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EL ROMANTICISMO (1ª mitad del siglo XIX) 1. El Romanticismo y sus características El siglo XIX puede dividirse, a grandes rasgos, en dos mitades: la primera la ocupa el movimiento romántico; la segunda, el Realismo. El Romanticismo es un movimiento cultural amplio y complejo que repercutió en todos los aspectos de la vida. El Romanticismo, con su mentalidad exaltada e idealista, corresponde al periodo en que la sociedad europea está inmersa en un proceso revolucionario. La actitud del romántico es contradictoria: unos miran hacia atrás, añorando épocas pasadas como la Edad Media; sin embargo, otros buscan el progreso y el liberalismo radical. A ambas actitudes les une la búsqueda de un mundo ideal. Podemos destacar siete características básicas del Romanticismo: - Individualismo. El arte y la literatura es una expresión de sentimientos personales, íntimos; predomina la subjetividad. - Irracionalismo. El romántico valora las emociones, los sueños, las fantasías que se alejan del mundo de lo racional. - Defensa de la libertad. Existe un rechazo absoluto a cualquier norma impuesta de antemano. Los escritores buscan ser originales y con estilo propio, solo se dejan llevar por los sentimientos. - Idealismo. El hombre romántico busca ideales y objetivos inalcanzables, en especial en el ámbito del amor, lo que les conducirá con frecuencia al desengaño. - Nacionalismo. Los románticos valoran los rasgos diferenciales de su país, recuperan sus tradiciones, su historia, su cultura… Esto provoca un auge de las lenguas vernáculas (gallego, catalán…). - Exotismo. Buscan ambientes extraños, no europeizados (América, Oriente), además quedan alejados en el tiempo (E. Media). - Espíritu rebelde y juvenil. Sintonía absoluta con la juventud, rebelde, pasional e idealista frente a la moderación y el conservadurismo de la sociedad madura. El Romanticismo español fue tardío y efímero, apenas duró una década (1834-1844). Hasta enlazar con el Realismo hubo una transición conocida como Posromanticismo (hasta 1968). Los románticos españoles buscaron la tradición literaria española (el Romancero, Lope de Vega, Calderón…) de una manera artificial, poco auténtica; la realidad fue que siguieron las líneas marcadas por los románticos de fuera (Edgar Alan Poe, Goethe, Byron, Walter Scott, Víctor Hugo,…).

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EL ROMANTICISMO (1ª mitad del siglo XIX)

1. El Romanticismo y sus características

El siglo XIX puede dividirse, a grandes rasgos, en dos mitades: la primera la ocupa el movimiento romántico; la segunda, el Realismo. El Romanticismo es un movimiento cultural amplio y complejo que repercutió en todos los aspectos de la vida. El Romanticismo, con su mentalidad exaltada e idealista, corresponde al periodo en que la sociedad europea está inmersa en un proceso revolucionario. La actitud del romántico es contradictoria: unos miran hacia atrás, añorando épocas pasadas como la Edad Media; sin embargo, otros buscan el progreso y el liberalismo radical. A ambas actitudes les une la búsqueda de un mundo ideal.

Podemos destacar siete características básicas del Romanticismo:

- Individualismo. El arte y la literatura es una expresión de sentimientos personales, íntimos; predomina la subjetividad.

- Irracionalismo. El romántico valora las emociones, los sueños, las fantasías que se alejan del mundo de lo racional.

- Defensa de la libertad. Existe un rechazo absoluto a cualquier norma impuesta de antemano. Los escritores buscan ser originales y con estilo propio, solo se dejan llevar por los sentimientos.

- Idealismo. El hombre romántico busca ideales y objetivos inalcanzables, en especial en el ámbito del amor, lo que les conducirá con frecuencia al desengaño.

- Nacionalismo. Los románticos valoran los rasgos diferenciales de su país, recuperan sus tradiciones, su historia, su cultura… Esto provoca un auge de las lenguas vernáculas (gallego, catalán…).

- Exotismo. Buscan ambientes extraños, no europeizados (América, Oriente), además quedan alejados en el tiempo (E. Media).

- Espíritu rebelde y juvenil. Sintonía absoluta con la juventud, rebelde, pasional e idealista frente a la moderación y el conservadurismo de la sociedad madura.

El Romanticismo español fue tardío y efímero, apenas duró una década (1834-1844). Hasta enlazar con el Realismo hubo una transición conocida como Posromanticismo (hasta 1968). Los románticos españoles buscaron la tradición literaria española (el Romancero, Lope de Vega, Calderón…) de una manera artificial, poco auténtica; la realidad fue que siguieron las líneas marcadas por los románticos de fuera (Edgar Alan Poe, Goethe, Byron, Walter Scott, Víctor Hugo,…).

2. Obras y autores del Romanticismo español

a) Ángel de Saavedra, duque de Rivas

Sobre todo destacó en el género teatral, su obra más conocida es Don Álvaro o la fuerza del sino (1835). Este drama inaugura el Romanticismo y rompe totalmente con el estilo neoclásico anterior: no respeta las tres unidades, mezcla lo trágico y lo cómico, consta de cinco actos (no de tres), mezcla verso y prosa, el lenguaje culto está al lado del habla popular… Su tema es el destino fatal que persigue a los protagonistas.

b) José de Espronceda

Es el poeta más destacado de nuestro Romanticismo, rebelde, exaltado y liberal, conectó muy bien con Byron. Aunque tuvo una primera fase literaria de corte neoclásico, pronto derivó hacia una transición que culminaría con su composición más romántica: “La canción del pirata”; este poema supone una defensa de los marginados sociales. Su poema narrativo más

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célebre es El estudiante de Salamanca, de gran variedad métrica, estilo grandilocuente y violentos contrastes.

c) José Zorrilla

Zorrilla representa con claridad lo que fue el Romanticismo en España. Sus ideas no resultan originales, pero sí sus versos fáciles (el público se los aprende y los recita de memoria) y sonoros, así como sus temas, tomados de la historia nacional y de la tradición popular, a los que el autor les da un enfoque patriótico y religioso. Los dramas históricos son los que mejor reflejan su estilo, entre todos destaca Don Juan Tenorio, basado en El burlador de Sevilla de Tirso de Molina y en El estudiante de Salamanca. Sus novedades radican en el enamoramiento sincero de don Juan, que al final le permite redimir su vida y juntarse en el cielo con su amada y en el personaje de doña Inés. La obra se ambienta en Sevilla en el siglo XVI, está dividida en dos partes: la primera de cuatro actos y la segunda de tres.

d) Ramón Mesonero Romanos, “El Curioso Parlante”

Cultivó la prosa costumbrista que trata de la sociedad de la época y que está muy vinculada al periodismo. Los artículos periodísticos describen las costumbres del pueblo, las personas y los oficios más típicos con un tono de nostalgia, porque son pilares de siempre que pueden desaparecer. Mesonero no responde al espíritu romántico, su mentalidad es moderada y realista; su interés está centrado en reflejar la sociedad y huir de la exageración romántica.

e) Mariano José de Larra

Larra fundó a los 19 años (vivió 28 años) su primer periódico: El duende satírico del día. El pseudónimo de “Fígaro” le permitió expresarse con libertad. Acabó muy decepcionado con la política, a pesar de sus éxitos como periodista. No menos desengaños tuvo en el aspecto amoroso, todo ello contribuyó a que tomara la decisión de suicidarse muy joven. Su obra más célebre se titula Artículos periodísticos, que se puede clasificar en tres partes: artículos de costumbres, artículos políticos y artículos literarios. Su estilo es directo, sin complicaciones retóricas, aunque con un lenguaje elaborado. Usa la ironía y se fija en temas cotidianos. Otras obras son la novela El doncel don Enrique el Doliente y el drama titulado Macías.

f) Gustavo Adolfo Bécquer

Es el principal representante de la poesía posromántica junto con Rosalía. Su poesía es más subjetiva e intimista que la de los románticos puros. Utiliza el poema breve y un lenguaje sencillo, pero poético. Sus poesías son poco numerosas, pero de gran valor, se recogen bajo el título de Rimas. Se trata de poemas cortos, divididos en cuatro bloques temáticos: la poesía (rimas I – X); el amor ilusionado (XI – XXIX); el fracaso amoroso y el desengaño (XXX – LI); la soledad y la muerte (LII – LXXVI). Las Rimas expresan las vivencias de Bécquer, tiene rima asonante y se construyen con estrofas novedosas. La influencia posterior de sus poemas es enorme, sobre todo en los poetas del siglo XX (grupo del 27). De su producción en prosa destacan las Leyendas.

g) Rosalía de Castro

La obra poética de Rosalía se compone de dos libros en gallego: Cantares gallegos y Follas novas; y uno en castellano: En las orillas del Sar. Rosalía supone un eslabón entre Bécquer y la poesía modernista. Usa un estilo muy personal, sencillo y directo, que pretende comunicar contenidos sin complicaciones de forma. Tal sencillez es posible gracias a su gran dominio de las técnicas poéticas. Utiliza versos alejandrinos y rima asonante, anticipo del Modernismo. Su tierra gallega estuvo muy presente en sus versos.

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