista tendr plena vigencia tanto en la sociedad tradicional como en lasclases desposedas.

    Todos aquellos con caracteres fsicos que acusen rasgos africanos son considerados personas viles.

    Un falso rumor cuestionando el origen espaol de una familia bastaba para difamarla. Los trminosempleados para sealar a los hombres de color y a sus descendientes delatan asimismo el desprecioracista. Solrzano Pereyra (jurista del siglo XVII) al sostener la necesidad que tienen las Indias demano de obra esclava, aconseja que se valgan de negros, mestizos y mulatos libres de los cuales escribe hay tanta canalla ociosa en estas provincias (Poltica Indiana libro II, cap. III, n 11). Losmulatos, opina luego, toman este (nombre) en particular, cuando son hijos de negra y de hombreblanco o al revs, por tenerse esta mezcla por ms fea y extraordinaria y dar a entender con talnombre, que le comparan a la naturaleza del mulo.

    Aunque libres, los negros estn regidos por rgidas normas legales. Tienen la obligacin depermanecer bajo las rdenes de un amo; de convivir bajo la tutela de personas conocidas; no puedenandar libremente de noche; les est prohibido llevar armas; las mujeres no pueden adornarse conjoyas ni vestido de seda.4 El sistema de castas determina asimismo diferencia en las penas ante unmismo delito. Los castigos corporales tendrn exclusiva vigencia entre los pobladores socialmentemenos considerados y con mayor intensidad para negros y mulatos. Al consultarse en 1785 si erapermitido azotar a los culpables de delitos leves, responde cierto asesor jurdico que s podra

    corregrselo mediante azotes en un sitio pblico siempre que el acusado fuera persona de baxasuerte. En 1758 el gobernador de Crdoba establece la aplicacin de una marca de hierro candentesobre el cuerpo de quienes, por ser vagos, jugadores y enviciados considera como rebeldes, perosiempre que los inculpados sean indios, negros o mulatos ... doscientos azotes y sean marcados conuna erre de a geme,5 escribe. (Citado por Ernesto Quesada, La vida colonial argentina, Buenos Aires,1917, p. 35)

    En muchos casos los castigos (treinta, cincuenta, doscientos o ms azotes se aplican sin la confeccindel correspondiente sumario, pues no era necesaria la actuacin de jueces ni la exposicin de testigos.El Cabildo de Crdoba recuerda en 1789 que a los ladrones, siendo mulatos o negros, siempre se losazot sin ms figura de juicio ni perder tiempo en procesarlos.6 Los bandos de los gobernadores y

    virreyes en todos los casos ordenan la flagelacin de los reos considerados de color baxo comodenominan a negros y mulatos.

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    La Real cdula de 1789 sobre el tratamiento que debe aplicarse a los esclavos, considerada por loshistoriadores como un paso positivo en las relaciones entre amos y esclavos, insiste en la necesidadde castigar con azotes a los negros ante el incumplimiento de sus deberes. Establece en su captuloVIII que podr y deber ser castigado correccionalmente por los excesos que cometa, ya por el dueode la hacienda, o ya por su mayordomo, segn la cualidad del defecto, o exceso, con prisin, grillete,cadena, maza, cepo, con que no sea ponindolo en ste de cabeza o con azotes, que no pueden

    pasar de veinticinco, y con instrumento suave, que no les cause contusin grave, o efusin de sangre.Las penas por delitos que sus amos creyeran conveniente castigar con mayor severidad deban seraplicadas por la justicia.

    Por esa causa muchos entregan sus esclavos a las autoridades civiles. Enviados a la crcel pblicapor determinado tiempo, los abandonan sin alimentarlos, sistema que seguir emplendose conposterioridad a 1810 sin diferencia alguna. Asimismo las penas corporales continan siendo privativasde las clases consideradas inferiores. El movimiento de 1810 no se preocup directamente por mejorarlas relaciones entre amos y esclavos, aunque es justo sealar que la aparicin de nuevos factoreseconmicos, sociales y militares, vinculados con el proceso revolucionario, irn determinando cambiosfavorables a la condicin del negro.

    A pesar del espritu de la legislacin de la Asamblea de 1813, los castigos corporales continanaplicndose y siempre a los componentes de las antiguas castas. Tanto en Buenos Aires como en elinterior, la costumbre perdura hasta fines del siglo pasado.7

    Los hombres de color, libres o esclavos, mulatos o negros atezados8 tambin estn totalmenteexcluidos de la enseanza de las primeras letras, por expresa disposicin de las autoridades. Sobre elparticular ordenan los cabildantes de Buenos Aires, el 8 de mayo de 1723, al maestro Alonso Pachecoque no debe ensearles a leer, escribir o contar. Slo est autorizado, pero tenindolos separados, adarles nociones de religin. Y agrega que no los saque a los actos pblicos sino apartados de losespaoles para que no se junten. En trminos generales, esta disposicin perdura hasta algunos aos

    despus de 1810, y slo se atena lentamente. En 1823, la Sociedad de Beneficencia dispone lacreacin de una escuela para nios de color, apartados hasta aquel momento de la enseanza de lasprimeras letras. En 1833 esa y otras escuelas funcionan en distintos barrios de Buenos Aires, yconocemos la existencia de otra instalada en 1855 en la Catedral del Norte. Informes posterioressealan que por falta de fondos debieron ser clausuradas. En 1877, los morenos de Buenos Aires calculamos su poblacin en aproximadamente seis mil almas solicitan la creacin de escuelas paralos descendientes de los antiguos africanos. Pero si bien la enseanza de las primeras letras les estvedada en la poca colonial, muchos amos y especialmente congregaciones religiosas ensean a losesclavos a ejecutar algn instrumento.

    Las limitaciones continan: Cabello y Mesa a comienzos del siglo XIX prohbe formar parte de lasociedad literaria que piensa establecer en Buenos Aires a quienes define como personas de malaraza, es decir que no sean cristianos viejos, sin tacha de negro, mulato, chino, zambo, cuartern omestizo. Y como sostiene en El Telgrafo Mercantil (abril de 1801) se ha de procurar que estaSociedad Argentina se componga de hombres de honrados nacimientos. Posteriormente, lasegregacin tendr diversas manifestaciones ms o menos ostensibles. Tal vez la ms notable sea lainmediata separacin de los naturales (indios) de los pardos y morenos pertenecientes al ejrcito,situacin que se prolonga bajo diversas formas de prejuicio racial hasta la segunda mitad del siglopasado.

    Vida cotidiana

    En Buenos Aires, como en el interior del virreinato, el trabajo domstico estuvo a cargo de esclavos. En

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    la ciudad viven con sus amos en la misma casa, ocupando el tercer patio, lejos de las habitacionesprincipales. All crecen los muleques9 en compaa de los hijos de sus amos. Las negras acompaan alas amas a misa, cocinan, lavan la ropa, realizan costuras y otros trabajos similares. En algunos casos,cuando la familia no dispone de suficientes entradas, salen a vender pasteles y confituras parasolventar los gastos de sus dueos. Acompaan a los nios en sus juegos y los cuidan hasta los cincoo seis aos.

    Dadas las escasas condiciones de higiene, la falta de cuidados en el parto y el abandono en que lossumen sus amos, la mortalidad infantil era elevada. 10

    A partir del siglo XVII, quienes disponen de cierto capital invierten con frecuencia dinero en laadquisicin de mano de obra esclava para alquilarla, recibiendo de esta manera una renta, que esmayor si el negro tiene algn oficio; de all el inters por enserselo. Los beneficios derivados de estealquiler debieron ser sustanciales porque a fines del siglo XVIII los contratos de trabajo aumentan enforma importante. Comerciantes, funcionarios y hacendados constituyen los principales propietarios deesclavos entre la poblacin civil y quienes se dedican con mayor frecuencia a alquilar sus sirvientes.Por lo expuesto, resulta difcil estipular, tomando por ejemplo las cifras del padrn de 1778, qu

    porcentaje de esclavos se dedica a tareas domsticas o a trabajos fuera de la casa de sus amos. Elsistema debi extenderse en exceso pues durante el transcurso de las dos ltimas dcadas del sigloXVIII, informes oficiales, reales cdulas y comentarios periodsticos determinan la presencia de unmovimiento de opinin que desea el alejamiento de los esclavos y personas de color en general, de lasactividades artesanales, tareas a las que estn dedicados muchos negros. Sostienen que losespaoles (criollos o peninsulares) no realizan trabajos manuales debido a la infamia que constituyepara ellos el contacto con las castas consideradas inferiores. El deseo de mantener en pie y sintrabajar escriben en 1806 un pequeo capital, ha sugerido la idea de emplearlo con preferencia encomprar esclavos y destinarlos a los oficios, para que con su trabajo recuperen algo ms que el intersdel fondo invertido en esta especulacin; por semejante medio se han colmado de estas gentes

    mercenarias todas las tiendas pblicas, y han retrado por consiguiente los justos deseos de losciudadanos pobres de aplicar a sus hijos a este gnero de industria.

    Ya hemos sealado que a partir de la segunda mitad del siglo XVIII aumenta el nmero de pobladoresmarginados que sin ser negros, indgenas o mulatos no poseen medios de subsistencia ni estn encondiciones de obtener cargos pblicos. Estos blancos de orillas constituyen un problema para lasautoridades y ms aun dentro de un mbito donde existe un fuerte prejuicio frente a los trabajosmanuales. Prejuicio que debemos sumar al racial. Los blancos prefieren la miseria y la holgazaneraantes de ir al trabajo al lado de negros y mulatos. Escribe Manuel Belgrano en una de sus memoriasal Real Consulado.

    En diversas disposiciones de aquel momento se aconsejaba a los amos que dedicaran a sus esclavosa trabajos agrcolas y domsticos, evitando las actividades sedentarias poco convenientes para stos.La primera y principal ocupacin de los esclavos debe ser la agricultura y dems labores del campo, yno los oficios de vida sedentaria, ordena la real cdula expedida en Aranjuez el 31 de mayo de 1789.

    En otros casos los amos estipulan con sus esclavos y ante escribano pblico la entrega de una sumafija mensual, otorgndoles plena libertad de elegir el trabajo que ms le conviniera. De all que muchasesclavas, ante la imposibilidad de reunir el dinero necesario e impulsadas por sus amos, prostituyensus cuerpos. As lo seala una real cdula en 1672.

    Y en 1797 uno de los alcaldes de la ciudad solicita prohban que las negras y mulatas vendan

    empanaditas, pasteles y otras golosinas en la Plaza de Amarita, tambin denominada Plaza Nueva,pues se quedan hasta muy tarde por la noche haciendo compaa a peones santiagueos y a malentretenidos. En gran parte del trabajo estable que se realiza en las estancias tambin aparece el

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    negro esclavo. Slo en las tareas peridicas (yerras y apartes) intervienen contratados para tal fincriollos y mestizos que, por lo general, son pobladores (los denominan agregados) de la mismaestancia.

    Antes de su expulsin, los jesuitas emplean en todas sus estancias mano de obra africana. EnCrdoba poseen en 1686 trescientos esclavos, 11.000 ovejas, 5.000 caballos, 3.000 vacunos y 1.000

    mulas. En 1767, en la estancia de Alta Gracia una entre las varias de la Compaa la peonada paraatenderla acceda a 140 negros y 170 negras... cantidad al parecer excesiva para atender no ms dequince mil cabezas de ganado. (Joaqun Cracia, Los jesuitas en Crdoba. Buenos Aires, 1940, pg.371). En Buenos Aires a mediados del siglo XVIII las estancias de Magdalena y la de Areco ocupan entotal ms de ciento veinte esclavos. Sus conexiones con los asentistas ingleses son estrechas y estnligadas a ellos por mltiples transacciones comerciales. La expulsin de los jesuitas no introducecambios en las estancias, administradas por las Temporalidades. El campo de la Hermandad de laCaridad de Buenos Aires ocupa mano de obra africana en su totalidad: capataces, peones y puesteros.Paradjicamente el producto del establecimiento mantiene en Buenos Aires un colegio de hurfanasdonde no se permite la internacin de personas de color. Slo abren sus puertas a hurfanas desangre limpia como estipulan sus reglamentos. Hasta el personal de servicio debe ser europeo, puesaquellos que denominan gentuza y personas de bajo origen no puede tener contacto con las nias delColegio. Temen que si ocurriera las seoras de la ciudad no pongan a sus hijas de colegialas por eljusto temor de que se las confunda con las esclavas. Cabra preguntarse si la piel de las porteas eratan oscura como para que temiesen que se las confundiera con muequillas mulatas.

    Esclavos y negros libres desempean trabajos artesanales de carpintera, zapatera, sastrera,herrera, peluquera, albailera, etc., calculndose que ms de un sesenta por ciento de aquellasactividades estn ocupadas por ellos. Con frecuencia los propietarios de los locales son europeos quedejan en manos de sus esclavos los trabajos manuales, pese a que, como ya sealamos en variasoportunidades, se trat de impedir que desempeasen aquellas tareas.

    Las ordenanzas del gremio de zapateros de Buenos Aires excluyen de entre sus miembros a loshombres de color (1791). stos, como lo seala el historiador Enrique Barba, ante la segregacin queles imponen, se ven en la necesidad, a pesar de ser mayora, de constituir otro gremio, sealando contal motivo que las ordenanzas que los excluyen enerva los derechos de los hombres, aumenta lamiseria de los pobres, pone trabas a la industria, es contraria a la poblacin.... Cuestionan el derechoque se atribuyen los europeos de autorizar slo a quienes ellos crean conveniente para ejercer el oficioy de reservarse la venta de los zapatos que fabrican los negros, en una tpica actitud monopolista.Cornelio Saavedra, en aquel momento Procurador General, condena al monopolio pero aconseja encambio no se permita la divisin del gremio de zapateros y cree lgico que los negros no ocupen en lcargos directivos por ser personas que el derecho inhabilita para los actos civiles.

    La escasa industria manufacturera familiar basada exclusivamente en el trabajo del algodn y la lanano emple esclavos. Salvo algunos telares propiedad de los jesuitas (en Crdoba y en otras regiones)y cuya produccin se destinaba al consumo interno en su gran mayora pues los saldos eran mnimos,el resto fue manejado por sus propios dueos. Por lo general el trabajo artesanal cubre escasamentelas necesidades de la zona y el resto se enva a los centros poblados. La produccin era escasa ysiempre a nivel familiar. Para tener una idea del monto que representa la manufactura textil y que unautor denomina pujante y poderosa comparndola con la minera y las derivadas de la ganadera,tengamos en cuenta que la produccin de Chuquisaca, una de las ms importantes del Virreinato, ensus mejores momentos no super los cuarenta mil pesos. Cantidad nfima si la comparamos con lossetenta y cinco mil pesos que produce la venta de un cargamento de esclavos de un solo barconegrero.

    Gregorio Funes bajo el seudnimo de Patricio Saliano escribe en El Telgrafo Mercantil (1802) que la

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    industria textil de Crdoba est en manos de mujeres, explotadas por los comerciantes que adquierensus productos (...vienen a quedar las mujeres nicas fabricantes de los tejidos, perpetuamente sujetasa una esclavitud mercantil). Tal la estructura de lo que se ha denominado la principal industria delpas. Lo mismo ocurre con la industria sombrerera, tambin artesanal, que ocupa muy pocos esclavosy, en cuanto a la produccin de caa de azcar, es muy limitada (Salta) y trabajan en ellaexclusivamente indios de la zona.

    Crisis del sistema esclavista

    Aludimos ya al aumento de poblacin que puede considerarse blanca y que vive marginada. Estnradicados tanto en la ciudad como en el campo, muchas veces sin ocupacin fija. En Buenos Aires ylas ciudades del interior ocupan mseros ranchos emplazados en las orillas. En la campaa algunospropietarios latifundistas les permiten poblar un rincn de sus campos. Son frecuentes las quejasdurante la segunda mitad del siglo pasado debido a robos de haciendas, vagabundaje, juegosprohibidos, ocupacin indebida de tierras. En cierto momento les prohiben tener hacienda a menos quedispongan de una gran extensin de tierra.

    Poco antes de 1810, y como lo sealamos en nuestro estudio sobre la situacin social del gaucho,comienzan las medidas represivas que tendrn su expresin ms cruda a mediados del siglo pasado.Sin profundizar en el tema y comparando la situacin del Ro de la Plata con la de otros mbitos deAmrica (los llanos de Venezuela, por ejemplo)11 observamos la existencia de una gran masa depoblacin disponible para el trabajo. Los propietarios criollos buscan entonces la salida del rgimenesclavista hacia otro con formas feudales y empleando la amplia legislacin existente. Se obliga a losdesposedos a trabajar, a enrolarse en el ejrcito, se les impide trasladarse de un sitio a otro. Lasolucin ms adecuada a los problemas que representan la dar la Guerra de la Independencia y lanecesidad de soldados para los cuerpos de caballera.

    La primera medida que aparentemente determina una crisis en el sistema esclavista data como essabido de 1813. El 2 de febrero de aquel ao la Asamblea General Constituyente establece la ley devientres acordando la libertad a todos los nios nacidos con posterioridad a ese ao. El 6 de marzo sereglamenta la ley disponindose su cumplimiento en varias etapas, con lo que se desvirta el espritulibertario que haba inspirado la medida. (Ese brbaro derecho haban dicho del ms fuerte que hatenido en consternacin a la naturaleza, desde que el hombre declar la guerra a su misma especie,desaparecer en lo sucesivo de nuestro hemisferio; y sin ofender el derecho de propiedad, si es queste resulta de una convencin forzada, se extinguir sucesivamente hasta que regenerada esamiserable raza iguale a todas las clases del estado y haga ver que la naturaleza nunca ha formadoesclavos sino hombres, pero que la educacin ha dividido la tierra en opresores y oprimidos.)

    La reglamentacin de las medidas solicitadas por la Asamblea establece que los negros nacidos conposterioridad a 1813 permanecern hasta los veinte aos de edad bajo la proteccin de sus amos,quienes han de disponer de ellos sin abonarles salario alguno por su trabajo. Esta proteccindenominada derecho de patronato puede enajenarse mediante la entrega de una suma de dinero. Losavisos de los peridicos editados entre 1813 y 1852 anuncian con frecuencia la venta de derechos depatronato. Aluden asimismo a la huida de nios de color nacidos con posterioridad al ao 1813 y a lagratificacin que ofrecen sus amos a quien los devuelva. Los libertos mayores de dos aos (artculo 5)pueden quedar en poder del dueo de la esclava en caso de que ste venda a la madre, situacin queno presenta modificacin alguna con respecto a la observada en los peores momentos anteriores a1810. Si bien nadie plantea la diferencia entre esclavitud y patronato, los porteos saben que son

    sinnimos. Advirtamos que en aquel momento los esclavos constituyen la totalidad del serviciodomstico y por lo general no estn dedicados a tareas productivas. Su posesin determina lasituacin econmica del amo y otorga cierto status social.

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    Recin en 1852 la Asamblea Constituyente dispondr la libertad total de los escasos esclavos quetodava existen en el territorio argentino. En los cinco aos anteriores a esa fecha los peridicosporteos no ofrecen ninguno en venta. Quienes fueron introducidos desde frica antes de 1812 y quean sobreviven, en su mayora son ancianos. Slo quedan algunos vendidos posteriormente porviajeros que llegan al pas amparados en la legislacin que ya mencionamos. Por otra parte el trabajodomstico es realizado por inmigrantes europeos y criollos mestizos. La ley, en realidad, alude a un

    hecho ya consumado. (En la Confederacin Argentina dijeron en alguna ocasin no hay esclavos:los pocos que hoy existen quedaran libres desde la jura de esta Constitucin...)

    Carne de can

    Los sucesos posteriores a 1810 determinan la urgente necesidad de establecer una fuerza armadacapaz de defender el nuevo sistema poltico. De all las frecuentes levas de paisanos ya denominadosgauchos y el enrolamiento de esclavos. El sistema y el mtodo utilizado no era nuevo pero s lo erasu intensidad y crea normas jurdicas distintas en las relaciones entre la clase dominante en aquelmomento y los desposedos. La primera medida data del 29 de mayo de 1810 y resquebraja el sistema

    de autoridad. De acuerdo con lo establecido ese da por la Junta, el ejrcito deba constituirse sobre labase de todos los vagos y hombres sin ocupacin conocida, desde la edad de los diez y ocho hasta lade cuarenta aos sumndoseles los cuerpos ya existentes. La leva de paisanos denominados vagosadquiere grados tan extremos que das ms tarde los propietarios de las tropas de carretas que viajanal Norte deben detenerse pues las partidas militares les han secuestrado todos sus peones. El sistemaexpuesto seguir en vigencia, con pocas variantes, hasta la aplicacin del servicio militar obligatorio.

    Tambin en 1810 (8 de junio) la Junta, para desagraviar a los indios, pues considera una ofensa questos formen parte de las compaas de pardos y morenos, ordena la separacin total de los mismos.Sealemos que el indio desde un primer momento, y al menos en teora, es objeto de las inquietudessociales de los idelogos de la Revolucin.

    Frente a la movilizacin de las tropas, los esclavos tomarn conciencia de los sucesos polticos. Elhecho preocupa a los propietarios y lo advertimos, por ejemplo, en ciertas opiniones vertidas en labiografa oficial de Juan Manuel de Rosas editada en 1830: la revolucin se dice que estall el aosiguiente (1810), agit profundamente al pas, e hizo que los esclavos fuesen menos dciles a la vozde sus amos. Muchos propietarios y don Len Rosas entre ellos (padre de Juan Manuel de Rosas), nohallaron ms remedio contra un mal cuyos progresos amagaban sus fortunas, que ir a establecerse asus estancias.

    El 31 de mayo de 1813 se ordena el establecimiento de un batalln de esclavos, considerndoloindispensable para la salvacin de Buenos Aires. Y siempre que Buenos Aires lo mismo ocurre en

    las ciudades del interior afronte un serio peligro, ha de recurrirse a los soldados de color. La infanteranegra constituye en determinados momentos ms de una cuarta parte de las tropas regulares sin teneren cuenta a aquellos que forman la reserva. Brackenridge recuerda que poco despus de 1810 unporcentaje similar revista en el ejrcito de Buenos Aires y opina, no son inferiores a ninguna tropa delmundo.

    Los esclavos cubren los claros que deja el entusiasmo, al parecer no muy fervoroso, de losciudadanos. As ocurre mientras San Martn prepara en la ciudad de Mendoza el ejrcito con el cual hade cruzar la cordillera. Los vecinos del puerto emplazado sobre el Ro de la Plata, a pesar de nopermanecer en su totalidad indiferentes, no concurren con su ayuda enrolndose en calidad devoluntarios. Sus donativos en la mayor parte de los casos son forzados y sujetos a una posibleindemnizacin.12 A los esclavos los compra el Gobierno; las armas y bagajes indispensables seadquieren con dinero de la Tesorera, segn se desprende de las cartas intercambiadas entre el

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    Director Pueyrredn y San Martn.

    El bando del 15 de enero de 1815, que dispone el embargo de los esclavos en poder de los espaoleseuropeos sin carta de ciudadana, esparce un clamor general en la ciudad. Cientos de solicitudesllegan al gobierno rogando se revea la medida. Y muchos llevarn sus esclavos al exterior(Montevideo), burlando las medidas oficiales. Otras leyes posteriores continan estableciendo distintos

    embargos y los extienden a los americanos, pero siempre con la condicin de abonrselos. Gran partedel Ejrcito de los Andes est formado por esclavos, reunidos en su mayor parte en los batallones(regimientos) 7 y 8 de infantera, que suman ms de mil quinientos hombres. Luchan en Chacabuco,Maip, Cancha Rayada y luego emprenden el camino hacia el Alto Per y Lima. Muchos muerencongelados al cruzar la Cordillera. Otros corrodos por la gangrena. Y cientos de ellos en los camposde batalla despedazados por el fuego de la artillera realista. San Martn nunca dej de reconocer elvalor de sus pardos y morenos, y su espritu amplio dese reunirlos desde un primer momento con lastropas formadas por criollos descendientes de espaoles. Pero el espritu racista fuertementearraigado en la poblacin se lo impidi, como l mismo lo reconoce en una carta al Secretario deGuerra: En efecto el deseo que se anima de organizar las tropas con la brevedad y bajo del mejororden posible, no me dej ver por entonces que esta reunin [de negros y blancos] sobre impoltica eraimpracticable. La diferencia de clases se ha consagrado en la educacin y costumbres de casi todoslos siglos y naciones; y sera quimera creer que por un trastorno inconcebible se allanase el amo apresentarse en una misma lnea con el esclavo (Mendoza, 11 de febrero de 1816).

    Apesadumbrado por la falta de comprensin y patriotismo de los porteos, Pueyrredn le escribe aSan Martn (16 de diciembre de 1816) que ha debido revocar el decreto de embargo de esclavos por elclamor de sus compatriotas: naci el disgusto general, afirma. Por lo tanto se ve obligado a renunciara todo intento de envo de tropas. Pero si bien los porteos no permiten el embargo de sus negros,aceptan entregarlos ciertos das de la semana para que les enseen el manejo de las armas, losorganicen en compaas y les inculquen principios de disciplina militar. Adems de realizar trabajos

    domsticos, ellos velan por la tranquilidad del sueo de sus amos. En la guerra contra el indio en lafrontera de Buenos Aires, Mendoza, Santa Fe y Crdoba tambin aparecen tropas de color. Encompaa de los gauchos, enrolados como ellos, por la fuerza, los libertos emprenden la defensa delos intereses ganaderos y conquistan nuevas tierras para que las usufructen otros. Rosas, Urquiza,Mitre, gobernadores y caudillos del interior disponen y abusan de la tropa de color. Las listas desoldados, las crnicas y partes militares aluden a la actuacin que les cupo en distintos hechos dearmas. Los ltimos descendientes de los africanos constituyen la infantera en las tropas de lnea. Enlos esteros del Paraguay luchan por ltima vez. Luego, diezmados, regresan a Buenos Aires. Ya enaquellos aos, sobreviven muy pocos de sus hermanos de raza. Algunos los calculan en no ms deseis mil almas. Finalmente, en 1871, la fiebre amarilla, que hace estragos entre los pobladoreshacinados en los conventillos de los barrios del sur de la ciudad de Buenos Aires, cobra gran nmerode vidas entre ellos, terminando de hecho con la mayor parte de los hombres de color.

    Un orgulloso pas de blancos

    En nuestro pas, muchos vieron y, por qu no decirlo, muchos ven la desaparicin de la poblacin decolor como un hecho positivo. Hace varios aos, un conocido diplomtico e internacionalista argentinosostena esa tesis en una conferencia que pronunciara en la Universidad de Harvard en EstadosUnidos. Expres entonces que es digna de recordar la circunstancia favorable que las razas inferiores,indios y negros, casi se extinguieron durante el primer siglo (de la independencia). Las guerras delmites, las enfermedades y el alcohol, han reducido a las aguerridas tribus indgenas a pequeos

    grupos de menos de diez mil almas, diseminadas en diferentes regiones del pas. La abolicin de laesclavitud agregaba, proclamada por el Congreso argentino de 1813, origin un movimiento degratitud (sic) en la poblacin negra y como consecuencia, todos los hombres capaces de usar armas

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    se unieron voluntariamente en los ejrcitos patriotas y en la guerra contra la dominacin espaola.Adems los negros tomaron una parte activa en la repblica. La homogeneidad de la poblacin blancaes una de las razones que, unida al carcter de las instituciones y a los dones de la naturaleza,explican la extraordinaria transformacin, cultura, y prosperidad de la Repblica Argentina.... 13 Tanentusiasta profesin de fe en la superioridad del blanco, frente a las razas inferiores, nos exime detodo comentario.

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    Referencias

    1 La cantidad se desprende de un estudio que realizamos sobre aproximadamente cien viajes entrefrica y puertos de Amrica durante las ltimas tres dcadas del siglo XVIII.

    2 Negro bozal: denominacin con que se conoca al esclavo recin llegado a Indias y que no conocelas costumbres ni el idioma.

    3 Izan la bandera espaola.

    4 Recopilacin de leyes de los Reynos de Indias (libro IV, ttulo V, leyes IV, VII, XV, XXVIII).

    5 Geme por gema, piedra preciosa, joya. Alude con ello al tamao de la marca.

    6 Cf. Ricardo Rodrguez Molas. Historia social del gaucho. Buenos Aires, 1958, p. 344.

    7 El 17 de abril de 1833, la polica de Buenos Aires anuncia en el peridico El Lucero que establece lacondena de veinticinco azotes a todo negro que encuentre jugando y agrega que si se tratase de un

    hijo de familia, a veinticuatro horas de prisin.

    8 Nombre para designar a los esclavos negros sin influencias rabes y que no son mestizos.

    9 Negro entre siete y diez aos.

    10 Disponemos de escasos informes posteriores a 1810 y suponemos que el porcentaje sera similar alos que se desprenden de las series estadsticas posteriores. Entre 1813 y 1815, de 2003 nacimientosde nios cuyas madres son esclavas, sobrevivirn al parto slo 1253 (37% de muertes). Y dentro dellmite de las posibilidades, teniendo en cuenta la mencionada cifra, podemos sostener que las muertesal ao de vida alcanzaran a un 50%.

    11 Miguel Acosta Saignes. Vida de los esclavos negros en Venezuela. Caracas, 1967.

    12 En el Archivo General de la Nacin pueden consultarse los miles de expedientes de la Comisinliquidadora de las deudas de las guerras de la Independencia y la emprendida posteriormente contra elImperio del Brasil. Hasta el ltimo centmetro cuadrado de las telas para los uniformes fuemeticulosamente abonado a los comerciantes porteos y a los importadores. Los esclavos, en lamayor parte de los casos, pagados en el momento. Por otra parte todos, o casi todos, losdescendientes de los oficiales, y aun aquellos que en su vida tomaron un fusil, recibieron pensionesgraciables del Congreso... Mientras tanto los soldados negros sobrevivientes arrastraban sus muonesy sus miserias por las calles de Buenos Aires, Mendoza y otras ciudades.

    13 Estanislao S. Zeballos. Las conferencias de Williamstonn. Buenos Aires, 1927, pgina 81.

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