ruta la dehesa boyal

2010

María José Morales Abad

Pilar Hernández Gómez

Ruta G 14 La Dehesa Boyal

Mª José Morales y Pilar Hernández | Ruta G1-4: La Dehesa Boyal Página 2

Ruta G 14 La Dehesa Boyal Distancia aproximada: 6 km Tipo de ruta: Circular Dificultad: Baja Tiempo aproximado a pie: 1,5 a 3 horas, dependiendo de si se visitan el Centro de Fauna y la Cantera rehabilitada.


Descripción de la ruta

Comienza el librito, publicado por la Escuela Taller Dehesa Real en 1999, hablando de la historia de esta Dehesa y de su origen como cobertizos o tenadas para el ganado de pasto propiedad del monarca, siendo Fernando III el que dio Privilegio a la Abadía de Valdeiglesias para su aprovechamiento. También nos habla de su extensión, algo más de 53 hectáreas, situado en el tercio noreste del municipio, lindando con Colmenar del Arroyo al este. La Dehesa, sobre todo cuando te adentras hacia el paraje conocido como El Ulagar, presenta la vegetación propia del encinar madrileño, aunque la presencia de agua subterránea y del arroyo hace que aparezcan especies propias de ribera.

A pesar de que a los ojos del caminante la Dehesa puede aparecer como una zona de pasto o, incluso, como un erial a finales de verano, su importancia estriba en que supone un recurso de propiedad municipal y una de las formas tradicionales de modificación de la vegetación autóctona más en equilibrio con la conservación. Un bosque adehesado es un bosque aclarado o hueco, que mantiene arbolado y deja zonas para pastos o cultivos. En Madrid son frecuentes las dehesas de encinas, como las fincas que podemos ver en la M-501 a medida que nos acercamos a Navas, y más hacia la Sierra, las de fresnos y rebollos, como aparecen en el Escorial o Cercedilla. La encina y el roble se utilizaban para carboneo y el fresno aparece muchas veces desmochado, con todas sus ramas de similar tamaño y saliendo en penacho desde un gran tronco muchas veces hueco, debido a que se cortaban para dar de comer al ganado cuando el pasto escaseaba. Nuestra Dehesa estuvo, tiempo atrás, abierta y pastoreada por ovejas y cabras. Hace tres o cuatro años comenzó su vallado y actualmente podemos encontrar en ella vacas. Para conocer un poco mejor esta zona del pueblo os proponemos esta ruta que, por otra parte puede ser considerada como El itinerario ambiental de Navas, ya que, como veremos, ofrece multitud de elementos dignos de ser comentados desde el punto de vista de la gestión de problemas ambientales como la extracción de recursos mineros, la restauración del paisaje, la conservación de la biodiversidad, la erosión, etc. Comenzamos nuestra ruta en el cruce de la carretera de Robledo de Chavela con la Vía Olímpica, dejando a nuestra izquierda el Colegio y a nuestra derecha el Polideportivo. Rodeamos la nave del Ayuntamiento y pasamos por el túnel para evitar el riesgo de cruzar la carretera. En épocas lluviosas encontraremos agua aquí y también en las zonas más deprimidas del recorrido, por lo que conviene llevar buen calzado aunque el itinerario sea uno de los más fáciles. Una vez al otro lado encontraremos una valla con una pequeña puerta que será la que atravesemos dejándola bien cerrada.


Dependiendo del día nos vamos a encontrar las vacas en una u otra zona de nuestro recorrido, así que procuraremos en todo momento no molestarlas, al igual que al resto de la fauna, caminando con tranquilidad y sin hacer demasiado ruido. A la derecha, mirando hacia el Cementerio, que es casi el final de nuestra ruta, encontraremos el Caño de la Dehesa, donde hace ya muchos años se iba a recoger agua y a lavar. A su alrededor, en los años de más lluvia, crecer abundantes juncos churreros y mentas que aportan un agradable aroma a nuestro paso. Más lejos, hacia el este, encontramos

masas de zarzas y algunos sauces que también delatan la presencia de humedad edáfica. Tomaremos un camino que sale hacia el norte, con la Almenara como guía, para rodear la Dehesa por tierras de Colmenar. Este camino, que recorremos también si hacemos la ruta G 2-1 El camino de las Umbrías, sigue un terreno llano y va paralelo a un arroyo estacional. Aquí la Dehesa ha perdido prácticamente todo resto de vegetación leñosa original, presentando un paisaje abierto agradable sobre todo en otoño o invierno, cuando la hierba empieza a teñir de color el suelo y bulbosas, como los crocos, comienzan a dar su nota de color malva.

Continuaremos caminando hasta llegar a otra cancela que nos conduce al camino del Tejar, el cual nos llevaría hasta el pueblo de Colmenar del Arroyo. A partir de aquí nos dirigimos hacia el este entre dos muros de piedra, y vamos adentrándonos paulatinamente en el encinar, con todo su cortejo de enebros, retamas, tomillos, cantuesos, siemprevivas, algunas cornicabras, torviscos, esparragueras, peonías, etc.


Es esta tierra de caza, con fincas valladas y pocos restos de agricultura, sólo en el inicio. Es algo que habremos de tener en cuenta para elegir bien el momento en el que vamos a realizar el itinerario y evitar así peligros. Cuando lleguemos a una bifurcación, más o menos a los 2 km del inicio, tomaremos el camino de nuestra derecha que nos llevará hasta el Canal de Isabel II cruzando una bonita zona de bosque abierto y matorral, algo apartada de la carretera y por ello más silenciosa.

Es interesante fijarse aquí en las rocas que van apareciendo, unas veces sobresaliendo en el propio camino, otras en forma de grandes bolos, solitarios o rodeados de un bosquete de encinas jóvenes. Se trata de granito, unas veces de color gris claro, otras veces más rosado, y también de pórfido, una roca también plutónica, pero con cristales de feldespato grandes de color rosa.

En muchos casos, si lo tocamos, veremos que está muy meteorizado y se disgrega fácilmente. Este proceso se llama arenización y conduce a la formación del

suelo arenoso que forma nuestro camino. Estos bloques nos sirven para entender cómo se cuartean estas rocas a medida que salen a la superficie y disminuye la presión a través de las grietas llamadas diaclasas, lo que conduce a formas caprichosas.

La aulaga Su nombre científico es Genista hirsuta, por lo abundantes pelos de sus ramillas. Es una planta muy espinosa de flores amarillas en grupos y frutos en legumbre corta. Es natural del centro y oeste de la Península, siempre sobre suelos ácidos y acompañando a encinares y alcornocales.


El entorno se va enriqueciendo poco a poco en arbustos y ofreciendo refugio a numerosas aves –alondras, totovías, cogujadas, gorriones, rabilargos-, pequeños mamíferos como el ratón de campo o el lirón careto, conejos que salen despavoridos a nuestro paso, aunque no es raro encontrar huellas de zorro o jabalí. En algunas fincas vemos caballos o vacas que aprovechan los pastos, sobre todo cuando nos vamos acercando a la zona más baja del recorrido. Pronto llegamos a una bifurcación. Da igual por donde vayamos porque finalmente llegarnos al mismo punto, aunque es mejor tomar a la derecha. Es curioso observar cómo el ser humano busca estrategias para reutilizar materiales y cubrir necesidades. Así vemos a nuestra izquierda bidones metálicos incrustados en el suelo que sirven de abrevaderos para el ganado, transformando el paisaje en una suerte de campo “minado” entre retamas.

Cuando lleguemos al final del camino encontraremos una puerta de alambre que atravesaremos cuidando de dejarla bien cerrada para evitar que se escape el ganado. Delante vemos ya los paneles del Canal y, un poco más allá, la cantera de Chapinería a la que nos acercaremos.

Se trata de una cantera de zahorra para la construcción y la elaboración de hormigones. Se puede utilizar desde el punto de vista de la educación ambiental para comentar los impactos que produce una explotación a cielo abierto sobre el paisaje (deforestación, creación de taludes, afloramiento del nivel freático y evaporación, destrucción de hábitat de especies animales, etc.), lo que nos sirve de antesala para luego conocer, comprender y valorar el proyecto de restauración que llevó a cabo la Escuela Taller de Navas sobre nuestra propia cantera. A partir de aquí, tomamos el Canal o el llamado Camino Bajo a Colmenar,


dependiendo de si queremos desviarnos al Centro de Recuperación de Fauna y Cantera, o queremos ir más directos hacia el Cementerio y el túnel que nos conduce al centro del pueblo.

En nuestro caso, siguiendo nuestro itinerario ambiental, tomamos el Canal para ir al Centro de Fauna y visitar sus instalaciones. Es una visita muy interesante por las especies que se albergan en los jaulones (buitre común, cernícalo primilla y vulgar, halcón, búho real, búho chico, cárabo, etc.), que suponen un exquisito muestrario de las rapaces diurnas y nocturnas de la zona. Aquí también tendremos oportunidad de ver el Primillar, instalación creada en convenio con Grefa e inaugurada por Dª Beatriz Elorriaga hace tres años con el objetivo de repoblar de esta bella especie los montes madrileños.

Junto al Centro de Fauna, otras dos instalaciones que podemos visitar por su interés ecológico. La primera es la Estación depuradora de aguas residuales, creada en 1989, que depura un caudal de 1639 metros cúbicos al día y hoy día obsoleta si se considera la población del término municipal. De ella parte un emisario que se vierte hacia el sur, hacia el arroyo las Mojoneras regando con sus aguas ricas en materia orgánica la parte baja de la Dehesa, haciendo que florezca una comunidad vegetal rica. Este es el punto donde se tiene catalogada otra especie importante para la conservación de la biodiversidad de la zona, el topillo de Cabrera.

El otro punto de interés es la Cantera restaurada y convertida en un ecosistema húmedo en medio de una zona que en verano aparece seca, ofreciendo así agua y refugio a especies acuáticas, tanto vegetales (carrizo, junco, taray, sauce), como animales (ánade

real, polla de agua, anfibios como la rana verde o el tritón jaspeado, etc.). La extracción de zahorra creó dos huecos en el terreno que, tras el abandono de la explotación, formaron dos lagunas. Antes del proyecto de restauración paisajística la zona se convirtió en el vertedero del pueblo, llenándose de todo tipo de residuos y, por ende, contaminándose el agua por los lixiviados. Tras la rehabilitación, contamos con dos lagunas, la de arriba, menos profunda


alberga un rico ecosistema acuático, con un observatorio para contemplar la fauna (foto de la derecha), mientras la de abajo, más profunda, no se ha modificado tanto, de modo que ofrece la evolución que la propia naturaleza puede llevar a cabo.

Una vez visitado este privilegiado recurso de Navas, podemos rodear el Cementerio por la derecha para tomar el Camino Bajo a Colmenar. A nuestra izquierda dejaremos el Cerro de los Moros con los restos de la torre que formaba parte de las estancias de Enrique IV cuando venía a cazar a estas tierras, y que fue mandada demoler por Isabel la Católica.

De este tramo sólo mencionar que aún se utiliza la trasera del Cementerio como vertedero, a pesar de que está clausurado por la Consejería de Medio Ambiente de la Comunidad. Queremos hacer una llamada de atención a los vecinos para que sigan las vías de eliminación de residuos adecuadas, y colabore con el Ayuntamiento del municipio para que nuestro pueblo y su


entorno natural se mantenga limpio y protegido de peligros como incendios incontrolados, plagas y alteraciones del paisaje. Esto es cosa de todos. Para regresar al pueblo, pasaremos el túnel y llegaremos al centro por delante del edificio de la Escuela Taller, el Cuartel de la Guardia Civil y la calle Real.

Mª José Morales Pilar Hernández

Bibliografía.

• ÁLVAREZ, L., F. ARIAS & al. (1999) Cuaderno de campo de la Dehesa Boyal de Navas del Rey. Escuela Taller Dehesa Real. Ayto. de Navas del Rey.

• GALÁN CELA, P., R. GAMARRA & J. I. GARCÍA (1998) Árboles y arbustos de la Península Ibérica e Islas Baleares. Ed. Jaguar. Madrid.

• SAUER, F. (1982) Aves terrestres. Ed. Blume. Barcelona.

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