rudolf allers, psicologo catolico - martin f. echavarria

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Echavarría

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  • Rudolf Allers, psiclogo catlico Martn F. Echavarra Este libro electrnico es de Distribucin Gratuita. El diseo de la cartula, as como la diagramacin de estelibro electrnico, son propiedad de Rudolf Allers InformationPage, y no pueden ser reproducidos por ningn medio sinprevia autorizacin. El texto es propiedad y responsabilidad de su autor, el Dr.Martn F. Echavarra, y publicado aqu con su expressopermiso.

    Rudolf Allers, psiclogo catlicoa

    Martn F. Echavarrab

    Introduccin1. Datos biogrficos2. La psicologa de las alturas3. Neurosis, pecado y conflicto metafsico4. La normalidad: orden, santidad y amor5. Neurosis y santidad: aridez-estado y aridez-

  • 5. Neurosis y santidad: aridez-estado y aridez-sntoma6. Psicoterapia y conversinConclusin INTRODUCCIN Nuestra intencin es presentar en modo brevela personalidad y las ideas fundamentales encampo de psicologa prctica de Rudolf Allers.Dejamos de lado, por lo tanto, otros aspectos desu pensamiento, como sus estudios sobre lapercepcin sensorial, o sus investigaciones enel mbito de la filosofa medieval. El provechoque esperamos obtener es doble: en primerlugar, el de recordar y homenajear al autor quea nuestro juicio, durante el siglo XX harepresentado, en el difcil mbito de lapsicologa y psicoterapia, con ms valenta yfidelidad, los valores cristianos. Allers, en sumomento muy conocido y apreciado, no sloentre los catlicos, hoy ha cado en un injusto

  • entre los catlicos, hoy ha cado en un injustoolvido, y por lo tanto nos parece que merece sertrado a la memoria. En segundo lugar, lasideas que presentaremos aqu las consideramosa tal punto basilares que creemos que nopueden ser ignoradas por ningn catlico queinvestigue y trabaje en este reaepistemolgica. 1. DATOS BIOGRFICOS[1] Rudolf Allers, psiquiatra y filsofo catlico,naci en Viena en 1883. Su padre era fsico,pero con intereses humanistas. Estudimedicina en la Universidad de Viena, dondeasisti a las ltimas lecciones dictadas porSigmund Freud. Hacia ste y el psicoanlisismantuvo siempre una actitud radicalmentecrtica. Una vez doctorado, en 1906, combin laprctica de mdico clnico con estudiosbioqumicos de laboratorio. De este modo,comenz a interesarse por la neurologa, y

  • comenz a interesarse por la neurologa, yrealiz importantes investigaciones sobre lapercepcin sensorial. Finalmente, seespecializ en psiquiatra (1908), y trabajcomo asistente de Kraepelin, uno de los pilaresde la moderna psicopatologa. Ejerci suprofesin y su labor investigativa en lasUniversidades de Praga y Munich. En 1908, contrajo matrimonio con CarolaMeitner, hermana de la Dra. Lisa Meitner, queestudi con Otto Hahn la fisin atmica. LaSra. Allers era tambin una persona conprofundos intereses intelectuales y espirituales,y su casa fue centro de encuentros conimportantes figuras de la cultura de la poca.Ya en 1913, Allers era instructor de psiquiatraen la Escuela de Medicina de la Universidad deMunich, actividad que se vio interrumpida en1914 al comenzar la Primera Guerra Mundial.Durante el conflicto blico, sirvi comomdico en la Armada de Austria, y escribi su

  • mdico en la Armada de Austria, y escribi suprimer obra, sobre un tema estrictamentemdico: la cura de las heridas de bala. En el perodo de posguerra, Allers se convirtien discpulo de Alfred Adler, mdico ypsiclogo viens, inicialmente colaborador deFreud del que se separ en 1912, a causa deldogmatismo extremo del creador delpsicoanlisis y del pansexualismo que en esapoca sostena. En la dcada que va de 1918 a1938, Allers trabaj en la Escuela de Medicinade la Universidad de Viena, primero en eldepartamento de psicologa de la sensacin ypsicologa mdica, y, a partir de 1927, en eldepartamento de psiquiatra. Hacia 1925, se haba formado dentro de laescuela de Adler un subgrupo, consciente de lanecesidad de fundamentacin filosfica de lapsicologa, y descontento con la poca aperturade Adler a una visin antropolgica integral,

  • de Adler a una visin antropolgica integral,abierta a la trascendencia e incluso a unaperspectiva religiosa en psicoterapia. Lospuntos de referencia de movimiento, quealgunos llamaran tercera escuela depsicoterapia vienesa, eran el mismo RudolfAllers y su amigo Oswald Schwarz. Entre lospsicoanalistas, adems, Allers contaba con laamistad de Paul Schilder. En 1927, tras unaacalorada discusin, se produjo la ruptura deeste crculo con Adler. Allers abandon laAsociacin de Psicologa Individual (creadapor Adler), acompaado de Schwarz y el jovenViktor E. Frankl, discpulo de ambos.Simpatizante de este grupo, pero sin rompercon Adler, fue Oliver Brachfeld, que luegodifundi el adlerismo en Espaa y AmricaLatina. Consciente de la necesidad de profundizar susconocimientos filosficos, y por sugerencia desu amigo Fray Agostino Gemelli O.F.M, setraslad a Miln, y se doctor en filosofa en la

  • traslad a Miln, y se doctor en filosofa en laUniversidad Catlica del Sacro Cuore (1934).Aqu aprendi la filosofa neoescolstica que seenseaba en la poca, y se aficion alpensamiento de santo Toms, autor al que yaantes lea, y cuyo De ente et essentia tradujo alalemn, como tambin las obras de sanAnselmo. Otra influencia importante, desde elpunto de vista filosfico fue la de lafenomenologa, en particular de Max Scheler.Comparti adems con Edith Stein, quefrecuent su casa y trab amistad con la familiaAllers, el inters por una relacin viva deltomismo con las temticas del pensamientocontemporneo. Allers tradujo al ingls unartculo de la santa carmelita sobre elconocimiento de Dios, y ella, por su parte, envarias partes de sus obras recomend las teorasde Allers en campo caracterolgico.[2] Antes de que se desatara la Segunda Guerra

  • Antes de que se desatara la Segunda GuerraMundial, en 1938, el psiquiatra americanoFrancis Braceland, que lo haba conocido en1934, lo invit a ensear en la CatholicUniversity of America (Washington D.C.).Convencido finalmente por Fray IgnatiusSmith O.P., Allers se instal con su familia enlos Estados Unidos. All comenz a dictarclases de psicologa en la Escuela de Filosofade aquella Universidad. Luego de ensear alldurante una dcada, se traslad en 1948 a laGeorgetown University como profesor defilosofa. De aqu en adelante, Allers seapartara de la prctica psicoteraputica,dedicando los ltimos aos de su vida alestudio y la enseanza de la filosofa. En 1957fue nombrado profesor emrito. En 1960 laAmerican Catholic Association lo premi conla Cardinal Spellman-Aquinas Medal, enreconocimiento por su incansable labor comointelectual catlico (este premio lo recibieronfiguras de la talla de Maritain y Gilson).Finalmente, Allers dej este mundo el 18 de

  • Finalmente, Allers dej este mundo el 18 deDiciembre de 1963. Nuestro autor ha escrito muchsimo. En laGeorgetown University hay un fondo dedicadoa sus obras, aunque todava no se ha hecho unapublicacin completa de sus escritos. Entre suslibros ms importantes se cuentan: Laevolucin de la persona moral[3], El errorexitoso[4], Pedagoga sexual[5], etc. Por otrolado, escribi innumerables artculos sobretemas de psicologa y filosofa, en alemn,francs e ingls. Colabor en revistas comoJahrbuch fr psychologie und psychotherapie,tudes Carmlitaines, The Thomist, The newScholastism, Franciscan Studies, TheHomiletic and Pastoral Review, etc. A pesar de la indiscutible carrera acadmica ypsicoteraputica de nuestro autor, los estudiosdedicados a su pensamiento son escassimos, y

  • dedicados a su pensamiento son escassimos, yde carcter general. 2. LA PSICOLOGA DE LASALTURAS La formacin psicolgica de Allers est, sindudas marcada por el influjo de Alfred Adler.Sin bien, por los motivos antes indicados,ambos autores se separaron, Allers siempremantuvo el respeto por su maestro y conservlos puntos fundamentales de su psicologa,aunque integrndolos desde la perspectiva msamplia del pensamiento catlico. La postura de Adler frente al psicoanlisis,luego de su disputa con Freud, fue sumamentecrtica. Adler reprueba, primeramente, suesquematismo.[6] Desde el punto de vistaterico, critica la reduccin de todas lasmotivaciones a la sexual, y el descuido de la

  • motivaciones a la sexual, y el descuido de lafinalidad. Segn Adler, la conducta se debeinterpretar en funcin de fin que el individuo,consciente o inconscientemente, persigue.Desde esta perspectiva, los trastornos sexuales,que tanto han llamado la atencin delpsicoanlisis, aparecen como factoressecundarios, que deben ser interpretados en elconjunto de la personalidad, que se comprendedesde la meta o fin.[7] Esta es una perspectiva que Allers pondr en elcentro de su modo de hacer psicologa: losaspectos parciales de la personalidad no sepueden comprender sino integrados en lapersonalidad total.[8] Sobre esto volveremos enbreve. Nuestro autor, a las crticas de Adler, suma laspropias: el psicoanlisis se basa en unafilosofa incompatible con el cristianismo. La

  • filosofa incompatible con el cristianismo. Laseparacin propugnada por algunos autores,como Roland Dalbiez[9] y JacquesMaritain[10], del mtodo psicoanaltico y lafilosofa de Freud, de tal modo que la primera,cientficamente correcta sera aceptable,mientras que la segunda se podra rechazar, sinafectar en nada el ncleo de tcnicaspsicoanalticas, es fuertemente rechazada porAllers[11]. El psicoanlisis de Freud no es unaciencia, sino una ideologa, que depende dealgunos desarrollos de la filosofa moderna(iluminismo, romanticismo, filosofa delinconsciente). Por otra parte, se basa enparalogismos inaceptables a la razn y, cadavez que se ataca lgicamente al psicoanlisis,sus cultores responden con argumentos adhominem.[12] El peor defecto del psicoanlisis, y no slo de

  • El peor defecto del psicoanlisis, y no slo deste, es la obsesin por lo inferior, la miradadesde lo bajo:

    Esta manera de considerar la naturaleza humana no esms que una de las numerosas formas por las que semanifiesta una tendencia general que, despus desiglos, ha pervertido la mentalidad occidental. Podranombrrsela: la mirada desde lo bajo. Todo lo que esinferior, todo lo que se acerca a la naturaleza bruta oincluso muerta, es juzgado como lo ms verdadero, loms natural, lo ms importante. Si uno arroja unamirada sobre tantas herejas, tantas modasintelectuales, tambin descarriadas, tantas pseudo-filosofas, tantas ideas sociales corrientes: por todaspartes uno encontrar esta idea funesta de que loinferior constituye el fondo y el centro de la realidad,lo que realmente importa, que buscarlo, es hacer unacto de ciencia, y que vivirla es conformarse a lasexigencias ms verdaderas de la naturalezahumana.[13]

    La mirada desde lo bajo es un peligro enormeen psicoterapia y en pedagoga, porque anula laposibilidad de cambio o de progreso. Por ellohay que asumir otra perspectiva, ver las cosas

  • hay que asumir otra perspectiva, ver las cosascon otra luz: Como en filosofa o enpsicologa, no hay punto de vista mspeligroso, en materia de psicoterapia o deascesis que este que hemos nombrado lamirada desde abajo. Es necesario elevar losojos hacia las alturas de nuestra vida y del seren general.[14] Es decir, la psicologa debesuperar el estancamiento del encerramiento ens misma[15], y atreverse a mirar las cosasdesde lo alto, es decir, transformarse en unapsicologa de las alturas, y ya no slo, ensentido psicoanaltico, una psicologaprofunda.[16] 3. NEUROSIS, PECADO Y CONFLICTOMETAFSICO Allers distingue entre aquellos trastornosmentales que son enfermedades en el sentido

  • mentales que son enfermedades en el sentidoestricto del trmino, y la neurosis, que es sloenfermedad por analoga. Mientras que lasenfermedades propiamente dichas sondesrdenes del cuerpo, la neurosis no esprimero y principalmente un trastorno delcuerpo, sino del alma. Segn Allers, ante todo, hay que distinguir lossntomas neurticos del carcter neurtico.Adems, una cosa es una neurosis propiamenteconstituida, y otra la aparicin de rasgos, queintegran la neurosis, en una personalidad que esfundamentalmente sana. Aqu se pone demanifiesto la insuficiencia de un diagnsticomeramente descriptivo. Para diagnosticar laneurosis es necesario el conocimiento de lapersonalidad total, de su estilo de vida, de losfines que persigue, y su actitud frente a la vidacomo un todo.

    Es necesario saber distinguir entre la neurosis que semanifiesta con sntomas, sean orgnicos, sean

  • manifiesta con sntomas, sean orgnicos, seanpuramente mentales, y el carcter nervioso comodeca el Dr. Adler; tambin es necesario saberdistinguir entre la neurosis -manifiesta o no- y laaparicin de ciertos rasgos ms o menos neurticos enuna persona sana. No se debe declarar neurtico acada individuo que sufre de alguna perturbacinnerviosa; el diagnstico de neurosis reposa siemprey sin ninguna excepcin sobre el estudio de lapersonalidad total.[17]

    Allers sigue en general la concepcin adlerianade la neurosis. Para el fundador de lapsicologa del individuo, el carcter neurticosurge del intento supercompensatorio delcomplejo de inferioridad a travs de lavoluntad de poder, que tiene como meta elsentimiento de personalidad.[18] El neurticoes una persona que busca por todos los medios,an a travs de la debilidad y la enfermedad,llegar a ser alguien, llegar a la cima. A estameta, el neurtico subordina todas sus fuerzascognitivas (imaginacin, memoria, etc.) yafectivas. Este fin de superioridad, se

  • afectivas. Este fin de superioridad, seconcretiza en particular a travs dedeterminadas imgenes y figuras, complejos derepresentaciones, que se ponen como metas ofines ficticios (la masculinidad, el poder, lariqueza, etc.).[19] De este modo el neurtico seva creando una tcnica de vida, e incluso aveces la justifica con una filosofa devida[20], que se traduce en el estilo de vida,que configura su carcter. Nuestro autor, en estas ideas, se mantiene fiel aAdler. Allers identifica la voluntad de poderdel neurtico, con la superbia, que muchasveces puede no ser consciente, y que configurael carcter en un sentido negativo y destructivo.

    El Dr. Adler vea ms justo de lo que l lo saba,cuando enseaba que los rasgos caractersticos delneurtico son la expresin y la consecuencia de estaambicin inaudita, ambicin sin embargo velada a losojos del enfermo. Pero no ha podido, a causa de

  • ojos del enfermo. Pero no ha podido, a causa deciertas limitaciones de su pensamiento, sea a causa deotros factores, medir toda la importancia de sudescubrimiento. A decir verdad, este descubrimientono era nuevo; se encuentra aqu y all en ciertostratados, muy antiguos e ignorados por los psiclogosy los mdicos, pasajes que denotan un conocimientosorprendente de estas cosas.[21]

    El carcter ficticio de la vida del neurtico esllamado por Allers, mentira existencial. En elfondo en el carcter neurtico se dara segnAllers una subversin, consciente o no, delorden axiolgico. La realidad se venga de estapretensin egosta del neurtico con elmalestar.

    Hemos dicho que la rebelin consciente o no, contrael orden axiolgico o el orden de la dignidad conducenecesariamente a la mentira. Esto es -entre parntesis-lo que hace que tantos neurticos den la impresin deno ser realmente enfermos y por eso los dems losacusan de mala voluntad, de exageracin e incluso desimulacin. Esta mentira es inextricable porque pararebelarse es necesario que el hombre exista, y porqueexistiendo, es incorporado, por as decir, en este orden

  • existiendo, es incorporado, por as decir, en este ordenque l rehusa aceptar.[22]

    En el hombre se da una dualidad interior. Es ladualidad constatada por la tradicin cristiana,por san Pablo y por san Agustn, de la carneque se rebela contra el espritu. Dice Allers:El hombre arrastrado por una fuerzamisteriosa, no necesariamente demonaca (cf.lo que dice San Agustn de la segundavoluntad, Confesiones VIII, 9), hacia unaactitud esencialmente insensata, contraria a laobjetividad,[23] se vuelve por eso mismo, envirtud de una ley inexorable, la presa de lamentira.[24] Esta mentira se instala cuando lapersona no quiere ver la realidad: Nosolamente existe la mentira que afirma unaproposicin contraria a la verdad, sino tambinaquella que cierra voluntariamente los ojosdelante de la verdad.[25] La mentira estambin llamada por Allers inautenticidad.

  • tambin llamada por Allers inautenticidad. Segn Allers, en el fondo del corazn delhombre existe la tendencia a la rebelin, y estaes la causa profunda del trastorno caracterialllamado neurosis. Allers habla incluso de unconflicto metafsico, pues no se tratasimplemente de una rebelin frente a una cosaparticular, sino frente al orden total de laexistencia.

    No es posible explicar aqu cmo esta actitud derebelda interior, que generalmente el sujeto noreconoce como tal, constituye un factor de unaimportancia central en la evolucin de las neurosis. Elobjeto de la rebelda no es un hecho aislado, unsufrimiento, un conflicto, sino el hecho total de no serms que una creatura, limitada en su poder, en suexistencia, en sus derechos. A pesar de los miles omillones de aos que han corrido despus de que laserpiente empuj a los primeros hombres a la rebelin,las palabras del demonio no han cesado de hacerseescuchar sordamente en las profundidades de nuestroyo: eritis sicut Dii.[26]

  • La referencia de Allers al pecado original no esociosa. Segn el psiquiatra viens, la naturalezacada es la fuente de esta tendencia a larebelin, de esa dualidad que est a la base deltrastorno neurtico. Dejado a s mismo, todohombre es virtualmente un neurtico.

    La neurosis surge de la exageracin acaecida en ladivergencia -que existe en toda vida humana- devoluntad de podero y posibilidad de podero. En otraspalabras: es un resultado de la situacin puramentehumana, tal como est constituida en la naturalezacada. Puede igualmente decirse que, orientada hacialo morboso y pervertido, es consecuencia de larebelin de la creatura contra su finitud e impotencianaturales.[27]

    Esta neurosis virtual, que caracteriza a todohombre por el hecho de tener la naturalezacada y sufrir dentro de s la rebelin de susmiembros contra la ley de la razn, seactualiza, segn Allers, cuando se manifiesta elconflicto metafsico.

  • conflicto metafsico.

    El carcter nervioso se transforma en neurosismanifiesta desde que la situacin del individuoamenaza con ponerlo frente al conflicto metafsico.En ciertas condiciones, este conflicto puede quedarabsolutamente ignorado. Este es el caso cuando elindividuo vive en un medio donde las leyes de lametafsica -y por lo tanto de la realidad- han sidoabolidas por algn decreto. (Realmente no pueden serabolidas, eso se entiende, pero se les puede hacercreer a las masas porque son demasiado crdulas).Sera posible si hubiera una disminucin de laneurosis en un pas donde el hombre, la raza, lasociedad, el Estado son declarados el bien supremo.Pero no se podra concluir de eso que esas ideologasson ms sanas que lo es la filosofa cristiana. Unodebera solamente juzgar que estas ideologas impidenla eclosin de la neurosis porque ensean a la mayorade los hombres un mtodo propio de apartar los ojosde la verdad.[28]

    4. LA NORMALIDAD: ORDEN,SANTIDAD Y AMOR. Siendo esta inclinacin a la neurosis universalTiene sentido hablar de normalidad o de

  • Tiene sentido hablar de normalidad o desalud? No tiene razn en el fondo Freud, yquienes lo siguen, al negar la posibilidad de unacuracin total? En absoluto. La postura deAllers est muy lejos del pesimismopsicoanaltico, que reduce la curacin a la tomade consciencia del desorden, sin posibilidad deremediarlo. En primer lugar, Allers pone de manifiesto lalimitacin de una concepcin meramenteestadstica de normalidad.

    Supongamos que en un pas hubiera 999 hombresafectados por la tuberculosis y slo uno que noestuviera enfermo. Se podra concluir que elhombre normal es aquel cuyos pulmones estncarcomidos por la enfermedad? Lo normal no seconfunde con la media. Si pues, segn la media, elhombre se decide por el instinto, esto no prueba queno pueda hacer otra cosa, ni que los valores elevadosson por naturaleza dbiles.[29]

    Si el criterio estadstico fuera la norma

  • Si el criterio estadstico fuera la normadecisiva, la normalidad sera la tristeza, elfracaso, la rebelin, el desequilibrio... ParaAllers, el criterio de normalidad se toma delorden de la realidad, y esto ya al nivel de lamedicina.

    La medicina, tratando a un enfermo, no tienesolamente la intencin de liberarlo de sus sufrimientosy de hacerse capaz de ganarse la vida; quiere tambiny sobre todo restaurar el estado normal, porque sabeque lo normal es lo que debe ser. [...] Lamedicina no puede ms que aceptar, seainconscientemente, sea incluso contra su voluntad, laidea de un ordo ms all de los hechos, un estado decosas que no existe siempre pero que debe existir ycuya realizacin slo constituye el estadonormal.[30]

    La anormalidad constituye, por lo tanto, unaruptura del orden, aunque sea para recaer en unorden inferior al debido a su naturaleza, pues elhombre no puede abolir absolutamente todo elorden de la realidad, sino el que le est

  • orden de la realidad, sino el que le estsujeto.[31] El desorden y anormalidad humanosacaecen, segn Allers, por tres razones: lavoluntad, la alienacin mental en sentidoestricto, y la neurosis, que participa un poco deambas.

    La accin anormal es el resultado o de una voluntadconsciente, o de una alienacin mental, o de estacuriosa modificacin del carcter que llamamosneurosis. Cada accin o cada conducta estdeterminada por su fin. Este fin es, sin excepcinalguna, la realizacin de un valor juzgado ms altoque todo otro considerado en la misma circunstancia.Las leyes que rigen la normalidad de las acciones sonlas del orden objetivo de los valores. La anormalidadde una accin es, en ciertos casos, causada por laignorancia o por una visin errnea del orden. Es mso menos el caso del alienado. En otros casos -esperamos que sean muy raros- el sujeto obra contraunas leyes no slo conocidas por l, sino contra leyesde las cuales no pone en duda la validez. Esto esentonces la rebelin abierta, el satanismo declarado.Finalmente, hay una tercera actitud que se ubica dealguna manera entre las dos precedentes: es larebelin cuya naturaleza y existencia el sujeto mismo

  • rebelin cuya naturaleza y existencia el sujeto mismoignora.[32]

    Hemos visto en el punto anterior, que estaltima forma de desorden est virtualmente entodo hombre por el pecado original, aunque nosiempre se manifieste. Por eso volvemos a lapregunta inicial Es posible la normalidad? Encaso afirmativo En qu consiste? Allersresponde de la siguiente manera.

    Del hecho que la inautenticidad constituye, como atodo el mundo es dado a entender, un rasgo esencialdel comportamiento neurtico, se sigue adems laconsecuencia de que solamente aquel hombre cuyavida transcurra en una autntica y completa entrega alas tareas de la vida (naturales o sobrenaturales), podrestar libre por entero de las neurosis; aquel hombreque responde constantemente con un decidido s asu puesto de creatura en general y de creatura con unaespecfica y concreta constitucin. O dicho con otraspalabras: al margen de la neurosis no queda ms queel santo.[33]

    Esto puede sonar extrao, y en efecto, a

  • Esto puede sonar extrao, y en efecto, acausado muchas polmicas. Pero si se analizabien la concepcin allersiana de la neurosis,como no reducida al trastorno declarado yexplcito, sino como existente radicalmente entodo hombre a causa de la naturaleza cada,estas afirmaciones son del todo lgicas (por nodecir, adems, que son congruentes con laexperiencia cristiana). Pero Allers no se quedaen la constatacin, por as decir, negativa dela ausencia de neurosis en una vida santa o quetiende realmente a la santidad[34], sino que,positivamente, afirma que la autntica saluddel alma slo se encuentra en la santidad.

    Situndonos, pues -y para ello tenemos buenasrazones-, en el punto de vista segn el cual ladefinitiva superacin de la inautenticidad, quecaracteriza y define a la neurosis, no se logra sino enla vida verdaderamente santa, obtenemos esta otraconclusin: la salud anmica en sentido estricto nopuede alentar ms que sobre el terreno de una vidasanta, o por lo menos de una vida que tiende a lasantidad.[35]

  • santidad.[35]

    De esto modo Allers supera ampliamente lasmezquinas definiciones de normalidad de lapsicologa contempornea, cuando las hay,incluso la de su maestro Alfred Adler. Sinembargo, asume lo que en la postura de esteltimo hay de verdadero. Para Adler, el fin realde la vida humana, al que se contrapone el finficticio de la superioridad egocntricaneurtico, est indicado por el sentimiento decomunidad, que impulsa al altruismo y a darla vida por el bien comn. En Adler, esta visinqueda encerrada en una actitud inmanentista, detal modo que al final termina casi por divinizarla comunidad humana.[36] En cambio, enAllers, la tendencia a la vida comunitaria, quel llama no sentimiento sino voluntad decomunidad, se cumple en el modo ms plenoen la comunidad sobrenatural de los santos, enla Iglesia, que realiza totalmente la tendencia a

  • la Iglesia, que realiza totalmente la tendencia ala universalidad por su intrnseca catolicidad.

    La educacin tiene que resolver esta difcil tarea:hallar el camino que media entre aquellas medidasque pueden socavar la vivencia del valor propio, y lasque propenden a instaurar una absolutizacin de esamisma persona. [...] Esta paradoja y antinomia (nomayor, por lo dems, que las restantes divergenciasantinmicas de la vida humana) halla su expresin, omejor, su prototipo en la pervivencia de Cristo en laIglesia, en cuanto comunidad de los santos, pudiendovivir tambin en la persona humana individual: novivo yo, sino Cristo vive en m. As, pues, el idealdel carcter que nicamente puede satisfacer porentero las condiciones de la existencia y la naturalezahumanas -por mucho que en concreto vare, deacuerdo con la constitucin individual y la estructuracultural, nacional, situacional- debe quedar inscrito enel marco de una forma de vida que reduzca a unidadlas divergencias polares de individuo y comunidad, depersona autovaliosa y totalidad fundadora de valor, definitud creadora y vocacin a participar en la vidadivina. No son necesarias ms aclaraciones para verque todas estas exigencias se cumplen en una vidacatlica honda y exactamente entendida. As comoKatholik no slo se extiende sobre todas las culturas,pueblos y tiempos, sino tambin abarca toda lacualitativa diversidad de las personas humanas

  • cualitativa diversidad de las personas humanasindividuales, as tambin la vida catlica, una vidasegn el principio catlico, puede satisfacer lasdivergencias de nuestro ser, reducindolas a la unidadde contrarios. No slo la Iglesia debera poder vivirKatolon -por encima de todo-, como en efecto lohace, sino tambin cada uno de sus miembros.[37]

    Aquello que lleva a trascender de algunamanera la soledad original en que el hombre seencuentra[38], y sobre todo su egosmoantinatural, es la fuerza del amor. El deseo deunin substancial con el amado, sin embargo,no es posible en el nivel creatural, ni siquieraen la unin nupcial, imagen del amor porexcelencia.[39] Slo el amor de Dios es capazcolmar el deseo de unin y completud a queaspira el corazn humano

    En efecto, que el amor, actitud del yo, sea capaz dellevar al hombre a trascender su propio yo, es unacosa inimaginable. Para que el yo sea sacado de smismo, es indispensable la intervencin de una fuerza

  • mismo, es indispensable la intervencin de una fuerzaajena a s mismo. Esta fuerza, el amor no puedeejercerla si no es, no solamente el acto, la pasin, laactitud del yo, sino un ser en quien el yo y el amor seconfunden. Es necesario que sea el Amor sustancial, yno una modificacin de un ser esencialmente diferentede l. Cuando obra este Amor, de Dios, la unin puede serrealizada (no por las propiedades de nuestranaturaleza, sino por la gracia que viene de lo alto) aun grado que ninguna unin de aqu abajo podraproducir jams. La realizacin de los deseos que elamor despierta en el alma slo es posible en el amorde Dios y por la ayuda otorgada a nuestra impotenciapor la bondad del Altsimo.[40]

    5. NEUROSIS Y SANTIDAD: ARIDEZ-ESTADO Y ARIDEZ-SNTOMA Si esto es as, si la santidad y la neurosis sonincompatibles. Cmo se explican ciertosfenmenos aparentemente neurticos quepodemos observar en la vida de algunos santos,y sobre los que hay abundantes estudios?

  • y sobre los que hay abundantes estudios? En primer lugar, tenemos que tener presenteque para importantes escuelas de psicologa,entre las que destaca el freudismo, el santo esel prototipo del neurtico. Esto no es unaconclusin, basada en la experiencia, sino quees una premisa, que depende de la influenciaque filosofas como la de Nietzsche han tenidoen el psicoanlisis.[41] No es raro que luego,analizando la vida de los santos, encuentren loque fueron a buscar, o lo que sus principiostericos obligan a concluir. Por otro lado, tenemos que tener presente que,salvo Cristo y la Virgen Mara, que no tienen lamancha de pecado original[42], la inclinacin ala neurosis es segn Allers comn a todos loshombres. El camino de santidad, con la ayudade la gracia, lleva a superar esta inclinacin,pero en los estados iniciales de su vida

  • pero en los estados iniciales de su vidacristiana, la manifestaciones de desordenpueden ser evidentes. No, en cambio, al final. Para concluir, tenemos ese perodo peculiar enla evolucin espiritual que san Juan de la Cruzha llamado noche oscura. Rudolf Allerspropone distinguir, para no caer en el equvocode confundir la neurosis con una purificacinespiritual, lo que el llama aridez-estado, de laaridez-sntoma. Esto nos remite a ladistincin hecha ms arriba entre el carcterneurtico, sus sntomas, y rasgos o conductasaparentemente neurticos, que se dan en unapersonalidad fundamentalmente sana. La aridezcomo estado, es la que se verifica a lo largo deuna purificacin pasiva del alma, durante la quese pueden dar algunos fenmenosaparentemente neurticos. La segunda, essntoma de un trastorno verdaderamenteneurtico de base, un carcter neurtico.Cmo los distinguimos? No es fcil, a vecesimplica una agudeza interior y una sabidura

  • implica una agudeza interior y una sabiduraverdaderamente sobrenaturales. El criteriobsico es, en principio, segn Allers, el juiciodesde la totalidad de la personalidad.[43]

    Con ello se facilita la comprensin de episodios ofases neurticas que con tanta frecuencia ocurren, oque por lo menos se les parecen extraordinariamente,en el transcurso de la vida de muchos santos. Estoshechos no deben inducirnos a concluir que la vidasanta es una actitud neurtica o germina en el terrenode la neurosis, como crey una incomprensivaexplicacin pseudocientfica. Al observar conatencin esas vidas, se ve que los episodios neurticosno son ms que simples episodios de ciertos perodosde la vida, estadios de paso, en los que se traba lalucha con el dspota sombro del yo y cuyasuperacin lleva siempre al hombre hasta un nivel msalto en la vida. As se explica tambin que se puedanrepetir tales episodios, pues que corresponden adiversos escalones de la ascensin del hombre einician siempre una sobreformacin ms completade ste en Dios -para servirnos de la expresin deT a u l e r - . [...] Nos parecera perfectamentedescabellado el intento de explicar la Noche Oscuray otros fenmenos anlogos, como neurticos o

  • y otros fenmenos anlogos, como neurticos osimplemente naturales.[44]

    6. PSICOTERAPIA Y CONVERSIN En la escuela adleriana, de la que Allersproviene, la psicoterapia es en el fondopedagoga. Se trata de educar o reeducar elcarcter, para que se conforme con los finesreales de la naturaleza humana. De este modo,la psicoterapia se aleja de las ciencias mdicasy naturales, inscribindose entre lasmorales.[45] Para esta escuela, la psicoterapia tendra dospartes: una analtica, en la que se pone demanifiesto la finalidad ficticia que persigue elindividuo, y los medios con que la sostiene;ot ra sinttica[46] o pedaggica, que mira areformar el carcter.[47]

  • reformar el carcter.[47] Allers asume estas ideas, pero desde lo alto,a partir de una visin ms profunda del serhumano, dada por la antropologa cristiana.Este proceso de transformacin del carcterneurtico, la curacin, es considerado pornuestro autor esencialmente como unaconversin, o mejor metnoia, un cambio dela mente.[48]

    Para permanecer firme ante los conflictos, lasdificultades, las tentaciones, es necesario ser simple.Para curar una neurosis no es necesario un anlisisque descienda hasta las profundidades delinconsciente para sacar no s qu reminiscencias, niuna interpretacin que vea las modificaciones o lasmscaras del instinto en nuestros pensamientos, ennuestro sueos y actos. Para curar una neurosis esnecesaria una verdadera metnoia, una revolucininterior que sustituya al orgullo por la humildad, elegocentrismo por el abandono. Si nos volvemossimples, podramos vencer el instinto por el amor, elcual constituye -si le es verdaderamente dado eldesarrollarse- una fuerza maravillosa e invencible.[49]

  • desarrollarse- una fuerza maravillosa e invencible.[49]

    La transformacin interior que lleva a la salud,comienza por la humildad, que vence lasoberbia, la voluntad de poder que es el motoroculto del carcter neurtico, segn Allers.Esto no se puede hacer sin ser movidos por elamor autntico, que es la fuerza ms potenteque impulsa a la plenitud de vida. Junto a lahumildad y al amor, Allers coloca un tercerremedio: la verdad. Allers siempre tuvopresente como lema de su labor psicolgica, lafrase de Nuestro Seor: La verdad os harlibres.

    Para poder llegar a esta simplicidad, a esta actitudhacia el mundo y hacia s-mismo, es necesario hacerentrar en juego la segunda de las grandes fuerzaspuestas a nuestra disposicin por la bondad divina: laverdad. Estas dos fuerzas, la verdad y el amor, son lasnicas para ser invencibles. Para liberarse de lascadenas que nos atan a los valores inferiores, parapoder resistir a las tentaciones que desde afuera odesde dentro surgen tan frecuentemente, parapermanecer firmes a travs de los inevitables

  • permanecer firmes a travs de los inevitablesconflictos de la existencia, no hay que fiarse delestoicismo que no es en el fondo ms que una formarefinada del orgullo, ni librarse a la bsqueda decausas inconscientes perdidas en la lejana nebulosa deun pasado problemtico.[50]

    El papel del psicoterapeuta, del pedagogo o dequien sea que acompae a la persona en estecambio, es secundario y auxiliar. Se trata dequitar los impedimentos al desarrollo de estasfuerzas curativas en el interior de la persona, atravs del amor.[51] Esto implica un ciertogrado, no incipiente, de desarrollo moral yespiritual por parte del terapeuta, que muy amenudo es tomado como ejemplo por quiennecesita ayuda.[52] Es por todo esto que, en la perspectiva desdelo alto adoptada por Allers, psicoterapia ydireccin espiritual no slo no se contraponen,sino que convergen. La segunda se convierte en

  • sino que convergen. La segunda se convierte enla continuacin ms lgica y adecuada de laprimera.[53]

    Una direccin de almas comprensiva, cariosa,respetuosa, paciente y puramente religiosa, puedellegar a corregir, a la vez la conducta religiosa y laneurtica; porque dicha influencia aborda, en efecto,el problema ms central de todos. Por supuesto, notodos esos hombres estn en disposicin de conocer ycomprender sin ms ni ms, ese problema, ni ver quees problema para ellos. En tales casos, es necesario unpenoso trabajo de ilustracin y educacin, a fin dellevar a esos hombres hasta el punto donde ya esfactible discutir ese problema, es decir, se precisa,justamente, una psicoterapia sistemtica.[54]

    Rudolf Allers, como buen cristiano, esconsciente de los lmites de los mediosnaturales. En nuestra opinin, el dominio msperfecto de todos los conocimientos y de losprocedimientos que de ellos se siguen, tieneque fracasar, en ltima instancia, cuando no seentronca en la conexin, fundamentante y

  • entronca en la conexin, fundamentante ysuperior en su alcance, del saber religioso.Estamos convencidos de que es imposible,tanto la fundamentacin terica de una doctrinasobre la educacin del carcter, como la de unateora general del carcter, sin referirse a lasverdades religiosas ni enraizar aqullas enstas. Vimos cmo los planteamientos denuestras cuestiones, surgidos de una inmediatanecesidad prctica, abocaban siempre a ltimosproblemas que nicamente se resolvan en elterreno de la metafsica y en el amplio curso dela fe basada en la revelacin.[55] CONCLUSIN Esperamos que esta breve exposicin dealgunas de las ideas de Rudolf Allers referidasa temas psicoteraputicos sean suficientes paradespertar el inters en su estudio. Nuestro autorha escrito sobre muchos otros temas,

  • ha escrito sobre muchos otros temas,psicolgicos, filosficos y pedaggicos, peropensamos que lo que brevemente hemospresentado aqu constituye su aporte mspersonal y original. Por cierto, no es necesario estar de acuerdo a laletra con todo lo que Allers dice. Se puedetodava profundizar ms, completar y precisaren muchos aspectos. Pero es opinin de quienesto escribe que los planteamientos principalesque aqu hemos expuesto deben ser puntosfirmes y fundamentales para una psicologa quequiera ser a la vez integral y eficaz. Desde este punto de vista, Rudollf Allersaparece como una figura emblemtica, como unautorizado ejemplo de psiclogo cristiano, queen modo valiente y sincero no se content conacomodarse a la mentalidad del siglo, sino quebusc siempre el acuerdo entre fe y razn. Porello, nos parece digno de ser recordado eimitado.

  • imitado.

    a sta es una versin ampliada del artculo publicado enEcclesia, 15 (2001) 539-562. b Doctor en Filosofa (Roma, 2004), Licenciado en Filosofa(Buenos Aires, 1999) y Licenciado en Psicologa (BuenosAires, 1997). Director de Estudios de la Licenciatura enPsicologa de la Universitat Abat Oliba CEU, Barcelona,Espaa. [1] Allers ha escrito su autobiografa, que fue publicada enThe Book of Catholic Authors, W. Romig, Michigan, 1948. [2] Cf. por ejemplo E. STEIN, La mujer, su naturaleza ymisin, Monte Carmelo, Burgos 1998, 196-197: Porqueadems el ser de la persona humana es siempre un ser en elmundo y su contenido anmico est continuamentedeterminado, la psicologa tiende necesariamente, por encimade ella, a una consideracin antropolgica, sociolgica ycosmolgica; y a pie de pgina agrega: Rudolf Allers tratesto muy agudamente en su Tratado de Psicologa socialcomo prerrequisito de una psicologa sexual (Problema depedagoga sexual editado por el Institituto Alemn para laPedagoga Cientfica, Mnster, 1931). Generalmente sus

  • Pedagoga Cientfica, Mnster, 1931). Generalmente susescritos en los ltimos aos muestran un avance de laPsicologa individual a la Antropologa. [3] Publicado en espaol con el nombre de Naturaleza yEducacin del carcter, Labor, Barcelona 1950. [4] El psicoanlisis de Freud, Buenos Aires 1958. [5] Pedagoga sexual. Fundamentos y lneas principalesanaltico-existenciales, Miracle, Barcelona 1965. [6] Cf. A. ADLER, Prctica y teora de la psicologa delindividuo, Paids, Buenos Aires 1967, 28: En la descripcinser inevitable incurrir en ese error que nos est severamenteprohibido en la prctica: acercarnos a la vida psquicaindividual equipados de un esquema rgido, tal como lo hacela escuela de Freud. [7] Ib., 146: Un criterio fundamental de nuestra Psicologadel Individuo [nombre de la escuela adleriana] es considerarla conducta sexual del neurtico como parbola de su plan devida. [8] Cf. E. STEIN, La mujer, su naturaleza y misin, 195-

  • [8] Cf. E. STEIN, La mujer, su naturaleza y misin, 195-197: La psicologa estructural, principalmente la tendenciaque se llama psicologa individual, tiene la conviccin de quelos hechos anmicos, los actos, las realizaciones, laspropiedades individuales no pueden entenderse fuera de unconjunto dependiente anmico del que surgen, en que sedesarrollan y al que ellos mismos determinan en su proceso.As debe entregarse a la tarea de percibir, entender einterpretar esta interdependencia para comprender los hechosde unidad. [...] Puesto que la psicologa individual no puedecontentarse con poner un corte momentneo a travs de lavida del alma, debe aspirar a abarcarla en lo posible conformea su desarrollo temporal, ella huye tambin del peligro detomar los tipos, como siempre los encuentra, como algo fijo einmutable. [...] Como R. Allers seala con razn, el pedagogodebe tratar de investigar lo mudable que son los tipos y hastaqu punto es posible influir en ellos. No debe detenersedemasiado pronto ante una disposicin presuntamenteinmutable, sino que debe investigar en cada comportamientosi hay que tomarlo como una reaccin a las situacionesexternas y si podra desarrollarse de otra manera en otrassituaciones. [9] Cf. R. DALBIEZ, El mtodo psicoanaltico y la doctrinafreudiana, Club de Lectores, Buenos Aires 1987. [10] Cf. J. MARITAIN, Freudismo y psicoanlisis, enCuatro ensayos sobre el espritu en su condicin carnal,

  • Cuatro ensayos sobre el espritu en su condicin carnal,Club de Lectores, Buenos Aires 1943. Cf. tambin M. F.ECHAVARRA, El inconsciente espiritual y lasupraconsciencia del espritu segn Jacques Maritain, enSapientia 56 (2001). [11] Cf. R. ALLERS, El psicoanlisis de Freud, 8: Yotengo la firme persuasin -y quiero hacer esto patente desde elprincipio- que la teora y prctica del psicoanlisis de talmanera se compenetran que son verdaderamente inseparables.No se puede aceptar la una sin la otra. Quienquiera que deseehacer uso del mtodo psicoanaltico no puede menos deabrazar su filosofa. Y puesto que creo que la filosofa delpsicoanlisis es absolutamente errnea y que as se puededemostrar, creo tambin, consiguientemente, que usar susmtodos es peligroso. [12] Ib., 10: Rara vez han contestado los psicoanalistas acrtica alguna y cuando lo hacen, suelen usar un mtodo muycurioso para deshacerse de cualquier objecin. En vez deconsiderar los argumentos objetivos que presentan susadversarios, se contentan con decirse a s mismos y a los queles quieren creer, que el antagonismo al psicoanlisis se debea los mismos factores que ya Freud haba declarado activosen la naturaleza humana, y repiten que mientras uno no seapsicoanalizado es incapaz de entender y evaluar elpsicoanlisis y menos an de usarlo para estudiar la mente otratar las enfermedades mentales. [...] Desde ahora same

  • tratar las enfermedades mentales. [...] Desde ahora samepermitido recalcar que lo considero absolutamenteinjustificado y fundado en aquellas falacias lgicas que serepiten tanto en las enseanzas psicoanalticas. [13] R. ALLERS, El amor y el instinto. Estudiopsicolgico, en I. ANDEREGGEN - Z. SELIGMANN, Lapsicologa ante la Gracia, EDUCA, Buenos Aires 19992,310 (originalmente publicado en tudes Carmlitaines,1936). [14] Ib. 339. [15] Ib. 304: La psicologa para estar a la altura de suspropios deberes se ve forzada a sobrepasar sus lmites. Estopuede ser paradojal, pero es verdad. No podramos esperartratar bien nuestro tema, si no nos hubiramos dispuesto a taltrascendencia de las consideraciones puramentepsicolgicas. [16] Ib., 312. [17] R. ALLERS, Reflexiones sobre la patologa delconflicto, en I. ANDEREGGEN - Z. SELIGMANN, Lapsicologa ente la Gracia, 298 (publicado originalmente entudes Carmlitaines 1938, 106-115).

  • tudes Carmlitaines 1938, 106-115). [18] Cf. A. ADLER, El carcter neurtico, Planeta-Agostini,Barcelona 1994, 15-16: Hemos hallado que el objetivo finalde toda neurosis consiste en la exaltacin del sentimiento depersonalidad, cuya frmula ms simple se manifiesta comouna exagerada afirmacin de virilidad (protesta viril) [..].La libido, la pulsin sexual y las tendencias perversas, seacual fuere su origen, estn subordinados a la misma ideadirectriz. La voluntad de poder y el afn de parecer deNietzsche dicen en el fondo lo mismo que nuestraconcepcin; ib., 80: La lnea de orientacin, que enascensin casi vertical sigue el neurtico, exige todos estosrecursos y formas de vida especiales comprendidos en elconcepto nada homogneo de sntoma neurtico. As, todoel sistema neurtico de aseguramientos puede ponerse enmovimiento, inclusive en relacin con puntos alejados de larealidad inmediata, y se establecen dispositivos aseguradores,barricadas, camuflajes de proteccin, a menudoincomprensibles, pero que siempre buscan la victoria delimpulso central: de la voluntad de poder; Prctica y teora...,81, nota: La vanidad y el orgullo, se erigen en lneasdirectrices nicas, o casi nicas, en tanto la capacidadcreadora, la lgica de la convivencia humana y laparticipacin en el alma colectiva desaparecen; etc. [19] Cf. El carcter neurtico, 55: As, el individuoencuentra que en su medio, a su disposicin, se le ofrecen

  • encuentra que en su medio, a su disposicin, se le ofrecencomo objetivo final una innmera variedad de valores: lafuerza corporal o espiritual, la inmortalidad, la virtud, lapiedad, la riqueza, la moral de los amos, el sentimientosocial, la autocracia... objetivos entre los cuales cadaindividuo, en su peculiar afn de perfeccin, elige aquellosque, segn su peculiar receptividad, mejor le cuadran [..]. Enun momento dado, todas las fuerzas vivas, toda la energa delnio se ponen al servicio de su mundo subjetivo que, conarreglo a la ficcin directriz, distorsiona en su beneficio todaslas impresiones e impulsos, los placeres y displaceres,inclusive el instinto de conservacin, con vistas a lograr suobjetivo; ib., 58: A semejanza del dolo de barro, estasabstracciones ficticias reciben de la fantasa que las engendrcualidades de vida y de fuerza que luego recobran sobre elcreador; ib., 67: Podemos decir, pues, que el neurtico sehalla bajo la influencia hipntica de un plan de vida ficticio;etc. [20] El existencialismo ateo de un Sartre, por ejemplo, esvisto por Allers como muy prximo a la mentalidad neurtica;cf. R. ALLERS, Existencialismo y psiquiatra, Buenos Aires1963, 62: La visin que nos da Sartre del mundo se parecebastante a la de ciertos neurticos, especialmente en los casosde neurosis compulsivas. Su retrato del hombre suena casiverbatim, como aquel que Alfred Adler traz de lapersonalidad neurtica, la del individuo que quiere ser Dios;c f . R. ALLERS, Bemerkungen ber das Weltbild in

  • c f . R. ALLERS, Bemerkungen ber das Weltbild inanankastischen Syndromen und in der Philosophie von Jean-Paul Sartre, en Jahrbuch fr psychologie undpsychotherapie (1959). [21] Reflexiones..., 297. Sobre el tema de la soberbia en latradicin y en la psicologa contempornea, cf. M. F.ECHAVARRA, La soberbia y la lujuria como patologascentrales de la psique segn Alfred Adler y santo Toms deAquino, en I. ANDEREGGEN- Z. SELIGMANN, Lapsicologa ante la Gracia, 41-162. [22] Reflexiones..., 300. [23] Sobre la relacin entre lo que Allers llama objetividady la tradicional virtud de la prudencia, cf. J. PIEPER,Sachlichkeit und Klugheit. ber das Verhltnis vonmoderner Charakterologie und thomistischer Ethik, en DerKatholische Gedanke (1932) 68-81. [24] Reflexiones..., 295. [25] Ib., 296. [26] El amor..., 337.

  • [26] El amor..., 337. [27] Naturaleza y educacin del carcter, 306; Cf. L.JUGNET, Rudolf Allers o el Anti-Freud, Buenos Aires 1952,80: As como el orgullo fue el pecado original, as como encierto modo es el objetivo ltimo de todo pecado pasado opresente, as tambin oculto y privado de acceso a laconsciencia, es la causa fundamental de muchas y hastaprobablemente de todas las anomalas y perversiones delcarcter. El mismo Freud no puede evitar recurrir al pecadooriginal para explicar la situacin de malestar en que seencuentra el hombre; cf., por ejemplo, Totem y tab. Segn elpsiclogo americano Paul Vitz, Freuds concept of theOedipus complex is strong psychological evidence of theuniversal tendency to be as God, to sin by rebellion, anddisobedience; it is a specific representation of the struggle tobecome an autonomus ruler of our own and others lives (P.VITZ, Christianity and Psychoanalysis, Part 1: Jesus as theAnti-Oedipus, en Journal of Psychology and Theology, 12(1984) 8); cf. tambin, The vicissitudes of original sin: areply to Bridgman and Carter, ib., 17 (1989) 10: AChristian psychology is a synthetic one in wich descriptionsof psychological pathology from different frameworks can beintegrated into a general picture of fallen human nature. Thedifferent pathological ways in which narcissism is expressedcan be understood as the vicissitudes of original sin. [28] Reflexiones..., 299.

  • [28] Reflexiones..., 299. [29] El amor..., 324. Una sealacin similar encontramos enla Encclica de JUAN PABLO II, Veritatis Splendor: Enefecto, mientras las ciencias humanas, como todas las cienciasexperimentales, parten de un concepto emprico y estadsticode normalidad, la fe ensea que esta normalidad llevaconsigo las huellas de una cada del hombre desde sucondicin originaria, es decir, est afectada por el pecado.Slo la fe cristiana ensea al hombre el camino de retorno alprincipio (cf. Mt 19, 8), un camino que con frecuencia esbien diverso del de la normalidad emprica. [30] Reflexiones..., 292. [31] Reflexiones..., 294: Las leyes que constituyen el ordenobjetivo de las cosas sensibles, como aquellas que rigen sobreel de las verdades, estn dotadas de una fuerza compulsiva. Elhombre no puede negarlas; le es imposible ubicar el colornaranja en otro lugar que no sea entre el rojo y el amarillo.Puede deducir de una manera falsa, pero hay en l unaconsciencia lgica para advertirle de esta falta que, por otraparte, inmediatamente se manifiesta puesto que conduce aconsecuencias contradictorias. La razn humana, despus detodo, obedece a las leyes de la lgica. Sucede de otra maneraen los valores. Parece que el poder que este lado de laobjetividad ejerce sobre el espritu humano es mucho ms

  • objetividad ejerce sobre el espritu humano es mucho msdbil. Sin embargo, esto no prueba en nada que los valoressean menos objetivos que las cosas o las verdades, sino que elespritu humano posee el don de rechazar su consentimiento aun orden que es muy capaz de reconocer. [32] Reflexiones..., 293-294; 297: Hay por otra parte unnmero enorme -y siempre creciente- de hombres que,incluso alentados por tal seductor, no osan rebelarseabiertamente contra Dios. Se encuentran en un estado derebelin sorda del cual ellos mismos ignoran su existencia;muy frecuentemente, parece que aceptan plenamente lasituacin ontolgica del hombre; se dicen humildes, devotos,sumisos a la voluntad divina, pero en el fondo de su ser hayuna rebelin escondida. Sometidos a su condicin humanapero carcomidos por el orgullo, quieren ser igual que Dios.Es este el estado fundamental de lo que se llama neurosis. [33] Naturaleza y educacin del carcter, 310 (nota 1). [34] Allers no afirma en absoluto que baste ser un simplecristiano para no ser neurtico, sino que en la vidaverdaderamente santa la neurosis est totalmente superada. [35] Naturaleza y educacin del carcter, 310-311. JosefPieper, mostrando la coincidencia de la tica tomista con lascaracterologas de Adler y Allers, afirma: Pero es de gran

  • caracterologas de Adler y Allers, afirma: Pero es de granvalor para el tico, experimentar, qu es pues lo que hacepsquicamente sano al hombre, pues pertenece a los,ciertamente tcitos, pero profundamente arraigados eindestructibles principios de nuestro saber prctico, que elhombre bueno no puede estar psquicamente enfermo y que elhombre psquicamente sano no puede estar pervertido(corrupto, depravado), que los caminos hacia lo bueno son almismo tiempo los que conducen a la salud psquica y que, loque le hace mal al hombre, tiene que enfermarlo: queentonces, en cierto sentido, tica y caracterologa (del tiponombrado) deben confirmarse mutuamente (J. PIEPER,Sachlichkeit und Klugheit, 69). [36] Cf. A. ADLER, Superioridad e inters social, Fondo deCultura Econmica, Mxico 1968, 248: Puesto que elfracaso en la vida se debe al error, tambin es comprensibleque ocasionalmente (en casos raros) una persona puedalibrarse del error si, a pesar de l, ha permanecido fuerte en elespritu de una comunidad ideal. En la religin esto puedesuceder, como Jahn seala, a partir del contacto del yo conDios. En la Psicologa Individual durante su suavebombardeo de preguntas, la persona equivocada experimentala gracia, la redencin y el perdn por medio de suconversin en una parte del todo. Esta postura, de lasuperacin de la culpa a travs del mero intervento humano,Adler la tiene en comn con el mismo Freud y con Jung. Sinembargo, estos ltimos van ms all, porque consideran al

  • embargo, estos ltimos van ms all, porque consideran alpecado como un paso dialcticamente necesario para lograruna consciencia ms profunda de s, y de la dualidadinsuperable que estara en el fondo de la realidad. A partir deestos autores, esta postura profundamente anticristiana se hadifundido ampliamente en la psicologa contempornea; cf.por ejemplo E. FROMM, El miedo a la libertad, Planeta-Agostini, Barcelona 1993, 51: Obrar contra las rdenes deDios significa liberarse de la coercin, emerger de laexistencia inconsciente de la vida prehumana para elevarsehacia el nivel humano. Obrar contra el mandamiento de laautoridad, cometer un pecado, es, en su aspecto positivohumano, el primer acto de libertad, es decir, el primer actohumano. [37] Naturaleza y educacin del carcter, 213-214. No slose debe rechazar una psicologa como la de Freud, queconcibe un precario individuo dividido interiormente, enlucha con el mundo y oprimido por la cultura, sino tambinuna visin que reduce la religin a medio expresivo delindividuo, sin referencia a un Dios trascendente y a lacomunidad, como es el caso de Frankl, paradojalmentediscpulo de Allers; cf. V. E. FRANKL, La presenciaignorada de Dios, Herder, Barcelona 1988, 96: En ciertaocasin fui entrevistado por una reportera de la revistaTime. Me pregunt si nuestra tendencia natural nos apartade la religin. Yo le respond que nuestra tendencia no nosaparta de la religin, y s en cambio de aquellas confesionesque no parecen tener otra cosa que hacer sino luchar entre

  • que no parecen tener otra cosa que hacer sino luchar entreellas logrando as que sus propios fieles acaben porabandonarlas. Sigui preguntndome la periodista si acasoeso significaba que tarde o temprano iramos a parar todos auna religin universal, cosa que yo negu: al contrario, dije,ms bien vamos hacia una religiosidad personal, es decir,profundamente personalizada, una religiosidad a partir de lacual cada uno encontrar su lenguaje propio, personal, el msafn a su naturaleza ntima, cuando se torne a Dios. Estareligiosidad personal de Frankl es perfectamente compatiblecon el atesmo, como l mismo se encarga de aclarar; cf. Elhombre doliente. Fundamentos antropolgicos de lapsicoterapia, Herder, Barcelona 1990, 271: Lo que unopiensa en su extrema soledad -y por lo tanto, en su mximasinceridad consigo mismo- y lo que habla en su lenguajeinterior se lo est diciendo a Dios (tibi meum loquitur); eneste sentido es irrelevante que uno sea testa o ateo, ya que enambos casos se puede definir a Dios operacionalmentecomo interlocutor de uno. El testa slo difiere del ateo en queno admite la hiptesis de que el interlocutor sea l mismo,sino que considera a este interlocutor como alguien que no esl mismo. A partir de estas afirmaciones, se puede entenderel carcter relativo del sentido de la vida (expresin yapresente en Adler) en el pensamiento de Frankl. Laresponsabilidad a la que la psicoterapia conduce alpaciente, dice l mismo en un escrito juvenil, es un valorpuramente formal, sin contenido objetivo; cf. Le radici dellapsicoterapia, LAS, Roma 2000, 129: No se puede pensar unsistema de valores, una escala de valores, una particular

  • sistema de valores, una escala de valores, una particularconcepcin del mundo sin el reconocimiento de laresponsabilidad como valor fundamental, como valor formalrespecto a diferentes definiciones de contenido. A nosotrospsicoterapeutas no interesa qu visin del mundo y de larealidad tengan nuestros pacientes, o qu valores ellosadopten; lo que es necesario es llevarlos al punto de tener unavisin del mundo y de sentirse responsables de frente a losvalores. Sin negar los aspectos positivos que se puedenencontrar en la psicologa de Frankl, y que en gran medidadebe a Allers (l mismo, en el prrafo siguiente lo cita,diciendo que Allers defini la psicoterapia como educacinal reconocimiento de la responsabilidad; ib. 130), es claroque en este punto ambos autores difieren. Para Allers hay unorden objetivo de valores que, sin necesidad de violencia sepuede llevar al paciente a reconocer. En cambio, una visindel mundo y de los valores equivocada, porque contraria a lanaturaleza humana, lleva justamente a la neurosis, como yahaba entrevisto el mismo Adler. [38] El amor..., 321-322: Esta soledad es algo ms profundaque esa sensacin banal de aislamiento de la cual los hombresse quejan cuando no tienen compaa, cuando no tienenalguien que los atienda, cuando se creen incomprendidos. Lasoledad que aqu tenemos en cuenta es un carcterconstitutivo de la existencia de la creatura y una consecuencianecesaria de su estructura ontolgica. El ser racional tieneesto de particular, que su existencia y su esencia se reflejan en

  • esto de particular, que su existencia y su esencia se reflejan ensu consciencia. La soledad sentida es el correlato subjetivodel aislamiento ontolgico. Estos pasajes concuerdan, enmodo sorprendente, con algunas enseanzas de lasCatequesis sobre el amor humano, de Juan Pablo II. [39] El amor..., 319-320: Examinando los hechos se observaque esta unin, da alguna satisfaccin pero deja tambin paradesear. Calma sin dudas, todas las necesidades del instinto;pero esta comunin, esta identificacin de dos seres, estavoluntad de ser recibi en el otro, tal como la concibe elamor, no se encuentra. por mucho que hagan los esposos nopueden entrepenetrarse, no pueden fundirse el uno en el otro.Una barrera infranqueable los separa. Gran cantidad de gente-hombres y mujeres- se quejan del hecho de que las alegrasfsicas del matrimonio no pueden, a pesar del gozo comn, apesar del abandono supremo, satisfacer el deseo de unin. Losupremo del placer hace olvidar, por un momento, que launin no se realiza; pero, a penas este momento pasa, cadauno de los esposos se hace consciente de su individualidad,de la imposibilidad de salir realmente de s mismos. Si bienlos esposos dicen: nosotros en el sentido ms profundo quepuede hacerlo una pareja, este nosotros es siempre un plural.Una pareja es una caro (Mat 19, 6), jams una persona oens unum. [40] El amor..., 321.

  • [41] F. NIETZSCHE, El Anticristo, Alianza, Buenos Aires1996, 87-88: Poner enfermo al hombre es la verdaderaintencin oculta de todo el sistema de procedimientossalutferos de la Iglesia. Y la Iglesia misma -No es ella elmanicomio catlico como ltimo ideal? [...] El momento enque una crisis religiosa se aduea de un pueblo vienecaracterizado por epidemias nerviosas; [...] los estados'supremos' que el cristianismo ha suspendido por encima de lahumanidad, como valor de todos los valores, son formasepileptoides. La Iglesia ha canonizado in maiorem deihonorem nicamente a locos o a grandes estafadores. [42] Por eso es absurdo intentar comprender el alma deMara, y mucho ms de Cristo, a partir de las leyes empricaso de teoras como la psicoanaltica, que no trascienden elestado de naturaleza cada. Sera blasfemo, por ejemplo,querer comprender la psicologa de Cristo a partir de ladinmica del complejo de Edipo, como lo hace Freud enTotem y tab, sin tener en cuenta que Cristo, por carecerabsolutamente de pecado, no slo no padeci en absoluto talcomplejo, ni ningn otro, sino que en justamente a partir desu plenitud sin defecto tiene el poder de liberarnos de nuestropropios complejos; cf. P. VITZ, Christianity andpsychoanalysis..., 7: We propose that Christ provides theanswer to the Oedipical nightmare. [43] Cf. R. ALLERS, Aridit symptme et aridit stade, en

  • [43] Cf. R. ALLERS, Aridit symptme et aridit stade, entudes Carmlitaines (1937) 132-153. [44] Naturaleza y educacin del carcter, 310-311. [45] Cf. O. BRACHFELD, Los sentimientos de inferioridad,Miracle, Barcelona 1959, 179-180: Era imposible, pues,prever la reaccin del sujeto ante la minusvala, orgnica,psquica o social; era imposible preverla, descontarla, porimponderables; as, esa reaccin era de orden moral, y no deorden fsico, fisiolgico o biolgico, y una vez llegado a estedescubrimiento, la ruptura con las ideas recibidas de susmayores, con la ideologa imperante en la medicina de sustiempos, era total, era irremediable. [...] Es muy notable,desde luego, que Adler llegara a sus resultados por unosmedios tan empricos y tan racionalistas como los dems,como sus contrincantes y futuros enemigos; y es precisoobservar que l mismo nunca se atrevi a sacar todas lasconsecuencias morales y filosficas de su descubrimiento;segn este autor, esta orientacin nueva [...] permite ciertospuntos de contacto con la filosofa aristotlico-tomista. [46] Cf. O. BRACHFELD, Los sentimientos de inferioridad,172: Adler, en efecto, rechazando con la misma energa queFreud los mtodos hipnticos -que recubren y encubren, envez de descubrir-, no ha querido perderse nunca en excesivasminucias analticas: iba siempre al grano, buscaba las

  • minucias analticas: iba siempre al grano, buscaba lasgrandes directrices que guan la conducta, el pensamiento, lavida afectiva de la persona. Su modo de proceder eseminentemente sinttico, en vez de analtico. No en vano suPsicologa ha sido considerada desde sus comienzos comouna Psicagoga: una duccin, mediante la Psicologa. [...] Loque practican sus discpulos autnticos es una psicagoga. [47] Cf. E. WEXBERG, El tratamiento por la psicologaindividual, en K. BIRNBAUM, Los mtodos curativospsquicos, Labor, Barcelona 1928, 197: La comprensin dela personalidad del neurtico, la reduccin de todas susmanifestaciones vitales, incluso el sntoma neurtico, a laaccin de su lnea directriz es la parte primera y ms vasta dela psicoterapia. Su segunda parte pedaggica puedecaracterizarse con la palabra alentamiento; cf. A.KRONFELD, Psicagoga o pedagoga teraputica, ib.,214: Alfredo Adler, en su psicoterapia individualpsicolgica, desarroll la psicagoga tanto en sus fundamentoscomo desde su aspecto prctico. Curar y formar son paral el mismo proceso esencial. [48] Cf. Naturaleza y educacin del carcter, 258. Cf. Z.SELIGMANN, Psicoterapia: un camino de conformidad,en La psicologa ante la Gracia, 29-39. [49] El amor..., 338.

  • [49] El amor..., 338. [50] Ib., 338-339. [51] Cf. Naturaleza y educacin del carcter, 328: En larelacin del que gua con el guiado se plantea, por primeravez, a menudo, una comunidad real, una unin de hombre ahombre, que no descansa en una comunidad de intereses nilazos de familia, ni en una convivencia casual o unavinculacin ertica, sino en los estratos ms hondos de lapersona, incluso en el ncleo esencial o, por lo menos, alrozar a ste de cerca, abre paso a las fuerzas morales primerasde la naturaleza humana y permite reconocer losantagonismos que en sta inciden. [52] Cf. R. ALLERS, Pedagoga sexual, 322-323: Lafilosofa escolstica, en vez de proceder como ello se haimpuesto en la era moderna y limitar todas las relaciones decausa y efecto a una nica modalidad, a saber, la que reinanica y exclusivamente en la naturaleza inanimada, suelediscriminar entre toda una serie de tales concatenaciones. Unade ellas se denomina causa exemplaris. Sin entrar aqu en unaexposicin pormenorizada, podremos observar sin duda queesta forma de causacin desempea un papel importante entodas las relaciones humanas, pero muy especialmente en laeducacin. Una persona de mal carcter bien puede realizaruna performance cientfica o artstica, mas no podra ser un

  • una performance cientfica o artstica, mas no podra ser unbuen educador, por mucho que ella misma se esforzase enserlo. Si queremos formar un carcter debemos merecerprimero que nos designen como carcter a nosotros. Nadie,desde luego, est exento de defectos; pero debemos conocernuestras deficiencias, al igual que deberamos saber cmodebemos ser. Si cultivamos nuestro defectos, nuncaconseguiremos que nuestros hijos lleguen a ser personas conpleno valor moral, ni tampoco si con un narcisismo farisaicono queremos reconocer nuestras deficiencias. [53] El tema de la relacin entre psicoterapia y confesinsacramental, es un tema diverso. Allers jams los confunde, nicontrapone. Sobre este tema, cf. J. PIEPER, Psychotherapieund absolution, Salvator Verlag Steinfeld, Leutesdorf amRhein (sterreich) 1978. [54] Naturaleza y educacin del carcter, 312 (nota 1). [55] Naturaleza y educacin del carcter, 339. Esta visinresponde fielmente a la enseanza que ms adelante dara PoXII; cf. Discurso al XIII Congreso Internacional dePsicologa aplicada, Roma, 10 de abril de 1958, II, 11: Noescapa a los mejores psiclogos que el empleo ms hbil delos mtodos existentes no llega a penetrar en la zona delpsiquismo, que constituye, por as decirlo, el centro de lapersonalidad y permanece siempre en misterio. Llegado a este

  • personalidad y permanece siempre en misterio. Llegado a estepunto, el psiclogo no puede menos de reconocer conmodestia los lmites de sus posibilidades y respetar laindividualidad del hombre sobre el que ha de pronunciar unjuicio; deber esforzarse por percibir en todo hombre el plandivino y ayudar a desarrollarse en la medida de lo posible;ib., 5: Cuando se considera al hombre como obra de Dios sedescubren en l dos caractersticas importantes para eldesarrollo y valor de la personalidad cristiana: su semejanzacon Dios, que procede del acto creador, y su filiacin divinaen Cristo, manifestada por la revelacin. En efecto, lapersonalidad cristiana se hace incomprensible si se olvidanestos datos, y la psicologa, sobre todo la aplicada, se exponetambin a incomprensiones y errores si los ignora. Porque setrata de hechos reales y no imaginarios o supuestos. Que estoshechos sean conocidos por la revelacin no quita nada a suautenticidad, porque la revelacin pone al hombre o le sitaen trance de sobrepasar los lmites de una inteligencia limitadapara abandonarse a la inteligencia infinita de Dios.