sábado, 9 de enero de 2010 a luis m. alonso el caso conan...

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Luis M. Alonso finales del siglo XIX Lon- dres era una de las selvas ciudadanas más enigmáticas y peligrosas. La araña maléfica del profesor Moriarty tejía una tela de delito en medio de la densa capa de niebla, mientras una buena parte de la población per- manecía ajena y otra se sobresal- taba con el sonido del silbato del “bobby”. –¡Vamos, Watson, coja el abri- go y no olvide el revólver! Jorge Luis Borges escribió unos versos alejandrinos dedica- dos a ese sueño maravilloso ima- ginado por sir Arthur Conan Doy- le. Pensar de tarde en tarde en Sherlock Holmes es una / de las buenas costumbres que nos que- dan. La muerte / y la siesta son otras.También es nuestra suerte / convalecer en un jardín o mirar la luna. Ahora el escritor nacido en Edimburgo vuelve a estar de ac- tualidad por las reedición de sus novelas en una bella y aparatosa edición anotada y por una nueva película, que se estrena este mes de enero. Y también por el sesqui- centenario. El padre del detective más famoso del mundo habría cumplido el pasado mes de ma- yo 150 años de no ser por aquel infarto sufrido en Crowborough y, como es lógico, por esa ley ine- xorable por la que toda vida em- pieza y acaba. A Conan Doyle, uno de los mejores narradores que han exis- tido, siempre le pesó su persona- je más célebre; no digamos ya lo que hubiera supuesto para él su inmortalidad. La preferencia del escritor escocés por cultivar otros géneros, como el histórico o la ciencia ficción, que conside- raba más a su altura, le llevó a re- negar del detective, a matarlo y a resucitarlo para poder responder al enorme clamor popular. Conan Doyle escribió cuatro novelas y 56 relatos cortos de Sherlock Holmes, sin rendirse ja- más a la evidencia de que era la figura del investigador del 221b de Baker Street la que le encum- braba. Autor de El mundo perdi- do, la mejor novela de dinosau- rios que conozco, y de otra estu- penda, La tragedia del Korosko, que también se publicó bajo el título Un drama del desierto, vivió para admirar la maestría de su compatriota Stevenson, autor, a su juicio, de la más brillante pie- za narrativa: El pabellón de los Links. El propio Nabokov se refirió, en aquella legendaria entrevista televisiva de “Apostrophes”, a la insistencia de Conan Doy- le en renegar de su persona- je más famoso cuando a él mismo le pre- guntó Bernard Pivot si el éxito popular de Lo- lita le producía algún tipo de sarpullido literario: “Su éxito no me molesta. Yo no soy Conan Doyle, quien, por es- nobismo o pura estupidez, prefe- ría ser conocido como autor de una historia de África que imagi- naba muy superior a su Sherlock Holmes”. El caso es que al padre de Holmes le gus- taba más el profesor Cha- llenger, prota- gonista de sus narraciones de ciencia fic- ción, que el sa- bueso de la ca- lle Baker. Llegó a comentar que era tanta la sobredosis que el personaje le saturaba co- mo el foie-gras. Así que en 1893 perpetró su desaparición en El problema final, un relato que, no obstante, dejaba ciertos cabos sueltos para poder recobrar en el futuro al detective. Y eso fue lo que hizo Sir Arthur, presionado por los lectores, ocho años des- pués con El sabueso de los Baskerville. Aquella jugada no tuvo más eco entonces que el reconoci- miento de los lectores, pero mu- chos años más tarde, cien, para ser exactos, un ex psicólogo me- tido a Holmes, Rodger Garrick- Steele, acusó a Conan Doyle de asesinar a Bertram Fletcher Hen- derson, periodista amigo suyo, su- puestamente para ocultar el pla- gio de una novela del detective, que habría escrito este último, bajo otro título, y de la que se apropiaría el primero. Las acusa- ciones de asesinato se vertían ya en un libro publicado en el año 2000, y a partir de ese momento la leyenda negra creció en torno a la figura del escritor, que siem- pre tuvo partidarios y detractores dispuestos a polemizar. Cinco años más tarde el chus- co asunto volvió a desempolvar- se con la reapertura de una cau- sa para esclarecer el “caso Baskerville”. La extravagante teo- ría esgrimida era que Doyle había envenenado a su amigo, administrándole láudano con la ayuda de la mujer de éste, con la que mantenía relaciones sexuales. Fletcher Robinson fa- lleció en 1907 y en el certificado de defun- ción se señalan unas fiebres tifoideas como la causa del óbito. Garrick- Steele y el científico y ex policía Paul Spring pidieron permiso a la diócesis de Exeter, de la que depende la pa- rroquia donde está en- terrado Robinson, y al Mi- nisterio del Interior para exhumar los restos del pe- riodista fallecido. Ni que de- cir tiene que la Sherlock Hol- mes Society montó en cólera, aunque algunos de sus miem- bros llegaron a admitir que Conan Doyle había sido poco generoso al reconocer la con- tribución de su amigo, que habría escrito la génesis del relato en 1900, un año antes de la publicación de El sa- bueso de los Baskerville, en una novela titulada Una aventu- ra en Datmoor. Doyle únicamen- te le dedicó una nota en la pri- mera edición en la que le agra- decía que le hubiese con- tado la leyenda que inspiró la historia de sir Richard Cabell, que vendió el alma a Satanás y fue arras- trado al infierno por una jauría. Una corazonada había guiado los primeros pasos de Garrick- Steele cuando una fotografía de Conan Doyle, de niño, empezó a caerse al suelo repetidamente, sin motivo aparente, desde la pa- red de la habitación donde esta- ba colgada. Pensó que era una señal y se puso a investigar. Des- de luego, no había gran cosa que deducir, lo mismo que cuando Holmes, durante una jornada de camping durmiendo los dos al sereno en sendos sacos, le pre- guntaba a Watson qué veía en el cielo estrellado y el doctor le da- ba un completo parte astronómi- co y meteorológico para recibir como respuesta del detective que lo elemental era que les ha- bían robado la carpa. Número 640 Sábado, 9 de enero de 2010 A Sherlock Holmes anotado. Las novelas SIR ARTHUR CONAN DOYLE Akal. 912 páginas Conan Doyle mató al detective porque le ensombrecía, y un siglo después de resucitarlo lo acusaron de plagio y asesinato El caso Conan Doyle Sherlock Holmes, el detective más famoso de todos los tiempos, vuelve a la actualidad con una completa reedición de las novelas de su creador y el estreno de una nueva película Luis M. Alonso finales del siglo XIX Lon- dres era una de las selvas ciudadanas más enigmáticas y peligrosas. La araña maléfica del profesor Moriarty tejía una tela de delito en medio de la densa capa de niebla, mientras una buena parte de la población per- manecía ajena y otra se sobresal- taba con el sonido del silbato del “bobby”. –¡Vamos, Watson, coja el abri- go y no olvide el revólver! Jorge Luis Borges escribió unos versos alejandrinos dedica- dos a ese sueño maravilloso ima- ginado por sir Arthur Conan Doy- le. Pensar de tarde en tarde en Sherlock Holmes es una / de las buenas costumbres que nos que- dan. La muerte / y la siesta son otras.También es nuestra suerte / convalecer en un jardín o mirar la luna. Ahora el escritor nacido en Edimburgo vuelve a estar de ac- tualidad por las reedición de sus novelas en una bella y aparatosa edición anotada y por una nueva película, que se estrena este mes de enero. Y también por el sesqui- centenario. El padre del detective más famoso del mundo habría cumplido el pasado mes de ma- yo 150 años de no ser por aquel infarto sufrido en Crowborough y, como es lógico, por esa ley ine- xorable por la que toda vida em- pieza y acaba. A Conan Doyle, uno de los mejores narradores que han exis- tido, siempre le pesó su persona- je más célebre; no digamos ya lo que hubiera supuesto para él su inmortalidad. La preferencia del escritor escocés por cultivar otros géneros, como el histórico o la ciencia ficción, que conside- raba más a su altura, le llevó a re- negar del detective, a matarlo y a resucitarlo para poder responder al enorme clamor popular. Conan Doyle escribió cuatro novelas y 56 relatos cortos de Sherlock Holmes, sin rendirse ja- más a la evidencia de que era la figura del investigador del 221b de Baker Street la que le encum- braba. Autor de El mundo perdi- do, la mejor novela de dinosau- rios que conozco, y de otra estu- penda, La tragedia del Korosko, que también se publicó bajo el título Un drama del desierto, vivió para admirar la maestría de su compatriota Stevenson, autor, a su juicio, de la más brillante pie- za narrativa: El pabellón de los Links. El propio Nabokov se refirió, en aquella legendaria entrevista televisiva de “Apostrophes”, a la insistencia de Conan Doy- le en renegar de su persona- je más famoso cuando a él mismo le pre- guntó Bernard Pivot si el éxito popular de Lo- lita le producía algún tipo de sarpullido literario: “Su éxito no me molesta. Yo no soy Conan Doyle, quien, por es- nobismo o pura estupidez, prefe- ría ser conocido como autor de una historia de África que imagi- naba muy superior a su Sherlock Holmes”. El caso es que al padre de Holmes le gus- taba más el profesor Cha- llenger, prota- gonista de sus narraciones de ciencia fic- ción, que el sa- bueso de la ca- lle Baker. Llegó a comentar que era tanta la sobredosis que el personaje le saturaba co- mo el foie-gras. Así que en 1893 perpetró su desaparición en El problema final, un relato que, no obstante, dejaba ciertos cabos sueltos para poder recobrar en el futuro al detective. Y eso fue lo que hizo Sir Arthur, presionado por los lectores, ocho años des- pués con El sabueso de los Baskerville. Aquella jugada no tuvo más eco entonces que el reconoci- miento de los lectores, pero mu- chos años más tarde, cien, para ser exactos, un ex psicólogo me- tido a Holmes, Rodger Garrick- Steele, acusó a Conan Doyle de asesinar a Bertram Fletcher Hen- derson, periodista amigo suyo, su- puestamente para ocultar el pla- gio de una novela del detective, que habría escrito este último, bajo otro título, y de la que se apropiaría el primero. Las acusa- ciones de asesinato se vertían ya en un libro publicado en el año 2000, y a partir de ese momento la leyenda negra creció en torno a la figura del escritor, que siem- pre tuvo partidarios y detractores dispuestos a polemizar. Cinco años más tarde el chus- co asunto volvió a desempolvar- se con la reapertura de una cau- sa para esclarecer el “caso Baskerville”. La extravagante teo- ría esgrimida era que Doyle había envenenado a su amigo, administrándole láudano con la ayuda de la mujer de éste, con la que mantenía relaciones sexuales. Fletcher Robinson fa- lleció en 1907 y en el certificado de defun- ción se señalan unas fiebres tifoideas como la causa del óbito. Garrick- Steele y el científico y ex policía Paul Spring pidieron permiso a la diócesis de Exeter, de la que depende la pa- rroquia donde está en- terrado Robinson, y al Mi- nisterio del Interior para exhumar los restos del pe- riodista fallecido. Ni que de- cir tiene que la Sherlock Hol- mes Society montó en cólera, aunque algunos de sus miem- bros llegaron a admitir que Conan Doyle había sido poco generoso al reconocer la con- tribución de su amigo, que habría escrito la génesis del relato en 1900, un año antes de la publicación de El sa- bueso de los Baskerville, en una novela titulada Una aventu- ra en Datmoor. Doyle únicamen- te le dedicó una nota en la pri- mera edición en la que le agra- decía que le hubiese con- tado la leyenda que inspiró la historia de sir Richard Cabell, que vendió el alma a Satanás y fue arras- trado al infierno por una jauría. Una corazonada había guiado los primeros pasos de Garrick- Steele cuando una fotografía de Conan Doyle, de niño, empezó a caerse al suelo repetidamente, sin motivo aparente, desde la pa- red de la habitación donde esta- ba colgada. Pensó que era una señal y se puso a investigar. Des- de luego, no había gran cosa que deducir, lo mismo que cuando Holmes, durante una jornada de camping durmiendo los dos al sereno en sendos sacos, le pre- guntaba a Watson qué veía en el cielo estrellado y el doctor le da- ba un completo parte astronómi- co y meteorológico para recibir como respuesta del detective que lo elemental era que les ha- bían robado la carpa. Número 640 Sábado, 9 de enero de 2010 A Sherlock Holmes anotado. Las novelas SIR ARTHUR CONAN DOYLE Akal. 912 páginas Conan Doyle mató al detective porque le ensombrecía, y un siglo después de resucitarlo lo acusaron de plagio y asesinato El caso Conan Doyle Sherlock Holmes, el detective más famoso de todos los tiempos, vuelve a la actualidad con una completa reedición de las novelas de su creador y el estreno de una nueva película

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Luis M. Alonso

finales del siglo XIX Lon-dres era una de las selvas

ciudadanas más enigmáticas y peligrosas. La araña maléfica del profesor Moriarty tejía una tela de delito en medio de la densa capa de niebla, mientras una buena parte de la población per-manecía ajena y otra se sobresal-taba con el sonido del silbato del “bobby”.

–¡Vamos, Watson, coja el abri-go y no olvide el revólver!

Jorge Luis Borges escribió unos versos alejandrinos dedica-dos a ese sueño maravilloso ima-ginado por sir Arthur Conan Doy-le. Pensar de tarde en tarde en Sherlock Holmes es una / de las buenas costumbres que nos que-dan. La muerte / y la siesta son otras. También es nuestra suerte / convalecer en un jardín o mirar la luna.

Ahora el escritor nacido en Edimburgo vuelve a estar de ac-tualidad por las reedición de sus novelas en una bella y aparatosa edición anotada y por una nueva película, que se estrena este mes de enero. Y también por el sesqui-centenario. El padre del detective más famoso del mundo habría cumplido el pasado mes de ma-yo 150 años de no ser por aquel infarto sufrido en Crowborough y, como es lógico, por esa ley ine-xorable por la que toda vida em-pieza y acaba.

A Conan Doyle, uno de los mejores narradores que han exis-tido, siempre le pesó su persona-je más célebre; no digamos ya lo que hubiera supuesto para él su inmortalidad. La preferencia del escritor escocés por cultivar otros géneros, como el histórico o la ciencia ficción, que conside-raba más a su altura, le llevó a re-negar del detective, a matarlo y a resucitarlo para poder responder al enorme clamor popular.

Conan Doyle escribió cuatro novelas y 56 relatos cortos de Sherlock Holmes, sin rendirse ja-más a la evidencia de que era la figura del investigador del 221b de Baker Street la que le encum-braba. Autor de El mundo perdi-do, la mejor novela de dinosau-rios que conozco, y de otra estu-penda, La tragedia del Korosko, que también se publicó bajo el título Un drama del desierto, vivió para admirar la maestría de su compatriota Stevenson, autor, a su juicio, de la más brillante pie-za narrativa: El pabellón de los Links.

El propio Nabokov se refirió, en aquella legendaria entrevista televisiva de “Apostrophes”, a la insistencia de Conan Doy-le en renegar de su persona-je más famoso cuando a él mismo le pre-guntó Bernard Pivot si el éxito popular de Lo-lita le producía algún tipo de sarpullido literario: “Su éxito no me molesta. Yo no soy Conan Doyle, quien, por es-nobismo o pura estupidez, prefe-

ría ser conocido como autor de una historia de África que imagi-naba muy superior a su Sherlock Holmes”.

El caso es que al padre de Holmes le gus-taba más el profesor Cha-llenger, prota-gonista de sus na r ra c i o ne s de ciencia fic-ción, que el sa-bueso de la ca-lle Baker. Llegó a comentar que era tanta la sobredosis

que el personaje le saturaba co-mo el foie-gras. Así que en 1893 perpetró su desaparición en El problema final, un relato que, no

obstante, dejaba ciertos cabos sueltos para poder recobrar en el futuro al detective. Y eso fue lo que hizo Sir Arthur, presionado por los lectores, ocho años des-pués con El sabueso de los Baskerville.

Aquella jugada no tuvo más eco entonces que el reconoci-miento de los lectores, pero mu-chos años más tarde, cien, para ser exactos, un ex psicólogo me-tido a Holmes, Rodger Garrick-Steele, acusó a Conan Doyle de asesinar a Bertram Fletcher Hen-derson, periodista amigo suyo, su-puestamente para ocultar el pla-gio de una novela del detective, que habría escrito este último, bajo otro título, y de la que se apropiaría el primero. Las acusa-ciones de asesinato se vertían ya

en un libro publicado en el año 2000, y a partir de ese momento la leyenda negra creció en torno a la figura del escritor, que siem-pre tuvo partidarios y detractores dispuestos a polemizar.

Cinco años más tarde el chus-co asunto volvió a desempolvar-se con la reapertura de una cau-sa para esclarecer el “caso Baskerville”. La extravagante teo-

ría esgrimida era que Doyle había envenenado a su

amigo, administrándole láudano con la ayuda de la mujer de éste, con la que mantenía relaciones sexuales. Fletcher Robinson fa-lleció en 1907 y en el certificado de defun-ción se señalan unas

fiebres tifoideas como la causa del óbito. Garrick-

Steele y el científico y ex policía Paul Spring pidieron permiso a la diócesis de Exeter, de la que depende la pa-

rroquia donde está en-terrado Robinson, y al Mi-

nisterio del Interior para exhumar los restos del pe-

riodista fallecido. Ni que de-cir tiene que la Sherlock Hol-

mes Society montó en cólera, aunque algunos de sus miem-bros llegaron a admitir que Conan Doyle había sido poco generoso al reconocer la con-tribución de su amigo, que habría escrito la génesis del relato en 1900, un año antes de la publicación de El sa-

bueso de los Baskerville, en una novela titulada Una aventu-ra en Datmoor. Doyle únicamen-te le dedicó una nota en la pri-mera edición en la que le agra-

decía que le hubiese con-tado la leyenda que inspiró la historia de sir Richard Cabell, que vendió el alma a Satanás y fue arras-trado al infierno por

una jauría. Una corazonada había guiado

los primeros pasos de Garrick-Steele cuando una fotografía de Conan Doyle, de niño, empezó a caerse al suelo repetidamente, sin motivo aparente, desde la pa-red de la habitación donde esta-ba colgada. Pensó que era una señal y se puso a investigar. Des-de luego, no había gran cosa que deducir, lo mismo que cuando Holmes, durante una jornada de camping durmiendo los dos al sereno en sendos sacos, le pre-guntaba a Watson qué veía en el cielo estrellado y el doctor le da-ba un completo parte astronómi-co y meteorológico para recibir como respuesta del detective que lo elemental era que les ha-bían robado la carpa.

Número 640

Sábado, 9 de enero de 2010

A

Sherlock Holmes anotado. Las novelas SIR ARTHUR CONAN DOYLE

Akal. 912 páginas

Conan Doyle mató al detective porque le ensombrecía, y un siglo después de resucitarlo lo acusaron de plagio y asesinato

El caso

Conan DoyleSherlock Holmes, el detective más famoso de todos los

tiempos, vuelve a la actualidad con una completa reedición de las novelas de su creador y el estreno de una nueva película

Luis M. Alonso

finales del siglo XIX Lon-dres era una de las selvas

ciudadanas más enigmáticas y peligrosas. La araña maléfica del profesor Moriarty tejía una tela de delito en medio de la densa capa de niebla, mientras una buena parte de la población per-manecía ajena y otra se sobresal-taba con el sonido del silbato del “bobby”.

–¡Vamos, Watson, coja el abri-go y no olvide el revólver!

Jorge Luis Borges escribió unos versos alejandrinos dedica-dos a ese sueño maravilloso ima-ginado por sir Arthur Conan Doy-le. Pensar de tarde en tarde en Sherlock Holmes es una / de las buenas costumbres que nos que-dan. La muerte / y la siesta son otras. También es nuestra suerte / convalecer en un jardín o mirar la luna.

Ahora el escritor nacido en Edimburgo vuelve a estar de ac-tualidad por las reedición de sus novelas en una bella y aparatosa edición anotada y por una nueva película, que se estrena este mes de enero. Y también por el sesqui-centenario. El padre del detective más famoso del mundo habría cumplido el pasado mes de ma-yo 150 años de no ser por aquel infarto sufrido en Crowborough y, como es lógico, por esa ley ine-xorable por la que toda vida em-pieza y acaba.

A Conan Doyle, uno de los mejores narradores que han exis-tido, siempre le pesó su persona-je más célebre; no digamos ya lo que hubiera supuesto para él su inmortalidad. La preferencia del escritor escocés por cultivar otros géneros, como el histórico o la ciencia ficción, que conside-raba más a su altura, le llevó a re-negar del detective, a matarlo y a resucitarlo para poder responder al enorme clamor popular.

Conan Doyle escribió cuatro novelas y 56 relatos cortos de Sherlock Holmes, sin rendirse ja-más a la evidencia de que era la figura del investigador del 221b de Baker Street la que le encum-braba. Autor de El mundo perdi-do, la mejor novela de dinosau-rios que conozco, y de otra estu-penda, La tragedia del Korosko, que también se publicó bajo el título Un drama del desierto, vivió para admirar la maestría de su compatriota Stevenson, autor, a su juicio, de la más brillante pie-za narrativa: El pabellón de los Links.

El propio Nabokov se refirió, en aquella legendaria entrevista televisiva de “Apostrophes”, a la insistencia de Conan Doy-le en renegar de su persona-je más famoso cuando a él mismo le pre-guntó Bernard Pivot si el éxito popular de Lo-lita le producía algún tipo de sarpullido literario: “Su éxito no me molesta. Yo no soy Conan Doyle, quien, por es-nobismo o pura estupidez, prefe-

ría ser conocido como autor de una historia de África que imagi-naba muy superior a su Sherlock Holmes”.

El caso es que al padre de Holmes le gus-taba más el profesor Cha-llenger, prota-gonista de sus na r ra c i o ne s de ciencia fic-ción, que el sa-bueso de la ca-lle Baker. Llegó a comentar que era tanta la sobredosis

que el personaje le saturaba co-mo el foie-gras. Así que en 1893 perpetró su desaparición en El problema final, un relato que, no

obstante, dejaba ciertos cabos sueltos para poder recobrar en el futuro al detective. Y eso fue lo que hizo Sir Arthur, presionado por los lectores, ocho años des-pués con El sabueso de los Baskerville.

Aquella jugada no tuvo más eco entonces que el reconoci-miento de los lectores, pero mu-chos años más tarde, cien, para ser exactos, un ex psicólogo me-tido a Holmes, Rodger Garrick-Steele, acusó a Conan Doyle de asesinar a Bertram Fletcher Hen-derson, periodista amigo suyo, su-puestamente para ocultar el pla-gio de una novela del detective, que habría escrito este último, bajo otro título, y de la que se apropiaría el primero. Las acusa-ciones de asesinato se vertían ya

en un libro publicado en el año 2000, y a partir de ese momento la leyenda negra creció en torno a la figura del escritor, que siem-pre tuvo partidarios y detractores dispuestos a polemizar.

Cinco años más tarde el chus-co asunto volvió a desempolvar-se con la reapertura de una cau-sa para esclarecer el “caso Baskerville”. La extravagante teo-

ría esgrimida era que Doyle había envenenado a su

amigo, administrándole láudano con la ayuda de la mujer de éste, con la que mantenía relaciones sexuales. Fletcher Robinson fa-lleció en 1907 y en el certificado de defun-ción se señalan unas

fiebres tifoideas como la causa del óbito. Garrick-

Steele y el científico y ex policía Paul Spring pidieron permiso a la diócesis de Exeter, de la que depende la pa-

rroquia donde está en-terrado Robinson, y al Mi-

nisterio del Interior para exhumar los restos del pe-

riodista fallecido. Ni que de-cir tiene que la Sherlock Hol-

mes Society montó en cólera, aunque algunos de sus miem-bros llegaron a admitir que Conan Doyle había sido poco generoso al reconocer la con-tribución de su amigo, que habría escrito la génesis del relato en 1900, un año antes de la publicación de El sa-

bueso de los Baskerville, en una novela titulada Una aventu-ra en Datmoor. Doyle únicamen-te le dedicó una nota en la pri-mera edición en la que le agra-

decía que le hubiese con-tado la leyenda que inspiró la historia de sir Richard Cabell, que vendió el alma a Satanás y fue arras-trado al infierno por

una jauría. Una corazonada había guiado

los primeros pasos de Garrick-Steele cuando una fotografía de Conan Doyle, de niño, empezó a caerse al suelo repetidamente, sin motivo aparente, desde la pa-red de la habitación donde esta-ba colgada. Pensó que era una señal y se puso a investigar. Des-de luego, no había gran cosa que deducir, lo mismo que cuando Holmes, durante una jornada de camping durmiendo los dos al sereno en sendos sacos, le pre-guntaba a Watson qué veía en el cielo estrellado y el doctor le da-ba un completo parte astronómi-co y meteorológico para recibir como respuesta del detective que lo elemental era que les ha-bían robado la carpa.

Número 640

Sábado, 9 de enero de 2010

A

Sherlock Holmes anotado. Las novelas SIR ARTHUR CONAN DOYLE

Akal. 912 páginas

Conan Doyle mató al detective porque le ensombrecía, y un siglo después de resucitarlo lo acusaron de plagio y asesinato

El caso

Conan DoyleSherlock Holmes, el detective más famoso de todos los

tiempos, vuelve a la actualidad con una completa reedición de las novelas de su creador y el estreno de una nueva película

Tere Gradín

ue una de las voces más signifi-cativas y reconocidas del femi-

nismo galleguista de entre siglos, aun-que llegado el nuevo milenio su nombre pueda pasar desapercibido para mu-chos. La figura de Filomena Dato vuelve a resurgir por haber sido una de las escri-toras más significativas de la literatura fe-minista del siglo XIX y por haber sido to-da una precursora de su tiempo. Galicia y la mujer son temas recurrentes en la obra de la autora ourensana (1856-1926), que vuelve a la actualidad tras la reciente publicación del libro Filomena Dato Muruais: a poeta galega de entre sé-culos, (Ed. Duen de Bux) en el que el es-critor Fernando Román Alonso trata la vida y la obra de esta poetisa gallega de la que se conocen pocos datos persona-les pero profusamente premiada y nom-brada académica en el mismo año de la fundación de la Real Academia Galega (RAG), en 1906.

Fue la segunda escritora, apunta Ro-mán Alonso –que trabajó en la investiga-ción durante más de dos años– después de Rosalía, en publicar un libro en galle-go en el siglo XIX, en un tiempo en el que todavía se discutía entre la intelectuali-dad cuestiones como si las mujeres te-nían alma, si tenían conciencia y remor-dimientos o si eran las portadoras del pecado original por herencia de Eva... Y es que la adversidad social y cultural en la que crearon y escribieron autoras co-mo Filomena Dato, Rosalía o Cecilia Böhl de Faber (Fernán Caballero) pro-porciona todavía mayor valor a su pro-ducción literaria. En toda su obra se constata el protagonismo de las mujeres, especialmente de las que pertenecían a las clases populares, sobre las que dejó Filomena Dato testimonios en verso y en prosa resaltando sus cualidades y de-nunciando su difícil situación. Se cono-ce su obra pero mucho menos su vida. Fernando Román rescata en su libro nu-merosos pasajes de la biografía de la es-critora apenas conocidos, salpicados además de anécdotas como la visita que Unamuno realizó a casa de la poeti-sa en Ourense o las muchas amistades que su sociabilidad le procuró, además de la relación que mantuvo con perso-najes señeros de la cultura gallega. En el libro aparecen los dibujos realizados por el hermano de Filomena, José Dato, un hombre que “toleu” en la casa cuan-do Unamuno, por un acontecimiento li-terario se allegó a Ourense para visitar a Filomena y hablar de poesía gallega. Se sabe también que mantuvo desde joven una estrecha amistad con la escritora Sofía Casanova, y como prueba de ello están los poemas que se dedican mutua-mente. Con ella, con Emilia Pardo Bazán, Fanny Garrido y otras intelectuales coe-táneas compartió tertulia e inquietudes feministas. Y como ellas participó activa-mente en la vida literaria de la época, co-mo en el homenaje al que se sumó en 1913 dedicado a Curros Enríquez. Ade-más mantuvo amistad, entre otros, con Valentín Lamas Carvajal, Manuel Mur-guía, Marcelo Macías, Sofía Casanova, Emilia Pardo Bazán, Heraclio Pérez Pla-cer, Alejandro Pérez Lugín y el mismo Miguel de Unamuno. El libro recopila 63 poemas, de los que 45 fueron publica-dos en la obra Follatos y en otras publi-caciones, 15 en periódicos y 3 inéditas.

La ourensana Filomena Dato fue la poetisa española más premiada de su época, pero con el tiempo fue quedan-do en el olvido. Su carrera literaria em-

pezó a consolidarse en la década de los ochenta del siglo XIX, etapa en la que fue profusamente galardonada, aunque su periplo por las letras lo comenzó muy joven, con apenas 19 años. En Follatos recoge un conjunto de 45 poemas en ga-llego dedicados a la infanta Sabela Fran-cisca de Borbón, quien visitó varias ciu-dades de Galicia en 1914, entre ellas Ou-rense. Esta obra comienza con el texto “Defensa das mulleres”-exactamente el mismo título que el Discurso XVI del Tea-tro Crítico y Universal (1726-1740) del Pa-dre Feijoó-, donde la autora desmonta los tópicos más frecuentes en su época sobre las féminas, recurriendo a figuras como María Pita o Rosalía de Castro. Precisamente, en 1887 ganó con esta composición el certamen de poesía en honor del padre Feijoó. En este poema, recogido después en Follatos, que sería a

la sazón su único libro en gallego, Filo-mena Dato combina partes en las que argumenta la sabiduría probada de las mujeres con argumentos bíblicos e his-tóricos, con otras en las que dibuja una genealogía de féminas ilustres en la que están reinas y emperatrices pero tam-bién egregias autóctonas como las cita-das María Pita o Rosalía de Castro, a la que dedica un poema con el que más tarde ganaría los juegos florales de Tui en 1891 presididos por Murguía.

En Ourense, el 10 de septiembre de 1887, diez años después de ganar Ma-nuel Curros Enríquez los juegos florales con las obras “A Virxe do Cristal”, “O gai-teiro de Penalta” y “Unha voda en Einivó” se convocó el certamen literario que te-nía como fin conmemorar la inaugura-ción de la estatua dedicada al Padre Fei-joó. Filomena recibió el primer premio por la obra que, bajo el mismo título, “De-fensa de las mujeres”, fray Benito Jeróni-mo Feijoó le diera a una de sus composi-ciones. Esta era una de las condiciones del premio, además de que debía tener una rima y una métrica semejantes a la del teólogo ilustrado.

Fue escritora bilingüe, y colaborado-ra habitual en prensa y revistas de la época como “El Heraldo Gallego”, dirigi-do por Lamas Carvajal, o “Patria Gallega”; también se podían leer colaboraciones suyas en las revistas catalanas “La Ilustra-ción Ibérica” y “Barcelona Cómica” y en medios publicados en países de Ultra-mar. Era asimismo asídua conferencian-te y habitual de tertulias literarias, juegos florales, homenajes y otras intervencio-nes públicas siempre de comprometido tono antimisógino.

Los últimos años de su vida vivió en A Coruña, donde falleció el 27 de febre-ro de 1926.

F

FilomenaRicardo Menéndez Salmón

na chica guapa en apuros armada con un cuchillo de cocina. Un novio que fuma marihuana y se ha dado el pi-ro. Un villano felizmente apellidado

Blackway. Un inválido en una silla de ruedas y sus tres corifeos, que se pasan el día dale que te pego a la lengua sentados en un molino aban-donado mientras beben cerveza. Un sheriff tahúr, filósofo y negligente. Un viejo cojo más lis-to que el hambre con un rifle del calibre 10 por argumento. Un chaval fuerte como un toro pero no muy despierto, con una inteligencia a mitad de camino entre la de un caballo y la de un trac-tor. Un bar llamado el Fuerte de Bob y donde la gente no es nada pero que nada simpática. Un motel llamado Cabañas High Line, aunque co-nocido entre sus asiduos como Follilandia. Los profundos, bellos, inquietantes bosques de Nue-va Inglaterra. Humor a raudales. Peleas legenda-rias. Psicología popular. 160 páginas de diálogos de una sola línea y descripciones bucólicas. Una mirada humana, a veces candorosa, en ocasio-nes cruel, al corazón de un país y de sus habitan-tes.

Con estos mimbres, más cercanos a la carica-tura que al retrato, Castle Freeman Jr. ha escrito La oreja de Murdock, título bastante más atracti-vo que el prosaico Go with me del original, una de las novelas más frescas y deliciosas de la tem-porada literaria, un libro que se lee en apnea, porque si el lector respira el hechizo de la prosa se rompe. Dos horas de placer incontaminado, casi adolescente, como cuando uno descubrió La isla del tesoro, La narración de Arthur Gordon Pym o Los papeles del Club Pickwick; ciento vein-te minutos de lectura para dejar los prejuicios a

un lado (Castle Free-man Jr. no es Philip Roth, pero a quién coño le im-porta) y dar-se un baño de pura feli-cidad, sin contratiem-pos, sin co-meduras de coco, sin mi-rarle la matrí-cula al coche de la literatu-ra; un peque-ño gran libro que induda-blemente no promete ga-nar el Natio-nal Book Award pero

que se nos presenta repleto de honestidad, ofi-cio y esa sensación de bienestar que produce escuchar una buena historia junto a un fuego de lo más acogedor.

Si disfrutaron con Fargo y El gran Lebowski, de los hermanos Coen, este es su libro; si les gusta el humor un poco burro de los leñadores, que tras semanas de abstinencia le hacen un agujero a un pino y lo convierten en su «esposa forestal», este es su libro; si están hartos de las conspiraciones vampíricas y las brumas nórdi-cas de Stieg Larson, pero el cuerpo no les pide un buen filete de Dostoievski, este es su libro. Pasen y lean. Se sentirán bien, en paz consigo mismos y con la ficción, y durante un rato acep-tarán que saber contar una historia es una tarea generosa y noble, al alcance de muy pocos. Re-gálense este libro por prescripción facultativa y viajen con Lillian, Lester Speed y Nate el Gran-de al centro del esperpento. Y háganlo ligeros de equipaje. Para gozar no se necesitan pesadas alforjas.

Léase por puro

placer

La importancia de llamarse

Filomena Dato: a poeta galega de entre séculos FERNANDO ROMÁN ALONSO Duen de Bux, 300 páginas

Un nuevo libro recupera la figura de esta escritora ourensana, la segunda autora, tras Rosalía de Castro, en publicar una obra en gallego

La oreja de Murdock CASTLE FREEMAN JR. Mondadori

160 páginas

U

FARO DE VIGO Sábado, 9 de enero de 20102

Filomena Dato, una escritora recuperada para el feminismo literario.

Tere Gradín

ue una de las voces más signifi-cativas y reconocidas del femi-

nismo galleguista de entre siglos, aun-que llegado el nuevo milenio su nombre pueda pasar desapercibido para mu-chos. La figura de Filomena Dato vuelve a resurgir por haber sido una de las escri-toras más significativas de la literatura fe-minista del siglo XIX y por haber sido to-da una precursora de su tiempo. Galicia y la mujer son temas recurrentes en la obra de la autora ourensana (1856-1926), que vuelve a la actualidad tras la reciente publicación del libro Filomena Dato Muruais: a poeta galega de entre sé-culos, (Ed. Duen de Bux) en el que el es-critor Fernando Román Alonso trata la vida y la obra de esta poetisa gallega de la que se conocen pocos datos persona-les pero profusamente premiada y nom-brada académica en el mismo año de la fundación de la Real Academia Galega (RAG), en 1906.

Fue la segunda escritora, apunta Ro-mán Alonso –que trabajó en la investiga-ción durante más de dos años– después de Rosalía, en publicar un libro en galle-go en el siglo XIX, en un tiempo en el que todavía se discutía entre la intelectuali-dad cuestiones como si las mujeres te-nían alma, si tenían conciencia y remor-dimientos o si eran las portadoras del pecado original por herencia de Eva... Y es que la adversidad social y cultural en la que crearon y escribieron autoras co-mo Filomena Dato, Rosalía o Cecilia Böhl de Faber (Fernán Caballero) pro-porciona todavía mayor valor a su pro-ducción literaria. En toda su obra se constata el protagonismo de las mujeres, especialmente de las que pertenecían a las clases populares, sobre las que dejó Filomena Dato testimonios en verso y en prosa resaltando sus cualidades y de-nunciando su difícil situación. Se cono-ce su obra pero mucho menos su vida. Fernando Román rescata en su libro nu-merosos pasajes de la biografía de la es-critora apenas conocidos, salpicados además de anécdotas como la visita que Unamuno realizó a casa de la poeti-sa en Ourense o las muchas amistades que su sociabilidad le procuró, además de la relación que mantuvo con perso-najes señeros de la cultura gallega. En el libro aparecen los dibujos realizados por el hermano de Filomena, José Dato, un hombre que “toleu” en la casa cuan-do Unamuno, por un acontecimiento li-terario se allegó a Ourense para visitar a Filomena y hablar de poesía gallega. Se sabe también que mantuvo desde joven una estrecha amistad con la escritora Sofía Casanova, y como prueba de ello están los poemas que se dedican mutua-mente. Con ella, con Emilia Pardo Bazán, Fanny Garrido y otras intelectuales coe-táneas compartió tertulia e inquietudes feministas. Y como ellas participó activa-mente en la vida literaria de la época, co-mo en el homenaje al que se sumó en 1913 dedicado a Curros Enríquez. Ade-más mantuvo amistad, entre otros, con Valentín Lamas Carvajal, Manuel Mur-guía, Marcelo Macías, Sofía Casanova, Emilia Pardo Bazán, Heraclio Pérez Pla-cer, Alejandro Pérez Lugín y el mismo Miguel de Unamuno. El libro recopila 63 poemas, de los que 45 fueron publica-dos en la obra Follatos y en otras publi-caciones, 15 en periódicos y 3 inéditas.

La ourensana Filomena Dato fue la poetisa española más premiada de su época, pero con el tiempo fue quedan-do en el olvido. Su carrera literaria em-

pezó a consolidarse en la década de los ochenta del siglo XIX, etapa en la que fue profusamente galardonada, aunque su periplo por las letras lo comenzó muy joven, con apenas 19 años. En Follatos recoge un conjunto de 45 poemas en ga-llego dedicados a la infanta Sabela Fran-cisca de Borbón, quien visitó varias ciu-dades de Galicia en 1914, entre ellas Ou-rense. Esta obra comienza con el texto “Defensa das mulleres”-exactamente el mismo título que el Discurso XVI del Tea-tro Crítico y Universal (1726-1740) del Pa-dre Feijoó-, donde la autora desmonta los tópicos más frecuentes en su época sobre las féminas, recurriendo a figuras como María Pita o Rosalía de Castro. Precisamente, en 1887 ganó con esta composición el certamen de poesía en honor del padre Feijoó. En este poema, recogido después en Follatos, que sería a

la sazón su único libro en gallego, Filo-mena Dato combina partes en las que argumenta la sabiduría probada de las mujeres con argumentos bíblicos e his-tóricos, con otras en las que dibuja una genealogía de féminas ilustres en la que están reinas y emperatrices pero tam-bién egregias autóctonas como las cita-das María Pita o Rosalía de Castro, a la que dedica un poema con el que más tarde ganaría los juegos florales de Tui en 1891 presididos por Murguía.

En Ourense, el 10 de septiembre de 1887, diez años después de ganar Ma-nuel Curros Enríquez los juegos florales con las obras “A Virxe do Cristal”, “O gai-teiro de Penalta” y “Unha voda en Einivó” se convocó el certamen literario que te-nía como fin conmemorar la inaugura-ción de la estatua dedicada al Padre Fei-joó. Filomena recibió el primer premio por la obra que, bajo el mismo título, “De-fensa de las mujeres”, fray Benito Jeróni-mo Feijoó le diera a una de sus composi-ciones. Esta era una de las condiciones del premio, además de que debía tener una rima y una métrica semejantes a la del teólogo ilustrado.

Fue escritora bilingüe, y colaborado-ra habitual en prensa y revistas de la época como “El Heraldo Gallego”, dirigi-do por Lamas Carvajal, o “Patria Gallega”; también se podían leer colaboraciones suyas en las revistas catalanas “La Ilustra-ción Ibérica” y “Barcelona Cómica” y en medios publicados en países de Ultra-mar. Era asimismo asídua conferencian-te y habitual de tertulias literarias, juegos florales, homenajes y otras intervencio-nes públicas siempre de comprometido tono antimisógino.

Los últimos años de su vida vivió en A Coruña, donde falleció el 27 de febre-ro de 1926.

F

FilomenaRicardo Menéndez Salmón

na chica guapa en apuros armada con un cuchillo de cocina. Un novio que fuma marihuana y se ha dado el pi-ro. Un villano felizmente apellidado

Blackway. Un inválido en una silla de ruedas y sus tres corifeos, que se pasan el día dale que te pego a la lengua sentados en un molino aban-donado mientras beben cerveza. Un sheriff tahúr, filósofo y negligente. Un viejo cojo más lis-to que el hambre con un rifle del calibre 10 por argumento. Un chaval fuerte como un toro pero no muy despierto, con una inteligencia a mitad de camino entre la de un caballo y la de un trac-tor. Un bar llamado el Fuerte de Bob y donde la gente no es nada pero que nada simpática. Un motel llamado Cabañas High Line, aunque co-nocido entre sus asiduos como Follilandia. Los profundos, bellos, inquietantes bosques de Nue-va Inglaterra. Humor a raudales. Peleas legenda-rias. Psicología popular. 160 páginas de diálogos de una sola línea y descripciones bucólicas. Una mirada humana, a veces candorosa, en ocasio-nes cruel, al corazón de un país y de sus habitan-tes.

Con estos mimbres, más cercanos a la carica-tura que al retrato, Castle Freeman Jr. ha escrito La oreja de Murdock, título bastante más atracti-vo que el prosaico Go with me del original, una de las novelas más frescas y deliciosas de la tem-porada literaria, un libro que se lee en apnea, porque si el lector respira el hechizo de la prosa se rompe. Dos horas de placer incontaminado, casi adolescente, como cuando uno descubrió La isla del tesoro, La narración de Arthur Gordon Pym o Los papeles del Club Pickwick; ciento vein-te minutos de lectura para dejar los prejuicios a

un lado (Castle Free-man Jr. no es Philip Roth, pero a quién coño le im-porta) y dar-se un baño de pura feli-cidad, sin contratiem-pos, sin co-meduras de coco, sin mi-rarle la matrí-cula al coche de la literatu-ra; un peque-ño gran libro que induda-blemente no promete ga-nar el Natio-nal Book Award pero

que se nos presenta repleto de honestidad, ofi-cio y esa sensación de bienestar que produce escuchar una buena historia junto a un fuego de lo más acogedor.

Si disfrutaron con Fargo y El gran Lebowski, de los hermanos Coen, este es su libro; si les gusta el humor un poco burro de los leñadores, que tras semanas de abstinencia le hacen un agujero a un pino y lo convierten en su «esposa forestal», este es su libro; si están hartos de las conspiraciones vampíricas y las brumas nórdi-cas de Stieg Larson, pero el cuerpo no les pide un buen filete de Dostoievski, este es su libro. Pasen y lean. Se sentirán bien, en paz consigo mismos y con la ficción, y durante un rato acep-tarán que saber contar una historia es una tarea generosa y noble, al alcance de muy pocos. Re-gálense este libro por prescripción facultativa y viajen con Lillian, Lester Speed y Nate el Gran-de al centro del esperpento. Y háganlo ligeros de equipaje. Para gozar no se necesitan pesadas alforjas.

Léase por puro

placer

La importancia de llamarse

Filomena Dato: a poeta galega de entre séculos FERNANDO ROMÁN ALONSO Duen de Bux, 300 páginas

Un nuevo libro recupera la figura de esta escritora ourensana, la segunda autora, tras Rosalía de Castro, en publicar una obra en gallego

La oreja de Murdock CASTLE FREEMAN JR. Mondadori

160 páginas

U

FARO DE VIGO Sábado, 9 de enero de 20102

Filomena Dato, una escritora recuperada para el feminismo literario.

Ficción

1. El símobolo perdido.El símobolo perdido.El símobolo perdido.El símobolo perdido. Dan Brown (Planeta).

2. Contra el viento.Contra el viento.Contra el viento.Contra el viento. Ángeles Caso (Planeta).

3. Invisible.Invisible.Invisible.Invisible. Paul Auster (Anagrama).

4. La elegancia del erizo.La elegancia del erizo.La elegancia del erizo.La elegancia del erizo. Muriel Barbery (Seix Barral).

5. Caín.Caín.Caín.Caín. José Saramago (Alfaguara).

6. La mano de Fátima.La mano de Fátima.La mano de Fátima.La mano de Fátima. Ildefonso Falcones (Grijalbo).

7. La reina en el palacio de las La reina en el palacio de las La reina en el palacio de las La reina en el palacio de las corrientes.corrientes.corrientes.corrientes. Stieg Larsson (Destino).

No Ficción

1. Nueva Gramática de la Lengua Nueva Gramática de la Lengua Nueva Gramática de la Lengua Nueva Gramática de la Lengua Española.Española.Española.Española. RAE (Espasa).

2. 1000 sitios que ver en 1000 sitios que ver en 1000 sitios que ver en 1000 sitios que ver en España...España...España...España... Juan Eslava (M. Roca).

3. El secreto.El secreto.El secreto.El secreto. Rhonda Byrne (Urano).

4. La inutilidad del sufrimiento.La inutilidad del sufrimiento.La inutilidad del sufrimiento.La inutilidad del sufrimiento. M. Jesús Eslava (La Esfera).

5. Cuando éramos honrados Cuando éramos honrados Cuando éramos honrados Cuando éramos honrados mercenarios.mercenarios.mercenarios.mercenarios. P. Reverte (Alfaguara).

6. El Día D.El Día D.El Día D.El Día D. Anthony Beevor (Crítica).

En Galego

1. A cociña de Larpeiros.A cociña de Larpeiros.A cociña de Larpeiros.A cociña de Larpeiros. Benigno Campos (Galaxia).

2. A praia dos afogados.A praia dos afogados.A praia dos afogados.A praia dos afogados. Domingo Villar (Galaxia).

3. Sol de inverno.Sol de inverno.Sol de inverno.Sol de inverno. Rosa Aneiros (Xerais).

4. Sete palabras.Sete palabras.Sete palabras.Sete palabras. Suso de Toro (Xerais).

5. Ollos de auga.Ollos de auga.Ollos de auga.Ollos de auga. Domingo Villar (Xerais).

Dibujando El Transcantábrico VARIOS AUTORES

Rey Lear, 184 páginas

Quince ilustradores y pinto-res españoles se subieron a El Transcantábrico para dibujar un viaje en el tren inspirado en el li-bro homónimo del escritor Juan Pedro Aparicio. El resultado de este crucero sobre raíles, realiza-do por un tramo de la España Verde entre Bilbao y Oviedo, re-fleja la realidad cotidiana de un proyecto que, veinticinco años después de su inauguración, ha logrado codearse con los mejo-res ferrocarriles turísticos del

mundo. “La idea de reunir en el espa-

cio singular del Tren a un grupo de ilustradores, artistas y profe-sores entrañaba riesgos -explica

en el prólogo Ángel Villalba, pre-sidente de Feve e impulsor de esta iniciativa-. Porque más allá de la calidad contrastada de El Transcantábrico y del buen ha-cer de los profesionales que componen su tripulación, lo cierto es que, a lo largo de ocho días, un pasaje muy especial, in-tegrado por quince sensibilida-des artísticas tan diferentes y otras tantas percepciones y pun-tos de vista, estaba obligado a ver y sentir; a distinguir y explo-rar. A degustar también. Pero siempre con el lápiz o el pincel como billete de ida y la convi-vencia cómplice como equipaje indispensable”. “Sin embargo - concluye Ángel Villalba- la prue-ba fue superada con éxito. A nuestros artistas no les sobró tiempo ni les faltó viaje: todos pudieron disfrutar de los paisa-jes y de la cultura del norte de España y, a la vez, dibujar más, que no mejor”.

Delimvois RUBÉN RUIBAL

Xerais/Agadic, 96 páxinas

A partir dun texto de Jaco-bo Paz, “Estado Único”, basea-do no “Nós” de Yevgueni Za-miatin, Rubén Ruibal explora os límites mentais, os marcos ideolóxicos, as fronteiras de palabras e pensamento nas que dous homes coa memo-ria borrada e unha aparente muller, científica eminente que experimenta con eles, descobren a súa carne, a súa identidade e mesmo a súa le-dicia. Ela, a quen chamarán Castro, é a responsable dun urxente estudo para a optimi-zación do Subministrador Único de Coñecemento, o sis-tema que mantén a orde, a fe-licidade e a unanimidade da cidade que ameaza con co-lapsar. Pero durante o proce-so, o pasado agromará descu-bríndolle aspectos da organi-zación que non sospeitaba.

El mochuelo Marcelo y el ladrón de las adivinanzas JOSEP-FRANCESC DELGADO. RDCR Ediciones. 80 páginas

Este libro nos cuenta las aventuras del detective Mar-celo, un mochuelo muy pers-picaz que recupera los cua-dros robados de la fundación del pintor Joan Miró en Bar-celona. Los magníficos dibu-jos de Roser Capdevila ilus-tran esta historia que preten-de hacer crecer en los más pequeños el amor por los ani-males, especialmente por aquellos que se hallan en pe-ligro de extinción, pero tam-bién es un relato sobre la imaginación, sobre el arte y la humanidad mágica de un ar-tista que anticipó muchos años la necesidad de escu-char a los niños y niñas que son diferentes.

FARO DE VIGO Sábado, 9 de enero de 2010 3

Los más vendidos

Dibujos de un viaje en tren

Con la colaboración de: Casa del libro (Vigo)

Manuscrito encontrado en Zaragoza (Versión de 1810) JAN POTOCKI Acantilado, 800 páginas

S.R.

lfonso van Worden, ofi-cial de la guardia valona, viaja a Madrid para po-

nerse al servicio del Rey de Es-paña. En una de las etapas de su periplo debe atravesar Sierra Mo-rena. Allí le espera un misterio la-beríntico que deberá desentra-ñar y que le embarcará en una aventura sin precedentes en la que encontrará alquimistas, as-trólogos y cabalistas, poseídos, demonios, bandidos, gitanos y anacoretas. Lo que en un princi-pio no iba a aser más que otro tramo del camino se torna viaje iniciático, repleto de sorpresas... A caballo entre la novela góti-ca y el saber enciclopédico, el conde Potocki construye una historia mágica, con un irresisti-ble atractivo, que ha cautivado a miles de lectores desde su pri-mera publicación. La versión que ahora publica Acantilado es fruto del hallazgo que, en 2002, realizaron Domini-que Triaire y François Rosset, dos investigadores de las Universida-des de Montpellier y Lausana

respectivamente, quienes lanza-dos sobre la pista de Potocki y su magna obra, descubrieron seis manuscritos mal catalogados en los archivos de Poznan (Polo-nia). El estudio minucioso de es-tos documentos les permitió es-tablecer un hecho increíble: no existía una sola versión, sino dos versiones de Manuscrito encon-trado en Zaragoza. Una primera, de 1804, que es la que hasta este momento se ha utilizado en to-das las ediciones aparecidas (y

que es la que naturalmente se usó para todas las traducciones en lengua española hasta el día de hoy) y otra de 1810, que es la que ahora se presenta al lector por primer vez en español y que representa la versión más termi-nada de esta obra cumbre de la literatura fantástica europea. En efecto, la edición de 1810 es una obra más amplia, más rica y más sugestiva aún de lo que pudo serlo el texto conocido hasta ha-ce muy poco. No supone esta nueva edición el fruto del per-feccionamiento y del acabado de una obra abandonada, sino la reescritura por su autor de una obra que sufre un cambio radical. Y es que llegó un mo-mento en que Potocki se dio cuenta de que en la versión de 1804 todo se mezclaba. De ahí que, en 1810, volviera a redactar todo el libro desde el principio. El resultado es un texto organiza-do, medido, sometido al princi-pio de un orden en el que los grandes ciclos narrativos ya no se mezclan, sino que se suceden. El conde Jan Potocki, literato, erudito, místico, viajero, científico y político nacido en 1761 en Po-lonia, fue sin lugar a dudas uno de los perso-najes más fascinantes de la Europa de la Ilustra-ción.

Una reescritura de la novela a la que el conde polaco dedicó los últimos 20 años de su vida

El “Manuscrito” final

A

Retrato del conde Jan Potocki, por

Alexander G. Warnek.

Ficción

1. El símobolo perdido.El símobolo perdido.El símobolo perdido.El símobolo perdido. Dan Brown (Planeta).

2. Contra el viento.Contra el viento.Contra el viento.Contra el viento. Ángeles Caso (Planeta).

3. Invisible.Invisible.Invisible.Invisible. Paul Auster (Anagrama).

4. La elegancia del erizo.La elegancia del erizo.La elegancia del erizo.La elegancia del erizo. Muriel Barbery (Seix Barral).

5. Caín.Caín.Caín.Caín. José Saramago (Alfaguara).

6. La mano de Fátima.La mano de Fátima.La mano de Fátima.La mano de Fátima. Ildefonso Falcones (Grijalbo).

7. La reina en el palacio de las La reina en el palacio de las La reina en el palacio de las La reina en el palacio de las corrientes.corrientes.corrientes.corrientes. Stieg Larsson (Destino).

No Ficción

1. Nueva Gramática de la Lengua Nueva Gramática de la Lengua Nueva Gramática de la Lengua Nueva Gramática de la Lengua Española.Española.Española.Española. RAE (Espasa).

2. 1000 sitios que ver en 1000 sitios que ver en 1000 sitios que ver en 1000 sitios que ver en España...España...España...España... Juan Eslava (M. Roca).

3. El secreto.El secreto.El secreto.El secreto. Rhonda Byrne (Urano).

4. La inutilidad del sufrimiento.La inutilidad del sufrimiento.La inutilidad del sufrimiento.La inutilidad del sufrimiento. M. Jesús Eslava (La Esfera).

5. Cuando éramos honrados Cuando éramos honrados Cuando éramos honrados Cuando éramos honrados mercenarios.mercenarios.mercenarios.mercenarios. P. Reverte (Alfaguara).

6. El Día D.El Día D.El Día D.El Día D. Anthony Beevor (Crítica).

En Galego

1. A cociña de Larpeiros.A cociña de Larpeiros.A cociña de Larpeiros.A cociña de Larpeiros. Benigno Campos (Galaxia).

2. A praia dos afogados.A praia dos afogados.A praia dos afogados.A praia dos afogados. Domingo Villar (Galaxia).

3. Sol de inverno.Sol de inverno.Sol de inverno.Sol de inverno. Rosa Aneiros (Xerais).

4. Sete palabras.Sete palabras.Sete palabras.Sete palabras. Suso de Toro (Xerais).

5. Ollos de auga.Ollos de auga.Ollos de auga.Ollos de auga. Domingo Villar (Xerais).

Dibujando El Transcantábrico VARIOS AUTORES

Rey Lear, 184 páginas

Quince ilustradores y pinto-res españoles se subieron a El Transcantábrico para dibujar un viaje en el tren inspirado en el li-bro homónimo del escritor Juan Pedro Aparicio. El resultado de este crucero sobre raíles, realiza-do por un tramo de la España Verde entre Bilbao y Oviedo, re-fleja la realidad cotidiana de un proyecto que, veinticinco años después de su inauguración, ha logrado codearse con los mejo-res ferrocarriles turísticos del

mundo. “La idea de reunir en el espa-

cio singular del Tren a un grupo de ilustradores, artistas y profe-sores entrañaba riesgos -explica

en el prólogo Ángel Villalba, pre-sidente de Feve e impulsor de esta iniciativa-. Porque más allá de la calidad contrastada de El Transcantábrico y del buen ha-cer de los profesionales que componen su tripulación, lo cierto es que, a lo largo de ocho días, un pasaje muy especial, in-tegrado por quince sensibilida-des artísticas tan diferentes y otras tantas percepciones y pun-tos de vista, estaba obligado a ver y sentir; a distinguir y explo-rar. A degustar también. Pero siempre con el lápiz o el pincel como billete de ida y la convi-vencia cómplice como equipaje indispensable”. “Sin embargo - concluye Ángel Villalba- la prue-ba fue superada con éxito. A nuestros artistas no les sobró tiempo ni les faltó viaje: todos pudieron disfrutar de los paisa-jes y de la cultura del norte de España y, a la vez, dibujar más, que no mejor”.

Delimvois RUBÉN RUIBAL

Xerais/Agadic, 96 páxinas

A partir dun texto de Jaco-bo Paz, “Estado Único”, basea-do no “Nós” de Yevgueni Za-miatin, Rubén Ruibal explora os límites mentais, os marcos ideolóxicos, as fronteiras de palabras e pensamento nas que dous homes coa memo-ria borrada e unha aparente muller, científica eminente que experimenta con eles, descobren a súa carne, a súa identidade e mesmo a súa le-dicia. Ela, a quen chamarán Castro, é a responsable dun urxente estudo para a optimi-zación do Subministrador Único de Coñecemento, o sis-tema que mantén a orde, a fe-licidade e a unanimidade da cidade que ameaza con co-lapsar. Pero durante o proce-so, o pasado agromará descu-bríndolle aspectos da organi-zación que non sospeitaba.

El mochuelo Marcelo y el ladrón de las adivinanzas JOSEP-FRANCESC DELGADO. RDCR Ediciones. 80 páginas

Este libro nos cuenta las aventuras del detective Mar-celo, un mochuelo muy pers-picaz que recupera los cua-dros robados de la fundación del pintor Joan Miró en Bar-celona. Los magníficos dibu-jos de Roser Capdevila ilus-tran esta historia que preten-de hacer crecer en los más pequeños el amor por los ani-males, especialmente por aquellos que se hallan en pe-ligro de extinción, pero tam-bién es un relato sobre la imaginación, sobre el arte y la humanidad mágica de un ar-tista que anticipó muchos años la necesidad de escu-char a los niños y niñas que son diferentes.

FARO DE VIGO Sábado, 9 de enero de 2010 3

Los más vendidos

Dibujos de un viaje en tren

Con la colaboración de: Casa del libro (Vigo)

Manuscrito encontrado en Zaragoza (Versión de 1810) JAN POTOCKI Acantilado, 800 páginas

S.R.

lfonso van Worden, ofi-cial de la guardia valona, viaja a Madrid para po-

nerse al servicio del Rey de Es-paña. En una de las etapas de su periplo debe atravesar Sierra Mo-rena. Allí le espera un misterio la-beríntico que deberá desentra-ñar y que le embarcará en una aventura sin precedentes en la que encontrará alquimistas, as-trólogos y cabalistas, poseídos, demonios, bandidos, gitanos y anacoretas. Lo que en un princi-pio no iba a aser más que otro tramo del camino se torna viaje iniciático, repleto de sorpresas... A caballo entre la novela góti-ca y el saber enciclopédico, el conde Potocki construye una historia mágica, con un irresisti-ble atractivo, que ha cautivado a miles de lectores desde su pri-mera publicación. La versión que ahora publica Acantilado es fruto del hallazgo que, en 2002, realizaron Domini-que Triaire y François Rosset, dos investigadores de las Universida-des de Montpellier y Lausana

respectivamente, quienes lanza-dos sobre la pista de Potocki y su magna obra, descubrieron seis manuscritos mal catalogados en los archivos de Poznan (Polo-nia). El estudio minucioso de es-tos documentos les permitió es-tablecer un hecho increíble: no existía una sola versión, sino dos versiones de Manuscrito encon-trado en Zaragoza. Una primera, de 1804, que es la que hasta este momento se ha utilizado en to-das las ediciones aparecidas (y

que es la que naturalmente se usó para todas las traducciones en lengua española hasta el día de hoy) y otra de 1810, que es la que ahora se presenta al lector por primer vez en español y que representa la versión más termi-nada de esta obra cumbre de la literatura fantástica europea. En efecto, la edición de 1810 es una obra más amplia, más rica y más sugestiva aún de lo que pudo serlo el texto conocido hasta ha-ce muy poco. No supone esta nueva edición el fruto del per-feccionamiento y del acabado de una obra abandonada, sino la reescritura por su autor de una obra que sufre un cambio radical. Y es que llegó un mo-mento en que Potocki se dio cuenta de que en la versión de 1804 todo se mezclaba. De ahí que, en 1810, volviera a redactar todo el libro desde el principio. El resultado es un texto organiza-do, medido, sometido al princi-pio de un orden en el que los grandes ciclos narrativos ya no se mezclan, sino que se suceden. El conde Jan Potocki, literato, erudito, místico, viajero, científico y político nacido en 1761 en Po-lonia, fue sin lugar a dudas uno de los perso-najes más fascinantes de la Europa de la Ilustra-ción.

Una reescritura de la novela a la que el conde polaco dedicó los últimos 20 años de su vida

El “Manuscrito” final

A

Retrato del conde Jan Potocki, por

Alexander G. Warnek.

orreu Enrique IV en 1474 deixando herdei-ra dos seus reinos, en-

tre eles o de Galicia, a súa filla Xohana. Pro un forte partido non acata a decisión e apoia, pa-ra a sucesión, a Isabel, irmá do rei morto. Os rebeldes partida-rios de Isabel alcumaron a Xo-hana de La Beltraneja, propalan-do así a especie de esta ser filla, non do rei, senón dun tal Beltrán de la Cueva. Os promotores de Isabel, que pasaría á historia de España como La Católica, e os de Xohana, coñecida na historia de Galicia e Portugal como A Ex-celente Señora, enfrontáronse en dura e confusa guerra civil que axiña se internacionaliza-ría. A razón é esta: Xohana casa-ra co rei Afonso V de Portugal e Isabel fixo o propio con Fernan-do de Aragón. Tal guerra tivo un-ha grande repercusión nunha Galicia recentemente asolada pola represión feudal que se exercera contra os irmandiños.

Por Isabel levantáronse en Galicia o arcebispo Afonso II de Fonseca e condes coma os de Lemos e Monterrei. Por Xohana, herdeira lexítima, fixéronno, en-tre outros nobres, dous persona-xes novelescos e heroicos. Pedro Álvarez de Soutomaior, conde de Caminha e dito Madruga, e máis Pedro Pardo de Cela, que se impuxera a el mesmo o título de Mariscal.

A guerra xeneralízase ao inva-dir Galicia Afonso V de Portugal e ao chegar tamén aquí unha ar-mada e tropas de terra castelás mandadas por un tal don La-drón de Guevara. Durante varios anos correu en Galicia o sangue e déronse fortes feitos de armas. Todo o Norte mantívose por do-na Xohana grazas ao mando do Mariscal. O Sul, con intermiten-cias, tamén se mantivo fiel á Ex-celente Señora grazas ás forzas e a determinación de Madruga. Apreixada por esta tanaza viuse Compostela, onde exercía o pontificado o galego máis intri-gante do século XV: Afonso II de Fonseca. Con sumo desorde, por aquí e acolá, por mar e por terra, movíanse os efectivos expedi-cionarios de Portugal e de Caste-la, axuliada por Aragón esta.

Logo, en 1479, Portugal renun-ciou á causa de Xohana asinan-do un tratado de paz que intro-nizou a usurpadora Isabel La Ca-tólica. Pero Pardo de Cela resis-tiu bravamente o exército de Castela. Cando non lle ficaba ou-tro reparo ca o castelo da Frouseira, foi preso mediante treizón e condenado a morte. Decapitáronno en Mondoñedo o 17 de Nadal de 1483. En canto a Madruga, mantivo un tempo a resistencia e seica foi morrer a Alba de Tormes (aínda Alfonso Philippot lle concedeu unha no-va vida identicándoo con Cristo-vo Colón). Até 1486 duraría a guerra en Galicia.

Como dixemos, Xohana esta-

ba casada con Afonso de Portu-gal e Isabel con Fernando de Aragón. Na realidade, entre 1474 e 1486 defrontáronse dous pro-xectos de poder político que protagonizaban as casas reinan-tes de Portugal e de Aragón. Un occidentalista e o outro levanti-no.

Se triunfase o proxecto de Xo-hana e Afonso V, sostido polas fi-guras senlleiras do Mariscal e de Madruga, Galicia restauraría a unidade co seu propio Sul, per-dida pola secesión de Afonso Henriques. En lugar de se caste-lanizar, galego e portugués posi-belmente evoluirían a un (esta vez si) “galegoportugués” de no-vo tipo. A capital estaría en Lis-boa. O poder marítimo de Portu-gal sería beneficioso e positivo para os portos galegos. En alian-za estratéxica con Inglaterra, ex-tenderíase un comercio e unha expansión polos cinco conti-nentes nos que nós participaría-

mos. Castela, en troques, vería acentuar decadencia agrícola e artesanal, mentres abortaba a súa expansión americana. A lin-gua dominante sería o novo “ga-legoportugués”, que as elites de Valladolid ou Sevilla irían adop-tando. Se isto ocorrese así, como non ocorreu, tal vez hoxe hoube-se en Castela nacionalistas ex-

cluíntes defenden-do a “lengua caste-llana” fronte á do-minación secular galegoportuguesa. Incluso podería ha-ber hoxe en Burgos unha sociedade chamada Castela Bilingüe que defen-dese a libertade de falar sempre gale-goportugués e de non vivir en caste-lán. Unha socieda-de de casteláns arrenegados.

Se o mundo fose por tal camiño, co triunfo de Xohana, a situación de Ara-gón, con Cataluña, Valencia, Baleares e os territorios italia-nos, sería lastimei-ra. Isabel, fracasada, non tería outra fun-ción ca a de raíña consorte e non rei-nante. En decaden-cia a prosperidade e a seguranza medi-terránea por pre-sión do Turco, Fer-nando nunca pode-ría facerse coa Na-varra subpirenaica. Ese Aragón e eses Países Cataláns es-terían destinados a cair baixo o poder francés. Se cadra, sometida a Francia, hoxe a lingua e a cultura da expre-sión catalá pode-

rían encontrarse en situación tan precaria coma a lingua e a cultura de expresión occitana.

Con certeza, a seguramente para desgraza de Galicia, a histo-ria ibérica non se revolveu no século XV nunha unificación polo Oeste senón por unha uni-ficación polo Leste. De maneira que Galicia ficou soa a ollar pa-ra o Atlántico, arredrada para sempre de Portugal. Galicia re-duciuse ao seu propio e extre-mo curruncho (a Esquina Verde de García Martí) e foi desapare-cendo da historia até se conver-ter nun espazo imperceptíbel, subalterno e vastamente despre-zado. Desprezado mesmo por moitos dos seus fillos.

E terá algo que ver todo isto coas oliveiras e coas colleitas de aceituna en Galicia? Iremos ven-do o que, en sábados sucesivos, aparece desto no Fondo do Es-pellos. Ao mellor chegamos a conclusións.

Xurdiu nunha conversa o asunto, difícil para mín, das oliveiras e do aceite galegos. Falemos dos longos anos de guerra nobiliaria que se sucederon en Galicia entre a derrota da revolución irmandiña (1469) e a definitiva submisión do noso Reino en 1486

A Excelente Señora Xohana, alcumada “La Beltraneja” polos

seus inimigos.

NO FONDO DOS

ESPELLOS X.L. MÉNDEZ FERRÍN

M

Oliveiras en cuestión (1)

FARO DE VIGO Sábado, 9 de enero de 20104

Aceituna galega

Pepe Barro, artista plásti-co, deseñador gráfico e culta persoa é sabedor de que no Fondo do Espellos estamos preocupados pola produc-ción de aceite en Galicia. Di-nos que no Alentejo dase unha variedade de aceituna que recibe o nome de gale-ga. Parece ser que actual-mente están por alí embaixo a facer un aceite univarietal de galega que resulta moi ben. Antes a aceituna galega só entraba na composición de aceites multivarietais.

Por que a caste leva tal nome? Para Barro debido ao desprezo que existe en Por-tugal desde os séculos XIV e XVII por todo o que sexa ga-lego; desprezo herdado dos casteláns que anexionaran o reino occidental no chama-do “tempo dos Filipes”. Se unha aceituna é pequeña e de baixa producción, será galega. Tanto desprezan, por ruín e cativo, o galego en Por-tugal que houbo aldeas cha-madas Galegos ou Galega que mudaron o seu nome por achalo vergoñento. Ba-rro fainos acordantes dunha coñecida incursión erudita de Pensado Tomé sobre este episodio revelador: “Aldeas (portuguesas) que no qui-sieron ser gallegas”. Non é de extrañar. Estes días un grupo de vecinos aseñorita-dos do concello de Poio an-da en campaña para lle qui-tar o nome do Porco a un ca-mino. E, xa no pasado Pérros se convertiu en Os Ánxeles (Antón Palacios) e Montene-gro sinistro convertiuse na-da menos que en Vilalba es-plendorosa.

Cativa, sen dúbida, resul-tou que a aceitona galega é moi saborosa. Coma a uva albariña, non é de cantidade senón de calidade. E os pro-ductores de bon aceite alen-tejano decidiron fachendear de univarietais feitos de ga-lega. Pepe Barro, para de-mostrar os seus puntos de vista, manda para o Fondo dos Espellos unha garrafa que moito agradecemos: HERDADE DO ESPORAO-AZEITE VIRGEM EXTRA. ALENTEJO-PORTUGAL. GA-LEGA. Temos noticias de ou-tros aceites de galega: QUIN-TA DO CARRIL e OUROGAL.

É coñecida a aceituna ga-lega en Galicia? Coido que non. Polo que nos di o estu-doso das nosas oliveiras Aní-bal Cid Babarro (Raigame, Ourense, 2009) as castes que se identifican en Galicia son tres: brava, mansa e de fóra.

Esta a ser frecuentes que empresas portuguesas de aceites de calidade produ-zan tamén viños aprezados.

Para poñerse en contacto Para poñerse en contacto Para poñerse en contacto Para poñerse en contacto con No Fondo dos Espellos es-con No Fondo dos Espellos es-con No Fondo dos Espellos es-con No Fondo dos Espellos es-cribir a este enderezo:cribir a este enderezo:cribir a este enderezo:cribir a este enderezo:

X. L. Méndez Ferrín

FARO DE VIGO Rúa Uruguay, 10-A

Aptdo. Correos, 91. VIGO

CAIXA POSTAL

orreu Enrique IV en 1474 deixando herdei-ra dos seus reinos, en-

tre eles o de Galicia, a súa filla Xohana. Pro un forte partido non acata a decisión e apoia, pa-ra a sucesión, a Isabel, irmá do rei morto. Os rebeldes partida-rios de Isabel alcumaron a Xo-hana de La Beltraneja, propalan-do así a especie de esta ser filla, non do rei, senón dun tal Beltrán de la Cueva. Os promotores de Isabel, que pasaría á historia de España como La Católica, e os de Xohana, coñecida na historia de Galicia e Portugal como A Ex-celente Señora, enfrontáronse en dura e confusa guerra civil que axiña se internacionaliza-ría. A razón é esta: Xohana casa-ra co rei Afonso V de Portugal e Isabel fixo o propio con Fernan-do de Aragón. Tal guerra tivo un-ha grande repercusión nunha Galicia recentemente asolada pola represión feudal que se exercera contra os irmandiños.

Por Isabel levantáronse en Galicia o arcebispo Afonso II de Fonseca e condes coma os de Lemos e Monterrei. Por Xohana, herdeira lexítima, fixéronno, en-tre outros nobres, dous persona-xes novelescos e heroicos. Pedro Álvarez de Soutomaior, conde de Caminha e dito Madruga, e máis Pedro Pardo de Cela, que se impuxera a el mesmo o título de Mariscal.

A guerra xeneralízase ao inva-dir Galicia Afonso V de Portugal e ao chegar tamén aquí unha ar-mada e tropas de terra castelás mandadas por un tal don La-drón de Guevara. Durante varios anos correu en Galicia o sangue e déronse fortes feitos de armas. Todo o Norte mantívose por do-na Xohana grazas ao mando do Mariscal. O Sul, con intermiten-cias, tamén se mantivo fiel á Ex-celente Señora grazas ás forzas e a determinación de Madruga. Apreixada por esta tanaza viuse Compostela, onde exercía o pontificado o galego máis intri-gante do século XV: Afonso II de Fonseca. Con sumo desorde, por aquí e acolá, por mar e por terra, movíanse os efectivos expedi-cionarios de Portugal e de Caste-la, axuliada por Aragón esta.

Logo, en 1479, Portugal renun-ciou á causa de Xohana asinan-do un tratado de paz que intro-nizou a usurpadora Isabel La Ca-tólica. Pero Pardo de Cela resis-tiu bravamente o exército de Castela. Cando non lle ficaba ou-tro reparo ca o castelo da Frouseira, foi preso mediante treizón e condenado a morte. Decapitáronno en Mondoñedo o 17 de Nadal de 1483. En canto a Madruga, mantivo un tempo a resistencia e seica foi morrer a Alba de Tormes (aínda Alfonso Philippot lle concedeu unha no-va vida identicándoo con Cristo-vo Colón). Até 1486 duraría a guerra en Galicia.

Como dixemos, Xohana esta-

ba casada con Afonso de Portu-gal e Isabel con Fernando de Aragón. Na realidade, entre 1474 e 1486 defrontáronse dous pro-xectos de poder político que protagonizaban as casas reinan-tes de Portugal e de Aragón. Un occidentalista e o outro levanti-no.

Se triunfase o proxecto de Xo-hana e Afonso V, sostido polas fi-guras senlleiras do Mariscal e de Madruga, Galicia restauraría a unidade co seu propio Sul, per-dida pola secesión de Afonso Henriques. En lugar de se caste-lanizar, galego e portugués posi-belmente evoluirían a un (esta vez si) “galegoportugués” de no-vo tipo. A capital estaría en Lis-boa. O poder marítimo de Portu-gal sería beneficioso e positivo para os portos galegos. En alian-za estratéxica con Inglaterra, ex-tenderíase un comercio e unha expansión polos cinco conti-nentes nos que nós participaría-

mos. Castela, en troques, vería acentuar decadencia agrícola e artesanal, mentres abortaba a súa expansión americana. A lin-gua dominante sería o novo “ga-legoportugués”, que as elites de Valladolid ou Sevilla irían adop-tando. Se isto ocorrese así, como non ocorreu, tal vez hoxe hoube-se en Castela nacionalistas ex-

cluíntes defenden-do a “lengua caste-llana” fronte á do-minación secular galegoportuguesa. Incluso podería ha-ber hoxe en Burgos unha sociedade chamada Castela Bilingüe que defen-dese a libertade de falar sempre gale-goportugués e de non vivir en caste-lán. Unha socieda-de de casteláns arrenegados.

Se o mundo fose por tal camiño, co triunfo de Xohana, a situación de Ara-gón, con Cataluña, Valencia, Baleares e os territorios italia-nos, sería lastimei-ra. Isabel, fracasada, non tería outra fun-ción ca a de raíña consorte e non rei-nante. En decaden-cia a prosperidade e a seguranza medi-terránea por pre-sión do Turco, Fer-nando nunca pode-ría facerse coa Na-varra subpirenaica. Ese Aragón e eses Países Cataláns es-terían destinados a cair baixo o poder francés. Se cadra, sometida a Francia, hoxe a lingua e a cultura da expre-sión catalá pode-

rían encontrarse en situación tan precaria coma a lingua e a cultura de expresión occitana.

Con certeza, a seguramente para desgraza de Galicia, a histo-ria ibérica non se revolveu no século XV nunha unificación polo Oeste senón por unha uni-ficación polo Leste. De maneira que Galicia ficou soa a ollar pa-ra o Atlántico, arredrada para sempre de Portugal. Galicia re-duciuse ao seu propio e extre-mo curruncho (a Esquina Verde de García Martí) e foi desapare-cendo da historia até se conver-ter nun espazo imperceptíbel, subalterno e vastamente despre-zado. Desprezado mesmo por moitos dos seus fillos.

E terá algo que ver todo isto coas oliveiras e coas colleitas de aceituna en Galicia? Iremos ven-do o que, en sábados sucesivos, aparece desto no Fondo do Es-pellos. Ao mellor chegamos a conclusións.

Xurdiu nunha conversa o asunto, difícil para mín, das oliveiras e do aceite galegos. Falemos dos longos anos de guerra nobiliaria que se sucederon en Galicia entre a derrota da revolución irmandiña (1469) e a definitiva submisión do noso Reino en 1486

A Excelente Señora Xohana, alcumada “La Beltraneja” polos

seus inimigos.

NO FONDO DOS

ESPELLOS X.L. MÉNDEZ FERRÍN

M

Oliveiras en cuestión (1)

FARO DE VIGO Sábado, 9 de enero de 20104

Aceituna galega

Pepe Barro, artista plásti-co, deseñador gráfico e culta persoa é sabedor de que no Fondo do Espellos estamos preocupados pola produc-ción de aceite en Galicia. Di-nos que no Alentejo dase unha variedade de aceituna que recibe o nome de gale-ga. Parece ser que actual-mente están por alí embaixo a facer un aceite univarietal de galega que resulta moi ben. Antes a aceituna galega só entraba na composición de aceites multivarietais.

Por que a caste leva tal nome? Para Barro debido ao desprezo que existe en Por-tugal desde os séculos XIV e XVII por todo o que sexa ga-lego; desprezo herdado dos casteláns que anexionaran o reino occidental no chama-do “tempo dos Filipes”. Se unha aceituna é pequeña e de baixa producción, será galega. Tanto desprezan, por ruín e cativo, o galego en Por-tugal que houbo aldeas cha-madas Galegos ou Galega que mudaron o seu nome por achalo vergoñento. Ba-rro fainos acordantes dunha coñecida incursión erudita de Pensado Tomé sobre este episodio revelador: “Aldeas (portuguesas) que no qui-sieron ser gallegas”. Non é de extrañar. Estes días un grupo de vecinos aseñorita-dos do concello de Poio an-da en campaña para lle qui-tar o nome do Porco a un ca-mino. E, xa no pasado Pérros se convertiu en Os Ánxeles (Antón Palacios) e Montene-gro sinistro convertiuse na-da menos que en Vilalba es-plendorosa.

Cativa, sen dúbida, resul-tou que a aceitona galega é moi saborosa. Coma a uva albariña, non é de cantidade senón de calidade. E os pro-ductores de bon aceite alen-tejano decidiron fachendear de univarietais feitos de ga-lega. Pepe Barro, para de-mostrar os seus puntos de vista, manda para o Fondo dos Espellos unha garrafa que moito agradecemos: HERDADE DO ESPORAO-AZEITE VIRGEM EXTRA. ALENTEJO-PORTUGAL. GA-LEGA. Temos noticias de ou-tros aceites de galega: QUIN-TA DO CARRIL e OUROGAL.

É coñecida a aceituna ga-lega en Galicia? Coido que non. Polo que nos di o estu-doso das nosas oliveiras Aní-bal Cid Babarro (Raigame, Ourense, 2009) as castes que se identifican en Galicia son tres: brava, mansa e de fóra.

Esta a ser frecuentes que empresas portuguesas de aceites de calidade produ-zan tamén viños aprezados.

Para poñerse en contacto Para poñerse en contacto Para poñerse en contacto Para poñerse en contacto con No Fondo dos Espellos es-con No Fondo dos Espellos es-con No Fondo dos Espellos es-con No Fondo dos Espellos es-cribir a este enderezo:cribir a este enderezo:cribir a este enderezo:cribir a este enderezo:

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